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Problemas filosóficos relacionados con prácticas sociales y políticas.

Prácticas sociales y políticas


Una práctica social puede entenderse como el modo recurrente de realizar una cierta actividad, compartido
por todos los integrantes de una sociedad. Dichas prácticas son admitidas en una sociedad específica, pero
pueden resultar inapropiadas para otras, Una práctica social surge cuando los seres humanos producen las
condiciones necesarias para vivir en sociedad, para representar el mundo y para comprender sus propias
acciones.
Es importante recalcar que las distintas prácticas sociales no deben entenderse como correctas o incorrectas, ni
pensar que las prácticas sociales aceptadas por comunidades distintas a las nuestras, están erradas.
Cada sociedad construye sus propias prácticas en el tiempo y éstas constituyen una manera particular de hacer
las cosas, influenciada por diversos factores, es por esa razón que las prácticas sociales varían a lo largo de la
historia. No en toda época fue una práctica social aceptada el hecho de que las mujeres vistieran pantalones, o
que usaran bañadores en la playa, así tampoco el hecho de que un hombre use zarcillos o se tiña el pelo.

En toda sociedad de seres humanos es posible distinguir dos elementos distintivos: las personas o agentes
sociales y las condiciones materiales en las que habitan, que pueden ser entendidas como “el mundo de los
objetos”. Dichos elementos se relacionan entre sí y generan los distintos acontecimientos que se
denominan prácticas sociales. Esta interacción entre hombres y objetos materiales no se da accidentalmente,
sino en el afán de sustentar alguna necesidad hasta alcanzar un estado de orden y control sobre la misma, de
manera que pueda ser imitada y que prevalezca en el tiempo, y de esta manera nacen las distintas prácticas
sociales.

Por otro lado podemos definir a la práctica política como el conjunto de actos que poseen un sentido y un
significado político, es decir, aquellos actos que se encuentran relacionados con la conquista y ejercicio del
poder, para la construcción de un orden social deseable según la idea de quienes los realizan. Toda practica
política procura acrecentar las condiciones de seguridad y libertad para el disfrute de los valores sustantivos de
la vida social (poder, respeto, rectitud, riqueza, salud, educación, habilidades, afecto) para el actor, su grupo o
la sociedad en su conjunto.

Las prácticas políticas también pueden agrupar al conjunto de acciones llevadas a cabo por ciudadanos que no
están necesariamente involucrados en la política de forma directa, y cuya acción pretende influir en el proceso
político y en el resultado del mismo. En este sentido, la practica política agrupa, dentro de su definición, a todas
las acciones colectivas o individuales, licitas o ilícitas, que apoyen o contradigan al orden establecido, acciones
mediante las cuales los distintos ciudadanos pretenden influir acerca del tipo de gobierno recto, así como en la
forma en que se gobierna cierto país, o en las decisiones que toman desde el gobierno y que afectan a la
comunidad o a sus miembros.

Relación de la filosofía con las prácticas sociales y políticas.

La filosofía estudia las distintas prácticas sociales y políticas de la actualidad a través de la ética aplicada o
filosofía práctica. La ética aplicada es la rama de la filosofía que enfatiza las relaciones entre el pensamiento,
la acción humana y sus efectos; principalmente en lo relacionado a la filosofía política y la ética.
Entre las funciones de la ética práctica se encuentran: *Aclarar en qué consiste lo moral bajo determinaciones
específicas, distinguiendo esto de los restantes campos prácticos como el jurídico, político o religioso. *
Fundamentar la moral aportando las razones para su existencia o bien denunciar que no la hay. * Intentar la
aplicación de los principios éticos descubiertos a los distintos ámbitos profesionales.

La ética aplicada tiene como campos de interés la bioética, la ética profesional, la ética empresarial y la ética
ambiental.

