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EL PROYECTO DE VIDA DE JESUS ILUMINA Y FUNDAMENTA EL

PROYECTO PERSONAL DEL CRISTIANO


¿CUAL ES LA PROPUESTA DE JESÚS FRENTE A LOS MODELOS DE VIDA?
Proyecto de vida de Jesús de Nazaret
1. EL PROYECTO DE JESÚS

Jesús en su predicación no hizo otra cosa que dar razón de su


vida. Sólo decía lo que antes había vivido.

Todo hombre se siente llamado, cada día, a crecer en humanidad,


a ir un poco más allá de sí mismo, a trascenderse.

Jesús quiso crecer en humanidad, sometiendo las cosas, la


realidad y la propia vida al servicio de los demás. Había entendido
que esto era lo que Dios Padre quería de el.

Había comprendido que este era el proyecto de Dios, el Reino de


Dios.

Por ello, Jesús quiso que su vida fuera una respuesta personal a
Dios Padre. Por eso, buscaba continuamente su voluntad en todas
las circunstancias de cada día, aun en las más sencillas.

Por el contrario, el hombre, a lo largo de la historia, ha vivido con frecuencia dejándose dominar par las cosas,
aborreciendo al hermano, odiando, siendo egoísta.

2. JESÚS NUESTRA REFERENCIA DE VIDA

Jesús, al vivir de otra manera, según el proyecto Padre, se constituye para nosotros en:

VERDAD: La única realización autentica del hombre.

CAMINO: El único camino de identificación según el cual podemos realizarnos como auténticamente hombres.

VIDA: Nuestra vida será auténticamente humana, en la medida en que reproduzca la vida de Jesús y su
manera de relacionarse con Dios, con las personas, con las realidades del mundo.

Dios Padre nos ofrece a este Hombre, a Jesús, para que también nosotros lleguemos a ser hombres en
plenitud. A eso estamos llamados.

Creer es aceptar ese proyecto de Dios, haciéndolo propio. Creer es aceptar esa Verdad de "hombre", ese
Camino de "humanización" esa VIDA de Jesús, el Cristo.

3. EN EL CAMINO DE JESÚS

- Un camino que vamos hacienda, día a día.

- Un camino que, a veces, no sabemos cuando hemos comenzado.

- Un camino en el que encontramos dificultades.

- Un camino que no podemos recorrer en solitario, sino en unión de los que marchan a nuestro lado.

- Un camino realizado en grupo, en comunidad, sintiendo en medio de nosotros al Espíritu de Jesús que nos
impulsa a caminar.

- Un camino que supone el fiarse de los otros y del OTRO, de Jesús, creyendo en el.

- Un camino en el que tratamos de reproducir en nosotros la misma vida de Jesús:


- Vida abierta a Dios y a los demás.

- Vida que llega hasta la entrega completa y la donación por los otros..

- Un camino que hemos de recorrer conscientemente, aceptando el proyecto de Dios en todas las
dimensiones de nuestra vida: sentidos, sentimientos, racionalidad, "yo" profundo.

- Un camino que no vemos dónde desemboca, pero estamos seguros de que tendrá un final feliz, porque lo
estamos recorriendo, fiados en la Palabra y en la Promesa de Jesús.

- Un camino que nos lleva a ser hombres en la medida del hombre total y plena, Jesús, el Cristo.

4. DECIDIRSE… POR JESÚS

Decirse por Jesús, por su camino, por su estilo de vida es aceptarle como “el valor fundamental”, que orienta
toda nuestra vida, a todos sus niveles.

Decidirse par Él supone interpretar la vida con sus criterios, con sus formas de pensar y de valorar.

Decidirse por Él es optar por ser un hombre serio, totalmente humano, profundo, libre, justo: un hombre a la
altura del Evangelio.

Decidirse por Jesús, seguirle: he ahí el camino de la fe.

5. SUPONE...

- REVIVIR en nosotros a Jesús como proyecto de hombre, según su estilo de vida, sus actitudes ante la vida y
las personas, sus valores.

- REPRODUCIR en nosotros las actitudes de Jesús ante los acontecimientos de la historia, su forma de
actuar, su mentalidad, su forma de perdonar y de amar.

- RECONSTRUIR el mundo según el plan de Dios, poniendo como fundamento el amor y la comunión. En ese
mundo las coordenadas son:

o EI ser, y no el tener.

o EI servir, y no el poder.

o EI darse, y no el aprovecharse de los demás.

o EI usar de las cosas con sentido cristiano y no el abusar de ellas...

PROPUESTA DE JESÚS PARA LOS HOMBRES

Haciendo un corto análisis a cada bienaventuranza es posible hacer de alguna


manera paralelos con la situación colombiana y tomarlos como aportes para una
anhelada solución. Los aportes del Serón del Monte escrito por San Mateo son
grandes e importantes para el conflicto de nuestra nación, ya que de cierta manera el
ambiente en el cual San Mateo escribió estas reflexiones sobre Jesús, tiene grandes
similitudes con las actuales condiciones del conflicto interno armado.

Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos.


Como primer paso es conveniente ser pobres de espíritu, es decir dejar de ser
ambiciosos y ser humildes de corazón. Hay que librarse del sentimiento del egoísmo y
sentimiento personal para lograr tener conciencia de lograr el bien común antes que
nada. Si todos los colombianos son capaces de enfocar sus esfuerzos por el bien
común entonces la lucha por la paz será más evidente y sencilla.

Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.


La principal idea de esta bienaventuranza es tener la capacidad de convertir la tristeza
en una actitud fundamental. Se deben llorar los pecados y malas actitudes que se
hagan, reclamar y hacerse sentir ante las injusticias sociales que se viven en el país.

Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra.


Los mansos son aquellos que respiran serenidad en todo momento, incluso cuando
toda situación es adversa. Cristo mismo lo hacía hasta con quienes le traicionaban. Es
indispensable tener serenidad y control en todo momento ante los malos tiempos para
enfocar todo pensamiento hacia la busca de Dios y de la verdad.

Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.
Esta es una actitud totalmente moral. Tener hambre y sed manifiesta el máximo
cumplimiento de la vida divina en el hombre. El solo deseo de esta posesión llena al
hombre completamente de paz, cosa que ningún otro deseo logra, pues siempre se
siente hambre de más. Sed de justicia tenemos el 99% de los colombianos que
queremos que todo cambie, somos ambiciosos porque ya no podemos más.

Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.


La misericordia a la que Jesús promete la bienaventuranza es la que lleva al cristiano
a compartir efectivamente las desdichas del prójimo, tanto en sus angustias
materiales como espirituales. La misericordia como principal doctrina del cristianismo
es la conducta de ser capaz de sacrificar la felicidad propia por la del prójimo, meta
critica para lograr el bien común antes mencionado. Si somos capaces de entregar
parte de nosotros para que quede plasmado en el esfuerzo de una Colombia mejor,
alcanzaremos la misericordia.

Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.


Cristo, enseña que la calidad moral de la vida del hombre está en el corazón. Limpio
de corazón es aquel que, hasta donde es posible, mantiene su corazón limpio de
pecado. La limpieza de corazón agranda la capacidad de amar del hombre, que, como
tiene un corazón de carne, necesita querer, pero necesita querer rectamente,
sabiendo qué elige. El colombiano debe saber querer a su prójimo y respetarlo y
entenderlo como individuo. Uno de los grandes problemas de la violencia es esa
incomprensión hacia el prójimo diferente y su opresión.

Bienaventurados los pacíficos, porque ellos serán llamados hijos de Dios.


Eliminar toda discusión y enemistad es estar en paz. Toda alma que deja que Dios
entre en ella, encuentra la paz, que nada puede quitar. La falta de paz en el mundo, la
desconfianza de unos para con otros, todo ello tiene su origen en la falta de Dios. De
nuevo la busca por la paz, que es una meta de la mayoría de los colombianos,
consiste en eliminar toda discusión y enemistad. Aceptar al Dios de paz nos llevará a
un estado pacífico entre todos.
Bienaventurados los que padecen persecución por la justicia, porque de ellos es el
Reino.
Sólo quien esté cegado por las mismas fuerzas diabólicas puede negar su existencia.
Por eso no debe extrañar que quienes buscan de verdad la santidad sean siempre
objeto de persecución; Perseguidos estamos todos, unos más que otros, por la
violencia de nuestro país. Aquellos que son oprimidos por la violencia son los que
buscan la justicia y de ellos será el reino, el país, su tierra cuando sea culminada su
lucha.

San Mateo resumió en sus bienaventuranzas la propuesta de Jesús. Esta propuesta


se resume en una sola palabra: la misericordia. Ser capaz de dar para recibir es la
proyección de toda la vida de Jesús. Todas sus buenas obras, sus enseñanzas e
impresiones en las personas que vivieron con el reflejaban ese espíritu
misericordioso, entregado. Debemos ser concientes del hecho de dar. Si somos
capaces de sacrificar parte de nosotros para el prójimo, recibiremos de una manera
talvez no tan evidente lo que tanto anhelamos: paz. Que sean las bienaventuranzas
una síntesis de la propuesta de Jesús, una vida llena de enseñanzas sabias para
nuestra vida y la de todos los colombianos.

vEL PROYECTO DE JESÚS

1. J/PROYECTO:J/RD:
¿Qué quería? El proyecto de Jesús

DESCRIPCIÓN
Para describir lo que quería Jesús hay que apoyarse a la vez
en sus
palabras y en sus actitudes, en aquello por lo que optó y en
lo que
rechazó. En este punto, más que en los demás, las
primeras
comunidades han retenido, subrayado y coloreado según
sus
necesidades, lo que ellas captaban del proyecto de Jesús:
tendremos
que mantenernos atentos a esta observación.

