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Definición.-
Hoy o por hoy el picor, es entendido como una compleja interacción entre los
sistemas nervioso e inmune, tratándose de una percepción fisiológica transmitida a
través de la red de neuronas sensorias.
El prurito puede ser signo primario y agudo en ciertas dermatitis, pero puede ser
secundario y hacerse crónico, acompañando a diversas dermatosis.
Son una miríada las causas inductoras de picor cutáneo que, como hemos referido
pueden ser primarias y/o secundarias, de origen genético o adquirido, nutricional,
parasitario (internos y externos), Infeccioso de causa diversa (bacteriana, levadural,
parasitaria o micótica), neoplásicas, inmunológicas y por hipersensibilidad o alergia.
Se emplearan entonces, secuencial y ordenadamente los recursos terapéuticos que
permitan eliminar causas, retirar gatillos detonantes, conduciendo al paciente a
expresar tan solo, lo que se ha denominado “prurito limpio”, que siempre será la
situación que ofrece el panorama pronóstico más favorable para su manejo.
Bien diferente será, el abordaje diagnóstico y terapéutico frente al paciente con
prurito agudo o crónico. Dentro de las causas más frecuentes del prurito agudo se
encuentran: La verdadera Sarna canina-Scabiosis, la dermatitis Malassezial, los
piodermas, la Cheyletiellosis, la pediculosis, los desórdenes de la queratinización
primarios (xerodermias) y las hipersensibilidades, dentro de ellas la Dermatitis
alergica a la picadura de la pulga – DAP, ocupando el primer lugar dentro de las
hipersensibilidades.
Debemos evocar y tener muy presente que en medicina, muy pocos signos clínicos
constituyen manifestación característica (patognomónica), de una enfermedad o
alteración orgánica, pero sí constituye casi una norma en nuestro país y en los
países del trópico, que, cuatro de cada cinco perros afectados por dermatitis
atópica, son a la vez perros alérgicos a la picadura de pulga, condición ésta, más
frecuente de lo que imaginan y piensan tanto los propietarios, como algunos
médicos veterinarios, renuentes a aceptar tal realidad, por el hecho de observar muy
pocas veces estos ectoparásitos sobre la superficie cutánea de los perros afectados
por DAP o DAPP. (Diferencia diametral existe entre el paciente pulicoso, con el
paciente DAP positivo). Recordemos que, en medicina: “ausencia de la evidencia,
no constituye evidencia de la ausencia”.
La experticia dermatológica del autor, le permite asegurar que, muchos pacientes
“Atópicos con prurito subumbral, son gatillados con frecuencia por picadura de
pulgas y/o por imbalance nutricional de causa diversa”. Lo anteriormente enunciado,
posibilita concluir que el aporte adecuado de nutrientes y el control estratégico y
permanente (conociendo el ciclo vital) de este molesto ectoparásito, siempre serán
medidas terapéuticas positivas y benéficas para todos los perros que manifiestan
picor cutáneo, pues cuando no desaparece totalmente su prurito, estarán
eliminadas o controladas, dos de las principales causas asociadas, de sinergia en
la intensidad del picor, del trauma autoinflingido y además detonantes de la mayoría
de las complicaciones dermatológicas secundarias que afectan a los perros.
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