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El teatro griego nació en el Ática a partir de las danzas y cantos de los siglos V y VI
a.c., que se celebraban en primavera durante las fiestas en honor al Dios Dioniso,
denominadas “Grandes Dionisíacas”. Estas fiestas comenzaban con una procesión en la que
la estatua del Dios Dioniso era paseada sobre un barco acompañado por flautistas y
músicos.
Las danzas de culto más antiguas a este dios son ejecutados de tal forma que se
bailaba en torno al timele, es decir, el altar colocado en el centro y donde se pondría la
estatua de adoración divina. En los tiempos del origen del teatro griego, el público acudía a
participar en el espectáculo con coronas de vegetales sobre la cabeza, y bailaban hasta
entrar en un estado de trance colectivo. La reproducción del baile y este trance colectivo
serviría para liberarse de uno mismo y del furor, a modo de exorcismo. En ciertas
ocasiones, estos rituales finalizarían con la ingesta de un animal crudo en el que suplicaban
a Dionisios que descendiera para que al comerlo les poseyera.
El filósofo Platón añade además que este ditirambo, ese origen del teatro griego, iría
especialmente dedicado al dios Dionisos. Los griegos personificaban en él todas las fuerzas
misteriosas de la Naturaleza a las que no sabían darle otra explicación. En el Ática, una de
las regiones periféricas al sur de la Península del Peloponeso, donde se encuentra Atenas, se
celebraban fiestas dedicadas a Dionisios, las fiestas dionisiacas, tres veces al año: a finales
de marzo, en enero, y a finales de diciembre.
Las grandes dionisiacas, que así se conocían a las fiestas celebradas en marzo,
duraban seis días, y en ellas se celebraban tres concursos dramáticos a los que podían
presentarse los grandes dramaturgos. En enero nos encontramos con las dionisiacas leneas,
unas fiestas exclusivamente destinadas a los ciudadanos atenienses. A diferencia de las de
marzo, estas dionisiacas no contaban con concursos dramáticos, y solo duraban cuatro días.
Finalmente, nos encontramos con las dionisiacas rurales, celebradas a finales de diciembre
en los poblados griegos, de los cuales solo los más importantes contaban con concursos de
ditirambo.
Bibliografía
OLIVA, C. (1992): Historia básica del arte escénico. Ed. Cátedra, Madrid.