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H. 126. XXVI.

Herraiz, Héctor Eduardo c/ Universi-


dad de Buenos Aires s/ nulidad de
resolución.

Buenos Aires, 27 de diciembre de 1996.


Vistos los autos: "Herraiz, Héctor Eduardo c/
Universidad de Buenos Aires s/ nulidad de resolución".
Considerando:
1°) Que la Cámara Nacional de Apelaciones en lo
Contencioso Administrativo Federal, Sala IV, revocó la sen-
tencia de primera instancia y, por ende, admitió la demanda
promovida por Héctor Eduardo Herraiz contra la Universidad
de Buenos Aires por la inconstitucionalidad de la ley
23.115 y por la nulidad de las resoluciones administrativas
dictadas con fundamento en dicha norma. Contra tal
pronunciamiento, la demandada vencida dedujo el recurso
extraordinario federal (fs. 155/160) que le fue concedido
(fs. 168).
2°) Que el recurso es formalmente procedente toda
vez que se ha puesto en tela de juicio la
constitucionalidad de una ley del Congreso y el a quo se ha
pronunciado contra la validez de la norma y de los actos de
autoridad nacional dictados en su consecuencia (art. 14,
inc. 1° de la ley 48).
3°) Que, según surge de autos, el demandante
ocupó -en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la
Universidad de Buenos Aires- los siguientes cargos: a)
ayudante de 2da. -resolución 6110/62-; b) ayudante de 1ra.
-resolución 8387/65-; c) jefe de trabajos prácticos -
resolución 9823/67-; y d) adjunto ordinario por concurso en
la cátedra de Derecho Administrativo -resolución 15.649/72-
(fs. 33 y 52), cargo éste en el que fue confirmado a
propuesta del decano por resolución n° 985/77 del Consejo
Superior de la Universidad, de acuerdo a lo prescripto por
la ley 21.536.
-//-
-//-Posteriormente, la ley 22.207 estableció que las confir-
maciones dispuestas por aquella norma equivalían a una
segunda designación y otorgaban a sus beneficiarios la
estabilidad definitiva (arts. 24 y 79 de la ley 22.207).
4°) Que la ley 23.115 dispone: "A partir de la pro-
mulgación de la presente ley quedan anuladas de pleno derecho
todas las denominadas confirmaciones de profesores uni-
versitarios y los beneficios de estabilidad en el cargo ob-
tenidos por aplicación de la ley de facto 21.536, así como
cualquier otro efecto derivado de ese régimen" (art. 2°). A
su vez, establece que "El personal comprendido proseguirá en
el ejercicio de sus funciones con carácter interino hasta la
provisión de su cátedra por concurso según ley 23.068 y los
estatutos universitarios vigentes" (art. 3°). Con fundamento
en las disposiciones enunciadas, el Consejo Superior de la
Universidad aprobó -mediante la resolución n° 1144/87- el
llamado a concurso oportunamente elevado por la Facultad de
Derecho y Ciencias Sociales para cubrir, entre otros cargos,
el que ocupaba el actor como profesor ordinario adjunto -
dedicación simple- de Derecho Administrativo. El decano de la
citada casa de estudios declaró abierto el concurso perti-
nente por medio de la resolución 1987/87 del 29 de mayo de
1987, por lo que el demandante promovió la presente demanda a
fin de que se declarase la inconstitucionalidad de la ley
23.115 y la nulidad de los actos administrativos dictados en
su consecuencia; asimismo solicitó una medida cautelar
tendiente a suspender el llamado a concurso para la provisión
del cargo docente que desempeñaba, la que le fue concedida
(fs. 10/10 vta. y 23/24).
-//-
2 H. 126. XXVI.
Herraiz, Héctor Eduardo c/ Universi-
dad de Buenos Aires s/ nulidad de
resolución.

