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¿Cuánto daría Ud. para estar en el Cielo?

SERMÓN - Sábado 18.11.2006

El cristianismo está basado en cuánto nos donamos como personas.


Cristo dio todo en nuestro favor, por lo tanto, debemos donarle todo lo que
tenemos.
Jesús se ofreció por completo. Tenía mucho para dar, por eso, no
podría ofrecer menos que Él mismo. ¡Esto es donarse completamente y sin
reservas!
La única persona que no gana mucho es aquella que se da poco. Es
aquella que prácticamente no se compromete con un asunto importante. A
veces reclamamos que el cristianismo no está haciendo mucha diferencia en
la vida; y no es que el cristianismo no funcione, por el contrario, es la propia
persona que no está relacionándose correctamente con el cristianismo.
Si alguien no se ofrece mucho en esta relación, tampoco debe
sorprenderse de no recibir mucho como retorno.
Jesús dice que la religión que tiene valor, es la que también tiene un
costo.

¿Debemos seguir a Cristo por amor o favor?


S. Lucas 14:15

Este es un relato muy próximo de la muerte de Jesús. Había allí una


gran multitud que lo había seguido por más de tres años. La mayoría seguía
a Jesús no por amor a Él, sino, por razones egoístas. Tenían interés en la
comida gratuita, en la sanidad, en la liberación del yugo romano, etc.
Jesús comprende nuestras intenciones al inicio de nuestro encuentro
con Él. A veces, decidimos seguirlo por razones erradas, incluso egoístas.
Es posible que lo hayamos seguido en busca de paz, protección, vida eterna,
etc. Al inicio de nuestra relación, no hay nada de errado en eso, pero
después de un tiempo, si continuamos siguiéndolo por esas motivaciones
egoístas, algo no está bien.
Aquellos que verdaderamente comprenden el Reino de Dios y la
proximidad de Su regreso a esta tierra, son transformados en verdaderos
centros de predicación de la Palabra, y dan mucho de sí mismos en
comparación con todo lo que han hecho antes de su transformación.

¿Cuánto tengo que donar?

En S. Lucas 14:27, leemos: “Y el que no lleva su cruz y viene en pos de


mí, no puede ser mi discípulo”.
En otras palabras, necesitamos negar nuestras inclinaciones dejando
de lado todo egoísmo, disciplinando nuestra vida de tal manera que el Reino

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de Dios sea la tarea diaria más importante con la cual tengamos que
relacionarnos.
Al contemplar diariamente la cruz de Jesús nos sentiremos
involucrados con ella, y el Espíritu Santo impresionará nuestro corazón a
participar de la Misión y con aquello que podemos ofrecer.
Por lo tanto, necesitamos un poco más de disciplina para nuestra vida
espiritual, poniendo las prioridades en primer lugar. El asunto es que
cuando pensamos en disciplina, luego pensamos en obediencia; pensamos
que ser salvos significa obedecer. Esto no funciona porque somos salvos por
la gracia y no por la obediencia.
La disciplina es importante porque hace que miremos las necesidades
de manera diferente. Nos alimentaremos con otras cosas, iremos a lugares
diferentes, en fin, obtendremos un nuevo estilo de vida espiritual.
Algunas personas dicen: “No se preocupen, vivan tranquilamente. Lo
único que necesitan es amar a Jesús, y todo el resto será un excelente
resultado” – esto tampoco funciona, pues necesitamos disciplina para
relacionarnos con Jesús; la perfecta relación con Él nos lleva a la obediencia
por amor, no por temor.

¡Relación involucra Desafíos!

El Instituto Nacional de Salud Mental de los EUA, realizó una amplia y


significativa investigación a la que dieron el nombre de: “Jardín del Edén de
Ratones”.
Construyeron un lugar perfectamente adecuado para satisfacer todas
las necesidades específicas de los ratones. El local fue idealizado para
abrigar confortablemente 4.000 de estos roedores.
En ese amplio local inicialmente fueron colocadas 4 parejas de ratones.
Había mucha comida, mucha diversión y espacio, en fin, todo cuanto
necesitaban para una vida feliz. Los ratones duplicaban la población cada
55 días, y cuando alcanzaron el número de 620, los investigadores
descubrieron que algo errado estaba sucediendo en ellos. Comenzaron a
devorarse. Los más viejos se mostraban totalmente desmotivados. La
reproducción disminuyó. Finalmente cuando la población llegó a 2.200
roedores, la reproducción cesó completamente.
Los investigadores llegaron a la siguiente conclusión: “Cuando no
tenemos desafíos en la vida, no desarrollamos interés para continuar
viviendo”.
Por eso Cristo nos ofrece desafíos, porque sin ellos, nos involucramos
en cosas sin valor y nos convertimos en seres egoístas sin deseos de vivir.
La religión que no tiene cruz, ni desafíos, se transforma en una rutina
insípida, monótona, y en poco tiempo pierde el sabor.

