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Fase previa
Antes de elaborar el trabajo escrito con los tres apartados propuestos para el análisis de partituras se
recomienda conocer la obra por todas las vías posibles. La audición de varias versiones, la
investigación sobre la misma y la interpretación de algunas partes con el instrumento son tres pilares
principales que suelen dar resultados bastante positivos en cuanto a asimilación de la música a
analizar se refiere.
No siempre se tienen las tres. En caso de faltar la primera y la tercera propongo un ejercicio de
abstracción, de imaginar cómo suena la música que la partitura describe. Si falta la segunda siempre
es posible añadirla como anexo posteriormente.
Lo más útil y clarificador en muchos casos, un galimatías innecesario en otros, el trabajo sobre la
partitura sigue siendo útil e indispensable, tengamos la posibilidad de trabajar también con
grabación o no. En caso de anexarla a la presentación de nuestro análisis escrito trataremos con rigor
los asuntos de coherencia tipográfica y colores.
Trabajo escrito
Una vez pasada la fase previa y el análisis sobre la partitura elaboraremos un trabajo escrito en tres
fases:
1. GENERALIDADES
El esquema estructural es sensible de modificación según los parámetros que rijan la obra. Hay dos
factores comunes que rara vez cambian cuando elaboramos un plano de la partitura: la fraseología y
las tonalidades por las que vamos pasando. En cuanto a la fraseología, tomaremos como referencia
los compases. Hay dos opciones: articularla en sumas tipo 8 + 8 o directamente en número de
compases (1-16...) Integraremos en corchetes las diferentes subsecciones, transiciones, secciones,
etc.
Es posible insertar otros parámetros en el esquema siempre y cuando no vaya en detrimento de la
claridad del mismo.
3. REDACCIÓN
Armonía:
Melodía:
Ritmo:
Textura:
Dinámica:
Timbre:
Texto:
Relación del texto con la estructura y el nivel dramático de la obra, si está o no ligado a la
melodía, ritmo, armonía y de qué manera.
Cualquier opción es válida, si bien nuestro objetivo es lograr la mayor claridad posible.
Las redacciones que van desde el principio de la obra hasta el final son comunes aunque corren el
riesgo de quedar como una guía de audición.
Mejor opción es ir de lo grande a lo pequeño, es decir comenzar hilando desde la macroforma,
pasando por la mediana forma hasta lo motívico, la microforma. Otras veces convendrá más hacerlo
al revés. Siguiendo los conceptos de unidad y variedad (es decir, estableciendo paralelismos y
contrastes) puede ser conveniente incluso ir saltando en las dos direcciones.
Trataremos de finalizar la redacción con un apartado a modo de conclusión.