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ESCUELA NACIONAL DE CUADROS

“ALBERTO CAFFARATTI”

Curso de 1º Nivel

PARTIDO
COMUNISTA

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Programa

ƒ Bloque 1: Introducción a la Teoría del Marxismo

Pág. 4 “El Manifiesto ¿Qué es eso..?” sobre la base del Manifiesto Comunista de Carlos Marx y
Federico Engels
Pág. 29 “Cuando lo extraordinario se vuelve cotidiano” sobre Ernesto Che Guevara

ƒ Bloque 2: Métodos de Análisis de la Coyuntura

Pág. 38 “El análisis de la coyuntura a través de los medios escritos. ¿Qué es la coyuntura?”

ƒ Bloque 3: Temas de Historia

Pág. 42 “El Partido Comunista, un recorrido por su historia”

ƒ Bloque 4: La Línea del Partido Comunista

Pág. 68 “El Proyecto Político del Partido Comunista, sus fundamentos económicos – sociales y
políticos”

ƒ Bloque 5: El Partido Comunista, cuestiones de organización, estructura y métodos de


adopción de decisiones

Pág. 78 “El Partido Comunista, cuestiones de organización”

ƒ Bloque 6: La crisis del imperialismo y los nuevos procesos en Nuestra América

Pág. 86 “La crisis del imperialismo: perspectivas del combate contra el principal enemigo de la
humanidad”

ƒ Bloque 7: Algunas cuestiones de la práctica política

Pág. 94 “La Propaganda y la Agitación Políticas”

ƒ Bloque 8: Arte y Cultura revolucionarias

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INTRODUCCIÓN
A LA TEORÍA DEL MARXISMO

El Marxismo, la teoría elaborada por Carlos Marx con el concurso de


Federico Engels y desarrollada luego por numerosos revolucionarios
de todo el mundo, no es otra cosa que la crítica del capitalismo
como sistema históricamente transitorio, es decir, que así que
como en algún momento del desarrollo de la humanidad apareció,
se consolidó y tuvo toda una serie de modificaciones y mutaciones
hasta llegar a lo que es hoy - un sistema carcomido por
contradicciones irresolubles dentro de sus marcos y en franca
decadencia – en algún momento va a desaparecer.

Otro enorme pensador y revolucionario, V. I. Lenin, afirmó que el


marxismo es todopoderoso porque es cierto y que no es un dogma,
es decir, una doctrina inmutable creada de una vez y para siempre,
sino una guía para la acción revolucionaria que, para que sea tal,
debe interpretar exactamente la realidad tal cual es en todo su
contradictorio desarrollo.

Bien, esta teoría es el sustento con el que el Partido Comunista analiza,


traza sus objetivos estratégicos e inmediatos, se posiciona y llama a
la acción política.

Para esta aproximación inicial a la misma hemos seleccionado una


versión abreviada e ilustrada del Manifiesto Comunista – verdadera
acta de su nacimiento y un rápido esbozo del pensamiento
y la vida del Comandante Ernesto Che Guevara.

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El Che
Ernesto Guevara Lynch nace el 14 de junio de 1928
en Rosario. El padre explota por entonces un yerbatal
en la provincia de Misiones y su posición económica
es bastante cómoda. A los dos años le descubren
una afección asmática y la familia decide mudarse a
Alta Gracia.

Allí Ernesto (Teté) pasará su infancia y


adolescencia. La lucha contra el asma
marcó a fuego su personalidad.

Buscando sobreponerse a la enfermedad


practica deportes duros como el rugby y
hace mucha vida al aire libre.

Sus amigos de entonces le recuerdan


como un joven independiente,
desprejuiciado y bastante desaliñado en
el vestir, lo cual le valió el mote de
"Chancho". Todavía no tiene definiciones
políticas pero, influye en él el
pensamiento de sus padres.

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En 1945 la familia se muda a. Buenos Aires, donde Ernesto ingresa a la facultad de Medicina y sigue
jugando al rugby. Al poco tiempo sus padres se separan. Por ésta época su sed de conocimientos y
aventuras lo llevan a emprender sus primeros viajes que, finalmente, lo enfrentarán a su destino. A los
19 años adapta un motorcito a su bicicleta y recorre casi toda la Argentina.

En 1951, junto a su amigo Granados, se lanza a recorrer Latinoamérica en motocicleta. En Chile se


quedan sin vehículos pero siguen caminando a pie, en balsa o en avión cuando consiguen dinero. Así
conoce Chile, Bolivia, Perú, Colombia y Venezuela, donde es testigo de las condiciones infrahumanas
en que viven los desposeídos.

Ernesto vuelve a Buenos Aires para terminar su carrera. Rinde las


once materias que le quedan en menos de un año y vuelve a las
andadas. A fines de 1953 reemprende su gira por el continente,
esta vez con su amigo "Calica" Ferrer como compañero de viaje.
La primera etapa será Bolivia gobernada por Victor Paz Estensoro
quien había iniciado una serie de importantes reformas
económicopolíticas.
De allí sigue a Perú, Ecuador, Panamá, Costa Rica, y en 1954
llega a Guatemala. Allí tendrá contacto con los exiliados
colombianos y, fundamentalmente, peruanos que huían de la
dictadura militar instalada en 1950.

Por aquel entonces el gobierno guatemalteco de Jacobo


Arbenz era el más alto exponente del antiimperialismo en
el continente.

La revolución democrática y nacionalista iniciada en 1944 y


la necesidad de resolver los graves problemas económicos
y sociales de Guatemala, llevaron al gobierno a expropiar
80.000 hectáreas de tierra improductiva, propiedad de la
compañía bananera norteamericana United Fruit.

¡Detengan a ese loco!

En 1954 los yankys organizan desde Honduras, una


invasión que derroca al Gobierno de Arbenz y ponen en
su lugar al general Castillo Armas

Castillo Armas, con el apoyo de la CIA, invade Guatemala. Es quizá en ese momento cuando Ernesto
deja de ser espectador de la realidad latinoamericana para ingresar de lleno a la lucha política. Pide ir a
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pelear contra los invasores pero es rechazado, entonces colabora como médico atendiendo a los
heridos y trabaja en la organización de la resistencia.

Al poco tiempo los castillistas entran a


sangre y fuego en Ciudad de Guatemala. La
represión contra los patriotas es feroz y
Ernesto figura en la lista de los condenados
a muerte. Logra asilarse en la embajada
argentina desde donde asiste al final de un
bello sueño ahogado en sangre por la CIA,
los mercenarios castillistas, y la actitud
vacilante de un gobierno que, a la hora de la
verdad, no tuvo el coraje de armar al pueblo,
su única esperanza de salvación. Estos
sucesos marcan definitivamente la vida de
Ernesto.

Rehúsa ser repatriado a la Argentina y viaja


a México donde se casa con Hilda y nace su
primer hijo. Allí, entra en contacto con los
exiliados cubanos del Movimiento 26 de
Julio que luchan contra el dictador Fulgencio
Batista.

La decisión está tomada: a partir de entonces luchará – donde sea y como sea –contra el
monstruo que había devorado al pueblo de Guatemala.

Conoce a Raúl Castro, quien lo pone al tanto de la


situación en Cuba y de los planes liberadores de su grupo.
A los pocos meses llega Fidel. Su objetivo es organizar
una expedición para volver a la patria y derrocar a Batista.

Fidel y Ernesto se encuentran una noche y charlan hasta


la madrugada. Cuando sale el sol, Guevara ya es uno de
los expedicionarios.

“Mi primera impresión al escuchar las clases de táctica


militar fue la posibilidad del triunfo que veía muy difícil
al enrolarme con el comandante rebelde, al cual me
ligaba un lazo de romántica simpatía aventurera y la
consideración de que valía la pena morir en una playa
extranjera por un ideal tan puro”

Che

Los meses siguientes son de grandes preparativos. Finalmente, e1 25 de noviembre de 1956, parte la
expedición rumbo a Cuba. Son 82 hombres a bordo del "Granma", un yate de segunda mano con
capacidad para 12 tripulantes. A partir de ese momento, por decisión de sus compañeros, Ernesto será
el "Che".

El 2 de diciembre el grupo desembarca en Playa de las Coloradas. La tropa se encuentra sin alimentos
y en un estado físico lamentable, debido a las tormentas sufridas en alta mar. A los pocos días son
atacados por aviones del ejército y los únicos 12 sobrevivientes terminan dispersándose.

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El Che se salva milagrosamente cuando una bala, que iba directo al corazón, rebota en el pasaporte
argentino que lleva en el bolsillo de su camisa. El18 de diciembre de 1956 los sobrevivientes se
reagrupan y forman la primera guerrilla de la Sierra Maestra.

Lo que sucedió desde el desembarco en Cuba hasta el triunfo de la revolución es muy difícil de resumir
en tan poco espacio. Basta señalar que en una primera etapa la prioridad fundamental del grupo era
sobrevivir.

Los campesinos que se ven interpretados por el


programa de reforma agraria que levantan los
rebeldes, lentamente se van incorporando a la
guerrilla o le dan su apoyo. Lo mismo sucede con
los estudiantes, víctimas de la represión, el
desempleo y la corrupción de la dictadura.

Fidel que desde el asalto al Moncada en 1953


adquirió gran popularidad entre los cubanos, lleva
adelante una hábil política de alianzas con los
grupos de resistencia de las ciudades. Así se va
gestando la unidad entre la lucha del campo y la
ciudad.

Durante este período crece el apoyo de la clase obrera y, además, van quedando en el camino .los
sectores conciliadores, predominando cada vez más las fuerzas revolucionarias del Movimiento.

El Che participa en todos los combates de la sierra y muy pronto, en reconocimiento a su valor, es
ascendido a Comandante. Además de su coraje, Ernesto tiene una extraordinaria capacidad
organizativa. Ya establecida la guerrilla en la sierra él organiza el cuartel general y estructura las bases
con plantaciones de hortalizas, ganado, banco de sangre, panadería, emisora de radio, fábrica de
zapatos y de armas.

En febrero del '58 Fidel decide pasar a la ofensiva.


Es así que desde Sierra Maestra bajan cuatro
columnas hacia los centros vitales de la isla. En
diciembre de ese año la columna encabezada por el
Che libra el combate de Santa Clara, la batalla que
decide el triunfo de la revolución. Santa Clara está en
el llano central de Cuba y es el centro ferroviario y de
todas las comunicaciones del país. El Che y sus

guerrilleros capturan un tren blindado repleto de


armamentos y en pocos días dominan toda la ciudad. La
suerte de la dictadura ya está echada. La última noche de
1958 Batista huye de Cuba y el 1º de enero las tropas
rebeldes entran triunfantes en La Habana.

Después de una dura lucha que le costó al pueblo


cubano más de 20 mil muertos

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Ernesto no le huye a la
polémica, y además hace
aportes muy importantes a la
teoría económica marxista'

Comienza una nueva etapa. "Ya no se trata de destruir puentes sino de


construirlos", decía el Che. Y en esa construcción, obstaculizada de mil
maneras por el imperialismo, Ernesto estará, como en la guerra, en la
primera trinchera de lucha.

Batista se escapó con 400 millones de dólares y la economía está en ruinas.


Hay hambre, desocupación, analfabetismo y casi no hay industria

El desafío para los revolucionarios es enorme. Se trata de reconstruir el país sobre nuevas bases,
siguiendo un camino nunca antes recorrido en América Latina.

Ernesto se divorcia de Hilda y se casa con Aleida March, una joven militante del Movimiento, con quien
tendrá varios hijos.

Se dedica intensamente al estudio de la economía, alcanzando en muy poco tiempo un alto grado de
capacitación. Su dominio de los temas económicos llevó a Fidel a nombrarlo jede del Departamento de
Industrias del Instituto Nacional de Reforma Agraria, y más tarde director del Banco Nacional. En este
terreno, y luego como ministro de Industria, el Che continuará su lucha en defensa de la revolución. Al
frente del Banco Nacional, el Che despliega una intensa actividad participando en la planificación
económica, polemizando, estudiando, equivocándose, volviendo a empezar, pero siempre con la
misma pasión.

También participa en el Comité Ejecutivo de las Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI) que
conducirá al Partido Único de la Revolución Socialista Cubana (PURSC) y luego al Partido Comunista
de Cuba.
Durante los primeros años de la Revolución, el Che realiza varias giras por los países del Tercer Mundo
y el campo socialista, donde firma acuerdos comerciales y de amistad.

El imperialismo no tolera la , profundización del proceso


revolucionario, las nacionalizaciones y el creciente comercio
con los países socialistas. El 8 de enero del '61 los yanquis
rompen relaciones con Cuba y empiezan los preparativos de
una agresión armada.

El 17 de abril un grupo de mercenarios financiados por la CIA


desembarca en Bahía de los Cochinos. El Che, para ese
entonces ministro de Industria, abandona su despacho y se
lanza al combate junto a Fidel y a todo el pueblo en armas. Los
contrarrevolucionarios son derrotados y ese mismo día Fidel
anuncia a todo el mundo el carácter socialista de la revolución
cubana.

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En 1965 se inicia la última etapa en la vida del Che.
El ejemplo de Cuba había recorrido todo el mundo
y ejercía una fuerte influencia sobre los pueblos de
América Latina. Por primera vez triunfaba una
revolución popular en el continente. Cuba demostró
que era posible derrotar al imperialismo y sobrevivir
a pesar de sus agresiones. Hay un camino nuevo,
que Ernesto cree posible extender a nivel
continental.

“Siento que he cumplido la parte de mi deber que


me ataba a la revolución cubana en su territorio
y me despido de ti, de los compañeros y de tu
pueblo que ya es mío. Otras tierras del mundo me
reclaman mis modestos esfuerzos. Yo puedo hacer
lo que está vedado por tu responsabilidad al frente
de Cuba y llegó la hora de separarnos.

En los nuevos campos de batalla llevaré lo que me


inculcaste, el espíritu revolucionario de mi
pueblo, la sensación de cumplir con el más sagrado
de los deberes: luchar contra el imperialismo donde
quiera que esté.
Si me llega la hora definitiva bajo otros cielos, mi
último pensamiento será para este pueblo y
especialmente para ti”.

Hasta la victoria siempre. Patria o Muerte. Che

La primera etapa de su viaje es el Congo, donde lucha


junto a las fuerzas anticolonialistas contra los mercenarios
blancos hasta marzo de 1966. Luego se dirige a Europa,
donde mantiene contacto con dirigentes revolucionarios
bolivianos para planificar el accionar guerrillero en ese
país. En agosto, el Che ingresa en Bolivia bajo el falso
nombre de Adolfo Mena, comerciante uruguayo interesado
en instalar una estancia.

El proyecto del Che, elaborado a la luz de la experiencia


cubana, era construir un ejército popular continental en el macizo andino. Este fue el escenario donde
los pueblos derrotaron el colonialismo español durante el siglo 19. El Che pensaba en una fuerza
guerrillera actuando como catalizador político de las masas para madurar la situación revolucionaria.
También para luchar contra el imperialismo al que se lo podía -como en Cuba- vencer. Los informes
recibidos sobre la situación boliviana encajaban perfectamente en sus planes. Gobernada por una
dictadura militar, con combativos sindicatos mineros,
miles de hambrientos y desocupados, selvas
apropiadas para el desarrollo guerrillero y frontera
con cinco países. Bolivia parecía el lugar adecuado.

Sin embargo, ya en plena selva, Ernesto descubre


que allí las condiciones no son las mismas que en
Cuba. El campesinado fuertemente influenciado por
el nacionalismo burgués, no le da su apoyo y en
muchas oportunidades colabora con el ejército. . No

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se forma el frente de fuerzas políticas y sociales indispensable para evitar el aislamiento de la guerrilla.

El Che no tiene una herramienta político-organizativa propia, capaz


de orientar la lucha de masas en las minas, las universidades y las
ciudades. La guerrilla no pudo generar por sí sola el gran
movimiento que provoque la caída del dictador Barrientos.

Estos y otros factores determinaron el aislamiento político y


geográfico de la guerrilla que , para septiembre del 67 estaba casi
totalmente rodeada por el ejército boliviano y la CIA. La feroz
cacería humana llega a su fin el 8 de octubre en la Quebrada del
Yuro. Herido en una pierna e inutilizado su fusil, el Che es
capturado y trasladado a una escuelita en la Higuera donde es
asesinado el 9 de octubre al mediodía.

La muerte de un gran revolucionario no indica su fracaso. El Che fue a Bolivia a resolver el debate
teórico sobre el carácter y la vía de la revolución. Son los hechos, no su muerte, los que le dan la razón
histórica, los que validan su teoría del papel de la subjetividad -
esto es el rol de las masas conscientes y organizadas-como
desencadenante de la revolución.

Jean Paul Sartre, un importante filósofo francés, que lo entrevistó


en La Habana, dijo que "Ernesto Guevara es el hombre más
completo del siglo 20"

Mucho se ha dicho sobre este argentino-cubano que dio su vida por la revolución y por el Hombre
nuevo. Se han creado leyendas, se han dicho verdades y mentiras. Tal vez esta Carta a sus hijos sea
la mejor manera de acercarse al verdadero Che Guevara:

Su padre ha sido un hombre que actúa como piensa y seguro ha sido leal a sus convicciones.
Crezcan como buenos revolucionarios. Estudien mucho para poder dominar la técnica que
permite dominar la naturaleza. Acuérdense que la revolución es lo más importante y que cada
uno de nosotros sólo, no vale nada. Sobre todo, sean siempre capaces de sentir en lo más
hondo cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo. Es la
cualidad más linda de un revolucionario.

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ó!!

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MÉTODOS DE ANÁLISIS
DE LA COYUNTURA
Desarrollar la capacidad de estar bien informados y desentrañar de la
inmensa masa de noticias con que nos bombardean a toda hora cuáles son
la que tienen verdadera significación política, es un arte en el que los
militantes comunistas deben entrenarse.

No sólo ello, hay que saber interpretarlas y vincularlas a otras –


aparentemente disociadas – porque, en conjunto, nos dan un panorama
acerca del proceso en curso y de qué es lo que está en juego en
determinado momento.

En la guía que a continuación se desarrolla hay una serie de pautas de


análisis crítico, para pensar con cabeza propia. Es conveniente no perder
de vista algunos conceptos.

En primer lugar que ninguna noticia ni, menos que menos, ningún análisis -
incluido los que nosotros realizamos – es “inocente” o neutral.

Todos son emitidos desde una determinada óptica, desde un cierto interés
de clase o los de alguna de sus fracciones.

La diferencia entre los de los “otros” y los nuestros es que proclamamos


abiertamente cuál es nuestro punto de partida, desde qué lado nos
posicionamos, mientras que los demás – especialmente los grande medios
de información – se enmascaran detrás de una supuesta independencia
política u “objetividad” periodística.

Discernir la intencionalidad subyacente en cada título, copete o anuncio, la


que sugiere cada imagen o, siendo más sutiles aún, del tono de voz de
algún comentarista o locutor, es un ejercicio imprescindible para detectar
qué es lo que nos quieren hacer pensar y qué emociones quieren
provocarnos.

Esto reviste la mayor importancia si constatamos que esos grandes medios


de información escritos y, especialmente, audiovisuales, se han
transformado en los grandes modeladores de “opinión pública” y del
“humor social”.

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Análisis de coyuntura a través de los medios de comunicación escrita

¿Qué es la coyuntura?
Una buena ejercitación es seleccionar los principales medios de comunicación escrita (prensa).
Se trata de seleccionar aquellos que reproducen los intereses de los principales grupos de poder en
nuestra patria. Para ello, estos medios recurren al mecanismo de dotar de un sentido ideológico
determinado a todos los grandes sucesos que ocurren en el país y en el mundo, a la vez que
establecen relaciones entre estos eventos, con lo que logran construir cadenas causales particulares
que intentar explicar el mundo (por ejemplo, que los problemas de inseguridad son causados por la
falta de mano dura). Es conveniente, por ejemplo, seleccionar diarios de circulación nacional como
Clarín, Página 12, La Nación, etc. y, en dependencia de la región o localidad en que se desarrolle este
curso, el periódico de mayor gravitación en el lugar.

Nos parece oportuno señalar que es en las secciones de Economía y Política donde los medios
esbozan los grandes trazos de la construcción del escenario en el que se desarrollan las principales
líneas de acción política, y que sirven a la construcción del consenso (entendido como la formación de
la opinión pública consecuente con los intereses de la clase dominante). Es por ello que
recomendamos, a fin de realizar un análisis crítico, trabajar fundamentalmente con estas dos
secciones, en lo que se refiere a la cobertura de temas nacionales e internacionales.

Por otro lado, para que podamos abordar las principales líneas de pensamiento y análisis tanto
táctico como estratégico de la clase dominante, creemos necesario que se estudien y sistematicen las
editoriales y las notas de los principales columnistas de los grandes medios. Es allí donde son
planteadas, por los mejores cuadros del enemigo, las líneas principales de la construcción de la
estrategia política del bloque de poder. Esto, por supuesto, se realiza siempre en consonancia y diálogo
permanente con los otros factores de este bloque: la cúpula de la Iglesia, las FFAA, los sindicatos y
centrales obreras burocráticas – patronales, la embajada nortreamericana y demás integrantes de la
elite política de nuestro país.

Para construir una visión colectiva desde nuestra fuerza, en unidad y disputa con los diferentes
sectores de la izquierda y el campo nacional – popular antiimperialista, creemos necesario trabajar con
los editoriales y contenidos de las prensas de las diferentes fuerzas que expresan las distintas
identidades del sujeto pueblo (diarios de partidos, movimientos, etc.)

También junto a la interpretación supuestamente “independiente” de los medios masivos,


proponemos estudiar editoriales y contenidos de los principales órganos de la derecha política de
nuestro país. Esto nos permitirá entender cómo construyen el discurso para la sociedad, a la vez que
dan espíritu de cuerpo y organicidad a sus acciones (el Pro, el ala derecha del PJ representado por la
hegemonía duhaldista, la Coalición cívica, la UCR, etc.).

En relación con lo todo lo anteriormente expuesto, conviene siempre trabajar el discurso


comparativo desde nuestra perspectiva política consolidad en el órgano de prensa de nuestro Comité
Central: Nuestra Propuesta.

Recomendamos para esta actividad la lectura colectiva, en grupos. Se repartirán para ello los
diferentes diarios y se le asignará a cada grupo el trabajo sobre un eje (economía, política; nacional,
internacional; editoriales. La tarea de lectura y debate en los grupos durará aproximadamente una hora.
Una vez cumplido el tiempo, cada grupo pasará a exponer para el resto de los compañeros, el trabajo
realizado por medio de una exposición oral que se acompañará con un papelógrafo o alguna otra forma
de expresión colectiva.
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Recordamos que una vez concluida la labor específicamente educativa (la escuela o taller
partidario) es necesario continuar haciendo este trabajo aquí planteado de manera continua y en
discusión permanente entre los compañeros de nuestro organismo básico. Para ello vale tanto la
lectura individual como la colectiva, aunque debe insistirse en lo enriquecedor del debate colectivo.

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TEMAS DE HISTORIA
El conocimiento de los hechos y procesos de la vida social, económica y
política que nos antecedieron es de la mayor importancia para la acción
política en general y, especialmente para la acción política revolucionaria.

No hay posibilidad de comprender e interpretar la realidad en la que nos


toca vivir y actuar sin saber qué fue lo que los motivaron y, a su vez,
tampoco podremos prever futuros escenarios (y la previsión constituye un
desafío esencial en el arte de la política) sin esa comprensión de nuestra
actualidad.

Ella nos indica las posibles tendencias de su desarrollo y, con ello, la


posibilidad de aprovechar potencialidades existentes y evitar (o atenuar)
sus peligros.

En el presente curso abordaremos, en rápido repaso, datos de la historia de


nuestro Partido. Como no podría ser de otra manera, está íntimamente
vinculada a la historia de nuestro país durante la mayor parte del siglo XX
hasta llegar a nuestros días.

Contamos con la valiosa colaboración de los camaradas Juan Lanuti y


Rogelio Roldán en la confección de estas líneas.

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El PARTIDO COMUNISTA,
una recorrida por su historia…

Antecedentes a su fundación
Todo hecho de la envergadura cultural y política como es la creación de un partido de clase
como el nuestro, reconoce ciertas condiciones que hacen que aparezca la necesidad de su
existencia, y un sistema de ideas que lo inspire y le dé consistencia y coherencia.

¿Cuándo nació el movimiento sindical en nuestro país?

1878: se constituyó la Unión Tipográfica.


1885: se fundó la “Internacional de carpinteros, ebanistas y anexos”.
1886: se formó el sindicato de los panaderos.
1887: se conformó “La Fraternidad de maquinistas y foguistas”.
1890: se organizaron los albañiles y los sombrereros.
En 1888 y 1889 se produjeron las primeras huelgas de los ferroviarios, y en 1889 los carpinteros y los
albañiles llevan a cabo huelgas por aumentos de salarios.
Estos son los antecedentes más lejanos del movimiento sindical existente hoy en nuestro país.

¿Cuándo llegaron las ideas del marxismo a nuestro país?

Los inmigrantes europeos, y en especial los alemanes que escapaban a la persecución reaccionaria en
su país, introdujeron a fines del siglo XIX y principios del XX, las ideas de Marx y Engels.

Se destacaron en esta labor los compañeros Augusto Khun y Germán Ave Lallemant, que tradujeron al
castellano el Manifiesto Comunista y colaboraron con el Dr. Juan B. Justo en la traducción del primer
tomo de “El Capital”. El destacado científico Germán Ava Lallemant fue el director del primer periódico
marxista que se editó en el país y que se llamó “El obrero”.

Celebración del 1º de Mayo de 1890 en nuestro país.

Un grupo avanzado de obreros extranjeros, encabezado por los alemanes del Club Wordwart (vocablo
alemán que significa “adelante”), se lanzaron a la preparación de un acto celebratorio del 1º de Mayo
en 1890, en cumplimiento de lo acordado por la Primera Internacional de Trabajadores, fundada por
Marx y Engels. El acto de celebración se realizó en el antiguo Prado Español de la Capital Federal, al
que asistieron más de cuatro mil obreros, una cifra importante para esa época.

También se conmemoró el 1º de Mayo de 1890 en varias ciudades del interior de nuestro país. Las
consignas principales del acto fueron “Jornada Laboral de ocho horas y legalidad sindical.”
Podemos decir con sano orgullo que la clase obrera argentina participó, junto a los obreros avanzados
del mundo, en la primera celebración del 1º de Mayo, Día Internacional de los Trabajadores.

¿Cuándo nace el Partido Socialista en la Argentina?

Desde 1894 a 1896 se crearon varias organizaciones sindicales y algunos centros socialistas en la
Capital Federal. El Partido Socialista se fundó el 29 de junio de 1896. En su fundación participaron el
Dr. Juan B. Justo y destacados intelectuales como José Ingenieros, Roberto J. Payró y Leopoldo
Lugones, junto a importantes luchadores de origen alemán, como Germán Muller y Augusto Khun, que
luego fueron cofundadores del Partido Socialista Internacional, más tarde Partido Comunista.

El Partido Socialista se constituía en un momento de despertar político y gremial de la clase obrera


argentina, pero ciertos dirigentes importantes del Partido Socialista, trataron desde el comienzo de
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darle el carácter de un partido liberal burgués, lo que originó desde entonces, la formación de una
corriente de izquierda que luchaba por dar al Partido un carácter marxista revolucionario. Esa fue la
causa principal, junto a la oposición a la Primera Guerra Mundial de 1914, que diera origen a la
formación futura del Partido Socialista Internacional.

¿Cuándo se produce el nacimiento del Partido Comunista y por qué?

En el año 1912 se produce el nacimiento de una oposición de izquierda de tipo marxista, que funda el
“Centro de Estudios Carlos Marx”. Esta oposición libra la lucha contra la fracción oportunista y
reformista, que se inspiraba en el reformismo alemán de Berstein. Además editó durante varios años el
periódico “Palabra Socialista”, para fundamentar los principios de Marx y Engels, y poner en evidencia
la desviación reformista que encabezaba el Dr. Juan B. Justo.
El estallido de la Primera Guerra Mundial de 1914 a 1918 acentuó las
divergencias en el seno del Partido Socialista, cuya Dirección tomaba
posición a favor de Inglaterra en la guerra, mientras la corriente marxista
apoyaba a Lenin y los Bolcheviques. Luego del triunfo de la Revolución
de Octubre, los marxistas tomaron
decidido postura a favor de ella.

En el Congreso celebrado en el teatro


La Verdi, la mayoría de los delegados
votó contra la guerra imperialista, pero la
Dirección del Partido, encabezada por
Juan B. Justo, no respetó esta decisión
y en el Congreso de la Nación, la
fracción parlamentaria socialista votó junto a la oligarquía a favor de
Inglaterra.
La corriente marxista, que dirigía muchos centros socialistas, en
defensa da las resoluciones del Congreso de La Verdi, decide convocar
a un nuevo Congreso, el cual se realizó los días 5 y 6 de enero de 1918
y resolvió fundar el Partido Socialista Internacional.
Los principales dirigentes del naciente partido, fueron José Penelón, Luis Emilio Recabarren, Augusto
Khun, Rodolfo Ghioldi y Victorio Codovilla.
El compañero José Penelón era un destacado obrero gráfico, que luego fue concejal del P.S.I.. Se
apartó más tarde, formando otro partido llamado Concentración Obrera, el cual desapareció en los
años ’30.

