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Virginia Woolf o la literatura como


ejercicio de la libertad
Por Rosario CASTELLANOS de ellos póstumos, esto es lo que integra
la totalidad de su bibliografía.
Sesenta años de vida. Una vida laboriosa, tar cada una de sus obras. Pero no es Los móviles para una dedicación tan
difícil por la complejidad del tempera- menos importante 10 que nJS revela direc- sin tregua han de brotar de 10 más hondo
mento, por la excesiva delicadeza de la tamente acerca de la opinión sobre sus del instinto. A propósito de la frustración
percepción sensible, por los quebrantos de colegas y su pensamiento sobre la vida de la maternidad, Virginia Woolf apunta
la salud, por las contradicciones del carác- y el universo. (diciembre de 1927): "Por raro que pa-
ter, por la índole de la tarea escogida, por La necesidad de plasmar estéticamente rezca, apenas deseo ahora tener hijos
las circunstancias históricas - que ponen sus intuiciones más repentinas así como propios. Este deseo irrestañable de escri-
en crisis todos los fundamentos sobre los sus convicciones más firmes, la hizo cul- bir algo antes de morir, este sentimiento
que descansaba una sociedad, en uno de tivar todos los géneros: el teatro (con devastador de la brevedad y fiebre de la
cuyos sitios de mayor privilegio se encon- muy escasa fortuna); el ensayo, muy do- vida me obligan a aferrarme, como un
tr::,ba Virginia colocada por herencia. Ade- cumentado y ameno; el cuento, prodigio hombre a una roca, a esta única ancla."
más, el sentido de justicia en conflicto de síntesis, flecha que da en el blanco de lo Junto a este instinto explícito de con-
con los prejuicios de una clase, de una esencial; la biografía, presidida por la servación, otro, tan urgente, tan aguijo-
tradición, que sin embargo no puede so- exactitud, la búsqueda de explicaciones y neado: el instinto de defensa, ante la fra-
portar ver cómo es brutalmente rota. El la profundidad; y la novela, donde -se- gilidad de la propia constitución, ante la
exterminio, en la guerra, de las ciudades gún el profesor Blackstone- "hizo, con lucidez y la "inhumana severidad" de su
disfrutadas; la angustia ante la incapaci- suma maestría, lo que ningún otro ha in- mente, que no retrocede ante la visión del
dad de impedir estas catástrofes ni el ad- tentado hacer". Su mundo -captado en vacío.
venimiento de otras peores. La desvalo- lo que tiene de más fugitivo, en el matiz "Soy una melancólica de nacimiento
rización absoluta de la vida, que conduce imperceptible a otros ojos menos atentos, [reconoce]. El único m Jdo de mantener-
al suicidio. El cuerpo, de que ha sido en su fluir cuyo ritmo escapa a sensibili- me a flote es trabajando. Apenas dejo de
huésped atormentado, se abandona para dades menos agudas- "sobrevivirá, como trabajar me vaya pique. Y siento, como
que se mezcle amorosamente con uno de sobrevive el cristal, bajo la presión de las siempre, que si me hundo del todo voy
los elementos de la naturaleza, presente masas de roca". él llegar a la verdad. Es el único consuelo;
siempre en su imaginación, en sus pala- En el lapso de treinta y cinco años, una especie de nobleza. Solamente. Me
bras, en su paisaje: el agua. treinta y dos títulos publicados, varios obligaré a encarar el hecho de que no hay
Sesenta años de obra: la adquisición de
una cultura que abarca desde las lenguas
clásicas hasta el pensamiento abstracto,
los descubrimientos científicos, las mani-
festaciones estéticas y el trato con los
talentos más notables de fines de la era
victoriana.
Porque el abolengo de la familia de Vir-
ginia no era únicamente social y económi-
co sino también intelectual. Su padre, Sir
Leslie Stephen, es una de las figuras más
representativas del racionalismo cultivado
de 1800 '1 el autor famoso de los Ensayos
sobre el libre pensamiento y de la Histo-
ria del pensamiento inglés del siglo xviii.
El parentesco político unió a Virginia,
desde su nacimiento, con Thackeray, des-
pués la amistad con un grupo de jóvenes
que formaron lo que se llamó "la genera-
ción de Bloomsbury", de la cual fueron
ideólogos George Edward Moore y Ber-
trand Russell, quienes editaron, casi si-
multáneamente. los Principia ethica y los
Principia mathematica respectivamente.
