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ECOSISTEMAS RIBEREÑOS DE MONTAÑA:

DESCRIPCIÓN Y ESTUDIO

GERARDO CRUZ FLORES


ELOISA A. GUERRA HERNÁNDEZ
EDITORES
Universidad Nacional Autónoma de México
Facultad de Estudios Superiores Zaragoza

Datos para catalogación bibliográfica

Editores: Gerardo Cruz Flores y Eloisa Adriana Guerra Hernández.

Ecosistemas ribereños de montaña: descripción y estudio.

UNAM, FES Zaragoza, noviembre de 2017.

178 págs.

Diseño de portada e imágenes de los capítulos IV y V: Tania Alejandra Campos Lince y Guerra
Formación de interiores: Claudia Ahumada Ballesteros

ISBN:

Realizado con el apoyo del Programa UNAM-DGAPA-PAPIME


PAPIME PE206413

____________________________________________________________________________

DERECHOS RESERVADOS
Queda prohibida la reproducción o transmisión total o parcial del texto o
las ilustraciones de la presente obra bajo cualesquiera formas, electrónicas
o mecánicas, incluyendo fotocopiado, almacenamiento en algún sistema
de recuperación de información, dispositivo de memoria digital o grabado
sin el consentimiento previo y por escrito del editor.

Ecosistemas ribereños de montaña: descripción y estudio.

D.R. © Universidad Nacional Autónoma de México


Av. Universidad # 3000, Col. Universidad Nacional Autónoma de México, C.U.,
Delegación Coyoacán, C.P. 04510, México, D.F.

Facultad de Estudios Superiores Zaragoza


Av. Guelatao # 66, Col. Ejército de Oriente,
Delegación Iztapalapa, C.P. 09230, México, D.F.
Agradecimientos

A la Dirección General de Asuntos del Personal Académico (DGAPA) que mediante el apoyo del
Programa PAPIME financió la publicación de este libro.

CLAVE DEL PROYECTO: PAPIME PE206413

A la Carrera de Biología de la FES Zaragoza-UNAM por los apoyos complementarios que brinda
para todas las prácticas e investigación de campo.

A la División de Estudios de Posgrado e Investigación de la FES Zaragoza.

Y especialmente a los revisores y árbitros que con sus sugerencias y observaciones permitieron
eliminar varios errores y omisiones para una mejor presentación de esta obra.
Prólogo

T
engo la enorme satisfacción de prologar la obra “ECOSISTEMAS RIBEREÑOS DE MONTAÑA”, editada por
los colegas y amigos, profesores de la UNAM (FES Zaragoza), Gerardo CRUZ FLORES y Eloisa A. GUERRA
HERNÁNDEZ y en la que intervienen como coautores (además de ellos) otros colegas conocidos en las
correspondientes áreas que tocan tal estudio, a saber: Alma B. LÓPEZ LÓPEZ, Luis Samuel CAMPOS LINCE,
Carlos CASTILLEJOS CRUZ, Eliane CECCONE y Juan M. VALDERRABANO GÓMEZ.

Cualquier observador de estos ecosistemas, llamados también “bosques galerías”, asiste con desesperanza
al hecho recurrente de que están siendo eliminados desde hace tiempo, especial y mayormente por la acción
antropozoógena por diversas causas, que se agravan por la explosión demográfica. Se ha pasado desde la
situación de sufrir cortas limitadas para que el ganado pueda acceder más fácilmente a beber o para realizar
acequias que permitieran el regado de praderas ribereñas en tiempo de seca, a su casi total desaparición tanto por
la captación de aguas para abastecer poblaciones cercanas, incluso grandes metrópolis, como por las repetidas
avalanchas de “domingueros”, a veces de familias completas, que pisotean, cocinan, ensucian, incluso talan,
contaminando todo lo que encuentran a su paso o también espantando desde aves a reptiles sin respeto alguno,
lo cual contrasta con las conversaciones posteriores con los amigos sobre lo que ellos aman y respetan a la
Naturaleza. Los propios campamentos veraniegos de jóvenes (que suelen instalarse cerca de estos sistemas)
que, teóricamente, se organizan para que convivan con la Naturaleza y la amen, no son ajenos a la degradación
de todo el entorno que circunda el lugar, haciendo huir o terminando con especies diversas, desde aves o reptiles
hasta insectos u hongos. No basta pues, con simples y buenas intenciones. Por ello no deja uno de ser pesimista
respecto al futuro de estos sistemas ribereños de montaña o alta montaña, especialmente cuando grandes urbes
quedan casi a tiro de piedra.

Consecuentemente de ahí la procedencia de esta obra, la cual debe considerarse una llamada para centrar la
atención a este tipo de bosque tan característico de las áreas montañosas y que, muchas veces por los colores que
denotan, delatan el discurrir de los cursos de aguas y debajo de cuyas copas, multitud de especies entran y salen
cotidianamente en visitas obligadas. La frontera de la influencia humana se delata por cuanto descendiendo la vista
hacia la parte inferior de la montaña en observación, de pronto se vislumbra un río ya más bien negruzco y unas
orillas ricas en plásticos y envases metálicos, o apenas un hilito de agua entre pedregosidades, o bien abruptas
obras de desvío de cauces (obligado por las cada vez más altas demandas de agua potable de las poblaciones en
constante crecimiento).

Lea, pues, con atención el lector los interesantes capítulos de esta obra y considere la importancia del respeto para
estos ecosistemas cada vez en situación más precaria.

Es curioso que el sólo abandono de estas áreas montañosas en algunos países europeos debido a la casi
desaparición de la vida rural, la escasa natalidad y siempre que no estén al alcance fácil de las megaciudades,
está permitiendo la recuperación de estos ecosistemas. Pero salvo estas contadas excepciones quizá en pocas
generaciones más no se pueda disfrutar de estos sistemas, ni sus funciones siquiera existan, si no se toman
medidas muy firmes en pro de su conservación.

El libro consta de capítulos, a saber:

Una Presentación a cargo de los editores centrando el tema. Una Introducción a cargo del Prof. CRUZ en la que se
revisa el estado de la cuestión tratada. Un capítulo que versa sobre la visión integral de las cuencas hidrográficas
en la dinámica de los ecosistemas ribereños (Prof. CRUZ), incluyendo los aspectos geomorfológicos, biofísicos,
bióticos, socioeconómicos y culturales de las cuencas hidrográficas. Otro capítulo que trata sobre el relieve como
factor de control en el drenaje superficial de laderas y ríos de montaña (Profra. LÓPEZ), centrándose en
Ecosistemas ribereños de montaña

una barranca tipo del Parque Nacional Izta-Popo como caso de estudio. Un capítulo sobre geomorfología y
clasificación de arroyos y ríos (Profra. GUERRA), considerando las mediciones y clasificación de los caudales.
Otro capítulo sobre conectividad fluvial en todos sus aspectos espaciales y temporales (Prof.es GUERRA y
CAMPOS). Otro que trata el estudio florístico de los ambientes ribereños de alta montaña en el volcán
Iztaccíhuatl (Prof. CASTILLEJOS) que incluye un inventario florístico de los ambientes ribereños de alta montaña
en el volcán Iztaccíhuatl (Parque Nacional Iztaccíhuatl-Popocatépetl). Otro capítulo sobre resiliencia, resistencia,
elasticidad y fragilidad de los ecosistemas ribereños de montaña (Profra. CECCONE) que incluyen aspectos
edáficos y de manejo de estos sistemas de montaña y por último se consideran, en otro capítulo, las aplicaciones
de los sistemas de información en el estudio de sistemas ribereños (Prof. VALDERRABANO) describiendo,
en especial, la utilización de los sistemas de información geográfica (S.I.G.) y en el Anexo también se incluye una
interesante guía práctica para la descripción ecológica de estos ambientes recogida por los editores.

Felicitaciones de nuevo a los diversos coautores (que incluyen a los editores) y espero que la obra cumpla su
objetivo de concienciación ciudadana.

Juan Fernando GALLARDO LANCHO


Noviembre de 2017

vi
Autores

PRESENTACIÓN Gerardo Cruz Flores


Eloisa A. Guerra Hernández

PRÓLOGO

CAPÍTULO I Gerardo Cruz Flores


INTRODUCCIÓN

CAPÍTULO II Gerardo Cruz Flores


VISIÓN INTEGRAL DE LAS CUENCAS
HIDROGRÁFICAS EN LA DINÁMICA DE LOS
ECOSISTEMAS RIBEREÑOS

CAPÍTULO III Alma Bella López López


CONTROL GEOMORFOLÓGICO EN EL DRENAJE
SUPERFICIAL DE LADERAS Y RÍOS DE MONTAÑA

CAPÍTULO IV Eloisa Adriana Guerra Hernández


GEOMORFOLOGÍA Y CLASIFICACIÓN
DE ARROYOS Y RÍOS

CAPÍTULO V Eloisa Adriana Guerra Hernández


CONECTIVIDAD FLUVIAL Luis Samuel Campos Lince

CAPÍTULO VI Carlos Castillejos Cruz


ESTUDIO FLORÍSTICO DE AMBIENTES RIBEREÑOS DE
ALTA MONTAÑA EN EL VOLCÁN IZTACCÍHUATL

CAPÍTULO VII Eliane Ceccone


RESILIENCIA, RESISTENCIA, ELASTICIDAD Y
FRAGILIDAD DE LOS ECOSISTEMAS RIBEREÑOS DE
MONTAÑA

CAPÍTULO VIII Juan Manuel Valderrábano Gómez


APLICACIONES DE LOS SISTEMAS DE INFORMACIÓN
EN EL ESTUDIO DE SISTEMAS RIBEREÑOS

ANEXO Dr. Gerardo Cruz Flores


GUÍA PRÁCTICA PARA LA DESCRIPCIÓN ECOLÓGICA M. en C. Eloisa A. Guerra Hernández
DE LOS AMBIENTES RIBEREÑOS
Presentación

E
n la mayoría de las más de 700 cuencas hidrográficas del país destacan por su altitud las montañas que,
en cualquier cuenca del mundo, son los sitios más elevados sobre el nivel del mar y suelen distinguirse de
otras geoformas del relieve terrestre por: a), tener al menos 1000 m snm de altitud; b), presentar terrenos
muy escarpados en laderas con pendientes de inclinación mayores a 10% y c), suelen tener mayor diversidad
biológica sustentada en un medio físico menos deteriorado debido a su limitado acceso. Esta última característica
de las montañas, muy frecuentes y abundantes del país (más de 50% del total de la superficie del territorio
nacional son serranías y lomeríos con cima redondeada”) hace que se incremente, “en términos financieros”,
la plusvalía ecológica1 del capital natural del país por todos los bienes y servicios ambientales que se generan
en los ecosistemas de montaña que, generalmente están mejor conservados que otros en zonas bajas que se
encuentran más alterados y degradados por diversas actividades antrópicas que ocasionan cambios de uso de
suelo y transforman la cobertura terrestre natural sin considerar su vocación natural.

El concepto de plusvalía ecológica, fusiona las plusvalías natural y social, establece que cuando aumenta una
disminuye la otra. Por ejemplo, si una región montana o rural con una cobertura de vegetación natural se destina
para desarrollos urbanos, su plusvalía social se incrementa sustancialmente pero este aumento se da a costa de
una dramática disminución de su plusvalía ecológica que ocurre como consecuencia de una errática ponderación
y subvaloración de los bienes y servicios ambientales que se pierden durante la construcción de dichos desarrollos
urbanos y que se modificarán después de la destrucción del ecosistema natural como consecuencia de la aplicación
de políticas públicas ineficaces o que no consideran los ordenamientos ecológicos del territorio, o también por la
falta de cultura cívica de la población que no respeta las leyes y normas ambientales existentes.

Gran parte del capital natural de México radica en diversos ecosistemas forestales entre los que destacan los
bosques templado-húmedos (Bosque mesófilo), templado subhúmedos (Bosques de coníferas y de encino) y frío
subhúmedos (Bosques de pino y zacatales montanos o páramo de altura) los cuales, en sistemas montañosos,
son receptores de grandes cantidades de agua que les es aportada por fenómenos meteorológicos como la
precipitación (llovizna, lluvia, agua nieve, granizo y lluvia congelada) o por la condensación orográfica que es
originada por enfriamiento de masas de aire con altos contenidos de vapor de agua que, provenientes del Golfo de
México o del Océano Pacífico, llegan a las partes altas y sombreadas de las sierras, madre oriental, occidental y
del sur o en las cumbres más elevadas de la faja volcánica transmexicana.

Además el agua captada en las montañas por las fuentes descritas, otra fuente de agua tiene origen en las
fluctuaciones térmicas y de humedad (nieblas, neblinas y brumas formadas por evaporación de agua desde el
suelo) y confiere a estas geoformas terrestres mayores contenidos de humedad por lo que sea cual fuere el origen
de la humedad edáfica y del ambiente, los ecosistemas montañosos poseen casi todo el año agua suficiente para
mantener una alta riqueza de especies y de endemismos en el país.

Las condiciones climáticas favorables derivadas de la suficiencia de agua en estas regiones permiten el
establecimiento de diversos tipos de vegetación que, a su vez, generan y aportan ricas capas de mantillo forestal y
contribuyen a los altos porcentajes de materia orgánica de los suelos que evitan su erosión y ayudan a incrementar
la captación y almacenamiento de agua. Los excedentes de las aguas infiltradas y los de las escorrentías no
retenidos por el suelo, subsuelo o la vegetación de la zona alta, son vertidos hacia regiones bajas de las cuencas
distribuyéndolos a través de redes fluviales superficiales y subsuperficiales en cauces de arroyos y ríos originando
así los ecosistemas ribereños sobre la mayores depresiones intermontanas dando lugar, simultáneamente, a

1 Plusvalía ecológica puede ser definida como el incremento, en cantidad y calidad, del valor de un bien ambiental o ecológico.
Ecosistemas ribereños de montaña

procesos físicos, químicos, geomorfológicos, hidrológicos y biológicos que ocurren, en diversos flujos continuos
y también multidireccionales entre el agua, el material litológico, el suelo y subsuelo y la biota ribereña (Figura 1).

Figura 1. Ecosistema y sistema ribereño de montaña.

Los excedentes de agua movilizados a través de los sistemas ribereños de montaña que son vertidos hacia regiones
bajas, además de ser motor del funcionamiento de diversos ecosistemas distribuidos a lo largo de las regiones
media y baja de la cuenca, adquieren gran importancia económica y ecológica como fuente de salud y riqueza para
las poblaciones humanas y por estimular también diversos sistemas de producción agropecuarios, forestales e
industriales o por ser instrumentos potenciales para la generación de electricidad. Junto a su importancia ecológica
y económica los ambientes ribereños deben su multifuncionalidad ambiental a las interacciones entre el suelo
ribereño conducente de los flujos hídricos, el caudal y velocidad de corriente del agua y la vegetación riparia que
regula las temperaturas del agua, suelo y del ambiente al interceptar la energía luminosa y calorífica del sol con lo
que se generan corredores biológicos que coadyuvan a la conservación de la biodiversidad y en donde también,
ante las interacciones agua-suelo-vegetación riparia, se mitiga la influencia de contaminantes químicos y nutrientes
que derivan de la actividad agrícola e industrial.

Si bien es cierto que todos los elementos de los sistemas ribereños son importantes por sí solos, lo que se ha
mencionado antes señala que el agua es el elemento integrador de las características biológicas, físicas y químicas
del material litológico y los suelos, todo lo cual, junto a las propiedades físicas y químicas del agua que derivan en
parte de la polaridad de su molécula, facultan a este líquido de una gran capacidad solubilizadora, hidrolítica y de
hidratación de diversos elementos y compuestos químicos. Por ello la cantidad pero principalmente la composición
química del agua de los ríos integra, en los cauces de la cuenca que drenan, las características de la naturaleza
de las rocas de la evolución de los suelos y vegetación terrestre y ribereña, además de lo que ocurre en la cuenca
como consecuencia de la actividad humana.

Varias actividades como la roza-tumba-quema y deshierbe o “chaponeo” de la vegetación riparia, junto a otras
prácticas que implican la sobreutilización y saqueo del recurso hídrico como el entubamiento casi irracional de
“prácticamente” todo el caudal hídrico, su desvío para “aprovechamientos productivos” aun cuando existen leyes
que impiden la modificación de los cauces naturales, agravadas por erosión del suelo del banco ribereño, excesiva
acumulación de desechos urbanos, basura y contaminantes en cañadas y cauces de arroyos y ríos, han degradado
los sistemas lóticos ribereños de los ecosistemas de montaña y pronto se habrá acabado con la mayoría de ellos por

x
Presentación

la destrucción de la vegetación riparia y extinción de la fauna acompañante. Todo esto afecta sus funciones como
sistemas circulatorios de los ecosistemas terrestres a lo que se agregan las pérdidas de sus bellezas escénica y
recreativa, del capital natural que poseen y los servicios ambientales que brindan (Figura 2).

Figura 2. Ecosistemas ribereños de montaña: natural, con represa y cauce desviado

Finalmente, se debe enfatizar que todo tipo de actividades productivas como la minería, la agricultura, la silvicultura,
etc. que son realizadas en o cerca de cuerpos acuáticos, generan disminución de caudales y de la calidad del agua
y, junto con el uso urbano del agua y con las actividades industriales se propicia un deterioro y contaminación del
agua en los sistemas ribereños.

Por todo lo anteriormente descrito, la sociedades humanas y los organismos gubernamentales están obligados a
diseñar programas y estrategias de manejo, protección y conservación de la cantidad y calidad de los sistemas
ribereños y que en su manejo se considere siempre el estudio, diagnóstico y reconocimiento de los mejores
indicadores ambientales de los sistemas ribereños, lo cual se busca promover con la información presentada en
este libro.

GERARDO CRUZ FLORES


ELOISA A. GUERRA HERNÁNDEZ
Editores

xi
Contenido

1 CAPÍTULO I
INTRODUCCIÓN

9 CAPÍTULO II
VISIÓN INTEGRAL DE LAS CUENCAS HIDROGRÁFICAS EN LA DINÁMICA DE LOS ECOSISTEMAS
RIBEREÑOS

17 Geomorfología de cuencas hidrográficas


19 Elementos biofísicos de las cuencas hidrográficas
21 Elementos bióticos en ambientes ribereños de montaña en cuencas hidrográficas
22 Elementos socioeconómicos de las cuencas hidrográficas

29 CAPÍTULO III
RELIEVE: FACTOR DE CONTROL EN EL DRENAJE SUPERFICIAL DE LADERAS Y RÍOS DE MONTAÑA

30 Introducción
32 Elementos geomorfológicos y de control hídrico
42 Estudio de caso tipo. Barranca Alcalica en el Parque Nacional IZTA-POPO

53 CAPÍTULO IV
GEOMORFOLOGÍA Y CLASIFICACIÓN DE ARROYOS Y RÍOS

54 Geomorfología de los ríos


67 Mediciones geomorfológicas y su estado actual
68 Nivel I. Caracterización morfológica cualitativa del cauce
68 Nivel II. Clasificación morfológica local del cauce mediante parámetros cuantitativos
70 Nivel III. Condición de estabilidad de la corriente y sus potencialidades
71 Nivel IV. Validar la información registrada en campo

75 CAPÍTULO V
CONECTIVIDAD FLUVIAL

77 Conectividad
80 Conectividad longitudinal
83 Conectividad transversal
84 Conectividad vertical
85 Conectividad temporal
Ecosistemas ribereños de montaña

89 CAPÍTULO VI
ESTUDIO FLORÍSTICO DE LOS AMBIENTES RIBEREÑOS DE ALTA MONTAÑA EN EL VOLCÁN
IZTACCÍHUATL

90 Introducción
97 Discusión
98 Listado florístico de las plantas vasculares asociadas a los ambientes ribereños de alta montaña en el
volcán Iztaccíhuatl del Parque Nacional Izta-Popo

107 CAPÍTULO VI
RESILIENCIA, RESISTENCIA, ELASTICIDAD Y FRAGILIDAD DE LOS ECOSISTEMAS RIBEREÑOS DE
MONTAÑA

108 Introducción
109 Resiliencia, resistencia, elasticidad y fragilidad de los ecosistemas ribereños de montaña
111 Manejo y conservación en montañas escarpadas
114 Los suelos de montaña y el manejo de los recursos
116 El manejo y restauración de los sistemas riparios
117 Conclusión

121 CAPÍTULO VII


APLICACIONES DE LOS SISTEMAS DE INFORMACIÓN EN EL ESTUDIO DE SISTEMAS RIBEREÑOS

122 Sistema de Información (SI)


124 Sistema de Información Geográfica (SIG)

147 ANEXOS

xiv
Capítulo I
Introducción
Gerardo Cruz Flores
Ecosistemas ribereños de montaña

E
n tanto que las cuencas hidrográficas son sistemas marcadamente definidos por el relieve terrestre,
interconectados en unidades territoriales funcionales que drenan naturalmente sus aguas hacia un destino
común y donde sus elementos, vistos integralmente, permiten dirigir el uso y aprovechamiento de los recursos
naturales (Naiman, 1992; Galván-Fernández y Márquez-García, 2006), los ecosistemas ribereños con su belleza
natural e importancia ecológica, son sitios que ubicados en esas cuencas hidrográficas destacan por su mayor
riqueza biológica (Gregory et al., 1991; Rheinhardt et al., 2012) y por la abundancia de sus recursos hídricos donde
agua y suelo contribuyen, junto a otros factores ambientales, para promover una mayor productividad primaria de
la vegetación riparia y de toda aquella que es beneficiada por su cercanía o por ser adyacente a los arroyos y ríos
(Figura 1.1).

Figura 1.1 Microcuenca y sistema ribereño de la Región de los Volcanes Iztaccíhuatl-


Popocatépetl (Fotografías Gerardo Cruz).

En el marco descrito, la vegetación riparia se constituye como un componente importante de los ecosistemas
ribereños por ejercer cierto control sobre la geomorfología y los procesos fluviales, razón que lo sustenta como
elemento fundamental en la zona de transición entre hábitats terrestres y acuáticos por lo que en los ecosistemas
ribereños la cantidad y calidad del agua derivan de la interacción entre diversos factores geográficos, elementos
climáticos y de todas las propiedades de los suelos que favorecen o aumentan su capacidad para captar y
almacenar humedad o, según la cobertura vegetal y su posición en el relieve, producir escurrimientos temporales
o permanentes.

Hupp y Osterkamp (1996) en diversos sistemas ribereños de Norteamérica y, Gran y Paola (2003), en experimentos
de laboratorio haciendo simulaciones de carga sedimentaria, mostraron que los patrones de vegetación ribereña
son indicativos de condiciones hidrogeomórficas ambientales específicas por ello, a lo largo de arroyos canalizados,
existe variación de los procesos geomórficos fluviales involucrados en los ciclos de erosión y depositación de
materiales que responden a los gradientes de canalización y que determinan la distribución de la vegetación por
los efectos de la frecuencia, duración e intensidad de las inundaciones, los flujos en la deposición de sedimentos y

2
Introducción

la erosión a lo largo de red fluvial. Dichos patrones de vegetación en sistemas ribereños temporales, se relacionan
estrechamente con los patrones de disponibilidad de agua a diferencia de la mayoría de los arroyos permanentes.

Los ecosistemas ribereños son fundamentales en la dinámica de una cuenca y a su vez ésta depende de varios
elementos clave donde sobresalen los aportes de agua en cantidad y en su calidad (Figura 1.2) que están
determinadas por la composición y concentración de iones en solución y por la carga sedimentaria donde las
partículas minerales en suspensión y las de materia orgánica soluble o particulada, son dependientes de los
regímenes de temperatura, naturaleza del material geológico y de los tipos de suelos que, como receptores de
todos los diversos tipos de precipitación, permiten la infiltración y/o conducen los escurrimientos superficiales y
subsuperficiales en una red de drenaje cuyos aportes de agua influyen en el diseño de la estructura y composición
de la vegetación ribereña (Naiman et al., 2000).

Figura 1.2 Ecosistemas ribereños con aporte de agua de distinta cantidad y calidad (Fotografías
Gerardo Cruz).

Considérese además que, según Naiman et al. (2005) en la estructura y función de un sistema ribereño participan
diversos factores topográficos (ladera, cauce y zona de inundación) formadores del relieve; factores hidrológicos
(flujos de aguas superficiales y subsuperficiales, calidad del agua) y factores climáticos (temperatura, precipitación,
humedad) y factores biológicos (hábitat, relaciones tróficas, migraciones y estructura como corredor biológico).

Los corredores ribereños abarcan a sus sistemas fluviales y también a las márgenes inmediatas en ecosistemas en
los que confluyen la hidrósfera, la biósfera y la litósfera, conformando así una interfase entre ecosistemas acuáticos
y terrestres adyacentes en los que los individuos de todas las especies biológicas (microorganismos, flora y fauna)
establecidas en ellos, desarrollan mecanismos especializados para su adaptación y permanencia generando así,
comunidades distintas al resto de los ecosistemas que los rodean (Rheinhardt et al., 2012). De ésta manera las
condiciones hidrológicas variantes en el largo plazo impulsan la evolución de muy especializados mecanismos
adaptativos o de tolerancia para enfrentar ambientes con oscilantes concentraciones salinas y de oxígeno disuelto

3
Ecosistemas ribereños de montaña

con anoxia temporal o permanente por estancamientos de agua. De manera complementaria, pueden desarrollarse
adaptaciones estructurales y fisiológicas para contrarrestar la inestabilidad generada por los movimientos del agua
y por ello entre las plantas riparias se presentan algunas adaptaciones en sus estructuras de anclaje (estolones)
que suelen ser también tejidos de reproducción vegetativa (Carmona et al., 2013). En otro sentido Hobbie, (1992),
encontró en humedales que la variabilidad de las condiciones hidrológicas a corto plazo inducen la actuación del
sistema depurador determinando qué especies pueden persistir y sobrevivir ante un conjunto dado de condiciones
(Yu y Ehrenfeld, 2010).

Las especies, poblaciones y comunidades de sistemas ribereños y las que tienen su hábitat y nicho adyacentes a
esos corredores biológicos, interactúan y se retroalimentan positivamente a través de mecanismos muy sensibles
de transferencia de materia y energía en los ciclos de nutrientes los cuales pueden afectarse directamente por
cambios de uso de suelo o ante la pérdida (extracción-exportación) de elementos o materiales hacia otros sistemas
ecológicos o agroecológicos.

Los ecosistemas ribereños son, generalmente, ambientes típicamente angostos que en una cuenca hidrológica
están ubicados inmediatamente a ambos lados de quebradas y ríos en zonas altas pero en cuenca baja los
ecosistemas ribereños incluyen zonas de bancos aluviales, humedales o terrazas de inundación que interactúan
con el río en tiempos de crecidas o de inundaciones influyendo en el reciclamiento y la absorción de los nutrientes
para el desarrollo de las plantas (Figura 1.3).

Figura 1.3 Ecosistemas ribereños en cuenca alta y perfil de un fluvisol de cuenca baja (Fotografías Gerardo
Cruz y Juan Carlos Sandoval Aparicio).

Las interacciones presentes entre agua del arroyo y suelo ripario, inducen cambios que son mutuamente excluyentes
entre contenidos de humedad y flujos de aireación que permiten el movimiento de oxígeno y otros gases, en los
capilares y macro-poros de los suelos ribereños. En consecuencia, si se asume que la atmósfera del suelo tiene
una humedad cercana a 100%, se comprenderá fácilmente la existencia de una secuencia reversible del sistema

4
Introducción

red-ox que permite a los suelos de los ecosistemas ribereños poseer una alta capacidad amortiguadora y de
regulación tanto para la disponibilidad de nutrientes como para la retención y eliminación de sustancias tóxicas que
coadyuvan para mejorar las condiciones físicas y químicas del agua y adecuarlas al crecimiento de las plantas y la
calidad del agua (Beumer et al., 2008).

En una investigación durante un periodo invernal en el sur de Inglaterra, Haycock y Pinay (1993) mostraron que en
el borde de la zona ribereña cubierta con césped (Lolium perenne L.) o con vegetación arbórea de álamos (Populus
itálica) se tiene una retención de nitratos hasta 84 y 99% mayor respecto a suelos desprovistos de vegetación.

Con estos resultados Haycock y Pinay (1993), postularon que el mayor contenido de carbono de la biomasa
microbiana del suelo en suelos bajo los álamos, aporta una mayor eficiencia de reducción del nitrato aunque,
como lo señala Kimura et al. (2017) también debe existir una contribución de sustancias húmicas que favorezca la
agregación de partículas del suelo que contribuya a la microporosidad del suelo ribereño.

En una cuenca hidrológica las montañas, en su condición de cabeceras de la mayoría de los ríos más importantes
del mundo, son regiones que se distinguen de zonas que las circundan por tener una mayor altitud sobre el nivel del
mar (Viviroll et al., 2003) presentando además características climatológicas, geológicas y morfológicas particulares
donde destacan su marcado gradiente altitudinal y escarpadas pendientes que originan alta heterogeneidad del
relieve y de los tipos de suelos como factores biofísicos de gran importancia para que los ecosistemas de montaña
presenten una alta biodiversidad y riqueza de endemismos que son una importante reserva genética en el planeta
y particularmente, por su accidentada orografía, de México (Figura 1.4).

Figura 1.4 Imagen parcial del Iztaccíhuatl, parteaguas de las Cuencas de México y
Cuenca alta del Balsas (Fotografía, Proyecto PAPIME PE 206413).

Las montañas del país son regiones terrestres en las que radica una porción valiosa de su capital natural porque
aportan a las comunidades humanas de nuestra nación, materias primas derivadas de sus recursos bióticos. Este
capital natural de la nación está constituido por todo el conjunto de ecosistemas que poseen (Sarukhán et al., 2012)
y, en la totalidad de su biota y sus múltiples y diversas interacciones físicas, químicas y biológicas, se generan
bienes y servicios ambientales verdaderamente indispensables para la sobrevivencia, el bienestar social y para el
mantenimiento de la vida como la conocemos (Wunder et al., 2007).

En su exposición, Viviroll et al. (2003), citan que las montañas son el origen de la mayoría de los ríos del mundo
y tanto Naiman y Décamps (1990) como Meserell et al. (2003) han mencionado que el agua que los ríos proveen,

5
Ecosistemas ribereños de montaña

a las regiones bajas y medias de las cuencas, tienen diferente origen y pueden aportar hasta 30% del total de la
descarga, pudiendo ascender hasta 40 o 60% en varias regiones a través de redes de canales distribuidos en
grandes extensiones y que al recorrer extensa zonas de las cuencas, también abarcan diferentes condiciones
físicas, biológicas e historia de uso del suelo que hace que los ambientes ribereños de montaña posean propiedades
hidrológicas y edáficas muy diversas en cuenca alta en comparación con regiones ribereñas de cuenca baja que
favorecen alta diversidad de la vegetación riparia que sirven como zona de amortiguamiento y como corredores
biológicos (Kimura et al., 2017).

La importancia de la vegetación riparia en ecosistemas ribereños radica en su efecto estabilizador de los suelos
para lograr la disminución en las tasas de erosión y mejorar la calidad del agua y la salud de los ecosistemas por
ello, en varios lugares del planeta, se proponen estudios para detener la degradación de zonas ribereñas o, en su
caso, rehabilitar aquellas en las que ya se ha eliminado la vegetación riparia. Estudios de vegetación ribereña del
estado de Nueva Escocia en el continente Australiano, han comparado las extensiones históricas de vegetación
ribereña con las superficies actuales mediante teledetección y Sistemas de Información Geográfica (SIG) como
herramientas a gran escala para el análisis de la vegetación en grandes áreas de tierra con un alto nivel de detalle
que son rentables y menos laboriosos que los estudios de campo tradicionales (Skorulis, 2016). Los índices de
vegetación comenzaron a ser derivados e implementados como un medio para distinguir las características de la
vegetación en la década de 1970, cuando se estaban realizando las capacidades de la tecnología de teledetección
(Kauth y Thomas 1976). Los índices de vegetación (IV) son actualmente un medio para ver e interpretar imágenes
de percepción remota, en el cual se utilizan datos espectrales recién disponibles que caracterizan y clasifican la
cubierta de tierra de mejor forma (Skorulis, 2016). Los IV utilizan relaciones, diferencias y sumas de datos de bandas
espectrales para evitar problemas surgidos en las firmas espectrales por los diferentes tiempos y condiciones
atmosféricas en que se toma la imagen y es el índice de vegetación de diferencia normalizada (NDVI por sus siglas
en inglés) el más comúnmente utilizado por ser un método eficaz para mostrar la biomasa verde porque reduce en
las imágenes muchas formas de ruido multiespectrales y de múltiples fechas, como las diferencias de iluminación
solar, las sombras de las nubes, la atenuación atmosférica y las variaciones topográficas (Jensen, 2013).

En breve síntesis, al ser zonas de una mayor riqueza biológica que las que los circundan, los ecosistemas ribereños
aportan diversos recursos florísticos y faunísticos necesarios para la sobrevivencia de todo ecosistema y, para
la sociedad humana, el agua requerida para sus actividades productivas, pero principalmente para obtener y
conservar altos niveles de su calidad de vida al contribuir con agua para consumo humano. No obstante la gran
importancia ecológica y económica de los ambientes ribereños hay muy pocas investigaciones que estudien de
manera integral las características y atributos geomorfológicos, elementos biofísicos, bióticos, socioeconómicos
y culturales de las cuencas hidrográficas como regiones geográficas en las que los límites inician siempre en las
zonas montañosas de mayor altitud y terminan en el mar, lagos o embalses artificiales adonde llegan las aguas de
deshielo) o pluviales, lacustres y de origen mixto.

Este libro pretende cubrir un déficit de literatura especializada que esté orientado al estudio integral de los elementos
biofísicos de las cuencas hidrográficas y también que esté enfocado a conocer la dinámica de los ecosistemas
ribereños de montaña que en México son una importante fuente de recursos hídricos para el desarrollo de la
sociedad.

En sus diversos capítulos esta obra desarrolla algunos temas importantes como el de los efectos del relieve como
diseñador y factor de control en el drenaje superficial que se presenta en suelos de ladera y también la influencia de
las geoformas sobre la dinámica de los ríos de montaña y a estos, como ejes de los sistemas ribereños y de los tipos
de conectividad física, química o biológica que poseen. Esta obra también enfatiza la influencia de la geomorfología
y su importancia en la clasificación de ríos, se describe la metodología de estudio de la flora ribereña como estudio

6
Introducción

de caso en una región montañosa del país y finalmente se presenta un sistema de información geográfico que
ejemplifica el uso de Software y herramientas para realizar el análisis espacio-temporal de los efectos de cambio
de uso de suelo en el vigor de la vegetación ribereña. Se presenta también en un documento anexo, una guía de
campo de descripción de los ambientes ribereños que es utilizada por los equipos de académicos y estudiantes
que están ligados a la línea de investigación Relaciones suelo agua vegetación en el manejo de cuencas.

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7
Ecosistemas ribereños de montaña

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8
Capítulo II
Visión integral de las
cuencas hidrográficas
en la dinámica de los
ecosistemas ribereños
Gerardo Cruz Flores
Ecosistemas ribereños de montaña

L
as cuencas hidrográficas son territorios situados en depresiones de terreno que están rodeados de montañas
y a medida que estos lugares son más cercanos al mar, su menor altitud provoca que las aguas superficiales
y sub-superficiales tengan un flujo común hacia el mismo río, lago o mar (Figura 2.1). En un análisis holístico,
las cuencas hidrográficas se definen con base en criterios topográficos, geomorfológicos, edáficos, hidrológicos y
climáticos (Malanson, 1996; INEGI-INE-CONAGUA, 2007; Schulz et al., 2015) y pueden –quizá siempre deben-,
ser manejadas integralmente como unidades ambientales por ser un “todo dinámico” en el que los elementos que
las conforman, interactúan mediante diversos procesos que siempre habrán de considerarse en la elaboración del
ordenamiento ecológico del territorio para que, permita encontrar patrones de uso y de ocupación del territorio con
el objetivo de alcanzar el mejor balance entre las actividades productivas de la población y la conservación de los
recursos naturales con una participación activa de la sociedad que esté vinculada a los programas de los sectores
de gobierno para lograr una gestión ambiental sustentable (SEMARNAT, 2016).

Figura 2.1 Región de la parte alta de la Cuenca del Balsas


(Fotografía, Proyecto PAPIME PE 206413). Según el INE tiene
aproximadamente 48,600 km2 de superficie (INE, http://www2.
inecc.gob.mx/publicaciones/libros/402/cuencabalsas.html).

Para una mejor comprensión de todos los factores que interactúan en la cuenca hidrográfica (generalmente con
dimensiones que fluctúan entre 2500 km2 y 5000 km2) y que esto permitan orientar debidamente las actividades
hacia el manejo más adecuado de la misma, suele subdividirse geográficamente en áreas menores llamadas
subcuencas y aún en otras más pequeñas denominadas microcuencas (Sánchez, 2006 ) en las que, como unidades
de paisaje acotadas territorialmente, se replican a menor escala, todos aquellos procesos que ocurren en la cuenca
hidrológica (Figura 2.2) pero, con la ventaja de presentarse en una escala geográfico-ecológica que pueda abarcar
extensiones territoriales menores a 25 km2 para una mejor comprensión del comportamiento entre los elementos
geomorfológicos, topográficos, edáficos, hidrológicos, de cobertura de vegetación e interacciones entre todos ellos
(Villanueva, 2003).

Desde el punto de vista topográfico la delimitación de una cuenca, en sus diversas posiciones horizontales
(planimetría) y verticales (altimetría), implica una demarcación de áreas que con sus diferentes altitudes conforman
a la superficie terrestre y en las que de manera natural todas las precipitaciones (principalmente las pluviales) son
drenadas en dirección de un mismo punto de salida o hacia un cauce principal del que, generalmente, deriva el
nombre de la cuenca (Schulz et al., 2015).

10
Visión integral de las cuencas hidrográficas en la
dinámica de los ecosistemas ribereños

Figura 2.2 Elementos biofísicos y biológicos en


un ecosistema de montaña con un ecotono entre
pastizal montano y bosques de Pinus hartwegii en
una microcuenca (Fotografía, Proyecto PAPIME PE 206413).