El compañero Luis Emilio Recabarren, chileno de origen y también


obrero gráfico, fue el primer Secretario General de nuestro Partido.
Había estado exiliado en Buenos Aires y luego retornó a Chile, donde
fundó el Partido Socialista, más tarde Comunista, de Chile,
desarrollando una vasta labor periodística y de propaganda, en
distintas provincias de su país.
El compañero Augusto Khun era de origen alemán y había
colaborado en las traducciones del Manifiesto Comunista y el primer
tomo de “El Capital” de Marx.
Los compañeros Rodolfo Ghioldi y Victorio Codovila fueron luego los
más destacados dirigentes del nuevo partido, que adoptó más tarde,
el nombre de Partido Comunista. Desarrollaron una múltiple labor
nacional e internacional durante varias décadas, hasta el fallecimiento
de ambos en la segunda mitad del siglo XX.

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El período de 1918 a 1928.

El período que va de 1918 a 1928, en que se celebra el 8º Congreso del


Partido fue un tiempo de aguda lucha ideológica interna llevada a cabo por el
grupo dirigente marxista, con el objetivo de dotar al nuevo Partido de los
elementos necesarios para transformarse en un partido marxista leninista.
Ayudaron mucho para ello el conocimiento en Argentina de obras
fundamentales de Lenin, como el “Qué hacer”, “El imperialismo: fase superior
del capitalismo” y “El Estado y la Revolución”, con ayuda de las cuales y la
orientación de la Internacional Comunista (a la que el nuevo partido había
adherido), la Dirección pudo dotarlo de los elementos necesarios en lo
ideológico, lo político y lo organizativo para su transformación.

Claro que, en el marco de ese proceso por constituirse


consecuentemente en un partido de carácter marxista – leninista, no
estuvo al margen de las grandes luchas proletarias y conflictos políticos
de ese período. Así militantes comunistas fueron protagonistas de los
acontecimientos conocidos como la Semana Trágica en la ciudad de
Buenos Aires y en el levantamiento de los peones rurales en la
Patagonia, entre cuyos principales dirigentes se encontraban el fusilado
camarada Albino Argüelles y el “Gallego” Soto.
Semana Trágica
La importancia del 8º Congreso radicó en que por primera vez el joven Partido Comunista de la
Argentina elaboró un programa de tipo marxista, aunque con insuficiencias en la caracterización del
tipo de revolución para nuestro país.

En el plano mundial, la Internacional Comunista


levantó la consigna de “Clase contra Clase”, que
posteriormente se demostró que era errónea, ya que
enfrentaba a los comunistas con los
socialdemócratas, que eran, junto con los
anarquistas, las corrientes ideológicas que
influenciaban a la clase obrera de entonces.
Este error fue superado luego en el VII Congreso de
la Internacional Comunista, que levantó la consigna
correcta de “Frente Unico Obrero y Frente Popular”,
la cual permitió el buen trabajo de unidad con los
socialistas y otras corrientes de izquierda, logrando importantes triunfos de los
Partidos Comunistas, tanto en Europa como en América Latina.

Las insuficiencias en la caracterización del tipo de revolución tuvieron que ver con las definiciones de la
Internacional Comunista con respecto al carácter de las revoluciones necesarias en los países
coloniales y semicoloniales.

Al plantear que en esos países los incipientes Partidos Comunistas debían plantear un curso de acción
que, simultáneamente, permitiera la liberación nacional de las metrópolis colonialistas y destrozar el
poder de los terratenientes latifundistas feudales y de la burguesía compradora (principales cómplices
de la dominación colonial y del atraso a que estaban sometidos sus pueblos) determinó que el tipo de
revolución necesaria era de carácter democrático – burgués en la que se le adjudicaba a la burguesía
nacional (por sus contradicciones con las otras clases) un rol revolucionario y por lo cual el débil
proletariado local debía establecer una alianza con ella y, resuelta esa etapa, poder encarar la lucha
por la revolución socialista.

44
El problema consistió en dos cosas: primero, la Argentina no era un país semicolonial sino
“dependiente” (del imperialismo británico en aquel momento), es decir jurídicamente independiente
pero no en el plano económico, y muy mediatizado en el político.

En segundo lugar, los terratenientes latifundistas en el país y el modo de producción dominante desde
fines del siglo XIX (abastecedor de materias primas a los países centrales e importador de productos
manufacturados) no era una rémora semifeudal (que, por otra parte, nunca existió, ni siquiera bajo la
dominación española) sino que estaba en función del mercado mundial y, por lo tanto, las relaciones de
producción tanto al exterior como al interior del país eran netamente capitalistas.

El imperialismo en la Argentina no era un factor “externo”; no había autoridades ni ejércitos de


ocupación extranjeros para asegurar la dominación. Ésta era ejercida por las clases dominantes
nativas, profundamente entrelazadas con el capital monopolista extranjero.

Entonces, de este error en la apreciación de la estructura económica – social de la Argentina surgió


otro error, de carácter político: la doctrina del FRENTE DEMOCRÁTICO NACIONAL.

Por la misma, se le adjudicaba a la burguesía nacional un rol preponderante en la lucha por la


liberación nacional, y al proletariado un papel de apoyo a la misma hasta poder consumarla y, luego sí,
encarar la lucha por la revolución socialista. Es lo que se llamó el “etapismo”.
Ese error nos acompañó hasta el XVI Congreso, realizado en 1986.

La lucha de nuestro Partido contra la “Década Infame”.


El golpe militar fascista de 1943.

Al poco tiempo de realizarse el 8º Congreso de 1928 se produce el golpe militar fascista de 1930, que
instaló la dictadura del Gral. Uriburu e inició el ciclo nefasto de los golpes militares en nuestro país.
La dictadura de Uriburu desató una feroz represión a las fuerzas avanzadas del movimiento obrero y
popular, y en particular contra el Partido Comunista.
Se produjo la detención de muchos dirigentes y cuadros del Partido. Fueron detenidos y enviados al
penal “maldito” de Ushuaia los camaradas Arnedo Alvarez, José
Peter, Jesús Manzanelli, Pablo Enríquez, Benigno Moscowski (luego
Comandante Ortiz en la Guerra Civil Española), y los dirigentes
anarquistas Horacio Badaraco y Domingo Varone. Fueron sometidos
a un trato sádico de verdadera crueldad nazi.
Al sucederle a Uriburu el gobierno fraudulento del general Justo, se
consolida la “Década Infame” del fraude y la violencia política en el país, de
1930 a 1943.

Sin embargo, el Partido organizó grandes huelgas en ese oscuro


período de la vida nacional.
Se llevaron a cabo las huelgas de los frigoríficos, encabezadas por el
camarada José Peter; la huelga de los petroleros de Comodoro
Rivadavia en 1932, dirigida por el camarada Rufino Gómez, y en
1936, la Gran Huelga de la Construcción, dirigida por los camaradas
Guido Fioravanti, Pedro Chiarante, Rubens Iscaro, Angel Ortelli y otros, que son grandes jalones de la
historia del Movimiento Obrero Argentino.
Pese a la ilegalidad o semilegalidad que existía en algunas provincias, el Partido Comunista se afianza
ideológicamente, se extiende la organización partidaria a todo el país y en 1941, en su 10º Congreso,
se da un programa más elaborado, que posibilita el comienzo del trabajo regular con los católicos y el
desarrollo de la lucha por la unidad obrera y popular, con importantes éxitos.

45
En el plano mundial, el Partido Comunista de Francia, en
Europa, y el Partido Comunista de Chile, en América
Latina, desarrollan y triunfan en la creación del “Frente
Popular”, momentos de gran importancia para el
movimiento revolucionario mundial.
Cuando estaba en marcha en el plano nacional el trabajo
por la unidad obrera y popular, se produce el golpe
militar fascista del 4 de junio de 1943, que declaró el
estado de sitio y sumió en la ilegalidad al Partido
Comunista y al movimiento avanzado de los otros
partidos. Las cárceles de Neuquén y Martín García se
llenaron con patriotas que enfrentaron al golpe fascista,
y que permanecieron en ellas hasta el año 1945.
En el plano mundial venció la coalición de naciones
aliadas contra el fascismo, y en el plano nacional, la
lucha de las fuerzas democráticas obligó a la dictadura
instalada en el poder, a liberar a todos los presos
políticos y llamar a elecciones generales en 1946.

La lucha del Partido bajo los dos primeros gobiernos peronistas.


El golpe de 1943 fue promovido por una facción del ejército, el GOU (Grupo de Oficiales Unidos) en el
que revistaba el entonces coronel Perón. Salió al encuentro de la crisis del modelo económico y de
dominación política impuesto durante la década infame y su intento de perpetuarse mediante el “fraude
patriótico” que intentaba imponer la candidatura de Robustiano Patrón Costa. Perón, que había sido
agregado militar en la Italia fascista, había quedado impresionado por la capacidad de su jefe,
Mussolini, de sacar a ese país de la crisis y de los pujos revolucionarios de la década del 20, e
imponer en una suerte de “paz social”, producto de una fuerte combinación de represión a los
comunistas y una legislación “corporativa” que le brindaba cierta estabilidad social al proletariado.

Perón, designado al frente de la Secretaría de Trabajo y Previsión Social, comienza un intenso trabajo
de contactación con dirigentes sindicales “amarillos”, socialistas y anarquistas, contra los cuales el
Partido venía librando una intensa lucha.

Simultáneamente, impulsó una impresionante cantidad de medidas y leyes tendientes a favorecer a los
asalariados y demás sectores populares que le granjearon un inmenso prestigio. Especialmente entre
las filas de las nuevas camadas de trabajadores provenientes del campo, incorporados a una industria
en expansión provocada por un nuevo momento de sustitución de importaciones debido a la II Guerra
Mundial.
En este punto es oportuno señalar nuevamente los errores que provocan los análisis unilaterales,
cuando se despoja al marxismo de su alma viva, o sea, el análisis concreto de las situaciones
concretas.
Siguiendo la justa consigna de la Internacional Comunista “Todo para derrotar al fascismo”, en nuestro
país se desplegó dicha orientación en forma bastante parcial, con desastrosas consecuencias en el
plano social y en el político.

Por un lado, se amenguó la lucha por la defensa de los intereses inmediatos, reivindicativos, de los
trabajadores en función de no entorpecer el abastecimiento, especialmente de alimentos, a los ejércitos
aliados. Y ello se reflejó en pérdida de influencia entre sus filas.

Por otro lado, evaluando mal las simpatías filofascistas de Perón y su práctica política corporativa
(expresadas en su trabajo “La Comunidad Organizada”, base de su doctrina de la conciliación de
clases, que tan profundamente impregnó – y lo continúa haciendo – la conciencia de nuestros
trabajadores) caracterizó al conflicto nacional como una continuidad de la lucha antifascista mundial.
46
Y de ello siguió una política de alianzas que nos llevó a conformar un frente político, la Unión
Democrática, con fuerzas como el radicalismo, los conservadores, socialistas y otros que, en general,
estaban bajo la hegemonía ideológica del liberalismo dominante en los países capitalistas que habían
enfrentado al nazismo.

El 17 de octubre de 1945 Perón, que había sido


apartado del gobierno y detenido debido a
divergencias y lucha de facciones internas, es
liberado a raíz una huelga general combinada
con una gran movilización, fundamentalmente
de trabajadores que veían peligrar sus
conquistas obtenidas en ese período.
Para una mejor lectura del carácter de clase que
le quería imprimir a su gobierno, son ilustrativas
sus palabras que en la Bolsa de Comercio de
Buenos Aires realizó ante lo más granado de la
burguesía local. Allí les planteó que si no se
corregía en algo la terrible inequidad social las
masas trabajadoras iban a abrazar al
comunismo y que ellos debían ceder algo a
riesgo de perderlo todo.

El XI Congreso de nuestro Partido, celebrado en 1946, analizó en general bastante correctamente el


nuevo fenómeno político del peronismo que había surgido en el país, pero no realizó el análisis
autocrítico del error de haber participado en la coalición Unión Democrática, fuerza pluripartidaria que
lo enfrentó en las elecciones.

El Partido hubiera debido mantener la independencia política y haber luchado por formar una fuerte
coalición de fuerzas progresistas y de izquierda.

La lucha del Partido fue muy difícil bajo los dos


gobiernos peronistas, ya que paralelamente a
importantes realizaciones en lo económico-social
de los mismos, se acentuó la persecución
política de la oposición en general, y de nuestro
Partido en particular, tanto a nivel partidario
como a nivel sindical.
Durante este período fueron nacionalizados los
ferrocarriles y la telefonía, y se promovió el
desarrollo de la industria del acero, pero en las
grandes empresas se profundizó la persecución
sindical.
Esta política contradictoria dificultó muchísimo la
actividad comunista, que luchaba por la unidad
sindical sin exclusiones y por la plena igualdad en lo político a nivel nacional.
Se producen muchas detenciones de cuadros políticos de la izquierda, además de la expulsión de los
lugares de trabajo de muchos sindicatos no alineados con el oficialismo.

En el segundo gobierno del peronismo (1952-1955), se fue debilitando su influencia al abandonar las
políticas de nacionalizaciones, y empeoran las condiciones sociales del país, lo que facilitó la labor
golpista de civiles y militares reaccionarios, los cuales intentaron alzamientos armados.
Los primeros fueron frustrados por las fuerzas leales, pero en setiembre del ’55 triunfó el encabezado
por el Gral. Aramburu y el Almirante Rojas.

47
Perón fue derrocado y se desencadenó una feroz persecución de peronistas y luchadores de izquierda
en general.
El Partido había alertado, pese a las dificultades existentes, a las fuerzas peronistas, y había llamado a
que se armara a los trabajadores para resistir el golpe, pero fue desoído.
El Gral. Perón, por su carácter de clase, vaciló en la defensa del gobierno popular y eso lo llevó,
finalmente, al exilio en Paraguay, después a Panamá y, por último, a España.

La lucha del Partido bajo la Revolución Libertadora.


A.Frondizi y el triunfo de la Revolución Cubana.
El gobierno dictatorial de la “Libertadora” desató una salvaje represión sobre las masas peronistas y
buscó cercenar las conquistas obreras y sociales alcanzadas. Impuso a sangre y fuego, cesanteos,
presidios y fusilamientos, como fue el caso del Movimiento Nacional Peronista de la provincia de
Buenos Aire, donde se produjo la masacre de José León Suárez, hecho admirablemente narrado por el
escritor y periodista Rodolfo Walsh.
Esta política reaccionaria fue enfrentada por las fuerzas democráticas y el P.C., hasta que por fin la
dictadura se vio obligada a convocar a elecciones generales en 1958.
Triunfó la fórmula encabezada por el Dr. Arturo Frondizi, líder de la Unión Cívica Radical Intransigente y que
había celebrado un pacto secreto con el Gral. Perón, exiliado en Madrid.
El P.C. apoyó electoralmente esta
coalición que había levantado una
Plataforma progresista, especialmente en
el tema del petróleo y el acero, pero al
poco tiempo, el presidente Frondizi
traiciona ese programa, lo cual quitó base
popular a su gobierno. Los militares
aprovecharon esa circunstancia, lo
cercaron con sucesivos planteamientos y,
por último, lo derrocan en 1962. El golpe
fue encabezado por los Grales. Lanusse
y Onganía, pero ellos no asumen el
cargo, sino que hacen jurar al
vicepresidente Dr. Guido.
En el año 1959, durante la presidencia del Dr.Frondizi, triunfa la Revolución Cubana, liderada por Fidel Castro y
Ernesto “Che” Guevara. Por primera vez en el Hemisferio Occidental triunfa el sistema socialista.
Se ha escrito mucho sobre la Revolución Cubana, a la que nuestro Partido saludó desde el primer momento y
brindó una activa solidaridad moral y material, sobre todo con el aporte de técnicos, profesionales y
especialistas de educación que fueron a colaborar con Cuba, ya que la Isla sufría la deserción de miles de
profesionales y técnicos, captados por el imperialismo yanqui.
El “Che” fue recibido en 1961 por el presidente Frondizi, en un viaje relámpago y secreto que hizo desde la
vecina ciudad de Punta del Este, en la República Oriental del Uruguay, en donde había asistido a la cumbre de
la Organización de Estados Americanos en representación de la Cuba Revolucionaria. Esta visita seguramente
le acarreó a Frondizi muchas antipatías y algunos odios, por parte de la derecha conservadora y reaccionaria.
La Revolución Cubana enfrentó con éxito al desembarco de tropas de Playa Girón. Venció a la contrarrevolución
interna y al brutal bloqueo económico impuesto por EEUU, que dura hasta nuestros días.
Ha logrado grandes éxitos en el terreno de la educación pública, que ya llega a la instrucción secundaria
obligatoria, y en el terreno de la salud pública, donde la medicina es gratis para el pueblo.
Ha mantenido con dignidad la Soberanía Nacional y ha practicado la solidaridad revolucionaria con nuestros
pueblos de América Latina y el Tercer Mundo, enviando miles de médicos para ayudar a la gente humilde.
En 1962 el Partido Comunista argentino celebra su 12º Congreso donde perfecciona la línea de masas y levanta
la consigna “Por la acción de masas hacia la conquista del Poder”.
Comprobó el desarrollo nacional de la organización partidaria y profundizó la unidad del Partido, pese a la
persecución de la dictadura de Onganía y Lanusse, años difíciles en que esos gobiernos militares estaban al
servicio de los monopolios y el imperialismo yanqui.

48
Algunos aportes históricos del Partido Comunista de la Argentina.

ƒ Fue el primer partido político de nuestro país que desentrañó el fenómeno del imperialismo con el
auxilio de la obra de Lenin “El imperialismo, fase superior del Capitalismo”.
ƒ Hasta ese momento solo se conocía el aspecto militar del Imperialismo, pero no se comprendía su
esencia económica y política. Ha sido el partido más consecuente en la lucha contra el Imperialismo,
primero el inglés y luego el yanqui.
ƒ Ha sido el luchador más consecuente por la Reforma Agraria.
ƒ Ha sido, y es, el trabajador más infatigable por la unidad sindical, la unidad de la izquierda y la unidad
de las fuerzas populares.
ƒ Ha practicado en forma consecuente la defensa del Patriotismo Nacional y su ligazón con el
Internacionalismo. Fue siempre el partido más activo en el apoyo a las luchas revolucionarias de otros
pueblos. Podemos citar con orgullo los siguientes acontecimientos políticos del siglo XX y su proyección
en el presente siglo:

ƒ Solidaridad con la gloriosa Revolución Socialista de Octubre en Rusia.


ƒ Solidaridad con la lucha de Sandino en Nicaragua y El Salvador
ƒ Solidaridad con la lucha del pueblo en la Guerra Civil Española.
ƒ Solidaridad con la Revolución China.
ƒ Solidaridad con la Revolución Cubana.
ƒ Solidaridad con la lucha del pueblo de Vietnam.
ƒ Solidaridad con el gobierno de Salvador Allende y la Unidad Popular en Chile.

En la actualidad luchamos en primera fila en la solidaridad activa con Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador,
Nicaragua y El Salvador, en el nuevo momento político que vive América Latina y el Caribe.

El Partido Comunista después de la Revolución cubana

El 1° de enero de 1959 el Ejército Rebelde entró victorioso en


La Habana, dando fin a una dictadura oprobiosa, enfeudada a
los intereses del imperialismo norteamericano y socia de la
mafia. Nuestro Partido se solidarizó por completo con la
Revolución; envió cantidad de compañeros internacionalistas a
colaborar en la educación, la producción y la salud, además de
desplegar un gran movimiento de apoyo político a la misma;
pero no comprendió su contenido y la caracterizó -como todo el
movimiento comunista internacional- de “excepcionalidad
histórica”, lo que le impidió dejar atrás la concepciones
“etapistas” en boga en toda la izquierda.
Ante el despliegue de la lucha obrera y popular en el
continente y en el país, de la cual los comunistas fuimos
protagonistas activos, realizamos, como se dijo, el 12°
Congreso presidido por la consigna: “Por la acción de masas
hacia la conquista del poder”. De inmediato dimos inicio a
las medidas preparatorias para cumplir ese mandato. Dichas
tareas se vieron dificultadas y acomplejadas por las
resoluciones tomadas en la Conferencia Internacional de Partidos Comunistas y Obreros, realizada en Moscú en
1969. En ese documento, por primera vez desde 1848, a instancias de la burocracia directiva de la hoy ex-Unión
Soviética, se revisa el contenido del Manifiesto Comunista con la afirmación de que “se puede llegar al poder sin
tener que apelar la lucha armada”. Esto produce una escisión en el partido.
Por esos años vivimos una ofensiva de masas por cambios estructurales profundos, cambios que el gobierno
nacional-burgués de la UCR, presidido por el Dr. Arturo Illia, no quería ni era capaz de ejecutar, como tampoco

49
se atrevía a enfrentar a la derecha. El 28 de junio de 1966 esta da un nuevo golpe de Estado e impone una junta
militar encabezada por el general Juan Carlos Onganía, un clerical reaccionario, cursillista1 y del Opus Dei, quien
instauró el llamado “tiempo comunitario”, una suerte de fascismo medieval que imaginaba una país pastoril, lo
que no le impedía adherir a la ideología económica precursora del neoliberalismo. Sus ministros de economía
fueron José Salimei, uno de los dueños del oligopolio SASETRU y Adalbert Krieger Vasena, hijo del Vasena que
mandó masacrar miles de obreros en la semana Trágica de enero de 1919. Un rasgo que los muestra de cuerpo
entero fue la veda de carne: semana por medio no se vendía carne a la población para acumular excedentes de
exportación al Mercado Común Europeo, de modo que la oligarquía de la Sociedad Rural llenara sus arcas a
costa de la soberanía alimentaria y con la dieta obligatoria del pueblo argentino.
Lo más dinámico de nuestro pueblo, con la clase obrera al frente, atesoraba una importante experiencia de
lucha. El influjo de la Revolución Cubana era poderoso, las masas peronistas anhelaban el regreso de su líder y
las organizaciones guerrilleras, el PRT-ERP y Montoneros, desplegaban una intensa propaganda armada. Todos
elementos de alta subjetividad que gestaban un proceso de lucha continuo y en ascenso. Por otra parte, la
derecha pugnaba por no perder las riendas del curso político del país. Asustada ante el avance de la lucha
popular, encabezada efectivamente por la clase obrera, envía a sus oficiales2 a la Escuela de las Américas, en
Panamá, en el “Canal Zone”, a la par que importa a los coroneles “parás” -término despectivo por paracaidistas-
de la fascista “Legión Extranjera” francesa, los cuales, pese a su derrota a manos de los patriotas argelinos, eran
especialistas en patota y picana. Se los trajo para dictar cursos de postgrado en guerra contrarrevolucionaria y
tortura.
Una vez más el pueblo sufría las consecuencias de la puja entre dos fracciones burguesas: los que querían dólar
alto para beneficiarse de la exportación de commodities sin valor agregado, y los que disputaban por un dólar
bajo a fin de importar insumos baratos para la industria liviana dirigida al mercado interno. Contradicción no
pequeña, ya que, a lo largo de nuestra historia, cada vez que las fracciones patronales afrontaron este conflicto
sin poder imponerse una sobre otra, cometieron un genocidio.
A días de instalada la dictadura, el Comité Central del partido la
caracterizó como “dictadura de los monopolios” y llamó a la
unidad más amplia en la lucha por derrocarla. El “cordobazo” del
29 de mayo de 1969 barrió con Onganía. Por un breve tiempo lo
sucedió el general Marcelo Roberto Levingston, quien fungía en la
Junta Interamericana de Defensa, en Washington. Este intentó
plasmar el “tiempo económico”, es decir, avanzar a fondo con un
ajuste para desplegar las recetas del Fondo Monetario
Internacional. El auge sostenido de la lucha obrera y popular de
masas, además de cuestionamientos internos, lo mandó al retiro.
La dictadura intentó recuperar la iniciativa política con el
nombramiento del general Alejandro Agustín Lanusse, viejo gorila
golpista del ’55, quien desarrolló el “tiempo político”. El objetivo de
este era acordar con los partidos burgueses tradicionales, el PJ y
la UCR, junto a otros menores, un relevo ordenado, que diera
paso a un gobierno civil burgués sin tocar la política económica ni
permitir la participación política de las masas peronistas ni de la izquierda, en especial de los comunistas.
Dicha maniobra fue presuntuosamente denominada Gran Acuerdo Nacional, acuerdo para rosquear por arriba y
excluir a la inmensa mayoría popular. Los partidos burgueses aceptaron este acuerdo y, para hacer como que
confrontaban, formaron la llamada Hora del Pueblo, encabezada principalmente por Jorge Paladino, delegado
personal de Perón, y Ricardo Balbín, un derechista líder de la UCR, el mismo que en 1975 acusó a la izquierda
de impulsar la “guerrilla fabril” y pidió una dura represión a las luchas obreras. A ambos los acompañaba un
conjunto de políticos de menor trascendencia.

1
Cursillistas: se dio en denominar así a los participantes de los Cursillos de la Cristiandad, impulsados por la
jerarquía de la Iglesia Católica, que dotaba de una base ideológica extremadamente reaccionaria a cuadros
políticos, académicos, económicos y militares.
2
El ejército nacional desapareció en 1820. Antes se le ordenó al general San Martín disolver al
Ejército de Los Andes, que era continental-liberador, y comprometerlo en la guerra civil interna; orden
no acatada por nuestro general, lo que le costó ser declarado en rebeldía y condenado a la pena
capital.
50
En contraposición a esa ingeniería electoralista burguesa, nuestro partido construyó el Encuentro Nacional de los
Argentinos, que agrupaba a grupos y sectores democráticos y progresistas, provenientes en su mayoría de la
disidencia peronista y radical. Más tarde este antecedente aportó a conformar la Alianza Popular Revolucionaria.
Por su lado, el Partido Revolucionario de los Trabajadores, dirigido por Mario Roberto Santucho, formó el Frente
Antiimperialista por el Socialismo -FAS-, cuyo programa, en esencia, no difería del programa del ENA.
Lamentablemente ambas partes, el PRT y nuestro partido, no pudimos ni supimos lograr acuerdos de unidad
para enfrentar a la derecha, tanto militar como civil, que organizaba el ya mencionado recambio controlado para
seguir igual.
El ascenso de la lucha de masas era evidente: se repetían los levantamientos en todo el país, el “Choconazo” -
en el que la célula partidaria de obreros de la construcción, en especial nuestro querido camarada Antonio Alac,
hace poco fallecido, desempeñó un rol dirigente-, el “cordobazo”, el “rosariazo”, el “mendozazo”, el “viborazo” y
otras, fueron puebladas de gran envergadura. Es de destacar que el cordobazo fue la lucha obrera de mayor
alcance político en Nuestramérica, con un rasgo particular: lo organizaron, protagonizaron y dirigieron los
obreros mejor pagos del continente, lo que da por tierra con las seudoteorías de “cuanto peor, mejor”. También
derrotó al espontaneísmo -que abreva en el reformismo sindicalista- muy arraigado en los enfoques de la
burocracia sindical.
Esa gesta proyectó la figura de Agustín Tosco, uno de los más destacados obreros marxistas revolucionarios
que produjo la clase en el siglo veinte. Este, entre otros importantes aportes, acuñó la idea del “sindicalismo de
liberación”, que constituye nuestra actual base teórica para la acción política en el movimiento obrero, entendido
éste como relación social, no como corporación, que es el enfoque compartido -voluntariamente o no- por la
burocracia propatronal y cierta izquierda “luchista”, que se autoproclama “vanguardia” y, además de aislarla,
relega a la clase al rol de base de maniobras.
En el acuerdo con la Hora del Pueblo, Lanusse logró impedir la candidatura del general Perón, pero no pudo
parar el auge de masas. Así las cosas, la dictadura se retiraba derrotada por abajo, pero sostenida por los
acomodos de los políticos capitalistas. Ello no le impidió cometer el crimen de Trelew: el 15 de agosto de 1972
se produjo la toma y fuga masiva de presos políticos del penal de alta seguridad de Rawson, en la provincia de
Chubut: seis jefes guerrilleros llegan al aeropuerto, donde los aguardaba un avión de línea ocupado por sus
organizaciones. El segundo grupo, integrado por diecinueve compañeros, por demoras causadas por un error de
coordinación, llega tarde, cuando ya el avión había
partido para no poner en peligro la vida de los
pasajeros. Los compañeros, ante un juez y la prensa,
deponen las armas. Pese a las garantías acordadas, el
22 de agosto, en la base aeronaval Almirante Zar,
dieciséis de ellos fueron fusilados por un pelotón de la
infantería de marina. Tres compañeros -María Antonia
Berger, Ricardo René Haidar y Alberto Mario Camps-
quedaron heridos, sobrevivieron, fueron curados y
trasladados al penal e Villa Devoto, en 1973 salieron
en libertad; pocos años después la dictadura de Videla
los secuestró y asesinó.
El 11 de marzo de 1973 se celebran las elecciones. El programa de izquierda, antiimperialista, de la Alianza
Popular Revolucionaria -compuesta por el Partido Intransigente, el Partido Revolucionario Cristiano y el Partido
Comunista, aún ilegalizado- radicalizó las propuestas del peronismo, que desde el Frente Justicialista de
Liberación -FreJuLi- levantó los 25 puntos de las Pautas Programáticas; y de la UCR, que volvió a su antiguo
Programa de Avellaneda, ambos de contenido popular avanzado. Triunfa la fórmula Cámpora - Solano Lima, la
APR se aproxima al millón de votos y obtiene doce diputados nacionales, entre ellos los camaradas Jesús Mira,
dirigente obrero de la carne, y Juan Carlos Comínguez, maestro, co-fundador de CTERA, además de una
cantidad de concejales, entre ellos el camarada Gerardo Charrú, de Avellaneda.
Las masas populares votaron cambios de fondo; el 25 de mayo de 1973 decenas de miles ocuparon la Plaza de
Mayo en repudio a la dictadura y apoyo a la asunción de Héctor J. Cámpora. Desde allí las columnas marcharon
hacia el penal de Villa Devoto, a exigir la libertad de los presos políticos, que salieron esa misma noche. A la
mañana siguiente el Congreso derogó la “ley” anticomunista 17401 y la frondosa legislación represiva existente.
En el proceso de lucha contra la dictadura de los monopolios, nace la Coordinadora de las Juventudes Políticas
Argentinas, que aportó grandemente a la resistencia y a la ofensiva antidictatorial, pero su principal contribución
fue el empuje decidido a la construcción de unidad de los sectores populares y revolucionarios. No es casual
51
que el mayor hornaje, analizado desde el punto de vista etario, de detenidos-desaparecidos y asesinados desde
1976 en adelante, no supera los 29 años. Lamentablemente ese proceso fue interrumpido a sangre y fuego, y
han transcurrido más de tres décadas sin que algo similar se repita. Esta experiencia es de singular
trascendencia, porque demuestra que es posible lograr la unidad, no solo en la acción por cuestiones
reivindicativas inmediatas, sino la unidad de los revolucionarios, que tracciona al resto del pueblo a la lucha por
cambios estructurales e ideo-culturales profundos.
El gobierno Cámpora-Solano Lima, asumido al calor de las masas movilizadas el 25 de mayo de 1973, despliega
las medidas prometidas en las Pautas Programáticas, especialmente en cuanto a la anulación de la legislación
represiva, una política exterior independiente y medidas de política económica favorables al desarrollo del
mercado interno; pero solo dura cincuenta
y dos días. La derecha de afuera y de
adentro del PJ conspira para la renuncia
del presidente y el vice. Con varias
maniobras se altera la línea institucional
sucesoria y se nombra presidente a Lastiri,
quien presidía la Cámara de Diputados. A
este político mediocre y corrupto, yerno de
López Rega, le ordenan llamar a nuevas
elecciones, en las que se consagra la
fórmula Perón-Perón, el general y su
esposa, María Estela Martínez, más
conocida como “Isabelita”.
El período se caracteriza por el retroceso
en las políticas de Cámpora, por una mayor
injerencia de la derecha, en particular de la burocracia sindical, que había pactado con la dictadura y no toleraba
cuestionamientos a su política de conciliación de clases con las patronales. Política avalada por Perón. El 1° de
Mayo de 1974 la Juventud Trabajadora Peronista cantaba “¿qué pasa, qué pasa general, que está lleno de
gorilas el gobierno popular?”. El general los acusa de “estúpidos imberbes que gritan” y los echa de la plaza.
El general Perón fallece el 1° de julio del mismo año y la escalada derechista avanza a todo vapor. La
vicepresidenta asume el cargo vacante, pero el gobierno en realidad lo ejerce José López Rega, apodado el
“brujo”, quien designa un gabinete afín para terminar de desmontar la llamada “primavera camporista”. Sus
ministros de economía aplican las recetas del FMI culminando en el “rodrigazo”3 de junio de 1975. A la inflación
y carestía de la vida desbordadas, se añade la represión al pueblo trabajador. Una banda parapolicial y
paramilitar llamada Alianza Anticomunista Argentina, la “Triple A”, siembra el país de cadáveres. En vida de
Perón, y con su anuencia, en las provincias de Buenos Aires, Córdoba y Mendoza, una embestida de la derecha
sindical y los vicegobernadores respectivos -todos de las “62 Organizaciones 4- produjo sendos golpes de
Estado contra los gobernadores Bidegain, Obregón Cano y Martínez Baca, quienes respondían a la “Tendencia
Revolucionaria” del peronismo. En Córdoba esto marcó el inicio del terrorismo de estado a manos de la
intervención federal del brigadier Lacabanne y su jefe de policía, el siniestro comisario García Rey, quienes
dependían de las órdenes del chacal Luciano B. Menéndez -verdadero organizador de la represión y de lo que
luego se conocería como el “Plan Cóndor”5. A los asesinatos selectivos contra el activismo obrero y estudiantil
de izquierda, comienzan la política de desaparición de personas, entre ellos nuestro camarada Alberto Caffaratti,
dirigente, junto a Agustín Tosco, de Luz y Fuerza.
Nuestro partido realiza grandes esfuerzos de lucha contra la desestabilización y el golpismo. Surgen iniciativas
como la Multipartidaria, se funda la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos y otras. No obstante esto,
los políticos burgueses temen más al accionar de las masas, y al rol de la izquierda en el mismo, que a los
golpistas. En verdad, lo que se puso en discusión fue la defensa de la democracia y sus instituciones, en sentido
liberal burgués, o la unidad liberadora para enfrentar derrotar al golpismo fascistizante. Dicho debate se produce
en un marco de freno primero, y retroceso después, de la ofensiva de masas iniciada en la época de la
resistencia a la “revolución libertadora” de 1955. Esa ofensiva se desplegó al promediar la década del ’60 y
alcanzó picos de calidad en lo primeros ’70, pero la represión generalizada, las frustraciones políticas y la

3
Por el ministro de economía, Celestino Rodrigo.
4
La corriente política de la derecha peronista en el movimiento sindical.
5
El intercambio clandestino, coordinado por la CIA yanqui, de detenidos-desaparecidos entre las
dictaduras del Cono sur.
52
incapacidad de la izquierda y otros sectores populares para construir unidad revolucionaria llevaron a su freno y
posterior repliegue.

En febrero de 1975, la gran patronal capitalista y la oligarquía de la Sociedad Rural, nucleadas en la APEGE6
llaman a un lock-out patronal contra la “corrupción y el caos reinante”. El mismo coincide con un ensayo golpista
del brigadier Jesús Capellini, un conservador ultramontano del Opus Dei, jefe de una Brigada Aérea de Buenos
Aires. El objetivo de ambas acciones era precipitar el golpe, que se produjo el 24 de marzo de 1976.
En momentos en que la política popular de nuestro país hace parte del proceso liberador continental, no es
ocioso recordar que la Sociedad Rural Argentina, reducto político histórico de la oligarquía terrateniente, hoy
devenida en componente orgánico del agronegocio y en lucha frontal para imponer sus privilegios, publicó una
solicitada para celebrar el primer año de la dictadura. En octubre de 1976 la política económica dictatorial
aumentó los precios de la producción animal hasta el 722%. La denuncia de esto ocasionó el secuestro de
Rodolfo Walsh, pero Celedonio Pereda, socio de Martínez de Hoz y presidente de la SRA, declaró: “Llena de
asombro que ciertos grupos pequeños, pero activos, sigan insistiendo en que los alimentos deben ser baratos”.
La dictadura cívico-militar genocida de Videla, Massera y Agosti, con su ministro de economía, Martínez de Hoz,
instala a rajatablas las recetas del FMI y prepara el terreno político y económico para el posterior apogeo del
neoliberalismo. La dictadura, que se presenta como “Proceso de Reorganización Nacional”, muy hábilmente no
ilegaliza a los partidos políticos, solo los “suspende temporalmente” en su funcionamiento, pero declara disueltos
a los movimientos de masas de izquierda y criminaliza a las organizaciones armadas, al tiempo que habla de
“pacificación nacional”. Paralelamente, y tras esas tapaderas político-ideológicas, desata el terrorismo de estado
como política planificada minuciosamente y ejecutada de modo clandestino.
Nuestro partido no hizo una caracterización de clase de la misma. Puso el acento en analizar la información que
se tenía de las contradicciones al interior de las fuerzas armadas, definiendo al sector más derechista como
“pinochetista”, y al otro sector como “profesionalista”. En base a esta contradicción secundaria, que se lleva a la
categoría de principal, se llama a aislar a los pinochetistas para que no impongan su hegemonía.
Pese a la falta de caracterización de clase y a la confusión entre contradicciones principales y secundarias, el
partido llama a resistir y enfrentar la represión y la política económica de entrega. En los días posteriores al 24
de marzo perdimos alrededor de cinco mil cargos de representación sindical. Nuestro balance de los “años de
plomo” incluye unos doscientos comunistas entre asesinados y detenidos-desaparecidos, varios centenares de
presos políticos y torturados y miles de despedidos y exilados forzosos.
Resistimos desde la defensa de los DD HH, jugamos un importante rol en la
venida de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos -lo que nos costó
nuevas desapariciones-; junto a otros sectores populares enfrentamos la
insidiosa campaña de desprestigio montada por la dictadura con la sucia
consigna de “Los argentinos somos derechos y humanos”, apuntada a insinuar
que los denunciantes ante la CIDH eran parte de la “campaña terrorista apátrida
contra la Nación Argentina”, etc. Enfrentamos la carestía de la vida, el
congelamiento salarial y la política económica en su conjunto. Nunca se
interrumpió el funcionamiento orgánico partidario, que se practicaba por mitades.
Pese a las sucesivas prohibiciones, con el consecuente cambio de nombre del
periódico7, ni siquiera con el bárbaro asesinato de un redactor, el camarada
Román Mentaberry, pudieron impedir la aparición semanal de la prensa
comunista. La represión terrorista nos golpeó duramente, pero, gracias al empleo correcto de los métodos
leninistas de organización, nunca logró acercarse a los puntos más sensibles del partido.
En 1978 la crisis causada por el plan Martínez de Hoz y el aislamiento internacional llevaron a la dictadura a
instalar una hipótesis de conflicto con Chile por la posesión de las islas del Canal de Beagle. Movilizaron tropas a
la frontera e inundaron lo medios de comunicación con un discurso nacional-patriotero, racista, xenófobo y anti
pueblo chileno. Con la situación a punto de desborde intervino el Papa Karol Wojtyla como mediador, el cual
designó al cardenal Samoré como su representante. Evidentemente, con la mediación eclesiástica, y el inefable
Henry Kissinger moviendo los hilos de la negociación, encausaron las ambiciones de ambas dictaduras y
repartieron roles en el Cono Sur, lo que dio por terminados los preparativos bélicos. Por supuesto, el obispo de
Roma rezó mucho e hizo sucesivas invocaciones a los “sentimientos humanistas de la paz cristiana”, etc., pero

6
Asamblea Permanente Gremial Empresaria.
7
Algunos de ellos fueron “Movimiento Obrero”, “Informe”, “Tribuna Popular” y otros.
53
no hizo ni el menor reclamo, ni un palabra dijo de los miles y miles de asesinados, desaparecidos y prisioneros
de las dictaduras en las dos vertientes de Los Andes ni, mucho menos, del Plan Cóndor, que estaba en plena
ejecución. Actitud esta totalmente coincidente con el rol de la institución iglesia en nuestro país, de
encubrimiento cuando no complicidad directa con los crímenes del terrorismo de estado. Un botón de muestra es
el capellán militar Von Wernich, condenado por delitos de lesa humanidad, al que ni aún así la iglesia le ha
retirado la condición sacerdotal.
El partido levantó la bandera de lucha contra la guerra y junto a otros sectores desplegó diversas iniciativas con
ese fin, lo cual obtuvo eco en amplias franjas de la población.
El ahondamiento de la crisis económica y político-institucional, las pujas internas entre las logias militares y, más
que nada, la recomposición del movimiento popular que, con prudencia y de a poco, inicia un proceso de
movilización que en diciembre de 1981 y el 30 de marzo de 1982 forja manifestaciones masivas simultáneas en
todas las capitales del país, lleva a los militares a emprender una acción bélica diversionista8 con el objetivo de
homogeneizar a la nación para descomprimir la crisis y mantener la iniciativa política y su propia subsistencia.
El 2 de abril de 1982, con FFAA educadas en la guerra contrainsurgente, buenas para asesinar trabajadores
maniatados, violar mujeres y robar niños, con soldados sin entrenamiento suficiente, mal equipados, mal
abastecidos, y peor dirigidos, desembarcan en Malvinas.
Su lectura errónea del proceso político y geoestratégico mundial les hizo creer que el imperialismo
norteamericano pondría en vigencia el TIAR9 y los apoyaría en pago a su contribución al anticomunismo y sus
servicios prestados, junto al Mossad10, como maestros de picana, interrogatorio y guerra sucia contra el Frente
Sandinista y el Farabundo Martí en Nicaragua y El Salvador respectivamente.
Contra todas las especulaciones de la dictadura, Ronald Reagan mandó a su secretario de estado, el general
Alexander Haig, a exigirles el cese de la ocupación militar de las islas y se retiraran antes de la llegada de la flota
británica. Galtieri, ya prisionero de sus alardes, no pudo volver atrás. A la vez, una gran manifestación popular
repudió a Haig.
Si bien al comienzo lograron en vastos sectores cierta
euforia “patriótica”, alimentado por una intensísima
campaña mediática de mentira tras mentira acerca de
supuestos resonantes triunfos militares, lo más
dinámico de nuestro pueblo no se dejó engañar. El
patrioterismo, insuflado por el periodismo
contrainsurgente, cedió ante la solidaridad popular
masiva expresada en la recolección de alimentos y
abrigo para los soldados y el pedido generalizado de
finalización de la guerra.
La guerra explicitó y potenció todas las
contradicciones de unas fuerzas armadas pretorianas,
puestas al servicio de los intereses dominantes, que
se encontraron, sin ser su intención, con una guerra que, pese a sus mandos, objetivamente se convirtió en
guerra nacional-liberadora. La Marina, luego del hundimiento del crucero General Belgrano no salió de sus
fondeaderos y pasó toda la guerra sin combatir debido a que el almirante Anaya, su jefe, por motivos ideológicos
-es un anticomunista y antisoviético militante-, no quería enfrentar a la OTAN. El ejército, al mando del
gobernador militar de las islas, general Mario Benjamín Menéndez, quedó aislado, sin abastecimiento desde
tierra firme y mal dirigido por la inepcia de ese represor. La Fuerza Aérea, arma de menor influencia política por
su tamaño, fue la que hizo el mayor gasto en hombres y material, hundió buques ingleses, perdió muchos
oficiales pilotos y casi todos los aviones aptos para el combate, lo cual la llevó a replantear su rol en el gobierno.

8
Leopoldo Fortunato Galtieri, presidente de la Junta Militar y Comandante en Jefe del ejército, el 2 de
abril de 1982, por cadena nacional de radio y televisión, se autoproclamó como un “general
majestuoso” y se comparó con el General San Martín, bajo cuyo retrato disertaba.
9
Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca. Es un tratado militar firmado en 1947, durante la
“guerra fría”, que subordina los ejércitos americanos al Comando Sur yanqui, para la “defensa común
ante agresiones extracontinentales”, es decir, para defender a EEUU de la “amenaza soviética”. Este
pacto aún tiene vigencia.
10
Servicios de espionaje y policía política del sionismo israelí.
54
Sobre el final, nuevamente llegó al país el obispo de Roma, el Papa Wojtyla, al otro día se firmó la rendición.
Esto generó rechazo a nivel de masas.
Es bueno conocer que el partido, desde el inicio de la guerra, salió a la calle con la consigna “Fuera ingleses de
Malvinas, fuera el imperialismo yanqui de América Latina. Abajo la dictadura”.
Luego de la rendición, el 15 de junio de 1982, precipitó la crisis y la dictadura se concentró en preparar su
retirada tratando de asegurarse la impunidad.
Esta derrota ocasionó una frustración nacional, la que fue aprovechada para instalar una campaña de
“desmalvinización”. Tras un discurso de denuncia de la “irracionalidad de los militares, que se embarcaron en
una guerra perdida”, se encubría el planteamiento de que no se debe enfrentar al imperialismo, que ya pasó la
época de las revoluciones, que solo hay que aspirar a “lo que se puede”, etc. En verdad, esta seudoteoría, el
posibilismo, no solo lleva a la claudicación, sino que, con su adhesión a otra seudoteoría, la de los “dos
demonios”, aporta a mantener la impunidad. Una prueba clara de esto es el Informe Rattenbach, el dictamen de
la comisión militar que analizó la guerra y se pronunció de manera lapidaria respecto a la inepcia de su
conducción estratégica, recomendando inclusive condenas a degradación deshonrosa y fusilamientos por alta
traición. No solo que no se cumplió, sino que ni siquiera se tomó en cuenta para su difusión.
La dictadura convocó a elecciones para el 30 de octubre, con el claro objetivo de mantener el statu quo
encubierto bajo la mascarada del regreso a la democracia, es decir, se retiraba el partido militar en medio de la
crisis más grave de su historia y las clases dominantes preparaban el recambio por el bipartidismo.
Es importante destacar que la llamada “vuelta a la democracia” está signada por un rasgo definitorio: es una
democracia restringida y atravesada por la impunidad. Con este sentido de impunidad incorporado actuaron los
políticos burgueses, quienes pactaron con la dictadura la “transición democrática” y se hicieron cargo de todas y
cada una de las propuestas que el bloque de poder requería desde 1983 en adelante.
Los dos partidos burgueses tradicionales centraron su campaña en la democracia como bien absoluto, al margen
de las clases, en el caso de Alfonsín, y en el progreso social aclasista en el caso de Luder, ambos con la ilusión -
para nada inocente- de alcanzar un “capitalismo humano” como horizonte posible y máxima aspiración.
Nuestro partido -con la visión etapista adoptada durante décadas, expresada en la política de Frente
Democrático Nacional- luego de una importante campaña, retiró la fórmula presidencial Rubens Iscaro-Irene
Rodríguez y, con boleta propia a los cargos provinciales y municipales, apoyó la fórmula peronista Luder-Bittel.
Este fue un grave error de apreciación política, no porque el PJ haya sido derrotado, sino porque la tarea era
esforzarse por avanzar en la construcción de una alternativa política de liberación nacional.
La posición adoptada explicitó una crisis de larga data en el partido, la misma tenía en su base las concepciones
etapistas de apoyar a la burguesía nacional para que se completara el desarrollo capitalista y la clase obrera
pudiera cumplir su “misión histórico universal de sepulturera del capitalismo”, cuestión que, objetivamente,
bloqueaba la capacidad organizativa y ofensiva del partido par abordar a las masas y construir contrahegemonía
a partir de una propuesta política revolucionaria de creación de poder popular antiimperialista y anticapitalista.
Esta crisis agota la política de frente democrático. La inmensa reserva del partido de lo comunistas, la cultura
marxista -aún con las deformaciones habidas en el plano mundial, que abarca a todas las corrientes inspiradas
en el marxismo-, instalada en nuestra sociedad con un consecuente y pertinaz trabajo de casi todo el siglo,
comienza a gestar un serio esfuerzo político, teórico y práctico de recuperación, reformulación y batalla por dar
un giro profundo a los enfoques y el accionar de toda la izquierda argentina, no solo del Partido Comunista.
El partido hizo un gran esfuerzo por conocer, analizar, comprender, asimilar y recuperar el pensamiento, el
ejemplo y el legado rico en subjetividad del Comandante Ernesto “Ché” Guevara, que tiene su bautismo de fuego
en el acto de Rosario, en octubre de 1984. Es el primer acto público de homenaje al Ché de nuestro partido y el
primero realizado en la nueva etapa política. Patricio Echegaray, al realizar el balance de la dictadura enfrentó al
posibilismo, dijo: “La lucha del pueblo argentino, de sus organizaciones sociales y políticas, incluidas las que
eligieron el camino de la lucha armada para abrir paso a la liberación, fue una lucha justa y la discusión debe
esclarecer cuáles fueron las causas que impidieron el triunfo. (…) Y no arrepentirse de haber luchado”.
Este despliegue político e ideo-teórico se enriqueció con la creación de la Brigada General san Martín, de la
Federación Juvenil Comunista, que envía dos destacamentos a la Nicaragua sandinista a aportar su esfuerzo de
trabajo voluntario -inspirado en las ideas del Ché y en los “sábados rojos” de Lenin- para contribuir a la cosecha
del “rojillo”, el café, que es el salario del pueblo nicaragüense. El 16 de septiembre de 1988, un compañero de la

55
Brigada, Marcelo Feito, cae en combate en las filas del Farabundo Martí de Liberación Nacional en El Salvador.
Luego la Brigada cumple tareas político-solidarias en el interior de nuestra patria y en países hermanos de
Nuestramérica, como Chile y Paraguay.
Recuperamos la idea de establecer nuestra política de alianzas hacia la izquierda
del espectro político para construir unidad nacional liberadora y no una mera
defensa del orden democrático burgués; en 1985 nace el Frente el Pueblo, que
nuclea al partido, al Movimiento Al Socialismo y a varios grupos de la izquierda
peronista, además de sectores y grupos de izquierda no constituidos en partido
político. Esta es una alianza electoral, pero contiene embriones de debate para la
edificación de una confluencia revolucionaria de lucha por el poder, la liberación
nacional y el socialismo, proceso no lineal, para nada fácil, para nada sencillo,
pero que es de toda necesidad y pertinencia recorrer para constituir a la clase
obrera y al campo popular en bloque político apto para erigirse en la otra parte de
la lucha de clases en la Argentina. Este debate ayudó a ponernos en capacidad
de gestar vocación de poder y pasar a disputar el recupero de la iniciativa histórica
y avanzar a la lucha por todo el poder del Estado. Siguiendo este camino, con los
altibajos propios de todo proceso de búsqueda política y teórica, más adelante se
forma el Frente Amplio de Liberación -FRAL- y luego la Izquierda Unida.
A fines de 1985, el camarada Athos Fava, en ese tiempo secretario general, en un plenario del Comité Central,
en su intervención realiza una autocrítica profunda, que vá más allá de la posición adoptada ante la dictadura.
Toma todo el periodo de 1930 a 1975, durante el cual adolecimos de una desviación socialdemócrata. Se
publicaron las Tesis preparatorias del congreso partidario y la militancia comunista en 1986 las debate en
profundidad. Del 5 al 7 de noviembre de ese año se celebra el 16° Congreso Nacional del Partido Comunista,
conocido como el congreso del viraje.
El punto nodal del viraje es el recupero de la vocación de poder, de la decisión y la voluntad política de
luchar, a como dé lugar, por todo el poder para transformar las relaciones de propiedad explotadoras,
liquidar la dependencia y avanzar a construir el socialismo y el comunismo.
El congreso definió la estrategia de fortalecer al partido para ponerlo en condiciones de aportar a la forja de una
herramienta política para la transformación revolucionaria de la organización social. Adelantó precisiones en la

elaboración y construcción de propuestas para concretar dicho instrumento, desde el frentismo de liberación, que
arranca con el FRAL, hasta el empeño actual por una alternativa política de poder popular, todo en el marco de
alcanzar la representación política histórica que la clase obrera aún no tiene.
El rescate de la vocación de poder revalorizó y potenció el despliegue de la identidad comunista, en particular
profundizó algunos de sus rasgos fundantes, como ser: nuestra definición por el socialismo y el comunismo
como forma cualitativamente superior de organizar y reproducir la vida social, económica, política y cultural de la
humanidad, con mayor razón en el siglo 21, donde se revela en toda su magnitud el desastre civilizatorio y el
peligro cierto de destrucción del planeta causado por el capitalismo. Es de absoluta vigencia la idea de Rosa de
Luxemburgo, “Socialismo o barbarie”, pero es momento de recrearla en “Socialismo o muerte”, ya que no existe
otra propuesta viable para impedir el fin del ciclo de la vida en la Tierra.
Nuestra vocación de ser revolucionarios. No hay otro camino al socialismo y al comunismo que no sea de
carácter revolucionario, dicho esto en un sentido acabadamente marxista de la palabra, es decir, de liquidar el
aparato estatal de la dominación y fundar nuevas relaciones de propiedad y nuevas relaciones humanas, no
alienantes, desenajenadoras, fundantes de una sociedad humanista, de “productores libres en una sociedad
libre”.
Nuestra visión clasista. Somos parte íntima y activa de la clase obrera, del sujeto pueblo, no desde la defensa
del “bien común” dentro del sistema capitalista, sino desde la afirmación de los intereses de clase como motor de
toda lucha liberadora.

56
Nuestro internacionalismo. La lucha de clases no es nacional sino por su forma, y el análisis y la acción en el
proceso político argentino queda parcial si no vemos en él la incidencia de esta confrontación a nivel mundial.
Asimismo, y acorde a la época, es el contenido y la proyección nuestroamericana de la política internacional de
los comunistas.
Nuestro enfoque de la
unidad como cuestión
estratégica para constituir
al sujeto social en bloque
político de la revolución. A
diferencia de otras visiones de
izquierda, superamos la
autoproclamación
vanguardista, la exigencia de
“venir al pié” y su
consecuente criterio utilitario
de la unidad para fines
puntuales y de “engorde” de
la fuerza propia. Se trata de la
unidad por el contenido, no
solo por la forma. No existe
Brigada Gral. San Martin en Bolivia hoy en Argentina una
vanguardia, construirla en
base a la unidad de los
revolucionarios es aún una
tarea pendiente.
Estos rasgos, integrados dialécticamente, no de uno en uno por separado, ni contrapuestos entre sí, conforman
la esencia de la identidad comunista, que el viraje desplegó cualitativamente.
El viraje partió desde una honda autocrítica. Hacernos cargo de la desviación socialdemócrata fue asumir un
compromiso con la verdad y una ruptura con visiones dogmáticas que en política se traducen en doctrinarismo y
sectarismo. Este “hacerse cargo” -acorde a la importancia metodológica que Carlos Marx asignaba a los actos
humanos por encima de las palabras- permitió que el partido, como fuerza, incorporara un enfoque y una
perspectiva integral de la realidad con una amplitud que aporta y, a la par, asimila y recrea todo el conocimiento
producido por el sujeto popular.
Dicha amplitud permite articular nuestro esfuerzo militante con el de las demás organizaciones, movimientos,
grupos y personalidades del campo de los abajo y, a la vez, potenciar la legítima autoestima comunista sin
diluirnos en un movimientismo informe ni pretender eso de los demás. Por el contrario, la capacidad de articular
desde la más definida amplitud puede aportar seriamente a alumbrar una nueva identidad revolucionaria de todo
el espacio anticapitalista y por el socialismo, al cual aspiramos aportar a su organización en un Frente de
Liberación Nacional y Social.
A fines de la década de los ’90, las contradicciones y la problemática del socialismo llamado “real”, prevista por
el Comandante Che Guevara treinta años antes, hizo eclosión. Luego del hundimiento de la República
Democrática Alemana, se inició un efecto “dominó” de caída del régimen en todos los países del este europeo,
terminando con la implosión de la Unión Soviética. Cinco partidos comunistas nuestroamericanos: salvadoreño,
dominicano, hondureño, argentino y costarricense, más el aporte del partido cubano, publicaron la “Carta de los
Cinco”. En ella se analiza la crisis del socialismo -“irreal”, como le llamó Narciso Isa Conde- y también la del
capitalismo. El documento habla de una crisis de “doble entrada”, una crisis civilizatoria mundial. Su gran
importancia política y teórica reside en que, frente a la ofensiva posmoderna -la antifilosofía del capitalismo
neoliberal- y a la claudicación posibilista, definió que no era cierto el “fin de la historia” -lo que equivale a
decretar la muerte de la lucha de clases, como si esto dependiera de la simple voluntad de un seudoteórico
como Fukuyama- ni que se había acabado la época de las revoluciones. Previó el ahondamiento cualitativo de la
crisis general del capitalismo, que hoy vemos ante nuestros ojos, y la necesidad de la lucha por una alternativa
anticapitalista y antiimperialista.
El viraje despertó la furia de la derecha en todas sus variedades y del autodenominado “progresismo”. En
particular el presidente Alfonsín, se tomó la tarea de cuestionar nuestras definiciones, al punto de polemizar con
ellas públicamente en sus discursos de Parque Norte y Villa Regina. Allí denunció que el debate congresal del
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Partido Comunista reinstalaba el tema de la violencia en Argentina, lo que pondría en peligro la democracia. Así
justifica ideológicamente a la teoría de los dos demonios. Culpables del genocidio son -según él- no solo los que
utilizaron la violencia estatal de modo clandestino y criminal, sino también quienes la reivindicamos como
derecho sagrado del pueblo a ejercerla en defensa propia. De agredidos y represaliados, pasamos a ser
victimarios..., nada menos que de la “democracia”.
Lo que le preocupaba a Alfonsín era que al romper con la política de Frente Democrático Nacional y recuperar
plena autonomía e independencia política, el Partido Comunista dejaba de ser una fuerza tolerable, dejaba de
ser una fuerza potencialmente utilizable en alguna operación política y se podía transformar en una verdadera
fuerza opositora que ocupara su lugar en la izquierda por su trayectoria, por influencia histórica, por haber sido el
canal principal por donde transcurrió la cultura revolucionaria argentina. Por todas estas razones, un Partido
Comunista con política de unidad revolucionaria podía fortalecer rápidamente el espacio de la izquierda
argentina, como efectivamente ocurrió con la formación del Frente del Pueblo.
Esto debía ser rápidamente abortado si se quería impedir la formación de una alternativa política verdadera.
Aquel primer esfuerzo de unidad de la izquierda recibió la acusación de desestabilizar la democracia.
Alfonsín abandonó el plan
económico distribucionista
de su ministro Bernardo
Grinspun reemplazándolo
por el plan Austral y luego
el plan Primavera,
verdaderos modelos de
aplicación a rajatabla de la
receta de ajuste del FMI.
El mecanismo utilizado
para esta maniobra fue
perverso en sí mismo,
Alfonsín convocó al pueblo
a las plazas del país para
“defender la democracia
amenazada”, y ahí
proclamó la “economía de
guerra para pagar la deuda externa”. El partido se retiró de las plazas en medio del griterío posibilista de
“democracia o caos”, “ajuste o inestabilidad”. Previamente había sucedido la traición de Semana Santa y su
consecuencia: las leyes de impunidad, el Punto Final y la Obediencia Debida.
Rápidamente el gobierno fue de claudicación en claudicación hasta que las trasnacionales le dieron un golpe de
mercado y no completó el período. Asumió anticipadamente Menem, que había ganado las elecciones
presidenciales.

