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Mónica Ramírez
C.I: 3.004246-8
“Las madres de la memoria”
Las dictaduras militares del Cono Sur han dejado una huella en la historia colectiva de los
pueblos. De manera distintiva, signaron su poderío confrontando los ideales políticos y
sociales de una generación, cuyas secuelas alcanzo a las posteriores. Las manifestaciones
del poder militar en confrontación con los movimientos políticos, sindicales y gremiales y
el surgimiento de la lucha de los movimientos por derechos humanos marcaron la
distinción de una época que dejo como resultado, profundos cambios a nivel social.
Los crímenes perpetrados por la dictadura, así como el espanto y el miedo que infundieron
en los pueblos son huellas que perduran en el presente y alcanza a las actuales
generaciones.
Época de fuertes polarizaciones, donde se enfrentan dos modelos de sociedad y se
contraponen claramente dos sistemas políticos cuyos intereses son antagónicos.
Este trabajo pretende evidenciar los sucesos mencionados a través de dos mujeres que
burlaron a la dictadura desde sus lugares de organización y resistencia. Ambas
pertenecientes a organizaciones de derechos humanos de Uruguay y Argentina. Tomamos
como referencia para este trabajo, los testimonios de Elena Zaffaroni en representación de
Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos (Uruguay) y Hebe de Bonafine,
presidenta de la Asociación de Madres de Plaza de Mayo (Argentina)
Pretendemos ahondar en el papel jugado por los familiares particularmente desde el lugar
ocupado por la mujer y, de como la dictadura incidió en su formación personal y social, en
su vida emocional y afectiva. En tal sentido los aportes teóricos del curso han sido de gran
importancia para la realización de este trabajo.
En Uruguay el principio de siglo vino acompañado por una adaptación nacional en pos de
una profunda reforma. Ya producto del militarismo se produce una reorganización del
campo centralizando en el poder del Estado la legislación a la propiedad y la tenencia de la
tierra. Se promueve el establecimiento de las familias en el medio rural.
Ya entrado el siglo XX, bajo el mandato de José Batlle y Ordoñez, se produce una
modernización del área urbana que fortalece el centralismo. El crecimiento de la ciudad y
su adaptación al modelo europeo hacen atractiva la vida urbana y comienza a poblarse la
capital del país. Al final de su primera legislatura ya se consolidaba la modernización del
Estado y su fuerte poder centralizador de todas las funciones públicas.
En su segunda legislatura, y hacia finales de esta se implantan profundas reformas que
impactan fuertemente a nivel social. Se modifica el régimen electoral, posibilitando asi el
voto femenino, se legaliza el divorcio y se promueve la separación de la iglesia y el Estado.
Todos estos cambios atraen la mirada política del exterior conformando la imagen tan
mentada hasta hoy de la “Suiza de América”. La economía nacional se vio fuertemente
favorecida por el comercio con Europa durante las dos guerras. Y particularmente en la
segunda abastece a los aliados y a las tropas estadounidenses en la guerra con Corea. Este
escenario posiciona a Uruguay en un lugar de privilegio en el mercado económico de las
exportaciones.
Posteriormente Europa comienza su reconstrucción económica y nuestras economías
comienzan un periodo de estancamiento. Para finales de los años 50 nos encontramos con
una profunda crisis de la industria y en aumento los niveles de desempleo. El gobierno
colegiado del año 59 acepta las recetas económicas del Fondo Monetario Internacional
provocando un gran endeudamiento, lo que agudiza la crisis y desemboca en los estallidos
sociales producidos a finales de los años 60.
1968 será un año clave en materia política y social. Ante la recesión económica se
implanta, por parte del presidente de la época Jorge Pacheco Areco, un congelamiento de
los salarios aumentando asi los niveles de desempleo y empobrecimiento. En paralelo
despliega, a su vez, un fuerte freno a las manifestaciones sindicales y estudiantiles.
Este escenario precipita los cambios y se producen fuertes enfrentamientos entre grupos
organizados de la sociedad civil y el gobierno. Surge y se consolida un movimiento
armado, bajo la modalidad de guerrilla urbana, llamada “Movimiento de Liberación
Nacional”.