A partir de la creciente proliferación de estos problemas éticos distintos filósofos han reflexionado y concedido
soluciones a las distintas problemáticas sociales y políticas a través de la ética aplicada. En este enfoque ético
vinculado directamente con situaciones concretas, se destaca la resolución práctica, dando mayor importancia
al contexto, al análisis de las consecuencias y a la toma de decisiones. Es por ello que la ética práctica es más
prescriptiva que reflexiva, debido también a las características de los sectores en que se aplica, como el de las
prácticas sociales y profesionales. Así, el interés principal de la ética aplicada es el de proponer caminos
normativos a partir del análisis de los casos particulares

La bioética.

La rama de más reciente creación en la filosofía es la bioética, la cual se encarga del análisis de todos los
problemas relacionados con el valor y la conservación de la vida humana, animal y vegetal. La bioética abarca
también la reflexión de los problemas que surgen a la hora de aplicar la ciencia y la técnica fundamentalmente
en los ámbitos de la salud, la procreación, la alimentación y el medio ambiente. Así pues, en esta nueva rama
del saber, tanto biólogos como especialistas en ética reflexionan sobre distintos problemas relacionados con la
medicina y la biología. El objetivo que todos ellos persiguen consiste en prever y resolver situaciones
conflictivas como la que se ha creado a raíz del descubrimiento del genoma humano, la manipulación genética,
la clonación, la eutanasia y la donación de órganos.

La importancia de la bioética tiene que ver con la bondad de sus propósitos: salvar a los seres vivos del peligro
por la destrucción de su ambiente. No obstante, la bioética también cuestiona el valor absoluto de la vida, sobre
todo en casos en que esta trae sufrimiento a su poseedor como en el caso de la eutanasia.

Problemas de la bioética:

La eutanasia.

La palabra Eutanasia viene de la unión de dos palabras griegas eu= buena y thánatos= muerte. Su significado
entraña una acción positiva: quitar la vida a alguien para evitar su sufrimiento, ayudarle a bien morir. La
eutanasia se da en un contexto hospitalario, donde un paciente terminal, sin esperanza de sobrevivir. Sin
embargo, pese a su sentido positivo, podemos encontrar varios impedimentos religiosos, legales y morales que
limitan esta práctica. Desde las teorías éticas la eutanasia puede ser moral y jurídicamente admisible, siempre
que resulte compatible con la dignidad del individuo, respete los derechos humanos y forme parte del marco
normativo de un estado democrático y de derecho.

La eutanasia es una práctica social que afecta, no solo al paciente en estado terminal, sino a sus familiares y
amigos, además de a los distintos especialistas, específicamente médicos, que se encuentran ante la disyuntiva
moral, jurídica y profesional que significa asistir la muerte de un paciente. Por tal razón, de acuerdo con el
filósofo mexicano Alejandro Herrera, es necesario reinterpretar el juramento hipocrático, con el fin de que los
médicos puedan tener oportunidad de mantener a los pacientes en condiciones biológicas que les permitan llevar
una vida digna y no una miserable, sin por ello ser juzgados moral ni legalmente. Al cambiar el enfoque puede
mantenerse el juramento hipocrático al tiempo que se le puede dar al paciente una muerte digna cuando el
simple hecho de estar vivo no le reporta más que sufrimiento. Por otra parte, el profesor Herrera sostiene que,
ante los preceptos y creencias religiosas, las necesidades del paciente deben imponerse, sacrificando las
creencias en pos de su bienestar. En general, Alejandro Herrera propone que el juramento hipocrático debe ser
cambiado en razón de atender al bienestar general del paciente y se debe fundar en el marco de respeto sobre
sus propios valores y la percepción de su calidad de vida, dentro de los límites de convivencia con los demás.

El maltrato hacia los animales.


