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ANÁLISIS DE GÉNERO Y
TEORÍA DE GÉNERO
Paradigma ético, visión filosófica y de la historia, acción democratizadora
Como paradigma ético inédito, como visión filosófica contemporánea, como óptica
renovada para comprender el desarrollo de la historia, y como acción política
democratizadora, la Teoría de Género tiene su punto de partida en el feminismo
contemporáneo. En los últimos años se ha iniciado un desarrollo en el campo apenas
roturado de la masculinidad crítica: algunos hombres reconocen los orígenes de sus
propias aportaciones en las obras y las acciones de las feministas, analizan las formas
dominantes de la condición masculina y plantean alternativas no sexistas y antisexistas
para las relaciones entre hombres, y de los hombres con las mujeres.
Cosmovisión de género
Las ideas, los prejuicios, los valores, las interpretaciones, las normas, losdeberes y
las prohibiciones sobre la vida de las mujeres y los hombres conforman las cosmovisiones
particulares de género, que son siempreetnocentristas. Cada persona se identifica con la
cosmovisión de género de su mundo y la cree única valedera, universal.
Perspectiva de Género
En la academia, en los movimientos y organizaciones feministas, en las organizaciones
ciudadanas y también en los organismos públicos e internacionales, se desarrolla una
visión explicativa y alternativa de lo que acontece en el orden de géneros. A esta visión
analítica encauzada hacia la acción institucional y civil se le conoce, precisamente,
como Perspectiva o enfoque de Género. Ya se acepta que quien se ubica en esa
perspectiva hace referencia a la concepción que sintetiza las teorías y las filosofías
liberadoras desarrolladas a partir de las contribuciones feministas a la cultura y a la
política.
Análisis de género
Las críticas desde la Perspectiva de Género emprendidas originalmente por las mujeres
feministas y enfocadas hacia el sentido y el orden del mundo y loscontenidos asignados a
sus vidas, han sido impulso fundamental de la aplicación y el desarrollo de esta
perspectiva. Sus aportes van desde la creación de conocimientos nuevos sobre viejos
temas, hasta la formulación de renovados argumentos y recursos interpretativos. Y pasan
por la legitimación de las concepciones de millones de feministas movilizadas en el
mundo para resistir y cambiar el orden patriarcal.
En este sentido, es notable cómo estas mujeres han convencido a muchas otras mujeres, y
a muchos hombres, gobiernos e instituciones internacionales, de la razón de sus razones y
de la urgencia de iniciar la resolución de problemas ubicándose desde la Perspectiva de
Género.
Ese encuentro se perpetúa en espacios que van de la academia a los organismos civiles
conocidos como oenegés, las agencias internacionales, las instituciones gubernamentales,
los pequeños grupos, las cooperativas, los sindicatos, los partidos, las iglesias...
Con todos esos productos de su creatividad, estas mujeres procesan y difunden lo que
inventan en todas las latitudes para enfrentar vidas en apariencia distintas pero en realidad
demasiado semejantes. Así, han globalizado la Perspectiva de Género en los canales
formales e informales destinados a intercomunicar a otros sujetos y a intercambiar otros
bienes. Y desde la concatenación de esos espacios primordiales han conseguido impulsar
su causa y convertirla en una causa social, en una causa de todos, mujeres y hombres,
organizaciones y organismos, Estados e instituciones internacionales.
La Teoría de Género hace converger a otras teorías históricas y sociales que se activan en
la cotidianidad con la Perspectiva de Género. Las políticas públicas y las acciones
civiles diseñadas desde esta óptica benefician a las mujeres y contribuyen
al desmantelamiento del patriarcado.
Esto está sucediendo a medida que se desarrolla la Teoría de Género y se expanden los
estudios y los proyectos de acción pública o civil en los que se aplica la Perspectiva de
Género.
Creación de cultura
Aunque con resultados desiguales, destaca en esa senda la realización de opciones ideadas
por las mujeres mismas. En medio de incomprensión y hostilidad, e incluso de acciones
con antiperspectiva de género, las acciones públicas y civiles y la participación social y
política que ellas impulsan, les han permitido ser destinatarias, beneficiarias y
protagonistas de procesos políticos particularmente importantes por sus alcances, y por
los cambios de mentalidad y actitud de los que son producto al tiempo que inciden en
ellos.
