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JURISPRUDENCIA

Roj: SAP CO 1055/2015 - ECLI: ES:APCO:2015:1055


Id Cendoj: 14021370032015100548
Órgano: Audiencia Provincial
Sede: Córdoba
Sección: 3
Fecha: 09/11/2015
Nº de Recurso: 1024/2015
Nº de Resolución: 487/2015
Procedimiento: PENAL - APELACION PROCEDIMIENTO ABREVIADO
Ponente: FELIX DEGAYON ROJO
Tipo de Resolución: Sentencia

AUDIENCIA PROVINCIAL DE CORDOBA


SECCION Nº 3
Pza.de la Constitución s/n, Córdoba
Tlf.: 957745072-957745071. Fax: 957002379
NIG: 1403841P20123000916
Nº Procedimiento : Apelación sentencia violencia sobre la mujer 1024/2015
Asunto: 301207/2015
Proc. Origen: Procedimiento Abreviado 445/2014
Juzgado Origen : JUZGADO DE LO PENAL Nº3 DE CORDOBA
Negociado: M
Apelante: MINISTERIO FISCAL
Apelado: Erasmo ,
Procurador:ANTONIO BEATO FERNANDEZ
Abogado: FRANCISCO JAVIER PINEDA PINEDA
Perjudicada: Inmaculada
Abogado:. MARINA SANTAELLA LEIVA
SENTENCIA Nº 487/15
Ilmos. Srs.:
Presidente:
D. FRANCISCO DE PAULA SÁNCHEZ ZAMORANO
Magistrados:
D. FÉLIX DEGAYÓN ROJO,
D. JOSÉ FRANCISCO YARZA SANZ.
En Córdoba, a 9 de noviembre de 2015.
Vistos por la Sección Tercera de esta Audiencia Provincial, en grado de apelación, los autos de juicio oral
nº 445/14, seguidos ante el Juzgado de lo Penal nº 3 de Córdoba, dimanante del Proc. Abreviado nº 33/13
del Juzgado de Instrucción nº 3 de Lucena, siendo apelante el Ministerio Fiscal, parte apelada Erasmo ,

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JURISPRUDENCIA

representado por el Procurador Sr. Beato Fernández y defendido por el Letrado Sr. Pineda Pineda, y siendo
ponente el Magistrado Ilmo. Sr. D. FÉLIX DEGAYÓN ROJO.

ANTECEDENTES DE HECHO
Se aceptan los antecedentes de hecho de la sentencia recurrida.
PRIMERO.- Seguido el juicio por sus trámites, por el Ilmo. Sr. Magistrado- Juez de lo Penal nº 3 de Córdoba
se dictó sentencia con fecha 20/5/15 , en la que constan los siguientes Hechos Probados: "Probado y así se
declara que el acusado, Erasmo , ha mantenido una relación sentimental durante 12 años con Inmaculada ,
fruto de la cual tienen un hijo menor de edad.
Sobre las 13:00 horas del día 4 de julio de 2012, cuando Inmaculada y la pareja del acusado estaban discutiendo,
en la CALLE000 de Lucena, el acusado se dirigió a Inmaculada y le dijo "TE VOY A PARTIR LA CABEZA".
SEGUNDO.- En la expresada sentencia consta el siguiente Fallo: " Condeno a Erasmo como responsable, en
concepto de autor, de una falta de amenazas leves, ya definida, sin concurrir circunstancias modificativas, a la
penas de 4 días de localización permanente en un domicilio diferente del de la denunciante y alejado de ella.
Costas."
TERCERO .- Contra dicha sentencia se interpuso en tiempo y forma recurso de apelación por la representación
procesal de Erasmo , recurso de apelación, que fue admitido a trámite; puesta de manifiesto la causa al
Ministerio Fiscal, se opuso al citado recurso.
CUARTO .- Elevadas las actuaciones a la Audiencia Provincial, fueron turnadas a esta Sección Tercera,
formándose el correspondiente rollo de apelación, y señalándose el día 5/11/15 para la celebración de vista,
a la que asistieron las partes y expusieron sus alegaciones, quedando pendiente de resolución.

HECHOS PROBADOS
Se aceptan se aceptan los hechos probados de la sentencia recurrida.