A pesar de que muchas personas lo dudan, el cuidado de los animales entraña un sentido ético. Los animales,
en occidente, suelen ser vistos como autómatas sin voluntad ni sentimientos. Lo anterior es herencia del
antropocentrismo occidental que ha permeado nuestra cultura durante siglos. En virtud de esta creencia, el
hombre ha generado una falsa conciencia de dominio y explotación de los animales, una creencia que debe ser
erradicada de la mente de cada persona, situación que ha sido el trabajo de filósofos como Peter Singer, Tom
Regan y Paul Taylor.
Según Peter Singer, así como hay discriminación racial y sexual entre los hombres, existe también
discriminación hacia otros seres vivos, por pertenecer, supuestamente a una especie inferior. A tal tipo de
discriminación se le llama especismo. Ser especista significa no reconocer que hay otras especies dignas de
valoración moral en virtud de su sensibilidad.
Por su parte, Tom Regan propone establecer “Los derechos de los animales”, mientras que, Paul Taylor, ha
propuesto considerar una ética cuya principal función sea proteger a cualquier ser vivo de los daños ocasionados
intencionalmente, acusando a estos daños como acciones inmorales.
El aborto.
Otro problema que abarca la bioética, en tanto que dicho problema repercute sobre la conservación de la vida
es el aborto. El aborto puede ser entendido como la expulsión o extracción de parte o todo el producto de la
concepción, con anexos y sin ellos, antes de que pese 500 gramos p haya completado 20 semanas de gestación.
Existen varios tipos de aborto: el espontaneo y el provocado. El aborto espontaneo es aquel que se da sin
intervención directa y ocurre por alteraciones ovulares. Por otro lado, el aborto provocado es aquel donde el
hombre interfiere y puede ser inducido a petición de la interesada.
Desde el punto de vista filosófico le discusión sobre la legitimidad ética sobre el aborto se centra en la
concepción de la persona moral. Una persona moral es aquella que forma parte de nuestra comunidad moral, es
decir, el conjunto de individuos con los cuales tenemos derechos y obligaciones morales. En la actualidad
existen dos posturas irreconciliables respecto al aborto: Una de ellas defiende que el aborto es categóricamente
condenable, porque el feto, en tanto que es un ser animado, posee ya potestad moral. Otros consideran que el
feto no es una persona moral y por lo tanto no requiere consideraciones inherentes a las personas que sí lo son.
Los filósofos cristianos sostenían que no todas las personas comienzan a existir desde el momento de la
concepción. San Agustín y San Jerónimo decían que no todo feto tiene alma. Santo Tomas sostenía que el alma
no entra en el cuerpo en el momento de la concepción, sino hasta pasadas siete semanas de gestación. De
acuerdo con estos filósofos, el aborto era malo solo en el momento en que el alma entraba en el cuerpo
Aristóteles consideraba al aborto como medida útil de control de población, mientras que Hipócrates,
consideraba que no era moral ni útil llevar a cabo un aborto, situación que plasmo en su famoso juramento.
Por su parte la filósofa Margarita Valdés sostiene que la decisión sobre la calidad de persona moral del feto
radica en cada persona y que está ligada a un sistema de creencias y valores individuales que permiten decidir
el asunto de manera particular. Esto no equivale a decidir cualquier cosa, sino que el individuo es colocado ante
la obligación de decidir por sí mismo a través der decisiones honestas y razonadas.
Manipulación genética y clonación.
La historia de la manipulación genética ha comenzado primero por las plantas y los animales transgénicos,
luego fueron famosas las ovejas clonadas y, en la actualidad, se han dado otros casos, como por ejemplo la
clonación embriones humanos con fines médicos.
Desde la perspectiva de las teorías éticas, la manipulación genética somática en individuos adultos bajo su
consentimiento no genera problemas morales. En cuanto a la clonación, debemos tener en cuenta que no es una
forma de reproducción humana, de ahí que esté prohibida. Por su parte, la ética se opone a la clonación, puesto
que la integridad física de la persona es un derecho. Como consecuencia, cualquier persona puede exigir que
no se realicen copias de ella sin su consentimiento.
La ecoética.
Tradicionalmente la ética ha tenido como objeto de reflexión los comportamientos morales de los seres