-Reunir a todos los hombres en el movimiento del Reino


Jesús toma los medios más adecuados para reunir al mayor
número
posible de personas en el movimiento del Reino: proclama
por todas
partes la Buena Noticia 1, se dirige a las multitudes y no a
un grupo de
iniciados 2, quiere incidir en todas las categorías de su
época; nadie
queda excluido de su llamada a reunirse; más aún, El
mismo se
desplaza para llegar hasta los más maltratados, los que
sufren bajo el
peso de la vida o de sus pecados 3 y para lograr que
también ellos
entren en la reunión; dirige su invitación a los individuos
que encuentra,
pero también a las ciudades y pueblos tomados en conjunto
y se
extraña de su respuesta negativa 4. Manifiesta, sin
embargo, una
paciencia a toda prueba y alienta a sus discípulos para que
hagan lo
mismo cuando les cuenta, por ejemplo la parábola del trigo
y la cizaña 5
o la de la higuera estéril 6: antes de pronunciar un juicio
definitivo hay
que tener una enorme paciencia.
Siempre con un mismo anhelo: expresarse de manera que
todos
puedan comprender; por eso las parábolas están sacadas,
todas ellas,
de la vida cotidiana. Habla también por sus actos:
curaciones y perdón
hacen libre a la gente para que puedan unirse al Reino. La
invitación
está lanzada a todos los vientos, no se pueden diferir las
decisiones
para mañana: palabras incisivas, actos provocadores, todo
incita a
tomar partido ahora mismo. Esperando no se sabe a qué,
en vez de
decidirse, se corre el peligro de quedar fuera de la gran
asamblea,
fuera de la vida nueva ofrecida a todos.
Por lo demás, este Reino es algo hecho de antemano: no es
un lugar
en el que estar, ni una recompensa que se puede ganar.
Jesús rehúsa
ser rey a la manera de los hombres 7; desconfía cuando se
pretende
dar al Reino contornos demasiado precisos en el espacio y
en el tiempo
8: su Reino no es de este mundo 9. Jesús subraya la idea
de que el
Reino es una realidad que hay que acoger; y a partir de ese
momento
un nuevo universo podrá construirse, pero habrá que
romper con
muchos egoísmos y superar muchos obstáculos para
realizarlo. Por eso
Jesús tiene conciencia de que su mensaje de unidad no
traerá
necesariamente la paz 10.

