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REVISTA DE HISTORIA
AÑO VIII- NUMERO 15- FINES DE 1998

40 Historia Universal - Materias Comunes


Obligatorio
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33 Copias
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Material disponible en los Servicios del CECSo
www.serviciosdelcecso.blogspot.com / sercecso@fcs.edu.uy Historiografía, Dossier: el cine como fuente y reflexión
Tra bajo y
Cantina & Cafetería: 2410 6720 (220)
Fotocopiadora: 2410 6720 (208 / 218) Ciuda dan ía en listo'rica. Entrevistas a Marc Ferro y
Por trabajos: pedidosercecso@gmail.com Brasil
Robert Rosenstone. Eley y'Gr'os. smann
Las Sociedades de
Amigos del País y sobre "La Lista de Schindler.
sus negocios
Dossier
Historia y Cine

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El cine corno fuente y reflexión para la
investigación y la enseñanza de la historia

a relación entre la historia y el cine no resulta sorprendente en la actuali-

L dad. Sin embargo, eso no ha significado aún, al menos en nuestro país, un


movimiento sistemático para analizar las películas como documentos his-
tóricos. Con algunas excepciones sigue funcionando el diagnóstico que hace
alrededor de 15 arios realizara Marc Ferro: "Las fuentes que utiliza el historia-
dor consagrado forman en estos años una estructura cuidadosamente jerárqui-
ca como la sociedad a la que está dirigida la obra. Al igual que esa sociedad, los
documentos se dividen en categorías entre las que se distinguen sin dificultad
a los privilegiados, los plebeyos, los marginados, los parias...". Quienes hace-
mos Entrepasados hemos estimulado la difusión (y el uso) de estos documen-
tos parias. En los dos números del año 1995 se incluyeron artículos destinados
a analizar la situación de los archivos fílmicos en el país y a las potencialidades
que este tipo de documentos tienen para el historiador. En esta oportunidad
presentamos a nuestros lectores las entrevistas realizadas por Mario Ranalletti
a dos prestigiosos investigadores donde se focaliza sobre la importancia de la
imagen fílmica para la enseñanza de la historia. El artículo de Eley y Gros-
smann, en cambio, da cuenta de las potencialidades del cine para la investiga-
ción y la revisión de las narraciones históricas. En este caso, la luz se concentra
en explorar los debates y las formas de la representación historiográfica alrede-
dor del nazismo.

lok
Entrevista a Marc Ferro
Mario Ranalletti

gue enseñando historia, trabaja intensamente con soportes electró-


Groupe de Recherches
nicos y dirige, junto a Annie Goldman, el
Su aporte central a la historiografía ha sido
Cinéma et Histoire.
considerar al cine como agente y recurso de la historia, analizando
acido en 1924, Marc Ferro ha desarrollado una carrera acadé- tanto arte; hoy, su interés
la imagen fílmica en tanto discurso y eny la historia se ubica en tor-
N mica y mediática apasionante. Se inició como docente en
1946 y hasta 1960, su principal actividad será la enseñanza
en el Liceo; también fue Profesor en Oran entre 1948-1950, en ple-
no auge independentista. Los puntos de intersección culturales y
primordial en las relaciones entre el cine
no al problema derivado de la existencia de una
pasado,
versión fílmica del
tomándola como una escritura de la historia más. En su úl-
Ferro indaga si
académicos serán una constante en la vida de Ferro. En Africa expe- timo libro Las sociedades enfermas de progreso, y epidemias
existe una relación entre la reaparición de enfermedades
rimentaría la cuestión de la otredad, en su doble condición de docen- que se creían superadas hacia 1960 y este fin de siglo; sostiene que
te y partidario de una salida negociada para la crisis africana. For- las enfermedades individuales reemplazan como expresiones del
mado en la histoire événementielle bajo la dirección de Fierre Re- descontento a otras formas de manifestar el rechazo a la organiza-
nouvin, a pesar de este background, fue convocado por Ferrzand ción del trabajo o del tiempo libre.
Braudel para ocupar un puesto en la Secretaría de Redacción de An-
nales, reemplazando a Robert Mandrou; hasta ese momento, Ferro
sólo había publicado un artículo en una revista que puede conside-
rarse bastante diferente a la fundada por Bloch y Febvre: La Revue
Historique. La relación con Braudel sería central en la formación de nes que había encontrado en los archi-
Ferro: la búsqueda de nuevas herramientas y nuevos temas en la ta- — ¿Cómo surgió su interés en la relaciones vos, es decir, un novedoso y concreto
rea de narrar el pasado es una cuestión que los vincula estrechamen- entre la historia y el cine? problema historiográfico. Puedo
te'. A mediados de la década del '60, influenciado por Braudel, Ro- — Hacia 1964, se me encargó un traba- ejemplificado de este modo: quedé
jo como consejero histórico de una muy impresionado con pequeños he-
land Barthes y Christian lvfetz, Ferro se enfrenta a un inexplorado
película sobre la Gran Guerra. El ci- chos, de los cuales tuve noticia sobre
reservorio de informaciones, de enorme potencial para el especialis- neasta a cargo era Frédéric Rossif. Al
ta en historia contemporánea: el cine. En 1964 realiza su primer tra- su existencia a partir de mi investiga-
poco tiempo de iniciada mi colabora- ción en archivos fílmicos para lo que
bajo que, con el tiempo, lo convertirá en un média star. Ferro obtie- ción en el film, se suscitó un conflicto En pri-
ne una inicial victoria con la inclusión de un trabajo suyo en uno de sería luego La Grande Guerre.
entre Rossif y la producción de la pelí- mer lugar me impresionó mucho la vi-
los libros fundacionales de la nueva historia: El film, ¿un contraa- cula, a raíz del cual se me pidió que me sión de un grupo de soldados france-
nálisis de la sociedad? aparece en la compilación de Jacques Le hiciera cargo del guión del film. De es- ses de franco llegando a un pequeña
Goffy Fierre Nora, Hacer la Historia (1974), reproduciendo una in- te problema nació mi primera pelícu- ciudad, a quienes esperaban sus espo-
tervención suya en Annales del ario anterior. Adopta como tema la, que fue un trabajo de montaje. Esta sas y amigos; el fondo de la escena
principal el mundo ruso y soviético, aunque también sigue escribien- tarea me deparó una serie de hallazgos siempre era ocupado por una fiesta.
do sobre cine y otros tópicos, como las descolonizaciones, los proble- muy interesantes: pude constatar que Puede apreciarse en estas imágenes,
mas epistemológicos de la disciplina y la historia de la salud. Hoy si- las imágenes portaban otras informa- sobre todo en los ojos de los soldados,
ciones y otra visión de la guerra, dife- la desazón, la furia, el odio, ante este
rente de la que yo tenía a partir de los clima festivo: para los soldados que re-
libros que había leído. Aquí surgió pa- tornaban del frente era ésta una situa-
ra mí una contradicción entre lo que ción incomprensible. L2 gente los acla-
* La entrevista se realizó en Buenos Aires en noviembre de 1997 y fue posible gracias a la colabora- sabía ya como historiador y las imáge-
ción de Carolina M. Fernández, Ricardo Manetti y Raúl Carioli.
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maba como héroes —de ningún modo Entre los films de ficción, me inte-
Corno víctimas de la guerra—, como los resé muy especiaimenté por el cine ru-
salvadores de Francia, pero ellos veían so —país sobre el cual soy especialista—
que todos estaban divirtiéndose. Esta donde encontraba notables diferen-
escena dura 20 segundos. Así, viendo cias con los textos de Trotski, de Le-
esas breves secuencias, comprendí que nin, de Stalin: había en las imágenes
el verdadero conflicto de la guerra no otra historia.
era entre franceses y alemanes, sino las flores en Japón, que podríamos de- ce 20 años, se interesaron como espec-
entre los combatientes y los no com- — Usted también realizó una experiencia cir constituye una cultura floral, ine- tadores, no como docentes, sobre todo
batientes; en ese enfrentamiento se como cineasta sobre la historia soviética xistente en nuestro espectro cultural porque con el film ellos no debían ha-
encuentra una de las claves del surgi- con "Lenin por Lenin". occidental; o también, tengo un estu- blar, no tenían nada que decir, pues
miento del fascismo en Francia. Estos — Sí, hace ya tiempo. Es un buen film, diante que estudió la sexualidad en el era el film el que hablaba por ellos a la
hechos no aparecían nunca en los li- interesante, ¿no le parece? cine africano y muestra en su trabajo clase. En esta situación, el profesor se
bros y en el curso de mis investigacio- las diferencias notables con lo que sustrae de su rol de pedagogo y docen-
nes en archivos fílmicos por todo el —Así es; creo que no hay otro igual. muestra el cine europeo. Si no conoz- te: el film se convierte en el docente.
mundo encontré numerosas escenas — Entonces, me dediqué a estudiar a co la cultura local, no veo el cine como En general, se limitaban a controlar
de este tipo, sobre todo hacia el fin de fondo el cine de ficción ruso, compa- un analista, sino como un espectador. los aspectos técnicos del proceso de
la guerra, en 1918. rando siempre con la información que proyección, a colocar la pantalla... ¡era
En segundo lugar, descubrí grandes traían los textos. Después desarrollé —¿Su libro "La Gran Guerra", es anteriGr ridículo!, ¿no le parece? Luego se sen-
novedades sobre el tema de la cons- un estudio más sistemático: esto no es a la película? taban a mirar, acotando sólo algunos
ciencia alemana de la derrota en 1918. posible si no se conoce muy bien el —Es el resultado del film. Fue para mí cosas sobre la música o algún detalle
Las imágenes me mostraban que los país donde se hacen los films. Tome- bastante embarazoso escribir este li- menor. El resultado es que, para res-
alemanes tardaron casi ocho días en mos como ejemplo el cine japonés; bro, pues el trabajo más importante so- ponder a su pregunta, que los profeso-
enterarse que habían perdido la con- hay códigos y prácticas propios de la bre la Gran Guerra era el de mi profesor res acepten la utilización del film en
tienda. El conocimiento de la situa- vida japonesa y, como no soy especia- Pierre Renouvin, con quien hice mi historia fue una tarea bastante difícil
ción desata la furia de muchos alema- lista sobre Japón, no puedo compren- Doctorado. Yo no podía hacer el film o en Francia; somos muy pocos los que
nes contra el gobierno y contra los so- der todo lo que estoy viendo. Dentro mi libro sin destruir el trabajo de mi nos hemos dedicado plenamente a
cialistas, a quienes acusaban de trai- de estos límites, me concentré en el ci- maestro; era una situación sumamente ello: Pierre Sorlin, mis alumnos, yo
ción. Un tipo de violencia particular, ne ruso, francés, norteamericano, ita- desagradable. La Gran Guerra es algo mismo. Un dato significativo sobre es-
que denominaría de la desilusión, pue- liano y alemán, es decir, aquellos cines bien distinto de los trabajos tradicio- ta cuestión es que mis alumnos nunca
de apreciarse en las imágenes que en- en los cuales yo conocía la cultura de nales. Yo le dije esto a Renouvin, y él son elegidos como profesores en His-
contré, pues los alemanes ahora sa- los países en cuestión. En los estudios me pidió hacer el prefacio del libro. toria, sino en Comunicación, Cine,
bían que habían perdido la guerra. Al sobre cine e historia creo que es funda- Allí explicaba los errores que cometí y Artes, etc.; en Historia hay solamente
encontrarme frente a hechos como es- mental el conocimiento que se tiene decía "esto no es cierto", pero en fin... uno. Esto es así porque hay una gran
tos, comparando la información que sobre la cultura y el contexto del país; resistencia de parte del cuerpo docen-
me suministraban con mis estudios yo nunca me dedicaría al cine japonés, —¿Cómo se desarrolla la investigación so- te hacia la imagen en movimiento en
previos, pensé que las imágenes apor- o al africano, o al iraní, porque sería bre cine e historia en Francia en la actua- general; los profesores alegan que no
taban otra información, más allá del necesario que fuera un erudito sobre lidad? tienen las herramientas y los conoci-
discurso oficial. Así comencé a estu- Africa o Japón para poder comprender —Está poco desarrollada, por las gran- mientos necesarios para presentar los
diar las imágenes de los informativos ciertos gestos propios de esos espacios des resistencias que mostraron los pro- films. Hay muchas dificultades. Yo hi-
en primer lugar, para después dedicar- sociales. Veamos un ejemplo sobre es- fesores sobre la utilización del cine en ce films para la Universidad en 1970,
me a los films de ficción. to: fíjese en el particular significado de historia. Hoy, creo que hay menos es decir hace 27 años, la gente los co-
oposición debido a la difusión del CD- noce bien, pero no puedo decir que es-
ROM. Los profesores utilizan mucho to sea una "victoria institucional" de
el CD-ROM; incluso yo hice uno el los estudios sobre cine e historia, sino
año pasado sobre la Segunda Guerra más bien un triunfo personal, nada
Mundial y lo mostré en muchas ciuda- más. Teniendo en cuenta la tendencia
des de Francia. Hay muchos profeso- a reemplazar el trabajo docente por la
res que, cuando mostré mis films 2 ha- proyección, hice films de sólo un mi-

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nuto, porque así el profesor debe ha- sobre la Guerra, de ficción, etc.., pelo -
blar obligatoriamente; con una hora sólo diez minutos y paraba la proyec-
de película no es necesario que hable a ción. A partir de ese momento, expli-
caba, comentaba, enseñaba, todo lo
la clase...
que sabía, y los estudiantes me decían:
"listo, ya comprendimos, volvamos al
— ¿Qué autores, revistas e instituciones
destaca en relación al desarrollo de los es- film". Pero desde hace unos tres años,
se esta dando la situación inversa: los — Así es; y siempre la proyección debe te, como soy historiador, este docu-
tudios sobre cine e historia? mento es diferente de otros documen-
estudiantes me piden más explicación estar al comienzo de la clase. Nunca al
—Pierre Sorlin, Daniel Dayan, en Esta- tos, como Rosenstone mismo puntua-
dos Unidos Robert Rosenstone es el y menos proyección. Por esto he deci- final, para aprovechar la ambienta-
dido hacer films de un minuto, ya que ción que provoca el film, y porque pre- liza; pero éste no es su problema. No es
mejor. En Francia hay muy buenos li- el cine como documento su cuestión,
bros, por ejemplo el de Béatrice Fleury- así puedo hablar una hora. En el cine dispone bien a la clase.
de ficción es muy difícil encontrar ex- sino sobre todo el aspecto cultural de
Villate sobre el cine alemán, el de Jean la obra cinematográfica. Este es un
Pierre Bertin-Maghit sobre el cine de tractos tan cortos, es decir, de dos a — Y, en general, los alumnos tienen más
cuatro minutos, y adecuados, pero familiaridad con las imágenes que con los aporte novedoso de su parte.
Vichy y la Ocupación 3 .
siempre es posible encontrarlos. Por libros
ejemplo, hace unos años, realicé una — Por supuesto. Si Usted pone las imá- —¿Qué diferencias encuentra entre la mi-
—¿Cómo cree Usted que puede evitarse rada norteamericana y la europea sobre
transformar la clase de historia en una historia de la medicina y de la salud, genes al principio, ellos irán luego a
en ocho horas para televisión. En esta buscar las lecturas complementarias; las relaciones entre cine e historia?
función de cine cuando se utiliza una pe- —La diferencia que encuentro reside
lícula como recurso en la enseñanza de la historia puse fragmentos de films de con la proyección al final, es difícil
ficción, de muy buenos films france- que lean. Esta es mi experiencia al res- en que la mirada norteamericana es
historia? ¿Qué técnicas considera más prisionera de la lingüística y que cons-
adecuadas para evitar esta situación? ses, rusos y norteamericanos; pero, co- pecto.
mo los derechos de reproducción de truye así un análisis que pierde su sen-
— ¡Oh, sí!, ¡es una catástrofe! Como ya tido político e histórico. Hay análisis
les dije, hice un film de dos horas, La estas imágenes eran muy caros, la pro- — ¿Qué opinión le merece la obra de Ro-
ducción me obligó a colocar en mi his- bert A. Rosenstone? muy bien hechos técnicamente ha-
Gran Guerra, pero éste no era para la blando, herederos de Christian Metz
clase, sino para el cine y para la televi- toria de la medicina sólo dos minutos. — La mejor, como ya les anticipé. Pien-
Me tuve que esforzar mucho para en- so que ha aportado una nueva mirada sobre todo, pero es una visión que no
sión. Luego, hice films de una hora, trasciende la lógica interna del film:
como Lénine par Lénine y de quince mi- contrar buenos pasajes tan cortos. Du- sobre las relaciones entre la historia
rante esta experiencia comprobé que como disciplina universitaria y el ci- no sale del film hacia la sociedad. Es
nutos como Algérie 1954, éste último mucho más "científica" que la que ha-
destinado a las clases de historia. Aho- es posible utilizar esta técnica que les ne, en los últimos diez años. He leído
menciono, incluso a partir del cine de sus artículos y me encontré con él en go con mis alumnos cuando analizo
ra, hago films de un minuto, porque las imágenes. Pero tratan el cine como
hubo un gran cambio desde la época ficción. Estados Unidos dos veces. Rosensto-
Creo que se necesita que cada Uni- ne ha elaborado nuevas ideas sobre el un objeto que no tiene conexiones
de los films que les mencioné antes, en con la sociedad y con la historia. Pues
la mentalidad de los profesores, de los versidad tenga una suerte de "partes cine en relación con el trabajo del
escogidas" de buenos films de distin- historiador. Su tesis central es que los bien, yo utilizo también la lingüística,
alumnos, de todo el mundo; hoy exis- conocí bien a Christian Metz —y fui su
te una saturación de imágenes: hay tos orígenes, para que los profesores textos escritos no tienen más valor
los tengan a su disposición y pasen en heurístico o epistemológico que las amigo— pero salgo y entro del film hacia
imágenes por y para todo, y la gente la sociedad; esta es las gran diferencia
esta fatigada. Pude palpar este fenó- sus clases las partes estratégicas para imágenes para el investigador del pa-
los temas que están tratando. sado; es el único especialista que me con los norteamericanos.
meno en la École Polytechnique en
donde trabajo. Hace 20 años, yo fui el ha aportado enfoques y temas reno-
— Es decir, cortar la proyección y trabajar vadores sobre las relaciones entre el —¿Concuerda Usted con la formulación
primero en pasar cine en la clase; tra- de Rosenstone "invención falsa/invenciór.
bajaba con films sobre la Revolución, con la clase cine y la historia.
verdadera?
— ¿Hay diferencias entre su mirada y la de —Estoy de acuerdo con ella. Por ejem-
Rosenstone sobre cine e historia? plo Potemkin es una invención falsa y
— Rosenstone no parte de la misma hi- verdadera a la vez. El artículo que es
pótesis, ni de las mismas preguntas. cribí sobre El acorazado Potemkin con-
Yo comencé por ver el cine como un tiene planteos que me acercan muchc
documento de historia. Por consiguien- a Rosenstone 4 .

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- En general, el cine histórico se aleja bas- uso del cine, pero, sobre todo no ha-
tante de la historiografía, del trabajo que bía dinero para el proyector de 16
realiza la mayor parte de los historiadores mm. Estos films son bien conocidos
¿cómo le parece a Ud. que podrían acer- en Francia y fueron proyectados tam-
carse? bién en televisión. En este medio yo
- El historiador es atacado por dos ra- hice un programa durante ocho años,
zones: primero, por su problema de llamado Historia paralela, que tuvo
identidad. Por otra parte, el tiempo un gran suceso en Francia y en el ex-
pasa y la revisión de la historia hace terior. La idea del programa era pre- nía proyecciones de 35 minutos y de
que no veamos los hechos de la misma sentar informativos de dos países en gramas que hicimos estuvieron dedi-
15 a 20 minutos de discusión, análisis
manera que hace veinte años. Pues, paralelo, es decir, imágenes que tra- y diálogo; en De la actualidad a la histo- cados a las minas antifSersonales y a la
los historiadores se autodestruyen, la ten el mismo suceso. Por ejemplo, to- ria, tenemos sólo 5 ó 6 minutos de explotación del trabajo infantil •
ciencia historiográfica se condena ella memos el ejemplo de la emisión so- imágenes. Ahora convoco a más per-
misma. Un nuevo film, o una novela, bre Praga y el golpe de 1948. Mostré sonas por cada tema; los últimos pro-
permanecen. Fíjense en Shakespeare, los noticieros checoslovacos, los so- Traducción: Carolina M. Fernández
por ejemplo. Cada historiador que des- viéticos y los norteamericanos de la
cubre un archivo nuevo, o un hecho misma semana; invité a un testigo
desconocido, destruye a los preceden- presencial de los hechos de Praga pa-
tes. El film puede destruir las obras de ra la emisión del programa, Paye! Ti-
historia, como también la novela pue- grit, que era ministro en el '48 y dejó
de hacerlo. El drama de los historiado- el gobierno checo ese año. Esta es, bá-
res es que su obra muere hoy muy rápi- sicamente, la estructura del progra-
damente: aparece una gran novela o ma; todas las semanas, nuestro pro-
un film y los libros de historia son con- grama propone una historia paralela
finados a la discusión académica. para analizar el devenir de un país en
los últimos 50 años. Hace poco, dedi-
- ¿Para finalizar, puede hablarnos sobre qué el programa a Evita y el invitado
su trabajo como cineasta para Pathé y so- fue Tomás Eloy Martínez. En esa emi-
bre su presencia en la televisión francesa? sión utilicé noticieros argentinos, ita-
- Para Pathé, la idea fue hacer films lianos, españoles, franceses, las imá-
para las Universidades. Dentro de ese genes de la visita de Evita Perón a Eu-
proyecto, sostenía que un film breve ropa, y las imágenes de su funeral. El
era mejor que un largometraje; esto programa me demanda un gran tra-
iba un poco a contra corriente de la bajo cada semana.
mediatización de los cineastas que Ahora estoy haciendo otro progra-
decían: "trabajé diez años, tengo kiló- ma, en el nuevo canal Historia, que se
metros de archivos, etc.", que siem- llama De la actualidad a la historia5 . To- Notas
pre me parecieron estúpidos, arro- mamos un hecho comentado por el
gantes, pretenciosos, narcisistas; es- diario Le Monde, hacemos un análisis a 1. Aún a pesar de la opinión que tendría del
tamos hablando de 1970 y, como les partir de las imágenes, pero con me- The Film in History: Restaging the Past, Oxford,
discípulo de su marido la esposa de Fernand Blacwell, 1980 y Cines europeos, sociedades euro-
dije, hay todavía una gran resistencia nos cantidad de imágenes que en His- Braudel, una convencida pied noir.
2. Algunos de los títulos son: 1933. Com- peas, 1939-1990, Barcelona, Paidós, 1996. Da-
entre los profesores con relación al toria paralela. En aquel programa, te- yan, D., La televisión ceremonielle, Paris, PUF.,
ment l'A Ilemagne est devenue nazie; De Marx a la
1996. Fleury-Villate, B., Cinéma et culpabilité en
revolution tnondiale; Les derniéres con quetes colo- ,411emagne, Presses Universitaires de Nancy,
niales 1899-1936; La voie inclienne vers Pinde-
1995. Bertin-Maghit, J. P., Le cinéma ftancais sous
pendence; 1914-1918: Transformation de la gue- Vichy, Paris, Albatros, 1980; Le cinémcz fixmcais
rre; Ho Chi ?vlinh, mise en cause du svsteme
sous l'Occupation, Paris, Olivier Orban, 1989.
1883-1945; Dit Ku Klux Kinn aux' "Pantheres 4. "La paradoja de El Acorazado Potemkim",
Noires"; 1931-1949: Les trois etapes de la Révolu- en: Ferro, Marc, Historia contemporánea y cine,
tion chinoise; Algérie 1954: la revolte d' un coloni-
sé; Lénine par Lénine. Barcelona, Ariel, 1995, págs.: 185-189.
5. Este programa se emite semanalmente
3. Ferro se refiere a estas obras: Sorlin, Pierre,
los viernes a las 21 horas.
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Entrevista a Robert A. Rosenstone *
Mario Ranalletti

Rosenstone comenzó a utilizar filmes en sus clases en Caltech en


la última parte de los sesenta; en 1977 ideó un curso llamado "La
Historia en el cine", que enfocó temas tales como Radicalismo y Re-
ocos investigadores en historia han asumido con tal claridad y volución, América Moderna, Los Sesenta, América Étnica, El Tercer

p compromiso el desafío del cine a nuestra idea de la historia


como Robert A. Rosenstone. Para él es un hecho innegable que
el monopolio de la historia escrita, tradicional, ha sido socavado por
la evolución tecnológica y comunicacional de los últimos años del si-
Reich. Al mismo tiempo, su investigación se orientó hacia la com-
prensión de cómo un film puede ser usado como medio para hacer
historia. Es autor de numerosos artículos en revistas, incluyendo
"History in Images / History in Words: Reflections on the Pos-
glo. Un mérito de Rosenstone es comunicar sus ideas sobre la histo- sibility of Really Putting History onto Film" (1988). Este fue el
ria y el cine en un lenguaje "democrático", alejado de la cine filia ex- primer ensayo sobre cine e historia aceptado por la American His-
trema y del jeroglífico semiótico-lingüístico; seguramente impactará torical Review; se publicó como la presentación de un dossier en el
el radicalismo de sus afirmaciones que, a mi entender, corresponde que cuatro historiadores respondieron a las ideas vertidas allí por
a una sólida formación como historiador, como docente y como Rosenstone. El grupo pidió al editor que consultara a Rosenstone so-
hombre de cine. Al proponer la factibilidad de trasladar a la panta- bre la idea de crear una sección sobre cine en la AHR. Rosenstone di-
lla la historia escrita, Rosenstone pone de manifiesto las limitacio- rigió esta sección desde octubre 1989 durante seis años; en 1995 pu-
nes de la metodología histórica tradicional y de la narración, por blicó dos libros: una compilación de ensayos escritos por varios his-
ejemplo para comunicar y dar cuenta de importantes problemas del toriadores, Revisioning History: Film and the Construction of a
mundo contemporáneo, como el mal radical. Doctorado en la New Past (Princeton) y una edición de ensayos propios, Visions of
UCLA en 1965, antes de su dedicarse a los estudios de historia y ci- the Past: The Challenge of Film to Our Idea of History (Har-
ne, publicó en dos áreas: movimientos revolucionarios y los contac- vard), recientemente traducido al español y reseñado en el N2 13 de
tos norteamericanos con culturas extranjeras. Sus trabajos incluyen Entrepasados. Desde 1995 Rosenstone ha trabajado como Redac-
"Crusade of the Left: The Lincoln Battalion in the Spanish Ci- tor Asociado de Film-Historia, una publicación trilingüe editada
vil War" (Pegasus, 1969); "Romantic Revolutionary: A Bio- por la Universidad de Barcelona. En 1997, llega a ser co-redactor de
graphy of John Reed" (Knopf, 1975), traducido al francés, espa- una nueva revista, Rethinking History, colectivo que puede consi-
ñol, italiano, y húngaro; y "Mirror in the Shrine: American En- derarse uno de los mejores exponentes de la historia postrnoderrza.
counters with Meiji Japan" (Harvard, 1988). El primero de estos Ha dictado lectures en Estados Unidos y en muchas universidades
trabajos llegó a ser un documental, "The Good Fight" (1983), para extranjeras, incluyendo Oxford, Manchester, París III, Madrid, La
el cual Rosenstone escribió la narración. El segundo fue la base de la Laguna (Islas Canarias), Australia, Sydney, York, Doshisha (Kyo-
película ganadora del Premio de Academia de Hollywood, "Rojos"; to) y Kyushu University.
una producción en la que Rosenstone trabajó como consultor histó-
rico. Ha trabajado también como asesor en varias otras películas,
como "Darrow" y un documental sobre el Ghetto de Varsovia, "Tan-
go of Slaves". El "acoso" a que lo sometió Warren Beatty antes de
empezar a filmar su película sobre el periodista norteamericano, fue —¿Cómo surge su interés en la temática terés profesional y sistemático co-
uno de los móviles para empezar a pensar las relaciones entre la his- "cine e historia? menzó a desarrollarse en el aula, sien-
toria y el cine. —Durante toda mi vida estuve intere- do profesor. En los años '70, los estu-
sado en el cine, pero no necesaria- diantes mostraban cada vez menos
mente en películas históricas. Un in- interés en mi tema de investigación,
rallicalIsmc: y revolución. Para inten- tnes. En este marco, todos los filmes
tar revertir esta situación, empecé a hablan de historia. Pero Ferro no hace
utilizar películas en mis cursos, como lo que yo hago: examinar la validez de
Octubre, The Organizer, La Batalla de los filmes como una escritura de la his-
Argelia, Joe Hill. Quería estimular el toria, en relación al modo en que los
interés de mis alumnos en el estudio historiadores han escrito la historia.
de la revolución Rusa, la revolución Para Ferro, las películas sólo parecen
en el Tercer Mundo o en el radicalis- reflejar el pasado. Esto es verdad, pero les arricanos), es diticil creer que al-
mo americano. Pero mi compenetra- los filmes pueden ser una manera de - Cine e historia es un campo en creci-
guien (aparte del estado burocrático)
ción con los estudios sobre cine e his- hablar acerca del significado del pasa- miento. Todas las publicaciones sobre
pueda todavía sostener la existencia historia de los Estados Unidos ahora
toria se dio a partir que dos libros do, también. En contraste con Ferro, de la historia como texto sagrado.
míos fueron utilizados como base pa- mi interés primordial es entender co- incluyen reseñas de películas, y en el
ra la realización de sendos filmes. Mi mo el cine puede construir un signifi- último año, se han editado cuatro o
- ¿Cómo pueden usarse las películas en la
biografía de John Reed fue la base de cado a partir de las huellas del pasado. cinco libros nuevos sobre cine e histo-
enseñanza de la historia sin subordinare!
la película de Warren Beatty, Rojosl, y Conozco el argumento de que cuando ria. Paneles sobre cine son parte regu-
contexto histórico a lo cinematográfico?
mi libro sobre el Batallón Lincoln y la hablamos del pasado, estamos ade- lar de todos los encuentros académi-
- Con cierta dificultad. Las películas
Guerra Civil española constituyó la más hablando del presente -de hecho, cos; conferencias especiales sobre as-
ejercen un poder sobre los estudian-
principal fuente del documental The las mejores críticas de filmes históri- pectos relacionados de cine e historia
tes (y sobre nosotros) que debemos
Good Fight (1983). Mi participación cos deben admitir la condición dua- se realizaron ya en las más grandes
reconocer y tener en cuenta. Trato de
en el proceso de realización de estas lista (pasado-presente) del discurso universidades, como Rutgers y New
enseñar a mis alumnos a "leer" pelí-
películas me hicieron interesar más a histórico. York University. Mis propios ensayos
culas, que absorban lo que ellas di-
fondo en todo el proceso cinemato- fueron traducidos al francés y al espa-
cen y a captar cómo cuentan sus ar- ñol y fui invitado como lecturer a va-
gráfico, en la transformación de las - ¿Qué opinión le merece el panorama gumentos. También estudiamos un
palabras en imágenes y en la creación historiográfico contemporáneo? rias universidades extranjeras. El más
poco de lenguaje del cine. Asimismo,
de un pasado pleno de significados - La crítica postestructuralista, junto a importante evento específico sobre ci-
les enseño cómo escribir para el cine, ne e historia realizado en los Estados
en la pantalla. Durante este período la crítica postcolonial, denuncian la pues las películas siempre hablan me-
fui influenciado por el post-estructu- sacralización de los textos históricos, Unidos fue el de abril de 1993 en Bos-
tafórica y simbólicamente sobre el
ralismo; esta corriente me suministró claramente construidos con aspiracio- ton: 800 historiadores y cineastas de-
pasado, casi nunca lo hacen en for-
un bagaje teórico importante para nes de control ideológico. Muy a me- ma literal. Les enseño que el pasado no batieron durante dos días en una con-
afrontar una crítica de la historia es- nudo el objetivo de esta historia sacra ferencia titulada "Contar la Historia: los
es una forma establecida, sino una dis-
crita tradicional, además de una posi- es sostener un poder, en general, el del medios, el público y la historia norteame-
puta en torno al significado de los he- ricana". En su conjunto, el campo aca-
ble justificación de realizar trabajos estado moderno, que busca imponer chos; y les digo que las películas son
históricos por otros medios. sus propios valores a los ciudadanos a démico ha dejado atrás la actitud de
una parte de este debate, y que una ver en las películas sólo su adecuación
través de la enseñanza de la historia. película -aun una de ficción- puede
- ¿Cuál es su opinión de la obra de Marc Existe, no obstante, un tipo de historia o no a la historiografía existente. Hoy
estar repleta de significados sobre el
-erro? que se opone a este poder, o bien pone hay cada vez más investigadores que
pasado. Una estrategia que utilizo se interrogan sobre cómo se crea el pa-
- En Cinéma et Histoire Marc Ferro en cuestión algunos aspectos del mis- para mostrar a través de las películas
iporta una argumentación maravillo- mo. Pero por la gran difusión que tuvo sado en la pantalla, cómo la película
esta cuestión es pasar cine hecho por
;a para justificar el uso del cine como la crítica epistemológica de la historia enfoca ese pasado (metafóricamente,
diferentes grupos étnicos, algo relati-
documento histórico: una contra-bis- en las últimas décadas y el ascenso de simbólicamente), cómo pueden los
vamente fácil de hacer en los Estados
`oria que nos ayuda a comprender el las historias escritas en países no-occi- historiadores evaluar esa mirada cine-
Unidos. En mis cursos, consigo que matográfica sobre el pasado.
mundo en el que se realizan los fil- dentales (por ejemplo la India, los paí- los estudiantes tomen más en serio
las películas, que digan cosas impor-
- ¿Cucíles son sus proyectos actuales en
tantes sobre ellas, que encuentren te- torno a cine e historia?
mas de interés personal en las pelícu-
- Soy co-editor de una nueva revista,
las: algunos suelen ser temas históri-
cos. Repensando la Historia. Revista de teoría
y práctica, resultado del terremoto epis-
- ¿Cómo ve el desarrollo de los estudios
temológico que sacudió las Humani-
específicos sobre cine e historia en su país?
dades y las Ciencias Sociales en el últi-

) 102 ( ) I 031
novela aecirnononica. La rc: .y IbLu k:I■ pe - V111 Lt-i , r.J .

lar como "postestructuralismo- (el que


cor..xiste junto a otros "sacudones", el
postmodernismo y los estudios post-
ra poder publicar trabajos experimen-
tales, .es decir, expresiónistas, impre- no está dicha la última p2.11 abra
sionistas, surrealistas o - de alguna otra
coloniales). La bibliografía es muy am- forma que aun no tiene nombre.
plia, pero nuestra revista se centra en
un asedio a gran escala sobre los fun- GeoffEley y Atina Grossmann -
damentos del conocimiento histórico - ¿Y sus proyectos para el futuro?
- Un ensayo que analiza Oktober de
y del concepto de representación. Einsenstein como un trabajo de histo-
Otras publicaciones como "Historia y ria (su centenario es en 1998). Es parte
Teoría" dan espacio también a estas de un proyecto más amplio sobre los
es dad descarnada de las respuestas, que
cuestiones. Repensando la Historia cineastas como historiadores, en el Prólogo
diferente en dos sentidos: primero, la llegan medio siglo después de los he-
cual abordaré las realizaciones de va- chos. Especialmente en Alemania, la
revista intenta reunir en sus páginas ste ensayo fue escrito en 1994 y
tanto a quienes teorizan sobre la histo-
ria como a quienes la practican. Esto
no es muy habitual en la disciplina
histórica, aunque no se puede escribir
rios directores que dedicaron gran par-
te de sus carreras a películas históricas.
Cineastas como Eisenstein, Rossellini,
Oliver Stone, Carlos Diegues. He com-
E publicado en alemán en 1995. En
otras palabras, en el universo
asombrosamente acelerado de la his-
toria moderna alemana, hace mucho
multitud de simposios, de folletines a
toda plana, de libros de bolsillo, de
charlas en talk shows televisivos -sean
profundamente conmovedores (el
pletado recientemente mi primer proverbial betroffen), angustiosos,
historia sin una teoría y un método. guión cinematográfico, basado en un tiempo: antes de las conmemoracio-
En relación a la teoría y a la práctica de nes y debates en torno al quincuagési- irritados, recpetuosos o agraviantes-
momento de la vida del escritor Isaac habla de la extraordinaria elasticidad
la historia, nosotros presentaremos Babel, que transcurre durante las pur- mo aniversario de la finalización de la
reevaluaciones de trabajos históricos y Segunda Guerra Mundial y del régi- del "pasado que no pasará".
gas estalinistas de mediados de los '30. Uno es sacudido por una reacción a
sobre historiadores muy importantes, Cualquier persona con 25 millones de men nacionalsocialista, antes de las
a la luz de las posturas señaladas más controversias acerca de la construc- menudo (aunque no siempre) aguda-
dólares disponibles para invertir en tal
arriba. En segundo lugar, la revista es- ción de un monumento conmemora- mente dividida entre lo popular y lo
proyecto, no vacile en ponerse en con-
pera dar espacio a trabajos históricos tivo del Holocausto en Berlín, y antes académico, entre la aclamación popu-
escritos de manera no convencional, tacto conmigo. lar y de la prensa y el desdén académi-
de la publicidad y de los debates que
que modifiquen las tradiciones esta- Traducción: Noelia Loffi acompañaron la publicación de Los co e intelectual. En ambos casos, hay
blecidas, como Hayden White lo ha verdugos voluntarios de Hitler de Daniel reclamos y preocupaciones respecto
Goldhagen, primero en Nueva York de reescrituras o revisiones fundamen-
en la primavera de 1996 y luego ese ve- tales del Holocausto: mejor dicho di
rano en Alemania. Dado el estallido cusiones accidentales sobre si se esta-
reciente de la atención académica y ba ofreciendo una palabra definitiva,
mediática respecto del Holocausto, se- cuando no final, sobre los hechos que
ría fascinante comparar explícitamen- hasta ahora han desafiado todos los
te las réplicas al film de Spielberg y al intentos de clausura o de aprehensión
libro de Goldhagen. En ambos casos total. Seguramente sería fascinante
Nota nos impactan la amplitud y la intensi- considerar cómo se han insinuado
ne, Robert A., El pasado en imágenes. El desa- ciertos temas de La Lista de Schindler,
1. Son muy interesantes los comentarios que fio del cine a nuestra idea de la historia, Barce-
hace Rosenstone sobre esta experiencia en tanto del film mismo como de las dis-
lona, Ariel, Cap. 4, 1997.
un trabajo recientemente traducido; ver * Artículo publicado en New German Critique
cusiones que lo rodearon, en la polé-
'Rojos como trabajo histórico', en: Rosensto- N° 71, primavera-verano 1997. mica de Goldhagen. Por ejemplo, la
** Nuestro trabajo ya ha circulado bastante insistencia de Goldhagen en la identi-
ampliamente, y es difícil discernir prioridades dad alemana de los perpetradores fren-
en las deudas y menciones. Muchas discusio- te a la identidad del salvador alemán
nes y sugerencias jugaron su parte en nuestro más resaltada en el film. Spielberg pro-
razonamiento, pero quisiéramos agradecer en
particular a Lauren Berlant, Miriam Hansen, porcionó las imágenes ilustrativas de
Marion Kaplan y Andy Rabinbach por sus co- la muerte masiva racionalizada, incor-
mentarios y consejos. porada en la noción misma de una "lis-

