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adecuados para controlar los ingresos y administrarlos, así como de la elaboración del
gasto del sector público, además también tiene el control del sistema bancario, así como
de la política monetaria y crediticia.
Si nos centráramos solamente a la política de gasto, su instrumento seria el gasto público
que está determinado por la Ley de Egresos de la Federación. El gasto público de igual
manera es un instrumento de política general, ya que financia todas las actividades del
estado.
El conjunto de instrumentos medidas que toma el Estado con el objeto de recaudar los
ingresos necesarios para realizar las funciones que le ayuden a cumplir los objetivos de
la política económica general es lo que se conoce como política fiscal.
La política fiscal la integran las decisiones del gobierno referentes al gasto público y a los
impuestos. Las decisiones del gobierno en materia de política fiscal se plasman en el
presupuesto del sector público. Cuando los ingresos son superiores al gasto hay superávit
presupuestarios, y cuando ocurre lo contrario hay déficit.
Aquí encajan varios factores de gasto y de ingresos gubernamentales. El gobierno gasta
mediante inversiones de consumo, de concesión, de subsidios y transferencias
financieras. Obtiene ingresos mediante impuestos sobre actividades de producción y de
circulación de mercancías, sobre las propiedades, sobre las herencias y traspasos entre las
personas, y sobre los ingresos y ganancias de cualquier naturaleza.
La política fiscal está en manos de la secretaría de hacienda y crédito público, se aplica
diferentes instrumentos y mecanismos.
Los aspectos comprendidos por dicha política son: oferta monetaria, tipo de cambio,
interés bancario, volumen de crédito, costo del dinero y capacidad de pago del dinero.
Algunos instrumentos de dicha política son: Políticas de redescuento, mercado abierto,
controles selectivos y directos del crédito, etc.
Banco de México: Es el Banco Central de México, y dirige las actividades de la política
monetaria y bancaria del país.
Autoridades reguladoras.
o Secretaria de Hacienda y Crédito Publico.
o Banco de México.
o Comisión Nacional Bancaria y de Valores.
o Comisión Nacional de Seguros y Fianzas.
o Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de los
Servicios Financieros.
o Comisión Nacional de Seguro para el Retiro.
Instituciones financieras.
o Grupos financieros.
28 compañías tenedoras.
Instituciones de crédito.
31 bancos comerciales.
6 bancos de desarrollo.
3 Fideicomisos de fomento.
Mercados de valores.
Bolsas de valores.
31 casas de bolsas de valores.
475 sociedades de inversión.
50 sociedades de inversión especializada para el retiro.
90 compañías de seguros.
20 almacenes de depósito.
25 arrendadoras financieras.
7 sociedades de ahorro y préstamo.
59 sociedades financieras de objeto limitado.
149 uniones de crédito.
14 compañías de fianzas.
24 casas de cambio.
12 empresas de factoraje.
3 burós de crédito.
Política financiera: De los gastos totales durante su sexenio se vivió con la esperanza de
ver un desarrollo económico sustentable pues se “apostó” el 51.9% del gasto público a
las actividades económicas de la nación en aquel entonces, mientras que los gastos
administrativos se vieron recortados con respecto al sexenio anterior al habérsele
asignado un 34.8% dando así como resultado una baja orientación al gasto social pues
sólo se le asignó un 13.3% del gasto total. El promedio anual de déficit fue de 0.1%
mientras que durante 3 años en su mandato hubo superávit al ir fomentando las
actividades económicas.
Política fiscal: En esta ocasión, se vieron reducidos de participación los impuestos, pues
alcanzaron un 77.7% por lo que tuvieron que recurrir a un crecimiento promedio anual de
19% de los impuestos para poder alcanzar los objetivos planteados, por lo que los ingresos
públicos representaron un 8.7% de promedio anual con respecto al PIB.
Política fiscal: El ritmo del crecimiento de los impuestos se elevó a un promedio anual
de 27% que como era de esperarse, provino en buena medida del crecimiento
inflacionario agudizado a partir de 1973. Así mismo, la participación de los ingresos
públicos se vieron engrandecidos por nueva ocasión con un porcentaje del promedio anual
de 31.2%. Por el otro lado de la balanza tenemos que en este sexenio continuó
disminuyendo la participación de los impuestos en los ingresos públicos ya que se
mantuvo la política de endeudamiento público interno y externo lo cual se vio reflejado
en el 30.9% que tuvo durante el periodo.
