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GUÍA INFORMATIVA
NOMBRE: __________________________________________GRADO:
NOVENO
FECHA: _______________________ ÁREA: CIENCIAS SOCIALES PERIODO:
CUARTO
DOCENTE: JUAN PABLO SANTOS
La geografía económica
Las actividades productivas que las sociedades realizan para su sobrevivencia se desarrollan
en un espacio geográfico o territorial determinado, por ello resulta necesario comprender
cómo se producen las relaciones entre la sociedad y el espacio que ocupa en función de las
necesidades económicas.
Es la ciencia que estudia las actividades económicas y sus relaciones con la explotación de
los recursos naturales y el proceso productivo. En su campo de estudio, la geografía
económica comprende tres componentes, que son:
Los elementos del espacio físico y los recursos naturales. Los rasgos naturales de
los territorios, tales como el agua, el relieve, el clima y el suelo, pueden facilitar el
desarrollo de ciertas actividades económicas.
Las actividades económicas. Los seres humanos utilizan y organizan el espacio que
habitan buscando satisfacer sus propias necesidades. En muchas regiones de climas
con pocas condiciones de habitabilidad predomina la explotación de los recursos
mineros o forestales, mientras que en zonas con suelos ricos y clima adecuado, se
desarrolla la agricultura. En las grandes ciudades, en cambio, predominan las
actividades de servicios.
Los factores de producción y el espacio. Las actividades económicas se sustentan
en factores productivos, como la tierra, el capital, el dinero, el trabajo y la
tecnología. Estos elementos ocupan un lugar determinado en el espacio y por ello,
contribuyen a explicar la diversidad en el desarrollo económico de cada región del
planeta.
El objeto de estudio
La geografía general, que es la ciencia que estudia las relaciones entre el ser humano y el
espacio que habita, así como las diferencias regionales que estas generan, se subdivide en
geografía física y en geografía humana, para analizar por separado los ámbitos del espacio
natural o físico y el social. La geografía económica forma parte de esta última, junto con
otras disciplinas como por ejemplo, la geografía de la población, que estudia la distribución
de la población en la superficie terrestre.
La geografía económica apunta a resolver problemas como la localización y las formas de
uso de los recursos, los procesos que se realizan para su aprovechamiento, los impactos
ambientales que generan las actividades humanas, los motivos para la ubicación de las
actividades productivas en ciertas áreas o regiones y los medios y las actividades que la
población lleva a cabo para satisfacer sus necesidades, las cuales se consideran ilimitadas, al
mismo tiempo que los recursos son escasos.
Como la mayor parte de las ciencias, la geografía económica intenta establecer principios o
leyes generales que permitan comprender los comportamientos económicos de la sociedad
en relación con el espacio físico. Estos principios se convierten en modelos que pueden ser
aplicados a diversos contextos, lo cual permite comprender diferentes entornos o lugares. Un
ejemplo es la teoría de la localización que explica cómo se distribuyen las actividades
agrícolas de acuerdo con la renta que generan y la distancia desde los centros de producción
a los de consumo.
Las actividades económicas pueden agruparse en diferentes sectores de acuerdo con la fase
del proceso productivo que representan. Estos son el sector primario, el sector secundario, el
sector terciario y el sector cuaternario.
El sector primario
El sector secundario
Este sector tiene sus raíces históricas en las actividades artesanales, como la alfarería, la
albañilería, la cestería, la metalurgia y la industria textil, entre otros. Durante la Edad Media
en Europa, quienes ejercían estas actividades se agruparon en talleres divididos en maestros
y aprendices. Allí elaboraban productos terminados que luego ofrecían al creciente mercado
de bienes. Pero el mayor impulso de la industria se produjo en el siglo XVIII, cuando los
pequeños talleres comenzaron a utilizar nuevas técnicas para multiplicar la producción. Se
construyeron centros productivos más grandes que los talleres, llamados fábricas, en los
cuales las máquinas realizaban la labor de varios empleados en un tiempo mucho más
reducido. Se aplicaron los criterios de eficiencia y división del trabajo con el propósito de
aumentar el producto y disminuir los costos.
El sector terciario
El sector cuaternario
Este sector está integrado por los servicios altamente especializados y de gran complejidad
intelectual relacionados con la tecnología, la investigación científica y el desarrollo de
innovaciones en la educación y el medioambiente. La revolución tecnológica y el desarrollo
de las Tecnologías de la Comunicación y la Información (TIC) han posibilitado el trabajo
a distancia, modificando las relaciones laborales tradicionales que se realizan en un tiempo
y un espacio definidos.
