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)
Heiner Müller.
1980.
Entra Valmont
VALMONT.- ¿La entiendo bien si supongo que está usted enamorada de nuevo,
marquesa? Ahora bien, yo también lo estoy, si quiere llamarlo así. Una vez más.
Tendría que sentirme acongojado si hubiese frustrado el asalto de un amante a su
linda persona. ¿Por qué ventana ha saltado? ¿Puedo permitirme esperar que se
haya roto la crisma al hacerlo?
VALMONT.-Cómo podría osar infligirle semejante ofensa ante los ojos del mundo,
marquesa. La sopa boba podría estar envenenada. Además prefiero escoger yo
mismo mis presas. O el árbol junto al que levanto la pata, como gusta usted de
decir. A usted hace tiempo que no la riega lluvia alguna, cuándo se miró en el
espejo por última vez, amiga del alma. Quisiera poderle prestar todavía servicio
como nube, pero el viento me arrastra a cielos nuevos. No pongo en duda que
haré florecer de nuevo al cepillo de iglesia. En lo que atañe a la competencia:
marquesa, conozco su memoria. No olvidará usted ni en el infierno que el
Presidente prefirió a la Tourvel antes que a usted. Estoy listo para ser la amorosa
herramienta de su venganza. Y del objeto de mi adoración me prometo mejor caza
que de su virginal sobrina, inexperta como es en las artes de la consolidación.
Qué habrá aprendido en el convento aparte del ayuno y un poco de masturbación
acepta a Dios practicada con el crucifijo. Apuesto a que, tras el hielo de sus
oraciones infantiles, arde esperando la cuchillada que ponga fin a su inocencia. Se
me meterá en el cuchillo de monte antes de que tenga tiempo de envainarlo de
nuevo. No se rehurtará ni una vez: no conoce los escalofríos de la caza. Qué se
me da de una caza sin la voluptuosidad del acoso. Sin el sudor de miedo, el
resuello cortado, la mirada en blanco. El resto es digestión. Mis mejores fintas me
harán pasar por chiflado, como al actor el teatro vacío. Tendré que aplaudirme a
mí mismo. El tigre como comediante. Que la plebe se acople penosamente entre
la espada y la pared, su tiempo es oro, nos cuesta nuestro dinero, nuestra sublime
profesión consiste en matar el tiempo. Ocupa al hombre entero: hay demasiado
tiempo. Quién pudiese parar todos los relojes del mundo: la eternidad como
erección perpetua. El tiempo es la raja de la creación, cabe en ella la humanidad
entera. A la plebe se la ha rellenado la Iglesia con Dios, nosotros sabemos que es
negra y sin fondo. Cuando la plebe se dé cuenta nos embutirá a nosotros detrás.
Sale Valmont
Entra Valmont
VALMONT.- ¿Yo?
VALMONT.-Entonces muere usted por una buena causa y nos volveremos a ver
ante el tribunal divino.
VALMONT.-Basta, Valmont.
MERTEUIL.-Sí, basta. Perdone la terrible prueba a que tenía que someterla para
averiguar lo que sé: madame, es usted un ángel, y el precio que pago no es
excesivo.
Pausa
Pausa
MERTEUIL.- ¿Clama? Qué busca la mano paternal, monsieur, por las partes de
mi cuerpo que la madre superiora me prohibió tocar.
VALMONT.- Cómo padre. Déjeme ser su sacerdote, quién es más padre que el
sacerdote, que abre la puerta del paraíso a todos los niños de Dios. La llave está
en mi mano, el poste indicador, la herramienta celestial, la espada de fuego. Se
impone la diligencia: antes de que la sobrina sea tía ha de quedar la lección
aprendida. De rodillas, pecadora. Sé los sueños que la visitan en el lecho.
Arrepiéntase y transformaré su penitencia en gracia. No tema por su virginidad. La
casa de Dios tiene muchos aposentos. Sólo tiene usted que abrir estos labios
asombrosos y enseguida vuela la paloma del Señor y derrama el Espíritu Santo.
Tiembla de disponibilidad, véalo. Qué es la vida sin la muerte diaria. Hablan como
los ángeles. La escuela del convento. El lenguaje de la madre superiora. Los
dones de Dios no debe el hombre escupirlos. A quien da le será dado. Lo que cae
hay que erigirlo. Cristo no hubiese llegado al Gólgota sin el justo que le ayudó a
llevar la cruz. Su mano, madame. Esto es la resurrección. Dijo usted virginidad. Lo
que llama virginidad es una blasfemia. EL ama sólo a UNA virgen, el mundo ya
tiene bastante con un salvador. Créame, este cuerpo ávido de aprendizaje le ha
sido regalado para que vaya sólita a la escuela, oculta a los ojos del mundo. NO
ES BUENO QUE EL HOMBRE ESTE SOLO. Si quiere usted saber dónde mora
Dios fíese del estremecimiento de estos muslos suyos, del temblor de sus rodillas.
Estaría bueno que una membranilla nos impidiese ser un sólo cuerpo. CORTO ES
EL DOLOR Y ETERNA LA ALEGRÍA. Quien trae la luz no debe temer las tinieblas:
el paraíso tiene tres entradas. Quien desdeña la tercera desaira al triple arquitecto.
HAY ESPACIO EN LA CHOZA MAS PEQUEÑA.
MERTEUIL.-Aniquilación de la sobrina.
Pausa
VALMONT.-Madame de Tourvel.
MERTEUIL.-Su mierda.