-//- 5°) Que la cámara declaró la inconstitucionalidad


de la ley 23.115 por entender que sus efectos retroactivos
afectaban derechos adquiridos infringiendo, de este modo,
la regla contenida en el art. 3 del Código Civil, con
mengua de la garantía de la estabilidad consagrada en el
art. 14 bis de la Constitución Nacional; además sostuvo
que el Congreso de la Nación se había arrogado funciones
jurisdiccionales al dejar sin efecto relaciones jurídicas
particulares que habían quedado consolidadas a la luz de la
legislación de facto; sobre la base de lo expuesto, declaró
la nulidad de los actos administrativos dictados con
fundamento en la ley 23.115.
6°) Que la cuestión a dilucidar consiste en
determinar si las leyes de facto invocadas por el actor le
confirieron a éste un derecho que se incorporó
definitivamente a su patrimonio y que, por ende, no era
susceptible de ser alterado -ni mucho menos extinguido- por
la legislación de jure posterior. La recurrente sostiene,
con apoyo en el precedente de este Tribunal "Gamberale de
Mansur" (Fallos: 312:435), que la confirmación de
profesores durante el gobierno de facto, requiere que el
gobierno constitucional posterior los reconozca de manera
implícita o explícita.
7°) Que esta Corte ha sostenido invariablemente
que las leyes pueden tener efecto retroactivo, bajo la
condición inexcusable de que la retroactividad de la
disposición no afecte derechos adquiridos, pues estos
últimos son, por su naturaleza, inalterables, y no pueden
ser suprimidos por
-//-
-//-ley posterior sin producir menoscabo al derecho de pro-
piedad reconocido en el art. 17 de la Constitución Nacional.
En este aspecto, no cabe efectuar distingo alguno entre las
leyes de facto y las de jure, pues tanto éstas como aquéllas
deben ajustarse a la doctrina enunciada. Ello es así, en
virtud de la condición jurídica que este Tribunal les ha
asignado a las normas dictadas por los gobernantes de facto,
pronunciándose a favor de su validez -mientras no sean dero-
gadas- (Fallos: 208:184, 225 y 562; 209:274 y 390; 222:63;
224:922; 247:416 y 464; 270:484; 295:264) y equiparándolas a
aquellas que emanan de los gobiernos legítimamente constitui-
dos (Fallos: 243:265 y 247:165). Estas consideraciones no
quedan desvirtuadas por la facultad que se le reconoce al
gobierno de jure de derogar las leyes y de dejar sin efecto
los actos del régimen de origen espurio que lo precedió, pues
resulta claro que la instauración de la normalidad
institucional no puede estar en pugna con el respeto a las
garantías que la Constitución consagra.
8°) Que con posterioridad al precedente de Fallos:
312:435, esta Corte ha reafirmado los principios expuestos en
más de un pronunciamiento (Fallos: 313:1483, 1621 y 314:
1477) y R.12.XXIV "Rodríguez Varela, Florencio c/ Corte Su-
prema de Justicia de la Nación s/ ordinario", pronunciamiento
del 23 de diciembre de 1992). De este modo, se ha retornado a
una línea jurisprudencial que tuvo vigencia durante treinta y
siete años (Fallos: 208:184 y 306:72) y que se sustenta, más
en "las primarias exigencias de la seguridad jurídica"
(Fallos: 243:265) que en motivos de índole afectiva tales
como la adhesión o el repudio al gobierno de facto de que
-//-
3 H. 126. XXVI.
Herraiz, Héctor Eduardo c/ Universi-
dad de Buenos Aires s/ nulidad de
resolución.

-//-se trate (confr. Fallos: 313:1621, antes citado,


considerando 3°).
9°) Que, en virtud de lo expuesto, cabe concluir
que la estabilidad conferida al actor por la legislación de
facto configura un derecho que se ha incorporado a su
patrimonio y que, por lo tanto, no puede ser desconocido
por la ley 23.115 -ni por ninguno de los actos
administrativos dictados en su consecuencia- sin agraviar
la garantía de la propiedad reconocida por el art. 17 de la
Constitución Nacional.
Por ello, se declara admisible el recurso extraordina-
rio y se confirma la sentencia apelada. Costas por su
orden, en atención a la modificación jurisprudencial que
importa el presente pronunciamiento (art. 68, segunda
parte, del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación).
Notifíquese y devuélvase. JULIO S. NAZARENO - EDUARDO
MOLINE O'CONNOR -CARLOS S. FAYT (en disidencia) -AUGUSTO
CESAR BELLUSCIO (en disidencia) -ENRIQUE SANTIAGO PETRACCHI
(en disidencia) - ANTONIO BOGGIANO - GUILLERMO A. F. LOPEZ
- GUSTAVO A. BOSSERT (en disidencia) - ADOLFO ROBERTO
VAZQUEZ (por su voto).
ES COPIA
VO-//-
4 H. 126. XXVI.
Herraiz, Héctor Eduardo c/ Universi-
dad de Buenos Aires s/ nulidad de
resolución.

