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Vemos entonces que una lengua no se crea de la nada, sino que necesita aportes
de otras lenguas que la enriquezcan y que nos permitan nombrar todo lo que nos
circunda. Es importante entonces conocer el origen de las palabras que usamos
(etimología). Algunas razones son las siguientes:
1) Podrás comprender más fácilmente las palabras técnicas o cultas, que por lo
general tienen raíces, prefijos y sufijos griegos o latinos.
4) Tendrás un vocabulario más amplio y rico, utilizando los recursos que nos
brinda la comprensión de unidades menores de la palabra (mira el tema
“Morfología” en esta misma unidad), tanto para formar palabras derivadas
como para elaborar términos compuestos.
PREFIJOS
Para comenzar, debemos aclarar que estas son partículas o raíces que van al
comienzo de las palabras, como antediluviano (antes del diluvio), ateo (sin Dios),
subacuático (debajo del agua). Al introducirse una raíz griega en una palabra, se
transforma su significado, como puede verse en:
SUFIJOS
Por lógica sencilla, puedes deducir que si los prefijos van al comienzo de las
palabras, los sufijos se escriben al final. También notarás con facilidad que casi
siempre las dos raíces unidas forman una palabra; así se formaron muchos vocablos
de nuestra lengua española: cronómetro (crono: tiempo, metro: medida); hepatitis
(hepato: hígado, itis: inflamación); afonía (a: sin, fonos: sonido), etc. Puedes apreciar
a primera vista que estas palabras están formadas por dos raíces griegas: la primera
es el prefijo y la segunda el sufijo. Pero cabe anotar que no siempre al pasar al
español el significado se toma en el mismo orden en que están las dos raíces.
Ejemplo: teología (teo: Dios, logos: estudio). Sería muy raro decir que significa “Dios
estudio”; entonces, por sentido común, decimos que teología es el “estudio de Dios”
o de lo relativo a Él.
Ejemplos de prefijos
Ejemplos de sufijos
Te invitamos a visitar las siguientes páginas para ampliar el tema de raíces griegas
y latinas: