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NUEVA ESCUELA LACANIANA DEL CAMPC
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HACIA LA CLÍNICA DE LO REAL

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Treud^Udn) CLÍNICA
1900 2000
LA CARPETA
Revista de la NEL - Medellín

HACIA LA CLÍNICA DE LO REAL

No. 4

Julio 31 - Agosto 1, 2 de 2001

Comité Editorial: Junta Directiva NEL - Medellín

Director: Juan Fernando Pérez


Secretario: José Fernando Velásquez
Tesorero: Gustavo Arredondo

Diseño de la carátula: Adriana Mejía

Edición: Sonia Natalia Cogollo

Correo electrónico: nelmedellin@epm.net,co


La Carpeta No. 4

ÍNDICE

í J-
índice , 3
Editorial 5

PRODUCTOS DE LA II JORNADA
I. Laboratorio de las formaciones del analista
Consideraciones sobre algunos ejes temáticos del laboratorio Las formaciones del analista
Soel Calle 9
El control y el pase, objetos de deseo en la Escuela
María Cristina Giraldo 10
La formación del analista, una convocatoria de trabajo diferente
María Isabel Uribe V. 13

II. Clínica
Mi mujer dice que yo tengo la culpa
Héctor Gallo 17
Sobre las relaciones entre el cuerpo y el organismo en el FPS
Ana Victoria Saldarriaga A 20

III. Seminario psicoanálisis y psicosis en el niño: la letra


El encuentro con la letra
Luz Elena Gaviria 27
Algunas reflexiones sobre el concepto de letra
Margarita Muñera 29
Sobre la identificación y la letra
José Fernando Velásquez V. 31

IV. Presentación de enfermos


Presentación de enfermos: notas de una experiencia
Héctor Gallo 37

V. Productos de carteles
Cartel sobre la clínica del detalle 43
El psicoanálisis y el paradigma indiciario
Mario Elkin Ramírez O 43
El detalle y el psicoanálisis: la mirada como primer momento lógico
Silvia Gómez 49
El proceso de abducción en Sherlock Holmes y en Freud
Sonia Natalia Cogollo 0 51
Del cartel: ¿Qué es eso de hacerse a un cuerpo? 57
Autismo: cuerpo, goce y pulsión
Eugenia Flórez 57
La Carpeta No.

El detalle desde la mirada psicoanalítica

Mostraría la repetición en el artista, como una puesta en acto, expresión del fantasma, fantasma que
da cuenta de la división del sujeto por el objeto: el horizonte, volver a encontrar ese lugar, recobrar el
objeto, no el objeto sino la pérdida.

El detalle en la clínica del autismo

Marita Manzottí dice: "el instante de ver, al estar relacionado con la mirada, es un momento de
observación y de escucha del modo singular en que cada sujeto se presenta. Localizar el detalle nos
permite entrar en una singularidad que desconocemos. El instante de ver se concluye con la localización
del detalle de lo que en un principio se presentó como confusión de conjunto; ei conjunto se modifica
radicalmente con el pequeño detalle". El detalle en el autista consiste en la identificación a la letra como
forma de separarse del objeto de goce; es por la eficacia de la letra como borde, como litoral, que el sujeto
autista establece un límite al goce de! otro.

Bibliografía
FREUD, Sigmund. La interpretación de los sueños. Madrid, Alianza. Tomo I
. Construcciones en análisis.
. El Moisés de Miguel Ángel.
MANZOTTÍ, Marita (Coordinadora). Autismo Infantil. Buenos Aires, Fundación Hacer Lugar,
1996.
PULICE, Gabriel, MASÓN Federico y ZELJS Osear, investigación O Psicoanálisis. Buenos Aires,
Letra Viva, 2000.

EL PROCESO DE ABDUCCIÓN EN SHERLOCK HOLMES Y EN FREUD


Sania Natalia Cogollo Ospina

Quiero comenzar explicando el término abducción. Éste fue un concepto acuñado por Peirce1 que
indica el proceso de pensar hacia atrás. Por tal motivo lo llamó también retroducción. Con la deducción
y la inducción, constituye la forma de llegar a conocer y comprender el mundo. Sin embargo, deseo
establecer las diferencias entre estas maneras de pensar y generar conocimiento. Todas ellas son muy
útiles, pero operan de modo singular:
La DEDUCCIÓN parte de la regla para llegar a un caso y en conjunción, concluir un resultado. Ej:

* Psicóloga Universidad de Antioquia


' Charles Sanders Peirce (1839-1914). Sus escritos sólo fueron publicados en 1931, razón por la cual ni Sir Arthur Conan
Doyle ni Sigmund Freud conocieron su obra. Ei hecho de que él le haya dado el nombre a ese procedimiento lógico no significa
que lo haya inventado, pues existe desde el tiempo de los cazadores primitivos que conseguían su presa gracias a los indicios.