Política monetaria y crediticia: Y tanto en la física como en la economía nacional, todo
lo que sube (o se mantiene) tiene que bajar y como muestra de ello está este sexenio el
cual fue denotado principalmente por el incremento del circulante al doble en relación al
sexenio anterior los cual desató un fuerte proceso inflacionario que hizo aumentar los
precios al mismo tiempo que disminuyera el valor del poder adquisitivo de la moneda al
llegar a una devaluación de más del 70% en el que un dólar costaba prácticamente 22
pesos mexicanos. La política monetaria durante este periodo influyó fuertemente a la
política económica del país ya que se pretendía que los problemas de la economía
nacional fueran contenidos por los medios monetarios.
José López Portillo (1976-1982)
Política financiera: Al contrario que como se dio en mandatos anteriores, esta nueva
administración disminuyó de manera considerable el gasto destinado al fomento
económico para distribuirlo de una forma más equitativo lo que dejó finalmente con un
40.5% del total. En cuanto al sector social, se denotó un 33.2% del gasto público
aumentándolo de manera considerable. Otro incremento fue dado para el sector
administrativo que se vio beneficiado esta vez con un porcentaje del 26.3% del total del
gasto para este sexenio. Increíblemente este sexenio fue caracterizado por NO tener
déficit y presentar un superávit año tras año durante el periodo del presidente; sin
embargo, la deuda no fue pagada debido en parte al exagerado incremento de ésta y
también del circulante.
Política fiscal: Desgraciadamente, en este gobierno se recurrió de forma alarmante a la
deuda pública interna y externa que creció de forma exponencial. Por otro lado tenemos
que los ingresos públicos totales incrementaron de manera positiva su participación en el
PIB que legó a ser de un 46.5% anual de promedio lo cual influyó también de manera
positiva en la participación de los impuestos en el PIB con un porcentaje de crecimiento
promedio anual del 13.7%. En cuanto al impuesto de los ingresos mercantiles, se le vio
sustituido por el Impuesto al Valor Agregado (conocido comúnmente como IVA) en el
año de 1980 el cual siguió siendo muy significativo para la obtención de recursos.
Política fiscal: Durante este sexenio se pretendió seguir con una política de ingresos
públicos que permitiera financiar las actividades del sector público sin un déficit, lo cual
no se logró cumplir por lo que se amplió la base tributaria de diversos impuestos. Así
mismo, se creó un nuevo impuesto para la adquisición de vehículos usados y se desgravó
el impuesto sobre la renta a personas físicas. Como dato de referencia, el ISR se redujo
de 42% en 1998, a 35% en 1991 y a un 34% en el 94.
Política financiera: Comienzo del nuevo siglo XXI en el cual para México, el porcentaje
del gasto ocupado por el Gobierno Federal fue de un 58.2% en tanto que a las entidades
de control le correspondió un 41.8%. El gasto corriente del sector público fue el que
mayor recursos se llevó pues consumió 82.7% en promedio anual. En contraste está el
gasto del capital del sector público que fue reducido por el Gobierno Federal al verse
reflejado con un 17.3% anual.
Política fiscal: Del total de ingresos ordinarios del sector público, el 47.4% fueron
tributarios, mientras que el 24.6% no fueron tributarios y además, si se considera el total
de ingresos del Gobierno Federal en este periodo, el 35.84% de los ingresos dados fueron
a causa del petróleo, mientras que el 64.15% provino de aquellos ingresos no petroleros.
Política monetaria y crediticia: En este sexenio se continuó con aquella política del
corto para combatir así el incremento de los precios. El circulante monetario se
incrementó a 13.6% en un promedio anual, muy por encima del promedio anual del PIB
que fuera de únicamente 2.3%. La paridad promedio en el sexenio fue de $10.48 por
dólar.
Política fiscal: El Impuesto Empresarial a la Tasa Única (IETU) fue la base principal de
las reformas fiscales de este periodo presidencial con lo cual se pretendía elevar la
recaudación tributaria en al menos tres puntos porcentuales del PIB.
Política monetaria y crediticia: Se continuó de igual manera como se diera en el
mandato anterior con la política del corto como forma de restricción monetaria; los
objetivos principales de la política monetaria y crediticia siguen siendo la estabilidad
interna de los precios y la supuesta estabilidad del tipo de cambio.