FUNDAMENTOS JURÍDICOS
No se aceptan los fundamentos jurídicos de la sentencia recurrida, que quedan sustituidos por los que a
continuación se exponen:
PRIMERO .- La sentencia dictada por el Juzgado de lo Penal condenó al acusado Erasmo como autor de
una falta de amenazas leves tipificada en el art. 620.2 CP (hoy art. 171.7 CP ), al estimar que no procedía
la aplicación del tipo penal de amenazas leves en el ámbito de la violencia de género tipificadas en el art.
171.4 CP . Se fundamenta dicha decisión en la consideración de que el acusado no tuvo en ningún momento
intención de actuar con el ánimo de discriminación o de la situación de desigualdad de las relaciones de poder
de los hombres sobre las mujeres.
La denunciante y víctima de los hechos ha renunciado a cualquier acción o indemnización que pudiera
corresponderle.
Recurre en apelación el Ministerio Fiscal alegando que en nuestro ordenamiento jurídico no existe la falta de
amenazas en el caso de que la amenaza sea ejercida por el hombre sobre la mujer que ha sido su pareja,
tipificándose en el número 4 del art. 171 CP la amenaza leve entre estas personas como delito, y, en su
caso, si se hubiera considerado grave la conducta, habría que haber acudido al párrafo 1º de dicho precepto,
aplicándose la agravante de parentesco.
Pues bien, aun cuando discrepamos del argumento del Ministerio Fiscal, pues dicho precepto no exige el
automatismo absoluto que subyace en el fundamento de la pretensión del Ministerio Fiscal, según se razonará
a continuación, no obstante el recurso ha de ser estimado al proceder en el presente caso la aplicación del
delito de amenazas leves del art. 171.4 en lugar de la infracción menor por la que ha sido condenado.
SEGUNDO .- Planteamiento doctrinal.
La sentencia apelada considera que no estamos en una de las situaciones en que han de producirse los delitos
de violencia de género al faltar el "animus" de ejecutar la acción como manifestación de la discriminación a
la mujer y por el dominio que predica sobre ella. Esta Audiencia ya ha tenido ocasión de abordar la referida
cuestión en diversas sentencias, entre ellas las de 12 de mayo de 2010 , 8 de junio de 2010 y 28 de junio
de 2011, todas ellas de la Sección 1 ª, afirmando que constituye aun hoy día un debate de viva actualidad