-//-TO DEL SEÑOR MINISTRO DOCTOR DON ADOLFO ROBERTO VAZQUEZ


Considerando:
1°) Que la Cámara Nacional de Apelaciones en lo
Contencioso Administrativo Federal, Sala IV, revocó la sen-
tencia de primera instancia y, por ende, admitió la demanda
promovida por Héctor Eduardo Herraiz contra la Universidad
de Buenos Aires por la inconstitucionalidad de la ley
23.115 y por la nulidad de las resoluciones administrativas
dictadas con fundamento en dicha norma. Contra tal
pronunciamiento, la demandada vencida dedujo recurso
extraordinario federal (fs. 155/160) que le fue concedido
(fs. 168).
2°) Que el recurso es formalmente procedente toda
vez que se ha puesto en tela de juicio la
constitucionalidad de una ley del Congreso y el a quo se ha
pronunciado contra la validez de la norma y de los actos de
autoridad nacional dictados en su consecuencia (art. 14,
inc. 1°, de la ley 48).
3°) Que, según surge de autos, el demandante
ocupó -en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la
Universidad de Buenos Aires- los siguientes cargos: a)
ayudante de 2da. -resolución 6110/62-; b) ayudante de 1ra.
-resolución 8387/65-; c) jefe de trabajos prácticos -
resolución 9823/67- y d) adjunto ordinario por concurso en
la cátedra de derecho administrativo -resolución 15.649/72-
(fs. 33 y 52), cargo éste en el que fue confirmado a
propuesta del decano por resolución 985/77 del Consejo
Superior de la Universidad, de acuerdo a lo prescripto por
la ley 21.536. Posteriormente, la ley 22.207 estableció que
las confirmaciones dispuestas por aquella norma equivalían
a una segunda designación y
-//-
-//- otorgaban a sus beneficiarios la estabilidad definitiva
(arts. 24 y 79 de la ley 22.207).
4°) Que la ley 23.115 dispone: "...A partir de la
promulgación de la presente ley quedan anuladas de pleno de-
recho todas las denominadas confirmaciones de profesores uni-
versitarios y los beneficios de estabilidad en el cargo obte-
nidos por aplicación de la ley de facto 21.536, así como
cualquier otro efecto derivado de ese régimen..." (art. 2°).
A su vez, establece que "...El personal comprendido prosegui-
rá en el ejercicio de sus funciones con carácter interino
hasta la provisión de su cátedra por concurso según la ley
23.068 y los estatutos universitarios vigentes..." (art. 3°).
Que, con fundamento en las disposiciones transcrip-
tas, el Consejo Superior de la Universidad aprobó -mediante
la resolución 1144/87- el llamado a concurso oportunamente
elevado por la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales para
cubrir, entre otros cargos, el que ocupaba el actor como pro-
fesor ordinario adjunto -dedicación simple- de derecho admi-
nistrativo. El decano de la citada casa de estudios declaró
abierto el concurso pertinente por medio de la resolución
1987 del 29 de mayo de 1987, por lo que el demandante promo-
vió la presente demanda a fin de que se declarase la incons-
titucionalidad de la ley 23.115 y la nulidad de los actos
administrativos dictados en su consecuencia; asimismo, soli-
citó una medida cautelar tendiente a suspender el llamado a
concurso para la provisión del cargo docente que desempeñaba,
la que fue concedida (fs. 10/10 vta. y 23/24).
5°) Que el tribunal a quo declaró la inconstitucio-
nalidad de la ley 23.115 por entender que sus efectos retro-
activos afectaban derechos adquiridos infringiendo, de este
-//-
5 H. 126. XXVI.
Herraiz, Héctor Eduardo c/ Universi-
dad de Buenos Aires s/ nulidad de
resolución.