En su mandato Menem acuerda un plan económico con Bunge & Born, luego éstos se retiran del
gobierno y se produce una política de shock neoliberal: ofensiva privatizadora, despidos masivos, ajuste
con recorte de sueldos incluido. En resumen, entrega del patrimonio nacional, destrucción del aparato
productivo y liquidación del Estado, que se redujo a sus funciones estrictamente represivas, incluido el
accionar activo a favor de la plena instalación del llamado “mercado”. A la impunidad, diseñada,
sostenida teóricamente y aplicada por Alfonsín, Menem la coronó con el indulto a los genocidas.

Un periodista contrainsurgente, Bernardo Neustadt, junto con Mariano Grondona, se convirtió en el comunicador
emblemático de esa política. Para apoyar al capitalismo neoliberal convocó a una “plaza del sí”, nombrada así a
raíz de sus acusaciones de que la izquierda “protesta, pero no tiene propuesta”. Desde Izquierda Unida le
respondimos con un acto masivo llamado Plaza del No al capitalismo neoliberal.
El Comité Central, a pocos días de asumido Menem y Rapanelli -ministro de economía impuesto por Bunge &
Born- hace una caracterización de clase correcta del gobierno, lo cual produce fricciones con algunos sectores
peronistas populares que tenían esperanza en ese caudillo venido del interior, pero en poco tiempo el propio
caudillo se encargó de sepultar la esperanza. Si bien la izquierda y sectores del movimiento obrero resistimos el
desguace del Estado, por ejemplo las dos grandes huelgas ferroviarias de más de cuarenta días cada una, las
clases dominantes lograron instalar un imaginario social favorable al eficientismo privatista y a la
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“convertibilidad”, que licuó las deudas producto de la evasión impositiva de los grandes capitalistas y de las
trasnacionales y produjo una transferencia gigantesca de fondos de los bolsillos del pueblo trabajador a la rosca
financiera.
Pese al gran salto cualitativo que significó el 16° Congreso, no pudimos, por razones objetivas, además de
errores subjetivos, como la “enfermedad infantil estrategista”, el espontaneísmo, las prácticas feudalizadas y las
búsquedas organizativas coyunturales que nos aquejaron al principio -y algunas aún hoy-, realizar lo que
denominamos “viraje en unidad”, es decir, que todo el partido asumiera este cambio estratégico profundo.
Un sector que no pudo superar la desviación socialdemócrata reformista se retiró de la fuerza durante el 16°
congreso y en el tiempo inmediatamente posterior. En diciembre de 1990 celebramos el 17° Congreso, éste ya
en medio de la caída del socialismo “real” del este europeo y la instalación de la contrarrevolución preventiva
mundial del capitalismo neoliberal. Esta situación comenzó a incidir al interior del partido, derivando en la
presentación de tres tesis de discusión. Además de la aprobada por la mayoría del CC, una proponía una suerte
de adecuación posibilista a la época, en línea con la “nueva mentalidad”, acuñada por el ex-canciller soviético
Edouard Shervanaidze. La otra proponía la disolución lisa y llana del partido, la entrega de sus bienes a un
difuso “movimiento popular” -así, en general- y dedicarse a la “reconstrucción del tejido social”. Ambas
tendencias se retiraron antes de la realización del congreso.
Por esos años, en los que transcurría el momento más duro de la derrota ideológica popular, nos esforzamos en
desplegar la batalla política por la unidad liberadora.
La primera Izquierda Unida sucumbió a la desarticulación del socialismo “real”; los compañeros del Movimiento
al Socialismo -MAS- tuvieron una ruptura que les generó varias corrientes, de ellas la mayoritaria fué el
Movimiento Socialista de los Trabajadores. Una lectura parcial de la situación en el este europeo les llevó a la
conclusión errónea de rescate del contenido del Gran Octubre y reinicio de la “revolución permanente”. Con este
análisis dieron por agotada Izquierda Unida y se declararon vanguardia del proceso revolucionario mundial.
Demás está informar que la historia desechó semejantes formulaciones de modo contundente.
En esos momentos en que la frustración popular, la despolitización, la dispersión y la fragmentación hacían
estragos, con gran esfuerzo se logró conformar el Frente del Sur en Capital Federal, que obtuvo una votación
importante y se convirtió en un atractivo para un arco de fuerzas populares, con lo que, tras un proceso de
debate se conformó el Frente Grande.
Luego del éxito inicial, el FG fue hegemonizado por las ideas del posibilismo progresista, de lo que se conoció
como “tercera vía”, sostenidas por Chacho Alvarez y Graciela Fernández Meijide. La dirigencia del Frente
Grande en una maratón claudicativa, liquidó de una en una las banderas y principios fundacionales. A
continuación expulsó al Partido Comunista y después a otras fuerzas de izquierda y del nacionalismo popular
revolucionario.

Para conocer qué es la “Tercera Vía”11, es bueno leer algunos párrafos de sus propias definiciones,
comencemos por Tony Blair, ex primer ministro laborista británico, socio de Bush en la invasión y saqueo de Irak,
quien es su presentador mundial: “La tercera vía....persigue adoptar los valores esenciales del centro y del
centro izquierda, y aplicarlos a un mundo de cambios económicos y sociales libre del peso de una ideología
obsoleta”. “La tercera vía supone una nueva línea dentro del centroizquierda. La izquierda del siglo XX ha estado
dominada por dos corrientes: una izquierda fundamentalista que veía el control del Estado como un fin en si
mismo y una izquierda más moderada que aceptaba esa dirección básica pero estaba a favor del compromiso”.
“La Tercera vía es una reevaluación seria, que extrae su vitalidad de unir las dos grandes corrientes del
pensamiento del centroizquierda (el socialismo democrático y el liberalismo) cuyo divorcio durante este siglo
contribuyó tan claramente a debilitar la política de signo progresista a lo largo y ancho de Occidente".
A continuación veamos la definición de sus límites ideológicos de acuerdo al “Consenso de Buenos Aires”,
firmado en 1997 por los más conocidos “progresistas” latinoamericanos: “El estrechamiento de los parámetros
ideológicos aunado al imperativo de ceñirse a las exigencias del flujo de capitales, bienes y personas, ha
reducido el margen de maniobra de cada nación, de cada gobierno, de cada partido o movimiento. Cegarse ante
ello es además de inútil, pernicioso para todos: beneficiarios y víctimas del reparto de vicios y virtudes del fin del
siglo”.

11
Algunos la confunden con la “Tercera posición” del primer peronismo, que era una equidistancia
falsa entre capitalismo y socialismo: el llamado “estado benefactor”.
59
Por último, la opinión de un académico, Félix Ovejero Lucas, profesor de la Universidad de Barcelona: "Cuando
la tercera vía afirma recoger los valores del centro y de centro izquierda se entrega a una metáfora que no tiene
otro objetivo que recalar en la bendecida conclusión según la cual lo correcto es la equidistancia entre los
extremos. Por definición, esa es una identidad móvil y prestada, dependiente de las elecciones de los demás,
quienes al elegir qué son, deciden que somos nosotros, a saber, lo que queda en el medio. El resultado es
conocido: a fuerza de centrarse, antes entre la extrema izquierda y el centro, ahora entre el centro y la anterior
izquierda ya previamente centrada, se acaba por converger en lo que siempre ha sido el centro: derecha,
encargada de ir gestionando el cada día sin norte ni proyecto, desde la aceptación explícita o no, de la justicia de
los modos de vida existentes".
Podemos inferir que la tercera vía no es otra cosa que un artilugio de la derecha para conservarse mientras su
ideología se desploma y la crisis general del capitalismo se convierte en crisis civilizatoria.
Esta es la base teórica que explica la rápida carrera del Frente Grande al Frepaso y de allí a la Alianza con el
partido que había sido el principal objeto de sus críticas cuando el Pacto de Olivos y la Constituyente. De
Monseñor De Nevares a Bordón, y de allí a De La Rúa marcan su recorrido de nuevos conversos. De una fuerza
política que amenazaba con romper el histórico bipartidismo de la democracia restringida a su transformación en
una cuasi corriente interna derechista de la pata radical del sistema.
De la prédica sobre un nuevo modo de hacer política a la cruel realidad de un partido moldeado a gusto y
paladar de los posmodernos neoliberales del imperio: sin programa, sin militancia, comunicadores de ideas
ajenas y sin ninguna otra relación con la “gente"12 que las urnas y las encuestas.

En 1995 se celebra el 19° Congreso. Este ratifica nueve ejes ideológicos centrales. Con la derrota infringida por
la contrarrevolución preventiva a los pueblos del mundo como marco, dichos ejes afirman “la vigencia y
pertinencia de nuestra opción por el socialismo y el comunismo como dato fundante de nuestra identidad”,
definen el carácter de la revolución como un “proceso revolucionario, democrático y popular orientado al
socialismo, y por tal anticapitalista y antiimperialista”; llaman a la “recreación colectiva de la teoría
revolucionaria”, sustentada en el legado de Marx, Engels y Lenin, y en los aportes al pensamiento marxista
revolucionario de Gramsci, Mariátegui y el Che, dicha recreación es una necesidad en la batalla por revertir el
clima ideológico dominante y se la relaciona con la experiencia acumulada por las luchas populares y con los
avances de la ciencia y el desarrollo social. Por ello se propone: “el rol del Partido Comunista, como intelectual
colectivo, es aportar desde el mismo al conjunto del pensamiento revolucionario argentino, latinoamericano y
mundial”. Se afirma el internacionalismo de los comunistas como “voluntad de materializar un proyecto patriótico
de liberación nacional, que solo podrá concretarse como parte y aporte a una estrategia revolucionaria mundial”;
el cuarto eje define la legitimidad de la lucha en base al protagonismo popular y al compromiso con los
oprimidos, agredidos y excluidos por el capitalismo; el quinto llama a recrear y fortalecer el factor subjetivo
promoviendo la decisión de resistir y vencer al neoliberalismo produciendo una “revolución política, social y
cultural”. El sexto se refiere a la “creación de bases de poder popular”, entendiéndolas como “eslabón que
vincula la táctica con la estrategia y las tareas de la etapa con la visión global de la lucha por el poder político del
pueblo”. Desde esta perspectiva, el poder popular se construye antes, durante y después de la destrucción de la
institucionalidad del Estado capitalista y será obra de todas las clases explotadas y oprimidas por el mismo. A
continuación define y enumera el conjunto de clases y capas explotadas y oprimidas por el capitalismo,
postulándolas como sujeto de la revolución. Ellas “deben constituirse en bloque político-social que concebimos
como un Frente de Liberación Nacional y Social que reúna a la clase obrera, a los desocupados, a los
marginados, a los pequeños y medianos productores, a los pobres del campo, a los jóvenes, a la intelectualidad
comprometida”. En esta concepción, el rol central de la clase obrera se define “por la capacidad que ésta
adquiera para protagonizar la resistencia, gestar la unidad necesaria para derrotar al modelo y garantizar una
alternativa de liberación nacional y social, garantizando así la direccionalidad del movimiento popular”. Luego se
encara la cuestión de crear una vanguardia efectiva, lo cual implica una política de unidad de los revolucionarios
en una situación de desarticulación de la cultura de izquierda, reformulación del movimiento popular y dispersión
de los esfuerzos revolucionarios; el último eje, la tesis novena, define el rol del Partido Comunista por el aporte a
un nivel superior de resistencia popular al neoliberalismo y de gestación de una alternativa política “en dirección
a la conformación de una vanguardia unificada”, lo que exige capacidad de autotransformación y mejora de las
aptitudes, mayores atributos políticos, ideológicos y organizativos que potencien el papel de cada militante en la
lucha colectiva, desarrollando una organización que favorezca la creatividad y la iniciativa, de manera de servir a
una causa y no ser causa en sí misma. Vale decir, se explicita con precisión que no se trata de ponerle “desde

12
Consultar “Clase, pueblo y gente”, de Ariel Bignami
60
arriba” conducción a una lucha espontánea, sino de jugar un nuevo tipo de rol de vanguardia estimulando la
autonomía del movimiento en una dirección de confrontación y ascenso al terreno de la lucha política.
En la campaña electoral de 1999, la “oposición” del sistema se concentró en tratar de aglutinar tras el “chau
Menem” con argumentos como “la economía está bien, la política es corrupta y mafiosa”, “hay que garantizar la
continuidad jurídica del Estado, debemos honrar los compromisos internacionales para tener crédito”, “somos del
mismo palo que Clinton”, “Hay que terminar con la corrupción y podremos mejorar la situación de la gente”
(Chacho Alvarez y Graciela Fernández Meijide dixit). El 10 de diciembre asumió la Alianza con Fernando De la
Rúa presidente y Chacho Alvarez vice, en la misma semana, el 17 del mismo mes, su gendarmería asesinó a
dos compañeros cartoneros, Mauro Ojeda y Francisco Escobar en el puente de Corrientes. La respuesta del
gobierno fue enviar una intervención federal a la provincia, encabezada por el radical Juan Bautista Mestre, que
no movió un dedo para investigar y castigar a los asesinos pero sí judicializó el conflicto y reprimió al pueblo.
Poco más adelante, cuando la crisis del ajuste perpetuo se hizo insostenible, llamaron a Domingo Cavallo para
“arreglar” la economía. Pero, hete aquí que la economía de ajuste que generó veintidós millones de pobres e
indigentes, “funcionaba bien”, pero tuvo que venir nada menos que Domingo Felipe Cavallo, el estatizador de la
deuda externa privada causada por la dictadura genocida, a “arreglarla”.
Aquí se ven en concreto los estrechos márgenes del posibilismo que tanto despotrica contra la izquierda y sus
intentos de “politizar la vida social”. Pretendieron hacer creer que un sistema social -en este caso el capitalismo-
puede descomponerse en partes independientes entre sí, de ahí que decían que la economía, esto es el ajuste
neoliberal, funcionaba bien, pero que la política: el entramado de la “gobernabilidad” menemista, era corrupto,
por eso ellos, con su transparencia, mejorarían la “calidad republicana de las instituciones” y viviríamos en el
país ideal. La transparencia no les impidió coimear a los senadores para aprobar una ley de precarización laboral
explotadora y generar el escándalo de la “Banelco”, que el inefable Chacho usó para victimizarse pero no osó ir
a fondo, prefirió huir.
El capitalismo es una relación social, signada por relaciones de propiedad basadas en la ley de la ganancia, es
decir, de la mayor extracción de plusvalía, de trabajo socialmente necesario no pago a los verdaderos
productores: los trabajadores. Es un sistema de explotación de una clase por otra, que sólo garantiza su
reproducción por medio de la coerción y el consenso. Esa es la función de su Estado y toda la superestructura
política, ideológica y jurídica íntimamente, dialécticamente relacionadas, interinfluidas y condicionadas
mutuamente.
El capitalismo existente en la Argentina es un capitalismo dependiente, deformado y agotado -el modelo
exportador de commodities agrarios, de minerales producto del saqueo y la destrucción de los ecosistemas,
junto a productos industriales ensamblados, vá al colapso más temprano que tarde-, que nunca podrá superar
sus contradicciones internas y las propias del subdesarrollo y la dependencia13. Su institucionalidad -el sistema
político- ya no le es funcional ni siquiera para mantener una apariencia de gobernabilidad estable, por eso la
Alianza rápidamente se desbarrancó al autoritarismo creciente (se le cedió casi la suma del poder público a
Cavallo, cada vez hubo más decretos de necesidad y urgencia), la represión inclemente y la más humillante
política internacional de servilismo al imperialismo yanqui.
Este es el capitalismo real en nuestro país, no se lo puede “humanizar”, no se le puede mejorar su “calidad
institucional republicana”, mucho menos en medio de la crisis civilizatoria que ha puesto a este sistema, y con él
a todos los que pisamos el planeta, al borde del abismo. Sólo cabe superarlo con la revolución socialista, a
menos que se le quiera dar algunos toques cosméticos para engañar a las masas.
Por eso no nos sorprende que ante la pueblada del 19 y 20 de diciembre de 2001, De la Rúa huyera en
helicóptero al costo de más de treinta militantes populares asesinados en las inmediaciones de Plaza de Mayo y
otras ciudades del país, entre ellos nuestra camarada Graciela Acosta en Rosario.
En noviembre del año 2000 efectuamos el 21° Congreso, cuando hacía poco más de un año que la Alianza
capitalizaba la bronca popular provocada por la reestructuración neoliberal del menemismo y accedía al
gobierno. Para ese tiempo ya era claro en la percepción de las masas que el equipo De la Rúa-Alvarez era la
continuidad grotesca de las políticas de concentración de la riqueza a favor del núcleo duro trasnacional del
bloque de poder, y del ajuste perpetuo contra las condiciones más elementales de vida del conjunto del pueblo.
El Congreso concluyó que “Hay una oportunidad para la izquierda”.

13
Para mayor conocimiento, leer los discursos del Comandante Ernesto Che Guevara en la
Conferencia de Punta del Este, año 1962.
61
Diciembre de 2001 mostró en profundidad la capacidad de lucha del sujeto social pueblo. El proceso ascendente
de movilización hace que en semanas se sucedan cinco presidentes; pero, por diversos factores, más que nada
de carencias subjetivas, este pico de luchas se frustra y no deja un saldo de organización popular pensada en
términos de alternativa política de poder. No obstante eso, las concesiones que se vé obligado a hacer Duhalde
permite que la oportunidad para la izquierda se mantenga, pero atravesando un reflujo de la lucha, lo cual exige
lograr avances cuantitativos y cualitativos en la gestación de unidad y de mayor incidencia en la lucha de clases.
Precisamente, por las carencias subjetivas recién mencionadas, no logramos acumular en ese momento tan
álgido.

En 2002 el senador a cargo de la presidencia,


Eduardo Duhalde, se juega a una salida represiva
para poner en cintura al movimiento popular e
instaurar una dictadura civil que sacara al sistema
del tembladeral. Esto tiene su concreción en la
masacre del puente Pueyrredón, el 22 de junio,
cuando asesinan a Santillán y Kostecky, dejan varios
heridos y asaltan local nuestro local partidario en
Avellaneda. El repudio popular fue masivo y hace
fracasar el intento de establecer la dictadura civil.
Las masas no abandonaron las calles, por el
contrario, reafirmaban la lucha, lo que obliga al
régimen a armar una salida por la vía del consenso,
para eso adelantan la agenda electoral y la convocan escalonada, no en un solo acto. La sola convocatoria a
sufragar y el paso al costado de Duhalde logra desmovilizar a una parte de la sociedad, que evidentemente,
centra sus expectativas en las elecciones. En verdad, fue una concesión que encubría una hábil maniobra para
recuperar iniciativa política.

Si bien el bloque de poder tuvo complicaciones para encontrar un candidato no muy pegado al menemismo,
primero pensaron en Reutemann, quien no aceptó, y fueron a las urnas divididos -pero ahí el PJ dirimió su
interna-, lograron imponer, no con un programa, sino en base al antimenemismo, a Néstor Kirchner, además en
una situación económica que se tornó favorable por los precios internacionales de los commodities.
En el campo popular, junto a la desmovilización antedicha, surge una disputa por la dirección y la direccionalidad
del proceso. Por un lado el espacio de Nazareth, compuesto básicamente por la dirección nacional del CTA, el
ARI, el ibarrismo y sectores de centroizquierda y por otro el espacio de La Casona, que agrupó asambleas
62
populares, movimientos piqueteros y partidos de izquierda. El hegemonismo y las mezquindades excluyentes y
autoritarias, frustraron la confluencia unitaria que comenzó a construirse en el teatro Bambalinas, que podría
haberse convertido en un verdadero centro coordinador de las luchas.
Al mismo tiempo se generó un debate sobre la pertinencia, o no, de la contienda electoral próxima. De un lado
Luis Zamora, que plantea el abstencionismo, y en la posición contraria la Izquierda Unida -reconstituida en 1997-
, que ubica las elecciones como un momento de la lucha de clases apto para acumular fuerzas. Algunas fuerzas
de izquierda, como el Partido Obrero y otras, plantean la abstención pero al final participan de manera individual.
Estos debates, y la no concreción de una alternativa, evidencian las dificultades del movimiento popular para
articular lo social con lo político. Lo dramático de este problema reside en que esa debilidad nuestra -más allá de
la voluntad de los distintos partidos y grupos- termina por paliar la debilidad de las clases dominantes.
Del 3 al 5 de diciembre, en el Hotel Bauen, de la CABA, sesionó el 23° Congreso del Partido Comunista de la
Argentina. Celebrarlo en dicho lugar es altamente simbólico, ya que es una empresa vaciada por la patronal y
recuperada y gestionada por sus propios trabajadores, logro obtenido en una larga y ardua lucha. Los
congresales ratificaron las principales definiciones estratégicas sobre el carácter de la crisis capitalista; sobre la
revolución necesaria: socialista de liberación nacional; sobre el sujeto social pueblo y el arte de construir bases
de poder popular para conquistar y defender ese poder efectivamente -en un tramo de su informe, nuestro
secretario general, compañero Patricio Echegaray, hizo hincapié en la necesidad de “construir poder popular,
cultura antisistema y espacios territoriales autónomos...”-; todas cuestiones que encarnan un rumbo
revolucionario para sacar a la Argentina de la crisis. En pocas palabras, el Congreso asumió un conjunto de
resoluciones y tareas que nos pusieron frente a la posibilidad de dar vuelta la página de la historia de la lucha de
clases caracterizada por la ausencia de alternativa política, carencia que impidió hasta ahora aprovechar los
períodos de ofensiva de masas en beneficio popular.
Justamente, para afrontar la gran tarea de construcción de alternativa, se estableció el compromiso congresal
con el proceso de edificación que se lanzó desde Rosario, el 16 de noviembre de 2004, con el nombre de
Encuentro Nacional por la Soberanía Popular. La aspiración fue transformar esa iniciativa en un momento
fundacional de una nueva identidad política que combinase amplitud con profundidad, respetase y preservase
todas las identidades preexistentes, al tiempo que forjase una nueva, apta para contener a todos los sectores
populares, basada en una metodología antagónica a los acuerdos cupulares y al autoritarismo mediático, una
metodología democrática e inclusiva, edificada sobre el protagonismo de la militancia y el respeto a los acuerdos
tomados.
Especial atención dedicó el Congreso a los temas de construcción y fortalecimiento de la organización. Al
contrario que lo tradicional, donde el capítulo del partido quedaba para el final, cuando se decía que para cumplir
con los requerimientos de la línea había que fortalecer la orgánica, Patricio en su informe la encaró al principio:
“Para cumplir con nuestra responsabilidad, no hay otra que tener más y mejor partido..., no se puede dejar el
desarrollo del partido librado a la espontaneidad. Esto exige una acción conciente, dirigida, una voluntad
estructurada. No se crea partido sólo con el proyecto político, se necesita voluntad de partido, espíritu de partido,
fuerza dedicada a construir partido, un plan concreto de construcción de partido y un control sistemático del
cumplimiento de nuestros acuerdos y de los planes establecidos. Lo que convierte a un colectivo en fuerza
revolucionaria, una vez dada la estrategia política, es la decisión inquebrantable de cumplir los acuerdos y luchar
por un plan que materialice la voluntad colectiva”... “Creemos que tenemos los elementos indispensables: una
teoría de partido para un proyecto de poder popular a desplegar en los primeros años del siglo 21 y los
elementos de tecnología organizativa fundamentales; se puede decir, entonces, que tenemos una estrategia de
construcción de partido. Allí está revalorado el enfoque leninista del partido y su núcleo, la organización celular,
porque es la forma más apta de construir poder popular, porque nos permite organizarnos en la profundidad del
sujeto pueblo. Y esto constituye una actualización del enfoque leninista”. Más adelante insiste en la cuestión
celular: “...las células no se definen desde lo organizativo, conspirativo o no, sino desde la iniciativa política para
contactar el proyecto con el pueblo. Tendremos células si hay plan de acción política, iniciativa, acción
propagandística, en una acción armónica dirigida a crear bases de poder popular. Lo principal para fortalecer al
partido es tener planes de acción política que contemplen el estudio de una realidad concreta a la que se quiere
transformar y que definan la iniciativa política concreta que impulsamos para abrir paso a nuestra táctica...” “Esto
es, entiendo yo, la llamada centralidad de la política en la cuestión organizativa”.
Respecto al rol de las direcciones, decía Patricio: “...se convierte en obligatorio pasar de una etapa de
sobrevivencia a ser un partido capaz de actuar eficazmente” (...). Siempre, y hoy más que nunca, es decisivo el
papel de las direcciones. (...) En el período que viene ya no se tratará de ser direcciones de sobrevivencia, sino
direcciones para la ofensiva; estados mayores, no para sostener posiciones, sino para ocupar nuevas, para
63
avanzar y ocupar espacios políticos. Eso sería aprovechar la oportunidad. (...) Ser dirección en defensiva es una
cosa, serlo en ofensiva es otra. Ahora, compañeros, tenemos que mostrar cualidades para avanzar...”
En resumidas cuentas, el Congreso, además de las precisiones políticas, se propuso desplegar la
organización celular, fortalecer y optimizar la capacidad de nuestras direcciones políticas, recuperar
nuestros atributos y capacidades históricas y tener un plan nacional de concentración estratégica para
que nuestra acción le duela al enemigo, para golpear con fuerza donde se acumula para construir
contrapoder y contrahegemonía14 en y desde esos “espacios territoriales autónomos” que menciona
Patricio.
Que la oportunidad no está clausurada, como dijo el 23 Congreso, queda más que claro si vemos el proceso
revolucionario antiimperialista y por la liberación nacional y social que recorre nuestro continente. Cuba, la gran
referencia socialista, airosa en su medio siglo de vida fecunda, nos muestra un rasgo esencial: su fuerte
subjetividad. Su capacidad -ante obstáculos como la cercanía geográfica al imperio y el criminal bloqueo y
embargo económico- de desplegar toda la energía de las masas populares para mantener el rumbo y abrir
caminos nuevos. En su momento el Comandante Ernesto Guevara destacó este enfoque en su artículo “Cuba:
excepción histórica o vanguardia revolucionaria”. La dialéctica entre las masas, los líderes y el partido, donde se
articulan sus roles sin que se produzcan sustituciones ni subsunciones, es una constante del proceso
revolucionario cubano y un serio aporte a la creatividad del marxismo. Tanto más cuanto que éste quedó
atrapado en la dogmática al uso en aquellos años.
En Cuba las masas
trasformaron la realidad
liquidando la dominación
económica a la par de
autotransformarse y
rechazar la alienación, la
naturalización de las
lacras del capitalismo. La
Revolución se mantiene
socialista porque se basa
en el poder popular, es
antiimperialista y
construye la Mujer y el
Hombre Nuevo desde un enfoque que encarnó en su pueblo, su partido y su dirección política encabezada por el
Comandante Fidel Castro y dirigida por el actual presidente, el Comandante Raúl Castro. De partida concibió al
proceso de transición socialista no con una visión economicista, no como un sistema de simple repartija
económica, sino como una sociedad alternativa que hace centro en el desarrollo humano, en desplegar a las
personas, en potenciar su humanismo creador hasta alcanzar una “sociedad libre de productores libres”, como
propusiera don Carlos Marx. Las masas cubanas identifican revolución con tradición nacional e idiosincrasia
propia, antiimperialismo, anticolonialismo, trabajo liberado, salud, educación, bienestar y vida digna para todos
en pié de igualdad, es decir, socialismo construido desde su originalidad. También con capacidad de autocrítica,
de reconocer los errores y poner todo el esfuerzo y el compromiso en rectificarlos.
Otro rasgo principal es que aporta -mucho- al impulso liberador que nuevamente recorre los senderos de
Nuestramérica. Los comunistas cubanos, con el Comandante en Jefe y el Comandante Raúl Castro al frente,
demostraron que no hay relación de fuerzas, por abrumadoramente desfavorable que sea, que no pueda
revertirse. Hoy Cuba Socialista está en primera línea en la batalla de ideas contra el capitalismo neoconservador
a escala mundial. A la par, constituye la retaguardia activa de los procesos abiertos al sur del Río Bravo, no solo
con su intensa solidaridad internacionalista, sino y más que nada, con su experiencia revolucionaria, atesorada
en el combate cotidiano que le permitió construir, en un pequeño país cercado, un sistema social justo,
alternativo y superador del capitalismo.