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REGLA: "La debilidad de un miembro se compensa muchas veces con la fuerza excepcional de los
otros"2.
CASO: Este hombre renquea.
RESULTADO: Este hombre compensa dicho defecto de manera que en los demás aspectos es un
hombre fuerte y bien alimentado.

Mediante la INDUCCIÓN se deduce la regla; es decir, parte del caso y del resultado para generar un
principio.
La ABDUCCIÓN parte del resultado, del detalle, del rastro, luego va a una regla para determinar ¡o
que sucedió en un caso. Aborda el caso como lo no sabido. Es el caso !o que no se tiene; incluso, en
ocasiones, no se tiene la regla.

Estas son operaciones que utilizamos de modo casi constante. Dependiendo del orden de esos tres
componentes (caso, regla y resultado) estamos trabajando con alguna de ellas. Pero prefiero ser más
práctica aún y voy a dar un paso más. Siempre, al leer los casos de Sherlock Holmes. vemos cómo él se
refiere a sus procedimientos como deducciones; está bien, en algunas ocasiones, realiza deducciones3 así
como también inducciones4 pero les aseguro que la mayoría de veces utiliza la abducción, el pensar hacía
atrás. A partir de un hecho (generalmente es un crimen) llega a establecer qué fue lo que realmente
aconteció en ese caso, para lo cual, por lo general, emplea una regla, cualquiera que pueda aplicarse a ese
"resultado".

Para ilustrar dicha afirmación tomaré uno de sus casos: El problema del puente de Thor. Allí nos
comenta Watson que Sherlock Holmes tiene ahora que investigar la muerte de la mujer de un "magnate
del oro", llamado Neil Gibson. Su esposa fue encontrada en el Puente de Thor, sin vida, por una bala en
el crato?. Ls prmcrpaí sospecñosa es ía institutriz dé sus hijos, la señorita Grace Dunbar. Esto por
hallarle en su guardarropa un revólver y, en la mano de la fallecida, una nota con su firma dándole cita a
la señora en el lugar donde se encontró su cadáver. Esos son los datos que tiene Holmes iniciaimente por
sus recortes de periódico.

Al recibir la carta en la que el señor Gibson solicita los servicios del detective, Holmes observa en
ella un tono5 particular que le indica que Gibson abriga sentimientos románticos hacia la institutriz. Ahí
tenemos su primera abducción: el resultado es la carta con un tono que denota desesperación por la
inculpación de la institutriz y que se puede ver en frases como: "la mejor mujer que ha creado Dios", "Es
la .maldita iqLusticia áf Jtndo fsts» AP ^ip ,K\Í> MHñVe Asm", "S&c imnér íltaw un" corazón que no ía dejaría
matar una mosca". De ahí llega a la regla -no explícita en el texto: cuando un hombre utiliza palabras
como esas para referirse a una mujer, es porque la ama. Finalmente une las dos premisas y llega a ¡a

2 DOYLE, Sir Acthur Conan. La aventura del hombre del labio retorcido. En: Las Aventuras de Sherlock Holmes
Barcelona, Pomaire, 1980. p. 53
3 Además del anterior, otro ejemplo de deducción ¡o hallamos en La aventura del carbunclo azul cuando libera a un lad
no lo delata porque intuye que de enviarlo a la cárcel, lo convertirá en un delincuente para toda su vida. Así lo justifica: "[...JC
que estoy indultando a un delincuente, pero también es posible que esté salvando a un alma. Este hombre ya no votan
descarriarse. Está demasiado asustado. Si ahora lo envío a presidio, lo convierto para toda su vida en carne de presidio [
Ibíd. p. 106-107,
4 Realiza inducciones cuando observa detenidamente y iogra escribir libros sobre las cenizas de ¡os diferentes tatuccs.
modo de cambiar de forma la mano, etc. Véase La marca de los cuatro.
5 Por la actitud que adopta un autor frente al tema que trata y ante el lector, reconocemos el tono de un escrito ^r
selección de las palabras y la manera de expresar una idea, podemos hallar el sentimiento que se esconde en quien escribe.

