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es otra cosa que, el sujeto de decisión. La sin democracia. Uno siempre puede no
cultura occidental, y esto ya desde sus oríge- querer ni la una ni la otra, y no hay escasez
nes judeo-cristianos o abrahámicos, es una de ejemplos de esta prescindencia bajo todo
cultura de hiper-responsabilidad. Si somos tipo de regímenes; es muy posible conside-
sujetos, somos sujetos en cuanto somos suje- rar que ni la democracia ni la literatura son
tos responsables y actuamos en cuanto tales. bienes incondicionales o derechos indis-
Pero la responsabilidad es, precisamente, lo pensables. Pero en ningún caso se pueden
que nos hace sujetos de decisión. Si somos disociar la una de la otra. No habría análisis
responsables, somos fundamentalmente alguno que lo permitiera. Y cada vez que se
responsables de nuestras decisiones. El censura una obra literaria, la democracia se
sujeto es la decisión. ¿Cómo pues entender pone en peligro, como todo el mundo dice.
la cita de Derrida, que dice que el sujeto La posibilidad de la literatura, la legitima-
es “aquello a lo cual una decisión nunca ción que le da la sociedad, la tranquilización
le puede sobrevenir o llegar excepto como de la sospecha o del terror en su respecto,
accidente marginal”? Encima: Derrida dice todo eso va junto –políticamente– con el
que esta frase se deriva de la concepción del derecho ilimitado a preguntar cualquier
sujeto en nuestra cultura, como si nuestra pregunta, a sospechar de todo dogmatismo,
cultura no fuera precisamente una cultura a analizar cualquier presuposición, incluso
radicalmente subjetivo-decisionista. las presuposiciones de toda ética o política
de la responsabilidad” (28).
En otro ensayo, publicado originalmente
en inglés y llamado Passions. (An Oblique Esta autorización a decirlo todo tiene
Offering), dice Derrida: “La literatura es una un curioso envés, que es que el autor, en
invención moderna, inscrita en convencio- cuanto autor, no es entonces responsable
mocracia que convierte al sujeto occidental ¿Qué es lo que está en juego aquí? ¿Por
en un sujeto de decisión hiper-responsable, qué esta noción del secreto literario, de la
responsable de todo y por todo, esa misma salvaguarda de la posibilidad de la literatura
democracia, en literatura, garantiza el de- de no contestar, de no ser interrogada, de no
recho absoluto a la absoluta no-respuesta o tener que revelar el secreto, su secreto, por
falta de respuesta, de responsabilidad. Dice qué esta condición de no-responsabilidad se
Derrida: “Esta no-respuesta es más original asocia a la posibilidad de una democracia
y más secreta que las modalidades de poder por venir? ¿Y cuál es el vínculo entre este
y de obligación o deber [que son también futuro de la democracia, esta posibilidad
características de la democracia] porque es demócrata de la democracia, esta mesiani-
fundamentalmente heterogénea con respec- cidad demócrata y la teoría del sujeto? ¿Es el
to de ellas. Encontramos ahí una condición sujeto de la decisión –ese sujeto imposible,
hiperbólica de la democracia que parece del cual Derrida dice que no puede darse, al
contradecir un cierto concepto determinado menos en nuestra cultura, pues la definición
e históricamente limitado de tal democracia, de sujeto en nuestra cultura lo excluye del
un concepto que la vincula al concepto de lugar de toda decisión– incompatible con la
un sujeto que es calculable, imputable, y res- democracia futura? ¿En nuestra cultura?
ponsable, un sujeto que tiene que responder, Pero Derrida parece estar diciendo que
tiene que decir la verdad, tiene que testificar hay un remanente fuera de todo sujeto,
a la verdad jurada ante la ley (...), tiene que un resto, que no responde, que es secreto
revelar el secreto, con la excepción de ciertas y debe permanecer secreto. Este secreto
situaciones determinables y reguladas por la no es parte del sujeto: lo excede, y lo hace
ley (la confesión, los secretos profesionales posible al mismo tiempo que lo amenaza en
del médico, del psicoanalista o del abogado,
secretos de defensa nacional o secretos de
su auto-clausura. Derrida lo llama “pasión”,
y concluye Passion. (An Oblique Offering)
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estado en general, secretos de industria, hablando de la “absoluta soledad de una
etc.). Esta contradicción también indica la pasión sin martirio” (31). El mártir es el
tarea (tarea de pensamiento, también tarea sujeto responsable, el sujeto de una respues-
teórico-práctica) de cualquier democracia ta infinita. La “pasión sin martirio” sería la
por venir” (29). soledad de un testigo que no martiriza o no
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se martiriza. Antes del sujeto de la demo- los hace posible, no responde a ellos ni por
cracia, pero condición absoluta del sujeto ellos, es lo que no responde. ¿No da res-
de la democracia, este no-sujeto del secreto puesta? ¿Le llamaremos muerte? ¿La muerte
y de la pasión es sin embargo el remanente dada? ¿La muerte que da? No veo ninguna
pasible y la traza de cualquier posibilidad razón para no llamarlo vida, existencia,
de una democracia por venir. La pasión traza. Y no es lo contrario (30-31).