-Iniciar los últimos tiempos de la humanidad J/ULTIMOS-


TIEMPOS Al
incitar a reunirse en el Reino, Jesús declara que con El se
inaugura un
período nuevo de la humanidad: «los últimos tiempos». Los
testigos
entendieron estas palabras como el anuncio de un final muy
cercano:
esperaban el advenimiento del mundo nuevo en aquella
misma
generación o en la siguiente 11, pero de hecho no sucedió
como lo
esperaban. ¿Que pasaba?
Aparte de algunas alusiones poco claras durante la vida de
Jesús,
los Evangelios colocan estos anuncios en los últimos días de
la vida de
Jesús, en la época de sus más vivas discusiones con sus
enemigos; se
presentan, pues, como palabras de esperanza dirigidas a los
discípulos
12. Evocan un cataclismo que afectará a todo el universo y
que traerá
consigo el establecimiento definitivo del Reino y la «vuelta»
de Cristo
triunfante entre los suyos. Estos «anuncios» requieren en el
lector un
particular esfuerzo de comprensión: tras las palabras hay
un mensaje
más profundo 13 que hay que descubrir. MUNDO/FIN:FIN-
MUNDO El
sol y la luna se oscurecerán, las estrellas caerán,
terremotos, guerras,
hambres desolarán la tierra: es una manera habitual de
expresarse en
el pueblo judío de aquella época para manifestar su
convencimiento de
que Dios interviene en el mundo y que Dios es tan grande
que su
intervención provoca necesariamente un trastorno
universal. Muchos
libros intentan describirlo. Jesús no hace más que usar las
imágenes
usuales entre las gentes cuando quieren decir que Dios les
va a visitar
y a traer la renovación total; y que esto sucederá con toda
certeza.
Toda la historia de los hombres puede entenderse a esta
luz. Cuando
todo quede transformado se verá claramente quién es la
fuente de tal
renovación: Cristo volverá habiendo reunido todo en torno a
sí.
Por extrañas que hoy nos puedan parecer estas
«predicciones»,
esclarecen diversos aspectos de lo que pretendía Cristo. En
primer
lugar, aparece claro que Jesús no propone a cada hombre
como final
un «cielo» como un lugar que cada uno alcanza
individualmente tras su
muerte. Su perspectiva es distinta: es, en primera
instancia, colectiva,
orientada a la construcción del universo nuevo de Dios en el
que todos
podrán, por fin, alcanzar su desarrollo integral, los unos
mediante los
otros. Existe ya la posibilidad de trabajar en esa dirección
porque el
Espíritu de Dios ha penetrado el mundo de los hombres.
Desde ahora
se puede y se debe adoptar los nuevos modos de vivir
propios del
Reino.
RD/IDENTIFICACION: En ese trabajo, el Reino está como en
germen
y jamás se le puede identificar con una determinada
realización
humana: está más allá de nuestros más bellos proyectos:
aun éstos
tienen siempre necesidad de salvación. Y la historia nos lo
demuestra
hasta la evidencia: ¡cuántos crímenes cometidos en nombre
de los más
bellos ideales!
Finalmente, estos textos nos dicen que la victoria de toda
la
humanidad es segura, tanto a nivel de cada hombre como a
nivel del
universo en su conjunto. La muerte puede inducir a pensar
momentáneamente que la victoria es del mal; pero de
hecho, si se la
vive como lo hizo Jesús, es la ocasión de manifestar la
plena confianza
en el Padre que es fiel y que conoce los caminos que nos
llevarán a
todos a una vida nueva.
J/VENIDA/PARUSIA PARUSIA/VENIDA-J: Los primeros
testigos
captaron esta perspectiva con una mentalidad fixista: para
ellos las
realidades del mundo eran inmutables. Para que se diera
una
transformación era necesario que se produjera un
cataclismo radical
que hiciera explotar a todo el conjunto: y así lo describen.
La
destrucción de Jerusalén el año 70, tras la insurrección de
los judíos,
fue para algunos la señal de que aquello estaba ya próximo,
para otros
la señal fue la persecución que empezaron a sufrir los
cristianos.
Hoy tenemos otra mentalidad: y necesariamente el
proyecto de Cristo
se nos presenta de un modo diferente. Hoy, y cada vez
más, sabemos
que los hombres pueden construir su destino; sabemos que
todo tiene
una causa y que podemos actuar sobre esas causas.
Certezas
científicas y técnicas nos dan la seguridad de que podemos
transformar
este mundo. La «vuelta» de Cristo no se nos presenta como
algo que
hay que esperar pasivamente, sino como la meta a la que
se orienta el
trabajo por la construcción de una humanidad nueva.
Construiremos el
Cuerpo de Cristo, anhelaremos su retorno trabajando cada
día en el
alumbramiento del universo nuevo de Dios.

-Organizar el nuevo pueblo de Dios RD/I:I/RD:


Jesús quiso desde el comienzo organizar en una comunidad
viva a
quienes se quisieran poner al servicio de este gran
proyecto: no se
conformó simplemente con que éste o aquél le siguieran
individualmente; él mismo eligió discípulos y les invitó a
seguirle. Lucas
cuenta cómo les lanzó esta llamada tras una pesca
sobreabundante 14:
Jesús les había facilitado aquella pesca extraordinaria y les
propuso
seguir aquel trabajo, pero con hombres y no con peces:
reunir a los
hombres en el movimiento del Reino será una «pesca»
mucho más
interesante y abundante. Entonces empieza a formarles
para la acción,
confiándoles tareas muy concretas: proclamar la Buena
Noticia en otros
pueblos y ciudades, curar y hacer retroceder al espíritu del
mal 15; en
una palabra: extender su propia acción 16. Al comienzo
Jesús les envía
nada más a los judíos 7, pero después de la resurrección les
abre la
perspectiva de una misión universal: «id, enseñad a todas
las
naciones...» 18.
Entre todos ellos distingue a los Doce: serán los cimientos
del nuevo
pueblo de Dios 19: su papel será el de conducirle como lo
hacía El
mismo, es decir, siendo los servidores de todos 20. Jesús
dedica
tiempo a darles explicaciones; vive comunitariamente con
ellos y se
sirve de los pequeños acontecimientos cotidianos para
formarles en
ese espíritu de servicio. Cambia a Simón el nombre y le da
el papel de
«roca» 21: deberá ser cimiento sólido y firme para sus
hermanos 22,
será la piedra sobre la que se asiente su «Iglesia» que
reunirá a
quienes respondan a la invitación misionera del Reino.
En la última cena que tomaron juntos, después de darles a
compartir
el pan y el vino, su Cuerpo y su Sangre, les manda hacer
aquello en
memoria suya 23. Ciertamente quería que renovaran
aquellos gestos y
aquellas palabras, pero sobre todo que renovaran lo que
significaban:
dad también vosotros vuestro cuerpo, verted vuestra
sangre, no
escatiméis vuestro sufrimiento por la vida del mundo 24.
Con todos sus gestos, con todas sus palabras, Jesús pone
los
fundamentos de un pueblo nuevo, con elementos de
organización y
señales de identificación. Pero aquella comunidad no tomó
verdadera
consistencia hasta el día en que los discípulos
experimentaron que el
Espíritu de Jesús habitaba en ellos: habían recibido el
aliento, la fuerza
y el fuego de los que vivía Jesús. Sumergidos en este
Espíritu,
renovados desde el interior, fueron entrando cada vez más
a fondo en
el proyecto de Jesús: y consagraron toda su existencia a
comunicar y
llevar a todos la buena Noticia. Sabían que todo había
quedado en sus
manos. Todavía hoy este impulso hacia el Reino es lo único
que puede
sostener a la Iglesia.
PARA SEGUIR REFLEXIONANDO
Jesús fue juzgado y condenado a muerte: durante su
proceso se le
acusó de muchas cosas: ¿quería ser el Mesías, el rey de los
judíos?
Fue el motivo de la condena de Pilato, que mandó se
pusiera en la
cruz: «Jesús de Nazaret, el rey de los judíos» 25. ¿Quería
Jesús
presentarse como el Hijo de Dios? La respuesta que El
mismo dio a
esta pregunta encolerizó al tribunal judío y le encaminó a la
muerte 26.
¿Quería destruir el templo como manifestaron algunos
testigos poco
dignos de crédito? 27. Vamos a intentar responder a estas
cuestiones y
así podremos conocer mejor el proyecto de Jesús.