La problemática de género en que estamos inmersos mujeres y hombres, forma hoy parte
sustantiva en la construcción de la democracia y en la redefinición de los modelos de
desarrollo. Pero también de la resignificación de la vida personal y colectiva.
Las propuestas formuladas y las acciones emprendidas para cambiar van de lo macro a
lo micro, de la formación social a la persona, de la casa al Estado, de la localidad al
mundo, del género a cada quien, de cada persona a organizaciones incontables y a la
sociedad.
Muchos hombres y muchas mujeres que consideraron irrelevantes los problemas vitales
de las mujeres o incluso favorecieron la opresión genérica, hoy comprenden lo que es, la
rechazan y van aceptando la Perspectiva de Género parcial o integralmente.
Esta evolución está lejos de ser sencilla, y para avanzar en ella no basta con la convicción
ni con la voluntad traducida en propósito.
La representación del orden genérico del mundo, los estereotipos sociales y sus normas,
son fundamentales para la cultura y la subjetividad de cada quien. Se aprehenden desde el
principio de la vida y son componentes no aleatorios del propio ser. Son dimensiones
subjetivas arcaicas y en incesante renovación; por ello son fundantes: están en la base de
la identidad de género de cada quien y de las identidades sociales asignadas y
reconocidas.
La vida cotidiana se estructura sobre las normas de género. El desempeño de cada quien
depende de su manejo de esa normatividad.
Entre las poquísimas cosas que la mayoría de las personas acepta como indiscutibles,
están el significado de ser mujer y de ser hombre, los contenidos de las relaciones entre
mujeres y hombres, y los deberes y las prohibiciones para las mujeres por ser mujeres y
para los hombres por ser hombres. Cada quien a lo largo de su vida debe saber todo esto
muy bien, no dudar y ser leal al orden, asumirlo, recrearlo y defenderlo.
Como se basa en apreciaciones diferentes de esas mismas cosas, en otros valores y en otro
sentido ético, la Perspectiva de Género choca y se confronta con las convicciones más
arraigadas en la mente de casi todas las personas, con sus dogmas, sus lealtades y su
sentido del deber y de lo posible.
La crisis intelectual y afectiva que produce el contacto con ideas, valores y propuestas
distintas a las asumidas como propias sin haber reflexionado profundamente sobre ellas,
es enorme. La mirada desde la Perspectiva de Género lleva a nombrar con nuevas
palabras las cosas conocidas, hace evidentes hechos ocultos y otorga a lo sabido otros
significados. Incluye el propósito de transformar el orden de poderes entre los géneros y,
con ello, la vida cotidiana, las relaciones, los roles y las normas legitimadoras del ser
mujer y del ser hombre. De manera concomitante, esa mirada inspira cambios en la
sociedad, en las concepciones del deber ser, del desear ser y del poder ser, así como en
las creencias y en el Estado.
Por ello esa crisis puede ocasionar malestar a las personas y a las instituciones
conservadoras, rígidas y proclives al orden patriarcal.
Alternativas originales
Las dimensiones del género no son ajenas a nadie. Son dimensiones de la vida de todos y
de la vida en común. Son dimensiones de la experiencia cotidiana, de la afectividad y de
la incumbencia entrañable de cada quien. Por eso la Perspectiva de Género no provoca
indiferencia: puede irritar, enojar, desconcertar, o bien generar sensaciones de afirmación,
seguridad y satisfacción por participar en la apertura de caminos nuevos.
Las personas y las instituciones dispuestas a cambiar aunque sea parcialmente el orden
patriarcal, buscan o desarrollan alternativas originales y encuentran en la Perspectiva de
Género palabras para nombrar experiencias conocidas y vías legítimas de acción.
También descubren aprobación a sus opciones inventadas a veces sin teoría ni ideología.
Hay también quienes hacen planteamientos semejantes desde otras perspectivas. Otras
apreciaciones teórica o formulaciones políticas pueden no contener explícitamente
propuestas con Perspectiva de Género. Pero al formularlas de cara a la realidad y al
encontrar en ella no sólo hombres, sino mujeres y hombres, o al toparse con las mujeres
aún cuando no las busquen, esas lecturas y propuestas se inscriben en los principios éticos
de igualdad, equidad y justicia.
