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Marión Bello
Literatura Romántica Universal
Prof. Paula Baldwin L.
05-9-2018.
“Por eso, a vosotros, ¡oh inmortales!, quiero también daros las gracias,
Para que desde el pecho aliviado surja de nuevo la oración del poeta.
Y como cuando estaba junto a ella, erguido en la radiante altura,
Reanimándome, desde lo profundo del templo me hable un dios”
(Hölderlin, 1951, p.45).1
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Hölderlin. (1951). Grandes elegías. Santiago de Chile: Editorial Universitaria.
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Lo esencial para Hölderlin, afirma Castrillón, son los mitos creados en la Antigüedad debido
al dinamismo que estos poseen dentro de sus elementos sacros, por ejemplo, la sensibilidad que
ostentan los distintos dioses griegos y la diversidad de características que engloba cada uno de
ellos. A diferencia del dios cristiano que, si bien presenta rasgos distintivos, no logra identificarse
del todo con la raza humana. Dicho de otro modo, los dioses míticos logran una mejor recepción
en los hombres, en el aspecto de identificación, porque poseen características que permiten
asimilarlas con los seres humanos. Tal como ocurre con el personaje de Diotima: diosa
sacerdotisa que define la concepción de amor a Sócrates en El Banquete. Ella es la
personificación del amor real de Hölderlin y es quien encarna la concepción romántica sobre el
amor que consiste en un amor imposible, perfecto, platónico.
Lo que hace el autor con esta diosa, es atribuirle, además de la concepción Socrática de amor
imposible, la virtud de ser eterna con el propósito de inmortalizar al amor mismo y, por ende,
llevarlo a un aspecto universal: el amor, desde su punto de vista, lo es todo y permite, a su vez,
explicarlo todo. Así como puede verse en la siguiente estrofa del poema a Diotima:
Tras prodigarle todos los homenajes,
mi espíritu, confuso, vencido,
trató de conquistar
a la que sobrepasa sus pensamientos
más atrevidos. Ardor solar
y dulzura primaveral, guerra
y paz, luchan en el fondo de mi corazón
frente a esta imagen angélica (Hölderlin, 1977, p. 61)2.
Aquí puede verse con claridad el anhelo de Hölderlin por explicar cómo es que el amor, al
ser sagrado, consigue penetrar en el hombre a tal punto de hacerle sentir todo tipo de
sentimientos, incluso, aquellos que son más contradictorios, porque es Diotima, el amor, quien
sobrepasa sus pensamientos más atrevidos. Más abajo, también indica esto al escribir: guerra y
paz, luchan en el fondo de mi corazón.
Lo fundamental para Hölderlin, por lo tanto, es el mito pues a través de este se puede
explicar toda la mística que abarca la humanidad, las creencias que permiten mostrar lo esencial
en la vida de cada hombre. Tal como afirma Castrillón al anunciar que Hölderlin:
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Hölderlin, F. (1977). Hölderlin poesía completa. Barcelona: Ediciones 29.
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Castrillón, A. (2017). Hölderlin y la religión. Escritos/ Medellín-Colombia, vol. 25 (n°54),
pp. 83-101.
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Safranski, R. (2012). Romanticismo: una odisea del espíritu alemán. (Gabás, R., Trad.).
Barcelona: Tusquets Editores, S. A. (2009).
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En conclusión, resulta posible afirmar que el fundamento poético de Hölderlin fue el mito,
porque, en primer lugar, a través de este lenguaje poético puede explicarse todo el misticismo
humano; las creencias del hombre; todo aquello que para éste debe ser considerado como
sagrado, puede definirse por medio del mito, por ejemplo, el amor. Hölderlin logra explicar con
claridad la importancia del amor personificándolo con la diosa sacerdotisa Diotima.
En segundo lugar, esto se ve porque el autor busca explicar, a toda costa, lo mítico puesto
que en éste se haya lo sagrado del ser humano y esto se da en la naturaleza misma, debido a que
en ella el hombre puede darse cuenta de la existencia de lo divino. De ese modo, Hölderlin le
atribuye a esta, al igual que lo hizo con el amor, un carácter divino.
En tercer lugar, y para finalizar, se puede afirmar que el fundamento poético de Hölderlin
fue el mito, porque él consideraba que la única manera de interpretar la vida era a través de lo
mítico. Desde este argumento surge su anhelo por introducir el mito a su poética. Y es que, tal
como indica Safranski, “…para él los dioses habían desbordado las imágenes antiguas y se
habían hecho actuales, luego él los desplazó a imágenes de su lenguaje, y por último desapareció
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con ellos” (Safranski, 2012, p. 154). Desapareció con ellos, porque murió por estos dioses a los
que él les atribuyó diversas características que ampliaron el dinamismo que cada uno de ellos ya
poseía. Federico Hölderlin murió por los dioses; por amor; por Diotima; cimentando todo esto en
el mito.
Bibliografía
Castrillón, A. (2017). Hölderlin y la religión. Escritos/ Medellín-Colombia, vol. 25 (n°54),
pp. 83-101.
Safranski, R. (2012). Romanticismo, una odisea del espíritu alemán. (Gabás, R., Trad.).
Barcelona: Tusquets Editores, S. A. (2009).