-¿El salvador supremo?


¿Quería que le reconocieran como el Mesías, como el rey de
los
judíos? Es decir, ¿quería identificarse con la esperanza de
un
Mesías-Rey que venciera a los romanos invasores y formara
un reino
judío? 28; en el mejor de los casos los demás pueblos
serían invitados
a integrarse en él, si adoptaban las prácticas judías.
Cuando anuncia la absoluta proximidad del Reino de Dios,
Jesús se
expone al peligro de que se le entienda en esa clave: ajusta
su paso a
la esperanza inquieta de todo el pueblo. Pero lo hace de un
modo
extraño: en primer lugar, no se afirma claramente como el
Mesías:
cuando alguien lo proclama ante El, le exige silencio 29;
jamás da alas
al nacionalismo judío; trata, por el contrario, con gentes
sospechosas
como los samaritanos 30; reclama amor para los enemigos
31. Además,
en vez de apoyarse en las fuerzas sanas de la nación, en los
que han
dado pruebas de su fidelidad a la causa de Dios como los
fariseos, los
zelotas y otros grupos fervorosos, va en busca de los
ignorantes, de los
pecadores32, de gentes en connivencia con los ocupadores
33;
¡curiosos métodos, en verdad, para instaurar el Reino puro
y exigente
en que se soñaba!
RD/QUE-ES: Jesús muestra con claridad que se trata de
otra cosa:
reducir su Reino a la dimensión política, a un pueblo, a una
categoría
de personas, es lo contrario de lo que El quiere. Quiere un
mundo en el
que Dios con toda su potencia de vida y amor, pueda
hacerse cercano
a todos; pretende que una sangre nueva riegue toda la
realidad entera
para darla nueva vida 34. El Reino de Dios es Dios hecho
vida de los
hombres; es el punto final a un mundo insensato: los
oprimidos
liberados 35, los pecadores perdonados 36, el sufrimiento
eliminado
37, se acabó la muerte 38, ya sólo queda una permanente
resurrección, nuevas relaciones entre los hombres, se
acabaron los
primeros y los últimos 39, los amos y los esclavos 40, sólo
compartir,
hacer fiesta, tener una alegría exultante 41. Jesús quiere
lograr que
todos estén disponibles para acoger esta novedad del Reino
42. El
Reino de Dios, lejos de ser dimisión de la necesidad de
crear un pueblo
humano, dejándolo todo en manos de un Mesias-Rey, justo
y bueno del
que se pueda esperar todo, es una llamada a construirle,
llamada
dirigida a cada persona, a cada grupo humano, a cada
ciudad. Que
ante el amor del Padre que se muestra tan cercano, cada
cual invente
un «sí» portador de un amor que le renueve por completo,
a él y al
mundo del que cada uno es responsable.

