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20 de octubre de 2018

¡Y, además, poeta!


JM. Prado - Antúnez

Ha fallecido un amigo, un gran amigo. Además, poeta. Sí, ha fallecido un poeta, un gran poeta.
Además, amigo.
No detento ninguna pena, amaba la vida y aceptaba la muerte. Igual que yo, él me enseñó, no
he de ir más lejos en explicaciones.
La pena, si alguna precisamos, es que fuera tan joven, mientras la mala hierba sigue
desmejorado el paisaje (esto sí que me reconcome los higadillos)
Ha fallecido Heliodoro. Como su nombre nos muestra, un dios elemental. Viento joven. Es
cierto, amigos, Heliodoro era como el viento. Un viento suave, cálido, embaucador, hipnótico.
Te envolvía sin ser sentido, giraba a la vida con la franqueza de la tierra recién arada, de la uva
que explosiona de color en el racimo que cuelga en la vid.
Ha fallecido Heliodoro, y como su vida nos muestra, un hombre vital, elemental. Como la
tierra, fecundo y frutal; como el agua, pregnante y fluido; como el fuego, comunicativo y
extenso; como el viento, fecundativo y amplio.
Ha fallecido Heliodoro, y como su muerte nos muestra, un hombre que no cabía en sí de gozo,
explosivo, como sus versos, tan simples, frutales, tan amplios, extrovertidos, tan sociables,
donados al mundo. Como él mismo, no de otra manera.
Ha fallecido Heliodoro, y casi ni nos hemos enterado; una muerte tímida, como él mismo; que
estaba a nuestro lado y sin meter ruido; que vivía, sin molestar; que ha muerto como un simple
soplo de viento en el mes de la vendimia.
Ha fallecido Heliodoro, nos queda el dios elemental y fecundo que nos llueve sus versos desde
el viento que Hermes sopla.
¡Mójanos, te queremos!

INFORME GEOLOGÍA 101 1

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