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NOVENA DE PENTECOSTES
NOVENA
Pentecostés constituye la cumbre del misterio pascual, que comienza con la muerte de Cristo, sigue con
su resurrección y ascensión al cielo, y se concluye con el don de su Espíritu.
Para ello Jesús encarnó, subió en la cruz y ascendió a la derecha de su Padre para darnos su Espíritu.
Sin embargo, Pentecostés es una de las fiestas litúrgicas menos entendidas. Llegamos con entusiasmo al
Aleluya de la Pascua; poco entendemos de la Ascensión de Jesús al cielo, pero menos todavía
entendemos Pentecostés, día en que Jesús derramó su Espíritu sobre los Apóstoles y sobre la Iglesia toda.
Si eso es verdad, celebrar la novena de Pentecostés, es una imperiosa necesidad porque, como se
expresó al antiguo Ignacio de Laodicea y lo citó Hignacius Hazim Patriarca griego ortodoxo en Antioquía.
“Sin el Espíritu Santo, Dios está lejano, Cristo queda en el pasado, el Evangelio es letra muerta, la
Iglesia una sencilla organización”…
COMIENZO DE LA NOVENA
Para todos los días
SALUDO Y ORACION
T. Amén
S. El Dios de la esperanza, que nos llena de gozo y paz en la fe por el poder del Espíritu Santo, están con
todos ustedes.
T. Y con tu Espíritu.
S. Oremos:
Oh Dios, que a los Apóstoles reunidos en el Cenáculo con María, madre de Jesús, has donado el
Espíritu Santo, concedenos a nosotros también el ser renovados en la fe y en la caridad, para anunciar
con las palabras y las obras las maravillas de tu amor. Por Cristo nuestro Señor.
T. Amén.
HIMNO (a)
un rayo de tu luz.
Consolador magnifico,
suave alivio.
Descanso en la fatiga,
consuelo en el llanto.
Sin tu ayuda
que en Ti confían
HIMNO (b)
Eres el Paráclito,
y espiritual unción.
nuestra fragilidad.
Ahuyenta al enemigo,
y también al Hijo
Espíritu de ambos.
Y al Espíritu Paráclito
REFLEXION
S. “Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida”. Así lo proclamamos cada domingo en la profesión
de fe. El Espíritu Santo es Dios y, en la intimidad de las Tres Divinas Personas, es el vínculo de amor entre
el Padre y el Hijo. Pero es también quien vence con su amor la nada de la primordial creación, vence el
pecado con la misericordia, vence el límite de la creación humana con el don de la vida divina.
El hombre, creado a imagen y semejanza de Dios, tenía que reconocer humildemente que era una
criatura querida por el amor de Dios; además, tenía que devolver libremente el regalo de la vida recibida
de Dios, aceptando su plan de amor.
A esa regeneración se refirió Jesús en su conversación con Nicodemo, cuando le dijo que para entrar en
ese Reino había que “nacer de lo alto”, es decir “del agua y del Espíritu Santo”.
En el sacramento del Bautismo, nosotros todos hemos sido transformados en “nuevas criaturas” capaces
de llamar a Dios con el dulcísimo nombre de “!Aba, Padre!”
LECTURA BIBLICA
Entre los fariseos había un personaje judío llamado Nicodemo. Este fue de noche a ver a Jesús y le dijo:
“Rabbí, nosotros sabemos que has venido de parte de Dios como maestro, porque nadie puede hacer
señales milagrosas como las que tú haces, a no ser que Dios este con él”.
Jesús le contesto: “En verdad te digo, que nadie puede ver el Reino de Dios si no nace de nuevo, de
arriba”. Nicodemo le dijo ¿Cómo renacerá el hombre ya viejo? ¿Quién volverá al seno de su madre para
nacer de nuevo?”.
Jesús le contesto: “En verdad te digo: El que no renace del agua y del Espíritu no puede entrar en el
Reino de Dios. Lo que nace de la carne es carne, y lo que nace del Espíritu es Espíritu. Por eso no te
extrañes de que te haya dicho: necesitan nacer de nuevo, de arriba.
El viento sopla donde quiere y tu oyes su silbido; pero no sabes de donde viene ni a donde va. Así le
sucede al que ha nacido del Espíritu”.
PAUSA DE SILENCIO
INVOCACIONES
S. Unidos en la fe,
S. Unidos en el amor
T. Caminaremos juntos hacia el Reino del Señor
Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimiendo a su pueblo, suscitándonos
una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca
de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; ha
realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento
que juro a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor, arrancados de las manos de los enemigos, le sirvamos
con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti niño, te llamaran profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus
caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitara el sol que nace de lo alto, para
iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de la muerte para guiar nuestros pasos de la paz.
Gloria al Padre…
(o bien)
(Lc. 1, 46-55)
Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador, porque ha
mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitaran todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes
por mí: su Nombre es santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.
El hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los
poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide
vacíos.
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los
siglos de los siglos. Amen.
ORACION DE INTERCESION
S. En el bautismo hemos sido regenerados, por el agua y el Espíritu, a una nueva vida.
Agradecidos por haber entrado a formar parte de la familia de los hijos de Dios, oremos con fe:
1. Para que la Iglesia, salvada por la muerte y resurrección de Cristo, sea testigo de la nueva vida
que ha recibido.
