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1.

Sensación y percepción

En primer lugar es necesario establecer una distinción inicial entre sensación y


percepción.

Mientras la sensación es el resultado de la activación de los receptores


sensoriales del organismo y de la intervención del Sistema Nervioso Central que
decodifica los impulsos nerviosos procedentes de los diferentes órganos
sensoriales, la percepción es un proceso psicológico de integración en unidades
significativas de determinados conjuntos de informaciones sensoriales.

Perfilemos estas definiciones:

Así, nosotros podremos recibir un conjunto de sensaciones: colores verdes y


ocres, texturas rugosas y discontinuas, rumor suave, olores, etc. Pero el resultado
no es la simple suma de todas estas sensaciones: lo que percibimos es...

El proceso de captación de sensaciones es relativamente simple y


muy automático, es decir, los receptores sensoriales se activan en
función de la presencia o no de estímulos sensoriales. Aunque la
persona puede centrar su atención en captar determinadas
sensaciones, constantemente estamos procesando mucha más
información sensorial de la que normalmente somos conscientes.
En cambio, el proceso perceptivo es mucho más activo y complejo
desde el punto de vista psicológico; la persona, como ser
propositivo, busca y estructura sus percepciones implicando a la vez
procesos cognitivos, emocionales, interpretativos y evaluativos que
se asocian a estas percepciones. Así, podríamos decir que,
mientras en el primer caso la persona "capta" pasivamente
sensaciones, en el segundo la persona "percibe" activamente su
entorno.

Antes de entrar propiamente en las teorías de la percepción


ambiental, es necesario recordar que existe una larga tradición en
Psicología sobre el estudio de la percepción.

2. Los orígenes en el estudio de la percepción ambiental

Cuando los primeros psicólogos empezaron a analizar la percepción humana se


dieron cuenta inmediatamente de la gran complejidad que comporta su estudio.
De una u otra manera era necesario simplificar el análisis y la consecuencia de
ello fue la fragmentación y estudio particular de aspectos específicos de este
complicado proceso. Así pues, el enfoque tradicional del estudio psicológico de la
percepción apuesta por analizar la reacción de las personas ante estímulos
específicos convenientemente aislados en situación de laboratorio del resto de
aspectos que influirían en una situación real.

A diferencia de este enfoque tradicional, los psicólogos ambientales han tendido a


poner el énfasis en el estudio del entorno desde una perspectiva holística, con
toda la complejidad que conlleva, procurando analizar los procesos globales que
permiten a una persona captar el entorno y, en último término, introduciendo a la
propia persona dentro del proceso de definición y configuración del propio entorno.

La persona no sólo capta las propiedades y características del entorno físico, sino
que también "construye" y contribuye a definir e interpretar el entorno de una
determinada manera.

Evidentemente, para llevar a cabo estos propósitos, la Psicología


Ambiental ha recogido elementos aportados por esta perspectiva
más tradicional aunque, como veremos, hay diferencias importantes
de enfoque. A la vez, también ha recogido aportaciones de
determinadas tradiciones psicológicas que se acercan más a la
perspectiva holística o integradora que la caracteriza, especialmente
la corriente de la Gestalt y determinadas integraciones del
cognitivismo.

2.1. Percepción objetual y percepción ambiental

William ITTELSON fue uno de los psicólogos ambientales pioneros en el estudio


de la percepción (Ittleson 1970, 1973, 1978). Este investigador plantea la
diferencia entre las perspectivas comentadas anteriormente distinguiendo entre
dos tipos de percepción:

Percepción objetual. Responde a la clásica concepción psicológica de la


percepción.

Percepción ambiental. Considera el entorno de forma molar, holística, de


manera que el entorno puede ser concebido propiamente como una unidad
perceptiva.

3 pueden ser las principales diferencias entre estos dos enfoques:

En la percepción objetual se enfatiza la búsqueda de las propiedades


de estímulos simples como la luminosidad, el color, la profundidad, la
forma o el movimiento aparente. La percepción ambiental, en cambio,
focaliza la búsqueda en escenas a gran escala, considerándolas como
entidades globales.
La investigación en la percepción objetual considera a la persona como un
ser que capta pasivamente los estímulos ambientales; se enfatiza el
estudio de las reacciones humanas ante estímulos simples. La
investigación en la percepción ambiental considera a la persona como un
ser que se encuentra "dentro" del entorno, que se mueve en éste como un
elemento más; el foco de atención es, pues, el estudio de las
múltiples experiencias ambientales que una persona puede tener en su
relación con el entorno.

A diferencia de la percepción objetual, la percepción ambiental considera,


además, que la persona organiza su experiencia en el entorno a partir de
unos determinados propósitos u objetivos. Estos pueden ir desde
objetivos esencialmente utilitaristas o funcionalistas hasta objetivos de
carácter emocional, estético o relacional.

Aún así, debe reconocerse que los retos que plantea esta perspectiva ambiental
de la percepción son muy importantes, traduciéndose muchas veces en
dificultades metodológicas. A pesar de ello, el reto principal consiste en buscar
planteamientos metodológicos que respondan a los objetivos de estudio
planteados y a no reducir éstos en función de las dificultades metodológicas que
aparecen.

2.2. La Gestalt

La Gestalt aparece en Alemania a principios de siglo como una reacción a las


teorías reduccionistas y atomistas que empezaban a imperar en el ámbito
psicológico. Max Wertheimer (quien publicó su "manifiesto" gestaltista en la misma
época que Watson hizo lo propio respecto al conductismo), Wolfgang Köhler y Kurt
Koffka son sus principales representantes.