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en materia de violencia de género el relativo al alcance y valoración que debe otorgarse al contenido del art.
1 de la Ley Orgánica 1/2004 de medidas de protección integral hacia las mujeres víctimas de malos tratos,
que viene a fijar la filosofía que inspira la ley para desterrar las situaciones de dominación que han venido
sufriendo muchas víctimas desde hace decenas de años, pues, con fundamento en tal precepto, se han dictado
por distintos tribunales sentencias en las que se considera que debe concurrir el elemento intencional del
denunciado y valorarse si, en efecto, existió un animus de dominación del hombre sobre la mujer. Decíamos
también en las referidas sentencias que existen varias tesis sobre esta cuestión:
a) Posición que exige el elemento intencional para considerar que el hecho que es objeto de acusación por los
artículos 153, 171 y 172 y 148 sea delito y no falta.
Exige este sector doctrinal y jurisprudencial un ánimo especifico en el sujeto activo del delito que consistirá en
una clara actitud de dominación y subordinación de la mujer hacia el hombre. Así se degradaría a falta el hecho
si no se prueba por la acusación el elemento intencional y concurrencial de la dominación del hombre sobre
la mujer y la relación especial de subordinación que se derivan de los hechos probados (Así SAP Barcelona,
Sección 20ª, de 6 de marzo de 2007 , y las múltiples SS de la misma Audiencia que en ella se citan), en todas
las cuales se llega a la conclusión de que al faltar la situación de dominación por parte del hombre sobre la
mujer, en una interpretación teleológica, debe condenarse por falta (hoy delito leve). En similares términos
se pronuncia la Audiencia Provincial de Castellón, Sección 2º, en Sentencia de 18 de septiembre de 2007 .
Del mismo criterio se posiciona la AP de Las Palmas, que requiere que se acredite en cada caso concreto"
la situación de prevalencia o situación de desigualdad que aquél manifiesta por el hecho de ser ésta mujer
ejerciendo sobre la misma relación de poder por considerarla carente de los derechos mínimos de libertad,
respeto y capacidad de decisión", ya que se afirma en la Sentencia 76/2007, de 20 de julio de 2009 , que debe
huirse de una aplicación automática de dicha agravación punitiva en cuanto concurra sin más el elemento
objetivo relativo al sexo de agresor y víctima, debiendo acreditarse por la parte acusadora la existencia de una
situación de prevalencia del hombre sobre la mujer.
b) Posición que defiende la no exigencia de un elemento intencional de acreditación de dominación del hombre
sobre la mujer o de subordinación de esta sobre aquel. Así, entre otras, la SAP Alicante de 18 de diciembre
de 2008 considera que el legislador ha establecido una distinción clara para señalar una distinta penalidad a
ambas conductas, pero en modo alguno se puede degradar a la categoría de falta una agresión de un hombre
a una persona con la que tiene o ha tenido una relación de pareja o noviazgo, así como matrimonial, pues -se
dice- en el espíritu de la norma (la Ley Orgánica 1/2004) no se distinguen situaciones que permitan introducir
la degradación del tipo penal de la violencia de género a la categoría de falta en supuestos tales como cuando
la mujer se defienda de la agresión, o incluso teniendo en cuenta que ambos se hayan enzarzado en una riña
mutuamente aceptada. Y ello porque el precepto penal no permite verificar una interpretación subjetiva de las
razones por las que agresor golpea o arremete contra una mujer o para determinar cuándo existe una situación
de dominación o machismo, ya que es obvio que en todos los casos en los que se produzca una agresión de
un hombre a una mujer con la que exista una relación de las contempladas en el art. 153.1 -y demás preceptos
mencionados- se comete un delito de violencia de género, y por esta razón nunca podría ser calificado como
falta -delito leve- al objetivarse la agresión o acometimiento.
Se trataría, según dicha sentencia, de una violencia que se dirige contra las mujeres por el hecho mismo
de serlo, por ser consideradas, por sus agresores, carentes de los derechos mínimos de libertad, respeto y
capacidad de decisión; es decir, por un comportamiento claramente de dominación o superioridad. Y ello con
independencia de las circunstancias defensivas de la mujer, o si acude alguien a ayudarla, ya que la actitud
objetiva, como tal, del agresor lo es en tanto sabe, y es consciente de ello, que está agrediendo a quien es, o
fue, su pareja, mujer o novia, y es esto lo que cualifica y caracteriza el acto como de violencia de género, sin
poder entrar, por ello, en razones subjetivas de minusvaloración de la agresión bajo elementos concurrentes.
A este posicionamiento doctrinal se suman la sentencia de la AP de Alicante Sentencia 78/2008, de 4 de
febrero de 2008 , SAP Tarragona, Sec. 4ª , de 25 de abril de 2009 y es el seguido por la circular de la Fiscalía
General del Estado 4/2005.
2.- Posición de la doctrina del Tribunal Constitucional y de la jurisprudencia del Tribunal Supremo .
Llegados a este punto del debate es necesario traer a colación el posicionamiento del Tribunal Constitucional
y del Tribunal Supremo. El Tribunal Constitucional ha dictado una importante sentencia al respecto por el
Pleno, la nº 59/2008 de 14 de mayo , con importantes votos particulares, que viene a tener la naturaleza de
las denominadas sentencias interpretativas por la que se viene a conjugar dos premisas, el sexo masculino
y tendencia a subyugar a la pareja, al desestimar las diversas cuestiones de inconstitucionalidad planteadas
sobre el art. 171.4 C.P ., en la redacción dada al mismo por el art. 38 de la L.O. 1/2004, de 28 de noviembre,
de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género , por vulnerar los arts. 9.3 y 10 , 14 , 24.2

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y 25 C .E., (cuya STC está en línea con las sentencias dictadas por los Plenos del mismo TC en SS.T.C. de
24 de julio de 2.008 y de 19 de febrero de 2.009), en la que se recalca -entre otras consideraciones- que el
art. 171.4 no vulnera ninguno de los valores constitucionales que se protegen en los preceptos invocados por
los proponentes de las cuestiones, señalando que el artículo del Código Penal cuestionado, que establece
paladinamente como autor del hecho punible a un hombre y como víctima a una mujer se sustenta, en primer
lugar, en las finalidades de la diferenciación, que, conviene recordarlo, son la protección de la libertad y de la
seguridad de las mujeres, "que el legislador entiende como insuficientemente protegidas en el ámbito de las
relaciones de pareja", y "la lucha contra la desigualdad de la mujer en dicho ámbito" ( STC 59/2008 ), F.8). En
las SSTC mencionadas, se afirma como razonable la especial lesividad de las amenazas cuando provienen
del varón y se dirigen a la mujer que es o fue su pareja afectiva.
Por su parte, el Tribunal Supremo en su sentencia de 24 de noviembre de 2009 , también con un voto particular
importante, viene a exigir un elemento intencional no incorporado expresamente en el tipo pero implícito en el
citado artículo 1 de la L.O 1/2004 . Afirma que "cabe admitir que aunque estadísticamente pueda entenderse
que ésta es la realidad más frecuente, ello no implica excluir toda excepción, como cuando la acción agresiva
no tiene connotaciones con la subcultura machista, es decir, cuando la conducta del varón no es expresamente
de una voluntad de sojuzgar a la pareja o de establecer o mantener una situación de dominación sobre la mujer
colocando a ésta en un rol de inferioridad y subordinación en la relación con grave quebranto de su derecho a la
igualdad, a la libertad y al respeto debido como ser humano en sus relaciones sentimentales". En consecuencia,
el Alto Tribunal mantiene explícitamente que la aplicación del art. 153 requiere no sólo la existencia de una
lesión leve a la mujer por parte del compañero masculino, sino también que esta acción se produzca en el
seno de una relación sumisión, dominación y sometimiento a la mujer por parte del hombre, esto es, de una
discriminación de todo punto inadmisible. Encomendando la competencia al Tribunal sentenciador para que,
a la vista de las pruebas practicadas a su presencia oyendo con inmediación y contradicción a denunciante y
denunciado y los testimonios de otros posibles testigos, sea el que establezca el contexto en el que tuvieron
lugar los hechos los hechos, analizando los componentes sociológicos y caracterológicos concurrentes, a
fin de establecer, mediante la valoración razonada de los elementos probatorios, si el hecho imputado es
manifestación de la discriminación, desigualdad y relaciones de poder del hombre sobre la mujer, u obedece
a otros motivos o impulsos diferentes. Recoge que "la situación de dominio exigible en tales situaciones es,
sin duda, íntimamente relacionada con los motivos que ocasionan el conflicto, la discusión o la agresión".
Se fundamenta dicho criterio en que, como ponen de manifiesto las SSTS 168/2012 de 14 Mar. 2012, Rec.
822/2011 y 1154/2011 de 10 Nov. 2011, Rec. 822/2011 , e l bien jurídico protegido en el art. 171.4 C.P . es la paz
familiar, sancionándose aquellas conductas que exteriorizan una actitud tendente a convertir el ámbito familiar
en un microcosmos regido por el miedo y la dominación y el sojuzgamiento por el agente sobre la esposa o
pareja o los otros familiares que cita el precepto, pues nada define mejor el maltrato familiar que la relación de
dominio ejercitado mediante actos de violencia física o psíquica para imponer la supremacía del sujeto activo.
3.- Situación actual .
Más recientemente, se han dictado dos resoluciones por el TS que vienen a matizar y redefinir la interpretación
que debe darse al precepto cuestionado. Los argumentos se vierten en relación con la aplicación del art. 153,
mas su fundamento es igualmente aplicable al art. 171.4 cuestionado, como claramente lo expresa la primera
de dichas resoluciones. Se trata del Auto de 31 Jul. 2013, Rec. 20663/2012 (Ponente Antonio del Moral García)
y Sentencia 856/2014 de 26 Dic. 2014, Rec. 10569/2014 (Ponente: Juan Ramón Berdugo Gómez de la Torre)
En dichas resoluciones se afirma que "....... Es verdad que de acuerdo con la jurisprudencia constitucional para
la aplicación del art. 153.1 CP , se exige un sustrato que ponga de manifiesto que la agresión se enmarca en el
contexto de una reprobable concepción implantada en ámbitos culturales o sociales de predominio del varón
sobre la mujer. Pero eso no significa que sea necesario un elemento subjetivo peculiar o un dolo específico. La
presunción juega en sentido contrario. Sólo si consta o hay evidencias de que el episodio, concreto o reiterado,
de violencia es totalmente ajeno a esa concepción que ha estado socialmente arraigada, y que la agresión o
lesión obedece a unas coordenadas radicalmente diferentes, no habría base para la diferenciación penológica y
habrá que castigar la conducta a través de los tipos subsidiarios en que la condición de mujer del sujeto pasivo
no representa un título de agravación penológica. Pero en principio una agresión en ese marco contextual per se
y sin necesidad de prueba especial está vinculada con la concepción que el legislador penal se propone erradicar
o al menos reprobar. ".
Es por ello que, como decíamos en el fundamento jurídico anterior, no compartimos el automatismo y carácter
absoluto que el Ministerio Fiscal expone en su escrito de recurso. Y ello porque las citadas resoluciones
del TS analizan las Sentencias del TC que abordaron este tema, las cuales, pese a rechazar las dudas
de constitucionalidad elevadas desde la jurisdicción ordinaria, tienen cierta naturaleza "interpretativa", y no
podemos olvidar que la interpretación del TC vincula a todos los Tribunales ( art. 5.1 LOPJ ). " Dichas SSTC

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vienen a decir, como ponen de manifiesto los votos particulares, que el precepto solo será constitucional si se
interpreta en la forma que se desarrolla en el texto, es decir si se descarta el automatismo en la aplicación ".
Porque, como dice el TS, " el intérprete no puede arrinconar o desdeñar las razones últimas de la agravación ".
De no concurrir esa situación que justifica el plus punitivo, habrá de aplicarse los tipos penales subsidiarios
en que la condición de mujer del sujeto pasivo no representa un título de agravación penológica.
De este modo, la STS de 26-12-14 antes mencionada, pone de manifiesto que "....... La presencia de una
mayor antijuricidad, así definida, no es una presunción iuris et de iure. No siempre que concurren todos los
elementos objetivos típicos del art. 153.1 º se podrá apreciar ese mayor desvalor. El Tribunal razona en unos
términos que conducen a la conclusión de que el precepto solo podrá venir en aplicación cuando se aprecie
ese mayor desvalor, lo que será habitual pero no automático. No son descartables a priori situaciones en que
excepcionalmente la conducta escape totalmente de ese sustrato de intolerable asimetría arraigada que justifica
la mayor sanción y que, en consecuencia, no deba castigarse por la vía del art. 153.1º para no incurrir en
una discriminación no legítima constitucionalmente" . Y también afirma la mencionada STS, tras criticar la
STC analizada debido a su ambigüedad, que "........ en general se puede estar conforme en entender que a
raíz de tal pronunciamiento no serán sancionables por la vía del art. 153.1º episodios desvinculados de esas
pautas culturales de desigualdad que se quieren combatir (por buscar un ejemplo claro e indiscutible: agresión
recíproca por motivos laborales de dos compañeros de trabajo que estuvieron casados mucho tiempo antes).
Dicho con palabras de un voto particular, se procede a la: "introducción en el tipo de un nuevo elemento que
el legislador no ha incluido expresamente, pero que la Sentencia añade a la descripción legal: para que una
conducta sea subsumible en el art. 153.1 del Código Penal , no basta con que se ajuste cumplidamente a la
detallada descripción que contiene, sino que es preciso además que el desarrollo de los hechos constituya
"manifestación de la discriminación, situación de desigualdad y las relaciones de poder de los hombres sobre
las mujeres.
Ahora bien eso no se traduce en un inexigible elemento subjetivo del injusto que es lo que hace a juicio de
este Instructor de manera improcedente, la tesis interpretativa que antes se ha expuesto. No es algo subjetivo,
sino objetivo, aunque contextual y sociológico. Ese componente "machista" hay que buscarlo en el entorno
objetivo, no en los ánimos o intencionalidades. Cuando el Tribunal Constitucional exige ese otro desvalor no está
requiriendo reiteración, o un propósito específico, o una acreditada personalidad machista. Sencillamente está
llamando a evaluar si puede razonablemente sostenerse que en el incidente enjuiciado está presente, aunque
sea de forma latente, subliminal o larvada, una querencia "objetivable", dimanante de la propia objetividad de
los hechos, a la perpetuación de una desigualdad secular que quiere ser erradicada castigando de manera más
severa los comportamientos que tengan ese marco de fondo.
En este caso el contexto comporta ese componente; más allá de las intencionalidades concretas o de la
personalidad del autor, o de la forma en que se desencadena el episodio concreto. Lo relevante es que es un
incidente sobrevenido en el marco claro de unas relaciones de pareja rotas y con motivo de su ruptura. No
hace falta un móvil específico de subyugación, o de dominación masculina. Basta constatar la vinculación del
comportamiento, del modo concreto de actuar, con esos añejos y superados patrones culturales, aunque el autor
no los comparta explícitamente, aunque no se sea totalmente consciente de ello o aunque su comportamiento
general con su cónyuge, o excónyuge o mujer con la que está o ha estado vinculado afectivamente, esté regido
por unos parámetros correctos de trato de igual a igual. Si en el supuesto concreto se aprecia esa conexión con
los denostados cánones de asimetría (como sucede aquí con el intento de hacer prevalecer la propia voluntad)
la agravación estará legal y constitucionalmente justificada.
En modo alguno quiso el legislador adicionar una exigencia de valoración intencional para exigir que se probara
una especial intención de dominación del hombre sobre la mujer. Ello iba ya implícito con la comisión del tipo
penal contemplado en los arts. 153 , 171 y 172 CP (habría que añadir el art. 148) al concurrir las especiales
condiciones y/o circunstancias del tipo delictivo. La situación en concreto de mayor o menor desigualdad es
irrelevante. Lo básico es el contexto sociológico de desequilibrio en las relaciones: eso es lo que el legislador
quiere prevenir; y lo que se sanciona más gravemente aunque el autor tenga unas acreditadas convicciones
sobre la esencial igualdad entre varón y mujer o en el caso concreto no puede hablarse de desequilibrio físico
o emocional. ".
El criterio de las dos resoluciones mencionadas no viene contradicho por la más reciente Sentencia del
Tribunal Supremo 44/2015 de 29 Ene. 2015, Rec. 1553/2014 , en la que se limita a afirmar que " Después
de la entrada en vigor de la modificación operada en el Código Penal por la L.O. 1/2004, las amenazas leves
dirigidas contra quien sea o haya sido la esposa del autor o mujer que haya estado ligada a él por una análoga
relación de afectividad aun sin convivencia son calificadas como delito por el artículo 171.4 del Código ", sin
efectuar otras consideraciones, pues no era objeto del debate la concurrencia o no del elemento intencional
de subyugación o dominiación ya mencionado, de ahí que dicha STS no abordase tal cuestión, limitándose a

