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Por ello, Jesús quiso que su vida fuera una respuesta personal a
Dios Padre. Por eso, buscaba continuamente su voluntad en todas
las circunstancias de cada día, aun en las más sencillas.
Por el contrario, el hombre, a lo largo de la historia, ha vivido con frecuencia dejándose dominar par las cosas,
aborreciendo al hermano, odiando, siendo egoísta.
Jesús, al vivir de otra manera, según el proyecto Padre, se constituye para nosotros en:
CAMINO: El único camino de identificación según el cual podemos realizarnos como auténticamente hombres.
VIDA: Nuestra vida será auténticamente humana, en la medida en que reproduzca la vida de Jesús y su
manera de relacionarse con Dios, con las personas, con las realidades del mundo.
Dios Padre nos ofrece a este Hombre, a Jesús, para que también nosotros lleguemos a ser hombres en
plenitud. A eso estamos llamados.
Creer es aceptar ese proyecto de Dios, haciéndolo propio. Creer es aceptar esa Verdad de "hombre", ese
Camino de "humanización" esa VIDA de Jesús, el Cristo.
3. EN EL CAMINO DE JESÚS
- Un camino que no podemos recorrer en solitario, sino en unión de los que marchan a nuestro lado.
- Un camino realizado en grupo, en comunidad, sintiendo en medio de nosotros al Espíritu de Jesús que nos
impulsa a caminar.
- Un camino que supone el fiarse de los otros y del OTRO, de Jesús, creyendo en el.
- Vida que llega hasta la entrega completa y la donación por los otros..
- Un camino que hemos de recorrer conscientemente, aceptando el proyecto de Dios en todas las
dimensiones de nuestra vida: sentidos, sentimientos, racionalidad, "yo" profundo.
- Un camino que no vemos dónde desemboca, pero estamos seguros de que tendrá un final feliz, porque lo
estamos recorriendo, fiados en la Palabra y en la Promesa de Jesús.
- Un camino que nos lleva a ser hombres en la medida del hombre total y plena, Jesús, el Cristo.
Decirse por Jesús, por su camino, por su estilo de vida es aceptarle como “el valor fundamental”, que orienta
toda nuestra vida, a todos sus niveles.
Decidirse par Él supone interpretar la vida con sus criterios, con sus formas de pensar y de valorar.
Decidirse por Él es optar por ser un hombre serio, totalmente humano, profundo, libre, justo: un hombre a la
altura del Evangelio.
5. SUPONE...
- REVIVIR en nosotros a Jesús como proyecto de hombre, según su estilo de vida, sus actitudes ante la vida y
las personas, sus valores.
- REPRODUCIR en nosotros las actitudes de Jesús ante los acontecimientos de la historia, su forma de
actuar, su mentalidad, su forma de perdonar y de amar.
- RECONSTRUIR el mundo según el plan de Dios, poniendo como fundamento el amor y la comunión. En ese
mundo las coordenadas son:
o EI ser, y no el tener.
o EI servir, y no el poder.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.
Esta es una actitud totalmente moral. Tener hambre y sed manifiesta el máximo
cumplimiento de la vida divina en el hombre. El solo deseo de esta posesión llena al
hombre completamente de paz, cosa que ningún otro deseo logra, pues siempre se
siente hambre de más. Sed de justicia tenemos el 99% de los colombianos que
queremos que todo cambie, somos ambiciosos porque ya no podemos más.
1. J/PROYECTO:J/RD:
¿Qué quería? El proyecto de Jesús
DESCRIPCIÓN
Para describir lo que quería Jesús hay que apoyarse a la vez
en sus
palabras y en sus actitudes, en aquello por lo que optó y en
lo que
rechazó. En este punto, más que en los demás, las
primeras
comunidades han retenido, subrayado y coloreado según
sus
necesidades, lo que ellas captaban del proyecto de Jesús:
tendremos
que mantenernos atentos a esta observación.
-¿Destruir o construir?
¿Quería, en fin, destruir el templo 49 y todo lo que
significaba?