14
Como tratamos reiteradamente el tema de la disputa de hegemonía, es pertinente proponer la definición de
Antonio Gramsci del concepto hegemonía. Esta significa dirección política y moral, ejercida por el bloque
histórico popular nucleado en torno a la clase obrera, para encabezar la lucha de masas contra la clase
dominante. Es un concepto político y cultural. Se construye en lucha contra la cultura y la ideología opresora y su
“sentido común”, que en el pensamiento de las masas reproduce las injustas relaciones sociales capitalistas
como si fueran naturales, como lo único posible. De acuerdo con este enfoque, el rol del partido es desplegar la
batalla contrahegemónica, no sustituir a las masas.

64
La Revolución Bolivariana y el proceso
de la Bolivia de Evo Morales y el MAS, el
Ecuador del presidente Correa y los
triunfos electorales del Frente Sandinista
y del Farabundo Martí indican que la
tendencia a la revolución ha vuelto ha
instalarse en Nuestramérica. En México
tuvieron que cometer fraude electoral
para impedir la llegada al gobierno del
movimiento que encabeza Andrés López
Obrador, en Paraguay, pese a las
presiones, el gobierno del compañero
Fernando Lugo batalla por superar las
consecuencias de décadas de dictadura
colorada-stronista; si bien los gobiernos
de Brasil y Uruguay continúan atados a
los “consensos” posibilistas -en el caso de Tabaré hay un retroceso al neoliberalismo-, las masas de esos países
hermanos continúan su avance por el rumbo mayoritariamente antiimperialista; en Perú se fortalece la
resistencia al gobierno neoliberal de Alan García -que más parece una combinación de Vargas Llosa y Fujimori
convenientemente disfrazado de socialdemócrata- y, en Colombia el gobierno narcoterrorista y paramilitar de
Uribe Vélez -verdadero portaaviones fijo del imperialismo para intentar jugar un rol similar al estado sionista de
Israel en Oriente Medio- no puede vencer a las heroicas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia -FARC-
, ni amedrentar al Polo Democrático ni a las centrales obreras ni al movimiento popular ni a los estudiantes, que
“es el mismo pueblo de siempre/ solo que a estas alturas ya viene de pecho”, como dijera Roque Dalton. De
pecho y trae cada vez más envión.
Aunque el gobierno de Cristina Kirchner es un gobierno con una fuerte impronta de tercera vía, es decir, que no
rompe decididamente con el cepo que impuso el neoliberalismo , ante las presiones del imperialismo, y en medio
de la crisis mundial del capitalismo, recuesta su política internacional en el proceso revolucionario continental. El
reclamo de cese del bloqueo en su reciente visita a Cuba, justo en momentos en que asumía Barak Obama -lo
cual ocasionó un escándalo en todos los medios de derecha- y su cercanía a Hugo Chávez Frías y a Evo
Morales, además de la participación activa en la UNASUR y la de Néstor Kirchner y el canciller Taiana como
facilitadores en el canje humanitario de los prisioneros de guerra de las FARC, abonan este rumbo. No obstante
sus inconsecuencias en la política interna, la posición de los comunistas -que somos y nos sentimos parte íntima
de la revolución latinoamericana- es que el plan integral de la dominación requiere una respuesta integral, por
ello debemos realizar nuestras tareas de acción internacionalista y las de construcción de alternativa política de
poder popular en un solo tiempo, como parte de la misma política.
Para orientarse en esta contradicción, y en las complejidades y problemas multifacéticos que ella importa, es de
suma utilidad aplicar la proposición de “con, contra y sin”, que se utilizó en los documentos preparatorios del 24
Congreso. En su apoyo a Cuba y al proceso revolucionario nuestroamericano, en su intento de limitar la
extraordinaria renta de los monopolios agroexportadores, de democratizar el espacio radial y televisivo, la
nacionalización de Aerolíneas Argentinas y otras medidas progresistas, claro que estamos “con”. En la tibieza
que muestra en cuanto a la distribución de la riqueza, en la ley antiterrorista, en su veto a la ley de glaciares -por
dar algún ejemplo-, estamos “contra”. Pero, a nuestros objetivos estratégicos los hacemos “sin”; construir poder
popular, implica construir una institucionalidad popular autónoma, por lo tanto hay que estar muy lejos de la
institucionalidad del estado capitalista, a la que queremos sustituir revolucionariamente.

El paso tan importante que significó la constitución del Encuentro Nacional por la Soberanía Popular,
que después de su acto fundacional realizó otros dos encuentros nacionales de la militancia, fue
frustrado al retirarse algunos componentes sociales, en especial el sector de CTA que orienta Víctor De
Gennaro y la Federación Agraria Argentina, que ya comenzaba a recorrer el camino de abandono del
Grito de Alcorta. Se hizo evidente que alentaban un proyecto de “humanizar el capitalismo”, basado en
dar un batacazo electoral con la táctica del oposicionismo cerrado, sin comprender la complejidad de
los planes de la derecha y cayendo en la falsa contradicción oficialismo versus oposición, lo que los
llevó, voluntariamente o no, a perder de vista el problema de fondo, que es Liberación o Dependencia.
Así, Eduardo Buzzi, de la FAA, terminó asociado con la Sociedad Rural, la CRA y la CARBAP en la
Mesa de Enlace, y el diputado Claudio Lozano, economista de CTA, referenciado en De Gennaro, votó
contra la Resolución 125 de retenciones móviles al agronegocio.
65
Mientras la derecha decadente aprieta al gobierno exigiendo “enfriar la economía” y otras ortodoxias
neoliberales, que nada tienen que ver con la distribución de la riqueza, ni con la legalidad gremial de CTA, ni con
la reforma agraria ni, mucho menos, con la construcción de alternativa política, los comunistas percibimos que
existe un vasto campo popular compuesto por la izquierda marxista, el nacionalismo popular y la opción por los
pobres. Estas últimas corrientes pueden ser consideradas como una amplia izquierda social, en algunos casos
organizada y con objetivos políticos. Su componente de masas mayoritariamente no es contenido por las
orgánicas de variado tipo que en ella existen, pero se orienta a cambios avanzados en el modo de organizar la
sociedad, la política, la economía y la cultura. Este es el sujeto pueblo, la base del bloque histórico popular, con
centralidad en la clase obrera, que busca y anhela una forma de expresión y representación política apta para
constituirse y jugar su rol histórico.
Ese sujeto pueblo, que aspiramos a constituir en bloque político, no es una elaboración teórica, sino un actor real
que aprende creando, en la vida misma, sus propias formas históricas de adquirir conciencia y organización o,
dicho de otro modo, de crear subjetividad revolucionaria.
El bloque político de poder es una categoría de gran
complejidad socio-política e ideológico-cultural. Como tal,
es un enfoque estratégico, con objetivos históricos, pero
con capacidad de realizar su política de manera
cotidiana. Dicho concepto exige afirmarse en el rechazo
a cualquier reduccionismo simplista, por ejemplo
contraponer la lucha social a la lucha política, el basismo
a la dirección política global de la lucha, la pelea por
lograr una reforma importante –por ejemplo, un aumento
salarial- con la acumulación de fuerza revolucionaria, etc.
Por el contrario, la clase obrera adquiere madurez
histórica cuando logra desplegar su propia iniciativa
política clasista y, con ella, construirse escenarios
favorables para dirigir de manera integral la lucha de
clases, poniendo así al estado patronal y todos sus instrumentos (instituciones, leyes, fuerzas represivas, medios
de acción psicológica, etc.) a la defensiva.
Por estas razones, los comunistas entendemos que esa vasta franja popular, hasta hoy dispersa o nucleada en
diversas fracciones escindidas del bipartidismo histórico, es un importante componente de masa crítica para
crear la fuerza política que permita abrir paso a una Argentina democrática, plural, inclusiva y por el cambio. Una
fuerza política nueva, que desde su programa y medidas de gobierno genere un derrotero inverso: de la
exclusión a la inclusión social de las amplias mayorías. Por ello en diversas provincias, como Córdoba, Neuquén,
Santa Fé, San Juan, Santiago del Estero, Entre Ríos y Salta, hemos avanzado en la conformación de un
espacio político amplio con sectores populares opositores, pero en el que también son parte otros actores
cercanos al kirchnerismo o kirchneristas críticos, con todos los cuales, por supuesto, también se disputa
hegemonía. El objetivo de centralizar en esta instancia nuestra política hacia la consolidación de este espacio es
coherente con la lectura que desarrollamos de la situación política nacional y de cada provincia y con la
necesidad de construir alternativa política.

66
LA LÍNEA DEL PARTIDO COMUNISTA

Como se afirma en el primer punto del texto que sigue, la línea es el


conjunto de análisis, orientaciones y objetivos (inmediatos y de más largo
alcance) que se propone realizar el Partido.

La elaboración y el resumen más acabado de la misma se verifica en los


Congresos, en sus informes y resoluciones.

Acabamos de culminar, en diciembre de 2007, el Congreso número 24.


Abocarse a su estudio, debate y considerarlo como punto de referencia
ineludible a la hora de pensar iniciativas y elaborar decisiones, es de
cardinal importancia para dotar de coherencia a nuestro accionar práctico.

El material que vamos a ver no “es” la Línea. Reflexiona, en todo caso, en


torno a ciertos aspectos que se toman en cuenta para “pensar” la política y
se apoya en algunos ejemplos con espíritu didáctico.

No suplanta, ni podría hacerlo jamás, el fruto del debate que miles de


militantes realizaron a lo largo y ancho de nuestro enorme país que, en
definitiva, es lo que se aprobó por unanimidad en el 24º Congreso y que, en
verdad, es lo que hay que estudiar y debatir en profundidad.

67
El Proyecto Político del Partido Comunista,
sus fundamentos económicos – sociales y políticos

1° ¿Qué es la Línea?

En la jerga política se denomina línea al conjunto de orientaciones y objetivos que propone realizar un
determinado partido. El término es bueno porque indica que hay algo que va enlazando y uniendo toda
una serie muy diversa de análisis y caracterizaciones, de posturas, iniciativas, denuncias y propuestas,
y las articula en un todo único coherente.

2° ¿Cómo definimos la línea los comunistas?

Empleando al marxismo como método de análisis. En primer lugar, como materialistas, tratando de
identificar cual es la estructura económica – social, es decir, de clase del país y su correspondiente
superestructura jurídico – política. Y como dialécticos, de esta relación deducimos cual es la
contradicción principal que actúa en nuestro país, aquella que hay que resolver revolucionariamente.
Este estudio, de carácter estructural, crea las condiciones para definir la estrategia o proyecto político
general.

3° ¿Cómo entendemos la Estrategia?

Como el conjunto de grandes tareas a realizar para resolver dicha contradicción principal. Desde este
punto de vista, tales tareas continúan vigentes mientras la contradicción perviva.
Ahora bien, dado que la vida siempre está en continuo movimiento, la contradicción principal se va
manifestando de diversas maneras acorde a las modificaciones que se vayan produciendo. Este
movimiento: cambios de gobiernos y predominio de tal o cual fracción de clase en los mismos, luchas
populares, avances o retrocesos de la representación política del movimiento popular, crisis
económicas y de diverso tipo, etc. implica la obligación de tomar posición ante ellos y promover una
conducta activa. A esa posición y conducta las denominamos táctica.

4° ¿Qué es entonces la Táctica?

Dado que el alma viva del marxismo es “el análisis concreto de la situación concreta” cada situación
necesita ser considerada concretamente, es decir, determinar cómo influye –favorable o
desfavorablemente- en el proceso de la lucha por resolver la contradicción principal o estratégica y,
desde ahí, definir un curso de acción que facilite aprovechar lo que tiene de favorable o limitar el daño
si la cosa viene en contra.

De esta manera las definiciones tácticas tienen un sentido de aplicación inmediata o de corto plazo,
mientras que las estratégicas tienen plazos de desenvolvimiento más prolongados (insistimos, hasta
que se cumplan las tareas de ese tipo).

Ahora bien, la táctica debe contribuir a acumular fuerzas en la dirección de la estrategia. Dicho de otro
modo, está subordinada, condicionada y en función de la estrategia. Si se produjera un divorcio entre
ambas, el resultado es la desacumulación o una acumulación que no aporta en la dirección principal.
Ejemplos al respecto sobran: en el período pre XVI Congreso, una mala estrategia (la de la revolución
democrático – burguesa y su consiguiente instrumento político, el Frente Democrático Nacional) no
impidió que obtuviéramos no pocos éxitos políticos y de acumulación que, a la postre, no tributaron en
cambios en la correlación de fuerzas a favor de la revolución. Y a la inversa también: reafirmando los
objetivos estratégicos a veces se adoptan decisiones políticas que no acumulan en dicha dirección.

68
5° Un Problema Clave

Táctica y estrategia que, en la realidad, se constituyen en un único proceso dado la mutua


influencia que ejercen entre sí, tienen un desafío común: la correcta lectura de la realidad objetiva,
aquella que existe y actúa independientemente de las intenciones, deseos y objetivos de las clases,
partidos e individuos. Si se pifia en su apreciación, el resultado inexorable será la desacumulación. O
sea, lo contrario a la política, que es el arte de modificar la correlación de fuerzas a nuestro favor.
No se puede transformar lo que no se conoce. El pleno conocimiento del proceso real es condición
necesaria para planificar la intervención exitosa sobre este.

6° La Argentina

El XVI Congreso, llamado del “viraje”, corrigió un error de bulto en la caracterización del país por el que,
partiendo de la premisa real de su dependencia del imperialismo (Lenin citó a nuestro país como un
ejemplo clásico al respecto) y de su atraso relativo, se la suponía como un país casi semicolonial, con
fuertes reminiscencias semifeudales e insuficiente desarrollo del capitalismo.

Ello implicaba suponer la existencia de una burguesía nacional con fuertes contradicciones con los
monopolios imperialistas y con la oligarquía terrateniente y, a partir de ello, se trataba de desbrozar las
trabas que se oponían al desarrollo (capitalista) para, recién después encarar la lucha por el socialismo.

En realidad, lo que caracteriza a la Argentina no es “falta” de capitalismo sino, por el contrario,


este impregna todos los poros de la economía, de la organización social, de la cultura y de la política.
Es tan poderoso y omnipresente, que constituye el verdadero sustrato en que se apoya el sentido
común, el marco de referencias con que la “gente”, independientemente de la clase o capa social a la
que pertenezca, piensa, siente y actúa.

Lo que el XVI Congreso determinó es que la existencia del imperialismo no es un fenómeno externo. El
imperialismo, en el plano económico, existe en forma de monopolios transnacionales de los que son
parte las fracciones más poderosas de la burguesía local. Y de ello dedujo que el tipo de revolución
necesaria es de carácter socialista de liberación nacional

7° La Revolución y la Fuerza Capaz de Abrirle el Paso

Toda revolución requiere, además de la creación de una situación revolucionaria (momento muy
especial de confluencia y estallido de todas las contradicciones que se han ido acumulando y que se
manifiesta, principalmente, en forma de crisis política – las condiciones objetivas -) de, al menos, de
otros dos factores (que son de carácter subjetivo):

a) la articulación del sujeto (o sea, de aquellas clases y capas para las cuales la
revolución asume una significación vital) en un bloque político – social.
b) la existencia de una vanguardia política reconocida por ese bloque que lo conduzca en la
batalla por el poder

El XVI Congreso definió que la forma más adecuada de constitución del bloque es a
través de un frente, el Frente de Liberación Nacional y Social, que facilitara la incorporación
democrática y organizada de todas las fuerzas políticas, sociales, culturales y religiosas interesadas en
la revolución. Desde el punto de vista de clase, esto implica una alianza entre la clase obrera y la
pequeñoburguesía, los sectores medios urbanos y rurales (que en su conjunto conforman el sujeto
pueblo).

Y en lo que se refiere a la vanguardia, determinó que en la Argentina no estaba constituida y, por lo


tanto, una tarea central de nuestro proyecto es construirla. Este reconocimiento, casi de sentido común,

69
tiene el alto significado de brindarnos armas más efectivas para combatir uno de los obstáculos más
poderosos que se le anteponen: la extendida cultura de “vanguardia autoproclamada” y el consiguiente
sectarismo que ello provoca.

La otra cuestión que precisó, apoyándose en el análisis concreto del proceso en nuestro país y de las
expresiones más adelantadas de América Latina y el Caribe, es que la vanguardia sería el resultado de
un complejo esfuerzo de unificación de las tres corrientes que, históricamente, pugnan por una salida
revolucionaria a la crisis argentina:

• la del Marxismo
• la que se inspira en el Nacionalismo Popular Revolucionario
• la Teología de la Liberación

Ahora bien, el hecho que consideremos que el tema de la vanguardia es un problema a resolver, ya
que nosotros ni nadie lo es, no significa, de ninguna manera, que renunciemos a serlo y, por lo tanto,
nos exige tener, siempre, una actitud de vanguardia en todos los planos de la lucha social, ideológica y
política.

7° La Concepción de Poder Popular

La creación de bases y factores de poder popular es la orientación que mejor se corresponde al


esfuerzo por constituir el Frente y la Vanguardia.

Si entendemos como poder la capacidad de defender e imponer determinados intereses que están en
pugna con otros, veremos que este asunto tiene varios aspectos.

El primero de ellos es de tipo subjetivo. Es la toma de conciencia de crecientes sectores populares


que sus intereses no sólo son distintos, sino antagónicos e irreconciliables con los de las clases
dominantes y que los propios no van a realizarse mientras no destruyan su capacidad de dominación. Y
que ello requiere de un tipo especial de organizaciones: autónomas de la política, la ideología y la
cultura de dichas clases dominantes-

Pero también encierra un contenido material. No hay poder que se construya en el vacío porque nunca
ni en ninguna parte existe “vacío de poder” (salvo en situaciones excepcionales durante un período de
crisis políticas, en que dicho vacío es de muy corta duración). Construir poder propio significa desalojar
del mismo a otro que lo detenta. Y esto implica desarrollar determinados atributos. Se afirma que el
poder debe reunir, al menos, tres rasgos característicos:

1) el conocimiento, es decir, la capacidad de saber e interpretar mejor que el contrario


todo lo concerniente a lo que está en disputa
2) el factor económico, o sea, la posibilidad de sostener todo lo que haya que
sostener para ser poder
3) la capacidad de ejercer violencia, para respaldar en los hechos (de manera defensiva
u ofensiva) el acceso o la defensa del poder

Entonces, el tema de la construcción de poder popular es una cuestión determinante que hay que
realizarla durante el proceso de acumulación de fuerzas para la toma del poder, en el propio período de
la lucha por el poder político, y después que se lo haya conquistado.

8° El problema de la Unidad

Planteada así las cosas, se puede decir que el punto clave de nuestra línea es la construcción de
unidad. Unidad de acción, imprescindible para desatar procesos de lucha de masas, pero,

70
fundamentalmente, unidad política, es decir, aquella capaz de orientar tales luchas y acumular “factor
subjetivo”.

Se podría decir que constituye el “núcleo duro” de nuestra política debido a su naturaleza estratégica
por un lado y, por el otro y justamente, por la acentuada dispersión – no sólo ni principalmente física –,
cuestión que es casi un dato de la identidad de las fuerzas que se reclaman revolucionarias en nuestro
país.
La lucha por construir niveles crecientes de unidad política es, debe serlo, un eje maestro de nuestras
iniciativas y conductas políticas. Es arduo, es inmensamente complicado, pero sin resolverla no hay
destino para la revolución. Y en este punto es conveniente tener siempre en cuenta que la unidad se
establece entre “diferentes” no entre “iguales” por lo que, invariablemente, conlleva un grado de
contradicción. Y esta contradicción no se la puede resolver de otra manera que no sea a partir de
concesiones mutuas, concesiones que no alteren ni los principios de las partes, ni sus identidades, ni
los espacios que cada una de ellas se ha ganado en la consideración popular.

Dada esta dificultad, hemos acuñado algunos conceptos para que nos ayuden a orientarnos y a ser
más eficaces. Uno de ellos es unidad y disputa, por el cual queremos decir que el esfuerzo por
construir acuerdos no puede eludir – por el contrario, es necesaria - la polémica política e ideológica ni,
tampoco, la lucha por la hegemonía, por la dirección del proceso y del movimiento.

Otro es el de amplitud y profundidad, es decir, máxima amplitud para sumar e incorporar todo lo que
sea susceptible de hacerlo (y en la Argentina esto es mucho), y también gran profundidad para que el
sentido vaya en la dirección correcta. Entonces, ni la amplitud debe tener como resultado una cosa
chirle y amorfa (que no le hace “mal” a nadie), ni la profundidad un sesgo de estrechez que en vez de
abrir puertas y tender puentes, las cierre y los dinamite.

Son ecuaciones complejas para las que no existen recetas, pero que es preciso abordarlas con mucha
flexibilidad y no menor firmeza.

Un aspecto casi psicológico de este asunto: quién esté seguro de sí mismo, de su proyecto, de su
organización y de su dirección, no temerá realizar acuerdos con nadie, si tal acuerdo representa
adquirir una ventaja y no compromete su independencia ni su futuro.

Entonces, en nuestro país, habría que considerar que construir la unidad de los revolucionarios y de las
muy diversas vertientes y tendencias de lo que se llama el campo popular (entre las cuales predominan
las ilusiones de la posibilidad de “reformar” el sistema sin tener que pasar por el calvario de su
necesaria destrucción) es condición necesaria para lograr la acumulación de fuerzas imprescindible
para la batalla.

Si ese es el costado de la unidad y la amplitud ¿cuál será el de la disputa y la profundidad?


Evidentemente, la lucha interna por la direccionalidad del proceso, por definir si va por un camino de
verdadera alternativa liberadora que afecte determinantemente los intereses de la dominación y la
explotación, o se limita a ser una variante más prolija de las que ya existen, que deje intactas las bases
del poder existente.

El resultado de esa pugna no se puede definir a priori, con antelación. Lo que sí se puede definir es el
terreno más favorable para que se imponga la que pretendemos. Y este terreno consta, al menos, de
dos condiciones:

• la primera, es que la unidad efectivamente se constituya


• la segunda, que pueda desatar hechos políticos y de masas reales.
La experiencia propia actúa sobre la conciencia de las personas que la
protagonizan u observan mucho más y mejor que mil manifiestos sesudos.

71
9° La Crisis de Alternativa

El elemento esencial de nuestra línea es, por lo tanto, superar la inexistencia de una alternativa
antimperialista (es decir, anticapitalista) de gobierno y de poder. La persistencia de esta ausencia le ha
costado muy caro a nuestro pueblo.

El ejemplo más cercano es la situación de 2001 y 2002. Una fenomenal crisis orgánica del sistema en
la que se conjugó el desastre económico, el repudio al modelo neoliberal y a los partidos políticos que
lo sustentaron (básicamente, el PJ y la UCR), en suma, un momento de incapacidad de ejercer el
gobierno a lo que se le agregó una importante movilización popular.

Esto, que se podría caracterizar como la existencia de condiciones objetivas para una revolución, no
pudo ser aprovechada por el retraso en las condiciones subjetivas.

Más aún, las posibilidades magníficas para superar sobre la marcha tal retraso, fueron dilapidadas por
la persistencia de ese lastre constituido por la cultura de la vanguardia autoproclamada, la división y el
sectarismo.

10° La Construcción de la Alternativa Hoy

El gobierno de Néstor Kirchner, y de Cristina Fernández en la actualidad, es el gobierno resultante de


esa situación. Debieron tomar nota del conjunto de repudios y demandas insatisfechas y ensayar un
discurso que estuviera a la altura de ellos y una práctica que, sin remover las causas fundantes de la
crisis, produjeran hechos distintos de los que prevalecieron en el país desde la dictadura militar.

Pudieron resolver así, precariamente, la crisis de gobernabilidad, apoyándose en un ciclo expansivo de


los precios internacionales de los productos agrarios, que hoy puede volverse en su contrario.

Pero, a su vez, este gobierno se da en medio de un proceso en América Latina que tiene un acentuado
signo antimperialista y que está creando premisas reales para liberar a gran parte de la región de su
yugo. Este proceso no puede dejar de influir en la situación nacional, su gobierno incluido. No es
secundario, de ninguna manera, que éste haya establecido una alianza estratégica con la Venezuela
que proclama que va hacia la revolución socialista. Por los motivos que sean, pragmáticos
seguramente, (Venezuela es hoy la única fuente de recursos financieros y principal país con el que
debe “cerrar” la ecuación energética), esa alianza existe y actúa. Y actúa contra la política y los
intereses, nada más ni nada menos, de los EEUU.

Se crea así una situación inédita y, como todo en lo que no existen antecedentes, descoloca a muchos
actores que continúan repitiendo como loros consignas que fueron aptas para otra situación.

¿Qué rasgos principales tiene esta nueva situación? Aparte de la política internacional que ejerce el
gobierno (objetivamente no proimperialista que no significa necesariamente ser antimperialista) se
puede constatar:

• en el plano de los Derechos Humanos, a partir de legislar contra las leyes de


impunidad, una actitud de poner en el banquillo a los responsables de los crímenes
atroces de la dictadura militar y, tema no menor, mantener un estricto control sobre
las FFAA
• en el terreno económico, una tendencia a facilitar cierta mejor distribución del
ingreso, sin romper con la matriz fundamental de la histórica inequidad y el
recupero de las facultades “dirigistas” del Estado, contrarias al decálogo de la
“buena conducta” liberal de dejar todo en las “manos invisibles” del mercado.
Plantea abiertamente que su ideal es un capitalismo nacional, desarrollista e

72
industrialista, con inclusión social. Practica una especie de neokeynesianismo
estimulando la obra pública, módicamente el consumo (especialmente de las
capas medias y altas), y la sustitución de importaciones vía política cambiaria.
• en la arena política, se plantea resolver la crisis de representación política
provocada por el desprestigio de los viejos partidos, pasando del antiguo
bipartidismo PJ – UCR a un tipo de bicoalición (una de centroizquierda – en la que
se sitúan ellos como fuerza hegemónica – y otra de centroderecha que canalice
por la vía institucional lo que tradicionalmente hizo por la vía del golpe a través del
Partido Militar). En su primera etapa, trató de sortear el lastre del PJ estimulando el
“transversalismo”, y en la presente, al no alcanzar éste suficiente volumen y
previendo riesgos de gobernabilidad, se recuesta nuevamente en el PJ poniéndose
al frente del mismo. El dato que no hay que perder de vista es que todo esto ha
provocado una verdadera reanimación de las fuerzas del nacionalismo popular y,
en menor medida, de las de la Teología de la Liberación, que ven con mucha
expectativa este proceso y que, por ahora, no se disponen a emprender un camino
autónomo de la hegemonía kirchnerista.
• en el campo de la cultura y de la comunicación, una mayor apertura hacia lo
nacional – popular y progresista. El caso de las radios y los canales públicos es
notoria esta orientación y ha puesto en camino de modificación la Ley de
Radiodifusión que proviene de la época de la dictadura.

Todo esto implican cambios no pequeños y coloca, claro está, a la construcción de la alternativa
ante complejidades ante las cuales no estamos acostumbrados a lidiar.

Cuando Menem, De La Rúa y Duhalde era relativamente fácil colocarse en situación de


oposición frontal y tratar de articular resistencia y edificar opción política, dado el claro signo
entreguista y derechista de sus gobiernos. Recalcamos lo de “relativo” pues si hubiera sido tan
así, habríamos dado pasos más importantes de los que efectivamente logramos.

Con este gobierno, la cosa se complica. Primero porque los hechos mencionados han tenido su
impacto en la conciencia popular y, aunque no provoca hechos de movilización popular en su
defensa (mucho menos en ir por más), ha conquistado altos grados de consenso. En segundo
término, porque gran parte del potencial campo de aliados para su construcción actúa bajo su
esfera. No sin contradicciones ni pataleos, pero lo está. Otra parte de este potencial campo,
repite – decíamos - consignas que no reflejan este cambio de situación. Otra, que se ha dejado
ganar por su tradicional gorilismo, hace hincapié en los flancos liberal – democráticos que este
gobierno ofrece. Y finalmente, hay otra que, sin diferenciarse en proyecto grandemente del que
gobierna, elige construir fuerza propia haciéndole oposición sistemática y cooptar bajo su
hegemonía todo lo que al kirchnerismo se le “cae”.

Entonces, vuelta a la pregunta inicial. ¿Cómo construir alternativa en estas condiciones? Sin
pretender establecer un recetario, es preciso tener en claro algunas pautas:

• primero, estar claros en una cuestión ideológica: nuestra opción por el socialismo no nace
de un empecinamiento doctrinario, sino de la conciencia de que el capitalismo no sólo no
da para más sino que ha entrado en una etapa de inexorable decadencia (senil la definen
algunos).
• el llamado “capitalismo nacional” no deja de ser una ilusión reaccionaria pues es la
pretensión de volver atrás, como cuando existían ciertas condiciones para el mismo, y no
se condice con el capitalismo realmente existente, monopólico, transnacional, imperialista
en definitiva. De este capitalismo se sale para adelante, para el socialismo y no para atrás
• ahora, también es preciso saber reconocer las contradicciones que este proceso abre y
actuar con un sentido de ensancharlas y convertirlas de secundarias en principales

73
• una pauta fundamental es que el proceso de construcción se lo haga en clave
Latinoamericana, antimperialista y tomando referencia de los procesos más avanzados y
radicales, los que proclaman la revolución socialista del siglo XXI. Al respecto, es bueno
recordar al Che cuando se dirigía a fuerzas amigas y nos decía que más que tantos
elogios, sería bueno que indagáramos cómo hicieron los cubanos para triunfar.
• volviendo al tema de las contradicciones, en la actualidad – año 2008 – aparecen, entre
otras:

a) la ya mencionada con el imperialismo de los EEUU un cierto quiebre en el bloque de las clases
dominantes, particularmente con la burguesía agraria a partir de las retenciones y, en general, por su
orientación “dirigista” en economía.

b) una ofensiva de los grandes medios de comunicación contra el gobierno, criticando, aparte de los
flancos que éste ofrece en cuanto a “transparencia” (caso Skanska, la bolsa de dinero de Miceli, la
valija de Antonini, etc.), su populismo por los desequilibrios y potenciales peligros que provoca para el
bloque del poder

c) pero la contradicción más flagrante es la que se da entre el discurso de inclusión, justicia social y
redistribución del ingreso, por un lado, y la realidad de la concentración de la riqueza en un polo
minoritario, por el otro. Esta es una contradicción antagónica, irresoluble en los marcos del capitalismo
de hoy, por más “correcciones” populistas que se intenten desde el gobierno. La más mínima
ingerencia en las tasas de ganancia del capital desata, por parte de este, su más enérgica reacción. El
caso de las retenciones al girasol y a la soja es altamente demostrativo.