La Perspectiva de Género suele ser cuestionada por quienes rechazan que desde ella sea
posible apreciar y comprender, sin simplezas ni esquematismos, procesos sociales y
políticos invisibles en otros planos. Es evidente que, al menos en parte, tal rechazo se
debe a la evidencia de que esta perspectiva exige de mujeres y hombres profundización y
reflexión, pero sobre todo cambios personales, íntimos y vitales que no pueden ser
asumidos fácilmente, sobre todo si en ello no va o no se percibe ningún imperativo de
sobrevivencia.
A partir de esas percepciones y por diversas razones, hay quienes conocen la Perspectiva
de Género de manera vaga y superficial. Y en esa dimensión intentan desarrollar
programas que mutilan al género de su imprescindible pedagogía crítica. En esas
condiciones, hay acciones que tienden a convertir al género y a su perspectiva en simples
elementos técnicos y rutinarios para justificar lineamientos y financiamientos. Así pueden
diluirse o perderse de vista los objetivos básicos de esas acciones: la mejor comprensión
de la realidad, la reorganización de la sociedad, la reconversión económica y política, y el
tejido de nuevas relaciones igualitarias, equitativas y justas.
Uno de los objetivos de esta Guía es anticipar los problemas así generados y proporcionar
algunos elementos para la visibilización de sus componentes y mecanismos, y para
enfrentarlos de la manera más adecuada posible con objeto de evitar que prevalezcan el
machismo, el hostigamiento y el boycot que los proyectos están destinados a desarraigar.
No hay que olvidar tampoco que, reduciendo de las situaciones de vida de los hombres.
También tienden a desvanecerse así la importancia fundamental que para la Teoría de
Género tienen los procesos, sus definiciones histórico-culturales, y, en todo ello, las
relaciones entre hombres, entre mujeres, de las mujeres con los hombres, y de ellas y ellos
con las instituciones.
que las mujeres y sus relaciones con los hombres pasen inadvertidas
que el tratamiento de los problemas sea fragmentario, superficial, circunscrito en
tiempos y recursos, sin conexión con los planteamientos globales
que la acción pública o civil tenga realmente pocas posibilidades de generar
cambios y muchas de mantener o acentuar los privilegios prevalecientes.
Desde la posición descrita como aséptica suele ignorarse (o pretender que se ignora) que
la Perspectiva de Género permite apoyar a las mujeres, pero que son ellas mismas
quienes hacen los cambios, se arriesgan y actúan para enfrentar situaciones insoportables
por injustas, para sobrevivir, para mejorar y para construir alternativas. Porque los
motivos de las mujeres no están en la Perspectiva de Género, sino en su vivencia del
género.
El concepto de género proviene de una teoría general que abarca categorías, hipótesis,
interpretaciones y conocimientos relativos al conjunto de los fenómenos históricos
construidos en torno al sexo.
El género está presente en el mundo, en las sociedades, en los sujetos sociales, en sus
relaciones, en la política y en la cultura. La Teoría de Géneropermite analizar y
comprender la condición femenina y las situaciones vitales de las mujeres, y también la
condición masculina y las situaciones vitales de los hombres.
Funciones semejantes cumplen las costumbres y las tradiciones que, además, cuentan con
el peso compulsivo de los mandatos de género, los desiderata,legitimados en el pasado.
Así, la división del mundo en privado y público es propia de esa organización, en la que
se estructuran la división del trabajo, las diferencias en la participación de mujeres y
hombres en los espacios y en las actividades sociales, la segregación sexual y los deberes
de intercambio y convivencia de género. Las relaciones íntimas, las relaciones de
contrato y de alianza, corresponden con la marca social de género. El psiquismo, los
comportamientos y las identidades femeninas y masculinas son también cambiantes y
corresponden a los mundos en que viven las mujeres y los hombres.
Desde otras perspectivas suele considerarse que las diferencias entre mujeres y hombres
son de procedencia natural o divina, que así han sido siempre y que así serán eternamente.