Los historiadores y economistas son Lyt-
ton Strachev, T. Maynard Kevnes y Leo-
nard Woolf.Los críticos, CliveBell y
Desmond McCarthy; los pintores. Roger
Fry y Duncan Grant; los novelistas y
poetas, E. M. Forster, J. Lowes Dickin-
son y T. S. Eliot.
Virginia Stephen (que por matrimonio
con Leonard W oolf adopta este último
apellido) no se considera madura para
la publicación de ningún libro hasta que
cumple los treinta y tres años. Es en
1915 cuando aparece Tite voyage out y
cuando inicia la redacción de su cliario.
Al través de las páginas de éste se nos
muestran, de un modo evidente, sus inten-
ciones, objetivos y métodos como escri-
tora; la extraordinaria energía, constan-
cia y penetración con que se entregaba al
arte de escribir y la insobornable escrupu-
losidad con que corregía y volvía a redac- Virginia Woolf.-uLa necesidad de plasmar estéticamente sus intuiciones."
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nada, nada para ninguno de nosotros. facción de la eficacia. Redactar protestas, poetas ingleses del siglo pasado eran uni-
Trabajar, leer, escribir, son todos como suscribir manifiestos, sustentar conferen- versitarios, lo que quiere decir que de al-
disfraces; y ·las relaciones con la gente. cias, no deja de tener un carácter abstrac- gún modo consiguieron la mejor educa-
Sí, hasta tener hijos no serviría de nada." to y una conexión muy remota con los ción que puede suministrar Inglaterra. De
A medida. que pasa el tiempo, que ia problemas contra los que ~e está luchando. los tres restantes, uno era rico, el otro go-
obra se va realizando, siendo conocida Además se siente sola, excepcional, en zaba de una renta regular, y no es un he-
por el público y enjuiciada por los críti- desventaja frente a la "vida masculina cho casual el que Keats, sin recursos, ha-
c()~,. Ia actitud de Vírginia Woolf va ha- sin ataduras. Deliberada, compuesta, des- ya muerto joven, como John Ciare en las
ciéndose cada vez más y más profesional. preciativa .e indiferente hacia 10 femeni- mismas circunstancias consumió sus últi-
~o sin" nostalgia observaba en sí misma no . .. j Qué extraño es mirar este frío mos días en el manicomio, y James Thom-
lQ. poco que le queda del aficionado so- mundo de los hombres! Tan de comparti- son narcotizó con láudano su fracaso".
ñador. mientos estancos; oficinistas de seguros, Ahora bien, las condiciones de vida de
! Pero cuida celosamente de su indepen-
siempre en la cúspide de su trabajo; sella- las mujeres inglesas a través de su his-
den~ja; no permitirá que la encasillen,
dos, autónomos, admirables; cáusticos, la- toria han sido particularmente adversas.
que la clasifiquen, que la claven con un cónicos, objetivos; y completamen~e pro- En primer lugar la ley les negaba el dere-
alfiler, como a una mariposa muerta: "la vistos de todo". cho a poseer el dinero que pudieran ga-
marca de un escritor maestro es su poder En el seno de esta especie diferente, y nar o heredar. La fortuna era siempre
para romper implacablemente su molde". aun enemiga de la suya, Virginia W oolf usufructuada por los varones de la fami-
Rehúsa ser "famosa, grande". Afirma: goza de privilegios. Pero ella se resiste a lia: padre, hermano o esposo. También
"Seguiré corriendo aventuras, abriendo no compartirlos, insiste en que a las otras era a ellos a quienes se reservaba la po-
mis ojos y mi espíritu, rechazando todo mujeres se les dé también la oportunidad sibilidad de adquirir una instrucción teó-
sello que me estereotipe. Lo importante de conquistarlos. Y no es una utopía. Du- rica o práctica, que acababa por redundar
es liberarse; encontrar nuestras propias rante los años más difíciles de la Primera en beneficio económico, posición social y
dimensiones sin impedimentos." Guerra Mundial las mujeres demostraron prestigio académico.
Aquí aparece, por primera vez (1931), que eran capaces de trabajar y de suplir a A pesar de todos estos obstáculos, las
muy claramente expresado un concepto: los hombres que faltaban en fábricas y ofi- mujeres inglesas comenzaron a escribir
la literatura es para ella no un medio para cinas. Exigieron, a cambio, el derecho de libros desde fines del siglo XVII. Las cau-
sc.tisfacer u vanidad con los elogios, ni voto. Hubo de serIes concedido. Pero un sas -no de la preferencia por esta activi-
para situarse en un lugar de honor dentro derecho político es inoperante si no está dad sino de sus posibilidades de realiza-
del ambiente intelectual, sino un instru- respaldado por una situación económica ción- son muy claras, y las enumera Vir-
mento de liberación propia. No se deten- independiente, y ésta requiere una pre- ginia W oolf en unas páginas dedicadas a
drá aquí. Paulatinamente ha de conver- paración profesional indispensable. ¿ Dón- las carreras femeninas en La m.uerte de la
tir e en un instrumento útil también a los de pueden adquirirla? m.a.riposa nocturna. "Escribir -dice-
demás, cuando Virginia alcance la expe- Virginia Woolf da la batalla por la era una ocupación honorable y sin peligro.
riencia de la olidaridad en el desamparo. ~ducación de la mujer, en dos tomos de La paz familiar no se rdmpía por el des-
~n la inju ·ticia, en la brutalidad de ciertos ensayos: el que Se edita en 1929 bajo el lizamiento de una pluma. No era preciso
hechos que e padecen cuando se convive, título de Un cuarto pl'opio y el que apa- recurrir a los fondos del presupuesto pa-
y que n son de tino sino circunstancias rece en 1938 con el nombre de Tres gui- ternal: por diez chelines puede comprarse
que los 'eres humanos pueden y deben neas. el suficiente papel para copiar todas las
modificar. Y si é. ta es una tarea reser- Un cuarto propio es una conferencia, piezas de Shakespeare si a uno se le an-
vada para algunos, 10 más idóneos son sustentada ante una asociación femenina toja. N o son necesarios para el escritor ni
los arti ta , "gente má. honesta que todos que deseaba escuchar a la famosa escri- pianos o modelos, ni París, Viena o Ber-
estos refonnadore sociales y filántropos tora en una disertación acerca del tema lín, maestros ni maestras. Digamos que el
que alb rgan tanto' des os inconfe ables "La mujer y la novela". Con ese estilo tan precio modesto del papel es la razón por
bajo el di fraz de amar a us ·emejantes". peculiar suyo -fluido, aparentemente ca- la cual las mujeres comenzaron por abrir-
En el ejercicio del arte, de la literatura prichoso y sin rumbo, esmaltado de imá- se paso en la literatura antes de hacerlo
el entido del deber se afina, se aclara, s~ genes felices- Virginia Woolf va expo- en otras profesiones."
vuelve más exigente. Con frecuencia, Vir- niendo, con preCisión, sus ideas sobre la Los nombres van sucediéndose y reve-
ginia acepta c'ompromisos que no le pro- creación literaria, artística, intelectual en lando, al mismo tiempo, los cambios histó-
ducen la atisfacción de ningún interés fin. ricos y los desplazamientos del poder, del
i~:electual inmediato, ni le hacen esperar El genio creador (contra 10 que supone dinero, de la instrucción, de una clase a
nmguna recompensa, únicamente porque la mayoría) no es una aptitud segura de otra.
tiene la certidumbre de que es su deber. sí misma y de sus posibilidades, armada y Lady Winchelsea, de noble linaje, sin
y sus deberes son más trascendentales entera, desde el instante de su surgimien- los cuidados de la maternidad y con un
mientras su nombre va adquiriendo más to, cómo Minerva, ni poseedora de una marido tolerante, pudo dedicarse a la re-
resona~c.ia, sus libros mayor difusión y brújula fija siempre en el punto orien- dacción de poemas. Pero estaban tan car-
sus op1l11Ones mayor respeto. tador. Abundando en este aspecto con la gados de indignación, de resentimiento.