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poner de manifiesto la elevación a delito de una infracción anteriormente considerada como falta. Además,
dicha STS también constata la existencia de un clima general en la convivencia familiar caracterizado por una
situación permanente de dominación por parte del acusado basada en el temor que suscitaba en los demás
miembros de su familia, entre ellos la misma persona amenazada, sin que venga a establecer criterio alguno
discrepante de las dos indicadas resoluciones del Alto Tribunal.
TERCERO .- De acuerdo con la actual jurisprudencia del TS, no cabe, en consecuencia, exigir un específico
propósito de atentar contra los bienes jurídicos a cuya específica y reforzada protección se endereza la
tan mencionada L.O. 1/2004, a modo de elemento específico subjetivo del injusto para aplicar el art. 171.4
postulado por el Ministerio Fiscal. Pero la sentencia apelada inaplica dicho precepto basándose explícitamente
en "la consideración de que el acusado no tuvo en ningún momento intención de actuar con el ánimo de
discriminación o de la situación de desigualdad de las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres".
Y aquí es donde yerra la indicada resolución, pues no es necesario que concurra ese elemento intencional,
bastando con la constatación objetiva de que estamos ante una situación de las contempladas por el legislador
al configurar dichos tipos penales, a efectos de la aplicación del art. 171.4 postulado.
En el presente caso el acusado no compareció al acto del juicio, sin que, por ende, alegase en ese momento
trascendental hechos o datos que permitiesen descartar un escenario propio de la violencia de género. Y
aunque la víctima no quiso ejercitar acciones contra él, sí afirmó que la amenaza se había producido después
de una discusión que tuvo con la actual pareja de aquél, lo que unido a que sólo habían transcurrido dos
semanas desde el cese de la convivencia, resulta patente que la expresión intimidatoria no es ajena a esa
situación de dominio, superioridad, subordinación o ejercicio de una posición de fuerza sobre la mujer. En
efecto, tras una discusión surgida entre la denunciante y la pareja actual del acusado, éste manifestó a la
primera "te voy a partir la cabeza", sin que, huelga decir, conste ánimo de cumplir tal acción. La amenaza vertida
por el acusado es de carácter leve, pero por mor de la reforma operada por la L.O. 1/2004 mencionada, este tipo
de amenazas dejaron de tener consideración de falta y pasaron a constituir delito, al realizarse en el ámbito de
la familia. Por otro lado, el acusado había mantenido una relación de pareja con la denunciante durante nada
menos que 12 años, teniendo incluso un hijo, lo que determina que deba incardinarse este tipo de amenazas
en las del art. 171.4 CP , que se refiere a quien "de modo leve amenace a quien sea o haya sido su esposa, o
mujer que esté o haya estado ligada a él por una análoga relación de afectividad aún sin convivencia.".
En este escenario fáctico, las amenazas leves del recurrente hacia su mujer constituyen comportamientos que
son inseparables de la relación afectiva que unía a ambos y de una actitud de dominación del acusado hacía
ella ( AATS 355/2014 de 6 Mar. 2014, Rec. 10798/2013 , Auto 355/2014 de 6 Mar. 2014, Rec. 10798/2013 ).
En esta línea, la sentencia de esta misma Sección 3ª de la AP de Córdoba de 17/6/2015 (Rollo 459/15 ), citada
por el Ministerio Fiscal en su informe, viene a indicar -con referencia al art. 153, aunque su fundamento es
igualmente aplicable al art. 171.4 objeto de este proceso-, que cuando se produce un acto de agresión o de
amenaza como reacción violenta del hombre frente a la mujer con la que mantiene o ha mantenido una relación
sentimental, sin otra justificación o explicación que el ejercicio mismo de la violencia, tal comportamiento
exterioriza de forma bien patente el ánimo de dominación que, en tanto hombre, y frente a la mujer, por serlo,
pretende prevalecer por medio de la violencia (Cfr. también Sentencia de 16 de septiembre de 2014, ROJ: SAP
CO 864/2014).
CUARTO .- Finalmente, y en otro orden de cosas, teniendo en cuenta que se ha solicitado en segunda instancia
la condena por delito de una persona acusada que ha sido condenada por falta -hoy delito leve-, debe
comenzarse recordando que a partir de la trascendental sentencia 167/02 de 18 de septiembre, dictada por el
Pleno del Tribunal Constitucional , que viene a modificar el criterio precedente, establece la doctrina -vinculante
para los órganos jurisdiccionales a tenor de lo dispuesto en el art. 5.1 de la L.O.P.J .-, conforme a la cual
la condena en segunda instancia tras una anterior sentencia absolutoria, sin la práctica de nuevas pruebas
ante el órgano "ad quem", supone -con las matizaciones que posteriormente se dirán en cuanto a las pruebas
personales- una infracción de la presunción de inocencia, en tanto que ésta sólo puede ser desvirtuada en
virtud de la existencia de una mínima y suficiente actividad probatoria, producida con las debidas garantías
procesales, es decir, la practicada bajo la inmediación del órgano jurisdiccional y sometida a los principios de
contradicción y de publicidad. Tal criterio ha sido posteriormente corroborado por las sentencias 170/02 de
30 de septiembre ( con la matización de que en este caso no se valoraron pruebas personales, sino cuestiones
meramente jurídicas), 197 , 198 y 200/02 de 28 de octubre , 212/02 de 11 de noviembre , 230/02 de 9 de
diciembre , 41/03 de 27 de febrero y 68/03 de 9 de abril , 105/05 y 116/05, de 9 de Mayo .
Ahora bien, en la mencionada sentencia 167/02 el Tribunal Constitucional se afirma que, aún no existiendo
un derecho a la sustanciación de una audiencia pública en segunda instancia, sí lo estima adecuado cuando
el debate se refiere a cuestiones de hecho y se estudia en su conjunto la culpabilidad del acusado, y ello
aunque las partes no hubieran solicitado la celebración de vista. El propio Tribunal Constitucional ha precisado