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La Carpeta No. 4

conclusión de que Gibson ama a la señorita Dunbar, cuestión que luego confirmará al hablar con él y
confrontarlo de manera determinada. Después de la negación de Gibson y de la actitud calmada de
Holmes, quien parece no perturbarse ante la agresividad de su cliente, termina permitiendo una confesión
en la que Gibson le ratifica su hipótesis y añade que tiempo atrás le había declarado su amor a la
institutriz. Esta nueva perspectiva no lo deja en muy buena posición, puesto que lo hace sospechoso de la
muerte de su mujer.

Vamos a enfocar la abducción central que Holmes tiene que realizar: la de la muerte de la señora
Gibson. Esto tiene que ser el centro de la mirada pero sólo vamos a poder llegar a la conclusión del caso
a partir de pequeñas abducciones. Las llamo pequeñas porque las realizarnos con los indicios que vamos
encontrando, con la información que nos van proporcionando.

Como se puede ver, es similar a un rompecabezas en el que cada ficha es una pieza imprescindible
que se va sumando a otras y va formando una figura comprensible allí donde al principio era un montón
de fragmentos coloridos sin una forma definida, partes que recuerdan algo, que se asocian y conforman
finalmente un todo.

En este caso, tenemos la muestra en la que observamos que una bala segó la vida de la señora María
Gibson. El cómo sucedió, quién y por qué razones, lo averiguaremos a partir del examen cuidadoso de las
fichas que componen el rompecabezas. Es necesario entonces analizar los rastros, evidencias y motivos
de los personajes implicados, que son principalmente la muerta, su esposo y la institutriz.

Enumeraré los detalles que orientarán la investigación:


• Un revólver con una cámara descargada de un calibre correspondiente a la bala se halló en el
guardarropa de la institutriz (Resultado).
• La mujer muerta llevaba una nota, apretada en su mano, dándole cita en ese mismo lugar y
firmada por la señorita Dunbar (Resultado).
• El posible motivo de la institutriz para cometer el crimen: ser la mujer de Gibson y disfrutar
de su riqueza.
• Fue vista en el escenario de la tragedia por un aldeano que pasaba.

Estos son los hechos que parecen señalar como culpable a la institutriz y de esta simple lista hay dos
cosas que se tienen que analizar detenidamente: ¿Cómo, en caso de que haya cometido el crimen, pudo no
deshacerse del arma y precisamente esconderla en uno de los primeros lugares que registrarían? (Regla), y
segunda, ¿por qué tendría que mantener aún una nota empuñada la señora Gibson sabiendo que el lugar es
bien conocido? (Regla).

Pasamos ahora a examinar los indicios y motivos del señor Gibson:


Antes de recibir la visita de Neil Gibson, el detective es advertido por el administrador de la
finca de aquél que su jefe es un canalla, duro con quienes le rodean, trataba muy mal a su
mujer desde que "perdió sus encantos" y es muy astuto.
Confiesa que se tornó áspero con su esposa, e incluso brutal, para apagar el amor que ella
sentía por él o convertirlo en odio pues él ya no la amaba; en cambio, ella lo adoraba y no le
importaba su trato, era demasiado apasionada.
Amaba a la institutriz y le había confesado su amor pero fue rechazado por ella e inclusive
quiso renunciar; sin embargo aceptó continuar su trabajo porque veía la influencia para el

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bien que ejercía sobre él (obras de caridad, mejorar el trato a sus empleados, etc.).
• Colecciona armas y una de ellas fue la causante de ia tragedia. Era de un par que tenía él.
• Nunca se ha encontrado la pareja de esa pistola y él no sabe identificar la causa de ello.

El carácter descrito por su no muy leal administrador nos pone en alerta, pero luego él sabe dar cuenta
de que con ese tratamiento áspero tiene el fin de acabar con los sentimientos amorosos dirigidos por su
esposa, una mujer excesivamente apasionada, y a mi modo de ver, obsesionada con él y terriblemente
celosa de la institutriz.
.
El enigma aquí es qué pasó con la pareja extraviada del revólver (resultado). Si son un par, la otra
tiene que aparecer a menos que haya sido escondida o extraviada y de ser así, Gibson tendría que saber de
ella (regla), y al parecer, no tenía la menor idea de su falta.

