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La existencia del terror en la sociedad puede depender de la crianza que nos dan nuestras madres,

ya que, ellas nos enseñan una forma de ver la vida que es la misma que les dieron a ellas. A
veces, esa forma de ver la vida no es una opción, sino que se vuelve una obligación. Nos entregan
el miedo de ser fracasados si nos seguimos la crianza que ellas nos dan, en la mayoría de las
ocasiones las madres se enfocan en el qué dirán, involucrándonos directamente a nosotros de
forma muy vulnerable. Las madres también cometen un grave error en nuestra infancia, nos
impiden desde pequeños a no explorar el mundo por nuestra cuenta por diversos motivos, tales
como antiguas experiencias de infancia sesgadas y llenas de resentimiento, sobre todo si fueron
expuestas a este maltrato por una cantaleta de años.

En cosas mínimas nos daremos cuenta que nos llenan de terror por hacernos personas de bien
,cuando a veces va contra lo que pensamos ,que algo que para nosotros sea buena onda para ella
no lo es y nos tiran para abajo no dándonos apoyo o mostrándose no tan convencidas de esta
situación que hemos elegidos. Una vez que las madres se les compra su historia, acabarás por
pensar que el sufrimiento y maltrato que recibas en el futuro siempre es “por tu bien” o incluso
quizá nunca encuentres paz interior al desarrollar una personalidad escindida.

La actitud de los padres se ve influenciada por el fuerte resentimiento al antiguo trato de sus
propios tutores, esto no permitirá a los niños enfrentarse a la vida real ni ser más comprometidos
con la sociedad.Nosotros como hijos no queremos pagar el costo del antiguo resentimiento ni
cargar con odio ajeno en nuestros hombros, y menos queremos ser víctimas de lo que es la
complacencia o sobreprotección extrema.

Pero, ¿Qué pasa si nuestra visión como hijos se parece a la de nuestros abuelos o incluso,
desarrollamos otra completamente nueva? Provocaría un ciclo porque no estaríamos de acuerdo
en cuanto a lo que nos imponen, a la moral que nos dan y seríamos arrojados al vacío y con miedo
de avanzar al mundo, sólo por temer a intentar lo que realmente queremos hacer.

Dicho anteriormente, el terror es uno de las consecuencias que nos dejan como secuela tras la
crianza, que se vuelve una sobreprotección por parte de las madres. Ésta se va adquiriendo
cuando ellas nos critican o nos convencen a elegir otra opción, al mismo tiempo que nos advierten
que su opción es la mejor, haciendo que elijamos su opción de todas formas (psicología inversa).
Nos vuelven inseguros, con un miedo al fracaso, miedo a decir lo que de verdad queremos.

la segunda consecuencia es la rebeldía que es algo totalmente distinto al otro punto esto se debe a
que los niños van sufriendo numerosos cambios debido a la búsqueda de su identidad cuya
búsqueda quizás no siga el mismo rumbo que nuestra madre .El niño comienza a cuestionar las
cosas. Es algo positivo porque el fin de la educación de los hijos es que lleguen a ser autónomos,
pero puede ser duro de llevar por parte de los padres porque esta búsqueda significa una
readaptación a los comportamientos de su hijo. Además, el niño empieza a poder a hacer cosas
que antes no podía y los padres no son capaces de hacer una nueva evaluación de lo que el niño
es ahora capaz. También Un niño que se acostumbra a obedecer en base al castigo dejará de
hacer determinadas tareas pero no entenderá la razón de por qué no actuar así. Por ejemplo, si el
niño de 1 año solo quiere comer cuando él coge la cuchara o lo coge con la mano, pero la madre o
el padre no le dejan y se enfadan, él no lo entenderá y su repuesta serán gritos, no querer comer,
etc. Ya que su “opinión” no será tomada en cuenta. A largo plazo el resultado será desobediencia
acompañada de resentimiento, inseguridad y baja autoestima.

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