Oremos:
2. Para que todos los bautizados sean fieles y coherentes a su dignidad bautismal, oremos:
3. Para que todos los que, como Nicodemo, buscan la verdad, reconozcan en Cristo al único
maestro que realiza las señales de Dios, oremos:
4. Para que las familias que han bautizado a sus hijos, asuman el compromiso de la educación en la
fe de sus hijos y den ejemplo de vida, oremos:
5. Para que nuestra comunidad, consciente de que el Espíritu actúa en todos, sepa ver, apreciar y
valorar los dones de cada uno. Oremos:
6…
S. Como familia de los hijos de Dios, animada por su Espíritu, digamos juntos
T. Padre Nuestro…
S. Oh Dios, nuestro Padre, que has revelado por medio de tu Hijo único Jesucristo, el misterio y la
grandeza de nuestro nacimiento del Espíritu, concedenos la gracia de responder fielmente a esta
vocación. Por Jesucristo nuestro Señor.
T. Amen
“Que el Espíritu Santo, Maestro interior os conforte en la fe y os conforme cada vez más con Cristo.
En este mundo, a menudo impregnado de tristeza e incertidumbre, tened la audacia de colaborar con el Espíritu en una nueva y gran
efusión de amor y esperanza sobre toda la humanidad”.
REFLEXION
S. El Espíritu Santo, que habló por medio de los profetas, cumple su obra revelando y realizando la
misericordia de Dios en el misterio de Cristo: el Verbo se hace carne en el seno de María Virgen por obra
del Espíritu Santo.
Y del mismo modo que el pueblo hebreo había sido liberado de la esclavitud de Egipto por medio
de la sangre del cordero, nosotros hemos sido rescatados por Jesús, Cordero de Dios, que “con su sangre
y con el don de su Espíritu, purifica nuestra conciencia de las obras muertas, para servir al Dios viviente”
(Cf. Heb. 9,13)
Jesús no solamente prometió la venida de su Espíritu, sino que lo dono desde la cruz, cuando
quiso recibir el bautismo de su propia sangre.
Ahora, como había sido profetizado, de su corazón traspasado brotan “ríos de agua viva”,
símbolo del Espíritu, para que los corazones de los hombres fueran purificados y ardiera sobre la tierra el
fuego del amor divino.
En efecto, cuando Jesús resucitado apareció a sus discípulos en el Cenáculo, explicó este don
diciendo: “Reciban al Espíritu Santo: a quienes perdonen los pecados les serán perdonados y a los que no
se los perdonen quedaran retenidos”.
La redención del hombre se ha cumplido: Cristo ha liberado al hombre del dominio del pecado y,
en el don de su Espíritu, nos ha hecho hijos del mismo Padre y hermanos entre nosotros.
LECTURA BIBLICA
Al día siguiente, Juan vio a Jesús que le venía al encuentro y exclamo: “Ahí viene el Cordero de
Dios, el que carga con el pecado del mundo. De el yo decía: Detrás de mi viene un hombre que ya está
delante de mí, porque existía antes que yo. Yo no lo conocía; pero mi misión y mi bautismo con agua
eran para él, para que él se diera a conocer a Israel”.
Y Juan dio este testimonio: “He visto al Espíritu bajar del cielo como paloma y quedarse sobre él.
Yo no lo conocía, pero Dios, que me envió a bautizar con agua, me dijo también: ¡Veras al Espíritu bajar
sobre aquel que ha de bautizar con el Espíritu Santo, y se quedara en el! ¡Y yo lo he visto! Por eso puedo
decir que este es el Elegido de Dios”.
PAUSA DE SILENCIO…
INVOCACIONES
S. Unidos en tu fe
S. Unidos en la esperanza
S. Unidos en el amor
Antífona: El Señor Jesús es el Cordero de Dios: con su sangre y con el don de su Espíritu, somos librados
de nuestros pecados.
ORACION DE INTERCESION
S. Jesús es el Hijo amado del Padre y el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Pidámosle:
1. Para que te amemos en la Iglesia, también cuando no vemos en ella la perfecta transparencia de tu
santidad, oremos:
2. Para que te sirvamos en los humildes, en los pobres, en los más marginados, con el espíritu del buen
Samaritano, oremos:
3. Para que sepamos encontrar el gozo de gastar gratuitamente nuestra vida por Ti y por el Evangelio,
oremos:
4. Para que nos abramos al misterio del sufrimiento, entregándonos con confianza a la voluntad del
Padre, oremos:
5. Para que reconozcamos con sinceridad nuestros pecados y consigamos con abundancia el gozo del
perdón, oremos:
6…
S. Animados por la presencia del Espíritu de Dios digamos juntos:
T. Padre nuestro…
S. Padre Dios, recibe nuestra oración y envía tu Espíritu para transformarnos, para que, mirando
nuestros rostros, Tú reconozcas en ellos la semejanza con tu Hijo Jesús, que vive y reina contigo por los
siglos de los siglos
T. Amen
El movimiento carismático católico es uno de los muchos frutos del Concilio Vaticano II que, como nuevo Pentecostés, ha suscitado en la
vida de la Iglesia un extraordinario florecimiento de asocianos y movimientos particularmente sensibles a la acción del Espíritu.
¿Cómo no dar gracias por los grandes frutos espirituales que la renovación ha producido en la vida de la Iglesia y en la vida de tantas
personas? ¡Cuántos fieles laicos, hombres y mujeres, jovenes adultos y ancianos, han podido experimentar en su vida la sorprendente
fuerza del Espíritu y de sus dones! ¡Cuántas personas han redescubierto la fe, el gusto por la oración, la fuerza y la belleza de la
palabra de Dios, traduciendo todo esto en un generoso servicio a la misión de la Iglesia! ¡Cuántas vidas han cambiado totalmente!
Por todo ello, hoy, junto con vosotros quiero alabar y dar gracias al Espíritu Santo.
REFLEXION
S. El apóstol San Juan, con asombro reconoce que tanto Dios nos amó que nos hizo hijos suyos: “Vean
que amor singular nos ha dado el Padre: que no solamente nos llamamos hijos de Dios, sino que lo
somos” (1 Jn. 2.1)
Esta verdad constituye el corazón del Evangelio: Dios es Padre; nosotros somos sus hijos.
Juan lo anuncia subrayando esta verdad: aquel hombre que se había alejado de su Creador con
el pecado, es el mismo que ahora no solo es reintegrado en su bondad del comienzo, sino elevado a la
dignidad de hijo.
No es un criatura restaurada, sino nueva criatura, “ya que nacieron a otra vida que no viene de
hombres mortales: ustedes ahora viven por la palabra eterna del Dios que vive y permanece” (1 Pt. 1,23)
Es una “nueva criatura”, porque “en el Bautismo volvimos a nacer y fuimos renovados por el
Espíritu Santo que derramo Dios sobre nosotros por Cristo Jesús, Salvador nuestro” (Ti. 3,5-6)
Regenerados por la Palabra de Dios, acogida con fe y por el baño del bautismo, somos hombres
con corazón nuevo, en el que habita el Espíritu de Dios que clama: “¡Aba, Padre!”
De la conciencia de ser “templo del Espíritu Santo”, nace para nosotros la obligación de caminar
según el Espíritu, dejándonos guiar por El.
Tenemos, pues, que “resistir a los deseos de la carne: fornicación, impureza, libertinaje, idolatría,
magia, enemistades, discordias, celos…”, y seguir en cambio, las exigencias del Espíritu: “amor, gozo,
paz, paciencia, comprensión de los demás, bondad, fidelidad, mansedumbre y dominio de sí mismo” (cfr.
Gal. 5, 19-23)
LECTURA BIBLICA
En verdad, me parece que lo que sufrimos en la vida presente no se puede comparar con la
gloria que ha de manifestarse después en nosotros.
Y toda la creación espera ansiosamente que los hijos de Dios salgan a la luz. Pues, si la creación
se ve obligada a trabajar para la nada, no es porque ella hubiese deseado esa suerte, sino que le vino del
que la sometió. Con todo, ella guarda la esperanza de ser liberada del destino de muerte que pesa sobre
ella, y de poder así compartir la libertad y la gloria de los hijos de Dios.
Sabemos que toda la creación sigue con sus gemidos y dolores de parto. Lo mismo nosotros,
aunque se nos dio el Espíritu como una anticipo de lo que hemos de recibir, gemimos interiormente,
anhelando el día en que Dios nos adopte, con nuestro cuerpo inclusivamente.
Perseverar en la esperanza es lo que nos salva. Pero ver lo que se espera ya no es esperar:
¿cómo se podría esperar lo que se ve?
Pues bien, esperar cosas que no vemos, significa tanto constancia como esperanza.
PAUSA DE SILENCIO
INVOCACIONES
S. Unidos en la esperanza
S. Unidos en el amor
Antífona: Tanto nos amó Dios Padre, que nos donó a su hijo amado, y a nosotros el ser, en su Espíritu,
sus hijos.
ORACION DE INTERCESION
S. Con la voz del Espíritu que ora en nosotros, presentemos al Padre nuestras intenciones de oración y
digamos:
1. Sobre la Iglesia difundida en toda la tierra: para que sea renovada en el amor y en la misión, oremos:
2. Sobre el mundo que espera la liberación del pecado: para que todos crean en tu corazón de Padre
misericordioso, oremos:
3. Sobre los pueblos divididos por la injusticia, y el odio: para que encuentren los caminos de la
fraternidad y de la paz, oremos:
4. Sobre los jovenes, que se abren confiados a la vida: para que crezcan como cristianos adultos y
testigos valientes del Evangelio, oremos:
5. Sobre los sufridos ene l cuerpo y en el Espíritu para que sepan unir sus sufrimientos a los de Cristo,
oremos:
6…
T. Padre nuestro…
S. Oh Dios, nuestro Padre renueva con el Poder del Espíritu Santo el universo y otorga a tu Iglesia de
crecer en comunidad de salvación y de amor. Por Jesucristo nuestro Señor.
T. Amen
REFLEXION
S. El Espíritu Santo es el Espíritu de Cristo, pero también el Espíritu del Padre: es la tercera persona de la
Santísima Trinidad. Es una persona: no es simplemente la fuerza de Dios, su soplo creador.
Jesús nos dijo que es enviado, que viene, que habita en nosotros; San Pablo añade que el espíritu
Santo ora en nuestro interior, con gemidos inenarrables y reparte sus dones a la Iglesia.
Este es el Espíritu en sí mismo. Pero para nosotros ¿Quién es? Nos lo dijo Jesús: es el Consolador.
El corazón del hombre es inquieto, dice San Agustín. Siempre lo ha sido; lo es hoy todavía más.
¿En quién podrá encontrar aquel consuelo que lo reanime, le de confianza y esperanza?
Ya en el Antiguo Testamento, Dios declara: “Yo soy tu consolador… Yo soy tu Dios, tu eres mi
pueblo” (Is. 51,12-26). Y a sus profetas dice: “Consuelen, consuelen a mi pueblo” (Is. 40,1)
San Pablo llega a decir: “Nuestro Dios es padre de misericordias y Dios de todo consuelo” (2 Cor.
1,3)
Este consuelo se encarnó primeramente en la Persona de Jesús, que paso entre los sufrimientos
humanos diciendo: “Vengan a mi todos los que estén cansados y agobiados y Yo los consolare” (Mt.
11,28) Y antes que dejara este mundo, oro al Padre para que enviare otro Consolador.
Es el Espíritu Santo: el que hasta el final de los tiempos quedara siempre con nosotros, como
“perfecto consolador”, como “dulce huésped del alma”.
LECTURA BIBLICA
Proclamemos el Evangelio de San Juan (Jn. 14, 15-16 23,26; 16. 12-15)
Si ustedes me aman, guardaran mis mandamientos, y yo rogare al Padre y les dará otro
Intercesor que permanecerá siempre con ustedes.
Si alguien me ama, guardara mis palabras, y mi Padre lo amara y vendremos a él para hacer
nuestra morada en él.
En adelante el Espíritu Santo Intérprete, que el padre les enviara en mi Nombre, les va a ensenar
las cosas y les recordara todas mis palabras.
Tengo muchas cosas que decirles, pero ustedes no pueden entenderlas ahora. Cuando venga el,
el Espíritu de la Verdad, los introducirá a la verdad total. El no vendrá con un mensaje propio sino que
les dirá lo que ha escuchado, y les anunciara las cosas futuras.
Me glorificara porque recibirá de lo mío para revelárselo a ustedes. Todo lo que tiene el Padre
también es mío. Por eso les he dicho que recibirá de lo mío para anunciárselo.
PAUSA DE SILENCIO
INVOCACIONES
S. Unidos en tu fe
S. Unidos en la esperanza
S. Unidos en el amor
Antífona: Vengan a mi todos los que estén cansados y agobiados, y Yo los consolare, dice el Señor
ORACION DE INTERCESION
S. El Señor nos ha llamado de las tinieblas a su luz admirable: oremos para que, con el don de su Espíritu,
nos introduzca al conocimiento de su misterio. Digamos juntos:
1. Por la Iglesia, maestra de verdad, para que acompañe con la luz de su enseñanza, el camino del
hombre hacia Dios, oremos:
2. Por el Papa, los obispos y los Sacerdotes, para que anuncien el Evangelio con fidelidad a Dios y con
respeto a la libertad del hombre, oremos:
3. Por todos los teólogos que profundizan el depósito de la fe, para que sean dóciles a la acción del
Espíritu Santo y al magisterio de la Iglesia, oremos:
4. Para que los creyentes de todas las Iglesias cristianas, para que en el amor de la verdad encuentren la
unidad de la fe en Cristo, oremos:
5. Por los padres de familia, los catequistas y los educadores para que ensenen con la palabra y con el
ejemplo la verdad que nos hace libre, oremos:
6…
T. Padre nuestro…
S. Señor, nuestro corazón esta sediento de verdad, pero a menudo es ofuscado por egoísmos y
compromisos: danos la luz de tu Espíritu, que nos guie a la verdad toda entera. Tu que vives y reinas por
los siglos de los siglos.
T. Amen
“La formación de los fieles laicos… en el mundo secularizado de hoy, que propone modelos de vida
carentes de valores espirituales, es una tarea más urgente que nunca.
La fe muere cuando se reduce a costumbre, a hábito, a experiencia puramente emotiva. Necesita ser
cultivada, ayudada, crecer tanto a nivel personal como a nivel comunitario. Sé que la Renovación en el
Espíritu se esfuerza por responder a esa necesidad, buscando formas y modalidades siempre nuevas y
más adecuadas a las exigencias del hombre de hoy.
REFLEXION
S. Los apóstoles, después de la resurrección del Señor, se dan cuenta que han quedado solos y pocos, con
la tarea de predicar el Evangelio a todo el mundo. Pero no se desalientan.
Semejante testimonio los lleva hasta a dar la vida por El con el martirio.
Con el pasar del tiempo se dan cuenta de que no están solos a testimoniar, cada vez que hablan
de Jesús, a su testimonio se añade otro, silencioso pero irresistible: el del Espíritu Santo. Llevados ante el
tribunal, sin algún miedo afirman: “De esto nosotros somos testigos y también es testigo del Espíritu
Santo que Dios ha dado a los que le obedecen” (Hech. 5,32)
Se cumple lo que Jesús había predicho: “Yo les enviare desde el Padre, el Espíritu de la Verdad
que procede del Padre. Este intercesor cuando venga, presentara mi defensa. Y ustedes también
hablaran en mi favor, pues han estado conmigo desde el principio” (Jn. 15-26)
Hoy también, la Iglesia toda esta llamada a dar testimonio. El Papa Paulo VI llego a decir: “Hoy
más que de profetas, tenemos necesidad de testigos”.
A esta tarea están llamados antes de todo los Obispos y los Sacerdotes, que presiden a este
servicio en la comunidad; pero también los seglares –como dice el Concilio- tienen que sentirse investidos
con esta tarea: “Todo seglar tiene que ser delante del mundo un testigo de la resurrección y de la vida
del Señor Jesús y un signo de Dios vivo” (LG 38)
Pero yo seré un testigo viviente, solo si Cristo habrá resucitado dentro de mí y vivirá en mi
corazón.
LECTURA BIBLICA
Una vez traídos a los Apóstoles (por el jefe de la guardia con sus ayudantes), los presentaron
ante el Sanedrín. El Sumo Sacerdote los interrogo y declaró ¿No les prohibimos estrictamente ensenar
en ese Nombre? Pero ahora ustedes han difundido por toda Jerusalén su doctrina y quieren cargarnos
con la sangre de este hombre”.
Pedro y los apóstoles respondieron: “Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de
nuestros padres resucito a Jesús, a quien ustedes dieron muerte colgándolo de un madero. Dios lo ha
puesto en el cielo a su derecha, haciéndole Jefe y Salvador para dar a Israel la conversión y el perdón de
los pecados.
De esto nosotros somos testigos y también es testigo el Espíritu Santo que Dios ha dado a los
que le obedecen”
PAUSA DE SILENCIO
INVOCACIONES
S. Unidos en tu fe
S. Unidos en la esperanza
S. Unidos en el amor
Antífona: Dios ha resucitado a Jesús entre los muertos y nosotros seremos sus testigos con la ayuda del
Espíritu.
ORACION DE INTERCESION
S. Nosotros somos el pueblo redimido por Cristo para anunciar las maravillas de Dios.
Animados por su Espíritu, que nos hace sus discípulos e hijos del único Padre, digamos:
1. Por la santa Iglesia: encuentre siempre en el sucesor de Pedro, el que presta su voz a la fe en Cristo,
Hijo de Dios viviente, oremos:
2. Por todos los Pastores: que proclamen el Evangelio de tu muerte y resurrección, fuente de salvación
para todos los hombres, oremos:
3. Por las almas consagradas: que anuncien con su vida de pobreza, castidad y obediencia, la presencia
del Reino de Dios entre nosotros, oremos:
4. Por los perseguidos por causa de la fe y de la justicia: el Espíritu Santo sea su defensor y su consolador,
oremos:
5. Por cuantos se dedican a los enfermos y marginados: sientan que sirven a la pasión de Cristo
prolongada en los hermanos, oremos:
6…
T. Padre Nuestro…
S. Oh Padre, que nos has enviado al Espíritu Consolador, para sostenernos en nuestra misión de dar
testimonio, donanos una fe valiente y perseverante. Por Cristo nuestro Señor.
T. Amen
“Acoged en vuestro corazón al Espíritu Santo con la docilidad con que lo acogió la Virgen María.
Que el Espíritu Santo, Maestro interior, os conforte en la fe y os conforme cada vez con Cristo”.
REFLEXION
Es la queja que salió del corazón de aquel cristiano que fue León Bloy.
Si eso es verdad y miramos a nuestro alrededor: ¡Cuanta tristeza en los rostros y en la mirada de
tanta gente! Y entonces… ¡qué poca santidad está circulando!
Sin embargo, el Concilio proclamo con autoridad: “Todos en la Iglesia, ya que pertenezcan a la
jerarquía, ya que sean dirigidos por ella, están llamados a la santidad, según lo que dijo al apóstol: “la
voluntad de Dios es que se hagan santos”. (1 Tes. 4,3)
La santidad de la Iglesia se manifiesta en los frutos que la gracia, que el Espíritu Santo produce
en los fieles; de manera muy propia se manifiesta en la práctica de los consejos que suelen llamarse
evangélicos. (LG 39)
Nuestro tiempo necesita más que nunca de santos comprometidos en todas las fronteras, desde
las más expuestas y atormentadas, a las más escondidas diarias.
LECTURA BIBLICA
Por eso les digo: anden según el Espíritu y ni llevaran a efecto los deseos de la carne, pues los
deseos de la carne esta contra el Espíritu y los deseos del Espíritu están en contra de la carne. Los dos se
oponen uno a otro, de suerte que ustedes no pueden obrar como quisieran. Pero, si los conduce el
Espíritu, ya no están sometidos a la Ley.
Es fácil ver lo que viene de la carne: libertad sexual, impurezas y desvergüenzas; culto de los
ídolos y magia; odios, celos y violencias; furores, ambiciones, divisiones, sectarismo, desavenencias y
envidias; borracheras, orgias y cosas semejantes. Les vuelvo a declarar lo que ya les he dicho: los que
hacen estas cosas no heredaran el Reino de Dios.
En cambio, el fruto del Espíritu es: caridad, alegría y paz, paciencia, comprensión de los demás,
bondad y fidelidad; mansedumbre y dominio de sí mismo. Ahí no hay condenación ni Ley, pues los que
pertenecen a Cristo Jesús tienen crucificada la carne con sus vicios y sus deseos.
