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En 1944, llegó al Vaupés Sofía Muller, mujer joven estadounidense,misionera independiente,
quien venía decidida a llevar el Cristianismo a laspoblaciones indígenas que habitaban en los
territorios ribereños de la región delAmazonas en Colombia. Predicando su credo en la época
turbulenta de
La Violencia
y superando grande tropiezos, para 1965 logró crear doscientas iglesiasnativas y tradujo a las
lenguas Cubeo y Piapoco el Nuevo Testamento. Enocasiones considerada bruja o
educadora heroína, misionera de la divinidad y otras,opositora del gobierno, fue indiscutible
su influencia sobre miles de indígenas delVaupés, Guainía y Vichada durante un período de
más de veinte años. No obstante,su prestigio y eficacia comenzaron a menguar
durante las décadas siguientes, apesar de continuar trabajando en la región hasta su
muerte, en 1995.La presente ponencia pretende analizar la influencia controvertida que
tuvoMuller sobre las poblaciones indígenas de los territorios orientales de Colombia. Enla
primera sección se determina el ascenso al poder de Sofía Muller entre 1944 y1965,
estudiando su historia personal, las características de las personas a las queadoctrinó en
sus propias creencias, así como sus valores religiosos y puntos devista. En la
sección dos se analiza el deterioro gradual de su influencia entre 1965 y1995, teniendo en
cuenta las políticas indigenistas del Frente Nacional, la oposiciónde la Iglesia Católica a
su trabajo, la competencia de misioneros de otros credos, asícomo sus enconosas
relaciones con los colonizadores blancos y con los mismosnativos.
Parte uno: el ascenso al poder de Sofía Muller
De artista comercial a misionera entusiasta
Sofía Muller nació en 1910 en Nueva York, hija de padre alemán católico y
madreprotestante. A comienzos de los años cuarenta, cuando estudiaba en
la AcademiaNacional de Diseño, en la ciudad de Nueva York, para convertirse en
artistacomercial, por casualidad se encontró con un grupo de personas que
cantaban ypredicaban en la acera. De creencias religiosas hasta ese entonces
ambivalentes,que fluctuaban entre la asistencia ocasional a una iglesia modernista y el
estudio dela teosofía y la reencarnación, despertó su curiosidad el fervor con que
cantaba elgrupo callejero. Decidió entonces aceptar la invitación que le hicieron para unirse
aun grupo de estudio de la Biblia, invitación que tuvo por resultado que dedicara su
Sophia Müller y la evangelizacion en el Guainía
Fue una valerosa mujer la que se atrevió a llegar a estas difíciles tierras surcadas
por selvas, ríos y peligros: Sophia Müller. Ella, de origen alemán, era hija de un
pastor protestante que prestaba sus servicios de apostolado en el Sudeste
Asiático. Llegó muy joven a los Estados Unidos, después de la Segunda Guerra
Mundial y, al no tener éxito en la parte sentimental, decidió seguir la carrera de
su padre y se propuso llevar “ovejas descarriadas” al reino de Dios. Su destino
inmediato eran las selvas situadas al oriente colombiano, territorio que le había
señalado la organización evangélica Misiones Nuevas Tribus (New Tribes
Mission) a la cual se había incorporado. Misiones Nuevas Tribus, como
organización protestante, fundada en 1942 por Paul Fleming y con sede en
Sanford, Florida, se ha dedicado desde entonces a la evangelización de
indígenas de las zonas más remotas del mundo. Tiene actualmente misiones en
países como Australia, Bolivia, Brasil, Indonesia, Costa de Marfil, Colombia,
México, Mongolia, Panamá, Papúa, Nueva Guinea, Paraguay, Filipinas, Senegal
y Tailandia. En Venezuela permaneció hasta su expulsión en 2005. Esta
organización mantenía convenio con el Instituto Lingüístico de Verano para la
traducción de la Biblia en cada una de las lenguas nativas.
Una de las estrategias que utilizó la misionera para imponer la palabra escrita
fue aprender la lengua de los nativos y traducir la Biblia en sus respectivos
idiomas. Hasta el momento, solo se comunicaban los ancestros en el lenguaje
hablado, es decir, sus lenguas eran ágrafas. La traducción del Nuevo
Testamento se hizo en kurripaco, puinave, piapoco, sikuani, cubeo y otras
lenguas y, además de enseñar a los nativos a leer y escribir, enseñó la
numeración occidental, algunos detalles de la cocina occidental y el uso diario y
diferenciado del vestido, entre otros. Su metodología de enseñanza fue muy
dinámica pues empleó rondas y juegos y fortaleció la convivencia entre los
indígenas. Sin embargo, inculcó pautas de comportamiento rígidas y castigos
para quienes no siguiesen su doctrina, a la vez que prohibió las relaciones
laborales y comerciales con los colonos, los caucheros y los católicos.
Con sus enseñanzas, Sophia Müller hizo cambiar el estilo de vida de los nativos
en materia social, cultural, política y religiosa. A través de la enseñanza del
evangelio, la señorita Sophia integró la religión con la vida cotidiana; con su
metodología buscaba una persona obediente, moralista, temerosa del infierno,
que no ingiriera licor, bailara ni fumara. Las relaciones socio-culturales se fueron
trasformando lentamente hasta consolidar toda una gama de costumbres al
estilo occidental. Su injerencia en la parte ritual amputó gran parte de las
costumbres mágico-religiosas al estilo de la Época de la Colonia colombiana.
Ciertamente, en ambos momentos, se consideró el ritual indígena como
malsano, orientado a la magia negra, con soporte satánico, animista y alejado
de todo orden moral.