Topográficamente los parteaguas son demarcaciones perimetrales cuyas líneas imaginarias están formadas por
los puntos de mayor nivel topográfico y separan una cuenca de otras cuencas adyacentes (Figura 2.3). Desde la
óptica geomorfológica, se conoce que el relieve terrestre es constantemente transformado y modelado por distintos
procesos geomórficos, que operan sobre la superficie de la tierra (Huggett, 2011).

Figura 2.3 Figura 2.3. Demarcación perimetral de parteaguas


en una subcuenca de la Cuenca de México. Al centro una
microcuenca (Imagen tomada de Google Earth y modificada de López, 2014).

Los ciclos geomórficos se desarrollan en varios millones de años y a lo largo de ese intervalo de tiempo en una
escala geológica, los paisajes terrestres jóvenes se caracterizan por ser montañosos con laderas escarpadas
y de alto grado de pendiente, así como valles sumamente angostos y con saltos de agua y rápidos que suelen
presentarse en forma de cascadas. Hacia su etapa madura los paisajes, aún montañosos, muestran vertientes

11
Ecosistemas ribereños de montaña

menos inclinadas y entonces el agua superficial ya no presenta saltos ni rápidos por lo que hacia zonas bajas
pueden observarse planicies de inundación bien delimitadas que pueden mostrar una cubierta de grava en la que
sobre yacen sedimentos finos.

En la etapa final del ciclo geomórfico, ante la intensa y prolongada acción de las fuerzas erosivas del agua y del
viento, los paisajes están muy rebajados, se presentan suavemente ondulados y las colinas tienen poca diferencia
altitudinal respecto a los valles donde los ríos continuamente cambian su cauce ocupando casi cualquier sitio de
la planicie de inundación. Aunque la evolución de los paisajes que se han descrito no necesariamente atraviesa
las etapas ya mencionadas porque el ciclo geomórfico puede ser alterado o modificado ante otros cambios que
derivan de los diversos movimientos tectónicos es evidente que el planeta ha sido modelado por el agua (Sabater
y Elosegi, 2009).

Otra de las consecuencias de la evolución del paisaje a lo largo de los ciclos geomórficos, es la generación de
secuencias de tipos de suelos que pueden presentar semejanzas en el material parental del que derivan pero, ante
las variaciones tanto de la posición a lo largo del declive de la ladera como de la exposición a la radiación solar o
por las diferencias derivadas por los tipos de vegetación bajo los que se desarrollan, los perfiles de suelo muestran
una diferente evolución y espesor de sus horizontes que además de su morfología, presentan características
particulares de color, estructura, textura, pH, porcentaje de materia orgánica, etc. Todas estas variantes en las
propiedades edáficas que están afectadas por su relación con el relieve, forman una catena de suelos, desde los
menos evolucionados en la cumbre y hombro de las laderas hasta los suelos más desarrollados en el valle, de tal
manera que los grupos de suelo que se distribuyen sobre las mismas cotas altitudinales e inclinación de pendiente
pueden poseer un similar desarrollo pedogenético (figura 2.4). Conceptualmente, la catena es una sucesión de
suelos cuyo material parental y edad son comparables por lo que están ligados genéticamente pero sus variaciones
en relieve y drenaje les otorgan características distintas (Bushnell, 1942; Alías y Martínez, 1991).

La figura 2.4, muestra que la pedogénesis y desarrollo del perfil son función del material parental, la geoforma
del relieve, el clima en todas sus expresiones, tipos de vegetación y fauna asociada cuyos efectos se manifiestan
a lo largo del tiempo geológico lo cual, desde la década de los 40´s del siglo XX, quedó establecido por Jenny
(1941) mediante la siguiente ecuación: S = f(cl, o, r, p, t, ...), donde S, representa al suelo formado en función de
los factores cl, clima; o, organismos; r, relieve; p, material parental y t, tiempo. La génesis de suelos ribereños no
es un proceso distinto al que ocurre en otros suelos alejados a cuerpos de agua epi-continentales (ríos, lagos o
lagunas) o al que ocurre en humedales costeros y ecosistemas de manglar, de manera que los suelos ribereños
tienen los mismos factores de génesis pero en este caso, los procesos pedogenéticos están estrechamente
ligados e influenciados por la cercanía del agua que puede ser permanente o temporal y así, las características de
estos suelos se vinculan diferencialmente a fenómenos de hidromorfía ligados a otros procesos edafogenéticos
que están ligados tanto a posición topográfica en el paisaje como a la distancia física que los separa de los arroyos
o cuerpos de agua y a la duración del tiempo que permanecen en contacto con el agua (Lewis et al., 2003) dada
la variabilidad de la humedad del suelo respecto a las variaciones de las condiciones climáticas de la atmósfera,
de la profundidad del suelo, de su clase textural, estructura y contenidos de materia orgánica en general y en el
caso de los ambientes ribereños, ésta variabilidad, se acentúa debido a las variaciones horizontales que derivan
de la distancia al arroyo o ríos y a la presencia o ausencia de vegetación y el tipo de especies que ésta tenga
(Figura 2.5.).

12
Visión integral de las cuencas hidrográficas en la
dinámica de los ecosistemas ribereños

Figura 2.4 Catena de suelos en una ladera del Parque Nacional Iztaccíhuatl Popocatépetl a
lo largo de un perfil de vegetación sobre un declive hacia la cuenca de México.

Figura 2.5 Perfil del suelo (Inceptisol en Soil


Taxonomy; Fluvisol en WRB) de un sistema
ribereño expuesto por las continuas avenidas
de agua en un arroyo del Parque Nacional
Iztaccíhuatl Popocatépetl.

13
Ecosistemas ribereños de montaña

El desarrollo de los suelo en los ambientes de ribera es muy variable, pues están sometidos a continuos procesos
de erosión y sedimentación causados por inundaciones periódicas que contribuyen a formar un complejo mosaico
en las características del suelo en las distintas regiones de la cuenca y en las planicies de inundación (Kovalchik y
Clausnitzer, 2001; María, 2011; Lewis et al., 2013).

En todo ecosistema terrestre, los suelos cumplen con diversas e importantes funciones eco-sistémicas gracias
a sus capacidades para almacenar el agua que se infiltra en ellos, para depurar y neutralizar las sustancias
tóxicas y elementos y sustancias químicas que recibe o que participan en los ciclos biogeoquímicos, para capturar
y retener carbono mejorando así la calidad del aire y del agua, brindar variedad de hábitats a la flora y fauna
edáficas y proporcionar anclaje, soporte, agua y nutrientes para la vegetación que sustentan (Seybold et al., 1998;
Etchevers et al., 2000; Cruz, 2006). La FAO (2015) destaca además otras funciones del suelo como las de ser base
primordial para la producción de alimentos, forrajes, combustibles y fibras y por lo mismo establece que el uso y
manejo sostenible de los suelos, se relaciona con diferentes ámbitos del desarrollo sostenible que contribuyen a
la reducción de la pobreza, erradicación del hambre, aumento del crecimiento económico y protección del medio
ambiente.

En los ecosistemas ribereños, cuya complejidad y fragilidad es conocida, la oscilación de la capa freática desempeña
un papel fundamental en el desarrollo del suelo y del paisaje. En ellos se presenta una transición del humedal al
suelo hidromórfico con una hidrosecuencia singular caracterizada por la saturación de agua y de condiciones
reductoras periódicas o permanentes.

Las hidrosecuencias explican los cambios de las propiedades del suelo en su transición de suelos subacuáticos
a hidromórficos y permiten comprender los procesos pedogenéticos que caracterizan el desarrollo del suelo bajo
diferentes condiciones de saturación de agua. En estos casos una de las variables que mejor se pueden seguir
para la descripción de suelos ribereños es el color porque con la sobresaturación de agua, el hierro se reduce (Fe+2)
generando cuerpos grises con tonalidad cromática de dos o menos (Munsel, 1975). Otros indicadores en los suelos
por saturación de agua, son los contenidos de carbono orgánico, las relaciones de azufre oxidado/azufre reducido
y los contenidos de carbonatos de calcio útiles en el rastreo de los procesos de descarbonatación.

Estas hidrosecuencias representan un continuo del suelo donde la duración de la saturación de agua y la oscilación
de la capa freática a lo largo de los perfiles del suelo afectan fuertemente a algunos procesos específicos de
formación del suelo que implican la transformación redox de azufre, la acumulación de fósforo, el agotamiento de
CaCO3 y la acumulación de sales. En suelos hidromorfos, altamente saturados con agua, el movimiento de ésta,
es tan lento que afecta el suministro de oxígeno e influye también en el estado de oxidación de elementos como el
manganeso y el azufre que, ante los aumentos de concentración de iones H+ que disminuyen el pH, aumentan su
solubilidad dando a los horizontes del suelo colores café grisáceos, azules y negros con moteados amarillentos. En
el caso contrario, una elevación del pH mantiene al hierro en forma férrica (Fe+3) y, gracias a períodos de secado
del suelo o aumento de la difusión de oxígeno en los poros del suelo, no se desarrollan colores grises.

Ejemplo de suelos con hidromorfía son aquellos que la WRB denomina Fluvisoles (hísticos, tiónicos, sálicos, gleíco,
mólico, etc.) y los que la Soil Taxonomy ha nombrado Inceptisoles (del latín Incipere, incipiente) dentro de los
cuales, el subgrupo de los Aquepts se caracterizan por ser suelos con un incipiente o mínimo desarrollo de su perfil
en zonas húmedas cuyo drenaje natural es pobre o muy pobre por lo que si el suelo no se drena artificialmente, se
satura de agua hasta aparecer ésta en su superficie siendo ejemplo de éstos los Udepts y Ustepts.

Otro gran grupo de suelos de la Soil Taxonomy son los Entisoles que son los suelos cuyas propiedades están
fuertemente determinadas (heredadas) por el material original por ser los suelos más jóvenes con un epipedón

14
Visión integral de las cuencas hidrográficas en la
dinámica de los ecosistemas ribereños

ócrico o antrópico, rara vez un epipedón álbico y que en situaciones de hidromorfismo, suelos cercanos y adyacentes
a los ambientes ribereños presentan un desarrollo de horizontes muy lento por la presencia de capas freáticas. Los
Aquents son entisoles de formación reciente que presentan hidromorfismo que es la alternancia de procesos óxido-
reducción si están situados en donde hay agua permanentemente o cuando la saturación de agua ocurre durante
largos períodos de tiempo o cuando se presentan en depresiones o llanuras con muy mal drenaje.

En el caso de los sistemas de montaña de la región de los volcanes Iztaccíhuatl-Popocatépetl la edafogénesis, que
parte generalmente de rocas ácidas y que se realiza en depresiones del paisaje que suelen conducir agua temporal
o permanentemente, tiende a formar suelos con menor porcentaje de saturación de bases respecto a suelos de
zonas circundantes

Un enfoque en la génesis de suelos resalta la capacidad de los suelos para almacenar información de la acción
de factores ambientales y procesos pedogénicos donde los mecanismos principales de “memoria del suelo y
formación de registros” son los conjuntos de procesos que generan los productos en fase sólida y las características
dentro del suelo como sistema multifásico. Al leer los registros de los procesos pedogenéticos en el suelo es
obligatorio tener en cuenta la diversidad de horizontes y pedones de suelos en fase sólida inducidos por todos
los factores formadores del suelo: diversidad de materiales originales (litodiversidad), topografía (topodiversidad),
biota (biodiversidad) y tiempo de duración de la pedogénesis (cronodiversidad) y los tipos de clima (Targulian y
Goriachkin, 2004).

El aumento del conocimiento sobre la génesis y las propiedades de estos suelos puede ser fundamental para
proporcionar herramientas útiles para el manejo correcto de este recurso natural.

Los recorridos fluviales constituidos -en su mayoría- por los canales del río, sus márgenes y la zona de expansión
que generan las frecuentes inundaciones son ocupados por vegetación de ribera que contribuye con detritus,
hojarasca y otros residuos orgánicos para crear otros hábitats estructurales particulares que reciben combustibles
para la cadena alimenticia acuática de las aguas corrientes (Figura 2.6).

Figura 2.6 Confluencia de afluentes de dos sistemas fluviales


en la subcuencas Chopanac y Amalacaxco en la Cuenca alta de
México (Cortés y Vega, 2013).

15
Ecosistemas ribereños de montaña

Como en todo ecosistema, en analogía a las áreas biogeográficas (Espinosa et al., 2002), la biota ribereña (flora,
fauna y poblaciones de microorganismos) es resultado histórico-evolutivo de múltiples interacciones entre el
conjunto de factores biofísicos (geológicos, climáticos, hidrológicos, edáficos, etc.).

Además las zonas riparias, adyacentes a un arroyo o río, son ecotonos entre ecosistemas terrestres y acuáticos
en las que la periodicidad y alternancia de las inundaciones y desecamiento (Weltzin y McPherson, 1999) las hace
más complejas en estructura pero muy frágiles al alterarse alguno de sus componentes.

Una vez descrita una aproximación al concepto de cuenca hidrológica y exponer los diversos enfoques para su
estudio, se torna claro el reconocimiento de la multifuncionalidad de los ecosistemas ribereños independientemente
de su ubicación a lo largo de un gradiente altitudinal y entre sus principales funciones destacan:

a) La filtración de nutrimentos y retención de sustancias tóxicas que realizan los suelos y vegetación ribereña
para atenuar o detener su llegada al agua y conservar la calidad de la misma.
b) Regulación de la dinámica y fisonomía del río a través del control de la velocidad del caudal de agua la
cual disminuye por la estabilidad que dan los sistemas radicales de la vegetación riparia para proteger de la
erosión al suelo ribereño (Magdaleno, 2013).
c) Servir como eje principal de corredores biológicos naturales que permiten el intercambio de poblaciones
espacialmente separadas que propician mayor conectividad ecológica (Hanski, 1999).
d) Mantener o conservar la biodiversidad al evitar el aislamiento de poblaciones y promover el intercambio
reproductivo entre poblaciones aisladas de organismos biológicos (Merriam, 1984; Fahrig y Merriam, 1994).
e) Incrementar la captura y secuestro de carbono por ser hábitats ricos en materia orgánica y nutrimentos para
la vegetación y por su casi permanente disponibilidad de agua (Baker et al., 2004).
f) Promover la transferencia de materiales entre diversas regiones, donde los valles y llanuras aluviales reciben
constantemente agua desde las zonas altas de la cuenca además de otros materiales que, acarreados entre
los sedimentos, enriquecen los suelos en condiciones naturales (Magdaleno, 2013).

De esta manera, cuando se pierde la cubierta vegetal del ambiente ribereño, además de una pérdida de todos
estos bienes y servicios ambientales para la sociedad, se incrementa la erosión hídrica del suelo durante los
períodos de fuertes avenidas de agua que aumentan su carga sedimentaria dado que el agua del río, dependiendo
de la velocidad de su caudal, es capaz de transportar partículas de diferente tamaño en distintas cantidades.
Según (FAO, 2016) cuando el caudal es mayor, también son mayores los tamaños de partícula acarreada y en
consecuencia, la sedimentación -como fenómeno natural a lo largo de los ríos- da por resultado acumulaciones
de materiales gruesos como guijarros y arena en ríos de orden inferior y partículas muy finas como limos y
arcillas que quedan esparcidas en ambos lados de las riberas sobre la planicie de inundación en ríos de orden
superior.

Diversos estudios de ecología y pesquerías de sistemas fluviales han mostrado que muchos de los atributos de las
comunidades ecológicas a lo largo de los ríos son predecibles y que los patrones de distribución y adaptación están
relacionados con la posición relativa de los sitios aguas abajo (Minshall et al., 1985; Nilsson et al., 1998). Otros
estudios sugieren que algunos atributos de la biota como riqueza de especies, están asociados al tipo de hábitat
de arroyos o ríos (Nilsson et al., 1998), por ello la amplitud del cauce y nivel de agua a lo largo de las corrientes
principales fluctúan desde 1 a 5 m en alta montaña, mientras que en altitudes medias oscila entre 2 a 5 m dándose
la condición de que en las zonas bajas de los valles, la amplitud y el nivel de agua sea incluso mayor principalmente
en las temporadas de deshielo o de mayor precipitación lo que provoca que el cinturón de vegetación ribereña sea
más amplio (Minshall et al., 1985).

16
Visión integral de las cuencas hidrográficas en la
dinámica de los ecosistemas ribereños

Lo anterior sugiere que la biota de los ambientes ribereños, tiene a largo plazo una fuerte influencia sobre las
estructuras geomorfológicas participando en forma dinámica en procesos donde la vegetación riparia cumple
diversas funciones ecológicas de importancia porque los fondos de la mayoría de las planicies de inundación están
cubiertos por dos y algunas veces tres tipos diferentes de depósitos de cargas sedimentarias.

GEOMORFOLOGÍA DE CUENCAS HIDROGRÁFICAS


La Geomorfología es el estudio de las formas del relieve y la evolución de geoformas y accidentes geográficos
de la superficie terrestre mediante los procesos que los originan. Desde luego, este enfoque de las geoformas
del relieve además de algunas propiedades físicas y químicas del suelo que también participan, muestra que en
regiones de la cuenca con geoformas de tipo cóncavo, se retienen mayores cantidades de agua de cualquiera que
sea la fuente de la cual que provenga, además que tendrá más tiempo de contacto con el suelo y con la cubierta
vegetal haciendo mayor al volumen de infiltración y, tiempo después de alcanzar el nivel de saturación del suelo,
otra parte del agua se conducirá a lugares más bajos a través de escurrimientos superficiales o subsuperficiales de
bajo impacto al suelo mientras que, por otro lado, los sitios de geoformas tipo convexo, propiciarán escurrimientos
superficiales para formar caudales cuya velocidad de corriente aumenta en proporción directa a la pendiente
del terreno con mayor poder erosivo al aumentar la masa total de carga sedimentaria (Schaetzl y Anderson,
2005; Elosegi y Butturini, 2009). Se conoce que un promedio mundial del flujo de sedimentos proveniente de las
montañas es muy superior (80% mayor) al flujo que proviene de campos llanos (López-Alonso, 2005). Las raíces
de la vegetación ribereña oponen resistencia al flujo de agua y junto a la capa superficial del suelo, rico en materia
orgánica y humus, son las mayores responsables del control de la erosión superficial, de la disminución de la carga
sedimentaria que evitará inundaciones cuenca abajo y promoverá la retención de elementos solubles que llegarían
al agua contaminándola y reduciendo su calidad (Gran y Paola, 2001).

En ríos de montaña (ríos de material grueso) con escorrentías de régimen estacional y variación espacio-
temporal los sedimentos mayores a 0.063 pero menores a 2.0 mm (arenas) presentan gran resistencia al flujo
pero también gran sensibilidad erosiva a cambios que se dan a escala de cuenca aunque para equilibrar las
pérdidas por arrastre de partículas puede presentarse un fenómeno conocido como acorazamiento del lecho en
el que los sedimentos pueden almacenarse en obstáculos formados por restos leñosos de gran tamaño. Dentro
de la jerarquía de la taxonomía de redes fluviales ordenadas de mayor a menor clase se tiene a la provincia
fisiográfica, cuenca, subcuenca o microcuenca, segmento de valle y tramo de cauce y es en ésta última donde la
hidráulica fluvial considera a la siguiente fórmula semi-empírica para estimar la resistencia del cauce al avance
del flujo del caudal:

υ = α × Rx × Sy

α = Coeficiente de resistencia
R = Radio hidráulico de la sección
S = pendiente longitudinal de la línea de energía
x
e y = coeficientes

La resistencia al flujo se ha estimado definiendo un coeficiente de arrastre (Cd) y un factor de fricción (f) con sus
respectivas fuerza de arrastre (Fd) y fuerza de fricción (Ff) que son relacionados con indicadores como la “n” de
Manning, la “f” de Darcy y la “C” de Chezy (Järvelä, 2004; López-Alonso, 2005). Dichos indicadores se han utilizado
para la estimación del flujo mediante ecuaciones tales como las de Manning, Darcy y Chezy:

17
Ecosistemas ribereños de montaña

Fórmula de Manning
υ = (1/n) × R2/3 × S1/2

n = coeficiente de Manning

Fórmula de Darcy-Weisbach
hf = f × (L/D) × ( υ2/2.g)

hf = pérdida de energía hidráulica por fricción


f = Factor de fricción

Fórmula de Chezy
υ = C × ( √R × S)

C = Coeficiente de Chezy y C = √γ/K


donde γ = densidad específica del agua

En un contexto general, una función primordial de cualquier cuenca es su papel como colectora de agua
proveniente, principalmente de la precipitación pluvial o escurrimientos veraniegos de deshielo, en el caso de
que la altitud o la latitud lo condicionen, o aquella agua que es captada e infiltrada al suelo por efecto de la
condensación de agua atmosférica (nieblas o neblinas) sobre las estructuras vegetales en ecosistemas naturales,
plantaciones forestales o en plantas de muchos cultivos como puede ocurrir por ejemplo, según Olea y Wagner
(2002) en bosques mesófilos de montaña en México -con porcentajes de humedad mayores a 70%- o en los
ecosistemas de “lomas” en Perú, o en los bosques relictuales de Fray Jorge y Santa Inés en otras regiones
andinas de Sudamérica.

Para apreciar el verdadero valor de la importancia ecológica y socioeconómica de los escurrimientos superficiales
y subsuperficiales que drenan en una cuenca hidrográfica, ligados a los ecosistemas ribereños, se debe mencionar
que los contenidos de agua marina en océanos comprenden poco más de 1300 millones de km3, el agua en los
glaciares de casquetes ronda los 24 millones de km3, en acuíferos subterráneos y suelos 8 millones de km3, en
lagos de agua salada y agua dulce aproximadamente 200,000 km3, poco más de 10,000 km3 en la atmósfera y en
los ríos apenas puede llegar a 2000 km3. La escasa proporción de estos últimos compartimentos del agua en ríos,
respecto al total del planeta realza su importancia debido a las tasas de recambio que tienen y que son derivadas
de sus movimientos casi siempre definidos en flujos ágiles en el que termina o terminará de circular, tarde o
temprano casi todo el agua existente debido a que los ríos presentan una dinámica que permite la interconexión
de las cuencas con la atmósfera, mares, lagunas, etc., distinguiéndose así como elementos integradores de las
características ecológicas de los ecosistemas ribereños en los que el agua constituye una hábitat y una reserva de
agua accesible para la biota en general (Naiman y Décamps 1990).

Para estimar el volumen de agua captado en cualquier cuenca y realizar su descripción geomorfológica a partir
del concepto de geomorfología, se requiere, de conocer si los flujos superficiales o sub-superficiales llegan a un
lago o al mar. Junto al destino final de los escurrimientos de agua, es muy necesario determinar la superficie de
captación de la cuenca, su coeficiente de compacidad el cual relaciona su perímetro con la superficie de un círculo
de área igual a la superficie de la cuenca, su relación de elongación, su curva hipsométrica unitaria, su rectángulo
equivalente, su altitud y pendiente del terreno promedio, su red de drenaje, el orden de sus corrientes y su relación
de bifurcación, la longitud total y pendiente de su cauce principal, la geología y materiales pétreos consolidados
y no consolidados y los tipos de suelo en función de su permeabilidad y su capacidad de formación de mantos

18
Visión integral de las cuencas hidrográficas en la
dinámica de los ecosistemas ribereños

de agua profundos. En México la Norma Oficial Mexicana NOM-011-CONAGUA-2015, Conservación del recurso
agua-que establece las especificaciones y el método para determinar la disponibilidad media anual de las aguas
nacionales, establece el marco teórico, el objetivo, campo de aplicación, las características y/o especificaciones,
grado de concordancia con otras normas nacionales y recomendaciones internacionales así como, ejemplos en los
apéndices de la misma, de los criterios y procedimientos requeridos para:

1. Determinar el volumen medio anual de escurrimiento natural.


2. Determinar la recarga total de un acuífero.
3. Determinar mediante el método directo el volumen medio anual de escurrimiento natural.
4. Determinar mediante el método indirecto el volumen medio anual de escurrimiento natural.

ELEMENTOS BIOFÍSICOS DE LAS CUENCAS HIDROGRÁFICAS


En diversas investigaciones ha sido descrita la estrecha relación entre la geomorfología de la cuenca con sus
caracteres geológicos, edáficos e hídricos, sin embargo el comportamiento de las variables biofísicas no puede
ser representado en modelos extrapolables a otros sitios a pesar de que presenten alguna semejanza geológica,
hidrológica o edafo-climática (Dupuis-Tate y Fischesser, 2003) aunque son los factores geológicos (tipo de lecho de
roca, limitaciones geomorfológicas, redistribución y mezcla de materiales orgánicos e inorgánicos) los que ejercen
una profunda influencia sobre las propiedades del suelo.

Por otro lado, en su recorrido descendente hacia cotas altitudinales menores desde la alta montaña hasta el valle
de una cuenca, los ríos como elementos integradores de la cuenca, están en contacto con diferentes geoformas del
terreno y permanentemente contribuyen a modelar el relieve de la superficie terrestre con lo que se generan tanto
nichos como macro y micro hábitats ecológicos especiales para diferentes tipos de vegetación riparia que mediante
su productividad primaria neta son la base de cadenas tróficas complejas por la diversidad de organismos que
viven permanente o temporalmente en las zonas ribereñas.

En alta montaña la dinámica de los procesos de ladera influye sobre los ambientes ribereños que reciben desde
la cimas flujos de agua con sustancias disueltas, partículas en suspensión, hojarasca, trozos de leña o de troncos
de árboles que incrementan el nivel de nutrimentos en el sistema acuático que influyen tanto en la disponibilidad
como en una “buena” calidad del agua aunque también puede provocar efectos adversos, si se presenta una
intensa erosión superficial o en casos extremos, deslizamientos de suelo y avalanchas que transfieren alta carga
de sedimentos a los valles y planicies de inundación cuando el agua desciende en laderas deforestadas (Mikkelsen
y Vesho, 2000; Gallardo-Mayenco et al., 2004) o en aquellos sitios donde la capacidad de infiltración del suelo
es superada por las precipitaciones por lo que a nivel de cuenca hidrográfica, el conocimiento de las unidades
y distribución de los suelos son de gran importancia para su manejo y planeación (Cabrera-González y Medina-
Orozco, 2010).

Los suelos se pueden definir como aquellos cuerpos naturales desarrollados sobre la corteza terrestre con la
acción conjunta y diferencia de factores como los materiales minerales y orgánicos sometidos, bajo la influencia del
tiempo geológico, a los efectos de clima, topografía, vegetación y fauna y ahora también a la actividad antrópica.
Gallardo-Lancho (2015) describe biológicamente al suelo, “como un ente natural sin vida propia pero depositario
de ella que mantiene el más alto grado de biodiversidad en los ecosistemas. En términos de su importancia en los
ecosistemas los suelos son sistemas muy dinámicos y multifuncionales que mantienen: a) la productividad de la
vegetación establecida en él, b) la biodiversidad en general, c) la calidad del aire y del agua y la salud humana y
el hábitat (Cruz, 2006).

19
Ecosistemas ribereños de montaña

En la Figura 2.7 a y b se observa la diversidad biofísica, geológica, edáfica, hidrológica y climática que influye la
distribución de la vegetación en zacatonales montanos y en bosque templado adyacentes a un sistema de ribera
en montaña.

Figura 2.7a Zacatonal montano que muestra hábitats escalonados en


cresta, hombro ladera y pie de ladera de ambientes en un sistema ribereño
de montaña.

Figura 2.7b Bosque templado que muestra hábitats adyacentes a un


sistema ribereño de montaña y sus contribuciones al ciclo hidrológico.

20
Visión integral de las cuencas hidrográficas en la
dinámica de los ecosistemas ribereños

Los factores de formación del suelo afectan el desarrollo de las formaciones terrestres en todos los paisajes tales
como colinas, taludes, terrazas, toeslops, los hombros y llanuras de inundación por lo que en los sistemas ribereños
adyacentes a altas montañas, la evolución de los procesos de formación de suelos (edafogénesis) dependen
mucho de la topografía donde la dinámica de los procesos en laderas influye de manera importante y el clima actúa
a través de la hidrología del suelo con infiltración vertical y drenaje de agua lateral sustancial a zonas forestadas.
Swanson et al. (1982) definieron los procesos de ladera, como el transporte de sustancias en solución, erosión del
suelo arrastre de hojarasca, avalanchas de escombros, depresión y deslizamientos o flujo de suelo en masa y todo
esto transfiere suelo superficial rico en materia orgánica y así de nutrimentos, semillas en latencia, estructuras de
propagación vegetativa y otros propágulos.

ELEMENTOS BIÓTICOS EN AMBIENTES RIBEREÑOS DE MONTAÑA


EN CUENCAS HIDROGRÁFICAS
La vegetación es un elemento estructural de gran importancia para determinar las características espaciales de los
ecosistemas y además condiciona la presencia, estructura y diversidad de la fauna y la estructura del paisaje. De
esta forma las comunidades vegetales son componentes fundamentales de todo ecosistema terrestre o acuático
o de ambientes riparios porque inician la cadenas alimenticias. Por ello se ha establecido que la dinámica de
la vegetación en la zona ribereña está fuertemente relacionada con la calidad de los suelos sobre los que se
desarrolla, dicha calidad puede ser expresada como la capacidad del suelo para suministrar nutrimentos, anclaje y
agua con todo y las fluctuaciones en los contenidos de agua que están asociados al régimen hídrico del río.

En la estructura interna del ecosistema ribereño la vegetación juega un papel importante al ser la principal
reguladora de la erosión del suelo del banco ribereño y los subsecuentes eventos de deposición de sedimentos.
También la propia vegetación provee alimento y refugio temporal o permanente a las poblaciones de micro, meso y
megafaunas edáfica y acuática de los ecosistemas ribereños. Las entradas de materia orgánica forman núcleos de
resistencia fortaleciendo la estructura del suelo de los canales y disminuyen la velocidad del movimiento del agua.
Tener presente que con sus sistemas radicales muchas especies de la vegetación riparia controlan fuertemente los
vínculos cauce-llanura de inundación y promueve la conservación de la biodiversidad al funcionar como corredor
biológico y ser conector biológico de diversos sistemas ecológicos de distintas condiciones ecológicas (Dodds,
2006).

Las raíces de la vegetación de ribera pueden impedir la erosión por el agua de riachuelos, disminuyendo de
este modo la entrada de sedimentos a los ríos y arroyos. La caída de árboles grandes que quedan como restos
leñosos permanentes pueden crear obstáculos al movimiento de sedimentos y material de la cama, da aumento
de la altura de las terrazas fluviales y disminuye la probabilidad de inundaciones en áreas de terrenos bajos. En
siete corrientes en Idaho Bilby (1988), reportó que algunos restos de madera pueden aportar hasta 49% de la
cantidad total de sedimento almacenado pero que eliminar estos restos de madera (observación en una corriente
de New Hampshire) resultó en un aumento en la corriente de agua de hasta siete veces en contenidos de materia
particulada. Además la presencia de vegetación también ejerce una fuerte influencia en el ciclo de nutrientes en
las zonas de ribera.

Generalmente la vegetación riparia se distribuye en cinturones de gran riqueza de especies y algunas especies raras
–poco frecuente en el sistema terrestre adyacente- que se desarrollan en los cuerpos de agua, lugares inundados
o en las cercanías de sistemas acuáticos. En general la zonificación de los sitios ribereños de montaña va de sitios
no perturbados con vegetación de pastizal y forestal y continua hacia menores altitudes con vegetación arbórea,

21
Ecosistemas ribereños de montaña

arbustiva y herbácea. La información sobre vegetación riparia en ambientes ribereños de montaña es aún muy
escasa lo cual estimula a plantear investigaciones que permitan conocer la distribución de la vegetación, además
del régimen de fluctuaciones en relación con la amplitud del ancho del sistema fluvial que está determinado por la
geoforma del arroyo o del cauce y que consideren el área de inundación y de recepción de material sedimentario
de aguas arriba lo cual hace de los ambientes ribereños unos hábitats únicos. La deposición de sedimentos que
enriquece los suelos propios de la ribera (Fluvisoles) tiene también efectos muy negativos sobre la vegetación
riparia cuando su cantidad es muy elevada y cuando hay movimiento en masa de la ladera o deslizamientos de
suelo por hundimientos fuertes que hacen que puedan morir aquellas plantas que quedan sepultadas en la parte
baja y junto a ella quedar enterrados los propágulos que limitan el repoblamiento. El lecho rocoso desnudo que
queda posterior al deslizamiento puede también, ser el inicio del desarrollo de otras poblaciones vegetales que
aprovechan la no competencia al encontrar un suelo desnudo y así las condiciones del suelo resultante influyen en
los patrones de sucesión ecológica y en la tasa de restablecimiento del sistema.

ELEMENTOS SOCIOECONÓMICOS DE LAS CUENCAS HIDROGRÁFICAS


Es bien conocido que el crecimiento y desarrollo de la civilización humana ha estado estrechamente vinculado al
buen uso de los recursos naturales tanto renovables como no renovables en los que destacan el suelo y el agua los
cuales son la base principal para la producción de materias primas (Cruz, 2006). Considerando que la magnificencia,
esplendor cultural y fortaleza económica de antiguas culturas como Egipto y China, por ejemplo, se debieron a la
suficiencia de agua con la que contaban y a suelos de sus llanuras fertilizados natural y constantemente por los
aluviones de los ríos Nilo y ríos Hoang-ho, Yang-Tsé y Si-Kiang, respectivamente; actualmente se reconoce que el
sector primario contribuye siempre de manera positiva al crecimiento económico de las naciones (Cruz y Polanco,
2014). En el mismo sentido, no es difícil entender que la decadencia y extinción de culturas americanas como la
teotihuacana, pudieron ocurrir por invasiones de pueblos bárbaros sojuzgados por ellos durante siglos o por la
falta o escasez de recursos de agua y suelo como ha sido supuesto (Matos, 2009) dado que Teotihuacán floreció
gracias a la presencia de manantiales (testimoniados en sus murales) que, canalizados se llevaban a sus zonas de
cultivo que les permitieron la abundancia de la producción agrícola.

Regresando a los tiempos actuales, hay suficientes evidencias de que el buen uso de los recursos naturales en los
que se sustenta el sector primario de la economía, ha permitido el crecimiento, desarrollo y poderío económico de
algunas regiones en el mundo moderno como sucede en algunos estados de la unión americana que al oeste de
los EUA presentan regiones muy áridas pero que mediante prácticas de irrigación y conservación de suelos, han
hecho altamente productivos a los suelos de Texas, Arizona o California. Otro buen ejemplo, relacionado con el uso
eficiente del agua a través de técnicas y métodos de riego por goteo, es la nación de Israel que tiene regiones con
clima mediterráneo al norte y desértico al sur que producen altos rendimientos de trigo, algodón, aceite de oliva y
diversos cítricos a pesar de la baja fertilidad de sus suelos (Cruz, 2006).

El manejo integral de la cuenca hidrológica sustentado en el manejo científico y técnico de los suelos y del
agua, que son recursos finitos, es fundamental para alcanzar una alta productividad en ecosistema naturales y
en agroecosistemas aunque se disponga de recursos forestales, pecuarios o agrícolas abundantes sin embargo
en los ecosistemas degradados, con pérdida de biodiversidad, siniestros frecuentes, erosión de suelos, etc., a
medida que los recursos naturales sean escasos las sociedades y el estado que regula su dinámica, se obligan a
implementar sistemas de producción que tiendan a evadir o atenuar los factores ambientales causantes de estrés
y que son limitantes hídricas o edáficas, que permitan obtener mayor provecho y rendimiento de los recursos
disponibles (Cuadro 2.1).

22
Visión integral de las cuencas hidrográficas en la
dinámica de los ecosistemas ribereños

Cuadro 2.1 Técnicas correctivas utilizadas ante factores edáficos limitantes.

Característica edáfica limitante Problema generado Sistema correctivo


Suelos con pronunciada Erosión de suelo y deslave de Reforestación, cultivo mínimo, en
pendiente, además desmontados material mineral y orgánico, pérdida terrazas, en fajas o en contorno, etc.
para actividades pecuarias o de capas fértiles, formación de
agrícolas. cárcavas, sedimentación de presas,
etc.
Suelos delgados (jóvenes o Limitada penetración radical y baja Nivelación, subsoleo, adiciones de
degradados) disponibilidad de nutrimentos y M. O., compostas o abonos junto con
agua. el cultivo de plantas con desarrollo
radical no profundo.
Acidez o alcalinidad de suelos Toxicidad, desbalance nutricional Adiciones de cal o yeso, selección
o inmovilización de algunos de plantas apropiadas tolerantes o
nutrimentos que generan evasivas a la causa de estrés
deficiencias nutricionales
Exceso de sales en la solución Pérdida en la planta de la eficiencia Lavado del suelo, aplicación de
del suelo en el uso del agua, desbalance mejoradores inorgánicos como el
nutrimental azufre u orgánicos como los ácidos
húmicos

Las propiedades o características de los suelos, los problemas de estrés ambiental generados por dichas
propiedades y los mecanismos de solución propuestos ante los problemas edáficos señalados, son solo ejemplos
relacionados con el suelo y sus relaciones con la vegetación pero, además de éstos; son múltiples los ejemplos
en los que la sociedad humana, ha propiciado cambios en la naturaleza para obtener el “mayor” provecho de los
recursos que ella brinda. Por ejemplo, la sustitución de bosques y selvas por plantaciones forestales con especies
exóticas que provocan pérdidas de la biodiversidad, erosión del suelo, afectaciones a los sistemas fluviales, etc.
Otros ejemplos son la creación de presas de retención o almacenamiento de agua para generar energía eléctrica
o el de la utilización de los recursos hídricos para la industria, agricultura, ganadería o para infraestructura urbana
en detrimento de los ecosistemas naturales y del capital natural que poseen, el cual también es desperdiciado por
actividades extractivas como la minería subterránea y principalmente la que se efectúa a cielo abierto.

Cualquiera que sea la razón, el hombre se ha visto en la necesidad de modificar, en ocasiones drásticamente,
el paisaje acondicionando sitios para captar y almacenar agua (embalses), lo cual no siempre ha logrado con
éxito adjudicándose un doble revés, pues por un lado, pierde los recursos que se tenían antes de la modificación
y por otro lado, no se cubren las expectativas de lo planeado porque además de provocar la fragmentación de
los sistemas ribereños a los que le quitan su conectividad como corredor biológico y se aíslan a las comunidades
bióticas de las cuencas alta y baja, también se provocan cambios en los patrones de flujos hídricos y de carga
sedimentaria que se manifiestan en desastres “naturales” como los desbordamientos de ríos que inundan pueblos
y ciudades. El término “naturales” no es necesariamente justo porque atribuye a la naturaleza lo que es provocado
directa o indirectamente por las actividades antropocéntricas tendientes al desarrollo y crecimiento económico que,
a costa de la degradación de los ecosistemas naturales, tiende a aumentar la productividad del sector primario de
la economía.

Polanco (2014) señala que “el sector primario es la base para que el sector industrial se fortalezca y expanda” y así
éste último se convierta en “el nuevo motor del crecimiento económico” y así, en ciclos sucesivos que sostengan este

23
Ecosistemas ribereños de montaña

esquema, habrá de invertirse gradualmente este modelo hasta que en un futuro, no muy lejano, el sector industrial
(en cierta etapa de su desarrollo) junto a otros sectores de la economía (servicios, turismo, etc.) aporten, a través
de subsidios y otros incentivos fiscales, al sector primario los recursos necesarios para que continué contribuyendo
al crecimiento económico con los excedentes generados pero en el marco de un desarrollo sustentable que no
provoque mayor deterioro al medio físico y biológico poseedor del capital y patrimonios naturales de la nación con
lo cual se podrá evitar el estancamiento económico del país.

Actualmente en el país este esquema o modelo de crecimiento, obviamente no ha ocurrido y, además de un


estancamiento económico, tenemos lamentablemente una fuerte crisis de degradación ambiental que podrá ser
atenuada o revertida solo si se adoptan y ejecutan otros modelos económicos acordes al capital natural que
ofrecen los recursos naturales en el marco del manejo integrado de cuencas.

Aunque la oferta de los bienes y servicios ambientales que brindan los ecosistemas naturales y agroecosistemas,
más que aumentar va a la baja, la demanda de recursos naturales en cualquier modelo económico, se incrementa
con el crecimiento casi exponencial de la población (Cuadro 2.2).

Cuadro 2.2 Estimaciones de la población mundial.


Región Población (millones) Incremento
1990 2000 2025 1990-2025
Economías de ingresos bajos y medios. %
África (sur del Sahara) 495 668 1229 148
Asia oriental y pacífico 1557 1818 2276 44
Asia del sur 1418 1377 1896 65
Europa 200 217 252 26
Medio oriente y norte de África 256 341 615 140
América Latina y Caribe 433 515 699 61
Subtotal 4146 4981 7032 70

Otras economías1) 321 345 355 11


Economías de altos ingresos 816 859 915 12
Mundo 5282 6185 8303 57
1) URSS, Cuba, República Popular Democrática de Corea, de las que no se cuenta información confiable. Tomado de Aguilar 1995.

Las tendencias en el crecimiento poblacional son mayores en países de bajos ingresos y con fuertes problemas
económicos derivados de la globalización que se ha vivido desde finales del siglo XX y que tienden a acentuarse
en el inicio del nuevo siglo lo cual implica un reto, de mayor riesgo, para estas regiones.

En un contexto complementario al mencionado, las prácticas agrícolas, ganaderas, silvícolas y también de los
sistemas de producción mixtos (agrosilvicultura, sistema agrosilvopastoral, por ejemplo) en las que se asocia la
vegetación el suelo y el agua, están en continua evolución en paralelo a la sociedad que sustenta, así a partir
de la revolución industrial en países desarrollados se sustituyó la tracción animal en las prácticas agrícolas por
tracción mecánica y la aplicación de abonos naturales por mejoradores químicos, propiciando así, también una

24
Visión integral de las cuencas hidrográficas en la
dinámica de los ecosistemas ribereños

revolución agrícola que generó aumentos de la producción de alimento en más de 60 % de las décadas de los
40’s -50´s cuya tendencia continuó en los 80’s -90´s y que a pesar de las previsiones sobre el deterioro ambiental,
se sostuvo el uso indiscriminado de agroquímicos y prácticas mecánicas agresivas al suelo y a los ecosistemas
que sustenta.

Más recientemente en la agricultura orgánica, el uso de compostas, vermicompostas, biofertilizantes y abonos


verdes junto a la aplicación de la genética animal y vegetal ha contribuido al aumento en rendimientos de cultivo
y atenuado el deterioro ambiental, pero sin ser aún una solución definitiva por la alta demanda de alimentos y el
crecimiento poblacional que obliga todavía a utilizar más adelantadas, prácticas mecánicas y nuevos avances de la
química aplicados a la agricultura, ganadería y silvicultura que entran en conflicto con la conservación del ambiente
restando viabilidad a la sustentabilidad la cual se refiere a la capacidad de un agroecosistema para mantener la
productividad a través del tiempo, así como también para enfrentar los limitantes ecológicos y perturbaciones y
además las presiones complejas del contexto socioeconómico (Aguilar, 1995).

El uso, manejo, administración, legislación y conservación de los recursos naturales en el marco geográfico de una
cuenca hidrográfica que deben integrarse en un Plan de Manejo de Cuenca que esté sustentado en el conocimiento
de bioindicadores e indicadores físicos y químicos de las calidades del agua, del suelo y del sitio en general,
acarrea grandes beneficios ecológicos, sociales y económicos en el corto, mediano y largo plazo. ¿Para quiénes
son estos beneficios?, La garantía de los bienes y servicios ambientales que los ecosistemas de la cuenca proveen
para la sociedad requiere de una participación comunitaria responsable y dinámica de ésta para participar junto al
sector gubernamental en el diseño, elaboración y ejecución del Plan de Manejo. Este debe describir, además de
una justificación sólida que precise la gestión ambiental sustentable, objetivos, actividades y metas a alcanzar en
plazos bien definidos, respecto a la gestión sustentable. Debe incluir el reconocimiento de los riesgos naturales
y provocados por actividades antrópicas. Habrá de realizar los inventarios de los recursos bióticos, geológicos,
hídricos, edáficos etc. con los que se cuenta en la cuenca. También debe establecer las tazas de utilización y
capacidades de carga de dichos recursos de acuerdo a la población y su tasa de crecimiento. Deben definirse
también las zonas de conservación y las de intervención en el que pueden actuar responsablemente los distintos
sectores productivos. Debe puntualizar la problemática específica generada por actividades no programadas
o ilegales y debe definirse claramente la fuente y requerimientos de financiamiento para todas las actividades
programadas y emergentes en el Plan de Manejo de la Cuenca.

¿Es factible, utópico o distópico el diseño, ejecución y seguimiento científico - técnico de un Plan de Manejo
de una cuenca Hidrográfica? ¿Es factible también que en los sectores involucrados exista un cumplimiento de
responsabilidades establecidas en el marco legal y gobernanza de los diversos recursos naturales?

Los autores consideramos factible a la luz del conocimiento científico, el respeto por la naturaleza y la filantropía
hacer los diseños, ejecución y seguimiento científico - técnico de un Plan de Manejo de una cuenca Hidrográfica.

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28
Capítulo III
Control geomorfológico en
el drenaje superficial de
laderas y ríos de montaña
Alma Bella López López
Ecosistemas ribereños de montaña

INTRODUCCIÓN

L
os ríos de montaña han sido definidos por Sánchez y López (2005) como una red de canales dentro de
grandes extensiones que abarcan diferentes condiciones físicas y biológicas, así como la historia de uso del
suelo.

Las actividades humanas alteran la geometría del canal, dinámica del agua, movimiento de sedimentos,
contaminantes en la corriente de agua y la composición de las comunidades acuáticas. Las afectaciones por
actividad humana en regiones montañosas se dividen en cinco categorías: 1) regulación del caudal, 2) integridad
biótica, 3) contaminación del agua, 4) alteración del canal y 5) uso de suelo. Por lo que el estudio y manejo de los
ríos de montaña deben ser gestionados aguas arriba con aguas abajo, ladera/canal, tanto las conexiones, como
los procesos físicos, químicos y biológicos que ocurren en ellos (Wohl, 2006) (figura 3.1).

Figura 3.1 Estructura y función de la ribera (Naiman et al., 2005).

El río integra las características ecológicas de la cuenca que drena. Por lo tanto, la composición del agua está
en función de la naturaleza de las rocas, de la evolución de los suelos y de la vegetación terrestre, y refleja los
fenómenos fisicoquímicos y biológicos que ocurren en la cuenca junto con las consecuencias de la actividad
humana.

La importancia y complejidad de los sistemas lóticos montañosos es conocida (Meleason y Quinn, 2004), los bosques
de coníferas interceptan aproximadamente 85% de la luz solar y reducen la energía solar que alcanza la superficie
de los ríos, regulando así la temperatura (Nakamura y Yamada, 2005). Son zonas filtro y de amortiguamiento de

30
Control geomorfológico en el drenaje superficial de
laderas y ríos de montaña

contaminantes, reducen la influencia de nutrientes agrícolas y químicos en corrientes de agua superficial hasta
44% (Mander et al., 1997; Anbumozhi et al., 2005). Se consideran tanto ecotonos entre las zonas terrestre y
acuática como corredores entre regiones. La significancia de un ecotono es que todo el material transferido entre
el ecosistema es regulado según los límites.

Los ecosistemas ribereños de montaña son eco-regiones florística y estructuralmente más diversas,
se encuentran entre los sistemas ecológicos más complejos de la biosfera que comprende procesos
biológicos, geológicos, químicos e hidrológicos en el flujo continuo y bidireccional entre el agua, suelo,
vegetación y relieve (Nainam et al., 2005).

A nivel internacional la UNESCO (1990) estableció el proyecto “el rol de los ecotonos suelo/subsuelo para el
manejo y restauración”, se delinea el efecto “buffer” esencial de los ambientes ribereños. Las Naciones Unidas
(2002) identificaron a las montañas en el programa “torres de agua del mundo” y se suman a otros esfuerzos como
la Iniciativa para la Investigación en Montañas (MRI).

En México la diversidad orográfica, ha favorecido la existencia de estos ecosistemas; identificándose alrededor de


172 grandes ríos perennes que transportan en promedio 375 billones de m3 de agua anualmente. Sin embargo,
no se conoce la superficie que ocupan, ni el significado económico ni ecológico para el país, a pesar de ser zonas
federales y estar consideradas como zonas de reserva permanentes en la Ley Federal de Aguas. Por lo anterior
este capítulo discute los elementos del relieve que influyen y controlan las corrientes de agua.

Amplitud de los ambientes ribereños


En las investigaciones no existe consenso sobre la amplitud de influencia funcional de los ambientes ribereños;
ésta se modifica según el proceso que regule (Cuadro 3.1), la vegetación y la pendiente (ecuación 1 y 2). La
amplitud óptima de 52 m es útil cuando se evalúa la retención de sedimentos (Sparovek et al., 2003), 25 m para
la regeneración del arbolado (Sarr et al., 2011), en árboles de hoja ancha 30 m, coníferas 50 m y puede ser muy
variable según la pendiente (Nakamura y Yamada 2005).

Cuadro 3.1 Amplitud mínima funcional recomendada para ambientes ribereños (Lazdinis y Angelstam, 2005).

Función de ecotonos ribereños Amplitud mínima recomendada (m)

Ambiente terrestre
Hábitat de aves 20-200
Migración de flora y fauna 25
Vegetación ribereña 10-30
Ambientes acuáticos
Hábitat adecuado para peces, anfibios y reptiles 10>45
Regulación de lixiviación de nutrimentos 10-50

31
Ecosistemas ribereños de montaña

La litología, clima, vegetación, suelo y geomorfología son factores que controlan el flujo de escombros,
sólidos disueltos y drenaje de la cuenca. Sin embargo no todos los factores han recibido el mismo
interés, poco se han considerado los aspectos geomorfológicos (Lecomte et al., 2009). La mayoría de
las investigaciones se realiza a cortas distancias del margen del río, sin tomar en cuenta los patrones
de drenaje del paisaje ni la vinculación del río con las laderas adyacentes. Tales características deben
considerarse en actividades de manejo y conservación.

ELEMENTOS GEOMORFOLÓGICOS Y DE CONTROL HÍDRICO


Modelos Geomorfológicos
Los modelos geomorfológicos integran los procesos formadores (endógenos) y modeladores (exógenos) del
relieve. Este capítulo hace énfasis en el relieve exogéno: que analiza las formas erosivas y acumulativas. .Los
elementos de ladera son separados por las inflexiones en la pendiente, también se correlacionan con los cambios
en los procesos superficiales y pedogenéticos.

En la figura 3.2, se ilustran tres modelos que muestran varios elementos de una ladera. En términos simples una
ladera puede tener un componente erosivo (cerca de la cumbre), otro de transporte y uno más de depósito (base
de la ladera).

Figura 3.2 Elementos de ladera, basado sobre diferentes modelos a) Ruhe,


b) Wood y Ruhe y c) Milne (Schaetzl y Anderson, 2005).

32
Control geomorfológico en el drenaje superficial de
laderas y ríos de montaña

En el modelo de Ruhe más común actualmente utilizado se describen cinco elementos de una catena incisos a y
b de la figura 3.2:

1. Cresta o cumbre (summit), posición generalmente estable, con un mínimo de erosión o acreción.
2. Hombro de ladera (shoulder), en este sitio la escorrentía y erosión son máximas, la superficie es inestable
y los movimientos en masa son comunes; gran parte de ésta inestabilidad es iniciada por flujos laterales de
agua en la sub-superficie.
3. Lomo de ladera (backslope), es el sito de transporte, se ubica entre una zona dominada por la erosión y otra de
acumulación. El agua y escombros se mueven sobre y a través de las dorsales, los flujos de agua dependen
de la curvatura de la ladera. Los movimientos de solifluxión y reptación son característicos de esta zona.
4. Pie de ladera (footslope), la mayoría de las formas del relieve son cóncavas, posición que recibe sedimentos
y agua, el material es acarreado en suspensión y solución a través del flujo superficial y sub-superficial.
5. Fondo de valle (toeslope), es la extensión del pie de ladera, es una zona de depósito aluvial, es un sitio de
construcción, a partir de sedimento que proviene de ladera arriba pero también de los ríos que inundan y
depositan sedimento en la llanura de inundación.

El modelo geomorfológico de Dalrimple es una extensión del modelo de Ruhe, tiene aplicación en la mayoría
de los paisajes, enfatiza en los procesos de ladera: reptación, solifluxión, movimientos en masa, etc. El modelo
de nueve unidades reconoce muchos procesos que operan no solo en dimensión vertical sino también paralela
a la inclinación. Éste modelo destaca que la catena puede estar compuesta por máximo nueve superficies
interrelacionadas; cada unidad se ve afectada por interacciones entre el agua y procesos basados en la gravedad
(figura 3.3).

Superficie geomorfológica
La superficie geomorfológica está formada por uno o más procesos superficiales, que pueden ser erosivos o
constructivos o la combinación de ambos. El material cambia dentro de la superficie o es uniforme, además ésta
puede ser plana o inclinada y presenta exposición sur o norte. Las superficies constructivas se forman por depósitos
eólicos, fluviales, entre otros, del mismo modo, la erosión a gran escala puede crear una nueva superficie, la edad
de las superficies geomorfológicas cambia a menudo (figura 3.4).

Transporte y movimiento de agua y material


Cuando el transporte es principalmente provocado por procesos de gravedad se refiere a él como coluvión, cuando
el flujo es superficial el término es slopewash (lavado de ladera).

En las cumbres, el agua tiende a infiltrarse o correr lentamente, en el hombro de ladera la pendiente es más
pronunciada y con ello crece el potencial de escorrentía y es comúnmente erosionado, poseen los perfiles más
delgados de suelo y son las áreas con más afloramientos rocosos. El sedimento más fino es más fácilmente
erosionado mientras que los materiales más gruesos por lo regular se quedan en el hombro. A mitad del hombro
de ladera se realiza el transporte, pendiente más abajo se ralentiza el flujo de escombros y la deposición de
sedimentos predomina. La acumulación ocurre en el pie de ladera, la base de la pendiente es también propensa
a recibir entradas de sedimento provenientes fuera del sistema, como el desbordamiento de arroyos. Durante el
transporte, el “flujo” del material a la largo de la ladera es más o menos ordenado. El escurrimiento se produce
cuando las entradas de la precipitación superan la infiltración del suelo (figura 3.5), la calidad de la pendiente y
la curvatura afectan la velocidad a la que el agua escurre y su dirección. La escorrentía a menudo es la fuerza
impulsora del flujo de escombros.

33
Ecosistemas ribereños de montaña

Figura 3.3 Modelo de Conacher y Dalrymple. Procesos pedo-geomorfológicos


predominantes y/o distinguibles de ladera (Schaetzl y Anderson, 2005).

34
Control geomorfológico en el drenaje superficial de
laderas y ríos de montaña

Figura 3.4 Esquema ideal para mostrar los flujos directos e indirectos, y su relación con los suelos
de la catena. Se enfatizan los flujos conducidos por agua (Schaetzl, R., & Anderson, S. 2005).

Figura 3.5 Escenarios de flujo de humedad a lo largo de una catena de suelos:


a) precipitación<infiltración. Desarrollo de pequeñas escorrentías y lixiviación de suelos similar
a lo largo de la catena. b) Precipitación>infiltración Schaetzl, R. & Anderson, S. (2005).

La figura 3.6 también muestra que el desarrollo de escorrentía en segmentos de pendiente pronunciada son la
causa de que los suelos sean más secos, delgados y erodables que en la base de la ladera donde la alta lixiviación
de suelos es a menudo inhibida por un alto nivel freático.

35
Ecosistemas ribereños de montaña

Figura 3.6 Las nueve formas geométricas básicas de ladera,


las líneas ilustran el movimiento del agua y escombros
(Marston, R., 2010).

CONTROL HÍDRICO DE LADERAS


El control hídrico de laderas está determinado por el clima, vegetación y suelo, quienes controlan las circunstancias
hidrológicas de un área mediante la determinación de la magnitud y momento de entradas de precipitación y
pérdidas por evapotranspiración.

En un ecosistema forestal las precipitaciones son modificadas por las características de la cubierta vegetal; ya que
se altera la intensidad, cantidad y distribución de éstas, antes de alcanzar el suelo del bosque. Este proceso se
conoce con el nombre de redistribución de precipitaciones; las cuales son piezas fundamentales del ciclo hídrico,
ya que permiten la purificación, circulación espontánea y continua del agua (San José y Montes, 1992; Llorens y
Domingo, 2007).

En el ciclo hidrológico de un bosque se presentan varias fases (Figura 3.7 y cuadro 3.2): precipitación de masa,
precipitación incidente o total (claro del bosque), intercepción que puede ser evaporada, absorbida o filtrada (flujo
de la copa, throughfall o precipitación penetrante), escurrimiento fustal (flujo del tallo o stemflow), precipitación
directa e infiltración (flujo bajo la hojarasca).

Cuadro 3.2 Términos aplicados en la hidrología forestal.


Término Definición / descripción
Escorrentía Agua que impacta la superficie del suelo, escurre ladera abajo.

Escurrimiento fustal Corresponde al agua que fluye por los troncos y que alcanza el suelo en forma directa. Esta llega al
suelo en la base de los árboles, el agua es vertida como un embudo a la raíz del árbol donde puede
filtrarse de forma preferencial. Representa hasta el 22% de la precipitación total que incide en un
área boscosa, pero su producción tiene influencia significativa en la generación de escorrentía,
humedad del suelo y solución química del suelo (Llorens y Domingo, 2007; Xiao-Yan et al., 2009).
Los valores de este escurrimiento generalmente son menores al 5% de la precipitación anual pero
pueden llegar a representar incluso el 22%. El flujo del tronco puede variar de 0.07-22% de la
lluvia incidente bajo un amplio rango de precipitación, 0.4-1.1% en bosques deciduos (San José
y Montes, 1991), del 1-13% en coníferas y del 1-8% en bosques de hoja ancha (Hubber e Irouné,
2001), el valor medio máximo para regiones templadas es aproximadamente del 11.3% (Xiao-Yan
et al., 2009).

36
Control geomorfológico en el drenaje superficial de
laderas y ríos de montaña

Cuadro 3.2 Términos aplicados en la hidrología forestal (continuación).


Término Definición / descripción
Flujo bajo la hojarasca Antes de que el flujo del agua de lluvia llegue a la capa superficial del suelo debe penetrar la
hojarasca, la escorrentía cortical se infiltra por la interface mantillo-raíz-suelo hasta estratos más
profundos.
Infiltración Agua que penetra al suelo mineral y es capaz de participar dentro de los procesos de pedogénesis.

Intercepción del dosel Es la parte del volumen precipitado que queda atrapado en las hojas y ramas de la cobertura
vegetal. La lluvia al ser interceptada por la vegetación puede seguir las siguientes vías (Figura
7): almacenarse en la copa y parte de ella ser absorbida, evaporarse (pérdidas por intercepción)
siendo devuelta a la atmósfera o circular por las ramas hasta la base del tallo (escorrentía cortical)
o gotear desde la copa (flujo bajo la copa). Se han registrado valores de intercepción por especie
arbórea entre 15 y 60% de la precipitación (Farías et al., 2007), en bosques deciduos el flujo bajo
la copa representó del 74.1-81.1% de la precipitación incidente (Dietz et al., 2006), otros estudios
muestras en diferentes bosques que la precipitación penetrante representó del 55-85% (Hubber e
Iroumé, 2001).
Precipitación de masa. Es la precipitación incidente (depósito húmedo) y la precipitación seca (depósito seco).

Precipitación Es el total de agua de lluvia que llega hasta los bosques, y que a su paso no ha sido interceptada;
incidente o total. es decir, ha caído libremente desde la nube hasta el suelo (Cárcamo, 2006).
Precipitación directa Se define como el agua que llega al suelo a través de las aperturas en el dosel, la lluvia atraviesa
la copa sin entrar en contacto con ella translocación libre, y junto con el goteo de las hojas y ramas
constituye la translocación o precipitación directa.

Figura 3.7 Componentes del ciclo hidrológico en un ecosistema forestal,


y redistribución del agua de lluvia (Adaptado de Cárcamo, 2006).

37
Ecosistemas ribereños de montaña

La vegetación es otro elemento fundamental en los movimientos de ladera y de interés los vínculos entre la
vegetación y geomorfología (fitogeomorfología o geobotánica). Las funciones geomorfológicas clave de la
vegetación en los entornos de las tierras altas se resumen en la cuadro 3.3 y figura 3.8 se relacionan la producción
anual de sedimentos a la precipitación efectiva en diferentes tipos de vegetación.

Cuadro 3.3 Influencia de la vegetación sobre la estabilidad de la ladera.


Influencia sobre los tipos
___de deslizamientos ___
Mecanismos Superficial/
Profundo
Rápida
Deep-seated
Shallow, rapid
Hidrológicos
1. Interceptación de la lluvia por la vegetación, promueve la evaporación y B B
reduce el agua disponible para la infiltración.
2. Las raíces extraen agua del suelo para fines fisiológicos (transpiración),
B B
por lo que reduce los niveles de humedad del suelo.
3. Las raíces, los tallos y materia orgánica incrementan la rugosidad de la
MA MA
superficie del suelo y la capacidad de infiltración.
4. Disminución de la humedad del suelo podría causar grietas de desecación
e infiltración preferencial. MA MA

Mecánicos
B MB
5. Las raíces del bosque dan estabilidad al sustrato
6. Las raíces fuertes fortalecen los planos de debilidad a lo largo de los
B B
flancos de derrumbes potenciales.
7. Las raíces proporcionan un refuerzo al suelo, aumentan su resistencia a
B B
la cizalladura del suelo.
8. Las raíces del bosque la vegetación favorecen la estabilidad del suelo,
B MB
dan apoyo a las pendientes ascendentes a través de contrafuertes y arcos.
9. El peso de los arboles aumenta los componentes normales y de descenso
MA/MB MA/MB
de ladera abajo.
10. El viento transmite fuerzas dinámicas al suelo a través del tronco del
A MA
árbol.
A= mecanismo adverso para la estabilidad; MA= mecanismos marginalmente adversos; MB= mecanismos marginalmente beneficiosos
a la estabilidad; B= Mecanismos benéficos.

La respuesta de las laderas a la perturbación puede variar dramáticamente de ladera a ladera dentro del mismo
valle. Estos disturbios crean oportunidades para la recolonización de especies, fomentan una mayor diversidad y
permiten la heterogeneidad del paisaje.

Una respuesta a la erosión de las laderas se puede conceptualizar en la figura 3.9. En el caso A, la ladera se ajusta
a un nuevo equilibrio dinámico, en el caso B, la ladera es resistente y no responde al disturbio. En el caso C, la
ladera sufre una primera respuesta a la perturbación seguido de un período de recuperación. El umbral y tiempo
de respuesta (= tiempo de reacción + tiempo de relajación) comprende los vínculos: geomorfología-vegetación-
ladera-valle en una escala de cuenca.

38
Control geomorfológico en el drenaje superficial de
laderas y ríos de montaña

Figura 3.8 Producción de sedimentos en distintos


tipos de vegetación (Marston, 2010).

Figura 3.9 Respuestas potenciales de erosión


después de un disturbio a la vegetación. Marston, 2010).

39
Ecosistemas ribereños de montaña

En la figura 9, las laderas susceptibles experimentarán un período de inestabilidad en respuesta a la perturbación


de la vegetación hasta alcanzar un nuevo estado de equilibrio (A). Los sistemas resilientes pueden mostrar
poca respuesta a la perturbación, (B) o pueden experimentar un período de inestabilidad antes de recuperar
su estado de equilibrio (C). En una zona húmeda, donde la precipitación excede a la evapotranspiración, como
resultado se obtiene un exceso neto de agua interno disponible para el drenaje, resultando en láminas de agua
subsuperficiales que imitan la superficie de la topografía hasta las zonas de descarga como ríos u otros cuerpos
de agua (figura 3.10).

Figura 3.10 Representación del flujo neto subsuperficial (líneas de agua


equipotenciales en ambientes: a) húmedos, b) semihúmedos y
c) semiáridos (Schoeneberger y Wysocki, 2005).

40
Control geomorfológico en el drenaje superficial de
laderas y ríos de montaña

En laderas de climas húmedos, el drenaje de suelo ocurre sobre altas elevaciones, otro caso, como los interfluvios,
las elevaciones altas puede tener pobre drenaje y mejorar cerca de los márgenes. Lo opuesto, en un clima semiárido
las entradas son menores a las salidas, lo que resulta en un déficit neto de agua interna, en este entorno el agua
subterránea es vagamente una inversión de la topografía de la superficie. Este sistema responde al movimiento de
agua subterránea a través del paisaje a distancia de los cuerpos de agua (figura 3.11).

Cuadro 3.4 Descripción de las clases naturales de drenaje.


Profundidad de Características
Clase de drenaje Características la lámina de agua reducto-
(cm) mórficas
El agua es removida rápidamente del suelo, el >100 Ninguna
Drenaje excesivo suelo es de textura gruesa o pedregosa.

Similar a un drenaje excesivo, pero el nivel freático >100 Ninguna


Drenaje
puede no ser profundo y la textura del suelo es
moderadamente
ligeramente más fina.
excesivo

El agua es removida del suelo pero no de forma 100 Motas en


rápida. El agua está disponible para las plantas horizontes C y
en la temporada de crecimiento en regiones BC
Bien drenado
húmedas. La humedad no inhibe el crecimiento de
las raíces.

El agua se elimina despacio. El suelo está 75-100 Horizontes B y C


Moderadamente saturado por un corto plazo, comúnmente tienen moteados.
drenado una capa poco permeable.

El suelo está saturado por períodos significativos. 30-75 Horizontes B


La humedad restringe el crecimiento de especies moteados en la
mesofílicas. Comúnmente los suelos tienen una parte superior
Medianamente
capa semipermeable, alto nivel freático, agua y en la parte
drenado
adicional debido a la infiltración y precipitación casi baja junto con el
continua. horizonte C.

Se elimina agua muy lentamente que el suelo está <30 Motas a través
saturado a poco profundidad. La capa freática es del perfil,
Pobremente
poco profunda y precipitación continúa. gleysoles en
drenado
los horizontes
inferiores.
Igual que los suelos mal drenados, pero por lo En la superficie Todo el perfil
Muy pobremente regular tienen agua estancada, y los horizontes O o <15 presenta motas
drenado. gruesos son típicos. y puede estar
gleyzado.

41
Ecosistemas ribereños de montaña

Figura 3.11 Drenaje generalizado en ambientes húmedos,


según la posición del relieve. a) Laderas altas, b) ladera baja
(ej. Llanura o terraza) (Schoeneberger y Wysocki, 2005).

ESTUDIO DE CASO TIPO. BARRANCA ALCALICA EN EL PARQUE


NACIONAL IZTA-POPO
Todo lo expuesto anteriormente muestra la fuerte influencia del relieve la pendiente, la forma, curvatura y rugosidad
de la ladera, exposición sobre el drenaje de laderas y ríos de montaña. En este caso se presenta el caso de una
barranca tipo, denominada por los lugareños como Alcalica, en el Parque Nacional Izta-Popo, donde se presentan
elementos climáticos, pedológicos y de vegetación particulares, relacionados tanto con la orientación como con
la morfología del lugar. Estas características de suelo, vegetación y relieve influyen a su vez en los procesos que
regulan el flujo hídrico de las laderas hacia el cauce.

En el relieve dominan formas de paisaje volcánico, también actúan procesos erosivos y acumulativos que son
controlados por la litología, vegetación, pendiente y condiciones climáticas locales. Aunque la erosión fluvial y

42
Control geomorfológico en el drenaje superficial de
laderas y ríos de montaña

glacial han transformado significativamente las laderas de los estratovolcanes, en especial las del Iztaccíhuatl
(White, 1962; Vázquez-Selem, 2011).

Diseño fluvial
Gran parte de los escurrimientos fungen como fronteras entre formas de relieve, por lo que se denominan de
contacto geomorfológico. El diseño fluvial en la zona se puede generalizar como radial centrífugo consecuencia
de la estructura geológica (Franco, 2005). La parte acumulativo fluvial se presenta en zonas de transición entre
el relieve de montaña y las planicies. El origen de los abanicos aluviales fue a edad temprana, por actividad
volcánica explosiva, que junto con la acción glaciar aportaron grandes volúmenes de detritus en el fondo de las
cañadas.

Se localizan superficies cóncavas, generalmente en la cabecera de los escurrimientos y funcionan como una zona
de captura de agua pluvial, formando circos de erosión (activos o pasivos). Su desarrollo depende del tipo de
roca, inclinación, altitud y orientación (retención de humedad-insolación). Otra forma dominante son los barrancos
(relieve erosivo fluvial): donde son comunes las corrientes estacionales o permanentes que deben su presencia a
los flujos de agua encausados.

Clasificación de la cuenca de Alcalica


Alcalica es una corriente de agua superficial perenne que corre de este a oeste en el occidente del Parque Nacional
Izta-Popo y aunque solo representa 0.2% de la cuenca del Valle de México, esta microcuenca geo-morfológicamente
es representativa de las barrancas del occidente del parque Izta-Popo (figura 3.12).

Figura 3.12 Delimitación de la cuenca de Alcalica (Elaborado en ArcMap 9.3).

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Ecosistemas ribereños de montaña

Alcalica se origina en la parte suroeste del Iztaccíhuatl a 4650 m, recibe aporte del deshielo de los glaciares y
campos de nieve estacionales del volcán, de tributarios más pequeños y en temporada de lluvias, de las laderas
adyacentes. La parte baja de Alcalica está alrededor de 2600 m; en su recorrido continúa al NW y confluye en el
arroyo Panoaya con otras corrientes que descienden de los volcanes, después pasa por San Mateo y Tenango
del Aire, donde cambia su rumbo al norte para finalmente comunicarse a la red de canales de la zona de Mixquic.

La forma y tamaño de la Cuenca Alcalica indican que ésta es pequeña y oval alargada, la relación de
elongación (Re) está asociada al relieve e indica que la formación de avenidas y concentración de agua son
poco frecuentes.

Cuadro 3.5 Características de la cuenca de Alcalica


Clasificación por su uso: Forestal–urbana
Función Ambiental: Regula la recarga hídrica y los ciclos biogeoquímicos.

Función Ecológica: Provee rutas para las interacciones del agua.


Función Hidrológica: Captación de agua de las diferentes fuentes de precipitación.
Almacenamiento del agua en sus diferentes formas y tiempos de duración.
Descarga del agua como escurrimiento.
Función Socioeconómica: Provee de un espacio para el desarrollo social y cultural de la sociedad,
además de proveer del líquido para riego agrícola, granjas porcinas, ganado
y hogares en la parte baja.
Clima: Cb’(w2): Semifrío, subhúmedo con verano fresco largo, temperatura media
anual entre 5°C y 12°C , temperatura del mes más frío entre -3°C y 18°C,
temperatura del mes más caliente bajo 22°C (CONABIO, 2000).
Cuenca semi-fría subhúmeda (INEGI, 2000).

Relieve: Sierra volcánica con estrato volcanes, en las partes bajas llanura aluvial con
lomerío.
Moderadamente inclinado.
Tamaño: 23.21 km2, Cuenca Pequeña.
Evacuación: Exorreica.
Perímetro: 26.01 km
Área: 18.52 km2
Longitud Máxima: 12.00 km
Ancho: 1.54 km
Coeficiente de Compacidad (Kc): Oval Oblonga.
1.70
Relación de Elongación (Re): Fuertemente asociado al relieve y alargado.
0.405
Factor de Forma (Kf): 0.129 Fuertemente asociada al relieve.
Desnivel altitudinal: 1,145 m

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Control geomorfológico en el drenaje superficial de
laderas y ríos de montaña

Figura 3.13 Curva hipsométrica de Alcalica.

Los datos que muestran la caracterización de Alcalica coincide con el factor de forma, donde la relación del área es
pequeña respecto a la longitud máxima, en consecuencia el desagüe en la cuenca es rápido y la relación entre la
precipitación y la crecida en las desembocaduras se retrasa; no obstante en esta última puede ser súbita (Cuadro
3.5). El diseño fluvial en la zona se puede generalizar como paralelo y subparalelo, debido a la disposición de los
piroclastos y coladas de lava que controlan la dirección del escurrimiento de los ríos.

La curva hipsométrica muestra que Alcalica es una cuenca Tipo B o cuenca de pie de montaña, estable y en fase
madura (figura 13, anexo I de éste capítulo). Por otra parte, el 50% del área de la cuenca tuvo una elevación media
de 3,534.98 m.

Entre los factores descriptores de una cuenca se tiene su pendiente. Ésta se define como el ángulo existente entre
el vector normal a la superficie del terreno en ese punto y la vertical. La pendiente (8.81 %) cercana a 10, representa
un tipo de relieve accidentado medio. Esta característica favorece a la escorrentía, dando como respuesta mayor
velocidad del agua en las corrientes y menor tiempo de concentración.

Cuadro 3.6 Altitud y pendiente de Alcalica.

Altitud media (Hm): 3,534.98 m


Altitud más frecuente: 3,050 m
Altitud mediana (H50): 2,950 m
Pendiente de la cuenca: 8.81 % (5.03°)

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Ecosistemas ribereños de montaña

Evaluación de la amplitud de influencia de los ambientes ribereños


Cerca de la corriente de agua, además de evaluar la Kf e hidrofobicidad (mediante el uso del infiltrómetro de doble
anillo y el método de gota respectivamente) del suelo, se barrenó una superficie equivalente a una hectárea (100 m
a lo largo del río y 50 m en cada costado) y se hizo la prueba de Al activo, color y textura de suelo en los diferentes
horizontes identificados.

Características de suelo adyacente al río (fondo de valle)


Con el muestreo del suelo a través de barrenaciones, se observó que en general dominaron las arenas (P<0.05).
En el fondo de valle de ladera solana (TSs) la textura fue más gruesa que el fondo de valle de ladera umbría
(TSu), al parecer la textura cambia ligeramente aguas abajo en ambas laderas pero no entre vertientes. En el
TSu las texturas fueron más finas como CRL y CL; en tanto que la profundidad del suelo es más alta (40.33 cm)
estadísticamente significativo. Mientras que el TSs la profundidad media fue de 26.33 cm y la textura más frecuente
fue franca (figuras 3.15).

Figura 3.14 Profundidad media del suelo en las vertientes derecha


e izquierda del río (aguas abajo; s: solana, u: umbría).

Figura 3.15 Media de la conductividad hidráulica (kf) del suelo adyacente al río.

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Control geomorfológico en el drenaje superficial de
laderas y ríos de montaña

Figura 3.16 Reacción al Alact y textura del suelo adyacente al río


(Margen derecho=ladera umbría, margen izquierdo=ladera solana).

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Ecosistemas ribereños de montaña

Suelo adyacente al río, ambientes ribereños (AR)


Predecir o señalar la amplitud de afectación a un río puede ser muy aventurado; ya que están involucradas una
gran cantidad de variables que fluctúan espacialmente, temporalmente y en escala (Nakamura y Yamada, 2005).

Los resultados no mostraron patrones entre vertientes; pero, un análisis más cuidadoso, reveló que la vertiente
izquierda (umbría) tuvo texturas más finas, menor porcentaje de pedregosidad en superficie y en el perfil, y son
significativamente más profundos. Para explicar estas diferencias entre los suelos de ambas vertientes, es útil
estudiar al ambiente ribereño como un sistema complejo, donde interaccionan variables de suelo, vegetación,
microclimáticas y geomorfológicas (Conacher, 2002; Lecome et al., 2009).

La ladera adyacente a la derecha del río (aguas abajo); recibe mayor radiación, el mantillo promueve la escorrentía
y favorece los incendios superficiales mientras que los ciclos de humedecimiento y secado de los suelos son más
cortos. Por lo tanto, los suelos de ribera son más susceptibles a movimientos de ladera y en consecuencia se
incrementa la pedregosidad, disminuye la profundidad del suelo y las texturas son más gruesas en el fondo de
valle.

También, este ambiente ribereño está influenciado por los procesos que ocurren cuenca arriba, como los eventos
de precipitación extrema. Los ríos rectos, como lo es el caso de Alcalica, son estables en planta y perfil, poseen
alta energía asociada a flujos potenciales de escombros provenientes de la parte alta de la cuenca (Meleason y
Quinn, 2004).

Para este caso de estudio, la actividad geomorfológica e historia evolutiva de las laderas; se cree tiene vital
importancia, y es precisamente por ello, que la profundidad de suelo, porcentaje de pedregosidad y textura varían
de un lado a otro del río.