-//- modo, la regla contenida en el art. 3 del Código


Civil, con mengua de la garantía de la estabilidad
consagrada en el art. 14 bis de la Constitución Nacional;
además sostuvo que el Congreso de la Nación se había
arrogado funciones jurisdiccionales al dejar sin efecto
relaciones jurídicas particulares que habían quedado
consolidadas a la luz de la legislación de facto; sobre la
base de lo expuesto, declaró la nulidad de los actos
administrativos dictados con fundamento en la ley 23.115.
6°) Que la cuestión a dilucidar consiste en
determinar si las leyes de facto invocadas por el actor le
confirieron un derecho que se incorporó definitivamente a
su patrimonio y que, por tanto, no es susceptible de ser
alterado -ni mucho menos extinguido- por la legislación de
jure posterior. La recurrente sostiene, con apoyo en el
precedente de este Tribunal in re: "Gamberale de Mansur"
(Fallos: 312:435), que la confirmación de profesores
durante el gobierno de facto, requiere que el gobierno
constitucional posterior los reconozca de manera implícita
o explícita.
7°) Que esta Corte, desde antiguo, reconoció a
los gobiernos de facto la capacidad de dictar actos
administrativos y de gobierno (Fallos: 2:127; 165:199;
169:309; 178:377),
inclusive de naturaleza legislativa, a fin de mantener el
orden o cumplir con los fines de cualquier administración
(doctrina de Fallos: 208:184). Se trató de un
reconocimiento que provenía de la "fuerza de la necesidad"
(Fallos: 169:309) y de primarias exigencias de "seguridad
jurídica" (Fallos: 243:265).
Que, empero, con mayor énfasis que en otras épo-
-//-
-//-cas, a partir del año 1983 el Tribunal ha restado efica-
cia a tales actos en cuanto a su perduración en el período
democrático posterior al de facto. En ese orden de ideas, se
ha decidido que la validez de los actos y normas emanados del
Poder Ejecutivo de facto está condicionado a que, explícita o
implícitamente, el gobierno constitucionalmente elegido que
lo suceda lo reconozca (Fallos: 306:174, entre otros).
8°) Que si bien lo anterior no implica un descono-
cimiento in totum de los actos y normas emanados del gobierno
de facto, lo que de suyo supondría la implantación de un caos
(doctrina de Fallos: 306:72), sí representa, en cambio, el
sostenimiento de una premisa fundamental, cual es la de
reconocer el origen irregular de tales actos y normascon el
único y preciso objetivo de no condicionar el futuro
desenvolvimiento del gobierno democrático mediante la invoca-
ción que pudieran hacer individuos o personas jurídicas de
supuestos derechos irrevocablemente adquiridos al amparo de
la legislación de facto.
9°) Que esa doctrina, valiosa en sí misma por la
finalidad que persigue, tiene no obstante un límite muy con-
creto en cuanto se aplica al juzgamiento de la suerte que
deben correr, una vez fenecido el régimen de facto, aquellos
nombramientos de funcionarios realizados durante su vigencia.
En ese sentido, ninguna duda cabe que, por ejemplo,
la investidura de los jueces otorgada a la luz de normas de
facto y con desconocimiento del procedimiento constitucional
establecido para su selección y nombramiento, no puede
perdurar una vez que se reanuda el régimen democráti-
-//-
6 H. 126. XXVI.
Herraiz, Héctor Eduardo c/ Universi-
dad de Buenos Aires s/ nulidad de
resolución.

-//-co. Y ello es así, porque un gobierno de facto puede


eventualmente sancionar normas que, por la fuerza de los
hechos, recibirán válida aplicación en el futuro, pero de
ningún modo puede integrar los poderes de jure. En tales
condiciones, los afectados no pueden invocar derechos
irrevocablemente adquiridos al cargo para cuyo desempeño
han sido nombrados en épocas de facto. Tal el sentido de
diversas decisiones de esta Corte (Fallos: 306:174, entre
otros).
Que, sin embargo, no cabe extender igual criterio
a situaciones totalmente alejadas de hipótesis idénticas o
similares a la anterior, en la que no está en juego el
reconocimiento de funcionarios de facto que son titulares
de un poder estatal o que ocupaban cargos con
responsabilidad política, administrativa o judicial; y ello
debe ser así especialmente si la persona implicada hubo de
acceder al cargo de que se trata como la natural
consecuencia de haber transitado previamente una carrera
jerárquica, un escalafón, etc. o haber sorteado
satisfactoriamente concursos de oposición, y no por el
mérito de un acto de complacencia de la autoridad de facto,
lo que es muy distinto.
Que, frente a situaciones como la indicada, es
decir, de personas que accedieron al cargo por ser "de
carrera" según la expresión vulgar, y que no se
desempeñaron en funciones de responsabilidad política,
ejecutiva o judicial durante el gobierno de facto, parece
evidente que no militan las razones de orden superior
expuestas más arriba tendientes a preservar el actuar
futuro del gobierno democrático, y en su lugar, en cambio,
juega mutatis mutandi la doctrina,
-
//-
-//- seguida en los Estados Unidos de Norteamérica y recorda-
da por Constantineau, según la cual las personas designadas
por un funcionario de facto tienen título regular al cargo,
aun cuando aquél que lo ha nombrado sea posteriormente des-
tituido (conf. Albert Constantineau, "Tratado de la Doctrina
de Facto", t. 2, n° 346/348, págs. 550 y sgtes., Bs. As.
1945).
10) Que, desde la perspectiva que brindan estas úl-
timas apreciaciones, esta Corte no comparte el criterio ex-
puesto en el precedente registrado en Fallos: 312:435 inre
"María Eugenia Gamberale de Mansur c/ Universidad Nacional de
Rosario".
Que es evidente que reorganizar los cuadros de pro-
fesores de las universidades nacionales es cosa bien distinta
que reorganizar el Poder Judicial u otro poder público.
Y si bien pudiera verse en la reorganización del
plantel docente universitario un cometido esencial a cumplir
por el gobierno democrático, dicho propósito no puede ir en
contra del derecho de los profesores a la estabilidad en el
cargo lograda como fruto del seguimiento de la carrera do-
cente según las normas vigentes en el momento en que ello
aconteció.
Al mantenimiento de esa estabilidad, lograda -a no
dudarlo- con esfuerzo y dedicación, tales profesores tienen
un derecho irrevocablemente adquirido, que no puede ser des-
conocido mediante invocaciones genéricas referidas, por ejem-
plo, al vicio originario del acto de su nombramiento, a la
normativa que derogó el sistema clásico de periodicidad de
las cátedras etc., argumentos estos recogidos en el dictamen
-//-
7 H. 126. XXVI.
Herraiz, Héctor Eduardo c/ Universi-
dad de Buenos Aires s/ nulidad de
resolución.

