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ORATORIA FORENSE
TEMA:
TERTULIAS POLITICAS
2018-2019
INTRODUCCIÓN
La Tertulia se ha tratado de definir como: una reunión de personas sin fin alguno ni motivo. No
buscando otro fin que el puro placer de la conversación, departir gratos momentos de charlas amenas
para que esta sea una verdadera Tertulia (y no una aislada reunión), debe acatar ciertas normas
impuestas por una selecta y no escrita tradición:
Madrid y sus cafés es donde la Tertulia cobra esplendor e importancia como institución cultural: la
Fontana de Oro, La Granja del Henar, Fornos, Gijón, Comercial, y ¿cómo no? Pombo.
Sin olvidar al Ateneo y su Cacharrería. Tanto su destructora como sus defensores sobre abundan en
su inutilidad; esta facilita el más beneficioso de los intercambios.
las nuevas tecnologías (Internet), se crean nuevas actividades que, hasta cierto punto, se pueden
1considerar como tertulias. En particular, el chat. Esto plantea el frecuente cuestionamiento de la
1
(Cossío, tertulias, 1892-1977)
Historia de una taberna”. La edición cuyo prologo que t sobre la mesa atrae mágicamente.
Francisco Umbral (1932-2007), escritor Madrid y de los exquisitos. El resultado un trabajo que
enamora sobre todo a los lectores de distintas edades y que ha obligado y no es la intensión postergar
otros criterios que motivaron este. (Umbral, 1932-2007)
Es probable que actuales lectores, desgastados de las vocingleras y fatales tertulias televisivas, no
adivinen y logren entender y valorar de manera correcta lo que fueron las tertulias para los españoles
de otras épocas. Las tertulias en nuestro país son una tradición que se remonta a varios siglos atrás,
aunque su máxima difusión corresponde al siglo XIX y primera mitad del siglo XX. Escribe Antonio
Díaz-Cañabate en el Final de este libro, evocando con malicia las que conoció en su juventud que “las
había en los palacios aristocráticos, en las casas de la clase media y en las de los barrios bajos. En
las oficinas del Estado se tomaba café y se hablaba de todo lo divino y lo humano mientras los
expedientes dormían beatíficamente en las anaquelerías. Una tertulia era el Congreso y el Senado.
Los ministros tenían sus tertulias dos veces a la semana y las llamaban pomposamente Consejo de
Ministros. En los cafés, no digamos. Había aproximadamente un café para cada mil habitantes…” El
español, apostilla Umbral, iba buscando en estas tertulias “comunicación, diálogo, polémica, cultura”,
quizás, pienso yo, también un cierto ambiente que no le daba o no lo encontraba en el hogar.
Está claro que los tertulianos lo pasaban bien en las épocas pasadas y se aburrían como ostras
cuando, por vacaciones o por cualquier otra causa se suspendía o quedaba reducida al mínimo la
tertulia. En ella se hablaba de todo un poco, pero sobre todo de literatura y toros, dada común afición
taurina de sus componentes y se contaban anécdotas, muchas anécdotas que el autor de este libro
iba memorizando y anotando por las noches y que tienen su fiel reflejo en este libro.
tertulianos, eso lo ha visto bien Paco Umbral, estaban más allá del bien y del mal: “Mientras millones
de españoles pasaban hambre, están en la cárcel o en las colas de racionamiento, luchan por la vida
o montan la escenografía del sistema, unos cuantos intelectuales y artistas perdidos en su mayoría
apolíticos y sabemos cuánto de imposible y equivoco tiene esta palabra- tratan de renunciar al paso
de la Historia, tratan de marginarse en lo lúdico, en el futbol y en los toros, en el verso y la anécdota”.
Hoy su actitud nos podría parecer egoísta y poco solidaria, pero como señala Umbral esos
intelectuales, artistas, humanistas jugaban a salvarse a sí mismos y a los valores que ellos
representaban, “ejercían el optimismo vital en una época sin futuro y no se resignaban a no tener su
vida y su obra en marcha”.
No hay una fecha exacta que concrete cuando desaparecieron en Madrid las tertulias. Cañabate
achaca su extinción a la desaparición de los cafés y la aparición de las cafeterías ¿Tertulias en una
cafetería? ¡Ni pensarlo! Sería tanto como celebrarlas en el Polo Norte, pongo por lugar inhóspito”.
Pienso que la puntilla a las tertulias, que nunca fueron bien vistas por el régimen franquista (nido de
rojos conspiradores) se la dio la difusión de la televisión que en sus primeros años tanto tenia de
2entretenimiento pacato como de adoctrinamiento descarado.