Influencia geomorfológica y pedológica en el control hídrico de laderas


Pese a la fuerte pendiente de los sitios de hombro y lomo del valle de Alcalica, casi no se observaron indicios de
erosión actualmente. La vegetación ha amortiguado los efectos erosivos del clima (Wang et al., 2011), mediante
la formación del mantillo, estabilización de los agregados del suelo por la contribución de la materia orgánica
(formación de complejos humus-Al). Sin embargo, en ladera solana el mantillo enriquecido con los restos de pino y
la frecuencia de incendios superficiales podría favorecer la escorrentía y erosión (Neris et al., 2012), y la radiación
a las tasas de evaporación (Scott y Hawkins, 2005), modificando el balance hídrico de esta pendiente por lo que
el suelo que se desarrolla puede ser susceptible a procesos de erosión o movimientos de remoción en masa
(Schaetzl y Anderson, 2005).

En el fondo de valle la ruptura de pendiente en estos sitios, provoca concentración del flujo de agua y disminución
de la escorrentía superficial (Schoeneberger y Wysocki, 2005), la afirmación anterior es sustentada por los valores
de kf encontrados y por la disminución de la conductividad eléctrica, especialmente en ladera solana. Una mayor
evaporación, explica el contenido de sales en el hombro y lomo de la catena, estas sales son transportadas por
flujo superficial y subsuperficial y tienden a acumularse en los suelos del pie de ladera solana.

En general los suelos no están saturados de agua (porosidad, texturas franco-limosas, y arenosas, alta estructura
de suelo y alta capacidad de retención de agua por minerales de bajo orden estructural), se trata de suelos bien
drenados.

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Control geomorfológico en el drenaje superficial de
laderas y ríos de montaña

Cuadro 3.7 Procesos geomorfológicas claves creadas por la vegetación en laderas.

Procesos
Control de los movimientos en masa por la modificación de la humedad del suelo.
La intercepción de la lluvia por la vegetación y mantillo disipan la energía erosiva del agua.
La materia orgánica del suelo incrementa el almacén de agua y redistribuye el flujo superficial, promueve el
crecimiento vegetal e inhibe la erosión.
La unión de las raíces en el suelo, atenúan la erosión y los movimientos de remoción en masa.
La biomasa crea una microtopografía en la superficie del suelo que modifica el flujo superficial:
La rugosidad en la dirección del perfil (en pendientes altas) desacelera el flujo superficial
La rugosidad paralela a los contornos delimitados por el relieve, concentra agua formando surcos, cárcava o ríos.
La biomasa crea rugosidad hidráulica contra el flujo superficial
La caída de los árboles o cambio en la cobertura vegetal podría exponer el suelo a la erosión

Se sabe que los flujos convergentes o divergentes en ladera podrían ser importantes en el desarrollo e intemperismo
del perfil del suelo y en la ocurrencia y distribución del flujo superficial, así como en las propiedades físicas y
químicas del río (Chun-Chih et al., 2004; Sidari et al., 2008). Si la ladera solana tiene mayor frecuencia de incendios
entonces la escorrentía se acelera junto con los procesos de erosión.

La velocidad del paso de agua a través del suelo fue mediana en horizontes superficiales y aumenta en horizontes
profundos, excepto para el pie de ladera solana; también, la pedregosidad, texturas gruesas, y pendiente suave
inducen el flujo vertical y subsuperficial. Sobieraj et al. (2008), expresaron que la topografía controla el microclima,
la distribución de agua, redistribución de sedimentos y solutos en un paisaje.

La densidad y composición de la cubierta vegetal, también influyen en la respuesta hidrológica de las laderas,
en un sitio sin vegetación la descarga de agua al canal es proporcional a la precipitación y en áreas densamente
pobladas este efecto se atenúa (Conacher, 2002; Schaetzl y Anderson, 2005; Schoeneberger y Wysocki, 2005;
Wang et al., 2011). La cobertura vegetal fue densa en ambas laderas y espesor considerable de mantillo (en lomo
de ladera umbría musgo) por lo que la precipitacion incidente es redistribuida y controlada por la vegetación. Pero
este comportamiento podría ser alterado por perturbaciones como los incendios. Lo cual sugire que en el Valle de
Alcalica podrían generarse dos respuestas hidrólogicas diferentes a lo largo del tiempo.

En esta investigación la ladera solana ha sido propensa a la erosión y a movimientos de remoción en masa, y
probablemente promovido por diferencias microclimáticas (Gorsevski et al., 2006) (cuadro 16). Aunque, Gao y
Maro, (2010) indican que los deslizamientos tienen una gran variabilidad entre las orientaciones norte y sur.

Las predicción del comportamiento hidrológico basado en el suelo y topografía en campo dan una aproximación
de la dinámica del agua en el valle. La morfología del suelo puede ser utilizada favorablemente para distinguir los
potenciales del flujo de agua ladera abajo (Ticehurst et al., 2007).Pese a que el sitio bajo estudio actualmente es
estable, el análisis de una y otra ladera, nos conduce a proponer dos historias geomorfológicas distintas, explicada
por la diferencia de clima a través del tiempo.

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Ecosistemas ribereños de montaña

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laderas y ríos de montaña

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Capítulo IV
Geomorfología y
clasificación de
arroyos y ríos
Eloisa Adriana Guerra Hernández
Ecosistemas ribereños de montaña

GEOMORFOLOGÍA DE LOS RÍOS


La geomorfología de los ríos estudia las formas de la superficie terrestre y los procesos que dan lugar a los
cauces y define la estructura y forma que van adoptando los ríos, en función de los procesos geológicos. El
relieve evoluciona en el tiempo a través de eventos constructivos y destructivos dando lugar a diferentes etapas
(figura 4.1).

Figura 4.1 Media de la conductividad hidráulica (kf) del suelo adyacente al río.

54
Geomorfología y clasificación de arroyos y ríos

Existen cuatro tipos factores que generan procesos geomorfológicos:

• Geológicos. Se consideran en su mayoría constructivos y endógenos como la orogénesis, el vulcanismo, el


diastrofismo y la tectónica, alteran el desarrollo del ciclo geográfico.
• Geográficos: Considerados de origen exógenos tales como el clima, el relieve, el suelo y el agua, contribuyen
al desarrollo del ciclo geográfico.
• Bióticos: La vegetación sobretodo, contrarresta o limita el modelado, sin embargo su ausencia y la presencia
de fauna también favorecen la erosión y perturban el ciclo geográfico.
• Antrópicos: La acción humana altera los procesos naturales y puede retardar o favorecer los procesos
erosivos, sin embargo siempre altera la evolución normal del ciclo geográfico

Al estudiar la morfología de un río es importante el análisis de su estructura, su forma y configuración a través de la


pendiente o el perfil longitudinal, la batimetría transversal y la conformación del fondo. Estos elementos definen la
dinámica de la corriente, que será variable y en función del transporte de agua y sedimentos modificará de manera
continua y a largo plazo.

El perfil longitudinal del río o arroyo se define por su trayectoria desde su nacimiento hasta su desembocadura
desde una mayor altitud hasta que alcanza su fusión con el mar. Se define por la pendiente en distintos tramos, la
elevación y el nivel base en aguas abajo (figura 4.2).

Figura 4.2 Perfil longitudinal de un arroyo en el PN Iztaccíhuatl-Popocatépetl.

En su mayoría los perfiles longitudinales de los ríos tienen un patrón general con forma cóncava, que presenta las
zonas con mayor erosión en la parte alta de la cuenca y las zonas con mayor sedimentación en la cuenca baja, con
disminución de la pendiente al aumentar la superficie de la cuenca.

55
Ecosistemas ribereños de montaña

Los ríos son sistemas altamente inestables, con transporte continuo pero variable de agua y sedimentos, que
favorecen procesos de erosión del cauce en su lecho y orillas, y de depósito permanente, mas no uniforme,
de las zonas centrales a las laterales del cauce, esto modela la geometría de los cauces, del río y de la red
hidráulica de la cuenca. Los cambios morfológicos que se presentarán en el río o la cuenca al ser modificadas sus
características son difíciles de inferir, ya que estas no tienen un carácter determinístico y obedecen a patrones
aleatorios.

Algunas características que definen la hidráulica del río y que tienen un carácter no estacionarias, por la amplia
gama de variaciones que presentan son: el material que constituye el lecho del río, el perfil del cauce del río, el
régimen dinámico del movimiento del agua y los sedimentos, y los cambios en el caudal; estas alteraciones se
pueden presentar de manera natural y aleatoria según la topografía, el tipo de suelo, el tipo de vegetación, la fauna
presente, etc. o de manera artificial por cambio de uso de suelo y obras realizadas por el hombre como desvío de
caudales, canalizaciones, obras hidráulicas, urbanización, etc.

El agua y los ríos


Uno de los elementos vitales en el planeta es el agua, por ser indispensable para todos los organismos que en
él habitamos. Debido a su escasez y contaminación, actualmente debemos enfocarnos en su calidad, cantidad,
distribución natural inequitativa y su distribución mediante redes artificiales.

El agua es dinámica y se mueve en los distintos compartimentos que conforman la tierra, está presente en la
atmósfera en forma de vapor con un tiempo de residencia de 9 a 10 días, a través de la precipitación llega a las
rocas y el suelo donde va a ser retenida durante algún tiempo para posteriormente escurrir o ser infiltrada hacia
capas más profundas, por medio de la lluvia también llega a los escurrimientos, arroyos y ríos que sirven como
medio de transporte y permiten que el agua mantenga una interacción continua con la litosfera, la atmósfera y la
biosfera, posteriormente es depositada en los lagos, en los que permanece un tiempo aproximado de 1 a 100 años,
al llegar a los océanos, que son el compartimento que alberga el 97.5 % del volumen global del agua, permanece
en ellos durante 3000 años.

Los ríos y arroyos son corrientes de agua naturales que fluyen de manera continua, presentan un caudal variable a
lo largo del año que desemboca en otro afluente, un lago o el mar. Contienen solamente el 0.00015 % del agua del
planeta sin embargo, su función es primordial ya que conforman el sistema circulatorio del mismo, estos sistemas
lóticos emergen del subsuelo o se originan por escurrimientos provenientes del deshielo o la precipitación pluvial.
Los de menor envergadura confluyen y dan lugar a sistemas hídricos con mayor caudal, que al unirse nuevamente
forman ríos que incrementan su tamaño, construyendo una red con estructura jerárquica y de amplia variabilidad
en las tres dimensiones horizontal, vertical y longitudinal, esto define su nivel de interacción con el medio terrestre,
la atmósfera y la biosfera, y por ende la ecología del sistema ribereño.

Sin embargo, además de agua estos sistemas lóticos transportan sedimentos, sales, contaminantes, organismos
y favorecen las interacciones entre los diferentes elementos, dando lugar a complejas reacciones químicas y
procesos biológicos.

Los ríos son sistemas altamente inestables, en donde se llevan a cabo de manera continua procesos de transporte,
sedimentación, suspensión y disolución, estos procesos conllevan una alta energía que se incrementa o disminuye
en función de cómo este conformado ese río y como modifique su estructura en el espacio y en el tiempo.

56
Geomorfología y clasificación de arroyos y ríos

Se han establecido diferentes criterios para clasificar un río, sin embargo debe considerarse que estas clasificaciones
son referidas a casos específicos o idealizados que no siempre se ajustan a la realidad, pero nos permiten establecer
jerarquías y realizar clasificaciones de manera general.

El río como un sistema altamente inestable, permanentemente deposita y hace más amplias algunas zonas
del lecho y las orillas. En esencia, las teorías para ríos se han desarrollado para casos idealizados ya sean de
campo o de laboratorio y usualmente estos corresponden a canales rectos con secciones transversales bastante
homogéneas, en los cuales se supone que el gasto es casi constante y se mantiene durante grandes períodos, lo
cual dista bastante de ser en el caso en situaciones reales.

Los ríos difieren en sus parámetros morfológicos, lo cual depende en primera instancia de su nacimiento, ya que
algunos tienen su origen en zonas montañosas de elevada pendiente, para descender mediante rápidas corrientes
o saltos vertiginosos que algunas veces se convierten en atractivas cascadas, recorren estrechos y hasta cañones
para incorporarse en zonas más bajas a las llanuras, seguramente con una carga significativa de sedimentos, que
modificará su capacidad de transporte y el equilibrio dinámico del sistema.

Por lo tanto las alteraciones en este equilibrio (caudal, capacidad de transporte y de carga, erosionabilidad y
sedimentación) determinarán las condiciones ecológicas que permitan el establecimiento de los organismos que
habiten y mantengan el funcionamiento del ecosistema.

Cuando se realizan estudios ecológicos sobre un río o arroyo, es importante tomar en cuenta los diferentes sistemas
de clasificación, ya que cada uno de ellos aporta información que será de utilidad de acuerdo al enfoque de la
investigación o proyecto que se realiza.

Por lo anterior, en esta parte del texto se presenta un estudio general de aquellos aspectos que están relacionados
con la forma y características de un río a lo largo de su recorrido, empezando con un enfoque macro a nivel de
los procesos geológicos, para continuar con el paisaje fluvial incluyendo la cuenca y el valle, para llegar a las
particularidades de la morfología de los cauces y su clasificación.

Por lo tanto los arroyos y ríos se van a clasificar utilizando diferentes criterios y puntos de vista, algunos de los
cuales mencionaremos a continuación:

1. En función del orden de corriente


Se pueden clasificar las corrientes superficiales o afluentes de acuerdo al orden de corriente que presentan en
la red hidrográfica y que indica la magnitud de los tributarios que se unen al cauce en las áreas de confluencias.
De manera general se toman en cuenta primero los afluentes cercanos a la zona de nacimiento de la corriente,
hasta llegar a los que vierten sus aguas en la desembocadura del río principal. Existen diferentes propuestas de
ordenamiento, pero la técnica de Horton-Strahler es una de las más utilizadas (Figura 4.3) y plantea lo siguiente:

Primer Orden: Son los escurrimientos o corrientes que nacen en la cabecera de la cuenca.

 Segundo Orden: Son aquellos que surgen con la unión de dos o más tributarios de primer orden, dando
lugar a una corriente de mayor jerarquía.
 Tercer Orden: Son aquellos afluentes que surgen de la unión de dos corrientes de segundo orden.
 Cuarto Orden: Estas corrientes son producto de la confluencia de dos tributarios de tercer orden.

57
Ecosistemas ribereños de montaña

Figura 4.2 Orden de Corriente (Horton-Strahler).

Y así de manera sucesiva, cuando dos corrientes del mismo orden se unen, darán origen a una del siguiente orden.
Cabe aclarar que cuando la unión o confluencia se hace con un tributario de orden menor, se mantiene la misma
categoría. Sobresalen dos argumentos en contra de esta clasificación, el primero es que el orden de la corriente no
cambie cuando hay una gran cantidad de afluentes de orden inferior que se unen de manera directa; y el segundo
que las corrientes efímeras no pueden ser consideradas.

Se han establecido relaciones entre los números y longitudes de los ríos de cada orden independientemente del
sistema de ordenación. Estas demuestran que el número de ríos de distinto orden en una cuenca se mantiene en
orden decreciente, generalizando que la mayor parte de la longitud del canal de toda la cuenca, está situada en
muchos de los afluentes pequeños de orden más bajo.

2. De acuerdo al periodo de actividad


Los ríos son corrientes de agua superficiales que de manera natural se alimentan del deshielo, la precipitación
pluvial y el manto freático, por lo que su caudal es variable y cambia de acuerdo a las condiciones meteorológicas,
topográficas, geológicas y edáficas, que en conjunto definen si su periodo de actividad es continuo, intermitente u
ocasional, clasificándolos en:

Ríos Perennes: Son aquellos que mantienen un caudal suficiente para mantener su funcionalidad a lo largo del
año, aunque su caudal puede variar a lo largo del día y del año, por las condiciones ecológicas del entorno. Se
encuentran generalmente en zonas con precipitación pluvial abundante o en zonas con baja precipitación cuando
tienen alimentación freática (figura 4.4).

Ríos Transitorios: se localizan en zonas con muy baja o nula precipitación durante el año, con condiciones
climáticas muy secas que dan lugar a zonas desérticas o áridas. Las tormentas se presentan aisladamente, pero
de forma torrencial, por lo que dan origen a ríos con caudales de gran velocidad. A estos cauces que permanecen
casi siempre secos, pero que pueden presentar crecidas violentas y muy breves se les ha denominado wadis o
uadis.

58
Geomorfología y clasificación de arroyos y ríos

Río Grijalva-Usumacinta, Chiapas, México.


http://www.conagua.gob.mx/DLTAB07/NotaP/secundariadltab101013.png

Ríos Estacionales: se encuentran en zonas con estaciones bien diferenciadas propias del clima mediterráneo,
que tienen inviernos húmedos y veranos secos o veranos húmedos con inviernos secos. Se presentan de manera
más frecuente en las zonas montañosas que en la llanura.

Ríos Alóctonos: son aquellos que se localizan en zonas áridas, pero sus aguas provienen de regiones lluviosas,
ejemplos clásicos de este tipo de ríos son el Nilo, en Egipto y el Okavango en África que se distingue por su amplio
delta, en una cuenca endorreica con clima seco (figura 4.5).

Delta del río Okavango en África


http://www.noeliatours.es/wp-content/uploads/2014/03/Delta-del-Okavango.jpg

59
Ecosistemas ribereños de montaña

3. En función de su forma y gradiente


Esta clasificación fue propuesta por Schumm (1977) y establece dos categorías en función de la forma del cauce:

Cauces con lecho rocoso: Se localizan entre afloramientos rocosos y el material que se encuentra en el fondo y
en las márgenes del río, define la forma del cauce y sus cambios en el tiempo.

Cauces aluviales: son aquellos que su lecho y sus márgenes se han conformado con material transportado
hasta ese punto por el río, como consecuencia de su flujo y dinámica, por lo que su forma, dimensiones, patrón o
pendiente son modificados en respuesta a cambios en la cuenca.

Entre los cuestionamientos a esta clasificación están, el no considerar dos variables muy importantes caudal y
carga sedimentaria, que son fundamentales para la morfología del cauce.

Por lo anterior, se sugiere que, de utilizar esta clasificación deberán tomarse en cuenta también otras clasificaciones
alternativas.

4. De acuerdo a la estabilidad del cauce


Shumm en 1977 también propone realizar la clasificación de acuerdo al criterio de estabilidad del cauce y lo asocia
con el transporte de sedimentos para definir 5 patrones de alineamiento.

a. Patrón 1. Aquellos que presentan un canal recto, de ancho poco variable, que trasporta carga pequeña
de sedimentos finos (grava y arena), relación ancho/profundidad baja, las bancas que lo circundan son de
limo o arcilla, los formados de manera natural son muy estables aunque poco frecuentes, su velocidad y la
potencia de su flujo es baja.
a. Patrón 2. También presentan un canal recto, pero su carga es mixta, con thalweg sinuoso, relativamente
estables, generalmente un lado del canal se agranda y el otro se socava, para establecer equilibrio.
b. Patrón 3. Este patrón se divide en dos:
3.1. Presenta un canal serpenteante con carga en suspensión y poco material grueso, ancho constante y
bancas estables, altamente sinuoso con meandros que se cortan, cuya velocidad y potencia de flujo son
bajas.
3.2. Presenta un canal serpenteante inestable, carga mixta y de sedimento grueso en el fondo, bancas
menos estables, con meandros que crecen, se desplazan y cortan, velocidad de flujo y potencia de corriente
media.
c. Patrón 4. Este patrón se considera de transición entre el serpenteado y el trenzado, con una alta relación
ancho/profundidad, carga alta de sedimentos gruesos, alta pendiente y fuerte erosión en las bancas. Con
velocidad de flujo y potencia de corriente altas.
d. Patrón 5. Presenta un canal trenzado con alta inestabilidad, relación ancha/profundidad alta, carga de fondo,
con sedimentos grandes, alta velocidad de flujo y potencia de la corriente.

5. De acuerdo a su sinuosidad
Cuando se habla de las formas de los ríos, podemos encontrar tan variadas como ríos existen, sin embargo, es
importante hacer generalizaciones para poder clasificarlos, además es necesario tener en cuenta que la forma del
río se modifica a lo largo del tiempo de manera natural, por la estacionalidad, las avenidas, los procesos erosivos,
etc. También el río sufre modificaciones a lo largo de su trayectoria, por lo cual debe hacerse referencia a la forma
de un tramo fluvial de manera específica.

60
Geomorfología y clasificación de arroyos y ríos

De acuerdo a los estudios y propuestas de Leopold y Wolman (1957), Knighton (1984) y Rosgen (1996) la sinuosidad
de un río se establece con base en la relación entre la longitud del talweg y la longitud del valle y se denomina
Índice de Sinuosidad. El talweg es un término alemán que deriva de los vocablos weg (camino) y tal (del valle),
lo que literalmente significa el camino del valle, equivalente a vaguada en castellano y se define como la línea o
camino que une las máximas profundidades de cada sección transversal de un río (Figura 4.6).

Figura 4.6 Concepto de sinuosidad.

Este índice de sinuosidad puede tomar valores mínimos de 1, que corresponden a ríos totalmente rectos y valores
máximos de 4 para ríos con pronunciados meandros.

Cuadro 4.1 Grados de sinuosidad en función del índice obtenido.

61
Ecosistemas ribereños de montaña

Con base en el grado de sinuosidad, se distinguen tres formas básicas en los ríos, las cuales pueden o no
manifestarse en tramos sucesivos de un mismo río y están en función de la granulometría, los parámetros
hidrológicos, la pendiente, etc.

a. Ríos rectos. Presentan sinuosidad baja en un solo cauce (Leopold, 1957), se observan en tramos cortos de
la corriente en zonas montañosas con pendientes pronunciadas o cuando atraviesan por fallas geológicas,
su perfil presenta una configuración de saltos y pozos, e incluso en las partes altas pueden presentar saltos
o cascadas (Rosgen, 1996). En ellos el valle es estrecho, con alta estabilidad en los márgenes ante procesos
de migración lateral. Su talweg tiene un alineamiento con curvas e inclusive sinuoso, con presencia de
barras alternas, se considera que son un estado de transición hacia cauces meándricos (Posada, 1994).
b. Ríos entrelazados. Se forman si el cauce no está confinado y el abundante transporte de sedimentos
facilita la formación de otros canales de flujo, separados por barras transversales (Leopold, 1957), a partir
de las cuales se forman otros canales convirtiéndose en un río trenzado. Su cauce está formado con grava,
que es un material no cohesivo, en zonas con pendiente pronunciada, sección transversal ancha y bajas
profundidades, que aunadas a su velocidad de flujo turbulento permiten la depositación de material grueso
en barras tanto en el centro como en los márgenes generando inestabilidad (Rosgen, 1996). La carga
de sedimentos no puede ser transportada por la corriente, esto favorece que el lecho se extienda y la
pendiente aumente, lo que a su vez genera mayor velocidad y desarrollo de otros cauces ocupando mayor
extensión a lo ancho del sistema. El trenzamiento también se puede formar cuando hay bancos fácilmente
erosionables, que evolucionan formando barras o islas, conformando cauces muy anchos, poco profundos
y muy inestables.
c. Ríos serpenteantes o meándricos. Se caracterizan por presentar una serie de curvas en sentido contrario,
conectadas por tramos rectos, con tendencia a formar pozos en las en la parte externa de las curvas.
Su cauce es único, con sinuosidad de moderada a alta, se encuentran en valles muy amplios donde el
talweg forma curvaturas en forma de S por procesos erosivos y sedimentarios, su pendiente es baja, sus
sedimentos son arenas o limos. Sus curvaturas propician el desarrollo de corrientes deflectadas que forman
un flujo helicoidal que remueve partículas de la parte externa de la curvatura y las transporta al lado opuesto,
donde se depositan.

6. De acuerdo a su sinuosidad y multiplicidad


Dentro de los parámetros importantes que permiten ver de manera rápida la morfología de un río e inferir su
antigüedad están la sinuosidad y la multiplicidad, y se han tomado como referentes para esta clasificación de
acuerdo a lo propuesto por Rust (1978).

La sinuosidad se calcula de acuerdo a lo mencionado en la clasificación anterior (Figura 4.7) y el parámetro de


braiding es el número de barras e islas presentes en las que se distribuye el agua al fluir en un arco de meandro.
Generalizando que los ríos con canales sencillos o únicos derivan en los rectilíneos y meandriformes, y a aquellos
que presentan canales o láminas múltiples conforman los enlazados o trenzados como braided y anastomosados
(Pedraza, 1996).

Corrientes con patrón rectilíneo. Su canal y cauce son únicos, con un bajo índice de sinuosidad y la relación
ancho/profundidad es menor a 4. Son muy inestables y se presentan en pendientes pronunciadas lo que les confiere
alta energía y capacidad para el arrastre de material, que les permite incluso el movimiento de grandes rocas. Se
caracterizan por un transporte de suspensión (<11% del total), de fondo y mixto, esto favorece la formación de
excavaciones o encajamientos y solo en algunos casos la formación de sedimentación en los márgenes que
condicionan el flujo. Generalmente se transforman en otro tipo sobretodo, cuando se desplaza sobre terrenos con
material de fácil remoción y sin confinamiento.

62
Geomorfología y clasificación de arroyos y ríos

Figura 4.7 Clasificación de acuerdo a Multiplicidad y Sinuosidad.

Manifiestan fluctuaciones en el nivel de base a lo largo del tiempo geológico y dan lugar a cordones sedimentarios
con granulometría diversa aguas arriba.

Corrientes múltiples con patrón braided y anastomosado. Se caracterizan por presentar múltiples cauces con
canales o láminas, pero hay diferentes tendencias en la definición de braided y anastomosadas.

Existen autores que no hacen una diferenciación entre ambos tipos sino hablan de un carácter y una cualidad. Por
otro lado se realiza una categorización con base en los ritmos geométricos y la dimensión espacio-tiempo:

a. Primera categoría. Aquellos en los que los cauces o canales se separan por islas permanentes (islas-cuenca),
y en ocasiones se identificaron como anabranch lo cual ha caído en desuso. Deben ser clasificados con base
en la multiplicidad o sinuosidad de cada cauce o canal en función de las isletas o barras.
b. Segunda categoría. Esta categoría se integra por los cauces que se encuentran separados por isletas ocasionales
o fluviales, se conocen comúnmente como braided y se refiere a las entrelazadas, entrecruzadas o trenzadas
c. Tercera categoría. Se refiere a aquellos canales conocidos como anastomosados, con láminas de agua que
se separan por barras emergentes con sinuosidad de media a alta.

En general los ríos braided y anastomosados se caracterizan por la alta capacidad de carga sedimentación que
muestran al formar llanuras aluviales y rellenos de cuenca, con barras o médanos marginales e interiores en los
planos longitudinal y transversal, con una dinámica común de erosión-sedimentación en flancos opuestos. Su
transporte fundamentalmente es carga de fondo, con relación ancho/profundidad mayor a 4.

Las de tipo braided son de alta competencia, mayor encauzamiento y granulometría que va de grava a grandes
bloques.

Las de tipo anastomosado presentan granulometría que va de grava a arena, son efímeras, estacionales y
ocasionalmente presentan avenidas.

63
Ecosistemas ribereños de montaña

De acuerdo a depósitos históricos el braided se diferencia por su carga de grava o arena y el anastomosado es
equivalente al meandriforme (Ramos Ruiz, 1989).

7. De acuerdo a los patrones de drenaje


El patrón de drenaje es resultado de la dinámica fluvial y la deformación tectónica de la superficie terrestre, se
desarrolla de manera natural por el sistema de corrientes y tributarios como resultado de la naturaleza de las rocas
subyacentes, los flujos subterráneos, las escorrentías, el tipo de suelo, etc.

Las corrientes tienden a ramificarse y a recibir tributarios, sin embargo las ramificaciones se desarrollan de maneras
muy diversas en función de la evolución geomórfica e hidrológica de la región y los procesos que tienen lugar en
el territorio.

Los patrones de drenaje pueden ser analizados sobre las fotografías aéreas y mapas, para identificar diferentes
elementos y procesos, ya que la erosión hídrica produce valles de diferentes tipos con características topográficas
que generalmente pueden revelar la litología y las estructuras geológicas (fallas, pliegues, diaclasamiento o
fracturamientos, diques, domos, etc.) de esa parte del territorio.

Por otro lado, se puede definir también el carácter perenne o intermitente de la corriente, el de los tributarios y la
densidad de drenaje.

En función de la disposición de las corrientes y tributarios, se establecen algunos patrones de Drenaje con la
tendencia a disminuir la longitud de sus ramificaciones más sencillas, para mantener la eficiencia y estabilidad del
gasto energético, al igual que en otros sistemas de la naturaleza (sistema circulatorio animal, árboles, etc.).

Tipo de Drenaje

Drenaje Dendrítico
Son cursos pequeños, cortos e irregulares, que andan en todas las
direcciones, cubren áreas amplias y llegan al río principal formando
cualquier ángulo.

Figura 4.8 Patrones básicos de drenaje superficial. Modificado Guerra y Cruz (2014).

64
Geomorfología y clasificación de arroyos y ríos

Tipo de Drenaje

Drenaje en Enrejado o Trenzado (trellis)


En este tipo los tributarios de primer orden son largos y de trazado
recto, siendo a menudo paralelos a un curso principal.

Drenaje Rectangular
Es cuando entre los tributarios y el cauce principal se generan
ángulos rectos. En éste hay un esquema más regular, no hay
paralelismo perfecto, no es necesaria la presencia de tributarios
menores y, si existen, generalmente son cortos, se presenta una
uniformidad entre los ángulos generados (90°).

Drenaje Radial
En éste se aprecia que las pequeñas fuentes de agua salen de
un punto central, indicando un punto elevado dentro del paisaje.
Es típico de las montañas que terminan en forma de pico definido
(por ejemplo: Pico de Orizaba), domos, cerros testigos, volcanes,
y redondeada en su base. Presenta un drenaje con alta densidad-

Figura 4.8 Patrones básicos de drenaje superficial (continuación). Modificado Guerra y Cruz (2014).

65
Ecosistemas ribereños de montaña

Tipo de Drenaje

Drenaje Anular
Similar al radial pero con menor densidad. Indica, al igual que el
anterior, un área con elevación topográfica hacia el centro.

Drenaje Paralelo
Se presenta cuando varias corrientes corren paralelas entre sí, sin
importar el orden o la importancia en el conjunto total de tributarios.

Drenaje Contorsionado
Son aquellos de formas retorcidas en que la dirección del drenaje
puede invertirse totalmente, cambiando su rumbo radicalmente.

Figura 4.8 Patrones básicos de drenaje superficial (continuación). Modificado Guerra y Cruz (2014).

66
Geomorfología y clasificación de arroyos y ríos

MEDICIONES GEOMORFOLÓGICAS Y SU ESTADO ACTUAL


Al abordar el estudio de los ríos, es importante saber que vamos a adentrarnos en la investigación de sistemas
sumamente complejos, las personas que han trabajado a lo largo de muchos años o décadas con ellos se
han enfrentado a la dificultad para definir y comprender los procesos que influyen en su morfología, patrón
de drenaje, persistencia, dimensión, perfil, características del lecho, régimen de caudales, carga sedimentaria,
todas ellas variables interrelacionadas que evolucionan de manera simultánea para dar como resultado el estado
y carácter que presenta el río o arroyo en el momento que se lleva a cabo la investigación, pero que debido a su
dinámica puede ser totalmente diferente a las condiciones que se observen al día siguiente, una semana o un
mes después.

Por lo anterior enfrentarse a realizar una clasificación de sistemas tan complejos es todo un reto y se ha realizado
por algunos autores como los mencionados anteriormente, con base en alguna característica, su geomorfología,
su orden, su edad, etc. Sin embargo, Rosgen (1994) consideró que con la intención de lograr una clasificación,
se corría el riesgo de estar simplificando un sistema muy complejo y realizó una revisión exhaustiva de diferentes
clasificaciones, como las propuestas por: Davis (1899) que establece categorías en función de la edad del sistema
con una fase de ajuste; Platts (1980) que propone el ordenamiento en grupos con base en semejanzas o relaciones;
Melton (1936) y Matthes (1956) que plantean la clasificación adicional con fundamento en delineaciones cualitativas
y descriptivas; Los patrones del cauce sirvieron de base a la propuesta de Leopold y Wolman (1957); Lane (1957)
desarrolló relaciones cuantitativas cuesta-descarga para corrientes trenzadas, intermedias y serpenteantes;
Schumm (1963) planteó una clasificación de acuerdo a las características descriptivas e interpretativas de la
estabilidad del canal y el modo de transporte de sedimentos. Culbertson et al., (1967) utilizan características de
depósito, vegetación, patrones del trenzado, sinuosidad, ancho del meandro, alturas de banco, formaciones de
dique y tipos de llanura de inundación; Khan (1971) desarrolló una clasificación cuantitativa para arroyos de lecho
arenoso según el grado de sinuosidad, pendiente y diseño del canal. En otro intento de clasificación Schumm
(1977) clasificó los ríos en la región de las grandes llanuras mediante el transporte de sedimentos, la estabilidad
y dimensiones del canal, sin embargo los datos sobre la relación de carga relativa y total de sedimentos no están
disponibles para todos aquellos que necesitan hacer uso de la clasificación.

El trabajo desarrollado por canadienses como Kellerhals et al. (1972, 1976), Galay et al. (1973) y el Mollard (1973)
se desarrolla con una buena descripción e interpretación de características fluviales, sobre todo para delinear fotos
aéreas y describir transiciones graduales entre los tipos clásicos de río. Por otro lado Selby (1985) en su modelo
maneja patrones de canal anastomosado y trenzado, sin embargo, los ríos anastomosados no son similares a los
ríos trenzados en el tipo de ladera, los procesos de ajuste, estabilidad, la relación material del lecho a carga total o
anchura/profundidad como se muestra en (Smith y Smith, 1980). Nanson y Croke (1992) presentan una clasificación
de las planicies de inundación según el tamaño de partícula, la morfología de canales y los materiales de banco y
toma en cuenta además algunos de los criterios retomados por Rosgen, así como elementos de la clasificación de
Schumm (1977), como el aumento en la proporción de material del lecho, la carga total de sedimentos y el aumento
de gradiente, lo que provoca una disminución en la estabilidad dando lugar a la modificación en los patrones del
canal, de un serpenteante a un trenzado.

Con base en la revisión que realizó y con la finalidad de generar un modelo más completo Rosgen (1994), propone
clasificar los sistemas fluviales en función principalmente de la morfología del canal para:

i. Predecir el comportamiento de un río desde su aparición.


ii. Desarrollar las mediciones hidráulicas y establecer las relaciones de carga sedimentaria para un canal dado
su tipo y estado morfológico.

67
Ecosistemas ribereños de montaña

iii. Establecer un mecanismo para extrapolar datos específicos sobre el alcance de una secuencia dada a
sistemas similares en patrón y características.
iv. Proporcionar un marco de referencia consistente y reproducible de comunicación para todos aquellos que
trabajan con sistemas lóticos en diversas disciplinas profesionales.

Teniendo en cuenta lo anterior, propone un Sistema de clasificación para ríos naturales, con siete categorías de
acuerdo a los principales tipos de corriente y sus diferencias en cuanto a gradiente, encajonamiento, sinuosidad y
relación ancho/profundidad; además de considerar en cada categoría seis divisiones, de acuerdo al material que
conforma el lecho del río que va de grandes bloques rocosos a limos y arcillas. Una vez establecido el modelo de
clasificación este fue aplicado a 450 ríos de diferentes dimensiones desde los arroyos en las montañas hasta las
llanuras costeras en Estados Unidos, Canadá y Nueva Zelanda, con la finalidad de utilizar los datos obtenidos para
geometría hidráulica, resistencia al flujo, gestión de recursos, mejora de manejo, protección del hábitat acuático,
potencial de erosionabilidad, evolución morfológica y principios de restauración de los ecosistemas.

Rosgen (1994) después del exhaustivo análisis a los diferentes sistemas de clasificación añade otros aspectos
geomorfológicos y plantea un modelo de clasificación en cuatro niveles:

i. Caracterización morfológica cualitativa del cauce.


ii. Clasificación morfológica local del cauce, mediante parámetros cuantitativos.
iii. Pretende establecer la condición de estabilidad de la corriente y sus potencialidades.
iv. Validar la información registrada en campo.

NIVEL I. CARACTERIZACIÓN MORFOLÓGICA CUALITATIVA


DEL CAUCE
Implica una evaluación de lo general, tipo (montaña, valle, etc.), patrón de canales (un hilo, hilo múltiple, sinuoso,
recto), el perfil de canal (pendiente) y la estimación aproximada de las dimensiones (estrecha y profunda o amplia
y superficial).

El análisis de la dimensión es el componente más difícil de Nivel 1 de clasificación, dado el tamaño relativamente
pequeño del canal, en comparación con la escala del mapa y su imagen de detalle del paisaje. Afortunadamente,
la estimación de ancho de canal y profundidad para el nivel 1 sólo necesita relaciones relativas aproximadas, tales
como afianzamiento de relación de mayor o menor que un valor de 1.4 o 2.2, o relación de anchura a profundidad
mayor o menor que un valor de 12. Aún con estas amplias categorías, los mapas y las fotos pueden resultar
insuficientes.

NIVEL II. CLASIFICACIÓN MORFOLÓGICA LOCAL DEL CAUCE


MEDIANTE PARÁMETROS CUANTITATIVOS
La captura de datos se produce en el campo, y requiere extensas evaluaciones de patrones y perfiles, junto con
mediciones detalladas de dimensión.

Determinación de la capacidad del cauce: definir las características en el análisis transversal, es fundamental para
el éxito en la Clasificación de Rosgen.

68
Geomorfología y clasificación de arroyos y ríos

La clasificación de nivel II utiliza la información geomorfológica en relación al atrincheramiento del canal, relación
de anchura y profundidad, sinuosidad, pendiente del canal y materiales que conforman los canales para realizar la
clasificación con mayor precisión, Ríos tipos A a G y tipos de sustrato 1-6. 

Muchas de estas medidas son en relación a la capacidad característica del cauce, que marca la transición entre
el canal y la llanura de inundación.

Es común que la capacidad característica del cauce se detecte más fácilmente en un lado de la sección transversal,
a menudo en el punto, donde la llanura de inundación se está construyendo.