humanos en sociedad, mientras que su conducta hacia el medio ambiente que le rodea parecía carecer de
dimensión moral. Así, la naturaleza ha sido considerada, desde una posición antropocéntrica, meramente como
el ámbito en el que el ser humano ejerce su poder, como un medio que debe ser dominado.
Así, el progreso ha sido entendido como el aumento de poder del ser humano para mejor dominar la naturaleza
y transformarla según su propio interés y beneficio. Por eso, el progreso de la técnica suele considerarse como
la respuesta definitiva a todos los problemas del ser humano porque permite el incremento de los bienes de
consumo y el consiguiente aumento del bienestar y la prosperidad. La aplicación técnica de la ciencia y la
economía industrial son los dos elementos básicos que sostienen esta posición, dando lugar a la sociedad de
bienestar y consumo, aquella sociedad en la que, una vez cubiertas sus necesidades básicas, aún se necesita una
mayor explotación de bienes y recursos para mantener la economía en funcionamiento. Esto ha generado una
serie de problemas de consecuencias imprevisibles que tienen que ver con la sobreexplotación de recursos y la
emisión de residuos contaminantes.
Varios son los problemas que ponen de manifiesto una verdadera crisis medioambiental de nuestro planeta. La
contaminación, la lluvia ácida, la deforestación, la desertización, el efecto invernadero y la superpoblación,
entre otros, dan cuenta de una situación realmente insostenible.
Para lidiar con los problemas derivados de la explotación y desgaste del medio ambiente, existen diferentes
propuestas ecológicas que defienden la protección, la gestión sostenible y la restauración del medio ambiente
como una forma de atender una necesidad humana.
Bajo esta problemática el filósofo Hans Jonás introdujo un nuevo precepto ético: el imperativo de la
responsabilidad, cuya formulación es la siguiente: “Actúa de tal manera que los efectos de tu acción sean
compatibles con la permanencia de una vida humana auténtica sobre la Tierra”. Este imperativo también aparece
expresado en su obra de forma negativa: “Actúa de tal manera que los efectos de tu acción no sean destructivos
para las futuras generaciones humanas”
Una de las más importantes prescripciones de la ecoética para la preservación del medio ambiente y del
equilibrio ecológico ha sido el modelo de desarrollo sostenible, un modelo de desarrollo que asegura las
necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para enfrentarse a sus
propias necesidades. El desarrollo sostenible postula el uso de los recursos (permitiendo su regeneración) y
minimiza el uso de los no renovables. Por ejemplo, el uso de las energías alternativas (solar y eólica) frente al
petróleo, el gas natural, el carbón o la energía nuclear. Las energías alternativas y renovables son muy
importantes para evitar los residuos: el modelo de desarrollo sostenible propone el uso de energías limpias, que
no contaminan, frente a aquellas altamente contaminantes. También la eliminación de todos aquellos residuos
no reciclables o biodegradables.
Prácticas políticas y filosofía.
Ya antes hemos definido a la práctica política como “el conjunto de actos que poseen un sentido y un significado
político, es decir, aquellos actos que se encuentran relacionados con la conquista y ejercicio del poder, para la
construcción de un orden social deseable según la idea de quienes los realizan” y también como “el conjunto
de acciones llevadas a cabo por ciudadanos que no están necesariamente involucrados en la política de forma
directa, y cuya acción pretende influir en el proceso político y en el resultado del mismo. En este sentido, la
práctica política agrupa, dentro de su definición, a todas las acciones colectivas o individuales, licitas o ilícitas,
que apoyen o contradigan al orden establecido.”
Comprendido dicho concepto, es necesario, para la progresión de este tema, que entiendas como se relacionan
las prácticas políticas y la filosofía.
Protesta política.
La filosofía es una disciplina eminentemente fundamental, esto quiere decir, que su intención primaria es prestar
fundamento intelectual a todo propósito humano, esto incluye a toda práctica social y política, por lo cual, si
pudiéramos situar espacialmente a la filosofía dentro de dichas prácticas, ella debería encontrarse en la base de
las mismas para poder servir de “soporte” sobre el cual apoyar y direccionar las distintas prácticas sociales y
políticas.
