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El sistema de cuentas nacionales de 1993 (SCN93) es la base de las cuentas nacionales, que a

su vez son la base de los cálculos del producto interno bruto (PIB). El aumento del PIB suele
considerarse el principal indicador de lo bien o mal que funciona una economía determinada.

Dado que el PIB y su ritmo de cambio suelen usarse para comparar el rendimiento económico
de los países, es importante que todos calculen su PIB de la misma manera. El SCN ofrece un
conjunto de normas internacionales que indican cómo los países deben calcular sus PIB, en
particular qué se debe incluir o no en los cálculos, así como la manera de medir distintos
componentes. La versión más reciente de las normas (SCN93) fue elaborada por organismos
internacionales como la Organización de las Naciones Unidas para la Cooperación y el
Desarrollo Económicos y el Fondo Monetario Internacional.

El SCN93 establece una distinción entre tres tipos de producción que forman parte del cálculo
del producto, y por ende del PIB:a) la del mercado b) la que se destina a uso propio y c) la que
es ajena al mercado. El PIB mide todas las transacciones que tienen lugar en el mercado. En lo
que respecta a la producción ajena al mercado, los cálculos del PIB no abarcan la producción de
servicios domésticos sin remunerar que se destinan a consumo propio, pero sí la producción de
bienes por los hogares para su propio uso (por ejemplo, la producción de subsistencia), el valor
imputado de viviendas ocupadas por sus propietarios y los servicios domésticos pagados.

Individualmente los países no pueden decidir por su cuenta qué incluir o no en los cálculos del
PIB. Cualquier país deseoso de que se tomen en serio sus cálculos del PIB deberá ceñirse todo
lo posible al SCN93 y a futuras actualizaciones de la norma. Sin embargo, hay otra vía para
valorar la producción excluida. El SCN93 recomienda que se creen cuentas satélite para incluir
en ellas lo que no se incluye en las cuentas nacionales propiamente dichas, o para lo que sí se
incluye pero no en suficiente detalle. Estas cuentas satélite permiten cierta redefinición de los
conceptos, modificaciones del alcance o de la inclusividad y más pormenorización. Algunas de
las áreas para las cuales se ha recomendado crear cuentas satélite son las del turismo, el
financiamiento de la atención sanitaria, el medio ambiente y el trabajo no remunerado.

LOS MÉTODOS PARA VALORAR EL TRABAJO NO REMUNERADO: Hay distintas formas de


elaborar cuentas satélite para el trabajo no remunerado. Varjonen y cols. (53) describen una
cuenta satélite para hogares, donde se mide toda la producción que tiene lugar en el
domicilio.Abarca,por lo tanto,parte de la producción que ya está contemplada en el PIB, así
como la producción que no lo está. No obstante, recomiendan que estas cuentas permitan
distinguir en lo posible entre la producción que ya está incluida en las cuentas nacionales y la
que no. Schafer y Schwartz (56) también sostienen que las cuentas satélite para la producción
en el hogar deben abarcar tanto el trabajo domiciliario que ya está incluido en las cuentas
nacionales como el que no lo está.

La otra posibilidad, que es la elegida para este trabajo, consiste en calcular solamente el valor
de la producción excluida.

Insumo frente a producto:

En la mayor parte de los estudios se usan los costos de los insumos que entran en la
producción para valorar la producción en el hogar,un método no desconocido en el ámbito de
las cuentas nacionales ya que es el que se adopta cuando se valora la producción del gobierno
y de las instituciones sin fines de lucro.

La otra posibilidad, que consiste en valorar el producto, es la que se suele preferir para los
cálculos del PIB y los cálculos satélites. Sin embargo, plantea dificultades cuando los bienes y
servicios que se producen no se venden en el mercado.

Para la valoración basada en el producto se necesita conocer a) el producto que se genera en el


hogar, medido en unidades físicas, b) el consumo intermedio, medido en unidades físicas o
monetarias, y c) los precios en el mercado de lo que se mide físicamente en (a) y (b), a fin de
poder convertirlos a valores monetarios

La valoración basada en el producto compensa automáticamente el efecto de distintos grados


de productividad. Por ejemplo, dos hogares pueden dedicar el mismo número de horas a
preparar comidas de igual valor nutritivo, pero como uno tiene una estufa eléctrica o un
microondas mientras que en el otro se usa leña, el primer hogar tardará mucho menos en
preparar la comida. Si se usara el método basado en los insumos, la comida del segundo hogar
recibiría un valor más alto que la del primero porque el cálculo se basa principalmente en el
tiempo consumido. En cambio, con el método basado en el producto, las dos comidas
recibirían el mismo valor.