Material del canal


Número asignado Diámetro D50
Tipo de sustrato
(Rosgen) (mm)

Arcillas/limos 6 ˂ 0.062

Arenas 5 0.062 - 2

Gravas 4 2 - 64

Guijarros 3 64-256

Cantos rodados 2 256 – 2,048

Lecho rocoso 1 ˃2,048

Figura 4.9 Clasificación de los materiales del lecho del río. Modificado de Rosgen, 1994.

69
Ecosistemas ribereños de montaña

NIVEL III. CONDICIÓN DE ESTABILIDAD DE LA CORRIENTE Y


SUS POTENCIALIDADES
La evaluación de la condición del canal y la estabilidad es el foco principal de Nivel III. Un canal estable mantendrá
su patrón morfológico, el perfil y dimensión, aún con erosión y  deposición a niveles por debajo de la excesiva
agradación y degradación.  Lo más importante para el análisis de Nivel III es el monitoreo de los indicadores a
través del tiempo con la vuelta regular al campo, a fin de tener en cuenta las tendencias de la estabilidad río.

La previsión operativa y la inundación se pueden beneficiar de la evaluación de la estabilidad.  Por ejemplo, la


comprensión de la estabilidad ayuda a anticipar el cambio en el ancho, los valores de profundidad, de la deriva de
relaciones nivel-caudal, el cambio en el grado de sinuosidad, las proporciones de blindaje y el movimiento de las
estimaciones de retraso.

Un canal estable distribuirá caudal y sedimentos para mantener su patrón, perfil y dimensión. La estabilidad del
canal se ve influenciada por otros factores que prevalecen en el canal y la cuenca, que pueden ser de naturaleza
hidrológica, biológica, ecológica y humana. 

Cuando un canal auto-mantiene su estabilidad y buen estado ecológico, se considera que está funcionando a su
capacidad máxima. Si bien el análisis de nivel III intenta comparar la condición existente de un canal y su potencial,
esta sección se centrará principalmente en cuestiones de estabilidad y el análisis de inundaciones o avenidas,
elementos que están fuertemente vinculados. 

Figura 4.10 Clasificación de ríos naturales propuesto por Rosgen (1994).

70
Geomorfología y clasificación de arroyos y ríos

NIVEL IV. VALIDAR LA INFORMACIÓN REGISTRADA EN CAMPO


En este nivel, se hace la validación de las medidas para determinar la estabilidad del río, la tasa de erosión del
banco, la tasa de agradación/degradación, la carga sedimentaria, el tamaño de los sedimentos, la geometría
hidráulica, las diferentes medidas hidrográficas y de resistencia, los datos biológicos, la evaluación de la vegetación
riparia, etc.

Figura 4.11 Descripción general de acuerdo al perfil longitudinal,


la sección transversal y el plano propuesto por Rosgen (1994).

Figura 4.12 Descripción morfológica cuantitativa propuesta por Rosgen, (1994).

Diseño de imágenes: Tania Alejandra Campos Lince y Guerra

71
Ecosistemas ribereños de montaña

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73
Capítulo V
Conectividad fluvial
Eloisa Adriana Guerra Hernández

Luis Samuel Campos Lince


Ecosistemas ribereños de montaña

L
a cuenca es una unidad natural que está definida en función de los flujos que conforman la red hídrica,
conformada por una gran diversidad de componentes y que funciona como un sistema, con entradas y salidas
de energía y materia que están reguladas por factores naturales (clima, topografía, suelo, vegetación, fauna
y no naturales (uso de suelo y actividades antrópicas)

Se considera como el espacio geográfico que se delimita en el territorio en función de la red de drenaje que conduce
sus aguas a un río principal, a un lago o a un mar. Este es un ámbito tridimensional que integra las interacciones
entre la cobertura, las profundidades del suelo y el entorno de la línea divisoria de las aguas. http://www.pnuma.
org/gobernanza/cd/Biblioteca/apacitacion%20cuencas/Modulo1.pdf.

Las unidades funcionales que constituyen la cuenca de acuerdo con Sánchez (1987), son:

• El parteaguas: definido como la línea altimétrica de mayor elevación, que delimita orográficamente a cuencas
vecinas. Este lindero real marca las variaciones de la conducción del drenaje superficial que por efectos de
la pendiente confluyen hacia la parte baja de ambas vertientes.
• Las vertientes: son las áreas de captación y se constituyen como las zonas estratégicas de la cuenca, dado
que en ellas la susceptibilidad a la erosión es altamente significativa y el mantenimiento de una cubierta
vegetal de calidad es definitivamente indispensable para el equilibrio de los valles.
• El valle o cuenca baja: es la zona de menor altitud, dónde generalmente se encuentran los cultivos agrícolas
y los asentamientos humanos, aquí la conjunción de las corrientes tributarias ha formado un río o arroyo de
regular caudal y divaga en las planicies de leve pendiente.
• La red de drenaje: es resultado de la disposición de los cauces y lechos por donde, de manera superficial y
aparente, corre el agua excedente, producto de la precipitación hacia un depósito natural y/o artificial.

La cuenca se encuentra conectada por una red hidrográfica ramificada y jerárquica constituida por corrientes
superficiales de diferente magnitud, muchas de ellas nacen en los manantiales y conforman pequeños arroyos, que
confluyen y dan origen a otros de mayor caudal, que al unirse nuevamente forman ríos menores, que siguen este
camino hasta llegar a formar los grandes ríos que desembocan en el mar.

Al interior de la cuenca el agua fluye tanto en estado líquido como en forma de vapor con una interacción continua
con la atmósfera, la litosfera y desde luego la biosfera, esta trayectoria le imprime características específicas
que pueden ser efímeras, ya que pueden cambiar de un momento a otro por algún evento que se presente en la
cuenca, sea este puntual o difuso y de carácter único, intermitente o permanente.

La geomorfología y la topografía marcan los límites de la cuenca, estableciendo el parteaguas que divide las
aguas que se encuentran en el territorio, marcando y dando continuidad a los diferentes tributarios de la red
de drenaje desde las mayores altitudes a las cotas menores. El tamaño de la cuenca también es variable y su
elección depende del objetivo que se persigue con la delimitación, este puede ser ecosistémico, de investigación,
administrativo, socio-político, etc., por ello en algunos casos de estudio, se le denomina subcuenca.

El agua que circula a través de la cuenca está en tránsito y proviene de diferentes fuentes, el deshielo, el
manto freático, la condensación y la precipitación pluvial. Sus propiedades dependen de su fuente de origen, y
de los procesos de mezcla entre los diferentes afluentes, donde las propiedades del agua se van modificando,
además de que en su trayectoria realiza un intercambio continuo de elementos por precipitación o disolución
en lo cual intervienen diversos factores físicos, químicos y biológicos, derivados de procesos naturales y
sociales.

76
Conectividad fluvial

La magnitud de los cursos de agua ha llevado a establecer un orden jerárquico de los arroyos como se menciona
en el capítulo IV.

Las aguas superficiales y subterráneas que emergen en áreas ribereñas o en llanuras de inundación mantienen
interacción física, química y biológica, preservando las funciones de protección y amortiguamiento, lo que mantiene
o favorece la conservación de la calidad del agua en las zonas más bajas; sin embargo, cuando estas corrientes
no tienen esa interacción con la zona de ribera o la llanura, este aislamiento afecta la calidad del agua río abajo.
Los diferentes grados de conectividad que se tienen en estos ecosistemas, se determinan con base en la variabilidad
de las características físicas, químicas, biológicas y las actividades antrópicas que se realizan en la zona. La alta
variabilidad en estas características, es un indicador del impacto en la integridad y sostenibilidad de los bienes
hídricos.

CONECTIVIDAD
La conectividad es la propiedad que permite el movimiento o trayectoria de los componentes físicos, químicos y
sobre todo biológicos (fauna y flora) a todos los hábitats que conforman el paisaje y que los organismos requieren
para las etapas de su ciclo de vida. Para la fauna su reproducción,crianza, desarrollo,crecimiento y migración;
para las especies vegetales su dispersión, establecimiento, crecimiento y competencia (Taylor et al., 1993). Está
conectividad se mantiene en tanto que el flujo de materia y energía permanezca constante para que se puedan
verificar los procesos físicos, químicos, biológicos e hidrológicos (Annear, 2004) y debe conservarse a través de
vías de flujo longitudinales, transversales y verticales.

Así mismo, el intercambio de material físico, biológico, nutrientes y energía debe circular por toda la cuenca, en las
diferentes escalas para mantener la salud ecosistémica.

La construcción de barreras como caminos, carreteras, vías ferroviarias, entubamientos, presas o embalses sin
prever la continuidad, da lugar a la falta de conectividad y en consecuencia la fragmentación del paisaje y los
ecosistemas.
Los componentes más importantes para la conectividad del paisaje son de dos tipos:

1. Estructural: que está constituida por los elementos que conforman el paisaje de manera espacial y los
cuales se pueden identificar en un mapa bien elaborado.
2. Funcional: Que es el resultado del comportamiento de los organismos a las características que tiene el
paisaje. Este tipo es muy sensible a los cambios en los ecosistemas y en las comunidades o poblaciones
que habitan esos ecosistemas (Brooks, 2006)

Si se considera que un sistema fluvial es el resultado de la integración de las propiedades y características de


todos los cauces y aguas que contribuyen a su formación, para que este sistema fluvial exista debe mantener una
propiedad básica: La conectividad.

Afortunadamente existen organismos que tienen la capacidad de salvar obstáculos físicos que impiden la
continuidad en el paisaje y el ecosistema, para conectar los fragmentos que han sido aislados por áreas no
habitables de manera parcial o total (Taylor, 2006). Es importante mencionar que aunque se habla en muchos
casos de conectividad en corredores, esta no siempre se da de esta manera, ya que pude presentarse entre la
conexión entre parches discontinuos.

77
Ecosistemas ribereños de montaña

Por lo que se dice que la conectividad es el resultado de:

• Las propiedades del contorno de los parches


• La calidad del parche, si este mantiene las características del paisaje, si ha sido formado de manera reciente
o si ha permanecido a través del tiempo y sobre todo si no opone resistencia a la movilidad.
• Las prevalencia y características del desplazamiento o movimiento de los objetos u organismos en el
ecosistema al que pertenecen (Wiens, 2002).

Para hablar de conectividad debemos especificar que debe se deben considerar todos los componentes individuales
de la cuenca y la interacción y conexiones entre los mismos.

Los ambientes ribereños están presentes en el margen de diferentes sistemas acuáticos como los arroyos, ríos,
escurrimientos, humedales, pantanos, etc., que mantienen una dinámica propia y además tienen interacción con
el agua subterránea, la atmósfera, el medio terrestre y el entorno social, en su trayectoria a lo largo del territorio
Newbold et al, 1982 b;. Stanford y Ward, 1993; Bunn y Arthington, 2002;Potencia y Dietrich, 2002; Benda et al.,
2004; Naiman et al., 2005).

Esta multi-interacción de carácter complejo es el contexto en el cual debemos resaltar que el comportamiento que
se manifiesta en cada uno de ellos es consecuencia de los procesos internos y externos que se llevan a cobo en
ellos y que nos lleva a la observación de diversos escenarios:

1. La continuidad del ambiente de ribera a lo largo de las corrientes superficiales o de la orilla de humedales o
pantanos.
2. La interrupción en tramos pequeños del ambiente ribereño a lo largo de las corrientes superficiales o de la
orilla de humedales o pantanos.
3. La interrupción o ausencia del ambiente ribereño en tramos muy largos del cauce o zonas muy amplias del
humedal o pantano.
4. La ausencia total de las condiciones que proporciona el ambiente ribereño a todo lo largo del cauce o de la
orilla del humedal o pantano.

La observación y persistencia de estos escenarios debe ser analizada en el contexto científico, sobre cómo y bajo
qué condiciones se presenta la continuidad o la variabilidad de las condiciones físicas, químicas y biológicas en las
corrientes superficiales.

Los sistemas lóticos han sido objeto de estudio, en función de su conectividad, en las últimas décadas con
aportaciones muy importantes como:

Vannote y colaboradores en 1980 plantearon el concepto del río continnum, desde el punto de vista de su
comportamiento desde la fuente hasta la desembocadura con la presencia de un gradiente hidrológico longitudinal,
con patrones predecibles en cuanto a estructura y función ecológica. Tomando como punto de partida que los
procesos en las aguas bajas son resultado de los que se presentaron en las comunidades de aguas arriba (Vannote,
et al. 1980; Battin et al., 2009).

Por otro lado, Ward y Stanford (1983) nos hablan de la discontinuidad en el concepto del río cuando hay presas,
bordos o embalses que modifican el patrón longitudinal de las aguas corrientes y las consecuencias de este efecto.
Simultáneamente se analizaba y describía el concepto de espiral, explicando como la conectividad a lo largo del
río, no era el único fenómeno presente, ya que al interior de la columna de agua podría evaluarse la variabilidad

78
Conectividad fluvial

en función del flujo de materiales disueltos, sedimentados y transportados (Webster y Patten, 1979; Newbold et al.,
1981; Elwood et al., 1983).

Ward (1989) sintetiza los puntos más importantes sobre la conectividad de los ecosistemas lóticos en cuatro
dimensiones: longitudinal, lateral, vertical (superficie del subsuelo) y temporal.

Esto nos indica que los ecosistemas de aguas corrientes tienen una interactividad continua con todo su entorno,
que además es cambiante ya que, por su carácter de flujo, cada segundo es modificado el entorno circundante y
las condiciones del mismo. Esto quiere decir que un agua que nace en el manantial, cambia las condiciones de
su entorno en menos de un segundo de haber surgido, por ejemplo: la concentración de oxígeno en la atmósfera,
el suelo y la vegetación a su alrededor, la fauna micro y macroscópica que la rodea, además del movimiento que
presenta y los procesos físicos y químicos que se dan naturalmente como su cambio de temperatura, la disolución
o precipitación de iones o la sedimentación; todo esto hace que sus características sean variables, pero a la vez
permitan identificar todos los procesos que se manifiestan en esta variabilidad, física, química, biológica y desde
luego ecológica.

Figura 5.1 Las cuatro dimensiones de la conectividad fluvial.

79
Ecosistemas ribereños de montaña

En las últimas décadas se ha destacado que la conectividad de las aguas corrientes depende fundamentalmente
de la estructura física de la red hidrológica y que a pesar de su variabilidad continua, presenta patrones ecológicos
en los ecosistemas y los procesos, que pueden ser identificados en diferentes cuencas hidrográficas (Nadeau,
2007; Rodríguez-Iturbe et al., 2009).

Por ejemplo, Benda et al. (2004) sugiere que la dinámica de la red hidrológica es la base para predecir patrones de
heterogeneidad en el hábitat a lo largo del río, enfatizando las confluencias que también llama puntos de calor. Esto
modifica el marco conceptual planteado con anterioridad sobre los cambios producidos por la naturaleza irregular y
estocástica del ecosistema (Resh et al., 1988; Townsend, 1989; Rice et al., 2001), complementa la visión y da una
perspectiva más realista sobre el comportamiento de la red hídrica.

Lo mencionado anteriormente nos lleva a adoptar la propuesta de Ward (1989) y dimensionar la conectividad de
los ecosistemas lóticos en 4 dimensiones: longitudinal, transversal, vertical (superficie del subsuelo) y temporal, en
función de que estos ecosistemas permanecen abiertos en interacción continua con los hábitats contiguos.

Figura 5.2 Identificación de tres dimensiones de conectividad en el río.

Conectividad longitudinal
La conectividad longitudinal en una corriente superficial, río o arroyo, se debe mantener desde la cabecera hasta la
desembocadura, esto permitirá la existencia y conservación del ecosistema ribereño y su interacción con hábitats
que se encuentran en él y otros ecosistemas contiguos.

80
Conectividad fluvial

La continuidad y vías de flujo a todo lo largo de la red hidrológica permiten un ecosistema saludable, con flora y
fauna que pueden realizar sus funciones de manera adecuada. Los cambios que se presenten desde las fuentes
donde emerge como son los glaciares, el agua freática o los escurrimientos pluviales a los diferentes estratos de
la cuenca y hasta la desembocadura pueden ser de diferentes tipos:

• Graduales
o Cuando se dan de manera natural y sin fenómenos ambientales catastróficos.
o Cuando se originan por emisiones de fuentes difusas en largos periodos de tiempo.

• Drásticos
o Cuando los cambios son originados por fenómenos ambientales o meteorológicos como fuertes tormentas,
avenidas, desgajamientos, etc. que se consideran catastróficos por el daño que causan al paisaje y los
ecosistemas.
o Cuando se presentan cambios a lo largo de la red hidrológica como consecuencia de actividades
antrópicas o emisiones puntuales que causan daños al paisaje y los ecosistemas en periodos cortos de
tiempo.

Sin embargo, cualquiera de estos cambios generalmente provoca el aislamiento de parches que pocas veces se
vuelven a integrar al paisaje, dando lugar al deterioro ambiental y la fragmentación.

Los sistemas lóticos como los escurrimientos, ríos y arroyos, se consideran sistemas unidireccionales, en función
de que su flujo lleva una dirección en función de la gravedad, la altitud y la pendiente y cambia progresivamente en
su trayectoria. Por lo tanto desde las zonas montañosas hasta los valles y deltas se desarrollan dinámicas de flujo
que influyen en los procesos de disolución, precipitación, erosión y establecimiento de poblaciones y comunidades
que a su vez desarrollan estrategias de desarrollo, supervivencia y colonización, en un gradiente físico y biótico
que marca diferentes regiones por sus características biológicas y ecológicas.

A esto hace referencia el concepto de Continnum fluvial propuesto por Vannote et al. (1980), donde menciona que
las estrategias biológicas de los organismos que habitan los ambientes ribereños en el sistema acuático y terrestre
están en función del gradiente de factores físicos que se presenta en la red hídrica, tomando en cuenta los insumos
energéticos y materiales que se captan, almacenan y transportan en sus aguas y que están disponibles para su
aprovechamiento por la biota.

Los procesos geomorfológicos y la estructura física a lo largo de la red de drenaje permiten la incorporación de
suelo, vegetación y fauna terrestre y acuática, minerales, sedimentos y materia orgánica, y definen los patrones de
transporte, movilidad y almacenamiento, esto le confiere características especiales en cuanto a su productividad,
capacidad amortiguadora y riqueza biológica a lo largo de su trayectoria.

Cuando la conectividad es limitada o no existe, todos los procesos que se desarrollan en estos ambientes se ven
afectados y disminuye la productividad, hay deterioro del ecosistema, disminuye su capacidad reguladora y de
resiliencia y hay pérdida de biodiversidad.

De manera muy general, se puede decir que en los ambientes ribereños de montaña, se identifican todos esos
gradientes. En los manantiales y zonas de deshielo se presentan numerosos escurrimientos incipientes con muy
poca profundidad y que fluyen a nivel superficial dando lugar en algunos casos a zonas inundadas con la presencia
de pastizal montano, estos escurrimientos van uniéndose para conformar arroyos de primer orden que corren en
cauces angostos, que aumentan su profundidad y tiene pendientes pronunciadas, se rodean de pastizales montanos

81
Ecosistemas ribereños de montaña

y arbolado incipiente, estas corrientes se unen a su vez formando los arroyos de segundo orden, que aumentan en
caudal y amplitud, tienen pendientes pronunciadas y laderas escarpadas, están rodeados de bosque y vegetación
herbácea incipiente en las riberas. Al continuar en el descenso de la montaña se encuentran corrientes de segundo
y tercer orden, estas últimas tienen cauces más anchos, con profundidades medias, pendientes moderadas y
mayor caudal, se encuentran rodeadas de bosque con vegetación ribereña en los lugares de difícil acceso y con
vegetación ribereña escasa en los lugares accesibles para ganado y actividades antrópicas. En las zonas donde hay
presencia humana continua y se realizan diferentes actividades como agricultura y ganadería, los cauces son más
anchos, aunque disminuye su caudal y su profundidad, sus características físicas denotan perturbación evidente,
el arbolado disminuye y la vegetación ribereña es escasa o ausente. A partir de este punto el orden de corriente
puede aumentar o permanecer sin embargo los caudales son bajos y aquellos en que el volumen no ha disminuido
se perciben aguas con contaminación evidente por descargas de zonas agrícolas, de asentamientos urbanos o
de zonas totalmente urbanizadas. Este patrón se repite durante su trayectoria hasta su desembocadura en el mar,
aunque cabe mencionar que algunos de los afluentes pueden tener buena calidad natural o por tratamiento lo que
en algunos casos disminuye el nivel de contaminación de las aguas, pero esto no es generalizado.

Dentro de los principales factores que determinan el establecimiento de comunidades biológicas está la conectividad
del hábitat, sin embargo esto no es algo sencillo de describir y evaluar en los sistemas ribereños, algunos autores
como Cote et al. (2009), han planteado el uso de índices de conectividad longitudinal para redes fluviales con base
en la movilidad de un organismo entre dos puntos de la red elegidos al azar, para evaluar el número de organismos
que se pueden trasladar, su trayectoria, la presencia de barreras en redes dendríticas simuladas y en redes reales,
donde las observaciones indican que la conectividad se ve más afectada por las primeras barreras que se localizan
en la red y depende de su permeabilidad si la conectividad se mantiene o se rompe. Esté índice es sencillo de
calcular y una herramienta útil para investigadores y administradores de recursos naturales.

Cuadro 5.3 Conectividad longitudinal a lo largo del río.

Conectividad transversal

82
Conectividad fluvial

Se le denomina también conectividad lateral u horizontal y es la que se debe mantener hacia las márgenes de la
ribera o la llanura de inundación, permite proporcionar la humedad necesaria a la ribera y sostener la biodiversidad
del ambiente de ribera, considerando tanto a los organismos terrestres como los acuáticos, ya que las comunidades
ribereñas dependen de la humedad o inundación de acuerdo a la estacionalidad.

Las crecidas o inundaciones de la ribera recargan los acuíferos, favorecen la incorporación de materiales
biológicos y nutrimentos, mismos que incrementan la productividad acuática y mantienen la cadena trófica
(Elliot, 2010).

La conectividad transversal es sumamente importante, ya que permite el intercambio de agua, sedimentos, materia
orgánica, nutrimentos y organismos, además de la incorporación de materiales de desecho o residuos que son
transportados hacia los cauces, lo cual es favorecido por la pendiente.

La presencia de precipitación pluvial abundante tiende a generar escurrimientos que incrementan el caudal de las
corrientes superficiales en poco tiempo, pero esto disminuye la infiltración en las zonas aledañas. El desplazamiento
de sedimentos en masa se realiza en eventos de lluvias fuertes y esto altera la calidad del agua, los niveles tróficos,
y las comunidades biológicas no solo acuáticas, sino ribereñas (Bolland et al., 2012)

Cuadro 5.4 Conectividad transversal.

Las aguas reciben y transportan nutrientes y materia orgánica que benefician la productividad primaria y el desarrollo
del plancton, la vegetación acuática, los invertebrados y los peces en el ecosistema acuático y la vegetación
ribereña, así como el hábitat de gran diversidad de invertebrados terrestres, aves y mamíferos.

Conectividad vertical

83
Ecosistemas ribereños de montaña

Se encuentra representada por la conexión e intercambio entre el caudal, la atmósfera y las aguas subterráneas.
Las propiedades del agua le permiten existir en sus diferentes estados de agregación en el ambiente y además
encontrarse almacenada en la litosfera, la atmósfera, la biosfera y desde luego la hidrosfera.

El intercambio del vital líquido se lleva a cabo por diferentes rutas:

1) De la atmósfera hacia los cuerpos acuáticos o hacia el suelo de donde se infiltra al acuífero o se incorpora
a la corriente.
2) Del suelo, vegetación y corriente hacia la atmósfera por evaporación y evapotranspiración.
3) De las aguas superficiales hacia las subterráneas y viceversa en la zona hiporreica, en función de la
estacionalidad y características específicas del terreno.

La ribera es importante por su gran actividad biológica y a través de los suelos adyacentes y permeables, se
mantiene con la humedad necesaria para mantener su estructura física, facilitar las reacciones químicas que
permiten cumplir su función amortiguadora y la actividad microbiana (www.dnr.state.mn.us/whaf/about/5component/
connectivity.html)

La presencia de sedimentos en el río y el movimiento lento del agua favorece la filtración, la incorporación de
minerales, la regulación térmica y el equilibrio hídrico en el mediano plazo.

Cuadro 5.5 Conectividad vertical.

La conectividad vertical puede determinar el mantenimiento y conservación de hábitats acuáticos, ribereños y


terrestres; sin embargo, también puede afectar de forma rápida y no prevista estos hábitats, así como la calidad del
agua y el suelo ribereño, por la presencia de descargas o incorporación de materiales contaminantes provenientes
de las áreas adyacentes como consecuencia principalmente de actividades humanas.
Esta conectividad se ve impedida cuando se establecen barreras al río, se construyen canales, o se entuban los
caudales, lo que rompe esta conectividad vertical e impide la conservación de los hábitats principalmente acuáticos.

84
Conectividad fluvial

Conectividad temporal
Además de las tres dimensiones mencionadas anteriormente Ward y colaboradores consideraron importante incluir
la dimensión temporal en el tema de la conectividad, aunque otros autores como Petts y Amoro (1996) no coinciden
con su propuesta y únicamente consideran los ejes longitudinal, lateral y vertical.

Las corrientes presentan patrones de comportamiento en el tiempo que son predecibles y dan continuidad al
funcionamiento ecosistémico de la corriente y el ambiente ribereño. Tienden a crecer y disminuir estacionalmente
en función de la precipitación pluvial, el deshielo y la sequía, la biota evoluciona y se adapta a estos cambios.

El paso del tiempo nos muestra los cambios en los cauces que van de rectos, a curvilíneos, con meandros, trenzados
o anastomosados, etc., con ello las variaciones sedimentarias, la erosión de las orillas y las modificaciones en hábitats
tienden a buscar el equilibrio en el ecosistema www.dnr.state.mn.us/ whaf/about/5-component/connectivity.html).

Cuadro 5.6 Variaciones estacionales en el caudal del río.

El cambio climático o la variabilidad climática están modificando estos patrones, aunados a los térmicos y por lo
tanto las características de los ambientes de ribera; las acciones que se realicen para mitigar estos cambios nunca
serán demasiadas para evitar la disminución de la diversidad biológica.

Diseño de imágenes: Tania Alejandra Campos Lince y Guerra


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87
Capítulo VI
Estudio florístico de
ambientes ribereños
de alta montaña en
el volcán Iztaccíhuatl
Carlos Castillejos Cruz
Ecosistemas ribereños de montaña

INTRODUCCIÓN

L
os ecosistemas ribereños de alta montaña son sitios de enorme importancia biológica y ecológica, por ser fuente
de recursos imprescindibles como el agua y la biodiversidad. En estos ecosistemas pueden encontrarse gran
variedad de ambientes donde se desarrollan comunidades vegetales que se han adaptado a las condiciones
climáticas, entre las cuales, las variaciones en temperatura, humedad e irradiación solar constituyen los principales
factores que determinan la distribución, abundancia y densidad de las poblaciones de plantas y animales.

Los ambientes ribereños, permiten a las zonas que los albergan procesar grandes cantidades de materia orgánica,
mineralizar y recircular nutrimentos como el nitrógeno, fósforo, azufre, entre otros; además de mejorar la cantidad y
calidad del agua disponible para las poblaciones humanas, así mismo, facilitan el procesamiento de contaminantes
y regulan la temperatura y luz que ingresa a los ecosistemas acuáticos. Por estas razones los sistemas ribereños
pueden categorizarse dentro de los más diversos, frecuentemente fértiles y productivos (Romero et al., 2014).

A escala mundial, estos ecosistemas son frágiles y poco estudiados, en particular, son escasos los trabajos en
los ambientes ribereños en el Parque Nacional Izta-Popo, sobre todo los relacionados con la vegetación que
prospera en altitudes que van de 3500 a 4500 metros donde se encuentran ambientes acuáticos y subacuáticos de
alta montaña que resguardan especies que pueden soportar condiciones de inundación, temperaturas extremas,
irradiación solar severa o cuya presencia está determinada según la distancia a la que se encuentren del cuerpo
de agua.

En el Parque Nacional, los recursos hídricos se originan principalmente por deshielo de los glaciares, condensación
orográfica y la precipitación pluvial cuyo aporte de agua forma corrientes superficiales permanentes o intermitentes,
además de la infiltración de agua que alimenta las corrientes subterráneas. A partir de 4500 m de altitud se presentan
los glaciares que al descongelarse forman los primeros manantiales que fluyen libremente gracias a las pendientes
pronunciadas en los sitios de mayor altitud y que paulatinamente su flujo y velocidad es cada vez más atenuada
conforme descienden o fluyen por sitios de poca pendiente y, en este caso, pueden acumularse y formar sistemas
de charcas o pozas permanentes de tamaño variado y por lo general con poca profundidad. La investigación de la
vegetación riparia del Parque Nacional como estudio tuvo como objetivo brindar información relacionada con las
especies vegetales asociadas a los ambientes ribereños, particularmente de aquellas que se distribuyen en zonas
inundadas cercanas a 4000 metros.

En este contexto, el estado del arte en ésta temática señala que Las especies vegetales que se desarrollan en
cuerpos de agua, lugares inundados o en cercanías a sistemas acuáticos, han sido clasificadas como plantas
acuáticas y subacuáticas, sin embargo el concepto de planta acuática incluye una enorme variedad de subtipos
por lo que esta clasificación es algo complicada y ambigua por las diferentes adaptaciones y tolerancias que tienen
las especies.

Concepto de planta acuática


Se han formulado diversas definiciones y clasificaciones de plantas acuáticas con base en sus adaptaciones,
tolerancias, forma biológica y formas de vida de las especies que se desarrollan en estos hábitats, sin embargo,
las plantas consideradas como hidrófitas o plantas acuáticas estrictas, son las que se desarrollan en el agua o
sobre un sustrato o suelo (hidromorfo) que al menos esté periódicamente anaerobio debido a un exceso de agua
(Raunkiaer, 1934; Weaver & Clements, 1938; Muenscher, 1944; Cook et al. 1974; Cook, 1990; Daubenmire,
1979; Novelo & Gallegos, 1988; Lot et al. 1993; Tiner, 1991) Es importante resaltar, que dentro del concepto de

90
Estudio florístico de los ambientes ribereños de alta
montaña en el volcán Iztaccíhuatl

planta acuática, se incluyen algunas especies que no son propias de los ambientes acuáticos, especialmente en
el caso de aquellas que son tolerantes, donde se pueden incluir plantas que soportan el disturbio, frecuentemente
como malezas.

Debido a que en los diferentes ambientes las condiciones de humedad pueden variar y las plantas que viven allí
tienen diferentes adaptaciones, es práctico dividirlas en tres categorías que son: acuáticas estrictas, subacuáticas
y tolerantes (Lot et al. 1993).

Figura 6.1 Esquema que ilustra los tipos de plantas hidrófitas consideradas en este trabajo, de acuerdo con
su nivel de inundación y saturación (Tomado de Mora-Olivo y Villaseñor, 2007)

Cada categoría representa la zona que ocupan las plantas respecto al cuerpo de agua de acuerdo con la clasificación
de humedales de Tiner (1991) (Figura 6.1). Además, las especies incluidas en las categorías anteriores, también se
pueden diferenciar de acuerdo con su forma biológica (hierba, arbusto o árbol) o por su forma de vida (enraizada
emergente, enraizada de hojas flotantes, enraizada de tallos postrados, enraizada sumergida, libre flotante y libre
sumergida (Dalton y Novelo, 1983; Sculthorpe, 1985).

Las plantas hidrófitas pueden conformar un tipo de vegetación bien definido (humedales zonales) o estar incluidas
dentro de otros tipos donde forman asociaciones vegetales definidas por su relación con el agua (humedales
azonales). Los humedales representan comunidades muy diversas, que se caracterizan por presentar una
composición florística variada y factores ambientales altamente dinámicos por lo que es complicado definir con

91
Ecosistemas ribereños de montaña

precisión sus límites. Para Cowardin et al. (1999), los humedales son áreas donde la saturación con agua es
el factor dominante que determina la naturaleza del desarrollo del suelo y del tipo de comunidades de plantas y
animales que viven en él o sobre su superficie y representan áreas de transición entre los sistemas acuáticos y
terrestres donde el nivel freático usualmente está a nivel de superficie o cerca de ésta o bien, la superficie está
cubierta por aguas someras. La característica que todos los humedales comparten, es que los suelos o sustratos
están al menos periódicamente saturados o cubiertos de agua.

También se ha definido a los humedales como zonas de transición entre los sistemas o ambientes acuáticos y los
terrestres, que constituyen áreas de inundación temporal o permanente, tanto continentales como costeros, sujetos
o no a la influencia de mareas, y se han identificado tres criterios básicos para su delimitación: 1] la presencia de
inundación o saturación del suelo; 2] la presencia de vegetación hidrófila, y 3] la presencia de suelos hidromorfos
(Capitulo 2).

Rzedowski (1978) incluyó entre los humedales a la vegetación marina litoral, manglar, popal, tular y carrizal,
vegetación flotante, vegetación sumergida, otras comunidades herbáceas anfibias o subacuáticas y bosques de
galería. Con base en este último criterio, los humedales de nuestro país están representados por tres grandes tipos
de ambientes: los marinos, los estuarinos y los dulceacuícolas, e incluyen una enorme diversidad de superficies
cubiertas de agua con régimen natural o artificial, permanentes o temporales, estancadas o corrientes, dulces,
salobres o saladas (SEMARNAT, 2008).

Concepto de ambiente ribereño


Ya se ha citado en capítulos anteriores que Naiman et al. (2000), se refieren al término ribereño como aquellas
comunidades bióticas y su ambiente en las orillas de quebradas o cañadas, ríos, lagunas, lagos y otros humedales.
Las áreas ribereñas son influenciadas por inundaciones anuales, nivel freático alto y suelos húmedos. Las áreas
ribereñas sostienen ecosistemas más diversos estructuralmente y más productivos en biomasa animal y vegetal
que las áreas adyacentes de tierra firme. Además, son zonas extremadamente importantes ya que proveen el
hábitat a gran diversidad de animales y sirven como ruta de migración y zonas de conexión para una amplia
variedad de animales. Las comunidades de bosques ribereños comúnmente son presentadas y percibidas como
galerías distintivas dentro de una matriz boscosa (bosque ribereño propiamente dicho) o dentro de una matriz no
boscosa (bosque ribereño de galería) (Rosales & Leal, 2003).

Los ecosistemas ribereños presentan y propician interacciones bióticas y abióticas que permiten al sistema procesar
cantidades considerables de sedimentos, mejorar la cantidad y calidad del agua, facilitar el procesamiento de
contaminantes y regular la temperatura de una mejor manera que aquellos sitios sin este tipo de vegetación. Por
otro lado, los sistemas ribereños pueden categorizarse dentro de los más diversos, fértiles y productivos, debido
principalmente a su ubicación cercana a los cursos y cuerpos de agua, donde los depósitos aluviales proporcionan
un suelo rico en nutrimentos y materia orgánica (Romero et al., 2014).

Los ambientes de este tipo representan la interface entre los ecosistemas terrestres y acuáticos, lo que les permite
poseer características únicas como diversidad de especies alta e interacciones biológicas complejas. En estos
ecosistemas la variación de factores como la topografía, los materiales orgánicos así como la hidrodinámica
implican la presencia de gradientes de saturación de agua los cuales dirigen el desarrollo de diferentes procesos
biofísicos que permiten la retroalimentación entre ambientes superficiales y subterráneos que controlan los flujos
de energía y materia. Por lo tanto a lo largo de los gradientes longitudinales, laterales y verticales se puede
encontrar la existencia de comunidades bióticas estructuradas u organizadas en tiempo y espacio. En resumen, la
vegetación ribereña constituye una asociación vegetal dinámica y compleja que se caracterizan por tener diversos

92
Estudio florístico de los ambientes ribereños de alta
montaña en el volcán Iztaccíhuatl

hábitats y abarcar diferentes procesos ecológicos y son por lo tanto hábitats críticos para la conservación de la
biodiversidad en especial de especies raras y amenazadas (Vázquez et al., 2015).

Para este estudio de la vegetación riparia de montaña, se realizaron recolectas botánicas durante las cuatro
estaciones del año en el periodo de 2013 a 2014, se recorrieron la mayor cantidad de ambientes ribereños
presentes de 3500 a 4400 m de altitud principalmente en el volcán Iztaccíhuatl del Parque Nacional Izta-Popo,
visitando cascadas, ríos, pozas permanentes, cuerpos de agua temporales y áreas con suelos saturados de agua.
Se describieron y registraron los parámetros micro-ambientales de los sitios donde se localizaban las plantas y se
anotaron las principales características biológicas de las especies, así como fecha de recolecta, especies asociadas
y abundancia. Las plantas fueron herborizadas y depositadas en el herbario de la Facultad de Estudios Superiores
Zaragoza de la Universidad Nacional Autónoma de México (FEZA) donde fueron determinadas. Adicionalmente se
revisaron ejemplares depositados en el Herbario Nacional de México (MEXU). La información obtenida con estas
actividades se complementó con la consulta a bases de datos públicas (como la REMIB y W3TROPICOS) revisión
de literatura especializada, como son revisiones y monografías taxonómicas, además de estudios florísticos, todo
esto con el fin de tener el inventario de las especies lo más completo posible.

Todas las determinaciones fueron cotejadas con ejemplares de herbario depositados en herbarios o disponibles en
internet. La ortografía correcta de los nombres científicos se validó y estandarizó de acuerdo con las bases de datos
del International Plant Name Index (w.w.w.ipni.org) y del Missouri Botanical Garden W3 TROPICOS (w.w.w.mobot.
org). Las autoridades de los taxa se citaron conforme a Brummitt y Powell (1992) y Villaseñor (2001). En el listado
florístico, las familias botánicas se organizaron de acuerdo con los siguientes autores: pteridofitas, Mickel y Smith
(2004); gimnospermas, McVaugh (1992) y monocotiledóneas y eudicotiledóneas, APG III (2009).

De las especies encontradas se recopiló información bibliográfica y de herbario relativa a su forma de vida y
crecimiento, distribución por nivel de tolerancia a la inundación, tipo de asociación vegetal y gradiente altitudinal
máximo al que se puede encontrar la especie. También se investigó la distribución a nivel mundial, para lo cual se
utilizó la misma bibliografía y bases de datos mencionadas.

Con base en su distribución geográfica, cada especie se ubicó en alguno de los siguientes patrones: Endémica
de la zona de estudio (0), México: norte al sur de México (1a), norte al centro de México (1b), centro de México
(1c), centro al sur de México (1d); Megaméxico I, sur de Estados Unidos de América a México (2a), sur de
Estados Unidos de América al centro de México(2b); Megaméxico II, México al norte de Nicaragua (3a), centro de
México al norte de Nicaragua (3b); Megaméxico III sur de Estados Unidos de América al norte de Nicaragua (4);
Distribución continental (5); Amplia distribución (6)..

La clasificación en función de su dependencia o tolerancia al agua fue la siguiente; acuática estricta (Acu),
semiacuática (Sac) y tolerante (T). Las formas de crecimiento empleadas según los criterios de Rzedowski y
Calderón (2001) fueron: árbol (A), arbusto (Ar) y hierba (H). Para las hierbas se distinguieron además las siguientes
categorías: arrosetada (Ha), erectas (He), rastreras (Hr) y suculentas (Hsu).

Los resultado muestran un registro de 39 familias, 92 géneros, 168 especies y 11 taxa infraespecíficos de plantas
vasculares (Listado florístico). El mayor número de familias correspondió a eudicotiledóneas, seguidas de las
monocotiledóneas (Cuadro 6.1).

Entre las angiospermas se ubicaron 95.8% de las especies, 2.4% correspondieron a las monilofitas y las
gimnospermas representaron el 1.8% de la flora total. Asteraceae, Poaceae y Caryophillaceae, fueron las familias
mejor representadas en el nivel de especie. Los géneros más diversos fueron Senecio, Gnaphalium, Agrostis

93
Ecosistemas ribereños de montaña

Muhlenbergia, Cerastium, Ranunculus y Castilleja (Cuadro 6.2). La forma de crecimiento predominante fue la
herbácea con un 92.3% donde destacaron las hierbas erectas con 42.8 %, seguidas de las hierbas arrosetadas
con 26.2%. Los arbustos correspondieron al 6.5% mientras que los árboles contribuyeron con el 1.2% (Cuadro 6.3).

Cuadro 6.1 Riqueza de plantas vasculares en los ambientes ribereños de


alta montaña en el volcán Iztaccíhuatl del Parque Nacional Izta-Popo.

TAXA FAMILIAS GÉNEROS ESPECIES TAXA


INFRAESPECÍFICOS
Monilofitas 3 4 4 0
Gimnospermas 2 3 3 1
Monocotiledóneas 6 17 39 3
Eudicotiledóneas 28 68 122 7
TOTAL 39 92 168 11

Cuadro 6.2 Familias y géneros de plantas vasculares mejor representadas en los ambientes
ribereños de alta montaña en el volcán Iztaccíhuatl del Parque Nacional Izta-Popo.

FAMILIA ESPECIES GÉNEROS ESPECIES


Asteraceae 35 Senecio 10
Poaceae 24 Gnaphalium 6
Caryophillaceae 13 Agrostis 5
Rosaceae 9 Muhlenbergia 5
Scrophulariaceae 7 Cerastium 5
Apiaceae 6 Ranunculus 4
Juncaceae 6 Castilleja 4

Cuadro 6.3 Formas de vida presentes en los ambientes ribereños de alta montaña
en el volcán Iztaccíhuatl del Parque Nacional Iztaccíhuatl-Popocatépetl.

FORMA DE CRECIMIENTO ESPECIES


% CON RESPECTO A
CANTIDAD
LA FLORA TOTAL
Herbáceas
Erectas 72 42.8
Arrosetadas 44 26.2
Rastreras 35 20.8
Suculentas 4 2.4
Arbustos 11 6.5
Árboles 2 1.2
TOTAL 168 100

94
Estudio florístico de los ambientes ribereños de alta
montaña en el volcán Iztaccíhuatl

En la zona de estudio se reconocieron 14 asociaciones vegetales (cuadro 4), cuatro de ellas corresponden a
comunidades individuales y 10 a comunidades donde se mezclan dos tipos diferentes. Las asociaciones individuales
son: pastizal alpino, bosque de Pinus hartwegii, bosque de Abies y vegetación acuática y subacuática.

Cuadro 6.1 Asociaciones vegetales donde se distribuyen las plantas vasculares presentes en los ambientes
ribereños de alta montaña en el volcán Iztaccíhuatl del Parque Nacional Izta-Popo.

NÚMERO DE
ASOCIACIÓN VEGETAL CLAVE
ESPECIES
Pastizal Alpino PAL 33
Bosque de Pinus hartwegii BP 15
Bosque de Abies BA 3
Vegetación acuática VA 3
Vegetación acuática-Pastizal Alpino VA,PAL 3
Pastizal Alpino-Vegetación acuática PAL,VA 11
Bosque de Pinus hartwegii-Vegetación acuática BP,VA 2
Bosque de Abies-Vegetación acuática BA,VA 1
Pastizal Alpino-Bosque de Pinus hartwegii PAL,BP 43
Pastizal Alpino-Bosque de Abies PAL,BA 3
Bosque de Pinus hartwegii-Pastizal Alpino BP.PAL 32
Bosque de Pinus hartwegii-Bosque de Abies BP,BA 8
Bosque de Abies-Bosque de Pinus hartwegii BA,BP 7
Bosque de Abies-Pastizal Alpino BA.PAL 3
TOTAL 14 168

El pastizal alpino se establece principalmente en altitudes de 4500 a 3800 m en pendientes y laderas pronunciadas,
en amplias extensiones fisonómicamente homogéneas, corresponde a comunidades herbáceas dominadas por
gramíneas amacolladas de porte mediano que incluye a ejemplares de especies arrosetadas y en forma de cojines.
Los elementos florísticos predominantes son Agrostis tolucensis, Calamagrostis orizabae, C. toluccensis, Festuca
lívida, F. toluccensis, Muhlenbergia quadridentata, M. nigra, Phleum alpinum, Poa conglomerata y algunas especies
de la familia y a Brassicaceae como Cardamine flaccida, C. obliqua, Descurainia impatiens, Draba jorullensis
y D. nivicola. También se pueden encontrar, Penstemon gentianoides, P. roseus, Cirsium ehrenbergii, Senecio
cinerarioides, S. gerberifolius y S. roseus.

El bosque de Pinus hartwegii se localiza en zonas con pendientes pronunciadas, por lo común entre 2700 y 4000
m, es un bosque conformado por árboles relativamente bajos (5 a 20 metros de altura) agrupados de forma densa a
francamente abiertos es una comunidad casi pura que corresponde al límite de la vegetación arbórea en el Parque
Nacional. Florísticamente se caracteriza por tener un estrato herbáceo bien definido conformado principalmente
por gramíneas como Agrostis bourgaei, A. tolucensis, Cinna poiformis, Festuca tolucensis, Muhlenbergia nigra,
M. quadridentata, Nesella mucronata con algunos representantes de otras familias botánicas como Spiranthes
hyemalis, Achillea millefolium, Bidens triplinervia, Gnaphalium oxiphyllum var. oxiphyllum, Selloa plantaginea,
Senecio cinerarioides, S. mairetianus, Cerastium orithales, Gentiana spathacea, Oxalis alpina, Solanum demissum;
el estrato arbustivo está poco desarrollado y en él se pueden encontrar ejemplares de Baccharis conferta, Berberis
alpina, Juniperus monticola f. compacta, Ribes ciliatum y Senecio platanifolius.

95
Ecosistemas ribereños de montaña

La asociación de Abies religiosa se localiza principalmente en las barrancas, cañadas y partes bajas de laderas
entre los 3 000 y 3 500 m de altitud; en la zona de estudio ocupar lugares húmedos y protegidos, en donde forma
masas puras de gran densidad y cobertura; sin embargo en sus límites de altitud superior e inferior es menos
denso y se mezcla con algunas especies del género Pinus. Se caracteriza por presentar un estrato arbustivo bien
definido conformado por Senecio angulifolius, Senecio barba-johannis, Eupatorium glabratum, Fuchsia microphylla,
Symphoricarpos microphyllus, Buddleia parviflora, Salix paradoxa, Pernettya postrata, Ribes ciliatum; el estrato
herbáceo presenta a Acaena elongata, Alchemilla procumbens, Arenaria lanuginosa, Asplenium castaneum,
Bromus carinatus, Dydimaea alsinoides, Castilleja tenuiflora, Elaphoglosum hartwegii, Eleocharis acicularis, Galium
aschenbornii, Salvia elegans, Senecio plantanifolius, Penstemon gentianoides y Pleopeltis polylepis

La vegetación acuática y subacuática está conformada por un gran número de plantas herbáceas de talla pequeña
que viven arraigadas en el fondo de pozas o corrientes de agua poco profundos, en suelos permanentemente
húmedos a la orilla de arroyos o bien en zonas pantanosas, en lugares cercanos a manantiales y cascadas, forman
una comunidad mezclada, donde se pueden encontrar coexistiendo, plantas acuáticas estrictas, subacuáticas y
tolerantes. En el parque las plantas acuáticas estrictas están representadas por: Callitriche heterophylla, Gratiola
oresbia, Lilaeopsis schaffneriana, Limosella aquatica, Montia chamissoi y Epilobium ciliatum ssp. ciliatum, especies
que habitan pozas permanentes de tamaño pequeño con 30 a 50 cm de profundidad donde los organismos se
encuentran arraigadas al fondo pueden permanecer sumergidas o emerger algunas hojas y las flores. El componente
de las plantas subacuáticas es más numeroso y principalmente está asociado a las orillas de arroyos y zonas
periféricas que se mantienen saturadas de agua durante todo el año, algunas especies características de esta
asociación son: Weldenia candida, Carex echinata subsp. townsendii, C. hermannii, C. orizabae, C. peucophila,
Eleocharis acicularis, Halenia pringlei, Juncus articus var. andicola, J. articus var. mexicanus, J. ebracteatus,
Luzula caricina, Agrostis bourgaei, A. calderoniae, Muhlenbergia orophila, Phleum alpinum, Eryngium subacaule,
Mimulus glabratus, Plantago tubulosa Potentilla candicans P. ranunculoides, Ranunculus donianus, R. multicaulis,
R. peruvianus, R. praemorsus var. amellus, entre otras. El componente de plantas tolerantes es el más numeroso
y comprende especies que habitan en general ambientes terrestres alejados de los cuerpos de agua, pero pueden
habitar sitios con inundaciones o saturación de agua en forma estacional.

Las 14 asociaciones vegetales encontradas corresponden a sitios que de una forma directa o indirecta constituyen
el paisaje de los ambientes ribereños de alta montaña en el volcán Iztaccíhuatl, principalmente a lo largo del cauce
de arroyos permanentes que se originan por el deshielo de los glaciares a una altitud de 4500 m y que durante su
curso generan las condiciones adecuadas para el establecimiento de especies de plantas acuáticas, subacuáticas
y tolerantes (cuadro 5).

Cuadro 6.5 Distribución de las especies según su tolerancia a la inundación en los ambientes
ribereños de alta montaña en el volcán Iztaccíhuatl del Parque Nacional Izta-Popo.

TOLERANCIA A LA INUNDACIÓN NÚMERO DE ESPECIES


Plantas tolerantes 128
Plantas semiacuáticas 35
Plantas acuáticas 6

La composición de la flora que se relaciona con los ambientes ribereños de alta montaña está comprendida por
especies que tiene distribución principal en México (46.4 %), particularmente en el centro de México (19.6%) donde
destacan 11 especies endémicas de las regiones montañosas (6.5% ) con altitudes superiores a los 3800 m como

96
Estudio florístico de los ambientes ribereños de alta
montaña en el volcán Iztaccíhuatl

es el caso de Carex hermanni, Agrostis calderoniae, Poa orizabensis, Oreomyrrhis tolucana, Gnaphalium nubicola,
Berberis alpina, Sedum clavifolium, entre otras.

En los otros patrones se agruparon el 53.6% de los taxa repartidos en cinco patrones de distribución. Megamexico I,
megamexico II, megamexico III, distribución continental y amplia distribución (cuadro 6.6).

Cuadro 6.6 Patrones geográficos donde se distribuyen las plantas vasculares presentes en los
ambientes ribereños de alta montaña en el volcán Iztaccíhuatl del Parque Nacional Izta-Popo.

PATRÓN GEOGRÁFICO NÚMERO DE ESPECIES


Endémicas de la zona montañosa del centro de México 11
México 67
Megaméxico I 3
Megaméxico II 41
Megaméxico III 6
Distribución continental 33
Amplia distribución 7
TOTAL 168

DISCUSIÓN
Según Rzedowski y Calderón (1989), en el Valle de México se han registrado 175 familias de fanerógamas 684
géneros y 2017 especies. Al comparar esta cifras con las obtenidas en este estudio, se puede observar que las
39 familias inventariadas, representan poco más de un tercio de las fanerógamas documentadas para el Valle de
México, los 92 géneros corresponden a 13.45% y las 168 especies son cerca de 10% del total, de donde se deduce
que a pesar de ser un área pequeña, muy localizada y con condiciones ambientales extremas para la supervivencia
de las plantas vasculares, contiene una alta diversidad florística, como ya había sido señalado por Romero et al.
(2014).

La predominancia en la zona de estudio de las especies de Asteraceae se puede explicar de acuerdo con Rzedowski
(1991), autor que documentó que las especies de la familia Asteraceae son abundantes en las regiones montañosas
de México; además, están mejor representadas en el centro del país; como es el caso de la zona de estudio. El
siguiente taxa en número de especies fue Poaceae, familia que ocupa el tercer lugar en el mundo en cuanto a
diversidad de especies. Para el Valle México, Rzedowski y Calderón (1989), señalaron que existen 75 géneros
y 242 especies; por lo tanto, los 10 géneros y las 24 especies registradas en la zona de estudio, representan el
13.3% y el 9.9% respectivamente del total de las gramíneas de Valle de México. La diversidad de gramíneas en
la zona de estudio está conformada por especies bien adaptadas a las condiciones extremas de temperatura e
irradiación solar que se presentan a lo largo del año en el pastizal alpino; dentro de estas adaptaciones, la principal
es el crecimiento en forma de macollos. Caryophillaceae es la tercera familia mejor representada en los ambientes
ribereños de alta montaña del volcán Iztaccíhuatl lo cual no es raro debido a que esta familia según Calderón (2001)
tiene su mayor diversidad en regiones templadas y frías o en los trópicos en lugares montañosos elevados, para el
valle de México se reconocen 18 géneros y 95 especies por lo que los seis géneros y 13 especies representan el
33.3% y 13.75% para el valle, respectivamente.

97
Ecosistemas ribereños de montaña

El Cuadro (6.7) muestra el listado florístico de las plantas vasculares asociadas a los ambientes ribereños de alta
montaña en el volcán Iztaccíhuatl del Parque Nacional Izta-Popo con las siguientes características y clave de
denominación: Dependencia o tolerancia al agua (DTA): acuática estricta (Acu), semiacuática (Sac) y tolerante
(T). Forma de crecimiento (FC): árbol (A), arbusto (Ar), hierba (H), arrosetada (Ha), erectas (He), rastreras (Hr),
suculentas (Hsu) y parásita (Hpa). Distribución geográfica (DG): Endémica de la zona de estudio (0), México:
norte al sur de México (1a), norte al centro de México (1b), centro de México (1c), centro al sur de México (1d);
Megaméxico I, sur de Estados Unidos de América a México (2a); Megaméxico II, México al norte de Nicaragua
(3a), centro de México al norte de Nicaragua (3b); Megaméxico III sur de Estados Unidos de América al norte de
Nicaragua (4); Distribución continental (5); Amplia distribución (6). Altitud máxima a la que se distribuye
(AM). Tipo de asociación vegetal (TAV): bosque de Pinus hartwegii (BP), bosque de Abies (BA) pastizal Alpino
(PAL) y vegetación acuática y subacuática (VA).

Cuadro 6.7 Listado florístico de las plantas vasculares asociadas a


los ambientes ribereños de alta montaña en el volcán Iztaccíhuatl.

TAXA DTA FC DG AM TAV


MONILOPHYTA
ASPLENIACEAE
Asplenium castaneum T He 5 4350 BP,BA
DRYOPTERIDACEAE
Elaphoglusum hartwegii T He 5 4100 BP,BA
Polystichum speciosissimum T He 5 4000 BP,PAL
POLYPODIACEAE
Pleopeltis polylepis (Romer ex Kunze) T. Moore T He 5 4350 BA
GIMNOSPERMAS
CUPRESSACEAE
Juniperus monticola f. compacta Martínez T Ar 1b 4200 BA,BP

PINACEAE
Abies religiosa (Kunth) Schtdl.& Cham. T A 3a 3500 BA
Pinus hartwegii Lindl. T A 3a 4200 BP
ANGIOSPERMAS
MONOCOTILEDÓNEAS
COMMELINACEAE
Weldenia candida Schult.f. Sac Ha 3a 4000 BP, PAL
CYPERACEAE
Carex echinata Murray subsp. townsendii (Mack.) Reznicek Sac Ha 3a 3800 BP, VA
C. hermannii Cochrane Sac Ha 0 3850 PAL, VA
C. orizabae Liebm. Sac Ha 1d 4300 BP, VA
C. peucophila Holm. Sac Ha 1d 4000 BP, PAL
Eleocharis acicularis Turcz. ex Steud. Sac Ha 3a 3500 BA, VA
IRIDACEAE
Sisyrinchium quadrangulatum Klatt T Ha 1a 4000 BP, PAL

98
Estudio florístico de los ambientes ribereños de alta
montaña en el volcán Iztaccíhuatl

TAXA DTA FC DG AM TAV


S. tenuifolium Humb.& Bonpl. ex Will. T Ha 1a 3800 BP, PAL
JUNCACEAE
Juncus articus var. andicola (Hook) Blaslev Sac He 5 3850 PAL, VA
J. articus var. mexicanus (Willd.) Blaslev Sac He 5 3900 PAL, VA
J. ebracteatus Liebm. Sac He 5 3650 PAL, VA
Luzula caricina E.Mey Sac He 1a 3900 PAL, VA
L. denticulata Liebm. T He 5 3700 PAL, BP
L. racemosa Desv. T He 5 3900 BP, PAL
ORCHIDACEAE
Spiranthes hyemalis A. Rich.& Galeotti T Ha 1a 3950 BP
POACEAE
Agrostis bourgaei E. Fourn. Sac Ha 0 3900 PAL, BP
A. calderoniae Acosta Sac Ha 0 3800 PAL, BP
A. perennans Tuck. T He 3a 3500 BP, BA
A. subpatens Hitchc. T Ha 0 4100 PAL, BP
A. tolucensis Kunth Sac Ha 5 4100 PAL, BP
Aristida schiedeana Trin. & Rupr. T Ha 4 3800 PAL, BP
Bromus carinatus Hook & Arn. T He 2a 3700 BP, BA
Calamagrostis orizabae Steud. T Ha 1d 4000 PAL, BP
C. toluccensis Trin. ex Steud. T Ha 3b 4100 PAL, BP
Cinna poiformis (Kunth) Scribn. & Merr. T He 5 4050 BP
Festuca livida Willd. ex Spreng T Ha 3b 4200 PAL
F. orizabensis E.B. Alexeev T Ha 3b 3600 BP, BA
F. tolucensis Kunth T Ha 3b 4150 PAL, BP
Muhlenbergia nigra Hitchc T Ha 3b 3900 PAL, BP
M. orophila Sac Ha 3b 3900 PAL, BP
M. peruviana Steud T Ha 4 3900 PAL, BP
M. quadridentata Trin. T Ha 3a 3900 PAL, BP
M. ramulosa (Kunth) Swallen T He 3a 3500 BA, BP
Nesella mexicana (A. Hitchc.) Pohl T He 1a 3800 BA, BP
N. mucronata (Kunth) R. W. Pohl T He 5 3500 BP
Phleum alpinum L. Sac Ha 5 4000 PAL, VA
Poa annua L. T Ha 6 4100 PAL, BP
P. conglomerata Rupr. ex Galeotti T He 3b 4200 PAL, BP
P. orizabensis Hitchc. T Ha 0 4100 PAL
EUDICOTILEDÓNEAS
APIACEAE
Oreomyrrhis orizabae I.M. Johnst. T Ha 1a 4000 PAL
O. tolucana I.M. Johnst. Sac Ha 0 4000 PAL
Eryngium carlinae F. Delaroche T Ha 3a 3500 BP, PAL

99
Ecosistemas ribereños de montaña

Cuadro 6.7 Listado florístico de las plantas vasculares asociadas a


los ambientes ribereños de alta montaña en el volcán Iztaccíhuatl (continuación).

TAXA DTA FC DG AM TAV


E. proteiflorum F. Delaroche T Ha 1c 4200 PAL
E. subacaule Cav. Sac Ha 1c 3950 PAL, BP
Lilaeopsis schaffneriana J. M. Coult. & Rose Acu He 1b 3850 VA, PAL
Tauschia alpina (J. M. Coult. & Rose) Mathias T Hr 1c 4200 PAL
ASTERACEAE
Achillea millefolium L. T He 2a 3700 BP
Ageratina prunellifolia (Kunth) R.M. King & H.Rob T He 1c 4000 PAL, BP
Baccharis conferta Kunth T Ar 1c 3800 BP, PAL
Barkleyanthus salicifolius (Kunth) H.Rob & Brettell T Ar 4 3650 PAL, BP
Bidens anthemoides (DC.) Sherff T Ar 1c 3800 BP, PAL
B. triplinervia Kunth T He 5 3900 BP
Cirsium ehrenbergii Sch. Bip. T He 1b 4000 PAL, BP
C. nivale (Kunth) Sch. Bip. T He 1c 4100 PAL, BP
Conyza coronopifolia Kunth T He 5 3600 PAL
C. schiedeana (Less.) Cronquist T He 3b 4000 PAL
Cotula mexicana (DC.) Cabrera Sac Hr 3b 4000 PAL, BP
Erigeron galeotii (A. Gray) Greene T He 1b 4000 PAL, BP
Gamochaeta americana (Mill.)Wedd. T He 4 3500 BP, PAL
G. purpurea (L.) Cabrera T He 5 3500 PAL
Gnaphalium lavandulaceum DC. T He 1c 4300 PAL
G. liebmannii Sch. Bip. ex Klatt var. liebmannii T He 3a 4200 PAL
G. nubicola I.M. Johnst. T He 0 3900 PAL
G. oxiphyllum DC. var. oxyphyllum T He 4 3500 BP
G. sarmentosum Klatt T Hr 1c 4000 PAL, BP
G. standleyi Steyerm. T Hr 0 4100 PAL
Haplopappus stoloniferus DC. Sac He 1c 3800 PAL,VA
Hymenoxys integrifolia (H.B.K.) Bierner T He 3b 3600 PAL, BP
Hieracium mexicanum Less in Schlecht. & Cham. T He 1c 4000 PAL, BP
Roldana angulifolia (DC.) H. Rob. & Brettell T Ar 1a 4000 BA, BP
Selloa plantaginea Kunth T He 1c 4000 BP
Senecio callosus Sch. Bip. T He 3a 3800 BP, PAL
S. cinerarioides Kunth T Ar 1c 3500 BP
S. gerberifolius Sch. Bip. ex Hemsl. T He 3b 4000 PAL
S. mairetianus DC. T Ar 1c 4150 PAL, BP
S. orizabensis Sch. Bip. ex Hemsl. T He 0 3500 BP
S. platanifolius Benth. T Ar 1c 3700 BA, BP
S. procumbens Kunth T He 1c 4300 PAL, BP
S. sinuatus Kunth T He 1c 3500 PAL, BA

100
Estudio florístico de los ambientes ribereños de alta
montaña en el volcán Iztaccíhuatl

Cuadro 6.7 Listado florístico de las plantas vasculares asociadas a


los ambientes ribereños de alta montaña en el volcán Iztaccíhuatl (continuación).

TAXA DTA FC DG AM TAV


S. roseus Sch. Bip T He 1c 4000 BP, PAL
S. toluccanus DC. T He 1a 3950 BA,PAL
BERBERIDACEAE
Berberis alpina Zamudio T Ar 0 4100 BP

BORAGINACAE
Hackelia mexicana (Schltdl. & Cham.) I. M.Johnst. T He 5 3500 BP, BA
Lithospermum distichum Ortega T He 3a 4200 PAL, BA
BRASSICACEAE
Cardamine flaccida Cham. & Schtdl. Sac He 5 4100 BP, BA
C. obliqua Hochst. ex A. Rich. T Hr 5 3900 BP, BA
Descurainia impatiens O. E. Schultz T He 3b 4000 BP, PAL
Draba jorullensis Kunth T He 3b 4100 PAL ,BP
D. nivicola Rose T Ha 1c 3900 PAL
Erysimum capitatum var. capitatum (Douglas ex. Hook.) T He 4 3600 PAL ,BP
Greene
CALLITRICHACEAE
Callitriche heterophylla Pursh Acu He 5 3850 VA
CAMPANULACEAE
Lobelia nana Kunth T Hr 5 3650 PAL ,BP
CARYOPHILLACEAE
Arenaria bougaei Helms. T Hr 1a 3850 PAL ,BA
A. bryoides D. F. K. Schtdl. T Hr 1a 4500 PAL
A. oresbia Greenm. T Hr 1b 4100 BP, PAL
A. reptans Hemsl. T Hr 1a 4100 PAL,BP
Cerastium orithales Schltdl. T Ha 1a 3800 BP
C. purpussi Greenm. Sac Hr 1c 4350 PAL
C. ramigerum Bartl. T Ha 1c 4400 PAL
C. tolucence D. A. Good T Hr 1c 4000 PAL, BP
C. vulcanicum Schltdl. T Hr 3b 4000 PAL
Colobanthus quitensis (Kunth) Bartl. Sac Ha 5 4100 PAL, VA
Drymaira effusa A.Gray T Hr 1b 3900 PAL
Sagina procumbens L. Sac Hr 1a 3850 PAL, VA
Stellaria umbellata Turcz. Sac Hr 6 4100 PAL
CRASSULACEAE
Altamiranoa mexicana (Schltdl.) Rose T Hsu 1a 4000 PAL, BP
Echeveria secunda Boot ex.Lindl T Hsu 1a 4000 PAL, BP
Sedum clavifolium Rose T Hsu 0 4000 PAL, BP

101
Ecosistemas ribereños de montaña

Cuadro 6.7 Listado florístico de las plantas vasculares asociadas a


los ambientes ribereños de alta montaña en el volcán Iztaccíhuatl (continuación).

TAXA DTA FC DG AM TAV


S. minimum Rose T Hsu 1c 4000 PAL, BP
FABACEAE
Lupinus aschenbornii S. Schauer T He 1a 4300 PAL, BP
L. exaltatus Zucc. T He 1a 3700 BP, PAL
L. montanus Kunth T He 3b 4000 BP, PAL
GENTIANACEAE
Gentiana ovatiloba Kuns Sac Hr 3b 3900 PAL
G. perpusilla Brandegee Sac Hr 1c 3800 PAL
G. spathacea Kunth T He 1c 3600 BP
GERANIACEAE
Geranium cruceroense R. Knuth T Hr 1c 3700 BP, PAL
G. potentillifolium DC. T Hr 1c 3600 BP, PAL
GROSSULARIACEAE
Ribes ciliatum Humb. & Bonpl. ex Roem. & Schult. T Ar 3b 4000 BP, PAL
HYDROPHYLLACEAE
Phacelia platycarpa (Cav.) Spreng. T Ha 2a 4000 PAL, BP
LAMIACEAE
Stachys erianta Benth. T Hr 1c 3500 PAL, BP
MONTIACEAE
Calandrinia megarhiza Hemsl. T Ha 3a 3900 PAL, BP
Montia chamissoi Ledeb. ex Spreng. Acu Hr 5 4100 VA, PAL
M. fontana L. Sac Hr 6 3850 PAL, VA
ONAGRACEAE
Epilobium ciliatum Raf. ssp. ciliatum Acu He 5 3850 PAL, VA
OROBANCHACEAE
Castilleja moranensis Kunth T He 1c 3800 BP, PAL
C. pectinata M. Martens & Galeotti T He 3b 3900 BP, PAL
C. scorzonerifolia Kunth T He 1b 4000 BP, PAL
C. toluccensis Kunth T He 1c 4200 PAL
OXALIDACEAE
Oxalis alpina Rose T Hr 5 3500 BP
PLANTAGINACEAE
Plantago australis Lam ssp. hirtella (Kunth) Rahn T Hr 5 3800 BP, PAL
P. nivea Kunth T Ha 3a 3800 PAL
P. tolucensis Plig. T Ha 1c 4200 PAL
P. tubulosa Decne. Sac Ha 5 4100 PAL

102
Estudio florístico de los ambientes ribereños de alta
montaña en el volcán Iztaccíhuatl

Cuadro 6.7 Listado florístico de las plantas vasculares asociadas a


los ambientes ribereños de alta montaña en el volcán Iztaccíhuatl (continuación).

TAXA DTA FC DG AM TAV


POLYGONACEAE
Rumex acetosella L. T He 6 3800 BP, PAL
RANUNCULACEAE
Ranunculus donianus Pritz. T Ha 3a 4100 PAL, BP
R. multicaulis D. Don ex G. Don Sac Ha 1a 4000 PAL
R. peruvianus Pers. Sac Ha 5 3600 PAL
R. praemorsus Kunth ex DC. var. amellus (Briq.) T. Duncan Sac Ha 3a 3500 PAL, BP
ROSACEAE
Acaena eloganta L. T Ar 3b 3500 BA, BP
Alchemilla pinnata Ruiz & Pav. T Hr 5 3800 PAL
A. pringlei (Rydb.) Fedde T Hr 3a 3800 PAL, BP
A. procumbens Rose T Hr 5 4000 BP, PAL
A. vulcanica Cham. & Schltdl. T Hr 5 3950 PAL
Potentilla candicans D.F.K. Schltdl. Sac He 1a 3850 PAL, BP
P. ranunculoides Humb. & Bonpl. ex Nestl. Sac He 1a 3900 BP, PAL
P. richardii Lehm. T Hr 1a 4000 PAL
Sibbaldia procumbens L. T He 6 4000 PAL, BP
RUBIACEAE
Crusea longiflora (Willd. ex Roem. & Schult.) W.R. Anderson T He 3a 4000 PB, PAL
SCROPHULARIACEAE
Gratiola oresbia B.L. Rob. Acu Hr 3a 3500 VA
Limosella aquatica L. Acu He 6 4000 VA
Mimulus glabratus Kunth Sac Hr 5 3850 VA, PAL
Penstemon gentianoides Poir. T He 3a 4200 BP, PAL
P. roseus G. Don. T He 1a 3900 BP, PAL
Sibthorpia repens (L.) Kuntze T Hr 5 3800 BA, BP
Veronica serpyllifolia (L.) var. humifusa (Dickson) Vahl. T Hr 6 3900 BA, PAL
SOLANACEAE
Solanum demissum Lindl. T He 3a 3850 BP
VERBENACEAE
Verbena recta Kunth T He 1c 3600 BA, BP
V. teucriifolia M. Martens & Galeotti T He 3a 3700 BP, PAL
VIOLACEAE
Viola beamanii Calderón T Ha 1c 3950 PAL
V. hemsleyana Calderón T Hr 1c 4000 BA, PAL

103
Ecosistemas ribereños de montaña

Figura 6.2 Ambiente de inundación con flujo constante de agua.

Figura 6.3 Vegetación acuática y subacuática, plantas herbáceas, talla pequeña


que viven arraigadas al fondo de pozas o corrientes de agua poco profundos.

Figura 6.4 Vegetación acuática estricta.

104
Estudio florístico de los ambientes ribereños de alta
montaña en el volcán Iztaccíhuatl

Figura 6.5 Vegetación ribereña


tolerante a elevado porcentaje
de agua en el suelo.

Figura 6.6 Plantas acuáticas estrictas, subacuáticas y


tolerantes en un ambiente de poza de alta montaña.

BIBLIOGRAFÍA
• Almeida J. Lucia, Escamilla, M., Gimenez de Azcárate, J. Gonzalez-Trápaga, A., Cleff A. H., 2011. Vegetación
alpina de los volcanes Popocatépetl, Iztaccíhuatl y Nevado de Toluca. Biodiversidad de la Faja Volcánica
Transmexicana, las prensas de ciencias, México, D.F.
• Cervantes, M., 2007. Conceptos fundamentales sobre ecosistemas acuáticos y su estado en México.
Perspectivas sobre conservación de ecosistemas acuáticos en México. Instituto Nacional de Ecología-
Secretaria del Medio Ambiente y Recursos Naturales. México, D.F., México, 37-67.

105
Ecosistemas ribereños de montaña

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Meta-análisis global y evaluación de especies útiles en el trópico húmedo mexicano. (Tesis Doctoral) Universidad
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• Mora-Olivo, A., Villaseñor, J. L., Martínez, M., 2013. Las plantas vasculares acuáticas estrictas y su conservación
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contexto legal en Chile. Universidad de Chile, Santiago Chile. BOSQUE 35(1): 3-12.
• Vázquez G., J. G. García Franco, G. Castillo, F. Escobar, A. Guillén, M. L. Martínez, K. Mehltreter, R. Novelo, E.
Pineda, V. Sosa, C., Valdepino, A. Campos C., R. Landgrave, E. Montes de Oca, A. Ramírez, J. Galindo, 2015.
Ecosistemas ribereños: un paisaje fragmentado. CONABIO. Biodiversitas, 119:7-11.

106
Capítulo VII
Resiliencia, resistencia,
elasticidad y fragilidad de
los ecosistemas ribereños
de montaña
Eliane Ceccone
Ecosistemas ribereños de montaña

INTRODUCCIÓN

T
odos los grandes ríos del mundo tienen sus cabeceras en tierras montañosas y más de la mitad de la
humanidad depende del agua dulce que se acumula en estas zonas. Estos depósitos de agua son esenciales
para el sustento de la humanidad. Aunque los detalles de los recursos hídricos procedentes de las montañas,
en principio sean bien conocidos, siguen siendo objeto de debate. Mientras que algunas estimaciones proponen
que hasta el 80% del agua dulce del mundo se originan en cuencas de montaña (Montain Forum, 1995), otras más
recientes, estiman en 32% (Meybeck, 2001). De acuerdo con Viviroli et al. (2007), cuando el uso real de agua de
las tierras bajas es considerado explícitamente, el 7% de la superficie mundial de montaña tiene un papel esencial
directo en los recursos hídricos, mientras que otro 37% ofrece el importante servicio de apoyo, esto es de especial
importancia en las regiones áridas y semiáridas, donde la vulnerabilidad estacional y regional a la escasez de agua
es alta. Además, en las zonas áridas las montañas proporcionan claramente una desproporcionada parte de la
descarga total de agua (66,5%) en comparación con su proporción de la superficie total (29,8%). Estos resultados
están de acuerdo con las tendencias ya observadas en las regiones de montaña en respuesta al calentamiento
global del siglo XX y los cambios de precipitación, encontrados por Stewart, (2009) en la Cordillera de Norteamérica.
La gran diferencia entre el las diversas estimaciones pone de relieve la necesidad de una mayor investigación
sobre el papel hidrológico de las montañas para suministro del agua.

El papel fundamental de las montañas y su relativamente alta sensibilidad al calentamiento global proyectado y
el cambio en las tasas de precipitación, pueden ser deducidos de varios informes de referencia recientes, como
del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre la Evaluación de Cambio Climático-Cuarto Informe (IPCC AR4)
(Solomon et al., 2007; Parry et al., 2007) y del documento técnico asociado en Cambio Climático y Agua (Bales et
al., 2008), del Informe Stern (Stern, 2007) y del Informe de Desarrollo del Agua del Tercer Mundo de las Naciones
Unidas (WWDR3 ONU) (WWAP, 2009), aunque ninguno de estos informes en realidad contenga un capítulo
específico sobre montañas.

Desde los años setenta, los ecosistemas montañosos han recibido una atención creciente en varios programas
de investigación. En 1992, en la Cumbre sobre la Tierra (Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio
Ambiente y el Desarrollo) de Rio de Janeiro, se incluyó el Capítulo 13 titulado -Ordenación de los ecosistemas
frágiles: desarrollo sostenible de las zonas de montaña- en la Agenda 21, principal documento de la reunión. La
Comisión de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible designó después a la FAO como coordinador de
tareas para este capítulo de las montañas. Una colaboración de amplitud sin precedentes entre organismos de las
Naciones Unidas, gobiernos nacionales, organizaciones internacionales, ONGs e instituciones de investigación,
hizo posible presentar en el período extraordinario de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas,
Cumbre sobre la Tierra + 5, en 1997, un extenso informe titulado “Mountains of the world: a global priority”
(Montañas del mundo: una prioridad mundial) (Messerli e Ives, 1997), y un documento complementario sobre
políticas, “Mountains of the world: challenges for the twenty-first Century” (Montañas del mundo: desafíos para el
siglo XXI) (Bisaz et al., 1997).

A pesar de que las proyecciones del IPCC AR4 indican un aumento de la precipitación promedio mundial, se espera
una disminución en la precipitación en la mayoría de las regiones donde la relación de suministro y demanda de
agua ya es crítica (Solomon et al., 2007). Esto se refiere especialmente a las zonas de clima subtropical, donde
tanto la vulnerabilidad al agua cuanto la dependencia de los recursos de agua de montaña son altas (Viviroli et al.,
2007). Además, el informe técnico del IPCC sobre el Cambio Climático y Agua presenta un alto nivel de confianza
de que el calentamiento global causará cambios en la estacionalidad de las corrientes de los ríos, donde gran parte
de la precipitación cae actualmente en forma de nieve en invierno (Bales et al., 2008).

108
Resiliencia, resistencia, elasticidad y fragilidad de los
ecosistemas ribereños de montaña

Los bosques desempeñan un papel crucial en el desarrollo sostenible de las zonas de montaña y en la conservación
de las cuencas hidrográficas que suministran agua potable a más de la mitad de humanidad. Ellos albergan algunas
de las concentraciones de biodiversidad más ricas de la tierra. Los bosques de montaña son una importante fuente
de valiosa madera y otros productos madereros y no madereros en muchos países (Viviroli et al., 2003; Viviroli y
Weingartner, 2004).