Si vivimos por el Espíritu, dejémonos conducir por el Espíritu. No busquemos la vanagloria: que
no haya entre nosotros provocaciones ni rivalidades.
PAUSA DE SILENCIO…
INVOCACIONES
S. Unidos en tu fe
T. celebremos juntos tu Santo Nombre
S. Unidos en la esperanza
S. Unidos en el amor
Antífona: La voluntad de Dios es que nosotros seamos perfectos como es perfecto nuestro Padre
celestial.
ORACION DE INTERCESION
Nosotros somos su pueblo animado por su Espíritu de Santidad. Invoquemos su ayuda para ser Santos
según su palabra, diciendo:
1. Por todos los cristianos: para que se sientan llamados a la santidad, ya que hijos de Aquel que es el
Santo, oremos:
2. Por los que anuncian el Evangelio: para que junten al testimonio de la Palabra, la santidad de su vida,
oremos:
3. Por nuestras familias: para que sean lugar de experiencia de fe y de hospitalidad acogedora oremos:
4. Por los jovenes llamados a seguir a Cristo más de cerca: para que respondan con gozo, para el bien de
la Iglesia y del mundo, oremos:
5. Por los pecadores: para que se abran al amor misericordioso del Padre y se dejen reconciliar por El,
oremos:
6…
T. Padre Nuestro…
S. Oh Dios, fuente de toda santidad, donanos tu espíritu para que rompa los encierros de nuestro
egoísmo y nos haga criaturas nuevas en su amor.
Por Jesucristo nuestro Señor.
T. Amen
“Ya que nosotros somos como una vasija de barro, necesitamos en primer lugar ser purificados
por el agua, después de ser fortalecidos y perfeccionados con el fuego espiritual; y así necesitamos del
Espíritu Santo para nuestra perfección y renovación, ya que este fuego espiritual es también capaz de
regar y esta agua espiritual es capaz de fundir como el fuego”.
REFLEXION
S. La próxima celebración de Pentecostés será una feliz oportunidad para redescubrir que la Iglesia es
animada por el Espíritu Santo. Una presencia fuerte, pero discreta y silenciosa, de la que no es fácil darse
cuenta. No por nada el Papa XI dijo que el Espíritu Santo era el “gran desconocido”
Juan Bautista, hablando de Jesús decía “En medio de ustedes hay Alguien a quien no lo
conocen”. Lo mismo hubiese podido decir del Espíritu Santo.
Es el apóstol Pablo que nos ayuda a redescubrir al Espíritu Santo en su íntima relación con la
Iglesia. En esta divina Persona ve el principio de unidad de la fe de la Iglesia con Cristo: “Nadie puede
decir: Jesús es el Señor, sino bajo la acción del Espíritu Santo” (1 Cor. 12, 3)
Además, de la unidad en fe, también la unidad de vida entre nosotros cristianos: “Bautizados en
un solo Espíritu, formemos un solo Cuerpo”. (1 Cor. 12, 13) en el Espíritu Santo en donde todos nos
reconocemos como hermanos. Él es quien pone en nuestros labios la oración de los hijos que invocan al
único Padre.
Se trata de una unidad tan profunda que no puede ser comprometida por ninguna adversidad;
más bien, la misma variedad de carismas y de ministerios tienen su principio en el mismo Espíritu Santo.
Sin embargo, la desunión ha herido y hiere hoy todavía la Iglesia de Cristo, a pesar de su
apesadumbrada oración al Padre, para que todos sus discípulos seamos “una cosa”
Ahora bien: esa comunión eclesial tiene que ser reconstruida a cualquier precio, porque es
testimonio de valores irrenunciables: “una sola fe, una sola esperanza, un solo bautismo, un solo Señor,
un solo Espíritu, un solo Dios Padre de todos: (Ef. 4,4-6)
LECTURA BIBLICA
Así pues, Cristo es quien dio, a unos el ser apóstoles, a otros, ser profetas, o aun, evangelistas, o
bien pastores y maestros. Así preparo a los suyos para los trabajos del ministerio en vista a la
construcción del Cuerpo de Cristo. Hasta que todos nos juntemos en la misma fe y el mismo conocimiento
del Hijo de Dios, llegando a ser el Hombre perfecto, con esa madurez adulta que hará de nosotros la
plenitud de Cristo.
Entonces no seremos ya niños a los que mueve cualquier oleaje o cualquier viento de doctrina, y
a quienes los hombres astutos pueden engañar para arrastrarlos al error. Más bien, con un amor
autentico, creceremos de todas maneras hacia aquel que es la Cabeza de Cristo.
El da organización y cohesión al cuerpo entero, por medio de una red de articulaciones, que son
los miembros, cada uno con su actividad propia, para que el Cuerpo crezca y se construya a sí mismo en
el amor.
PAUSA DE SILENCIO…
INVOCACIONES
S. Unidos en tu fe
S. Unidos en la esperanza
S. Unidos en el amor
Antífona: Ámense como yo los he amado; dice el Señor. En esto reconocerán que son discípulos míos.