El gobierno impone las medidas prontas de seguridad. El desenlace final es la intervención
militar en el país. EEUU tendrá directa influencia sobre este escenario, dado que se
producirá un tutelaje a las democracias latinoamericanas bajo la consigna de lucha contra
la subversión y la intervención de ideologías extranjeras. Comienza el periodo dictatorial
de este siglo.
Hacia finales de los años 70 y en un proceso de declive de las dictaduras en ambos países,
surgen organizaciones de Derechos Humanos con el fin de investigar la Verdad.
El temor y el desconcierto que se impusieron a una época cuyo principal objetivo era la
opinión pública, alcanza de forma especial a los familiares de los detenidos y
desaparecidos quienes deciden crear en Uruguay una organización llamada “Madres y
Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos” (en adelante Familiares). Su
surgimiento se produce a raíz de las denuncias y las primeras investigaciones aportadas por
familiares de detenidos desaparecidos en Uruguay y en Argentina. Se conforma con tres
vertientes de familiares. Asociación de Familiares de Uruguayos Desaparecidos (AFUDE),
fundada en Europa por exiliados, Familiares de Uruguayos Desaparecidos en Argentina,
que trabajaba desde 1977 y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos en
Uruguay, que lo hacía desde 1982.
Se consolida en el año 1983 y se realizan denuncias a nivel nacional e internacional. Los
objetivos del grupo son conocer la suerte de estas personas, procurar la verdad y la justicia
y la no reiteración de estos crímenes.
Los asiste una causa fundamental; la aparición con vida de los detenidos. Uno de los
testimonios citados por Demasi dice “…No usábamos la palabra desaparecido…Yo
siempre lo buscaba, hasta que lo encontraba en algún lado, en algún cuartel (…). Hortensia
Pereira1
En Argentina nace la Asociación de Madres de Plaza de Mayo con motivo de una acción
pública en el segundo año del gobierno militar. El 30 de abril de 1977 se produce la
primera ronda de las madres en Plaza de Mayo. Un conjunto de mujeres sin participación
política previa, ni ideología definida se reúnen en torno a una causa, la desaparición de sus
hijos a manos de la dictadura militar argentina. El motivo es la denuncia y la investigación
del paradero de las víctimas. A partir de allí, cada jueves hace 40 años las madres marchan
en reclamo de Verdad y Justicia.
El largo proceso de búsqueda y de reconstrucción de los hechos fue una tarea sostenida por
los familiares de las víctimas. Hacerse de paciencia y mucha cautela para esperar el
informe de las autoridades militares, era un sostén fundamental que detenía la ansiedad y la
desesperación que por momentos se imponía. La esperanza de que el detenido regresara al
hogar, mantenía intacto el objetivo.
Más tarde, avanzado el proceso militar, la visita a los presos en las cárceles provoco una
cierta adaptación al contexto que permitió que sobreviviera la esperanza durante todos
esos años.
En medio de la más brutal afrenta a los Derechos Humanos que combinó, el aislamiento la
tortura, y los apremios físicos de todo tipo, se desarrollaban mecanismos de resistencia
fraterna y solidaria. Los lazos afectivos trazados en cautiverio, sumado al acompañamiento
Esposa de León Duarte, militante del PVP, desaparecido en Buenos Aires, el 13 de julio de 1976
1
familiar en la mayoría de los casos, represento casi el único sostén psicológico para las y
los detenidos. Bien distinta fue la situación en relación a los desaparecidos.
El silencio social provocado por el temor, privaba a los familiares de información acerca
de las víctimas. Fue su entereza y resolución la que posibilitaron la búsqueda. Plantea
Demasi que el término “desaparecido” comienza a acuñarse en forma lenta y finalmente
luego de culminada la dictadura comienza a instalarse en el discurso público. La
consecución de la pelea por la recuperación de las víctimas del terrorismo de Estado
inaugura una nueva forma de acción política, lo que Demasi llama “una militancia
imprevista y de nuevo tipo” (Demasi, 2005. P.17). Es decir se impone una nueva acción
que transforma la vida de muchos de los familiares que no poseían practica militante de
ningún tipo. La participación en la organización de familiares de detenidos desaparecidos
resulta una experiencia nueva. Militancia que no resulto nada fácil dado que, por un lado se
enfrentaban a actores políticos y sociales con los cuales no habían tenido nunca contacto y
por otro lado se enfrentaban al aparato represivo del Estado que mantenía y fortalecía su
poder.