2
(Bargueño, 2015)
En fin, para conocer un poco mejor la historia de España
y de sus gentes os recomiendo la lectura de este libro que,
citando una vez más a su prologuista Francisco Umbral,
nos devuelve muchas cosas que no deberíamos olvidar:
el Madrid de ayer, los años cuarenta, el coloquialismo, la
erudición de café y lo imposible, en general. (Bargueño,
2015)
Nace como un “complemento informativo” con el fin de hacer una información diferente, adornada con
un halo de primicia y exclusividad, sustentada en fuentes y argumentos que generen cierta confianza
y que daba un valor añadido”, desgranó. El rechazo inicial, especialmente de la prensa escrita, pronto
fue superado al constatar el potencial del formato, que fue extendiéndose por todas las radios, primero,
y por las televisiones en un entorno muy macro después destacó q se destaca que en sus inicios se
trata de un formato que, “además de barato”, “le sienta bien estar en la oposición mediática”. Ante la
necesidad de un espacio que ya lo pedían los distintos públicos.
algunas de las problemáticas a las que se enfrentan los tertulianos “de oficio pese a que hacen un
intento de ser plural y ecuánime” son las “limitaciones” a la hora de cortar abruptamente las
intervenciones de los integrantes, lo que deriva en cierto centrismo, e inconformidad perceptible al
abordar temas de fuerte contenido que resulta difícil de manejar”. otras tertulias televisadas conjugan
“información, opinión rigurosa y honesta y entretenimiento”, el problema consiste en que la gente “cree
que está informada cuando en realidad está entretenida; debe haber un equilibrio, es una cuestión de
separar géneros: información y entretenimiento “.
Hay tertulias políticas que son “un show” y, pese a vivir en la era de las nuevas tecnologías, la televisión
sigue siendo el medio “por excelencia de información y conformación de la opinión de donde han salido
líderes políticos y los partidos se han dado cuenta de que las televisiones son fundamentales para
transmitir su mensaje y estar presentes”. Pero lo que en un origen eran “debates serios”, con la
aparición de las privadas, la guerra por la audiencia “y esto llego a liderar el entretenimiento y como el
ser humano tiene avidez por la discusión, es consustancial a él, llama la atención “y como por
naturalista el ser humano es impresionista la tertulia usa esto a su favor para ganar terreno importante
en un mercado difícil. (Umbral, 1932-2007)
.
Javier Gállego señala que hay tertulias políticas que son “un show” y alegó que, pese a vivir en la era
de las nuevas tecnologías, la televisión sigue siendo el medio “por excelencia de información y
conformación de la opinión de donde han salido líderes políticos y los partidos se han dado cuenta de
que las televisiones son fundamentales para transmitir su mensaje y estar presentes”. Pero lo que en
un origen eran “debates serios”, con la aparición de las privadas, la guerra por la audiencia “y el todo
vale llegó el entretenimiento y como el ser humano tiene avidez por la discusión, es consustancial a
él, llama la atención”. (Gallego, 2015)
el periodista y tertuliano político Antonio Naranjo, Las tertulias son “un producto barato”, para quien lo
beneficioso sería que “los políticos y periodistas no debatan a la vez; los primeros están para ser
entrevistados y los segundos estamos para analizar y aunque los peajes del poder imponen esa
mezcla, no se debería permitir”. No fue su única propuesta, al abogar por realizar “casting de
opinadores” porque, tal y como se ubica, “no es capaz de opinar sobre casi todo”. En cuanto al estado
de la profesión periodística en sí misma, se lamenta que las condiciones actuales “son las peores
donde el periodismo sin querer cabo su propia tumba. (Naranjo, 2016)
Antes hablar de política en televisión era un infierno, había que hacerlo de una forma muy atractiva
para llegar al espectador las tertulias políticas en televisión, un formato que, en los últimos años, ha
duplicado su cuota de pantalla, su impacto social y su oferta televisiva. mayor número de
interpretaciones de esta", que es lo que le proporcionan las tertulias.
el éxito de muchos programas es una consecuencia del cambio de manera de pensar de los
ciudadanos: "en el pasado muy pocos hablaban de política en una cena; ahora, el tema está presente
en cualquier mesa como el comenzar invitado. La gente quiere saber, tomar las riendas y exigir a los
gobernantes que den rendición de cuentas ", afirma. Es decir, el ciudadano siente que esa política,
que antes veía de forma distante, "le concierne". No solo el público ha cambiado; también, el tono, el
matiz los colores de las palabras y el léxico utilizado en estos espacios. (Umbral A. , 2015)
LAS TERTULIAS EN ECUADOR
La tertulia en el Ecuador nos ubica en una realidad muy conocida, se define en nuestro país como una
conversación informal, un diálogo sin mayor trascendencia. En tanto y en cuanto, su valor tanto en el
pasado, como en el presente, es de vital relevancia para el Quito actual. Y el Ecuador entero
la tertulia como concepto formal “es una reunión de personas que se juntan habitualmente para
conversar o recrearse”. Esta definición ya nos brinda una primera idea sobre ella, siendo uno de sus
elementos esenciales, la voluntad de los contertulios, para autoconvocarse y así dialogar sobre
aquellos temas que les interesan.