-//- que antecedió la sentencia de la Corte registrada en


Fallos: 312:435.
En este sentido, los vaivenes políticos de la Na-
ción y las soluciones jurídicas que -aunque de excepción-
de tales vaivenes se derivan, no pueden volcarse, bajo
ningún punto de vista, en contra de la noble y sacrificada
tarea de enseñar cumplida en los términos referidos. Lo
contrario significa un desconocimiento de derechos
adquiridos a la luz de una labor fecunda y, lo que es peor,
una indisimulable expresión de prejuicio respecto de
quienes siguieron formando a los estudiantes de nuestro
país bajo un régimen de facto, lo que constituye por sí
mismo una injusticia que no necesita ser explicada.
11) Que, en virtud de lo expuesto, cada caso debe
analizarse en particular, siendo claro que las situaciones
no pueden ser idénticas, debiendo distinguirse, en
definitiva, aquel profesor que fue designado por la
autoridad de facto sin haber recorrido previamente carrera
docente alguna, de quienes sí transitaron ordenadamente
ella.
Así pues, partiendo de los antecedentes del actor
reseñados en el considerando 3°, cabe concluir que la
estabilidad que le confirió la legislación de facto,
configura un derecho que se ha incorporado a su patrimonio
y que, por tanto, no puede ser desconocido por la ley
23.115 -ni por ninguno de los actos administrativos
dictados en su consecuencia- sin agraviar la garantía de
propiedad reconocida por el art. 17 de la Constitución
Nacional.
Por ello, se declara admisible el recurso extraordina-
-//-
-//-rio y se confirma la sentencia apelada. Costas por su or-
den, en atención a la modificación jurisprudencial que impor-
ta el presente pronunciamiento (art. 68, segunda parte, del
Código Procesal Civil y Comercial de la Nación). Notifíquese
y devuélvase.ADOLFO ROBERTO VAZQUEZ.
ES COPIA
DISI-//-
8 H. 126. XXVI.
Herraiz, Héctor Eduardo c/ Universi-
dad de Buenos Aires s/ nulidad de
resolución.

