Professional Documents
Culture Documents
Siglo VIII-X.- Entre el siglo VIII y el X surgen los primeros focos de resistencia cristiana a
la dominación musulmana. Estos focos se formaron sobre las dos cordilleras
septentrionales: el reino astur-leonés en la Cantábrica y los núcleos de Pamplona-Navarra,
Aragón y Cataluña en los Pirineos. En un principio estos núcleos cristianos se limitan a una
política de supervivencia frente a la potencia militar de Córdoba.
El reino astur-leonés fue el más importante hasta el s. X, por su extensión, su fuerza
económica y su estructura política. En un primer momento debemos hacer mención,
por su carácter simbólico, a su primer rey, Pelayo y a la acción de Covadonga. A
continuación hemos de destacar a sus principales monarcas: Alfonso II quien estructuró
definitivamente el Estado asturiano sobre una ideología político-religiosa
(descubrimiento de la tumba de Santiago que se convertirá en un símbolo de
resistencia) y Alfonso III quien consolidó este Estado con la fijación de la frontera
definitiva en el curso del Duero y la ocupación de las tierras de su orilla derecha. León
se convierte en la capital del nuevo reino. Por otro lado, la monarquía asturiana
comenzó a desarrollar la idea “legitimista”, según la cual la monarquía astur-leonesa
era la heredera de la visigoda por lo que se refiere a la unidad de España; así Alfonso II
restableció la vigencia del Liber Iudiciorum. No obstante, hacia el s. IX aparece el
principal problema de este reino: los deseos independentistas de los condes de
Castilla. De esta manera, hacia 960 Castilla logra establecerse como condado
independiente hereditario en la figura del Conde Fernán González.
Los primeros núcleos de resistencia establecidos en los valles pirenaicos compartían
los mismos problemas, a saber: la lucha por mantener su independencia frente al
imperio carolingio, que deseaba extender su zona de influencia hasta el valle del Ebro,
la persistente fuerza de los musulmanes establecidos sólidamente en el valle del Ebro,
su propia debilidad debida a la escasa densidad demográfica.
En el núcleo de Pamplona, la familia Arista con el apoyo de los vascones
expulsaron a los francos en el s. IX y comenzaron a buscar la alianza con el reino
astur-leonés. Éstos lograron establecer una nueva dinastía en la persona de
Sancho García I.
El núcleo de Aragón osciló entre la influencia franca, el dominio musulmán y la
expansión del reino de Navarra.
1
Condados catalanes: a fines del s. VIII los francos denominaron Marca Hispánica al
área de los Pirineos orientales, organizados en varios condados independientes
cuyos condes eran nombrados por la monarquía franca. Entre ellos lentamente se
consolidó el grupo de Barcelona-Gerona-Vic con el conde Vifredo a su frente. A
medida que el poder carolingio se descomponía fueron aumentando los deseos
independentistas de estos condados. Así, en el s. X el conde Borrell II consiguió la
independencia definitiva.
Siglo XI.-Entre los reinos cristianos Navarra desempeño el papel más importante. Durante
el reinado de Sancho III el Mayor Navarra se anexionó Castilla y ocupo parte de los
condados de Aragón. A su muerte dividió su reino entre sus hijos: García Sánchez III
recibe Navarra, Fernando I recibió Castilla y posteriormente absorbió a León formándose
el reino de Castilla y León y Ramiro I que recibe el condado de Aragón que se transforma
en reino. Estos dos últimos se convertirán en los centros más importantes de la
reconquista: así Alfonso VI, rey de Castilla y León, conquistó Toledo (1085), de gran valor
estratégico y simbólico; por su parte los reyes de Aragón se extienden hasta el valle medio
del Ebro.
Siglo XII.-Durante este periodo de produce la aparición de un estado nuevo: Portugal,
nacido de un condado de Castilla-León; la unión de Cataluña y Aragón por el matrimonio
del conde de Barcelona con una princesa aragonesa formándose la Corona de Aragón; la
situación de bloqueo en que quedó Navarra entre Castilla y Aragón que quedó aislado de
la reconquista al quedarse sin fronteras con Al-Andalus; y, por último, la firma entre los dos
grandes poderes cristianos Castilla y León y Aragón para delimitar los territorios que
correspondían a cada uno en las futuras conquistas, destacando el tratado de Cazola
donde se concretó la frontera entre Aragón y Castilla y el de Coimbra para delimitar la
frontera entre Portugal y Castilla.
