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INDIVIDUO COMPLETO”
boletas para una fiesta prom. La jovencita recitaba con dificultad sus defectos y
fresca y posmoderna. Nadie en la buseta opinó nada, lo que puede indicar, entre
Siendo pocos, cavilé sobre la pertinencia del término y si eso que la niña
modernidad.
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día con Inferno, obra que el sueco August Strindberg escribe en 1896, y observo
que ya en esta época había hombres que vivían en pugna con algunos valores
este hombre de finales del siglo XIX a tomar una actitud que muchos sujetos de
hoy no tienen ni siquiera dentro de sus intereses más remotos. De tal manera me
autobiográfica1.
carbón en el azufre pero luego reniega de la ciencia pues considera que no queda
nada nuevo por descubrir. Al borde del suicidio, cuando el olor dulce de los
“una voz de anciana que decía: „¡Vamos! No lo creas hijo‟.Y ya no volví a creer
que el secreto del Universo había sido revelado, y marché, algunas veces solo,
embargo, terminé por descubrir una coherencia infinita” (52)2, encontrando con lo
anterior una excusa para no ejecutar su muerte. Con su aspecto religioso pasará,
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autoflagelación puede tener, en este caso un tinte reprobatorio de su situación y al
Strindberg no logra encontrar tal cosa de una manera prolongada, de modo que
en ningún lugar. Esta inestabilidad la vive también a nivel físico ya que de Suecia
va a Francia, pasa por Suiza y regresa finalmente a su país de origen. Ante esa
etapas de su vida. A pesar de ser odiado por algunas mujeres por su clara
hotel en hotel hasta llegar a la ciudad en que vive su hija ya que el hastío por las
de vivir una experiencia repetida vez tras vez. Este eterno retorno, es constante en
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Strindberg, tres matrimonios, tres intentos de suicidio, partir de ser un joven devoto
un fin, un nuevo comienzo y un nuevo fin. No hay una verdadera solución pues la
vida “Es […] el molino del Señor, […] Quedáis reducido a polvo y os creéis
acabados. Pero no, todo volverá a empezar y volveréis a ser molidos” (210). Y
ocurre así porque “luego del hastío se retoma la vida”, el sueco está en esa
porque la transitoriedad hace que los intereses cambien al no haber una verdad
absoluta que pueda llevar a un fin. El narrador de Inferno, aunque pareciera lograr
cuando todo parece terminar de manera estable, el narrador le objeta a Dios que
anterior se observa la caducidad que ha tenido cada una de las cosas en que ha
creído pues, el hecho de invalidarlas, da por sentada la fuerza que han tenido en
cosas iguales. Esto le da al eterno retorno una posibilidad cíclica, pero le quita
suicidio que en el tercero. Así mismo, el devoto creyente juvenil difiere del maduro
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católico pues la aceptación de esta religión en este punto de la vida del narrador
está condicionada por la premisa de que “Todos los antiguos dioses se convierten
ciencia, enuncia: “¿Dónde está Dios? Os lo voy a decir. Le hemos matado (2001,
159)”. Desde este punto de vista Strindberg vive la crisis de su época pues niega
la existencia de ese tipo de seres superiores y hace intentos por tomar la creación
cuestiona y que crea sin aceptar las cosas antes de razonarlas primero. Lo harán
un hombre creador que sigue el nuevo valor que Nietzsche deja ver en “¡No
volverás a rezar jamás, no volverás a adorar, […] te negarás a detenerte ante una
sabiduría postrera […]; tu corazón no tendrá asilo donde no encuentre más que
reposo ni tenga más que buscar! (2001: 210)”. Es por esto que el autor de Inferno
Sin embargo, luego de la retahíla, el loco calla y agrega: “Vine demasiado pronto
camino, viene andando, más aún no ha llegado a los oídos de los hombres (2001:
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160)”. Esto podría justificar por qué Strindberg llega una vez más a la religión, le
nihilista de dejar los valores o de, por lo menos, instaurar unos nuevos. Así que
recordar que el dios al que llega finalmente difiere del que el catolicismo adora ya
que es ese viejo Dios que en el Coram Populo, capítulo de inicio de Inferno, a
modo de obra de teatro, crea al mundo para divertirse de las desgracias del
supuesto, la etapa del camello, ha vivido la del niño y hasta la del león, en parte,
que, como hombre superior, se distingue de los inferiores en que piensan ver y oír
infinitamente más (Nietzsche, 2001: 223), le falta algo de voluntad de poder para
Lo anterior no impide que se pueda ubicar a Strindberg como hombre que vive y
1993, observa que “La crisis del sujeto arrastra consigo […] la formación total del
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individuo que evoluciona desarrollando de forma integral y continuada sus
fundamento; el hombre del subsuelo afirma que no posee las causas primeras en
que basarse, y que intenta en vano remontar, con su «profesión del pensamiento»,
experiencias vividas desde los postulados con los que se gobierna. Así, cuando
que aportarán algo al conocimiento. Claro que aún pretendiendo esa formación
pensar en el fin de la vida. Una vez superada su ínfula egocida, Strindberg sigue
originario.
