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Causas de la revolución: esbozo general haciendo mención a la revolución

de 1905. Referencias a las premisas básicas del QUE HACER (Lenin), y


comparar con las características básicas de la conformación de los
consejos de fábrica. Tensión entre lucha política y económica.

Partido Bolchevique: Dirección

Marco histórico

Sería imposible abarcar en este trabajo de forma pormenorizada la


secuencia desencadenante de la Revolución de Octubre. Por lo tanto, nos
centraremos en los aspectos indispensables a la hora de enfatizar los
vínculos entre Antonio Gramsci, y los principales exponentes de la
vanguardia revolucionaria rusa, en este caso Lenin y Trotsky.

La paleta de autores renombrados que analizan los acontecimientos


revolucionarios es inconmensurable. Sin embargo, pocos son los que se
encomendaron la tarea arqueológica de escarbar en lo más profundo del
régimen zarista. Lejos de intentar practicar una crítica historiográfica, no
puede dejarse a un costado la disputa existente sobre las causas del
deceso Romanov. Hoy a cien años del evento que cambió la humanidad
para siempre, no son pocas las voces, en su mayoría alojadas en el arco
liberal, las cuales afirman que la revolución podía haber sido evitada con
pequeñas concesiones de la autocracia a la naciente burguesía. Estas
lecturas esquivan a las masas, y le niegan toda la fuerza revolucionaria
aglutinada durante años de ostracismo. El historiador Julián Casanova
titula su último trabajo “La venganza de los siervos”, quizas determinista
si se toma como unicausal la sentencia, pero no puede dejar de reflejar el
caldo de cultivo sentimental en los más postergados. Por lo tanto,
independientemente de la filiación ideológica del historiador, una lectura
alejada del actor principal (el pueblo) de la revolución es como mínimo
deshonesta. Quizás el más reconocido catedrático, encolumnado en la
escuela liberal y acérrimo anti-bolchevique es Richard Pipes. El británico
ex-asesor de Ronald Reagan y la CIA no pierde oportunidad en cuanto
medio lo consulta para decir que “no hubo nada positivo ni grandioso en
la Revolución Rusa”1, dando rienda suelta a la batalla en el campo de las
ideas que la burguesía no desea desistir2. Luego de cien años de la
irrupción del régimen soviético, y los constantes coletazos del capitalismo:
la esperanza de que las cosas pueden ser de otra manera sigue latente. Y
que ese corazón siga latiendo fuerte, depende indudablemente de
mantener en alto los conceptos y no escatimar en los correspondientes
análisis críticos, alimentando y recreando los dispositivos necesarios para
la revuelta del pueblo.

Antonio Gramsci quizás es el pensador con mayor recepción luego de


Lenin en el mundo, y a la vez,

Crisis orgánica y situación revolucionaria

Las complejidades de la revolución de octubre obligan a doblegar el


análisis de la crisis orgánica en las correspondientes dos etapas que se
desenvolvió la Revolución. A decir verdad, sólo la caída de la autocracia
zarista puede ser identificado con pureza. Sin embargo, los sucesos
desencadenantes entre febrero y octubre producen un cimbronazo del
cual es ineludible realizar un análisis sobre la crisis del Estado.

Gramsci nos entrega tres premisas para analizar y cotejar la


existencia de una crisis orgánica: 1) Separación de las masas de sus
partidos 2) Deslegitimación de la clase dominante como dirigente 3) Crisis
de autoridad estatal. Tal como lo menciona Dal Maso, esto no implica que
exista una situación revolucionaria. A decir verdad, en el plano teórico la
crisis orgánica puede ser asimilada como un paso previo pero no obligado
a la ¨situación revolucionaria¨. Gramsci observa una posible resistencia
del Estado ante tal evento, y articular una estrategia de solución
orientada a un árbitro externo a las clases en pugna – Cesarismo- o una
restauración del orden con las antiguas detentoras del poder.

1
Richard Pipes: “No hubo nada positivo ni grandioso en la Revolución Rusa”.
https://elpais.com/cultura/2017/01/27/babelia/1485532487_550316.html

2
Richard Pipes y la Revolución Rusa, la deshonestidad de los historiadores de la burguesía.
https://www.laizquierdadiario.com/Richard-Pipes-y-la-Revolucion-Rusa-la-deshonestidad-de-los-historiadores-
de-la-burguesia
En el caso de la autocracia zarista, podríamos abordar en primer
lugar la deslegitimación como clase dirigente. Si asemejamos a la
autocracia zarista a un carro - de 300 años de antiguedad- po

Hegemonía: Dirigente y dominante

“”

¿La autocracia zarista poseía la hegemonía del escenario político y social


de la Rusia de comienzos del siglo XX?

“El criterio histórico-político sobre el que debe basarse la investigación es


éste: que una clase es dominante de dos maneras, esto es ¨dirigente¨ y
¨dominante¨. Es dirigente de las clases aliadas, es dominante de las
clases adversarias. Por ello, una clase antes de subir al poder puede ser
¨dirigente¨ (y debe serlo): cuando está en el poder se vuelve dominante
pero sigue siendo también ¨dirigente¨” (Dal Maso, 2016:112)

Acá deben aplicarse tanto para analizar el gobierno zarista como el


partido bolchevique en su rol de vanguardia revolucionaria.

“La hegemonía es condición necesaria para la resolución de la relación de


fuerzas militares, pero no la reemplaza, tanto como no se puede buscar el
momento ¨directamente decisivo¨ de las relaciones de fuerzas militares,
sin la constitución previa de hegemonía” (Dal Maso, 2016:116)

El autor toma el guante para asestar un golpe certero a las corrientes


reformistas, las cuales hicieron de Gramsci un profeta patriagrandista; “El
momento de relación de fuerzas militares está planteado con toda
claridad como ¨decisivo¨ en la resolución de las relaciones de
fuerzas”(Dal Maso, 2016:116)

“Ese es el mayor peligro de todas las revoluciones: el formarse una


convicción de que un momento determinado de la vida nueva sea
difinitivo y que hay que detenerse para mirar hacia atrás, para consolidar
lo hecho, para gozar finalmente del éxito propio” (Gramsci, 2007:85)

La intelligentsia rusa

“Tolstói no se consideraba revolucionario, y no lo era. Pero buscaba


apasionadamente la verdad, y al encontrarla, no tuvo temor en
proclamarla. Pero la verdad tiene de por sí una terrible fuerza explosiva:
una vez proclamada, inexorablemente engendra en la conciencia de las
masas conclusiones revolucionarias[...]Tolstói no se consideraba
socialista, y no lo era. Pero en la búsqueda de la verdad en las relaciones
entre los hombres no se detuvo en el rechazo de los ídolos de la
autocracia y la ortodoxia, fue más allá, y, para gran turbación de todas
las clases poseedoras, proclamó una anatema contra las condiciones
sociales que condenan a un hombre a recoger el estiércol de otro
hombre." “Tolstói ha servido con su vida a la causa de la emancipación de
la humanidad.”(Trostky, 2015:705)

El Tumultuoso Julio

El aplacamiento de las masas, y la espera -desesperante- de los


bolcheviques.
Bibliografía

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cultura, Buenos Aires, Argentina, Nueva Visión.

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