-¿Hijo de Dios? J/HIJO-DE-D ¿Quería que se le reconociera


como
Hijo de Dios? Muchos en aquella época pretendían que este
título
correspondiera sólo al Emperador de Roma. La mayor parte
de las
veces consistía nada más en que el tal emperador imponía
su voluntad
sin explicaciones, exigía señales de respeto, de veneración
y adoración
verdaderamente humillantes. A eso se añadían, por
supuesto, buenas
ofrendas y regalos de todo tipo, plata, oro. La llegada de
este «Hijo de
Dios» señalaba, se decía, el comienzo de una edad de oro,
cosa que
era muy verdadera sobre todo para él, claro está.
Estos modos de proceder eran insoportables para la
mentalidad
judía: para ellos Dios era el Totalmente-Otro: nadie podía
arrogarse su
representación 43. Jesús, perdonando los pecados 44,
estableciendo
reglas distintas a las de la Ley de Moisés 45, se mete en el
terreno
reservado a Dios. Sin embargo, no se vislumbra en El señal
alguna de
explotación y de dominio 46: reconocer que Jesús es Dios
no consiste
en curvarse bajo la ley, sino en acoger el poder divino para
renovar,
para ponerse en pie y vivir en plenitud 47. En Jesús muere
la imagen
de un Dios cuyo poder consistiría en aplastar al hombre.
Jesús nos da
a conocer a un Dios, amigo de los hombres, que goza
viendo liberarse
a la humanidad 48 y que pone a disposición de todos su
Espíritu para
que puedan desarrollarse plenamente y puedan convertirse,
también
ellos, en hijos de Dios. Dios no necesita esclavos que estén
de rodillas
ante El, Dios quiere encontrar ante El personas con las que
pueda
entablar un diálogo de amor. Para Jesús ser Hijo de Dios no
es cubrirse
de privilegios, sino trabajar por animar a todos a
convertirse, con El, en
hijos de Dios.

-¿Destruir o construir?
¿Quería, en fin, destruir el templo 49 y todo lo que
significaba?
Algunos testigos levantaron su voz en el proceso de Jesús,
para
manifestar esta acusación: sabiendo lo que representaba el
templo
como poder económico, político y religioso, no nos puede
extrañar que
la gente espigara cuidadosamente las palabras y actitudes
de Jesús
referentes al tema.
Cuando Jesús arrojó a los mercaderes del templo proclamó
que se
convertiría en casa de oración para todas las naciones, dijo
algunas
palabras ambiguas: El podía reconstruir en tres días aquel
templo, y
daba con ello argumentos a sus adversarios. Pero la
cuestión era otra
bien distinta: para El destruir o reformar el orden antiguo
no significaba
nada. El venía a crear novedad 50.
Por eso desde el comienzo establece las bases de una
nueva
manera de reunirse; cuando escoge a sus discípulos, no
asume nada
de la antigua estructura religiosa: entre los Doce no hay
sacerdotes,
todos son gente común y corriente 51. No son hombres del
culto, sino
enviados en misión y llamados a dar su vida 52. Son los
cimientos de
una comunidad fundada sobre la llamada permanente de
Dios y sobre
la libre respuesta de cada uno. Ni ellos ni la comunidad
nueva tienen
privilegios que reclamar: ellos y ella están al servicio del
Reino, como
Cristo que lava los pies a los suyos como un esclavo 53. Su
papel será
el de preparar a toda la humanidad para que sea capaz de
recibir la
renovación. Se pasaba de una comunidad formada por la
pertenencia
social, y vuelta sobre su pasado, «los hijos de Abrahán», a
una
comunidad abierta, de libre elección y vuelta hacia el
mundo entero y
hacia el futuro del Reino 54.
Revelar a Alguien J/REVELADOR-DE-D ¿Qué resultados
quería
obtener Jesús? No es fácil responder, pues Jesús no se
expresó
claramente sobre esta cuestión. Pero eso mismo nos da ya
una pista.
Jesús no vino a darnos un catálogo de respuestas
prefabricadas. Al
contrario: en la narración de las tentaciones vemos que
rechaza la
imagen de un Dios que dispensa al hombre de buscar, de
crear y de
vivir. Todo en El es llamada a la responsabilidad, a la
creatividad
colectiva y a la liberación.
Jesús quiere que los hombres vivan con mayor plenitud;
quiere que
el mundo sea más humano. Para ello nos sitúa ante su
Padre; nos
enseña que el secreto de este mundo está en una Persona,
en un
Amor 55. Toda esta masa de átomos, estas constelaciones
innumerables, estas especies infinitas de animales y de
plantas, estos
miles de millones de rostros humanos que ya vivieron o
vivirán, todo
esto no tiene más que una explicación: el Amor; quien se
adhiera libre y
voluntariamente a ese Amor encontrará la alegría perfecta
56. El
proyecto de Cristo es poner a cada hombre, a cada grupo
humano, a
cada generación, en presencia de este «Padre» de forma
que juntos
puedan inventar un Mundo Nuevo. Cuando los hombres
colectiva y
libremente, digan sí a este Amor, la creación entera
estallará de alegría
57. Para acelerar esta reconciliación que transformará las
gentes y las
cosas, Jesús anuncia el Reino y simultáneamente funda la
comunidad
de los convocados: tal es el sentido de la palabra
«Iglesia»:
convocados y enviados en misión de reconciliación universal
58.
Con las palabras y a través de las realidades de su tiempo,
Jesús
levanta el velo del plan de Dios. Las primeras comunidades
fueron
profundizando su mensaje: encontramos las huellas en los
Evangelios.
Sobre todo Pablo y sus compañeros se esforzaron en
comprender el
proyecto que Jesús quiso revelarnos: sus cartas testimonian
sus
profundas reflexiones al respecto. También hoy los hombres
estamos
invitados a profundizar en el plan de Dios en función de las
realidades
actuales invitados a crear colectivamente las condiciones
precisas para
su realización, invitados a vivir, ya ahora, de la esperanza
de su éxito.