hallar (1993: 8)”. Por supuesto que Strindberg ejecuta la búsqueda de dicho
valores que no le permiten que su mundo se desborde, sino que lo van a limitar y
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crisis, el autor de Inferno se ubicaría en un punto en el que es embrión de un
hombre sin atributos, de un sujeto que está en proceso y puede servir para que
Un elemento último que apoya la idea de ver a Strindberg como individuo que
hace intentos por asumir la crisis, tiene que ver con la sublevación al gran estilo,
unitaria (Magris, 1993: 9)”. El crítico italiano aclara que Nietzsche y Heidegger ven
en el gran estilo una violencia metafísica que impone al arte una camisa de fuerza
que castra la identidad. Desde este punto de vista, Strindberg es un autor que
ejecutar su autonomía. Tener el valor de comenzar Inferno con una pequeña pieza
teatral en la que Dios es un viejo cruel que destierra a Lucifer por oponerse a sus
embargo, según Broch, Strindberg sería partícipe favorable del gran estilo
contemporáneo pues éste “ha de asumir en sus formas esa condición caótica para
(Magris, 1993: 18)”. Desde este punto, Strindberg refleja un caos, su mundo
informe tanto por su enfermedad mental como por las circunstancias que lo llevan
a divergir entre las múltiples posibilidades como asume la vida. Ciencia y literatura,
lo acogía.
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Magris recuerda que Strindberg dice de sí mismo: “no llegó a ser jamás él mismo,
jamás algo en sí, jamás un individuo completo (1993: 13)”. Con esto y todo lo
regreso a lo moral casi podría hacerle perder su valor de súper hombre, pero tiene
la gallardía de ver en Dios un ser ruin y decadente que si, bien creador, es a su
nietzscheano que anuncia la muerte de Dios pero que sabe y asume que el
creación de valores nuevos, cada vez se está más lejos de todo nihilismo. La
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mayoría de occidentales ignoran la crisis de la modernidad, si la ignoran no existe
para ellos. Con esto sólo podré suponer que la jovencita bachiller que, en busca
posmoderna, lo hacía sólo por un snobismo con el cual quería parecer simpática y
modernidad. Con el esfuerzo propio por hacer intentos por comprender está crisis
Bibliografía
Notas
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A lo largo de este documento se habla indistintamente del autor y del narrador pues, al ser una
novela autobiográfica, no tiene sentido hacer esta distinción que recomienda la narratología
estructuralista.
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Se cita la novela utilizando la edición de Coyoacán, México, 1997.
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Nietzsche, en La gaya ciencia (2001), concibe lo apolíneo como la contemplación estética de un
mundo imaginado y soñado. Es decir, se trata de una visión ideal en el que el sentido se expresa
con medida y moderación. En contraposición, lo dionisiaco, comprende el devenir como
voluptuosidad furiosa del creador que siente al mismo tiempo la furia del destructor. Lo dionisiaco
es la imagen de la fuerza instintiva y de la salud, es ebriedad creativa y pasión sensual.
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