Ética cívica, marco ético général dé la émprésa modérna
1. La ética cívica como expresión de una sociedad pluralista
La ética cívica es la ética propia de las sociedades pluralistas en las que ya no hay verdades absolutas y se impone el derecho a la diferencia. Las sociedades pluralistas son sociedades abiertas: reconocen la mayoría de edad de sus ciudadanos, su capacidad para discernir entre lo bueno y lo malo. Las morales que sólo se basan en sus ideales religiosos o laicos sin tener en cuenta otras formas de ser y de pensar son morales de máximos.
1.1. Las raíces de la ética cívica: la ética discursiva o dialógica
La razón debe dirigir todos los actos humanos, en esto especialmente consiste la vida virtuosa. La ética Aristotélica se transformó en la ética cristiana o ética de las virtudes, fundamentada teológicamente. La ética discursiva recurre a una racionalidad ya no estratégica sino consensual mediante el uso del lenguaje y de la reflexión a través de la racionalidad discursiva. La ética kantiana y la ética discursiva son deontológicas, cognitivistas, formalistas y universalistas. La idea fundamental de Habermas, con su ética del discurso, es reformar la teoría moral de Kant en la cuestión de la justificación de las normas mediante la teoría de la acción comunicativa. 1.2. La ética civil o ética de mínimos La ética civil es, en principio, la ética de los ciudadanos, es decir, la moral que los ciudadanos de una sociedad pluralista han de encarnar para que en ella sea posible la convivencia pacífica. La ética civil no da juicios sobre los deberes en relación a la propia persona porque sólo le corresponde buscar las condiciones dela convivencia democrática. La vida privada se queda en la libertad de cada quién y nada tiene que ver con los demás. La ética civil pretende ser la moral correlativa al estado avanzado de la sociedad democrática del presente. Según Cortina (1995), no hay oposición entre la ética de mínimos y la ética de máximos, porque la ética mínima es laica y para orientar el interés personal y comunitario no remite expresamente a Dios, pero tampoco lo niega expresamente.
2. La ética cívica como contexto de la ética de la empresa
La ética cívica es una ética que está por encima de credos, razas, ideologías, sexo y condición social, por eso supone un consenso entre los ciudadanos que conforman todos estos grupos. La ética de la empresa consiste en el descubrimiento y la aplicación de los valores y normas compartidos por una sociedad pluralista al ámbito peculiar de la empresa. Los códigos éticos empresariales constituyen un aspecto nuclear de la ética de la empresa. Contar con un código de conducta presta a la empresa una cierta identificación y forma parte de una concepción moral de la vida empresarial no sólo negativa sino también positiva. 2.1. Nacimiento de la ética cívica Todos los hombres podemos convivir a pesar de nuestras diferencias siempre y cuando tengamos unos valores y unas normas mínimas comúnmente aceptadas. La ética religiosa apuntaba a dos frentes: al cumplimiento de deberes y virtudes para alcanzar la perfección individual y al cumplimiento de deberes y virtudes en las relaciones sociales. El pluralismo se caracteriza por la unidad dentro de la diversidad. 2.2. Principales componentes de la ética cívica Para que una determinada sociedad pueda implementar y desarrollar una ética cívica se necesitan tres componentes: una ética de mínimos, una ética de ciudadanos y una ética de la modernidad. En una ética de mínimos no se permiten las diferencias y quienes piensen distinto del grupo que impone sus normas son discriminados, expulsados y eliminados. Una ética de ciudadanos es una ética de todos. La ética de la modernidad se caracteriza por el libre pensamiento, no hay verdades eternas ni dogmas que posean la verdad absoluta a menos que se ganen tal distinción a pulso y a fuerza de arrastrar con el propio ejemplo. 2.3. Contenidos mínimos de la ética cívica Una ética cívica debe estar estructurada sobre los valores de libertad, igualdad y solidaridad, los derechos humanos, la tolerancia activa y el diálogo. La ética nace de la convicción de que los hombres somos ciudadanos capaces de tomar decisiones de un modo moralmente autónomo. El diálogo es el mejor modo de conjugar dos posiciones éticas que parecen difíciles de conciliar. La igualdad consiste en lograr par todos iguales oportunidades de desarrollar sus capacidades ya que todos son iguales. 2.4. Funciones de una cívica Es innegable que en nuestra sociedad se produzcan fuertes críticas de inmoralidad contra determinadas conductas. Un Estado de Derecho se mueve dentro de límites de un marco legal, y lo que está prohibido es lo ese marco de leyes prohíbe. El derecho y la religión no bastan para actuar moralmente bien, se necesita ese otro modo de saber práctico que se llama ética.
3. Implicaciones mutuas entre cívica y ética de la empresa
No es posible una ética empresarial sin una ética cívica, pero tampoco es posible una ética cívica sin una ética empresarial. Precisamente porque la ética delas instituciones cívicas ha alcanzado el nivel descrito, es posible un ética de la empresa. La meta de la actividad empresarial es la satisfacción de necesidades humanas a través de la puesta en marcha de un capital del que es parte esencial el capital humano, es decir, las capacidades de cuántos cooperan en la empresa. Si quienes desarrollan actividades empresariales, sanitarias, políticas o docentes no están dispuestos a vivir según los valores que les son propios, entonces tampoco será posible al cabo mantener en alza la moral de la sociedad en su conjunto.