El enfoque aplicado en este trabajo: Debido a que no se disponía de los datos necesarios para
Sudáfrica, hubo que adoptar un enfoque basado en los insumos. En el hogar, los costos de los
insumos empleados en la producción comprenden la mano de obra, los impuestos menos los
subsidios concedidos para la producción, el consumo de bienes domésticos durables y los
bienes y servicios usados en la producción. Esto último se conoce por producción intermedia.
Los impuestos que deben incluirse en el cálculo son los correspondientes al inmueble y a los
vehículos. Como subsidios para la producción entrarían las bonificaciones por el
mantenimiento y pago de la vivienda. El método basado en los insumos no tiene en cuenta el
superávit operativo o le asigna un valor de cero.

Por no tener los datos necesarios, muchos analistas han usado el valor estimado del trabajo
como indicador aproximado del valor agregado por la producción en el hogar.Éste es el método
aplicado en este trabajo, en el cual, al igual que en otros países, los valores temporales
obtenidos fueron convertidos mediante nuestro estudio del uso del tiempo en un equivalente
monetario. Los cálculos de mano de obra son un buen punto de partida únicamente si
recordamos que la producción en el hogar implica una labor más ardua que la producción en
casi todos los demás sectores económicos. No obstante, tomamos nota de la advertencia de
Brathaug (58) en el sentido de que los cálculos así obtenidos llevan a subestimar el valor
agregado completo de la producción en el hogar.

Qué salario usar: Las encuestas del uso del tiempo permiten calcular el número de horas
dedicadas al trabajo no remunerado. Estás horas y minutos deben convertirse a su vez en un
valor monetario, lo cual se hace asignando un salario por hora al tiempo consumido
Kulshreshtha y Singh (54) informan que en 1996 Jackson pudo advertir un mínimo de 12
métodos diferentes para imputar salarios, agrupados en cuatro categorías: método del salario
medio (promedio);basado en el costo de oportunidad; del generalista, y del especialista
El método del salario medio consiste en asignar a cada hora los salarios medios observados en
toda la economía La desventaja del método basado en el salario medio radica en que se basa
solamente en las personas que tienen empleo, y éstas no son representativas de la población
en general

En el método del costo de oportunidad se utiliza el concepto del mismo nombre, el cual se
refiere al beneficio al que se renuncia cuando se elige una opción en vez de otra. En este caso,
se refiere a lo que la persona habría ganado en un trabajo remunerado si en su lugar no se
hubiera dedicado a trabajar sin remuneración. Tiene la desventaja de que, dado que se basa en
el salario que la persona devengaría si estuviera dedicada a su propio trabajo remunerado,
aplica diferentes salarios por una misma tarea —y, por ende, por un mismo producto— cuando
el trabajo lo desempeñan diferentes personas. Esto implica, por ejemplo,que el tiempo que
dedica a preparar una comida una persona con un título universitario vale más que el tiempo
que invierte en prepararla una persona sin educación formal, aunque ambas usen los mismos
ingredientes. Otro problema que plantea este método radica en la dificultad para encontrar el
costo de oportunidad aplicable a muchas de las personas encuestadas cuando hay gran
desempleo.

En el método del generalista, se asignan los salarios medios de trabajadores cuyo trabajo se
parece al que no se remunera. En el caso del hogar, los trabajadores serían los empleados
domésticos remunerados, y en el del cuidado de los niños, los trabajadores de las guarderías.
Cuando en este método se aplican los salarios de los empleados domésticos, el resultado es
que el verdadero valor del trabajo doméstico se subestima en la medida en que no se tienen
en cuenta algunas de las tareas más altamente valoradas de tipo administrativo que entraña el
mantenimiento de un hogar, Lamentablemente, los datos de Sudáfrica no contienen suficientes
observaciones de amas de llave como para proporcionar un cálculo fidedigno con esta
categoría solamente.

En el método del especialista se asignan distintos salarios por distintas actividades,


independientemente de quién las realice. En cada caso se escoge al trabajador remunerado
cuyas funciones y circunstancias se asemejan más a las del trabajo sin remunerar. Ejemplo,
para el trabajo doméstico a las actividades de cocina se les asignaría el salario de un cocinero o
cocinera remunerada; a las actividades de limpieza, el de un empleado de limpieza contratado,
y así sucesivamente. Este método exige que los datos sobre los salarios y el uso del tiempo
tengan suficiente detalle y calidad. La anterior discusión se basa en el supuesto de que con
todos los métodos, menos el del costo de oportunidad, sé aplica el salario medio pertinente.
Algunos analistas han recomendado usar los salarios sindicales y los salarios mínimos
reglamentarios

La anterior discusión se basa en el supuesto de que con todos los métodos, menos el del costo
de oportunidad, sé aplica el salario medio pertinente

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