. Ta~ fenómeno no escapa a su inteligen- afIrmación de Scheler de que "lo más alto de odio hacia el sexo opuesto, que no lo-
Cia, siempre alerta. Sabe, y lo declara con es 10 más débil", Virginia Woolf define graron alcanzar la categoría de obras de
s~?cillez, acaso con un poco de preocupa- al genio creador como instrumento exce-
sivamente delicado, muy susceptible de 'pa- arte. Los mi~l11os conflictos emotivos e
Clan, :'que ~s la única mujér de Inglaterra intelectLBles desfiguraron la obra de la
que ttene hbertad para escribir 10 que se decer las condiciones y variaciones de la
atmósfera que 10 rodea, e inepto para so- duquesa Margarita de N ew Castie, quien
le antoje", y sabe también que de esa li-
portar, ya no la hostilidad, pero ni siquiera grita airadamente: "Las mujeres viven
b~rtad no puede hacer uso más lícito que
SI la pone al servicio de la raza humana. la falta de estímulo, de aprecio, de elogio. como. murciélagos o lechuzas, trabajan
A~emás el genio creador no vaga por como bestias y mueren como gusanos."
¿ Pero cuál es la manera, el camino?
Muchos, a quienes admira, le dan el ejem- los aIres como un espíritu sublime, sino Evidentemente que estos estados de áni-
plo..Así que se afdia al partido más pro- que se encuentra alojado en un cuer- mo son los menos propicios para la sere-
gresIsta de la Inglaterra de entonces. Asis- po que, como el de cualquier otro hombre. nidad contemplativa que requiere, no úni-
te a congresos, a deliberaciones. Se le for- está sujeto a las necesidades y miserias d~ camente la creación, sino la mera vida
ta~ec.e el sentin~iento de que la vida es su naturaleza. Tajantemente sostiene Vir- normal. El nudo imposible de desatar, la
traglca para qUIenes atraviesan esos años g~nia Woolf. que "uno no puede pensar ;>ngustia, la rebeldia o la lástima ante
en que "no .hay titul.ar de periódico que ble~; amar ble.n, dormir bien, si ha comido la propia condición de inferioridad, pue-
no. nos arrOje un gnto de agonía de al- mal·. ReCUrrIendo al testimonio de Sir den exacerbarse hasta la locura - como
g.uten. Esta tarde es McSwine y la violen- ~rthur 0.vil1er Couch (para cimentar me- en el caso de Margarita Cavendish, cuyo
cIa ~n Irlan?a; o que habrá huelga. La -',or su te~!s de que la poesía depende de la ejemp~o ahuyentó de la carrera literari;l
desdIcha esta en todas partes; ahí, detrás lt.ber~ad 1I1te~ectual, y ésta de cosas mate- aun a personas tan dotadas como Dorotea
de la puerta; o la estupidez, que es peor". n.aJes), ~ñade que "la teoría de que el ge- Osborne, la cual tuvo que limitarse al
mo poe~lco sopla donde quiere, parejamen- género epistolar.
. Su actividad, dentro del Partido Labo-
.. te en ncos y pobres, tiene muy poco de Pero cuando el cultivo de las letras dejó
nsta, no le prodúce, sin embargo, la satis-
verdad. De hecho, nueve de los grandes de ser extravagancia de aristócratas para
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convertirse en oficio de mujeres de la cla- ¿ Es posible, siguiendo tales consejos,


~;e media, el panorama cambió. Por lo escribir un libro? Evidentemente no. Pe-
pronto Aphra Behn demuestra algo ele- ro tampoco es fácil matar al fantasma.
mental: que escribir es una manera de Por su propia naturaleza se evade, cambia
g:ll1arse la vida. Desde ese momento -ya de forma, resucita. Perseguirlo arrebata
en el siglo XVIII- la profesión de escri- un tiempo que podría emplearse mejor
tora apareció con una aureola de prestigio en aprender los secretos de la profesión
que atrajo a multitud de mujeres, que pu- 'o adquirir experiencias vitales. Yeso, su-
dieron así mantener a" sus familiares o poniendo la victoria, como en el caso de
pagarse sus propios caprichos. El resul- Jane Austen, y (¡ por cuán distinto ca-
tado no iba a ser, cualitativamente, muy mino!) en el de Emily Bronte. Para ellas
apreciable. Obras mediocres o pésimas, la admiración; para las otras, que se em-
traducciones infieles. Pero de una manera peñaron en una lucha sin tregua y sin
inadvertida se preparaba el advenimiento desenlace, para las' que no alcanzaron más
de seres dotados de mayor talento y serie- que el fracaso, la gratitud. Porque su con-
dad. Es ya hora que citemos a J ane Aus- tribución, por mínima que sea o insigni-
ten, las hermanas Bronte, George Eliot. ficante que parezca, sirve para ir cons-
Ninguna de ellas tuvo el aislamiento truyendo una tradición. En Orlando está
suficiente para entregarse sin cortapisas a plenamente expresado: UlJ libro no es sino
su vocación. Trabajaban en la "sala co- la continuación de libros anteriores y la
mún", porque carecían de un cuarto pro- promesa de libros futuros.
