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La historia teórica es una serie de libros que tratan de dar un respuesta a una supuesta
crisis historiográfica. Posee una tesis de base, que a pesar de que la historiografía se ha
desarrollado desde la antigüedad clásica, se puede establecer un corte cualitativo situado
en la ilustración, también en la conformación de los estados-nación (s. XIX). Pues en este
momento se configura la historia como un discurso, es decir, como un sistema de
enunciados que circulan en el conjunto de la sociedad de cada nación y que
consecuentemente contribuyen a configurar la construcción social de la realidad. Estos
enunciados se caracterizan por configurar un sistema de verdades relacionadas con el
pasado que participan en el establecimiento de una identidad política, que supone captar
una realidad preexistente, pero que también forma un modelo, que modera la conducta de
los ciudadanos. Además, están avalados por una comunidad profesional (historiadores),
que aparece como dueña de un método que permite configurar a la historia como ciencia
(novedad del siglo XIX. En Europa la ciencia, reemplaza a la teología como
fundamentación del poder político y se configura como el único tipo de conocimiento de
validez universal. Lo que arrastra a la historia a la ciencia es la necesidad de encontrar
fundamentación para el poder político y estado-nación. Así es como crean a nuevos sujetos:
El pueblo, que serán los protagonistas y quienes darán sentido a sus relatos. De los cuales
se desprende la labor del historiador, que consiste en trazar la ontología (naturaleza) de su
devenir, estando obligados a estar correlacionados con un Estado (Situación ideal, si no, se
desarrollan procesos que apuntan hacia esta situación). La formación de este discurso
histórico se vio fomentado por un proceso de reconocimiento social que abarcó desde el
reconocimiento legal del patrimonio artístico y documental y su protección progresiva.
Creando instancias de acceso a este discurso histórico. El desarrollo de la historiografía a
partir de este discurso histórico debe verse como una unidad, pues la historiografía
occidental se desarrolla en un mismo marco, el estado-nación, con un mismo discurso
social, y apelando a la retórica de la ciencia.
El final de la historia es el corte que realiza con la historiografía académicamente
establecida, para iniciar una historiografía de unidad, pero se define a posteriori, en cambio,
el fin de la historia según Fukuyama, tiene lugar en 1973 con el surgimiento del
narrativismo, que los historiadores no han sabido rebatir. Y por otro lado, desde la segunda
guerra mundial, hasta 1989, en donde se debilita el estado-nación debido a la globalización,
la pérdida de protagonismo político y militar de los estados individuales, ante grandes
sistemas de alianzas, la globalización de los medios de comunicación y de sistemas
culturales que imponen una pseudocultura planetaria. Y a esto se le puede agregar un
hecho jurídico y social, que consiste en la tendencia de los estados contemporáneos a
convertirse en organismos administrativos y de gestión económica del estado de bienestar.
Por lo que luego de esto, ocurre un proceso de pérdida de credibilidad social. Pues el
estado posee a otros científicos que pueden racionalizar su existencia (sociólogos,
politólogos y economistas) mientras que el historiador pierde identidad y se une a estos
científicos. Por lo tanto se plantea una crisis en la historiografía, pues pierde credibilidad
como discurso (Excepto en los estados-nación emergentes que repiten el proceso de
formación de la historiografía anteriormente mencionada) mientras los bienes culturales se
procesan como mercancías. Fragmentando el espacio histórico, que da lugar a corrientes
historiográficas que no convencen a la comunidad, pues se acotan a temas que no abarcan
las totalidades sociales. Todo esto se denominó como un proceso de final de la historia.
YO
En la transición del periodo de la antigüedad clásica a la ilustración, se configura un sistema
de verdades relacionadas con el pasado, que establecen una identidad política dirigida a
recoger realidades preexistentes, y también establecer modelos que moderen la conducta de
los ciudadanos. En el momento en que esta concepción entra al plano intelectual y es avalado
por un comunidad profesional (historiadores), la cual se presenta como dueña de un método
que permite aplicar la historia, al campo de la ciencia, de la cual se desprende la construcción
social de la realidad, generando un marco en el cual crea un nuevo sujeto, el pueblo. Que será
el protagonista y dará sentido al relato de este nuevo discurso, y que estará constantemente
relacionado o en vías de relacionarse con el Estado, pues es la ontología (naturaleza) de su
devenir. Además, es importante mencionar que la formación de este discurso se vio
fomentado por un proceso de reconocimiento social que abarcó desde el reconocimiento legal
del patrimonio artístico y documental y su protección progresiva, dirigidas a crear instancias
de acceso a este discurso histórico. Entonces, para este espacio, la historiografía resulta
esencial para reproducir este discurso, la cual desde la historia teórica se ve como una unidad,
pues la historiografía occidental se desarrolla en un mismo marco, el estado-nación, con un
mismo discurso social, y apelando a la retórica de la ciencia.
TÚ
1. La historia, se configura como un sistema de enunciados que se caracterizan por conformar
verdades relacionadas con el pasado, que participan como una identidad política, que supone captar la
realidad preexistente; A la vez participa como modelo que controla la conducta de los ciudadanos.
Además, poseen apoyo de una comunidad profesional, los historiadores, quienes se integran como
dueños de un método que permite configurar a la historia como ciencia,
En distintos lugares del mundo, la ciencia queda por encima de la teología, está fundamentando el
poder y se impone como el único tipo de conocimiento de validez universal. Esto traslada a la historia
a la ciencia, buscando una explicación para el poder político y estado/nación.
Así surge un sujeto: el pueblo, es protagonista y da sentido al relato de este discurso, el cual estará
vinculado con el Estado ya que es la ontología de su devenir. La constitución de este discurso se ve
impulsado por un proceso de reconocimiento social que se tomó desde el reconocimiento legal del
patrimonio artístico, documental y protección progresiva, creando un acceso a este discurso histórico.
El progreso de la historiografía a partir de este discurso debe verse como una unidad, ya que la
historiografía occidental se ve en un mismo marco del estado - nación, con un mismo discurso social
y recurrir a la retórica de la ciencia
2.
Alexis:
3. Identifique la tesis de que la historia teórica no pretende ser una filosofía de la historia.
ALETZI’
Nacha:
Las corrientes históricas se diferencian una de la otra, en cuanto a la manera de mostrar y
detallar una realidad histórica; La historia teórica muy por el contrario, no espera crear una
realidad histórica, su finalidad es crear una labor más trascendental, pretende pasar por el
umbral del conocimiento dogmático al crítico. La historia teórica no busca poner en duda
ningún tipo de conocimiento histórico, por el contrario, busca ser un suplemento, un
instrumento o herramienta, es decir, busca ser portadora de sentido al proceso histórico.
(después sigo…)