) 104 ( Entrepasados - N° 15, 1998: 105-125


ta", pero su énfasis en el comandante del Holocausto opera en el contexto
de campo Goeth fue también muy cri-
1icado por sobreclimensionar I perso-
nalización de los orígenes de la violen-
de una esfera "pública gobernada por
los medios y mediadora con las Ma-
sas, y cuántos inconvenientes experi-
44 111 ,0
cia nazi. En contraste, Goldhagen ha mentan los historiadores académicos 41"
sido aclamado precisamente por de-
volver a los perpetradores esta cara hu-
frente a tal circunstancia. Precisa-
mente porque el "boom de la memo- 44 -
mana de crueldad, por socavar las per- ria" parece moverse en asaltos tan in- estilizada de la Segunda Guerra Mur
cepciones más convencionales de lo tensos de actividad y publicidad, nos lo kitsch y de lo rutilante- nos senti-
dial, con nazis y cabarets, una evoca I-
que en adelante denominaremos la pareció mejor publicar este artículo mos respetuosamente aliviados cuan-
ción consciente. Fue sólo gradual -
"racionalización administrativa del como fue escrito originalmente, en el mente, a medida que el avance e do algo más llenó la pantalla. La in-
deseo antisemita." Y uno no puede momento particular de la recepción terposición de imágenes de La Lista
transformaba de una especie de nos -
evitar preguntarse si la turbadora "ni- de La Lista de Schindler, antes que in- de Schindler en la escena del placer
talgia en algo más, en una iconogra -
ña del abrigo rojo" de Spielberg no rea- tentar revisarlo a la luz de las publica- normal (los anticipos antes del entre-
fía diferente y más siniestra, en la qu(
parece de algún modo en la invoca- ciones y de los acontecimientos in- tenimiento principal) como una serie
Auschwitz estaba inconfundiblemen- -
ción obsesiva de Goldhagen de la "ni- termedios. de instantáneas, un destello de una
te presente, que nos dimos cuenta:
ñita" en el bosque, brutalmente asesi- Oh, esto debe de ser La Lista de Schind- historia, subraya los modos en que
nada por un Familienvater alemán. Es ler de Spielberg. Mientras observába- ésta es y no es una película habitual
difícil leer Los verdugos voluntarios de de Hollywood. El film nos prometía
Hitler (o acerca de este libro), con sus mos, nos dijimos uno al otro: "Tal vez
esto no será tan malo". confirmar, subrayar y descansar sóli-
registros ocasional y tal vez delibera- Inicialmente nos tropezamos con damente sobre las convenciones de
En otras palabras, la llegada de La
damente cinematográficos ("con qué La Lista de Schindler de manera ines- un cierto tipo de filmación (la épica,
Lista de Schindler destrozó nuestro
pensamientos y emociones marchaba perada, algunas semanas antes de su la historia de aventuras, el drama de
anticipado placer de observación. Va-
cada uno de estos hombres, contem- estreno a fines de 1993 cuando, to- guerra, la gesta del bien y del mal), y a
plando a su lado la silueta de una niña le la pena contar esta historia porque
mándonos un descanso tras una con- relativiza una discusión común de la pesar de ello sorprendernos, subvir-
de, digamos, ocho o doce años de ferencia sobre las implicancias de la tiendo e interrumpiendo esa predicti-
película, que la asimila demasiado fá-
edad... El ciertamente veía una niñita, unificación alemana para la escritura bilidad al mostrarnos cosas normal-
cilmente a una visión negativa y alta-
y se preguntaba a sí mismo por qué es- de la historia germana moderna, fui- mente esbozadas, conduciéndonos
taba por matar a esta pequeña y delica- mente sobredeterminada de las con-
mos al cine a ver un film de otra clase de los momentos de Casablanca a al-
da criatura..." 1 como escribe Goldha- venciones de Hollywood. De hecho,
completamente diferente, un drama el estreno del film de Spielberg fue es- gún otro sitio totalmente diferente,
gen imponiéndonos la visualización contemporáneo de Hollywood. pero siempre presentando la misma
perado con cierta ansiedad, alentada
de los horrores de su historia), sin re- Mientras esperábamos que comenza- figura seductora y pícara del hé-
cordar el film y las discusiones que por las proclividades del director por
ra nuestra película, rodaron los avan- lo espectacular y sus tendencias al ex- roe/antihéroe.
produjo. ces y súbitamente nos topamos con Como historiadores alemanes con
En verdad hay conexiones entre ceso, que funcionaron a las mil mara-
una serie de escenas fragmentarias en villas para algunos propósitos (desde interés en el tema, sabiendo que ésta
estas dos sensaciones culturales de blanco y negro presentadas sin expli- Tiburón [1975] a El Parque Jurásico no sería una experiencia cinematográ-
buena fe que requieren de una expli- cación: ni identificación, ni voz, ni fica ordinaria, y esperando enredarnos
[1993]), pero que parecían inadecua-
cación adicional. Cuando menos, el subtítulos. Al principio quedamos en los debates resultantes, decidimos
extraordinario nivel de conocimien- das para esta otra clase de proyecto,
confundidos, luego intrigados, por que exigía limitaciones y una firme aprovechar nuestra asistencia a otra
to público y de controversia que dio esta desviación no identificada de las conferencia, la de la American Histori-
actitud ética más que exuberancia en
la bienvenida al film y al libro sugiere convenciones del cine al estilo Casa- cal Association en enero de 1994, para
el poder visual de la habilidad técnica
nuevamente cuánto de comprensión blanca, una suerte de reconstrucción ver el film que acababa de ser expuesto
ilimitada. Por supuesto, la ansiedad
alrededor de la vulgarización y el sen- a una enorme discusión pública y a
sacionalismo también predecían difi- una publicidad excesiva de los me-
cultades mayores con la cultura po- dios. Con ánimo de impaciente expec-
tación, vimos La Lista de Schindler
pular, pero dadas las fuertes sospe- en
chas que rodean las representaciones una gran pantalla con sonido Dolby,
del Holocausto, y la naturalidad de en una sala atestada de concurrentes
tantas susceptibilidades -el temor de en el cine Kabuki de la Japantown de
San Francisco. La mezcla de géneros
) 106 (
) 107 (
riosidad por nuestras propias reaccio-
que se distinguía en los avances cum- nes y por las de nuestros amigos y co-
plió su función aquí: ésta no era una legas. Escribimos desde el deseo de
proyección documental en la pantalla
tomar seriamente el film y sus reso-
de un campus, en una sala especial o
nancias sin ser encuadrados dentro
en un recinto artístico; pero tampoco de la defensa de Spielberg y de Holly-
era un éxito de taquilla de los caracte-
wood per se (aunque ambas podían
rísticos de Spielberg. hacerse). Quisimos explorar qué ac- XX: ¿Quién es dueño de la historia?
El escribir este artículo ha sido in-
tuaba tan poderosamente en la pelí- ¿Quién está autorizado a contar cuál II
separable de la visión del film y de su historia? ¿Los relatos pueden volverse
cula y en su aprehensión. Quisimos
temprana recepción, que reprodujo auténticos y significativos para los que La Lista de Schindler comienza con
ver qué podíamos aprender: sobre la
algo de la ambivalencia que hemos no estuvieron allí, en realidad para la luz de las velas del Sabbath y la re-
descrito para antes de su estreno. A película y sobre la historia.
El film y su discusión hacen surgir aquellos que podían estar bastante citación de plegarias en vísperas de la
medida que hablábamos con amigos distantes? Segunda Guerra Mundial, cuando la
preguntas centrales para los historia-
y colegas, parecía precisamente que En segundo lugar, está la cuestión invasión nazi de Polonia está por que-
dores contemporáneos, especialmen-
esta calidad mixta de la película (su de la representación y de la represen- brar el continuum de la historia de los
te para los alemanes. En primer lugar,
promiscuidad, su impureza, su trans- tabilidad, de lo que puede decirse y de judíos de Europa. Las devociones do-
el tema de la memoria —su producción
gresión de los límites) era lo que inco- lo que puede mostrarse. De estos asun- mésticas (es importante que para es-
y preservación, sus aspectos privilegia-
modaba a muchos. Nuestra propia tos se han venido ocupando los histo- tablecer este punto el film elige el me-
dos y sus supresiones, su invención y
respuesta fue fuertemente positiva. riadores alemanes por bastante tiem- dio familiar, opuesto a la esfera públi-
reinvención de una manera útil, sus
Salimos conmovidos y sacudidos por po. Más recientemente, pueden verse ca del judaísmo) significan tradición
formas y modalidades de transmisión,
un film poderoso, profundamente en debates surgidos a partir del Histori- y continuidad, en las cuales la prácti-
sus políticas y secretos, y así sucesiva-
respetuoso de los acontecimientos. mente—. Por el poder de sus represen- kerstreit2 bis, especialmente en las con- ca religiosa reemplaza a la historia
Nuestra reacción 2 todavía era imper- taciones visuales del pasado desde un tribuciones de Saul Friedlánder y Dan más amplia de la presencia judía en
turbable frente a la ansiedad crítica Diner, insistiendo de muchas maneras Europa, y particularmente en Polo-
punto de vista del presente, por la am-
emergente, la que llegaría a ser la últi- en la fundamental imposibilidad de nia. Cuando la cámara retrocede, las
plitud de la pedagogía de la película
ma palabra en la interpretación pú- conocer la Shoah, pero sin embargo oraciones continúan en una habita-
—el deseo, expresado por sus produc-
blicamente influyente acerca del Ho- "probando los límites de la representa- ción vacía, lo que nos recuerda de qué
tores y audiencia, de significatividad;
locausto, o incluso la única versión ción"3 . Lo que nos pareció destacable trata realmente esta película: de un
de una extensa y elocuente afirmación
de la película que impactaría en las en La Lista de Schindler fue precisa- vaciamiento, una aniquilación, una
acerca de la historia, la violencia y la
décadas venideras. Esa inquietud pa- mente su apertura —o tal vez mejor, su ausencia, una supresión. Esta pelícu-
ética de la memoria; y de una respues-
recía impuesta al film por aquellos disponibilidad— en este frente. Lejos la trata de la conmemoración. Las ve-
ta tanto a la desinformación de los ne-
que tal vez —irónicamente demasia- gacionistas del Holocausto como a la de violentar estos temas, de cerrar la las se consumen; la cámara sigue los
dos— concedían a Spielberg demasia- puerta, afanándose por una palabra fi- últimos rastros de humo, que se trans-
inconsciencia del público en general—
do poder. Comenzamos a sentir que forman en el vapor de una locomoto-
los críticos más duros realmente no La Lista de Schindler nos permite explo- nal, los promovía —intencionalmente
ra; estamos en la antesala del Holo-
rar los valores contemporáneos del co- o no— de modos potencialmente pro-
habían visto la misma película que vechosos. causto, cuando los nazis comienzan a
nocimiento histórico. Coloca a la his-
nosotros. En consecuencia, inicia- Así que nos quedamos pensando y concentrar a las poblaciones judías y
toria en riesgo, y permite formular pre-
mos la conversación que derivó en es- conversando sobre esta película, re- los judíos del campo comienzan a lle-
guntas que no son planteadas con fre-
te artículo no con el objetivo de unir- viéndola. Quisimos resolver cómo gar a Cracovia. Esta secuencia (que
cuencia fuera del discurso ya politiza-
nos a un debate polarizado (la pelícu- funcionaba este film, moviéndonos comienza con el globo de Universal
do de las culturas de las minorías en
la es brillante, es muy mala; la amo, la entre nuestra experiencia de verlo y Pictures en color, un recordatorio de
los Estados Unidos de fines del siglo
detesto), sino porque sentíamos cu- nuestras réplicas a los argumentos que estamos en Hollywood), con sus
que se arremolinaban a nuestro alre- insinuaciones de crematorios y de
dedor, en la conversación y en la im- trenes de la muerte, ya nos ha trans-
prenta. portado a un espacio diferente, lleva-
do a cabo fundamentalmente por el
cambio del color de la llama de las ve-
las al blanco y negro de la reconstruc-
ción histórica, la marca de calidad de economía posmodefnd de 3 ignas ha
;a película y su singular y más sor- hecho al nazismo no menos apropia-
prendente rasgo forma1 4 . ble que cualquier otro aspecto del pa-
Los efectos de esta filmación en sado para fines estilísticos y de entre-
blanco y negro son complejos. Entre tenimiento. La opción por el blanco y
otras cosas, es estético. La cinemato- negro nos hace escapar de esta indis-
grafía es extremadamente bella —y no criminación. Devuelve al Holocausto
sólo el claroscuro de los interiores, con a las miniseries de televisión, por de-
sus evocaciones de Weimar y del cine cirlo así, y en ese sentido lo desfamilia- uuctua rormuta cte la "banalización del
de la década de 1940, sino también las riza, lo hace extraño. He aquí a Goeb- La película a la vez se ajusta Y soca-
mal"—. Vemos el temprano fin de las va las convenciones de la representa-
escenas de las multitudes con su efec- bels en el film épico Kolberg (1945), posibilidades de los judíos de Polonia,
to de documental y noticiario—. No hecho hacia el final de la guerra —para ción del Holocausto. Sabe que la má-
reforzado por los subtítulos con refe- quina de escribir puede generar muer-
obstante, las tonalidades monocro- el inmenso crédito de Spielberg, La rencias históricas en la pantalla, que se
mas son más aptas que el color para la Lista de Schindler se opone a esta lógica te, que las listas no son sólo "vida". Pe-
hacen cargo de lo factual. Pero al mis-
dureza y frialdad del material, y las va- de la predicción—: ro las mismas letras de la máquina de
mo tiempo, esta es una película sobre
cilaciones en la estetización de la pelí- "Caballeros, en cien años otro escribir que marcan el establecimien-
nombres y caras, y no únicamente so-
cula proceden más de su uso del cuer- film en color retratará los días terri- to del ghetto, el montaje de la trampa,
bre listas y burocracia. Los aprestos del
po femenino (notablemente en la es- bles que estamos padeciendo. también producen la salvación de vi-
genocidio —los escritorios plegadizos das y la demasiado corta "lista de
cena entre Amon Goeth y Helen ¿Quieren desempeñar un papel en para inscribir y registrar (en primer
Hirsch, y luego en la escena de la du- esa película que les permitirá vivir Schindler". Aquí hay algo que captura
término la idea de los Schreibtischtiiter
cha en Auschwitz) que de la cinemato- nuevamente dentro de cien años? la turbiedad de las oposiciones mora-
[criminales de escritorio], una imagen
grafía como tal. Para Spielberg mismo, Cada uno de ustedes tiene hoy la les previamente cristalinas en las dis-
poderosamente resonante para los es-
filmar en monocromo fue claramente oportunidad de elegir la persona cusiones del Holocausto, en las cuales
tudiosos del nazismo), los sellos, las eran tan agudamente comprendidos
un asunto de autenticidad y de esfuer- que desea ser en cien años. Puedo plumas y los tinteros, la producción
zo por lograr verosimilitud, un film asegurarles que será una película las víctimas y los perpetradores y sus
de listas— se muestran con buenos re-
que fuera "verdadero" para el recuer- formidable, excitante y hermosa, y posicionamientos maniqueos. Hay un
sultados. Pero luego la inexorable má- replanteo de los tropos normales: la
do. Para la audiencia funciona ambi- que valdrá la pena sostener. ¡No quina de escribir martillando letras
guamente. Por un lado, distancia: mar- abandonen!" 5 . lista y la selección como vida, no co-
—presentadas de cerca— también cuen-
ca este pasado particular como dife- Las primeras escenas del film traba- mo una condena a muerte; los trenes
ta una historia diferente: las letras se
rente, como otra cosa, como "otro jan por medio de yuxtaposiciones, es- sellados como transporte a la seguri-
convierten en nombres, que se con- dad, no a la destrucción; y (más pro-
país". Pero por otro, reduce la distan- tableciendo temas para desestabilizar- vierten en caras, que se convierten en
cia: nuestras imágenes del Holocausto los. La secuencia documental del ini- blemáticamente) la escena de la du-
personas individuales. Aquí yace la cha, en la que desciende el agua y no el
están construidas en blanco y negro, a cio apela al entendimiento ya bien es- admirable complejidad de la película:
partir de noticiarios o de fotografías, y tablecido del Holocausto como la So- gas. Considerando el inmenso poder
los judíos no son números anónimos
la película interactúa con este archivo lución Final, como la racionalización destructivo de la maquinaria de la So-
(el número en el brazo no es una ima-
de representación existente; nos colo- administrativa del deseo antisemita, lución Final forjado en la realidad, na-
gen icónica en el film), ni personajes
ca inmediatamente en ese lugar de la con el aparato burocrático del terror die (dentro del límite de la buena fe)
con los que llegaremos a identificar-
memoria. Nuevamente por contraste, uniformado e instituido, los recursos podría ver esto como posibilidades
nos. Hay muy claramente individuos
nuestro paisaje representacional con- poderosos e intoxicantes de la tecno- conmensurables, como inversiones
con identidades burguesas, con nom-
temporáneo está hecho de color, y la logía, el mantenimiento de registros, que no significan nada excepto tenues
bre y apellido. Los judíos de Spielberg
movilidad promiscua de la imaginería la mecanización, la organización tota- e impredecibles fracciones de una
son gente que todavía debe ser deglu-
histórica y de las citas dentro de una lizante —todo lo implicado en la cele- oportunidad de supervivencia. Pero
tida por la máquina de exterminio.
esos espacios de ambigüedad y nego-
Dada nuestra imaginería existente do-
ciación fueron precisamente aquellos
minante —de montañas de cadáveres
consumidos y de 11,fusse/niiimier I i b res— en los que pudo tener lugar la historia
esto parece saludable 6 . Actúa como de Schindler. "¿Dónde están los que
hacen las listas?", preguntan conster-
una restauración limitada de la histo-
nadas las mujeres de Schindler al lle-
ria, precisamente lo que jurará borrar
gar a Auschwitz, viendo que aquí era
el oficial de las SS que presidirá la li-
diferente, que las reglas habían cam-
quidación del ghetto, Amon Goeth.
biado. Además, la película insiste des-
de el principip hasta el fin la arbi- rancio la escena. Cuando él se asocia
trariedad, en la irracionalidad' del ge- inteligentemente con el núcleo del
nocidio, en el sentido de que no hay grupo nazi, vemos sir amoralidad: un
reglas fidedignas, de que no hay segu- oficial alemán se explaya frenética-
ridad. Al mantener abierta la narrativa mente sobre el destino de los judíos
de la salvación -la particular historia (ahora es diferente, no es más el viejo
que contará la película- también tra- tipo de antisemitismo, sino una políti-
baja reiteradamente contra el alivio ca sistemática de las SS), mientras
benigno del espectador con respecto a Schindler discute la calidad del vino na a los judíos -al principio inciden- las velas del sabbath, que reaparece
los que son salvados. con el mozo. El mundo de Schindler talmente (mientras las tropas mar- más tarde simbolizando la supervi-
Habiendo establecido la escena de está definido por el dinero (compra lo chan, un grupo de soldados corta los vencia judía (la supervivencia de este
la tragedia judía, el film abre otro mun- que quiere), el hedonismo (vino, co- bucles laterales de un hombre judío, pequeño contingente, los judíos de la
do, el de los nazis/alemanes: el mundo mida, mercancías lujosas, consumo, la inmóvil y sumiso en el acto de la hu- lista, pero también la supervivencia de
del poder. Moviliza otro repertorio de buena vida), y el sexo, todo lo cual me- millación, otra imagen icónica)- y lue- la cultura a pesar del ataque nazi) y tra-
representaciones, el del thriller de dia su relación con los nazis, pule su go como el foco principal. Volvemos yendo un cierto cierre narrativo. Simi-
tiempos de guerra: borracheras, can- relación con el poder, lo mantiene se- desde la atmósfera estilizada de la tra- larmente, el color regresa en el pasaje
ciones de cabaret, fanfarrones unifor- guro y ajeno a la violencia nazi, y lo ma bélica a la escena de la puesta en final de la película, desviándonos del
mados, nazis fríos y siniestros, rubias salva de los agradecimientos. Schind- peligro de los judíos, que comienza pasado europeo al presente israelí. Se-
sexys, decadencia y exceso hedonista, ler alcanzará un éxito mundano ex- con los métodos de registración y la gundo, la introducción de Schindler
la astuta masculinidad del héroe, su traordinario en las condiciones excep- lógica progresivamente restrictiva del mismo, su emplazamiento en la trama
manipulación de la ostentación y la cionales de la coyuntura bélica. Pero empeoramiento de su situación por de la guerra, el relato de una historia
largueza. Encontramos a Oskar mientras que ésta le proporcionaba medio de la reglamentación, la despo- individual particular. Tercero, la esce-
Schindler, lentamente .y a la distancia. sus oportunidades especiales, estas úl- sesión y la amenaza física, y que conti- nificación de la historia, la presenta-
Lo seguimos alrededor de la habita- timas estaban fundadas sobre una te- núa a través del traslado masivo al ción documental, donde las masas de
ción, presumiendo con el atavío del rrible violencia e injusticia. ghetto (lo que nos hace saltar hacia gente son la clave, y no los individuos
empresario y del usurero -las ropas fi- Nuevamente la imaginería referen- adelante hasta marzo de 1941). Spiel- y sus motivaciones. Gran parte del in-
nas, los cigarrillos, el dinero y, por úl- cia] del drama de guerra y las conven- berg nos traslada abruptamente de un terés de la película deriva de la compli-
timo, la insignia del partido, el pren- ciones estilísticas están establecidas espacio a otro-al espacio del terror, un cada manera en la que la segunda y la
dedor de la svástica- todo dispuesto por las escenas iniciales, sólo para ser espacio cercado cada vez más asfixian- tercera de estas líneas (la metanarrati-
muy deliberadamente, con la marca socavadas. Los alemanes son insípida- te, de inminente aniquilación, organi- va de la supervivencia judía está gene-
de la audacia. Cuando la escena se tras- mente despóticos. Los oficiales del zado por la burocracia-. Este es un es- ralmente más tejida en el film) se fun-
lada al club nocturno, la cámara retro- ejército son rústicos y aburridos, defi- pacio cinematográfico enteramente den mutuamente -cómo la Historia
cede para enfocar el cuerpo de Schind- nidos por la lascivia y la dureza moral, diferente. El claroscuro de los interio- irrumpe en la historia de Schindler-.
ler. Vemos al nazismo, al mundo de la por la vulgaridad de la búsqueda del res de la historia de Schindler y la na- La fuerza de la película radica en mos-
autoridad y la influencia, a través de placer, por el habitus físicamente im- rración a gran escala del Holocausto trar este proceso, con todo el poder vi-
sus ojos -con la insignia partidaria co- perioso del ejército de ocupación. Sin ofrecen una poderosa yuxtaposición, sual que el arte fílmico de Spielberg
mo pasaporte, el ticket de entrada- y embargo esta tumultuosidad es inme- dando lugar a una inversión sorpren- puede conseguir. En lo que vacila es en
no vemos su cara hasta que se encuen- diatamente complementada con la dente del espacio físico y existencial. pensar cómo podría dominarse la his-
tra sentado en el restaurant, ojeando compostura del dignatario de las SS, Por un lado tenemos la sensación de toria en los últimos veinte minutos
el poder, haciendo conexiones, asegu- completamente frío y definido por el paredes estrechándose, del cercena- del film.
rando su acceso con dinero, compran- poder, cuya llegada lleva al cierre de la miento del espacio necesario para res-
do su ingreso. Vemos a Schindler mi- secuencia. La película entonces retor- pirar, del ominoso montaje del ho-
rror; por otro, vemos al expansivo Os- III
kar, desplegándose en su nuevo y gran
apartamento, dejándose caer sobre si- ¿De quién es 14 película La Lista de
llas y mujeres, haciendo dinero, ele- Schindler? La respuesta obvia es de Os-
vándose en el mundo. El y la guerra se kar Schindler: su historia resulta ex-
aman mutuamente. traordinaria y merece ser honrada. Pe-
Así, La Lista de Schindler tiene múlti- ro constituye un protagonista difícil.
ples comienzos. Primero, el recurso de Como otros han dicho, es problemáti-

