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EDM 29 - Enero 2001

LA CRISIS ARGENTINA
Colectivo editorial de Prensa obrera

En agosto, una denuncia de sobornos en la Cámara de Senadores para la aprobación de le ley de


reforma laboral, sacudió de raíz al régimen aliancista y el propio funcionamiento del Estado;
pusieron en jaque al Congreso, a varios ministros y al jefe del Servicio de Inteligencia, todos ellos
miembros del Poder Ejecutivo, y al propio De la Rúa.
Los sobornos tuvieron un objetivo específico: que pasara una ley de reforma laboral
abiertamente repudiada por los trabajadores argentinos en dos masivos paros generales. La Nación
informó que "un importante empresario... precisó que los fondos fueron aportados por una
importante empresa, interesada en que quedaran sin efecto los convenios laborales de la UOM".
Aludía de este modo al pulpo Techint, que no solamente fue el principal fogonero de la reforma
laboral sino que también impulsa la fragmentación del sindicato metalúrgico para crear en su
remplazo sindicatos por empresa bajo el control directo de las patronales. Es de la mayor
trascendencia, por lo tanto, que en medio de la crisis de coimas del Senado, De la Rúa hubiera
nombrado a Javier Tizado, de Techint, como secretario de Industria. En el escándalo de las coimas
del Senado quedó al descubierto una "santísima trinidad" que retrata los mecanismos conspirativos
del Estado capitalista.
Este soborno "no fue demasiado --le dijo off the record un senador peronista a un diario--
comparado con lo que pudo haber corrido cuando se aprobaron otras leyes, como las
privatizaciones" (1). Entel se privatizó en 8.400 millones de dólares; Aerolíneas, en 2.250. La de
Gas del Estado, que movió 3.320 millones, requirió la presencia de un 'diputrucho'. La de YPF se
hizo por 20.000 millones de dólares. Pocos días después de las denuncias sobre las coimas para
aprobar la ley anti-laboral, surgieron nuevas denuncias acerca de sobornos para aprobar la extensión
de la concesión para la explotación del yacimiento petrolero más rico del país en beneficio del
pulpo Repsol.
"La causa general de todo este proceso de descomposición política que precede al escándalo,
es el fracaso de los planes económicos (en primer lugar, el completo derrumbe del plan Cavallo y
del régimen de convertibilidad), la imparable declinación de la producción y la enorme tensión
social que genera el crecimiento de la pauperización de las masas. No son las coimas las que han
provocado el estallido de una crisis política, sino ésta la que ha permitido que explotara el escándalo
de la corruptela" (2).

1
Las evidencias del empantanamiento del gobierno aliancista y la disgregación del peronismo
son anteriores al escándalo. Las rivalidades internas en el peronismo eran harto conocidas, lo mismo
que los operativos contra Álvarez y contra Machinea. Había intentos desde el propio oficialismo
para voltear el gabinete y llevar a un Broda al Ministerio de Economía. En el peronismo, la sucesión
de Menem se estaba poniendo más complicada, mientras el propio Menem conspiraba con su
planteo de dolarización. Los bancos enfrentaban al llamado 'grupo productivo' y viceversa.

Descomposición del régimen constitucional

"Los sucesos del Senado -dice un proyecto de declaración presentado por el Partido Obrero en la
Legislatura- constituyen una suerte de fase final en el proceso de descomposición del régimen
constitucional que se pretendió restaurar en 1983. En las filas activas de esta descomposición
militan desde hace largo tiempo el Poder Judicial, denunciado por innumerables encubrimientos y
complicidades con el delito; las Fuerzas Armadas, cuyos mandos continúan protegiendo a los
genocidas de la dictadura y realizan una implacable acción contra las tentativas de esclarecer los
crímenes cometidos entre 1974 y 1983; la policía del gatillo fácil, la Bonaerense, la vinculada al
atentado a la Amia y la denunciada en múltiples oportunidades por las llamadas cámaras ocultas en
su complicidad con el delito e incluso en su organización; y finalmente la propia burocracia del
Estado, como se ha visto reflejado en el proceso de las privatizaciones, en el Pami, en el 'affaire'
IBM-Banco Nación, en los decretos que autorizaban la exportación de un oro que Argentina no
producía, en los canjes de títulos de la deuda pública que aumentan el endeudamiento nacional y
mejoran las cotizaciones de los bonos en beneficio exclusivo de la banca que los tienen
especulativamente en su cartera (como ocurriera recientemente con el canje de los Brady); la lista es
enorme y hasta podría ser infinita. (...) los sucesos del Senado constituyen, por sobre todo, una
manifestación última del fracaso de la restauración constitucional que comenzó en 1983. Una
restauración que partió de reconocer la continuidad jurídica con la dictadura militar, incluido su
Poder Judicial, así como de sus compromisos financieros internacionales. Una llamada democracia
que no solamente se negó a investigar la formación de la deuda externa y su estatización, sino que
por medio de la emisión de pagarés, títulos y bonos, inició en 1985 el proceso de borrar las trazas de
la gestación de la deuda hasta convertirla en una masa anónima de bonos con derecho a 150.000
millones de dólares del patrimonio nacional y, más importante aun, con derecho a fijar la política
económica de la Nación. Un régimen político que tiene su política económica determinada en el
extranjero, está vaciado de cualquier contenido y debe obligadamente transformarse en un cascarón
de prebendas, como hoy lo testimonia el Senado. Para llegar al presente estado de putrefacción, las
2
instituciones del Estado y sus partidos debieron antes abdicar de todas sus responsabilidades
democráticas y actuar como correas de transmisión de los intereses de los pulpos capitalistas. Es
este régimen el que abdicó de la justicia con la sanción de la Obediencia Debida, el Punto Final y el
Indulto, y el que, en supremo acto de hipocresía, decretó luego la nulidad de la Obediencia Debida
de cara al futuro, otorgándole con ello una legitimidad histórica que hasta entonces nunca había
tenido.
"La experiencia de los últimos veinte años vuelve a confirmar que la entreguista burguesía
nacional y el régimen capitalista como tal, son incapaces de viabilizar un régimen efectivamente
democrático". (3)

La renuncia de Chacho Álvarez

En un reunión organizada por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires con la presencia de los
tres senadores de la Capital -el menemista Corach, el frepasista Del Piero y radical García Arecha-
Jorge Altamira pronosticó que la incapacidad de los partidos y las instituciones para darle una salida
a la crisis planteada por las denuncias de coimas en el Senado conducía, inevitablemente, a un
"estallido político general". El diario La Nación reprodujo estas declaraciones en forma parcial y
distorsionada pero los acontecimientos demostraron que era un pronóstico realista. Apenas un mes
después de iniciada la crisis en el Senado, se produjo ese "estallido político general": el 5 de octubre
De la Rúa dio un virtual golpe de Estado al despedir al Jefe de Gabinete Terragno y al ministro
Gallo y confirmar a Fernando Santibáñez como jefe de la Side y hasta ascender a Alberto
Flamarique, los dos principales sospechosos de haber coimeado a los senadores; al día siguiente
renunció Chacho Álvarez a la vicepresidencia.
La renuncia de Chacho Álvarez expresó que el gobierno de la Alianza, como planteo
estratégico, no había resistido una experiencia de gobierno. El pacto entre los representantes del
progresismo pequeño burgués y los viejos mascarones del capitalismo nativo naufragó sin remedio.
La mimetización criolla a la 'tercera vía' concluyó en un fiasco todavía más vertiginoso que la
original. La lección de esta crisis es que las masas populares necesitan, para salir adelante, un
liderazgo obrero de contenido socialista.
El cambio de gabinete que provocó la renuncia de Chacho Álvarez dejó al desnudo el
enorme compromiso de la camarilla presidencial con la corruptela descubierta en el Senado y con
muchas otras. El recambio ministerial fue una operación de los servicios, para salvar a De la Rúa de
las derivaciones de la crisis del Senado, operación en la que intervinieron el menemismo y el
nosiglismo radical.
3
Con el recambio de gabinete salieron favorecidos un conjunto de intereses capitalistas
particulares. El nombramiento de Cristian Colombo, presidente del Banco Nación, como Jefe de
Gabinete, es un salvavidas para el grupo Yoma (y un puente a todos los "negocios" del
menemismo). Según Juan Aleman (4), Nicolás Gallo fue echado del gabinete por la presión de los
grupos que se beneficiaron con las privatizaciones ferroviarias. El despido de Gallo, además,
beneficiaba a los pulpos aerocomerciales internacionales, en particular norteamericanos, que
quieren desplazar a Iberia-Aerolíneas del mercado local. (5) Con el remplazo de Melchor Posse por
Bullrich, salieron beneficiadas las AFJP y las ART, ya que el radical era partidario de la posibilidad
de que se pudiera volver al sistema estatal de jubilación, en un caso, y de que los trabajadores
pudieran recurrir a la justicia civil en caso de accidentes (6).
Chacho Álvarez no pudo declararse sorprendido por el cambio de ministros, ni por las
coimas. A fines de setiembre, los diputados del Frepaso en la Comisión de Juicio Político, como
Nilda Garré, habían rechazado el enjuiciamiento de Flamarique, ¡propuesto por el peronismo!; Juan
Pablo Cafiero defendió esta posición públicamente. Y antes aun, Chacho y el Frepaso habían
impulsado con éxito la reforma de los fueros parlamentarios para que los senadores y funcionarios
pudieran continuar con la augusta labor parlamentaria de votar las leyes que pide el FMI, incluso
mientras eran enjuiciados.
Chacho renunció sin romper el pacto de gobierno. Dio un paso al costado para sortear las
contradicciones insalvables de la camarilla presidencial con la base electoral que había llevado a la
Alianza al gobierno. La renuncia de Álvarez fue un último recurso para evitar el hundimiento del
gobierno y la convocatoria a elecciones generales anticipadas.
El derrumbe de la Alianza tuvo otra manifestación en la Provincia de Buenos Aires, donde
tanto frepasistas como radicales están comprometidos por las denuncias de corrupción en el manejo
de los "fondos reservados" de la Legislatura. Antes, De la Rúa había acordado con Ruckauf la
privatización del recupero de la cartera de morosos impositivos de la provincia, a favor de los
bancos. Esta medida amenaza provocar un remate de las viviendas de numerosas personas
agobiadas por la recesión económica, los gravámenes inmobiliarios y el impresionante aumento de
las tarifas de gas, luz y agua.

Cesación de pagos

El desmoronamiento político del gobierno aliancista está vinculado a la cesación de pagos de


Argentina.

4
Para conseguir fondos para hacer frente a los pagos de la deuda externa, el gobierno
argentino ha tenido que colocar bonos de deuda pública entre los bancos locales y las AFJP a tasas
del 16% anual, o sea 10 puntos por encima del 6% que pagan los títulos del Tesoro norteamericano,
es decir un 170% más caro. La colocación se interpretó como un preludio de la declaración de
bancarrota. Según Juan Alemann, "en círculos financieros internacionales está corriendo la versión
de que la Argentina se acerca inexorablemente a la cesación de pagos" (7). Otra evidencia son las
enormes caídas de valuaciones accionarias (equivalentes a 5.000 millones de dólares en un solo día)
que sufrieron los bancos Bilbao Vizcaya y Santander debido a "rumores acerca de una hipotética
suspensión de pagos de la deuda externa argentina" (8).
El conjunto de la deuda pública es superior a los 160.000 millones, con vencimientos por
capital e interés en el 2001 de cerca de 30.000 millones de dólares. La deuda externa privada, que
era virtualmente nula en 1990, asciende ya a los 60.000 millones de dólares. Sólo en los últimos dos
meses de este año tiene vencimientos por casi dos mil millones. La Fundación Capital, que brinda
esta información, dice que "resulta altamente probable que se tengan dificultades en la posibilidad
de colocar bonos en los mercados internacionales hasta fines de año, con lo cual la mayoría de las
empresas no podrá continuar con el mecanismo habitualmente utilizado que consiste en afrontar
vencimientos con fondos frescos logrados mediante el lanzamiento de un nuevo título" (9). Para los
que creen que la insolvencia es patrimonio del Estado, es claro que la amenaza de bancarrota es
mayor en los capitalistas privados.
El 65% de la deuda privada está contraída por los bancos. El hecho de que los bancos se
encuentren mayoritariamente extranjerizados no significa que se financien con recursos de sus casas
matrices, como se sostuvo a la hora de entregarlos a manos extranjeras, porque incluso esas casas
matrices son las mayores deudoras capitalistas en el mercado mundial. Es decir que la
extranjerización ha potenciado y de ningún modo atenuado la posibilidad de una bancarrota
financiera. Estas sucursales, en virtud de las regulaciones bancarias internacionales, no están
habilitadas para obtener un socorro del exterior a partir del momento en que las consultoras
internacionales redujeron la calificación de riesgo de Argentina como consecuencia de su deuda
elevada y de la concentración de su pago en el corto plazo (10).
Ubicada la cesación de pagos en el marco de la economía internacional resulta que "el
incremento de la tasa de interés norteamericana ha liquidado para siempre las posibilidades de las
políticas de ajuste deflacionario en América Latina… La devaluación brasileña y la dolarización
ecuatoriana han sido la manifestación más aguda de esta completa crisis del mal llamado modelo
neoliberal. Ahora se encuentran en vías de desenlace las crisis de esas políticas económicas en
Argentina, Colombia y Perú, y en los tres casos combinadas con crisis políticas que se encuentran
en diferentes estadios de desarrollo." (11)
5
Pedro Pou, presidente del Banco Central, dejó en claro la inutilidad de la 'terapia' fiscal con
la que la Alianza pretendía resolver la cesación de pagos de Argentina, al señalar que una sobretasa
de 600 puntos en los intereses de la deuda, como se venía pagando en setiembre/principios de
octubre, equivalía al 1,5% del PBI, o sea unos 4.500 millones de dólares, lo cual duplica el déficit
previsto en el presupuesto del 2001. Desde mediados de octubre esa sobretasa subió a un rango de
800 a 1.000 puntos, con un aumento potencial de la carga financiera por intereses de alrededor de
nueve mil millones de dólares. Esto no se arregla con medidas fiscales.

Crisis internacional

La causa precipitante de la crisis argentina es la generalización de la insolvencia de importantes


pulpos de nivel internacional, que hoy están pagando por sus propias deudas una sobretasa de
interés del mismo rango que los llamados 'países emergentes'.
En el plano internacional, crecen los ceses de pagos de las grandes empresas, cuya relación
deuda/patrimonio supera el 100%. La deuda del gigante de las telecomunicaciones, AT&T, pasó de
siete mil millones de dólares a 66 mil millones desde 1996 a la fecha. Las deudas internacionales de
riesgo están pagando tasas de interés un 80 a 100% superiores a los títulos del Tesoro de los Estados
Unidos, en tanto que los pulpos más solventes deben pagar un diferencial del 33%. De acuerdo al
último informe del FMI, la sobretasa de los "bonos de riesgo" de las grandes empresas
internacionales, como por ejemplo el pulpo Telekom de Alemania, pasó de 435 puntos a fines del
'99 a 793 puntos en octubre último (12). El derrumbe de los valores de la deuda mundial, con la
consiguiente suba de las tasas de interés, es un factor de primer orden en la determinación de la
cesación de pagos de Argentina.
Según el FMI, la parte más importante del mayor endeudamiento capitalista fue usado para
adquirir empresas rivales o recomprar acciones propias -con el objetivo, en todos los casos, de
elevar los beneficios de los poseedores de acciones-. Ahora, con la desaceleración económica en
Estados Unidos, el aumento del precio del petróleo, el retroceso del euro y las caídas en Asia
(quiebra de Daewoo y Hyundai), los prestamistas son renuentes a refinanciar a los grupos altamente
endeudados. "El informe del FMI confirma un escenario en que el factor fundamental no es la
Argentina sino la economía norteamericana" (13).
Uno de los sectores más comprometidos con la crisis financiera es el de los bancos
norteamericanos, que tomaron una enorme deuda para especular con la suba de Wall Street y se
encuentran ahora con una caída en picada de las acciones que cotizan en la Bolsa (el índice de
valores tecnológicos de Estados Unidos cayó por debajo de los 3.000 puntos, un 40% de
6
desvalorización sobre los 5.000 de principios de año). Ha trascendido la posibilidad de la quiebra de
la financiera norteamericana Finova, que tiene una cartera de activos de 13 mil millones dólares y
que amenaza con dejar impagos unos 7 mil millones de deuda, en lo que sería "el mayor
incumplimiento de pagos desde la Depresión de los años '30" (14). La deuda de Finova se está
cotizando al 55% de su valor, por debajo incluso de la deuda argentina. Esta situación ha creado una
amenaza de crac financiero para el conjunto de la Unión Europea, que ha sido la principal fuente de
financiamiento de la deuda norteamericana en los últimos dos años y es la razón de la devaluación
de su moneda, el euro.
A la luz de esto se explica que un diario financiero opine que "un incumplimiento de pagos
(de la Argentina) sería desastroso para la región" (15). En Brasil se verifica un cierre del mercado
internacional de crédito, aunque un director de banco opina que la principal amenaza no viene de la
Argentina sino de "las empresas norteamericanas de segunda línea que están pagando sobretasas de
600 puntos" (16). "Pero si los problemas se intensifican, los países del este de Europa y de Asia
podrían también verse afectados por una reducción de la demanda de los inversores" (17). De
acuerdo a un diario financiero británico, ha comenzado una especulación contra el peso. Del otro
lado del hemisferio, en Sudáfrica, ha comenzado también una acelerada devaluación de la moneda
por las mismas razones que se alegan para la Argentina -falta de crecimiento económico (18).
"La deuda argentina representa entre un cuarto y un quinto de toda la deuda comercializable
de los países emergentes (...). Si Argentina no cumpliera con sus obligaciones, el efecto resultante
puede eclipsar incluso el pánico financiero producido por la cesación de pagos de Rusia hace dos
años" (...) una bancarrota argentina "pondría fin a los mercados emergentes tal como los conocemos
ahora". Un economista del ABN Amro apunta que "la vulnerabilidad de la Argentina en mercado de
renta fija es enorme relativamente a lo que era en Rusia" (19).
"El método que pone al desnudo la conexión de la bancarrota argentina con la tendencia a la
bancarrota generalizada del capitalismo 'global' -en primer lugar del más desarrollado y parasitario,
el norteamericano-, y de la actual etapa con aquellas que la precedieron, pone también de manifiesto
el carácter histórico de la presente crisis, o sea que ella no responde a las limitaciones de una u otra
modalidad del capital, que no se restringe a las particularidades de este o aquel país o de este o
aquel régimen político, sino que es el resultado de la maduración del conjunto de las relaciones
sociales, una maduración que toma ya la forma concreta de bancarrotas generalizadas, crisis
políticas, luchas de masas e incluso guerras de alcance internacional" (20).

7
Lucha de buitres

La crisis ha abierto una lucha a muerte entre los principales grupos capitalistas. Mientras que el
llamado "grupo productivo" encabezado por Techint creía haber impuesto su posición de que la
plata de las AFJP y de los préstamos internacionales fueran a financiar su llamado "plan de
infraestructura", "algunos bancos extranjeros quieren que los préstamos... sean sólo para respaldar
el pago de la deuda" (21). De aquí resulta que el 'rescate preventivo', que incluye dinero de las
AFJP, no es más que una maniobra para matar en la raíz el planteo fundamental que había hecho 'la
patria contratista' de la Unión Industrial. En efecto, el nuevo planteo del gobierno de autorizar a las
AFJP a comprar más títulos del Estado para respaldar el pago de la deuda externa, liquida el planteo
de reactivación de los grupos industriales. Los buitres ya se han visto gastando dos veces la plata de
los aportes jubilatorios privatizados aun antes de haber sido autorizados a ello. Ámbito Financiero
da cuenta de una reunión de los buitres de ambos campos en el Hilton, en donde no lograron
ponerse de acuerdo. Varios empresarios calificaron de fracaso la reunión patronal de Mar del Plata.
Es decir que cuando los diarios dicen que la crisis es "política" antes que económica, están
aludiendo a una división dentro del gobierno y del justicialismo que refleja la división del conjunto
de la patronal local, tanto nacional como extranjera.
A la luz de esto se entiende que el paquete lanzado por De la Rúa-Colombo-Machinea no
tenga nada que ver con bajar el déficit fiscal -incluso prevé violar la ley de solvencia fiscal y llevar
la previsión del déficit de 4.500 a 6.300 millones de pesos-. A lo que apunta es a entregar el
gerenciamiento del Pami a los bancos; a privatizar la recaudación, también en beneficio de los
bancos; a remplazar a la ANSeS por las AFJP en el control de inscripción de aportistas -es decir que
son medidas que entregan nuevos resortes de control político-económico a los agentes de los
acreedores internacionales; a liquidar la Prestación Básica que cobran los jubilados. Esto, lejos de
atenuar la crisis, habrá de agravarla.
Obviamente, la disputa por los fondos de las AFJP se convierte necesariamente en disputa
por el poder. A William Rhodes, presidente del Citibank, se le adjudica una gestión en el país para
que De la Rúa continúe al frente del gobierno. En el coloquio de Idea, en Mar del Plata, se oyó
hablar de golpe de Estado. El agotamiento del ajuste arrastra al régimen que lo prohijó como vía
para satisfacer a los usureros internacionales. La crisis del Senado desemboca ahora, entonces, en
una crisis más general.

8
"Blindaje"

Se ha tenido que recurrir a un "blindaje" financiero organizado por el FMI para contener la cesación
de pagos. Para esto, se pretende anular la PBU jubilatoria, reduciendo las jubilaciones entre el 15 y
el 35 por ciento. El objetivo de obtener el famoso "blindaje" ha justificado atropellos de todo orden.
Lo que demuestra que no es cierto que la crisis política ha provocado el derrumbe de la deuda
pública, sino que son este derrumbe y las exigencias del FMI los que han provocado la crisis
política.
El "pacto fiscal" establece el congelamiento de las transferencias de dinero que el gobierno
nacional debe realizar a las provincias en concepto de coparticipación federal. Este "pacto", que era
una de las exigencias del FMI para conceder el famoso "blindaje", tiene dos objetivos: el primero,
liberar dinero para que el gobierno nacional pueda renovar el financiamiento con la banca
internacional; el segundo, obligar a las provincias a privatizar todo lo que tienen y a destinar lo que
recauden por ello al pago de la deuda que tienen con los bancos locales y del exterior por un monto
cercano a los 20.000 millones de dólares.
El trámite de la firma de este "pacto" sirve para establecer una clarificación política.
Ruckauf y los gobernadores peronistas recibieron una desembozada presión del Banco Mundial y
del BID, que amenazaron con cortarle las líneas de créditos. La banca internacional y buena parte
de la banca local e incluso el cavallismo, apoyaron a De La Rúa contra Ruckauf. El hecho pone de
manifiesto que en medio de la cesación de pagos y la huelga general, la opción más adecuada de
que disponen los banqueros es la Alianza, o para decirlo mejor, la necesidad de que el Frepaso
continúe en el gobierno. "O sea que el Tesoro norteamericano sigue siendo centroizquierdista" (22)
El Frepaso, para apoyar el "blindaje" votó el presupuesto nacional que mantiene la rebaja salarial,
impulsa el desguace del Pami, prevé 'ahorros' en concepto de menores jubilaciones, admite un
déficit mayor debido a la reducción del impuesto a los intereses que pagan las empresas y tiene un
diseño general de ajuste del gasto social. Salta a la vista que, como denunció el Partido Obrero,
Álvarez renunció para que De la Rúa pudiera seguir llevando adelante su política.
Pero el carácter internacional de la bancarrota argentina está diciendo claramente que no
puede ser superada por un rescate financiero preventivo, porque incluso en el mejor de los casos
siguen en pie todos los factores fundamentales de la crisis, en especial la tendencia a la cesación de
pagos de numerosos pulpos capitalistas y de otras naciones altamente endeudadas. Esto explica la
demora en la definición del "blindaje". La Argentina, por otra parte, ya tiene otra clase de
'blindajes', como reservas de liquidez y un crédito abierto del propio FMI, que no han servido, sin
embargo, para evitar la quiebra. Por último, parece haberse olvidado muy rápidamente que el
'paquete preventivo' con el que el FMI intentó 'rescatar' a Brasil a fines de 1998 concluyó en la
9
devaluación brasileña de principios del '99, y que el crédito a Rusia, a fines de julio del '98, terminó
en la debacle de agosto de ese año. Por eso, el 'rescate preventivo' para la Argentina, de parte del
FMI, es "un asunto espinoso" (23).
El propio vicepresidente del FMI, Stanley Fischer, ha demostrado que el "blindaje" no
blinda nada, o mejor, que es un "blindaje" para los especuladores internacionales que quieran retirar
capitales anticipándose a una devaluación. Fischer dijo sin ambigüedades que "el país no debe tener
expectativas de utilizar los desembolsos" (24). Para Fischer, el crédito del FMI tiene otra función, la
de servir para que la Argentina consiga otros "blindajes", que provengan de los acreedores
internacionales, mediante diversos tipos de acuerdos que se activarían en caso de una crisis
financiera generalizada. En última instancia, el FMI está planteando una suerte de renegociación de
la deuda externa, la cual vendría recargada con nuevas exigencias fuertes de los acreedores -como
podría ser la privatización del Banco Nación.
El planteamiento de Fischer de una reprogramación del pago de la deuda externa, desnuda
un choque entre la banca internacional y el Fondo Monetario, similar al que se produjo en Ecuador
alrededor de la moratoria de parte de sus títulos de deuda externa (que el FMI respaldó y los
acreedores repudiaron) y que terminó llevando a la declaración formal de bancarrota de ese país a
principios de año. Este choque se convierte en un fuerte elemento adicional de la crisis argentina.
"¿Pero puede la Alianza sobrevivir a la cesación de pagos? La experiencia internacional es
ambivalente. En Brasil, Cardoso quedó para contarlo, lo mismo es Corea del Sur; en Indonesia, en
cambio, a Suharto se lo tragó el tifón, y en Rusia, Yeltsin le tuvo que dejar el mando a Putin. De
todos modos, si la cesación de pagos se lleva al gobierno de la Alianza, la emergencia de un
gobierno de unidad nacional que reúna también al cavallismo y a las numerosas variantes del
peronismo, debutará con una enorme debilidad frente a un movimiento de masas populares en
ascenso" (25).
La imagen idílica de un capitalismo que quiere que el Estado reduzca sus gastos para
incentivar la inversión y el empleo, no tiene ningún fundamento en la realidad. Asistimos a una
lucha de buitres que no repara en producir con ello una fuerte disolución de las relaciones sociales y
un brutal empobrecimiento de las masas.

"Argentina Piquetera"

El problema más serio que tienen por delante los explotadores capitalistas va más allá de una crisis
financiera terminal y de la fractura mortal que los divide. En cualquiera de los casos, están
condicionados a la emergencia de la "Argentina piquetera". "Nuestro problema -le habría dicho
10
hace poco Santibañes a su compinche De la Rúa- es que las políticas económicas necesarias son
contrarias a las condiciones políticas actuales".
El piquete obrero fue el gran protagonista de la enorme huelga general del 23 y 24 de
noviembre. Fue el principal elemento de la huelga, ya que obligó a levantar los servicios
ferroviarios y a cerrar decenas de supermercados en todo el país. Fueron los piquetes y los cortes de
ruta de los desocupados en La Matanza, en el sur del Gran Buenos Aires, en San Fernando, de los
choferes de distintas líneas del Gran Buenos Aires, y el gran piquete que llevó a la pueblada de
Tartagal y Mosconi después del asesinato del piquetero Aníbal Verón los que abrieron la tendencia
hacia la huelga general.
El piquete recupera y desarrolla a una escala nunca vista antes, un método de lucha histórico
de la clase obrera y una tradición del proletariado argentino. La rápida 'apropiación' de este método
de lucha por los más diversos sectores de la clase obrera argentina e incluso de la clase media, está
demostrando que la clase obrera está dispuesta a jugar su rol histórico. El florecimiento de los
piquetes confirma que cada generación obrera no empieza 'de cero' sino que toma como propia la
experiencia de las generaciones pasadas.
El piquete hace su aparición en los cortes de ruta de los desocupados pero también aparece
en los grandes conflictos obreros, como la lucha de Atlántida o la lucha de la pesca en Mar del
Plata. Adquiere un protagonismo netamente proletario y político en la huelga de la empresa de
transportes La Internacional y en la huelga general del 9 de junio. En esa ocasión, la editorial de
Prensa Obrera, titulada "Elogio de los piquetes y los cortes de ruta", analizaba el significado
político de su reaparición masiva.
"La huelga es un movimiento colectivo y sólo puede existir como tal frente a los poderes
coactivos de la patronal. La resistencia individual del trabajador es castigada con el despido y hasta
con la lista negra; por eso esa resistencia debe ser colectiva una vez que ha sido decidida en forma
mayoritaria. Al poder que le da al patrón su monopolio de los medios de producción o de trabajo,
los obreros sólo pueden oponer el poder de su unidad en la acción. La función de los piquetes y de
los cortes de calles y rutas es asegurar la primacía de esa voluntad colectiva. El derecho de huelga
de cada trabajador, tomado individualmente, es defendido por la acción coactiva de los piquetes en
las calles, puertas de fábricas y rutas.
"El piquete tiene la gran virtud de que transforma la adhesión a una huelga, de pasiva y hasta
rutinaria, en consciente. La diferencia no es menor porque equivale a preparar a los trabajadores
para poner en pie su propio gobierno. Un gobierno de trabajadores significará una participación sin
precedentes históricos del trabajador en la cosa pública. Los demócratas repudian los piquetes
pretendiendo ignorar que son los piquetes los que gestan la verdadera ciudadanía.

11
"El piquete tiene la capacidad pedagógica de demostrar que la sociedad capitalista no es un sistema
abstracto de derechos y deberes, sino un sistema de fuerza y coacción contra los trabajadores. Para
superar a esa sociedad violenta será necesario quebrar con la fuerza esa capacidad de opresión,
explotación y represión del capitalismo. El piquete es una forma suprema de la solidaridad social,
que va más allá de la camaradería y el apoyo recíproco entre los piqueteros, pues convoca a todos
los explotados a tomar el destino en su propias manos. Un gobierno de trabajadores será, en
definitiva, un gigantesco piquete obrero destinado a alumbrar el surgimiento de una nueva
sociedad" (26).
El papel central de los piquetes en las grandes movilizaciones del último período está
indicando el surgimiento de una nueva camada de dirigentes y de nuevas direcciones. El caso más
destacado es el de las Comisiones de Piqueteros de Tartagal, Mosconi, Aguaray y Pocitos. Estas
Comisiones dirigieron los dos grandes cortes de ruta y puebladas de mayo (cuando, después de la
represión, 10.000 trabajadores expulsaron a la Gendarmería de la ruta) y de noviembre (en la que
fue asesinado Aníbal Verón). En base a estas dos grandes experiencias de movilización popular, los
piqueteros del norte salteño han llegado a la conclusión política de que es necesaria una política de
conjunto para enfrentar la ofensiva gubernamental y han convocado a las Comisiones de
Desocupados de todo el país a realizar un Congreso Nacional de Trabajadores y Desocupados.
La maduración política de una nueva camada de dirigentes y activistas se manifiesta, también, en
algunos resonantes conquistas antiburocráticas de los últimos meses, como la recuperación del
Sindicato del Pescado de Mar del Plata, la elección de una Comisión Interna antiburocrática en
Clarín (aunque luego fue despedida por la patronal con la complicidad de la burocracia sindical) o
la conquista de la CTA santacruceño por el clasismo.

Burocracia sindical: programa y política

La caracterización de conjunto de la situación -quiebra financiera termninal, crisis política de fondo,


ascenso de las luchas obreras que buscan una salida de conjunto a la situación desesperante a que
han sido arrastradas- hacen saltar inmediatamente las limitaciones insuperables del programa y de la
política de las direcciones sindicales.
El programa de la CTA, que sirvió de base a la convocatoria de la llamada "Marcha Grande
por el Trabajo", entre fines de julio y el 9 de agosto, y a su campaña por un millón de firmas por un
"programa económico alternativo", tiene como principal reivindicación "un seguro de empleo y
formación de 380 pesos para todo jefe de familia desocupado".

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La CTA se propone corregir el rumbo del gobierno, ofreciendo un camino alternativo al
llamado "ajuste perpetuo" y acentúa el tema de la "propuesta" en detrimento de un plan de lucha
que haga retroceder al gobierno en las medidas que ya ha tomado.
El "programa de emergencia" de la central 'alternativa' abarca tres áreas, a saber: una de
circuitos económicos de emergencia (donde inscribe su propuesta de un seguro de empleo y
formación para los desocupados que sean jefes de familia); otra de economía pública que se
asemeja a los "presupuestos participativos" del municipio petista de Porto Alegre; y un área de
economía privada donde el Estado debería regular a las empresas monopólicas y privatizadas e
imponer una reforma tributaria para "poner fin a la regresividad distributiva".
Todo su programa gira en torno a la idea de que hay que oponer al capitalismo "espurio" o
financiero-rentista-especulativo, un capitalismo productivo que se preocupe también por la
"eficiencia social" (salud, educación, formación y calificación del trabajador). En este esquema de
control y regulación del capital especulativo, vía la aplicación de mayores impuestos, se ha
abandonado hasta la más elemental idea de nacionalización o renacionalización de las empresas
privatizadas, de nacionalización y control del comercio exterior o de desconocimiento y repudio de
la usuraria deuda externa, o sea de control del proceso de la producción. El 'modelo' se entusiasma
con una cooperación regional de las empresas que "sustituya la competencia despiadada", o sea con
la posibilidad de un capitalismo regulado y ordenado, despojado de sus crisis y choques. Para los
técnicos de la CTA, dirigidos por el economista Lozano, el momento histórico presente se
caracteriza por "la nueva base tecnológica que requiere de fuerza de trabajo altamente calificada".
Se trata, por lo tanto, de regular las condiciones para que el capital "haga uso de las potencialidades
de la revolución tecnológica".
Lozano y la CTA enmascaran el hecho fundamental de que, bajo el capitalismo, el avance
tecnológico produce la desvalorización relativa de la fuerza de trabajo y la descalificación del
obrero individual. Es de este modo que la tecnología alcanza el objetivo capitalista de aumentar la
tasa de explotación (plusvalía). Pero además, asistimos, en el marco de una gigantesca
sobreacumulación de capital mundial, a una colosal descalificación de los trabajadores, e incluso al
alargamiento de la jornada de trabajo, la reducción directa de sueldos, la eliminación de beneficios
y conquistas y las formas más retrógradas de acumulación capitalista.
¿Cómo sería el "shock redistributivo" que propone la CTA? La central 'alternativa' coloca el
"seguro de empleo y formación" para los jefes de familia desocupados dentro de una propuesta de
"circuito económico de emergencia" que debería integrar "todo el gasto social". Es decir que el
seguro de "empleo y formación" unificaría todos los planes de asistencia y de 'empleos' transitorios.
Pero, ¿por qué la CTA llama seguro de empleo y formación a lo que debería ser un seguro de
desempleo?
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La respuesta está en el propio folleto (27), cuando se señala que cada municipio hará un
relevamiento de los recursos humanos ociosos (fundamentalmente jefes de hogar) y de la "oferta
productiva que se encuentre en situación crítica o de paro forzado" (pequeños y medianos
empresarios, microempresas, Ongs, etc.). Es decir que la CTA pretende empalmar al capital en
quiebra y a los trabajadores desocupados a razón de 380 pesos por obrero. Es decir, que establece la
tarifa de la superexplotación.
La CTA se enorgullece con sus 380 pesos de seguro de empleo y formación porque, dice,
supera el salario mínimo, sin reparar que el salario mínimo ha dejado de existir en Argentina desde
1990 y que hoy no podría ser inferior a los 600 pesos. La CTA desestima la reivindicación de llevar
el salario mínimo a ese nivel porque, dice, sólo beneficiaría a una minoría ocupada. La verdad es
muy distinta: los 380 pesos están diseñados como un nuevo techo o tope salarial, y esto en
condiciones de súper flexibilización e inestabilidad permanente. Un negocio para las empresas y
una desgracia para los trabajadores. Por otra parte, la elevación del haber mínimo jubilatorio a 450
pesos mensuales no está planteada sino en forma gradual, en tres etapas, y sujeta a a la obtención de
una financiación subsidiada.
En el capítulo sobre el financiamiento de este plan de "seguro de empleo y formación", la
CTA se propone gravar a las empresas privatizadas y a los concesionarios de peajes, de ferrocarriles
y de canales fluviales privatizados. A la vez, dispondría un tratamiento fiscal diferencial para las
Pymes a "fin de preservar las fuentes de trabajo".
Ahora bien, ¿hasta qué punto esta propuesta es propia de la CTA? Según la prensa (28), la
UIA, como parte del Grupo Productivo que integra con las Confederaciones Rurales Argentinas
(CRA) y los empresarios de la construcción, también tiene una propuesta para "salir de la recesión y
reactivar el mercado interno", antes de que "la crisis económica devenga en social y ambas lleven a
una crisis política". También la UIA quiere gravar a los supermercados, empresas privatizadas y de
servicios, para formar un "fondo de ingreso mensual para los jefes de familia". También la UIA
quiere imponer un techo salarial.
"El 'shock redistributivo' de la CTA empalma con la propuesta patronal de la UIA y de
Techint. La CTA está condicionada por el frente patronal. En toda la política de la CTA no hay una
pizca de independencia obrera. Vehiculiza de un lado la política del ajuste (eliminación de todos los
planes sociales en beneficio de un área única o circuito para la emergencia social), y es portavoz,
por otro lado, de los planteos de la Unión Industrial y de los capitalistas del 'Grupo Productivo'..."
(29)
También la "propuesta económica" de la CGT Moyano empalma con los planteos del
"Grupo Productivo" de la UIA.

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Denomina "shock de demanda" a una recomposición salarial del orden del 6 al 8% anual sin
siquiera molestarse en considerar que bajo el sistema actual de flexibilidad horaria y de los ritmos
de trabajo, y de rotación laboral, incluso esos aumentos ridículos podrían ser fácilmente
desconocidos por cualquier patronal. El proyecto no dice nada, sin embargo, de imponer
compulsivamente el cumplimiento de la jornada de ocho horas, ni de derogar la reforma laboral que
autoriza el trabajo a prueba por un año y da piedra libre a las patronales en materia de condiciones
laborales. Al ritmo del 6/8% anual no alcanzaría una década para recuperar los niveles salariales
previos a la hiper alfonsinista, ni un cuarto de siglo para alcanzar los de 1975. Más grave, si cabe,
esos porcentajes contrastan con el incremento de la productividad del trabajo en la industria y los
servicios en la última década, que fue en promedio de más del 150%. ¿Pero antes que todo esto no
habría que derogar las rebajas salariales recientemente decretadas por el ajuste? Antes de ir por más,
habría que recuperar lo menos.
El shock de demanda también propone un subsidio de 350 pesos para el millón de jefes de
familia desocupados. Deja afuera, por lo tanto, a otro millón de desocupados y a dos millones de los
llamados sub-ocupados. El gasto estatal que supone este subsidio equivale a la suma de los actuales
planes Trabajar, otros planes asistenciales, las asignaciones familiares y el seguro al desempleo. En
la práctica no significa ninguna transferencia de ingresos para los desocupados, pero sí un pingüe
negocio para los capitalistas, que dejarían de pagar algunas de esas cargas sociales. A guisa de un
beneficio para desempleados le han metido a Moyano un negociado para patronales 'nacionales'.
El programa de la CGT sólo habla de las AFJPs, que se llevan anualmente en forma
compulsiva casi 3.000 millones de pesos de los trabajadores, cuando propone aumentar los aportes
patronales a empresas de servicios y bancos. Pero la UIA sí ha hecho saber que desea que se legisle
para que los fondos de las AFJP sean invertidos "en la producción". Los bancos tienen sus propias
ambiciones -que se dediquen a comprar sus carteras de créditos hipotecarios. Tanto estas propuestas
como el procedimiento actual de que inviertan en acciones o títulos públicos, significarán la
pérdida, a término, del dinero que allí están acumulando los trabajadores. Lo que la CGT hubiera
debido reclamar es la transferencia de las AFJP al Estado y que las jubilaciones sean administradas
por trabajadores y jubilados.
Ni el programa de la CTA ni el de la CGT Moyano resuelven el menor de los problemas de
los trabajadores, pero sí servirán cuando sea debidamente "licuado" en la concertación con la UIA,
para viabilizar la política de los capitanes de la industria y del campo, que piden subsidios y
protección.
Con estos planteos programáticos, no es de extrañar que Moyano y De Gennaro, por
ejemplo, han decidido lanzar una huelga de 36 horas que coincide con el retroceso que sus aliados
del 'grupo productivo' que dirige Techint han sufrido a partir de las negociaciones por el "blindaje".
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Pero más importante que esto es que el llamado a parar está apoyado en el planteo vago de "cambiar
el modelo" y no en una estrategia política independiente de la clase obrera y las masas. Los
trabajadores son convidados a hacer de furgón de cola de un supuesto nuevo 'modelo', cuyo
contenido lo acabará fijando un sector de la gran patronal, y no a establecer un programa propio y
una organización alternativa capaz de asegurar la unidad en la lucha y de ser, como consecuencia de
esa lucha organizada sobre nuevas bases, una alternativa de poder.
Toda la política de la burocracia está determinada por su subordinación a los dictados de la
política de la patronal 'productiva'.
Después de la primera movilización contra los proyectos de reforma laboral, el 24 de
febrero, la dirección moyanista planteó "cambiar el modelo" por medio de la concertación. Así pasó
la reforma laboral. Después del paro del 9 de junio, otro "llamado a la concertación" que sirvió para
que pasara la rebaja salarial. Lo mismo ha vuelto a hacer después del enorme paro de 36 horas. Así
pasarán la rebaja jubilatoria y el boletazo. La política de 'cambiar el modelo' a través de la
"concertación", en lugar de la lucha firme hasta arrancar las reivindicaciones, se ha convertido en
una contraseña para que el gobierno y las patronales sigan golpeando.

Por una salida obrera a la crisis

Las burocracias sindicales llaman a la "concertación" justamente cuando la experiencia de las


luchas del último período, y en particular de los últimos meses, muestran la impostergable
necesidad de una lucha de conjunto y de una política independiente. El levantamiento del corte de la
Ruta 3, a mediados de noviembre, desconociendo el impulso que había dado a otros numerosos
cortes de ruta, dejó aislados a todos los demás y contribuyó para que el gobierno zafara de la
emergencia. No se trata de proponer una escalada de cortes de ruta, unos aislados de los otros, con
la sola reivindicación de planes 'Trabajar' ("por diez, mil Matanzas", propone el Pcr-Ptp), sino de
una política de conjunto.
Reclamar una huelga general activa no ya de 36 sino de 72 horas y un plan de lucha hasta
arrancar la derogación de la rebaja salarial, de la reforma laboral, de la rebaja de las jubilaciones y
de todas las medidas anti obreras en marcha.
Convocar a un congreso nacional de desocupados y un congreso obrero de bases porque
necesitamos la deliberación de las decenas de miles de piqueteros que han protagonizado los
grandes movimientos de lucha de los últimos tiempos, para impulsar la huelga general indefinida,
para elaborar un plan económico de conjunto de la clase obrera y para convertir a la clase obrera en
dirección política de los explotados (y no en el furgón de cola de los "frentes nacionales" con la
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burguesía 'productiva', y para luchar por el pasaje del gobierno a una Asamblea Constituyente libre
y soberana que reorganice social y políticamente a la Argentina.

prensaobrera@po.org.ar

Notas

1. La Nación, 4 de setiembre de 2000.


2. Prensa Obrera, 7 de setiembre de 2000.
3."La envergadura de la crisis política desatada en el Senado de la Nación plantea la necesidad de
convocar en forma inmediata a una Asamblea Constituyente", Proyecto de Declaración presentado
por el Partido Obrero en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires. Reproducido en Prensa
Obrera, 24 de agosto de 2000.
4. La Razón, 9 de octubre de 2000.
5. Clarín, 8 de octubre de 2000.
6. Clarín, 7 de octubre de 2000.
7. La Razón, 26 de octubre de 2000.
8. El País, 29 de octubre de 2000.
9. Ámbito Financiero, 30 de octubre de 2000.
10. Gazeta Mercantil Latinoamericana, 9 de octubre de 2000.
11. "Una nueva crisis mundial, una crisis inminente del gobierno de la Alianza". Documento
político aprobado por el XI Congreso del Partido Obrero (25 al 29 de mayo de 2000). Reproducido
en Prensa Obrera, 25 de mayo de 2000.
12. Gaceta Mercantil, 13 de noviembre de 2000.
13. Idem anterior
14. The New York Times, 2 de noviembre de 2000.
15. Financial Times, 10 de noviembre de 2000.
16. Gaceta Mercantil, 6 de noviembre de 2000.
17. Financial Times, 10 de noviembre de 2000.
18. The New York Times, 13 de noviembre de 2000.
19. Financial Times, 10 de noviembre de 2.000.
20. Prensa Obrera, 16 de noviembre de 2000.
21. Ámbito Financiero, 10 de noviembre de 2000.
22. Prensa Obrera, 30 de noviembre de 2000.
23. Financial Times, 10 de noviembre de 2000.
24. La Nación, 19 de noviembre de 2000.
25. Prensa Obrera, 30 de noviembre de 2000.
26. Prensa Obrera, 15 de junio de 2000.
27. Instituto de Estudios y formación de la Central de Trabajadores Argentinos; "Programa para la
emergencia".
28. Página/12, 20 de junio de 2000.
29. Prensa Obrera, 29 de junio de 2000.

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