Por lo anterior, podemos inferir, que si queremos determinar la relación que guardan la filosofía y las prácticas
políticas y sociales, es necesario analizar los principios intelectuales que las constituyen.
En el caso específico de la protesta política, esta, como toda practica política, pretende generar un cambio en
las estructuras políticas y jurídicas, para generar mejoras extensibles a todos los miembros de la sociedad. Las
protestas políticas son movimientos gestados ante una sociedad represora que pretende modelar la totalidad de
la personalidad humana a partir de las necesidades del sistema político dominante. Las protestas más relevantes
de nuestro tiempo han sido inspiradas en el pensamiento filosófico de hombres como: Karl Marx, Ernesto “Che”
Guevara, Friedrich Engels y Herbert Marcuse.
La filosofía muestra su soporte a toda protesta política cuando nos ayuda a responder la pregunta “¿Cómo se
justifica este tipo de rebeliones o protestas?” De acuerdo con el filósofo Giussepe Amara, toda protestas o
rebelión política está justificada en tanto que, el sometimiento total del hombre a cualquier forma de restricción,
es imposible, porque el hombre no puede dejar de ser él mismo, y la inconformidad y la rebeldía siempre serán
inevitables, como lo es el sufrimiento y la desigualdad del que se somete.
La protesta política, como práctica política, pretende vincular la ética con la política, pues, en la determinación
de su propio origen, requiere establecer una diferencia moralmente remarcable entre el estado social o
gubernamental presente, y el estado ideal al que se pretende llegar a través de la protesta. Por tal razón, la
protesta política no se trata de un crudo realismo político enfocado en la búsqueda del poder y la dominación,
sino, en un verdadero y desinteresado anhelo de cambio de ideales democráticos u otros valores que chocan o
se contraponen con un sistema político reacio a la mejora y al cambio.
Desobediencia Civil.
La desobediencia civil es una forma de desobediencia política, que consiste en una ruptura con la legalidad
vigente, que tiene la finalidad, no tanto de buscar privilegios personales sino de modificar ciertas normas
sociales o políticas transgredidas, por otras que estén formuladas de manera más acorde con los intereses
generales. Intereses que, no obstante, han de ser identificados como universalmente observables.
Todo acto de protesta civil tiene como finalidad realizar una llamada de atención a la opinión pública sobre el
hecho de que una ley o política sancionada por las autoridades gubernamentales, puede derivar en situaciones
moralmente perjudiciales para la sociedad. La desobediencia civil se apoya en la ética para expresar la necesaria
universalidad de sus fines, ya que, ante el reconocimiento de la inmoralidad de ciertas prácticas políticas que
pueden influir solo en el beneficio particular de los gobernantes, esta práctica política llama a la necesaria
consideración del reconocimiento de las necesidades universales de la sociedad.
Un rasgo característico de la desobediencia civil es su ejecución de forma consciente, pública, pacífica y no
violenta, manteniendo una actitud de protesta contra la autoridad con el fin de rectificar los errores que ésta
haya cometido, a juicio de quienes protestan.
Un ejemplo claro de la verdadera significación de la desobediencia civil, se encuentre en la obra del filósofo y
ensayista Henry David Thoreau, quien, en su obra Desobediencia civil, elaboró su reflexión filosófica a partir
de su rechazo a pagar un impuesto del gobierno de la época destinado a financiar la guerra entre México y
Texas. Los propósitos intelectuales y políticos de Thoreau estaban más allá de su beneficio personal, él se
cuestionaba la conformidad del gobierno para cobrar impuestos que financiaban una guerra que él consideraba
injusta, sobre todo porque Estados Unidos tenía un gobierno que sostenía la esclavitud.
Thoreau creó un cierto tipo de resistencia no violenta pero persistente y nada pasiva. Suya es la afirmación de
que “Bajo un gobierno que encarcela a alguien injustamente, el lugar que debe ocupar el justo es también la
prisión”. Thoreau es considerado hoy como uno de los padres de la desobediencia civil. Afirma que "El gobierno
por sí mismo, que no es más que el medio elegido por el pueblo para ejecutar su voluntad, es igualmente
susceptible de originar abusos y perjuicios antes de que el pueblo pueda intervenir".

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