Por añadidura, pocas veces enfocan y reconocen el origen político de la inequidad, la
desigualdad y la injusticia vitales en las relaciones entre géneros. Por ello, desde esos
puntos de vista lo que le ocurre a las mujeres como tales y lo que pasa en las relaciones
entre ellas y los hombres carece de la importancia suficiente para generar acciones
destinadas a incidir en el desarrollo humano.
Así, también es posible saber cómo se construyen día a día la misoginia, la violencia
machista y la increíble capacidad de tolerancia y respuesta de las mujeres a la miseria de
sus vidas.
En esa forma quedan fuera de lugar los razonamientos según los cuales son innecesarias
las políticas y las acciones específicas para enfrentar la miseria de las mujeres porque
están incluidas en las políticas generales, y los que rechazan la necesidad de crear
empleos femeninos porque son iguales a los que ya han sido contemplados en los planes
generales. Y también la afirmación de que si las mujeres quieren ser iguales no deben
tener derechos, programas ni políticas específicos, porque con ellos se crearía una
diferencia imaginada como carencia masculina, y se establecería un privilegio femenino.
La ley y la realidad
Comprender y aceptar la Teoría de Género puede, por lo dicho hasta aquí, producir una
suerte de revolución intelectual personal ubicada en la transformación de las mentalidades
que distingue al final de este milenio.
Hace tiempo que el mito de la condición natural de los seres humanos suele apoyarse en
conocimientos científicos generados por la interpretación evolucionista de los procesos de
cambio en todos los seres vivos. La teoría de la evolución invalidó el origen divino de
todo lo existente y atribuyó secularmente a la naturaleza el origen de todo. Con el tiempo
esta explicación fue adosándose a las mentalidades religiosas y, al transfigurarse su
evocación bíblica en fundamento laico, la naturaleza quedó convertida en principio
creador con el mismo estatuto que antes había tenido el divino.
Tal argumentación dio lugar a otros mitos. Uno de ellos es el de la naturaleza animal de
la sexualidad humana, y otro más el de la determinación genética de todo lo que acontece
a las personas en el transcurrir de su existencia. A estos mitos se suma también el de
la determinación instintiva de las formas de comportamiento de mujeres y hombres.
Desde la Perspectiva de Género los instintos quedan fuera de las explicaciones de las
motivaciones humanas, y dan paso a lo bio-socio-psico-cultural en la vida de los seres
humanos para encontrar interpretaciones adecuadas en la construcción de la subjetividad,
en los pactos sociales y en las normas. La Perspectiva de Género corresponde con una
cultura emergente y con un paradigma crítico y alternativo a los actualmente
predominantes.
Las propuestas de género mejor acabadas tienen en la mira una redistribución de los
poderes sociales, es decir, la transformación de los mecanismos de creación y
reproducción de esos poderes para deconstruir la opresión y la enajenación de género y
crear poderes democráticos. Sus primeros objetivos consisten, por ello, en mejorar la
calidad de la vida de mujeres y hombres para desarrollar opciones sociales dignas y una
renovada cultura que ponga en el centro a lo humano, a las mujeres y los hombres, a su
igualdad y a la equidad y la justicia en sus relaciones.
Adoptar la Perspectiva de Género significa por ello tomar posición ante a la opresión de
género, atestiguar los daños y la destrucción ocasionados por esa opresión, y contribuir a
diseñar el perfil de las alternativas para erradicarla.
La Perspectiva de Género abarca todas las acciones prácticas que se realizan en todo el
mundo para edificar opciones de vida que posibiliten de manera simultánea y
concordante el desarrollo de cada persona, de cada comunidad, de cada nación y, desde
luego, de cada género.
Seyla Benhabib y Drucilla Cornel. Teoría feminista y teoría crítica. Alfons el Magnánim,
Valencia, 1990. Páginas 9-28
Seyla Benhabib y Drucilla Cornel. Teoría feminista y teoría crítica. Alfons el Magnánim,
Valencia, 1990. Páginas 9-28
Estas autoras, cuyo libro se publicó por primera vez en 1987, se ubican en la teoría
crítica de la Escuela de Frankfurt y dan aliento al feminismo contemporáneo en sus
corrientes más importantes, y contribuyen a la deconstrucción del patriarcado.