-//-DENCIA DE LOS SEÑORES MINISTROS DOCTORES DON AUGUSTO


CESAR BELLUSCIO Y DON ENRIQUE SANTIAGO PETRACCHI
Considerando:
1°) Que Héctor Eduardo Herraiz inició demanda
contra la Universidad Nacional de Buenos Aires a efectos de
solicitar que se declarara la nulidad de la resolución
1144/87, dictada por el consejo superior de la citada
universidad, que había dispuesto el llamado a concurso para
cubrir, entre otros, el cargo de profesor ordinario adjunto
de Derecho Administrativo, que el nombrado ocupaba.
La resolución mencionada se basó en la ley 23.115
(B.O. 7 de noviembre de 1984) cuya constitucionalidad fue
impugnada por el actor y que, en su art. 2°, establecía la
anulación de pleno derecho de todas las "denominadas
confirmaciones de profesores universitarios y los
beneficios de estabilidad en el cargo obtenidos por
aplicación de la ley de facto 21.536, así como cualquier
otro efecto derivado de ese régimen".
2°) Que la Cámara Nacional de Apelaciones en lo
Contencioso Administrativo Federal (Sala IV) revocó la sen-
tencia de primera instancia, hizo lugar a la demanda,
declaró la inconstitucionalidad de la ley 23.115 y la
nulidad de las resoluciones que, con fundamento en ella,
dispusieron del cargo ejercido por el actor. Contra dicho
pronunciamiento, la representante de la demandada interpuso
recurso extraordinario que fue concedido.
3°) Que las cuestiones debatidas en la presente
causa son sustancialmente idénticas a las resueltas por el
-//-
-//-Tribunal en la causa "Gamberale de Mansur" (Fallos: 312:
435), en la cual se resolvió en favor de la validez constitu-
cional de la ley 23.115.
4°) Que esta doctrina jurisprudencial se funda en
la diferencia esencial que existe entre un gobierno de fuerza
y uno de jure y, por consiguiente, entre los actos y normas
que de ellos emanan. Por tal razón, "...cualquiera sea su
denominación, las disposiciones y órdenes coercitivas
dictadas por un gobierno de fuerza no son leyes conforme lo
dispone la Constitución Nacional y su condición es siempre
espuria..." (caso "Gaggiamo c/ Provincia de Santa Fe", Fa-
llos: 314:1477, voto en disidencia del juez Fayt, consideran-
do 6°).
5°) Que, contrariamente a lo que señala el voto de
la mayoría, de ninguna manera puede considerarse que la doc-
trina reseñada se base "en motivos de índole afectiva tales
como la adhesión o el repudio al gobierno de facto", sino en
la necesidad de que esta Corte cumpla con el primero y más
elemental de sus deberes, cual es el de ser custodio e intér-
prete supremo de la Ley Fundamental y los derechos en ella
consagrados.
En tal sentido, resulta útil recordar los conceptos
del Procurador General Sabiniano Kier en la causa "Cullen c/
Llerena" (Fallos: 53:420): "Una revolución puede proclamar
los más grandes ideales; puede llegar a realizarlos también.
Pero, mientras proceda sólo de hecho, aun con el esfuerzo de
sus armas, aun con el prestigio de sus victorias, dentro de
la Constitución no es más que un hecho sin consecuencias
inmediatas, en cuanto al régimen constitutivo del gobierno
republicano. La base ineludible de este gobier
-//-
9 H. 126. XXVI.
Herraiz, Héctor Eduardo c/ Universi-
dad de Buenos Aires s/ nulidad de
resolución.

-//-no está en la elección, porque la elección, por una


ficción de derecho, aproximada en cuanto es posible, a la
verdad, es la expresión de la voluntad popular, y para que
esa expresión de voluntad pueda constituir poderes
representativos de la provincia o Estado, es indispensable,
resulte demostrada por el voto libre de la mayoría. Una
revolución no puede, entonces, representar esa mayoría ni
ante los procedimientos de su actividad armada, ni ante las
exigencias del régimen electoral. El número de sus
afiliados, cualquiera que fuera, es inferior al de las
fuerzas inactivas respecto de la revolución armada, pero
activas por el derecho de voz y voto, en los comicios, que
únicamente pueden crear la representación de la persona
jurídica, cuyo conjunto de derechos constituye la provincia
o Estado..." (transcripto en el voto en disidencia del juez
Petracchi en la causa "Gaggiamo" cit., considerando 3°).
La doctrina que pretende la total equiparación
entre las normas de facto con las de jure parece respondera
un punto de vista criticado por Bluntschli: "...Así, como
no reconocen más derecho que el del triunfo momentáneo, así
también no admiten más errores que el de la derrota. Toda
rebelión merece a sus ojos castigo si fracasa en sus inten-
tos; pero es realmente legal si alcanza la victoria. Toda
usurpación es para ellos condenada si muere en la demanda,
así como es por ellos reconocida si obtiene buen resultado.
El fenómeno mudable es también a sus ojos la única norma,
aun con respecto al derecho. Déjanse llevar por la
corriente de la opinión y cambian de color y sentimiento
por cualquier
-//-
-//-conmoción que en sí sientan. Quieren hacer creer que de-
fienden el estado de cosas existentes, pero en realidad lo
van destruyendo. Se vanaglorian de seguir siempre la viva
transformación de las cosas y, sin embargo, rinden homenaje
tan sólo a lo que al presente tienen a la vista. No aprecian
elemento alguno ético-intelectual del derecho..." (citado por
Antokoletz en su nota crítica a la acordada del Tribunal del
10 de setiembre de 1930, "Jurisprudencia Argentina", Tomo 34,
págs. 5 y sgtes.; transcripto en el voto cit. del juez
Petracchi, considerando 3°).
6°) Que esta doctrina no presupone, por cierto, negar
toda validez a las normas de facto pues dicha solución
llevaría a un grave caos normativo. A los fines de evitar tal
peligro, el Tribunal resolvió que "...la validez de las
normas y actos emanados del Poder Ejecutivo de facto está
condicionada a que, explícita o implícitamente, el gobierno
constitucionalmente elegido que lo suceda la reconozca,...y
que la restitución del orden constitucional en el país re-
quiere que los poderes del Estado Nacional o los de las Pro-
vincias, en su caso, ratifiquen o desechen explícita o implí-
citamente los actos del gobierno de facto..." (caso "Gaggia-
mo", cit., voto en disidencia del juez Belluscio, consideran-
do 4° y sus citas).
7°) Que la ley 23.115, sancionada por el Honorable
Congreso de la Nación a los pocos meses de reinstaurado el
estado de derecho, al negar explícitamente toda validez a los
derechos surgidos bajo la ley 21.536, evidencia claramente
que no se ha operado la ratificación -expresa o implícita-
exigida por la jurisprudencia reseñada en el consideran
-//-
10 H. 126. XXVI.
Herraiz, Héctor Eduardo c/ Universi-
dad de Buenos Aires s/ nulidad de
resolución.

