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SELECCIÓN DE DISCURSOS DE

NÉSTOR KIRCHNER

QUISIERA QUE ME RECUERDEN


Joaquín Enrique Areta
Quisiera que me recuerden
sin llorar, ni lamentarme,

quisiera que me recuerden


por haber hecho caminos
por haber marcado un rumbo
porque emocioné su alma,
porque se sintieron queridos
protegidos y ayudados,
porque nunca los dejé solos,
porque interpreté sus ansias
porque canalicé su amor.

Quisiera que me recuerden


junto a la risa de los felices
la seguridad de los justos,
el sufrimiento de los humildes.

Quisiera que me recuerden


con piedad por mis errores,
con comprensión por mis debilidades
con cariño por mis virtudes.

Si no es así prefiero el olvido,


que será el más duro castigo
por no cumplir mi deber de hombre.
DISCURSO DE LA TOMA DE POSESIÓN
PRESIDENCIAL,

25 DE MAYO DE 2003,

Señores jefes de Estado; su Alteza Real; señores jefes de Gobierno; señores


representantes de gobiernos extranjeros; señores invitados especiales que nos honran
con sus presencias en este lugar; señores miembros del Congreso reunidos en
Asamblea; ciudadanas y ciudadanos presentes; querido pueblo argentino: en este
acto, que en los términos del artículo 93 de la Constitución de la Nación tiene por
finalidad la toma de posesión del cargo de Presidente de la Nación Argentina para el
que he sido electo, creo que es necesario poder compartir con ustedes algunas
reflexiones expresando los objetivos de Gobierno y los ejes directrices de gestión
para que el conjunto de la sociedad argentina sepa hacia dónde vamos y cada uno
pueda, a su vez, aportar su colaboración para la obtención de los fines que los
argentinos deberemos imponernos por encima de cualquier divisa partidaria.

Es que nos planteamos construir prácticas colectivas de cooperación que superen los
discursos individuales de oposición. En los países civilizados con democracias de
fuerte intensidad, los adversarios discuten y disienten cooperando. Por eso los
convocamos a inventar el futuro.

Venimos desde el Sur del mundo y queremos fijar, junto a ustedes, los argentinos,
prioridades nacionales y construir políticas de Estado a largo plazo para de esa
manera crear futuro y generar tranquilidad. Sabemos adónde vamos y sabemos
adónde no queremos ir o volver. (Aplausos)

El 27 de abril, las ciudadanas y los ciudadanos de nuestra patria, en ejercicio de la


soberanía popular, se decidieron por el avance decidido hacia lo nuevo, dar vuelta
una página de la historia. No ha sido mérito de uno o varios dirigentes, ha sido, ante
todo, una decisión consciente y colectiva de la ciudadanía argentina. (Aplausos)

El pueblo ha marcado una fuerte opción por el futuro y el cambio. En el nivel de


participación de aquella jornada se advierte que pensando diferente y respetando las
diversidades, la inmensa y absoluta mayoría de los argentinos queremos lo mismo
aunque pensemos distinto.

No es necesario hacer un detallado repaso de nuestros males para saber que nuestro
pasado está pleno de fracasos, dolor, enfrentamientos, energías mal gastadas en
luchas estériles, al punto de enfrentar seriamente a los dirigentes con sus
representados, al punto de enfrentar seriamente a los argentinos entre sí.
En esas condiciones, debe quedarnos absolutamente claro que en la República
Argentina, para poder tener futuro y no repetir nuestro pasado, necesitamos enfrentar
con plenitud el desafío del cambio.

Por mandato popular, por comprensión histórica y por decisión política, ésta es la
oportunidad de la transformación, del cambio cultural y moral que demanda la hora.
Cambio es el nombre del futuro.

No debemos ni podemos conformarnos los argentinos con haber elegido un nuevo


Gobierno. No debe la dirigencia política agotar su programa en la obtención de un
triunfo electoral sino, por el contrario, de lo que se trata es de cambiar los paradigmas
de lo que se analiza el éxito o el fracaso de una dirigencia de un país.

A comienzos de los 80, se puso el acento en el mantenimiento de las reglas de la


democracia y los objetivos planteados no iban más allá del aseguramiento de la
subordinación real de las Fuerzas Armadas al poder político. La medida del éxito de
aquella etapa histórica, no exigía ir más allá de la preservación del Estado de derecho,
la continuidad de las autoridades elegidas por el pueblo. Así se destacaba como
avance significativo y prueba de mayor eficacia la simple alternancia de distintos
partidos en el poder.

En la década de los 90, la exigencia sumó la necesidad de la obtención de avances en


materia económica, en particular, en materia de control de la inflación. La medida del
éxito de esa política, la daba las ganancias de los grupos más concentrados de la
economía, la ausencia de corridas bursátiles y la magnitud de las inversiones
especulativas sin que importara la consolidación de la pobreza y la condena a
millones de argentinos a la exclusión social, la fragmentación nacional y el enorme e
interminable endeudamiento externo. (Aplausos)

Así, en una práctica que no debe repetirse, era muy difícil de distinguir la solución
pragmática de la cirugía sin anestesia.

Se intentó reducir la política a la sola obtención de resultados electorales; el


Gobierno, a la mera administración de las decisiones de los núcleos de poder
económico con amplio eco mediático, al punto que algunas fuerzas políticas en 1999,
se plantearon el cambio en términos de una gestión más prolija, pero siempre en
sintonía con aquellos mismos intereses. El resultado no podía ser otro que el
incremento del desprestigio de la política y el derrumbe del país.

En este nuevo milenio, superando el pasado, el éxito de las políticas deberá medirse
bajo otros parámetros en orden a nuevos paradigmas. Debe juzgárselas desde su
acercamiento a la finalidad de concretar el bien común, sumando al funcionamiento
pleno del Estado de derecho y la vigencia de una efectiva democracia, la correcta
gestión de gobierno, el efectivo ejercicio del poder político nacional en cumplimiento
de trasparentes y racionales reglas, imponiendo la capacidad reguladora del Estado
ejercidas por sus organismos de contralor y aplicación.
El cambio implica medir el éxito o el fracaso de la dirigencia desde otra perspectiva.
Discursos, diagnósticos sobre la crisis no bastarán ni serán suficientes. Se analizarán
conductas y los resultados de las acciones. El éxito se medirá desde la capacidad y la
decisión y la eficacia para encarar los cambios.

Concluye en la Argentina una forma de hacer política y un modo de cuestionar al


Estado. Colapsó el ciclo de anuncios grandilocuentes, grandes planes seguidos de la
frustración por la ausencia de resultados y sus consecuencias: la desilusión constante,
la desesperanza permanente.

En esta nueva lógica, que no sólo es funcional sino también conceptual, la gestión se
construye día a día en el trabajo diario, en la acción cotidiana que nos permitirá ir
mensurando los niveles de avance. Un gobierno no debe distinguirse por los discursos
de sus funcionarios, sino por las acciones de su equipos. (Aplausos)

Deben encararse los cambios con decisión y coraje, avanzando sin pausas pero sin
depositar la confianza en jugadas mágicas o salvadoras ni en genialidades aisladas. Se
trata de cambiar, no de destruir; se trata de sumar cambios, no de dividir. Cambiar
importa aprovechar las diversidades sin anularlas.

Se necesitará mucho trabajo y esfuerzo plural, diverso y transversal a los


alineamientos partidarios. Hay que reconciliar a la política, a las instituciones y al
Gobierno con la sociedad.

Por eso, nadie piense que las cosas cambiarán de un día para otro sólo porque se
declamen. Un cambio que pueda consolidarse necesitará de la sumatoria de hechos
cotidianos que en su persistencia derroten cualquier inmovilismo y un compromiso
activo de la sociedad en ese cambio.

Ningún dirigente, ningún gobernante, por más capaz que sea, puede cambiar las cosas
si no hay una ciudadanía dispuesta a participar activamente de ese cambio.
Desarmado de egoísmos individuales o sectoriales, la conciencias y los actos deben
encontrarse en el amplio espacio común de un proyecto nacional que nos contenga,
un espacio donde desde mucha ideas pueda contribuirse a una finalidad común.

En nuestro proyecto ubicamos en un lugar central la idea de reconstruir un


capitalismo nacional que genere las alternativas que permitan reinstalar la movilidad
social ascendente. No se trata de cerrarse al mundo, no es un problema de
nacionalismo ultramontano, sino de inteligencia, observación y compromiso con la
Nación.

Basta ver como los países más desarrollados protegen a sus trabajadores, a sus
industrias y a sus productores. Se trata, entonces, de hacer nacer una Argentina con
progreso social, donde los hijos puedan aspirar a vivir mejor que su padres, sobre la
base de su esfuerzo, capacidad y trabajo. (Aplausos)
Para eso es preciso promover políticas activas que permitan el desarrollo y el
crecimiento económico del país, la generación de nuevos puestos de trabajo y la
mejor y más justa distribución del ingreso. Como se comprenderá el Estado cobra en
eso un papel principal, en que la presencia o la ausencia del Estado constituye toda
una actitud política.

Por supuesto no se trata de poner en marcha, una vez más, movimientos pendulares
que vayan desde un Estado omnipresente y aplastante de la actividad privada a un
Estado desertor y ausente, para retornar continuamente de extremo a extremo, en lo
que parece ser una auténtica manía nacional que nos impide encontrar los justos,
sensatos y necesarios equilibrios.

Se trata de tener lo necesario para nuestro desarrollo, en una reingeniería que nos
permita constar con un Estado inteligente. Queremos recuperar los valores de la
solidaridad y la justicia social que nos permitan cambiar nuestra realidad actual para
avanzar hacia la construcción de una sociedad más equilibrada, más madura y más
justa. (Aplausos). Sabemos que el mercado organiza económicamente, pero no
articula socialmente, debemos hacer que el Estado ponga igualdad allí donde el
mercado excluye y abandona. (Aplausos).

Es el Estado el que debe actuar como el gran reparador de las desigualdades sociales
en un trabajo permanente de inclusión y creando oportunidades a partir del
fortalecimiento de la posibilidad de acceso a la educación, la salud y la vivienda,
promoviendo el progreso social basado en el esfuerzo y el trabajo de cada uno. Es el
Estado el que debe viabilizar los derechos constitucionales protegiendo a los sectores
más vulnerables de la sociedad, es decir, los trabajadores, los jubilados, los
pensionados, los usuarios y los consumidores. (Aplausos). Actuaremos como lo que
fuimos y seguiremos siendo siempre: hombres y mujeres comunes, que quieren estar
a la altura de las circunstancias asumiendo con dedicación las grandes
responsabilidades que en representación del pueblo nos confieren. (Aplausos).

Estamos dispuestos a encarar junto a la sociedad todas las reformas necesarias y para
ello también utilizaremos los instrumentos que la Constitución y las leyes contemplan
para construir y expresar la voluntad popular. Vamos a apoyarnos en la Constitución
para construir una nueva legitimidad de las leyes, que vaya más allá de la prepotencia
del más fuerte. Un Estado no puede tener legitimidad si su pueblo no ratifica el
fundamento primario de sus gobernantes. De la misma manera que luchamos contra
la pobreza económica tendremos una conducta sin dobleces para impedir la pobreza
cívica. (Aplausos). Sólo cuando el Gobierno se desentiende del pueblo es que toda la
sociedad empobrece, no sólo económicamente sino moral y culturalmente.

Somos conscientes de que ninguna de esas reformas serán productivas y duraderas si


no creamos las condiciones para generar un incremento de la calidad institucional. La
calidad institucional supone el pleno apego a las normas y no una Argentina que por
momentos aparece ante el mundo como un lugar donde las violación de las leyes no
tiene castigo legal ni social. A la Constitución hay que leerla completa. La seguridad
jurídica debe ser para todos, no solamente para los que tienen poder o dinero.
(Aplausos).

No habrá cambio confiable si permitimos la subsistencia de ámbitos de impunidad.


Una garantía de que la lucha contra la corrupción y la impunidad será implacable,
fortalecerá las instituciones sobre la base de eliminar toda posible sospecha sobre
ellas.

Rechazamos de plano la identificación entre gobernabilidad e impunidad que algunos


pretenden. Gobernabilidad no es ni puede ser sinónimo de impunidad.
Gobernabilidad no es ni puede ser sinónimo de acuerdos oscuros, manipulación
política de las instituciones o pactos espurios a espaldas de la sociedad. (Aplausos).

Este combate es una tarea conjunta del Poder Ejecutivo, el Congreso y el Poder
Judicial, pero también de la sociedad porque no podemos ignorar que es de esa
misma sociedad de donde provienen los hombres y mujeres que integran las
instituciones públicas y privadas.

Cambio responsable, calidad institucional, fortalecimiento del rol de las instituciones


con apego a la Constitución y a la ley y fuerte lucha contra la impunidad y la
corrupción deben presidir no sólo los actos del Gobierno que comenzaremos sino
toda la vida institucional y social de la República.

Queremos ser la generación de argentinos que reinstale la movilidad social


ascendente, pero que también promueva el cambio cultural y moral que implica el
respeto a las normas y las leyes. En este marco conceptual queremos expresar los ejes
directrices en materia de relaciones internacionales, manejo de la economía, los
procesos de la salud, la educación, la contención social a desocupados y familias en
riesgo y los problemas que plantean la seguridad y la justicia en una sociedad
democrática.

Profundizar la contención social de las familias en riesgo, garantizando subsidios al


desempleo y asistencia alimentaria, consolidando una verdadera red federal de
políticas sociales integrales para que quienes se encuentran por debajo de la línea de
pobreza puedan tener acceso a la educación, la salud pública y la vivienda.
(Aplausos).

Reinstalar la movilidad social ascendente que caracterizó a la República Argentina


requiere comprender que los problemas de la pobreza no se solucionan desde las
políticas sociales sino desde las políticas económicas. (Aplausos). Sabemos que hay
que corregir errores y mejorar métodos en la forma de asignación de la ayuda social.
(Aplausos). Pero es imprescindible advertir que la tragedia cívica del clientelismo
político no es producto de la asistencia social como gestión de Estado, sino de la
desocupación como consecuencia de un modelo económico. (Aplausos). En nuestro
país la aparición de la figura del cliente político es coetánea con la del desocupado.
Mientras en la República Argentina hubo trabajo, nadie fue rehén de un dirigente
partidario. (Aplausos).

Al drama de la desaparición del trabajo y el esfuerzo como el gran articulador social,


se sumó el derrumbe de la educación argentina. No hay un factor mayor de cohesión
y desarrollo humano que promueva más la inclusión que el aseguramiento de las
condiciones de acceso a la educación, formidable herramienta que construye
identidad nacional y unidad cultural, presupuestos básicos de cualquier país que
quiera ser Nación.

Una sociedad como la que queremos promover debe basarse en el conocimiento y en


el acceso de todos a ese conocimiento. La situación de la educación argentina revela
dos datos vinculados a su problema central, que es la calidad de la enseñanza. Por un
lado, una creciente anarquía educativa, y por el otro, la crisis de los sistemas de
formación docente. Ambos afectan severamente la igualdad educativa. El último
sistema nacional de formación docente fue el de nuestras viejas y queridas maestras
normales. Criticado por enciclopedista, memorista y repetitivo, pero nuestra
generación fue la última formada en esa escuela pública y la calidad de la educación
era superior a la que hoy tenemos.

Aquel viejo sistema no fue suplantado por otro. Por si esto fuera poco se le agregó
con muy buena intención, pero con resultado dudoso, lo que quiso ser la
federalización de la educación que trató de lograr autonomía, objetivo con el que
estamos de acuerdo, pero se terminó en un grado cierto de anarquía en los contenidos
curriculares y en los sistemas funcionales. La igualdad educativa es para nosotros un
principio irrenunciable (Aplausos) no sólo como actitud ética, sino esencialmente
como responsabilidad institucional. Debemos garantizar que un chico del Norte
argentino tenga la misma calidad educativa que un alumno de la Capital Federal.
(Aplausos).

Es correcto que las provincias dirijan y administren el sistema de prestación del


servicio educativo, pero el Estado nacional debe recuperar su rol en materia de
planificación, contenidos de la educación y sistemas de formación y evaluación
docente. Garantizar la igualdad educativa de norte a sur es aportar a la formación de
una verdadera conciencia e identidad nacional.

En el campo de la salud, el Estado asumirá un rol articulador y regulador de la salud


pública integral sumando los esfuerzos de los subsectores públicos provinciales y
nacionales, privados y de obras sociales, orientado a consolidar las acciones que
posibiliten generar accesibilidad a las prestaciones médicas y a los medicamentos
para toda la población.

La Ley de prescripción por el nombre genérico de los medicamentos recientemente


reglamentada, será aplicada con todo el vigor, (aplausos), y el Programa Remediar,
de gratuita distribución de medicamentos ambulatorios, continuará. (Aplausos)
Es objetivo de gobierno concretar un Sistema Nacional de Salud, que se consolidará
en una red en la que el hospital público será un eje referencial, con los demás centros
de salud, públicos o privados, para ser pilares estratégicos de la atención primaria de
salud, integrándose con las políticas de contención social para avanzar en la tarea de
prevención.

El objetivo de dar salud a los argentinos impone que se asuman políticas de Estado
que sean impermeables a las presiones interesadas, por poderosas que sean,
provengan de donde provengan. (Aplausos).

Entre los fundamentales e insustituibles roles del Estado ubicamos los de ejercer el
monopolio de la fuerza y combatir cualquier forma de impunidad del delito, para
lograr seguridad ciudadana y justicia en una sociedad democrática en la que se
respeten los derechos humanos.

El cumplimiento estricto de la ley que exigiremos en todos los ámbitos debe tener
presente las circunstancias sociales y económicas que han llevado al incremento de
los delitos en función directa del crecimiento de la exclusión, la marginalidad y la
crisis que recorren todos los peldaños de las sociedad.

Pero también hay que comprender que, como sociedad, hace tiempo que carecemos
de un sistema de premios y castigos. En lo penal, en lo impositivo, en lo económico,
en lo político, y hasta en lo verbal, hay impunidad en la Argentina. En nuestro país,
cumplir la ley no tiene premio ni reconocimiento social. (Aplausos).

En materia de seguridad no debe descargarse sólo sobre la policía la responsabilidad


de la detección de las situaciones de riesgo que sirve de base al desarrollo de la
delincuencia. Son el Estado y la sociedad en su conjunto los que deben actuar
participativa y coordinadamente para la prevención, detección, represión y castigo de
la actividad ilegal.

Una sociedad con elevados índices de desigualdad, empobrecimiento, desintegración


familiar, falta de fe y horizontes para la juventud, con impunidad e irresponsabilidad,
siempre será escenario de altos niveles de inseguridad y violencia. Una sociedad
dedicada a la producción y proveedora de empleo dignos para todos resultará un
indispensable apoyo para el combate contra el delito (Aplausos).

Para comprender la problemática de la seguridad encontramos soluciones que no sólo


se deben leer en el Código Penal, hay que leer también la Constitución Nacional en
sus artículos 14 y 14 bis, cuando establecen como derechos de todos los habitantes de
la Nación el derecho al trabajo, a la retribución justa, a las condiciones dignas y
equitativas de labor, a las jubilaciones y pensiones móviles, al seguro social
obligatorio, a la compensación económica familiar y al acceso a una vivienda digna,
entre otros. (Aplausos).

El Estado debe ser esclavo de la ley para enfrentar el delito, pero no puede aceptar
extorsiones de nadie, ni de quienes aprovechan una posición de fuerza en cualquiera
de los poderes del Estado o en la economía, ni de quienes usan la necesidad de los
pobres para fines partidistas.

La paz social, el respeto a la ley, a la defensa de la vida y la dignidad son derechos


inalienables de todos los argentinos.

El delito es delito, sea de guante blanco, sea de naturaleza común, sea de mafias
organizadas. (Aplausos).

Gobernabilidad es garantizar la prestación de un servicio de justicia próximo al


ciudadano, con estándares de rendimiento, de eficiencia y de equidad que garanticen
una real seguridad jurídica para todos los habitantes, cualquiera sea su situación
económica o social.

En el plano de la economía es donde más se necesita que el Estado se reconcilie con


la sociedad. No puede ser una carga que termine agobiando a todas las actividades, ni
igualándolas hacia abajo con políticas de ajuste permanente a los que menos tienen.

El objetivo básico de la política económica será el de asegurar un crecimiento estable,


que permita una expansión de la actividad y del empleo constante, sin las muy fuertes
y bruscas oscilaciones de los últimos años.

El resultado debe ser la duplicación de la riqueza cada quince años, y una distribución
tal que asegure una mayor distribución del ingreso y, muy especialmente, que
fortalezca nuestra clase media y que saque de la pobreza extrema a todos los
compatriotas. (Aplausos).

Para alcanzar tales objetivos respetaremos principios fundamentales que ayuden a


consolidar lo alcanzado y permitan los avances necesarios.

La sabia regla de no gastar más de lo que entra debe observarse. El equilibrio fiscal
debe cuidarse. Eso implica más y mejor recaudación y eficiencia y cuidado en el
gasto. El equilibrio de las cuentas públicas, tanto de la Nación como de las
provincias, es fundamental.

El país no puede continuar cubriendo el déficit por la vía del endeudamiento


permanente ni puede recurrir a la emisión de moneda sin control, haciéndose correr
riesgos inflacionarios que siempre terminan afectando a los sectores de menos
ingresos.

Ese equilibrio fiscal tan importante deberá asentarse sobre dos pilares: gasto
controlado y eficiente e impuestos que premien la inversión y la creación de empleo y
que recaigan allí donde hay real capacidad contributiva.

Mantenimiento del equilibrio fiscal y trajes a rayas para los grandes evasores, en la
seguridad de que si imponemos correctamente a los poderosos el resto del país se
disciplinará. (Aplausos).
Terminaremos con la Argentina donde el hilo se corta por lo más delgado y en eso
actuaremos con energía, porque no es posible una economía sin esfuerzo y no
alcanzará para ayudar a los desprotegidos si no hay cumplimiento impositivo. Quien
no cumple sus obligaciones impositivas les resta posibilidades de ascenso social a los
demás. La evasión es la contracara de la solidaridad social que exigiremos.
(Aplausos).

Debemos asegurar la existencia de un país normal, sin sobresaltos, con el sector


público y el sector privado cada uno en sus respectivos roles. Hay que dotar a la
República Argentina de buena administración, gobernabilidad, estabilidad con
inclusión y progreso social y competitividad.

Con equilibrio fiscal, la ausencia de rigidez cambiaria, el mantenimiento de un


sistema de flotación con política macroeconómica de largo plazo determinada en
función del ciclo de crecimiento, el mantenimiento del superávit primario y la
continuidad del superávit externo nos harán crecer en función directa de la
recuperación del consumo, de la inversión y de las exportaciones.

Sabemos que la capacidad de ahorro local, y, por ende, el financiamiento local, es


central en todo proceso de crecimiento sostenido. Ello requiere estabilidad de precios,
entidades financieras sólidas y volcadas a prestar al sector privado, personas y
empresas, con eficiencia operativa y tasas razonables.

El desarrollo del mercado de capitales con nuevos instrumentos, con transparencia,


con seguridad, es fundamental para recuperar la capacidad de ahorro y para alejarnos
definitivamente de las crisis financieras internas, que en los últimos 20 años han
golpeado fuertemente y por tres veces a los ahorristas y depositantes.

Los fondos externos deben ser complementarios a este desarrollo de los mercados
locales y su gran atractivo está ligado a que sean fondos de inversión extranjera
directa –inversión productiva-, que no sólo aportan recursos sino también traen
aparejado progresos en la tecnología de procesos y productos.

Nuestro país debe estar abierto al mundo, pero abierto al mundo de una manera
realista, dispuesto a competir en el marco de políticas de preferencia regional y
fundamentalmente a través del MERCOSUR, (aplausos), y de políticas cambiarias
flexibles acordes a nuestras productividades relativas y a las circunstancias del
contexto internacional.

El crecimiento requerirá de una demanda creciente que aliente las inversiones, tanto
para atender el mercado interno como a las exportaciones.

Al contrario del modelo de ajuste permanente, el consumo interno estará en el centro


de nuestra estrategia de expansión. (Aplausos).
Precisamente para cumplir con esta idea de consumo en permanente expansión, la
capacidad de compra de nuestra población deberá crecer progresivamente por efecto
de salarios, por el número de personas trabajando y por el número de horas
trabajadas. Esas tres variables juntas definen la masa de recursos que irán al consumo
y al ahorro local y su evolución no puede ser fruto de una fantasía o de puro
voluntarismo.

En nuestro proyecto nacional trabajaremos de la única manera seria que es crear un


círculo virtuoso donde la masa de recursos crece –crece si la producción crece- y la
producción aumenta si también lo hace la masa de recursos.

Avanzaremos simultáneamente en forma cuidadosa y progresiva creando las


condiciones para producir más y distribuir lo que efectivamente se produzca.

Nuestras mejores posibilidades se ubican en torno al avance de la calidad


institucional en el marco de una economía seria y creíble.

Trabajando en torno a estos principios, sin espectacularidades ni brusquedad en el


cambio, seriamente, paso a paso, como cualquier país normal del mundo, podremos
cumplir con los objetivos y cumplir hacia adentro y hacia fuera con nuestras
obligaciones y compromisos.

Acortando los plazos, el Estado se incorporará urgentemente como sujeto económico


activo, apuntando a la terminación de las obras públicas inconclusas, la generación de
trabajo genuino y la fuerte inversión en nuevas obras. (Aplausos). No se tratará de
obras faraónicas, apuntaremos más a cubrir las necesidades de vivienda y de
infraestructura en sectores críticos de la economía para mejorar la calidad de vida y a
perfilar un país más competitivo, distribuyendo la inversión con criterio federal y
desarrollando nuestro perfil productivo.

Tenemos que volver a planificar y ejecutar obra pública en la Argentina, para


desmentir con hechos el discurso único del neoliberalismo que las estigmatizó como
gasto público improductivo. (Aplausos). No estamos inventando nada nuevo, los
Estados Unidos en la década del treinta superaron la crisis económica financiera más
profunda del siglo que tuvieron de esa manera.

La construcción más intensiva de viviendas, las obras de infraestructura vial y


ferroviaria, la mejor y moderna infraestructura hospitalaria, educativa y de seguridad,
perfilarán un país productivo en materia de industria agroalimentaria, turismo,
energía, minería, nuevas tecnologías, transportes, y generarán nuevos puestos de
trabajo genuinos.

Produciremos cambios en el sistema impositivo para tornarlo progresivo, lo que


permitirá luego reducir alícuotas en función de la mejora en la recaudación, ampliada
como quedará la base imponible y eliminadas que sean las exenciones no compatibles
con la buena administración. Eso nos dará solidez y solvencia fiscal.
Forma parte de nuestra decisión cumplimentar con aquello que fue mandato
constitucional del ’94 y que lamentablemente hasta hoy no se ha cumplido. Darnos
una nueva ley de coparticipación federal no sólo implica nueva distribución y nuevas
responsabilidades sino el diseño de un nuevo modelo de país. (Aplausos).

No se puede recurrir al ajuste ni incrementar el endeudamiento. No se puede volver a


pagar deuda a costa del hambre y la exclusión de los argentinos, (aplausos),
generando más pobreza y aumentando la conflictividad social. La inviabilidad de ese
viejo modelo puede ser a advertida hasta por los propios acreedores, que tienen que
entender que sólo podrán cobrar si a la Argentina le va bien. (Aplausos)

Este modelo de producción, trabajo y crecimiento sustentable y con reglas claras,


generará recursos fiscales, solvencia macroeconómica y sustentabilidad fiscal
creando las condiciones para generar nuevo y mayor valor agregado, tienen además
que permitir negociar con racionalidad para lograr una reducción de la deuda externa.

Este gobierno seguirá principios firmes de negociación con los tenedores de deuda
soberana en la actual situación de default, de manera inmediata y apuntando a tres
objetivos: la reducción de los montos de la deuda, la reducción de las tasas de interés
y la ampliación de los plazos de madurez y vencimiento de los bonos.

Sabemos que nuestra deuda es un problema central. No se trata de no cumplir, de no


pagar. No somos el proyecto del default. Pero tampoco podemos pagar a costa de que
cada vez más argentinos vean postergado su acceso a la vivienda digna, a un trabajo
seguro, a la educación de sus hijos, o a la salud. (Aplausos).

Creciendo nuestra economía crecerá nuestra capacidad de pago.

En materia de defensa, actuaremos con un concepto integral de la defensa nacional,


integrando la contribución de la acción de nuestras Fuerzas Armadas en pro del
desarrollo, trabajando para su modernización e impulsando la investigación científica
tecnológica en coordinación con otros organismos gubernamentales, para que sin
apartarse de su actividad principal puedan contribuir al bienestar general de la
población.

Queremos a nuestras Fuerzas Armadas altamente profesionalizadas, prestigiadas por


el cumplimiento del rol que la Constitución les confiere y por sobre todas las cosas,
comprometidas con el futuro y no con el pasado. (Aplausos).

Desde este proyecto nacional la República Argentina se integrará al mundo dando


pasos concretos hacia consensos políticos basados en el fortalecimiento del derecho
internacional, el respeto a nuestras convicciones, la historia y las prioridades
nacionales.

Partidarios hacia la política mundial de la multilateralidad como somos, no debe


esperarse de nosotros alineamientos automáticos sino relaciones serias, maduras y
racionales que respeten las dignidades que los países tienen. (Aplausos)
Nuestra prioridad en política exterior será la construcción de una América Latina
políticamente estable, próspera, unida, con bases en los ideales de democracia y de
justicia social. (Aplausos).

Venimos desde el sur de la Patria, de la tierra de la cultura malvinera y de los hielos


continentales y sostendremos inclaudicablemente nuestro reclamo de soberanía sobre
las Islas Malvinas. (Aplausos).

EL MERCOSUR y la integración latinoamericana, deben ser parte de un verdadero


proyecto político regional y nuestra alianza estratégica con el MERCOSUR, que debe
profundizase hacia otros aspectos institucionales que deben acompañar la integración
económica, y ampliarse abarcando a nuevos miembros latinoamericano, se ubicará
entre los primeros puntos de nuestra agenda regional. (Aplausos)

Una relación seria, amplia y madura con los Estados Unidos de América y los
Estados que componen la Unión Europea, es lo que debe esperarse de nosotros, el
estrechamiento de vínculos con otras naciones desarrolladas y con grandes naciones
en desarrollo del Oriente lejano y una participación en pro de la paz y la obtención de
consenso en ámbitos como la Organización de las Naciones Unidas para que
efectivamente se comprometa con eficacia en la promoción del desarrollo social y
económico ayudando al combate contra la pobreza. (Aplausos)

La lucha contra el terrorismo internacional, que tan profundas y horribles huellas ha


dejado en la memoria del pueblo argentino, nos encontrará dispuestos y atentos para
lograr desterrarlos de entre los males que sufre la humanidad.

La inserción comercial de la Argentina ocupa un lugar central en la agenda de


gobierno. Consolidar la política comercial como una política de Estado permanente
que trascienda la duración de los mandatos de gobierno y cuente con la concurrencia
del sector privado, de la comunidad académica, de la sociedad civil en general, será
un objetivo estratégico de primer orden de esta administración.

Profundizar la estrategia de apertura de mercados, incrementar sustancialmente


nuestro intercambio con el resto del mundo, diversificar exportaciones hacia bienes
con mayor valor agregado, desconcentrar ventas por destino y multiplicar el número
de exportadores de modo que los beneficiarios del comercio exterior se derramen
sobre todas nuestras ramas productivas.

La apertura masiva de nuevos mercados exige la negociación simultánea y


permanente en todos los foros de negociación que involucren a nuestro país.

Finalmente, no se trata de agotar en estas líneas la totalidad del curso de acción que
seguiremos; no creemos en los catálogos de buenas intenciones, queremos expresar el
sentido y la dirección de las cosas que haremos. Se trata de abordar de una manera
distinta los principales temas identificando adecuadamente los verdaderos problemas
de la agenda social con la finalidad que el conjunto sepa cómo ayudar, cómo sumar,
cómo ayudar a corregir.

Pensamos el mundo en argentino, desde un modelo propio. Este proyecto nacional


que expresamos, convoca a todos y cada uno de los ciudadanos argentinos y por
encima y por fuera de los alineamientos partidarios a poner mano a la obra de este
trabajo de refundar la patria.

Sabemos que estamos ante un final de época; atrás quedó el tiempo de los líderes
predestinados, los fundamentalistas, los mesiánicos. La Argentina contemporánea se
deberá reconocer y refundar en la integración de tipos y grupos orgánicos con
capacidad para la convocatoria transversal en el respeto por la diversidad y el
cumplimiento de objetivos comunes. (Aplausos)

Tenemos testimonio de gestión y resultados, somos parte de esta nueva generación de


argentinos que en forma abierta y convocante y desde la propuesta de un modelo
argentino de producción, trabajo y crecimiento sustentable, llama al conjunto social
para sumar, no para dividir; para avanzar y no para retroceder. En síntesis, para
ayudarnos mutuamente a construir una Argentina que nos contenga y que nos exprese
como ciudadanos.

Convocamos al trabajo, al esfuerzo, a la creatividad para que nos hagamos cargo de


nuestro futuro, para que concretemos los cambios necesarios para forjar un país en
serio, un país normal con esperanza y con optimismo.

Formo parte de una generación diezmada, castigada con dolorosas ausencias; me


sumé a las luchas políticas creyendo en valores y convicciones a las que no pienso
dejar en la puerta de entrada de la Casa Rosada. (Aplausos)

No creo en el axioma de que cuando se gobierna se cambia convicción por


pragmatismo. Eso constituye en verdad un ejercicio de hipocresía y cinismo. Soñé
toda mi vida que éste, nuestro país, se podía cambiar para bien. Llegamos sin
rencores, pero con memoria. Memoria no sólo de los errores y horrores del otro, sino
también es memoria sobre nuestras propias equivocaciones. (Aplausos). Memoria sin
rencor que es aprendizaje político, balance histórico y desafío actual de gestión.

Con la ayuda de Dios, seguramente se podrá iniciar un nuevo tiempo que nos
encuentre codo a codo en la lucha por lograr el progreso y la inclusión social.
Poniendo en una bisagra la historia, con mis verdades relativas, en las que creo
profundamente pero que sé que se deben integrar con las de ustedes para producir
frutos genuinos, espero la ayuda de vuestro aporte.

No he pedido ni solicitaré cheques en blanco. Vengo, en cambio, a proponerles un


sueño: reconstruir nuestra propia identidad como pueblo y como Nación; vengo a
proponerles un sueño que es la construcción de la verdad y la Justicia; vengo a
proponerles un sueño que es el de volver a tener una Argentina con todos y para
todos. Les vengo a proponer que recordemos los sueños de nuestros patriotas
fundadores y de nuestros abuelos inmigrantes y pioneros, de nuestra generación que
puso todo y dejó todo pensando en un país de iguales. Pero sé y estoy convencido de
que en esta simbiosis histórica vamos a encontrar el país que nos merecemos los
argentinos.

Vengo a proponerles un sueño: quiero una Argentina unida, quiero una Argentina
normal, quiero que seamos un país serio, pero, además, quiero un país más justo.

Anhelo que por estos caminos se levante a la faz de la Tierra una nueva y gloriosa
Nación: la nuestra.

Muchas gracias. ¡Viva la patria!

Discurso pronunciado el 25 de mayo de 2003.

http://www.democraciasur.com/documentos/ArgentinaKirchnerPresidencial.htm

ACTO DE FIRMA DEL ACUERDO

CON LOS DOCENTES

3 de Junio 2003

Señor gobernador de la provincia de San Juan; señor senador; señores ministros;


señora secretaria general de la CTERA; señores secretarios generales de otros
gremios docentes; funcionarios; amigos y amigas: todos sabemos que bien lo decían
quienes me precedieron en el uso de la palabra, que venimos luchando contra el
infortunio de fuertes errores y fuertes problemas que provienen del pasado. También
sabemos que definitivamente debemos cambiar la cultura y la práctica institucional.
Es central terminar con el discurso vacío y sin contenido o el discurso demagógico en
la coyuntura que siempre trae un fracaso estratégico. (Aplausos)

No le voy a mentir a los argentinos; así como no lo hice en la campaña electoral


tampoco lo voy a hacer ahora. Sé que estamos del subsuelo para abajo pero también
sé que somos argentinos, que somos hombres de esta parte de América, de esta
querida Latinoamérica, que tenemos mucha fe, mucho convencimiento espiritual y
sabemos que con optimismo, trabajo y vocación, vamos a ir reconstruyendo la
Argentina llena de carencias, muchísimas carencias, pero tenemos dos caminos
hermanas y hermanos sanjuaninos, o bajar los brazos definitivamente o rendirnos a
los planes de la ortodoxia neoliberal, o reconstruir un país plural para todos los
argentinos. Yo quiero optar por este espacio, un país con pluralidad que pueda
contener a todos los argentinos y argentinas. (Aplausos)
Recuerdo, como deben recordar la señora ministro de Educación, los señores
secretarios generales de los distintos gremios, el señor ministro de Educación
Nacional y los funcionarios presentes, que estuvimos el 11 de setiembre de 1994
firmando el Pacto Federal Educativo. En ese tiempo yo era gobernador de mi
provincia, lamentablemente a lo largo del tiempo la firma del Pacto Federal
Educativo fue un lamentable incumplimiento de muy buenos objetivos que hubieran
ayudado a que la educación en la Argentina hoy tuviera un piso absolutamente
diferente.

Por eso, de nosotros no esperen anuncios rutilantes; día tras día trabajando como
ustedes lo hacen en sus trabajos, porque el Presidente o el ministro o el gobernador
definitivamente no son de una casta diferente, somos hombres comunes que, en el
caso mío, hoy me toca trabajar de Presidente, pero bajo ningún aspecto voy a
instrumentar o voy a llevar adelante discursos o acciones que generen nuevos
fracasos en la fe y en la credibilidad del pueblo argentino. La acción, el hecho que se
pueda palpar o se pueda tocar...(Aplausos).

Por eso, hoy cuando estamos acá, vengo casi por décima vez a San Juan este año, les
quiero decir a los sanjuaninos que la palabra empeñada en cada vez que estuve aquí,
es una palabra de honor. Me tocó estar cuando San Juan estaba paralizada, estuve con
los gremios, estuve con la gente en el momento de la mayor crisis, cuando muchos
sanjuaninos aún conservaban sus fuerzas, no bajaban los brazos pero bastaba verles
los rostros para ver el grado de sufrimiento que estaban pasando por la situación que
vivían, como pasó en tantos lugares de la Argentina.

Por eso, desde San Juan le queremos decir a todos los argentinos que, trabajo,
solidaridad, humildad son temas centrales y fundamentales. Hoy venimos a firmar
este acuerdo que viene a solucionar los salarios atrasados en primer lugar de los
docentes sanjuaninos. Fíjense qué abajo del subsuelo estaremos que todos estamos, y
está bien que estemos felices y contentos, pero estamos terminando con un acto de
indignidad, que quienes imparten la educación en San Juan ni siquiera podían cobrar
sus salarios. Es la Argentina que debe quedar atrás. (Aplausos).

Por eso bien dijo el Ministro: calidad educativa, calidad institucional, 180 días de
clases como objetivo central. Debemos buscar la forma y vamos a trabajar para
institucionalizarlo definitivamente, deben ser elementos centrales. Pero también bien
dijo la secretaria general del gremio de CTERA: la calidad de la educación no
solamente se va a obtener con la vocación, con la entrega que tiene el docente, con la
participación de la comunidad educativa, de los padres, de los chicos, de las
agrupaciones vecinales que participan activamente siempre, de construir ese ámbito
de la educación que ya ha permitido traspasar las distintas crisis que hay. También
debemos construir la Argentina del esfuerzo, del trabajo y de la solidaridad que nos
permita empezar a tener en nuestras manos paulatinamente un país más justo.

Nosotros somos conscientes, pero no vamos a caer en la tentación siguiendo nuestras


palabras más allá de los hechos que vayamos generando. Yo sé que los argentinos a
medida que vayan viendo los hechos van a ir recuperando el optimismo y la fuerza, y
con la fuerza y el optimismo de los argentinos vamos a tener un amanecer nuevo,
distinto, que nos devuelva la posibilidad de volver a tener esperanza, de volver a
tener sueños, de volver a amar, de volver a soñar en la familia. (Aplausos).

También, en el día de hoy, haciendo un esfuerzo –me venían cargando en el avión el


ministro del Interior y el ministro de Educación- monedita tras monedita juntamos y
creo que en el día de hoy o de mañana, el señor gobernador, va a tener usted
depositado los 10 millones de pesos para que los empleados públicos puedan cobrar
sus salarios. (Aplausos).

Vamos a avanzar en todo el esquema en próximos viajes de las obras que son
fundamentales para estructurar, para darle la infraestructura a San Juan como al resto
de la Argentina, pero en el día de hoy estos eran los dos temas centrales. Vinimos en
un día de trabajo, a trabajar con ustedes, a compartir en esta tierra argentina, estos
instantes, estos momentos y convocamos a todos, a todos con mucha grandeza;
tenemos que construir nuestra Argentina; tenemos que reconstruir nuestra Patria;
tenemos que volver a sentirnos, a creer y a referenciar cariño y afecto entre nosotros.
Tenemos que darnos cuenta que no hay salidas fundamentalistas o mesiánicas. Se
terminó esto de aquel líder que puede arreglar todo y solucionar todo. La
construcción colectiva plural con el esfuerzo de cada uno de nosotros, nos va a dar
esa opción superadora que los argentinos estamos necesitando.

Nosotros hoy, somos quienes nos toca estar al frente de esta historia; muy poco
podríamos hacer solos, pero sé que tomados de la mano y hermanados con nuestro
pueblo, más allá de cualquier cuestión partidaria, a la nueva Argentina van a llegar
las esperanzas que se van a transformar en realidades y los sueños van a ser cuestión
cotidiana. (Aplausos)

Muchas gracias sanjuaninos, muchas gracias sanjuaninas, solidaridad, trabajo,


esfuerzo y todos los días una realidad. Gracias.

3 de Junio 2003

http://www.casarosada.gov.ar/discursos-2007/24366

ACTO DE LANZAMIENTO DEL PLAN


ALIMENTARIO "EL HAMBRE MÁS URGENTE"

Señor Vicepresidente; señor presidente de la Cámara de Diputados; funcionarios;


señores representantes de entidades independientes y de la comunidad; señores
representantes de las ONG; amigos a amigas presentes: creo que el Plan "El Hambre
más Urgente", una iniciativa loable que tomó el Estado Nacional en su momento y la
profundiza ahora para lograr su concreción, marca con claridad cuáles son las
prioridades que debe tener la sociedad argentinas, porque si y ustedes miran y
analizan muchas opiniones de algunos empresarios, de algunos sectores del
establishment y de algunos sectores de las empresas privatizadas, cuando dicen que
muchas veces en la Argentina falta determinar cuáles van a ser con claridad las
políticas económicas que vamos a implementar; vienen muy mal acostumbrados,
están acostumbrados a implementar las políticas económicas que ellos necesitan y
que ellos necesitan y quieren, pequeños grupos y sectores de poder en el país que
durante años estuvieron trabajando sobre las espaldas de todos los argentinos. No
escuché hablar a estos sectores de "El Hambre más Urgente", no los escuché hablar
de la tremenda pobreza que tienen muchos argentinos, no los escuché hablar de la
falta de trabajo, no los escuché hablar de muchas cosas que pasan en el interior de la
Argentina; por eso, que se queden tranquillos, nosotros sabemos hacia dónde tenemos
que orientar económica y productivamente al país, vamos a seguir paso a paso con
absoluta y total independencia, porque vuelvo a repetir lo del primer día: no vine ni
vinimos a dejar nuestras convicciones en la puerta de entrada de la Casa Rosada. Esta
vez tengan la seguridad los argentinos de que marcharemos fuertemente con las
convicciones, con las ideas, con la visión de país que tenemos.

"El Hambre más Urgente" tiene que llegar a todos los sectores de la sociedad,
nosotros los dirigentes políticos, los que representamos a los Estados nacionales,
provinciales y municipales tenemos que alejarnos de cualquier tentación
clientelística, porque también eso le hace un tremendo daño a las políticas sociales en
la Argentina. Discriminar, determinar o facturar lo que el Estado hace como si fuera
una actitud de benevolencia, cuando el Estado debe estar allí con su calidad
promotora, presencial, juntamente con los sectores distintos de la comunidad, con las
distintas organizaciones aquí presentes, con los distintos periodistas que tuvieron al
valentía de asumir de cara a la sociedad este problema, pero garantizándose y
garantizándonos que esto debe ser una verdadera tarea de reivindicación, de
promoción social para aquellos hermanos y hermanas que más sufren.

Por eso creo que es fundamental consolidar este tipo de políticas, empezar a llevarlas
a adelante, profundizarlas, extenderlas a todas las organizaciones populares. Que no
me vengan a decir que hay organizaciones populares que porque no son afines a
determinados gobiernos no hay que tenerlas en cuenta, yo creo que hay una nueva
problemática social en la Argentina donde muchas organizaciones populares no
vinculadas a los gobiernos han tenido mayor agudeza y mayor respuesta en las
políticas sociales que la sociedad necesitaba ante este fenómeno tremendo de la
exclusión social e institucional que vive nuestro país. Nosotros como Estado tenemos
que aprender de esas organizaciones que han sabido organizar comedores
comunitarios, farmacias comunitarias, panaderías comunitarias, en el marco de una
pobreza absoluta pero con una actitud solidaria realmente importante. Son cuestiones
que tenemos que recepcionar los Estados nacionales, provinciales y municipales,
porque allí más allá de cualquier visión que tengamos de la sociedad, vamos a estar
terminando con la fragmentación y vamos a estar estructurando definitivamente una
sociedad que tenga esquemas superadores y nos devuelva la esperanza de que
podemos a volver a ser todos los argentinos dentro de nuestra propia sociedad, este es
el gran desafío que tenemos por delante. Por eso lo tenemos que hacer con una gran
convicción, con una gran firmeza, con una gran solidaridad, con una gran amplitud,
dejando aquellos vicios que tanto daño nos han hecho para volver a retemplar
realmente el trabajo mancomunado de todos los argentinos, para consolidar las bases
de las políticas de inclusión social y de inclusión institucional que este país está
necesitando.

También les digo a los amigos de la comisión que ha trabajado allí que otro gran
desafío que tenemos los argentinos -y ya estamos trabajando nosotros en este tema,
por ahí es un guante que les dejo- es ver si entre todos podemos trabajar para
erradicar el trabajo infantil, ver si en la Argentina definitivamente podemos avanzar
sobre un tema que nos avergüenza día a día y cotidianamente a todos. Creo que sería
otro salto cualitativo de la sociedad y otra respuesta clara y concreta a lo que están
necesitando los argentinos.

Muchísimas gracias por el trabajo que han hecho, por la solidaridad, por la presencia
de todos ustedes, ONGs de distinta diversidad, de los distintos matices que pueda
tener nuestra sociedad. Creo que los desafíos que tiene la Argentina los debe poner
por arriba de cualquier contradicción menor. Muchísimas gracias.

http://www.casarosada.gov.ar/discursos-2007/24422

PALABRAS DEL PRESIDENTE DE LA NACIÓN,


DOCTOR NÉSTOR KIRCHER, EN EL ACTO
CONMEMORATIVO DEL DÍA DE LA INDUSTRIA

2 de septiembre del 2003

Señor presidente de la Unión Industrial Argentina, doctor Alberto Alvarez Gaiani;


señor vicepresidente de la Nación, Daniel Scioli; señor jefe de Gobierno de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires, doctor Aníbal Ibarra; señores integrantes de la Unión
Industrial Argentina; señores dirigentes sindicales; señores ministros del Poder
Ejecutivo Nacional; señores legisladores; autoridades nacionales; señoras y señores:
hemos querido estar presentes en esta sede de la Unión Industrial Argentina para
celebrar con ustedes el “Día de la Industria”, aprovechando este momento para
compartir algunas reflexiones.

Cuando con mucho esfuerzo tratamos de dejar atrás los años que quebraron a nuestras
instituciones y a nuestra sociedad, tras la más brutal concentración del ingreso y la
más impiadosa exclusión social, años en los que transitamos tras la quimera de un
ingreso a la globalización sin estrategia nacional, es bueno que miremos a nuestra
industria.

Necesitamos reconstruir un país con calidad institucional, con sustentabilidad


económica, en un marco de equidad que facilite la movilidad social ascendente, que
incentive y premie el esfuerzo. Necesitamos valernos de otras lógicas que nos
impulsen a construir un país diferente.

La creatividad, el aprovechamiento de las naturales diversidades y de la pluralidad de


la imaginación, deben ser aplicadas con perspectivas de nación. La reconciliación de
las instituciones con el ciudadano, deben abrir paso hacia ideas que desechen el
pensamiento único y ayuden a generar un nuevo modelo de país que integre social y
territorialmente a sus habitantes en un marco de equidad y desarrollo.

Esto decíamos recién en otro escenario, el de la Bolsa de Comercio, ante otros


hombres de negocios al presentarles la puesta en marcha del Fideicomiso Complejo
Industrial Nacional de las Comunicaciones, un proyecto que coordina esfuerzos
públicos y privados y que busca combinar el espíritu emprendedor en desarrollo de
nuevas tecnologías, la captación de inversiones y la creación de nuevas oportunidades
de renta.

Se trata de una iniciativa gubernamental con aportes públicos y privados para


financiar proyectos, fondos que administrados por una entidad perteneciente a la
banca pública, se aplicarán a los proyectos del sector privado de las
telecomunicaciones, que serán evaluados con criterio de eficiencia económica y
rentabilidad.

Tratamos de despertar las energías que la República Argentina atesora en el interior


de su propia sociedad. Sólo así obtendremos sustentabilidad interna y credibilidad en
el exterior que pueda despertar interés y potenciales inversores que quieran colaborar
en esa reconstrucción. En este ámbito, queremos encontrarnos con los industriales
que emprenden, con los que arriesgan, con los que crean trabajo, con los que en su
mayoría han estado expuestos a los vaivenes de la Argentina.

Debemos encontrar un punto en que los industriales, los empresarios, los


representantes de los sectores productivos de nuestra sociedad, puedan coordinar a la
luz del día con el Estado estrategias comunes para que nuestro país pueda ser un
territorio de paz, trabajo y prosperidad.

No es reeditando viejos modelos de gestión, en los que la suerte empresarial queda


atada a las prebendas y privilegios que el Estado le otorgue, como saldremos
adelante. No es con funcionarios que actúen por presión o por comisión, como
dejaremos atrás el modelo de concentración, exclusión, endeudamiento y falta de
estrategia nacional ni con empresarios que concentren su habilidad en transitar por
los despachos oficiales.
Venimos a promover que se involucre en la construcción de una Argentina nueva,
productiva y eficiente, con sustentabilidad interna y respeto externo, integrada con
inteligencia a un mundo en constante cambio.

La estrategia es construir en nuestro país un capitalismo en serio, con reglas claras en


las que el Estado juegue su rol inteligentemente para regular, para controlar, para
hacerse presente donde haga falta mitigar los males que el mercado no repara,
poniendo equilibrio en la sociedad que permita el normal funcionamiento de un país.
Un capitalismo en serio, donde importen las reglas y la calidad institucional; un
capitalismo en serio que asuma riesgos y nutra nuestro consumo a la vez que
agresivamente coloque sus productos en donde los necesite el mundo; un capitalismo
en serio en donde se combata el monopolio y la concentración para no ahogar las
iniciativas de los pequeños y medianos emprendedores; un capitalismo en serio donde
se proteja al consumidor y al inversor, con marcos regulatorios explícitos y
transparentes de organismos de control impolutos; un capitalismo en serio, un país
normal.

Porque queremos como la mayoría del pueblo argentino construir ese país, nos
sorprende ver que, como si emergieran de pronto a la vida pública, sin historias y sin
responsabilidades, que algunos economistas y periodistas insisten en reclamar, bajo el
pretexto de que los inversores externos esperan eso para venir, que se explicite un
plan económico a la vieja usanza. Pareciera que quieren jugar con las esperanzas y las
expectativas de un pueblo que aprendió a temerle a los grandes enunciados, llenos de
frases altisonantes y palabras difíciles dichas con el propósito de disimular los temas
que enuncian.

Estos minúsculos sectores de hablar difícil, cuando reclaman un plan económico,


están en verdad pidiendo medidas concretas que respondan a un plan hecho a la
medida de los intereses de sus mandantes. Cualquier otra cosa que se les conteste, no
les satisface; sólo reclaman que se haga lo que necesitan para que unos pocos, cada
vez puedan seguir ganando más y más fácilmente. Si no se hace lo que ellos
aconsejan, dicen que no hay plan.

Con este Presidente, tal como lo he señalado hace unos instantes en la Bolsa de
Comercio y tal cual ha sido mi concreto comportamiento desde siempre en la función
pública, tendrán que acostumbrarse a ver en el Poder Ejecutivo a un hombre que
trabaja por el interés de todos, a un hombre que jamás será gerente de los negocios
que ellos imaginan como el camino más corto hacia las ganancias de su mandantes.

Para ellos, durante toda la década del 90 hubo plan económico, nadie les escuchó
quejarse de que no hubiera plan. Es que estaban aplicando el plan de ellos y de los
intereses que representan. Ahora se aplica el plan de los ciudadanos. Por eso las
quejas. ¿O no han sido en nada responsables de lo que nos pasó? ¿O es que de pronto
no tienen nada que ver con la concentración de la riqueza cada vez en menos manos?
¿Es que no se van a hacer cargo de la corrupción que asoló a la patria? ¿Es que no
tienen que ver la existencia de aquel plan que aplaudían con desocupación? ¿La
exclusión social no es un resultado de lo que para ellos era un buen plan? Señores:
somos pocos y nos conocemos mucho.

La afirmación relativa a la ausencia de plan es una de las tantas manifestaciones de


presión que ejercen dos tipos de actores claramente diferenciados: por un lado, están
los que defienden intereses sectoriales y particulares que instuyen que las medidas
para salir de la crisis no favorecerán esos intereses; por otro lado, se les suman los
nostálgicos de las medidas que devastaron a nuestro país, que tienen una posición
ideológicamente ligada a la experiencia de los años 90, que colapsó en 2001 y que
nos retrotrajo hasta el subsuelo donde la Argentina está.

No nos molesta que se representen y defiendan sus intereses de un sector, ello es


natural y propio de la dinámica social. Tampoco nos incomoda que otros sigan
creyendo en la “teoría del derrame” y en las políticas económicas del Consenso de
Washington. Pero, por favor, un poco de decoro, de humildad y, por sobre todas las
cosas, realismo.

Fueron esas formas de gestionar el Estado, que fue cooptado por los intereses de
grupo y esas ideas de apertura indiscriminada, endeudamiento externo y eterno, entre
otras, las que hundieron la producción nacional, las que destruyeron el trabajo de los
argentinos, hipotecaron el país y sumieron a millones de compatriotas en la miseria.

Gracias a Dios los argentinos tenemos memoria y recuperaremos el Estado para


ponerlo al servicio del interés común. No más funcionarios que actúan por presión o
por comisión. Nos alejamos de las posturas del ajuste por el ajuste mismo y siempre a
costa del bolsillo y del bienestar del pueblo. ¿Qué otra cosa que un plan económico es
que tengamos una clara política fiscal, monetaria y de ingresos, una política social
que busca dejar atrás el asistencialismo para promover el desarrollo humano?

La firme convicción de que el Estado debe suplir las carencias del mercado, la férrea
defensa del crecimiento impidiendo que ningún ajuste, ahogue la incipiente
reactivación. En realidad todos lo sabemos, pasa que no tenemos el plan de ellos.
Ellos quieren que volvamos a las medidas y a loas a las políticas que devastaron el
país, quieren que volvamos al endeudamiento, al desguace de lo que resta del
patrimonio nacional, a los organismos de control al servicio de las empresas que
tienen que controlar. En síntesis, a lo que hemos vivido en los últimos tiempos: la
corrupción de la política para que les resulte más fácil aplicar su plan con políticos
como lobbistas de sus intereses.

Ven con histeria que hablamos de inversión pública a cargo del Estado, porque lo
conciben como un gasto improductivo y no les importa el trabajo que ella crea ni su
impacto en la vida cotidiana del que no tiene agua, cloaca, pavimento ni vivienda. Se
escandalizan cuando pedimos a los bancos que otorguen préstamos a los sectores
productivos. Pero que ese compromiso se observa por parte de la actividad productiva
y del Estado, no puede verificarse en quien hoy desarrolla las actividades financieras.
Bien se ha dicho aquí que, contrariamente a lo esperado, las entidades bancarias
privadas acumulan una liquidez inusual que no se encargan del volcar al crédito. Una
política de restricción crediticia no guarda ninguna lógica en un país que demanda del
auxilio financiero interno para favorecer su despegue económico definitivo, se
convierte en un obstáculo difícil de sortear y de obviar en un análisis como el que
aquí se hace.

La acción decidida de los bancos públicos –Nación, Ciudad y de la Provincia de


Buenos Aires- ha permitido volcar recursos para facilitar la producción y el consumo.
Aún así, nadie duda de la insuficiencia de ese esfuerzo. Es hora de que una vez y para
siempre el sistema financiero argentino deje de mirarse a sí mismo y se asocie al
esfuerzo nacional.

No son estos tiempos para la especulación ni para el egoísmo, menos son tiempos de
presionar sobre la necesidad del conjunto en busca de un beneficio singular. No se les
pide sensibilidad en discursos lacrimógenos, sino inteligencia y racionalidad como
sector.

Nuestro plan es sostener una política fiscal encaminada a mantener los más altos
niveles posibles de inversión pública, sin poner en riesgo el equilibrio de las cuentas
públicas. El plan es mantener un superávit fiscal primario que permita cumplir los
compromisos internos, la deuda social y afrontar racionalmente los pagos al exterior,
la deuda externa en un marco que no ahogue el crecimiento que necesitamos. Si
nuestro país detiene el crecimiento que ha iniciado, si se impide o traba de algún
modo la reactivación que ha comenzado, no sólo resultará negativo para quienes en él
vivimos, los acreedores deben entender que nuestro crecimiento es también para ellos
la única alternativa.

Queremos superar este año el 5 por ciento de crecimiento del Producto Bruto Interno,
en una ejecución plurianual nos disponemos a destinar 4.500 millones a la inversión
pública reactivante. Estamos logrando sostener el crecimiento de la ocupación, que se
elevó de mayo a julio, en el 1.1 por ciento, acumulando desde octubre de 2002 a julio
de este año el mayor crecimiento del empleo de la década.

Es también parte de nuestro plan la política de gasto público con transparencia, con
objetivos prioritarios en la educación, ciencia y tecnología, la promoción social y la
integración del territorio.

El plan en política monetaria tiene como objetivo central asegurar la estabilidad de


precios sin comprometer el nivel de actividad económica ni de la ocupación. Y los
números demuestran resultados.

La reestructuración, el fortalecimiento, la búsqueda de mayor eficiencia del sistema


financiero en su conjunto, de la banca oficial en particular y de los mercados de
capitales, son instrumentos de aquella política y parte de aquel plan.
El plan se manifiesta en una política de ingresos centrada en el funcionamiento de los
mercados, con la menor interferencia posible y la utilización de las facultades del
poder público para la corrección de las fallas del mercado en general.

Constituye parte del plan la lucha contra la evasión y la elusión fiscal, fortaleciendo
los organismos de recaudación y logrando el crecimiento sostenido de la recaudación.

Durante 2004 se discutirá la relación fiscal nación-provincias, para dictarse la norma


de coparticipación comprometida en la Constitución de 1994 y no concretada hasta la
fecha. Emergerá de esa discusión la perspectiva del país integrado que buscamos
concretar.

Y también es parte del plan el haber entablado una negociación diferente con el
Fondo Monetario Internacional, sin pedir fondos frescos, buscando la fijación de
objetivos cumplibles y sin aceptar la imposición de recetas que puedan limitar las
posibilidades de crecimiento incipiente de nuestra economía. (Aplausos)

Reclamamos de ese organismo multilateral que asuma la cuota de responsabilidad


que le cabe por haber alentado las políticas que hicieron la eclosión de 2001.
Negociamos con la clara percepción de que representamos al pueblo argentino y no
perderemos de vista sus intereses.

Como vemos, no es que no haya plan, lo que pasa es que el plan que hay no les gusta
a esos raros capitalistas que se declaran como tales pero que no quieren ni creen en la
competencia ni en el riesgo empresario ni en las reglas claras y transparentes ni en el
consumo masivo. Y como no creen en la competencia ni en el riesgo empresario, es
que muchas veces se aseguran prácticas monopólicas o rentabilidades exorbitantes
desde las resoluciones y regulaciones del propio Estado. Y como no quieren reglas
claras y transparentes que permitan rentabilidades pero cuiden el derecho de los
usuarios y consumidores, quieren funcionarios, organismos y marcos regulatorios a la
medida de sus intereses. Raros capitalistas que no creen en el consumo como motor
de la economía y que históricamente han demandado achicamiento de salarios para
mejorar supuestamente la situación del país. ¿O será a caso que propugnan un inédito
capitalismo donde sólo consuman ellos?

No es que no haya plan económico, lo que no hay son paquetazos, exabruptos ni


lecciones diarias de economía.

Bien se ha mencionado aquí el paralelismo con aquél 2 de septiembre de 1931 y


quiero agregar algo más: se trataba en aquella época de un final, de un verdadero fin
de época y del comienzo de la nueva era mundial.

La más profunda depresión afectaba las economías más importantes y los países
como el nuestro se encontraban en ella como una hoja al viento. Nosotros venimos
saliendo de una crisis que ha sido varias veces más profunda que aquella depresión y
estamos también ante un final de época.
El cambio es nuestro futuro, el futuro de todos, no sólo el futuro de los industriales o
de un gobierno. Como los que en otras latitudes hicieron para superar sus problemas,
debemos romper los viejos moldes, debemos intentarlo con nuevas ideas, con
modernidad, con creatividad, pensando distinto a lo tradicional. Por supuesto que
encontraremos resistencias, pesimismo e intereses contrapuestos, pero cuando a tanto
les va mal o a unos pocos les va bien, que no quieren postergar sus privilegios, la
lucha y el camino no será fácil. Pero debemos iniciar, a pesar de las dificultades, un
nuevo ciclo virtuoso construyendo un capitalismo en serio, que no puede sino
respetar las instituciones de la democracia, los derechos humanos y la dignidad del
hombre; un capitalismo en serio, en donde valga la pena esforzarse, arriesgarse,
emprender y ganar.

Queremos desde aquí integrarnos al mundo para prestigiar de tal modo nuestros
productos que en cualquier lugar se pueda decir “está bien hecho, fue hecho en la
Argentina”, que algunos de ustedes lo han logrado y obtuvieron y tienen prestigio
internacional. Se trata de que otros muchos más lo logren, pues eso es lo que mide la
grandeza de un país.

Un capitalismo como el que necesitamos, no se construye desde un gobierno, se


construye desde un proyecto empresarial y de dirigencias que, asumiendo su rol, atan
su destino como sector al del país al que pertenecen. Sino, basta mirar más allá de
nuestras fronteras.

Producción y trabajo, no la especulación, son las características que diferencian a


esos países que se desarrollan con los que no lo son.

Yo les quiero agradecer profundamente la invitación a acompañarlos en el “Día de la


Industria”. Quería aprovechar esta instancia, como recién lo hice en la Bolsa de
Comercio, aquí, en la casa de los industriales argentinos, para hacer estas reflexiones.

Es muy importante que todos los argentinos tengamos clara conciencia –y yo sé que
ustedes la tienen- de porqué llegamos adonde estamos. Entremos a valorar, mejorar y
perfeccionar los datos positivos y la recuperación que podamos lograr, pero también
entendamos que nosotros le queremos devolver la tranquilidad a los inversores
externos e internos. No queremos nunca más que los que invierten, los que arriesgan,
los que creen en la producción nacional, los que creen en el trabajo nacional, los que
creen en la industria nacional estén sufriendo con la pantalla de televisión donde cada
cuatro o cinco días aparezca algún iluminado con medidas que absolutamente
revierten todo el camino que estratégicamente se había delineado: la Argentina del
saltinbanco, la Argentina de ese proyecto hegemónico, uniforme, que nos llevó a la
situación que hoy tenemos todos los argentinos.

Nosotros queremos dar seguridades, seriedades, queremos ser absolutamente


responsables. Nosotros, les puedo asegurar, vamos a poner todo nuestro esfuerzo para
construir una Argentina que tenga su industria nacional donde los industriales
nacionales vuelvan a recuperar el rol perdido.
Lo tenemos que hacer en un ida y vuelta permanente y sabemos que la lucha es
difícil, porque la cultura de la ideología de la década del 90, penetró sectores de la
información, penetró sectores de la sociedad argentina –algunos determinados- y
creen que tener un plan económico siempre significa hacer quebrar a los industriales
argentinos y dejar a la gente sin trabajo. Nosotros creemos lo contrario. (Aplausos)

Señores: nuestra presencia acá, la presencia del Gabinete, no es una presencia casual,
es una presencia de compromiso y sabemos que tenemos que escuchar y sabemos que
muchas veces tendremos que corregir cosas. Estamos dispuestos a hacerlo, creemos
en la Argentina de la pluralidad, creemos en el capitalismo nacional, creemos en las
estrategias nacionales, creemos en tener un país con estrategia y creemos
necesariamente que la posibilidad de hacer una Argentina sin exclusión social en gran
parte está en las manos, en la elaboración, en el esfuerzo y en riesgo que hacen los
grandes y pequeños empresarios nacionales, los emprendedores y aquellos que se
quieren sumar. Este Gobierno los va a estar acompañando.

Muchísimas gracias y gracias por la invitación.