Pero los bosques de montaña están bajo amenaza como nunca antes: la mayor tasa de la deforestación se
encuentra en los bosques de tierras altas tropicales: 1.1 por ciento anual; y el impacto acumulativo de las industrias
extractivas, como la minería y la madera, los efectos del calentamiento global y la lluvia ácida, y la expansión
rápida, incluso en tales actividades económicas aparentemente inocuas como el ecoturismo están ejerciendo un
efecto negativo en estos ecosistemas críticos. Sin embargo, la lejanía física y política de los bosques de montaña
ha hecho excepcionalmente difícil para las partes interesadas atender a las solicitudes de protección (Viviroli et al.,
2003).

Al mismo tiempo, cada vez más, se acepta que se pueden gestionar los bosques de montaña de forma sostenible
a través de enfoques que reconocen los vínculos entre los ecosistemas y procesos sociales. Los derechos y las
responsabilidades administrativas de las comunidades locales, con el apoyo y arbitraje de instituciones nacionales
o regionales, pueden ser puntos de partida esenciales. Sin embargo, se necesita mucho trabajo para desarrollar y
aplicar tales métodos. Las numerosas interacciones entre los bosques y uso de la tierra agrícola en las zonas de
montaña deben ser reconocidas. Las cuestiones de tenencia de la tierra, capacitación, técnicas de regeneración
natural y, a veces, la provisión de especies adecuadas son fundamentales para el uso sostenible de la tierra, lo
que implica no sólo los bosques, pero los árboles que a menudo son valiosos para la producción de forraje y fruta,
y para la estabilización de taludes. Sin embargo, al crecer la demanda, aumentan las posibilidades de conflicto por
el uso del agua de las montañas. La gestión cuidadosa, la conservación de los recursos hídricos debe ser, por lo
tanto, una prioridad absoluta en un mundo que está destinado a una crisis de agua en el próximo siglo.

Resiliencia, resistencia, elasticidad y fragilidad de los ecosistemas ribereños


de montaña
Las propiedades de los ecosistemas directamente relacionadas con su respuesta ante los diferentes disturbios
son la resiliencia, resistencia, elasticidad y fragilidad, aunque estas propiedades varían dependiendo de las
características particulares de cada ecosistema. En algunos casos, los daños ocasionados al ecosistema son
demasiado severos debido a que los disturbios son demasiado intensos o se prolongan por demasiado tiempo,
afectando seriamente los procesos sucesionales naturales, lo cual reduce su habilidad para recuperarse (Bradshaw
1983). En estos casos, la remoción de la causa del disturbio puede no ser suficiente para lograr su recuperación,
incluso puede causar deficiencias en la disponibilidad de agua, pérdida de la capa de suelo con el subsecuente
detrimento en nutrientes y materia orgánica (Whisenant et al. 1995) lo que provoca la degradación del ecosistema.

En particular, la resiliencia es la habilidad que tiene un ecosistema de recuperar su estructura y función ante
presiones externas o disturbios, es especialmente importante en el caso de los ecosistemas acuáticos, ya que es
la que permite que los recursos hídricos sean utilizados de forma continua. Debido a que las especies ribereñas
evolucionaron en áreas con alteraciones fluviales frecuentes, representan ejemplos clásicos de una biota resistente.
No sólo muchas plantas ribereñas dependen de perturbaciones naturales para el establecimiento, también las tasas
de recuperación o establecimiento de la vegetación pueden ser muy altas (Gecy y Wilson 1990). Paradójicamente,
mientras que los ecosistemas ribereños suelen ser resistentes a los regímenes de perturbaciones naturales, muchos

109
Ecosistemas ribereños de montaña

se degradan rápidamente con la reducción de estas perturbaciones. Por ejemplo, los proyectos de embalse de
agua y de desviación se han traducido en pérdidas dramáticas en los bosques ribereños inundables a lo largo de
América del Norte (Howe y Knopf, 1991). Un disturbio antropogénico grave (por ejemplo, el sobrepastoreo, la tala,
la canalización, presas, desvíos) puede alterar suficientemente un ecosistema de ribera, de tal manera que lo hará
alcanzar un equilibrio dinámico diferente de lo que ocurriría en condiciones naturales.

En los biomas de matorrales, pastizales y sabanas, se encontró que los ecosistemas ribereños presentan una
relativamente alta resiliencia ecológica a la invasión de plantas exóticas, excepto en algunas situaciones de áreas
con una gran cubertura (75-100% de cobertura aérea). Dónde invasión de exóticas es la alteración primaria
en un sitio, y la intensidad de la invasión es baja (<75% de cobertura aérea, con algunas especies autóctonas
presentes), la recuperación de la estructura de la vegetación ribereña y su funcionamiento es un objetivo realista.
En este caso, el desbaste cuidadoso de las especies invasoras, para evitar daños a las especies nativas, y
alto un grado de mortalidad de los rebrotes de especies exóticas, son acciones suficientes para garantizar la
recuperación de estos ecosistemas. Sin embargo, es importante un seguimiento del control de las exóticas se
mantenga a una frecuencia suficiente y que el manejo adaptativo sea ejercido para hacer frente a acontecimientos
imprevistos, tales como incendios o un año de altas precipitaciones, que pueden estimular la regeneración de
estas especies. En rodales cerrados de especies invasoras, la limpieza puede ser suficiente para restaurar la
estructura y funcionamiento del ecosistema en algunas situaciones, pero no en otras. De hecho, los objetivos de
restauración deben tener en cuenta el uso futuro previsto de la zona ribereña y la condición ecológica actual de
la cuenca circundante.

Cuando la integridad ecológica de la cuenca está baja (altamente transformada, fragmentada), la restauración de
la estructura o composición de la vegetación natural de la ribera es insostenible en la mayoría de los casos. Un
objetivo más realista sería el de restaurar las funciones básicas de los ecosistemas a través de la recuperación de
la cobertura vegetal, que comprende preferentemente especies nativas, resistentes a eventos como inundaciones
y re-invasión de plantas exóticas. La restauración de las funciones debe incluir la del ecosistema acuático a través
del control de la erosión, y la vuelta a los flujos hidrológicos más naturales. En las cuencas menos transformadas,
la restauración de la estructura y la composición del ecosistema de ribera es una meta realista, donde las áreas
cerradas con especies exóticas se eliminan por la exclusión de las mismas. Los bancos de semillas proporcionan
especies de hierbas y arbustos nativos, pero donde el reclutamiento es pobre, sobre todo después de los incendios,
la restauración activa o implantación de especies es beneficiosa para facilitar la recuperación de la vegetación y
supresión del reclutamiento de exóticas. Sin embargo, los costos y beneficios de la restauración activa necesitan
de mayor investigación (Holmes et al. 2008).

La resistencia se describe como la habilidad de la comunidad para evitar el desplazamiento de su estado inicial. Un
ecosistema resistente es aquel que muestra pocos cambios en la composición o estructura después de la iniciación
de un disturbio. En este caso, las comunidades ribereñas son consideradas en general poco resistentes, ya que
cambian a un nuevo estado de equilibrio caracterizado por una composición diferente (por ejemplo, el dominio de
especies exóticas), estructura diferente (por ejemplo, las pérdidas del componente leñoso), productividad alterada
(por ejemplo, cambios en la biomasa subterránea), o un cambio en las funciones del ecosistema (por ejemplo, influye
en la calidad del agua). Después de cesación de los disturbios, los ecosistemas ribereños más resilientes suelen
mostrar signos de recuperación a través de cambios mensurables en la composición, estructura o función. Cuando
las pérdidas en la estructura del ecosistema, la composición, o la función alcanzan una magnitud suficiente, el
simple cese de los disturbios no puede ser suficiente para la recuperación del ecosistema. Los factores que pueden
disminuir la capacidad de recuperación y, por tanto, impedir la recuperación incluyen la extinción de especies, la
introducción de especies exóticas, la excesiva erosión del suelo, la contaminación y los cambios severos en la
geomorfología o hidrológicos (Begon et al. 1996).

110
Resiliencia, resistencia, elasticidad y fragilidad de los
ecosistemas ribereños de montaña

La elasticidad es el rango de amplitud a que puede someterse un ecosistema en relación a la intensidad y duración
de los disturbios que pueden actuar sobre él, ya sea que éstos se produzcan en forma natural, o bien por acciones
antropogénicas (Barrow, 1991). Brang (2001) presenta un procedimiento para integrar la resistencia y elasticidad
en la gestión forestal de los bosques de montaña con cinco pasos: i) Identificación de perturbaciones y cambios
indeseables lentos, ii) la identificación de las características relevantes para la resistencia y la elasticidad de
un bosque a las perturbaciones, iii) la identificación de las variables para el control de estas características, iv)
establecimiento de valores objetivos para cada variable, y la aplicación, incluida la vigilancia.

Chiappy (2001) define la fragilidad ecológica como la susceptibilidad de los ecosistemas ante el impacto
ocasionado ya sea por los procesos naturales, o bien, por las diferentes acciones antropogénicas a que
pueden estar expuestos. Esta fragilidad está íntimamente relacionada con las características intrínsecas del
ecosistema como la riqueza y la biodiversidad, su resiliencia, su endemismo, su carácter relicto, su insularidad y
su aislamiento, entre otras. Así como con características extrínsecas como son las condiciones abióticas en las
que se desarrollan los ecosistemas, tales como la inclinación de las pendientes donde se establecen, la disección
vertical y horizontal de los geocomplejos, la erodibilidad de los suelos, y el régimen de precipitaciones, el grado
de fragmentación que se pueda presentar por diversas actividades antrópicas, entre otras. Las montañas son
ecosistemas muy frágiles. Las lluvias intensas, las fuertes pendientes y los suelos poco firmes pueden dar lugar
a fuertes escorrentías de superficie, erosiones y deslizamientos de tierras. Los sedimentos producidos por la
erosión contaminan en alto grado las aguas de superficie. El uso de la tierra, el desarrollo de infraestructuras, la
minería y el turismo en las zonas montañosas pueden condicionar notablemente la cantidad y la calidad del agua
de los ríos y los acuíferos.

Manejo y conservación en montañas escarpadas


A lo largo de los milenios, los pueblos de montaña han aprendido a sobrevivir a gran altura y a desarrollar de
sistemas flexibles y soluciones para adaptarse a estos difíciles entornos. La estrategia básica de los pueblos
de montaña y su medio de vida es la diversificación, la práctica de la agricultura, la silvicultura, el pastoreo y la
pesca en el ámbito familiar. Los cambios globales, incluyendo el cambio climático, el cambio de uso del suelo,
la deforestación y el sobrepastoreo, están afectando montañas en una forma sin precedentes. Los bosques de
montaña son vulnerables a estos cambios y, a su vez, también lo son los pueblos de montaña, sus medios de
subsistencia y su seguridad alimentaria. Peligros como inundaciones, deslizamientos, flujos de escombros y
desbordamiento de lagos glaciares van en aumento en la mayoría de las regiones de montaña, sobre todo los
que tienen en rápida expansión poblaciones y la infraestructura deficiente. El cambio climático está amplificando
el impacto de las amenazas a medida que aumenta la frecuencia de eventos extremos, causando fuertes lluvias
(huracanes), sequías y derretimiento de los glaciares.

Wan et al. (2014) exponen esquemáticamente (Figura 1) la vulnerabilidad tanto climática como socio-económica a
que están expuestas las cuencas de montaña. Esta vulnerabilidad puede afectar una serie de servicios ecológicos
que prestan estos ecosistemas tales como (Sánchez, 2003):

• Madera (para combustible, construcción, carpintería, etc.).


• Productos forestales no maderables (hierbas, hongos, animales, etc.).
• Pastoreo y forraje para los animales domésticos y salvajes.
• Provisión de suministros de agua de alta calidad.
• Riesgo de los disturbios naturales (deslizamientos, avalanchas, inundaciones, etc.).
• La protección de cuencas / reducción de la erosión del suelo.

111
Ecosistemas ribereños de montaña

• Hábitat para la fauna forestal.


• La conservación de la diversidad biológica.
• El secuestro de carbono.
• Paisajes para la recreación y el turismo.
• Paisajes y áreas especiales con los valores estéticos, espirituales y culturales.

Figura 7.1 Marco conceptual para accesar la vulnerabilidad


de agua en una cuenca de Montaña. Fuente: Wan et al., 2014

Existen en la literatura diferentes enfoques para el uso y manejo de las áreas de montaña. Sin embargo es
importante resaltar que más recientemente, de manera general, la gestión ambiental ha evolucionado desde el
conocido enfoque de diagnóstico y gestión de cada recurso aisladamente (agua, suelos, biodiversidad, etc.) hasta
aquellos basados en la teoría de sistemas, que toman en cuenta las interacciones y procesos que se generan
entre los diversos elementos del ecosistema (medio abiótico, biótico, social, económico y cultural), lo que permite
establecer relaciones de causalidad más apropiadas entre la problemática ambiental y sus causas y la dependencia
mutua entre sus elementos constituyentes.

A nivel internacional, más recientemente se ha creado consenso en cuanto al término ‘gestión integrada de recursos
hídricos’ (GIRH) que se define como “proceso que promueve el manejo y desarrollo coordinado del agua, la tierra y
los recursos relacionados, con el fin de maximizar el bienestar social y económico resultante de manera equitativa,
sin comprometer la sustentabilidad de los ecosistemas vitales” (GWP, citado por Gentes, 2008). El principal reto del
GIRH es trabajar con una visión que incluya a todos los usuarios, con o sin derechos formalizados. Esto involucra
la distribución, la competitividad y los conflictos que puedan ocurrir entre los grupos de interés, y por tanto requiere
de soluciones diferenciales de acuerdo con cada condición socioeconómica. El GIRH demanda nuevos modelos
de gestión pública, como la gobernanza, entendida como el conjunto de procesos formales e informales en la toma

112
Resiliencia, resistencia, elasticidad y fragilidad de los
ecosistemas ribereños de montaña

de decisiones, que involucra a los actores públicos, sociales y privados con intereses similares u opuestos (Ruiz
y Gentes, 2008). El enfoque de la GIRH plantea nuevos desafíos como el establecimiento de nuevos acuerdos
institucionales, mayor educación y capacitación de los usuarios y actores locales. Más que nada, principalmente
demanda cambios de paradigma en la relación entre Estado y sociedad, lo que implica en un empoderamiento de
los actores locales en el manejo y control de recursos y en la interacción de estos actores con instituciones públicas
y privadas, lo que involucra una capacitación continua en la búsqueda de una nueva cultura sustentable del agua
(Gentes, 2008).

El enfoque ecosistémico ha sido utilizado con gran éxito en las condiciones socioeconómicas de Latinoamérica
(Andrade-Pérez, 2007) ya que propone darle una mayor relevancia a los procesos de gestión que van de abajo
hacia arriba, partiendo del principio que a un nivel de gestión más bajo existen mayores criterios de responsabilidad
por parte de todos los sectores involucrados. Estos son los grupos que tienen más que ganar o perder con un
manejo sostenible de los ecosistemas (Andrade y Le Blas, 2004).

De acuerdo con Andrade-Pérez y Le Blas (2004), las principales etapas sugeridas para la aplicación del enfoque
ecosistémico son:

a) “Identificar y ubicar cartográficamente, la estructura político administrativa de la zona de interés.


b) Revisar las competencias que tiene cada unidad administrativa con respecto a la gestión del agua y a sus
usos asociados: agricultura, forestería, pesca, industria, etc.
c) Establecer superposiciones, conflictos, etc.
d) Representar cartográficamente las cuencas hidrográficas (de diferente orden), los humedales, áreas de
manglar y otros ecosistemas presentes en las diferentes fases del ciclo hidrológico.
e) Sobreponer la información político administrativa con las cuencas hidrográficas y establecer relaciones,
superposición, áreas que requieran de la gestión entre dos o más municipios, provincias, departamentos,
estados o países.
f) Determinar y listar conflictos por cruce de competencias o por traslape territorial y determinar mecanismos
de solución.
g) Identificar las comunidades locales que pueden tener interés en la toma de decisiones y buscar su más
adecuada representación.
h) Establecer un adecuado esquema de descentralización requiere que ciertos factores clave sean tenidos en
cuenta en la escogencia del más adecuado. Para esto es necesario tener en cuenta que las comunidades
de interés estén representadas, que existan compromisos y suficiente capacidad de manejo.
i) Evaluar que existan mecanismos institucionales adecuados, en caso contrario, es necesario tratar de
consolidarlos, ya que de otra forma se hace difícil lograr la participación y el compromiso de las comunidades
locales”.

Las ventajas de la implementación del enfoque ecosistémico es que integra en el proceso de gestión ambiental
a todos los actores o grupos involucrados y busca generar un equilibrio entre sus diversos intereses al utilizar
todas las formas del conocimiento. Esta visión de la gestión ambiental requiere flexibilidad y adaptabilidad de
todos los participantes, debido a los constantes cambios, tanto temporales cuanto espaciales en los ecosistemas,
estos cambios deben integrarse en el proceso por sus implicaciones sobre los mismos ecosistemas y en los
sistemas naturales adyacentes. El mayor desafío en la implementación de este enfoque es la falta de coherencia
y multiplicidad de las instituciones participantes, por lo tanto, es necesario tratar de integrar y coordinar las
agendas institucionales. También para la implementación del enfoque ecosistémico para el manejo integral del
agua es necesaria la comprensión integral del ciclo hidrológico y su consideración dentro de los procesos de
planificación y ordenación del territorio. Como el objetivo del manejo ecosistémico se relaciona con el agua,

113
Ecosistemas ribereños de montaña

se debe buscar por un uso y distribución eficientes de este recurso y la conservación de nacientes, tanto
superficiales como subterráneas y de un adecuado tratamiento y disposición final de residuos sólidos y líquidos.
En resumen, se debe reconocer que los ecosistemas son una parte funcional de los sistemas naturales en donde
las interrelaciones existentes entre sus componentes físicos y bióticos y los antrópicos deben ser consideradas
(Andrade y Le Blas, 2004).

En China para la gestión de cuencas se busca una regionalización de los ecosistemas acuáticos, que tiene como
objetivo reflejar más verdaderamente las características ecológicas de las zonas, de manera exhaustiva y objetiva,
y además de discernir las zonas de importancia vital para la seguridad ecológica acuática. Los siguientes principios
son tomados en cuenta en la regionalización de los ecosistemas acuáticos (Qiting et al., 2010):

a) Principio de relatividad regional: son tomados en cuenta los factores clave, tales como características de la
geografía física y el clima, las condiciones de los recursos hídricos cuyo el flujo va de arriba hacia bajo, y las
características de los ecosistemas acuáticos deben ser considerados sintéticamente en el procedimiento.
Las similitudes y las diferencias entre y en las zonas pueden ser reconocidas adecuadamente.
b) Principio de Coordinación: Los resultados de zonificación deben corresponder exactamente a los resultados
de zonificación ya existentes, tales como la zonificación de los recursos hídricos, la zonificación de las
funciones del agua y la regionalización de las funciones de los ecosistemas. Esto abarca la sistematización,
pendientes, y la coordinación nacional de manejo de la zona. Puede también servir a la planificación
económica y social del país.
c) Principio de la función dominante: La formación de los ecosistemas y la relación de su estructura y funciones
están determinadas por las interacciones de muchos factores, por lo que la asignación de las funciones de
servicio de los ecosistemas acuáticos de las de zonas, deben basarse en la función dominante.
d) Principio de regionalización gradual: La teoría de jerarquía no sólo es el fundamento de la comprensión del
patrón espacial de los ecosistemas, sino también la base la teoría de la regionalización por etapas.

Los suelos de montaña y el manejo de los recursos


Gran parte de los suelos de montaña son poco profundos porque evolucionan lentamente y porque las bajas
temperaturas limitan las actividades biológicas y la génesis y evolución del suelo. Son generalmente poco
desarrollados, someros, ácidos y relativamente estériles. Por otra parte, pueden variar significativamente dentro
de pequeñas áreas por exposición y pendiente. Normalmente son menos fértiles y menos desarrollados a medida
que aumenta la altitud. Varias plantas y cultivos, están adaptados para crecer en estos lugares y tienen funciones
fundamentales, como el control de la erosión (FAO, 2015).

De acuerdo con la FAO (2015), los suelos de montaña proporcionan diversos servicios ecosistémicos tales como:

• Soportes multiescalares como físicos, químicos, biológicos y genéticos.


• Proporciona soporte físico a las plantas.
• Facilita el ciclo de nutrientes mediante la renovación, la retención y la disponibilidad de nutrientes.
• Mantiene la actividad biológica, la diversidad y la productividad.
• Proporciona hábitat para la difusión de los acervos genéticos.
• Regulador y multiescalar como agua, nutrientes, la biodiversidad y la regulación del clima mundial.
• Separadores como filtros y moderación del ciclo hidrológico.
• Es parte en los ciclos de carbono y oxígeno y nutrientes de las plantas (tales como nitrógeno, fósforo potasio,
calcio, magnesio y azufre), que afecta a la productividad de plantas.

114
Resiliencia, resistencia, elasticidad y fragilidad de los
ecosistemas ribereños de montaña

• Facilita la adaptación al cambio climático (a través de la capacidad de recuperación) y mitigación (a través


del almacenamiento de carbono).
• Mantiene una cuarta parte de las actividades de diversidad biológica a nivel mundial y sus funciones.
• Apoya los procesos de microorganismos para las plagas, las enfermedades y la prevención de la
contaminación y la represión.
• Aprovisionamiento: el agua, alimentos y el suministro de medicinas.
• Proporciona la base para la producción de alimentos, forraje, fibras, bioenergía y medicamentos.
• Almacena y libera agua para el crecimiento de la planta y el consumo humano.
• Culturales como comodidades y hábitat.
• Ofrece valor espiritual o el patrimonio (en algunas culturas).
• Proporciona la base para los paisajes que ofrecen recreación y ecoturismo.
• Proporciona soporte para asentamientos y la infraestructura urbana.
• Proporciona material para la construcción.

Por lo tanto, se hace cada vez más urgente el integrar la gestión del agua y de los ecosistemas de agua dulce
continentales, a la planificación del uso de la tierra y el ordenamiento territorial, para evaluar de manera integral,
la distribución y manejo del agua en todo el ciclo hidrológico, trascendiendo las fronteras político administrativas, a
nivel municipal, departamental y aún global.

La mayor parte de la población del mundo y de América Latina, vive en la parte media y baja de las cuencas
hidrográficas, concentrada en grandes ciudades, y por lo tanto su calidad de vida depende en gran parte del
manejo que se realiza en las zonas altas de captación de agua y las zonas protectoras de los ríos. Las inversiones
para recuperar y restaurar los servicios ambientales como el agua son bastante altas para la sociedad, por lo cual
cada vez se vuelve más necesaria la búsqueda de mecanismos de planificación y gestión con una perspectiva
ecosistémica. La conservación de las cuencas hidrográficas, la recuperación y descontaminación, ha sido en
general subvencionada por los gobiernos, a unos costos exorbitantes, sin haber logrado cumplir en la mayoría de
los casos con el propósito inicial con que fueron determinados, debido en gran parte a la ausencia de una visión
integral (Forster, 2002).

Para evaluar los efectos del uso de la tierra en las montañas sobre los recursos hídricos es importante comprender
cómo los cambios del uso de la tierra afectan el ciclo del agua. Si las precipitaciones son superiores a la tasa de
su capacidad de absorber el agua, se produce la escorrentía superficial que aumenta el riesgo de erosión y reduce
la fertilidad del suelo y su capacidad para almacenar agua. El suelo pierde puede perder la cubierta vegetal y la
productividad (Liniger, 1995). Determinar qué tipo de uso de la tierra, qué tipo de suelo, y en qué condiciones
climáticas se inicia la degradación, y el ecosistema pierde la capacidad de recuperación es difícil de determinar.

Lo que se sabe es que la vegetación natural aumenta las tasas elevadas de infiltración en comparación con otros
tipos de cobertura del terreno con la misma base edafológica. Por lo tanto, todo cambio de la vegetación natural para
un uso forestal, de plantaciones, pastizales o cultivos puede reducir la capacidad de infiltración y almacenamiento
de agua en el suelo (Ceccon, 2003). Varias investigaciones han demostrado que en los primeros años después del
cambio en el uso de la tierra, se producen escorrentía y erosión del suelo en diferentes magnitudes. Este efecto sin
embargo puede reducirse con el establecimiento de mejores prácticas de manejo y la restauración de una buena
cubierta vegetal (Hamilton, 1987). Los cambios en el uso de la tierra reducen también a la evapotranspiración. Con
una mayor evapotranspiración, se reduce la reposición del agua al manto freático y al caudal fluvial. Obviamente
existen grandes diferencias entre las especies de plantas y el manejo de la producción. El impacto del uso de la
tierra depende también de la escala, localmente es más fácil determinar ciertos efectos, a escala de paisaje es
difícil de determinar (Hamilton, 1987).

115
Ecosistemas ribereños de montaña

Un cambio de uso de la tierra también cambia la calidad del agua. Aun cuando no se altere el ciclo del agua, el uso
de fertilizantes, insecticidas, herbicidas y otras sustancias puede contaminar el agua de ríos y arroyos (Ceccon,
2003). La carga elevada de fósforo en ríos y lagos puede acelerar el proceso de eutrofización. Este fenómeno es
ocasionado por el exceso de nutrimentos en el agua, generan un desarrollo exagerado de poblaciones de plantas
acuáticas de vida corta que después de muertas sufren procesos aeróbicos de descomposición, que consumen
gran cantidad del oxígeno del agua, limitando la existencia de otros seres vivos y de sí mismas, reduciendo
finalmente la calidad del agua y destruyendo el ecosistema (Ceccon, 2003). El aumento de la escorrentía, aumenta
la contaminación difusa que también reduce la calidad del agua. La contaminación difusa solo ha aumentado en
los últimos años (Liniger y Weingartner 1998, Ceccon 2003).

El manejo y restauración de los sistemas riparios


La investigación ecológica demuestra que los más diversos, ecológicamente valiosos hábitats fluviales son
aquellos asociados con la migración dinámica de los flujos de los ríos (Naiman et al., 2005). Todavía los márgenes
erosionados pueden crear conflictos con los usos humanos, y hay una larga tradición de medidas de protección de
la erosión en las riberas.

Muchos de los proyectos financiados como “Restauración” en América del Norte se han orientado hacia la
“Estabilización” los márgenes, lo que significa “detener” la erosión, asumida implícitamente como negativa sin
tomar en cuenta las necesidades de hábitat de los peces y otros organismos. En la mayoría de los proyectos se
usan grandes troncos, fajos de raíz, y rocas para estabilizar la erosión de los márgenes, junto con la plantación de
sauces (Salix spp.) y otras plantas leñosas ribereñas (Bernhardt et al., 2005).

Cuando la orilla del río erosiona, las piscinas profundas formadas y los bancos socavados en su base proporcionan
cobertura y hábitat para varios peces grandes, y refugios térmicos durante los periodos con mayor temperatura.
En las islas erosionadas de las orillas también son reclutadas por rebrote plántulas de árboles caídos del bosque
maduro en el río proporcionando una complejidad importante a muchos sistemas fluviales (Gurnell et al., 2002).
En muchos ríos de América del Norte, las erosiones verticales son el principal hábitat de la golondrina (Riparia
riparia) y otras especies de aves, estas áreas ofrecen un refugio inaccesible para sus depredadores terrestres.
Para mantener la verticalidad de los bancos es necesario que exista una erosión activa, caso contrario las paredes
verticales se van inclinando y permiten el acceso de los depredadores a los nidos. Como los cauces migran
lateralmente, los escurrimientos y productos de las deposiciones forman bancos de arena con grava, creando
islas para el reclutamiento de especies de la vegetación ribereña pionera. Con el tiempo, esta vegetación puede
ofertar una variedad de hábitats para las aves y otros animales dependiente de bosques ribereños (California State
Lands Commission, 1993). El resultado de esta dinámica aparentemente “destructiva” es un mosaico de diversos
tipos de hábitat, constantemente en cambio de año en año, pero que siempre conserva una mezcla de estructuras
vegetativas y zonas abiertas, lo que proporciona hábitat para una gran variedad de especies de fauna en varias
etapas de vida (Stanford et al., 2005).

Por lo tanto, se puede concluir que la forma más eficaz y sostenible para restaurar el valor ecológico de los ríos
es hacer con que se restauren por si mismos facilitando o restaurando los procesos físicos de las inundaciones,
del transporte de sedimentos, de la erosión, de la deposición, y del cambio de curso, más que crear y mantener
formas fluviales complejas (Beechie et al., 2010). Esto requiere espacio para el río moverse de su curso y de tener
inundaciones y un régimen de flujo suficientemente dinámico y de carga de sedimentos que permitan mover su
curso y cambiarlo en respuesta a las inundaciones. En ríos cuyo regímenes de caudal y cargas de sedimentos

116
Resiliencia, resistencia, elasticidad y fragilidad de los
ecosistemas ribereños de montaña

siguen siendo razonablemente intactos, la auto-restauración se puede lograr dando espacio al río para erosionar y
tener inundaciones, creando una infraestructura que evite conflictos con el curso activo de movimiento (Piegay et
al., 2005). Este enfoque tiene generalmente la virtud adicional de reducir los costes de mantenimiento que resultan
de los conflictos entre la infraestructura y los procesos dinámicos del río.

Cuando los regímenes de caudales y sedimentos han sido sustancialmente alterados, detener los disturbios
puede no ser suficiente, en este caso es importante restaurar (al menos parcialmente) algunos de los procesos
naturales, como por ejemplo, realizar operaciones de ajuste del embalse para restablecer un régimen de flujo
más natural (incluyendo los altos flujos estacionales) y añadir sedimentos debajo de los presas para compensar
la pérdida de sedimentos de carga atrapados en el embalse. Es posible devolver el patrón natural de flujos
de los ríos abajo de las grandes presas sólo parcialmente. En los entornos altamente urbanizados, puede ser
imposible restaurar el proceso a cualquier grado significativo porque carece de espacio de ampliar el flujo de la
corriente.

Por lo tanto, las ideas anteriores sugieren que la restauración del ecosistema ripario será mejor realizada a través
de los procesos geomorfológicos naturales más que crear y restaurar los hábitats y, por tanto, en los procesos
que fueron deteriorados, por la restauración de estos mismos procesos (Kondolf, 2000, Beechie et al., 2010;).
Hoy día este es el enfoque preferido en la mayoría de los países europeos (donde la restauración ha vuelto más
generalizada en respuesta a requisitos de la Directiva Marco del Agua de la Unión Europea (UE)).

Esta visión tiene un marcado contraste con los enfoques de la restauración convencional más frecuente en América
del Norte, que han hecho hincapié en la construcción de elementos estructurales (o reconstrucción de cauces
completos) para crear formas deseadas.

CONCLUSIÓN
La gestión eficaz de recursos acuáticos de las montañas requiere con urgencia de estudios regionales más
detallados y proyecciones de escenarios más fiables, la investigación sobre los recursos hídricos de montaña
deben ser más integradora por las varias disciplinas pertinentes. Además, el intercambio de conocimientos entre
los administradores y los investigadores debe ser mejorado y orientados hacia la interacción continua a largo plazo.
Por lo tanto, los enfoques de manejo deben ser mucho más integradores.

Con respecto a los recursos hídricos mundiales, es de suma importancia a tener en cuenta las regiones montañosas
necesitan de una gestión adecuada de los recursos disponibles para encontrar soluciones sostenibles y equilibradas
para mejorar las condiciones de las regiones de tierras bajas que dependen de ellos.

El cambio climático es otro término importante en la ecuación, y las regiones de montaña muestran una vulnerabilidad
distinta en este respeto. El futuro de la gestión de los sistemas fluviales de montaña debe considerar los impactos
antropogénicos a largo plazo en el sistema hidrológico, como la construcción de represas, a las transferencias de
agua a gran escala y riego en expansión que resultan en una disminución general de cantidades de flujo de los ríos,
junto con el aumento de los problemas en la calidad del agua.

La restauración de los ecosistemas riparios es más adecuada a través de los procesos geomorfológicos naturales
más que creación y restauración de los hábitats. Cuando los os procesos que fueron deteriorados, se debe primero
restaurar estos mismos procesos.

117
Ecosistemas ribereños de montaña

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118
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119
a) Datos en formato vectorial b) Datos en formato raster
2
NOMBRE JURISDICCION ENTIDAD TIPO AREA (m ) AREA (ha)
AREA DE INFLEUNCIA ESTADO DE MEXICO,
MUNICIPAL-ESTATAL ZONA DE INFLUENCIA 890330758.33 263975.75
IZTA-POPO TLAXCALA, PUEBLA Y MORELOS
PARQUE NACIONAL
FEDERAL AREA NATURAL PROTEGIDA PARQUE NACIONAL 230177998.60 117565.40
IZTA-POPO

Capítulo VIII
Aplicaciones de los
sistemas de información
en el estudio de sistemas
ribereños
Juan Manuel Valderrábano Gómez
Ecosistemas ribereños de montaña

SISTEMA DE INFORMACIÓN (SI)


Un sistema de información se puede definir como un conjunto de componentes (hardware, software y recursos
humanos) relacionados que recolectan, recuperan, procesan, almacenan y distribuyen información para apoyar la
toma de decisiones y el control en una organización (ITSON, 2016). Un SI se estructura en tres etapas generales
(Figura 8.1):

• Datos de entrada: Incluye la generación, captura o recolecta de datos que son obtenidos en función del
objetivo del proyecto. Tales datos pueden ser geodésicos, geológicos, demográficos, epidemiológicos,
políticos, económicos, levantamientos fisiográficos, ecológicos hidrológicos, acuícolas y edáficos.
• Almacenaje y procesamiento: Implica que la información generada y capturada sea seleccionada para
después estructurarla en un sistema de bases de datos, que mediante las herramientas del software
adecuado produzca información significativa y útil de acuerdo a los objetivos del analista.
• Datos de Salida: Transfiere la información procesada a la gente que la usará o a las actividades para las
que se utilizará.

Figura 8.1 Construcción general de un Sistema de Información.

La figura 8.1 muestra que los datos de entrada implican diseñar y estructurar las bases de datos que, mediante el
lenguaje informático, se puede seleccionar información útil de un universo de datos para un objetivo determinado.
Los SI se han utilizado mucho antes de las computadoras y consistían en procedimientos y reglas establecidas
para entregar información a los miembros de una organización, cada uno con requerimientos de información,
reglas, tipo, momento y formato distintos. En este sentido, un sistema manual de información puede ser ineficiente
y frustrante si el acervo es grande, por lo que un SI automatizado y basado en computadoras se ha hecho necesario
en la dinámica actual (RENA, 2008). Así, un SI integra hardware, software, profesionales analistas, procedimientos
y datos conjugados para proporcionar información que sirva para tomar decisiones con más calidad y eficiencia.

Un punto importante a tomar en cuenta, se refiere a qué se entiende por dato y qué por información. Un dato
es un valor específico, por ejemplo el número 15, que por sí mismo no entrega ningún conocimiento útil, pero si
al dato se agrega una descripción (edad), el número cobra dimensión; por lo tanto, la información corresponde a
un par ordenado (descripción y dato) que reduce incertidumbre y ambos equivalen a un registro, que se refiere al
conjunto de información relacionada y agrupada en una base de datos, definida como una colección de información
(registros) organizada de forma que un programa de ordenador pueda ubicar rápidamente los datos que se
necesiten (Figura 8.2).

Las bases de datos se organizan por campos, registros y archivos (Santibáñez-Allendes, 2016). Un campo es
una pieza única de información (dato); un registro es un sistema completo de campos (dato y descripción); y un
archivo es una colección de registros. Por ejemplo, un archivo de calidad de suelo está conformado por un conjunto
de registros conformado por diversos campos que pueden ser, por ejemplo, el registro de la altitud, pendiente y
exposición del terreno, tipo de suelo, etc. (Figura 8.3).

122
Aplicaciones de los sistemas de información en el
estudio de sistemas ribereños

La figura 8.3 indica que para seleccionar la información de interés se necesita un lenguaje conocido como
SQL (System Query Lenguaje) que utiliza operadores informáticos (and, or, if, out, >, <, etc.) para estructurar
preguntas lógicas.

W Figura 8.2 Estructura de un Sistema de Información (SI). Un SI puede ser definido como un conjunto
de bases de datos interrelacionadas por al menos un campo en las bases de datos.

Figura 8.3 Estructura de una base de datos. Se ven un conjunto


de registros y campos incluidos en un archivo.

123
Ecosistemas ribereños de montaña

Así, cuando se tienen un conjunto de bases de datos, es necesario que éstas tengan un campo en común para que
el ordenador las relacione y ubique la información requerida.

Hasta aquí, se ha abordado qué es un sistema de información, cómo se estructura y para qué sirve. En este punto,
se pueden obtener gráficas y cuadros que son útiles para tomar decisiones. En la base de datos de la Figura 8.3
se obtiene información de diversos parámetros de suelo con los que se pueden obtener relaciones estadísticas,
además de que se pueden ubicar los sitios con mayor acidez, por ejemplo, que darían una idea de los sitios con
problemas de nutrición.

Las preguntas, en este momento serían, por ejemplo: ¿Dónde están los sitios con suelos de mayor acidez? ¿Existe
un cuerpo de agua cercano, a qué distancia, qué tan grande es? ¿Qué distribución tienen esos tipos de suelos,
cuánta superficie cubren? ¿Existirá alguna relación con la inclinación y exposición del terreno?

Para contestar estas preguntas, ahora es necesario ampliar el concepto de Sistema de Información al de Sistema
de Información Geográfica (SIG) para incluir un componente en común en las preguntas anteriores y es el concepto
de espacio.

SISTEMA DE INFORMACIÓN GEOGRÁFICA (SIG)


La aparición de los SIG data de algunos años antes de la década de los sesenta y los trabajos desarrollados por John
K. Wright en la Sociedad Geográfica Americana, en especial la publicación de su obra Elements of Cartography en
1953, son particularmente importantes (Olaya, 2014). Por esa época, con el desarrollo de la primera generación de
ordenadores, la informática alcanza un mayor crecimiento y sienta las bases para ampliar el campo de la geografía
cuantitativa con la unión de ambas disciplinas. La primera experiencia relevante en esta dirección se tiene en 1959
con Waldo Tobler y su sistema denominado MIMO (map in-map out), trabajo con el que se establecen los principios
básicos para crear, codificar, analizar y representar datos geográficos dentro de un sistema informatizado. Tales
elementos constituyen los principios de un SIG y habrán de aparecer en todas las aplicaciones desarrolladas desde
ese momento (Molino y Mora, 1995; Pacheco, 2001; IGN, 2016).