En Uruguay las medidas prontas de seguridad implantadas por Pacheco, se extienden hasta
el comienzo de la dictadura, afectando a los sectores organizados de la sociedad:
movimiento obrero y estudiantil. Previo al golpe de estado se impone por parte del
gobierno una disposición de obligatoriedad para funcionarios públicos de militarizar su
labor y esto provoca una reacción en la organización de trabajadores estatales que motiva
varias movilizaciones. Por otra parte las medidas prontas de seguridad que implican no
solamente la supresión de los derechos personales sino también la libertad de prensa, se
hace sentir mediante la prohibición de la expresión pública sobre los hechos que estaban
sucediendo en el país y se limita solamente a las comunicaciones de tipo oficial por parte
del gobierno, esto es denunciado en el parlamento por algunos de los parlamentarios que
posteriormente van a ser secuestrados y desaparecidos por el régimen. Un parlamento que
comienza a perder paulatinamente sus poderes, todavía es escenario de denuncia de una
situación de emergencia institucional.
Se ven afectadas las libertades de los ciudadanos y de las propias instituciones. La
supresión de las libertades personales implico que algunas personas que fueron
encarceladas, por ejemplo, luego volvieran a ser apresadas en aras de la aplicación de estas
medidas. Medidas que son autoritarias y que no respetan el régimen de un juicio justo, si
no que se imponen con el pretexto de la seguridad nacional y se dan la libertad de operar
sobre los civiles de una forma indiscriminada. Cientos de personas son detenidas bajo
estas medidas y permanecen internadas en unidades militares y cuarteles que son
convertidos en prisiones y durante meses son privados de su libertad. No solamente la
detención es el signo que caracteriza la aplicación de estas medidas si no también la
práctica de la tortura física y psíquicas por parte de la policía.
Producto de la intervención del Poder Ejecutivo contra las facultades institucionales,
también se ve afectado el Poder Judicial en un ataque flagrante a la separación de poderes.
Recordemos que a finales del 68 actuaban las fuerzas conjuntas, aplicación del ejercicio de
las fuerzas armadas conjuntamente con las fuerzas policiales.
En virtud de los acontecimientos, se conforma una comisión investigadora sobre las
violaciones de DDHH, que comienza una fuerte denuncia frente a organismos
internacionales y a la cámara de senadores de nuestro país. El informe que presenta esta
comisión especial investigadora de los crimines violatorios de las libertades, fue aprobada
por la cámara de senadores en el año 70 y apoyado por todos los partidos políticos. La
cámara va a remitir dicho informe a la Suprema Corte de Justicia. Aquí se relata la
supresión de las libertades, los maltratos, los golpes, la privación de agua y comida, la
prohibición de hacer necesidades fisiológicas en lugares y formas adecuadas, el uso de
esposas y sistema de ataduras en forma innecesaria y dolorosa con el fin solamente de
provocar dolor al detenido. Denuncia además que no conforma las explicaciones de los
jerarcas que declaran desconocer los hechos o que niegan la existencia de los mismos.
Declara además que los malos tratos y las torturas se han aplicado a inocentes que fueron
procesados por la confesión que fue arrancada mediante procedimientos de tortura
quedando en evidencia su forzamiento. Además de tratarse de personas que fueron
involucradas por la presión de los funcionarios policiales, se señala que hubo aplicación de
métodos vejatorios con las mujeres y que no se cumplieron los plazos establecidos por las
normas vigentes para que los detenidos sean puestos a disposición de la justicia y se les
pueda tomar declaración por parte de un juez. En los casos en que la justicia ha debido
intervenir se encontraron dificultades para determinar los responsables de los malos tratos
y las torturas no habiendo conocimiento de que se haya imputado responsabilidad penal
por omisión contra el jerarca directo del servicio. Y se denuncia además que los sumarios
administrativos encuentran dificultades de todo tipo para llegar a conclusiones que
permitan asegurar que estos hechos no se vuelvan a repetir.
El gobierno pretende responsabilizar de estos sucesos y justifica las medidas por la
intervención en la vida social de los movimientos guerrilleros que aspiran a la liberación de
las condiciones de opresión a que está sometido el país.
El 27 de junio de 1973 se produce el golpe de Estado por parte de las fuerzas militares. Se
disuelvan las cámaras parlamentarias y se anuncia la creación de un Consejo de Estado.
Se desata la huelga general convocada por la Central Nacional de Trabajadores. Se
disuelven los partidos políticos y organizaciones consideradas de izquierda.
Son intervenidas las instituciones con ellas se produce una fuerte injerencia en el sistema
educativo como forma de regimentar la formación de los más jóvenes.
Desaparecen las libertades ciudadanas y el régimen comienza a mostrar la cara del horror.
En Argentina, el proceso va a demorar tres años más en hacerse presente. Sin embargo se
va gestando con la caída del gobierno peronista con la muerte de Perón. De allí en más el
país sufre una caída política y el 24 de marzo de 1976 se produce la toma del poder por
parte de la Junta Militar en el comienzo del denominado “Proceso de Reorganización
Nacional”. Las tres fuerzas armadas (marina, ejército y aérea) va a actuar conjuntamente
para la represión.
La dictadura tiene el apoyo de los medios de comunicación y de los empresarios afines al
régimen. Se consolidan los centros de operaciones de la tortura y la desaparición en la base
de operaciones de la escuela mecánica de la armada (ESMA).
Las organizaciones guerrilleras se ven diezmadas y enfrentadas duramente por la dictadura,
apresando a sus militantes y provocando su detención y desaparición.
Se establecen campos de concentración clandestinos de prácticas de secuestro y tortura.
Los propios cuarteles se convierten en centros de detención. Los secuestros se producen de
forma clandestina.
La Junta Militar intenta ganarse la anuencia de la opinión publica en su lucha por el
terrorismo. Despliega un discurso tendiente a reorganizar el país y a unificarlo. El
mundialito del año 78 es prueba de ello. Pero detrás del discurso sobre la lucha contra la
subversión se esconde un plan económico que pretende desmantelar los beneficios
otorgados por el peronismo a la clase trabajadora y poner en marcha la rehabilitación de
los privilegios de la oligarquía argentina.
Los oficiales a cargo de los centros de detención continúan operando. En especial Massera
quien esta al frente de la ESMA y pone en marcha el operativo de exterminio de los
cientos de detenidos que llegan al lugar. La numerosa cantidad de cuerpos es desechada
mediante los vuelos de la muerte. Son tirados al Rio de la Plata bajo la consigna de que la
desaparición desestima el delito. Sin cuerpo no hay pruebas y sin pruebas no hay delito.
El miedo se instalaba en la sociedad y los primeros indicios se dan ante la aparición de
cadáveres en las costas del Rio de la Plata y el Atlántico. Esto sume a la ciudadanía en un
silencio atemorizador.
Esta situación, sin embargo, para los familiares representa una dualidad emocional. El
miedo público que contagia y la indefensión a la que están sometidos y por otra parte esto
representaba un signo de esperanza ante posibles apariciones con vida. Era una muestra de
que algo se estaba moviendo en relación a las víctimas.
Avanzada la dictadura comienzan los reclamos en torno a la aparición con vida. Tanto la
organización de Familiares en Uruguay como las madres argentinas comienzan, lo que será
una larga procesión que aun no ha culminado.
La ronda de las madres en la plaza de mayo y las visitas a los cuarteles y comisarías en
Uruguay hacen fuerte el reclamo que es tomado por organizaciones de derechos humanos
extranjeras. La voz de los familiares comienza a sentirse fuera de fronteras. Esto inquieta al
poder militar que ve con preocupación cómo se deposita el interés de la prensa
internacional por la cuestión de los derechos humanos en los países del Rio de la Plata.
Se producen coordinaciones entre organizaciones de ambos países. Más sobre el final del
proceso se comienzan a coordinar esfuerzos entre organizaciones para la reconstrucción de
la verdad.
En todo este proceso de involucramiento de los familiares en la vida política y social del
país y de la región, un papel central lo obtienen las mujeres. Su figura cobra relevancia
como madres y depositarias del cuidado de la prole.
Por una parte el papel patriarcal del Estado bajo la dictadura, es uno de los aspectos
distintivos del proceso. La impunidad en la acción mediante el sometimiento al vulnerable,
el temor irradiado hacia la ciudadanía, la impotencia y la rabia de buena parte de la
sociedad. Estas situaciones fueron similares en los dos países. Estados que asumen el rol de
victimarios y jueces de las conductas ciudadanas bajo el pretexto de la defensa nacional.
Por otra parte el rol social asignado a la mujer en nuestras sociedad de corte patriarcal
imponen un constructo social distintivo de la femineidad como depositaria de roles
asignados y determinantes de la condición de “ser mujer”. Una de las características por
asignación, más claras es la situación de vulnerabilidad en que se encuentran como
depositarias de mandatos sociales.
Jelin nos aporta que, desde el lugar de la víctima, la mujer porta un estigma como militante
social que desoye el mandato de sumisión y acatamiento de las normas sociales masculinas
“…una feminidad ambivalente, que combina la superioridad espiritual de las mujeres
(inclusive las propias ideas de “Patria” y de “Nación” están feminizadas) con la sumisión
y pasividad frente a los deseos y ordenes de los hombres”. (Jelin, p.101)
Esta autora identifica los roles masculinos vinculados al dominio de las instituciones. Las
mismas que ejercen control sobre las personas y muy especialmente durante este periodo.
Este poderío masculino se acentúa en los casos de detención y particularmente en la tortura
donde se afirma su poder absoluto. Señala un aspecto interesante citando a Calveiro, y que
es la utilización de la capucha y las mordazas como forma de pérdida del campo espacio
temporal. Lo que deja en estado de absoluta indefensión a la víctima. Según los informes,
el cuerpo femenino siempre ha sido vulnerado. La usurpación del cuerpo, el carácter
objetal del mismo asociado con el placer y la satisfacción del opresor. La característica que
destaca es la violencia sexual contra las mujeres. Elena Zaffaroni nos habla de eso.
Pero existe otro rol que desde el cual la mujer se ve involucrada en la defensa de los
derechos humanos. Y este es el lugar de familiar del detenido desaparecido. Existe una
carga depositaria sobre la construcción social de la mujer como responsable de la
conducción formativa de los hijos y responsable del torcimiento del “buen camino”
exigido.
Es así que emprenden la tarea del reclamo social envestidas desde su rol de madres,
esposas, hijas, hermanas, etc. El principal motor que las impulsa es el afectivo. Pero su
lucha y posicionamiento va construyendo una identidad nacional que identifica a la mujer
familiar detrás de la causa de la justicia y justifica además, su carácter militante amparada
en esta causa.
Muchas de estas mujeres han sostenido hogares monoparentales siendo el principal sostén
económico del mismo. Su tarea militante en la denuncia y en la búsqueda de los familiares,
se combina con las tareas domesticas, la crianza de sus hijos y la mantención de un estado
de tranquilidad inexistente pero que sostiene su seguridad personal y la de la familia de la
cual es responsable.
Han sido “tejedoras” de grandes redes de sostenimiento emocional entre sí y para con las
víctimas.
Así mismo cabe señalar que han sido sostenedoras de memoria al igual que los hombres
pero de distinta forma. Señala Jelin que sus habilidades distintivas les ha permitido
proporcionar relatos más detallados y a evidenciar de forma más cruda, pero más completa
la historia vivida. Lo que la convierte en testigo próximo indirecto y calificado para la
reconstrucción de dicha memoria. Han sido testigos presenciales de un protagonismo social
vivido en otros (sus hijos, esposos, etc), pero han sabido narrar de forma impecable los
diversos sucesos acaecidos.
Finalmente, tal y como lo señala Sempole importa destacar que todo este proceso de lucha
por el sostenimiento de la memoria se hace carne en la sociedad uruguaya, muy a pesar de
los desesperados intentos por invisibilizar la causa. La sanción del referéndum del año 89
ponía en peligro la consecución de la organización de derechos humanos. Lo que señala
este autor es que la organización de familiares deja la escena pública y pasa a acumular sus
experiencias en la escena privada.
Hasta aquí la pelea había sido por “verdad y justicia”. Poco tiempo después de la
manifestación en las urnas, comienza una nueva etapa en la que el reclamo es, por justicia
y aunque se continua exigiendo conocer la verdad.
Analistas políticos indican que en los años sucesivos la militancia social y política de los
ciudadanos se vio resentida, abandonando cada vez más espacios de participación.
Conclusión