2 de septiembre del 2003

http://www.casarosada.gov.ar/discursos-2007/11005

PALABRAS DEL PRESIDENTE NÉSTOR


KIRCHNER EN EL ACTO DE LANZAMIENTO DEL
PLAN INTEGRAL PARA LA PROMOCIÓN DEL
EMPLEO

Jueves 23 de octubre del 2003

Señores ministros del Poder Ejecutivo Nacional; autoridades nacionales; señores


empresarios; representantes gremiales; señores legisladores; integrantes de
organizaciones no gubernamentales; señoras y señores: la lucha por el ordenamiento
económico, por generar en el país la posibilidad de un proyecto absolutamente
inclusivo, por dar la batalla en todos los lugares contra la exclusión social en todas
sus calidades, es una tarea central y vital que los argentinos debemos llevar adelante,
y el Gobierno pone y va a poner todo su esfuerzo por ser motor central en esta batalla
y en esta lucha.

Lo que pasa es que no son palabras jóvenes las que estoy diciendo, son palabras que
se han venido repitiendo en distintos funcionarios, en distintos presidentes, en
distintos dirigentes durante varias décadas en la Argentina. Siempre los discursos
tienen este contenido, pero es evidente que hay caminos absolutamente diferentes.
Todavía recuerdo en 1996 cuando el paradigma y el rumbo era que para que haya
distribución del ingreso, haya inversión y haya empleo se tenía que llenar el vaso para
que derrame, en una actitud absolutamente voluntaria; hoy cuando nos vemos en el
tiempo nos parece casi ridículo, pero tengamos la capacidad de autocrítica de que
altos niveles de la sociedad argentina estaban casi con una cultura fundamentalista
convencidos de que éste era el camino y el rumbo.

Se nos dijo también durante mucho tiempo que la quita de aportes patronales para la
baja de costos laborales iba a generar miles y miles de puestos de trabajo, y cuando se
produjo, en 1996, tuvimos el primer déficit fiscal importante del presupuesto.
Pantallas como la que acabamos de exhibir, que nosotros ponemos con la mejor de
las voluntades, si hablaran, recordarían las cosas que se fueron exponiendo y diciendo
durante mucho tiempo. La sociedad argentina en general trató de creer y acompañar,
pero no fueron más que acciones para transferir ingresos a los sectores de siempre.

Por eso nosotros creemos que la Argentina tiene que crecer; no hay que enamorarse
de los números, estamos empezando a crecer pero aún estamos bien en subsuelo de la
patria, estamos saliendo de situaciones dolorosas y lamentables. No vamos a caer en
la euforia o en la actitud coyuntural, sin visión estratégica, de salir a hacer una fiesta
de un crecimiento que es el crecimiento sobre el dolor que nos ha tocado pasar a
todos los argentinos, esperando que la Argentina pueda definitivamente estructurar un
fuerte avance en todo su esquema económico y obviamente en el esquema de la
distribución del ingreso. La Argentina creció al 7 y al 8 por ciento pero no pudo
vencer la desocupación y no pudo tener una distribución del ingreso diferente; y en
situaciones bastante mejores, desde todo punto de vista, que la que tenemos nosotros.
Tenemos un 150 por ciento de endeudamiento de nuestro producto bruto interno, y
todavía algunos nos dicen que no es seria nuestra propuesta cuando decimos que
podemos pagar el 75 por ciento de la deuda a los tenedores y acreedores de títulos
externos. No hay nada más serio, si van a mirar nuestros números tenemos que hacer
bastante esfuerzo todos los argentinos para cumplimentar lo que estamos diciendo,
para llevar la deuda respecto al producto bruto de un 150 por ciento a un 80, un 70
por ciento, para empezar a ser un país con alguna posibilidad de viabilidad.

Esta es la situación que tiene la Argentina hoy. Se podrán hacer todo tipo de
disertaciones, todo tipo de elaboraciones, podemos seguir escuchando a los
tecnócratas que escuchamos durante la década del 90 seguir exponiendo si la
Argentina va a crecer o tiene proyecto coyuntural, o no tiene plan económico, o que
va a crecer solamente hasta el 2006; cuando escucho que vamos a crecer hasta el
2006, después de las cosas que nos han pasado, a uno lo motiva fuertemente. Pero
tenemos que partir de la situación en la que estamos, y este plan se ubica en esta
situación. Empezar a transformar los planes sociales, que sirvieron en la coyuntura,
que sirven, pero tenemos que transformarlos en planes genuinos, tenemos que
devolverle a la gente el instrumento de la dignidad del trabajo; tenemos que combinar
con todos los sectores empresarios, con las pymes, con las empresas nacionales la
reconstrucción del capital nacional, tarea central y esencial para hacer una nueva
Argentina, en una forma coordinada -Estado, trabajadores y empresarios-, para
definitivamente empezar a generar la simbiosis de nuevas síntesis que nos permitan
dar las respuestas que los argentinos necesitamos.

Este es el gran debate de la idea del país que queremos construir. No se pude
construir un país sin ideas, no es cierto que se hayan muerto las ideologías, las ideas y
las visiones; las hay argentinas y construcciones diferentes, algunas las hemos
soportado y ya vimos lo que nos ha pasado, nosotros tenemos la oportunidad, desde
la pluralidad, de construir una Argentina diferente, y lo tenemos que hacer con ideas
reales, concretas, con los pies sobre la tierra, discutiendo los temas que tenemos que
discutir y aspirando a construir la Argentina que deseamos tener en nuestras manos.
Tenemos que perder la vergüenza de que son ideas que no circulan más, que están
fuera de onda, o lo que dicen algunos que han pugnado por estos proyectos, con los
que se ha consolidado una gran exclusión en la Argentina, con pequeños sectores
absolutamente desnacionalizados favorecidos con la rentabilidad de la economía
cuando esa economía creció. Nosotros queremos hoy que cuando la Argentina crezca
genere empleo y distribuya el ingreso de manera diferente, que genere inclusión. Ese
es el proyecto que le va a permitir al país volver a ser viable y construir una
Argentina solidaria entre todos, con un capitalismo serio, nacional y competitivo.
Este es el gran desafío que tenemos por delante.

Por eso con el señor ministro de Trabajo, con los responsables de todas las áreas,
Planeamiento Federal, las áreas sociales, salud, las universidades y la educación,
tenemos que trabajar fuertemente mancomunados, pero con este concepto y con esta
filosofía. Este es el desafío, tenemos que demostrarnos a nosotros mismos que
podemos hacer un país equitativo y justo. ¿Si no para qué? ¿Conducir a la Argentina
nuevamente por el sólo hecho de ser ministros, diputados o presidentes, lo que pueda
ser cada uno, para volver a llevar a este programa de agudización de las
contradicciones, de exclusión social e institucional? A mí no me interesa ser parte de
esa Argentina.

Apostamos y decidimos jugar todo a esta visión de país. Por eso creemos en todos
ustedes, en que todos somos absolutamente conscientes y responsables de nuestra
verdad relativa y del momento que estamos viviendo. Vamos a apostar a estos planes,
estamos dispuestos a ir teniendo y recibiendo todas las ideas creativas e imaginativas
que nos permitan avanzar con estos temas, porque estoy seguro que si avanzamos por
este camino, y combinamos crecimiento productivo y crecimiento económico con
generación de empleo y distribución del ingreso correcta, la Argentina va a empezar a
ser diferente y vamos a consolidar la posibilidad de tener nuevos sueños.

Este es el desafío que tenemos, éste es el camino que nosotros vamos a seguir
transitando, absolutamente dispuestos a tener toda la autocrítica necesaria para
corregir los errores que podamos cometer, pero absolutamente decididos a
profundizar en el rumbo de estas ideas. Muchas gracias.

Jueves 23 de octubre del 2003

http://www.casarosada.gov.ar/discursos-2007/24408
PALABRAS DEL PRESIDENTE NÉSTOR
KIRCHNER EN EL ENCUENTRO DE LA
MILITANCIA

11 de Marzo del 2004

Queridos amigos y amigas; compañeros y compañeras: quiero comenzar


expresándoles que exactamente hace 31 años a esta hora una generación de
argentinos veíamos y sentíamos que la democracia volvía a la Patria.

Me preguntaban cómo viví el 11 de marzo del 73. Me tocó ser el fiscal de mesa y
recuerdo hasta hoy que había tanto miedo a la trampa y al fraude que la orden que
teníamos era subirnos a los camiones que transportaban las urnas para cuidarlas hasta
que se terminara de revisar el último voto. Era el 11 de marzo del 73, una generación
de argentinos nos incorporábamos a la vida democrática con la fuerza y el deseo de
construir un nuevo país. Después nos tocó vivir tantas cosas, nos tocó pasar tantos
dolores, nos tocó ver diezmada esa generación de argentinos que trabajaba por una
Patria igualitaria, de inclusión, distinta, una Patria donde no sea un pecado pensar,
una Patria con pluralidad y consenso como el que tenemos hoy aquí, que el hecho de
pensar diferente no nos enfrentara sino por el contrario, nos ayudara a construir una
Argentina distinta.

No me quiero poner nostálgico porque es verdad que a uno le vibra el corazón y se le


llenan los ojos de lágrimas cuando en ustedes ve tantos rostros que hoy no están, pero
también creo que es fundamental construir una Patria con mucha identidad, con la
justicia y con la memoria, para que definitivamente podamos hacer un país sólido.
(Aplausos).

Tenemos que volver a reconstruir el espacio de los militantes, de los cuadros,


tenemos que volver a valorar la política y no queremos que se repita la mecánica casi
empresaria de la política que tiende a acordarse de los amigos y de los compañeros
para utilizarlos en cuestiones electorales. (Aplausos)

No queremos ayudar a conjugar y a que todo el mundo nos diga que sí, a tener tropas
“disciplinadas”, como se estila. Queremos tener compañeros que piensen, que nos
digan la verdad, que tengan capacidad transgresora, que ayuden a equivocarnos lo
menos posible. (Aplausos).

No queremos más la práctica de un culto al individualismo, a la personalidad y a la


teoría del jefe. Esas teorías que tanto daño han hecho a la política argentina y han
quebrado su calidad y hasta su propia moralidad los que quisieron llevarlas adelante.
Tampoco queremos más generar ese desaliento de que los compañeros, los amigos;
donde les toque actuar, sea la fuerza que sea, salen a trabajar políticamente y saben
que cuando terminan las elecciones se cierran las puertas del ida y vuelta que deben
tener aquellos que son elegidos y aquellos que ayudan a que sean elegidos
(Aplausos).

Queremos terminar con la idea del influyente, del “vení conmigo que yo tengo
conexiones” para generar el acomodo en la historia, porque eso también quebró la
moral de la política, de la práctica, que tanto daño hizo. (Aplausos).

También cuando hay una masa crítica que piensa, que elabora, que participa, evita
que aquellos que tenemos que ir a cumplir responsabilidades nos creamos más de lo
que somos y nos olvidemos de dónde venimos y para qué venimos (Aplausos).

Y en esta Argentina en la que nos tocó vivir un año 2001, que nos tocó ver explotar la
política, que nos tocó ver las cosas que vimos durante todo este tiempo, es
fundamental poner todas nuestras fuerzas para construir ámbitos como el que hoy se
empieza a construir aquí. Acá no vinimos con la ficha de afiliación, acá no vinimos a
pasar listados, acá no vinimos a ver quién está presente o quiénes están ausentes, acá
vinimos peronistas y no peronistas, gente de todas las ideas y de todas las fuerzas que
quieren cambiar a la Argentina a sentarnos en una mesa para empezar a discutir, para
empezar a pensar en conjunto, para calificar la política. (Aplausos)

Queremos nuevamente que los locales políticos no sean lugares de “trenzas”, o que
no sean lugares -para definirlos con toda exactitud- donde nos juntemos solamente a
tomar unos vinos o a comer asados. Queremos que los lugares políticos sean lugares
de meditación, de formación, de conciencia cívica, que tiendan a consolidar una
Argentina diferente. (Aplausos).

Queremos que definitivamente se termine la idea de la clandestinidad de la política,


de las cosas que se hacen en la política.

Por eso cuando estamos tratando de levantar esta Argentina que fue hundida y
quebrada, cuando tengo que soportar que me digan verborrágico, que me digan que
sobreactúo por el sólo hecho de defender a la Argentina, de decir lo que pienso y
pensar que hay que levantar este país quebrado, con dignidad, con responsabilidad y
racionalidad, no entiendo por qué me agreden así aquellos que condujeron la
Argentina durante tantos años y nos llevaron a ese proyecto económico de hambre, de
exclusión y de desocupación. ¿Por qué nos atacan como nos atacan, porqué me dicen
lo que me dicen? ¡Que afronten ante la responsabilidad de la historia las cosas que
hicieron, pero que entiendan que en la Argentina hay nuevos y buenos aires para
hacer un país distinto! (Aplausos).

En este país las cosas tienen que ser serias y claras para hacer un país normal y serio.
El que hace las cosas bien debe ser absolutamente estimulado; el que investiga, el que
estudia, el que trabaja, definitivamente el más decente y el más honesto. Y como en
cualquier país serio del mundo el delincuente, el corrupto, el que no hace las cosas
que tiene que hacer debe ir a un calabozo, como corresponde, para construir un país
distinto. (Aplausos).

Son valores y cuestiones que tenemos que llevar con todas nuestras fuerzas adelante.
No hay que caer en la disputa corta de espacios, hay que construir la Argentina. Por
eso el ámbito y espacio de hoy, en la diversidad y la pluralidad que se ha generado
aquí, no tiende a consolidar el liderazgo de nadie, sino la presencia de argentinos y
argentinas que quieren tener un rol protagónico en la construcción de la nueva
Argentina, en la construcción de la Argentina que nos merecemos todos.

Por eso queridos amigos, compañeros y compañeras, nosotros tenemos que tomar la
lección de la historia, debemos entender que el concepto de solidaridad y pluralidad
es central, pero también debemos entender que tenemos que informarnos y
prepararnos para poder conducir con todas nuestras fuerzas y capacidad este pequeño
país. Claro que venimos de una situación límite, pero es hora también de que en la
Argentina tengamos clara memoria de las cosas que nos han pasado, pero no desde el
patrioterismo vacío, sino que desde el sentido de Patria, lleno de dignidad, de justicia
y de inclusión, podamos decir que lo que los argentinos pretendemos es tener una
Patria, un hogar y una bandera que nos cobije a todos y nos dé aunque sea un
poquitito de posibilidades para poder realizarnos. (Aplausos).

Tenemos que dejar de sentir vergüenza de las cosas que defendemos, nos quieren
hacer sentir a veces que son posturas que deben ser “revisadas” en nombre de la
supuesta racionalidad. ¿Qué es la racionalidad, amigos y amigas, compañeras y
compañeros? ¿La racionalidad es bajar la cabeza, acordar cualquier cosa pactando
disciplinada y educadamente con determinados intereses, y sumar y sumar excluidos,
sumar y sumar desocupados, sumar y sumar argentinos que van quedando sin
ninguna posibilidad? ¿O la racionalidad es trabajar con responsabilidad, seriedad, con
fuerzas para abrir las puertas de la producción, del trabajo y del estudio para todos los
argentinos? Yo quiero adherir a este tipo de racionalidad, es la única racionalidad
viable que nosotros tenemos para poder realizarnos. (Aplausos).

También, queridos compañeras y compañeros, tenemos que hacer un esfuerzo muy


grande pero les puedo asegurar que es absolutamente posible continuar en la senda de
crecimiento que la Argentina ha entrado. Claro que vimos y estamos en el segundo
escalón del infierno, yo no me enamoro de los números, pero también es cierto que
cuando vemos que baja el desempleo, cuando vemos que crece la Argentina, cuando
vemos que crece el consumo nos empezamos a estimular y es posible construir el país
que nosotros soñamos permanentemente, lo podemos transformar en realidad.

Claro que hay asignaturas pendientes por doquier, pero también asumamos de dónde
partimos, un país que lo llevaron a deber 174 mil millones de dólares. No hay otro
país en el mundo que lo hayan endeudado así. Y los que lo endeudaron, los que
fueron símbolos intelectuales de ese endeudamiento todavía nos quieren decir qué es
lo que tenemos que hacer. ¡Por Dios, argentinos y argentinas, reaccionemos y
tengamos buena memoria! (Aplausos).
Cuando veo que algunos se desesperan por tratar de mostrarse y existir en la vida
política o haciendo oficialismo cerrado o haciendo oposición por oposición para
figurar en los diarios, digo ¿no se dan cuenta, no caminan la Argentina? Cuando
vamos barrio a barrio, provincia a provincia, vemos miles y millones de compañeros,
de hermanos y hermanas argentinas que nos miran con lágrimas en los ojos, en el
olvido a que han sido sometidos. ¿Por qué no dejamos de jugar a la política corta y
escribimos la historia grande de una Argentina que nos contenga a todos? (Aplausos)

Nosotros tenemos que ser el punto de inflexión de esa Argentina vacía y sin
contenido, de esa Argentina donde el que más triunfaba era el más sinvergüenza y
tenemos que construir la Argentina donde el obrero vuelva a ser el respeto central de
nuestras acciones, el que estudia pueda ser valorado como corresponde, el que
investiga – el investigador- vuelva a ser tener el lugar que merece. Que podamos,
como cuando éramos chicos, mirar a nuestros padres y ver el símbolo del esfuerzo y
del trabajo, y ellos sentirse orgullosos de que con su esfuerzo y trabajo lograron que
la generación que viene esté mejor que la que se va. Eso es cuando un país empieza a
cambiar, no como nos pasó hasta ahora en la Argentina y que estamos tratando de
revertir, que la generación que viene está peor y se tiene que ir a acurrucar en la casa
del viejo para poder sobrevivir y tener un techo. ¡Hay que dar vuelta a la historia y yo
sé que con ustedes vamos a tener la posibilidad de hacerlo! (Aplausos)

Claro que uno puede tener posturas y determinadas consignas que pueden ser muy
lindas, pero lo que yo aprendí durante toda mi vida de militante es que lo importante
es poder ir llevando paso a paso nuestras ideas para poder concretarlas. Yo lo que no
quiero es mentirle al pueblo argentino, no quiero hacer un manoseo más de la
credibilidad de nuestra Argentina y les voy diciendo paso a paso lo que vamos
haciendo, pero no me van a ver a mí tratando de mostrar un proyecto grandioso para
después defraudar a todos. Prefiero ir construyendo con todos ustedes día a día la
nueva Argentina, pero sin caer en promesas vanas y vacías. (Aplausos).

Nos decían cuando nos tocó empezar a gobernar. “ diez días y se cae, quince días y se
cae”, rogaban que nos cayéramos y que no pudiéramos funcionar. Ahora dicen que
nos vamos a caer a fines del 2004 o del 2005, y mañana no sé cuándo dirán. Yo digo
por qué, si el éxito de la Argentina va a ayudar a cobijarnos a todos los argentinos.

Lo mismo cuando vamos logrando acciones, vamos logrando inversiones y dicen


“pero no hay un proyecto a largo plazo”. Salen con lentes, con cara de serios, con
corbata, queriendo mostrarse como si fueran grandes pensadores de la vida nacional.
(Aplausos) Qué razón tenía Jauretche en su libro “Zonceras argentinas”: creen que
porque se juntan cinco, ponen cara de serios, se colocan anteojos, cara de pensadores
y dicen hay que hacer con la Argentina esto y esto. Nosotros los conocemos porque
lo vimos, nos dijeron durante toda la década del 90: tengan paciencia, esperen que el
vaso va a derramar. Derramó en hambre, en exclusión, en olvido, queridos amigos y
amigas. (Aplausos)

Por eso nosotros desde acá venimos a convocar al amor, a la convivencia, hay que
abrir todas las compuertas y hay que buscar que la Argentina en la diversidad y la
pluralidad pueda construir el destino que necesitamos. Es absolutamente factible, día
a día vamos a seguir mejorando, día a día recorreremos nuestro país, día a día nos
arrimaremos y trabajaremos palmo a palmo con aquellos hermanos y hermanas que
más necesitan; día a día iremos construyendo una Argentina donde se puedan ir
consolidando las posibilidades de tener absolutamente mediatizada la concentración
económica y una distribución del ingreso diferente. Pero para eso hay que ir
construyendo el país y el país no se construye solamente desde un discurso. Desde un
discurso se expresan las intenciones pero el país se construye con acciones que se
implementan día tras día, hora tras hora, minuto tras minuto para poder cambiarlo.
(Aplausos)

Yo les quiero contar que no soy ni eufórico ni depresivo, pero que me siento
optimista y con fuerza, me siento con absolutas ganas de avanzar y construir un país
distinto. Yo sé que a mí por el voto de todos ustedes, por la voluntad del pueblo
argentino me toca ir adelante. No tengan ninguna duda, lo dije el día que me tocó
asumir, no vine a dejar las convicciones en la puerta de la Casa de Gobierno
(aplausos) ni vine a sentarme en un sillón para seguir estando por estar, para tratar de
ser por ser o para tratar de hacer una presidencia de protocolo como les gusta a
muchos. Les puedo asegurar que he venido a poner todo lo que tengo, con mis
aciertos y mis errores, como todos los seres humanos; me vine a jugar con todos
ustedes por un país distinto. ¡No me interesa durar 10 años de fracaso o cuatro años y
medio –como me tocan- de fracaso, prefiero vivir dos años, un año, dos horas o un
minuto a pleno sabiendo que tengo que hacer lo que nuestro pueblo necesita y lo
puedo hacer! (Aplausos)

A pocas horas de empezar el gobierno nos decían que estábamos abriendo muchos
frentes, pero nosotros dijimos “venimos a construir una Justicia independiente en la
Argentina”. Cuando empezamos a construir una Justicia independiente, y está
probado en la Corte Suprema que se está constituyendo en nuestro país, aparecieron
aquellos que no querían cambiar nada y entraron a mostrar su verdadera cara. Ustedes
los vieron, decían “están haciendo procedimientos que no corresponden”, cuando nos
movimos dentro del marco de la ley. Pero dijimos que este país necesita justicia y los
doctores que van a la Corte Suprema de la Nación Argentina son absolutamente
independientes, apenas los conozco, hicimos una Justicia independiente y está en
marcha. (Aplausos)

Dijimos que veníamos a terminar con la impunidad, que queríamos justicia, verdad y
memoria, y salieron a decir que por qué removía el pasado. Yo pensaba y pienso que
no es el pasado sino que es el presente doliente de 30.000 argentinos que fueron
desaparecidos por pensar diferente. (Aplausos)

Dijimos que veníamos a terminar con la vergüenza de las leyes de Obediencia Debida
y Punto Final, y se ha declarado la nulidad de las mismas, para que haya verdadera
justicia y para que haya verdadero equilibrio y responsabilidad en nuestro país.

Dijimos que veníamos a construir un país donde las posibilidades y la defensa del
capital argentino, el empresariado nacional, la producción y el trabajo argentino sean
prioritarios. En 9 meses de gobierno bajamos 9 puntos la desocupación en la
Argentina, nunca en tan poco tiempo, tan rápido, bajó tanto la desocupación.
(Aplausos) Calculo que cuando el INDEC decía que había 25 ó 26% de desocupación
había algunos que lo levantaban, ahora que hay el 14,5% no van a decir que no están
de acuerdo. Es la realidad concreta, con esas mismas cifras fue bajando.

Dijimos que veníamos con toda nuestra fuerza a recuperar la posibilidad de la


industria nacional, de la sustitución necesaria que hay que hacer, de la capacidad de
realización de nuestro país y ya está en marcha, recuperándose fuertemente la
producción nacional, inclusive marcando con realidad las posibilidades de
crecimiento económico que tenemos en esta etapa.

Pero también dijimos que veníamos a esclarecer atentados e íbamos a abrir el derecho
a la verdad y a la justicia, y hoy que vemos tantos problemas y atentados como el de
España que pasan en el mundo, podemos decir que nosotros tuvimos el valor de abrir
todos los archivos secretos para saber la verdad de esos atentados que enmudecieron
a los argentinos, como fueron los de la AMIA y la embajada de Israel. (Aplausos)

Dijimos que íbamos a fortalecer la posibilidad de la inversión pública en educación y


que creíamos en la inversión pública. Me decían que la inversión pública era un gasto
improductivo, estamos generando escuelas, rutas, caminos, casas, invirtiendo en toda
la Argentina con el esfuerzo de todos.

Dijimos que íbamos a administrar el país ordenadamente y estamos haciendo una


administración realmente equilibrada, como en cada gestión que me tocó llevar
adelante.

Dijimos que veníamos con toda nuestra fuerza a invertir más en la educación
universitaria, a invertir más en investigación, y ya los presupuestos lo van marcando.
Claro que falta mucho más, claro que hay que invertir más allí, pero hay que ver de
dónde partimos, hay que ver dónde estábamos para poder entender cómo hemos
avanzado y cómo estamos tratando de llegar. Y claro, estamos decididos a ir
afrontando problema tras problema y situación tras situación, para ir esclareciendo y
para ir fortaleciendo, invirtiendo y generando las posibilidades de ese país diferente.

Dijimos que íbamos a renegociar los contratos de servicios públicos con dignidad, y
así lo estamos haciendo. Dijimos que no iba a caer sobre las espaldas de la gente el
aumento de tarifas y cayeron sobre los grupos económicos, fundamentalmente los
que exportan en dólares y cobran en pesos. (Aplausos)

Es decir que estamos tratando, con los errores que se pueden cometer, de
cumplimentar lo que decimos para que nuestra sociedad vuelva a creer.

Dijimos que veníamos con los brazos abiertos a no hacer ningún tipo de
diferenciación partidaria porque estábamos cansados de ver a esta Argentina partida
por las cúpulas políticas, que no entendían lo que estaba pasando en el subsuelo de la
patria, y les puedo asegurar que estamos haciendo todos los esfuerzos para que así
sea, absolutamente abiertos, dispuestos a escuchar, dispuestos a corregir, dispuestos a
poner todo nuestro esfuerzo para que los argentinos podamos converger en un
proyecto común.

Tenemos que volver a recuperar las ansias de la participación, pero nosotros mismos
también tenemos que hacernos la autocrítica, debemos entender que la política no
puede ser una herramienta para buscar solamente el mejoramiento de nuestra posición
y nuestra vida. Si los militantes y los dirigentes políticos entienden que tienen que ser
los que den el primer ejemplo, les puedo asegurar queridos amigos y amigas,
compañeras y compañeros, que estaremos dando un salto cualitativo. Esto es
tremendamente importante, tenemos que dar ese ejemplo y evitar las tentaciones.
(Aplausos)

Creo honestamente que tenemos que avanzar con todas nuestras fuerzas, que tenemos
que poner toda nuestra mayor capacidad de creación, pero les voy a contar algo que
me pasa en privado todas las mañanas: es tal el endeudamiento que tiene la Argentina
que para saber y para darme fuerzas para seguir la tengo que imaginar. ¿Se imaginan
ustedes 170.000 millones de dólares de deuda, 5.000 millones en BODEN que vencen
el año que viene en dólares y 5.000 más en el 2006? ¡Yo no generé esta deuda pero
estoy dispuesto a ponerle el pecho con toda nuestra fuerza para hacer una negociación
justa y digna que nos permita salir! (Aplausos) Ni ustedes. Tengo que imaginarla y
me dicen: “hay que definir la proyección, las metas”, ¡yo digo por qué no pensaron!
Nosotros vamos definiendo con seriedad y responsabilidad las metas y proyecciones,
aquéllos que dicen esas cosas por qué no pensaron antes de endeudar a la Argentina
como la endeudaron. O si me disculpan, cómo casi la pusieron a remate a espaldas de
todos los argentinos.

Queridos compañeros y amigos: les quiero ser totalmente sincero, yo no tengo una
actitud imperativa cuando digo que vamos a pagar el 25 y vamos a hacer un recorte
del 75; no es una actitud viril, de fuerza la que hago, es una actitud de la realidad
argentina: juntando monedas entre todos los argentinos no podemos pagar más que
eso. Este es el esfuerzo que debemos hacer todos nosotros. (Aplausos)

Se los digo a través de los medios a todos los argentinos y argentinas que están en sus
casas, a aquéllos que les dicen que tenemos que pagar más porque es fundamental
quedar bien y cumplir el compromiso –que son los que tomaron el compromiso de la
deuda- yo les pido que digan la verdad a todos los argentinos. ¿Saben lo que significa
pagar más? Es eso que nos prometió un ministro que estuvo 15 días en el Gobierno y
tuvo que salir corriendo y rápidamente: pagar más es sacar plata de las universidades,
sacarle plata a los trabajadores, sacarle plata a los planes sociales, sacar plata a la
educación argentina, sacar plata de la inversión en el trabajo, sacar plata a la
producción, seguir perjudicando a los argentinos. Yo prefiero que me traten como me
tratan pero saber que por lo menos con esfuerzo impedimos que le quiten un peso
más a este sufriente pueblo argentino para alimentarle las posibilidades de un futuro
distinto. (Aplausos).
Las cosas las tenemos que llamar por su nombre, todos tenemos que estar atentos,
porque los argentinos seremos afectados directos de las decisiones incorrectas y no
vamos a tener ningún tipo de actitud que sea intemperante o imperativa. Nos va a
guiar el buen sentido y la responsabilidad argentina que tuvimos siempre porque la
dignidad se practica con las acciones de todos los días, la dignidad se practica en los
hechos y no en la consigna, la dignidad se practica tomando acciones todos los días
que lleven a defender las posibilidades de un país distinto, la dignidad se practica no
mintiéndole a la gente, la dignidad se practica trabajando, la dignidad se practica
haciendo, la dignidad se practica no robando, la dignidad se practica haciendo
trabajo, la dignidad se practica generando inclusión social, la dignidad se practica
abriendo los brazos y las puertas para un país distinto. (Aplausos).

Con Cristina cuando tenemos problemas límites -a veces uno viene con los problemas
en la espalda- e inclusive cuando las situaciones se complican y veo a los amigos
periodistas que me preguntan angustiados cómo está cada situación y uno tiene que
absorber la responsabilidad que tiene, les puedo asegurar que tomamos fuerza,
combinamos sentimiento con acción y es lo que yo les contaba a ustedes: pienso
entonces cómo me pueden sobrepasar las responsabilidades después que tanta gente
dio tanto y tanta gente quedó en el camino por un país mejor. (Aplausos). Me siento
con muchas ganas.

También algo que les quiero decir a ustedes aquí. Cuando dicen que venimos por el
revanchismo del pasado, cuando queremos que haya justicia, memoria, que se
termine definitivamente la impunidad de ayer, de hoy, y generar los caminos para que
la impunidad no exista más en la Argentina, yo les puedo asegurar que no vengo con
ningún tipo de revanchismo, no vengo con odios porque el odio no construye nada,
pero creo que la voluntad de los argentinos es tener un país donde haya justicia,
verdad, memoria sin impunidad ni odios, sino que haya justicia. Ahora me pregunto
yo, ¿la justicia es sinónimo de odio, la justicia es sinónimo de remover el pasado o la
justicia es la justicia sea en el tiempo que sea? ¿O el paso del tiempo habla de la no
justicia porque pasó mucho tiempo? La justicia se debe aplicar siempre porque es la
única forma en que podemos construir un país diferente. (Aplausos)

Les agradezco a todos profundamente, les agradezco a todos el acompañamiento que


nos hacen en cada lugar del país que vamos y los convoco a ustedes, pero través de
ustedes a aquel argentino y argentina, a aquel trabajador y estudiante, a aquel que nos
puede ver y escuchar a través de los distintos medios, que venga a trabajar, que abra
el espacio donde crea, que practique la idea que quiera practicar, pero que se
incorpore a esta Argentina donde con la idea, con el pensamiento, con la verdad
relativa vamos a poder construir la verdad superadora que nos permita a todos los
argentinos poder avanzar.

Yo quiero cerrar este 11 de marzo acordándome de los jóvenes radicales del 73, de
los jóvenes de la Alianza, del doctor Allende del año 73, de los jóvenes de la
democracia cristiana, los jóvenes de los partidos de izquierda, de los jóvenes del
Justicialismo que creían que se podía hacer un país distinto. Nosotros creemos y lo
vamos a hacer, tomamos el desafío y el mandato de la historia. Contamos con todas
nuestras fuerzas, con las fuerzas de los jóvenes independientes, de los profesionales,
de los universitarios, de la gente de Argentina, de argentinos que creemos que la
justicia se puede construir.

Amigos y amigas de todas las ideas: muchísimas gracias, gracias por dar este ejemplo
de convivencia, gracias por compartir este momento. Dios quiera que podamos
escribir un tramo importante de la historia argentina. Muchísimas gracias, muchas
gracias por compartir este momento. (Aplausos).

11 de Marzo del 2004

http://www.casarosada.gov.ar/discursos-2007?start=1800

PALABRAS DEL PRESIDENTE DE LA NACIÓN,


DOCTOR NÉSTOR KIRCHNER, EN EL COLEGIO
MILITAR DE LA NACIÓN

24 de marzo del 2004

Señores ministros del Poder Ejecutivo Nacional; señor jefe del Estado Mayor General
del Ejército; señor director del Colegio Militar de la Nación; autoridades nacionales,
provinciales y municipales; personal militar superior y subalterno del Ejército
Argentino; señores cadetes; señoras y señores: realmente nunca hubiera querido tener
que estar ante esta instancia, porque recordar el 24 de marzo de 1976 es uno de los
instantes más dolorosos y más crueles que le ha tocado vivir a la historia argentina en
su conjunto.