• identificar las contradicciones, meternos con acción de masas en las grietas que provoca y
ensancharlas hasta el punto de hacerlas irreconciliables y constituir bloques en pugna, es un
tema clave a la hora de elaborar “línea” y cursos de acción. De otro modo las contradicciones
secundarias pueden perdurar en el tiempo, porque sus polos contrarios no consideran
necesario “jugarse” el todo por el todo para resolverlas a su favor. Pueden convivir con esa
molestia.
Pero si en esa situación irrumpen masas que sí las consideran decisivas para su existencia, la
cosa cambia. Masas en acción son masas que se radicalizan y se tornan más permeables a la
conciencia de la necesidad y la posibilidad de transformaciones de fondo, y a su propia
organización política para llevarlas a cabo. En una situación así, actores iniciales y principales
de ese drama pueden perfectamente transformarse en actores de reparto.

Un ejemplo actual. Volvemos al conflicto del gobierno con el “campo” por una parte de la renta
extraordinaria que este percibe. Cristina presenta las retenciones móviles como un medio de
contener los precios internos (correcto) y, así, como un modo de redistribuir la riqueza
(bastante discutible por lo parcial de la medida). El lock out provoca escasez de productos y
aumentos de precios que, una vez que se estableció una tregua, no volvieron a su nivel inicial.
El conflicto continúa; el “campo” retoma las medidas de fuerza, la oposición de derecha y
centro se organiza en su respaldo y “va por más”, y el gobierno, luego de algunas concesiones
parciales, mantiene su decisión sobre las retenciones.

¿Qué perspectiva de desarrollo puede tener este conflicto?:

a) lo primero que hay que hacer es analizarlo, intentar una caracterización lo más precisa
posible: no cabe dudas de que se trata de una pugna de intereses y, por lo tanto, tiene un
carácter de clase. Una fracción de la burguesía (la que actúa en el complejo agro–negocio–
exportador) no se resigna a que le toquen una parte de su tasa de ganancia.
b) globalmente, la burguesía local (concentrada, monopolista y transnacionalizada) advierte
un peligro mayor: que prenda el argumento “redistribuidor”, se comience a generalizar su
reclamo, y ya no se trate de las súper ganancias de una fracción sino de las súper
74
ganancias de la clase en su conjunto. Por ello se moviliza y utiliza todos sus recursos
políticos, comunicacionales y de acción directa (desabastecimiento, especulación) para
ocultar el verdadero sentido de la medida, desacreditar al gobierno y crear las condiciones
para hacerlo recular en todo en lo que la afecta.
c) el gobierno sostiene la medida pero, por su propio carácter de clase, no puede ni quiere ser
consecuente y, por lo tanto, no profundiza las medidas ni avanza sobre sus adversarios.
Crea así las condiciones para su propia desestabilización, porque la contraparte sí es
consecuente y no vacila en apelar a cualquier medio para embarrarle la cancha y sacárselo
de encima si es preciso
d) hasta ahora estamos ante una clásica situación generada por una contradicción secundaria
(no está en juego la propiedad y el poder de clase, sino una parte de sus beneficios)
e) ¿y si el movimiento popular se toma en serio eso de la “redistribución de la riqueza” y
comienza a actuar de manera independiente para hacerla realidad? Entra en escena el
actor tan temido por unos y otros, la disputa adoptará contornos más claros, se pondrá de
relieve un eje en torno al cual se producirán realineamientos; en ese reagrupamiento de
fuerzas cada cual tenderá a buscar a su cada tal. La contradicción secundaria se
convierte en contradicción principal.
f) si esas son las posibilidades contenidas en el conflicto, la elaboración de línea, de táctica
política, deberá ser aprovechar las oportunidades que presenta y trazar un curso de acción
integral que busque organizar movimiento popular, y así, poder capitalizar la situación.

Con este ejemplo de actualidad queremos enfatizar el siguiente hecho: no importa cuán compleja y
adversa sea la situación, siempre existen ciertas condiciones que permiten desarrollar iniciativa política
que vaya en la dirección de poner en pie fuerza alternativa. El asunto es detectarlas, elaborar
propuestas de acciones adecuadas y, por sobre todo, construir voluntad colectiva para ir por ellas.

En el documento elaborado para guiar los debates hacia el XXIV Congreso se formulan así las tareas
centrales para la construcción de alternativa: “Nos proponemos transitar una etapa de actuación en
diversos escenarios, concretando acuerdos para actuar en política, en nuestro caso, desde una
perspectiva de oposición alternativa de carácter antimperialista y de liberación nacional, que no
tenga reparos en confrontar abiertamente con la derecha fundamentalista.

La constitución del bloque político y social de la revolución requiere de la formación de una nueva
fuerza política, plural, basada en el respeto a la diversidad y la búsqueda de la síntesis necesaria entre
todas las corrientes político – culturales que bregan por la liberación nacional. Una nueva fuerza política
que resuelva de un modo adecuado la relación entre amplitud y profundidad, sabiendo que hoy estas
categorías no son antagónicas y que supere la fractura entre el movimiento social y la política
revolucionaria, fractura comenzada por el Terrorismo de Estado y continuada por el “posibilismo” de los
80, que no terminamos de superar.

Una fuerza de este tipo no podría proponerse como alternativa de gobierno sin pensarse como parte
del proceso de creación de poder popular enfilado a la conquista del Poder, que sigue siendo el atributo
indispensable de todo cambio verdadero y la piedra de toque de todo revolucionario, al decir del
Comandante Guevara”.

11° Línea y Partido

Regresando al planteo inicial de considerar la línea como el conjunto de orientaciones estratégicas y


tácticas que adoptamos para abrir un curso de resolución revolucionaria a la crisis argentina, se plantea
a continuación la cuestión de quiénes y de qué manera deberán llevarla a la práctica

Llegamos así que no hay línea sin un Partido capaz de luchar por ella, ni Partido que merezca tal
nombre si no guía todo su accionar por la línea que democráticamente determina.

75
Por más correctas, justas y oportunas que sean las posiciones e iniciativas políticas que
sistemáticamente se planteen, si el Partido realmente existente (por más achicado y precariamente
organizado que esté) no las toma en sus manos y se “rompe” por construirlas en su lugar de acción,
éstas quedarán en bellas intenciones perfectamente inofensivas.

Planteado desde otro ángulo, la eficacia en la lucha política tiene que ver con la justeza de la
apreciación de la situación y de las tareas que derivan de ella, en primer lugar, y en otro lugar de no
menor importancia, con una única voluntad colectiva de los militantes partidarios expresada en
cohesión y organización, creatividad y autonomía (en el sentido de no esperar las “directivas”),
capacidad de crítica y autocrítica, todo ello conjugado en una firme disciplina consciente

Sin tales atributos propios de una organización revolucionaria, no hay posibilidad que un proyecto
revolucionario encarne en las masas y las proyecte a la lucha por la liberación y la emancipación.

76
EL PARTIDO COMUNISTA,
cuestiones de organización,
estructura y métodos de adopción de decisiones

Culminaba el bloque anterior con la afirmación de


que no hay proyecto político capaz de adquirir
materialidad si no existe una fuerza capaz de luchar
por él, de manera que otras organizaciones políticas,
sociales, culturales, etc. consideren la necesidad de
luchar en conjunto con el Partido para abrirle el paso a
una alternativa de poder popular, y que crecientes
sectores de masas lo vayan visualizando como una
propuesta a la que vale la pena adherir.

La construcción de un Partido (y una Federación


Juvenil Comunista) con dichas capacidades es el
problema de los problemas en materia de organización.

Como tal, requiere de una estrategia específica


que vaya resolviendo, paso a paso, las cuestiones
principales de su edificación.

En el texto seleccionado sólo se enuncian


algunas de tipo muy general y se pone a disposición
los Estatutos que rigen nuestra vida orgánica, pues
sintetizan una serie de principios que la práctica
revolucionaria ha ido mostrando su necesidad y su
validez.

77
El PARTIDO COMUNISTA: Cuestiones de Organización
1° ¿Qué es un Partido Político?

Un partido es una organización que se establece para actuar en política, es decir, para
intervenir en la arena específica en que se resuelven los problemas de gobierno y de poder. El
objetivo de todo partido es, justamente, conquistar el gobierno y el poder para, desde esas
posiciones, llevar a la práctica su programa.
El programa es la formulación del proyecto o línea que expresa los intereses inmediatos y
mediatos de la clase o de la fracción de clase que dicho partido aspira a representar.

2° El Partido Comunista

Nuestro Partido, ideológicamente se sitúa en el terreno de la Clase Obrera, teóricamente se


inspira en el marxismo y políticamente actúa para la realización de la Revolución Socialista en la
Argentina, considerada ésta internacional por su contenido y nacional (argentina) por su forma.

3° El Internacionalismo Revolucionario

Al ser el proletariado uno en el mundo, explotado y oprimido por una sola clase, la burguesía,
sólo se podrá constituir en clase como tal, si cada destacamento nacional percibe este vínculo
que, en la práctica, implique desarrollar lazos de fraternidad y de responsabilidad militante hacia
aquellos otros destacamentos nacionales que están desplegando luchas decisivas o están
sometidos a ofensivas reaccionarias.

4° ¿Por qué lo denominamos Partido de Nuevo Tipo?

Este concepto lo debemos a Lenin, que al indagar en las complejidades del desarrollo de la
conciencia de clase y las exigencias de la lucha de clases, y apoyándose en toda la experiencia
histórica desarrollada hasta ese momento, planteó que tareas de tal magnitud no podían ser
cumplidas de cualquier manera y con cualquier forma organizativa.

Requería un tipo especial de organización capaz de vincularse estrechamente a las masas, de


ayudarlas a que reflexionen a partir de su propia experiencia y que, a partir de su coherencia y la
comprobación de la justeza de sus posiciones, expresadas fundamentalmente por la conducta
de sus militantes organizados en su seno, conquistara su confianza y su disposición a compartir
y a seguir sus orientaciones. Dicho de otra manera, que conquistara posiciones de vanguardia.

Entonces, el Partido Comunista, es una organización de revolucionarios que buscan por todos
los medios organizar a las masas del pueblo, la clase obrera especialmente, en torno a un
programa emancipador de liberación nacional y social para la conquista del poder político.

Conquista del poder porque es la única manera de realizar las transformaciones que apunten
a una transición de carácter socialista hacia una sociedad comunista.
Desde ese objetivo – verdadera misión histórica – es que se guía por una serie de principios
ideológicos, políticos y organizativos.

Es, desde ese punto de vista, un partido de “nuevo tipo”, distinto y antagónico por sus
concepciones a todo otro tipo de formación política, tanto, por supuesto, las que tratan de
defender el régimen de explotación y dominación, como las que tienen la ilusión de “reformarlo”
sin destruir las bases en que se sustentan las mismas: en definitiva, la propiedad privada sobre
los medios de producción.

Todo su accionar gira en torno a facilitar la toma de conciencia del pueblo acerca del carácter
78
irreconciliable entre los intereses de explotadores y explotados, de dominadores y dominados,
a impulsar su organización autónoma y su lucha independiente.

Y todo ello, reiteramos, no se puede realizar al margen de la interacción, de la dialéctica que


se debe establecer entre la propia experiencia que van realizando las masas y el accionar
político revolucionario.

Esos principios no han sido “inventados” caprichosamente. Fueron elaborados a partir de la


larga práctica histórica de la lucha de clases, particularmente desde que emergió el sistema
capitalista como formación económica social dominante y surgió el marxismo como crítica al
mismo.

Resumen la experiencia internacional y nacional de la confrontación de clases.


Los Estatutos que rigen la vida partidaria son, a su vez, una síntesis de esos principios.

ESTATUTO DEL PARTIDO COMUNISTA


DE LA REPÚBLICA ARGENTINA

Declaración de Principios
El Partido Comunista de la Argentina, fundado el 6 de enero de 1918, producto de un proceso
iniciado a fines del siglo XIX, con la tradición marxista y la fundación del Partido Socialista en
1896, está constituido por la unión voluntaria, consciente y combativa de mujeres y hombres,
jóvenes y adultos, de la clase obrera y del pueblo, quienes unen su voluntad política para luchar
por la revolución socialista y el comunismo. Orientan su actividad inspirándose en las mejores
tradiciones patrióticas y latinoamericanistas de nuestra historia y del presente, democráticas y
populares, guiándose por el legado ideológico y teórico de Marx, Engels y Lenin, y su
enriquecimiento en particular con los aportes de Gramsci, Mariátegui y el Che.

Se reconoce en las tradiciones patrióticas y revolucionarias de nuestro pueblo, en las


sublevaciones indígenas, en la guerra de la independencia, en el legado de San Martín, Bolívar y
otros patriotas. También en las luchas, obreras de fines del siglo XIX y principios del siglo XX,
expresadas en las de la Patagonia, donde entre otros fue asesinado nuestro compañero Albino
Fabián Argüelles, en la Semana Trágica; en la sangre de los primeros desaparecidos del país,
militantes comunistas, Carlos Antonio Aguirre y Juan Inganinella. Se reconoce también en la
resistencia a las dictaduras que asolaron a la Argentina durante las cuales el Partido Comunista
abonó con su lucha y con su sangre la trágica lista de miles de represaliados y desaparecidos.

Este es un Partido que reafirma la identidad revolucionaria renovada en su 16º Congreso, en


el que, valorando los aciertos de su historia y autocriticando francamente sus errores, reformuló
su proyecto político de lucha consecuente para que el drama de la dispersión y los
desencuentros de la izquierda, que se diera en el siglo XX, se transforme en un proceso de
unidad, de cuya pluralidad surja la verdadera vanguardia capaz de articular el bloque político y
social de la revolución.

Considerando que la lucha por una Argentina democrática y libre se inserta en la lucha
general de los pueblos del mundo contra el neoliberalismo, expresión actual del capitalismo
mundial hoy hegemónico, contra la invocación guerrerista del imperialismo, por la independencia
nacional y el socialismo, el Partido Comunista une su patriotismo a la práctica del
internacionalismo revolucionario, que se ha expresado en las últimas décadas en el compromiso
79
activo con la Revolución Cubana, con el pueblo vietnamita en su lucha de liberación, con el
gobierno de la Unidad Popular en Chile, con la resistencia a las dictaduras militares en el Cono
Sur, con la solidaridad con la revolución en Angola, con los procesos insurgentes en Nicaragua y
El Salvador, donde cayera en combate nuestro compañero Marcelo Feito, con la rebelión en
Chiapas y con el proceso revolucionario en Colombia.

Es su timbre de honor expresar su solidaridad activa con cada lucha que se libre en cualquier
parte del mundo por los elevados objetivos de los pueblos. Y mantiene, en consecuencia,
relaciones fraternales y de trabajo con los partidos y fuerzas revolucionarias del mundo.

El Partido funda su accionar en los principios y normas leninistas de


organización y en la ética revolucionaria.

El Partido Comunista lucha por aportar a la unidad de la izquierda y el campo popular, para la
construcción de una alternativa política y de una cultura liberadora; para concretar la vanguardia
unificada de la revolución; para contribuir a la creación de un Frente de Liberación Nacional y
Social, por un poder popular de nuevo tipo, socialista, revolucionario, internacionalista,
humanista, antiimperialista y anticapitalista.

De los afiliados

1) Podrán ser miembros del Partido Comunista los argentinos/as y extranjeros/as radicados en
el país, que acepten su programa y su estatuto y militen la construcción de la línea
partidaria. Todo afiliado debe pertenecer a un organismo básico, con prioridad en su lugar de
trabajo o estudio, contribuyendo a su formación y desarrollo.

2) La solicitud de afiliación al Partido debe ser presentada por escrito e individualmente a la


organización básica. Una vez que el organismo haya confirmado la afiliación, recibirá el carnet
que lo acredita como miembro del Partido.

Deberes y derechos de los afiliados

3) El miembro del Partido tiene el deber de:


a) Difundir y construir la línea política en las organizaciones políticas y sociales de masas y
en todos los ámbitos en que le toque actuar.
b) Renovar el carnet en el período establecido, abonar regularmente la cotización, difundir y
cobrar la prensa y demás materiales partidarios, contribuir al sostenimiento financiero de la
organización, reclutar nuevos miembros y ayudar a su formación.

4) El miembro del Partido tiene derecho a:


a) Elegir y ser elegido para cualquier puesto dirigente en los organismos del Partido, según el
presente Estatuto.
b) Participar en las reuniones, discusiones y votaciones de la organización básica y
organismos a los que pertenezca; participar en la elaboración y difusión de la línea política y
táctica del Partido, y ser partícipe del proceso de formación política.
c) Exigir el funcionamiento regular de los organismos del Partido y la práctica de la dirección
colectiva.

Democracia Interna

5) Por su condición de fuerza revolucionaria, el Partido afirma los principios de la unidad


ideológica, política y orgánica. Esa unidad se construye a partir de la disciplina voluntaria,
80
consciente e igual para todos.
6) Los afiliados tienen derecho a discutir las cuestiones relacionadas con las tareas del Partido
en la organización partidaria correspondiente. Para este fin, los organismos dirigentes deberán
asegurar la democracia interna para permitir una amplia discusión. Una vez realizado el debate y
asegurado el respeto a la libre emisión de opiniones, el voto de la mayoría decide y todos los
afiliados están obligados a aplicar la resolución adoptada.
7) El Partido se basa en el centralismo democrático, fundando su accionar en el funcionamiento
orgánico, la dirección colectiva y la responsabilidad individual. Se rige por el principio y método
de la crítica y la autocrítica. El centralismo democrático presupone electividad de los organismos
de dirección de abajo hacia arriba; el cumplimiento de las decisiones tomadas por la mayoría, y
la obligatoriedad de rendición de cuentas periódicas de su actividad por parte de los organismos
de dirección.
8) Todas las direcciones deberán ser elegidas democráticamente. Las presidencias colectivas de
las Conferencias y Congresos, recogerán las proposiciones individuales y/o colectivas que se
formulen en las mismas, las que tendrán que ser respaldadas por una cantidad de avales. Los
asambleístas o delegados que efectúen propuestas las deberán fundamentar. Las direcciones
salientes tienen derecho a hacer sus propuestas de candidatos. Las presidencias confeccionarán
finalmente la nómina de candidatos que será expuesta públicamente a los efectos de ilustrar
sobre las características de cada militante propuesto para el desempeño de cargos directivos y si
reúne los debidos requisitos estatutarios. Los asambleístas o delegados tendrán el derecho a
objetar a cualquier candidato. La mayoría de la Asamblea, Conferencia o Congreso, podrá
decidir el retiro o no del candidato objetado.
9) El afiliado que está en desacuerdo con alguna resolución política tomada, tiene el derecho de
apelar ante el organismo superior inmediato, y de llegar con su apelación hasta el Comité Central
y el Congreso Nacional, cuyas decisiones serán definitivas. Mientras la resolución adoptada no
sea revocada por el organismo superior correspondiente, deberá ser aplicada sin reservas.
10) La crítica y la autocrítica deben ser ejercidas ampliamente en todas las instancias para
ayudar a corregir errores, para contribuir a educar a los cuadros y militantes y fortalecer la
disciplina partidaria consciente. La crítica debe hacerse solamente en el organismo regular del
Partido y no fuera de él. Las direcciones partidarias deberán asegurar plenamente las
condiciones adecuadas para que los afiliados puedan ejercer este derecho.

Estructura del Partido

11) La estructura orgánica del Partido tiene como instancias imprescindibles y permanentes a los
organismos básicos y al Comité Central. Entre ambos actúan los organismos intermedios de
acuerdo a las necesidades orgánicas y políticas del Partido, incluida la regionalización política
del mismo.
12) Las instancias superiores de las organizaciones partidarias son: la asamblea general de
afiliados de los organismos básicos; la asamblea de delegados de los comités intermedios,
locales, provinciales o regionales; los plenarios del Comité Central y las Conferencias
Nacionales; el Congreso Nacional es la máxima instancia.
13) Los organismos básicos y los comités que conforman la estructura general del Partido, gozan
de autonomía en cuanto a las decisiones relacionadas con la actividad a desarrollar en su
jurisdicción en la aplicación de la línea y de las decisiones generales de las instancias
superiores.
14) En caso de que un organismo viole la línea política partidaria o las normas estatutarias, y
después de haber agotado todo los medios de resolución política del conflicto por parte del
organismo inmediato superior, éste deberá intervenirlo a los efectos de normalizar su vida
interna.
15) En caso de producirse vacantes en el Comité Central serán cubiertas por los suplentes
según el orden establecido. Si hubiera necesidad de aumentar el número de miembros de
organismos dirigentes, y de no ser posible convocar a breve plazo las asambleas, conferencias o
congresos pertinentes, las instancias dirigentes podrán cubrir los nuevos puestos vacantes. Para

81
hacerlo, los que se incorporan, deberán tener el acuerdo de sus organismos y de los dos tercios
del organismo al cual ingresan.

Los organismos básicos

16) Los organismos básicos son el cimiento sobre el cual se asienta la estructura partidaria; se
constituyen en el lugar de trabajo, estudio de vivienda, en la ciudad y en e1 campo, cuando
existan como mínimo tres afiliados. También podrán crearse en todos los ámbitos que sean de
interés para el proyecto de acumulación del Partido.
17) Los afiliados reunidos en asamblea general del organismo básico, elegirán su dirección,
designando el cargo de secretario, tesorero y encargado de la prensa partidaria y otros que
consideren necesarios. El mandato de la dirección del organismo básico es de 2 años.
18) El organismo básico se reunirá mensualmente para balance del plan político y
extraordinariamente todas las veces que sea convocado por su dirección, por el organismo
superior o por la mayoría de sus afiliados.

De los comités intermedios locales, provinciales o regionales

19) Los comités intermedios Locales, Provinciales o Regionales, se elegirán en las


conferencias de delegados de los comités de su jurisdicción y de los organismos básicos que
dependan directamente de aquéllos. El número de delegados será proporcional a la cantidad de
afiliados de los organismos que tengan funcionamiento regular.
20) Las Conferencias de los Comités Intermedios, se convocarán con carácter ordinario cada
dos años, y extraordinariamente, toda vez que exista razón suficiente política u orgánica. La
Conferencia extraordinaria podrá ser convocada a instancia del organismo superior; o por la
dirección del Comité Intermedio; o por la mayoría de organismos y afiliados de ese Comité,
debiendo en ambos casos contar con el aval del organismo superior.
21) El número de miembros de los comités se resolverá de acuerdo a las características del
lugar. Los comités elegirán de su seno un secretario y una mesa política. El comité designará las
comisiones colaboradoras que considere necesarias. El mandato de las direcciones intermedias
dura dos años.

Del Comité Central

22) El organismo dirigente superior de todas las organizaciones partidarias es el Comité Central,
elegido en el Congreso Nacional.
23 El Comité Central es responsable de la aplicación de las Resoluciones del Congreso, del
Programa y de los Estatutos; representa al Partido en sus relaciones nacionales e
internacionales con otros partidos, organizaciones e instituciones sociales; designa las
Comisiones Colaboradoras que considere necesario crear, designa la dirección del órgano de
prensa, la revista teórica y las publicaciones que trabajan bajo su dirección; adopta las medidas
que crea necesarias para la consolidación y desarrollo de la actividad partidaria en el orden
nacional; promueve la educación y la formación de los afiliados; administra la Caja Central.
24) El Comité Central elegirá de su seno a su Secretario General y a la Comisión Política que lo
representará en el período comprendido entre sus reuniones.
25) El número de miembros de la Comisión Política y demás comisiones son establecidos por el
Comité Central.
26) El Comité Central será convocado regularmente por la Comisión Política. En caso de
incumplimiento por parte de ésta deberá ser convocado por la mayoría de los miembros del
Comité Central.

82
Del Congreso Nacional

27) El Congreso Nacional es la máxima instancia del Partido. Se reunirá ordinariamente cada
cuatro años.
Podrán convocarse congresos extraordinariamente, ya sea por iniciativa del Comité Central o a
pedido de organizaciones provinciales y regionales que representen por lo menos dos tercios del
total de afiliados. La convocatoria a Congreso Ordinario, su orden del día y la documentación
política pertinente será comunicada y prevista por el Comité Central seis meses antes de su
realización. La convocatoria a Congreso Extraordinario y su orden del día seria comunicada por
el Comité Central dos meses antes de su realización.
28) Antes de iniciarse la discusión preparatoria del Congreso, el Comité Central hará llegar a
todas las organizaciones los materiales relacionados con el mismo. Las organizaciones
partidarias tendrán el derecho y el deber de hacer observaciones y de proponer las
modificaciones que crean conveniente sobre los proyectos de documentos y resoluciones
preparadas por el Comité Central, las que deberán ser enviadas al Comité Central para su
conocimiento y el del propio Congreso.
29) Serán delegados al Congreso aquellos afiliados elegidos en las asambleas provinciales y
regionales, así como los miembros del Comité Central saliente. El número de delegados será
establecido por el Comité Central, en consultas con los comités provinciales y regionales. El
Congreso se constituirá con la mitad más uno de los delegados. El espíritu de este artículo regirá
en las instancias inferiores.
30) El Congreso decide respecto a su orden del día y a su reglamento de discusión y votación;
elige una presidencia colectiva que ejercerá las funciones del Comité Central mientras sesione el
Congreso.
31) Corresponde al Congreso:
a) Recibir discutir y pronunciarse sobre los informes del Comité Central respecto a la política y al
balance sobre la actividad y el estado de la organización partidaria.
b) Establecer la línea política y táctica del Partido.
c) Sancionar, modificar o actualizar el Programa y el Estatuto.
d) Elegir los miembros titulares y suplentes del Comité Central cuyo mandato durará hasta el
próximo Congreso.
e) Elegir la Comisión Revisora de Cuentas.
32) El número de miembros titulares y suplentes del Comité Central a elegirse será establecido
por cada Congreso, teniendo en cuenta el carácter nacional del Partido. Los miembros suplentes
tendrán los mismos derechos y atribuciones de los titulares a excepción del voto.
33) Las decisiones del Congreso, así como las del Comité Central elegido, son válidas y
obligatorias para todas las organizaciones y miembros del Partido.
34) Las decisiones de un Congreso sólo pueden ser modificadas, sustituidas o revocadas por
otro Congreso.

De las Conferencias Nacionales de Partido

35) El Comité Central puede convocar Conferencias Nacionales. Establecerá en cada caso su
temario, el modo de designación de los participantes y su número.

De la disciplina partidaria

36) La disciplina partidaria debe ser consciente, resultado de la aceptación del Programa y del
Estatuto, y de la línea política. La disciplina partidaria es igual para todos los miembros del
Partido, cualquiera sea su cargo o sus méritos en la organización.

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37) Las medidas disciplinarias a aplicar por las organizaciones respectivas deberán
corresponderse con la gravedad de la falta cometida, y pueden ser: apercibimiento,
amonestación, suspensión, separación y expulsión.
38) Todos los afiliados con cargos de dirección, en todas las instancias, podrán ser revocados en
sus mandatos cuando mediaran razones políticas y/o comportamientos que atenten contra la
conducta revolucionaria.
39) Las medidas disciplinarias para ser válidas, deberán ser aprobadas por la mayoría de votos
de los participantes de la organización que corresponda, debiendo ser ratificada por la asamblea
correspondiente.
40) Previo a la sanción, el afiliado debe ser citado por el organismo correspondiente, para
imponerle la situación en presencia, y garantizar el legítimo derecho de defensa. El afiliado
sancionado tendrá el derecho de apelación de cualquier medida disciplinaria que se le imponga,
ante las instancias superiores.
41) Los miembros del Comité Central sólo pueden ser sancionados por los dos tercios de los
miembros del mismo, debiendo ser ratificada posteriormente la medida por el Congreso.

De las finanzas y del patrimonio del Partido

42) Los recursos financieros se constituyen:


a) Con los aportes provenientes de las cotizaciones mensuales que abonará cada afiliado, según
sus posibilidades.
b) Con las contribuciones de afiliados y amigos.
c) Con las entradas provenientes de las Campañas Financieras, de las Fiestas y de las Colectas
Especiales.
d) Con los fondos provenientes de los aportes de las actividades legislativas y de todo fondo
contemplado en la Ley de los Partidos Políticos.
43) Con el objeto de ordenar la vida financiera en sus diversas organizaciones y frentes, el
Comité Central reglamentará las normas para las diversas instancias relativas a la administración
de su patrimonio, al manejo de fondos, a la elaboración del presupuesto.