Algunos testigos levantaron su voz en el proceso de Jesús,
para
manifestar esta acusación: sabiendo lo que representaba el
templo
como poder económico, político y religioso, no nos puede
extrañar que
la gente espigara cuidadosamente las palabras y actitudes
de Jesús
referentes al tema.
Cuando Jesús arrojó a los mercaderes del templo proclamó
que se
convertiría en casa de oración para todas las naciones, dijo
algunas
palabras ambiguas: El podía reconstruir en tres días aquel
templo, y
daba con ello argumentos a sus adversarios. Pero la
cuestión era otra
bien distinta: para El destruir o reformar el orden antiguo
no significaba
nada. El venía a crear novedad 50.
Por eso desde el comienzo establece las bases de una
nueva
manera de reunirse; cuando escoge a sus discípulos, no
asume nada
de la antigua estructura religiosa: entre los Doce no hay
sacerdotes,
todos son gente común y corriente 51. No son hombres del
culto, sino
enviados en misión y llamados a dar su vida 52. Son los
cimientos de
una comunidad fundada sobre la llamada permanente de
Dios y sobre
la libre respuesta de cada uno. Ni ellos ni la comunidad
nueva tienen
privilegios que reclamar: ellos y ella están al servicio del
Reino, como
Cristo que lava los pies a los suyos como un esclavo 53. Su
papel será
el de preparar a toda la humanidad para que sea capaz de
recibir la
renovación. Se pasaba de una comunidad formada por la
pertenencia
social, y vuelta sobre su pasado, «los hijos de Abrahán», a
una
comunidad abierta, de libre elección y vuelta hacia el
mundo entero y
hacia el futuro del Reino 54.
Revelar a Alguien J/REVELADOR-DE-D ¿Qué resultados
quería
obtener Jesús? No es fácil responder, pues Jesús no se
expresó
claramente sobre esta cuestión. Pero eso mismo nos da ya
una pista.
Jesús no vino a darnos un catálogo de respuestas
prefabricadas. Al
contrario: en la narración de las tentaciones vemos que
rechaza la
imagen de un Dios que dispensa al hombre de buscar, de
crear y de
vivir. Todo en El es llamada a la responsabilidad, a la
creatividad
colectiva y a la liberación.
Jesús quiere que los hombres vivan con mayor plenitud;
quiere que
el mundo sea más humano. Para ello nos sitúa ante su
Padre; nos
enseña que el secreto de este mundo está en una Persona,
en un
Amor 55. Toda esta masa de átomos, estas constelaciones
innumerables, estas especies infinitas de animales y de
plantas, estos
miles de millones de rostros humanos que ya vivieron o
vivirán, todo
esto no tiene más que una explicación: el Amor; quien se
adhiera libre y
voluntariamente a ese Amor encontrará la alegría perfecta
56. El
proyecto de Cristo es poner a cada hombre, a cada grupo
humano, a
cada generación, en presencia de este «Padre» de forma
que juntos
puedan inventar un Mundo Nuevo. Cuando los hombres
colectiva y
libremente, digan sí a este Amor, la creación entera
estallará de alegría
57. Para acelerar esta reconciliación que transformará las
gentes y las
cosas, Jesús anuncia el Reino y simultáneamente funda la
comunidad
de los convocados: tal es el sentido de la palabra
«Iglesia»:
convocados y enviados en misión de reconciliación universal
58.
Con las palabras y a través de las realidades de su tiempo,
Jesús
levanta el velo del plan de Dios. Las primeras comunidades
fueron
profundizando su mensaje: encontramos las huellas en los
Evangelios.
Sobre todo Pablo y sus compañeros se esforzaron en
comprender el
proyecto que Jesús quiso revelarnos: sus cartas testimonian
sus
profundas reflexiones al respecto. También hoy los hombres
estamos
invitados a profundizar en el plan de Dios en función de las
realidades
actuales invitados a crear colectivamente las condiciones
precisas para
su realización, invitados a vivir, ya ahora, de la esperanza
de su éxito.