La Gestalt estudia la incidencia en los sistemas totales, en las estructuras en las


que las partes están interrelacionadas dinámicamente de manera que el todo no
puede ser inferido de las partes consideradas separadamente. Los primeros
estudios sobre el movimiento aparente de la luz (el fenómeno phi) o el análisis de
la percepción de las películas cinematográficas muestran como, por ejemplo, si
analizamos una película fotograma a fotograma tendremos una idea muy diferente
e imprecisa que si vemos la secuencia en conjunto, es decir, si miramos la película
como una totalidad. Estas totalidades se llaman, precisamente, gestalts (forma,
pauta, configuración o conjunto total). De aquí se desprende el principio general
de esta corriente: "el todo es más que la suma de las partes".

Fue un movimiento de gran amplitud, con gran incidencia en la arquitectura.


Corrientes artísticas como la Bauhaus y arquitectos como Venturi utilizaron, de
una u otra forma, los principios gestálticos para sus construcciones
The Bauhaus School

La Gestalt tuvo, sobretodo, una gran importancia por sus contribuciones al estudio
de la percepción, definiendo una serie de principios de organización perceptiva
que permiten captar de forma integral estas totalidades o gestalts. Estos principios
se estructuran básicamente en dos leyes: la Ley de la figura-fondo y la Ley de la
buena forma (llamada también Ley del agrupamiento o Ley de la pregnancia).

Según la Ley de la figura-fondo, el proceso perceptivo remite a un mecanismo


básico según el cual tendemos a focalizar nuestra atención sobre un objeto o
determinado grupo de objetos (figura) destacándolos del resto de los objetos que
los envuelven (fondo).

La Ley de la buena forma remite a un principio de organización de los elementos


que componen una experiencia perceptiva y que los gestaltistas llamaron
Pregnancia (Prägnanz). Este mecanismo permite reducir posibles ambigüedades o
efectos distorsionadores, buscando siempre la forma más simple o la más
consistente; en definitiva, nos permite ver los elementos como unidades
significativas y coherentes.

Uno de los principios básicos de la Gestalt es que la forma percibida es una


propiedad emergente que no es intrínseca de los componentes de un objeto (Rock
y Palmer, 1990). En la percepción hay más de lo que está al alcance de los
sentidos.

Además, la Ley de la buena forma se rige por una serie de principios básicos:

Proximidad: permite relacionar elementos que están unos cerca de


los otros.

Semejanza: permite relacionar elementos en función de su similitud.

Continuidad: permite agrupar diversos elementos en una fila o curva


uniforme.

Cierre: permite ignorar determinados "vacíos" para completar una


figura.

En definitiva, la Gestalt contribuyó de manera decisiva a la consideración global


del proceso perceptivo y, por lo tanto, a la consideración holística del entorno
percibido, herencia que ha sido recogida por la Psicología Ambiental. Además,
introdujo la idea de que las personas somos agentes activos estructuradores del
entorno y, por lo tanto, hay procesos internos que hacen de mediadores entre el
mundo de los estímulos y nuestra experiencia sobre éstos. Ello, que en un primer
momento iba en contra de la tradición conductista imperante, fue retomado
posteriormente por el cognitivismo.

Visión

Uno de los aspectos más impresionantes en lo que se refiere a este sentido es


que el cerebro organiza datos visuales de manera rápida y automática, sin que las
personas se percaten de ello. Este proceso permite que nos comportemos de una
manera más eficiente que si, por ejemplo, debiéramos hacernos cargo
directamente de enfocar nuestros receptores oculares, transmitiéramos la
información al cerebro, la decodificáramos y así sucesivamente. El estímulo físico
fundamental para la visión lo constituyen ciertas ondas electromagnéticas que
estimulan los bastones y conos de la retina. Estos componentes reaccionan a la
luz visible, iniciando los impulsos nerviosos que llevan los mensajes al cerebro por
medio del nervio óptico. Gran parte del procesamiento de información con
respecto a los objetos se realiza en los lóbulos occipitales. Estos centros
nerviosos, así como el colículo superior son los principales centros visuales del
cerebro. Los ojos, en contra de lo que pudiera pensarse, están en constante
movimiento, al igual que la cabeza; parece existir evidencia de que hay
mecanismos compensatorios para esta vibración continua, aparentemente
perturbadora. La visión parece desarrollarse desde etapas tempranas. Al poco
tiempo de nacidos, los infantes humanos empiezan a procesar información visual
de forma y distancia. Ciertas experiencias durante la infancia, relativas a la
coordinación de visión y movimiento, son determinantes para el desarrollo de
competencias perceptuales eficientes. A su vez, el sentido del color surge de
mecanismos a varios niveles del sistema nervioso. Esta experiencia sensorial
depende de las longitudes de onda de la luz que el ojo recibe y analiza. La visión
cromática puede clasificarse en términos de coloración, saturación e intensidad.
Los conos en la retina son sensibles a diferentes longitudes de onda y, como se
ha dicho antes, transmiten sus mensajes a las células nerviosas. Se considera a la
visión el sentido humano dominante (Davidoff, 1989). Es posible advertir por qué
la carencia de este sentido resulta en serias consecuencias para quienes no
cuentan con esta facultad.

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