sin martirio de la soledad no-subjetiva, por
La vida del no-sujeto como pasión sin mar-
ejemplo, de la literatura, testifica –sin mar-
tirio, resto pasible, condición infrapolítica
tirio– una posibilidad político-mesiánica
de toda política de una democracia por
de futuro (lo que Derrida en Espectros de
venir, condición pues de la democracia, si
Marx habría llamado una “mesianicidad sin
es cierto que la democracia es la promesa de
mesianismo”). ¿Qué es entonces este “resto
justicia y, todavía más escandalosamente,
pasible”? El exceso del sujeto hacia una
en apariencia, única instancia posible de
soledad sin ninguna medida común con la
decisión: el resto pasible como condición
del sujeto aislado, con la del solipsismo del
de justicia precisamente en la medida en
ego cuya esfera de pertenencia daría lugar
que niega responsabilidad ante la ley, no
a alguna apresentación analógica del alter
responde a la responsabilidad, esa vida del
ego y así a alguna génesis constitutiva de
no-sujeto, ¿se ajustaría a las condiciones
la intersubjetividad (Husserl), o con la de
técnicas de la biopolítica en la modernidad?
la mismidad del Dasein cuya soledad, nos
¿Puede la biopolítica –la administración de
dice Heidegger, es todavía una modalidad
la vida– hacerse responsable de esa vida del
del Mitsein. La soledad, el otro nombre del
no-sujeto? ¿O es esa vida, esa forma de vida
secreto..., no es soledad ni de la conciencia,
en soledad, vida desnuda, traza de la vida
ni del sujeto, ni del Dasein, ni siquiera del
56 Dasein en su potencialidad auténtica cuyo
y condición absoluta de la existencia en
cuanto tal, precisamente el secreto de la bio-
testimonio o atestación analiza Heidegger.
política, y así aquello a lo cual la biopolítica
Los hace posible, pero lo que hace posible
no tiene acceso, el límite de la biopolítica,
no pone fin al secreto. El secreto nunca se
y por ello la condición de posibilidad de
permite ser capturado o encubierto por la
otra política?
relación con el otro, por el ser-con o por
forma alguna de un “lazo social.” Incluso si
La pasión del sujeto militante / Alberto Moreiras
pasa por un momento de locura radical al realidad el Real está en el lado de la fan-
que Zizek identifica a veces con la “noche tasía” (67), entonces dar un paso hacia el
del mundo” hegeliana, pero para la que ha despliegue esencial de la verdad no es sólo
usado recientemente una analogía teórica abrazar la fantasía; no es sólo atravesar “el
más provocativa: la noción heideggeriana phenomenon en su estatuto más radical, esto
de verdad. Este es un paso de largo alcance es, el esquema que determina cómo las cosas
todavía parcialmente impensado en el pro- se nos aparecen” (85). “Identificarse con el
pio trabajo de Zizek, y que lo aproximará síntoma,” como “dar un paso hacia el des-
al Derrida que antes citaba, como veremos. pliegue esencial de la verdad,” son nombres
Por el momento quiero señalar que la ana- aproximativos a lo que el Heidegger tardío
logía misma, al establecer una equivalencia llamaría el intervalo del Ser, entendiéndolo
entre el acto revolucionario y la descripción no ya como crisis, sino más bien como
heideggeriana de un postmetafísico “paso al el pasaje de los dioses, esto es, la ruptura
despliegue esencial de la verdad” en cuanto radical del subjetificar humano hacia una
aletheia sugiere que la identificación con el apropiación al Ser. Con ello, la época de
sinthome va más allá de la fantasía, aunque la historia del Ser marcada por la agencia
a través de la fantasía, y alcanza un hori- humanista –la época de la producción, la
zonte en el que “la transformación del ser época de la tecnología, la época de la bio-
del hombre en el sentido de un trastorno política– habrían venido a su fin. Y con ello
la época del sujeto de lo político.
de su posición entre los entes” (Heidegger,
citado por Zizek 82) se desarrolla más allá Pero Zizek no llega a afirmar tanto. Prefiere
de la fundación misma de la subjetividad parar su determinación del acto ético-políti-
hacia una forma de acuerdo con el ser de co al nivel de la constitución/deconstitución
los entes que ya no puede estar determinada subjetiva –y esta es su diferencia fundamen-
por la agencia subjetiva. El acontecimiento tal no sólo con Heidegger, de momento, 61
ético en Zizek está conectado a la concep- sino también con Derrida. La renuncia a la
tualización heideggeriana de Ereignis de disolución del síntoma adquiere una carac-
formas que tendrán que ser estudiadas. Pero terística doble: como renuncia a la disolu-
si, como dice Zizek citando a Richardson, ción del síntoma el sujeto se da un golpe a sí
el lethe heideggeriano es el Real lacaniano mismo, a través de un sacrificio que, como
(81), y si “en la oposición entre fantasía y vimos en el ejemplo de la Crucifixión, sus-
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como el presente, una totalidad vacía. Así, la tación de Jameson, debe concluir que la
absoluta reducción del tiempo al presente
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ideología compulsiva de la agencia subjetiva,
igual que la reducción de lo temporal a un es tambien la reducción absoluta del sujeto
sirven para revelar, en la película, la penuria ya más sujeto, sólo su lugar vacío.
radical tanto de la agencia subjetiva como ¿Cómo postula entonces el neopaulinismo
de la temporalidad en la realidad social. una salida con respecto de ese momento
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