Pero los argentinos todos, civiles, militares, la responsabilidad que tengamos,


tenemos que generar un acto de conciencia e identidad que nos permita
definitivamente entrar a marcar en el ángulo justo de la historia, aquel hecho terrible
y lamentable.

Señores integrantes del Colegio Militar de la Nación y de las Fuerzas Armadas,


señores generales y oficiales superiores: nunca más, nunca más tiene que volver a
subvertirse el orden institucional en la Argentina. Es el pueblo argentino por el voto y
la decisión de él mismo, quien decida el destino de la Argentina; definitivamente
terminar con las mentes iluminadas y los salvadores mesiánicos que sólo traen dolor
y sangre a los argentinos.
También, definitivamente -y esto hay que tenerlo bien en claro- porque soy hombre
que predica el amor y no el odio y el rencor, que el terrorismo de Estado es una de las
formas más injustificables y sangrientas que le puede tocar vivir a una sociedad.

No hay nada por grave que sea que esté pasando en un determinado momento de la
sociedad argentina o de cualquier sociedad, que habilite el terrorismo de Estado, y
menos que en eso sean utilizadas nuestras Fuerzas Armadas que deben ser el brazo
armado del pueblo argentino, deben estar absolutamente solidarias, conviviendo con
todos los argentinos en pluralidad y consenso.

Vengo hoy, junto a los señores generales y al teniente general, jefe del Ejército
Argentino, a rescatar el espíritu Sanmartiniano de nuestras Fuerzas Armadas y de
nuestro Ejército, para que juntos podamos reconstruir en paz, convivencia y
creatividad, un país con justicia, inclusión social, democracia, pluralidad y
convivencia plena. Este es el objetivo que tiene nuestra presencia hoy aquí, este 24 de
marzo.

El retiro de los cuadros que procedió a hacer el señor jefe del Ejército, marca
definitivamente un claro posicionamiento que tiene el país todo, nuestras Fuerzas
Armadas, nuestro Ejército y quien les habla como Presidente y como Comandante en
Jefe de las Fuerzas Armadas, de terminar con esa etapa lamentable de nuestro país y
que definitivamente, en todos los lugares de la Patria y de nuestras instituciones
militares, esté consolidado el sistema de vida democrático, desterrado el terrorismo
de Estado y apuntando a la construcción del nuevo país.

Estoy convencido total y absolutamente, porque lo he sentido en mis gestiones de


gobernador, que nuestro Ejército va a trabajar y colaborar permanentemente en la
construcción de la Argentina. Este proceso de salir de la situación del infierno, donde
siempre digo que estamos en el segundo escalón, no tengo dudas, pero también esta
actitud de reencuentro con su historia Sanmartiniana, de acompañar los deseos plenos
de todo un pueblo decidido a vivir en pluralidad y en democracia, marca un punto de
inflexión y un nuevo tiempo histórico.

Señores: que el 24 de marzo se convierta en la conciencia viva de lo que nunca más


se deba hacer en la Patria y que ese 24 de marzo, definitivamente deje en ustedes que
son el brazo armado de la Patria, la conciencia que esas armas que orgullosamente
portan nunca más pueden ser direccionadas hacia el pueblo argentino. (Aplausos)

24 de marzo del 2004

http://www.casarosada.gov.ar/discursos-2007/11154
PALABRAS DEL PRESIDENTE DE LA NACIÓN,
DOCTOR NÉSTOR KIRCHNER,

EN EL ACTO DE FIRMA DEL CONVENIO DE LA


CREACIÓN DEL MUSEO DE LA MEMORIA Y
PARA LA PROMOCIÓN Y DEFENSA DE LOS
DERECHOS HUMANOS

24 de Marzo del 2004

Queridos Abuelas, Madres, Hijos: cuando recién veía las manos, cuando cantaban el
himno, veía los brazos de mis compañeros, de la generación que creyó y que sigue
creyendo en los que quedamos que este país se puede cambiar. (Aplausos)

Fueron muchas ilusiones, sueños, creímos en serio que se podía construir una Patria
diferente y también cuando escuchaba a H.I.J.O.S. recién vimos la claudicación a la
vuelta de la esquina. Es difícil, porque muchos especulan, porque muchos están
agazapados y muchos esperan que todo fracase para que vuelva la oscuridad sobre la
Argentina y está en ustedes que nunca más la oscuridad y el oscurantismo vuelvan a
reinar en la Patria. (Aplausos)

Las cosas hay que llamarlas por su nombre y acá si ustedes me permiten, ya no como
compañero y hermano de tantos compañeros y hermanos que compartimos aquel
tiempo, sino como Presidente de la Nación Argentina vengo a pedir perdón de parte
del Estado nacional por la vergüenza de haber callado durante 20 años de democracia
por tantas atrocidades. (Aplausos)

Hablemos claro: no es rencor ni odio lo que nos guía y me guía, es justicia y lucha
contra la impunidad. A los que hicieron este hecho tenebroso y macabro de tantos
campos de concentración, como fue la ESMA, tienen un solo nombre: son asesinos
repudiados por el pueblo argentino. (Aplausos)

Por eso Abuelas, Madres, hijos de detenidos desaparecidos, compañeros y


compañeras que no están pero sé que están en cada mano que se levanta aquí y en
tantos lugares de la Argentina, esto no puede ser un tira y afloje entre quién peleó
más o peleó menos o algunos que hoy quieren volver a la superficie después de estar
agachados durante años que no fueron capaces de reivindicar lo que tenían que
reivindicar (Aplausos)
Yo no vengo en nombre de ningún partido, vengo como compañero y también como
Presidente de la Nación Argentina y de todos los argentinos. Este paso que estamos
dando hoy, no es un paso que deba ser llevado adelante por las corporaciones
tradicionales que por allí vienen especulando mucho más en el resultado electoral o
en el qué dirán que en defender la conciencia y lo que pensaban o deberían haber
pensado. (Aplausos)

Por eso, sé que desde el cielo, de algún lado, nos están viendo y mirando; sé que se
acordarán de aquellos tiempos; sé que por ahí no estuvimos a la altura de la historia,
pero seguimos luchando como podemos, con las armas que tenemos, soportando los
apretujones y los aprietes que nos puedan hacer. Pero no nos van a quebrar,
compañeros y compañeras.

Aquella bandera y aquel corazón que alumbramos de una Argentina con todos y para
todos, va a ser nuestra guía y también la bandera de la justicia y de la lucha contra la
impunidad. Dejaremos todo para lograr un país más equitativo, con inclusión social,
luchando contra la desocupación, la injusticia y todo lo que nos dejó en su última
etapa esta lamentable década del ’90 como epílogo de las cosas que nos tocaron vivir.

Por eso, hermanas y hermanos presentes, compañeras y compañeros que están


presentes por más que no estén aquí, Madres, Abuelas, chicos: gracias por el ejemplo
de lucha. Defendamos con fe, con capacidad de amar, que no nos llenen el espíritu de
odio porque no lo tenemos, pero tampoco queremos la impunidad. Queremos que
haya justicia, queremos que realmente haya una recuperación fortísima de la memoria
y que en esta Argentina se vuelvan a recordar, recuperar y tomar como ejemplo a
aquellos que son capaces de dar todo por los valores que tienen y una generación en
la Argentina que fue capaz de hacer eso, que ha dejado un ejemplo, que ha dejado un
sendero, su vida, sus madres, que ha dejado sus abuelas y que ha dejado sus hijos.
Hoy están presentes en las manos de ustedes.

Muchísimas gracias y abracémonos fuertemente por un país distinto.

Muchas gracias. (Aplausos)

24 de Marzo del 2004

http://www.casarosada.gov.ar/discursos-2007/11155
DISERTACIÓN DEL PRESIDENTE NÉSTOR
KIRCHNER EN EL FORO ARGENTINA,
ORGANIZADO POR EL CONSEJO DE LAS
AMERICAS, EN NUEVA YORK

6 de Mayo 2004

Señoras, señores, amigos empresarios, amigos en general: consideramos muy grata


esta oportunidad de participar en este importante foro. Agradezco muy sinceramente
a los organizadores por su iniciativa de analizar la situación de mi país, así como sus
perspectivas. Que se reúnan para analizar la situación económica y política de la
Argentina, para destacar las oportunidades de inversión y aumentar la difusión de
nuestra recuperación entre el sector empresarial y bancario de los Estados Unidos, es
un hecho que realmente nosotros valoramos mucho y lo consideramos muy
auspicioso.

Luego de superar la peor parte de la crisis que nos ha afectado y atender las graves
secuelas sociales y económicas más inmediatas, enfrentamos el esfuerzo de
consolidar un programa económico que nos garantice el crecimiento sostenido, una
mejora en la valorización internacional de nuestro país y su reinserción plena en el
mundo.

Tratamos de direccionar correctamente los caminos de superación de la emergencia,


para rediseñar políticas que apuntalen un crecimiento sustentable de nuestra
economía, dotándola de mayor equidad.

La República Argentina es hoy un país previsible, que ha optado por sincerar


situaciones, que cumple con sus obligaciones con los organismos multilaterales de
crédito y encara con seriedad el problema de su deuda con particulares, incorporando
explícita y claramente la inseparable relación entre sus posibilidades de pago, sus
perspectivas de crecimiento y la solución de los graves problemas sociales que
enfrenta.

Nuestra economía se encuentra en franca recuperación, estamos logrando reducir los


dramáticos niveles de pobreza y desempleo profundizados en la década anterior;
ofrece importantes oportunidades de negocios para quienes estén dispuestos a invertir
en actividades productivas.

Esta recuperación interna no se ha reflejado todavía en un incremento de la


reputación externa, por diversas razones. Debemos aclarar que no es ésta la única
paradoja que nos ha tocado enfrentar. Cuando nuestro país transitaba una profunda y
prolongada recesión, acumulaba déficit crecientes e incrementaba una deuda externa
cada vez mayor y más cara; cuando coexistían con la moneda nacional convertible 11
quasi monedas provinciales y se evidenciaban crecientes desequilibrios sociales, el
modelo gozaba de mejor reputación y lograba fondos frescos del Fondo Monetario
Internacional y otras instituciones multilaterales. Paradójicamente, hasta 8 semanas
antes del profundo colapso económico, social y político del 2001, el modelo
económico era considerado un ejemplo para los países emergentes. Era el alumno
destacado del llamado "Consenso de Washington" y recibía miles de millones de
dólares de asistencia.

Cuando crecemos a muy altas tasas; alcanzamos un superávit fiscal consolidado sin
precedentes en los últimos 40 años de nuestro país; tenemos una inflación anual que
se ubicó en el 3,7 para el 2003; logramos la reunificación monetaria y cancelamos
deuda neta por 7.000 millones con el Fondo Monetario Internacional y las
instituciones financieras internacionales, encontramos que nuestra reputación como
país no es la mejor.

Por ello puede decirse que estamos superando en soledad, sin apoyo internacional y a
veces contrariando el asesoramiento de los organismos, la peor crisis económica,
social y política de los últimos 150 años de nuestra joven historia. Pretendemos ahora
lograr la comprensión y la mejora de la reputación internacional de la Argentina para
la inserción en la comunidad internacional.

Por eso valoramos que se reflexione acerca de los motivos que hicieron que un país
considerado estrella, que obtenía el apoyo de organismos, se derrumbara en una crisis
profunda de enorme magnitud, puesto que si todo estaba tan bien como parecía,
debemos explicarnos cómo pudo caerse de manera semejante.

Deben merituarse correctamente hoy las razones de la recuperación y su solidez, para


terminar con la paradoja de la falta del apoyo actual.

Las importantes pérdidas que el derrumbe de la convertibilidad y el default han


causado tanto a los ciudadanos argentinos como a los acreedores externos, la
circunstancia que nos opongamos a los modelos de ajuste que consagraban los
consejos de organismos multilaterales que durante años ignoraron las manifestaciones
de lo que concluiría en aquella fenomenal crisis, deben dejar de ser un obstáculo para
la comprensión internacional de la situación y la potencialidad económica de la
Argentina. De otro modo sumaríamos otra paradoja: los que apoyaron mientras se
generaba la gigantesca caída se estarían negando ahora a brindar apoyo o poniendo
trabas a la recuperación. Esto no es bueno para la Argentina y no será bueno para
nadie en el mundo.

Lo que apuntamos constituye un claro llamado de atención para quien se preocupe en


ahondar sobre la situación venciendo preconceptos o prejuicios de carácter ideológico
o de cualquier tipo, que impidan ver lo que la realidad está evidenciando. La realidad
indica que la República Argentina, con mejora en su calidad institucional y mayor
transparencia, tiene su economía en franca recuperación y constituye una importante
oportunidad de negocios. No les pido que se dejen seducir por mis discursos, les pido
que sigan lo que los indicadores están evidenciando.

Nuestro Producto Bruto Interno creció en el año 2003 un 8,7 y creemos que con los
últimos números puede llegar cerca del 8,9; más que China, si bien venimos de una
crisis muy profunda. Las estimaciones privadas esperan un crecimiento superior al
7% en el 2004; el Banco Central elevó su pronóstico de crecimiento del 6 al 8.
Estamos profundamente preocupados porque en los primeros tres meses la Argentina
creció a un nivel muy fuerte, del 10,4 casi, y si bien esperamos que el crecimiento va
a ser menor durante todo el año, eso nos pone ante desafíos muy importantes de
inversión, en infraestructura, y evidentemente esto va elevando la calificación del
desafío que tiene Argentina. Esto en el marco de un nivel de inflación compatible con
los estándares internacionales, que como dijimos fue del 3,7 el año pasado,
ubicándose en el 2,3 interanual de marzo de este año.

Se aceleró el crecimiento del Producto Bruto Interno en el segundo semestre de 2003,


acumulando 7 trimestres consecutivos de expansión, alcanzando un 10,4 interanual
en el cuarto trimestre del año pasado.

Los precios de la canasta básica alimentaria utilizada para medir la línea de


indigencia muestran una caída del 1,7 en marzo; se aceleró la recuperación de los
salarios reales que en febrero subieron un 10,5 interanual sin presiones inflacionarias.
El crecimiento está impulsado por la mejora del consumo privado y la inversión que
crecieron un 12 y un 49 por ciento respectivamente.

La inversión en equipo durable de producción aumentó el 61 por ciento interanual en


el último trimestre del año pasado y lleva ya cuatro trimestres creciendo por encima
del total.

Por primera vez en más de cuatro décadas logramos dos años consecutivos de
superávit fiscal primario del Gobierno central y existe superávit fiscal también en el
conjunto de las provincias argentinas, algo imposible de pensar en la crisis que nos
tocó vivir en la década del 90. El esfuerzo fiscal ha sido del 5 por ciento del Producto,
mientras que había sido inferior al 2 por ciento en la década del 90. El fuerte
crecimiento de la recaudación tributaria la ubica en niveles históricos récord, ya que
subió un 33 por ciento interanual. El IVA creció el 53 por ciento en el primer
trimestre, el gasto primario se mantiene dentro de las pautas presupuestarias, el
programa monetario se ha venido cumpliendo durante 10 meses consecutivos. Se ha
logrado la reunificación monetaria rescatando en un programa de financiamiento
ordenado, las cuasimonedas provinciales.

Las reservas se recomponen hacia los niveles previos a la crisis, a pesar de que la
Argentina ha sido el único de los grandes deudores del Fondo Monetario
Internacional, del Banco Mundial y del BID. Estamos llegando casi a 16 mil millones
de dólares de reserva. Cuando comenzamos el gobierno en mayo del año pasado
teníamos 9 mil millones de reservas, es decir que también hemos tenido un
crecimiento muy importante en el nivel de reservas en el programa que nosotros
estamos llevando adelante.

El sector financiero se ha recapitalizado en 5.700 millones con aportes adicionales en


curso de 1.500 millones. Desde mediados de 2002, las tasas de interés descendieron
significativamente: 55,7 puntos porcentuales respecto de su máximo, alcanzando sus
niveles mínimos históricos del 2,2 por ciento. En la tasa de interés estamos por
debajo aún de los mejores momentos de la convertibilidad.

Los depósitos acumulan un crecimiento del 53 por ciento y alcanzaron 95.400


millones, nivel superior a los anteriores a la crisis de 2001. La liquidez del sistema
financiero alcanza un 28 por ciento con niveles superiores promedio durante el
período de la convertibilidad del 23 por ciento. Esto también es muy importante.

La banca, luego de registrar beneficios negativos por casi 9 por ciento de sus activos
en 2002, obtuvo ganancias hacia el último trimestre de 2003. El tipo de cambio es
flexible y sin restricciones significativas. Existe un superávit comercial externo
equivalente al 12,2 de su Producto Bruto Interno.

La industria nacional creció un 16,2 y el crecimiento de la construcción ha sido del


orden del 37,8 en 2003. En términos sectoriales, lideran el crecimiento junto al sector
agrícola y con la construcción. En el primer trimestre de 2004, crecieron a un ritmo
del 14 y 34 por ciento interanual respectivamente. El consumo global de servicios
públicos alcanzó en febrero el récord histórico de la serie. El desempleo disminuyó
del 24 por ciento al 14,5, pero tenemos datos recientes de que estaría en el 13,2. Acá
hay algo muy importante: durante la convertibilidad, por cada punto del Producto el
desempleo crecía el 0,2; en estos momentos, por cada punto del Producto estamos
creciendo entre el 0,5 y el 0,8 en empleo, lo cual marca un récord de crecimiento muy
fuerte y ustedes saben muy bien que crecer a este nivel en empleo es un crecimiento
muy importante. No sabemos si se podrá sostener en el tiempo este nivel de
crecimiento, pero ha sido vital para llegar a niveles de desempleo todavía altos, pero
con una perspectiva a seguir decreciendo. La tasa del desempleo se redujo 6,5 puntos
porcentuales en el último año, casi 10 puntos porcentuales desde el máximo
alcanzado en mayo de 2002, que fue la mayor caída de la historia.

Esta conjunción de elevados niveles de crecimiento con estabilidad de precios dio


como resultado una fuerte reducción de la pobreza: tenemos 2 millones y medio
menos de pobres y 3 millones menos de indigentes. Cuando nos tocó tomar el
Gobierno estábamos cerca del 60 por ciento de pobres y ahora estamos en el 48 por
ciento. Es muy alto pero quebramos la lógica de crecimiento y entramos en un
camino decreciente que es muy importante. La indigencia era del 27 por ciento y
ahora estamos en el 20, es decir que ha bajado casi un 30 por ciento, lo cual nos
alienta fuertemente en la tarea que estamos llevando adelante; agregando un tema
muy importante: en la Argentina, al momento de asumir el Gobierno, la diferencia
entre ricos y pobres era de 1 a 40; creo que en el mes de junio, cuando vengan los
nuevos datos del INDEC, la diferencia entre ricos y pobres va a estar por lo menos de
1 a 30, es decir que ha entrado a cambiar la distribución del ingreso. Si bien en los
mejores momentos de la Argentina fue de 1 a 7, siendo muy alta ha entrado a bajar y
esto a nosotros nos alienta muchísimo porque el cambio en la distribución del ingreso
también es un factor fundamental en el proceso que estamos llevando adelante en el
país.

La inversión en maquinaria y equipos creció un 45,1 en 2003; en el primer trimestre


de 2004 las importaciones de bienes de capital registran un incremento mayor al 100
por ciento en relación con el año anterior, lo que indica la favorable perspectiva de
crecimiento futuro.

Como ustedes saben, acá hay otro tema muy importante: estamos en fuerte
crecimiento de la demanda y fuerte crecimiento del consumo. Nuestra capacidad
instalada se está empezando a cubrir totalmente; tenemos un fuerte crecimiento en
nuestras exportaciones pero también un fuerte crecimiento en las importaciones,
cerca del 90 por ciento en el primer trimestre de este año. El riesgo de que no
aumente nuestra capacidad instalada nos podría poner en un problema de crecer con
perspectivas de inflación porque la demanda puede superar a la oferta. Entonces, el
crecimiento de la inversión en capacidad instalada lo consideramos fundamental para
la consolidación del proyecto que estamos llevando adelante.

Los países que integran con la Argentina el MERCOSUR constituyen hoy un


mercado ubicado entre las 10 economías más grandes del mundo. Las exportaciones
de manufacturas de origen industrial crecieron el primer bimestre de 2004 un 6 por
ciento en relación al cuarto trimestre del año pasado; el crecimiento de la actividad
impulsa las importaciones mientras que se destacan los bienes de capital que
aumentaron un 17 por ciento en ese período sin afectar el superávit de la balanza
comercial.

En el escenario que describimos, en el que la economía argentina marcha hacia un


nuevo equilibrio macroeconómico, impulsamos un conjunto de transformaciones
integrales orientadas a consolidar un país con reales posibilidades de ofrecer
respuestas a los problemas que debemos enfrentar y solucionar. Propiciamos un
incremento acelerado de la calidad institucional para poder contar con un Estado
eficiente, responsable, trasparente, sin corrupción y sin clientelismo.

El fortalecimiento de las instituciones ocupa un espacio central en nuestra agenda


junto a la lucha contra la evasión para garantizar no sólo una mayor recaudación sino
también un eficiente y responsable manejo de la inversión y el gasto público. El
objetivo es crear condiciones de seguridad jurídica para todos al tiempo de impulsar
políticas que apuntalen el crecimiento sustentable de nuestra economía.

En este punto, justo es reconocer el vínculo existente entre la posibilidad de sostener


el crecimiento con el logro de una mayor inclusión social. No creemos que un modelo
sustentado en la exclusión y la marginalidad de vastos sectores ciudadanos, tenga
algún tipo de viabilidad en sociedades como la nuestra.
La magnitud de los logros alcanzados en materia económica, nos permite ser
optimistas respecto del proceso de recuperación interna que experimenta nuestro país.

Contra las agoreras previsiones, Argentina está estabilizada, consolida un proceso de


crecimiento que tiene perspectivas de sostenibilidad y en ese marco se amplía la
oportunidad de negocios.

Si resolvemos correctamente el desafío de hacer que esa recuperación, basada


fundamentalmente en el consumo interno, redunde en un mejoramiento general de las
condiciones de vida del conjunto de nuestra población, erradicando el hambre, la
pobreza, el desempleo y las situaciones de extrema desigualdad, habremos echado las
bases firmes de un nuevo modelo.

El desafío es lograr la sustentabilidad interna y sobre ella construir una positiva


integración con el mundo. Si la desigualdad gana la batalla no habrá desarrollo
sustentable; sin ese desarrollo, las crisis institucionales y la subsiguiente caída de los
gobiernos democráticos, seguirán azotando a nuestro continente. No hay democracia
sostenible con exclusión social, así como no hay economía con equidad incluyente
sin la presencia de un Estado que actúe como garante y promotor del bien común.

Pero ese Estado debe actuar con inteligencia para no ahogar la iniciativa privada ni
aplastar con su peso exagerado la actividad de los particulares. Un Estado inteligente
debe promover las inversiones productivas sin endeudarse por culpa de su déficit y
por ello debe ser cuidadoso del equilibrio fiscal. El Estado debe recuperar su
capacidad de regulación y control absolutamente disminuidos en la década
precedente.

Por eso adjudicamos importancia a la sanción de un nuevo marco regulatorio de los


servicios públicos, bajo pautas previsibles, fortaleciendo los mecanismos de control
institucional, operacional y financiero, con atención a la dimensión de las equidad
social y la ampliación de la participación ciudadana.

En ese orden, esperamos prontamente concluir la renegociación de los contratos de


servicios públicos privatizados y avanzar en la consolidación fiscal, incluyendo
reformas del régimen impositivo, mejora en la gestión y la eficiencia del gasto
público.

En este resumen de la situación es preciso apuntar algo: sabemos que es mucho lo


logrado, entendemos como muy importante la recuperación y por eso pusimos acento
en los datos, pero sabemos que subsisten problemas. Por caso, valga el problema de
la provisión de energía.

Sin controles por las características del proceso de privatización y por desidia estatal,
en los últimos años las empresas del sector dejaron de producir el ritmo de las
necesarias inversiones. Acelerado el crecimiento de la economía y con ello
acrecentado el consumo de energía, los plazos se acortaron y ello puso en evidencia
la posibilidad de problemas en la provisión de gas natural con impacto en la ecuación
energética.

Argentina, si bien tiene petróleo y gas, no es un país petrolero o gasífero; debimos


establecer restricciones hasta que se concreten las inversiones atrasadas y se asegure
la provisión a los consumos internos. Se trata de una crisis de crecimiento. Es
evidente que en la Argentina que vivió y que tuvo una explosión muy fuerte en el año
2001, las imprevisiones se dieron en todas las áreas, obviamente en esta área también
se dio.

Nosotros creemos que en 2004 vamos a superar correctamente el problema del


funcionamiento de toda nuestra economía y nuestra sociedad con el tema de la
energía, en 2005 nos vamos a estabilizar y en 2006 vamos a volver a tener un
horizonte estratégico de la ecuación energética. Ello no ha hecho más que mostrar la
necesidad de la adopción de un plan energético previsor para que no se transforme
este problema en un cuello de botella para nuestras perspectivas.

El próximo 11 de mayo estaremos anunciando nuestro plan estratégico en esta


materia destinado a superar cualquier problema inmediato y asegurar que con bases
sólidas y con inversiones en obras públicas y privadas se dé la respuesta adecuada de
modo que nada obstaculice el crecimiento.

He allí un caso, no es que no existan ya los problemas, venimos de muy abajo, de una
muy grave y crítica situación. Es lo que los argentinos nos disponemos hoy a
detectarlos, asumimos la responsabilidad de la solución y procuramos los medios
prácticos para solucionarlos. Queremos profundizar este cambio que es ante todo
cultural.

Argentina necesita inversiones que se destinen a lo productivo antes que a lo


especulativo. Queremos construir un capitalismo serio donde los monopolios no
imperen y donde la concentración no ahogue la iniciativa de los pequeños y medianos
empresarios; capitalismo serio donde el inversor se sienta respetado, al igual que el
consumidor; un capitalismo con reglas de juego claras y explícitas donde los
organismos de control cumplan su papel. Capitalismo que cuente con un Estado
inteligente, que pueda estar presente para corregir males que el mercado no repara,
capitalismo con inclusión social.

Sabemos que no somos los dueños de la verdad, escuchamos y valoramos los aportes.
Estos son los números de nuestra recuperación, aquí están los resultados de nuestros
esfuerzos.

Les doy las gracias por la oportunidad que me dieron de poder reflexionar ante
ustedes, en definitiva se trata de que no se siga contribuyendo a la paradoja que
mencionábamos al comienzo; queremos que nuestra reputación como país se cimente
en los números de la economía, en la realidad de nuestros logros más allá de toda
retórica.
Estamos haciendo de la Argentina un país en serio, sabemos que es muy difícil volver
a construir la credibilidad; sabemos que cuando un país ha vivido la magnitud de la
crisis que nosotros tuvimos en 2001, más allá de los contenidos, de los marcos y de
las responsabilidades de esas crisis, donde saltaron las obligaciones, la previsiones,
los contratos, no es fácil después reconstruir la credibilidad.

Nosotros estamos tratando, con extrema responsabilidad y seriedad, de volver a


sembrar la semilla de esa credibilidad que la Argentina va a volver construir.
Tenemos un país potencialmente muy fuerte. Ustedes saben que es muy difícil que en
otros países que pasan la crisis de la Argentina, se tenga un crecimiento de estas
características y naturaleza, que no es el 1 ó el 1,5 que preveían muchos consultores,
muchos analistas financieros, sino que ustedes vieron en qué números estamos y
cómo está creciendo la Argentina.

Es cierto, si nosotros como clase dirigencial de este tiempo contemporáneo de la


historia que nos toca vivir estamos a la altura de las circunstancias, canalizamos esta
potencialidad de la Argentina y la fundamentamos en credibilidad, en inserción y
logramos volver a convertir a la Argentina en un país claro, cristalino, no corrupto,
que recupere su justicia, que dé seguridad jurídica, las posibilidades de la Argentina
se incrementan tremendamente, tanto en su crecimiento como en su calidad
institucional.

En ese camino estamos, con políticas extremadamente serias en lo fiscal. Cuando yo


me retiré del gobierno de mi provincia, lo hice con un 20 por ciento de superávit
fiscal. Nosotros decimos que en todas las discusiones internacionales vamos a
sostener el 3 por ciento –y lo vamos a hacer así- de superávit fiscal primario, pero eso
no obsta a que queremos tener un alto superávit fiscal primario que nos permita tener
el marco de inversiones, el marco de potencialidad fiscal, el marco de cumplir con
nuestras responsabilidades para que la Argentina pueda crecer y salir de la situación
rápidamente.

Con políticas monetarias absolutamente serias y responsables que eviten cualquier


salto al vacío, con un sistema de cambio absolutamente libre y flexible que permita y
dé seguridades al funcionamiento de la economía y con algo muy importante, que se
dio mucho en las economía de los países de Latinoamérica: devolver la certeza en lo
económico. Yo creo firmemente en las posibilidades de las economías abiertas y el
movimiento de la oferta y la demanda, con un Estado chico pero que garantice la
equidad y la inclusión social, para que haya previsibilidad en la inversión, que no se
encuentren ustedes cuando vayan a invertir que hay un ministro de Economía que
habla todos los días cambiando las reglas de juego. Que haya previsión en el
horizonte es bueno para el país y para el que invierte. Este es el rumbo que nosotros
queremos garantizar: políticas fiscales serias, responsables políticas monetarias, no
alterar las reglas de juego, tener una previsión clara y concreta, darles la
infraestructura y las ecuaciones estratégicas desde el punto de vista energético, de
inversión, de infraestructura en general que el país necesita, para que la Argentina,
juntamente con quienes tengan la voluntad de invertir en nuestro país, pueda recrear
las posibilidades de ese país que, como ustedes saben, el mundo debe tener, América
y América latina también deben tener porque en la Argentina ha sido un verdadero
sacrilegio lo que se ha hecho.

Si ustedes me preguntan –para terminar- cuál considera usted que es la situación de


Argentina en este momento, siempre digo: todavía estamos en el infierno porque no
me gusta ser ni eufórico desmedido ni depresivo, sino absolutamente racional.
Estamos en el segundo escalón. Y si me preguntan: “Hemos subido al segundo
escalón, ¿qué espera para el final de su mandato?”. Dios quiera que estemos en la
puerta del purgatorio para que Argentina definitivamente en su estabilidad pueda
consolidarse como el país que merece ser.

Muchísimas gracias y a vuestras órdenes. (Aplausos)

6 de Mayo 2004

http://www.casarosada.gov.ar/discursos-2007/10806

PALABRAS DEL PRESIDENTE DE LA NACIÓN,


NÉSTOR KIRCHNER,
EN LA ASAMBLEA GENERAL
DE LAS NACIONES UNIDAS

21 de septiembre del 2004

SEÑOR PRESIDENTE:

Deseo para comenzar, expresar mis felicitaciones por su elección para presidir estas
deliberaciones y saludar al Presidente saliente, Sr. Julián R. Hunte, por su labor al
frente de esta Asamblea.

Quiero también reiterar el reconocimiento a la labor en favor de la paz y el


multilateralismo que desarrolla el señor Secretario General Koffi Annan.

Venimos desde el Sur a renovar nuestra determinación de participar activamente en la


acción de las Naciones Unidas en favor de la paz, la promoción del desarrollo
económico y social sustentable y la erradicación del hambre y la pobreza.

Mi país agradece aquí el endoso del Grupo Latinoamericano y del Caribe para ocupar
un asiento del Grupo Regional en el Consejo de Seguridad como miembro no
permanente para el período 2005/2006.
La República Argentina reafirmará allí la voluntad de promover consensos orientados
al fortalecimiento del derecho internacional, la paz y la seguridad internacionales.

Esos son valores que asociamos a la democracia representativa, al respeto de los


derechos humanos, a un sistema de comercio mundial equilibrado, a una mejor
distribución de los beneficios de la globalización y a una democratización del sistema
de decisiones en los organismos internacionales.

Naciones Unidas debe fortalecerse y avanzar en torno a la generación de


procedimientos válidos para garantizar la paz y la seguridad a nivel mundial.

El informe del Grupo de Alto Nivel sobre las amenazas, los desafíos y el cambio,
puede ser clave en tal sentido. Sus propuestas tendrán que ser debidamente debatidas
y consensuadas para fructificar en decisiones concretas que reflejen y respondan a las
diversas perspectivas e intereses de todos los Estados Miembros.

Estamos convencidos de que no existe alternativa aceptable a la acción multilateral.


Sólo el debate colectivo y el consenso de una mayoría de países pueden asegurar una
acción genuina. La única legitimidad para el uso de la fuerza debe provenir de las
decisiones del Consejo de Seguridad.

En virtud de ello, apoyamos los esfuerzos por dotarlo de una mayor transparencia y
participación de la comunidad internacional en sus decisiones, sin que ello signifique
aumentar los privilegios existentes ni el establecimiento de nuevas categorías.

La acción del Consejo debe ser innovativa y expresar la voluntad política de la


comunidad internacional, sin perjuicio de reconocer que siempre la responsabilidad
primaria en evitar los conflictos descansará en las propias partes involucradas.

Condenamos con firmeza los actos de terrorismo internacional y sus delitos conexos,
que tan profundas huellas han dejado en la memoria del pueblo argentino y de otras
naciones del mundo, asignándole la máxima prioridad.

En este combate al terrorismo resulta imprescindible una activa participación y


colaboración de toda la comunidad internacional, basada en el respeto del derecho
internacional. Existe una necesaria vinculación entre el respeto a los derechos
humanos y la lucha contra el terrorismo y debe preservarse el equilibrio entre la
defensa que el Estado debe realizar y el respeto de los derechos humanos.

Es central, para enfrentar con éxito al terrorismo, contar con legitimidad en la


respuesta y respaldo de la opinión pública internacional. Es necesario entender que
esta lógica importa ubicar esta lucha en una dimensión que excede la reacción
puramente militar y preponderantemente unilateral.

Desde nuestra perspectiva, las amenazas contemporáneas a la paz provienen tanto de


la acción criminal del terrorismo como de la proliferación de armas de destrucción
masiva, de las violaciones masivas a los derechos humanos como de la ausencia de
participación política democrática.

Pero la estabilidad y la seguridad se ven también afectadas por el hambre y la pobreza


extrema, por la exclusión social, la ignorancia y el analfabetismo, por la propagación
de enfermedades y epidemias y por el daño irreversible al medio ambiente.

Por lo tanto, entendiendo que la paz y el desarrollo se refuerzan mutuamente,


debemos trabajar en un marco multilateral que promueva sistemas económicos
nacionales e internacionales basados en los principios de justicia, equidad,
democracia, participación, transparencia, responsabilidad e inclusión social.

Nuestro compromiso con la paz y la consolidación de la democracia en el mundo


demanda acciones decididas que nos permitan combatir el hambre, el analfabetismo y
la enfermedad, que implican una pérdida efectiva de autonomía y dignidad de las
personas, y obstaculizan el ejercicio pleno de la ciudadanía.

En junio de 2005 la Tercera Reunión Americana de Ministros de Salud y Ambiente


que estamos preparando, trabajará en la evaluación del cumplimiento de los objetivos
de desarrollo del milenio en la Región y presentará sus conclusiones en la Cumbre de
Jefes de Estado de las Américas que se llevará a cabo en Argentina en noviembre de
2005.

Sabemos que los problemas vinculados con la desigualdad y la pobreza no podrán


resolverse con políticas sociales sólo de carácter asistencial. Aún cuando los planes y
programas de asistencia constituyen un recurso necesario, debe evitarse la
consolidación de sociedades divididas entre quienes tienen trabajo y quienes son
asistidos.

En ese marco, es preciso otorgar al trabajo un lugar central en la agenda


internacional, vinculándolo con los atributos de libertad, justicia, seguridad y
protección, habida cuenta de su carácter de principal vehículo de integración social

El crecimiento económico es una condición indispensable y necesaria pero no


suficiente para enfrentar las elevadas tasas de desocupación, informalidad y
precariedad laboral que aquejan a nuestras sociedades.

Durante el pasado reciente en muchos de nuestros países vivimos períodos de alto


crecimiento, con bajas tasas de generación de empleo, alta concentración del ingreso
y un significativo aumento en los índices de pobreza e indigencia. Es una clara
evidencia del error que encierra el mito de que al crecimiento le sigue un derrame
inevitable.

Por lo tanto, es preciso articular políticas activas que, al tiempo que propicien el
desarrollo de los negocios y la inversión productiva, tengan como objetivo prioritario
la generación de trabajo decente, en el marco de un nuevo paradigma que dote a las
transformaciones económicas de un fuerte contenido ético.
El trabajo decente constituye el instrumento más efectivo para asegurar un marco de
progreso material y humano, y debe constituirse en una meta de la próxima década en
la comunidad internacional.

Las condiciones institucionales propicias para la generación de empleo, son sin duda
múltiples y varían de acuerdo a los contextos específicos de cada país.

Sin embargo, en los países en desarrollo, la capacidad de los gobiernos democráticos


para dar respuesta a los legítimos reclamos de generación de empleo por parte de la
sociedad, se ven condicionados por las medidas proteccionistas que limitan el
intercambio comercial, especialmente en el sector agrícola.

El mundo desarrollado gasta en subsidios a su producción más de 300.000 millones


de dólares anuales. Esa cifra supera en seis veces la ayuda directa que destinan a los
países pobres.

Los países más pobres pierden casi 40.000 millones por año por menos exportaciones
debido al proteccionismo agrícola de los países industrializados.

El mundo, y esa actitud de los países desarrollados, deben cambiar, para de ese modo
de impedir que los acontecimientos sigan el actual rumbo perverso.

No existe sistema político ni plan económico que pueda tener sustentabilidad


mientras subsistan los actuales niveles acuciantes de pobreza y de desigualdad.

Esto no es algo que vaya a favorecer a un grupo de países, va a favor de la paz y la


seguridad en el mundo.

Se suman a lo apuntado, el problema del excesivo peso del endeudamiento externo, el


actual diseño de la arquitectura financiera internacional y el papel de los organismos
multilaterales de crédito.

La década del 90, con excesos financieros a escala global dio lugar a la expansión de
deudas sobredimensionadas en un alto número de países.

Para el desarrollo de esos países y para el propio sistema financiero internacional será
importante incorporar de manera expresa el concepto de que el crecimiento
económico es la variable central y decisiva en lo que hace a la capacidad de pago y la
sustentabilidad de sus deudas.

Durante las últimas crisis financieras internacionales los organismos multilaterales de


crédito exhibieron una serie de fallas en la resolución de las mismas. Las soluciones
propuestas generaron un efecto contagio en otros países, lo que magnificó
internacionalmente el crecimiento del hambre y la pobreza.
El caso de la Argentina resulta paradigmático. Después de aplicar durante la década
de los 90 las recetas aconsejadas por los organismos financieros multilaterales, el país
sufrió una crisis financiera todavía no totalmente resuelta.

En el año 2002 el FMI incurrió en una severa equivocación en el diagnóstico de la


misma, lo que lo llevó a cometer importantes errores de pronóstico y
recomendaciones de política inadecuadas.

A partir de nuestra experiencia más reciente y la de otras crisis de endeudamiento,


podemos concluir que urge dar mayor margen de acción a las autoridades nacionales.
Se requiere establecer una relación diferente con el FMI, priorizando una solución
consistente con la capacidad de pago del país y sostenible en el mediano y largo
plazo, que preserve los principios de equidad, justicia social y lucha contra la
pobreza, el hambre y la desocupación.

Debemos promover la reformulación de los métodos de contabilidad fiscal entre la


mayoría de los países y, sobre todo, en los organismos financieros internacionales,
con la finalidad de que las inversiones en infraestructura no sean consideradas como
gastos corrientes para fines de cálculo de los superávit primarios.

Sabemos que los superávit fiscales sostenibles son requisito para estabilizar las
economías y respetar las obligaciones con la comunidad financiera internacional,
pero debe entenderse que no cualquier superávit es defendible.

Cuando los superávit se logran merced a la eliminación de inversiones en


infraestructura física o social, se afecta de tal modo la posibilidad de sustento político
y el crecimiento, que termina por hacerse de algo virtuoso un instrumento de
desequilibrio negativo para el país y negativo para el funcionamiento global de la
economía.

Del drama de los países sobre endeudados puede concluirse que las recetas únicas,
con pretensión de ser universales y aplicables bajo cualquier circunstancia, tiempo y
lugar, resultan ser sólo aproximaciones ideológicas a cuestiones concretas que sólo
pueden ser resueltas con realismo, flexibilidad y actitudes proactivas.

Nos hacemos cargo de la adopción de políticas ajenas que nos llevaron al peor de los
mundos. Pero no basta con la simple aceptación por parte de los organismos
multilaterales de crédito respecto de su error al aconsejarlas, exigirlas y apoyarlas.

Se hace necesario un urgente, fuerte y estructural rediseño del Fondo Monetario


Internacional para que pueda prevenir crisis y ayudar a su solución, cambiando el
rumbo que lo llevó de prestamista de fomento a acreedor con demanda de privilegios.

De otro modo, sólo contará con capacidad para reclamar teóricas reformas
estructurales sobre cuyos resultados nadie garantiza nada, para seguir luego su
sucesión de constantes autocríticas.
Mientras tanto, en nuestros países se incrementará la desigualdad a causa de la
aplicación de esas reformas y se derramarán lágrimas y pobreza para los millones de
excluidos que esas reformas crean.

Ellos harán su "mea culpa" y nosotros veremos crecer la cantidad de pobres si les
volvemos a hacer caso. Por eso decimos que los que más reformas estructurales
necesitan son esos organismos de crédito internacional.

En otro orden, apoyamos con decisión las operaciones de mantenimiento de la paz


que establece Naciones Unidas por medio de los órganos pertinentes.

Durante este año hemos duplicado el personal militar y policial acreditado en


misiones de mantenimiento de la paz, contando en la actualidad con efectivos
argentinos en ocho de las dieciséis operaciones existentes.

La recientemente creada Misión de Naciones Unidas en Haití reviste una particular


trascendencia. Se trata de la única misión establecida por el Consejo de Seguridad
que hoy tiene lugar en suelo americano.

La región asumió el compromiso de ayudar al país más pobre de América a retornar


al camino del crecimiento y de la libertad, y garantizar la vía democrática como
mecánica idónea para asegurar la dignidad, el desarrollo económico y social y el
pleno respeto de los derechos humanos.

En este marco, la Argentina reafirma su posición de principio basada en el respeto


universal de los derechos humanos y al derecho internacional humanitario. La
historia de la Argentina explica la firme posición de mi gobierno en una cuestión que
constituye, a estas alturas, parte de su identidad como nación democrática.

Las disputas internacionales deben ser resueltas por medios pacíficos.

Las Naciones Unidas han establecido, mediante distintas resoluciones de esta


Asamblea General y de su Comité de Descolonización, que la cuestión de las Islas
Malvinas constituye una situación colonial especial que debe ser resuelta mediante
negociaciones bilaterales entre mi país y el Reino Unido.

El Comité de Descolonización se ha pronunciado reiteradamente en ese sentido y


mucho valoramos su acción a favor de la búsqueda de una solución de esta cuestión.

Deseamos reafirmar una vez más la permanente disposición de nuestro país a


alcanzar una solución justa, pacífica y duradera de esta disputa de soberanía que
constituye una cuestión de la mayor trascendencia para el pueblo argentino.

Exhortamos al Reino Unido a dar pronto cumplimiento al llamado de la comunidad


internacional a reanudar esas negociaciones.
En el marco austral nos comprometemos a proteger los intereses de la comunidad
internacional en la Antártida asegurando que todas las actividades que allí se
desarrollan sean compatibles con el Tratado Antártico y con el Protocolo de Madrid
sobre preservación del medio ambiente.

El establecimiento de la Secretaría del Tratado Antártico en la ciudad de Buenos


Aires es ya una realidad. Agradecemos el apoyo de quienes siempre apoyaron a la
Argentina para esta designación, que sin duda, contribuirá a la consecución de los
principales objetivos del Sistema del Tratado Antártico.

Como Estado amante de la paz y comprometido con el multilateralismo, la Argentina


tradicionalmente ha apoyado la solución de controversias mediante la negociación y
el diálogo, conforme a criterios de equidad y justicia.

En este sentido, nuestro país respalda plenamente el logro de una paz estable y
duradera en el Medio Oriente, fundada en el inalienable derecho a la libre
determinación del pueblo palestino y a un Estado independiente y viable, al mismo
tiempo que apoyamos el derecho de Israel a vivir en paz con sus vecinos dentro de
fronteras seguras e internacionalmente reconocidas.

Esperamos que las partes reinicien las negociaciones con vistas a solucionar sus
diferencias y den cumplimiento a lo que respectivamente les estipula la "Hoja de
Ruta", plan que la Argentina, junto a la comunidad internacional, considera como
proceso más idóneo para llegar a la paz definitiva y justa en la región.

La República Argentina impulsa la realización de los objetivos sobre reducción del


hambre y la pobreza, y el suministro de agua potable y servicios sanitarios, que
también fueron temas centrales de la Cumbre del Desarrollo Sostenible realizada en
Johannesburgo al cumplirse diez años de la Conferencia de Río de Janeiro.

La protección de la atmósfera es materia de nuestra especial preocupación, no


solamente en lo que se refiere a la de la capa de ozono, sino también en todas las
acciones necesarias para mitigar el cambio climático y contribuir a facilitar la
adaptación a los cambios que ya se están produciendo y se encuentran en la raíz de
los eventos meteorológicos extremos que afligen en especial a los países en
desarrollo.

En el contexto de esta preocupación y convencidos de la conveniencia de la pronta


entrada en vigor del Protocolo de Kyoto, hemos invitado a realizar en Buenos Aires
la décima Conferencia de las Partes del Convenio Marco de las Naciones Unidas
sobre el Cambio Climático, con la intención de ayudar a dar un fuerte impulso a los
esfuerzos concertados de adaptación. Espero recibir y agasajar a las delegaciones de
sus gobiernos en el segmento de alto nivel que tendré el honor de inaugurar en
Buenos Aires.

Transitamos una instancia de inmensos desafíos para la Organización y sus Estados


Miembros, que reclama la responsabilidad de todos. Es nuestra esperanza que, con un
renovado y unánime esfuerzo sepamos dar respuestas concertadas que acerquen el
mundo a los ideales de paz, libertad y prosperidad.

Muchas gracias.

21 de septiembre del 2004

http://www.presidencia.gov.ar/discursos-2007/24648

DISCURSO DEL PRESIDENTE


NÉSTOR C. KIRCHNER
ANTE LA ASAMBLEA LEGISLATIVA
EN LA APERTURA DE LAS 123º SESIONES DEL
CONGRESO.

1 de Marzo del 2005

Señor vicepresidente de la Nación; señor presidente de la Honorable Cámara de


Diputados de la Nación; miembros del Cuerpo Diplomático; señores gobernadores;
señores ministros del Poder Ejecutivo Nacional; representantes de las Fuerzas
Armadas y de Seguridad; autoridades nacionales; señores legisladores; señoras,
señores, pueblo de mi Patria:

Venimos a dejar inauguradas las sesiones del Honorable Congreso de la Nación,


conforme lo dispone el inciso 8 del artículo 99 de la Constitución de la Nación
Argentina.

Nuestra ley fundamental establece ésta como la ocasión en que el Presidente da


cuenta ante la Asamblea Legislativa del estado de la Nación.

De eso se trata. Tomar nota del estado en que los asuntos de la Nación se encuentran,
repasar lo hasta aquí recorrido y marcar los rumbos que debemos seguir.

Sin hipocresías, con la mano tendida para recibir los aportes que contribuyan a
esclarecer más aún aquella situación, venimos a reflexionar con la finalidad de que se
pueda resaltar el punto donde nos encontramos, el orden que los acontecimientos
guardan y, en consecuencia, el probable rumbo que seguirán los hechos.
Es un aporte que busca que podamos actuar como un conjunto, sabedores todos de
cuánto podemos aportar para la prosecución de los grandes objetivos nacionales, en
función de lo que ya hemos alcanzado y los logros que nos prometemos obtener.

No resulta ocioso en este momento y en este lugar recordar de dónde venimos para
poder valorar la situación en su exacta dimensión. Despojados de voluntarismos, sin
subordinar a las urgencias lo que constituyen las decisiones estratégicas, ni proceder
con lentitud en los procesos de modo que las tardanzas provoquen más daño que el
sufrido y que estamos superando.

Son los hechos los que con toda contundencia marcan a veces cuánto hemos
avanzado, cuánto nos falta por recorrer y otras tantas, cuánto cuesta reconstruir lo que
ha sido destruido.

Aclaramos siempre que venimos de la más profunda crisis escalando peldaño a


peldaño lo que ha sido y es el calvario de Argentina. Superando con esfuerzo lo que
constituyó la peor crisis de nuestra historia.

Hemos dicho adentro y afuera del país que no somos el gobierno del default, que no
somos el gobierno de la convertibilidad, que no somos el gobierno del endeudamiento
eterno.

Saben todos que no lo decimos para evadir los desafíos ni para ahondar diferencias.

Tomamos sobre nuestras espaldas, con decisión y convicciones, las responsabilidades


que la hora reclama a quienes contamos en este momento histórico con la iniciativa
política.

Queremos suturar las terribles heridas que produjeron las políticas erradas aplicadas
en el pasado. Queremos superar la frustración en que nuestra crisis nos sumiera.

Soñamos con dejar a quienes nos sucedan un país mejor, un país donde el próximo
gobierno pueda dedicarse a consolidar, no a reconstruir, a crear, no a restaurar, a
hacer crecer con dignidad, no sólo a incluir venciendo la pobreza y la indigencia..

Nuestras crisis recurrentes han obstaculizado la permanencia de las políticas


correctas, nuestros errores han impedido que se continúe un mismo rumbo.

No queremos volver al pasado. Queremos, con memoria, verdad y justicia, construir


las bases de un sólido futuro.

En el centro de la construcción de aquel futuro está la recuperación de la dignidad


nacional, la revalorización de la autoestima del pueblo argentino y la superación de la
crítica vacía, el mal augurio constante.

Queremos dejar atrás el tiempo de la profecía siempre autocumplida, apostando


siempre al fracaso de los demás y anunciando que todo va a salir mal.
El descrédito no se ha limitado al papel de las instituciones, ha calado mucho más
hondo en el corazón de cada uno respecto de cada uno de los otros.

Los argentinos tenemos que revalorizar el valor de la solidaridad, reaprender la


actuación conjunta, revalorizar lo colectivo sin ahogar las capacidades individuales
que le aportan armonía por su diversidad y pluralidad.

Tenemos que recrear los valores nacionales tras nuevos paradigmas que permitan que
nuestra bandera se extienda protectora sobre cada uno de los argentinos.

Después de la larga noche, después de ver de cerca los riesgos de la autodestrucción,


después de haber sufrido los que nos tocó vivir, debemos mantener rumbo constante
en el sentido que nos viene mostrando lo mucho que podemos hacer, las enormes
posibilidades que ofrece nuestra rápida recuperación.

Aspiramos en este tiempo en que nos tocan las más grandes responsabilidades, a
crear las condiciones políticas en las que se elija en función de las mejores cualidades
mostradas por cada uno y no por la capacidad de criticar las acciones de los demás.

Pensar y actuar en positivo es lo que permitirá ir corrigiendo errores, perfeccionar


sistemas e instituciones y dar continuidad a esquemas de probada eficacia.

Recuperar, reconstruir, reparar, es una parte de la tarea que el conjunto debe asumir.
No se trata de hacerlo desde ningún lugar nostálgico, evocativo o de regreso al
pasado.

Recuperar la escuela pública, reconstruir un sistema de salud pública, reparar con


promoción y desarrollo social el daño provocado por la exclusión, volver a poner en
pie a la industria nacional, revalorizar lo argentino, son parte de los necesarios
cambios que debemos realizar para que la República Argentina construya su futuro
mejor.

Recuperar, reconstruir, reparar, actuar, debe concretarse en una acción diaria y


constante, con sentido de cambio.

Cambio responsable, calidad institucional, apego a la Constitución y a la ley, fuerte


lucha contra la impunidad y la corrupción, políticas activas para combatir el
desempleo, la pobreza y la exclusión, han sido y son parte de nuestros sueños.

No estamos dispuestos a dejar, en nombre de un pretendido pragmatismo, nuestros


sueños, nuestros ideales y nuestras convicciones de lado.

Como sabemos que esos sueños no se concretarán mágicamente, estamos dispuestos


dejar lo mejor de nosotros para hacerlos realidad.
Sabemos que no será fácil, porque se tocan importantes intereses. No tememos. No
nos detendremos.

Sabemos que los que más impaciencia muestran son precisamente los grandes
responsables de nuestra decadencia.

Los mismos que desguazaron el estado en función de sus intereses y negocios, los
que se favorecieron con la pérdida y el retroceso del poder público, los mismos que
se enriquecieron favorecidos por la permisividad interesada de otros tiempos, se
quejan hoy por la ausencia de Estado, intentando nuevamente llevar agua para su
molino a costa de los demás.

El pueblo argentino tiene memoria y sabe que los mismos que contribuyeron a
generar gigantescos negocios a costa del erario público, o los que sólo supieron
criticar pero fueron incapaces de resolver ni el más mínimo problema, no pueden ser
los que reconstruyan el país.

Este tiempo de la historia continental y mundial está signado por el cambio a favor de
los pueblos, y el pueblo argentino es el principal protagonista de los cambios que
estamos produciendo.

La resistencia a esos cambios quiere presentarnos cada problema de los existentes


como producto de errores del gobierno, tratando de escudar detrás de los que se
impacientan sus intenciones de preservación de sus intereses contrarios al conjunto.

Así, son funcionales unos a otros. Los partidarios del pasado y los que supuestamente
quieren cambiar instantánea y mágicamente todo, se ayudan para intentar impedir
cada mejora real y concreta.

Con el recuerdo de lo que nos tocó sufrir, con memoria de las responsabilidades que a
cada uno le corresponden, los argentinos debemos profundizar los cambios,
consolidar el crecimiento y ser optimistas respecto de nuestro futuro.

Tenemos la oportunidad y no debemos desperdiciarla. Tenemos que inaugurar una


nueva época sobre la base de una política económica que asegure el crecimiento
sustentable, con producción y empleo, con equilibrio fiscal, priorizando el consumo
interno, la inversión, la creación de trabajo y la integración al mundo a través de la
multiplicación de nuestra capacidad exportadora.

Una Argentina revitalizada por la mejora de su infraestructura con obras públicas que
mejoren la calidad de vida de millones de compatriotas con mejor educación y más
salud.

Tenemos que dar los pasos que nos permitan dejar atrás un país del que se adueñaron
los intereses y proliferaran los genocidas, ladrones y corruptos, para ser una Nación
que sobre la base de un proyecto nacional reinstale la movilidad ascendente de modo
que los hijos puedan aspirar a vivir mejor que sus padres.
Esto tiene que acompañar al cambio de los paradigmas. Los argentinos debemos
poner las cosas en su lugar.

Basta de premiar al vivo, demos su lugar al inteligente. Basta de premiar la riqueza a


cualquier costo, premiemos a los honestos. Basta de justificar las avivadas,
premiemos al más trabajador.

Si no cambiamos en esto nos expondremos a tropezar siempre con las mismas


piedras.

Tenemos que reinstalar en el centro de nuestra ética los valores de la solidaridad y


asumir las responsabilidades individuales para que cada uno cumpla como debe sus
obligaciones.

En medio de los viejos problemas, pero sin temores y buscando soluciones;


enfrentando lo que constituyen los nuevos desafíos y caminando en el buen sentido,
los argentinos vivimos una etapa que debemos aprovechar para consolidar un nuevo
tiempo y podemos ser racionalmente optimistas respecto de nuestro futuro.

En este marco histórico y social y con esta conceptualización política, es que


abordamos lo que sin lugar a dudas es, en esta etapa histórica, el punto nodal de la
cuestión argentina.

Hemos culminado, en estos días, el proceso de canje de nuestra deuda en cesación de


pagos. La mayoría de los bonistas de la Argentina y de todo el mundo han presentado
al canje sus bonos.

De esta manera, con gran esfuerzo, nuestro país ha dejado atrás el default, debiendo
hoy considerarse íntegramente reestructurada la deuda argentina.

Por su complejidad en cuanto a número de títulos, monedas y jurisdicciones


involucradas, por su monto, por las particularidades de la situación mundial que
determinaron la ausencia de ayuda crediticia, por haberse realizado en el marco de
una reducción neta de deuda con los organismos multilaterales de crédito
internacional, el proceso ha resultado único y excepcional.

Por vez primera en la historia argentina un proceso de reestructuración de deuda ha


culminado con una drástica disminución del endeudamiento del país. (Aplausos)

La República Argentina, con las excepcionales características que hemos señalado,


ha podido concretar exitosamente el más gigantesco canje de deuda en cesación de
pagos de la historia mundial y lo ha hecho en el marco de la concreción de la quita
más grande de la historia.
En lo local, se trata de la primera vez que un proceso de reestructuración de deuda ha
tenido activa participación del Parlamento, en observancia de las distintas
competencias que cada uno de los poderes tiene en materia de empréstito público.

La República Argentina ha comprometido en ese proceso esfuerzos compatibles con


nuestro crecimiento y priorizado las necesidades internas de modo que se trate de un
esfuerzo sustentable.

Por primera vez podrá decirse que no se pagará deuda sobre el hambre y la sed del
pueblo argentino.

El día jueves de esta semana informaremos al país los números exactos, en función de
operaciones de última hora todavía en curso de procesamiento. Pero vale la pena
destacar que una vez más, afortunadamente, economistas y gurúes vernáculos
fallaron en sus pronósticos y políticos con vocación de oráculos y pitonisas se
equivocaron en sus profecías, también una vez más.

A veces pienso que uno no puede equivocarse tantas veces y hacerlo siempre de
buena fe.

Intuyo que algunos, que nunca han logrado construir un éxito propio sólo se
reconocen a sí mismos en el fracaso del otro, aunque ese otro sea el pueblo argentino
y no como ellos creen el fracaso del gobierno de turno.

La concreción de este logro, lejos de culminar con los problemas heredados, nos pone
en ocasión de asumir con la misma firmeza nuevos desafíos.

En otro orden, en estos meses entramos en la última etapa de la renegociación de los


contratos de servicios públicos. Sabemos que será una etapa de dura negociación en
la que también este Honorable Congreso tendrá la palabra y es importante dejar
explícitamente aclarados algunos puntos.

Tenemos absolutamente en claro que se trata de la más importante discusión de


intereses pendiente.

En esa discusión se decidirá, ni más ni menos, la calidad de los servicios que


recibamos y las inversiones que los empresarios están dispuestos a realizar para
garantizar la mejor prestación de aquellos.

El gobierno ha tomado a su cargo con responsabilidad la defensa del interés de los


ciudadanos argentinos, de los usuarios de los servicios públicos y del pueblo.

El gobierno, en nombre de los ciudadanos argentinos, de los usuarios de los servicios


públicos y del pueblo, exigirá contratos que aseguren la prestación del mejor servicio
posible y para ello buscará comprometer las mayores inversiones de parte de quienes
buscan su ganancia explotando esos servicios. (Aplausos)
Tenemos plena conciencia que en esa discusión de intereses económicos y del modo
que la resolvamos se perfilará la Argentina que sustituirá a la Argentina del saqueo,
del negociado, la expoliación, el aprovechamiento de las ventajas que dan las
posiciones dominantes y la ganancia fácil, garantizada a costa de los que menos
tienen.

Se trata de una disputa desigual. Sabemos los formidables intereses, concretos y


puntuales que están en juego.

Vaya por caso un ejemplo, una rápida aproximación al problema. De los 7.800
millones que los medios de comunicación, es decir la prensa oral, escrita o televisada,
facturaron el año pasado en concepto de publicidad en nuestro país, la publicidad
oficial apenas supera los 100 millones y el conjunto de las empresas que son su
contraparte en esta negociación gastaron directa o indirectamente casi 1.200 millones.
Esto explica muchas cosas. Sólo se trata de saber leer.

Queremos arribar a buen puerto y por eso hacemos esta aclaración. Sabemos que
discutimos intereses económicos y sabemos de qué lado estamos. Esta vez, el pueblo
argentino tendrá en el gobierno el primer defensor de sus intereses.

Hay un punto de la discusión en que los intereses públicos y los intereses privados
pueden compatibilizarse. La invitación a los verdaderos empresarios que saben que
en el capitalismo toda actividad económica implica riesgo, es para que discutan con
buena fe para encontrar ese punto compatible en que existan un buen servicio y una
ganancia razonable.

No se trata de una discusión respecto de si la regla debe ser la prestación pública o la


prestación privada de lo que constituyen los servicios públicos. No se trata de
levantar banderas de estatización o de privatización. Se trata de sumar competitividad
a nuestra economía, generar trabajo y dar servicios adecuados.

Quiero que se sepa que no tendremos problemas en aquellas renegociaciones que


respeten esos parámetros. Buscamos eficiencia en la prestación del servicio y
podemos obtenerla con un concesionario o asumiendo la función por parte del
Estado. (Aplausos)

No nos va a temblar el pulso para tomar las decisiones que tengamos que tomar, ni
tendremos exigencias exorbitantes a lo que la realidad económica de los servicios
indique, pero es forzoso aclarar desde el Estado que el gobierno defenderá con uñas y
dientes los derechos del pueblo argentino. (Aplausos)

Esta renegociación tiene plazos otorgados por la ley y debe realizarse en nuestro país
conforme a sus normas sin que deba inmiscuirse tribunal ni árbitro alguno por
amañada que resulte la interpretación que de los tratados se haga para activar
supuestas competencias. (Aplausos)
Ningún tratado firmado por Argentina puede haber delegado en árbitros el manejo de
la política económica ante una situación de emergencia. Las leyes argentinas
garantizan hoy las inversiones extranjeras sin riesgo.

No obligaremos a nadie a quedarse en la República Argentina haciendo beneficencia


con su plata, ni pretendemos obligar a nadie a perder lo que es suyo. Quien quiera
compartir el trabajo con nosotros, será bienvenido.

Sobre bases serias es necesario culminar un proceso de reestructuración de los


contratos atendiendo los derechos de los consumidores, sobre todo los de bajos
ingresos, el proceso de inversiones y también la rentabilidad empresaria.

Para lograr simultáneamente esos objetivos deberá mirarse hacia delante, prestando
atención a los flujos futuros de ingresos y utilidades, sin quedar atados a contratos del
pasado que correspondían a un modelo económico y social que terminó siendo
largamente inviable.

El modo en que avancemos resultará en buena medida condicionante del ritmo de


nuestra recuperación. El modo en que lo hagamos cobrará importancia pues el avance
tiene que producirse hacia la mayor eficiencia y la seguridad jurídica.

El establecimiento de reglas de juego claras y estables, debatiendo debidamente el


marco regulatorio que hemos remitido y sancionando las normas respectivas,
implicará una importante superación del pasado, sumando calidad institucional y
control del Estado a un ámbito importante de la actividad.

En materia económica los resultados de las políticas aplicadas son firmemente


positivos en todos los planos. Solidez fiscal, baja inflación, recuperación del ingreso
en progreso y, por ende, mejora del consumo, expansión de las inversiones, aumento
y diversificación de las exportaciones y creación de empleo genuino, basamentan un
proceso de consolidación.

La República Argentina lleva ya 11 trimestres consecutivos de aumento de la


producción.

No sólo se pudo poner en marcha capital productivo inmovilizado, también se ha


expandido la inversión y logrado notables aumentos de productividad.

La mejora de la productividad ha permitido incrementar la masa de salarios pagados


tanto por el lado del mayor empleo, el incremento de las horas trabajadas y las subas
de salarios.

La mejora de las economías regionales jugó un papel central en la mejora del


Producto y fueron el motor de la recuperación del país desde el interior.
El consumo y la inversión se expandieron, y en particular ésta, de la que depende
mantener la expansión futura se encuentra, medida a valores corrientes y en relación
al Producto Bruto Interno muy cerca de los valores históricos máximos.

Las exportaciones han llegado durante el 2004 a un récord histórico que supera los
34.000 millones y muestran una notable diversificación de mercados además de un
fuerte incremento en las exportaciones industriales.

El superávit fiscal primario tanto de la Nación como de las Provincias se ubica en los
mayores valores históricos de los últimos 50 años. La vigencia de la ley de
responsabilidad fiscal brinda transparencia junto con los instrumentos adecuados para
mantener esa solidez fiscal que hoy muestran las cuentas públicas.

La tasa de la inflación minorista para el total del año 2004 ha sido del 6,1 por ciento
midiendo diciembre contra diciembre del año anterior.

El país no ha hecho uso del crédito externo y en forma neta ha hecho cancelación de
deuda a los organismos internacionales de crédito en concepto de capital e intereses
por casi 10.000 millones de dólares.

En ese marco fue importantísima la recuperación de reservas que ya se ubican en


20.000 millones de dólares, es decir 11.000 millones más (21.000 si adicionamos los
pagos hechos).

Se han creado más de 2,5 millones de nuevos puestos de trabajo de los cuales más del
70 por ciento corresponden al sector privado de la economía. Ello ha significado que
la tasa de desempleo, desde el momento máximo de la crisis, se reduzca de casi el 25
por ciento a poco más del 12 por ciento. (Aplausos)

Hemos logrado una fuerte reducción de la pobreza y de la indigencia. Estimamos que


al menos 3,2 millones de personas han salido de la situación de pobreza y 3,5
millones de una situación de indigencia. Continuar estas políticas es decisión y tarea
central del gobierno.

El sistema financiero funciona ya sin restricciones, se ha recapitalizado, refinancia


una parte importantes de las deudas empresarias, sobre todo de las PYMES, al tiempo
que el crédito nuevo, fuertemente contraído a causa de la crisis, vuelve a ser ofertado
a tasas que son menores que las existentes en la década del 90.

Esta mejora de la situación que venimos detallando posibilita también que el Estado
asuma un rol proactivo de la actividad a través de medidas muy puntuales:

Se encuentra en vigencia un régimen de devolución de IVA a las inversiones y de


amortización acelerada por el cual una vez que los proyectos entren en régimen
aumentarán unos 3.000 millones de dólares al año las exportaciones.
Se ha cubierto parte de la tasa de interés a empresas PYME para capital de trabajo y
compra de bienes de capital nacionales por un total de 350 millones de pesos en el
2004, los que se ampliarán a 850 millones para este año.

Se promovió y puso en vigencia reglamentada la ley de promoción y expansión del


software. Se ha recuperado la posición de país libre de aftosa con vacunación
reabriéndose más de 40 mercados externos.

Se realizaron acuerdos que permitieron la reapertura del Astillero Río Santiago, los
talleres ferroviarios de La Plata, se construirán los radares en el país, se ha
rehabilitado la fábrica de aviones de Córdoba.

Para crear una sociedad integrada, con movilidad social y con bienestar es necesario
abordar con decisión los temas que constituyen el verdadero núcleo duro de nuestro
programa de crecimiento sustentable, producción y empleo con justicia social.

Este punto central del programa está constituido por la distribución del ingreso, las
inversiones, la integración al mundo, la promoción de desarrollos tecnológicos. Allí
se sitúa el corazón del esquema de mediano y largo plazo de nuestra política.

Debemos continuar con un proceso gradual de mejora de la distribución del ingreso,


y por ende en la afirmación del consumo como motor de nuestro crecimiento.

En ese camino es imperioso que evitemos pujas distributivas entre sectores y entre
actividades. No debemos actuar con complacencia o facilismo. En la certeza de que
no se puede ni crear ni distribuir riqueza a partir de la nada, debemos entender que el
único proceso sólido es aquel en el que existe un efectivo aumento de la producción y
cuenta con una adecuada distribución de esos logros.

Los ingresos deben moverse al ritmo del aumento de las inversiones, del mayor
empleo y de la productividad. Ignorar esto abrirá la puerta a estériles disputas
generadoras de presiones inflacionarias.

Cada sector, cada actividad, muy especialmente aquellos que viven un fuerte proceso
de expansión, inversión y aumento de utilidades, debe actuar con responsabilidad
social.

La expansión de la producción requiere un fuerte proceso de inversiones en todo tipo


de infraestructura, desde energía, caminos, comunicaciones. Esto requiere aunar el
esfuerzo inversor del Estado como el de las empresas privadas.

En el agro, la industria, la construcción y los servicios, la inversión debe subir por lo


menos otros dos puntos y medio del Producto Bruto Interno. Desde el Estado se
favorecerá la inversión y reinversión productiva al tiempo de seguir la tendencia
marcada en estos años de mayor presencia de impuestos que reflejan la capacidad
contributiva (de ese modo la participación de ganancias en la recaudación total y
respecto del IVA ha alcanzado niveles sin precedentes.
El crédito debe volver a constituirse en un instrumento del proceso de inversiones,
especialmente de apoyo al financiamiento de las empresas PYMES. Las verdaderas
barreras de entrada que existen por el stock de arrastre, originado durante la crisis,
deberán seguir revisándose en función de las positivas perspectivas en materia de
flujos futuros de ingresos y utilidades que muchas empresas hoy tienen.

Nuestra inserción en el mundo no debe estar signada por lo puramente financiero y,


por ende, especulativo, que termina jugando a favor de la renta financiera y afecta la
competitividad externa. Para nosotros inserción en el mundo debe ser comercio
exterior e inversión extranjera productiva directa.

En nuestro esquema de política económica sigue siendo fundamental un tipo de


cambio realista, pro producción y pro empleo nacional.

Con y desde el Mercosur debemos proseguir negociaciones de apertura de mercados.


La negociación con China, la relación con países en desarrollo, el Acuerdo Sur-Sur
presentan un excepcional potencial de apertura e integración de mercados.

Usar hacia afuera como palanca el Mercosur no debe obstaculizar la profundización y


la expansión hacia toda la comunidad sudamericana. La efectiva puesta en marcha del
Tratado de Asunción, hoy cumplido sólo en forma parcial, debe asegurarnos
beneficios equilibrados.

En la promoción del desarrollo tecnológico está la clave para la definición de un


nuevo perfil productivo y ocupacional. Iniciativas como la alfabetización digital,
nanotecnología, biotecnología, tecnología satelital y nuclear para la paz cobran allí
especial significación.

Volviendo al punto de las inversiones, debemos decir que, coherente con la


importancia que al tema otorgamos, la República Argentina planifica y ejecuta obras
públicas, de modo que para el año 2005 la inversión ascenderá a 4.606 millones de
pesos que significarán un incremento del 51 por ciento respecto del año 2004.

En el año 2004 hemos ejecutado obras por la suma de 3.046 millones, es decir un 90
por ciento superior al año 2003 y un 300 por ciento más que en año 2002.

Hemos terminado más de 20.000 viviendas, estamos construyendo 70.000 viviendas


y más de 24.000 mejoramientos de viviendas y licitamos 103.000 viviendas y 55.000
mejoramientos.

El “Plan Federal de Construcción de Viviendas” (de 120.000 viviendas) y el “Plan


Federal de Mejoramiento de Viviendas-Mejor Vivir” (140.000 mejoramientos)
materializarán inversiones para este año de 2.200 millones, un 88 por ciento más que
los 1.172 millones invertidos en el 2004.
La inversión del Estado en vivienda permite crecimiento económico, generación de
puestos de trabajo y mejora de la calidad de vida de los sectores más castigados por el
modelo de exclusión precedente. Los obreros de la construcción pasaron de 111.609
en el tercer trimestre de 2002 a 212.412 en el tercer trimestre del 2004 y las
estimaciones llevan esa cifra a casi 260.000 trabajadores en la actualidad.

En materia vial se ejecutaron obras por 1.057 millones de pesos y se prevé ejecutar
para el 2005 1.367 millones. El total de licitaciones asciende a la fecha a 4.876
millones de pesos.

Además de la inversión en mantenimiento sobre el total de la red vial nacional, se


ejecutan obras de importancia estratégica. El corredor vial Paso de Jama RN58, el
Corredor de Capricornio RN81, la Ruta 40 en Mendoza, la Autopista Rosario
Córdoba RN9, la Circunvalación de la Región Metropolitana de Buenos Aires RP6,
la Ruta Nacional Nro. 3 en Tierra del Fuego y la Ruta Nacional 14.

En saneamiento se destaca el Programa Agua más Trabajo, que ejecuta obras a través
de cooperativas de desocupados que resultan así reingresados al mercado laboral y
favorecidos por las propias obras ejecutadas. 62 millones de pesos en el 2004 y 72
millones para este año han permitido y permitirán inclusión y mejora de la calidad de
vida.

Además del Programa Ferroviario, que incluye más de 250 obras que favorecerán a
2.000.000 de habitantes con una inversión de más de 3.000 millones de pesos hasta el
2008, se puso en marcha el Fondo Fiduciario de las Telecomunicaciones, se
modernizarán las instalaciones del yacimiento carbonífero de Río Turbio, y se
mejoran instalaciones portuarias.

Entre múltiples obras que resultarían de una muy extensa enumeración y que figuran
en la memoria respectiva, cabe destacar la trascendencia del inicio de la construcción
y ampliación de gasoductos que transportarán desde el Norte y desde el Sur, además
del Patagónico que abastecerá pueblos cordilleranos.

En transporte de energía eléctrica, se construirán y finalizarán las líneas Mendoza-


San Juan, Comahue-Cuyo, Noreste-Noroeste, Choele Choel-Puerto Madryn, Puerto
Madryn-Pico Truncado, y se licitará la línea Pico Truncado-Río Gallegos. Así podrá
decirse que Argentina en materia energética es un país federal y verdaderamente
integrado.

La recuperación del Correo y la constitución de Correo Oficial de la República


Argentina S. A., han permitido preservar la continuidad del servicio, mantener las
fuentes laborales, resguardar los bienes y obtener ganancias.

Focalizando en la calidad la prioridad tanto a nivel de gestión como de servicio, se


obtuvo ya la certificación ISO 9001 para el servicio de operaciones telegráficas y se
continuará la certificación para el resto de las áreas del Sistema de Gestión.
En lo energético no podemos dejar de destacar la estratégica creación de ENARSA,
con la misión de participar en el mercado de hidrocarburos y energía.

ENARSA actuará para que el Estado disponga de instrumentos para que los recursos
energéticos se exploten racionalmente, para el desarrollo de la infraestructura
asociada de modo de asegurar disponibilidad y precio de los productos compatibles
con el nivel de competitividad argentina e internacional. Dará un fuerte impulso a las
áreas off-shore con sensibilidad ambiental, desarrollando yacimientos en zonas
profundas hasta alcanzar un estado de madurez exploratoria de las mismas para
satisfacer la demanda de gas y petróleo e impulsar el desarrollo industrial y
sustentable de las regiones.

El turismo como actividad socioeconómica estratégica presenta las mejores


condiciones para convertirse en un motor y sostén de la actividad económica, la
generación de empleo y la captación de inversiones. Las estadísticas muestran que el
número de llegadas de diferentes destinos al país en enero del 2005 se incrementó un
7,1 por ciento respecto al mismo mes del año anterior, y había crecido entre el 2003 y
el 2004 un 11,1 por ciento hasta llegar al estimado de 3.000.000 de visitantes que
generan un ingreso de divisas de alrededor de los 2.300 millones de dólares.

La sanción de la Ley Nacional de Turismo, la apertura de mercados como los de


Israel, China, Federación Rusa y Escandinavia y la adopción del Plan Federal
Estratégico de Turismo Sustentable redundarán en un crecimiento importante de la
actividad.

En materia de empleo, durante todos los meses de nuestro gobierno creció en forma
ininterrumpida. Este es el período más prolongado de crecimiento del empleo que
Argentina conoce desde hace más de veinticinco años.

Este crecimiento estuvo liderado por el sector industrial, cuyos puestos de trabajo
exigen calificación técnica y profesional. Comenzó en el interior del país y, por
primera vez en muchos años, la creación neta de empleo registrado superó al empleo
precario.

Durante la década del 90 de cada 100 puestos de trabajo que se creaban sólo el 10 por
ciento eran empleos registrados. Hoy el 70 por ciento de los empleos creados son
formales, dignos y con protección social.

Las políticas activas marcaron una nueva etapa de la negociación colectiva. Los
incrementos salariales otorgados por el Gobierno dinamizaron la negociación y 358
convenios colectivos que agrupan a más de un millón y medio de trabajadores
permitieron mejorar salarios y reabrir materias de negociación como tiempo de
trabajo, capacitación, seguridad y salud de los trabajadores.

El salario mínimo vital y móvil creció un 125 por ciento y hoy está fijado en 450
pesos. Las jubilaciones fueron elevadas en su piso un 36 por ciento y los haberes
inferiores a 1.000 pesos se incrementaron un 10 por ciento.
Por virtud de estas medidas recién ahora podemos decir que no ha quedado docente
universitario con nivel de ingresos por debajo de la línea de pobreza.

Defender y reforzar el camino del crecimiento con creación de empleo decente y


adecuada distribución del ingreso con previsibilidad y equilibrio en las relaciones
laborales es un tema central.

Hemos cambiado el rumbo en materia de Trabajo, y a partir de la sanción de la ley


25.877 de Ordenamiento Laboral que vino a reemplazar una norma vergonzosa y
repudiada por la sociedad argentina, los derechos y obligaciones que se derivan de la
relación laboral operan en un marco claro de indiscutible legitimidad.

El Ministerio de Trabajo, en coordinación con la AFIP ha fiscalizado la situación


frente a la seguridad social de más de 87.000 empresas, relevado a 300.000
trabajadores y este año reforzará su acción.

Aunando los esfuerzos con las administraciones provinciales para la implementación


de planes y operativos conjuntos, se lograrán mayores éxitos en la lucha por erradicar
el trabajo infantil y combatir el trabajo no registrado, que es trabajo ilegal y viola
derechos fundamentales.

Junto con empresas, sindicatos, escuelas técnicas, centros de formación y organismos


tecnológicos se retomó la tarea de capacitación profesional y se invierte en la
educación y formación de trabajadores desocupados y en actividad.

La reformulación de los planes Jefes y Jefas de hogar permitirá promover la


empleabilidad de los que perciben subsidio y proteger a las familias en situación de
vulnerabilidad social.

En materia de Desarrollo Social, buscamos como Estado aplicar las políticas sociales
con eje en la persona, la familia y la comunidad.

Creemos que las problemáticas se superan no sólo con las medidas de inversión y
crecimiento que hemos adoptado, sino con compromiso ético. Este es el valor
agregado que tratamos de ponerle a la inversión social

Priorizamos la promoción de oportunidades con el fin de crear desde la política social


activos familiares, patrimoniales y comunitarios, instalando herramientas sociales,
insumos y bienes para superar las carencias, no sólo materiales sino de
oportunidades.

Tenemos en cuenta a la región, pues sólo a partir del conocimiento fehaciente de cada
realidad se pueden garantizar acciones de impacto social.
Hacemos desde la gestión un trabajo intersectorial e interdisciplinario. Los
Ministerios de Desarrollo Social, Salud, Trabajo, Educación, Planificación Federal y
Economía gestionan las políticas sociales de manera asociada.

El instrumento articulador es el Consejo Nacional de Políticas Sociales, y el Consejo


Consultivo Nacional integrado por organizaciones de la sociedad civil. Este último
creado con una mirada integral en enero de este año.

Esta misma articulación intentamos construir con las distintas jurisdicciones


provinciales y municipales, pues entendemos que promoviendo la participación de las
organizaciones de la sociedad civil estamos generando espacios institucionales que
permitirán establecer procesos de desarrollo sustentable.

Un ejemplo de dicha articulación es la puesta en marcha del Programa de los Centros


Integradores Comunitarios, llevados adelante a partir de gestiones y acuerdos
realizados con actores nacionales, provinciales y locales.

En esta primera etapa se han formalizado las etapas previas a la construcción de 258
Centros. El CIC es el ámbito físico donde se desarrollarán acciones de salud y de
promoción social, de creación y capacitación para el trabajo, de apoyo educativo, de
estimulación temprana y desarrollo infantil para estar junto a las comunidades más
vulnerables de nuestro país, viabilizando los derechos de los que menos tienen.

Otro ejemplo es la capacitación que estamos haciendo con líderes y actores locales de
distintas organizaciones civiles, de base y religiosas, para consolidar mejores
políticas.

El Programa Mi Pueblo busca en aquellas comunidades que han quedado aisladas del
crecimiento y desarrollo, poner al alcance de los ciudadanos soluciones de gestión
adecuadas a sus necesidades. Este programa es también una expresión concreta de la
integración de esfuerzos y del impacto que produce en una comunidad el trabajar
juntos. Hoy estamos en las provincias de Chubut, Jujuy, Corrientes, Río Negro,
llegando a 33 municipios, y seguiremos trabajando con este criterio en otros
territorios.

En los diversos planes nacionales que implementamos se expresan políticas sociales


concretas, que articulan las acciones de los planes nacionales y provinciales en una
Red Federal buscando la equidad.

Las políticas sociales así concebidas hacen referencia directa a las necesidades
sociales detectadas en cada territorio y, necesariamente, deben promover la
participación activa de todos los actores locales para dar una eficaz respuesta a las
mismas.

“El hambre más urgente” consiste en un plan dirigido a familias que viven en
situaciones socialmente desfavorables y de vulnerabilidad nutricional. Se constituyó
en política de Estado en materia alimentaria, más allá de la emergencia, porque tiende
a elevar la calidad de vida de toda la población y abarca el mejoramiento de la salud y
la nutrición en el mediano y largo plazo. Este año la entrega de alimentos, módulos o
tickets alcanzó a 4.460.000 personas.

Otra línea del Plan es el Refuerzo a los Servicios Alimentarios Escolares que
beneficia a 1.221.543 alumnos. Su finalidad es mejorar el nivel nutricional de los
niños que asisten a escuelas en situación de mayor riesgo socioeducativo, de Nivel
Inicial y 1º y 2º ciclo de Educación General Básica y/o Escuelas de Educación
Especial de Gestión Pública Estatal, mediante el envío de fondos para refuerzo
alimentario de las dietas financiadas por las jurisdicciones provinciales.

Con el apoyo que se brinda a estos comedores y a los comedores comunitarios hoy
estamos llegando 1.985.470 personas.

Otra línea es la que trabaja el Ministerio de Desarrollo Social junto al INTA


promoviendo huertas/granjas familiares y comunitarias. Se brindó asistencia técnica a
aquellos que por su escala pueden transformarse en emprendimientos productivos.

La cantidad de beneficiarios totales que reciben asistencia en huertas es de 3.133.000


personas.

El Plan Familias es considerado central en nuestra política de Estado, porque busca


promover los valores que cohesionan, articulan y hacen posible una vida armoniosa
en familia.

Contempla acciones de protección, prevención, asistencia, acompañamiento y


promoción. Llega con un plan de ingresos a 196.159 familias. Además, con el apoyo
a 238 proyectos especiales para su fortalecimiento, trabaja con otras 140.000 familias
de manera directa y 700.000 de manera indirecta. El eje es la mujer como
movilizadora y transformadora.

Una presencia muy fuerte de contención la produce el Tren de Desarrollo Social y


Sanitario, con el cual llegamos desde los tres corredores del país a 61.228 personas, y
este año estamos habilitando un corredor más.

Otra línea de trabajo es el Programa de Atención a Niños y Adolescentes en Riesgo,


que asistió a 38.052 jóvenes en 16 provincias y que permitió también el desarrollo de
94 proyectos especiales y la capacitación en gestión de políticas de niñez y
adolescencia a 6.232 funcionarios de gobiernos locales.

Frente a la Violencia Familiar, Maltrato Infantil y Abuso Sexual se llevaron adelante,


además de acciones articuladas con las provincias, 24 instancias de capacitación.
También hemos ejecutado proyectos específicos en violencia familiar, salud
reproductiva, maternidad y paternidad responsable, derechos y ciudadanía.

Como parte del proceso continuo de capacitación se formaron cuidadores


domiciliarios en todo el país para atender personas con discapacidad o con patología
terminal. Se concretaron 74 proyectos especiales de apoyo a organizaciones de
discapacitados.

El Programa para jóvenes tiende a trabajar muy fuertemente con este grupo etario,
que ha sido uno de los más postergados en la década perdida para la equidad de los
’90.

Más allá de las cifras, este abandono debe ser revertido y hoy lo estamos haciendo
desde la educación y la capacitación, en una política pública vigorosa, donde importa
también el desarrollo social, que es lo que pretendemos hacer desde el Programa
INCLUIR. Los programas específicos orientados a la juventud de manera directa
favorecieron este año a 205.626 jóvenes y de manera indirecta a 140.000 jóvenes.

En cuanto a pensiones asistenciales no contributivas a la fecha brindamos cobertura a


410.000 personas; es necesario destacar que el otorgamiento de este beneficio en este
año fue histórico. Teníamos más de 100.000 trámites pendientes que llevaban un
atraso de hasta 14 años. Trabajando 24 horas con un fuerte apoyo del personal y de
las universidades pusimos al día un área tan sensible para los argentinos.

En todo el país se asistieron a las familias vulnerables con una asistencia directa de
elementos personales, equipamiento para la vivienda, etc., de 1.875.000 unidades.

El Plan Manos a la Obra también fue pensado con el objetivo de apoyar a las
comunidades más vulnerables para que estas, progresivamente y a partir de su
inclusión, puedan lograr un desarrollo social económicamente sustentable. El mismo
ha permitido generar empleo y mejorar la calidad de vida de 410.000 emprendedores
y sus familias, a través del desarrollo de 31.500 emprendimientos. Se apoyaron a 155
organizaciones dedicadas a las microfinanzas.

Desde la economía social, se orientó a mejorar el ingreso de la población vulnerable,


pues entendemos que ello genera sociedad en la medida que establece relaciones
entre identidades, historias colectivas, diversas competencias y ámbitos que enlazan
las actividades productivas con la reproducción social.

Fortaleciendo la idea de crear activos familiares, patrimoniales y comunitarios e


instalando herramientas sociales, el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía
Social ha formado 2.499 nuevas cooperativas de trabajo en todo el país,
comprendidas en los planes de emergencia habitacional, de agua y trabajo, Centros
Integradores Comunitarios y Obra Pública Nacional en general.

El Instituto Nacional de Asuntos Indígenas, en el corriente año, ha devuelto y


entregado el título comunitario de aproximadamente 300.000 hectáreas de tierra a
comunidades originarias. (Aplausos)

Se otorgaron 6000 becas a estudiantes pertenecientes a dichas comunidades del nivel


medio.
También se benefició directamente a 56.000 personas e integrantes de las
comunidades originarias, financiando proyectos tendientes a mejorar la producción
tradicional y sus condiciones de vivienda y hábitat.

El Programa Arraigo benefició a 6.199 familias vulnerables ocupantes de tierras


fiscales nacionales que obtuvieron su regularización dominial y boletos de compra-
venta, a través de planes de pago que les permitan acceder al patrimonio. Es Estado
creó el Banco Social de Tierras, para el registro de inmuebles que pueden ser
afectados a fines sociales.

Nuestro objetivo como Estado es ayudar para que otros puedan. Estamos convencidos
de que es necesario trabajar por la generación de igualdad de oportunidades para
poder efectivizar la justicia social.

Queremos un Estado para todos y no sólo para unos pocos. Un Estado representativo,
ético, conciente de su lugar y responsable de sus funciones, fruto de los valores, no
sólo enunciados, que intentamos llevar permanentemente a la práctica.

En Salud Pública hemos puesto en marcha el Plan Federal de Salud, en un histórico


acuerdo entre la Nación y las Provincias que busca fortalecer la atención primaria
mediante la reforma del sistema para dotarlo de mayor equidad tanto en el acceso
como en el financiamiento.

Por medio de la coordinación de los esfuerzos de las distintas jurisdicciones y con un


enfoque centrado en la búsqueda de la salud para toda la población, se encaran
simultáneamente los problemas también desde la eficiencia.

Tendremos un sistema más justo, con igualdad de oportunidades para toda la


población, equilibrando las grandes diferencias que hoy tenemos y que se reflejan en
las condiciones sanitarias.

El Programa Nacer Argentina contempla la protección integral de toda mujer


embarazada sin cobertura explícita, hasta los 45 días posteriores al parto y a sus hijos
hasta los seis años. Hemos empadronado ya a 100.000 beneficiarios y firmado
convenios hasta el momento con 5 provincias. La meta que nos planteamos es cubrir
el 100 por ciento de la población beneficiaria del conjunto de provincias, lo que se
estimamos en un total de 3 millones mujeres embarazadas y niños.

En el último trimestre entregamos el botiquín Remediar número 400.000, llevando


provistos ya 120 millones de tratamientos gratuitos a familias de bajos ingresos y alta
vulnerabilidad. Las cifras evidencian el fuerte impacto redistributivo del Programa
Remediar y su continuidad.

A la fecha, el 71 por ciento de los medicamentos recetados se consigna en nombre


genérico, lo que marca el alto índice de aceptación que obtiene la aplicación de la ley
de Prescripción de Medicamentos por su Nombre Genérico.
Iniciamos un procedimiento de regionalización de las obras sociales que permitirá un
proceso de contratación de cobertura médica integral más ágil y con mayor poder de
compra.

Se ejecuta la Encuesta Nacional de Nutrición, que significa el mayor estudio


realizado hasta la fecha en el país en materia de nutrición.

El Programa Nacional de Médicos Comunitarios, que ya incorporó 1.100 médicos a


los centros de atención e incorporará en meses más otros 2.000, implica capacitación
de postgrado para una atención primaria orientada a la salud social y comunitaria. Se
realiza con la colaboración de 17 universidades y hacia fin de año estará formando
6.500 profesionales.

Por iniciativa de la Argentina se ha creado la Comisión Intergubernamental de Salud


y Desarrollo del MERCOSUR y Estados Asociados, con el objetivo de promover el
desarrollo de investigaciones tendientes a la elaboración de estrategias regionales que
incorporen la temática social y de salud en la agenda de integración sudamericana
contribuyendo al progreso social y la disminución de la pobreza.

Normalizar una institución como el PAMI significa devolver a nuestros mayores la


dignidad de tener una obra social a su servicio. Entendiendo que la clave para hacerlo
estaba en lograr evitar que los recursos se pierdan a causa de la corrupción o de la
ineficiencia, por un lado, impulsamos el cambio en el modelo de contratación, y por
el otro, recuperamos prestaciones por años relegadas, buscando brindar a nuestros
abuelos una mejor calidad de vida.

Por cada peso que sacamos a la corrupción o a la ineficiencia, ganamos otro para
mejorar la atención a los beneficiarios.

Cambiamos ya el modo de contratación en las Provincias de San Juan, Chubut y


Entre Ríos. Seguiremos por Jujuy, Río Negro y Neuquen y así sucesivamente.

Con la Procuración General de la Nación hemos convenido establecer una Unidad


Fiscal de Investigaciones dentro del PAMI, para investigar todas las denuncias de
probables delitos.

El instituto paga al día a sus prestadores y los hospitales públicos empiezan a recibir
lo que les corresponde por la atención de afiliados.

Se realizan licitaciones con importantes reducciones de costos que impactan


conformando verdaderos precios de referencia para el sistema.

La relación entre los costos y la calidad de las prestaciones ha mejorado


sensiblemente. Los mismos bienes son adquiridos con importantes bajas en los
precios, lo que permite llegar con prestaciones a más afiliados.
En materia de Medio Ambiente, se ha llevado a cabo un proceso de revisión y
construcción de una Nueva Agenda Ambiental 2004/2007, de fuerte carácter
participativo e impronta federal, del que participaron 22 provincias, organizaciones
de la sociedad civil y del sector empresario.

Hemos elaborado el Primer Inventario Nacional de Bosques Nativos y se hace un


seguimiento constante de la situación a nivel nacional, además de dejar instituido el
Centro de Información de Producción Limpia y Consumo Sustentable.

A través del Plan Nacional de Manejo del Fuego hemos transferido fondos a
provincias y distribuido medios aéreos (helicópteros y aviones hidrantes), insumos
para combatir incendios, como equipos para combatientes, ropa ignífuga,
herramientas, motobombas, equipos de comunicaciones, mangueras, además de
contar con la Brigada Nacional de combatientes con su propio equipo.

La celebración en Buenos Aires de la reunión del Décimo Período de Sesiones de la


Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre
Cambio Climático y la Presidencia Argentina en la cumbre realizada en Kyoto,
Japón, han marcado exitosamente la importancia brindada al cuidado del medio
ambiente.

Plantear al mundo la existencia de acreedores ambientales como nuestro país y el


conjunto de países en igual situación y la simétrica existencia de deudores
ambientales, principalmente entre los países más industrializados, y requerir justa
reparaciones en el marco de ese Protocolo, puede ser un camino viable para el
desarrollo ambientalmente sustentable.

Cambio climático, protección del bosque nativo y control de agua tienen que ser los
ejes principales de una política de Estado en materia ambiental, junto a provincias y
municipios.

En materia de mejoramiento de la calidad institucional, en el marco de nuestra


competencia funcional, por intermedio del Ministerio de Justicia y Derechos
Humanos, hemos dado pasos trascendentes.

Hemos colaborado, con la Constitución Nacional como marco, en una profunda


renovación de la Corte Suprema de Justicia que era reclamada por la sociedad
(Aplausos) ; hemos instaurando, autolimitando facultades propias, métodos de
selección con participación y transparencia como nunca en la historia del país, y
estamos produciendo la más gigantesca cobertura de vacantes en el Poder Judicial a
que haya habido lugar en la historia de nuestra democracia, con similares métodos.

En cuanto a la relación de la función judicial y la sociedad, se crearon las condiciones


para encarar el debate sobre la renovación profunda de la legislación de fondo,
comenzando por la penal, esperando dejar concluida la realización del Digesto
Jurídico al final de este año, tarea pendiente desde 1994, y auspiciamos el proyecto
de ley que tras más de ciento cincuenta años viene a cumplir la Constitución para
instaurar el juicio por jurados en materia penal.

Para afrontar la crítica situación carcelaria, que evidencia años de desidia,


desinversión e improvisación sumados al impacto de la grave crisis, hemos
implementado un Plan Carcelario que contempla el aspecto edilicio, la formación del
personal penitenciario y la relación entre el interno y la sociedad.

El Programa de Infraestructura Penitenciaria ha incluido convenios con provincias


por un monto de 74.700.000 pesos. Se ha llamado a licitación para la construcción del
Centro Federal del NOA, en Salta, el Complejo Federal del Litoral, en Santa Fe y el
Complejo Federal de Condenados, en Buenos Aires. Se ha licitado también la
ampliación de la Unidad 11 en Chaco, el Complejo Penitenciario Federal en Ezeiza y
el de Marcos Paz, sumando en total 3.300 plazas en el corto plazo.

El Programa Nacional de Trabajo en Cárceles incluye el trabajo de 2700 internos, a


los que se suman otros 939 que realizan cursos de capacitación. Setenta empresas se
han interesado en emprendimientos productivos y siete de ellos ya se han concretado.

Continuamos desarrollando una política firme y decidida para contribuir a la


comprensión de los derechos humanos como un rasgo esencial de la democracia y de
la construcción de ciudadanía.

Sobre todo en nuestra Patria, asolada por la impunidad de gravísimas violaciones de


los derechos humanos, es necesario recalcar que no hay democracia, seguridad ni
Estado, sin estado de derecho y sin respeto irrestricto a los derechos humanos.
(Aplausos)

Guardando memoria de lo que nos pasó, sin anclarnos por ello en el pasado, la
búsqueda de verdad y justicia y el fin de la impunidad son unas de las más preciadas
banderas de nuestra sociedad y de nuestro gobierno.

Entre muchas otras importantes actividades destacables en materia de derechos


humanos, encaradas con total apertura hacia el conjunto de las organizaciones no
gubernamentales que operan en ese ámbito y en la comprensión de que la mejor
reparación para las víctimas y la propia sociedad es el cambio profundo de las
instituciones que facilitaron que hechos aberrantes quedaran impunes, merece que
destaquemos la creación del Espacio de la Memoria en lo que fuera la sede de la
ESMA. (Aplausos)

La continuidad del premio Azucena Villaflor de Devicenti, la creación del Archivo de


la Memoria, la conformación de la Unidad Especial de Investigación de la
Desaparición de Niños como consecuencia del Accionar del Terrorismo de Estado, la
colaboración con la búsqueda e identificación de restos, las indemnizaciones
reparatorias, constituyen también aportes importantes en esta tarea.
Nada sólido se puede construir sobre los cimientos de la impunidad, el dolor no
reparado, la injusticia y el ocultamiento de los crímenes aberrantes que truncaron una
generación de argentinos y vaciaron de contenidos morales al Estado.

La justicia, la verdad y la memoria son presupuestos constitutivos de un nuevo


Estado y del compromiso del Gobierno Nacional con los inclaudicables ejemplos
éticos que por más de tres décadas vienen dando los organismos defensores de los
Derechos Humanos, con las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo a la cabeza.
(Aplausos)

Memoria, verdad y justicia es lo que perseguimos respecto de los execrables


atentados perpetrados contra la embajada de Israel y la AMIA, sufrimiento constante
del pueblo argentino.

Con la finalidad del esclarecimiento y el castigo a los responsables, para evitar la


impunidad y el encubrimiento, hemos ordenado a la Secretaría de Inteligencia el
traslado, a partir de hoy, a la sede de la Unidad Fiscal de Investigación del atentado a
la AMIA, de las 400.000 fojas que componen los datos referidos a ambos atentados,
que se agrupan en 1.747 carpetas contenidas en 114 cajas.

En la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, la República Argentina, en


base al informe Grossman, promoverá la apertura de un proceso de solución
amistosa, aceptando expresamente la responsabilidad del Estado en el punto
vinculado a la denegatoria de justicia.

La educación es el único bien que contribuye a desarrollar las capacidades personales


de nuestros ciudadanos al mismo tiempo que genera las condiciones de un desarrollo
económico-social integrado y sostenido del país.

Una educación de calidad para todos nuestros niños y jóvenes es la principal


estrategia que puede propiciar una nación para generar una verdadera igualdad de
oportunidades, de modo que sea la capacidad de cada uno de ellos y no su origen
social el factor que determine el horizonte al que puedan acceder.

La falta de educación no sólo se convierte en una de las principales causas de la


desigualdad social sino que está en la base de los procesos de marginación,
desocupación y violencia social que se incrementaron durante las últimas décadas.