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o matizado el alcance de su doctrina, así en sentencia 170/2002 , de 30 de septiembre , expone que no resulta
de aplicación cuando la condena en segunda instancia, frente a la inicial absolución que se revoca, no se
basa en una nueva valoración de la credibilidad del propio acusado o de la prueba testifical, sino en la distinta
valoración jurídica de un hecho documentado en los autos; la sentencia 113/2005, de 9 de mayo , expone
que no cabe apreciar vulneración del derecho al proceso con todas las garantías, por cuanto la condena en
segunda instancia se ha fundado sobre una diferente calificación jurídica -para lo que ninguna incidencia tiene
la inmediación ni las demás garantías inherentes al juicio oral- y no sobre una diferente ponderación acerca
de la credibilidad de las declaraciones testificales; la 143/2005, de 6 de junio, señala que "la prueba de cargo
que sustenta la condena es la pericial presentada por la acusación... prueba que, dada su naturaleza y la del
delito enjuiciado, sí podía ser valorada sin necesidad de oír a los peritos y reproducir íntegramente el debate
procesal, en cuanto que en el documento escrito de los citados informes están expuestas las razones que
puedan hacer convincentes las conclusiones a las que esos informes llegan"; y la sentencia de 338/2005, de
20 de diciembre , en lo que sería un paso más expone la necesidad de "distinguir entre aquellos supuestos
en los cuales la nueva valoración de la declaración se funda o razona en la existencia de elementos añadidos
o consideraciones adicionales que vienen a sustituir, sobreponiéndose a ella, la labor realizada por el órgano
que enjuició con inmediación, de aquellos otros en los que el órgano de apelación funda su criterio divergente
respecto de la credibilidad de un testigo en el análisis crítico de los motivos o razones que sobre la credibilidad
de este mismo testigo ofrece la resolución judicial impugnada".
Continúa afirmando la referida STC 338/05 , que "..... no cabrá efectuar reproche constitucional alguno cuando
la condena pronunciada en apelación (tanto si el apelado hubiese sido absuelto en la instancia como si la
Sentencia de apelación empeora su situación) no altera el sustrato fáctico sobre el que se asienta la Sentencia
del órgano a quo, o cuando, a pesar de darse tal alteración, ésta no resulta del análisis de medios probatorios
que exijan presenciar su práctica para su valoración o, finalmente, cuando el órgano de apelación se separe
del pronunciamiento fáctico del Juez de instancia por no compartir el proceso deductivo empleado a partir de
hechos base tenidos por acreditados en la Sentencia de instancia y no alterados en la de apelación, pero a
partir de los cuales el órgano ad quem deduce otras conclusiones distintas a las alcanzadas por el órgano de
instancia, pues este proceso deductivo, en la medida en que se basa en reglas de experiencia no dependientes
de la inmediación, es plenamente fiscalizable por los órganos que conocen en vía de recurso sin merma de
garantías constitucionales.
En similar sentido cabe citar las sentencias del mismo tribunal 328/06, de 20 de Noviembre ; 347/06, de 11
de Diciembre ; 43/07, de 26 de Febrero ; 137/07, de 4 de Junio y 196/07, de 11 de Septiembre (SAP Madrid
antes mencionada).
Las consideraciones anteriores, aplicables también para el caso de que se produzca una agravación de la
condena recaída en primera instancia, no pueden impedir que, como se razonará a continuación, se dicte
sentencia condenatoria por delito por esta Sala, aplicando el art. 171.4 CP interesado por el Ministerio Fiscal,
habida cuenta que, de una parte, ha sido oída la defensa del acusado y a este mismo personalmente en la vista
que ha tenido lugar, y, de otra, el relato fáctico que contiene la sentencia apelada ha sido respetado en esta
alzada. Se trata, pues, de una discrepancia de índole jurídica, sin merma alguna del derecho de defensa.
QUINTO .- Partiendo, pues, de los argumentos anteriores, procede, en consecuencia, considerar que los hechos
objeto de acusación son constitutivos de un delito de amenazas leves en el ámbito familiar del art. 171.4 CP .
Asimismo, se estima de aplicación el subtipo atenuado del art. 171.6 CP , conforme al cual el órgano
jurisdiccional, razonándolo en sentencia, podrá imponer la pena inferior en grado en atención a las
circunstancias personales del autor y a las concurrentes en la realización del hecho. De este modo, la Sala
considera aplicable el mencionado subtipo atenuado en atención a que la expresión intimidatoria tuvo lugar
puntualmente con ocasión de una discusión surgida previamente entre la denunciante y la actual pareja del
acusado, conducta que no ha vuelto a repetirse, lo que ha determinado a la denunciante a renunciar a cualquier
acción o indemnización que pudiera corresponderle.
SEXTO .- Del referido delito es responsable en concepto de autor el referido acusado por su participación
material y directa en su ejecución, de acuerdo con los argumentos antes expuestos.
SÉPTIMO .- No concurren circunstancias genéricas modificativas de la responsabilidad penal, debiendo
imponerse la pena en su extensión próxima al mínimo legal, al no existir motivos suficientes para resolver de
otro modo.
Procede, asimismo, la imposición de las penas de prohibición de aproximación y de prohibición de
comunicación que se interesan en base al art. 57.1-3 CP , y, por imperativo legal, la prohibición de la tenencia
y porte de armas (art. 171.4).

