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HECHOS MERECEDORES DE NUESTRO RECONOCIMIENTO COLECTIVO

Para los españoles, lo que estaba planeado como un viaje a las Indias, ya sea por destino o
casualidad, no fue llevado a cabo en su completo sentido, sino que a causa de cálculos errado y tras
navegar gran tiempo, fue encontrado en medio de su navegación, un territorio que debían ser Las
Indias pero que, sin saberlo, después de muchos años pasaría a ser reconocido como un nuevo
continente, el Continente de Las Américas. Un acontecimiento de suma importancia, pues llegó a
ser un punto de separación entre dos épocas del mundo: la medieval y la moderna. Este hecho,
aunque no sólo fue llevado por españoles, puesto que se debate en que hayan sido los primeros en
haber tocado estas tierras, al igual que después de ellos también fueron muchas otras culturas, es
en esta comunidad en especial la que nos compete analizar a nosotros como colombianos, pues fue
con ellos con quienes nuestros ancestros nativos se relacionaron por muchos años, y fue también
bajo estas mismas relaciones las que han forjado nuestra actual realidad y por qué no, han
contribuido a forjar la realidad mundial. Detrás de cada persona, costumbre y cultura actual, está
presente el resultado de un choque cultural de magnitudes extraordinarias, (totalmente diferente
para ambas partes) con un génesis que no es el más utópico y pacífico de la historia, sino uno de los
más crueles y sangrientos. Así pues, es lógico haciendo caso a nuestra capacidad de pensar en
nuestra existencia como un condicionamiento de varios elementos en los que se encuentra el
pasado que un hecho como lo fue el encuentro entre estas dos culturas: los castellanos y los
indígenas o a los llamados “indios”, sea reconocido en cuanto a darle su merecida importancia, o
ser capaces de darle este reconocimiento y hacer propios estos mismos sucesos contextualizados
en nuestra propia región local, es decir lo que conocemos como Colombia y más aún cuando estuvo
marcado por estas fuertísimas muestras de violencia, que desgarra, desfigura y llena de desgracia
la idea que los españoles llegan a América, pero que a su vez y casi de forma contradictoria hace
notar más adelante que es un periodo necesario para que se continúe con un proceso que lleve a la
posteridad y forme la actual sociedad.

En principio y para entender un proceso tan impetuoso, existen aspectos a tener en cuenta, dentro
de los cuáles los más importantes a definir están: La pre-programación cultural, aspectos religiosos,
el tipo de personas que se enfrentan, y el deseo de riqueza. Cada uno de estos elementos condiciona
y da razón a cómo fue el comportamiento entre estos dos bandos y por qué resultó tan infortunado.
Tomando como referencia, a Oscar Gerardo Gómez, historiador colombiano, según él las
poblaciones indígenas tienen una predisposición social enfocada a la vida sedentaria, la caza, la
agricultura, sin modelos complejos de defensa comparados con otros, mas sin embargo no
inexistentes, capaces de luchar y vencer entre ellos, pero no con entes externos; esto claramente
es una predisposición muy diferente a la de los españoles de los cuales se evidencia su procedencia
de una sociedad estructurada, desarrollada tecnológicamente para la época, que actúa como
imperio. (Caucayaco, Caucayá Cauca, 2006, p. 23,36). Y lo que implica esto es que se da una ventaja
a los “conquistadores” sobre los “indios” causando, como primer momento, un dominio de mera
presencia, de asombro por lo desconocido, y que aumenta más aun su ventaja debido a la
asimilación de esas figuras españolas como dioses a los cuales había que servir, es decir entra en
juego su pensamiento de fe. Además, las personas eran totalmente diferentes, lo expresado por
Bartolomé De las Casas justifica que: los indígenas son personas míseras, inocentes y mansas que
en contraste a la figura europea que fue enviada, auténticos carniceros y derramadores de sangre
humana, crueles e inicuos (Brevísima relación de la destrucción de las Indias, 1552, p. 129,135) ,
están claramente desprotegidos; ellos matan por necesidad, y los otros por placer y codicia; codicia
que nace naturalmente en un ser humano mundano, así entra como elemento esencial de su actuar
el deseo de riqueza, de todos modos ese había sido el fin último de “el viaje a las Indias” y por lo
tanto era la razón por la cual serían capaces de aprovechar sus características y personalidades tan
desagradables con tal de conseguir la cantidad que desearan de estos materiales. Acá pues está la
parte más neurálgica de la situación, matanzas, castigos, torturas, esclavización, servicio forzado,
todo cabe, y es pues la razón por la cual se derramó tanta sangre, una situación extremadamente
triste donde triunfa, más allá de los españoles, la insensatez de una sociedad que se queda en lo
que más importaba en la época- y aún es así- el bien material. Tal como lo dice Bartolomé De las
Casas en 1552 refiriéndose a su libro en el que relata parte de este gran choque, la Brevísima
relación de la destrucción de las Indias, señala: “(…) Pues otra obra diré no sé cuál sea más cruel, e
más infernal, e más llena de ferocidad de fieras bestias, o ella o la que agora se dijo” (p. 136). Llegar
casi a la exterminación de una cultura (2000 a casi 50 individuos) tan solo demuestra la falta de
moral y ética, que se supone, españoles por seguir las ideas de Jesús debían poseer. Y es así pues
como frente a tal amenaza, aparentemente insuperable, los indígenas, están condenados por
muchos años, incluso a cambiar su forma de cultura y adoptar obligatoriamente otro, pasa de ser
una conquista no solo territorial a dominarlos y conquistarlos totalmente. “Vinieron, Ellos tenían la
biblia y nosotros teníamos la tierra. Y nos dijeron: “Cierren los ojos y recen”. Y cuando abrimos los
ojos, ellos tenían la tierra y nosotros teníamos la Biblia “(Eduardo Galeano, 1992).

Con el tiempo, la verdadera intención de los españoles se dio a notar y las comunidades restantes
actuaron, intentaron con todo lo que tenían contra-atacar: “Los varones afilaron lanzas, limpiaron
las rodelas de acero (…) templaron los arcos, envenenaron las flechas (…) Los aguardarían,
conservando la ventaja de estar arriba” (Caucayaco, Caucayá Cauca, 2006, p. 37). Pero sus esfuerzos
no eran suficientes por todo lo anterior, eran opacados cada instante mientras que se vinculaban
más y más a los procesos de colonización española. Sin embargo, todos estos sucesos, como se
planteó al inicio, fueron necesarios para llevar a otro momento, su espíritu luchador, y el deseo de
la defensa de sus tierras, a lo largo de las generaciones se conservó manteniendo viva la esperanza
de una liberación, y ahora junto a otras clases más, por ejemplo, los africanos traídos como esclavos,
y criollos, energías acumuladas, deseos de libertad adquiridos, poder y unión entre estas tres clases,
lograrán un nuevo renacer, despojaran de sus tierras a la corona española y se crearán a si mismo
desde dentro.

Es por eso, pues, que la interacción entre estas dos culturas, españoles e “indios” y su dominación
es “necesaria” de cierta manera (aunque no agrada la idea, pues su sufrimiento desgarra el alma)
para que existamos tal y como estamos, hablando y escribiendo en español, con rasgos heredados
no solo de ellos, sino de una mezcla cultural. En sí, gracias a este doloroso proceso somos nosotros.
¿Qué hubiera sido de América si ellos no la hubieran encontrado?, ¿La encontrarían otras personas
y se sometería de igual forma a los indígenas? ¿Hubiésemos crecido como territorio independiente
a nuestro ritmo tal como las civilizaciones de Mesopotámicas?, y bueno, cabrían muchos más
interrogantes, y además esto también hubiese tenido sus repercusiones en Europa. Sin el oro
saqueado de América Europa viviría otra situación, y posiblemente las decisiones futuras tendrían
otro rumbo. Así que pues, les debemos y aquí radica la importancia de la resistencia indígena en el
proceso de Conquista española, debemos a ellos nuestro respeto, en gran parte ellos son la base de
nuestra nación.

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