-//-do anterior como condición ineludible para la validez


de las normas emanadas de los poderes de facto. Ello
determina el acogimiento de los planteos de la recurrente y
la revocación de la sentencia apelada.
Por ello, se declara formalmente admisible el recurso
interpuesto, se revoca la sentencia apelada y se rechaza la
demanda de fs. 3/7 (art. 16, 2da. parte, ley 48). Con cos-
tas. Notifíquese y devuélvase. AUGUSTO CESAR BELLUSCIO-
ENRIQUE SANTIAGO PETRACCHI.
ES COPIA
DISI-//-
11 H. 126. XXVI.
Herraiz, Héctor Eduardo c/ Universidad
de Buenos Aires s/ nulidad de resolu-
ción.

-//-DENCIA DEL SEÑOR MINISTRO DOCTOR DON CARLOS S. FAYT


Considerando:
1°) Que Héctor Eduardo Herraiz inició demanda
contra la Universidad Nacional de Buenos Aires a efectos de
solicitar que se declarara la nulidad de la resolución
1144/87, dictada por el consejo superior de la citada
universidad, que había dispuesto el llamado a concurso para
cubrir, entre otros, el cargo de profesor ordinario adjunto
de Derecho Administrativo, que el nombrado ocupaba.
La resolución mencionada se basó en la ley 23.115
(B.O. del 7 de noviembre de 1984) cuya constitucionalidad
fue impugnada por el actor y que, en su art. 21 establecía
la anulación de pleno derecho de todas las "denominadas
confirmaciones de profesores universitarios y los
beneficios de la estabilidad en el cargo obtenidos por
aplicación de la ley de facto 21.536, así como cualquier
otro efecto derivado de ese régimen".
2°) Que la Cámara Nacional de Apelaciones en lo
Contencioso Administrativo Federal (Sala IV) revocó la sen-
tencia de primera instancia, hizo lugar a la demanda,
declaró la inconstitucionalidad de la ley 23.115 y la
nulidad de las resoluciones que, con fundamento en ella,
dispusieron del cargo ejercido por el actor. Contra dicho
pronunciamiento, la representante de la demandada interpuso
recurso extraordinario que fue concedido.
3°) Que esta causa evoca una cuestión esencial
para la vigencia en plenitud del sistema constitucional
argen
-//-
-//-tino, cual es la relacionada con la vigencia de las nor-
mas impuestas por los gobiernos de facto al reimplantarse las
instituciones de la Constitución Nacional, y si bien el tema
central en debate es sustancialmente análogo al resuelto por
el Tribunal en el causa "Gamberale de Mansur" (Fallos:
312:435) es necesario efectuar alguna precisión sobre el
particular.
4°) Que los poderes revolucionarios que pretenden
fundar las bases de una organización política luego perdura-
ble, han demostrado la imperiosa necesidad de justificar por
su función y revestir con ropajes de ley a las disposiciones
coercitivas o normas de orden que imparten sustentándolas en
la fuerza que detentan y en la pasividad de la ciudadanía que
no se halla en condiciones de cuestionar sus contenidos.
5°) Que las disposiciones de los gobiernos de facto, en
su ejecución constante durante largos períodos de quebranto
institucional, adquirieron a los ojos de los habitantes de la
Nación cierta eficacia. Esto es así, toda vez que la
habitualidad en la aplicación de una disposición a cierto
tipo de situaciones semejantes genera entre la población
algún grado de consenso pasivo. Efecto que no puede sanear
por si solo ni con sustento en la alegada "seguridad
jurídica" el vicio del origen con que cuentan estas normas
(Fallos: 314:407 -voto en disidencia del juez Fayt-).
6°) Que la doctrina jurisprudencial aludida se
funda en la diferencia esencial que existe entre un gobierno
de fuerza y uno de iure y, por consiguiente, entre los
-//-
12 H. 126. XXVI.
Herraiz, Héctor Eduardo c/ Universidad
de Buenos Aires s/ nulidad de resolu-
ción.