pio: las interrumpían constantemente y Pero la literatura se nutre de otras ma-
ell:l~; (que ocultaban pudorosamente su la- terias culturales. Por eso Virginia Woolf
bar) tenian que recurrir a todos los trucos reclama a sus contemporáneas (que hall
para no ser descubiertas: la página, a conquistado el derecho de trabajar y po-
medio redactar, era colocada precipita- seer el dinero que ganan, ele intervenir en
damente bajo un papel secante o un simu- política, de fundar centros de enseñanza
lacro de bordado. El libro concluido se "odio h"cüt el sexo 01ntesto"
propios, de formarse intelectualmente en
amparaba tras un pseudónimo. ellos) que dirijan su afán de conocimien-
las artes difíciles de la vida familiar. Se
En J ane Austen la placidez de su tem- sacrifica cotidianamente. Si hay pollo pa- to hacia todos los rumbos. Que investi-
peramento, la despreocupación por el otro ra la comida, ella se sirve el muslo. Se guen, que descubran, que mediten. Todo,
sexo, la armonía entre sus circunstancias a la postre, vendrá a desembocar en un
instala en el sitio preciso donde atravie-
y sus ambiciones, en vez de limitarla le enriquecimiento íntimo que se reflejará
sa una corriente de aire. En una palabra,
proporcionaron un equilibrio fecundo. En está constituida de tal manera que no tie- en el arte como variedad de temas, ori-
cambio las Bronte, con sus ansias conte- ne nunca un pensamiento o un deseo pro- ginalidad en su planteamiento y desarro-
nidas, apresuraron su muerte y restaron
pio, sino que prefiere siempre ceder a los llo, profundización de los caracteres, su-
ohjetividad a su obra. Y George Eliot,
pensamientos o deseos de los demás. Y tileza de los matices, finura en las des-
mejor pertrechada intelectualmente que
sobre todo -¿ es preciso decirlo?- el cripciones y verdad en la relación que
las demás, lanzó un desafio a los conven- Hada del Hogar es pura. Su pureza es establece un personaje consigo mismo,
cionalismos sociales para vivir de acuerdo considerada como su más grande hermo- con los demás y con el mundo.
con sus propias exigencias. Ello implicó sura, sus rubores como su mayor gra- Sin embargo, cabe preguntar en esta
la soledad y el repudio colectivo. . ".
Cla
época de crisis: ¿ vale la pena tanto sa-
En un ambiente tan desfavorable casi crificio por hacer literatura, cultura, cuan-
"En los últimos días de la reina Vic-
no hay intento que no se malogre. Las do la clvilización que la humanidad ha
toria cada Hogar tenia su Hada." En construido está en inminente peligro de
autoras no se atreven a volcar enteramen- cuanto una mujer se inclinaba sobre un perecer, amenazada por la catástrofe de
te su atención, su inteligencia, en el tra- cuaderno para escribir, veía la sombra de una conflagración mundial?
bajo. Regatean la entrega de sus dones de sus alas oscurecer su página, escuchaba
observación y expresión porque están con- Virginia Woolf responde afirmativa-
el rumor de sus faldas en la pieza. Incl i- mente, y sin la menor vacilación, a la
tinuamente espantando el tábano de los nándose, murmuraba a la escritora: "Mi primera pregunta. Vale tanto la pena que
agravios que se les infligen, o tratando querida, eres una mujer. Sé comprensi- es preciso, a toda costa, evitar la guerra.
de justificar una actitud de cuya legiti- va, sé tierna. Halaga, engaña, usa todos Pero cuando un pacifista inglés le pide
midad ellas mismas no acaban de estar los artificios, todas las argucias de tu colaboración para esta causa, Virginia se
seguras. sexo. No permitas a nadie adivinar que la niega en la primera de las epístolas
Porque -para Virginia Woolf- "na- tienes una idea tuya. Y, sobre todo, sé que integran el volumen Tres guineas.
da es más fatal para quien escribe que pura." No hay contradicción en esta actitud.
pensar en su sexo". Obliga a un compor- El pacifista apela a Virginia como indivi-
tamiento que corresponde a la imagen duo, y ella sabe que -en esta calidad--
forjada por el sexo contrario, o que quie- su acción no puede ser más Cjue fútil o
bra esa imagen. Transforma en un ser nula. Quiere responder como conjunto.
relativo, impide el desarrollo de la perso- Pero gracias a las leyes y a las costum-
nalidad propia. Es paradójico, mas para bres inglesas la guerra ha sido, y conti-
escribir como una mujer es preciso olvi- núa siendo, asunto de hombres. Las mu-
dar que se es una mujer, "de modo que jeres ignoran los impulsos que arrastran
las páginas estén llenas de esa curiosa ca- a ella a los hombres, los intereses que
lidad sexual, que sólo se adquiere cuan- defienden, las codicias que satisfacen, los
do el sexo no es consciente de sí mismo". ideales que enarbolan, los heroísmos. qtie
Para alcanzar tal estado de trance es veneran.
preciso -añade Virginia (refiriéndose a Y si las mujeres no conocen las causas
su propia experiencia en /Ja lIt14,erte de que desencadenan los conflictos, mal pue-
/a mal'"iposa nocturna)- luchar con cier- den acertar con la manera de evitarlo.s.
lo fantasma. Este fantasma se llama "El Suponiendo que se les instruyera al res-
Hada del Hogar". "Es ella la que se in- pecto, lo primero que descubrirían es que
terpone entre el papel y quien escribe, no basta dirigir un discurso a un grupo
la que turba, hace perder el tiempo y de gente que no es la responsable y que,
atormenta." además, está convencida de entemano <le
é Por qué? Su imagen, según la des- la evidencia de lo que se le está dicien-
cripción woo!fiana, no es desagradable. do. Tampoco es suficiente firmar .una cle-
El Hada del Hogar "es extremadamente c1aración ni contribuir con una moneda.
comprensiva, tiene un encanto inmenso y "Parece que hay algún método más
carece del menor egoísmo. Descuella en "r:-'cribir t'ra ¡111ft ocupación honorable" enérgico, más activo de expresar nuestra
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creencia de que la guerra es bárbara, de


que la guerra es inhumana, de que la gue-
rra -como lo dice Wilfred Owen- es
insoportable, horrible y bestia1."
Mas de estos métodos enérgicos no pue-
den hacer uso las mujeres, que carecen de
influencia política y de poder económico.
.Q uedan a su alcance, es claro, las armas
de Lysistrata o la negativa (aconsejada
por la señora Normanton) de seguir abas-
teciendo a los ejércitos de carne de cañón,
al rehusarse a tener hijos. Ambas medi-
das, sin embargo, rebajan a la mujer a
un nive! puramente biológico que, quie-
nes aspiran a la dignidad humana, no pue-
den ni deben aceptar.
Virginia Woolf propone que el l1ama-
miento a la paz (que no se dirige a las
mujeres en general, porque son incapaces
de responder a él, sino exclusivamente a
las mujeres educadas) instigue a estas
últimas a examinar las instituciones mar-
ciales, a exhibir su incongruencia, su va-
nidad, su ridiculez. Que las profesionistas,
aptas para ganar dinero y para disponer
de él, lo entreguen a colegios y universi-
dades donde los cursos que se impartan
produzcan "la clase de sociedad, la clase
de gente que ayudará a impedir la gue-
rra". Aunque e ta medida parezca utópi~
ca, en una sociedad organizada como la
nuestra, no es inútil. Porque la historia
no muestra que ni la costumbres son in-
mutables ni los cimientos, por ólidos que
e con ideren, .on inde tructibles. El fin,
indudablemente, stá remoto. Pero Vir-
ginia, para acelerar el proceso, no envía
la guinea olicitada por la asociación pa-
cifi ta a u tes r ro, sin a la directora
de una escuela para mujeres. ól0 que
bajo ciertas condicione.