ALGUNOS PUNTOS CONCRETOS


Socialismo y Evangelio EV/SOCIALISMO SOCIALISMO/EV:
Los trabajadores se enfrentan hoy con nuevas cuestiones;
la clase
obrera ha ido forjando poco a poco su concepción de la
sociedad; la
denomina socialismo, nombre que engloba datos comunes y
diferentes
según las diversas corrientes del movimiento obrero.
Supuesto esto, los
creyentes se preguntan con todo derecho, si existen lazos
de unión
entre ese proyecto de sociedad y la esperanza admirable
del Reino.
SOCIEDAD-CRA/EV POLITICA/EV
Para evitar simplificaciones hemos de comenzar
afirmando que los Evangelios no pueden pronunciarse
acerca de una
cosmovisión elaborada dos mil años más tarde. Es una
ingenuidad
querer deducir el socialismo de lo que nos transmiten los
Evangelios, o
si no, una tentativa recuperacionista. Son varios los textos
de obreros
creyentes, organizados en movimientos, que toman
claramente postura
acerca de este punto. «Presentar un proyecto de
organización de la
sociedad como la puesta en práctica del Evangelio es un
bloqueo
político-religioso que nosotros rechazamos» 59.
«La fe no nos dice nada sobre la sociedad que hemos de
construir,
ni sobre el modo de llegar a ella. La fe no se puede poner al
nivel de
una ideología; no existe un proyecto de sociedad cristiana»
60.
«Existe la tentación de querer poner a Dios «de nuestra
parte»; la fe
va más allá de nuestros proyectos humanos» 61.
En este mismo sentido, los trabajadores cristianos no
quieren
enuclear proyectos socialistas propios. En las
organizaciones del
movimiento obrero elaboran con los demás trabajadores su
concepción
de la sociedad y los medios que hay que poner en práctica
para llegar
a ella. Cuando se reúnen como cristianos no es para
reintroducir en
aquellos proyectos principios cristianos, sino para descubrir
los signos
de Dios: «Nosotros no añadimos nada a lo que viven los
trabajadores,
no hacemos más que leer las señales de Quien nos precede
en medio
de ellos; no hacemos más que descubrir su iniciativa a la
luz de la
Palabra de Dios» 62.
Liberados de las pistas falsas, pueden ya situarse ante
algunas
convicciones positivas: «Dios se manifiesta en los asuntos
de los
hombres, en todos ellos recordemos que es ahí donde
debemos
encontrarle» 63. Esta búsqueda es un deber y una
exigencia para todo
creyente; no hay que extrañarse de que «en sus esfuerzos
por crear
una sociedad socialista, los hombres y la mujeres de la
clase obrera
anden a tientas en su experiencia de encuentro con el
Señor» 64.
«Constatamos algunas consonancias entre los esfuerzos de
liberación
de la clase obrera y la Buena Noticia que Dios nos revela y
a la que
damos nuestra cordial adhesión» 65.
Todos esos esfuerzos no son solamente ocasión de un
descubrimiento de Dios vivo, sino que construyen algo del
Reino de
Dios: «Creemos que al interior del dinamismo liberador de
la acción
obrera, los trabajadores están en marcha hacia la Iglesia y
construyen
el Reino» 66. «La acción que se realiza por la participación
activa de
los trabajadores, les ayuda a entrar en el plan de Salvación
de Dios»
67.
«Mediante esa acción, efectivamente, los trabajadores
caminan hacia
su liberación y se transforman en un pueblo» 68. A través
de esa
empresa colectiva que intenta el nacimiento de una
sociedad nueva,
estamos seguros de que se viven ya algunos elementos
importantes
del proyecto del Reino. Porque «estamos llamados a
cambiar el mundo
de forma que se haga conforme a la alianza que Dios ha
propuesto a la
humanidad» 69. Cuando se trabaja por un universo nuevo,
cuando no
se está satisfecho con el orden social existente, ¿no es
verdad que se
está en el camino de aquella «gran reconciliación» que no
podrá
lograrse sin que cambie el mundo?
Sin embargo, la propuesta de Dios no se agota con la
puesta en
existencia de una sociedad socialista. En primer lugar,
porque
«sabemos que los resultados que obtenemos mediante
nuestra lucha
son limitados. No hay revolución, no hay sistema
económico, político o
social que pueda resolver el misterio de la muerte» 70.
«La Biblia lanza un constante desafío al statu quo, porque
invita a los
creyentes -aunque estén, y deben estarlo, plenamente
comprometidos
en la construcción del mundo- a poner en tela de juicio
cualquier tipo
de sistema... La esperanza no deja de cuestionar a
nuestras
realizaciones, porque se fundamenta en una promesa que
supera los
límites de nuestros proyectos humanos» 71. Cuando
constatamos que
el socialismo es una construcción humana, cuando
rehusamos hacer
de él una palabra mágica, no nos desolidarizamos, sino que
es nuestra
ocasión de tomarlo más en serio para mejorar
continuamente los
análisis de situación y sus perspectivas de realización.
Constatamos que los Evangelios nos invitan a la iniciativa:
este
dinamismo, aunque no entre en concurrencia con el
compromiso en la
realidad humana, ha de tener sus propias manifestaciones.
«Los
motivos humanos que impulsan a los jóvenes trabajadores
comprometidos en la lucha, adquieren una riqueza
suplementaria
cuando esos jóvenes saben que el amor al prójimo que
comparten en
la lucha se identifica con el amor de Dios» 72. Hacer posible
que los
jóvenes trabajadores descubran al Dios vivo, para que su
vida quede
iluminada por El, requiere inventiva y trabajo de
búsqueda». ¿Nos sería
lícito guardar para nosotros solos la gran noticia del amor
de Dios y de
la Salvación en Jesucristo? 73.
«Estoy seguro de encontrar a Dios en el fondo de las
reivindicaciones de justicia absoluta, aun cuando se crean
materialistas
y ateas. Los verdaderos creyentes son los obreros que
quieren abolir
la explotación del hombre por el hombre, y además el odio
de unos
hombres a otros, de una raza a otra, de una nación a otra,
todos los
odios, y quieren crear una sociedad que todavía no existe...
Algo saldrá
de esta pasión de la humanidad, que será más grande que
la misma
humanidad y en la ardiente nube de la humanidad
relampagueará la luz
divina 74.