El sector primario
Las actividades del sector primario comprenden todas aquellas que extraen alimentos,
materias primas y elementos para generar energía para el consumo humano y la industria.
La agricultura
La agricultura es la más importante de las actividades del sector primario, debido a que es la
principal fuente de alimentos desde el surgimiento de las primeras civilizaciones. Se
desarrolla en torno a los ciclos de crecimiento y reproducción de las plantas que, al ser
manipulados mediante técnicas de selección y control de las condiciones de desarrollo por el
ser humano, son capaces de producir granos, frutos o tallos de gran poder nutritivo o
alimenticio. Los inicios de la agricultura se sitúan unos 10.000 años a. C., cuando las
glaciaciones retrocedieron debido a un aumento de la temperatura del planeta.
La ganadería
La actividad ganadera surgió al mismo tiempo que la agricultura, posiblemente a partir de las
labores de ciertos grupos de cazadores que comenzaron a desplazarse junto con las manadas
de animales que cazaban, e iniciaron el proceso de domesticación. Posteriormente,
asumieron su crianza, selección de variedades, reproducción y cuidados generales. Las
especies más comunes son los equinos como el caballo, los bovinos como la vaca, el buey
de agua y el yak, los ovinos u ovejas, los caprinos o cabras, los porcinos o cerdos y las aves
de corral, como gallinas, patos y faisanes.
Existen también algunos animales de cría más específicos, como el conejo (cunicultura), la
abeja (apicultura) y algunas especies de peces (piscicultura). Desde tiempos prehispánicos,
se criaban en América Andina la llama, la vicuña, la alpaca y el cuy.
La pesca
La pesca y la recolección de especies marinas son actividades muy antiguas y han perdurado
en muchas sociedades actuales que viven en las costas o en las orillas de ríos y lagos. Las
formas artesanales de pesca y recolección son efectuadas por trabajadores especializados con
un gran conocimiento de los ciclos del mar o de los cursos de agua y del comportamiento de
las especies. Se desarrollan preferentemente en las zonas litorales. Usan instrumentos como
redes de captura (atarrayas), cañas, anzuelos, ganchos, trampas y otros artefactos para
desprender crustáceos y moluscos de los litorales.
La pesca industrial, por otra parte, se desarrolla en alta mar y utiliza grandes embarcaciones
para obtener un mayor número de peces y animales marinos. A pesar de que es mucho más
eficiente que la pesca artesanal, en términos ecológicos el perjuicio en contra de los
ecosistemas marinos y del consumo de combustible es mucho mayor. Una de las grandes
amenazas, por ejemplo, son las grandes redes de arrastre, que no solo atrapan enormes
cardúmenes de peces que son procesados en naves llamadas barcos-factoría, sino que se
llevan consigo especies vegetales del suelo marino.
En los inicios del siglo XX, Europa y Estados Unidos vivían una época de prosperidad y
optimismo porque su dominio sobre el resto del mundo parecía incuestionable. Sin embargo,
las crecientes tensiones entre las potencias europeas por alcanzar la supremacía prepararon
el camino para la guerra.
La Belle Époque
Para finales del siglo XIX, las potencias coloniales europeas (Gran Bretaña, Francia,
Alemania, Rusia, Italia y Austria-Hungría) habían extendido su dominio a la mayor parte de
África, Asia y Oceanía, hasta dominar el 60% del planeta. Mientras tanto, los Estados Unidos
consolidaron su integración territorial y ejercían una fuerte influencia económica sobre
América Latina.
Esta situación permitió a estas potencias experimentar entre 1890 y 1914 un período de
prosperidad económica, estabilidad política y de una enorme creatividad artística e intelectual
que posteriormente fue conocido como la Belle Époque (“la época bella”). El auge
económico e industrial favoreció la innovación tecnológica de la cual surgieron inventos
como el automóvil, el aeroplano, el teléfono, el fonógrafo y el cinematógrafo. Estos avances
crearon un ambiente triunfalista en que existía gran fe en la ciencia y el progreso.
La Torre Eiffel fue construida para la Exposición Universal de París en 1900. Este evento
fue una celebración del optimismo de la Europa imperial e industrializada de inicios del siglo
XX.
La Paz Armada
En la segunda mitad del siglo XIX, la política internacional europea se caracterizó por la
búsqueda del equilibrio. Sin embargo, la paz y la estabilidad de la Belle Époque colapsaron
cuando la expansión imperialista causó rivalidades económicas y políticas entre las
potencias, generadas por el avance industrial y, en especial, por el auge de Alemania.