La pérdida de esa pistola nos sugiere tres hipótesis, que nos sirven para indagar qué pasó en ese caso
concreto: 1) la mujer realmente fue asesinada con el arma que se encontró en el guardarropa de la
institutriz, detalle que resulta demasiado evidente y puede desviarnos por eso mismo6, o 2) el revólver
desaparecido fue aquel con que se cometió el crimen y el autor quiso destruir toda evidencia. Finalmente
está la 3) que puede vincular las hipótesis anteriores: alguien diferente a la señorita Dunbar y al señor
Gibson cometió el crimen, para inculpar a aquélla y salir impune, introdujo la pistola gemela en su
guardarropa y desapareció aquella que interrumpió la vitalidad de la mujer.

Para la última conjetura es necesario introducir un elemento para hacerla plausible: la persona que lo
hizo debía tener un motivo para su acto, conocer la finca a la perfección y el lugar donde Gibson guardaba
las armas y no sólo ello, sino además tener acceso a ellas.

El administrador tiene acceso a las armas pero su odio es dirigido a Neil Gibson, y por ei contrario,
estimaba mucho a la difunta. Acordando que no hay más personajes, sólo nos queda la tentación de
pensar en lo más insólito, por absurdo que parezca: La posibilidad de que la autora haya sido la misma
mujer. Es probable que a causa de sus celos, haya premeditado su suicidio de tal forma que no lo
sugiriera y que su rival fuera castigada. El motivo sería vengarse de la institutriz por acaparar la atención
de su esposo y lograr influir en él como nunca ella pudo.

Al final, vemos confirmada la tercera hipótesis por una serie de sucesos: no había señales de lucha, no
había arma cerca de ella, la nota hallada en su mano la apretaba con gran fuerza, aun sin necesidad de
portarla -esto también sugiere que nadie pudo introducírsela después de muerta. Paradójicamente el
hallazgo del revólver en el armario es algo que puede alejar las sospechas de la institutriz puesto que
como dice una de las reglas de Holmes: "cuando se premedita fríamente un crimen, entonces los medios
de ocultarlo también están fríamente premeditados".7

La nota hallada era la respuesta de la señorita Dunbar a una cita que inicialmente propuso la señora
Gibson y que ésta le suplicó que destruyera.

'' Sherlock Hoimes advierte que "No hay nada más engañoso que un hecho obvio" en El misterio del valle de Boscombs
Citado en: El signo de los tres: Dupin, Holmes, Peírce. Barcelona, Lumen, !989. p. 46.
' DOYLE, Arthur Conan. El problema del puente de Thor. En: Aventuras de Sherlock Holmes. Bogotá, Oveja Negra. 1985
p, 119

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Por último, el detective, con un toque de genialidad logra demostrar que el revólver extraviado fue
con el que se suicidó la mujer y eligió precisamente esa pistola por tener una gemela con que poder
inculpar a la institutriz que tanto odiaba. Se vengaba de ambos: su esposo quedaría desdichado y solo y
ella sería ahorcada

Así se llegó a despejar las incógnitas. Cada una de las piezas del rompecabezas halló su lugar para
conformar la abducción principal: El resultado fue la muerte de una mujer ocasionada por la bala de un
revólver; la regla que orientó la investigación fue: "cuando se premedita fríamente un crimen también se
planean fríamente las formas de ocultarlo"; se llegó a lo que sucedió específicamente en ese caso: la mujer
se suicidó y lo planeó de tal manera que no pareciera tal sino un crimen, llevada a ello por sus celos
enfermizos y su carácter apasionado.

Aunque es un proceso complejo, porque requiere de mucho análisis, de estudiar los fragmentos de
información que se van presentando e irlos asociando unos a otros para empezar a desechar posibilidades,
el tipo de abducción que realiza Holmes es sencillo, carece de gran originalidad. Sus abducciones se
basan en conocimientos ya adquiridos (por las ciencias naturales, por técnicas de clasificación,
descripciones de las modificaciones de diversos objetos según su uso o de partes del cuerpo, o,
simplemente, en el sentido común). La regla la encuentra o la deduce por los resultados, o mejor, esos
resultados llevan necesariamente a una regla determinada y solo hace falta averiguar lo específico del
caso,

La abducción en Freud, en cambio, es mucho más compleja. En él denota un proceso donde aparecen
la originalidad y la creatividad, porque se atrevió a aseverar planteamientos que a nadie se le habían
ocurrido hasta entonces.

