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La unidad estructural funcional del tejido oseo

Sistema de Havers es la unidad anatómica y funcional del tejido óseo. Está constituido por un
canal de Havers, alrededor del cual se agrupan laminillas con lagunas que contienen células
óseas, ya sean osteocitos u osteoblastos. Este sistema es característico del hueso compacto. El
epónimo proviene del anatomista Clopton Havers.

Constituye la capa exterior de la masa sólida (un hueso compacto) de los huesos ya maduros.
Estas unidades estructurales también se denominan Osteonas. Las osteonas mejor configuradas
son las que se encuentran en la diáfisis de los huesos largos, donde forman cilindros que
recorren la longitud de la misma (de arriba abajo). Cada osteona consta de 4 a 20 laminillas
concéntricas dispuestas alrededor de un grupo de vasos sanguíneos, albergados en el interior de
un canal central llamado Conducto de Havers, con su eje longitudinal paralelo al eje longitudinal
del hueso. En el interior de este conducto existen además terminaciones nerviosas amielínicas.
Los conductos de Havers se comunican entre sí, con el periosteo y también con la cavidad
medular.

La matriz ósea calcificada está organizada en laminillas. En cada laminilla hay fibras de colágeno
y osteocitos en lagunas dispuestas regularmente. Las fibras de colágeno están muy ordenadas. A
pesar de que cada laminilla tiene todas sus fibras colágenas paralelas, su orientación cambia de
una laminilla a la siguiente. La refringencia de las laminillas de la osteona, observada al
microscopio óptico, se debe no solo a los cambios de orientación de las fibras de colágeno, sino
también a que se alternan laminillas muy ricas en colágeno con otras más pobres. A su vez, las
laminillas están unidas entre sí por fibras colágenas.

En el tejido óseo los nutrientes no se pueden difundir por la matriz calcificada porque esta es
totalmente impermeable, así que el acceso a los nutrientes, procedentes de los vasos
sanguíneos, por parte de las células tiene que tener lugar a través de unos canalículos
denominados Canalículos Calcóforos, que parten radialmente, en todas direcciones, de las
lagunas excavadas en la matriz y que permiten que los osteocitos estén en contacto unos con
otros. Los osteocitos introducen por ellos sus prolongaciones citoplasmáticas que contactan con
las de osteocitos vecinos. Las lagunas más próximas a los Conductos de Havers tienen canalículos
a otras lagunas y al Conducto de Havers. No obstante, este sistema de nutrición no puede cubrir
toda la extensión del hueso. Un osteocito no puede vivir a más de 200 μm de un vaso sanguíneo.
De ahí la disposición de las laminillas alrededor de los vasos. En las lagunas más alejadas, los
canalículos regresan a la misma laguna, denominándose Canalículos Recurrentes.

Remodelación ósea
El hueso es un tejido dinámico que se encuentra en un proceso continuo de renovación. Se ha
calculado que en un año se reemplaza alrededor del 5% del hueso cortical y un 20% del
trabecular, por lo que esqueleto se renueva totalmente cada 20 años por término medio. La
renovación del hueso es necesaria entre otros motivos para la reparación del daño tisular.

El proceso se inicia por la actividad de los osteoclastos que destruyen el hueso en pequeñas
áreas localizadas, a continuación los osteoblastos lo reparan creando nueva matriz intercelular y
facilitando la mineralización. El balance entre la reabsorción y la formación óseas es un proceso
complejo que está determinado en parte genéticamente y en el que influyen factores
nutricionales y hormonales. El remodelado óseo tiene lugar durante toda la vida de un individuo,
pero solo es positivo hasta los 30 años en la especia humana, edad en la que se alcanza el
máximo de masa ósea, la cual se mantiene bastante estable hasta los 50, momento en que
empieza a disminuir, lo que condiciona mayor tendencia a las fracturas.

Clasificación
Huesos largos

Presentan una forma cilíndrica, predomina la longitud sobre el ancho y grosor, se dividen en tres
porciones un cuerpo y dos extremos (proximal y distal), generalmente se encuentran en los
miembros locomotores. Ejemplos: húmero, fémur, etc.

Huesos cortos

Presentan una forma cuboide, no predomina ninguna de sus dimensiones, su función es de


amortiguamiento. Ejemplos: huesos del carpo y tarso.

Huesos planos

Su principal característica es que son más anchos y largos que gruesos, su función es la de
proteger tejidos blandos e inserción de grandes masas musculares. Ejemplos: escápula u
omóplato, huesos del cráneo y coxal.

Huesos irregulares

No presentan forma o división predominante para su agrupación, son impares y se localizan en


la línea media, sus funciones son variables aunque la de mayor importancia es la protección del
sistema nervioso central. Ejemplo: vértebras.

Huesos sesamoideos

Son pequeñas estructuras de tejido óseo con forma más o menos ovaladas y número
inconstante que se localizan en las proximidades de los tendones. Su función es desconocida, se
cree que disminuyen la fricción y alteran la dirección en que se realiza la tracción muscular. Los
más importantes se localizan junto a la articulación metatarsofalángica del primer dedo del pie.
La rótula, aunque se estudia de forma independiente, está considerada un hueso sesamoideo de
gran tamaño. Pueden sufrir fracturas y presentar procesos inflamatorios que se conocen como
sesamoiditis.

Hueso esponjoso (trabecular)


El hueso esponjoso o trabecular no contiene osteonas, sino que las láminas intersticiales se
disponen de forma irregular formando unas placas llamadas trabéculas. Estas placas forman una
estructura esponjosa en la que se intercalan huecos llenos de médula ósea roja. Dentro de las
trabéculas se encuentran los osteocitos. Los vasos sanguíneos penetran directamente en el
hueso esponjoso y permiten el intercambio de nutrientes y oxígeno entre la sangre y los
osteocitos. El hueso esponjoso representa el 20% de la masa ósea total y se encuentra en los
extremos o epífisis de los huesos largos y el interior de otros huesos.

Formación y crecimiento de los huesos.


En el periodo embrionario no existen huesos, las estructuras equivalentes están formadas por un
molde de tejido mesenquimal o por cartílago hialino. A medida que se produce el crecimiento,
tiene lugar de forma progresiva el proceso de osteogénesis (formación de hueso) y osificación.
Este se inicia en los puntos de osificación que son en realidad cúmulos de células formadoras de
hueso u osteoblastos.12

Existen dos tipos de osificación:

Osificación intramembranosa (o directa). La osificación tiene lugar a partir de un molde


mesenquimatoso que se transforma en hueso. Es típica de los huesos planos que constituyen el
cráneo y algunos de la cara.

Osificación endocondral (o indirecta). El molde mesenquimatoso se transforma en primer lugar


en tejido cartilaginoso y posteriormente a través de puntos de osificación en tejido óseo
maduro. Es típica de los huesos largos como los que forman las extremidades. Se forma un punto
de osificación en la diáfisis que avanza en dirección a las epífisis, posteriormente aparecen
centros secundarios en las epífisis. Mientras persiste el periodo de crecimiento en longitud de
los huesos, existe una estructura denominada cartílago de crecimiento que se sitúa entre las
epífisis y la diáfisis de los huesos largos. Cuando los huesos alcanzan su longitud máxima este
cartílago desaparece.

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