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Dicha excepción se aplicó, por ejemplo, en el caso Segura vs. US (468 US 796, 1984), en un
supuesto relacionado con la investigación de un delito de tráfico de drogas, en donde la policía
entró en un domicilio sin mandamiento judicial, procediendo a la detención de los ocupantes y
permaneciendo en el lugar durante varias horas hasta que se obtuvo el preceptivo mandamiento.
Dicha autorización judicial se obtuvo gracias a los datos indiciarios existentes antes del registro
ilegal, por lo que solo se excluyó como fuente de prueba aquellos elementos que se había
encontrado con la entrada inicial, a la vez que se admitió lo descubierto tras ejecutarse el
mandamiento de entrada válido.
En el caso Bynum vs. US, de 1960, se aplicó también esta doctrina en un supuesto en donde se
excluyeron las huellas dactilares de un sospechoso tras una detención ilegal, pues se carecía de
indicios suficientes. En el momento de la detención se le tomaron las huellas dactilares que tras la
oportuna prueba pericial coincidían con las tomadas en el lugar del robo. No obstante, esta prueba
pericial se consideró ilícita por derivar directamente de la detención ilegal que se había practicado
sin tener causa razonable. A pesar de ello la policía presento con posterioridad una nueva prueba
pericial dactilar coincidente con las huellas dactilares halladas en el lugar del robo, pero sobre la
base de las huellas antiguas de Bynum que se encontraban en los archivos del FBI y que no tenían
conexión con las recogidas tras la detención ilegal. El Tribunal Supremo federal norteamericano
aceptó esta nueva prueba pericial al considerarla independiente y no relaciona - da con el arresto
ilegal.
Ejemplo 1: La Suprema Corte de los Estados Unidos admitió esta excepción en el caso Nix vs
Williams. En esta caso la condena de Williams por homicidio, se basó en la evidencia recogida del
cadáver de una mujer, localizado luego de que el imputado aparentemente influenciado por un
detective, quién le prometió que no sería interrogado por ningún abogado; le indicó, dónde estaba
el cuerpo. La Corte Suprema anuló el fallo la primera vez por considerar que se violaba la Cuarta
Enmienda, al extraer el detective la información sin contar el acusado con un defensor. La Corte
hizo notar que la evidencia sobre el lugar donde se encontraba el cuerpo y su condición, hubiera
sido admisible, si el cuerpo se hubiera podido localizar de todos modos, aun cuando no se
hubieran extraído las declaraciones de Williams. Posteriormente Williams es nuevamente
condenado al demostrarse que al momento en que daba sus declaraciones, ya una cuadrilla de la
policía buscaba el cuerpo a sólo dos millas media del lugar dónde se encontró y procederían a
revisar esa zona en las próximas horas, de tal manera que el cuerpo sería localizado de todas
maneras y en las mismas condiciones. Admitió la Corte Suprema por votación de 7 a 2, que incluso
no se requería la probar la buena fe de los policías en sus actuaciones, ya que el policía nunca
estará en posición de calcular si la evidencia buscada será inevitablemente descubierta.
Ejemplo 2: El Tribunal Supremo español, en la STS, Sala 2ª, de 4 de julio de 1997, admite la validez
de una prueba que es el resultado causal de una interceptación telefónica ilegal, como
consecuencia de su inevitable descubrimiento, aunque limita su aplicación a los casos de
actuaciones lesivas de la policía interviniendo buena fe. Por su interés, incluimos literalmente
parte del FJ 4 de esta STS, Sala 2ª, de 4 de julio de 1997: “en el caso actual el efecto expansivo de
la prueba ilícita aparece limitado conforme a la doctrina del «descubrimiento inevitable». A través
de la prueba testifical debidamente practicada en el acto del juicio oral, consta acreditado que la
acusada estaba siendo objeto de un proceso de vigilancia y seguimiento, anterior incluso al inicio
de la intervención telefónica, realizado por agentes de la policía, como consecuencia de
informaciones referentes a su dedicación habitual a la transmisión y venta de heroína a terceros.
Este proceso de vigilancia habría conducido, en cualquier caso, al descubrimiento de la reunión
celebrada en una cafetería entre la recurrente y sus proveedores de heroína «al por mayor». “Es
decir que, «inevitablemente» y por métodos regulares, ya había cauces en marcha que habrían
desembocado de todos modos en el descubrimiento de la entrega del alijo, realizada, como se ha
dicho, en un lugar público y sujeto a la vigilancia de los grupos de agentes que procedían al
seguimiento de la acusada. En consecuencia la alegación de que las pruebas adquiridas como
consecuencia de la intervención policial sobre la operación de entrega de la mercancía ilícita están
lejanamente relacionadas con alguna información genérica obtenida de la intervención telefónica
practicada al amparo de una autorización judicial insuficientemente motivada y deben por tanto
ser anuladas, no puede prosperar en el caso actual, pues —con independencia de ellos— las
referidas pruebas habrían sido ineluctablemente descubiertas de una fuente sin tacha, como son
las operaciones de vigilancia y seguimiento realizadas continuamente e iniciadas antes de la
decisión judicial que acordó la citada intervención, ...la limitación del «descubrimiento inevitable»
debe ceñirse a los supuestos de actuaciones policiales realizadas de «buena fe», para evitar que se
propicien actuaciones que tiendan a «acelerar» por vías no constitucionales la obtención de
pruebas que se obtendrían indefectiblemente por otras vías, pero más tardíamente..”.
En esta excepción se admite la existencia de un nexo causal entre la prueba ilícita inicial y la
prueba derivada, pero este nexo causal se presenta tan debilitado, tan atenuado, que hace que la
prueba derivada pueda ser admitida y utilizada en el proceso.
Exponemos a continuación algunos de los criterios que se han empleado para determinar cuándo
se puede atenuar suficientemente la conexión causal entre la prueba ilícita y la derivada para que
esta última sea eficaz:
Ejemplo 2: En otra decisión, la STC 54/1996, de 26 de marzo, el Tribunal admite la lesión del
derecho al secreto de las comunicaciones por falta de motivación de la resolución judicial
habilitante. Como consecuencia de la vulneración de dicho derecho, ha de aplicarse la prohibición
constitucional de valoración del material probatorio obtenido, así como de cuantas pruebas se
deriven directa o indirectamente de él. Ahora bien, el Tribunal considera que la propia declaración
voluntaria del acusado (recurrente en amparo), en la que admite la existencia de una entrevista,
de la que se deduce su participación en el delito, constituye prueba de cargo suficiente e
independiente de la prueba telefónica obtenida inconstitucionalmente. Se entiende que esa
prueba no ha sido afectada en su procedencia por la prueba inconstitucional, y es bastante para
acreditar la culpabilidad del recurrente.
La intervención de un acto libre de voluntad puede purgar el vicio. Cuando una prueba es obtenida
por la decisión libre de una persona se rompe el vínculo que podría unir la derivada de la principal
viciada.
El artículo 247 del Código de Procedimiento Penal establece que cuando el Fiscal tenga motivos
razonablemente fundados, de acuerdo con los medios cognoscitivos previstos en el código, para
creer que en el cuerpo del imputado se encuentran elementos probatorios y evidencia física
necesarios para la investigación, podrá ordenar la inspección corporal de dicha persona.
Pero antes de ello el juez de control de garantías debe autorizar dicha inspección corporal, a pesar
que se trata de una audiencia para ejercer un control sobre un acto de investigación, sea de la
Fiscalía, de la defensa y de la víctima sin duda es importante conocer cuál es la temática que
contiene ese acto de investigación, precisamente eso da cabida a comprender porque se necesita
un control previo, en la medida que es uno de los actos de investigación que puede trastocar el
derecho a la intimidad, esta audiencia la puede solicitar el fiscal, la víctima y hasta el propio
defensor, no es del rol del ministerio público peticionar este tipo de audiencias, pues no tiene
facultades investigativas, y sin duda se trata de una actividad que persigue probar un fin, algo,
pero se logra a través de esta dinámica.
Procedimiento que debe ser verificado en cuanto al trato que recibió el capturado durante su
detención física y el tiempo en que estuvo bajo custodia de funcionarios del estado hasta el
momento mismo en que es dejado a disposición del Juez de Control de Garantías; en cuanto al
tiempo transcurrido desde que fue aprehendido y el momento en que fue dispuesto ante el juez y
en general en cuanto a la no vulneración de ningún derecho de manera arbitraria o injustificada
con ocasión de la limitación de su libertad.
Ejemplos:
Audiencia para el control posterior por incautación de bienes con fines de comiso en el
sistema acusatorio
Audiencia de control posterior por retención de correspondencia
Audiencia de control posterior por interceptación de comunicaciones
Audiencias de trámite
1. La inmediación: no hay representantes ni delegados de las partes. Los actores reales (juez,
fiscal, imputado, defensor) toman contacto directo entre si; todos se enteran de lo que
sucede en la audiencia y quedan notificados ipso facto de lo que se resuelva allí.
2. La rapidez: lo que se discute y su resolución se realiza en un mismo momento. Y aún
cuando se puedan permitir cuartos intermedios no menos cierto es que la lógica del
sistema impone una drástica reducción de tiempos, ya que suele haber audiencias
pendientes. Por eso lo óptimo es que la decisión sea inmediata, basada en la información
que entregan las partes y con una breve fundamentación.
3. La informalidad: se destaca porque el vocabulario utilizado debe ser sencillo y abastecer al
mismo tiempo la publicidad de los actos de manera tal que puedan ser entendidos por el
hombre medio común. En este sentido hay que evitar un vocabulario jeroglífico, difícil de
entender y técnico, ya que normalmente el justiciable y la victima son legos en la materia
y deben comprender de qué se esta discutiendo y que se resuelve. Este intercambio de
información y de ideas, es más eficiente para producir acuerdos y circunscribir el objeto de
la discusión. El resultado es una evidente agilización del proceso.
4. Flexibilidad y multipropósito: la oralidad en un contexto de intercambio bilateral,
fomenta la solución temprana del conflicto, a partir de un menú de opciones
relativamente amplio (juicio abreviado, suspensión del proceso a prueba, archivos,
mediaciones, acuerdos probatorios, etc.), o incluso puede dar lugar a dictar o revisar una
medida de coerción. Por ello es un error aferrarse al título de la audiencia o al motivo
formal de la convocatoria. Por el contrario, siempre existe la posibilidad de tratar
cualquier otra cuestión que amerite la decisión del jueza partir de un intercambio entre las
partes. Por ejemplo en el marco de una audiencia de prueba, preparatoria del juicio oral,
se puede abordar la pervivencia o cese de una medida de coerción, o incluso una salida
alternativa. No existe ningún óbice legal a tal fin.
Ejemplo: