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La política financiera se encarga de formular los objetivos, señalando los instrumentos

adecuados para controlar los ingresos y administrarlos, así como de la elaboración del
gasto del sector público, además también tiene el control del sistema bancario, así como
de la política monetaria y crediticia.
Si nos centráramos solamente a la política de gasto, su instrumento seria el gasto público
que está determinado por la Ley de Egresos de la Federación. El gasto público de igual
manera es un instrumento de política general, ya que financia todas las actividades del
estado.

La Secretaria de Hacienda y Crédito Público es la encargada de formular el Presupuesto


de Egresos, vigilando su aplicación y sus funciones están basadas de acuerdo al artículo
31 de la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal.

La encargada de planear, organizar y coordinar el sistema de control y evaluación


gubernamental e inspeccionar el ejercicio del gasto público federal y su congruencia con
los presupuestos de egresos es la Secretaria de la Función Pública (SFP) antes conocida
como Contraloría y Desarrollo Administrativo (SECODAM).
El gasto público sirve para que el Estado mexicano financie sus actividades.

El conjunto de instrumentos medidas que toma el Estado con el objeto de recaudar los
ingresos necesarios para realizar las funciones que le ayuden a cumplir los objetivos de
la política económica general es lo que se conoce como política fiscal.
La política fiscal la integran las decisiones del gobierno referentes al gasto público y a los
impuestos. Las decisiones del gobierno en materia de política fiscal se plasman en el
presupuesto del sector público. Cuando los ingresos son superiores al gasto hay superávit
presupuestarios, y cuando ocurre lo contrario hay déficit.
Aquí encajan varios factores de gasto y de ingresos gubernamentales. El gobierno gasta
mediante inversiones de consumo, de concesión, de subsidios y transferencias
financieras. Obtiene ingresos mediante impuestos sobre actividades de producción y de
circulación de mercancías, sobre las propiedades, sobre las herencias y traspasos entre las
personas, y sobre los ingresos y ganancias de cualquier naturaleza.
La política fiscal está en manos de la secretaría de hacienda y crédito público, se aplica
diferentes instrumentos y mecanismos.

La política monetaria y crediticia forma parte de la política económica general y


financiera en particular, y está constituida por el conjunto de medidas e instrumentos que
aplica el Estado con el objeto de regular y controlar el sistema monetario y crediticio de
un país.

Los aspectos comprendidos por dicha política son: oferta monetaria, tipo de cambio,
interés bancario, volumen de crédito, costo del dinero y capacidad de pago del dinero.
Algunos instrumentos de dicha política son: Políticas de redescuento, mercado abierto,
controles selectivos y directos del crédito, etc.
Banco de México: Es el Banco Central de México, y dirige las actividades de la política
monetaria y bancaria del país.

La Comisión Nacional Bancaria y de Valores: Actúa como conciliador en conflictos con


valores, Dicta medidas de carácter general a las casas de bolsa y bolsas de valores, hace
publicaciones sobre el mercado de valores. Investiga y ordena visitas de inspección.
La Comisión Nacional de Seguros y Fianzas (CNSF), es un órgano desconcentrado de la
Secretaría de Hacienda y Crédito Público, que goza de las facultades y atribuciones que
le confiere la Ley General de Instituciones y Sociedades Mutualistas de Seguros, la Ley
Federal de Instituciones de Fianzas.
La comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro: Es un órgano administrativo
desconcentrado de la hacienda, con una autonomía técnica y facultades ejecutivas, para
la toma de decisiones propias para la coordinación regulación supervisión y vigilancia de
los sistemas de ahorro para el retiro su misión es proteger los ahorros para el retiro de los
trabajadores IMSS o ISSSTE según sea el caso, así mismo nos regula a cada uno de
nosotros los agentes de AFORES a las mismas AFORES en realizar un traspaso adecuado
para el trabajador.
El conjunto de instituciones que se encargan de proporcionar financiamiento profesional
a las personas físicas y morales y a las actividades económicas del país, es lo que
conocemos como sistema financiero.
Autoridades y organismos reguladores, instituciones de crédito, banca múltiple y de
banca de desarrollo, organizaciones y actividades auxiliares de crédito, administradoras
de fondos para el retiro, mercado de valores, instituciones de seguros, instituciones de
fianzas, son las que forman parte del organigrama elaborado por la SHCP.
Fondos permanentes de fomentos económicos: Fovi, Fondo, Focir, Fidelia, Fonhapo,
Fonacot, fonatur, Fopesca, Fega, Fefa, fifomi, fovimi.

 Autoridades reguladoras.
o Secretaria de Hacienda y Crédito Publico.
o Banco de México.
o Comisión Nacional Bancaria y de Valores.
o Comisión Nacional de Seguros y Fianzas.
o Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de los
Servicios Financieros.
o Comisión Nacional de Seguro para el Retiro.
 Instituciones financieras.
o Grupos financieros.
 28 compañías tenedoras.
 Instituciones de crédito.
 31 bancos comerciales.
 6 bancos de desarrollo.
 3 Fideicomisos de fomento.
 Mercados de valores.
 Bolsas de valores.
 31 casas de bolsas de valores.
 475 sociedades de inversión.
 50 sociedades de inversión especializada para el retiro.
 90 compañías de seguros.
 20 almacenes de depósito.
 25 arrendadoras financieras.
 7 sociedades de ahorro y préstamo.
 59 sociedades financieras de objeto limitado.
 149 uniones de crédito.
 14 compañías de fianzas.
 24 casas de cambio.
 12 empresas de factoraje.
 3 burós de crédito.

Manuel Ávila Camacho (1940-1946)


Política financiera: Su administración tuvo un enfoque al aparato administrativo de la
nación pues le dedicó un 44.3% del gasto público, mientras que el 39.2% se fue al fomento
de actividades económicas y únicamente un 16.5% fue destinado a gastos de índole social.
La mayor parte de su mandato fue caracterizada por déficit que respecto al PIB fue del
0.3% anual en promedio.
Política fiscal: La eficiencia de este tipo de política se refleja en la atención al sector
público que haya sido capaz de movilizar para llegar a sus objetivos, y es en este sexenio
que del total de los ingresos públicos que hubieron, el 84.4% provino de los impuestos,
los cuales crecieron a una tasa promedio anual de 24.5% representando de esta manera
un 6.1% de promedio anual respecto al PIB.
Política monetaria y crediticia: A la paridad de que fluyeran los capitales extranjeros
volvieron aquellos capitales mexicanos que se encontraban en el extranjero, sin embargo
se dio una pérdida del poder adquisitivo de la moneda debido al fuerte proceso
inflacionario por el que pasó la nación debido al fuerte incremento del dinero circulante
cuyo promedio anual fuera del 23.1%. Como dato de referencia, en el año de 1944 en
México tuvo participación en la organización del Sistema Monetario Mundial, así como
en la fundación del FMI (Fondo Monetario Internacional) y del Banco Internacional de
Reconstrucción y Fomento (BIRF).
Miguel Alemán Valdés (1946-1952)

Política financiera: De los gastos totales durante su sexenio se vivió con la esperanza de
ver un desarrollo económico sustentable pues se “apostó” el 51.9% del gasto público a
las actividades económicas de la nación en aquel entonces, mientras que los gastos
administrativos se vieron recortados con respecto al sexenio anterior al habérsele
asignado un 34.8% dando así como resultado una baja orientación al gasto social pues
sólo se le asignó un 13.3% del gasto total. El promedio anual de déficit fue de 0.1%
mientras que durante 3 años en su mandato hubo superávit al ir fomentando las
actividades económicas.

Política fiscal: En esta ocasión, se vieron reducidos de participación los impuestos, pues
alcanzaron un 77.7% por lo que tuvieron que recurrir a un crecimiento promedio anual de
19% de los impuestos para poder alcanzar los objetivos planteados, por lo que los ingresos
públicos representaron un 8.7% de promedio anual con respecto al PIB.

Política monetaria y crediticia: Corría el año de 1948 cuando sucediera la devaluación


del peso mexicano llegando a tener un costo de 8.65 por dólar por lo que la devaluación
fue de un 78.3% en parte debido a que el crecimiento del circulante se siguió dando y se
recurrió de todas maneras al endeudamiento externo dado principalmente con el BIRF y
Eximbank.

Adolfo Ruiz Cortines (1952-1958)


Política financiera: Siguiendo con la tendencia del sexenio pasado, Ruiz Cortines
destinó más de la mitad del gasto público en el fomento de las actividades económicas
con un porcentaje de 52.7% y dio apoyo a la entrada de la inversión extranjera directa. Se
disminuyeron los gastos administrativos y por fin hubo un ligero incremento hacia la
atención del sector social el cual se vio beneficiado con un porcentaje del 14.4% del gasto
total. Se registró en su mayoría un déficit menor del 1% con respecto al PIB.
Política fiscal: A diferencia del mandato presidencial pasado, aquí hubo un incremento
en la participación de los ingresos del sector público en el PIB, registrando un 9.6% de
promedio anual lo que mantuvo como principales impuestos al de la renta, y los del
comercio (exterior e interior). Sin embargo, a pesar de todo esto, los impuestos
continuaron decayendo bajando así su ritmo de crecimiento a un 8.2% de promedio anual.
Política monetaria y crediticia: Durante este mandato presidencial se tuvo un promedio
anual del 11.2% del ritmo de crecimiento del circulante lo que siguió provocando
inflación y el aumento de precios y también se vio reflejado en la reducción de las reservas
monetarias en poder del Banco de México. Así mismo, en el año de 1954 se devaluó el
peso que llegó a una depreciación del 44.5% teniendo así la moneda mexicana un valor
de 12.50 por dólar americano.
Adolfo López Mateos (1958-1964)
Política financiera: Este nuevo sexenio liderado por López Mateos representa un periodo
de relativa estabilidad económica pues a pesar de que se presentara sólo en 3 años un
déficit público, éste fue lo suficientemente bajo como para no representar gran
significancia con respecto del PIB; esto debido en parte a la manera en la que él se
organizó destinando un 41.8% del gasto público al sector administrativo, un 39% al
fomento de actividades económicas (una reducción en contraste con el mandato anterior)
y aquí se logra apreciar que el sector social se ha visto nuevamente beneficiado al
habérsele incrementado su porcentaje de gasto público ahora al 19.2% del total. Cabe
señalar que con este gobierno lo que se pretendía era que las finanzas públicas se
manejaran de forma equilibrada, lo cual ayudaría a la estabilidad financiera de la nación.
Política fiscal: Aquí se crea un nuevo impuesto sobre los ingresos mercantiles, sin
embargo se siguió tendencia al endeudamiento público puesto que la participación de los
impuestos en los ingresos públicos siguió disminuyendo lo que representó un 59.5%. Así
mismo, los impuestos disminuyeron su participación en el PIB con un porcentaje del 6.5%
de promedio anual.
Política monetaria y crediticia: En esta ocasión, no hubieron devaluaciones, la relación
del peso con respecto del dólar se conservó durante todo el sexenio en un valor de $12.50
a pesar de que el promedio anual del incremento del circulante fuera del 12.8%. Este
periodo presidencial fue conocido como de desarrollo estabilizador pues los precios
internos se mantuvieron y de igual forma se incrementaron los préstamos extranjeros.
Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970)

Política financiera: Tras haberse destinado la mayor parte al sector administrativo en el


sexenio anterior, Díaz Ordaz “apostó” como lo habrían hecho presidentes anteriores por
el fomento en las actividades económicas del país, destinando así en esta ocasión un
54.9% del gasto público a este sector. Mientras que al rubro de la sociedad se le fue
destinado un 31.8% del total que fue mucho mayor en contraste con lo designado a los
gastos administrativos de la nación con un 13.3%. Durante cuatro años se registró
superávit y en los otros dos años restantes, el déficit presentado fue poco significativo
respecto al PIB al no llegar siquiera al 0.1%. La política de gasto implementada aquí
permitió el mejoramiento de las finanzas públicas y la garantía de la estabilidad
económica y financiera del país.
Política fiscal: Tras los sexenios pasados, se hubiera pensado que la participación de los
ingresos públicos seguiría en decadencia, sin embargo aquí se suscitó algo extraordinario
pues dicha participación representó un porcentaje del 24% lo que también influyó en la
participación de los impuestos en relación al PIB en un 7.5% de promedio anual. El
impuesto recién creado por el sexenio anterior, el de los ingresos mercantiles se turnó
importante en la colecta de recursos.
Política monetaria y crediticia: En este gobierno, a pesar de que se siguió recurriendo
al endeudamiento externo, fue conocido igual como de desarrollo estabilizador pues
igual como sucediera en el mandato anterior, hubo una estabilidad en los precios y el tipo
de cambio con respecto al dólar se mantuvo en los $12.50 y así mismo se disminuyó la
expansión monetaria, la cual sólo aumentó un 10.2% de promedio anual.
Luis Echeverría Álvarez (1970-1976)
Política financiera: Siguiendo con los gobiernos anteriores, Luis Echeverría también
destinó más de la mitad del gasto público al sector de actividades económicas, pero ahora
con un enfoque del 61.6% del gasto público total e incuso, además de haber reducido el
presupuesto al sector social, este seguía relativamente alto con un 29.3% de asignación
mientras que en su contraparte el sector administrativo recibió sólo 9.1% del gasto
público. A pesar de que se incrementó el endeudamiento público tanto interno y externo
(lo cual rompe con uno de los principales objetivos de las políticas financieras), hubo un
superávit de las finanzas públicas.

Política fiscal: El ritmo del crecimiento de los impuestos se elevó a un promedio anual
de 27% que como era de esperarse, provino en buena medida del crecimiento
inflacionario agudizado a partir de 1973. Así mismo, la participación de los ingresos
públicos se vieron engrandecidos por nueva ocasión con un porcentaje del promedio anual
de 31.2%. Por el otro lado de la balanza tenemos que en este sexenio continuó
disminuyendo la participación de los impuestos en los ingresos públicos ya que se
mantuvo la política de endeudamiento público interno y externo lo cual se vio reflejado
en el 30.9% que tuvo durante el periodo.
Política monetaria y crediticia: Y tanto en la física como en la economía nacional, todo
lo que sube (o se mantiene) tiene que bajar y como muestra de ello está este sexenio el
cual fue denotado principalmente por el incremento del circulante al doble en relación al
sexenio anterior los cual desató un fuerte proceso inflacionario que hizo aumentar los
precios al mismo tiempo que disminuyera el valor del poder adquisitivo de la moneda al
llegar a una devaluación de más del 70% en el que un dólar costaba prácticamente 22
pesos mexicanos. La política monetaria durante este periodo influyó fuertemente a la
política económica del país ya que se pretendía que los problemas de la economía
nacional fueran contenidos por los medios monetarios.
José López Portillo (1976-1982)

Política financiera: Al contrario que como se dio en mandatos anteriores, esta nueva
administración disminuyó de manera considerable el gasto destinado al fomento
económico para distribuirlo de una forma más equitativo lo que dejó finalmente con un
40.5% del total. En cuanto al sector social, se denotó un 33.2% del gasto público
aumentándolo de manera considerable. Otro incremento fue dado para el sector
administrativo que se vio beneficiado esta vez con un porcentaje del 26.3% del total del
gasto para este sexenio. Increíblemente este sexenio fue caracterizado por NO tener
déficit y presentar un superávit año tras año durante el periodo del presidente; sin
embargo, la deuda no fue pagada debido en parte al exagerado incremento de ésta y
también del circulante.
Política fiscal: Desgraciadamente, en este gobierno se recurrió de forma alarmante a la
deuda pública interna y externa que creció de forma exponencial. Por otro lado tenemos
que los ingresos públicos totales incrementaron de manera positiva su participación en el
PIB que legó a ser de un 46.5% anual de promedio lo cual influyó también de manera
positiva en la participación de los impuestos en el PIB con un porcentaje de crecimiento
promedio anual del 13.7%. En cuanto al impuesto de los ingresos mercantiles, se le vio
sustituido por el Impuesto al Valor Agregado (conocido comúnmente como IVA) en el
año de 1980 el cual siguió siendo muy significativo para la obtención de recursos.

Política monetaria y crediticia: Y no conforme con la situación económica del país en


ese periodo, José López Portillo incrementó (sí, una vez más hubo un incremento) de
manera alarmante el circulante monetario llegando a su más alto nivel del que se tenga
registro con un porcentaje de promedio anual de 36.7% por lo que los precios siguieron
aumentando en exceso y hubo una fuerte pérdida del poder adquisitivo de la moneda
nacional. El dólar se cotizaba en un valor promedio anual de 28 pesos mexicanos.

Miguel de la Madrid Hurtado (1982-1988)


Política financiera: Desgraciadamente en esta ocasión no se consiguió superávit como
en el periodo anterior, debido a que Miguel de la Madrid con tal de disminuir el porcentaje
del gasto social (el cual quedó en 27.6%) aumentó considerablemente los gastos
administrativos los cuales registraron un 32.2% del gasto total público; mientras que el
fomento a las actividades económicas recibió una asignación del 40.2% del gasto total.
Una de las principales preocupaciones del gobierno fue la de sanear las finanzas públicas
mediante la venta de empresas paraestatales incrementando asó los ingresos, sin embargo
estás acciones se vieron reflejadas en una fuerte crisis de las finanzas públicas del país
que quedó plasmado con un déficit financiero de 11.5% en promedio anual como
porcentaje del PIB. Además hubo actos corruptos con lo cual los recursos del gasto
público fueron desviados, lo que disminuyó la inversión pública y por tanto frenó el
crecimiento del país.
Política fiscal: De una u otra forma, los impuestos lograron aumentar su participación
con un porcentaje de promedio anual del 16.8%, sin embargo durante todo su periodo de
gubernatura y con un porcentaje del 31.6% los ingresos públicos en el PIB redujeron su
participación. Por la otra cara de la moneda nos encontramos con que la participación de
los impuestos en el total de ingresos públicos aumentó a 53% anual y que los tres
impuestos más importantes durante su mandato fueron los de la renta, el IVA y el de la
producción lo cual queda implícito en el ritmo anual de crecimiento de los impuestos que
tuvieron un crecimiento del 100% anualmente.
Política monetaria y crediticia: Increíblemente hubo incrementó aún más el ritmo de
crecimiento del circulante monetario que llegó a un promedio anual de 69.5% que es
posiblemente la cifra más alta alcanzada en mucho tiempo. Por desgracia, la inflación
siguió sin control alguno por lo que el 20 de diciembre de 1982 se dio la tercera
devaluación del año llegando a costar un dólar unos 150 pesos mexicanos; la devaluación
hizo que el costo promedio durante el sexenio de un dólar fuera de 804.3 pesos por lo que
se emitieron nuevos billetes de mayor denominación y monedas que sustituyeran a las
anteriores.

Carlos Salinas de Gortari (1988-1994)


Política financiera: Tratando de que el financiamiento no fuera inflacionario continuó
con la disminución del gasto público mientras al mismo tiempo buscaba fomentar el
ahorro; sin embargo no se logró con esto debido a los problemas económicos por los que
la nación estaba transitando en aquel entonces. Debido a que se continuó pagando
intereses y amortizaciones de la deuda pública interna y externa (lo cual absorbió más del
50% del gasto público), se redujo considerablemente el gasto público en el factor social
(salud, educación, etc.). Se planteó apoyar a la descentralización financiera y así mismo
prosiguieron las ventas de empresas del Estado con el fin de conseguir más recursos, entre
los cuales se encontraba TELMEX.

Política fiscal: Durante este sexenio se pretendió seguir con una política de ingresos
públicos que permitiera financiar las actividades del sector público sin un déficit, lo cual
no se logró cumplir por lo que se amplió la base tributaria de diversos impuestos. Así
mismo, se creó un nuevo impuesto para la adquisición de vehículos usados y se desgravó
el impuesto sobre la renta a personas físicas. Como dato de referencia, el ISR se redujo
de 42% en 1998, a 35% en 1991 y a un 34% en el 94.

Política monetaria y crediticia: En esta ocasión, el incremento anual promedio del


circulante fue de un 42.5% y el tipo de cambio pasó de los 2,284.45 pesos en 1988, a 3.10
nuevos pesos en octubre de 1993 por medio de una reforma monetaria que consistió
básicamente en eliminar tres ceros a la moneda lo que le cambió su denominación a
nuevos pesos.

Ernesto Zedillo Ponce de León (1994-2000)


Política financiera: En esta ocasión se redujeron prácticamente a cero los estímulos
fiscales, por lo que el gasto público corriente representó un 79.6% del total en promedio
anual, y el gasto capital sólo fue de un 20.1% en promedio anual. Se distribuyó en forma
no muy controlada y equilibrada el gasto público en educación (3.8%), salud (2.2%),
seguridad social (1.7%), desarrollo agropecuario (0.8%), energía (3.3%) y en
comunicaciones y transportes (0.7%).
Política fiscal: El pago de impuestos siguió representando un problema para muchas
personas a pesar de que el Sistema de Administración Tributaria (SAT) lo haya
simplificado en varios de sus trámites. Más de 10 millones de personas no pagaron
impuestos, esto debido a que la economía informal siguió creciendo de forma alarmante.
Respecto a los ingresos del sector público federal, los ingresos ordinarios representaron
con un 22% el mayor porcentaje, mientras que los ingresos no tributaros representaron
un 5.2% de los ingresos de dicho sector.
Política monetaria y crediticia: Hubo una devaluación por enésima vez del peso
mexicano de un crítico 270% y el circulante monetario se incrementó en un 25.7% y
debido a la caída del precio internacional del petróleo en 1998 el Banco de México decidió
retirar liquidez a la economía mediante el corto que consiste en retirar dinero de la
circulación.
Vicente Fox Quesada (2000-2006)

Política financiera: Comienzo del nuevo siglo XXI en el cual para México, el porcentaje
del gasto ocupado por el Gobierno Federal fue de un 58.2% en tanto que a las entidades
de control le correspondió un 41.8%. El gasto corriente del sector público fue el que
mayor recursos se llevó pues consumió 82.7% en promedio anual. En contraste está el
gasto del capital del sector público que fue reducido por el Gobierno Federal al verse
reflejado con un 17.3% anual.
Política fiscal: Del total de ingresos ordinarios del sector público, el 47.4% fueron
tributarios, mientras que el 24.6% no fueron tributarios y además, si se considera el total
de ingresos del Gobierno Federal en este periodo, el 35.84% de los ingresos dados fueron
a causa del petróleo, mientras que el 64.15% provino de aquellos ingresos no petroleros.
Política monetaria y crediticia: En este sexenio se continuó con aquella política del
corto para combatir así el incremento de los precios. El circulante monetario se
incrementó a 13.6% en un promedio anual, muy por encima del promedio anual del PIB
que fuera de únicamente 2.3%. La paridad promedio en el sexenio fue de $10.48 por
dólar.

Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012)


Política financiera: En este nuevo comienzo de sexenio se estableció como meta el
“equilibrio presupuestal” de acuerdo con el Presupuesto de Egresos de la Federación para
el ejercicio 2007. La distribución del gasto neto total del sector público para el año de
2007 fue de: ramos autónomos (1.8%), ramos administrativos (24.1%), ramos generales
que incluyen aportaciones a la seguridad social, provisiones salariales entre otros
(51.5%), entidades sujetas a control presupuestario (31.8%), un total de 109.25% por
subsidios, transferencias y aportaciones incluidas en el gasto de la Administración Pública
Federal Centralizada.

Política fiscal: El Impuesto Empresarial a la Tasa Única (IETU) fue la base principal de
las reformas fiscales de este periodo presidencial con lo cual se pretendía elevar la
recaudación tributaria en al menos tres puntos porcentuales del PIB.
Política monetaria y crediticia: Se continuó de igual manera como se diera en el
mandato anterior con la política del corto como forma de restricción monetaria; los
objetivos principales de la política monetaria y crediticia siguen siendo la estabilidad
interna de los precios y la supuesta estabilidad del tipo de cambio.

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