ORACION DE INTERCESION
S. Oremos al Espíritu Santo, vinculo de unidad, para que nos haga vivir en comunión con Dios y en
concordia con los hermanos. Digamos juntos:
T. Haz que seamos un solo corazón y una sola alma.
1. Para que los varios ministerios en la Iglesia sean vividos con agradecido empeño y en vista de la
común utilidad, oremos:
2. Para que los cristianos de Oriente y Occidente, sientan fuerte la nostalgia de reconstruir la unidad de
la fe en Cristo Jesús, oremos:
3. Para que los pueblos divididos por el odio y por prejuicios raciales sepan retomar la vía del dialogo de
la reconciliación, oremos:
4. Para que en la confrontación civil y política se mire más a lo que une, que a lo que divide, oremos:
5. Para que nuestras familias, iluminadas por la Palabra de Dios encuentren en la fe y en el amor la
superación de las tensiones diarias, oremos:
6…
T. Padre Nuestro…
S. Oh Padre, ayudanos para que construyamos un mundo nuevo, abierto a la vida de tu Espíritu y
fundado en el amor. Por Jesucristo Nuestro Señor
T. Amen
Las técnicas de evangelización son buenas, pero las más perfectas no podrían reemplazar la acción
discreta del Espíritu. La preparación más refinada del evangelizador no obra sin él. Sin él, la dialéctica
más convincente es impotente en el espíritu de los hombres. Sin él, los esquemas sociológicos o
psicológicos más elaborados se rebelan pronto desprovistos de valor. Nosotros vivimos en la Iglesia un
momento privilegiado del Espíritu.
REFLEXION
S. La salvación nos ha sido donada por Jesús crucificado y resucitado: “En ningún otro hay salvación”
proclama Pedro delante del Sanedrín.
Participamos de ella por medio de los Sacramentos, gestos salvíficos de Cristo glorioso. Él es el
verdadero protagonista, que actúa donando su Espíritu y sirviéndose de ritos y palabras humanas. El
alma de los Sacramentos es, pues, el Espíritu Santo entregado por Jesús resucitado.
La dinámica de los Sacramentos es bien expresada por las palabras que dijo Jesús cuando
apareció a sus discípulos después de su resurrección: “Reciban al Espíritu Santo: a quienes los perdonen
los pecados les serán perdonados y a quienes no se los perdonen los pecados, quedaran retenidos” (Jn.
20, 23)
Los Padres de la Iglesia se preguntaban: “¿De dónde le viene al agua todo el poder, por lo que,
mientras toca el cuerpo, purifica el corazón? La misma pregunta vale para la Eucaristía: ¿De dónde le
viene al pan toda la fuerza por lo que, comido el Cuerpo, nutre el alma?”
El Espíritu Santo actúa en la consagración del pan y del vino, así como obro en la encarnación
del Verbo en María.
Lo mismo se puede decir de los demás Sacramentos: en todos, El se demuestra de verdad “Señor
y dador de vida”.
Es el amor de Dios que continuamente nos santifica, nos consagra, nos consuela, nos perdona,
nos pone en comunión con las distintas personas y entre nosotros.
LECTURA BIBLICA
S. Escuchemos un pasaje del Evangelio según San Juan: (Jn. 20, 19-23)
“La tarde de ese mismo día, el primero de la semana, los discípulos estaban a puertas cerradas
por miedo a los judíos, Jesús se hizo presente allí, de pie en medio de ellos.
Les dijo: “La paz sea con ustedes”. Después de saludarlos así les mostro las manos y el costado.
Los discípulos se llenaron de gozo al ver al Señor.
Así como el Padre me envió a mí, así los envió a ustedes”. Dicho esto soplo sobre ellos: “Reciban
al Espíritu Santo; a quienes ustedes perdonen, quedan perdonados, y a quienes no libren de sus pecados
quedan atados”.
PAUSA DE SILENCIO…
INVOCACIONES
S. Unidos en la esperanza
S. Unidos en el amor
Antífona: Reciban al Espíritu Santo: a quienes les perdonen los pecados, les quedaran perdonados, y a
quienes no se los perdonen, quedaran retenidos.
ORACION DE INTERCESION
S. Del costado traspasado del Salvador ha nacido la Iglesia, animada por el Espíritu de Cristo muerto y
resucitado por la salvación de todos, en comunión con todos los creyentes, oremos:
1. Por la Santa Iglesia, para que, animada por el Espíritu, anuncie con las palabras y obras el Evangelio
de salvación, oremos:
2. Por todos los renacidos por el Bautismo, para que caminen a la luz de la fe y en la escucha del Espíritu
Santo, oremos:
3. Por cuantos celebran la Eucaristía, para que reconozcan a Cristo en la Palabra y en el Pan partido,
pero también en el pobre y en el que sufre, oremos:
4. Por los que se acercan al Sacramento del perdón, para que reconozcan humildemente sus pecados y
crean en la misericordia del Padre, oremos:
5. Por los esposos cristianos, para que cada día sean el uno para el otro signo del amor de Señor, oremos:
6…
T. Padre Nuestro…
S. Oh Padre, que has abierto en Cristo el manantial de agua viva que regenera al mundo, donanos la
abundancia del Espíritu, para que vivamos siempre como hijos tuyos. Por Cristo Nuestro Señor.
T. Amen
“Nos hemos preguntado varias veces cuales son las principales necesidades de la Iglesia… debemos
decirlo con un santo temor porque, vosotros lo sabéis, se trata de su misterio, de su vida; esta necesidad
es el Espíritu, el Espíritu Santo que anima y santifica a la Iglesia, el soplo divino inflando sus velas, su
principio de unidad, su fuente interior de luz y de fuerza, su sostén y su consolador, la fuente de sus
carismas y de sus cantos, su paz y su guia, su prenda y preludio de vida bienaventurada y eterna.