1117 (
) 113(
co convertir a un no judío, a un "buen
alemán", en el héroe de lo Que aspira a Schindlei saca a Stern de la.; dificulta-
ser un tilrnautorizado'sobte.el Holo- des de una deportación, no hay senti-
causto. En una lectura cínica de la re- mientos, sólo un cálculo instrumen-
cepción de la película, el hombre con tal: necesita a Stern en el negocio, y si
consciencia (y mejor aún un indus- hubiera sido deportado, "¿Entonces
trial), que sacrificó su fortuna para sal- cuál sería mi situación?". Schindler
var a los judíos, es una suerte para los también es un mujeriego incurable,
conservadores alemanes, que siempre cuyas infidelidades degradan nagran-
están a la búsqueda de alguna nueva temente a su esposa. Parece que juzga cripciones. De hecho.. Schineilor.,
_ ..... ...., ,.> pi e-
coartada para el nazismo, de una nue- a las muj,eres puramente por sus cuer- sentado como ininteligible y lábil, ca- cosas se caigan, he trabajado demasia-
va manera de librar a la nación de res- pos, aunque más adelante en la pelícu- paz de moverse en varios sentidos. do duro") y la genuina colaboración
ponsabilidad7. Dado un relato abarca- la su encuentro con la sirvienta escla- Dramáticamente, la película muestra (haciendo la lista). Es Stern quien crea
tivo, puede argüirse que permitir que vizada de Goeth, Helen Hirsch, deno- un primer momento de cambio, cuan- una "lista" en primer lugar, usando la
la historia de Schindler llegue a ser ta cierta transformación redentora, se do se da rienda suelta a la acción moral fábrica de Schindler como un puente
una alegoría del Holocausto tiene que nos induce a creer. Por supuesto, es de Schindler: especialmente, durante hacia una relativa seguridad. En la ur-
ser una distorsión. Al parecer heroici- taimado. Su apetito por la bebida y el la evacuación del ghetto, que él obser- gencia rítmica de las escenas de la re-
zar a Schindler, la película se hace vul sexo es voraz, y esta capacidad para el va montado a caballo desde lo alto de gistración del ghetto lo vemos interfi-
.-
nerable. El es el capitalista liberal, el exceso se convierte en parte de la sal- la ladera, cuando el reconocimiento riendo, arreglando papeles, proteg4.-.
paternalista el buen propietario de vación de "sus" judíos -la concentra de la violencia y la inhumanidad, la do individuos, ordenándolos en fila.
plantación, el potentado benevolente ción en un único propósito, la toma incitación a la acción, se despliegan en Stern es el ángel guardián, una fuerza
que cuida de sus judíos; es el cristiano de riesgos, la temeridad, el coraje-. contrapunto directo al terror descar- directriz del tipo de aquél en el que
que restaura el judaísmo; es el gran pa- Como dice Spielberg, la historia de gado abajo. El giro hacia la acción Schindler sólo se convierte hacia el fi-
dre blanco, el protector de "su" gente, Schindler es una parábola humanista consciente es marcado por una con- nal de la película, después de la deci-
que conduce a los judíos a la seguridad del autor
reconocimiento, en la cual versación con Stern, donde Schindler Sión de trasladar la fábrica. Schindler
("¿Quién eres?", pregunta Goeth sar- este beneficiario amoral de la acumu- reflexiona sobre las patologías del acepta esto tácitamente, y ocasional
cásticamente, "¿Moisés?"). lación de tiempos de guerra encuentra -
tiempo de guerra: "Y está la guerra, que mente Stern transgrede los límites
Pero de muchas maneras, esto no el bien en sí mismo. La apertura inicial saca a la luz lo peor de la gente, nunca (notablemente con el operario de un
comprende el verdadero sentido. En la de Schindler a los judíos, mediada por el bien." solo brazo), pero ya en Plaszów está
lógica del film, Schindler es apenas un el contador Stern, es pura pragmática No obstante, éste no es solamente proporcionando a Stern los medios
personaje muy atrayente. Es un opor- empresarial. La película se toma el tra- el film de Schindler. La recepción de la para comprar prisioneros más allá de
tunista, un usurero de tiempos de gue- bajo de señalarlo: su negocio con los película ha opacado la centralidad de su capacidad de trabajo y fuera del
rra, un carpet-bagger7
bis de la peor es- inversores judíos desconoce la ideolo- Itzhak Stern. Para nosotros es el motor campo. Ciertamente Stern es funda-
pecie, que capitaliza la desgracia de los gía nazi que su pertenencia partidaria principal de La Lista de Schindler, mental para el conjunto de la Opera
judíos. Constantemente usa a la gen- aparentemente imponía, pero no im- que
se mueve alternativamente entre los ción, un hombre con una misión. Es el
te, abiertamente, por medio del nexo plica simpatía humana por la situa- dos registros del film, el personal y el hombre recto con vetas mordaces y
del dinero. Su original arreglo con Itz- ción apremiante de los judíos, sino documental, manejando las interac- sardónicas. También está posicionado
hak Stern es a duras penas una transac- meramente discernimiento dela opor- ciones de ambos, mediatizando la re- en un triángulo con Goeth como la
ción equitativa, y los inversores judíos tunidad esencial. El propio interés y la lación de Schindier con la historia amante maligna y Stern como la espo-
son usados cínicamente. Prefiere la buena vida son sus únicas reglas. Mu- Cuando se encuentran, Stern le dice a sa sufrida pero amorosa: cada uno de
mano de obra judía antes que la pola- chas veces es descripto como virtuoso Schindler que está obligado a declarar- ellos atrae a diferentes partes de Oskar.
:a por sus mínimos costos. Cuando
erl= 1-,,,un
("Eres buen hombre"; "Dicen Que
—., \ -- - se judío, a lo que replica Oskar: "Soy Junto a su competencia contable,
), y ei rechaza tales des- alemán. Con que eso somos". Este in- Stern se destaca por recobrar las pie-
.p7 11010,P•r wa - tercambio enormemente fértil define zas, por tolerar las flaquezas, por ver el
los parámetros de una sociedad delica- bien subyacente. El gana porque es
01=0011:7 7 da y notablemente exitosa, en la que muy bueno en este papel de esposa -la
Stern se mueve desde la ansiosa cir- que sabe y tolera, la que se conoce a sí
1-10• 911100 cunspección (¿Qué quiere este nazi?) a misma y que también conoce a
la cuidadosa cooperación (¿Cómo po- Schindler-. Le da a Oskar la oportuni-
demos beneficiarnos?), el apoyo casi dad de ser bueno y crea a Schindler co-
marital ("Herr Direktor, mo un posible salvador y héroe.
no deje que las
) 114 ( Pero Stern es aún más importante.
Es realmáite la• prirrilfa - Pérsonqué la. El ileya la responsabilidad de mirar
vemos en lá película t'. -Intadb en la es- -de mirar intencionadaménte, dé tra-
tación para registrar a los judíos que tar de discernir qué seguirá-, que es
llegan), y casi la última (sentado fuera crucial para la historia y para la super-
de la fábrica durante la liberación). Es vivencia. También es la voz del film,
insertado en la narrativa muchas ve- dadas las líneas históricamente preci-
ces: lo vemos antes de la conmoción sas que dice. Describe claramente la
de la liquidación del ghetto (después ausencia de racionalidad del sistema: que significaba que nadie estaba se-
ti y los roma 8 bis los discapacitados
,

de las escenas paralelas de Schindler y puede ser burocrático, tecnologizado, guro. Pero la película hace esto fuera
físicos y los enfermos mentales, los
Goeth afeitándose); es un horrorizado banal, ligado a los requerimientos de socialmente indeseables- no están re- de cualquier contexto de explicación
observador de una de estas matanzas; la economía de guerra, y con todos los presentados en el film (en contraste política. La política es un espacio ine-
en Plaszów, atraviesa el cerco cuando adornos de la racionalidad, pero no xistente, una ausencia de acción via-
con otra pedagogía reciente del Holo-
el niño Lisiek es baleado; observa du- tiene una racionalidad que una perso- ble, un término faltante para cual-
causto, como el Museo Conmemora-
rante la fiesta de cumpleaños cuando na racional pueda descifrar, y los nazis quier cosa que el film tenga que decir
tivo del Holocausto en Washington
Schindler da los besos incriminadores no se preocupan por la producción. sobre la supervivencia o el optimis-
D.C.). Además, la política de los mis-
a la niña judía Nusia Horowitz y a la Así, diríamos que La Lista de Schindler mos judíos -no sólo la resistencia ju- mo para el futuro.
joven obrera; está con los alemanes en tiene un héroe judío, después de todo. Por otro lado, el tratamiento de la
día en su forma sionista, bundista y
la estación ferroviaria tras la selección, película sobre la infancia sí contiene
comunista sino las organizaciones ju-
mientras Schindler riega los vagones un discurso de política, aunque de
veniles y la entera formación subcul-
con mangueras. Estas apariciones, que IV tural de la esfera pública del ghetto-
una forma oblicua y desplazada. La
no tienen una función práctica para la está completamente omitida. Otros imagen de los niños -niños en peli-
acción, dicen algo acerca de ser testigo ¿Qué nos dice La Lista de Schindler aspectos diferenciadores al interior
gro, niños huyendo y ocultándose,
-acerca de registrar, de recordar, de es- sobre la política? Aparte del tramo fi- niños sobreviviendo por su ingenio,
de las comunidades judías también
tar allí para contar la historia-. Otros nal sionista, la respuesta parece ser niños transportados en camiones, ni-
son borrados, y podría decirse mucho
individuos son usados en la película muy poco. Ciertamente está presente ños caminando hacia la cámara de
más aún acerca del género 9 . Esta es
de manera similar: Helen Hirsch es el discurso racial nazi -especialmente gas- es extremadamente potente en
una diferencia con el libro de Ke-
testigo de las atrocidades cotidianas de en la alocución de Goeth sobre la mi- neally, en el que a Schindler y los ju- La Lista de Schindler. Los niños son
Goeth en Plaszów, comenzando con sión de borrar la historia de la Craco- díos de Cracovia se les asignan moti- una presencia importante". Pero
el asesinato de la ingeniera de la cons- via judía o en su monólogo dirigido a aparte del vaciamiento del ghetto
vaciones políticas, y en el que el tras-
trucción, Diana Reiter, tal vez el más Helen Hirsch y la golpiza subsiguien- (un muchacho es baleado y los niños
fondo sionista desempeña un ro1 10 .
conmocionante del film, y son sus ojos te, en la cual el deseo sexual es venci- Aquí hay que decir dos cosas. Por son separados por la fuerza de sus pa-
los que graban las filas interminables do por la pureza racial- 8 .Pero ade- un lado, la película construye al po- dres), la película nos ahorra el trata-
de las cámaras de gas en Auschwitz, así más del radicalismo de las SS (su anti- miento brutal de los pequeños. Dado
der como algo más allá de la acción o
como cuando son salvadas las mujeres semitismo es diferente, los judíos se- el control popular, como algo que que poco más resulta omitido, vale la
de Schindler. Mostrar a los actores jun- rán extérminados más que sólo limi- pena preguntarse cómo funciona es-
viene de afuera, como opaco, incon-
to a los respectivos sobrevivientes de tados, como en el pasado), la película to. Por ejemplo, cuando las niñas son
trolable, con la fuerza de un desastre
Schindler que encarnan hacia el final no proporciona el contexto para capturadas en Auschwitz del grupo
natural, y ciertamente como no ra-
es una manera de destacar este punto comprender el nazismo, o para situar de mujeres de Schindler que partía, el
cional. Además, Spielberg hace un
de un modo increíblemente conmo- la hostilidad hacia los judíos. Otros elemento clave es que luego son res-
trabajo excelente de representación
vedor, de asegurar la aceptación de la blancos de la persecución nazi -co- tituidas; y cuando los niños son tras-
de las cualidades endémicas de la tre-
película como testimonio. Podría de- munistas, socialistas, homosexuales, ladados desde Plaszów, Spielberg eli-
menda violencia del poder coercitivo
cirse que Stern es los ojos de la pelícu- otras categorías raciales como los sin- ge -incongruentemente- una ima-
nazi y, en comparación, de la mez-
gen de inocencia, como el saludo fe-
quindad de la acción de resistencia
liz de los niños desde los camiones,
humana. Muestra al sistema descan-
manteniendo el trauma para los adul-
sando sobre la arbitrariedad y la im-
tos, que se alborotan ante la enormi-
predictibilidad absolutas -con la con-
dad de esta pérdida. De este modo la
siguiente pérdida de coherencia y re-
niñez es reservada como un lugar re-
gularidad- y la ausencia de reglas, lo
lativamente seguro de sentimentali-

) 116 ( ) 117 (
dad, tanto por lo que el film elige no neración de cadáveres en Chujowá
M Si:rar del catálogo dé horrores dis- Gozka, en un momento dé .infernal re- -;

ponibles como por lo que parece es- presentación de la muertémasiva, es sitgite,


tar diciendo acerca del optimismo y terriblemente más desquiciador de lo -
14-.t,
.

la esperanza. Porque La Lista de


Schindler utiliza la imaginería de la
que cualquier otra imagen pudiera ha-
ber sido. Señala que en esas circunstan-
4111 411g " 4IF 82 ^ •- s r

infancia como un signo de la posibi-


lidad y también del horror, en una re-
cias la esperanza y el hacer el bien sólo
podían ser relativos y comprometidos.
lel( • .»;
"
1 ,

