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En toda sociedad de seres humanos es posible distinguir dos elementos distintivos: las personas o agentes
sociales y las condiciones materiales en las que habitan, que pueden ser entendidas como “el mundo de los
objetos”. Dichos elementos se relacionan entre sí y generan los distintos acontecimientos que se
denominan prácticas sociales. Esta interacción entre hombres y objetos materiales no se da accidentalmente,
sino en el afán de sustentar alguna necesidad hasta alcanzar un estado de orden y control sobre la misma, de
manera que pueda ser imitada y que prevalezca en el tiempo, y de esta manera nacen las distintas prácticas
sociales.
Por otro lado podemos definir a la práctica política como el conjunto de actos que poseen un sentido y un
significado político, es decir, aquellos actos que se encuentran relacionados con la conquista y ejercicio del
poder, para la construcción de un orden social deseable según la idea de quienes los realizan. Toda practica
política procura acrecentar las condiciones de seguridad y libertad para el disfrute de los valores sustantivos de
la vida social (poder, respeto, rectitud, riqueza, salud, educación, habilidades, afecto) para el actor, su grupo o
la sociedad en su conjunto.
Las prácticas políticas también pueden agrupar al conjunto de acciones llevadas a cabo por ciudadanos que no
están necesariamente involucrados en la política de forma directa, y cuya acción pretende influir en el proceso
político y en el resultado del mismo. En este sentido, la practica política agrupa, dentro de su definición, a todas
las acciones colectivas o individuales, licitas o ilícitas, que apoyen o contradigan al orden establecido, acciones
mediante las cuales los distintos ciudadanos pretenden influir acerca del tipo de gobierno recto, así como en la
forma en que se gobierna cierto país, o en las decisiones que toman desde el gobierno y que afectan a la
comunidad o a sus miembros.
La filosofía estudia las distintas prácticas sociales y políticas de la actualidad a través de la ética aplicada o
filosofía práctica. La ética aplicada es la rama de la filosofía que enfatiza las relaciones entre el pensamiento,
la acción humana y sus efectos; principalmente en lo relacionado a la filosofía política y la ética.
Entre las funciones de la ética práctica se encuentran: *Aclarar en qué consiste lo moral bajo determinaciones
específicas, distinguiendo esto de los restantes campos prácticos como el jurídico, político o religioso. *
Fundamentar la moral aportando las razones para su existencia o bien denunciar que no la hay. * Intentar la
aplicación de los principios éticos descubiertos a los distintos ámbitos profesionales.
La ética aplicada tiene como campos de interés la bioética, la ética profesional, la ética empresarial y la ética
ambiental.
A partir de la creciente proliferación de estos problemas éticos distintos filósofos han reflexionado y concedido
soluciones a las distintas problemáticas sociales y políticas a través de la ética aplicada. En este enfoque ético
vinculado directamente con situaciones concretas, se destaca la resolución práctica, dando mayor importancia
al contexto, al análisis de las consecuencias y a la toma de decisiones. Es por ello que la ética práctica es más
prescriptiva que reflexiva, debido también a las características de los sectores en que se aplica, como el de las
prácticas sociales y profesionales. Así, el interés principal de la ética aplicada es el de proponer caminos
normativos a partir del análisis de los casos particulares
La bioética.
La rama de más reciente creación en la filosofía es la bioética, la cual se encarga del análisis de todos los
problemas relacionados con el valor y la conservación de la vida humana, animal y vegetal. La bioética abarca
también la reflexión de los problemas que surgen a la hora de aplicar la ciencia y la técnica fundamentalmente
en los ámbitos de la salud, la procreación, la alimentación y el medio ambiente. Así pues, en esta nueva rama
del saber, tanto biólogos como especialistas en ética reflexionan sobre distintos problemas relacionados con la
medicina y la biología. El objetivo que todos ellos persiguen consiste en prever y resolver situaciones
conflictivas como la que se ha creado a raíz del descubrimiento del genoma humano, la manipulación genética,
la clonación, la eutanasia y la donación de órganos.
La importancia de la bioética tiene que ver con la bondad de sus propósitos: salvar a los seres vivos del peligro
por la destrucción de su ambiente. No obstante, la bioética también cuestiona el valor absoluto de la vida, sobre
todo en casos en que esta trae sufrimiento a su poseedor como en el caso de la eutanasia.
Problemas de la bioética:
La eutanasia.
La palabra Eutanasia viene de la unión de dos palabras griegas eu= buena y thánatos= muerte. Su significado
entraña una acción positiva: quitar la vida a alguien para evitar su sufrimiento, ayudarle a bien morir. La
eutanasia se da en un contexto hospitalario, donde un paciente terminal, sin esperanza de sobrevivir. Sin
embargo, pese a su sentido positivo, podemos encontrar varios impedimentos religiosos, legales y morales que
limitan esta práctica. Desde las teorías éticas la eutanasia puede ser moral y jurídicamente admisible, siempre
que resulte compatible con la dignidad del individuo, respete los derechos humanos y forme parte del marco
normativo de un estado democrático y de derecho.
La eutanasia es una práctica social que afecta, no solo al paciente en estado terminal, sino a sus familiares y
amigos, además de a los distintos especialistas, específicamente médicos, que se encuentran ante la disyuntiva
moral, jurídica y profesional que significa asistir la muerte de un paciente. Por tal razón, de acuerdo con el
filósofo mexicano Alejandro Herrera, es necesario reinterpretar el juramento hipocrático, con el fin de que los
médicos puedan tener oportunidad de mantener a los pacientes en condiciones biológicas que les permitan llevar
una vida digna y no una miserable, sin por ello ser juzgados moral ni legalmente. Al cambiar el enfoque puede
mantenerse el juramento hipocrático al tiempo que se le puede dar al paciente una muerte digna cuando el
simple hecho de estar vivo no le reporta más que sufrimiento. Por otra parte, el profesor Herrera sostiene que,
ante los preceptos y creencias religiosas, las necesidades del paciente deben imponerse, sacrificando las
creencias en pos de su bienestar. En general, Alejandro Herrera propone que el juramento hipocrático debe ser
cambiado en razón de atender al bienestar general del paciente y se debe fundar en el marco de respeto sobre
sus propios valores y la percepción de su calidad de vida, dentro de los límites de convivencia con los demás.