REFLEXION
Un escritor sagrado, Ignacio de Laodicea, así se expresa: “Sin el Espíritu Santo: Dios está lejano, el Cristo
queda en el pasado, el Evangelio es letra muerta, la Iglesia una sencilla organización humana, la
autoridad una dominación, la misión una propaganda… Pero en El. Dios está cerca, el Cristo resucitado
está presente, el Evangelio es potencia de vida, la Iglesia es comunión Trinitaria, la autoridad es un
servicio liberador, la misión es Pentecostés”.
Pero ¿Cómo está presente en cada uno de nosotros? ¿Cómo entramos en contacto con Él?
La respuesta nos viene todavía del Apóstol Pablo. “Hay diversidad de carismas, pero uno solo es
el Espíritu” (1 Cor. 12,14)
Lo que son los carismas, nos lo explica diciendo que son: “una manifestación especial del espíritu
otorgado a cada uno para común utilidad”. Son, en otras palabras, dones otorgados a cada uno para
enriquecer y santificar a la Iglesia. Un texto del Concilio Vaticano II dice: “El Espíritu Santo no solamente
santifica y dirige al Pueblo de Dios por los Sacramentos… sino que distribuyéndolos a cada uno en
particular según le place, reparte entre los fieles dones de todo género, incluso especiales, con que los
dispone y prepara para realizar variedad de obras y oficios provechosos para la renovación y una más
amplia edificación de la Iglesia” (LG. 4.12)
“Tienen pues que ser acogidos con gratitud y consuelo”, dice el mismo Concilio, “aunque estos
dones del Espíritu no sean exentos de debilidades humanas y oscuridades que se pueden encontrar en
todo el resto de la vida de la Iglesia”.
LECTURA BIBLICA
“Tomen el ejemplo de nuestro cuerpo: es uno aunque conste de varios miembros, pero no
todos tienen la misma función. Lo mismo nosotros, con ser muchos formamos un solo cuerpo Cristo, y
dependemos unos de otros.
Así, pues, sirvamos cada cual con nuestros diferentes dones. El que, por don de Dios es profeta,
hable cuando le inspire su fe. Que el diacono cumpla con su oficio; que el maestro ensene la doctrina, el
que motiva a los demás que sea convincente.
Así mismo, debes dar con la mano abierta, presidir con educación y, en tus obras de caridad,
mostrarte sonriente”.
PAUSA DE SILENCIO…
INVOCACIONES
S. Unidos en tu fe
S. Unidos en la esperanza
S. Unidos en el amor
Antífona: Uno solo es el Espíritu, que dona a cada uno una manifestación especial de su amor.
S. Cristo resucitado nos ha donado su Espíritu, por El llamamos a Dios con el nombre de Padre. A el
dirigimos nuestra oración filial y decimos:
1. Para que la Iglesia proclame con vigor la resurrección de Cristo, causa y modelo de la resurrección de
todos los creyentes de Jesús, oremos:
2. Para que los cristianos probados en su fe, no cedan a la duda y al extravío, sino que busquen luz y
fuerzas en la palabra de Jesús, oremos:
3. Para que la esperanza de la resurrección fortalezca a nuestros hermanos visitados por el dolor y la
enfermedad, oremos:
4. Por los que se han alejado de Dios, para que sientan el llamado a la conversión y a la reconciliación,
oremos:
5. Para que los carismas que el Espíritu dona siempre con abundancia a las comunidades cristianas, sean
reconocidos y acogidos con respeto y gratitud, oremos:
6…
T. Padre Nuestro…
S. Oh Dios, nuestro Padre, que nos hiciste participes de los dones de la salvación, haz que profesemos con
fe y que testimoniemos con las obras el gozo de la resurrección. Por Jesucristo Nuestro Señor.
T. Amen
“La Iglesia tiene necesidad de su eterno Pentecostés, tiene necesidad de fuego en su corazón, de
palabras en su boca, de profecías en su mirada.
La Iglesia tiene necesidad de ser templo del Espíritu Santo, lo que quiere decir que tiene necesidad de
pureza total y de vida interior.
Ante la vida vaciá de los hombres de hoy… tiene necesidad de sentir subir, de lo más profundo de sí
misma, como unas lágrimas, una poesía, una oración, un himno, es decir la voz orante del Espíritu Santo
que, como enseña San Pablo, sustituyéndonos, ora en nosotros y por nosotros con gemidos inenarrables,
y expresa lo que nosotros mismos no sabríamos decir a Dios”.
ven a nosotros
Fuego abrazador
Unción espiritual
Caridad ardiente
Espíritu de sabiduría
Espíritu de entendimiento
Espíritu santificador
Te rogamos, óyenos
Cordero de Dios…
Oremos
Dios nuestro, que por el misterio de Pentecostés santificas a tu Iglesia en todo pueblo y nación,
derrama los dones del Espíritu Santo por toda la extensión de la tierra, y aquellas maravillas que obraste
en los comienzos de la predicación evangeliza, continua realizándolas ahora en los corazones de tus
fieles. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amen.