1. Mc 1,36-39; 3,7-8. 30. Jn 4,1-42.


2. Mc 2,7-10; 3,21. 31. Mt 5,44-45.
3. Mt 11,28-30. 32. Lc 19,1-10.
4. Lc 10,13-16; Mt 23,37-39. 33. Mt 9,9-13.
5. Mt 13,24-30. 34. Mt 26,28.
6. Lc 13,6-9. 35. Lc 4,18-19.
7. Jn 6,15. 36. Jn 81-10.
8. Lc 17,22-37. 37. Jn 5,9.
9. Jn 18,36. 38. Mc 5,39-42.
10. Lc 12,51. 39. Lc 13,30;
Lc 14,7-11
11. Mc 13,30-31. 40. Mt 23,8.
12. Mc 13; Lc 21; Mt 24,141. 41. Mt 22,2.
13. Mc 13,14. 42. Lc 13,10-17.
14. Lc 5,1-11. 43. Jn 5,18.
15. Mc 6,12-13. 44. Mc 2,7.
16. Lc 9,14. 45. Mt 5,21.
17. Mt 10,5-6. 46. Jn 13,13.
18. Mt 28,18-20. 47. Jn 10,10.
19. Mc 3,16. 48. Lc 10,17-22.
20. Mc 10,42. 49. Jn 2,18-22.
21. Mt 16,18. 50. Mc 2,20-22.
22. Lc 22,32. 51. Hech 4,13-
14.
23. Lc 22,19. 52. Jn 15,16-20.
24. Jn 1315. 53. Jn 13,15.
25. Jn 1819. 54. Mt 8,10-12.
26. Mt 26,63-64. 55. Jn 17,1.
27. Mt 26,61-62. 56. Jn 15,15-17.
28. Le 24,21; Mt 20,21; Hech 1,6. 57. Jn 16,20-
23.
29. Mc 3,11-12. 58.
Colosenses 1,20-21.
................... .......................
59. Testimonio ACO, n. 251, nov. 1976.
60. Orientaciones del 52 Congreso Nacional Joc-nov. 1976.
61. Orientaciones del 47 Consejo Nacional Joc-julio 1972.
62. Orientaciones ACO, mayo 1974.
63. Orientación Moral ACO-mayo 1974.
64. Ibidem.
65. Orientaciones ACO, mayo 1974.
66. Orientaciones Jocf, julio 1972.
67. Chercheurs de Dieu, p. 38.
68. Ibidem, pg. 96.
69. Orientaciones ACO, mayo 1974.
70. Orientaciones Joc-noviembre 1976.
71. Ibidem.
72. Ibidem.
73. Chercheurs de Dieu, p. 77.

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