7
JURISPRUDENCIA

OCTAVO .- Procede la condena al pago de las costas procesales ( arts. 123 CP y 240 LECrim ).
Las costas de esta alzada deben declararse de oficio.
VISTOS los preceptos citados y demás de general y pertinente aplicación.

FALLAMOS
Que debemos estimar y ESTIMAMOS PARCIALMENTE el recurso de apelación interpuesto por el MINISTERIO
FISCAL, contra la sentencia dictada por el Juzgado de lo Penal nº 3 de Córdoba, en el Juicio Rápido nº 445/14,
de fecha 20/85/15, la cual se REVOCA, y en su lugar ACORDAMOS:
CONDENAR al acusado Erasmo como autor de un delito de AMENAZAS LEVES EN EL ÁMBITO FAMILIAR
ya calificado, sin circunstancias modificativas de la responsabilidad penal, a la pena de VEINTE DÍAS DE
TRABAJOS EN BENEFICIO DE LA COMUNIDAD, que se llevarán a cabo en la forma que determine el Juzgado
de lo Penal.
No obstante, para el caso de que el penado no muestre su consentimiento para el cumplimiento de dicha pena,
se le imponen CUATRO MESES DE PRISIÓN, con la accesoria de inhabilitación especial para el ejercicio del
derecho de sufragio pasivo durante la condena.
En todo caso, se le condena a la privación del derecho a la tenencia y porte de armas por un año; prohibición
de aproximarse a Inmaculada en un radio no inferior a 200 metros, a su lugar de trabajo o a su domicilio, y la
prohibición de comunicarse con ella por cualquier medio, en ambos casos por tiempo de seis meses.
Se condena al referido Erasmo al pago de las costas procesales de primera instancia, y se declaran de oficio
las costas procesales causadas en esta instancia.
Notifíquese esta sentencia a las partes, con indicación de que la misma es firme. Devuélvanse los autos
originales al Juzgado de lo Penal de su procedencia, con certificación de esta resolución, solicitando acuse
de recibo, para su conocimiento y efectos.
Anótese la presente resolución en el Registro Central de Medidas Cautelares y Violencia Doméstica y, en su
caso, en el Registro Central de Penados y Rebeldes.
Así por esta nuestra sentencia, de la que se unirá certificación al rollo de su razón, lo pronunciamos, mandamos
y firmamos.

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