Siglo XIII.-Se inicia el siglo con la rotunda victoria de una coalición de tropas cristianas,
donde participaban Castilla, Aragón, Navarra y cruzados extranjeros, sobre los almohades
en las Navas de Tolosa en 1212 y que dejó despejado el camino hacia el valle del
Guadalquivir. En este siglo Portugal terminó su reconquista con la incorporación del
Algarve. Por su parte Jaime I rey de Aragón se anexionó Mallorca y conquistó el reino de
Valencia. Por último, el rey castellano Fernando III incorporó Extremadura y el valle del
Guadalquivir; su sucesor Alfonso X culminó la conquista de Andalucía y de Murcia. Sólo
quedó como reducto musulmán el reino de Granada que se convirtió en vasallo de Castilla
y que no será conquistado hasta la época de los Reyes Católicos.
Siglo XIV.- Únicamente cabe destacar el rechazo castellano en la batalla del río Salado a
la invasión africana de los benimerines.
En definitiva, durante este proceso reconquistador se produce la estructuración casi
definitiva de las fronteras de cada uno de los reinos cristianos, que adquieren su propia
personalidad y que será el origen de las diversas nacionalidades existentes en el actual
Estado español.
3
4ª.-Nobilaria (s. XIII), aunque también intervienen en menor medida las Ordenes
Militares. Se repuebla Andalucía, Extremadura, Murcia y una parte de Valencia. Continúa el
sistema de los grandes latifundios, surgiendo las grandes posesiones nobiliarias tanto laicas
como eclesiásticas. Las nuevas tierras conquistadas se dividían en donadíos (repartimientos),
cuyo tamaño y valor estaban en función del rango social de quien los recibía. La estructura de
la propiedad fue similar a la fase anterior. En la tercera y cuarta fase aparecen las relaciones
de dependencia personal (vasallaje) típicas del modelo social feudal. La sociedad feudal
estaba estructurada en dos estamentos fundamentales: los privilegiados: nobleza laica y
eclesiástica y los no privilegiados: campesinado y artesanos (burgueses). Estos estamentos u
órdenes tenían cada uno su propio estatuto jurídico.
En definitiva, con la repoblación se establecen las bases de la estructura de la
propiedad de la tierra que ha predominado en España hasta nuestros días. Asimismo, desde
el punto de vista socioeconómico resulta fundamental el triunfo del sistema feudal como modo
de producción y como modelo de estructuras jurídico-políticas (vasallaje) y la reaparición de la
ciudad como centro industrial-comercial.
Por otro lado, la agricultura junto con la ganadería fueron las bases de la economía
feudal hispana. La agricultura era la propia de una economía de subsistencia. La ganadería
desempeñaba un papel complementario. Sin embargo, en Castilla la ganadería adquirió un
gran desarrollo, pudiendo hablar de una economía ganadera. El aumento y mejora de la
cabaña lanar (merinas) y la imposibilidad de aumentar los pastizales fomentó la trashumancia.
La monarquía empezó a conceder privilegios de paso (cañadas) y de pasto. El primer aspecto
(privilegio de paso) ocasionó enfrentamientos con los campesinos-agricultores, que acabaron
arrinconados; el segundo (privilegio de pasto) provocó enfrentamientos entre los propios
ganaderos que empezaron a organizarse en mestas locales. A finales del s. XIII, Alfonso X
aceptó la creación del HONRADO CONCEJO DE LA MESTA (1273), con las siguientes
funciones: establecer una reglamentación de itinerarios, de derechos y usos de tierra de
pasto, de vigilancia de los enormes rebaños, etc. Este sistema de explotación ganadero dotó a
Castilla de la suficiente riqueza para tomar la iniciativa política en toda la Península en el siglo
XIV y XV.