lación de optimismo con futuros po- El optimismo siempre podía ser algo escenas de la supervivencia familiar y Las viejas imágenes del exceso hedo-
sibles, de futuridad per se, como si el traumatizado y dañado. del desastre. Spielberg rechaza este nista (sexo, bebida, fiestas) se marchi-
único modelo disponible para imagi- Habitualmente la niñez es imagi- recurso de la trama familiar, que apro- tan; la rectitud burguesa ocupa su lu-
nar el futuro fuera el derecho del ni- nada en familia, y aquí La Lista de xima a las grandes cuestiones mora- gar. Abandona el sexo (en los térmi-
ño a crecer. Schindler está organizada alrededor les por medio de la historia de una fa- nos en los que nos lo muestra la pelí-
Por supuesto, la imagen más elo- del deseo de una familiaridad restau- milia particular, con quien se invita a cula); reingresa al sagrado espacio de
cuente es la niñita de rojo ("la genia ro- rada —de estabilidad, de felicidad, de la audiencia a identificarse y para la iglesia para sus verdaderos propósi-
ja", como la llama Keneally), cuyo abri- normalidad de la vida familiar, que quien debe producirse empatía. Ya tos, en este caso restaurar los lazos del
go es el único elemento de color de la los nazis han arrebatado—. No debe- tempranamente, La Lista de Schindler matrimonio (la última vez que estuvo
película, a excepción de la llama dé las mos dar un sentido erróneo al objeti- niega a la audiencia esa identifica- en la iglesia, al principio de la película,
velas. Ella es el niño del film, y ella sí vo principal del film, que es mostrar ción, y los individuos son introduci- el espacio es profanado por el merca-
muele, aunque no frente a nosotros. En la violencia genocida del Holocausto, dos en forma puramente situacional, deo en negro); consiente a su esposa
realidad, nuestra única visión frontal es honrar las historias que los sobrevi- con un mínimo desarrollo del perso- dentro de la historia; y lleva una vida
cuando ella se arrastra debajo de la ca- vientes tienen para contar y construir naje, y sin el respaldo de historias fa- moral ordenada, consagrada más ade-
ma luego de escapar de la redada y en- un patrón para la futura reproduc- miliares o familias visibles. Sí segui- lante en Blinnlitz con la restauración
frenta a la cámara, con una cara verda- ción de la memoria. Pero los lengua- mos a un núcleo de gente a través de de la autoridad rabínica. Así, la forma
deramente fresca y aparentemente jes que tiene la película para compo- la película, pero inicialmente los per- de la nueva moral de Schindler es una
competente: un sobreviviente, avispa- ner sus diversas narrativas —y espe- sonajes individualmente designados familia restaurada. Oskar, el prodigio-
do y autónomo. Cruza a las zancadas y cialmente para la narrativa maestra aparecen demasiado efímeramente so gimnasta sexual, retorna a un ma-
sin pánico a través de la masacre de la li- que surge de la lista— descansa cru- para una identificación cierta. De trimonio asexual y sin hijos: Emilie es-
quidación del ghetto, haciendo luego cialmente sobre la forma familiar co- cualquier modo no sentimos seguri- tá por primera vez a su lado, compar-
su conmovedora reaparición en la pelí- mo el modo primario de pensar acer- dad de que realmente sobrevivirán a tiendo sus responsabilidades. Al regre-
cula en el carretón de cadáveres. Ella es ca de las relaciones sociales. Incluso su presentación en la historia. Pero sar, él le hace la promesa ("Ningún
el mejor contraejemplo de una repre- la apelación a Israel y la nación hacia hacia el final del film este mecanismo portero o maitre volverá a confundirte,
sentación sin sentimientos de la espe- el final del film gira sobre la genera- ha cambiado y la familia ha resurgido te lo prometo"), que antes le había ne-
ranza de un modo que es genuinamen- cionalidad y la transmisión genealó- como el principal foco de identifica- gado. Salvar a los judíos —sus judíos—
te poderoso y emotivo, y un recurso gica. Esto no está exento de compli- ción. como hijos sustitutos ahora reempla-
creíble para dramatizar el momento del caciones. Es cierto que la película ab- La divisoria de aguas dramática es la za su carencia, que antes tomaba la
reconocimiento de Schindler mientras jura de las convenciones de la identi- verdadera confección de la lista. Al lle- forma de la promiscua satisfacción del
observa desde la ladera, el único que ficación melodramática y personali- gar a su decisión, Schindler contempla cuerpo sexual, un giro ya indicado en
lentamente le despierta la capacidad de zada del cine clásico, llevada a su ex- silenciosamente a su amante dormida, su encuentro casto y empát:co con
elección moral, de permitirse a sí mis- tremo en la miniserie televisiva Holo- su apartamento, sus riquezas, todo lo Helen Hirsch ("Conozco tus sufri-
mo ser bueno. Además, el hecho de que causto (1978), con su reducción hi- que está dejando atrás. La banda sono- mientos, Helen... Todo está bien, no es
reaparezca tan fugazmente en la inci- per-sentimentalizada del tema a las ra canta "Dios bendiga a los niños". El esa clase de beso"), a quien se esfuerza
recoge su dinero. La película pasa a las por salvar, comprándosela a Goeth en
3111fr negociaciones con Goeth, y luego re-
gresa a una oficina oscura, con un pri-
la lista. La historia de Schindlerse con-
vierte en una pizarra sobre la cual son
1 mer plano de las teclas de una máqui- reinscriptos la forma familiar y sus
r
-
:-
»I"
:11;?-1, na de escribir, mientras Stern ySchind- normas.
r ler, unidos ahora en una intensa cola- Una vez que pensamos en un final
511'
111.1111
41100)Ink: 41111 " 7
3111111"».- boración, componen la lista. En lo su- corno éste, otras cosas se ubican en su
"1"1". cesivo, Schindler aparece cambiado. lugar. El familiarismo restaurado es
extraordinarias en este sentido, Ores, la lista inevitablemente
- alienta
a la cámara continuamente acentúa zste- movimieáto.
la corpulencia y la altura de Schindier, Comenzabaos este artículo subra-
infantilizando a los judíos (particular- yando el paralelismo de la trama de la
mente al rabino),y posicionándolo co- guerra y el docudrama, la presenta-
mo el gran padre blanco, el benévolo ción estilizada de una historia indivi-
dueño de plantación, el buen capita- dual dentro de las convenciones de gé- ca mal calculada de la película, queda del Holocausto), la internación dentro
lista. Además, ahora se focaliza en cier- nero de una clase de cine, y el montaje completamente al mando. El familia- del ghetto (con imágenes recurrentes
to perfil del núcleo de los personajes de una historia con su efecto docu- rismo provee el lenguaje principal de de familias y niños), las selecciones, el
judíos. Para la mayor parte de la pelí- mental conscientemente construido. esta parte final, que persiste en el final terror y la humillación en las calles
cula los últimos son difíciles de identi- La mayor parte del interés de la pelícu- a todo color junto a la tumba de (sangre negra sobre nieve blanca), y el
ficar consistentemente: la mayoría la está en la disrupción de una historia Schindler en el Jerusalén actual, don- ilusorio establecimiento de una nor-
aparece sólo fugazmente, algunas ve- por la otra, a medida que se quiebra la de los sobrevivientes de Schindler se malidad opresiva pero aún parcial-
ces en viñetas significativas, más a me- resistencia de Schindler frente a la his- unen a los actores que los representa- mente negociable, antes de que se apli-
nudo incidentalmente y con mínimas toria (y el papel de Stern ha estado ron en la película. No es accidental que el golpe contundente del terror.
líneas para decir. Los Dresner, por contribuyendo en ese sentido). Du- que los primeros en colocar sus pie- La liquidación del ghetto, que tiene
ejemplo, son la familia emblemática rante gran parte del film, hasta la ex- dras sean los Dresner. lugar a una hora de iniciada la pelícu-
de la lista: la madre (Chaja, aunque humación e incineración de cadáveres la, constituye su hecho de clímax. Esta
nunca nombrada como tal) y la hija en Chujowa Gozka, los dos modos de aplicación b:utal del terror dirigido
(Danka, la niña más frecuentemente narración (el personal y el documen- y por el Estado no deja ilusiones acerca
bosquejada del film) aparecen de for- tal) coexisten e interactúan muy bien. de las intenciones de los nazis, y este
ma bastante estable, pero es sólo des- Pero una vez que se ha confeccionado En este trabajo hemos explorado al- sentido de finalidad, de haber cruzado
pués de varias secuencias que uno se la lista y se ha establecido al elenco de gunos de los modos en los que trabaja a otro estado de existencia, es transmi-
da cuenta de cuánto, y de que ellas los judíos de Schindler como una iden- La Lista de Schindler. Paradójicamente, tido brillantemente por Spielberg.
también pertenecen a una unidad fa- tidad colectiva, inevitablemente co- hemos hablado poco acerca de los frag- Igualmente, la ferocidad de la conduc-
miliar completa con un padre (Juda) y menzamos a enfocar los personajes mentos principales, que tuvieron el ta de las SS es un correctivo importan-
un hijo (sin nombre). Simbólicamente conocidos y desaparece el efecto docu- impacto más poderoso cuando vimos te al énfasis en la tecnocracia y en el
hablando, la boda clandestina en Plas- mental más impersonal. Hay una ex- la película: las actuaciones brillante- poder burocrático anónimo aprehen-
zów entre Josef Bau y Rebecca Tannen- cepción fundamental a esto: cuando mente escenificadas de los eventos dido en la fórmula de la banalidad del
baum también es importante, al afir- el traslado de las mujeres de Schindler centrales del Holocausto, incluyendo mal. Amon Goeth es una creación ci-
mar la indestructibilidad de la forma de algún modo es redirigido hacia la destrucción del ghetto, el infierno nematográfica crucial a este respecto,
familiar: intercalada con la golpiza de Auschwitz, con lo cual Spielberg com- insano de Chujowa Gozka, y el des- reuniendo el compromiso inexorable
Helen Hirsch por parte de Goeth y una pleta su representación del inventario censo a Auschwitz. Junto a las viñetas con el plan y sus reglas dementes (pa-
escena de nightclub donde una can- del Holocausto. Pero a pesar del indu- de la violencia de la vida en el campo ra las cuales la inviolabilidad de las lis-
tante flirtea con Schindler, durante dable poder de la secuencia de Ausch- en Plaszów, la selección para los trasla- tas llega a ser la metáfora dominante
uno de los clímax dramáticos de la pe- witz, la historia ya está mediatizada dos, y las imágenes ya clásicas de los de la película) con el sadismo, la vio-
lícula, representa el amor y la decen- por la supervivencia colectiva. Las mo- trenes de transporte, tales como el lencia ilimitada y el antihumanismo
cia, en contraposición con las patolo- dalidades narrativas del film han cam- equipaje cuidadosamente etiquetado brutal, que la producción del genoci-
gías de Goeth y la promiscuidad de biado, y el interés humano, fuerte- y abandonado siendo llevado al depó- dio siempre ocasionó en el terreno.
Schindler. Hacia el final estas formas mente concentrado en torno a Schind- sito y vaciado de su cotidianeidad —za- Además, como nos ha recordado Ch-
de identificación son virtualmente ler mismo para la conclusión dramáti- patos, relojes, adornos, objetos de va- ristopher Browning, estos funciona-
lor. y nnr siinnpcfn lac fnfnc furnil;n
debe mostrarse en una película acerca aquí la película nos está pidiendo que
del Holocaue.o., y i ede se Mcstrado.
. conseivemes nuestra . calidad -de testi-
verazmente, en una medida propor- gos, renovando el mandato de la Ge-
cional a la terrible significación del te- nia Roja mientras observaba silencio-
ma? La secuencia de Auschwitz expre- samente desde su refugio. Las tonali-
sa sucintamente este dilema. Una pelí- dades dominantes de esta secuencia,
cula que aspira a narrar el Holocausto respaldadas por la música lenta y fúne-
no puede dejar afuera a Auschwitz, y el bre de la llegada de las mujeres de
episodio ciertamente estuvo en la his- Schindler a Brinnlitz, son de una terri- de los sobrevivientes hacia la tibia luz
toria de Schindler. Lo mismo se puede toria social del Holocausto y sus per-
ble y entendida tristeza. de la ciudad en el horizonte, al contra- petradores, véase Michael Wildt, "The
sostener sobre la controvertida escena Las cuestiónes de la representabili- rio de la que honra la tumba de Schind-
de la ducha: las cámaras de gas tenían Invented and the Real: Historiograp-
dad y de la autorización a hablar no ler, que encontramos extremadamen- hical Notes on Schindler's List", His-
que estar allí, y éste fue un modo de pueden ser resueltas filmando lo no te conmovedora). Pero nos gustan los tory Workshop Journal 41 (primavera
hacerlas observables, que no rompió observable, como opuestas a ser lleva- diferentes niveles sobre los que trabaja
ningún tabú fundamental ni violó de 1996): 240-49. Los comentarios
das a la discusión abierta. Pero hacer la película tal como lo hemos analiza- más interesantes sobre la película
nuestro sentido de exactitud histórica una película es decir que esto no es sa- do. Y en consecuencia aquí tomamos
demasiado notablemente. La escena procedieron de críticos literarios in-
grado; que esto no está fuera de la his- distancia de la defensa monumenta- teresados en problemas de historia y
captura algo de nuestra relación in- toria; que estas víctimas judías no son lista de la narrativa maestra por parte
creíblemente complicada, horrori2.a- memoria, y en la importancia del ci-
mártires descarnados; que pueden ser de Claude Lanzmann 13 Precisamente
.
ne, la cultura popular y la política de
da, voyeurista, con las cámaras de gas. parte de un discurso. De hecho, pue- porque La Lista de Schindler cuenta una
Además, nuestro alivio ante el rescate representación en la esfera pública.
den hacerse otras películas. Spielberg historia "real", altamente específica e Véanse, por ejemplo, Dominick La-
no puede ser disfrutado, porque la fila parece saberlo. Al comienzo, cuando innegablemente excepcional, no pue- Capra, Representing the Holocaust: His-
que se mueve en la otra dirección es se nos presenta a Schindler y a los ale- de ser totalizadora, ni reclamar ningu- tory, TIzeory, Trauma (Ithaca: Cornell
demasiado larga, la que desciende in- manes en el nightclub, una fotógrafa na autoridad final o completa. Nueva- UP, 1994); The Art of Memory: Halo-
flexiblemente al gas. Como en la eva- registra la noche, con muchos deste- mente afirma que con esta historia no caust Memorials in History, ed. James
cuación del ghetto, Spielberg corta y llos de luces de focos y el marco de dis- habrá una última palabra.
evita tratar lo verdaderamente no visi- E. Young (New York: 1995); y Geof-
paros de flash. Esto señala la medida frey H. Hartman, The Langest Shadow:
ble: somos forzados a mirar (típica- en que esta película trata de la memo- *
mente en la figura emblemática de un In the Aftermath of the Holocaust (Bloo-
ria y su preservación, de nombres y ca- mington: Indiana UP, 1996), que
niño pequeño) lo suficiente como pa- ras, de ser testigo. Pero el cineasta tam- Como indicamos en nuestro prefa-
ra registrar el conocimiento, pero no contiene una discusión de La Lista de
bién dice: ésta es mi instantánea; no cio, desde que se escribió este artícu- Schindler en el capítulo 5. Para un aná-
demasiado. Esto preserva la distancia, puede abarcar la totalidad del Holo- lo, publicado luego en Historische
nos coloca en el lugar de los sobrevi- lisis excelente de la recepción de la
causto; pero ésta es la historia que con- Anthropologie (1995) junto con artí- película en el contexto más amplio
vientes, pero deja el conjunto de la taré. Nos gustan las parcialidades de culos de Hanno Loewy y Michael
realidad de no supervivencia en la de un debate sobre la esfera pública
perspectiva —la de los judíos nortea- Wildt, la película de Spielberg ha con- contemporánea, véase Miriam Bratu
pantalla. Aquí hay mucho acerca del mericanos, sobrevivientes y otros, que tinuado siendo muy discutida, aun- Hansen, "Schincileres List is not Shoah:
observar —la luz que atraviesa las tabli- tratan de comprometerse con esta his- que su dominio potencial sobre las
llas del vagón de ganado que entreven The Second Commandment, Popular
toria y su legado— porque brindan percepciones del Holocausto, que Modernism, and Public Memory",
los ojos de las mujeres, Helen mirando oportunidades para abrir el tema. No muchos críticos destacaban como in- Critica! Inquiry 22 (invierno de 1996):
hacia atrás la fila de la muerte, el ojo nos gusta todo de la película, y detes- mensamente amplio durante la re-
de la puerta de la cámara, los ojos fijos 292-312; y para discusiones adiciona-
tamos la conclusión (esto es, el discur- cepción inmediata, ha llegado a ser les sobre Shoali de Claude Lanzmann,
en la parte superior de las duchas— y so de partida de Schindler y la marcha relativizado desde entonces. Para que ha llegado a ser el contrapunto
una colección de respuestas al film inevitable de la película de Spielberg
mismo, véase Spielberg 's Holocaust: en el cine contemporáneo, véase Do-
Critical Perspectives on "Schincller's minick LaCapra, "Lanzmann's Shoah:
List", ed. Yosefa Loshitzky (Bloom i ng- «Here There is No Why»", Critical In-
ton: Indiana UP, de próxima apari- quity 23 (invierno de 1997): 231-69
ción). Para la reacción de un historia-
dor profundamente inmerso en las
‘.7 investigaciones recientes sobre la his- Traducción: María Inés Tato
) 122 (
) l23(
Referencias bibliográficas 4. El espectador resulta estremecido por las
similitudes visuales con el film Sterne [Estre-
1. Daniel Jonah Goldhagen, llas], de Konrad Wolf, de DEFA (RDA), 1958,
Executioners: Ordinary Germans and the Holo- sobre la exterminación del judaísmo europeo.
caust (New York: Knopf, 1996) 218. Un docu- 5. Esta cita es utilizada por Friedlánder para
mental reciente de ABC/PBS sobre el juicio a la introducción de su Reflections on Nazism. An
Eichmann nos recordaba que la "niñita de Essay on Kitsch and Death (New York: Harper
abrigo rojo" aparecía en el testimonio de un so- and Row, 1984), 9.
breviviente en el juicio en Jerusalén. 6. Spielberg ha sido acusado de hermosear
2. La reacción inmediata más interesante el Holocausto, de mostrarnos solamente cuer- 8. El discurso de Goeth a las SS recuerda a 11. Para un tratamiento histórico, véase
apareció en un simposio de l'illage Voice (29 pos bien vestidos y bien alimentados, y de dis- numerosos documentos, pero especialmente Deborah Dwork, Children with a Star: Jewish
de marzo de 1994: 24-31) titulado "La Lista de minuir el horror de los ghettos y campos, don- el discurso infame de Heinrich Himmler en Youth in Nazi Europe (New Haven: Yale UP,
Schindler: Mito, Film y Memoria". Las respues- de las condiciones corroían drasticamente los Posen del 8 de octubre de 1943. Véase Heinrich 1991). Véase también Serge Klarsfeld, French
tas de los participantes Wanda Vershen, Ri- cuerpos y los espíritus (Como supuestamente Himmler,Geheimreden, 1933 bis 1945 und ande- Children of the Holocaust: A Memorial, eds. Su-
chard Goldstein, J. Hoberman, Annette Ins- le dijo un sobreviviente en Israel: "Sr. Spiel- re Ansprachen, ed. Bradley R. Smith y Agnes F. san Cohen y Howard M. Epstein, trad. Glo-
dorf, Ken Jacobs, Gertrud Koch, Art Spiegel- berg, ¡me habría gustado haber estado en su Peterson (Frankfurt/Main: Propylaen, 1974), rianne Depondt y Howard M. Epstein (New
man y James Young generalmente fueron es- campo!"). Es decir, para hacer representable el 169-71. York: New York UP, 1996).
cépticas y negativas (aunque Insdorf fue cui- Holocausto, Spielberg disminuye la enormi- 8 bis. Suele denominarse "sinti" a las comu- 12. Véase Christopher R. Browning, Ordi-
dadosa en señalar que ninguna película ofre- dad, y en consecuencia distorsiona. Estamos nidades gitanas establecidas en Alemania y Eu- nao, Men. Reserve Police Battalion 101 and the Fi-
cía una "palabra definitiva"); Hoberman y de acuerdo en que en este debate intervienen ropa central, en tanto que reciben el nombre nal Solution in Poland (New York: Harper Co-
Spiegelman rechazaron el film con particular grandes dilemas filosóficos, y dentro de la esté- de" roma" las asentadas en Europa del este y en Ilins, 1992). Obviamente, estas cuestiones es-
vehemencia. Otras reacciones negativas in- tica realista del film tal vez no puede mostrar- la zona de los Balcanes (N. de la T.). tán siendo reexaminadas al calor de las discu-
cluyen a Les White, "My father is a Schindler se la completa enormidad de los hechos. Sin 9. La lista tenía un desbalance mucho ma- siones en torno a Hitler's Willing Executiorzers:
Jew", lump Cut 39 (1994): 3-6, y Robert Sklar, embargo, hay modos de insinuar estas dimen- yor del que se muestra en la película (alrededor Ordinary Germans and the Holocaust, de Gold-
Movie-Made America:.A Cultural History o f siones—o de garabatearlas en la imaginación- y de 300 mujeres entre unos 1100 nombres). El hagen.
American Movies (New York: Vintage, 1994), de representarlas selectivamente en este modo carácter familiar del final de la película parece 13. Claude Lanzmann, "Why Spielberg has
367-71. Para más análisis positivos de histo- realista. La descripción de Spielberg de la ex- requerir la omisión de este hecho. Distorted the Truth", Guardian Weekly 9, abril
riadores, véanse Elazar Barkan, American His- humación e incineración de cadáveres en Chu- 10. Thomas Keneally, Schindleris List (New de 1994, tomado de Le Monde, 3 de marzo de
torical Review 99.4 (1994): 1244-50, y Robert jowa Gozka en marzo de 1944 transmite imá- York: Simon and Schuster, 1982). 1994.
Gellately, "Between Exploitation, Rescue and genes de extraordinario poder, por ejemplo. Y
Annihilation: Reviewing Schindler's List", hay otros efectos que puede alcanzar una apro-
Central European History (1993): 475-89. Véa- ximación realista documental. Se cae en esta
se también Elinor J. Brecher, Schindler's Le- categoría al permitir identidades relativamen-
gacy: True Stories o f the List Survivors (New te intactas a los judíos en esta historia, que im-
York: Dutton, 1994). plican un campo de relaciones con historias
2 bis. La Querella de los Historiadores, de- preexistentes —y pre-Holocausto-.
sencadenada en 1986 tras la publicación de las 7. Véase especialmente la acerba crítica de
polémicas concepciones de Ernst Nolte acerca Eike Geisel, "E.T. bei den Deutschen oder Na:
del Holocausto (N. de la T.). tionalsozialismus mit menschlichem Antlitz",
3. Véase Probing the Limits of Representation. Schindlerdeutsche. Ein Kinotraum vom Dritten
Nazism and the "Final Solutiorz", ed. Saul Fried- Reich, ed. lnitiative Sozialistisches Forum (Fri-
lánder (Cambridge: Harvard UP, 1992), y espe- burgo: Ca Ira, 1994), 107-33.
cialmente Dan Diner, "Historical Undestan- 7 bis. Esta expresión coloquial designa en
ding and Counterrationality: The Judenrat as Estados Unidos a los funcionarios norteños
Epistemological Vantage", 128-42. Véase tam- que, tras la guerra de secesión, ocuparon car-
bién Geoff Eley, "Nazism, Politics, and the gos políticos en el sur derrotado utilizándolos
Image of the Past: Thoughts on the West Ger- para acumular fortunas. Por extensión se apli-
man Historikerstreit, 1986-87", Past and Present ca a los individuos aventureros e inescrupulo-
121 (1988): 171-208. sos cuya meta principal es el lucro. (N. de la T.).
ESTUDIOS SOCIALES
Revista Universitaria Semestral
Consejo de Redacción: Darío Macor (Director), Ricardo Falcón,
Eduardo Hourcade, Enrique Mases, Ofelia Piangt -to, Hugo Quiroga

N° 15 segundo semestre 1998


Historia y
ARTICULOS

JUAN CARLOS GARAVAGLIA: Escenas de la vida política en la campaña: San Anto-


nio de Areco en una crisis del rosismo (1839-1840)
Educación
ENRIQUE MASES: La cuestión social; la cuestión indígena: el destimo final de los
indios sometidos. Argentina y Chile, 1878-1885.
EDUARDO ZIMMERMANN: La prensa y la oposición política en la Argentina de
comienzos de siglo.
EDUARDO HOURCADE: Ricardo Rojas hagiógrafo.
MARIO J. LXITUADA Y JUAN M. RENOLD: Morfología institucional y discurso en el co-
operativismo agropecuario.
MARCOS NOVARO: Los partidos argentinos en los '90
NORBERT LECHNER: Nuestros miedos.
DARIO ROLDAN: El impacto de la adopción del sufragio universal en el pensamien-
to doctrinario.
SANDRA CAPONI: El concepto durkheimiano de Normalidad.

ENTREVISTA: a ROGER CHARTIER

COMUNICACIONES: la ciudad escindida. SILVIA


JULIO ARROYO:
4441
ROMANO: los documentos audiovisuales como fuentes de la historia.
P>-qtri
• •:,:j
•••

Estudios Sociales, Universidad Nacional del Litoral,


9 de julio 3563, Santa Fe, Argentina, telefax (042) 571194
Correspondencia a: Casilla de Correo 353, (3000) Santa Fe, Argentina.

\•■■ •

) 126 (
Los otros en la historia escolar_
Las "naciones extranjeras" en los manuales
de Historia Argentina entre 1956 y 1989 1
Luciano de Privitellio*

E
n el marco de las po- considerando que esta definición de la
líticas educativas alteridad constituye un perfil más de
abiertas por la for- la concepción de la propia identidad
*
. mación del Mercosur, se nacional. Esta identidad, que en la se-
han realizado un con- gunda mitad del siglo XIX aportó a la
junto de reuniones en- conformación del estado-nación, se
tre especialistas de His- fue orientando a lo largo del siglo XX
toria y Geografía desti- en un sentido exclusivista y autorita-
nadas a repensar los contenidos curri- rio a partir de una idea de la nación
culares de estas materias de modo tal asociada al estatalismo y, luego de los
que contribuyan al proceso de integra- años treinta, al militarismo y la reli-
ción regional. Entre los objetivo gene- gión católica. A su vez, y como conse-
rales, se ha sugerido la necesidad de cuencia de lo anterior, también se fue
"superar las visiones históricas de marca- haciendo particularmente desconfia-
do nacionalismo y de carácter preconcep- da hacia todo lo externo: si, por mo-
tuoso"2. Detrás de este deseo, se confir- mentos, parece evidente que a la Ar-
ma y reactualiza una vieja tradición gentina debería corresponderle un in-
que otorga a estas disciplinas una pre- dudable destino de grandeza, en otros,
disposición particular para la cons- la constatación de que este era sólo un
trucción de los valores y las actitudes horizonte frustrado encontró su más
de una comunidad, sin embargo, la ta- formidable explicación en la acción de
rea no parece demasiado sencilla si se extraños/extranjeros opuestos a este
tiene en cuenta que ambas se han sos- destino 3 . Los manuales de historia no
tenido y legitimado sobre paradigmas fueron ajenos a esta mirada oscilante
férreamente orientados a la construc- entre un desmesurado optimismo y
ción de identidades nacionales que, al un perplejo pesimismo, proyectando
menos en el caso argentino, se caracte- hacia el pasado esta visión a la vez so-
rizaron por una mirada sospechosa y bredimensionada, frustrada y para-
desconfiada hacia los países del área. noica de la propia nacionalidad.
Este trabajo busca explorar la imagen Ciertamente, esta estructura senti-
de las "otras" naciones (en especial las mental en escasas ocasiones es asu-
vecinas) que se ha desplegado en los mida de un modo explícito lo cual,
manuales de Historia Argentina desde lejos de cuestionarla, nos enfrenta
fines de los años cincuenta hasta 1990, con un fenómeno tan naturalizado
que no obliga y, en ocasiones, ni si-
quiera concibe, una defensa cons-
• F. F. y L., U.B.A. ciente y militante.
El punto de arranque del análisis se r

Entrepasados - N° 15, 1998: 129-149


'',2
ubica en la reforma de planes de 1956 tinadas a un público adolescente; a su -
porque es 2 partir de ella que se consa- vez, permite explicar la peisistencia ie -
gra un modelo curricular anterior que los autores y la fuerza residual que esta
destina el tercer año para un curso de versión tendrá en aquellos manuales
Historia Argentina que sucede a una que se pretenden renovadores luego
"Antigua y Medieval" y una "Moderna de 1983 7 .
y Contemporánea" 4 . En contrapartida, este recambio de
Pero, de un modo más profundo, autores redundó en algunas noveda-
por aquellos años se instala una nueva des en las propuestas editoriales:
modalidad de la producción editorial mientras que por un lado sigue pri-
de textos de historia, cuya característi- mando un tipo de manual amplia-
ca más evidente fue el desembarco de mente dominado por texto compac-
un conjunto de autores provenientes tos y extensos interrumpidos por fre-
del ámbito de la educación secundaria cuentes títulos y subtítulos, por otro,
y no del campo académico historio- las ilustraciones se hacen más abun-
gráfico como había sucedido en el pe- dantes, se incorporan preguntas como
ríodo anterior. Estos profesores hacen toda forma de actividad (referidas
de la escritura de manuales una parte siempre al contenido de los mismos
importante de su profesión, sin que les manuales), y se agregan documentos
resulte necesario incursionar en las ta- para ilustrar sus dichos. Aunque es di-
reas de investigación que la Nueva Es- fícil comprobarlo, es altamente proba-
cuela había impuesto como paradig- ble que la ventaja fundamental que
máticos de la "historia profesional"s. editoriales y profesores hayan adverti-
La llegada de nuevos autores repro- do en estos nuevos manuales fuera el
dujo y cristalizó la marcada hegemo- predominio de un lenguaje considera-
nía de la versión del pasado elaborada do más llano y sencillo que el de los li-
por la Nueva Escuela: no podía ser de bros anteriores. Como sea, el éxito de
otro modo ya que, alejados de toda las editoriales que lanzaron estos nue-
práctica historiográfica, su condición vos autores al mercado fue rápido y
de "traductores" garantizó este resul- contundente: sus manuales se utiliza- incluir una descripción de las culturas sencia de una nación anterior al Esta-
tado. Aunque en menor proporción, rán hasta que la reforma aprobada a fi- aborígenes instaladas en ese momento. do, la certeza de los autores sobre la de-
por estos arios el revisionismo tam- nes de 1978 los transforme en instru- A continuación, se analiza la evolución finitiva consolidación de este últimc
bién produjo algunos manuales esco- mentos inadecuados para seguir los de la organización administrativa espa- parece cerrar la necesidad de seguir
lares a través de los cuales llevaron al programas, ya que el curso de Historia ñola sobre la base del mismo escenario. dando cuenta del pasado nacional.
ámbito educativo la polémica que Argentina pierde su autonomía para La narración de los acontecimientos La estructura narrativa se constru-
mantenían en espacios culturales más incorporarse como parte de la Historia del siglo XIX -entendido como un pe- ye a partir de un relato político-mili-
amplios 6 . Este traslado tuvo como Moderna de segundo y la Contempo- ríodo que se abre con la primera inva- tar, aún cuando no faltan puntos bre-
consecuencia una atenuación del ca- ránea de tercero 8 . sión inglesa de 1806 y se cierra en 1862 ves, aislados y frecuentemente inco-
rácter polémico y hasta faccioso que Otra característica compartida por o, a lo sumo, 1880- es la que insume la nexos en los que se describen algunas
era característico de esos otros espa- este conjunto de manuales es el recorte mayor cantidad de páginas. Finalmen- características de la sociedad y la eco-
cios, en favor de versiones más mode- de aquello que consideran el pasado te, se incorpora un breve apartado en el nomía. De todos modos, se trata dE
radas: una evidencia puede observarse narrable de una Historia Argentina. Si- que se describe la etapa subsiguiente una historia política en la que se en-
en el sistema de citas, que incluye guiendo los programas diseñados sobre que puede llegar hasta 1912, 1930 o tal cuentra ausente todo contenido es-
siempre autores de ambas proceden- las perspectiva de la Nueva Escuela, la vez 1945: se trata de una simple exposi- pecificamente político, ya que lo que
cias. Esta homogeneidad de las versio- historia nacional se inicia con la llega- ción sumaria de las "obras" de los suce- se despliega es más una epopeya pa-
nes del pasado que se desprende de los da de los primeros europeos al territo- sivos gobiernos. triótica que un verdadero campo dr
textos escolares puede tener su expli- rio del actual Estado argentino a través Luego de una extensa exposición disputa entre individuos y grupos cor
cación en la atención a preocupacio- del relato de las "tres corrientes con- que, desde el mismo momento del de- intereses, ideas y objetivos cambian-
nes pedagógicas de instrumentos des- quistadoras" que, en ocasiones, puede sembarco de los primeros españoles tes, diversos y enfrentados. Cierta-
comienza a descubrir el origen y la pre- mente no se ignoran los conflictos

) 130 (
, ■ÁA,/ ,61.1UJ Cii Las«Ji" cqU1p0 , ha
un punto de vista explicito, esta mira- El origen de una nacion sin origen
"federales", pero siempre quedan di- ponsabílidad última se encuentra en da se hizo más selectiva (por ejemplo,
luidos frente a un proceso mítico e in- Id misma editaria1 10. en buena medida excluSio a los países En el estado a(...i.uál de :as ciencia
tegrador de construcción patriótica y Menos renovadoras resultaron las latinoamericanos), sin embargo, rea- sociales, resulta una obviedad consta-
desprendida de la nación primero y perspectivas específicamente historio- vivó fbrmas de concebir la nacionali- tar que la historia escolar era una his-
del Estado después 9 . Aquellos perso- gráficas. Esto es así porque, en general, dad que se ajustan a las formas de la toria nacional; de hecho también lo es
najes que son criticados de un modo los cambios en los planteles de autores paranoia tradicional y que sólo necesi- la historia que se denominaba acadé-
drástico por algún autor, lo son no fueron más lentos que los cambios for- tan de una ocasión propicia para reo- mica, hegemonizada por la Nueva Es-
tanto por alguna posición propia- males y pedagógicos, aún cuando ha- rientarse hacia los vecinos. cuela, y la que gustaba presentarse co-
mente política sostenida en valores cia fines de lo arios ochenta parece Otro cambio importante de los úl- mo contrahistoria, el revisionismo
de la época, sino por su capacidad de consolidarse la tendencia a incorporar timos arios es que uno de los ejes de la Sin embargo, en oposición a la volun-
encarnar o no la historia mítica y uní- a egresados de las Universidades Na- competencia entre editoriales se apo- tad de inmanencia y transparencia
voca de la epopeya nacional. cionales, muchos de los cuales desa- ya en la constante renovación de la propia del principio de nacionalidad
La dictadura militar instalada en rrollan además tareas dentro de estos oferta de manuales por parte de cada los contenidos de lo que se considera
1976 encaró una reforma de planes ámbitos académicos. De todos modos, una de ellas, lo cual rompe con la tra- la "nación" son diversos y varían his-
que puso en marcha a partir de 1979, cabe agregar que la renovación histo- dición de los textos perdurables: lue- tóricamente. En consecuencia, es legí-
lo cual obligó a las editoriales a modi- riográfica de la misma historia acadé- go de 1984, la vida útil de un manual timo interrogarse sobre las caracterís-
ficar las características de su oferta de mica apenas iniciaba su camino en difícilmente supere los cinco años. ticas de la "nación" que se despliega
manuales de historia. Sin embargo, al 1984, lo cual hace poco sorprendente Esta política de cambios constantes en los manuales: su tono estatalista
igual que en el caso anterior, lo que a su demora para desembarcar en los permite identificar, ya hacia comien- unívoco y sospechoso hacia todo lc
la larga motorizó los cambios mayo- manuales de enseñanza escolar. Este zos de los años noventa, un nuevo fe- exterior no se desprende necesaria-
res fue la conjunción entre nuevos fenómeno excede el período de este nómeno destinado a producir varian- mente de su matriz nacional. En la Ar-
modelos pedagógicos y editoriales, trabajo: hasta fines de los ochenta las tes importantes en las perspectivas gentina de los años treinta y cuarenta
junto con algunas nuevas preocupa- novedades se limitaron al ingreso de historiográficas: el ingreso de plante- esta tendencia forma parte de un uni-
ciones historiográficas surgidas al ca- las temáticas de la historia social y eco- les de autores egresados de las univer- verso cultural que supera largamente a
lor de la apertura democrática de nómica las que, a pesar de su impor- sidades nacionales. Conocedores de los manuales escolares; la pregunta es
1983. Lentamente se fueron impo- tancia, no lograron quebrar la hege- las novedades académicas, es de espe- cómo estos instrumentos del sistema
niendo variantes que pusieron a los monía del relato político tradicional. rar que estas comiencen a aparecer en educativo elaboraron estas conviccio-
diseños de las maquetas en el centro Los manuales de los primeros años del los manuales. Sin embargo, el pano- nes y valores generales, y cómo los
de las propuestas editoriales: los tex- período democrático yuxtapusieron rama es aún heterogéneo y poco cla- transformaron en saberes rituales, cer-
tos centrales se hicieron más breves, los temas socioeconómicos a los es- ro, lo cual, no sólo reproduce las in- tidumbres y lugares comunes sobre e.
en favor de abundantes ilustraciones, quemas conocidos. En una economía certidumbres abiertas por una refor- pasado de la "nación argentina".
textos recuadrados, cuadros, desplie- de espacio determinada por una drás- ma educativa cuyos objetivos no La voluntad de Inmanencia genera
gues de actividades que invitaban a tica reducción del número de páginas siempre son fáciles de comprender, un tipo de texto en el cual, si por un
exceder los límites del manual, etc. y de la extensión dedicada a los textos sino también la heterogeneidad del lado el mito de orígenes nacional or-
Todo esto conformó un manual que, propiamente dichos, la historia políti- campo académico universitario del ganiza toda la narración, por otro, es-
al mismo tiempo que resultó ser in- ca pierde peso relativo, sin embargo cual provienen los nuevos autores. El te origen carece de una manifesta-
novador en cuanto a la aparición de sus contenidos siguen los parámetros evidente abandono de la versión ca- ción empírica concretan. El gesto ex-
múltiples caminos para el aprendiza- anteriores. En efecto, si por un lado la nónica cristalizada en los manuales plícito de una búsqueda arqueológica
je y el despliegue formal de las mu- clave democrática ingresa como un de los años cincuenta y sesenta aún de la nación supone la traslación ha-
chas voces que conforman las mira- nuevo paradigma organizador de te- no ha sido reemplazada por otra tan cia el pasado de una esencia que, en
das sobre el pasado, en ocasiones mas, por otro, un nacionalismo revita- compacta y eficaz: probablemente es- sus rasgos determinantes, se conside-
abrumó por una fragmentación de la lizado por las consecuencias de la gue- te sea uno de los objetivos reputados ra completa y acabada desde el mis-
información tapaz de generar dificul- rra de 1982 y un cierto feeling "an- como positivos por las autoridades mo momento en que se aborda la pri-
tades a la hora de reconstruir esque- tiimperialista" políticamente correcto educativas. No les falta razón, sin em- mera página del manual y se identifi-
mas y procesos más o menos claros. que caracterizó los debates públicos de bargo, también es fácil advertir cierta ca a los aborígenes "argentinos" 12. A
Esta fragmentación de la informa- la primera etapa del gobierno de Al- sensación de desconcierto entre au- partir de ese instante, esta esencia
ción se produce en paralelo con la de- fonsín ayudaron a profundizar la mi- toridades, profesores y alumnos. atraviesa años y períodos siempre
saparición de la figura de el o los au- rada sospechosa sobre los otros. Desde igual a sí misma. La nación, que fun-

) 132 ( ) 133 (
ciona simultáneamente como sujeto La "nación colonial": conquista
protagónico y principio explicativo y virreinato
en última instancia de todo el deve-
nir histórico es, sin embargo, radical- En ausencia de una cultura indígena
mente ajena a toda historicidad. Pue- importante o de un acto único y cen-
de especularse que, de quedar esta- tralizado de fundación "jurídica" por
blecido un origen concreto, la histo- parte de los españoles, el primer ele-
rización de la nación llevaría a la ne- mento que garantiza la existencia ma-
cesidad de pensar una entidad incom- terial de la nación es el territorio, reco-
pleta y variable, lo cual es simple- nocible de un modo impreciso a partir
mente inconcebible para estos ma- de los límites del actual Estado argenti-
nuales 13 . no." De todos modos, la elección de
A partir de este criterio inicial es este fundamento espacial no es una
posible descifrar el modo en que se simple operación destinada a organi-
estructura el relato, toda vez que la zar datos que de otro modo aparece-
mirada centrada en una esencia inal- rían fragmentados: por el contrario, el
terable debe ser compatibilizada con territorio es exaltado como el compo-
una narración que asume una pers- nente primero y esencial de la nacio-
pectiva cronológica. De este modo, nalidad y, por lo tanto, su mención y
van apareciendo sucesivos momen- su imagen juegan un rol preponderan-
tos fundacionales, cada uno de los te en la definición de lo nacional tanto
cuales viene a reinaugurar una enti- sea en el pasado como en el presente.
dad que, de todos modos, existe com- La reiterada utilización del pronombre
pleta desde siempre. Las instancias de posesivo "nuestro" refuerza el efecto
estas sucesivas inauguraciones ritua- de propiedad e identificación con el te-
les de la nación han sido establecidas rritorio, efecto que también se encuen-
canónicamente por décadas de histo- tra presente en el despliegue cartográ-
fico que tiende a asociar la nacionali- son una excepción a esta creciente
riografía: la llegada de los españoles, crispación: por el contrario, dado sus
sus organizaciones administrativas - dad con un determinado contorno grá-
fico ( los límites del territorio del actual explícitos objetivos pedagógicos co-
en particular el virreinato-, las inva- mo formadores de una conciencia na-
siones inglesas, la crisis revoluciona- estado argentino) 15 .

El anclaje territorial de la nacionali- cional, se muestran especialmente


ria y la independencia, las luchas en- permeables a los componentes sospe-
tre federales y unitarios, la organiza- dad no es un componente original pa-
ra la historiografía, sin embargo, a par- chosos, militarizados y paranoicos que
ción del Estado. caracterizan el discurso de la geopolí-
Esta incongruencia entre un relato tir de los años cuarenta y cincuenta la
tica sobre el territorio. la actual República Argentina. El me-
histórico que carece de una perspec- sensibilidad sobre esta cuestión se ve canismo de esta asociación identitaria
particularmente crispada por el ascen- Componente primero de la nación,
tiva histórica es el logro más destaca- el territorio también sufre una radical se basa en una concepción nunca ex-
do de los textos y, probablemente, dente predominio de los análisis geo-
deshistorización, una de cuyas conse- plicitada por los autores de los manua-
uno de los tópicos más exitosamente políticos. Este discurso, inicialmente
cuencias es la primera definición del les pero que resulta ser fundamental
difundidos a través del sistema edu- exitoso en ámbitos militares y pseu- para comprender su razonamiento. La
doacadémicos desde donde trascen- nosotros y los extranjeros en un juego
cativo en general. La Historia Argen- de asociaciones positivas y negativas misma consiste en la atribución de to-
tina escolar opera menos como la ex- dió al sentido común, impone un ta- dos los rasgos de los modernos esta-
miz especial a la observación de los construidas a partir de él. La asocia-
plicación o el desarrollo de procesos ción positiva es, ciertamente, con Es- dos-nacionales en cuanto forma de or-
del pasado, que como un ritual pseu- problemas históricos y políticos: los ganización del poder político nacic
diversos componentes de la "geogra- paña: incluso en la pluma de autores
docientífico y pedagógico necesario no hispanistas, la presencia de penin- nal e internacional a los estados ante-
para cumplir con la prescripción de fía" son puestos al servicio de objeti- riores al sigo XIX, es decir, a la apari-
vos como la "defensa", la "grandeza" y sulares en el territorio denominado ar-
una educación patriótica destinada a gentino establece una continuidad in- ción histórica de esta modalidad de or-
la formación del "hombre argenti- la "expansión" nacional 16 . Las versio- ganización estatal. Este recurso, que es
nes escolares del .pasado.naciongl he discutible entre el Imperio Español y
no".
la condición misma del análisis en el Fri su sentido nes:divo, Cl territorio
caso argentino, se reproduce en cual- permite diferenciar a la Argentina de tes nacionales que hasta ese momento finitiva consagración de la nacionali-
quier otro caso, ya se trate de la mo- las "naciones" pertenecientes al Impe- habían permanecido, de un modo por dad. Lo que hasta ese momento existía
narquía española, sus rivales (como rio Español. El relato va siguiendo los demás arbitrario, dentro de las fronte- en el territorio, en la administración y
las monarquías británica o portugue- sucesivos cambios de la administra- ras actuales. El virreinato con sede en en la conciencia, se materializa ahora
sa) o, como se verá, las restantes "na- ción colonial sobre el actual territorio Buenos Aires ofrece una primer reali- en la creación de gobiernos propios e
ciones" que forman parte del Imperio argentino, lo cual obliga a los autores, dad jurídica al mito territorial, pero es- independientes. Esto es importante ya
español en América. en muchas ocasiones, a describir frag- ta realidad incluye territorios de otros que, para el moderno mito de la nacio-
Una consecuencia notable de este mentos muchas veces marginales de futuros estados: en términos generales, nalidad, la independencia estatal de la
razonamiento es que, si la "nación" unidades administrativas mayores cu- los textos aceptan esta repentina ex- nación constituye sino una condición
española es la nación argentina, por- yas sedes se encontraban lejos de esta pansión con algo de orgullo, lo cual se excluyente, uno de los atributos fun-
tugueses y británicos son necesaria- unidad territorial. Esta curiosa mirada transformará en la base de un nuevo damentales que distingue a las nacio-
mente extranjeros' 7 . Otra, es que los tiene como consecuencia la inmediata mito que se desplegará en ocasión del nes completas de aquellas que no lo
conflictos y rivalidades entre las po- nacionalización -y la consiguiente ex- estallido revolucionario. son del todo 22 . Los diez años que van
tencias monárquicas durante la ex- tranjerización- de Chile, Paraguay, de 1810 a 1820 ofrecen, además, el es-
pansión ultramarina del núcleo euro- Perú y el Uruguay y, al mismo tiempo cenario por excelencia de la epopeya
peo de los siglos XVI a XVIII, con sus la aparición de tempranas manifesta- El período revolucionario nacional: entre sus componentes
frecuentes acuerdos diplomáticos en ciones del irredentismo territoria1 19 . y el mito la "nación desgarrada" identificamos la presencia de un úni-
los cuales estos estados de base dinás- En efecto, más que una historia admi- co gran objetivo que mueve los hilos
tica incluían estos y otros territorios nistrativa, los manuales despliegan los Siguiendo el modelo canónico, las de la historia, de personajes que son
dentro de las más intrincadas negocia- pasos a través de los cuales los territo- Invasiones Inglesas aparecen como el próceres, héroes y patriotas, de actos
ciones, son analizados con el lenguaje rios "argentinos" van unificándose momento de revelación y florecimien- que son gloriosos y manifestaciones
territorial irredentista de los moder- naturalmente bajo una única admi- to consciente de la identidad nacio- de grandeza.
nos estados-nación. Esto supone, por nistración 20 . Así, al llegar al momento nal: nuevamente, una agresión ex- Un gran énfasis al tono de epopeya
un lado, una notable confusión acerca de la creación del Virreinato, los tex- tranjera permite la nueva fundación se produce a través del despliegue de
del rol que los territorios ocupaban pa- tos comienzan a manejar con mayor de la nación 21. La novedad de este caso las campañas militares. Las que ofre-
ra estas monarquías, pero, sobre todo, tranquilidad la traslación al pasado es la extranjerización de los españoles cen el contenido para representar el
la instalación y consagración en el pa- del principio de nacionalidad. Dentro a partir del contraste entre los penin- momento supremo de defensa de la
sado más lejano de una mirada crispa- del movimiento circular de constan- sulares y los criollos/argentinos. Para patria y de exaltación del sentimiento
da basada en el irredentismo territo- tes fundaciones, la organización ad- Fernández Arlaud, por ejemplo, a So- de la nacionalidad. Además, la batalla
dalla. Así, las potencias "extranjeras" ministrativa de 1776 otorga una nue- bremonte (español) "La noticia del permite materializar mediante el len-
son naturalmente agresivas y expansi- va carta de nacimiento a la nación: a triunfo argentino lo sorprendió cuando es- guaje y las imágenes la oposición que
vas, afirmación para la cual no resulta partir de este momento, el territorio se taba en Fontezuelas" (p. 93). De todos ofrece el sentido de identidad y perte-
difícil encontrar pruebas empíricas en asocia al elemento jurídico-político modos, la fuerza ya instalada de la aso- nencia: argentinos/criollos/patriotas
pleno período de expansión colonial; para conformar así una unidad incólu- ciación entre España y Argentina no se enfrentados a los realistas/ peninsula-
mientras, en contrapartida, el Imperio me. Esta fundación vuelve sobre la vi- verá mayormente afectada y reapare- res/españoles. Por esta razón, las esca-
Español resulta ser siempre un pacífi- sión de la extranjeridad agresiva de in- cerá bajo la matriz de la "Madre Pa- ramuzas en las que se enfrentan unos
co Estado agredido que sólo defiende gleses y portugueses, toda vez que se tria". Mientras tanto, los conflictos se pocos cientos de soldados mal pertre-
sus indudables derechos, una certi- insiste en las razones "geopolíticas" y toman como una pasajera "incom- chados se transforman en replicas na-
dumbre mucho menos evidente pero las amenazas territoriales extranjeras prensión" de parte de los peninsulares cionales de Austerliz o Waterloo y los
que los manuales defienden con inge- que determinaron la decisión: la ma- -tal vez mal gobernados por un rey po- generales improvisados en napoleo-
nua convicción, De este modo, en pri- terialidad jurídica de la nación argen- co brillante- hacia los patrióticos an- nes. Todos estos componentes, se ins-
mer lugar Portugal (que naturalmente tina nace de un gesto de sospecha ha- helos de los criollos. Esta incompren- talan en un tiempo mítico e irreal cu-
se transformará en Brasil) y, en menor cia los "extranjeros". sión desaparece de los manuales en yas características son absolutamente
medida, Gran Bretaña, hacen su ingre- Sin embargo, en este punto se abre cuanto se dobla la página en la que se diferentes a las de los lectores de los
so en los manuales como eternos cul- una nueva dificultad: la identificación refiere a la batalla de Ayacucho: el con- manuales. Estos últimos se ven limita-
pables, sostenedores de los más ocul- de Virreinato con la Argentina en un traste con los resquemores contra bri- dos a rendir culto a la época y a cada
tos intereses (v.g. pretensiones territo- esquema en que la tensión por el terri- tánicos y portugueses es definitivo. uno de sus actores, o a saber leer sus
riales). torio es tan marcada, expande los lími- La serie de sucesos abiertos en Mayo enseñanzas para poder aplicarlas en el
de 1810 marcan el momento de la de- presente 23 .
En relación con la miráda sobre los pambaño, el sur patagónico y el impe- consuelo, aunque se destacan los es-
"otros" vecinos, el estudio de la déca- netrable chaqueño conquistadas me- fuerzos de cada una de las campañas
da revolucionaria instala las bases del diante sendas campañas militares, la por liberar a estos territorios del domi-
mito de la nación desgarrada, nuevo continuidad de derechos se utilizó co- nio realista 26.
tamiz a través del cual, en adelante, se mo el más sólido principio para justifi- En contrapartida, el caso chileno
construirá el relato sobre la nacionali- car las pretensiones soberanas. Las pri- despliega la versión más acabada del
dad argentina... meras historias argentinas, escritas en estilo autolaudatorio y satisfecho, lo
El territorio en el cual se desen- esta misma época (y muchas veces por que acrecienta la magnitud de la deu-
volvía el proceso histórico nacional los mismos protagonistas de la cons- da y las consecuencias de un desgarro
había llegado hacia 1830, a su ex- trucción material del Estado), retoma- nacional aun cuando esta vez no abar-
tensión casi definitiva. Los ron este argumento jurídico y lo consa- ca la totalidad de la nación vecina. Es-
5.000.000 de kilómetros cuadrados graron como explicaciones válidas del to es así en tanto suma a la epopeya de
(heredados del gobierno español en pasado. Durante gran parte del siglo quién ya en los años cuarenta y cin-
Indias) se había reducido a XX esta tesis no fue revisada: por el con- cuenta de este siglo se ha transforma-
2.800.000, por el desmembramien- trario, sigue siendo la razón principal do en el prócer máximo de la naciona-
tros desgarros para asegurar la existen-
to sucesivo del Paraguay al Alto Pe- para sostener reclamos diplomáticos lidad argentina, la más desagradecida
cia de los demás; la última, que se des-
rú y la Banda Oriental. /.../ la desin- como el de las islas Falklands/Malvinas respuesta encarnada en el avance pos-
prende de la anterior, asegura que si la
tegración fue entonces concluyen- pero, sobre todo, mantiene total vigen- terior de Chile sobre territorios indu-
misma entidad como nación de nues-
te. Estas considerables pérdidas se cia en el imaginario identitario nacio- tros vecinos se debe en parte a esta dablemente pertenecientes al Virrei-
agravaron con otra —en 1833— cuya nal territorial de muchos argentinos. nato/Argentina. Hasta la reforma de
muestra de buena voluntad, cualquier
permanente repercusión jurídica y Sin embargo, cuando el argumento 1979, las campañas de San Martín
reclamo (en especial los limítrofes) no
moral no dejó de crecer en impor- jurídico se utiliza para la narración del ameritan un capítulo especial de mu-
sólo constituye una injusticia, sino
tancia: la de las islas Malvinas. /.../ pasado nacional se encuentra rápida- chas páginas dedicadas a detallar has-
también un acto de profundo desagra-
el territorio nacional se había redu- mente con una evidencia irrefutable: decimiento. ta las menores cuestiones militares.
cido en dos quintos. (Rampa, p. de la larga crisis de la administración Luego de la reforma, y sobre todo a
53)24 . El desgarro y las deudas ajenas, or-
virreinal no surgirá una única nación, partir de 1983 cuando comienza a pre-
ganizan la mirada sobre el Alto Perú y
La continuidad entre el Virreinato sino al menos cuatro (Uruguay, Para- el Paraguay. En el primer caso, es nota- dominar un mayor interés por cues-
lel Río de la Plata y una única nación guay, Bolivia, Argentina) y, además, tiones económicas
ble la persistencia de una imagen que,
,la Argentina) tiene un origen y un ob- parte del territorio virreinal corres- sociales, la men-
luego de hacer referencia a la fracasada
etivo que es el territorio. El pensamien- ponde hoy a otras dos naciones (Bra- ción a las campañas
expedición militar de Belgrano, re-
:o es circular: dado que se ha escrito sil, Chile). La solución a este problema se hace despareja,
cuerda exultante su éxito ideológi-
Ina historia donde la identidad territo- no es ciertamente la revisión de la hi- co 25 . De todos modos, el fracaso mili- pero sólo disminu-
rial permite la asociación entre el Vi- pótesis, sino la convicción de que la ye ostensiblemente
tar y la "pérdida" del Paraguay no pue-
- reinato y la Argentina, entonces es to- Argentina asociada directa y unívoca- luego de 1990. Más
de transmitir el mismo grado de he-
almente legítimo que el territorio vi- mente al Virreinato es una nación que roísmo que otros acontecimientos en
reinal sea considerado componente ha venido perdiendo vastos territorios una historia donde lo militar prima
)riginal de la nación. Este no es sólo un —que, sin duda, le hubieran correspon- por sobre las ideas. En referencia al ca-
)rincipio construido por los historia- dido por derecho— frente a las nacio- so del Alto Perú, la
lores ya que fue uno de los argumentos nes limítrofes: he aquí delineado el sensación de pérdida
undamentales utilizados durante la se- mito de la nación desgarrada. Esta teo- y derrota militar care-
;linda mitad del siglo XIX, cuando el ría tiene varias consecuencias: la pri- ce incluso de este
laciente Estado central argentino em- mera, ya anticipada, es que la Argenti-
)rendió la tarea de conquistar, ocupar na es una eterna perdedora de territo-
) consolidar un territorio de control ex- rios frente a sus vecinos; la segunda, es
lusivo y excluyente. Colocado frente a que las otras naciones deben, en parte,
a necesidad de legitimar jurídicamen- su propia existencia a estas pérdidas;
e su dominio sobre las zonas de anti- la tercera, es que hay una cierta gran-
;ua ocupación, sobre los poderes pro- deza moral en la actitud de los argenti-
inciales y sobre las tierras del desierto nos que aceptamos resignados nues-
allá de las diferencias en su extensión, conflicto se estable ce c.pn los realistas
la matriz (le; relai o es reiterada: se tra- Lhart y Douzón acusan a los caudillos tensores de la nacicna ;ida(' y la sobera-
y, fundamentalmente con Portugal- federales por su escaso apoyo al go-
ta de la expedición de un héroe o pró- nía. El caso más relevante y paradig-
/Brasil, pero se transforma en un ex-
cer nacional, indudablemente argenti- bierno nacional durante la contienda: mático es, previsiblemente, el de Juan
tranjero uruguayo cuando el proble-
no que, en la infinita grandeza y des- un esquema simétrico al de los autores Manuel de Rosas: si bien no siempre
ma es entre el caudillo y el gobierno de
prendimiento que caracteriza a esta que, como Fernández Arlaud o Drago, desaparecen las críticas por su autorita-
Buenos Aires. Drago, por ejemplo, ase- adhieren a valores revisionistas. En
nación, decide luchar por la indepen- gura que Artigas "defendía como el que rismo o su resistencia a organizar un
dencia de otros dos países vecinas. Par- ambos casos, el argumento es el mis- gobierno nacional, se reconoce unáni-
más la integración Argentina" (p. 372)
te de la genialidad sanmartiniana sería porque "insistía en mantener la argenti- mo: Brasil es una nación agresiva, al memente su acción en defensa de la so-
esta visión americanista de la inde- tiempo que la mirada positiva o nega- beranía. Para ello, se construye una
nidad, pero respetando los derechos regio- tiva sobre los personajes locales se de-
pendencia lo cual, lejos de hacerlo me- nales" (p. 375) lo que lo transforma en historia que separa tajantemente los
nos argentino, da a esta nacionalidad fine en relación a su aporte a la victo- temas políticos considerados internos
un verdadero "Héroe de la argentini-
el barniz de desprendimiento del cual dad" (p. 423). Esta imagen es compar- ria finalmente "escamoteada". de aquellos que los autores observan
(con la relativa excepción de Bolívar, El mito de la nación desgarrada que con condiciones para satisfacer la una-
tida prácticamente por la totalidad de comienza a iluminar la historia nacio-
único personaje comparable) nadie los manuales aunque en un tono más nimidad declarativa que encierran las
puede hacer gala de un modo tan per- nal a partir de la epopeya abierta en temáticas internacionales que afectan
moderado que, por ejemplo, se abstie- mayo de 1810, sienta las bases de una
fecto y acabado 27 . a la soberanía. En el primer caso, puede
ne de acusar al gobierno "nacional" mirada sobre la nacionalidad propia
En este marco, la mirada sobre Chi- haber diferencias, dudas o reproches,
del directorio por la complicidad con dominada por la grandeza moral y el
le es altamente positiva ya que queda en el segundo, sólo una perorata en de-
la invasión portuguesa. Sin embargo, desprendimiento. La Argentina, liber-
incorporada en las páginas más senti- fensa del bien común afectado.
en los mismos manuales Artigas apa- tadora de otras naciones y sostenedora
das y exultantes del relato sobre la epo- Este esquema aparece, por ejemplo,
rece también como el jefe de un Esta- de una razón histórica de indudable
peya nacional de la revolución. Sin en relación a los bloqueos anglofrance-
do que, aunque no se lo dice explícita- grandeza, aparece como el sujeto pro-
embargo, a la larga esta imagen tendrá ses y, muy especialmente, en relación a
mente, es considerado extranjero: la tagónico y unívoco de un relato cen-
una gran utilidad para resaltar un con- la batalla de la Vuelta de Obligado 29 .
paranoia reaparece y Artigas es des- trado en temas políticos, bélicos y te-
traste: como veremos, las sucesivas . La lógica territorial de los textos se im-
cripto como un jefe extranjero, agresi- rritoriales. Sobre esta base se recortará,
irrupciones de Chile una vez termina- vo y expansionista que invade y aten- pone como lente para observar el pro-
da la campaña de San Martín se limita- en adelante, la visión que enfatizará la blema, desplazando o cubriendo cual-
ta contra territorios soberanos argen- sospecha sobre los otros.
rán a lo que llaman reiterados avances tinos28 . quier otra posible causa. Esto sucede
expansionistas y agresivos sobre terri- también con el relato de la guerra con-
La mirada sospechosa sobre el Uru-
torio argentino. Esta visión negativa tra la confederación Peruano-Bolivia-
guay tiende a desaparecer en el mo- Rosas, campeón de la soberanía
que atiende a un desgarro algo singu- na. Luego de breves alusiones a la acti-
mento de la derrota de Artigas, sin em-
lar cierra el círculo del desagradeci- vidad de algunos exiliados antirrosis-
bargo el proceso de su independencia Finalizados los arios de la revolu-
miento abierto por la mítica empresa tas instalados en Bolivia, se consigna
vuelve a poner en primer plano la cues- ción y las guerras de independencia,
sanmartiniana. como causa del conflicto los proble-
tión británica y, especialmente, la bra- , dos elementos estructuran las explica-
La Banda Oriental remite a un pro- mas por la soberanía de la zona de Tan-
sileña. En ocasión de la guerra, Brasil • dones y valoraciones de los textos so-
blema diferente, en tanto involucra a ja. La mecánica se repite: es ahora Boli-
vuelve a aparecer como el país sobre el bre la época que se cierra en 1852: el
una figura polémica como José Artigas via quien encarna al "ambicioso vecino"
cual la valoración negativa es más con- primero, es la idea de que la nación se
junto a las eternas "naciones" agreso- (Ibáñez, p. 379) que pretende un terri-
sensuada y contundente. Como ya he- encuentra definitivamente constitui-
ras, Gran Bretaña y Portugal/Brasil. La torio argentino, lo que obliga a este úl-
mos visto, esta creencia favoreció una da y sólo se asiste a debates y luchas por
historia nacional escolar oscila entre timo país a ingresar en la guerra: los
mirada que, desde los primeros descu- las formas de su organización estatal;
la incorporación o no de Artigas al textos parecen incapaces de advertir
brimientos europeos, ha hecho de Por- el segundo, que la defensa de esa na-
panteón de los próceres, en ambos ca- otra razón para un conflicto que no sea
tugal/Brasil un extranjero peligroso y cionalidad, en términos de su sobera-
sos con argumentos igualmente váli- el territorio y los límites. Ante la evi-
agresivo. Ciertamente, son aún más nía territorial, resulta ser un elemento
dos desde la perspectiva del mito de dencia de la escasa preocupación de
duros aquellos textos de abierta sim- definitorio para la valoración de los
orígenes. Esta perplejidad puede dis- Rosas por este tema, el argumento no
patía con los caudillos federales quie- protagonistas. En esta clave, los ma-
tinguir un manual de otro pero, en ge- sólo no es revisado, sino que se descu-
nes a través del ataque a Brasil buscan nuales siguen un camino ya consolida- bre una nueva veta para demostrar la
neral, se instala inconscientemente en además denostar a Rivadavia. Sin em-
el interior de cada uno de ellos: Artigas do por la Nueva Escuela que consiste grandeza moral de los argentinos: 'Ro-
bargo, las opiniones sobre el Brasil no en la incorporación de los caudillos fe-
se asocia con la Argentina cuando el . sas manifestó que no deseaba posesionar-
son muy diversas y, por ejemplo, Et- derales al panteón histórico como de- se de parte alguna del territorio considera-

) l40(
) 141 (
do de su pei tenencia por el país vecino". la visión antibritánica y los capítulos
(Ibáñez, p. 379), "no era digno de la Con- sobre las islas se hacen más extensos, En este contexto, se consolida defi- bles aspectos negativos se recurre a los
federación Argentina reincorporar Tarja frecuentes y exaltados: aunque a veces nitivamente una mirada sobre los otros conflictos sociales y, en particular, al
por la fuerza" (Ramallo, p. 19). incluyen una perspectiva anticolonial construida sobre una perspectiva di- anarquismo32.
Como contrapartida de la grandeza o antimperialista, en general siguen plomática y preferentemente atenta a El modelo de análisis de los conflic-
moral vernácula, aparece la fundación predominando los argumentos histó- los problemas limítrofes: en efecto, só- tos internacionales es común: el ori-
chilena de Puerto del Hambre o Punta ricos territoriales para justificar un re- lo se menciona a las naciones extranje- gen es la agresividad y la actitud ex-
Arenas en 1843. Este acontecimiento, clamo de soberanía que se considera ras cuando estalla con ellas algún con- pansiva de los otros, a la que la Argen-
se transforma en la primera manifesta- obligatorio para todo argentino. flicto territorial. Esto sucede con los tina responde siempre con acciones
ción concreta de la nueva perspectiva dos grandes episodios bélicos del pe- pacíficas, respetuosas del derecho in-
limítrofe en la mirada sobre este país ríodo, la Guerra del Paraguay y la Con- ternacional y, por cierto, defendiendo
que, en adelante, será prácticamente La organización nacional quista del Desierto, y, sobre todo, con la verdad. Sólo puesta ante una situa-
el único punto de vista. No sólo se ase- y la consideración de la las constantes referencias a Chile. Se- ción extrema por los otros, entonces la
gura que "Chile extendió su ocupación mirada "limítrofe" gún vimos, el ingreso de las temáticas Argentina responde con la firmeza ne-
hacia la Patagonia"(Astolfi, p. 336), o de la historia social luego de 1983 sólo cesaria. Este es el camino propuesto
que procedió a la "toma" de Punta Are- Para manuales que han venido deli- modifican en parte este esquema, ya para abordar de la Guerra del Para-
nas (Miretzky, p. 42), sino que tam- neando una historia construida sobre que se limitan a sobreimprimir a la guay. A pesar de los alineamientos de
bién se acusa a la nación agresora por el mito nacional, el período de la orga- preocupación diplomática una mayor la Triple Alianza, el objetivo de las crí-
haber aprovechado la debilidad de la nización se transforma en el momen- atención hacia otros fenómenos como ticas es mucho más el Brasil que Para-
Argentina en momentos en que se pro- to culminante en el cual la nacionali- la inmigración que, en los manuales guay. Para buena parte de los manua-
ducía el bloqueo anglofrancés para to- dad "real" adquiere la totalidad de sus anteriores apenas si eran menciona- les, Brasil es el responsable directo de
mar posesión del Estrecho de Magalla- potencialidades preexistentes a través das. Ciertamente, la mirada sobre la in- la guerra: por ejemplo, mientras que
nes (Ibáñez, p. 403). de la consolidación del Estado. Aun- migración es unánimemente positiva: en uno se asegura que Paraguay incre-
Aunque no se trata de una perspec- que el período no alcanza el grado de cuando se intenta mencionar sus posi- mentó y modernizó su ejército por es-
tiva general, sino sólo de una observa- unanimidad heroica y poderosa vuel-
ción de los autores de simpatías revi- ve a colocarnos frente a un escenario
sionistas, un desprendimiento de la mítico. Una de las consecuencias más
imagen de Rosas como defensor de la curiosas de esta actitud es que el relato
soberanía es la acusación a Urquiza de un período tan ferozmente cruzado
por el contrario: el haber actuado un por los conflictos facciosos y políticos,
favor de los intereses de Uruguay y, so- se reconstruye en una clave armonio-
bre todo, de Brasil a partir del pronun- sa que ni siquiera la disputa entre Bue-
ciamiento que llevaría a la batalla de nos Aires y la Confederación llega a
Caseros". Pero, sin duda, la máxima romper del todo. El mito nacional en-
expresión del principio territorial se cuentra así su broche definitivo: la Ar-
desarrolla en el punto canónico sobre gentina ya no es una nación más, sino
los acontecimientos desarrollados en una gran nación comparable a las más
las islas Falklans/Malvinas. Esto suce- importantes del mundo, umbral en el
de tanto en caso de aquellos autores cual, ciertamente, no ingresa ningún
que, por sus posturas hispanistas, re- otro país latinoamericano. El énfasis
chazan en bloque cualquier actitud de de los manuales argentinos en temáti-
los británicos, como en el de aquellos cas como el Panamericanismo o la
otros que, sin atacarlos o tal vez sim- doctrina Drago, tiene menos como
patizando con ellos en términos gene- objetivo el reconocimiento de una co-
rales, vienen destacando las habitua- munidad latinoamericana que la cele-
les actitudes agresivas del Imperio Bri- bración del lugar hegemónico de la
tánico en lo referente a sus pretensio- Argentina en dicha comunidad, sitio
nes territoriales sobre territorios ar- sólo comparable (y a veces disputado),
genlinos 31 . Luego de la guerra de 1982 con el que ocuparían los EE.UU.

1
tar rodeado de "naciones poderosas o de la conquista española podían ser asi- Conclusión otros objetivos como, por ejemplo, la
expansionistas" (Rampa. p. 126) 33 . en milados a la nacionalidad argentina democracia, la unidad latinoamcricn-
otro se advierte que Paraguay se defen- por el solo hecho de ocupar su territo- Los manuales de historia proyec- na o el antiimperialismo. Sin embar-
dió del expansionismo brasileño, rio, la reaparición de la cuestión indíge- tan hacia el pasado una imagen de la go, su persistencia aunque sea en un
mientras que la Argentina carecía de na a fines del siglo XIX produce el efec- nación considerada como una esen- marco más matizado y complejo, se-
todo interés en el conflicto y sólo in- to exactamente contrario: al oponerse cia inmodificable cuyo origen se ubi- ñala la fuerza que esta visión del noso-
tervino a causa de la ocupación de Co- por las armas a la integridad territorial ca en una serie de sucesivos momen- tros y los otros tiene en el imaginario
rrientes (Ramallo, p. 89). Estos razona- de la nación, poniendo en riesgo su so- tos fundacionales pero que, simultá- histórico de los argentinos. Por esto,
mientos se recortan en la sobredimen- beranía por su propia presencia y por neamente, definitivamente consti- hemos atendido más a los puntos co-
sionada importancia que los manua- las pretensiones de Chile, se transfor- tuida desde su primera aparición. El munes que a las posibles disidencias
les le otorgan a los problemas limítro- man repentinamente en "enemigos". territorio, como ningún otro elemen- (que de hecho las hay), dado que el ob-
fes en el estallido de la guerra: la com- Los otrora "aborígenes argentinos" pa- to, funciona como su más preciado y jetivo de este trabajo no es analizar ca-
pleja política de intereses que gira alre- san a ser el "cacique chileno Calfucurá" elemental principio constructivo, da uno de los manuales en particular,
dedor de la cuenca rioplatense y las y su "horda" (Rampa, p. 138), junto a mientras que sus valores y actitudes sino más bien una serie de lugares co-
afinidades políticas entre grupos de otros 2.000 araucanos "llegados de Chi- se identifican naturalmente con los munes, rara vez asumidos consciente-
diferentes estados escapan, por lo ge- le" (p. 142), o tal vez los "derrotados de sus gobiernos, en particular, luego mente, que forman una verdadera es-
neral, a su atención y, en cambio, aflo- salvajes" (Miretzky, p. 157). De este de 1810 cuando aparece en escena el tructura de sentimiento. Ciertamente,
ra reiteradamente la preocupación por modo se asegura que "La ciega desespe- tan ansiado "primer gobierno pa- ésta no es monopolio de los manuales
la integridad territorial de la nación. ración del indio por resistir en defensa trio". Esto da lugar a una nación ab- y ni siquiera nace con ellos, sin embar-
Las acusaciones contra el Brasil pro- de lo que creían eran sus tierras y sus de- solutamente homogénea detrás de la go, algún rol deben tener en su confor-
siguen a lo largo de toda la narración rechos impuso, no obstante, enormes cuyas acciones se encolumnan uní- mación o, al menos, eso debemos creer
del desarrollo y desenlace de la guerra: esfuerzos /.../ solución dura pero quizás vocamente "los argentinos". Esta cada vez que nos disponemos a discu-
su impericia a la hora de bombardear más acorde con los tiempos que se vi- condición es particularmente desta- tir sobre estos instrumentos del siste-
la fortaleza de Curupaití es la causa de vían y las necesidades inmediatas de/ cada cuando se analizan las cuestio- ma educativo.
los funestos resultados para las tropas país..." (Miretzlcy, p. 158). Ningún otro nes territoriales y soberanas, filtro a A partir de 1989 se producen im-
argentinas; la pacífica actitud de los manual llega a un extremo tan recalci- través del cual se manifiesta la mirada portantes cambios en la oferta edito-
argentinos que se mantienen al mar- trante como el de Miretzky en su des- más persistente e intensa sobre las rial que, en parte, modifican esta -si-
gen de la acción contrasta con el sa- precio por los aborígenes, sin embargo, otras naciones. Se despliega entonces tuación. Aún cuando no necesaria-
queo brasileño de la ciudad de Asun- ninguno duda jamás sobre la legitimi- una visión que hace de esta última mente han desaparecido las formas
ción; la negativa de la Argentina a sos- dad de los derechos del estado argenti- unos sujetos también monolíticos y anteriores de abordar el tema de la na-
tener reclamos territoriales siguiendo no sobre los territorios conquistados: siempre sospechosos de abrigar inte- cionalidad, muchos manuales han co-
el principio de que "la victoria no da tal vez se critiquen lo métodos, pero su reses contrarios al destino de grande- menzado a presentar la cuestión de la
derechos" (lo cual se comprueba con integración a una nacionalidad pree- za de la Argentina. Materializado o nación como un problema y una cons-
el sometimiento de territorios argenti- xistente se da siempre por supuesta 35 . frustrado, según los casos, la creencia trucción histórica, alejada de los valo-
nos al fallo que sería desfavorable del Por último, a partir de 1880 los con- en este destino fundamenta la para- res autoritarios y paranoicos a los que
presidente de los EE.UU.) se destaca flictos limítrofes con Chile ocupan la noia que subyace en toda aparición se encontraba tradicionalmente asa
contra las ganancias prepotentes del parte principal y más extensa de los de los otros: la Argentina es una forta- ciaba. Sin embargo, el panorama es
Brasil 34 . Como puede apreciarse, la apartados en los que se abordan las re- leza moralmente intachable aunque muy heterogéneo y aún no es posible
guerra del Paraguay enfatiza la imagen laciones internacionales dentro de ca- permanentemente asediada por na- advertir una tendencia firme, sin en-
de una Argentina virtuosa, siempre da una de las presidencias. La tónica es ciones extranjeras. trar a considerar que los manuales se
respetuosa de los derechos, pacífica, reiterada y similar: las pretensiones de Esta imagen general no se manifies- ven obligados a estable-
contraria a toda política expansiva y la siempre expansiva Chile sobre terri- ta del mismo modo en la totalidad de cer un diálogo con otros
atenta a las reglas de la legislación in- torios indudable e históricamente ar- los manuales: mientras que predomi- espacios de la opinión,
ternacional, en oposición a su vecino gentinos. A esto se agrega la predispo- na de un modo explícito en aquellos donde las versiones au-
brasileño, encarnación de todos los vi- sición de la Argentina a dirimir sus dis- anteriores a 1983, la apertura demo- toritarias y paranoicas de
cios contrarios. putas por vías pacíficas siguiendo la le- crática parece haberla acorralado en la nacionalidad gozan de
También es significativo el caso de la galidad internacional, actitud que una serie de discursos que apuntan a una excelente salud III
Conquista del Desierto. Así como los contrasta con el expansionismo mili-
indígenas que poblaban la región antes tar de las ambiciones chilenas 36 .

) 144 ( ) l 45 (
Referencias bibliográficas esta tendencia haya sido el del hispanista cató- le y Argentina en los libros de Geografia. 1338. El de manuales, sino también, entre otros en
lico Fernández Arlaud. En esta misma línea, párrafo comenta un manual de Lorenzini y ámbitos políticos, diplomáticos y militares.'
1. Este trabajo es parte de un proyecto ma- aun cuando su calidad es muy inferior, puede Rey Balmaceda publicado en 1985. 19. Esta mirada, común en los manuales de
yor denominado Visión Argentino-Chilena en mencionarse el de Drago. 14. Esto contrasta, por ejemplo, con el caso Historia Argentina que circularon hasta 1978
el Sistema Educativo, desarrollado en diversas 7. De todos modos, no debe olvidarse que, de Chile, donde la nación esencial aparece desaparece -aunque sólo en parte- en los ma-
unidades académicas pertenecientes a ambos la Nueva Escuela, ya había consagrado la in- completa del acto de fundación de Santiago nuales posteriores dado que, al incorporarse la
países. El grupo argentino trabajó bajo la direc- corporación de los caudillos federales al pan- por Pedro de Valdivia. Sofía Correa Sutil y historia nacional en una historia mundial, se
ción de Luis Alberto Romero en las Facultades teón nacional. Este antecedente también ayu- Eduardo López Bravo. Informe Final. Visión de presta más atención a la organización general
de Filosofía y Letras y de Ciencias Sociales de la da a explicar el escaso espíritu faccioso de los Argentina en los textos escolares de Historia de de la administración española en América.
UBA. Los contenidos de este artículo corres- manuales escolates. Chile. 1 998. 20. La versión más radical de esta postura es
ponden a partes del trabajo bajo mi responsa- 8. Sin embargo, la primera reacción de las 15. Por ejemplo, "[Sancti Spiritui fue la pri- la de Fernández Arlaud que alude a 'nuestro vi-
bilidad, sin embargo, en su mayoría han sido editoriales fue utilizar el método del collage pa- mera población de blancos levantada en tierra ar- rreinato" (p. 71) que supone la definitiva im-
elaborados y discutidos junto con los restantes ra unificar los capítulos de sus viejos manuales gentina; allí se cultivó por primera vez en nuestro plantación del principio de "integridad geográ-
miembros del grupo argentino: Néstor Cohen, en el formato de los nuevos sin modificar los suelo" (Astolfi, p. 5). Al respecto, se produce un fica" (p. 73), ya que "Evidentemente, la cordille-
Silvina Quinteros e Hilda Sábato. textos. Esto garantizó unos dos o tres años más fenómeno curioso en el uso de la cartografía, ra separaba de Chile a los cuyanos y Carlos III, al
2. Marilda Almeida Marfan (org.) O ensino de continuidad. ya que no es extraño que el mapa del Virreina- crear el virreinato, así lo comprendió" (p. 40). En
de Historia e Geografia no contexto do Mercosul. 9. En algunos casos que si aparece, el gesto to sume los territorios actuales de Uruguay, Pa- otros casos, esta situación no se asume de un
Ministério de Educacao e do Desporto. 1997. de incomodidad es explícito, por ejemplo Et- raguay, Bolivia y Argentina en lugar de utilizar modo tan explícito, sino que simplemente se
3. Algunos de los títulos que avanzan sobre chart y Douzón que afirma que las derrotas criterios de la época. Sobre el carácter ideológi- la narra como una sucesión de cambios que
estos aspectos ideológicos: Cristian Buchruc- posteriores a Suipacha se deben a que "en las fi- co de los mapas y su pretensión de objetividad llegan naturalmente al Virreinato.
ker, Nacionalismo y Peronismo (La Argentina en las patriotas 1...1 se infiltró la política, formándo- y neutralidad científica Christian Jacob L' em- 21. Por ejemplo, Etchart y Douzón dicen
la crisis ideológica mundial 1927-1955) Buenos se bandos de moren istas y saavedristas" (sub. pire des cartes. Approche théorique de la cartograp- que "El pueblo adquirió en ellas conciencia de su
Aires, Sudamericana, 1987. Mariano Plotkin, propio, p. 120). hie a travers de l'historie. París, Albin Michel, valor" (p. 9), o lbañez que "El pueblo adquirió con-
Mañana es San Perón, Buenos Aires, Ariel, 1993; 10. Es común que hoy en día los manuales 1992. Este rol en los manuales de geografía ha ciencia de sus propias fuerzas." (p. 1 15) a partir de
Loris Zana tta, Del Estado liberal a la nación cató- sean reconocidos por el nombre de la editorial sido analizado en el marco del proyecto por S. "un sacudimiento en el espíritu aletargado de los
lica. Iglesia y Ejército en los orígenes del peronis- y no por el de sus autores. Quinteros, cit. habitantes del Plata" (p. 115). Es interesante ad-
mo. 1930-1943. Buenos Aires, Universidad Na- 11. Sobre el mito de orígenes en la historio- 16. Sobre los contenidos, el impacto y la di- vertir que las invasiones de ninguna manera
cional de Quilmes, 1996. En lo que respecta a grafía argentina y latinoamericana, José Carlos fusión del discurso geopolítico a partir de los crean al pueblo asociado con la nación, sino
la relación entre estas ideas y la educación Car- Chiaramonte: El mito de los orígenes en la histo- años cuarenta, Patricia Souto In forme Beca que sólo lo hace consciente de una existencia
los Escudé, El fracaso del proyecto argentino. Edu- riograffa latinoamericana Buenos Aires Institu- Ubacyt. Planificación, geopolítica y universidad, que, como venimos marcado, no tiene un ori-
cación e ideología. Buenos Aires, Tesis, 1990. to Ravignani, FFyL, UBA, 1993 y Ciudades, Pro- 1996. gen histórico concreto: en este sentido, es signi-
4. Sobre los cambios de planes y oferta edi- vincias y Estados: orígenes de la Nación Argentina 17. El programa de Historia Argentina utili- ficativo el uso de la palabra "aletargado".
torial Hilda Lanza y Silvia Finocchio, Curricu- (1800-1846). Buenos Aires, Ariel, 1997 zado desde 1956 titula a la descripción de las 22 Eric Hobsbawm. Naciones y nacionalismo
lum presente. Ciencia ausente. La enseñanza de/a 12. La asociación habitual de los indígenas incursiones holandesas, inglesas y portugue- desde 1780. Barcelona, Crítica, 1991.
historia en la Argentina de hoy. Buenos Aires, con la nacionalidad se produce a partir de la sas sobre el territorio ocupado o reclamado por 23. Un manual, luego de identificar a los
Miño y Dávila, 1993. vía territorial, según un esquema que analiza- el Imperio Español como los "Amagos extran- próceres del período, despliega una definición
5. Estos autores son: Juan Carlos Astolfi remos más adelante "La vasta extensión argenti- jeros". Los manuales analizados usan casi uná- que asegura que "prócer es una persona que se
(1949), Martha Etchart y Martha Douzón (en na estaba poblada con una variada densidad de nimemente este mismo giro u otros similares, destaca y es respetada por su nobleza y por sus ac-
1962 iba por la 9a edición), José Cosmelli Ibáñez naciones aborígenes. Eran los dueños de la tierra por ejemplo: Fernández Arlaud "Los amagos ciones gloriosas" (Bustinza, p. 287).
(1961), Santos Fernández Arlaud (1967); J. F. americana". (Bustinza, p. 39). Sin embargo, en extranjeros sobre nuestro territorio" (p. 65), Mi- 24. A continuación, el manual presenta un
Turrens (1966). Más tarde se agregan manuales ocasiones se salta esta condición intermedia y retzky "Incursiones extranjeras en el Río de la Pla- "Mapa geohistórico de las segregaciones sufridas
como los de Juan Antonio Bustinza; Alfredo la identificación es total: así Ibáñez menciona ta" (p. 118). Esta versión es definitivamente por el virreinato del Río de la Plata. Según Osiris G.
Drago; Alfredo C. Rampa; María Miretzk -y, Susa- a los 'indígenas rioplatenses" (p. 8), Rampa a los unánime cuando se trata de afirmar los dere- Villegas" (p. 54) El mapa es de Sudamérica y se
na Royo y Elvira Salluv_i. Un repaso de la rela- "aborígenes argentinos" (p. 89), o Drago que a chos de la monarquía española sobre las islas destaca en rayado el área del Virreinato del Rio
ción entre la historiografía profesional y la pro- los "Aborígenes argentinos" (p. 69) a lo que agre- Falklands/Malvinas. de la Plata seri- alándose los límites de las nacio-
ducción de manuales en Fernando Devoto, ga el adjetivo posesivo 'nuestros indígenas" (p. 18. La identificación absoluta entre un te- nes actuales: en cada una de ellas hay un núme-
"Idea de Nación, inmigración y 'cuestión social' 70). rritorio y una nación se vincula con el paulati- ro de referencia. Citarnos el número y los textos
en la historiografía académica y en los libros de 13. Un esquema análogo aparece en mu- no abandono del principio dinástico y patri- de las referencias: "2. Sestexación del Parapav
texto de Argentina (1912-1974)" en Estudios So- chos manuales de geografía en relación al es- monial de los estados monárquicos a medida 1...); 3. Formación del la República de Bolivia 1...1:
ciales, n°3, 2° semestre 1992. que se alzan y consolidan los modernos esta- 4. separación del Uruguay. _1; 5. En el momento
pacio de dominio argentino incluido en el
6. Más allá de los manuales más antiguos dos-nacionales a lo largo del siglo XIX. La tras- en que Argentina libra la guerra contra el Brasil.
concepto de "cono de soberanía' : "este esque-
escritos por los miembros reputados del revi- ma expresa la idea de que la soberanía del esta- lación de los principios irredentistas territoria- Chile modifica su Carta Fundamental y extiende el
sionismo, como el de Ernesto Palacios, o del do argentino nace en el punto imaginario del les a las mesas de negociaciones de las monar- límite al sur del Bío-Bío hasta el cabo de Hornos.
éxito editorial de la Historia Argentina de José centro d la Tierra, y se extiende, pasando a quías resulta ser uno de los argumentos más 1828. 6. Usurpación de las Malvinas. (p.54).
María Rosa (que sin duda incluyó entre su través de la figura que el territorio dibuja sobre incongruentes de las miradas nacionales del 25. En términos de Etchart y Douzón: "los
compradores a muchos docentes), probable- la superficie del planeta, 'hacia el infinito'..." pasado y, sin embargo, su éxito es indudable: jefes y oficiales paraguayos irnbuielos en los princi-
menfe, i11 más difundido de los manuales de no sólo es utilizada por historiadores y autores pios liberales que los ar-entinos sustentaban (p.
Silvina Quintero, Informe Final. 1/ ..,ia-cle Cl7i-
rnu o .1r-npa gut, cor,;. ■ antiomanico ti-
26. Pueden leerse frases como "El alto Perú tula "La usurpación inglesa de Malvinas: un acto
quedó de fi nitivarrente perdido pala las pro vi i icias pirático"(p. 35) hasta Mi retzky que afirma que Juan Carlos Astolfi: Curso de Historia Argen- José Mara Rarnalio: Manual de Hisroria Mo-
Unidas del Rio de la Plata" (Astolfi, p. 192), o "La la retención de las . islas por los ingleses es: 'una tina, Buenos Aires, Kapeluz, 1949. derna y Argentina. Buenos Aires, Braga, 1981.
derrota de Huaqui fue un desastre nacional ya que mancha en las relaciones entre dos estados tradi- José Cosmelli lbañez: Historia Argentina, José María Ramallo: Manual de Historia Con-
ocasionó la pérdida de las provincias del Alto Perú cionalmente unidos por sólidos intereses comunes Buenos Aires, Troque1,1961. temporánea y Argentina. Buenos Aires, Braga,
que jamás volvieron a unirse a la Argentina" (Dra- y una afrenta a la soberanía nacional"(p. 29). Martha B. Etchart; Martha Douzón: Histo- 1981.
go, p. 314). 32. Esto sucede especialmente en manuales ria Argentina. Cesarini, 1962. Alfredo C. Rampa (director): Historia.La
27. Astolfi asegura que San Martín "conside- Santos Femandez Arlaud: Historia Argenti- Edad Moderna. El surgimiento de la Edad Con-
abiertamente reaccionarios como el de Rama-
raba a los países de América como Estados herma- llo, pero en un tono menos recalcitrante pue- na, Buenos Aires, Stella, 1967. temporánea La Argentina hasta 1831. Buenos
nos /.../ esta visión continental de la guerra contra de ser leído en otros. Alfredo Drago: Historia 3, Buenos Aires, Ste- Aires, AZ, 1983.
la metrópoli constituye un rasgo del genio sanmar- 33. Obviamente, siendo uno Bolivia que 11a, 1980. Alfredo C. Rampa (director): Historia. La
tiniano" (p. 219). no participa de la guerra y otro Argentina so- Alfredo Drago: Historia 2, Buenos Aires, Ste- Edad Contemporánea. La Argentina de 1831 a
28. "...el Director impuso para acceder el pre- 1982. Buenos Aires, AZ, 1983.
bre cuyas buenas intenciones nunca se duda, 11a, 1980.
vio reconocimiento de la soberanía argentina en la la nación expansionista es Brasil María Miretzky; Susana Royo; Elvira Salluz- Juan A. Bustinza; Alicia Grieco y Bavio: His-
zona dominada por Artigas" (Etchart y Douzón, 34. 'Brasil impuso sus directivas y trato de ob- zi: Historia 2. La edad moderna y el surgimiento toria 2. Los tiempos modernos y contemporáneos
p. 202); -Artigas dominaba el litoral argentino" de la Nación Argentina. Buenos Aires, Kapeluz, hasta 1830. Buenos Aires, AZ, 1991. (2° ed).
tener ventajas territoriales, a la vez que se opuso a
(Bustinza, p. 279; Rampa, p. 455). Rampa acu- los reclamos de la Argentina basados en la cláusu- 1981. Juan A. Bustinza; Alicia Grieco y Bavio: His-
sa a Artigas por "su política expansiva y agresiva" las de la Triple Alianza" (Ibáñez, p. 449). María Miretzky; Susana Royo; Elvira Salluz- toria 3. Los tiempos contemporáneos. Argentina y
(p. 461). Este último manual, el que más explí- 35. El peligro para la segura identidad terri- zi: Historia 3. La organización y desarrollo de la el mundo. Buenos Aires, AZ, 1991. (2° ed).
cita y agresivamente despliega una versión pa- torial no se refiere tanto a los aborígenes, co- Nación Argentina y el mundo contemporáneo.
ranoica sobre la nacionalidad, se encuentra mo a Chile: "La penetración chilena en el territo- Buenos Aires, Kapeluz, 1981.
siempre dispuesto a creer que todos los estados rio patagónico, comenzada en la época de Rosas,
son expansivos menos la Argentina. continuó con tendencia a transformarse en una
29. Miretzky, claramente antirrosista, ase-
ocupación total /.../ la conquista del desierto y el
gura que la Vuelta de Obligado fue una defen- rápido avance del ejército argentino en las regiones
sa del monopolio del puerto, pero luego dice australes afirmaron de hecho nuestra soberanía,
que "Rosas aparece defendiendo enérgicamente la
como le correspondía de derecho" (Astolfi, p. 3
soberanía nacional ante las pretensiones extranje- 82); "el gobierno nacional -ante la belicosa acti-

PUNTO
ras de disponer de libre tránsito en los ríos interio- tud de los salvajes- estaba impedido de ejercer la
res" (p. 45) Bustinza, en general más contem-
soberanía efectiva sobre la actual provincia de La
porizador, recuerda que "defendiendo los intere-
Pampa y la región patagónica /.../ favorecía las as-
ses nacionales se defendían fundamentalmente piraciones de Chile, cuyo gobierno reclamaba esos
los bonaerenses" (p. 17) Fernández Arlaud, fa- territorios ante la falta de ocupación efectiva"
vorable a Rosas, que, 'también un concepto fuer- (Ibáñez, p. 456 y 457); "El éxito de la campaña Revista de cultura / N° 61/ Agosto de 1998
temente telúrico de la patria; de ahí que considera- permitió a nuestro país ejercer su soberanía efecti-
ra como traición todo intento de escisión territo- va sobre la región pampeana y patagónica, desva-
rial" (p. 351) y 'cualquiera sea la opinión que me- La política y las ideas. Imaginario de la
dr
neciendo las aspiraciones chilenas sobre ese terri-
rezca el férreo gobierno de Rosas en el plano inter- torio" (Ramallo, p. 104); "La incorporación efec-
no es evidente que defendió brillantemente nuestra tiva de la zona sur de la pampa y de la Patagonia, crisis. El cine de Chantal Akerman
soberanía contra la injusta agresión extranjera.
No fue igual la actitud de algunos ofuscados ad-
fue un paso indispensable y decisivo para asegurar
la plena vigencia de la soberanía de la Nación en
I
r- Escriben: Lefort • Oubiña • Altamirano •
versarios ideológicos que se aprovecharon de las territorios que sin duda le pertenecían". (Miretzky, (1) Dotti • Gorelik • Gramuglio • Sábato •
guerras internacionales para unirse a los agresores p. 162)
/.../ sin tener en cuenta que favorecían a /as co- 36. "Las pretensiones de Chile sobre parte de Sano • Terán • Vezzetti • Blanco • Cheresky
rrientes colonialistas europeas"(p. 363). llama- nuestra Patagonia habían provocado -desde tiem-
n°, "esta Confederación cuyo artífice fue el gober- • Myers
po atrás- conflictos de gravedad" (Ibáñez, p.
nador de la provincia de Buenos Aires no se organi- 472). 'protestó aduciendo que éstas eran tierras

5H
zó por una asamblea constituyente sino empírica- chilenas". (Etchart y Douzón, p. 400) 'llegó a Suscripciones: Argentina, tres números $18 / Exterior, seis
mente o sea a través de la experiencia; y se basó en pretender el territorio íntegro de la Patagonia"(Ra- números, u$s 40. Cheques y giros a nombre de Beatriz Sano,
la defensa del territorio y de los intereses naciona- mallo p. 182). 'Las ambiciones chilenas sobre la Casilla de Correo 39, Suc. 49, Buenos Aires
les amenazados por potencias europeas" (p. 9). Patagonia ya habían creado graves tensiones en
30. 'El Brasil, Ingalterra y Francia buscaban díi versos momentos" ( Miretzky, p. 231) 'Fue el
asimismo, la libertad -o el monopolio- del comer-
cio y de la navegación por los ríos interiores de Ar-
gentina'. (Fernández Arlaud, p. 454).
31. Las opciones van desde un manual co-
punto de partida de una serle de agresiones y ex-
pansiones ilegítimas con las que Chile demostró su
deseo de extenderse hacia el Este, a expensas dde
las fronteras argentinas' (Rampa, p. 223).
OINfld
) 148 ( ) 149 (
INTERNACIONAL

• z

IHA
O
O

II
O
O

Asociación Internacional
Internacional de Historia Oral
con la colaboración del Departamento de Historia
de la Universidad de Bogazi9i y la
Fundación de Historia Social y Económica de Turquía

Encrucijadas de la Historia: Experiencia, Memoria, Oralidad


XI Conferencia Internacional de Historia Oral
(Estambul, Turquía, 15-19 de junio del 2000)
Convocatoria
Subtemas de la Conferencia:
Recordando el Siglo XX, imaginando el Siglo XXI
Historia oral virtual: las nuevas tecnologías y la palabra
El milenio — Encrucijada de Continentes
Recordando conflictos — La Historia vivida
La enseñaza de la Historia Oral — Proyectos comunitarios
Cuestiones metodológicas y éticas.

Invitamos a las personas interesadas de todo el mundo a contribuir con propuestas pa-
ra esta XI Conferencia Internacional de Historia Oral. Las propuestas pueden ser desarro-
lladas como ponencia, taller de trabajo o mesa redonda y deben tener una extensión má-
xima de una cuartilla e incluir un esbozo del trabajo, junto con los siguientes datos: Título
y nombre del autor, afiliación (institución, asociación, independiente) y breve Curriculum
Vitae, así como dirección postal y electrónica, teléfono y fax de cada presentador. Deberá
indicar el idioma de su trabajo (inglés o español) y los idiomas que maneja (para facilitar la
organización de los talleres de trabajo).
El Comité Científico de la Conferencia confirmará, a partir del 1 de julio de 1999, las
propuestas que hayan sido aceptadas o rechazadas. El trabajo final, de un máximo de 15
cuartillas a doble espacio, debe llegar a los organizadores, a más tardar, el 1 de noviem-
bre de 1999 para su publicación en las Actas de la Conferencia antes de su celebración.
Los trabajos deberán escribirse en Inglés (con un resumen en español) o en español (con
un resumen en inglés).

La fecha límite para presentación de propuestas es el 1 de mayo de 1999 y deben dirigirse a:


Organizing Committe C/0 Arzu Oztürkmen
Xlth International Oral History Conference
Bogazi9i ljniversitesi, Tarih Bólümü Bebek 80815
IstambulfTurkey
(Tel.: 90-212-2631540 (1544 )Fax: 90-212-2575017)
E-Mail: ozturkeme@boun.edu.tr
http://filo.uba.ar/ravignani/historallioha.hInl

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