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VISTA PANORÁMICA DEL SIGLO XX -- Hobsbawn

La destrucción de los mecanismos sociales que vinculan la experiencia contemporánea del individuo con la
de las generaciones del pasado, es uno de los fenómenos característicos y extraños de las postrimerías del
siglo XX. El estudio del siglo XX se puede dividir en tres partes:

1. Una época de catástrofes, que se extiende desde 1914 hasta el fin de la segunda guerra mundial.
2. Un periodo de 25 o 30 años de extraordinario crecimiento económico y transformación social, que
probablemente transformó la sociedad humana más profundamente que cualquier otro periodo de
duración similar.
3. Una nueva era de descomposición, incertidumbre y crisis y, para algunos países, de catástrofes.

La primera etapa comienza con la primera guerra mundial, que marcó el derrumbe de la civilización
(occidental del siglo XIX). Esta civilización era capitalista desde el punto de vista económico, liberal en su
estructura jurídica y constitucional, burguesa por la imagen de su clase hegemónica y brillante por sus
adelantos alcanzados en el ámbito de la ciencia, el conocimiento y la educación, así como el progreso
material y moral. Época convencida de la posición central de Europa, cuna de las revoluciones científica,
artística política e industrial, con una economía influyente en todo y el mundo y una población que
representaba la tercera parte de la humanidad.
El periodo que va del comienzo de la primera guerra mundial al término de la segunda fue una época
de catástrofes para esta sociedad. A las dos guerras mundiales siguieron dos oleadas de rebelión y
revolución generalizadas, que situaron en el poder a un sistema que reclamaba ser la alternativa a la
sociedad burguesa y capitalista (el comunismo), primero en una sexta parte del mundo y tras la segunda
guerra mundial a más de la tercera parte. Los grandes imperios coloniales se derrumbaron. Se
desencadenó una crisis económica mundial que pareció poner fin a la economía mundial global
El periodo de alianza entre el capitalismo y el comunismo contra el fascismo (1930-1940) es el
momento decisivo de la historia del siglo XX. El gran logro de la URSS fue haber derrotado a Hitler, pues de
otro modo gran parte del mundo occidental tendría regímenes autoritarios y fascistas y no parlamentarios
liberales. La revolución de octubre proporcionó a su enemigo –el capitalismo- el incentivo del temor para
reformar sus procedimientos y salvarse.
Fue la Gran Depresión de la década de 1930 la que hizo quese considerara al socialismo como una
alternativa viable a la economía capitalista a escala mundial. Sin embargo, tras la segunda guerra mundial,
el capitalismo inició su edad de oro de 1947-1973.
El impacto extraordinario de la transformación económica, social y cultural que se produjo en esos
años es la mayor y más rápida y decisiva desde que existe el registro histórico. El cambio el enfrentamiento
entre capitalismo y socialismo tiene un interés histórico más limitado (las revoluciones sociales, la guerra
fría, el socialismo realmente existente) aunque para nuestra época son de vital importancia. La repercusión
más importante de los regímenes socialistas fue la de haber acelerado la modernizaciónde los países
agrarios atrasados, que coincidieron con la edad de oro del capitalismo. Al inicio de los años sesenta ambas
fuerzas (capitalismo y socialismo) parecían dos fuerzas igualadas.
A la edad de oro siguieron decenios de crisis universal o mundial, cuyo acontecimiento más destacado
fue el hundimiento del socialismo soviético. La crisis afectó a todo el mundo (en diferentes formas y
grados) con independencia de las configuraciones políticas, sociales o económicas, porque la edad de oro
había creado una economía mundial que trascendía las fronteras estatales y sus ideologías. En el periodo
de 1980-1990, el mundo capitalista se vio en los mismos problemas del periodo de entreguerras que la
edad de oro había superado: desempleo masivo, depresiones cíclicas, mendigos sin hogar y clases
acomodadas, ingresos limitados del estado y gasto público sin límite. El hundimiento de los países
socialistas con unas economías débiles y vulnerables, abocados a una ruptura radical con el pasado marca
el fin del siglo XX corto.
Paralelismos entre 1914 y 1990 (inicio y fin del siglo XX corto)

 En 1990 el mundo cuenta con cinco o seis millones de habitantes, tres veces más que al comenzar
la primera guerra mundial, ha pesar de que en las guerras se exterminó a más gente que en
cualquier otro periodo de la historia.
 El mundo es incomparablemente más rico de lo que lo ha sido nunca, por lo que respecta a su
capacidad para producir bienes y servicios. De no haber sido así no habría sido posible mantener a
una población mundial tan grande.
 En 1980 la mayor parte de la gente vivía mejor que sus padres
 La humanidad es mucho más instruida que en 1914, seha alfabetizado a la mayor parte de los seres
humanos,aunque este logro tiene una trascendencia discutible porel poco dominio de la lectura y
escritura necesarios paraun nivel elevado de instrucción.
 Desde la primera guerra mundial ha habido muchas más bajas civiles que militares en todos los
países beligerantes, con la excepción de EE.UU.
 Es un mundo cualitativamente distinto en tres aspectos:

1. No es ya eurocéntrico. En 1914 los EE.UU. eran la principal economía industrial y el principal


impulsor de la producción y la cultura. Sin embargo, los países europeos en conjunto tienen la
mayor concentración de riqueza y poder económico y científico-tecnológico del mundo, y sus
poblaciones tienen el más elevado nivel de vida.
2. El mundo ha avanzado notablemente en el camino que ha de convertirlo en una única unidad
operativa. En las cuestiones económicas el mundo es ahora la principal unidad operativa y las
antiguas unidades, como las “economías nacionales” de los estados territoriales han quedado
reducidas a la condición de complicaciones de las actividades trasnacionales

La desintegración de las antiguas pautas por las que se regían las relaciones sociales entre los seres
humanos y, con ella, la ruptura de los vínculos con las generaciones, es decir, entre pasado y presente. En
la práctica la nueva sociedad no ha destruido toda la herencia del pasado, sino que la ha adaptado de
forma selectiva. Se vislumbra un mundo en el que el pasado ha perdido su función, incluido el pasado en el
presente, en el que los viejos mapas que guiaban a los seres humanos, individual y colectivamente, ya no
reproducen el paisaje en el que sólo no sabemos a donde nos dirigimos, sino tampoco adonde deberíamos
dirigirnos.

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