-//-actos y normas que de ellos emanan. Por tal razón, "...


cualquiera sea su denominación, las disposiciones y órdenes
coercitivas dictadas por un gobierno de fuerza no son leyes
conforme lo dispone la Constitución Nacional y su condición
es siempre espuria ..." (Fallos: 314:1477 voto en
disidencia del juez Fayt, considerando 61).
7°) Que, como se dijo en el voto disidente del
juez Fayt en Fallos: 307:338, "si la Nación está regida por
la Constitución, no hay mas ley que la sancionada y
promulgada de acuerdo a sus disposiciones. Los actos de
contenido legislativo emanados de otra fuente son nulos
(conforme doctrina de Fallos: 174:225), tanto si provienen
de un poder constitucional diferente, como de un poder de
facto. No existe diferencia esencial entre la nulidad de
una ley dictada por el Poder Ejecutivo constitucional o por
un tribunal judicial, y la de la ley dictada por un
gobierno de facto, sea proveniente de la voluntad expresada
individualmente por quien ejerce el Poder Ejecutivo de
hecho, o por éste acompañado de otro órgano también de
facto, como las juntas militares o comisiones de
asesoramiento legislativo".
8°) Que sin perjuicio de lo dicho hasta aquí -y
como también se expuso en ese voto- "media la posibilidad
de que los actos de tal índole sean ratificados o
convalidados por el Congreso, convirtiendo así en ley el
acto que no lo era. Esa ratificación puede ser expresa o
tácita, según lo ha resuelto esta Corte en las resoluciones
88/84 y 264/84, dictadas en los expedientes S.1650/83 y
S.372/84, respectivamente". En consecuencia, la validez de
las normas emanadas
-//-
-//-del Poder Ejecutivo de facto está condicionada a que el
gobierno constitucionalmente elegido que lo suceda la reco-
nozca (Fallos: 306:176).
9°) Que la ley 23.115, sancionada por el Honorable
Congreso de la Nación a los pocos meses de reinstaurado el
estado de derecho, al negar explícitamente toda validez a los
derechos surgidos bajo el imperio de la ley 21.536, evidencia
claramente que no se ha operado la ratificación legislativa
exigida por la jurisprudencia reseñada en el considerando
anterior como condición ineludible para la validez de las
normas emanadas de los poderes de facto, lo que determina la
procedencia de los planteos de la recurrente y la revocación
de la sentencia apelada.
Por ello, se declara formalmente admisible el recurso
interpuesto, se revoca la sentencia apelada y se rechaza la
demanda de fs. 3/7 (art. 16, 2da. parte de la ley 48). Con
costas. Notifíquese y devuélvase. CARLOS S. FAYT.
ES COPIA
DISI-//-
13 H. 126. XXVI.
Herraiz, Héctor Eduardo c/ Universi-
dad de Buenos Aires s/ nulidad de
resolución.

-//-DENCIA DEL SEÑOR MINISTRO DOCTOR DON GUSTAVO A. BOSSERT


Considerando:
Que los considerandos 1° al 4° y 6° al 7°
constituyen la opinión concurrente de los jueces Belluscio
y Petracchi con la del que suscribe este voto.
Por ello, se declara formalmente admisible el recurso
interpuesto, se revoca la sentencia apelada y se rechaza la
demanda de fs. 3/7 (art. 16, segunda parte, ley 48). Con
costas. Notifíquese y devuélvase. GUSTAVO A. BOSSERT.
ES COPIA

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