Por ello los objetivos fijados consisten en crear condiciones para la igualdad de
posibilidades de acceso a aprendizajes de calidad, universalizar el egreso de los
niveles básico y medio, incorporar más tempranamente al jardín a los niños con
mayores necesidades, integrar masivamente la alfabetización digital y en una segunda
lengua a todas las escuelas, aumentar el nivel de exigencia y dedicación al estudio de
nuestros alumnos, mejorar las condiciones de trabajo y capacitación de nuestros
docentes, recuperar la posibilidad de contar con un sistema educativo nacional con
estructuras y calidad más homogéneas.
Hemos priorizado las políticas educativas y científicas con el objetivo de revertir los
principales aspectos de una crisis causada por décadas de desatención.

Hoy podemos decir con orgullo que en menos de dos años hemos más que duplicado
el presupuesto educativo del Estado Nacional. No existe en la historia argentina un
incremento de tal magnitud. Sumando los recursos que en los últimos días hemos
volcado hacia el presupuesto universitario podemos afirmar que nos encontramos
ante la participación más alta de inversión educativa del Estado nacional, tanto
respecto de la inversión total en educación del país como del porcentaje del PBI
nacional.

No es esta una cuestión menor. Baste recordar que hace apenas un poco más de un
par de años algún breve ministro de economía sostenía que la solución del país
pasaba por la reducción de su presupuesto universitario.

Estos recursos nos han permitido comenzar el proceso de construcción de escuelas


nuevas más importante de las últimas décadas, contribuir con becas para estudiantes,
libros, guardapolvos, computadoras, útiles escolares y apoyos monetarios a las
escuelas más necesitadas para avanzar en la igualdad de oportunidades educativas
para todos nuestros chicos y chicas.

También nos han permitido mejorar sustantivamente las condiciones salariales y


laborales de nuestros docentes. El incremento y la prórroga del incentivo docente, la
reciente restitución de los derechos jubilatorios y el avance hacia un piso común de
dignidad para el salario de maestros y profesores son ejemplos de esta postergada y
merecida mejora.

Hace unos días, con motivo de anunciar algunas de estas mejoras, pude recordar junto
a docentes y dirigentes gremiales del sector que quien habla, a diferencia de muchos
políticos, nunca había visitado la Carpa Blanca, pero que sin embargo, en estas
decisiones y en otras tantas, estaba el espíritu de aquellas luchas.

Aquellos políticos dejaron en la carpa promesas que en el gobierno se encargaron de


no cumplir y que tuvimos que pagar nosotros. (Aplausos)

Sirva el ejercicio de memoria no como reproche sino como escuela de aprendizaje


político por parte de cada argentino y de cada dirigente acerca de una forma distinta
de hacer política, de un compromiso social diferente.

Pero no sólo hemos atendido el histórico deterioro de los aspectos materiales de las
escuelas fortaleciendo las condiciones concretas con que se encuentran en las aulas
diariamente docentes y alumnos. También hemos dado enormes avances en dirección
a estructurar un sistema educativo nacional profundamente fragmentado y
anarquizado por falta de articulación entre las políticas jurisdiccionales y débil
presencia del Estado Nacional.
En esta dirección hemos avanzado decididamente en generar parámetros nacionales
que, con el acuerdo del Consejo Federal de Educación, permitan mejorar la calidad de
la educación e igualar los aprendizajes que incorporan nuestros chicos y jóvenes en
cualquier lugar del país donde vivan. Esos parámetros nacionales que nos permitirán
homogeneizar los niveles de egreso de nuestros alumnos en todo el territorio
nacional.

Así, entre otras acciones, hemos impulsado la Ley que fija un mínimo de 180 días de
clase, los Núcleos Básicos de Aprendizaje que año por año proponen qué es lo que
nuestros alumnos deben aprender y modificado los mecanismos de evaluación para
aumentar los niveles de exigencia y recuperar la cultura del esfuerzo que fuera
patrimonio histórico de la educación argentina.

No menos esfuerzo presupuestario y político hemos volcado hacia las universidades y


el sistema científico-tecnológico. Lo hemos hecho con profundo respeto por la
autonomía académica y las características particulares que requiere la producción
intelectual y científica. Pero también compartiendo el compromiso de trabajar para
mejorar la calidad académica, la excelencia y la pertinencia del trabajo a partir de
generar desde el estado Nacional orientaciones claras respecto de la necesidad de
volcar la formación de profesionales y la investigación científico tecnológica hacia
las principales problemáticas sociales y productivas que enfrenta nuestro país.

Estamos convencidos de que la creciente inversión que desarrollamos en este campo


no favorece únicamente al sector social que puede acceder a los niveles superiores del
sistema educativo. Estamos invirtiendo en el conjunto de la sociedad, principalmente
en quienes se benefician con el trabajo profesional y los avances científicos que
producen nuestros egresados si, en lugar de encontrar otros destinos laborales fuera
del país, se quedan para contribuir al mejoramiento de las condiciones de vida su
pueblo.

Debemos expresar nuestro reconocimiento a la respuesta que hemos obtenido del


conjunto de las universidades y los Centros e Institutos de investigación científica.
Recuperando sus mejores tradiciones, vienen realizando grandes esfuerzos para
volcar toda su potencialidad de trabajo y creación en las exigencias que requiere la
construcción de un modelo de desarrollo alternativo.

Mejorar la educación es una tarea de largo plazo y deben fijarse los objetivos
concretamente. Aspiramos a llegar en cinco años a destinarle por lo menos el 6 por
ciento del PBI.

Como no queremos quedarnos en el simple discurso, hemos dispuesto que en un


esfuerzo que vamos a compartir con las provincias que no puedan, a partir del mes de
inicio de las clases, ambas jurisdicciones logremos que ningún docente de esta
querida Patria quede por debajo de los 700 pesos. (Aplausos)
Sabemos que esto no soluciona todo el problema, pero es un gran avance. El esfuerzo
nacional, como en el tema del incentivo, y el esfuerzo que las provincias hagan, será
un aporte al mejor inicio del año escolar.

Debemos actuar con grandeza, participar ampliamente y favorecer la pluralidad, el


desafío implica construir una sociedad del conocimiento, una sociedad donde la
educación, la ciencia y la tecnología nos permitan acceder a los niveles de
crecimiento e igualdad social que nuestros hijos se merecen.

En materia de relaciones federales entre la Nación y las Provincias, el Ministerio del


Interior y el conjunto de la Administración Nacional han realizado una importante
tarea de coordinación para que evitar que la existencia de distintas jurisdicciones
opere en contra de los ciudadanos.

1 de Marzo del 2005

http://www.casarosada.gov.ar/discursos-2007/11305

PALABRAS DEL PRESIDENTE DE LA NACIÓN,


NÉSTOR KICHNER, DURANTE LA FIRMA DEL
DECRETO PARA PENSIONES HONORÍFICAS DE
VETERANOS DE LA GUERRA DEL ATLÁNTICO
SUR.

21 de Julio del 2005

. En primer lugar quiero agradecer profundamente las palabras, quiero agradecer la


presencia de todos ustedes aquí, en la Casa de Gobierno, que es la casa de todos los
argentinos. Ustedes saben que, lamentablemente, para algunos la causa de Malvinas
fue una causa que nos ponía mal, y lamentablemente, entre comillas, hasta nos
causaba vergüenza. Algunos de esos eran los mismos intereses y los mismos capitales
que representaban al Gobierno de aquel entonces cuando se decidió la Guerra de
Malvinas y ustedes fueron heroicamente a pelear allí, acompañados por todo el
pueblo argentino.

Para nosotros - y no sólo porque yo la viví muy de cerca- sino por una cuestión de
convicción, como la del Ministro y de quienes nos acompañan hoy aquí, como
Teresa, Malvinas es causa nacional, es causa de orgullo nacional. Más allá de quienes
circunstancialmente e históricamente les tocaba detentar el poder en la Argentina
porque quienes fueron a Malvinas, quienes lucharon en Malvinas, quienes
defendieron en condiciones, a veces, totalmente desfavorable el sentido de soberanía,
de dignidad nacional, son una cuestión de orgullo y son una referencia constante para
todos los argentinos. Nosotros si lo reconocemos permanentemente y lamentamos
profundamente el olvido.

Acá en la Argentina se trata de olvidar todo lo que nos fue pasando, creyendo que se
puede construir un país sin ir solucionando los graves problemas que nos fueron
quedando. Esto es como nos pasó con quienes fueron desaparecidos durante la
dictadura militar, esto nos pasó con los combatientes de Malvinas y algunos también
quieren olvidar el proceso de exclusión global, de pobreza, que nos tocó vivir durante
toda la década del 90.

Nosotros tenemos que ir reconstruyendo nuestro futuro, pero tenemos que ir


solucionando los problemas que nos va dejando el pasado, lamentablemente. El tema
de Malvinas es una hoja grande de la historia argentina.

Los argentinos, no tengo ninguna duda, en su gran mayoría lo reconoce


perfectamente. Lo que pasa es que acá en nombre de los cierres presupuestarios,
costos y demás durante mucho tiempo se fueron postergando, total no importaba el
que había ido a pelear a Malvinas, no importaba la familia del que peleó en Malvinas,
no importaba haber llenado una Plaza para decirles: “si, muchachos, adelante”. Más
allá del que gobernaba terminantemente y después darle la espalda. Por eso nosotros
adherimos fervorosamente a gesta, más allá de quienes condujeron este proceso, de
quienes representaban el país en ese momento. El valor, la lucha, el heroísmo que
tuvieron es algo que todos los argentinos reconocen. Y obviamente hay que ir
saldando las asignaturas pendientes. Lo que yo no voy a hacer es mentirles, les quiero
mirar a los ojos, como dijimos ese día en que nos juntamos a conversar, en que nos
fuimos conociendo. A muchos los conocía desde hace bastante tiempo por haber
estado en el sur, por haber compartido reuniones en el sur con ustedes y paso a paso y
en la medida de nuestras posibilidades vamos a ir avanzando con este rumbo. Es
decir, quienes tienen un lugar en la historia, quienes llenaron de orgullo al país,
quienes deben tener un reconocimiento político e institucional y social
permanentemente y quienes indudablemente van a llenar las páginas de la historia
cuando vaya pasando el tiempo con la verdadera verdad de lo que fue Malvinas,
nosotros como Gobierno temporal de este tiempo de la historia queremos hacer todo
lo que está a nuestro alcance para hacerles llegar el reconocimiento no de un
Gobierno sino de los argentinos. Nosotros somos lo temporal, los argentinos son lo
permanente. La Argentina es lo permanente y las grandes causas nacionales son lo
permanente. Y ustedes representan a una de las grandes causas nacionales. Por eso
cada vez que podemos dar un pasito de esto nos pone bien. Tenemos la conciencia un
poco más tranquila, pero estamos en una sola vereda. No tengan duda. Muchas
gracias. (Aplausos).

21 de Julio del 2005

http://www.casarosada.gov.ar/discursos-2007/10995
DISCURSO DEL PRESIDENTE
NESTOR KIRCHNER
ANTE LA ASAMBLEA PLENARIA DE LA
ORGANIZACION DE LAS NACIONES UNIDAS

14 de septiembre del 2005

Señor Presidente: hace cinco años los gobiernos de nuestros países se reunieron en
este mismo recinto con la misma esperanza de trabajar juntos en la solución de
algunos de los problemas más urgentes y graves que enfrentaban y enfrentan nuestros
pueblos. Así surgió la Declaración del Milenio y el compromiso renovado de la
comunidad internacional, a favor del multilateralismo y el respeto a la dignidad
humana.

Se propiciaron metas concretas de desarrollo encaminadas a resolver la cuestión


dramática del hambre, la pobreza, la mortalidad infantil, las enfermedades, como el
HIV sida, la malaria y otras pandemias y la desigualdad jurídica y social de la mujer.
El balance de lo realizado en estos años dista de ser satisfactorio, la gravedad de la
situación es básicamente la misma.

Los modestos avances en algunos temas no pueden, sin embargo, debilitar nuestra
voluntad ni adormecer nuestras conciencias. La pobreza, el hambre y la enfermedad
siguen castigando hasta la obscenidad a una gran proporción de las mujeres y los
hombres del planeta.

La ausencia del Estado de derecho y las violaciones masivas a los derechos humanos
en distintos lugares, provocan grandes sufrimientos y profundizan la inestabilidad
política y los conflictos civiles. Las nuevas y graves amenazas a la seguridad
internacional, han tenido todo el efecto del debate internacional. La pobreza, las
desigualdades sociales, la injusticia, la exclusión social y el divorcio entre las
expectativas y las realidades, introducen notas de inestabilidad, conspirando contra el
fortalecimiento de la democracia y el desarrollo.

Gran parte del problema reside quizás en la falta de correspondencia entre las
declaraciones, verdaderas expresiones de deseo, y los actos. Esto es evidente en dos
materias clave: la deuda y el comercio internacional. La persistencia de políticas
discriminatorias e inequitativas en el comercio internacional se inscriben en esta lista
de obstáculos al desarrollo, tanto de las naciones más pobres como de los países más
desarrollados, y en países intermedios, como es el caso de mi país, la República
Argentina.
El predominio del componente ideológico en las políticas de los organismos
internacionales de crédito es también preocupante. El enfoque ortodoxo que se le
quiere dar al tema de la deuda, un enfoque éste que ha mostrado sus falencias e
ineficacia, y que ha agravado las condiciones de pobreza en el mundo en desarrollo,
es quizás el punto donde más se evidencie el predominio de ese componente.

El desarrollo económico, la seguridad y los derechos humanos, constituyen los pilares


básicos de las Naciones Unidas, de modo que los progresos simultáneos que
alcancemos en esos tres planos constituyen la mejor garantía para la paz internacional
y el bienestar de la humanidad.

La Argentina está logrando, con grandes esfuerzos, retomar la senda del desarrollo y
ha alcanzado un importante y sostenido crecimiento en su economía, a la vez que ha
logrado reducir de manera significativa los índices de desocupación, pobreza e
indigencia. Los indicadores muestran, después de la salida de la crisis, un crecimiento
sostenido de la economía y la situación superavitaria de las cuentas fiscales y
externas, junto con una recomposición de las reservas.

Argentina creció el 8,8 por ciento en 2003, el 9 por ciento en 2004 y, en el primer
semestre de 2005, se superó el 9 por ciento; el superávit primario consolidado se
ubica en el 5 por ciento del PBI, y las reservas crecieron casi 10 mil millones de
dólares, a más de 25 mil millones; las exportaciones superarán este año los 40 mil
millones, estimando su crecimiento en un 15 por ciento; el desempleo bajó del 24 por
ciento en 2003 al 2,1 en el primer semestre de este año; la pobreza del 57,5 al 40,2; la
indigencia del 27,5 en 2003 al 15 en 2004, y continua descendiendo; la mejora de los
salarios en el índice general real de salarios alcanza el 16 por ciento. Desde la salida
del default Argentina se consolida como una oportunidad para inversiones
productivas. La matricula de la enseñanza primaria y el número de alumnos que
empiezan el primer grado se ubican por encima del 91 por ciento y el 86 por ciento de
la población analfabeta no supera el 3 por ciento, llegando la alfabetización de la
mujer al 97,4 por ciento. La participación de la mujer crece de modo que ocupan más
del 33 por ciento de las bancas de diputados y un 43 por ciento de senadores; la tasa
de mortalidad infantil ha descendido significativamente, bajando del 18,8 por mil al
14,4 por mil; se ejecutan programas de salud, extendiendo la prevención de toda la
población; se incrementan las redes de agua potable y cloacas, y en acuerdo con
Brasil se producirán medicamentos para cubrir a la población afectada de sida, a un
costo accesible.

Lamentablemente, en ese proceso de recuperación, expansión y transformación, no


contamos con la ayuda del FMI, que sí apoyó y financió, hasta semanas antes del
colapso, el régimen de convertibilidad. Durante la crisis, Argentina realizó pagos
netos del orden de los 13.500 millones de dólares.

Como tantos países en desarrollo, continuamos siendo afectados tanto por esa visión
arcaica del tema de la deuda, como por un sistema de comercio internacional injusto
para los productos agrícolas donde los subsidios y medidas paraarancelarias de los
países desarrollados, continúan impidiendo que nuestros países puedan crecer
plenamente con sus recursos genuinos.

En este sentido, llamamos a que en la Conferencia Ministerial de la Organización


Mundial de Comercio, a celebrarse a fin de año en Hong Kong, China, se concrete la
incumplida promesa de poner al desarrollo como objetivo central del comercio
internacional.

Seguimos con atención el debate internacional sobre el concepto de la sustentabilidad


de la deuda externa. Pensamos que las finanzas internacionales son demasiado
importantes para quedar en manos de intereses concentrados que afectan la
estabilidad de los mercados, discriminan contra los inversores más pequeños y
generan políticas procíclicas.

Por ello, hemos propuesto en diversos foros modificaciones que aumentan la


transparencia del sistema financiero internacional que libera a estos organismos de
cierto lobby financiero que den mayor estabilidad al flujo de capitales y que
distinguen a favor de los inversores minoristas.

No hay en esto ideología ni política. Mostramos hechos concretos que demuestran


que estos organismos financieros no cumplieron con el papel que deben tener. A
futuro nuestro país ha estructurado una estrategia de reducción de la deuda con la
finalidad de ganar grados de libertad para la aplicación de sus planes de desarrollo y
crecimiento de la economía.

En ese marco, queremos reiterar nuestra decisión de que el pago de los compromisos
financieros externos, no debe hacerse a expensas de los recursos comprometidos para
áreas sociales, tales como educación, salud, vivienda y promoción del empleo.

Mantendremos con firmeza y convicción esta postura en nuestra negociación con los
organismos internacionales de crédito respecto a lo que seguimos reclamando: mayor
transparencia, democracia y profunda reestructuración y revisión de sus políticas para
dotarlas de equidad y eficiencia.

En sintonía con ello, la Argentina copatrocina desde 2004, en el ámbito de la


Comisión de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, la resolución sobre las
consecuencias de las políticas de ajuste estructural y de la deuda externa para el pleno
ejercicio de los derechos humanos, en especial, los derechos económicos, sociales y
culturales a los cuales se refiere con claridad la relación existente entre el
endeudamiento externo y la imposibilidad del goce efectivo de los derechos
humanos.

Deseo concluir mis palabras señalando que el pueblo argentino espera fervientemente
que las Naciones Unidas contribuyan a conducir nuestros destinos por la senda de la
paz, la justicia y el desarrollo.
Numerosas resoluciones de esta Asamblea General y de su Comité de
Descolonización han establecido que la cuestión de las Islas Malvinas, Georgia del
Sur y Sandwich del Sur, constituye una situación colonial especial que debe ser
resuelta mediante negociaciones bilaterales entre mi país y el Reino Unido. El Comité
de Descolonización se ha pronunciado reiteradamente en ese sentido y mucho
valoramos su acción a favor de la búsqueda de una solución de esta cuestión.

Reafirmamos una vez más la permanente disposición de nuestro país a alcanzar una
solución justa, pacífica y duradera de esta disputa de soberanía que constituye una
cuestión central para el pueblo argentino.

Exhortamos, por lo tanto, al Reino Unido, a dar pronto cumplimiento al llamado de la


comunidad internacional a reanudar esas negociaciones.

Muchas gracias. (Aplausos)

14 de septiembre del 2005

http://www.casarosada.gov.ar/discursos-2007/24802

DISCURSO DE NÉSTOR KIRCHNER


EN EL ACTO DE ANUNCIO DEL PLAN DE
DESENDEUDAMIENTO CON EL FMI

15 de diciembre de 2005.

Autoridades presentes; Gobernadores; representantes de las distintas entidades;


representantes de las Fuerzas Armadas; de la Confederación General del Trabajo;
amigos, amigas; ciudadanos, ciudadanas: tenemos la firme convicción de superar la
Argentina de los viejos y recurrentes problemas.

Por mandato popular, por comprensión histórica y por decisión política sabemos que
esta es la oportunidad del cambio, de la transformación profunda. El cambio que
puede consolidarse no depende de una persona, ni de un grupo de elegidos o
iluminados; es tarea colectiva, diversa, plural.

Somos conscientes de estar transitando un momento histórico fundamental y estamos


decididos a ser protagonistas de este cambio de época. Nos han educado durante
mucho tiempo para la impotencia, para el no se puede, nos quieren hacer creer que lo
nuestro nada vale, que no tenemos la capacidad o la constancia para valernos como
nosotros, como país. Nos quisieron meter en el alma la certeza de que la realidad es
intocable, nos quieren convencer que son tan grandes las dificultades que es mejor
que nada cambie. Quieren hacernos creer que no hacer nada nuevo es la única opción
realista.

Creemos, sin embargo, que nuestro futuro será hijo de nuestra capacidad para
articular respuestas colectivas y solidarias de nuestro compromiso con la defensa del
interés conjunto. Intentando superar el infierno en que caímos, sabemos que estamos
recuperando la esperanza y que debemos adueñarnos de las herramientas para
construir nuestra autonomía.

Para dar continuidad al cambio se deben superar de raíz los problemas de arrastre,
creando las condiciones para una estrategia de desarrollo a largo plazo. Un problema
de arrastre central y condicionante, es nuestra deuda.

En el día de la fecha, hemos tomado las decisiones institucionales, que nos permitirán
destinar nuestras reservas de libre disponibilidad al pago de la deuda total con el
Fondo Monetario Internacional. Hace 50 años que viene siendo motivo de nuestros
desvelos.

La República Argentina abonará anticipadamente al Fondo Monetario Internacional,


a fin de año, la suma total adeudada de capital de 9.810 millones de dólares. Nuestros
vencimientos para el 2006 sumaban 5.082 millones de dólares; en el 2007 ascendían
a 4635 millones de dólares, para complementar en el 2008 unos 432 millones, de
igual moneda, anticipando de este modo nuestros pagos para la cancelación total,
concretamos un ahorro en intereses de casi mil millones de dólares. Como el costo de
financiamiento con el organismo supera el rendimiento obtenido por colocación de
las reservas, la diferencia se incluye en aquel ahorro directo. Al destinarse el pago de
reservas de libre disponibilidad se garantiza un efecto monetario neutro.

La medida puede adoptarse en función de la solidez que el modelo de producción,


trabajo y crecimiento sustentable, con inclusión social, que venimos aplicando va
adquiriendo. Sin apoyo alguno del Fondo Monetario Internacional y sobre la base de
la sustentabilidad del superávit fiscal y externo que mantenemos, así como la
solvencia económica lograda. A su vez la magnitud de este fuerte desendeudamiento,
junto con el nuevo perfil de la deuda que ya hemos reestructurado, contribuirá al
fortalecimiento y la previsibilidad del proceso de recuperación, expansión y
transformación, que venimos protagonizando los argentinos.

Sobre la base de la solvencia fiscal, la sustentabilidad externa, la flexibilidad


cambiaría, una política monetaria prudente, predecible y transparente y una política
financiera sólida y anticíclica, podemos dar este paso que contribuirá a su vez a
reafirmar un ambiente económico previsible.

Podemos hacerlo por la continuidad del notable esfuerzo en materia fiscal, que
permite dar consistencia a sucesivos superávit, como por el dinamismo exportador
creciente, que permite contar con superávit comercial y dar cuenta corriente de la
balanza de pagos, que contribuya a la generación de un ambiente macroeconómico
estable. Podemos hacerlo porque hemos acumulado reservas que llegan casi o ya
están llegando a los 27.000 millones de dólares y que hemos multiplicado más de tres
veces, desde el mínimo de 8.250 millones, registrados a comienzo de 2003 y que
respaldan un cambio flexible y una política monetaria prudente, que no
abandonaremos.

Concretamos, con esta medida, nuestra estrategia de reducción de deuda, a un nivel


compatible con nuestras posibilidades de crecimiento y pago, ganando, además,
grados de libertad para la decisión nacional.

La deuda que cancelamos con el Fondo Monetario Internacional, similar a la suma


que ese organismo prestó para sostener un régimen de convertibilidad, condenado al
fracaso, ha resultado lejos la más condicionante, aún cuando a diferencias de otros
países que experimentaron situaciones críticas no recibimos ayuda del Fondo para
superar la difícil situación que enfrentamos. Esta deuda ha sido constante vehículo de
intromisiones, porque está sujeta a revisiones periódicas y ha sido fuente de
exigencias y más exigencias, que resultan contradictorias entre sí y opuestas al
objetivo del crecimiento sustentable. Además, desnaturalizado como está en sus fines
el Fondo Monetario Internacional ha actuado, respecto de nuestro país, como
promotor y vehículo de políticas que provocaron pobreza y dolor en el pueblo
argentino, de la mano de gobiernos que eran proclamados alumnos ejemplares del
ajuste permanente. Nuestro pueblo lo corrobora.

En los últimos 30 años hemos visto avanzar la continua dependencia de programas


que Argentina acordó con el Fondo Monetario Internacional. Formamos parte de la
triste realidad de integrar el grupo de países en los que esa institución ha aplicado y
monitoreado mucho de sus 150 planes de ajuste. El resultado ha sido exclusión,
pobreza, indigencia, la destrucción de aparato productivo. A la sombra de esos
programas hemos visto concentración de ingreso en unos pocos y chocados contra la
imposibilidad de combinar crecimiento macroeconómico con desarrollo social y
pleno empleo.

Hoy podemos decir que cada vez que nos endeudábamos, no sólo nos debilitábamos
ante el mundo, sino que fuimos perdiendo nuestra capacidad de resolver. Esta lógica
siempre defendida por adalides locales de modelos que no tienen en cuenta ni las
necesidades ni las realidades de los pueblos, llevó a consolidar una verdadera
adicción al endeudamiento, en la que cada vez más nuestros acreedores encarecieron
sus intereses, endurecieron su auditoria, su control y sus exigencias.

La más reciente experiencia argentina ha dado prueba suficiente de que ese


organismo internacional respaldó, primero, verdaderos fracasos políticos y luego no
aportó ni una moneda de ayuda para la superación de la crisis ni para la
reestructuración de la deuda, que concretamos con la aceptación del mercado.

Antes bien, nosotros debimos abonar 6.484 millones de dólares al organismo, sin que
nos prestaran suma alguna, mientras desembolsaron 3.000 millones de dólares, a dos
meses de la caída del Gobierno del Doctor De la Rúa. Esa misma experiencia puso en
evidencia el desacierto de condicionalidades estructurales innecesarias y exigencias
exageradas para un país en nuestra situación.

Este pago anticipado entonces, que implica saldar una deuda no podrá ser
interpretado como un obstáculo en la relación con el Fondo, y nos dará más fuerza y
autoridad para seguir reclamando una profunda reestructuración de ese organismo.
Nuestro reclamo de que esa institución cumpla un rol contracíclico, que no es más
que exigir el cumplimiento de la finalidad para la que fue creado, evite el sistema de
condicionalidades cruzadas, aumente el grado de transparencia de sus operaciones,
reduzca el costo de su funcionamiento y mejore su capacidad de préstamo, adquirirá
aún mayor fuerza.

La República Argentina ha podido concretar exitosamente este año el más gigantesco


canje de deuda en cesación de pagos de la historia mundial, y lo ha hecho en el marco
de la concreción de la quita más grande de su historia, que supera los 67 mil millones
de dólares. Por su complejidad, en cuanto a número de títulos, monedas y
jurisdicciones involucradas, por su monto, por las particularidades de la situación
mundial que determinaron la ausencia de ayuda crediticia, por haberse realizado en el
marco de una reducción neta de la deuda con los organismos multilaterales de crédito
internacional, el proceso ha resultado único y excepcional.

Por primera vez en la historia argentina un proceso de reestructuración de deuda ha


culminado con una drástica disminución del endeudamiento del país. El paso que
damos hoy es de idéntica magnitud; hace dos años y medio, al tiempo de asumir,
ambos logros parecían imposibles de alcanzar ni en el más temerario de nuestros
sueños. Sin embargo, entre todos los argentinos lo hemos logrado. El pueblo
argentino, paulatinamente, lo está logrando, nos estamos demostrando lo que somos
capaces de hacer juntos: una integración más digna al mundo, y más inteligente,
sobre la base de la solidez que está adquiriendo nuestro país, dejando atrás un modelo
de irresponsable endeudamiento que nos aislaba. Con equilibrio macroeconómico, en
base a solvencia fiscal, seriedad y transparencia en el manejo de las cuentas públicas,
fortaleceremos esa integración.

El Ministerio de Economía y Producción y el Banco Central de la República


Argentina tendrán a su cargo la ejecución en detalle de las operaciones que
concretarán el pago anticipado ante el Fondo Monetario Internacional. Estamos con
este pago sepultando buena parte de un ominoso pasado, el del endeudamiento
infinito y el ajuste eterno. Como dijimos a comienzo del año ante la Asamblea
Legislativa, tomamos sobre nuestras espaldas, con decisión y convicciones, las
responsabilidades que el ahora reclama a quienes contamos en este momento
histórico con iniciativa política, ratificada, lo que agradecemos profundamente,
rotundamente en las urnas, el pasado 23 de octubre.

Queremos superar las terribles heridas que produjeron las políticas herradas aplicadas
en el pasado, queremos superar entre todos con la frustración que nuestra crisis nos
sumiera. Soñamos con dejar a quienes nos sucedan un país mejor, donde el próximo
gobierno pueda dedicarse a consolidar, a imaginar, a crear, a crecer con dignidad.
Nuestras crisis recurrentes han obstaculizado la permanencia de las políticas
correctas, nuestros errores han impedido que se continúe el mismo rumbo. No
queremos volver a ese pasado, queremos con memoria, verdad y justicia construir las
bases de un sólido futuro. Por eso incansablemente trabajamos con el objetivo de
lograr, para el final de nuestro mandato, que la desocupación, que ya en octubre
ronda el 10 por ciento, se ubique en un dígito; que la indigencia que ya ha caído a la
mitad, también se ubique en un dígito; que la pobreza, que ha bajado
significativamente, cuando esté terminando nuestro mandato pueda estar en la mitad
de la que tuvimos cuando nos tocó empezar nuestra gestión, en el momento en que
asumimos, el 25 de mayo del 2003.

Lo estamos logrando después de haber crecido casi un tercio del Producto Bruto
Interno, con cifras anuales entre el 8 y el 9 por ciento, lo lograremos, si el año que
viene, como confiamos y lo hemos enviado presupuestariamente, podemos volver a
crecer al 4 por ciento.

En el centro de la construcción de aquel futuro está recuperación de la dignidad


nacional, la revalorización de la autoestima del pueblo argentino y la superación de la
crítica vacía, el mal augurio constante y el refugio en el escepticismo. Queremos
dejar atrás el tiempo de la profecía autocumplida, que apuesta siempre al fracaso de
los demás y anuncia siempre que todo va a salir mal.

Se trata de un paso largamente conversado con los señores presidentes del


MERCOSUR en general, y especialmente con el presidente Lula Da Silva, a quienes
agradecemos, como también tenemos en cuenta el agradecimiento a la ayuda
permanente a la ayuda permanente recibida de la República Bolivariana de
Venezuela.

Queremos dar este paso, se trata de un paso trascendental, que nos permitirá mirar sin
imposiciones, con autonomía y tranquilidad, sin urgencias impuestas, sin presiones
indebidas la marcha de nuestro futuro. Un paso que con toda responsabilidad nos
ayuda a construir un futuro más justo, inclusivo y equitativo, con una mayor
flexibilidad en el diseño y la ejecución de la política económica, un paso que liberará
recursos para afrontar con mejores herramientas la lucha por el crecimiento, el
empleo y la inclusión social. Un paso que es ponerle fin a una época, un paso que
debemos dar todos juntos.

El saber que administrando con responsabilidad, con seriedad, creyendo en el futuro


de esta Patria, con los aciertos y errores que tenemos todos los seres humanos, saber
que a partir del 1ª de enero el trabajo argentino ya no va a ir más para pagar la deuda
o al Fondo en forma permanente.

Cuando estemos levantando las copas el 31 de diciembre sabremos que el trabajo


argentino estará volviendo a los argentinos, y que el gran desafío será encontrar los
caminos, no de cruzarnos, no de tratar que el otro fracase, sino de imaginar, de crear,
de demostrarle al mundo que somos capaces de tener una Argentina solidaria con el
mundo, solidaria internamente, con capacidad, con decisión, y que toda esa
potencialidad que tiene la podamos desarrollar.

Desde que empezamos nuestra gestión muchas cosas parecían imposibles, desde el
punto de vista institucional, económico, desde el punto de vista de la verdad, de la
memoria, de la justicia. Claro que falta muchísimo, desde acá hacemos un llamado
permanente a que en la diversidad, en la pluralidad, en el consenso, pensemos que la
Argentina puede lograr muchas cosas. Pero no con la máquina de impedir y el no se
puede, sino tratando de superar y calificando cada propuesta que cada uno de
nosotros tenga. La calificación de la propuesta, prepararse y saber que nadie es el
dueño de la verdad absoluta, entender que cada uno de nosotros tiene la verdad
relativa.