Desde niño, Freud fue cautivado por los enigmas de cuestiones como su existencia, su lugar en el
mundo; de adolescente, su preocupación por la cultura que retomó en la vejez. Era, abreviando, un
hombre reflexivo, que no cesaba de interrogarse por lo que lo circundaba y por los hechos que observaba.
Su atracción por los acertijos y enigmas en cierto modo determinó su creación.

Durante los inicios del psicoanálisis se perfila su método que, en el lenguaje de Peirce. sería a través
de abducciones. Ello lo podemos observar desde sus "Estudios sobre la histeria" donde, tomando el caso
de Miss Lucy R., determinó por diversos detalles que ella estaba enamorada de su patrón, que su afección
nasal y las alucinaciones olfativas que presentaba se ligaban a episodios en que su jefe le hace un reproche
que ella sintió como violento, con el que desfalleció su ilusión de creerse amada por é¡.

Pero las máximas expresiones de la genialidad de Freud y sus abducciones las encontramos en obras
como: "¿a interpretación de los sueños", "Psicopatología de la vida cotidiana", "El chiste y su relación
con lo inconsciente" y "El Moisés de Miguel Ángel", en las que realiza un proceso sumamente complejo
en el que por primera vez alguien se ocupa de los sueños de una manera diferente e, igualmente, de esas
equivocaciones que simplemente se escuchaban pero se dejaban pasar inadvertidas. Sus formulaciones
son muy arriesgadas, más aún en una época decimonónica donde la sexualidad es negada, no se quiere
saber de ella. Por otro lado lo son porque nadie las había sugerido.

Su innovación está en que produjo teorías nuevas, no dijo cosas umversalmente aceptadas. Sólo tenía
el producto, llámese sueño, lapsus, algunos olvidos, síntoma conversivo o broma. Carecía de toda

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información teórica que lo guiara para saber con exactitud qué habla sucedido para que se olvidara tal
palabra o se tuvieran noticias del por qué determinado sueño. Fue él quien tuvo que formular, precisar
qué principios regían esas manifestaciones que atribuyó a un inconsciente. El principio general fue: la
represión es la que da lugar a todas esas formaciones del inconsciente. Un cúmulo de fuerzas operan en
sentido contrario y aquello que se reprime, que no se quiere aceptar o de lo que no se quiere saber, pugna
por salir y esa es la manera de hacerlo. Todas esas manifestaciones son indicios que pueden dar la clave
de lo reprimido. Así fue como tuvo que producir las reglas y además formular las conjeturas de lo que allí
sucedió (qué se reprimió) y llegó a generar conocimiento nuevo, conceptos y mecanismos completamente
inéditos, sin formular hasta entonces.

Daré un paso más y a modo de conclusión diré que en ello tuvieron también un papel importante sus
interlocutores, sobre todo, sus corresponsales -Silberstein, Breuer, Fliess y la misma Martha Bernays.
Con ello quiero sugerir que se elabora un producto en transferencia. No importa tanto el interlocutor (su
grado de sapiencia) como el hecho de dar cuenta de unas elaboraciones a un otro por el que se tiene algún
grado de afecto o admiración. Esto es válido también en el caso de Holmes que cuenta con un Watson no
muy listo pero que por escucharlo pacientemente o en algunas ocasiones darle a conocer sus opiniones, el
detective se entera de los errores de juicio de su compañero y puede orientar mejor su investigación.

Bibliografía

DOYLE, Sir Arthur Conan. El problema del Puente de Thor. En: Aventuras de Sherlock Holmes.
Bogotá, Oveja Negra, 1985. p. 99-127.
. El hombre del labio retorcido. En: Las aventuras de Sherlock Holmes II. Barcelona,
Pomaire, 1980. p. 35-74.
. La aventura del carbunclo azul. En: Las aventuras de Sherlock Holmes II. Barcelona,
Pomaire, 1980. p. 75-107.
. La marca de los cuatro. En: Aventuras de Sherlock Holmes. México, Porrúa, 1979. p.
¡11-190.
ECO, Humberto y SEBEOK, Thomas A. El signo de los tres: Dupm, Holmes, Peirce. Barcelona.
Lumen, 1989. 332 p.
GARDNER, Howard. Mentes creativas. Barcelona, Paidós, 1995. Cap. 3: Sigmund Freud: solo con
el inundo, p. 69 - 102.
PULICE, Gabriel y otros. Investigación O Psicoanálisis: De Sherlock Holmes, Dupm y Peirce a la
experiencia freudiana. Buenos Aires, Letra viva, 2000. 208 p.

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