De los cargos electivos

44) Los mandatos de cargos electivos están bajo la dirección del Partido. Su actividad es parte
de la acción de la clase obrera y del pueblo. Las remuneraciones por dichos mandatos serán
puestas a disposición del Partido y las organizaciones correspondientes decidirán sobre su
utilización.

De la Federación Juvenil Comunista

45) El Partido en todas sus instancias debe contribuir a la construcción de la Federación Juvenil
Comunista, organización de los jóvenes comunistas para difundir y construir la línea política
entre las organizaciones políticas y sociales juveniles.
46) Todo lo atinente a las cuestiones orgánicas y de funcionamiento de la Federación Juvenil
Comunista se regirá por el presente estatuto.

84
LA CRISIS DEL IMPERIALISMO
Y LOS NUEVOS PROCESOS EN NUESTRA AMÉRICA

El análisis de la crisis del capitalismo ha devenido en una de las


cuestiones clave del debate ideológico de la época.

Y esto no porque desde su mismos inicios Marx, Engels y los


que los sucedieron no hayan descubierto que el capitalismo,
producto de las irreconciliables contradicciones que reproduce
a escala ampliada en su voraz carrera por obtener la máxima
ganancia a costa de lo que fuera, no sólo no la puede resolver
sino que la profundiza.

El asunto es que luego del desastre acaecido por el derrumbe


del llamado “socialismo real” a fines del siglo XX, se dieron dos
corrientes principales (y complementarias, en definitiva) en tal
debate.

Una, la de los rectores del pensamiento burgués, que en su


borrachera triunfalista declararon solemnemente la “victoria
definitiva” de sus ideas. Que la humanidad no tenía otro
horizonte que el capitalismo, mal que le pese.

La otra, que se desarrolló entre sectores de izquierda – medio


frustrados, medio asustados – llegó a plantear (todavía lo hace)
que las crisis son el modo “natural” de existencia del
capitalismo y que éste siempre encuentra la manera de
asumirlas y sortearlas. Esto fundamentó diversas orientaciones
claudicantes, “posibilistas”, que se quedaban en la superficie y
renunciaban a examinar más profundamente la realidad de las
cosas y, más grave aún, a organizar el combate en regla contra
el principal enemigo de la humanidad.

Nuestro Partido no cayó en esa vulgaridad. Ahí está la Carta de


los Cinco que suscribimos en los negros años de la más
profunda derrota que haya sufrido el movimiento revolucionario
internacional.

Los hechos son testarudos decía Carlos Marx. Y aquello, que


parecía ser un debate abstracto, “teórico” en el peor sentido de
la palabra, hoy cobra una relevancia vital - política y práctica -
ante la evidencia de la hecatombe con que el sistema amenaza
arrastrarnos en su inexorable decadencia.

85
LA CRISIS DEL IMPERIALISMO:
perspectivas del combate contra el principal enemigo de la humanidad

Introducción

El análisis de la crisis que embarga al sistema capitalista en su conjunto – y especialmente a su


principal potencia hegemónica, los EEUU - es de importancia esencial para elaborar línea
política.

Los múltiples desajustes que provoca y la clara intención por parte su conducción de descargar
sus consecuencias desastrosas sobre los pueblos, particularmente los de países dependientes,
crean condiciones para organizar su resistencia a una escala superior. Es decir, genera
oportunidades para la lucha emancipatoria. Los procesos abiertos en Venezuela, Bolivia,
Ecuador y Nicaragua (para mencionar aquellos que asumen una consecuente conducta
antimperialista y se plantean transformaciones por fuera de la lógica del capitalismo) son clara
demostración de ello.

Claro que también cabe lo contrario. Si los procesos de liberación y emancipación no se imponen
y triunfan, la vida de los pueblos estará condenada a las mayores penurias, muy superiores a las
que hoy padecen.

1°) ¿Qué Entendemos por Crisis?

Jorge Beinstein en su trabajo PENSAR LA DECADENCIA, el concepto de crisis a comienzo


del sigloXXI plantea: “simplificando tal vez demasiado podría definir a la crisis como una
turbulencia o perturbación importante del sistema social considerado más allá de su duración y
extensión geográfica, que puede llegar a poner en peligro su propia existencia, sus mecanismos
esenciales de reproducción. Aunque en otros casos le permite a este recomponerse, desechar
componentes y comportamientos nocivos e incorporar innovaciones salvadoras. En el primer
caso la crisis lleva a la decadencia y luego al colapso. En el segundo a la recomposición más o
menos eficaz y durable ....”
En otro párrafo advierte que “... resulta saludable descartar la idea de crisis puramente
económicas, ellas forman siempre parte de un conjunto social más amplio abarcando hechos
políticos, institucionales, culturales y muchos otros más.”
La crisis, entonces, deviene luego de un período de acumulación de contradicciones que no
encuentran solución dentro de los marcos en que se fueron desarrollando.

2°) Las Crisis Capitalistas

Marx y Engels, al estudiar el sistema capitalista, entre las leyes que descubrieron acerca de su
desenvolvimiento, detectaron que cada cierto período de tiempo se producía una crisis
caracterizada por una superproducción de mercancías que no encontraban capacidad de ser
“consumidas”. En realidad, le adjudicaban un carácter de superproducción relativa dado que lo
que no existía era capacidad solvente, es decir, no es que no existiera la necesidad de
consumirlas, sino que los que tenían tales necesidades no tenían la capacidad de comprarlas.
Se abría así un período de quiebras y cierre de fábricas (con el consiguiente despido de
trabajadores), de bajas en los precios, de achicamiento de la circulación comercial y otros
fenómenos que, en su conjunto, implicaba la destrucción de fuerzas productivas hasta que
llegaban a un punto en que ya no era posible destruir más y comenzaba un nuevo período de
expansión.

86
Ahora bien, la “madre” de todas las contradicciones que provocan estas crisis es la que se da
entre la producción, cada vez más social, y la apropiación de sus beneficios, cada vez más
concentradas en un puñado de capitalistas. Esto, dicho de otra manera, es la contradicción
entre el capital y el trabajo, genera la tendencia a la concentración de la riqueza en un reducido
grupo de la burguesía y al empobrecimiento del proletariado, las masas populares y los pueblos
en general.
.
3°) El Imperialismo

A fines del siglo XIX y principios del XX, el capitalismo caracterizado hasta ese entonces por la
libre competencia y por efecto de su propia dinámica tendiente a la concentración y
centralización del capital, comienza a sufrir una notable transformación. Surgen los Trusts y los
Cárteles, los Monopolios, se fusiona el capital industrial con el bancario y emerge un nuevo tipo
de capital: el financiero. Estos, para asegurar su expansión, entablan feroces luchas por los
mercados que, entre oras cosas, implicaba darle un nuevo contenido a las viejas colonias y
conquistar otras. Se establece una carrera por la conquista de territorios; las potencias
emergentes que llegaron más tarde y quedaron atrás en la “distribución” de esas tierras pugnan
por un nuevo reparto del mundo. Se produce así la primer gran crisis de la etapa imperialista: la I
Guerra Mundial. Resultante de ella se produce una oleada de luchas revolucionarias que buscan
ponerle fin a tantas calamidades y triunfa la Revolución Rusa.

Pero también se abre paso una manera bárbara de salvataje al capitalismo y surge así el
fascismo. Con lo que se crean así las condiciones para otra gran crisis general, la II Guerra
Mundial.
Los resultados de la conflagración resultaron contradictorios.

De un lado, la contribución decisiva de la Unión Soviética a costa de una inmensa destrucción en


vidas humanas y devastación territorial y económica, logró que una importante cantidad de
países europeos se incorporaran al campo del socialismo. También en Europa, el prestigio
adquirido por los comunistas por su papel de vanguardia en la lucha antifascista hizo que
convirtieran a sus partidos en fuerzas de gran predicamento, particularmente en Italia, Francia y
Grecia (país en los que fueron derrotados en una posterior guerra civil con la participación
determinante de Gran Bretaña). Parte de este proceso es el triunfo de la gran Revolución China
y las luchas anticoloniales en Africa y Asia, entre las que sobresale Viet Nam.

Del otro lado, los EEUU fue la única gran potencia imperialista que no sólo salió intacta del
conflicto - que se desarrolló lejos de su territorio - sino inmensamente fortalecido económica y
militarmente.

Es así que asumió el liderazgo del mundo capitalista y se dio una política, primero de
“contención” al comunismo y luego de “recuperación” de los países caídos en su órbita mediante
la guerra fría (un complejo de medidas de presión militar y diplomática a sus regímenes, y de
acción política, psicológica y cultural dirigida a sus habitantes)

4°) El Fin de la Bipolaridad

Entre 1989 – 1991 el imperialismo obtiene su más resonante triunfo en el combate al socialismo.
Producto de la despiadada guerra fría (la verdadera III Guerra Mundial) junto a los enormes
errores y desviaciones de las conducciones de los países socialistas de Europa, logran su
derrota. Sólo un puñado de estados, que habían emprendido la transición socialista (China, Viet
Nam, Corea del Norte y Cuba), resisten la embestida. La caída de la URSS le significa al
imperialismo que ya no tendrá un serio contendiente y le deja las manos libres para imponer sus
dictados al resto del mundo. Y los imponen, incluido a sus propios pueblos. Las concesiones que
se habían visto obligados a hacerles por vía del “Estado de Bienestar” comienzan a ser

87
desbaratadas. La oleada neoliberal, la imposición del “pensamiento” único, las guerras
“preventivas” contra países y pueblos que se encuadran en el “eje del mal” por él definido; nada
escapa al brusco cambio en la correlación de fuerzas mundial.
Es en esas condiciones que llevan al límite todas las tendencias al desenfreno especulativo, al
parasitismo, al despilfarro.

5°) La Crisis en los comienzos del siglo XXI

Todo indica que estamos ante una enorme recesión de la única superpotencia existente: los
EEUU. Por el enorme peso que tiene en la economía mundial y por el entrelazamiento existente
(“globalización”) sus efectos tendrán alto impacto internacional. La crisis de los EEUU es la crisis
del mundo capitalista, es decir, de su inmensa mayoría. Nada ni nadie quedará al margen de
ella. En ese país se concentran de modo especial todas las contradicciones estructurales del
capitalismo y, cabe esperar, su conducción hará todo lo posible por “exportarla” para amenguar
los efectos que le sobrevendrán apoyándose, entre otros instrumentos, en su incomparable
poderío militar.
La recesión en ciernes es sólo la parte visible y el “efecto no deseado” de una inexorable
tendencia a la declinación, producto a su vez de la lógica objetiva del desarrollo capitalista
realmente existente. En esta lógica convergen diversas crisis “específicas”. Veamos algunas de
ellas:

a) La Crisis Energética: la economía mundial basada en el uso intensivo de petróleo


(recurso no renovable) está ante una novedad: se llegó al máximo de la capacidad extractiva y
no existen posibilidades realistas de aumentarla (las reservas son limitadas) ni sustituirlas por
otras fuentes (renovables o no) en un plazo razonable. La perspectiva es una tendencia sin fin al
alza del precio del petróleo y con él, el de todos los productos, a la inflación. La determinación
de los EEUU y los países altamente desarrollados de paliar su faltante mediante la producción
de biocombustibles, lleva a ocupar tierras destinadas a la producción de alimentos a estos fines,
con el inevitable aumento de los precios de los alimentos. Fidel lo resumió así: “vaciar los
estómagos de la gente del Tercer Mundo para llenar los tanques de nafta de los del Primero”.

b) La Crisis Financiera: la tendencia a la financiarización de la economía norteamericana


(y por ello mundial), es decir, a la realización de negocios especulativos por montos que están
muy por encima del que representa la circulación de mercancías (la economía real) ha
provocado algunas crisis específicas, una de ellas es la burbuja inmobiliaria. Las ”burbujas” –
la sobrevaluación artificial de cualquier tipo de mercancía – tiene en el caso del negocio
inmobiliario yanky un resultado contundente. Provocado por la política anti recesiva de Busch
que volcó una masa inicial de créditos baratos para la vivienda a gente que no tenía capacidad
de repago, cuando fueron encareciendo las cuotas hipotecarias (entre otras cosas, por la fiebre
especulativa que se desató en torno de ellas) se produjo lo inevitable: millones no sólo se
quedaron sin sus viviendas, sino endeudados de por vida y el quiebre fraudulento de firmas
dadoras de créditos. Y la pinchadura de esta burbuja arrastró a otras similares en España,
Inglaterra y de otros países centrales.

c) La Crisis del Comercio Exterior: el déficit provocado por la diferencia entre lo que EEUU
importa y exporta, tiene un carácter crónico y ascendente. Veamos algunas cifras:

1971: fue de 2 mil millones de dólares


1981: fue de 28 mil millones
1991: fue de 77 mil millones
2001: fue de 430 mil millones
2007: fue de 815 mil millones

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La matriz de consumo es tan desenfrenada y deformada (el llamado consumismo) que se ve
obligado a comprar en el exterior mucho más de lo que puede venderle a este.

d) La Crisis Presupuestaria: el desbalance fiscal, o sea, la diferencia entre lo que ingresa a


las arcas del estado y lo que efectivamente gasta asume crecientemente proporciones siderales.
Durante el ejercicio de 2007 el rojo resultante fue la friolera de 350 mil millones de dólares.
¿Cómo resuelven ese déficit? Por un lado, endeudándose y, por el otro, emitiendo papel moneda
sin respaldo real, incrementando así la tendencia a la inflación.

e) La Crisis de la Deuda en el Imperio: la progresión del endeudamiento público


norteamericano es la siguiente:

1970: la deuda era de 390 mil millones de dólares


1980: 930 mil millones
1990: 3,2 billones (millones de millones)
2000: 5,6 billones
2008: 9,5 billones

f) La Crisis del Dólar: todos estos factores han llevado a una creciente desvalorización del
dólar - moneda mundial – lo que pone en cuestión el papel hegemónico del país que lo emite.

g) La Crisis del Complejo Militar – Industrial: todos los factores señalados habrían
desembocado en un caos internacional catastrófico para el sistema de no mediar el gigantesco
poderío militar yanky. Este, al no tener contra parte significativa, le ha permitido compensar sus
debilidades en los otros terrenos. Este complejo, además de cumplir con su cometido específico
– dictar las condiciones imperiales mediante la amenaza o la intervención militar directa - cumple
un doble y contradictorio papel: por un lado, el de gran estimulador de la investigación científica y
tecnológica y de la circulación del capital (el llamado keynesianismo militar). Por el otro, un pozo
inagotable en el que se consumen recursos que, así, son extraídos del proceso de reproducción
ampliada. Son recursos que ingresan en una espiral parasitaria infinita, un cáncer que va
carcomiendo las células vitales del imperio.
Pero los últimos tiempos han evidenciado una verdadera novedad. Sin la existencia de
potencias que actuaban de retaguardias políticas y logísticas como cuando las guerras de Corea
y Viet Nam o cuando la fracasada invasión a Playa Girón en Cuba, el formidable y súper
tecnologizado aparato militar yanky no puede triunfar en guerras coloniales como las de
Afganistán e Irak, y su émulo menor en el Medio Oriente, Israel, tampoco lo puede hacer con las
milicias del Hezbollah en el Líbano. Toda su costosa y gigantesca parafernalia bélica se
demuestra impotente ante los movimientos de resistencia que, con armas sencillas y baratas y
empleando tácticas de combate adecuadas, les hace morder el polvo de la derrota.

Entonces, ¿qué destino previsible hay en todo esto?. Sin subestimarlos – la fiera herida puede
asestar zarpazos mortales (y dentro de la irracionalidad que prima en los círculos conductores
del imperio, esto es más que posible) – estamos ante un fenómeno de no funcionalidad del
complejo industrial – militar. Hay una inadecuación entre la misión asignada y la capacidad real
de llevarla a cabo.

¿Cabe esperar que optarán por una constatación del hecho y renunciarán a esta vía? Claro que
no. Su propia lógica interna los empujará a persistir en el intento y, en todo caso, a
refuncionalizar este complejo.

Combinación de Factores Críticos

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Todos estos hechos que venimos repasando, verdaderos motores de la recesión en la que
están ingresando los EEUU, a los que se les podrían incorporar otros que si bien en el corto
plazo no tienen intervención directa en ella, pero que tendrán consecuencias catastróficas para
la humanidad como la crisis alimentaria y el calentamiento climático, nos lleva a una primera
conclusión: los EEUU ha ingresado en una inexorable etapa de declinación. Este proceso abre
las puertas al fin del corto período de la unipolaridad.

Esta combinación define una calidad distinta: estamos ante una crisis civilizatoria como lo
señalara Fidel Castro. Es decir, todos los cimientos y los ladrillos con que se edificara la
civilización burguesa están carcomidos.

¿Quiere decir esto que hay que esperar su derrumbe automático o por sí sola? Claro que no.
Ninguna clase social, ningún régimen se suicida aunque muchos de sus actos así lo parezcan.

El mundo está siendo llevado a una verdadera encrucijada. En este cruce de caminos sólo
aparecen dos opciones:

• O continúa la decadencia imperialista que, en su afán de sobrevivencia, acentuará


todos sus rasgos parasitarios, el militarista en primer lugar, condenando a más de las dos
terceras partes de la humanidad a una existencia crecientemente miserable.
• O se le opone una fuerza alternativa que le ponga freno y le abra a sus pueblos
una perspectiva antagónica a ese destino.
No existe una posibilidad intermedia. Nunca más actual y urgente resalta la consigna que
enarbolara Rosa Luxemburgo: Socialismo o Barbarie

Contratendencias en Nuestra América

En estos últimos años apareció la otra novedad. Mientras los yankys, embriagados en la
borrachera triunfalista de la “victoria decisiva” ante el comunismo por la desaparición de la URSS
y el “fin de la historia” (de la lucha de clases), y ante el hecho de ser la única superpotencia
mundial e inaugurar la era de la “unipolaridad”, se empeñaban en lejanas aventuras militaristas
en el Asia, en tierras más cercanas, en su propio “patio trasero” – la América Latina y el Caribe –
empezaba a crujir su sistema de dominación. Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, siguiendo
el mal ejemplo independentista y socialista de Cuba, se les plantan y comienzan a transitar
caminos no sólo distintos, sino contrarios a su política e intereses.

Otro aspecto de la novedad es que son capaces de establecer una alianza inédita con países
como Brasil, Uruguay, Argentina y, a veces, Chile, que les entorpece grandemente el ejercicio de
su dominio.

Si además se tiene en cuenta que en países como:

• el Perú emergió una fuerza política alternativa dirigida por el ex militar nacionalista
Ollanta Umala que es derrotado por poco en elecciones en las que el pueblo fue sometido a una
fuerte acción psicológica para instalar el terror, y que esta fuerza se sostiene
• México, en que la alianza del PRD con partidos de la izquierda es despojada
fraudulentamente de su triunfo electoral y que la misma a puesto en pie una suerte de doble
poder, el llamado “gobierno legítimo”, que no le deja pasar una al “gobierno legal”
• Paraguay, en la que el obispo Lugo al frente de una amplia coalición derrota los
más de cuarenta años de la hegemonía dictatorial del Partido Colorado con un programa que
levanta la democratización del país y, nada más ni nada menos, de reforma agraria
• Panamá y Guatemala, en los que triunfan gobiernos que ensayan tímidas reformas
que no son funcionales a las políticas que dominaron en ellos. En el caso de Panamá es útil

90
constatar que el hecho de no radicalizar tales reformas condujeron a desprestigiar el gobierno y
a que la derecha lograra retomar el gobierno
• El Salvador, en el que el FMLN que, desde la firma de los acuerdos de paz (el
triunfo diferido al decir Jorge Shafik Handal) se ha ido consolidando como la gran fuerza política
del cambio verdadero, que dirige los principales municipios del país – entre ellos la capital – ha
conquistado dicho triunfo en las elecciones de 2009
• En Colombia, a pesar de ciertos éxitos obtenidos por su régimen en la lucha
contrainsurgente, está este lejos de ser aplastado y, a su vez, ha surgido una fuerza alternativa -
el Polo Democrático – que ha triunfado en Bogotá y concita grandes expectativas para lograr una
solución pacífica al histórico conflicto armado que la desangra.
• En Honduras, en el que su presidente Zelaya proveniente de una fuerza
tradicional, el Partido Liberal, provoca un giro a la izquierda adoptando un conjunto de medidas
en beneficio de su pueblo (es decir, en contra de la oligarquía local) e incorpora a su país al
ALBA, es derrocado por un golpe cívico – militar abriendo un período de resistencia popular y de
solidaridad activa de la mayoría de los gobiernos del UNASUR.

Todo esto, visto en su conjunto, indica que no estamos ante procesos aislados sino ante uno
único. Proceso que se define por la búsqueda de autonomía frente a los dictados imperiales y,
dentro de él, por la existencia de un grupo de países consecuentemente antimperialistas que
radicalizan sus posturas, declaran la inviabilidad del capitalismo y se pronuncian por la
construcción del socialismo del siglo XXI. Países que se articulan entre sí mediante el ALBA, que
tienen una política muy activa hacia y en la región, y cuya capacidad de ejemplo y contagio
consternan a los EEUU y al bloque de clases dominantes subordinadas a él.
Es correcto interrogarse por qué, en el momento de la mayor derrota del ideario y de la práctica
revolucionaria, surge este proceso.

Y lo primero que surge es que no puede ser disociado de la propia crisis del capitalismo. Las
dictaduras terroristas implantadas en los 60 y 70 y las profundas transformaciones antinacionales
y antipopulares (o sea, el modo en que intentaron “superar” su crisis) que se continuaron
desarrollando con las “democracias restringidas” que les sucedieron, impactaron profundamente
en la subjetividad de los pueblos y los hace más permeables a las propuestas política de
cambios profundos.

Hay una alta carga simbólica en el hecho de que un ex obrero metalúrgico (Lula), un ex militar
(Chávez), un ex guerrillero (Daniel Ortega), un ex Obispo (Lugo) sean presidentes de sus
respectivos países.
Claro que no hay que ver en forma lineal este proceso. Como señala el documento hacia el XXIV
Congreso: “No dejamos de ver sus claro oscuros: cierta inconsecuencia en la toma de decisiones
contra los verdaderos enemigos que conspiran desde sus posiciones de Poder no afectadas y la
ausencia de fuerzas políticas sólidas que respalden y sostengan los procesos de cambio
antimperialistas.”

Volviendo al concepto expresado por Beinstein, las crisis, en el desajuste que provocan,
conllevan dos posibilidades:

a) su superación en los marcos del sistema, con la consiguiente descarga de todos sus
efectos negativos sobre las espaldas de los trabajadores y los pueblos
b) una oportunidad para que éstos se desembaracen de toda la carga de prejuicios y miedos
que las clases dominantes las han impregnado a lo largo de generaciones acostumbradas a la
explotación y ensayen un camino alternativo

Dicho de otro modo, las crisis contienen en sí peligros y posibilidades. Y estas últimas sólo se
podrán concretar si se construye una fuerza política, que sepa encarnar y hacerse cargo sus

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más profundas aspiraciones e intereses, se constituya en su representación política, y los guíe
en la lucha por el gobierno y el poder.

La Reacción del Imperio

Así como la Revolución Cubana los tomó de sorpresa en los años 50 y cuando quisieron actuar
ya era tarde, quizás ahora también fueron tomados por sorpresa y, por el momento, no atinan a
adoptar una estrategia eficaz para hacerlos retroceder a su situación original. Y esto dicho con
todas las salvedades. Cuba es un proceso consolidado y estos nuevos todavía no.

Pero esto no quiere decir que se queden quietos. Han tratado, y lo continúan haciendo,
desestabilizar esos procesos alentando por todos los medios a la contrarrevolución interna en
dichos países. El primer round en Venezuela (golpe de estado, locaut petrolero, elecciones
revocatorias) les salió mal. Pero en el referéndum convocado para introducir reformas socialistas
en la constitución bolivariana obtuvieron un logro no pequeño.
Está mencionado lo de Honduras que, al momento de escribir estas líneas, la dictadura jaqueada
por la movilización popular y aislada internacionalmente, todavía se sostiene.
Intentan ahora, azuzando antiguas contradicciones localistas, instalar maniobras secesionistas
disfrazadas de autonomías regionales en Bolivia, Ecuador y también en Venezuela.

Para no subestimarlos hay que remitirse al éxito que alcanzaron en el despedazamiento de


Yugoeslavia y, hace un siglo, la separación de Panamá de Colombia. Han transformado a este
último país en un halcón belicista con pretensiones no tan sólo de aplastar militarmente a su
insurgencia interna, sino de ser la extensión latinoamericana de su brazo militar, así como Israel
lo es con respecto al Medio Oriente.
Incrementan su presencia mediante la instalación y el reforzamiento de una serie de bases
militares y de ejercicios conjuntos en la región. Y la frutilla del postre es la reactivación de la IV
Flota Naval cuyo teatro de acción serán las costas caribeñas, atlánticas y del Pacífico de la
región.

Para los pueblos de Nuestra América cabe aquello de que del enemigo el consejo. O, también, el
viejo dicho por el que “cuando escuches al barbero afilar su navaja, pon tu barba a remojar”.
Ahora, lo distintivo del hecho es que todas estas son medidas de reacción, o sea, que las
realizan desde la pérdida de su iniciativa en la región. Registrar esto es de la mayor importancia
a la hora del diseño de estrategias liberadoras. Implica que es pertinente dotarlas de un sentido
de ofensiva y audacia, sin las cuales será muy difícil que prosperen.

La sobredosis de sus políticas a las que nos sometió descaradamente engendró su contrario, y
ahora se las tiene que ver con una oleada que busca liberarse de su dominación y emprender
caminos por fuera de la lógica capitalista.

92
ALGUNAS CUESTIONES DE LA PRÁCTICA
POLÍTICA

La labor revolucionaria de los comunistas debe conjugar de una manera


indisoluble el incesante estudio de la realidad que se quiere y debe transformar
(apoyado en todo el instrumental que nos aporta la teoría revolucionaria) con una
enérgica y vigorosa actividad práctica con el fin de que sus planteos, posiciones e
iniciativas ganen espacio.

Esa conjunción de teoría y práctica como un todo único, se la denomina


“praxis”.

Y el ganar “ganar espacio”, es decir, producir cambios en la correlación de


fuerzas a nuestro favor, tiene, naturalmente, un montón de componentes muy
diversos, pero todos está referidos a la conquista del corazón, la razón y la
voluntad combativa – su conciencia, en definitiva - de crecientes masas de
trabajadores y demás sectores del pueblo para que, organizadamente, se
constituyan como el ejército político de la revolución.
O, lo que es lo mismo, la construcción de una alternativa política de poder
popular.

Trabajar en estos factores de la subjetividad popular requiere de muy variados


métodos y procedimientos que los militantes comunistas deben dominar. Saber
expresar con claridad y concisión las ideas, tanto en forma oral como escrita, y
desarrollar la capacidad de divulgarlas ampliamente son algunas de ellas

93
LA PROPAGADA Y LA AGITACIÓN POLÍTICA
A modo de introducción
Son modalidades irreemplazables de la comunicación política y que precisan ser abordadas con cierto
“arte” y, por sobre todas la cosas, con continuidad y perseverancia.

Las técnicas que se exponen a continuación (un puñado de las que existen o pueden llegar a
inventarse) tienen un objetivo eminentemente práctico: contribuir a elevar en cantidad y calidad nuestra
presencia y discurso político en las calles, en las empresas y en los centros educativos, o sea, en los
ámbitos naturales donde debemos desplegar nuestro trabajo de acumulación de fuerzas.

Algunas cuestiones generales


Lenin afirmaba que la agitación es la capacidad de enunciar y difundir unas pocas ideas o consignas
destinadas a muchas personas (centenares, miles o millones, según sea el tema y los destinatarios a
los que se quiere llegar).

De esta manera la diferenciaba de la propaganda ya que ésta implica trabajar con conceptos
complejos y, por lo tanto, dirigidos a un público interesado o predispuesto a tratar dichos temas y, por
ello, cuantitativamente menor.

Además porque para que sea efectiva, junto al hecho que sea justa, verdadera, la propaganda debe
asentarse en la comunicación, en una ida y vuelta entre el emisor y el receptor.

Como cualquier otro método de la acción política - que siempre busca ganar simpatía, consenso,
adhesión a las posturas que se expresan, o sea, fortalecer las posiciones propias y debilitar las del
contrario - la agitación tiene sus peculiaridades, a algunas de las cuales pasamos a referirnos.

Una primera, es que debe fijar posición sobre un hecho bien conocido y que afecta a los destinatarios.
Claro que también puede tratarse de "instalar" una problemática de mucha entidad pero sobre la que
existe un no menor ocultamiento (el caso del ALCA en los años 2003 - 2004 es un buen ejemplo).
Aquí ya hay que pensar en una verdadera campaña metódica y prolongada para que se vayan
abriendo paso las nociones principales a instalar.

Bien, sea sobre un hecho conocido o a hacer conocer, el asunto es que si no hay tal grado de
percepción del problema, y de sus consecuencias para los destinatarios de la agitación, ésta no será
eficaz.

A la par de esto es necesario que sea oportuna. Así como "para forjar al fierro hay que pegarle sobre
caliente", de nada valdrá, para lograr réditos políticos, si la agitación en torno a un tema es tardía
respecto de su punto más alto de impacto (que en ocasiones puede ser de horas).

Algunos ejemplos para abonar esto.

A principios de 2005 Maradona, visitando Venezuela en el marco de una reunión de los presidentes de
ese país, Colombia, Brasil y España declaró aproximadamente lo siguiente: "vengo a saludar a Hugo
Chávez que junto a Fidel Castro, son los dirigentes que están devolviendo la dignidad a los pueblos de
América, como lo quería el Che Guevara".

¡Pavada de afirmaciones! Y en los medios aparecían como epígrafe de una fotografía en la que
aparecía abrazado a Chávez.

94
El punto es el siguiente: inmediatamente después de aparecida esa noticia, ¿era factible intentar
capitalizarla dado que expresa en admirable síntesis lo esencial de nuestras posturas?

Creemos que la respuesta cae por su propio peso. Claro que el sentido de la oportunidad, en este
caso, no es solamente tener la "chispa" para advertir una posibilidad. Hay que valorar riesgos o, dicho
de otro modo sopesar una contradicción.

¿Qué gravitaría más? ¿La credibilidad de las declaraciones políticas de nuestro máximo héroe
deportivo nacional que hace suyos a nuestros máximos héroes revolucionarios del continente? ¿0 su
controvertida personalidad que podría, efectivamente, resentirla?

Resolverla es una decisión política. Pero, suponiendo que se optara positivamente, el momento para
hacerlo era ése. Meses más tarde perdió vigencia y efectividad. El sentido de la oportunidad es hacerlo
justo a tiempo.

Considerando otros aspectos de la temática, no hay acción agitativa que merezca el nombre de tal, si
no es capaz de llamar la atención.

Y se la puede y debe obtener de variadas maneras. Desde el empleo de las formas más "suaves",
comunes y aparentemente inocuas, hasta otras más enérgicas y confrontativas. Lo que no puede
admitirse es que pasen desapercibidas.

En esto hay bastante de "violentar", de sacudir un estado de distracción para concitar la atención sobre
el mensaje propio.

Claro que la elección del procedimiento estará en correspondencia al tema y a la situación en que éste
se enmarca y, por ello, es siempre una decisión política a ser adoptada responsablemente por la
dirección orgánica. Esa dirección debe evaluar que dicho “violentamiento" sea aceptado por el sujeto
sobre el que se quiere influir.

Dicho de otra manera, lo que no puede nunca, bajo ninguna circunstancia, es provocar rechazo en él.

Por ejemplo, se da a veces que se "enchastra" un lugar público o particular y esto genera sentimientos
de antipatía. Con mayor razón aún hay que valorar detenidamente ese tipo de acciones enérgicas que
se mencionaba más arriba.

El sentido inmediato de la acción de agitación, tanto sea ésta "negativa" como "propositiva", es no sólo
difundir lo que se trate sino lograr adhesión al punto de vista propio.

Entonces, convocar la atención es un problema sobre el que permanentemente hay que reflexionar.
Los métodos rutinarios son el camino más corto para el fracaso de la agitación. Volviendo a los
ejemplos, está bastante generalizado en la izquierda el profuso papeleo de extensísimos textos que
hasta a los militantes políticos les resulta indigesto leerlos, no se piense ya en el efecto que causan en
personas poco politizadas.

La innovación sistemática, entonces, debe ser la guía permanente para abordar la agitación. En este
orden de ideas, hay que tratar de imprimirle a la agitación un elevado sentido estético. Buscarle
siempre un horizonte de belleza, es parte sustancial, para lograr eficacia.

Claro que en situaciones de tensión política y social, cuando se incrementan las demandas populares y
el espíritu de confrontación y, con ellas, las medidas represivas para contenerlas, la audacia empleada
para burlar los dispositivos montados para mantener “la paz social", logran buen impacto en el
imaginario de los sectores en lucha. En esas condiciones, el ingenio y la valentía son, también, partes
orgánicas de la estética de la rebeldía.

95
EI problema de la elaboración de las consignas
Si las consignas, por definición, deben ser simples a fin de que sean perfectamente comprensibles, la
elaboración de esa "simplicidad" es un asunto verdaderamente complicado.

Dicho de otro modo, dado el tema sobre el que se quiere agitar, la redacción de las consignas que
expresen la situación y la posición política al respecto, debe ser motivo de un detenido examen.

Lo primero a resolver es esclarecer qué es lo que se quiere denunciar o anunciar, criticar o proponer.
Otro aspecto en el que hay que meditar, es que toda consigna debe promover a una determinada
acción. Si ésta no está contenida, la consigna deja de ser tal para transformarse en una especie de
"saludo a la bandera".

Claro que esa acción puede ser de ejecución inmediata o marcar una perspectiva estratégica y ello
debe estar planteado de manera extremadamente nítida. Cuando hay confusión en los tiempos o se
proclama un llamamiento a la acción que es irreal a toda vista, se cae en expresar solamente deseos
que no van a motorizar tal acción, que son impotentes para transformar situaciones.

El consignismo provoca divorcio, rechazo entre los que se quiere influir.

Volviendo a los ejemplos, cuando después de la masacre del puente Pueyrredón, en el marco de una
gigantesca movilización contra la represión y de un profundo odio contra la policía, surgieron lemas que
estimulaban la combatividad popular y el espíritu de confrontación.

"Ya van a volver las balas que vos tiras"; "en el mano a mano nos vamos a encontrar”; etc. En ese
momento eran absolutamente justas y tendrían que haber sido utilizadas para empujar efectivamente
a mayores niveles de organización para realizar tales confrontaciones porque iban a estar legitimadas
ante el movimiento popular.

Cuando pasó esa oleada, cuando estuvo perfectamente claro que se ingresaba en una etapa de reflujo
y, más aún, cuando algunas movilizaciones de militancia de izquierda fueron fácilmente dispersadas
por la policía, el empecinamiento en sostener tales lemas provocaba un efecto ridículo, patético.

Entonces, las consignas deben ser absolutamente claras y ajustadas a la situación política. Desde el
punto de vista formal, deben exhibir la mayor brevedad y concisión.

Es conveniente apelar a compañeros con buen uso del lenguaje y de la escritura a que colaboren a dar
forma de consigna a la idea que se quiere expresar y difundir. Ayuda el empleo de diccionarios de
sinónimos y antónimos para encontrar los términos más adecuados.

Algunos procedimientos y técnicas poco usuales

En la búsqueda de métodos innovadores de comunicación, hay que reparar en el hecho de que, aparte
del ocultamiento y deformación que sistemáticamente se hacen a las posiciones de la izquierda en los
grandes medios, está la disparidad de fuerzas y medios para competir en el terreno de la comunicación
y de las grandes campañas publicitarias.

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En éste, como en otros terrenos, la lucha del débil contra el fuerte no sólo no debe desalentar, sino, por
el contrario, estimular la voluntad y la creatividad para afrontarla en el porfiado esfuerzo por,
paulatinamente, modificar esa relación de fuerzas.

Es sabido que en los procesos armados de lucha nacional liberadora y revolucionaria, la confrontación
guerrillera con su táctica de no ofrecer blancos, de ser altamente móviles, de sorprender golpeando
donde menos se lo espera, de morder y huir, se ha revelado altamente eficiente para combatir a
ejércitos regulares, es decir, a un enemigo inicialmente mucho más poderoso.

Es más, relacionado con el tema que se está abordando, los vietnamitas, en sus etapas iniciales de
lucha contra el colonialismo francés - y que luego continuaron contra los yankys, desarrollaron un tipo
de accionar que denominaron “Propaganda Armada". Por medio de éste, más que buscar objetivos
militares (golpear al enemigo -aunque también tenía como meta limpiar de débiles destacamentos y de
colaboracionistas la zona de acción-) tendía a hacer visible entre las masas del pueblo la existencia de
una fuerza combatiente organizada y estimular la autoconfianza popular en la perspectiva de la lucha
de liberación.

En el caso de la agitación y la propaganda, salvando todas las distancias, habría que diseñar un
enfoque tipo "Guerrilla de Ideas", que haga de la necesidad -el desbalance de medíos y recursos -
una virtud. Más si se considera que es impensable constituir bases de poder popular, si no se
despliegan, como parte orgánica del mismo, modos de comunicación autónomos de los dominantes y
que sean, por supuesto, antagónicos a ellos.

Si hay una peculiaridad de las campanas publicitarias de las fuerzas burguesas, es que la encaran
como si fuera una batalla: un “Mando Central" altamente profesional izado, auxiliado por un “Estado
Mayor" de especialistas en psicología y en comunicación social, sociología e interpretación de
encuestas, en elaboración de textos e imágenes audiovisuales, etc., etc., que elabora estrategia y
táctica, y conduce a este «ejército regular de publicistas en pos del objetivo trazado.

Estas campañas, amén que formalmente, por lo general, están muy bien hechas, se distinguen por su
aparatosidad, “por el carácter "industrial" de las mismas. Saturación de spots en radio y TV; millones de
afiches pegados en las carteleras; enormes gigantografías en lugares clave, que nadie puede evitar
mirar. ¡Hasta una actividad, hasta no hace mucho reservada a su militancia, como pintar las paredes,
hoy la realizan empresas especializadas!

Todo ello marca un fenómeno: esos partidos ya no cuentan con fuerzas militantes en el sentido clásico
del término, o sea, personas que adhieren a un proyecto político y que están dispuestas
voluntariamente a esforzarse por él, sin esperar una retribución inmediata por ello.

Sus adherentes conscientes no están dispuestos a realizar tales sacrificios y los delegan en este tipo
de empresas. Y la contraprestación de los que tienen capturados en sus redes clientelares sólo da para
concurrir a actos o fiscalizar comicios.

Claro que todo ello tiene su punto débil. El cansancio que produce la saturación; la formulación
estereotipada que normalmente asumen; acento en las formas y en individuos (candidatos) por sobre
los contenidos; la percepción pública acerca del carácter mercenario de los individuos que ponen en
movimiento.

Por ello contraponer:

• a la mentira, verdad
• a la superficialidad, profundidad
• a la saturación, golpes incisivos
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• a la rutina estereotipada, creatividad
• al volumen industrial, calidad artesanal
• al espíritu mercenario, voluntad militante desinteresada

Son, se podría decir, los procedimientos tácticos de la “guerrilla de ideas" que habría que oponer a la
táctica de las grandes operaciones de manipulación que realizan las fuerzas del sistema.
En esta dirección, hay una serie de técnicas y procedimientos que bien podrían incorporarse al
"arsenal" de dicha "guerrilla". Veamos algunos de ellos.

Los Grafitis
Sin que sean exactamente consignas, un recurso poco utilizado en política es la inscripción de “grafitis"
con sus frases y aforismos cargadas de sentido y humor.

Es sabido que el sarcasmo, la ironía, es el procedimiento por excelencia para ridiculizar a un contrario,
para exponerlo en su peor aspecto y, con ello, debilitarlo. En contrapartida, el que la ejerce, si lo hace
bien, es celebrado por el ingenio con que se coloca en el polo opuesto.

Una aproximación a esto, que no es política ni tampoco de procedimiento, es el efecto que producen
los afiches que se difunden inmediatamente después de los clásicos Boca - River. Ellos mismos se han
convertido en un clásico de las "gastadas" y, como tales, son esperados y festejados por el pueblo
futbolero (salvo los perdedores, claro está) aunque muchos no hinchen por ninguno de los dos equipos.

Como en el caso anterior, hay que ubicar a compañeros con habilidades en estas cosas, definir temas
y personajes, y encargarles que elaboren material al respecto. Si se logra mucha producción, es
posible generar verdaderos "hallazgos", construir fuertes impactos comunicacionales, esos que se
convierten en comentario obligado.

El Muralismo
El muralismo es una de las expresiones que mayor capacidad de vínculo e interpenetración ha logrado
entre el arte y la manifestación de problemáticas sociales y políticas.

Un buen ejemplo de empleo político del muralismo es el de la Brigada Ramona Parra que, impulsada
por el PC y la "Jota" de Chile, tiene más de 30 años de existencia y que actuó, inclusive, durante los
años del terror fascista. La Brigada se ha convertido en un movimiento nacional y multidisciplinario, y
constituye un dato de la identidad del Partido.

Aunque en nuestro país, ha habido y hay ciertas tentativas por parte de algunos grupos de utilizarlo
como arma política, estos son tímidos, inconsecuentes y poco extendidos.

Pareciera que más que el hecho de no advertir la eficacia de este método de expresión, pesan las
dificultades de reunir y organizar compañeros con preparación en artes plásticas, abastecerlos con los
materiales necesarios (relativamente costosos) y el tiempo bastante prolongado que requiere realizar
una obra. Pero dadas enormes posibilidades que entraña, toda Dirección Política tendría que tener esta
modalidad en su agenda y abocarse a resolverla.

Afiches Artesanales
En la búsqueda e implementación de métodos innovadores de comunicación y agitación políticas, la
confección de este tipo de afiches y afichetas tendría que ocupar un lugar importante,

98
Hay una técnica, la serigrafía, que permite combinar dibujo, texto y varios colores a bajo costo. Aunque
requiere de una inversión inicial en los aparatos para confeccionarlas, como está en boga la impresión
gráfica de remeras, banderas y otros artículos, una vía de solución puede ser la organización de
microemprendimientos productivos.

Esto permitiría solicitar subsidios a los organismos estatales que fomentan esos proyectos, y realizar
una actividad mixta económica y de producción política que, a su vez, podría contribuir a financiar esta
última

Periódicos Murales
Tampoco son de práctica común en nuestra cultura política; en otras latitudes se han revelado como un
instrumento de comunicación eficaz.

Cabe aclarar que no son las tradicionales carteleras que se realizan en establecimientos educativos o
en locales de organizaciones sociales y políticas.

Son periódicos, con sus editoriales, artículos de opinión, noticias y avisos publicitarios. Con
ilustraciones y fotogramas. Claro que todo ello adecuado a ese tipo de formato (letras grandes y, por lo
tanto, exigencia de brevedad en los artículos).

Para que sean practicables, exigen de la organización que aspira a producirlos un grado de inserción
en el movimiento popular, un dominio de la situación y la realidad de la zona en que actúa, que le
permita reflejarla con este tipo de periodismo tan particular.

Particular, porque la capacidad de atracción del mismo, más que lo político general (que, por supuesto,
debe contener) está en la capacidad de denuncia o de poner en conocimiento temas gravitantes del
lugar que no tienen tratamiento público oficial. En este sentido, como cualquier medio alternativo, debe
tratar de transformarse en la voz de los que no tienen voz.

El otro aspecto de la particularidad está en la forma en que es expuesto.

El hecho de que su empleo no sea usual puede convertirse en factor innovador (hasta que otros se
apropien del procedimiento y –nos- obliguen a perfeccionar el procedimiento).

Por otra parte, es impensable que esto prospere sin organizar colectivos de compañeros con vocación
y cierta preparación periodística, con los cuales constituir su "cuerpo de redacción".

Organizaciones mayores, con mejores posibilidades económicas, podrían encarar estos


emprendimientos a mayor escala, con mejores atributos técnicos, o sea, confeccionarlos en imprentas.

Aquellos que son más pequeñas, pueden realizarlos perfectamente en forma manuscrita.

Y como el nombre lo indica, para que logre un grado de instalación, debe ser periódico, de edición
regular. También contribuye la ubicación de algunos lugares permanentes, para lograr cierto
acostumbramiento y expectativa en cuanto a su aparición.

Pintadas
a) Simples

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En éstas los materiales de pintura más usados
son la cal y el ferrite de diversos colores que,
adecuadamente disueltos con agua, sirven para
blanquear los muros (cal) y realizar las
inscripciones (ferrite). La utilización de
pulverizadores portátiles facilita el blanqueo, pero
es preciso colar prolijamente la cal disuelta, ya
que la más pequeña impureza suele atascar la
válvula de salida. También están los rodillos y
brochas para blanquear, y las pinceletas (una
para cada color que se piensa utilizar) para el
trazado de letras y dibujos.

La "división del trabajo" más elemental se puede dar entre “blanqueadores" y “Ietristas". Cuando se
quiera y haya condiciones para realizar una pintada más importante y llamativa, es aconsejable que se
le asigne al compañero que tenga la mano más suelta y dibuje mejor y más rápido el trazado del
contorno de las letras, y a otros, menos hábiles, el rellenado de las mismas.

En determinadas superficies pueden realizarse con pinturas sintéticas. El clásico para ello es la
utilización de aerosoles. Aquí el cuidado debe estar en la protección de las manos y brazos del
ejecutante contra la dispersión de la pintura pulverizada.

b) Complejas

Cuando es necesario realizar una pintada


en un lugar muy controlado, la planificación
de la misma se debe basar en dos
principios:

• burlar la vigilancia
• ejecución ultra rápida

En base al estudio minucioso de la zona,


pueden idearse acciones de distracción que provoquen desviar la atención de la vigilancia hacia
ellas. Éstas tienen que ser lo suficientemente llamativas como para lograr su objetivo. Y la distracción,
cuando se la logra, es generalmente por un breve lapso de tiempo, que es el que hay que aprovechar.

La rapidez hay que ensayarla reiteradamente en lugares seguros, hasta que el equipo ejecutante logre
un buen nivel de entrenamiento. Los mejores medios para hacerla son los aerosoles.

Pegatinas
Esta actividad, muy usual durante las campañas electorales, es bastante simple pero, como todo lo
elemental, tiene sus pequeños secretos. Sobre todo cuando hay que competir con las empresas
pegadoras que, a su vez, compiten entre sí, descargando sobre las calles toneladas de papel.
Como el asunto es lograr el mejor agrupamiento y la mayor extensión de cobertura en el menor lapso
de tiempo posible, el estudio previo de] itinerario es fundamental.

En él hay que tener en cuenta la cantidad de personas circulantes y la existencia de Carteleras y/o
lugares aptos para empapelar.
100
Generalmente, estos itinerarios, en las ciudades, son las grandes avenidas y los nudos de
comunicación (estaciones ferroviarias y terminales de ómnibus). Ahora bien, la duración del material en
ellos es bastante efímera, por lo que hay que seleccionar bien el horario de la actividad. Normalmente,
las empresas trabajan durante toda la noche aspirando que su material sea visible durante las horas
pico del día. Es por ello conveniente, si se verifica esa rutina y, además, si la disponibilidad de tiempo
del equipo de pegatina da para ello, realizarla durante las últimas horas de la madrugada y las primeras
del día.

Por otro lado, al interior de las barriadas, hay lugares en los que se pueden fijar afiches y a los que
estas empresas no les prestan atención por no ser "rentables" para ellas. Esos lugares son buenos
para asegurar permanencia y, especialmente, si en ellos existe un trabajo de acumulación territorial,
orientarse más concretamente al vecindario del lugar.

El tratamiento previo de la "materia prima" de las


mismas - los afiches y el engrudo - es otro de
esos pequeños secretos.

Los afiches y afichetas de tamaños que van de


aproximadamente 50x7O cm a 1 m x70 cm. Es
conveniente enrollarlos superponiéndolos,
introduciendo el extremo inferior de cada uno
unos 5 cm. en el tubo anterior.

Los de mayor tamaño, que generalmente vienen doblados en pliegos de 4, conviene


desplegarlos y colocarlos sobre un porta afiches doblados por la mitad. Al
confeccionar el engrudo, es preciso lograr un punto de densidad y viscosidad que
asegure la buena fijación del papel sobre la superficie dada. Esto se obtiene
"cocinando" la harina, bien en frío con soda caústica o bien en caliente, sobre la
llama.

En ambos casos hay que revolver continuadamente durante un buen tiempo hasta
que adquiera el punto deseado. Un kg. de harina rinde aproximadamente 20 litros de
engrudo.

El equipo básico de pegadores, para obtener el máximo rendimiento, se lo puede


constituir de la siguiente manera:

• un embadurnador: debe cubrir con engrudo la superficie elegida


• un colocador: que fija los afiches sobre esa superficie
• un repasador: que, también con engrudo, recubre los afiches colocados para asegurar su fijación.

Da resultado el empleo de cepillos o escobillones de mango largo

Mesas de Difusión y Volanteadas


La instalación de mesas de difusión, procedimiento bastante común cuando está en curso una
campaña - electoral o no - también tiene sus pequeños secretos.

¿Cómo llamar la atención cuando hay cantidad de ellas -típico cuando se está en épocas electorales -
o cuando la política pasa por otro lado y no hay tal saturación? La selección del lugar y hora es lo
primero a considerar.

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En días laborables, en zonas de gran tránsito, la gente normalmente está apurada, abstraída en sus
asuntos y poco predispuesta a reparar en una interpelación que la retenga o distraiga.

En esa situación, lo peor es abordarla en forma mecánica e impersonal, como tarjeteros o difusores de
volantes comerciales. Menos, es claro, de manera prepotente. En verdad, en ninguna situación son
buenas esas actitudes.

En el "encare" es necesario la cordialidad y el tratamiento individualizado tipo: - "¿me permite Ud.…?


“lo distraigo un segundo por.... "

Un porcentaje seguirá de largo, pero otro distraerá ese segundo solicitado, recibirá el material ofrecido
y quizá se abra la posibilidad de establecer un vínculo.

Otro aspecto es la presentación de la mesa. Ayuda rodearla con papelógrafos prolijamente


confeccionados con frases alusivas. También embanderarlas y “musicalizarlas" con temas que sirvan
de "gancho".

En días feriados las personas están más distendidas y proclives a entablar comunicación si la "oferta"
les resulta interesante.

Son particularmente recomendables las plazas y parques, especialmente si en ellas hay ferias
artesanales. Son circuitos de recreo urbano y la "mesa" no debe desentonar con ese paisaje. Es por
ello aconsejable agregar a las características arriba planteadas, ofertas de literatura y folletería, posters
y láminas, CD, DVD y casettes, remeras, banderines y artesanías propias, etc. Hay experiencias que
indican que las mismas pueden convertirse, también, en una interesante fuente de financiación.

La Agitación Oral
La oralidad, la capacidad de expresar verbalmente ideas y consignas en forma veraz y convincente, ha
sido, tradicionalmente, una cualidad que distinguió a dirigentes y a cuadros de fuerzas populares y
revolucionarias.

La efectividad de la misma, cuando es de calidad, reside sobre todo en el contacto personal e


inmediato entre orador y auditorio y la posibilidad de establecer una corriente de mutuo entendimiento.

Volviendo a Lenin, cuando ponía los cimientos de un partido de nuevo tipo y ubicaba "el deber ser de
un tipo ideal de revolucionario, lo pensaba como a un "tribuno" capaz de conmover sentimientos y
provocar la reflexión sobre la realidad y sobre los caminos de su transformación.

Es natural que esas cualidades se formen en la práctica y ningún curso de oratoria podrá suplantar la
experiencia de la participación en una asamblea popular o en una polémica de ideas.

Al conocimiento del tema en debate, a la capacidad de argumentar sólida y lógicamente los puntos de
vista propios y "destrozar” los contrarios (estén presentes o no), hay que sumarle la "belleza formal” del
discurso.

Y esto sí puede adquirirse en talleres y cursos que ahonden en el aspecto formal del discurso, en la
modulación de la voz, en su cadencia y en sus acentos y silencios, en el modo de subrayar los
conceptos esenciales y las ideas fuerza.

Aunque no sea lo mismo por el hecho de que no se da ese contacto personal, se pueden lograr efectos
similares con el uso de grabaciones, con la ventaja de que pueden ser "producidas" e incorporarles
fondo musical u efectos especiales.
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Carteles colgantes
Las telas escritas colocadas en puntos elevados logran, generalmente, buena visualización y atención
de los transeúntes.

a) Pasacalles

Es el modelo más simple de cartel colgante. La tela, rectangular, debe adosársele a sus extremos
angostos un par de varillas de madera y en sus puntas, fijar el soguín o el alambre con que se lo va a
atar a los postes, árboles o a cualquier saliente de una pared que lo permita.

En la tela, una vez pintada, conviene hacerle agujeros en los lugares en blanco para alivianar su
resistencia al viento.

Hay que tener cuidado en


calcular bien la altura de
colocación, a fin de que ningún
vehículo de gran porte se lo lleve
por delante.

En el equipamiento hay que


prever una escalera (salvo si el lugar seleccionado no presenta dificultades de escalamiento) pinzas y
tenazas, trinchetes o elementos de corte y, también martillos y clavos.

En algunos municipios hay ordenanzas que prohíben su colocación sobre las calles y los retiran
rápidamente, por lo que es conveniente hacerlo sobre las ochavas u otros lugares que faciliten su
mayor permanencia.

b) De la Papa

Se lo denomina así por el método de colocación. Sus dimensiones pueden variar y generalmente
también es rectangular, pero en éste, a diferencia del anterior, el lado angosto corresponde a su eje
vertical, en cuyos extremo superior e inferior debe pegársele las varillas que permitan su correcto
despliegue.

En la de arriba hay que adherirle un par de ganchos tipo


“araña", que son los que deben prenderse al cable sobre el
que se va a colgar el cartel. Y sobre cada gancho, debe
“pasar” un cordel en cuyos extremos atar la "papa", piedra o
plomada que permita, al arrojarla sobre el cable,
sobrepasarlo. Esto permite recuperar el cartel una vez que
haya quedado colgado.

En la varilla del extremo inferior hay que adosarle pesos para,


junto con los consabidos agujeros en la tela, neutralizar los
efectos del viento.

El procedimiento de colocación, entonces, es arrojar la “papa" por sobre el cable; izar el cartel tirando
de los cordeles, maniobrar para que los ganchos se prendan al cable y, una vez logrado, desenlazar los
cordeles.

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Globos Aerostáticos
La posibilidad de poner en el aire estos
artefactos es una buena alternativa para llamar
la atención. La principal dificultad que hay que
afrontar es la situación meteorológica existente.
Descartados los días de lluvia, también hay que
evitar aquellos cruzados por fuertes vientos.

a) A Gas de Helio

Como es obvio, los materiales para confeccionarlos son los globos y el tubo de gas con qué llenarlos.
La ventaja que tienen es la existencia de globos de distintos tamaños que, individuales los más grandes
o agrupados los más pequeños, permiten elevar cartelones confeccionados con telas livianas. A su vez,
se pueden realizar inscripciones en las paredes de los más grandes.

Se los puede elevar en forma libre, quedando su desplazamiento a merced de las corrientes de aire.
También se los puede dejar cautivos (con la posibilidad de recuperarlos) fijándolos en tierra mediante
una tanza, calculando su extensión de acuerdo a la altura que se lo quiera elevar.

b) A Aire Caliente

Estos globos son confeccionados normalmente con papel de barrilete con


un extremo abierto, bajo el cual se coloca una canastilla con algodón o
estopa embebido en combustible que, al ser encendido, despide el aire que
calienta que eleva el globo.

Se les puede dar el mismo uso que los anteriores, con la desventaja que
permanece en el aire lo que dura el combustible.

En horas de la noche son claramente visibles por los colores del papel
iluminado por la llama y se puede confeccionar el cartel con pinturas
fosforescentes.

A Modo de Conclusión
La “batalla de ideas”, en la que tanto hincapié hace Fidel para socavar la multitud de prejuicios sobre
los que la burguesía construye el “sentido común” para naturalizar su sistema de dominación, nos
llevan a Marx, que nos enseñó que las ideas, cuando encarnan en las masas, adquieren fuerza
material.
Y una batalla requiere que se la trate como tal, es decir, debe dirigirse con una estrategia y realizarse
con armas.

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Las distintas técnicas y metodologías que vimos hasta aquí, son sólo algunas de ellas, simples,
sencillas, a nuestro alcance, y no por ello menos efectivas que las poderosas y sofisticadas con que
cuenta nuestro enemigo de clase.
Aprender a usarlas y a combinarlas creativamente y, por sobre todo, a emplearlas sistemática y
consecuentemente, resultará ser una potente fuente de irradiación de nuestra no menos poderosa
cultura, ideología y proyecto emancipador

105
ARTE Y CULTURA REVOLUCIONARIAS

Si partimos del hecho de que la propia noción de la


revolución, es decir, ese proceso histórico en el que las
masas se levantan para destruir las cadenas que las atan a
un modo de vida infrahumano de explotación, dominación y
alienación y, así, construir otro hecho a su estricta medida –
el socialismo y el comunismo – es, en sí misma,
intrínsecamente, el acto de máxima belleza y verdadera
cumbre de la creación humana, advertiremos la inmensa
dimensión que tiene el desarrollo de la cultura y el arte.

La creación revolucionaria constituye arma decisiva contra


los (dis) valores culturales de las clases dominantes.

Es una cuestión trascendente en la lucha por los


sentimientos y la conciencia populares; es, a la vez,
constitutiva y orgánica de nuestro proyecto y, como tal,
nuestro deber: aprehenderla, impulsarla y masificarla.

Los comunistas debemos aspirar a ser personas cultas.


Todos podemos y debemos crear, gozar, producir, transmitir
y masificar arte y cultura revolucionarias. No es una
cuestión de élites ilustradas.

Para una aproximación a nuestras concepciones al


respecto, ponemos a disposición un video producido por los
camaradas de la Comuna, Teatro en Operaciones para la
Escuela de Cuadros, altamente revelador del extraordinario
papel desempeñado por los comunistas en este crucial
terreno y, más importante aún, que continuamos
desarrollando en la actualidad.

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