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El Cristianismo es el Centro de la Vida

A pesar de todas las actividades en que nos envolvemos diariamente,


entre ellas la vida profesional, la vida familiar, espiritual, etc., el cristianismo
debe ser tratado como algo diferente. No puede ser visto solamente como un
interés más entre otros muchos que tenemos. ¡El cristianismo no es una
actividad de nuestra vida, sino el mismo centro de ella!
Ejemplo: Si por alguna razón perdemos una pierna, ciertamente
tendremos mucho dolor y sentiremos su falta; pero con un corazón fuerte,
viviremos mucho tiempo y lograremos hacer muchas cosas. A la inversa, si
nuestro corazón tuviese el problema, las mejores piernas del mundo no nos
ayudarán mucho.
El trabajo, las relaciones sociales, y otras actividades, son importantes
en la vida. Si perdemos cualquiera de ellos, seguramente sufriremos
bastante; sin embargo, una buena experiencia cristiana nos mantendrá
firmes y confiados a pesar de la prueba. Por otro lado, si descuidamos y
perdemos la experiencia que debiéramos tener con Cristo, no habrá nada en
este mundo que nos ayude.

El Cristianismo no cuesta solamente todo lo que tenemos, sino,


todo lo que amamos.

Dice Jesús: “Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo


que posee, no puede ser mi discípulo”. S. Lucas 14:33.
“Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer e
hijos, y hermanos y hermanas, y aún también su propia vida, no puede ser mi
discípulo”. S. Lucas 14: 26.

A veces imaginamos que para convertirnos en discípulos de Jesús,


necesitamos desistir de las cosas malas. Esto es verdad, pero Jesús va un
poco más allá, diciéndonos claramente que necesitamos también desistir de
cosas buenas, y ¿qué más bueno puede haber que nuestra propia familia?
Jesús quiere decir que todo en este mundo debe ser sometido al amor
a Él, y si existe alguna cosa que sea más importante para mí que mi relación
con Cristo, ciertamente, no podré decir de corazón que estoy viviendo una
vida cristiana.
El punto central de Jesús en su declaración es simple y directo: “Todo
lo que usted ama debe ser sometido a su amor por Él”.
Por eso decimos que el cristianismo tiene un precio. Jesús debe ser el
centro. Cuando esto suceda, todas las motivaciones y compromisos tendrán
una dirección – alcanzar a las personas para el Reino de los cielos, pues esta
es también Su meta.

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¿Estaremos solos?

“Así dio Cristo su mandato a sus discípulos. Proveyó ampliamente


para la prosecución de la obra y tomó sobre sí la responsabilidad de su éxito.
Mientras ellos obedeciesen su palabra y trabajasen en relación con él, no
podrían fracasar. Id a todas las naciones, les ordenó. Id hasta las partes
más lejanas del globo habitable, pero sabed que mi presencia estará allí.
Trabajad con fe y confianza, porque nunca llegará el momento en que yo os
abandone”. DTG, pág. 761.
Jesús es así. Él pide nuestro sacrificio, pide todo de nosotros; pero,
promete que dará un retorno mucho mejor que todo lo que le hemos ofrecido.

Conclusión

Al decidir llevar las nuevas del evangelio hasta los confines de la tierra,
puede contar también con las bendiciones y la dotación del poder del
Espíritu Santo que Cristo prometió un día para usted y para mí.

“El Evangelio no ha de ser presentado como una teoría sin vida, sino
como una fuerza viva para cambiar la vida”. DTG, pág. 766.

En este sábado, al abrir nuestro corazón y participar con una ofrenda


especial para el Ministerio de Misión Global, pensemos sobre cuánto Jesús
hizo por nosotros, y en cuánto de nuestro corazón debemos ofrecerle como
una ofrenda generosa.

Pr. Urias P. Chagas


Misión Global
División Sudamericana de la IASD

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