Este proceso empezó en 1888 cuando Guillermo II se convirtió en emperador de Alemania
y se propuso dominar Europa Central y formar un Imperio colonial. Estas pretensiones
despertaron los recelos de Gran Bretaña que decidió estrechar sus lazos con Francia, que a
su vez quería recuperar las provincias de Alsacia y Lorena, perdidas con Alemania en la
Guerra Franco-Prusiana de 1870-1871, y que tenía grandes inversiones en Rusia. Por su
parte, el Imperio ruso rivalizaba con el Imperio austro-húngaro por el control de los Balcanes.
Finalmente, Italia tuvo tensiones con Francia desde 1882 cuando los franceses establecieron
un protectorado en Túnez.
El sistema de alianzas para 1914 dividió a Europa en dos grupos de potencias rivales muy
marcados.
La Triple Alianza. Fue formada en 1882 por Alemania, Austria-Hungría e Italia. Los
tres países, también conocidos como los Imperios centrales, acordaron apoyarse si
eran atacados por Francia, Gran Bretaña o Rusia.
La Triple Entente. Fue una coalición entre Francia, Gran Bretaña y Rusia, esta fue
el resultado de una serie de acuerdos de no agresión y cooperación militar, entre ellos
la Alianza Franco-Rusa de 1892, la Entente Cordiale entre Francia y Gran Bretaña
en 1904 y el Acuerdo Anglo-Ruso de 1907.
La formación de estas Alianzas estimuló en los países europeos una carrera armamentista
y el aumento del patriotismo nacionalista en las escuelas, los ejércitos y los medios de
comunicación. Por ello, algunos historiadores denominan al período de 1870 a 1914 como
La Paz Armada.
Antecedentes de la guerra
Durante La Paz Armada ocurrieron varios hechos que incrementaron las tensiones entre las
potencias europeas, estos fueron las crisis coloniales y las disputas territoriales en los
Balcanes.
Crisis coloniales. A principios del siglo XX, hubo dos crisis políticas en torno al
control de Marruecos. La primera ocurrió en 1905 cuando el emperador alemán
Guillermo II visitó la ciudad de Tánger y se pronunció a favor de la Independencia
de este reino desafiando el control francés, esto llevó a una crisis diplomática que
solo pudo ser resuelta en la Conferencia de Algeciras de 1906 donde se acordó que
España y Francia ejercerían un protectorado sobre Marruecos.
Luego, en 1911, ante una serie de disturbios en Marruecos, los alemanes situaron el
buque de guerra Panther en el puerto marroquí de Agadir, lo cual causó un nuevo
incidente diplomático que solo pudo ser resuelto cuando Francia, por mediación de
Gran Bretaña, cedió parte del Congo Francés a los alemanes y estos a cambio aceptaron
el control francés sobre Marruecos.
Entre 1912 y 1913, se llevaron a cabo las guerras balcánicas. En la primera, ocurrida en
1912, Serbia, Montenegro, Bulgaria y Grecia expulsaron a los otomanos de los Balcanes; en
la segunda guerra, en 1913, Bulgaria tuvo que ceder parte de su territorio al ser atacada por
Serbia, Montenegro, Grecia, Rumania y el Imperio otomano. Luego de las guerras, Serbia se
convirtió en la potencia hegemónica de la región, lo que causó los recelos de Austria-
Hungría.
La crisis de Sarajevo
Los asesinatos del Archiduque Francisco Fernando y de su esposa activaron las alianzas
políticas que empujaron al continente europeo hacia la guerra.
Ante este estado de tensión en los Balcanes, cualquier incidente podía servir de pretexto para
iniciar una guerra. Esto ocurrió el 28 de junio de 1914, cuando el archiduque Francisco
Fernando, heredero de la corona del Imperio austro-húngaro, fue asesinado en Sarajevo,
Bosnia, por Gavrilo Princip, un opositor serbio, miembro de la organización nacionalista
“La Mano Negra”.
Las operaciones militares iniciaron el día 2 de agosto, cuando tropas alemanas invadieron
Luxemburgo y enviaron a Bélgica un mensaje de ultimátum para que permitiera el paso de
sus tropas hacia territorio francés. La negativa de los belgas exacerbó los ánimos, por lo que
el 3 de agosto, Alemania declaró la guerra a Francia e inició una ofensiva militar para atacar
a Bélgica. La invasión de Alemania sobre Bélgica el 4 de agosto tuvo como objetivo rodear
y sorprender a las tropas francesas, conquistar París en pocas semanas, y así derrotar a
Francia. De esta forma, inició una guerra de gran escala que devastó a toda Europa.