Argentinos y argentinas, a quienes nos acompañan acá y a quienes nos miran desde
su casa: en esta temporalidad que nos toca ejercer la iniciativa política en la
Argentina estamos dejando todo, tratando de hacer las cosas lo mejor posible. Les
pido que nos ayuden, porque el éxito no va a ser de un gobierno, va a ser de todos los
argentinos. Un país que se desbarrancó por la acusación, la imputación falsa y la
descalificación, un país que tiene toda su potencialidad en el campo empresario,
sindical, en las entidades libres del pueblo, en las organizaciones sociales, para crear
un destino distinto. Creo que entre todos lo podemos hacer, sí, desde la diferencia,
con pluralidad y con consenso. Todos nosotros sabemos, los empresarios, los
trabajadores, los gobernantes, las organizaciones sociales, que a partir del 1ª de enero
ya por lo menos sabemos que empezamos a recuperar el esfuerzo argentino. Muchas
gracias.

http://es.wikisource.org/wiki/Discurso_de_N%C3%A9stor_Kirchner_en_el_acto_de_
anuncio_del_Plan_de_Desendeudamiento_con_el_FMI

DISCURSO DE NÉSTOR KIRCHNER


EN LA PLAZA DE LOS DOS CONGRESOS

15 DE JULIO DE 2008

Queridos compañeros, queridos amigos, les pido por favor que bajemos un poco los
carteles para vernos la cara, los ojos, los sentimientos, para sentir el palpitar de
nuestro corazón. En primer lugar, quiero traer el saludo, el abrazo fraterno y la lealtad
permanente de nuestra compañera presidenta Cristina, que le están cayendo como
nunca lágrimas de los ojos porque ven esta asamblea popular... Fortalece la esperanza
de cambio, fortalece la posibilidad de estar en un punto de inflexión para construir un
nuevo país, el país que nos contenga a todos los argentinos.
Todavía recuerdo aquel 25 de mayo de 2003 cuando nos dejaron la Argentina
prendida fuego, y tuvimos que sacar el pecho para levantar la patria con coraje, con
fuerza y con amor. Todavía recuerdo los rostros de millones de argentinos que
clamaban por un trabajo, por reconstruir su hogar, por poder vivir. Reconozco el
permanente acompañamiento del pueblo argentino. Pero ustedes saben que hemos
sido leales, que nos hemos jugado siempre y que estuvimos al frente de todas las
batallas de la recuperación argentina. También me paro ante ustedes y ante todos los
hermanos que nos están mirando por los distintos medios, y les digo que apenas
empezamos nuestro gobierno allá en 2003, terminamos con la Corte Suprema
vergonzosa que tenía la patria, para garantizar la justicia independiente;
renegociamos la deuda externa privada, y por primera vez en la historia la Argentina
obtuvo una quita del 70% de esa deuda; ahorró 70.000.000.000 dólares, que no
salieron de los bolsillos de los argentinos. Y también ustedes saben que la noticia de
todos los medios era cuando llegaba a la Argentina la comisión del FMI. Junto con la
dignidad de este pueblo, le pagamos al Fondo y le dijimos “Chau. Los argentinos
vamos a gobernar nuestro destino”.

También dijimos permanentemente que queríamos memoria, que queríamos justicia y


que no queríamos impunidad, y junto al pueblo argentino y todas las fuerzas
nacionales y populares terminamos con la impunidad en la Argentina, terminamos
con 30 años de impunidad y definitivamente se terminaron las leyes de indulto, Punto
Final y Obediencia Debida, como correspondía. También, cuando esas leyes pasaron
a ser pasado, sufrimos un ataque violentísimo de los sectores concentrados de la
economía y de los sectores que miran con la nuca al pueblo. Nosotros no queremos
tener un pie en cada vereda; queremos tener los dos pies en la Argentina. Esto es
central y fundamental.

También empezamos a construir hospitales, más de 300.000 viviendas; superávit


fiscal primario, comercial... Entramos con toda nuestra fuerza en la construcción de la
patria grande y latinoamericana. Y también con mucha fuerza dijimos “Tenemos que
crear empleo”, y generamos 4.000.000 de trabajos, 4.000.000 de empleos en tiempo
récord en la Argentina. Bajamos la desocupación al 7,5%, 8%; bajamos la indigencia
al 7%; bajamos la pobreza del 60% al 20%. Son números concretos y reales que
nuestra patria tiene en esta gran batalla que hemos dado permanentemente. Entramos
a construir un país federal. Sin distinción de banderías, ayudamos a todas las
provincias argentinas, y junto con los gobernadores e intendentes fuimos
construyendo la patria diferente, trabajando solidariamente sin importarnos a qué
partido pertenecían, trabajando con los trabajadores, con la Confederación General
del Trabajo y con la Central de Trabajadores Argentinos, juntos todos más allá de
cualquier diferencia, pensando en la patria, en la unidad, en el trabajo, en la equidad,
en la justicia y en la inclusión social.

También logramos 1.600.000 nuevas jubilaciones para aquellos que quedaron en la


década neoliberal del '90 fuera de sus trabajos, y hubo 1.600.000 argentinos que se
pudieron jubilar porque el gobierno, junto con todos los argentinos, generó la
administración necesaria para lograr esa reivindicación histórica. Recuperamos
empresas vitales como Yacimientos Carboníferos Fiscales, que estaba fundida y
quebrada; las minas de carbón, que volvieron a manos del pueblo; como el correo
argentino; como la central de comunicaciones; como Aguas Argentinas; y como
ahora está trabajando fuertemente Cristina para que Aerolíneas Argentinas vuelva a
servir al pueblo como corresponde y que termine la ignominia que estamos sufriendo.

Trabajamos par a par con todos los productores y refundamos la industria nacional
con un crecimiento industrial que no ve en décadas la Argentina. Fuimos a trabajar y
a desendeudar a los productores argentinos, a quienes abrazamos, porque los
productores no son nuestros enemigos. Nosotros con los que tenemos que estar atento
y con los que tenemos que tener cuidado es con aquellos pooles que especulan con la
riqueza argentina y que quieren enriquecerse a costa de todo el pueblo argentino.
Nuestros productores crecieron como nunca lo hicieron; se desendeudaron. Por eso
yo les pido que tengan la gratitud no con un gobierno, sino con la patria, de aplicar
toda la solidaridad que se pueda para que en esta Argentina la distribución del ingreso
y la pobreza desaparezcan definitivamente. Solidaridad, convivencia son elementos
fundamentales para construir un país que lo soñamos, que Cristina lo sueña, con una
clase media, como está ahora haciéndolo junto a los trabajadores, junto a los
empresarios, junto a los intelectuales, junto a los estudiantes, junto a todos los
argentinos que quieren construir este nuevo país.

Y decirles a los jóvenes argentinos que ellos... Hoy ustedes, hermanos de la juventud,
militen donde militen, tienen la posibilidad de hacer el cambio en paz y en
democracia que nosotros como generación no tuvimos. Por eso, participen; por eso,
opinen; por eso, sean transgresores; por eso, ganen las calles; por eso, recorran las
universidades, recorran los talleres, los trabajos... Esta juventud tiene que ser el punto
de inflexión de la construcción del nuevo tiempo. Esta Argentina que tuvo héroes
como Mariano Moreno, José de San Martín, Manuel Belgrano, Hipólito Yrigoyen,
Juan Perón... El corazón vivo de la transformación: ¡Eva Perón, Evita! Y aquellos
pañuelos blancos que fueron la consciencia vida de la justicia: nuestras abuelas en
Plaza de Mayo, que siempre las recordamos con nuestra fuerza y nuestro amor.

Hemos trabajado intensamente por construir una Argentina diferente. Yo desde acá
les quiero agradecer todo lo que me ayudaron, y les pido que como me ayudaron a mí
la ayuden a Cristina, que es una mujer con coraje, dispuesta a transformar la patria.
¿O ustedes creen que si Cristina hubiera querido quedar bien con ciertos sectores no
lo hubiera hecho, como lo hicieron tantos dirigentes, dándose un abrazo en la
oscuridad, fuera del aire libre, tratando de arreglar este conflicto de cualquier
manera? Y Cristina dijo “No, no vine a dejar las convicciones en mi casa. Las voy a
llevar hasta el final. Vine a luchar por una patria justa, vine a luchar por la equidad,
por la inclusión social, porque se consolide el nuevo modelo, por el nuevo tiempo, la
nueva historia”.

Para algunos, lo que tenía que hacer la presidenta era un acto de racionalismo, era
tratar de acordar de cualquier forma. Ese el racionalismo claudicante y temeroso.
Cristina tiene el racionalismo de la inclusión, de la equidad, de la justicia, y por eso
está al lado del pueblo, al frente de la lucha de la distribución del ingreso. Todavía
nos falta mucho. Generamos mucho trabajo, pero tenemos que recuperar la calidad
del trabajo; logramos la financiación para el sistema educativo con el 6% del PBI,
pero falta una educación de calidad y que llegue a todos los argentinos; logramos
jubilar muchísimos compañeros y mejorar los sueldos, pero tenemos que seguir
mejorando los sueldos de nuestros jubilados para que recuperen todo el tiempo
perdido; logramos el financiamiento de nuestras universidades, pero tenemos que
hacer universidades que consoliden cuadros al servicio del crecimiento del país y la
transformación que en el país se está llevando adelante.

¿Qué les quiero decir con esto? Que faltan asignaturas pendientes. Estamos
conduciendo y tenemos la iniciativa política en el Estado, pero tenemos que mejorar
el Estado, tenemos que mejorar las neuronas del Estado; tenemos que hacer un
Estado eficiente, cristalino y al servicio del pueblo, donde todo el pueblo se sienta
representado. Tenemos en claro cuáles son las asignaturas pendientes. Cuando
venimos a una plaza como esta, venimos a decir lo que hicimos, venimos a
criticarnos lo que hicimos y venimos a decir lo que nos falta hacer, porque lo
importante es tener los oídos bien abiertos y el corazón despierto para que el pueblo
siga en el proceso evolutivo hacia un mejor mañana. En estos tiempos y en estos días,
dijo la presidenta que era fundamental -y escuchen bien- que a la mesa de los
argentinos los alimentos lleguen a precios nacionales y no internacionales, y puso las
retenciones. Y aquellos que ahora tienen que ser solidarios, no todos, pero aquellos
de la concentración económica, saltaron rápidamente porque no quieren compartir
ningún esfuerzo con el resto de los argentinos. Entonces, hay un Estado que tiene que
poner equilibrio, y las retenciones permiten que ustedes puedan comer a costos
nacionales. Hay un dirigente de ellos que lo dijo casi con una actitud de caradurismo
increíble: dijo que paguemos el lomo a $80, como los uruguayos. ¡Qué poco le
importan los argentinos! (Se corea “Hijo de puta”)

Hablan de democracia, y cortan las rutas; hablan de democracia, y desabastecen a los


argentinos; hablan de democracia, y nos queman los campos; hablan de democracia,
y -escuchen bien, por favor, esto-, como en las peores etapas del '55 y el '76, salen
como comandos civiles o grupos de tarea a agredir a aquellos que no piensan como
ellos en forma vergonzosa.

La presidenta me pidió que sigamos poniendo la otra mejilla, que por la patria vale
todo, que unidos y solidarios vamos a lograr los objetivos que nosotros tenemos que
llevar adelante en la construcción de la Argentina que todos estamos soñando. Pero
también tenemos que tener en cuenta que el mundo vive un problema central con el
precio de los commodities y el petróleo, o sea, el de los alimentos. Todos sabemos
por qué suben los precios del petróleo: porque las transnacionales han perdido
reservas; entonces, para mantener el valor de las acciones, suben su precio. Y
nosotros tenemos que cuidar acá el bolsillo de todos los argentinos. Es la tarea que
todos nosotros tenemos que llevar adelante con toda nuestra fuerza. Por eso, también
la presidenta me pidió que les diga: más institucionalidad, más democracia; y me dijo
que me juramenta ante ustedes que nosotros respetamos la decisión del Congreso
Nacional sea cual fuere. No venimos a apretar a nadie ni venimos a especular.
(Se corea “El pueblo unido jamás será vencido”)

Todos sabemos que hemos sido sometidos a agresiones diferentes; todos sabemos que
nos intentaron confundir. Pero todos sabemos que la historia muestra que el pueblo
jamás se confunde. Nosotros también dejamos en claro eso, porque entendemos y
somos la generación que sufrimos terriblemente la falta de democracia. Cuando se
resolvía en otro lugar, que no era en el Congreso, que no era en el Poder Judicial o
que no era en el Poder Ejecutivo, donde se resolvía en las sombras, y en las sombras
se condenó a muerte a 30.000 compañeros desaparecidos que nosotros tenemos, todos
los argentinos ¡30.000 amigos, 30.000 argentinos de distintas ideas!

Sabemos, si ustedes me permiten, queridos compañeros y queridos amigos, que es


importante que en esta plaza histórica, una de las plazas más grandes de la historia
argentina, que lleva hasta la 9 de julio, que se han llenado las distintas calles
colaterales y que el pueblo se ha convocado a esta asamblea popular...

Y nosotros recordemos que el 2 de abril de 1976, como otro de los días nefastos de la
historia, cuando el jefe de la banda de desenlace o de la junta de desenlace o la junta
de enlace -como le dicen-, Martínez de Hoz, iniciaba el remate de la República
Argentina. Por eso, con la firmeza en las convicciones, con la firmeza en las ideas...
Muchos de ellos ni siquiera cambiaron los collares; son los mismos. Por eso tenemos
que tenerlo absolutamente presente, y por eso nuestra clase media, que fue
lamentablemente instrumentada muchas veces, tiene que darse cuenta de que nunca
van a encontrar la solidaridad de los sectores de la oligarquía argentina. Sí van a
encontrar la solidaridad de los trabajadores, de los intelectuales, de los estudiantes, de
toda la patria entera. Por eso la Argentina hoy se encuentra acá. Yo hoy les puedo
asegurar que vine a esta plaza a convocar a los argentinos en el campo nacional y
popular...

(Se corea “Si este no es el pueblo, ¿el pueblo dónde está?”)

Fíjense ustedes que cuando digo permanentemente que acá quisieron destituir al
gobierno nacional y popular lo digo con la fuerza de la realidad. Hoy están mostrando
todos los que actuaban en la oscuridad dónde están, cómo se movían; hoy empezaron
a verse en los diarios abrazados unos con otros. Ellos eran los que estaban y los que
quieren desestabilizar la patria. Ahí están los que quieren enlodar las banderas de
Perón y Evita, claudicando con esa oligarquía que persiguió hasta el cadáver de Eva
Perón; ahí están los que claudicando y queriendo enlodar la memoria de Perón y
Evita se abrazan junto a Rojas y a todos aquellos que históricamente estuvieron
contra los intereses nacionales y popular. Ahí están, ahí los vieron. También pasó en
las dictaduras y en la noche liberal.

Por eso, nosotros sigamos fuertes con las banderas y el espacio nacional y popular, en
la alianza policlasista, en la convergencia de todos los sectores de la sociedad. Y para
ir terminando, queridos compañeros, que de esta plaza no salga un solo gesto de
rencor, sino un gesto de dignidad. Venimos a defender nuestras ideas en paz, en
convivencia, en pluralidad; que no salga un gesto de odio, sino que pongamos la otra
mejilla; que no salga un gesto de intolerancia, sino la tolerancia que necesita la patria.
Y a todos los argentinos, por favor, a todos los que están mirando, nosotros
aceptamos la resolución del Congreso Nacional, sea cual sea, porque queremos más
institución, más democracia y porque es la única forma en que pueden convivir los
pueblos civilizados que buscan la justicia y la equidad. Esperemos que todos hagan lo
mismo. Basta al corte de rutas, basta a los comandos civiles, basta al grupo de tareas,
basta todos estos esquemas de enfrentamiento, estos esquemas de cobardía que el
pueblo no necesita más. Abramos los brazos, abramos las avenidas de la patria,
abramos la convivencia, abramos la pluralidad. ¡Viva la patria, viva la Argentina,
vivan los trabajadores, vivan los estudiantes, viva la juventud, vivan nuestros
intelectuales, vivan nuestras madres y abuelas, vivan el general Perón y Eva Perón!
¡Viva la patria! ¡Fuerza, dignidad, alegría, convivencia! Con los brazos abiertos, con
el corazón… Los abrazo fuertemente y les digo y les juro por Cristina, que me dijo
que se lo transmita y que lo dijo con lágrimas en los ojos, adelante con ustedes.
Vamos adelante, como corresponde. Muchas gracias, compañeros."

http://apuntesmilitantes.blogspot.com/2008/07/discurso-de-nstor-kirchner-en-la-
plaza.html

¡ES LA PATRIA LA QUE NOS PIDE,


AYUDEMOS A LA PRESIDENTA
A SEGUIR HACIENDO PATRIA!

ULTIMO DISCURO

9 de septiembre del 2010

Queridos amigos y compañeros. No sé si me van a aplaudir cuando termine de hablar


así que apláudanme ahora... por favor. (Risas, más aplausos, cantos)

La verdad es que me parece un excelente lugar para que generemos juntos


reflexiones, que analicemos el futuro que viene, que lo relacionemos con logros, que
sean, valga la redundancia, logrados, generados durante todo este tiempo y para ello
entre nosotros y hacia la sociedad urge hablar con auténtica sinceridad. En primer
lugar, es hora que la dirigencia política argentina deje de ser una dirigencia llena de
temores, de miedo, de indecisiones porque el país necesita dirigentes con mucha
convicción, con mucha capacidad de administración que definitivamente consolide el
rumbo. Siento profunda pena, se los aseguro, cuando veo a gran parte de la dirigencia
política argentina arrodillarse o tenerle temor a los medios económicos concentrados
o mediáticos. (Aplausos)
Es hora de hablar con claridad, no van a pasar a la Historia aquellos que especulan
sino los que más se jueguen, los que más golpes reciban van a ser los que tengan el
apoyo de la voluntad y la valentía del pueblo argentino. (Aplausos)

A nosotros nos interesa tener la iniciativa política en la Argentina para seguir


transformando, cambiando, generando y ayudando a generar los cuadros políticos que
esta patria necesita.

Hay temas que son de permanente actualidad en la Argentina, uno de esos temas es la
seguridad, otro es la educación. Yo, por eso, en esta asamblea de dirigentes, de
militantes le pido al gobernador, a mi amigo, el gobernador Scioli, que nos diga quien
le ata las manos para profundizar el modelo de seguridad en la provincia de Buenos
Aires porque estamos todos dispuestos a ayudar pero hay que hablar con nombre y
apellido definitivamente para terminar con los malos entendidos. (Aplausos) Quiénes
son los que impiden o traban la aplicación de la seguridad en la República Argentina.
Recordemos a todos los argentinos que la seguridad no la van a traer aquellos que
tenían la mejor policía del mundo y nos dejaron en un fango. (Aplausos)

Recordemos que la seguridad no la van a traer aquellos que viven pactando en las
sombras permanentemente, muchas veces con la delincuencia institucionalizada en
algunas organizaciones de seguridad. (...) Nosotros también tenemos en claro que la
seguridad no la van a traer aquellos que crearon el hambre, la pobreza, que no
pudieron administrar la Argentina, que generaron los mayores focos de marginalidad
(...) Entonces terminemos con este discurso simplista que quiere generar una
dicotomía que no existe. Que haya memoria, justicia y que se respeten los Derechos
Humanos en la Argentina significa profundizar la seguridad porque si no se hubiera
generado la impunidad que se generó en aquellos años, no estaríamos soportando las
cosas que todavía tenemos que soportar hoy. (...) No hay que buscar la salida
coyuntural o ver cómo me acomodo ante cada hecho de inseguridad. Tampoco van a
solucionar la inseguridad aquellos que en el 2009 recorrían la provincia de Buenos
Aires y decían “tengo un plan”. ¿Por qué no nos traen el plan que lo estamos
esperando? A ver cómo lo solucionan rápidamente. (Aplausos, gritos de ¡bravo!,
cánticos)

Nosotros, por eso, queremos hablar y tenemos que hablar de este tema con absoluta
claridad: hay que profundizar la creación de trabajo, hay que profundizar la inclusión
social, la igualdad de posibilidades, hay que recuperar y le pedimos a nuestra justicia
que recupere su capacidad de administración de decisión, de responsabilidad
fuertemente, que no se enojen, no estamos abordando la independencia de otro Poder,
le estamos pidiendo a otro Poder que, por favor, cumpla con el mandato
constitucional que tiene para que conjuntamente podamos hacer un combo entre
todos para derrotar a estas pequeñas minorías que impiden el tranquilo vivir que nos
merecemos los argentinos de una punta a la otra de la Patria. (...) No hagamos como
hace alguien que gobierna aquí la Capital Federal, que le echa la culpa de lo que no
puede hacer a los demás, nosotros no le echemos la culpa a nadie. Si el pueblo nos da
la responsabilidad, tenemos que asumirla, en vez de estar analizando si quedan bien o
mal mediáticamente las cosas que se dicen, en vez de estar viendo si trae costo o no
trae costo político. Esto de estar rodeado de asesores de imagen para tratar de ver
cómo hay que responder a cada caso, la verdad debe ser definitivamente desterrado
de la política para volver a la verdad, dejar la hipocresía, volver a la sinceridad,
volver a sentirnos libres, volver a sentirnos que tenemos principios, convicciones.
(Aplausos)

(...) Cuando hicimos escuelas en toda la Argentina, y seguimos haciendo escuelas,


cientos de escuelas tanto nacionales muchas de ellas y también provinciales, cientos y
cientos y cientos de escuelas, no pensamos en nuestro partido, pensamos en todos los
argentinos. Cuando la presidenta decidió la Asignación Familiar Universal por Hijo
para que todos los argentinos, todos los pibes, tengan un ingreso y puedan concurrir a
las escuelas, no les estamos pidiendo carnet partidario, estamos diciéndoles nada más:
si vivís en esta tierra, nosotros te vamos a proteger para que vos puedas estudiar y
puedas salir adelante. (aplausos) Cuando la señora presidenta tomó la decisión de una
notebook para cada pibe en el país, no está pensando de qué partido es el chico que la
recibe, está pensando que ese pibe se incluye tecnológicamente en su formación e
iguala la posibilidad de los que más tienen. (...) Me acuerdo que lo mismo decían de
nosotros cuando éramos pibes, el derecho a pensar, el derecho a aprender, el derecho
a disentir, el derecho a tener posiciones acertadas o equivocadas. Dios me valga, que
florezcan mil flores porque florece la democracia y florecen pibes que se van
formando en la construcción. Charlemos con ellos no como si fueran nenes como
algunos creen. Charlemos con pibes preocupados porque lo que quieren es mejorar,
que la Argentina mejore y sepamos acordar y disentir con ellos en democracia, para
que ni la intolerancia y el autoritarismo del que tanto hablan se adueñen de nadie. (...)

Y les digo acá, a todos los dirigentes que me acompañan, no tengan miedo ¡Por favor,
no les tengan más miedo a la concentración mediática ni a Clarín! ¡¡Coraje, que hay
un nuevo amanecer y una nueva Patria, demostrémosles a todos!! ¡No dejemos a la
presidenta sola en esa batalla, la tienen que acompañar todos ustedes! (Aplausos) No
hay que mirar al costado. (Aplausos, cánticos) (...) Lo que les pido es que la
Argentina tiene que avanzar hacia esa Argentina del ’74, cuando la distribución de la
torta, del Producto Bruto argentino era 50% para los que trabajan y del 50% para las
empresas argentinas, en una distribución equitativa y justa. A nosotros nos parece
bien que los trabajadores puedan ver los balances de sus empresas por varios
motivos. Primero, porque es justo que quien trabaja y es el motor de la producción,
junto con el capital, si a la empresa le va bien, tenga la retribución que corresponde
por el esfuerzo que hace para que esa empresa pueda crecer. Esto es central y
esencial. (Aplausos)

Segundo, porque eso nos va a dar cristalinidad en los balances para evitar que haya
quebrantos raros o empresas que crecen pero que nunca ganan nada, o empresas que
son muy grandes y nunca pagan casi nada de impuestos en la Argentina. Yo creo que
con la participación del empresario, de los trabajadores, en una discusión no
apresurada, tenemos que acordar… La presidenta lo dijo con toda claridad: a ella le
encantaría ver y le encanta ver a los trabajadores y a los empresarios discutiendo
todos estos temas, discutiendo con seriedad y responsabilidad para que sirvan al
crecimiento de la Argentina, alejados de cualquier voracidad, buscando el punto de
equilibrio y el punto de justicia. Ahora miren lo que estamos charlando en la
Argentina de hoy, por cómo sigue creciendo la Argentina, hablamos de cómo
distribuimos el ingreso y cómo se distribuyen las ganancias. Hasta la ortodoxia
neoliberal dice por allí que hay que dar premios por producción y hay muchas
empresas argentinas que ya lo están haciendo. Así que tiene que tranquilizarse el
señor dirigente de la UIA, con mucho respeto se lo digo. Lo que hay que hacer es
sentarse a conversar, pero sin avaricia ni voracidad, sino con el criterio y el sentido
común para que todos, solidariamente, podamos hacer seguir creciendo a la
Argentina con inclusión, con justicia, con equidad y con distribución. Fíjense ustedes
entonces las metas de esta Argentina que hay por delante. (...) Seguir fortaleciendo la
educación pública, la formación docente, consolidando fuertemente nuestras escuelas,
la infraestructura, discutiendo toda la renovación de planes, adecuandolos y
modernizándolos, haciendo lo que haya que hacer para tener y formar chicos
modernos, adecuados al mundo que tenemos hoy. Grandes tiempos vienen para la
Nación si sabemos trabajar con toda la comunidad educativa para construir juntos un
sistema superador al que aún hoy estamos llevando adelante. Pero estamos
construyendo el primero o segundo piso y nosotros queremos llegar a tener una
educación que sea una de las mejores educaciones del planeta, para que sean
definitivamente nuestros recursos humanos reconocidos en todos lados y para que
tengan las posibilidades de realización concreta que deben tener. La lucha contra la
inseguridad que termine de ser un motivo de lamentable disputa entre los dirigentes y
los partidos políticos, que van a buscar votos en el dolor de la gente, al que le
mataron, le hirieron, le robaron a un familiar y van a buscar votos con ese dolor que
nunca más se cura. No se puede tener ese grado de ruindad. Nosotros tenemos que
tratar de ayudarlos a ellos con todas las fuerzas, pero la mejor respuesta a ese familiar
perdido, herido, desaparecido, es hacer funcionar institucionalmente el Estado para
que paulatinamente la seguridad se vaya convirtiendo en un valor en la Argentina, ya
que es una tarea central y fundamental que tenemos que llevar adelante. (Aplausos)

No vayamos a tratar de especular y buscar votos con esa situación. Nuestro gobierno
nacional, nuestros gobernadores, nuestros intendentes, han invertido en todo tipo de
infraestructura para la seguridad. Han comprado patrulleros, han construido
comisarías, han colocado cámaras… han avanzado mucho. Siempre les digo que eso
se hace, pero se dice lo menos posible, porque la seguridad debe ser un valor donde la
gente nos vea trabajar, pero que no nos vea especular porque con este temita estamos
buscando otro voto, y la gente va a saber reconocer el esfuerzo que estamos haciendo
muchas veces en soledad, tratando de saldar asignaturas pendientes desde hace
muchísimo tiempo. (...)

Cuando tuve que empezar a ordenar el tema de la justicia, lo hice. Después


terminamos con la deuda con el Fondo, hicimos la renegociación de deuda más
importante, volvieron las paritarias, volvieron las políticas de Derechos Humanos,
volvió la memoria, se terminó la impunidad, nos tocaron momentos muy difíciles en
aquellos tiempos cuando existían las bandas de secuestros. Y todos saben cómo
trabajamos y cómo trabajé para que todo esto se vaya achicando. Siempre puede
existir el delito, pero cuánto trabajo hicimos y siempre poniendo la cara, nunca me
escondí ni me fui a algún lado ante un problema. Y los argentinos y mis
coprovincianos en Santa Cruz, cuando fui intendente en Río Gallegos, saben que por
más duro que fuera el problema siempre me tenían ahí luchando al lado de la gente,
porque no me interesa ni me interesaba quedar en la historia como un especulador. Si
por algo a uno le interesaría que lo recuerden en la Historia, es porque nos jugamos,
porque fuimos capaces de administrar, porque levantamos esta Argentina, porque la
desendeudamos. Yo, por eso, siento tanta admiración por la presidenta que, además
de ser mi compañera de toda la vida, la veo trabajando con unas ganas, con una
fuerza, con una alegría, con una potencia tremendas. Y siempre con nuevos desafíos
y no cediendo a lo que no debe ceder, porque algunos creen que hacer bien la política
significa la negociación del “me das uno, te doy dos, arreglamos y nos vamos
contentos”. Así, siempre pierde el pueblo, en ese tipo de cosas no, lo que hay que
hacer es “che, vos y yo debemos buscar la verdad superadora para que la Argentina
pueda crecer”. Eso hay que hacer y no acuerdos individuales ni (…) que después no
nos llevan a ningún lado. (Aplausos)

Por eso, no los voy a cansar más, pero son cosas que tenemos que empezar a hablar.
No sirve ser gobierno por ser gobierno y nada más. No sirve ganar elecciones por
ganar elecciones. Miren lo que pasó en el 2009, (susurrando) “terminemos con la
hegemonía de quienes gobiernan porque así hacemos un Parlamento democrático”.
Eso decían. Lo armaron desde la pseudoderecha, desde la pseudoizquierda, todos
piensan diferente, pero el asunto es votar contra el gobierno, ma que debate ni debate,
levantemos la mano de la peor forma. A nosotros la verdad que nos hubiera gustado,
era una linda oportunidad, que nos demostraran que, aun pensando que lo que decían
estaba equivocado, tenían su verdad. Nosotros siempre dimos todos los debates que
teníamos que dar, no sólo en la Cámara de Diputados. Los dimos en la calle, los
dimos en los barrios, en las escuelas, en las fábricas, los dimos frente a la dictadura,
los dimos frente a los problemas más difíciles porque los debates se dan en todos
lados. Por eso esa tarea de votar por votar cualquier cosa no sirve, porque fíjense que
lo único que logramos instalar en el Parlamento es una máquina de impedir. Quieren
generar leyes que no tienen ningún sentido, el asunto es a ver si le quebramos el
funcionamiento económico al gobierno para ver si este gobierno trastabilla y nosotros
podemos lograr algunos votos para llegar al poder por decantamiento. Lo importante
sería que se hubieran preparado para ser mejores, para que los argentinos que estén
esperando el 2011 diciendo “bueno, esta gente ha gobernado, pero acá hay una
alternativa”, pudieran votarlos con alguna esperanza. Pero los hermanos y hermanas
argentinas, cuando miran alrededor saben que la alternativa real, la alternativa es este
mismo espacio, las convicciones y los principios y las propuestas superadoras salen
de este mismo espacio. Las nuevas ideas, la autocrítica, la corrección, las ganas de
mejorar, de corregir el error, el abrir los brazos, el convocar a todos los argentinos,
sale de este lado. No tengan ninguna duda y lo digo con absoluta claridad, para que
después nunca más tengamos que arrepentirnos o decir “yo no sabía”. Acá en la
Argentina pasaron cosas muy graves. Bueno, ahora sepamos todo porque el “yo no
sabía” para un nuevo fracaso puede ser doloroso y lamentable para todos los
argentinos. Por eso es fundamental tener un gran sentido de convencimiento, un gran
sentido de convencimiento con el proyecto y no caer bajo ningún aspecto en ninguna
trampa. A nosotros lo que nos interesa es tener la iniciativa en la Argentina para
seguir transformando la Patria, un diputado más, un concejal menos, realmente con
un gobierno nacional transformando la Historia no se nota. Por eso convocamos a los
empresarios, a los trabajadores, a los estudiantes, a los intelectuales, a los pensadores,
a hablar, a debatir, a hablar con sinceridad. Nosotros estamos diciendo lo que
pensamos y lo que sentimos. Seguimos preparándonos y trabajando con grupos de
gestión y con nuestros equipos políticos técnicos, preparándonos para afrontar el
desafío, para gobernar la Argentina los años que vienen. Por eso ¡a gobernar, a
trabajar, a amar la Patria, a amar a todos los argentinos, a no responder las agresiones
con agresiones, pero sí a decir las cosas con absoluta sinceridad! Y les pido
fuertemente, desde acá, a todos los argentinos, que ayudemos a esta mujer coraje que
es nuestra Presidenta, que se animó a lo que no animaron, a lo que no nos animamos
muchísimos argentinos y hoy visualizamos en ella la construcción de una nueva
historia y un nuevo tiempo. ¡Apoyemos a Cristina! ¡Muchas gracias, amigos,
compañeros y compañeras! ¡Mucho orgullo, mucha dignidad, mucho principio!
Volvamos con fuerza a la utopía, volvamos con fuerza a la incorporación de las
nuevas generaciones y no especulemos, no tengamos miedo. ¡Es la Patria la que nos
pide, ayudemos a la presidenta a seguir haciendo Patria! Muchas gracias.

9 de septiembre del 2010

http://tiempoarg.elargentino.com/notas/no-pasaran-historia-aquellos-que-especulen-
sino-los-que-mas-se-jueguen

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