La libertad de reunirse es clave y toma fuerza en la circulación de ideas. Tomando como referencia
este último punto, es necesario trasladarnos en Ecuador al Quito colonial, para hallar el primer rastro
de las tertulias. Bajo el dominio español, la posibilidad de subvertir el orden establecido y de alcanzar
la independencia representó -para muchos quiteños- un ideal digno de ser alcanzado. Pero las
circunstancias fueron difíciles, ya que muy pocos tenían acceso al conocimiento en sus diversas
expresiones.
Mas, a la Audiencia de Quito llegó, en 1790, un religioso que marcaría una impronta en el ambiente
cultural quiteño. Se trata del obispo Pérez Calama, quien empezó su oficio educando al propio clero a
través de tertulias clericales.
Para el sacerdote la tertulia era un ejercicio de memoria intelectual, que halló en la prensa escrita y en
la necesidad del cultivo de un pensamiento ilustrado, a sus mejores aliados. No en vano el obispo
Pérez Calama fue miembro de la Sociedad Económica de Amigos del País, formada en Quito, y en
donde la figura de Eugenio Espejo fue clave en el momento de promover el desarrollo de un proyecto
político ilustrado, que años después se concre-taría en la gesta libertaria del 10 de agosto de 1809.
(Calama, 1809)
Estos dos personajes aportaron al fortalecimiento de la práctica de la tertulia como una herramienta
vinculada a la causa pública. Es decir, facilitaron la creación de un espacio en donde el diálogo y el
respeto a la opinión ajena fueron los ejes que politizaron la esfera pública en el buen sentido, haciendo
hincapié en la necesidad de que los miembros de la sociedad civil se uniesen a favor del bien común,
por encima de los in-tereses personales.
En este sentido, emerge la figura de una de las mujeres más brillantes de nuestra historia, la quiteña
Marieta de Veintenilla, quien luego de su destierro en Lima por su participación política en el Gobierno
de Ignacio de Veintemilla, retornó a Quito en 1898, decidida a oxigenar el ambiente cultural citadino.
En su casa (esquina de las calles Chile y Benalcázar), dirigió por varios años célebres tertulias en las
que se abordaron temas filosóficos, científicos, sociales, estéticos y literarios. Los contertulios,
agradecidos por la oportunidad que se les brindaba de dialogar con libertad sobre temas vetados o
desconocidos, acuñaron la frase “estamos bajo techo”, en señal de respaldo (Ventimilla, 1898)
Y esta misma casa, transformada años después en el famoso Café 77, fue nuevamente el escenario
de tertulias impulsadas por los poetas tzántzicos, quienes en la década del sesenta ligaron en un
mismo concepto la ética y la estética, como la cúspide de un proceso en el cual las tertulias, sin perder
su carácter político (tómese en cuenta la presencia de las dictaduras militares), propiciaron un debate
que por un lado cuestionó la presencia de un marcado provincianismo cultural y por el otro promovió
la difusión del arte a favor de los sectores marginados por la cultura oficial, estableciendo un
compromiso ineludible entre el intelectual y la sociedad.
Este breve recuento sobre la presencia de las tertulias en Quito plantea -en la actualidad- no solo una
revisión acerca de su legado entendido como una expresión cultural de la ciudad, sino a la vez la
necesidad de retomar su práctica, para hacer de ellas un espacio alterno y democrático, en donde la
circu-lación de ideas sirva a la causa pública, como un auténtico ejercicio ciudadano.
CONCLUSIONES
Atreves del tiempo las tertulias representaron un espacio de socialización entre ciudadanos que
departían una charla muy cultural con un léxico jurídico muy exquisito, luego fue ampliando sus
horizontes abriendo un abanico amplio que subyace en tertulias sociales, culturales televisivas,
radiales y políticas que atraen la atención del público espectador que se preocupa por el acontecer de
cada contexto.
No todas guardan un club de apoyo valido muchas son criticadas y la publicidad mediática las
destroza, moda, actualidad, recurso, herramienta social de poder de convencimiento, ante un grupo o
colectivo humano que esta deseoso de noticias deformadas en ocasiones
Las tertulias ganan su peso de importancia en la sociedad, y se amplían y evolucionan representando
un rubro importante en el medio político.
Tertuliar no es lo mismo que debatir o conversar, la diferencia es el relax con que se manejan los
periodistas que asumen el reto de manipular temas, que para otros espacios resultan difíciles de digerir
y para la tertulia se le da fácil, casi como tomarse un café entre amigo en el lugar favorito.
Bibliografía
Bargueño, M. M. (2015). Tertulia. Madrid.
Calama, O. P. (1809). tertulias en Ecuador. Ecuador .
Cossío, J. M. (1892-1977). Madrid.
Cossío, J. M. (1892-1977). tertulias. Madrid.
Gallego, J. (2015). Tertulia. Madrid.
Naranjo, A. (2016). tertulias. Madrid.
Umbral, A. (2015). tertulias politicas . Madrid.
Umbral, F. (1932-2007). Madrid.
Ventimilla, I. (1898). Tertulias en Ecuador. Ecuador.