La Europa de la posguerra
La década de 1920 fue una época de luces y sombras. En un principio, se sufrió inestabilidad
económica, debido a la recuperación de los países europeos tras la I Guerra Mundial, y
subsistieron las tensiones entre Francia y Alemania. Pero a partir de 1924, la economía
pareció mejorar y se creó un clima de entendimiento entre las potencias. Esta prosperidad
llegó a su fin con la Crisis de 1929 que desestabilizó la economía a escala mundial.
Tras la Primera Guerra Mundial, la hegemonía europea quedó debilitada por la destrucción
causada por el conflicto. Mientras tanto, Estados Unidos con su industria intacta, la mitad de
las reservas mundiales de oro y su condición de principal acreedor de casi todos los países
europeos se perfiló como la mayor potencia mundial. Además, Japón y la Unión Soviética se
volvieron potencias regionales en ascenso.
Desde 1920, los países europeos buscaron reconstruir sus industrias y para ello, adoptaron
políticas proteccionistas que les permitieron reducir sus importaciones de productos
norteamericanos. Esto causó la reducción del comercio mundial y por ello, se presentó
sobreproducción en Estados Unidos. Esto tuvo efectos como la disminución de los precios
de los productos y varias monedas europeas antes estables, como el franco, la libra esterlina
y el marco alemán perdieron su valor. Además, la imposibilidad de Alemania de pagar las
reparaciones de guerra hizo que, entre 1923 y 1924, los ejércitos de Francia y Bélgica
ocuparan la región alemana del Ruhr.
Entre 1924 y 1928, la producción mundial parecía volver a la normalidad, por lo que
aumentaron los movimientos bancarios, sin embargo, Europa, no se había recuperado
totalmente: Alemania sufría la hiperinflación del marco y la confianza en el sistema de
mercado capitalista menguado.
El mecanismo de funcionamiento del Plan Dawes.
Entonces, los Estados Unidos y sus aliados, con el fin de estabilizar el comercio mundial,
crearon en 1924 el Plan Dawes, según el cual:
La crisis económica
La caída de la Bolsa inició una crisis en cadena que llevó a una depresión económica en los
Estados Unidos. Al perder toda su inversión, muchas personas y empresas no pudieron pagar
sus créditos, lo que provocó quiebras bancarias; en 1932, unos cinco mil bancos de este
país habían cerrado. En la industria, muchas empresas se vieron obligadas a reducir su
producción o cerrar, porque el nivel de consumo se redujo drásticamente. Hacia 1932, la
producción mundial cayó a un 40%, mientras que el comercio internacional se redujo a un
tercio.
En el ámbito social, casi todos los sectores se vieron afectados, en las ciudades los
trabajadores asalariados vieron cómo el valor de sus ingresos se redujo a casi la mitad o, ante
el cierre de bancos y fábricas, millones perdieron sus empleos. En el sector agrícola, miles
de campesinos debido al descenso de los precios y la demanda no pudieron afrontar sus
deudas, de modo que fueron despojados de sus tierras y cayeron en el desempleo.
Además, la crisis económica que afectó a este país norteamericano se extendió en poco
tiempo a Europa. Esto sucedió porque los estadounidenses redujeron drásticamente sus
importaciones y con ello, la producción agrícola e industrial europea se redujo, lo que generó
el incremento del desempleo.
En todos los países se implantaron políticas para salir de la crisis. En Estados Unidos, durante
su presidencia Franklin D. Roosevelt (1933-1945) puso en marcha un Programa llamado
New Deal (Nuevo acuerdo), que imponía una mayor intervención del Estado en la economía.
Por ello, el gobierno ofreció créditos a los industriales, invirtió en obras públicas, aumentó
la protección social y dio subvenciones para la agricultura. Todo esto con el fin de crear
empleo, incrementar el consumo y relanzar la economía.
Por otra parte, la Sociedad de Naciones convocó la Conferencia Económica de Londres
(1933) para que los países cooperaran entre sí para salir de la crisis. Pero este evento fracasó
porque los países europeos propusieron condonar las deudas intergubernamentales para
superar la depresión y Estados Unidos rechazó la idea y no participó en las negociaciones.