En e a cuela e capacitará a las alull1--
na para de empeñar un trabajo, e les Vir~inia Woo]f-"no es mi carácter unirme en el odio, sino en el am01-"
conc derá un titulo que le permita aspi-
rar a una remuneración adecuada. Y ya
se abe que de la independencia econó- "Por mofa -palabra mala, pero ya he- ría impertinente. El juicio privado es to-
mica surge la independencia de criterio. mos dicho que el idioma tiene gran ne- davía libre en privado; y esa libertad es
cesidad de nuevas palabras- se significa la esencia de la libertad."
in embargo han de evitarse los ries-
que la mujer debe rehusar todos los mé- Si una mujer accede a estos términos
gos que hacen inde eable toda profesión,
todos de publicidad del mérito y sostener podrá unirse a las profesiones y no ser
riesgos en los que los hombres han caído,
arrastrando consigo a la sociedad a que que son preferibles el ridículo, la oscuri- contaminada por ellas. "Podrá librarlas
pertenecen, hasta el exterminio y la in- dad y la censura, por razones psicológi- de su afán de posesión, de sus celos, de
minencia de la desaparición. cas, a la fama y la alabanza. Apenas le
su combatividad y de su codicia. Podrá
ofrezcan placas, órdenes o grados, arró-
Para conjurar esos riesgos Virginia jelos a la cara de quien los da." emplearlas para tener una mente suya,
enumera cuatro virtudes fundamentales: propia, y una voluntad suya. Y podrá usar
pobreza, castidad, mofa y libertad con "Por libertad con respecto a las lealta-
esa mente y esa voluntad para abolir la
respecto a lealtades irreales. des irreales se significa que debe librarse
inhumanidad, la bestialidad, el horror, la
Definamos los términos. "Por la po- del orgullo de la nacionalidad, en primer
locura de la guerra.
breza se significa dinero bastante para lugar; también del orgul1o religioso, del
orgullo del colegio, del orgullo de la es- A esto, pues, conduce un feminismo
vivir. Es decir, debe ganarse e! dinero bien entendido: a hacer de las mujeres
suficiente para quedar independiente de cuela, del orgullo de la familia, del orgullo
del sexo, y de las lealtades irreales que de colaboradoras eficaces de los hombres en
cualquier otro ser humano y comprar ese
ambiente de salud, descanso, conocimien- ellos se derivan. Apenas lleguen los se- la construcción de un mundo nuevo, lu-
to y demás, que se necesita para el pleno ductores con sus seducciones, para so- minoso, habitable para aquellos en quie-
desarrollo de! cuerpo y la mente. Pero bornarla y l1evarla a la cautividad, desga- nes lo mejor de la humanidad se manifies-
nada más. Ni un penique más." rre los pergaminos: niéguese a llenar los ta: la inteligencia, el amor, laujusticia, la
"Por castidad se significa que cuando formularios." laboriosidad.
haya ganado una mujer lo suficiente para "¿ Quiere usted saber cuáles son las Intentar poner las bases de ese mundo
vivir de su profesión, debe negarse a ven- lea}tades irreales,' que 4ebe despreciar, no es todo, pero es bastante para una
der el cerebro por tener más dinero. Es cuales las lealtades reales que debe hon- sola persona y una sola vida. Virginia
decir, que debe cesar de practicar su pro- rar? Piense en el distingo de Antígona W oolf, en un momento de reconciliación
fesión, o practicarla sólo por la investi-' entre las leyes y la Ley. Es una declara- consigo misma, se absuelve: "Sabe Dios
gación y el experimento; o si es una ar- ción de los deberes del individuo para con que hice mi parte, con mi pluma y con mi
tista, por el arte solamente; o dar el co- la sociedad mucho más profunda que las voz, en pro de la especie humana. Sí,
nocimiento adquirido profesionalmente a que pueden ofrecernos nuestros sociólo- merezco una primavera. No le debo nada
.quienes lo necesitan, sin cobrarles. Pero gos. Las palabras de Antígona ('no es a nadie."
en cuanto la noria empiece a hacerla gi- mi carácter unirme en el odio, sino en
rar,. que rompa el círculo. Que apedree Los deudores somos nosotros, a quie-
el amor') valen por todos los sermones nes obliga, con su ejemplo, a continuar
a la noria con risas." de todos los arzobispos. Pero insistir se- su lucha, su tarea, su obra.

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