Así, el SIG es el resultado de la aplicación de las llamadas tecnologías de la información a la gestión de la


información geográfica y se define como:

Conjunto integrado de medios y métodos informáticos, capaz de recoger, verificar, almacenar, gestionar, actualizar,
manipular, recuperar, transformar, analizar, mostrar y transferir datos referidos espacialmente al planeta Tierra u
otro sistema planetario.

A lo largo de la revisión que el lector pueda realizar para definir un SIG, se encontrará con diversos enunciados
sencillos y complejos; sin embargo, cualquiera que sea la definición, un SIG sigue los principios establecidos en los
SI y se compone de una base de datos, hardware (procesador, discos de almacenamiento, memorias, impresoras,
monitores, etc.), software (ArcMap, MapInfo, QGIS, ERDAS, Global Mapper, IDRISI), recursos humanos (analistas
y profesionales de diferentes disciplinas) y un esquema organizativo (Figura 8.4).

Al comparar las base de datos de las Figuras 8.3 y 8.5, puede observarse que en esta última hay dos campos y
registros nuevos en color rojo que corresponden a las coordenadas geográficas tomadas con un geoposicionador
satelital GPS en un Sistema de Coordenadas UTM (Universal Transversal Mercator) y en proyección WGS 84, con
lo que cada registro tiene una ubicación en el espacio de acuerdo con un elipsoide de referencia (datum).

Un Sistema de Coordenadas Geográficas (GCS por sus siglas en inglés) utiliza una superficie esférica de tres
dimensiones que define la ubicación de un punto en el planeta e incluye una unidad angular de medida, un meridiano
base y un datum (basado en un esferoide que define la proyección). Su importancia radica en que el planeta no
es una esfera prefecta por sus diferentes densidades en el núcleo, manto y corteza, además de la heterogénea
orografía, lo que deriva en un aspecto amorfo, ligeramente achatado en los polos.

124
Aplicaciones de los sistemas de información en el
estudio de sistemas ribereños

Figura 8.4 Estructura general de un SIG.

La diferencia entre un SIG y un SI es la referencia geográfica expresada mediante un sistema de coordenadas en


algún campo y registro de la base de datos, y cuyo sistema se establece en función de la escala geográfica de la
información y el sistema de proyección cartográfica.

Figura 8.5 Base de datos georreferenciada.

Para corregir tales diferencias y representar un sistema tridimensional en una superficie bidimensional (mapa),
se incluyen los conceptos de geoide y elipsoide, quienes a través de correcciones geométricas, un mapa resulta
ortogonal con cada punto equidistante (Figura 8.6). Elegir el Sistema de Coordenadas con la proyección adecuada,
es relevante en un SIG al hacer análisis espacial y medir distancias, esto es porque el SIG asocia información
alfanumérica con datos espaciales representados en dos tipos de formato: vectores (puntos, polígonos, líneas
y polilíneas) y ráster (información contenida en celdillas conformadas por un conjunto de unidades informáticas

125
Ecosistemas ribereños de montaña

conocidas como pixel, donde cada uno de éstos posee información). La aplicación de ambos formatos está en
función, tanto de la capacidad de almacenamiento y procesamiento del software y hardware, como de los objetivos
del proyecto, de la escala y de la proyección espacial (Figuras 8.6 y 8.7).

Figura 8.6 Ilustración del concepto de geoide y elipsoide. a) Tomada de: http://detopografia.
blogspot.mx/2012/10/la-verdadera-forma-de-la-tierra-el.html. Forma aproximada que presenta la
Tierra (Geoide) obtenido por el satélite GOCE de la Agencia Espacial Europea. b)Tomada de http://
slideplayer.es/slide/1066357/. Representación del geoide con sus correcciones geométricas para
representarla con respecto a un elipsoide de referencia, ya sea a escala local o global. c) Fuente:
http://www.profesorfrancisco.es/2013/07/coordenadas-geograficas.html. Esferoide terrestre. d)
Ilustración obtenida de http://deconceptos.com/ciencias-sociales/planisferio. Planisferio terrestre.

En los párrafos posteriores, y de acuerdo con las etapas de estructuración de un SIG, se procurará dar ejemplos
sobre los conceptos aquí manejados, su aplicación en estudios de suelos y su relación con los ambientes de ribera
del Parque Nacional Izta-Popo, con datos de investigaciones que han sido llevadas a cabo por integrantes del
Laboratorio de Edafología y Nutrición Vegetal adscrito a la Línea de Investigación Relaciones suelo-agua-planta en
el manejo de Cuencas de la Facultad de Estudios Superiores Zaragoza.

Para los ejemplos, se tomará como base un SIG de uso libre, QGIS 2.14.0 Essen; aunque en general, todos los
softwares cumplen con los mismos principios, solo varía su interfase, la extensión de sus archivos y herramientas
de análisis espacial.

126
Aplicaciones de los sistemas de información en el
estudio de sistemas ribereños

Datos de Entrada
Se puede afirmar que la etapa más importante para estructurar y aplicar el potencial de un SIG es la generación
de la información y el diseño de la base de datos. Lo anterior implica establecer si los datos serán obtenidos en
trabajo de campo o gabinete. Si es la primera opción es importante establecer el sistema de coordenadas con el
que se va a tomar la ubicación geográfica con el GPS, y esto lo define la escala a la cual se va a trabajar (local,
regional, estatal, nacional).

Figura 8.7 Datos vector (a) y ráster (b) del Parque Nacional Izta-Popo.
La parte superior muestra la base de datos asociada a los datos espaciales.
b) corresponde a Imagen Landsat ETM+ del mes de marzo del año 2001,
en falso color y con combinación de bandas 432.

La escala se entiende como la relación de magnitudes entre un objeto de tamaño real respecto de un modelo que
representa ese objeto. Así por ejemplo, en una escala 1:1 (1/1) se entiende que el objeto real y el modelo tienen
el mismo tamaño (misma escala). Cuando nos referimos, en centímetros, a una escala 1:10 (1/10), ésta indica
que cada centímetro en el modelo, equivale a 10 centímetros en el objeto real. En este sentido y en términos
cartográficos, es importante señalar que entre más grande sea la escala (denominador más pequeño), la resolución
(capacidad de discernir entre un objeto y otro) aumenta, pero se cubre menos área; por el contrario, conforme el
denominador es más grande, la escala será más chica y en consecuencia, se cubre más área pero la resolución
disminuye.

Por otra parte, el trabajo de gabinete incluye definir, por ejemplo, si la información cartográfica (Uso de suelo y
vegetación, topografía, hidrología, geología, edafología, climatología, etc.) o bibliográfica necesaria para alimentar

127
Ecosistemas ribereños de montaña

la base de datos está disponible, a que escala se encuentra y si está impresa o en que formato digital existe (ráster,
vector, pdf, hoja de cálculo o base de datos).

En esta etapa, el diseñador del SIG tiene que recopilar, conformar, cribar y verificar la información, ya que ésta
puede tener dos fuentes: 1) Datos generados por el mismo analista y 2) información adquirida de manera indirecta.
En ambos casos se tienen ventajas y desventajas.

La principal ventaja de generar la información por quien diseña el SIG radica en el conocimiento de la fuente de
error asociada a los datos, ya sea por errores cometidos en el trabajo de campo, laboratorio o gabinete (generación
de cartografía digital). En contraparte, como desventaja se tiene que para generar la información directamente se
tiene un costo económico y de tiempo elevado.

Por lo anterior, es de suma importancia que en el diseño de la base de datos, se revise cuidadosamente cada
campo para minimizar errores que influyan en los datos de salida y repercuta en interpretaciones inadecuadas.
Entre los errores más comunes están los “errores de dedo” que sobrevaloren o subvaloren un dato, poner datos
nominales en lugar de numéricos, o caracteres informáticos que el lenguaje de la base de datos no reconozca.
En esta etapa, es necesario aclarar que la mayoría de los programas que manejan bases de datos, requieren la
información lo más nativa posible, sin caracteres especiales como acentos, símbolos de porcentaje, datos con
formatos justificados, etc.

En esta misma fase, es importante también seleccionar sólo la información que sirva a los objetivos del proyecto y
que homogenice los registros de la base de datos.

El diseño de una base de datos adecuada implica la inversión de 3/4 partes del tiempo total para diseñar un SIG;
no obstante, esa inversión de tiempo incrementa la probabilidad de obtener datos de salida más exactos y precisos
y en consecuencia, mayor calidad en la interpretación y toma de decisiones.

Ejemplo 1. Cómo exportar una base de datos a QGIS

Como ya se mencionó, un SIG vincula datos alfanuméricos y espaciales cuando la base de datos tiene un campo
y un registro con coordenadas geográficas, ya sea en latitud-longitud con grados, minutos y segundos, o bien, en
unidades métricas como las UTM.

Antes de exportar nuestra base de datos al SIG, es necesario verificar que la información que se va a procesar no
lleve errores, ya sea de método, de dedo, o en su defecto, identificar qué registros de todo el universo de datos son
útiles. Supongamos que nos interesa conocer:

1. Cómo se distribuyen los sitios a lo largo del Parque Nacional Izta-Popo.


2. Cómo se comportan espacialmente los parámetros químicos y físicos en un momento determinado.

Para este ejemplo, si analizamos la base de datos del Cuadro 1, se verá que contiene registros de factores
ambientales y parámetros físicos y químicos de algunos de los suelos estudiados en el año 2001 en el Parque
Nacional Izta-Popo. Si nos apegamos a lo indicado párrafos arriba, lo primero que se tendría que hacer, es
seleccionar la información de interés, cuidando de no tener datos repetidos en cada sitio y revisando caracteres
extraños.

Como segundo paso, véase en el Cuadro anterior que cada uno de los campos en la base contiene registros
duplicados o triplicados, por lo que, para efectos de un SIG, cada registro tiene las mismas coordenadas X e Y;
es decir, ese “Sitio” sería el mismo con diferentes registros y al desplegarse como puntos espaciales se tendrían
muchos puntos en el mismo lugar. Por lo tanto, es necesario obtener los promedios de cada “Sitio” en cada uno
de los campos.

128
Cuadro 8.1 Base de datos de parámetros físicos y químicos de los suelos del Parque Nacional Izta-Popo.
N-total pH
Sitio Localidad Fecha X Y Pend Exposición Altitud suelo (H2O) COS DA EP KScmol/kg MgScmol/k CaScmol/k P-total
-3 -1 -1 -1
% m Mg/ha   Mg/ha gm % cmol kg cmol kg cmol kg Mg/ha
1 O 1 29/06/2001 533236 2108833 65 S 3250 4.32 6.7 45.89 0.91 58.82 0.445 3.882 3.261 0.918
1 O 1 29/06/2001 533236 2108833 65 S 3250 4.32 6.7 45.89 0.91 58.82 0.445 3.882 3.261 0.918
2 F 1 29/06/2001 533304 2111309 30 W 3288 3.32 5.9 65.28 0.96 51.72 0.223 1.293 0.255 1.306
2 F 1 29/06/2001 533304 2111309 30 W 3288 3.32 5.9 65.28 0.96 51.72 0.223 1.293 0.255 1.306
3 F 5 29/06/2001 534939 2110074 20 NW 3522 3.87 5.4 43.83 1.03 57.65 0.253 0.554 0.227 0.877
4 O 17 13/07/2001 530582 2112415 42 S 2918 3.41 6.4 24.25 0.97 62.91 0.968 1.838 0.879 0.485
4 O 17 13/07/2001 530582 2112415 42 S 2918 3.41 6.4 24.25 0.97 62.91 0.968 1.838 0.879 0.485
5 O 18 13/07/2001 531440 2112175 80 NE 2932 3.74 6.8 33.58 0.99 54.51 0.574 2.740 2.240 0.672
6 D 11 14/07/2001 532240 2107789 4 w 2965 5.79 6.5 65.28 0.92 62.70 0.373 3.122 0.851 1.306
estudio de sistemas ribereños

7 D 3 14/07/2001 530240 2108542 16 NE 2832 1.96 6.4 55.96 1.25 39.63 0.172 0.923 0.766 1.119
8 Cuiloxochitla 18/07/2001 527927 2114839 10 S 2710 1.46 6.2 31.71 0.93 57.16 1.190 3.865 1.021 0.634
9 Coronilla 24/08/2001 533552 2117782 35 S 3600 5.17 5.4 237.78 0.86 58.13 0.261 0.876 1.049 4.756
10 O1 3 25/08/2001 533785 2111786 60 SE 3398 4.35 6.4 98.15 1.05 54.18 0.314 1.284 1.474 1.963
11 F 2 25/08/2001 534603 2111225 35 SE 3585 4.28 6.0 119.63 1.00 57.27 0.426 1.344 1.049 2.393
11 F 2 25/08/2001 534603 2111225 35 SE 3585 4.28 6.0 119.63 1.00 57.27 0.426 1.344 1.049 2.393
12 D2 4 28/09/2001 532351 2106898 20 SW 3228 4.47 6.4 158.55 0.98 61.13 0.384 2.366 3.119 3.171
13 O 15 28/09/2001 533082 2106584 44 N 3336 5.36 6.0 186.04 1.09 50.96 0.339 2.289 2.353 3.721
14 O 14 28/09/2001 533121 2106124 55 S 3440 4.20 6.2 89.53 1.31 41.16 0.609 1.327 1.729 1.791
15 D 5 28/09/2001 532932 2106452 26 W 3390 2.68 6.2 65.92 1.04 55.43 0.243 1.001 1.106 1.318
16 F 11 29/09/2001 53471 2111918 45 E 3550 4.82 5.4 126.47 1.10 50.34 0.274 0.812 0.652 2.529
Aplicaciones de los sistemas de información en el

16 F 11 29/09/2001 53471 2111918 45 E 3550 4.82 5.4 126.47 1.10 50.34 0.274 0.812 0.652 2.529
17 O 2 22/10/2001 533500 2109750 35 W 3300 2.25 6.5 72.76 1.28 47.92 0.371 1.207 2.013 1.455
18 Cruce el 8 09/11/2001 532250 2115850 25 SW 3300 7.00 5.9 186.04 1.06 52.36 1.017 1.958 2.637 3.721
19 Las Anomias 09/11/2001 531400 2115570 25 W 3000 4.09 6.3 120.31 0.93 63.70 0.492 1.044 1.673 2.406
20 Pasiontitla 09/11/2001 530800 2114850 35 W 2900 4.89 6.3 36.37 1.11 57.03 0.443 0.507 0.766 0.727
20 Pasiontitla 09/11/2001 530800 2114850 35 W 2900 4.89 6.3 36.37 1.11 57.03 0.443 0.507 0.766 0.727
20 Pasiontitla 09/11/2001 530800 2114850 35 W 2900 4.89 6.3 36.37 1.11 57.03 0.443 0.507 0.766 0.727
Paso d
21 10/12/2001 536125 2111200 20 NE 3723 4.52 6.0 137.21 0.90 60.87 0.313 0.902 0.851 2.744
Cortés
22 O 16 22/01/2002 532250 2102150 55 S 3225 1.26 6.2 78.13 1.34 33.14 0.401 1.203 1.815 1.563

129
Ecosistemas ribereños de montaña

Es importante aclarar que las coordenadas X e Y referidas en el Cuadro 1, se deberían escribir como “Este” en
vez de “X” y “Norte” en lugar de Y, según el fundamento del Sistema UTM. Sin embargo, en las funciones de los
SIG, regularmente se refieren como coordenadas X e Y. De acuerdo con Ibáñez et al., (2011), a la línea central de
un huso UTM se le llama meridiano central, y siempre se hace coincidir con un meridiano del sistema geodésico
tradicional. Este meridiano central define el origen de la zona UTM, y tiene por convenio como coordenadas: un
valor de 500 km Este y 0 km norte cuando se considera el hemisferio norte, mientras que posee un valor de 500
km Este y 10,000 km norte cuando se refiere al hemisferio sur.

El Sistema UTM es una proyección cilíndrica que es tangente al elipsoide en un meridiano origen y que lo divide en
60 husos de 6° de longitud y 20 zonas (Especificadas por letras) de 8° de latitud (Figura 8.8).

Figura 8.8 Zonas UTM. En la imagen se puede ver que México se encuentra en los husos 11 al 16 y entre
las zonas R y Q (recuadro rojo), mientras que el Ecuador se localiza entre las letras P y N (línea roja).
Ilustración tomada y modificada de: https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/e/ed/Utm-zones.jpg.

El Sistema UTM es válido entre los paralelos 80º S y 84º N, mientras que las zonas polares utilizan el sistema de
coordenadas UPS (Universal Polar Stereographic).

Siguiendo con el cribado de los datos, si observamos el encabezado de cada campo, existen caracteres que
probablemente el software que administre la base de datos no reconozca, y en consecuencia ponga un símbolo
diferente que pueda generar incertidumbre a quien no está familiarizado con algunos términos de la base de datos.

Por ejemplo, en los campos de K, Mg y Ca del suelo se refieren unidades con una diagonal, o el N-total suelo,
quién tiene un guion medio. También el campo de exposición posee un acento, o el campo de pH que en la fórmula
química se tiene un subíndice. Así mismo, es recomendable, para no hacer cada campo con muchos caracteres,
abreviar su descripción.

En QGIS, el complemento “Metatools” permite generar un archivo de metadatos, donde se pueden especificar
ciertas características y abreviaturas utilizadas en la base de datos. También, con este complemento, se pueden
detallar aspectos como metodología y fecha del muestreo, fuente de los datos alfanuméricos, vectoriales o ráster

130
Aplicaciones de los sistemas de información en el
estudio de sistemas ribereños

utilizados y que no fueron realizados directamente por el diseñador del SIG, de manera que ayuden a identificar
posibles errores de origen; o bien, observaciones generales que no puedan expresarse en cada campo de la base.

Retomando los datos del Cuadro 1, abajo de las descripciones de cada campo, existe un renglón donde se
refieren las unidades dimensionales de cada uno. Este renglón, al no tener coordenadas geográficas, el SIG no
lo reconocería, por lo tanto se podría eliminar también y especificar las unidades en el archivo de metadatos.
Siguiendo con la idea de las coordenadas, es relevante revisar que éstas se escriban de forma correcta, de lo
contrario, puede suceder que no se despliegue el registro en el SIG, o bien, que lo despliegue fuera de la región,
como es el caso del registro en el Sitio 16 en las coordenadas X donde falta un dígito al dato de la coordenada.

Finalmente, como lo único que interesa es la distribución de los sitios y sus parámetros edáficos en el espacio y no
en el tiempo, se podría quitar la columna de “Fecha”.

Supongamos que ya se realizó el cribado de la información y se obtuvo la siguiente base de datos (Cuadro 2) lista
para ser exportada al SIG.

Figura 8.9 Pasos a seguir para establecer el sistema de coordenadas del proyecto. Nótese que en
el programa, la zona 14Q se indica como 14N dado que México está en la parte norte del Ecuador.

131
132
Cuadro 8.2 Base de datos de parámetros químicos y fisiográficos de los suelos del Parque Nacional Izta-Popo.

Sitio Localidad X Y Pend Expo Altitud N-total suelo pH activo COS DA EP K-int Mg-int Ca-int P-Disp
1 O1 533236 2108833 65 S 3250 4.32 6.7 45.89 0.91 58.82 0.445 3.882 3.261 9.18
2 F1 533304 2111309 30 W 3288 3.32 5.9 65.28 0.96 51.72 0.223 1.293 0.255 13.06
3 F5 534939 2110074 20 NW 3522 3.87 5.4 43.83 1.03 57.65 0.253 0.554 0.227 8.77
4 O17 530582 2112415 42 S 2918 3.41 6.4 24.25 0.97 62.91 0.968 1.838 0.879 4.85
5 O18 531440 2112175 80 NE 2932 3.74 6.8 33.58 0.99 54.51 0.574 2.740 2.240 6.72
6 D11 532240 2107789 4 w 2965 5.79 6.5 65.28 0.92 62.70 0.373 3.122 0.851 13.06
7 D3 530240 2108542 16 NE 2832 1.96 6.4 55.96 1.25 39.63 0.172 0.923 0.766 11.19
8 Cuiloxochitla 527927 2114839 10 S 2710 1.46 6.2 31.71 0.93 57.16 1.190 3.865 1.021 6.34
9 Coronilla 533552 2117782 35 S 3600 5.17 5.4 237.78 0.86 58.13 0.261 0.876 1.049 47.56
10 O13 533785 2111786 60 SE 3398 4.35 6.4 98.15 1.05 54.18 0.314 1.284 1.474 19.63
11 F2 534603 2111225 35 SE 3585 4.28 6.0 119.63 1.00 57.27 0.426 1.344 1.049 23.93
12 D4 532351 2106898 20 SW 3228 4.47 6.4 158.55 0.98 61.13 0.384 2.366 3.119 31.71
13 O15 533082 2106584 44 N 3336 5.36 6.0 186.04 1.09 50.96 0.339 2.289 2.353 37.21
14 O14 533121 2106124 55 S 3440 4.20 6.2 89.53 1.31 41.16 0.609 1.327 1.729 17.91
15 D5 532932 2106452 26 W 3390 2.68 6.2 65.92 1.04 55.43 0.243 1.001 1.106 13.18
16 F11 534716 2111918 45 E 3550 4.82 5.4 126.47 1.10 50.34 0.274 0.812 0.652 25.29
17 O2 533500 2109750 35 W 3300 2.25 6.5 72.76 1.28 47.92 0.371 1.207 2.013 14.55
18 Cruce_ el_ 8 532250 2115850 25 SW 3300 7.00 5.9 186.04 1.06 52.36 1.017 1.958 2.637 37.21
19 Las_Anomias 531400 2115570 25 W 3000 4.09 6.3 120.31 0.93 63.70 0.492 1.044 1.673 24.06
20 Pasiontitla 530800 2114850 35 W 2900 4.89 6.3 36.37 1.11 57.03 0.443 0.507 0.766 7.27
21 Paso_d_ Cortés 536125 2111200 20 NE 3723 4.52 6.0 137.21 0.90 60.87 0.313 0.902 0.851 27.44
22 O16 532250 2102150 55 S 3225 1.26 6.2 78.13 1.34 33.14 0.401 1.203 1.815 15.63
Nota: Observe que se evitan espacios entre caracteres y se ponen guiones bajos o letras juntas, esto debido a que existen paquetes de computadora que no reconocen caracteres
extraños. Observe también que los caracteres nominales están hacia la izquierda y los numéricos a la derecha.
Ecosistemas ribereños de montaña
Aplicaciones de los sistemas de información en el
estudio de sistemas ribereños

El siguiente paso es abrir el programa QGIS y en el menú “Proyecto”, buscar “Propiedades del Proyecto” para
establecer el sistema de coordenadas en las que se va a trabajar (Figura 8.9). Para el caso del ejemplo, se
trabajará en UTM WGS 84 en la zona 14Q, dado que el Parque Nacional Izta-Popo se encuentra en la parte central
de la República Mexicana, y prácticamente toda esta Región Geográfica está en el huso 14 del Sistema UTM.

Habiendo establecido el sistema de coordenadas, abriremos la base de datos, originalmente en archivo de Excel
pero transformada a archivo de texto delimitado por tabulaciones. Para ello, en Excel damos “Guardar como”,
después ubicamos el menú “Otros formatos”, luego “Tipo” y finalmente “Texto delimitado por tabulaciones”. A
continuación, en QGIS seguimos la siguiente ruta: Capa→Añadir capa→Añadir capa de texto delimitado y se
busca donde se guardó el archivo transformado. Dado que es un archivo de texto, el SIG requiere que se le indique
de qué columna va a obtener la información de las coordenadas X e Y para que pueda desplegar la información
espacialmente (Figura 8. 10).

Figura 8.10 Cómo abrir una base de datos de en QGIS. Nótese que en el recuadro en rojo se
reconocen los campos y registros de la información espacial (coordenadas X e Y).

133
Ecosistemas ribereños de montaña

En este momento, aunque ya se pueden desplegar los registros de la base de datos en el SIG, éstos aún no son
archivos con formato vectorial, por lo que es necesario exportarlos colocando el mouse en el nombre de la capa de
la base de datos, luego con el botón derecho se ubica la función “Guardar como” para después, en el menú que se
despliega, darle un nombre con la extensión “.shp” de shapefile. Este archivo es mediante el cual se reconocen los
datos vectoriales (puntos, líneas y polígonos) en un SIG (Figura 8.11).

Figura 8.11 Cómo transformar los registros de la base de datos a formato shape file (.shp).

134
Aplicaciones de los sistemas de información en el
estudio de sistemas ribereños

A partir de este momento, pueden agregarse las capas de información vectorial o ráster a nuestro proyecto de
QGIS, cuidando siempre de que cada capa añadida tenga el mismo sistema de coordenadas. Así mismo, el estilo
de cada tema, el cual se despliega en el borde izquierdo de la interface del programa con el nombre de “Panel de
capas”, puede modificarse para tener una mejor visualización de la información contenida en la base de datos. Por
ejemplo, supongamos que queremos identificar los sitios en función de su contenido de pH o de algún nutrimento
como el nitrógeno. Para esto, con el mouse damos doble click o ponemos el cursor sobre la capa, a continuación,
en propiedades de la capa podemos cambiar el color de los puntos o indicarle al SIG que nos despliegue por
tamaños de los círculos, los valores de interés. También, en esta opción se nos permite agregarle etiquetas a
cada punto que representa los sitios de muestreo para identificarlo, ya sea en la pantalla del monitor o en el mapa
impreso, el nombre del sitio, o el dato de la propiedad del suelo o agua (Figura 8.12).

Figura 8.12 Cómo transformar los registros de la base de datos a formato shape file (.shp).

Almacenaje y Procesamiento de la Información


Como ya se mencionó, al diseñar un SIG se debe tomar en cuenta la capacidad de almacenamiento del hardware y
su velocidad de procesamiento, debido a que, según el formato con el que se trabaje (ráster o vector), la velocidad
de procesamiento de la información se verá influenciada. De ambos formatos, el ráster (ortofotos, imágenes de
satélite, modelos de elevación digital, entre otros), demandarán mayor velocidad y capacidad de almacenamiento.
En el caso de imágenes de satélite, según el sensor que provea la imagen, será la resolución espacial y espectral.
En ambos casos, a mayor resolución de la imagen, su celdilla (grid) contendrá mayor densidad de pixels y en
consecuencia, mayor información que demandará más recursos al procesador y más espacio de almacenamiento.
Dentro de los SIG, existen herramientas que procesan imágenes ráster, de las cuales se pueden obtener modelos
climáticos, geomorfológicos, hidrológicos y biofísicos, que en un determinado momento y según los objetivos del
estudio, pueden producir información vectorial.

135
Ecosistemas ribereños de montaña

Ejemplo 2. Cómo obtener un modelo hidrológico a partir de un modelo de elevación digital


(MED) del Parque Nacional Izta-Popo

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en su página electrónica, un MED se
define como una representación visual y matemática de los valores de altura con respecto al nivel medio del mar,
que permite caracterizar las formas del relieve y los elementos u objetos presentes en él, como por ejemplo, la
vegetación, hidrología, exposiciones, pendientes, forma del terreno e intensidad de insolación.

El INEGI produce dos tipos de MED, mismos que están disponibles en su página electrónica:

• Modelo Digital de Superficie (MDS), que representa todos los elementos existentes o presentes en la
superficie de la tierra (vegetación, edificaciones, infraestructura y el terreno per se).
• Modelo Digital del Terreno (MDT), que recrea la forma del terreno una vez que fueron removidos todos los
elementos ajenos al mismo (vegetación, edificaciones y demás elementos que no forman parte del terreno).

Para efectos del presente ejercicio, vamos a ocupar el MDT a nivel nacional proporcionado por INEGI, con una
resolución de 15 m por cada pixel (Figura 8.13).

Figura 8.13 Modelo de Elevación Digital del Terreno para México. En la ilustración se puede ver un
modelo de superficie del territorio en el que las zonas con menor altitud y más planas corresponden a
los tonos obscuros que cambian a tonos claros hacia las regiones con mayor altitud.

Para procesar el modelo hidrológico y obtener; tanto la red de drenaje como las Cuencas, de los datos de altitud a
escala nacional, obtenemos solo la región de interés, en este caso, la zona del Parque Nacional Izta-Popo y su zona
de influencia, previamente definida. Dado que este MED esta georreferenciado con un sistema de coordenadas
ITRF 1992, que es equivalente con WGS84, por lo tanto no es necesario reproyectar la imagen.

136
Aplicaciones de los sistemas de información en el
estudio de sistemas ribereños

En QGIS se ubica la ruta: Ráster→Extracción→Clipper. En el menú emergente, en “Archivo de entrada” se ubica


la imagen ráster a recortar, en este caso el MED de la Figura anterior. Luego en “Archivo de salida” se busca la
carpeta donde se guardara la imagen del área recortada especificando alguna de las extensiones “.jpg”, “.tif”, “.gif”,
o “.bil”.

Finalmente, en el cuadro “Modo de corte” se elige “Extensión” para el caso de no contar con un área específica
o “Capa de máscara” si se posee un polígono del cual se tomara como referencia para realizar la extracción. El
resultado de este proceso es la obtención del MED solo para la zona de estudio (Figuras 8.14 a 8.16).

Figura 8.14 Recorte de una imagen ráster.

Obtenida la zona de interés procederemos a procesar el modelo hidrológico, de manera que se nos permita
conocer las zonas en donde, en caso de un evento de precipitación pluvial, el agua escurre y se acumula. Esto es
útil para identificar por ejemplo, zonas de riesgo de inundación, escurrimiento de contaminantes, construcción de
presas u ollas de captación; o bien, ubicar escurrimientos que en la cartografía a escalas con baja resolución no se
encuentren referidos, por lo que sería útil para actualizar cartas hidrológicas.

En QGIS el primer paso es habilitar la extensión “GRASS”, que es un SIG dentro de QGIS para modelar
la información hidrológica que contiene el MED. Dicha extensión se localiza bajo la siguiente dirección:
Complementos→Administrar e instalar complementos. En el menú emergente se busca la casilla GRASS 7 y se
activa. Al aceptar, se notara el despliegue de un recuadro que dice “Herramientas de GRASS”. A continuación, en el
menú Complementos→GRASS→Nuevo directorio de mapas, se crea una nueva ruta para guardar la información
generada en GRASS (Figura 8.17).

137
Ecosistemas ribereños de montaña

Figura 8.15 Recorte de una imagen ráster con capa de máscara.

Figura 8.16 Imagen ráster recortada con capa de máscara..

138
Aplicaciones de los sistemas de información en el
estudio de sistemas ribereños

Figura 8.17 Habilitación de la extensión GRASS en QGIS para el modelado hidrológico.

139
Ecosistemas ribereños de montaña

Figura 8.18 Cómo exportar datos a archivos de GRASS.

Como ya se mencionó, GRASS es un software complementario procesado en QGIS, por lo que utiliza sus propios
archivos. El siguiente paso, es importar la información ráster a formato de GRASS con la función “Herramientas de
GRASS”, localizada en el extremo derecho de la interfase de QGIS (Figura anterior). Para ello, seguimos la ruta:
Herramientas de GRASS→Módulos de GRASS→Administración de archivos→Importa a GRASS→Importar ráster
a GRASS→ Importar ráster a GRASS de fuentes de datos externas (Figura 8.18); el archivo generado se guardara
en la ruta que se estableció anteriormente. Observemos que en el menú de importación a GRASS, también se
encontrarán las herramientas para importar datos vectoriales.

Antes de generar el modelo hidrológico, es necesario ocupar una herramienta llamada Fill (rellenar), la
cual se encuentra en las herramientas de GRASS, en la ruta: Herramientas de GRASS→Módulos de
GRASS→Ráster→Modelos espaciales→Modelo hidrológico→r.fill.dir. Esta herramienta se utiliza debido a que en
un MED, regularmente se pueden encontrar pixels con información que puede tomarse como falsos sumideros de
agua, por lo que es importante removerlos antes de cualquier análisis hidrológico.

Aquí, es necesario recordar que en caso de un evento de precipitación pluvial, el agua sigue un flujo natural, a partir
de las zonas más altas del parteaguas que conforma una cuenca hidrográfica y a lo largo relieve, acumulándose
en cauces menores que alimentan a uno principal.

Así, los pixels con datos numéricos de mayor altitud rodean al pixel que contiene una elevación menor que no
corresponde a la de sus vecinos, afectando el flujo y su acumulación. Lo que hace la herramienta Fill entonces, es
rellenar esos huecos para simular un terreno más homogéneo. Además de generar la imagen ráster con el archivo
Fill, QGIS y GRASS también generan el archivo de dirección del flujo (Flow dir), el cual indica las zonas del relieve
por donde fluye el agua (Figura 8.19).

140
Aplicaciones de los sistemas de información en el
estudio de sistemas ribereños

Figura 8.19 Imágenes ráster obtenidas con la herramienta Fill. Imagen superior: Pixels con
sumideros falsos corregidos. Imagen inferior: Dirección del flujo de agua en el PN Izta-Popo.

141
Ecosistemas ribereños de montaña

Habiendo obtenido la imagen corregida con Fill, procedemos a ocupar la función que permitirá identificar, tanto
la red de drenaje, como las zonas de acumulación del flujo, los escurrimientos y finalmente la delimitación de las
cuencas (Figura 8.20).

Para ello, se sigue la siguiente dirección: Herramientas de GRASS→Módulos de GRASS→Ráster→Modelos


espaciales→Modelo hidrológico→r.watershed.dir.

Figura 8.20 Acumulación del flujo y red de escurrimientos en el PN Izta-Popo.

142
Aplicaciones de los sistemas de información en el
estudio de sistemas ribereños

Como puede verse en la imagen inferior de la Figura anterior, en el recuadro del extremo derecho de la imagen
se ponen los nombres y las rutas donde se guardaran los diversos archivos generados. En el primer recuadro
se deberá utilizar el archivo corregido con la función Fill. En el segundo recuadro (Tamaño mínimo para cada
cuenca) se debe poner un número arbitrario que delimitará el número de escurrimientos y en función de éstos,
se establecerán el número de cuencas; es decir, entre más grande sea el número, la cantidad de escurrimientos
y cuencas identificadas disminuye, definiéndose solo las principales. Con base en la experiencia, y según lo
accidentado del relieve, un número de 5,000 es apto para comenzar a observar cuál número conviene al analista, y
con 20,000 se ha observado que se definen adecuadamente las cuencas principales. Para el caso de este ejemplo,
el número 20,000 fue utilizado para definir las Cuencas en el PN Izta-Popo (Figura 8.21).

Figura 8.21 Cuencas establecidas en el PN Izta-Popo mediante el modelo hidrológico en QGIS.

Con base en la imagen anterior, es posible transformar estos datos ráster a vectoriales para establecer las longitudes
de cada escurrimiento o bien, las superficies que ocupan cada cuenca. A diferencia del formato ráster, el formato
vector trabaja con nodos en lugar de pixels; es decir, cada punto en el espacio es una referencia geográfica.
Anteriormente se comentó que el formato vector utiliza puntos, polígonos y líneas en función de la escala. Así, un
punto es una única referencia en el espacio (un nodo) y una línea y un polígono contienen una sucesión de puntos
que equivalen a nodos distribuidos en una referencia espacial, y a partir de éstos, se obtiene información como, por
ejemplo, áreas, perímetros, longitudes, densidades o distribuciones, inclusive estadísticas como media, mediana
o distancia estándar espacial, que alimentarán con nueva información a la base de datos asociada a los vectores.

143
Ecosistemas ribereños de montaña

Para transformar los datos ráster a vector, se procede de la siguiente forma: Herramientas de GRASS→Módulos
de GRASS→Administración de archivos→Conversión de tipo de mapa→Convertir un ráster a vectorial dentro de
GRASS (Figura 8.22).

Figura 8.22 Vectorización del formato ráster en QGIS.

De este modo, se pueden apreciar de mejor forma la distribución de la red de drenaje y de las cuencas delimitadas
en una región. De acuerdo con el ejemplo, se pueden observar de mejor manera la distribución de los puntos de
muestreo de suelos en relación con su cercanía a los principales cuerpos de agua y su relación con los ambientes
ribereños, así como también, a que unidad hidrológica pertenecen si se desea considerar a la cuenca como unidad
ecológica. Del mismo modo, con las herramientas de los SIG es posible establecer a lo largo de los ríos, buffers
para identificar superficies de influencia, en este caso, del ancho del cauce por ejemplo, lo cual determina la
distribución de la vegetación de galería a lo largo del río.

Otro potencial que se tiene con los datos vectoriales en un SIG, es el análisis estadístico aplicado a registros de
una base de datos. El principio es el mismo para la media, mediana y desviación estándar de la estadística clásica,
la diferencia radica en que el análisis de la estadística espacial toma en cuenta las coordenadas geográficas en el
análisis. Los fundamentos matemáticos utilizados en este tipo de análisis pueden consultarse en el libro de Lee y
Wong (2001), cuya cita se encuentra en el apartado de referencias bibliográficas.

Ejemplo 3. Generación de un mapa de pendientes a partir de un MED

Los mapas de pendientes (inclinación del terreno) son útiles en una amplia gama de estudios, desde el punto de
vista forestal, por ejemplo, para ubicar las zonas que sean más adecuadas para la plantación. Desde el punto
de vista agrícola, permiten ubicar zonas planas para establecer ciertos tipos de cultivo. En la industria de la
construcción y de infraestructura hidráulica, con un mapa de inclinación del terreno se reconoce dónde pueden

144
Aplicaciones de los sistemas de información en el
estudio de sistemas ribereños

establecerse presas de generación de energía eléctrica. Otra aplicación, es ubicar zonas de riesgo de deslave o
derrumbamientos por la inclinación de la superficie.

Para obtener el mapa de pendientes, en QGIS seguimos los siguientes pasos: Herramientas de GRASS→Módulos
de GRASS→Ráster→Análisis espacial→Análisis de terreno→ r.slope (Figura 8.23). En esta misma ruta, se pueden
obtener los modelos ráster para estimar las zonas de mayor intensidad de radiación solar, o bien, las orientaciones
del terreno con respecto al norte geográfico.

Figura 8.23 Imagen de grados de pendiente obtenida a partir del MED del PN Izta-Popo. Las zonas
con pendientes más pronunciadas corresponden a los colores con tonalidades rojo fuerte.

Con la imagen obtenida, del mismo modo que en el ejemplo de las cuencas hidrográficas, se pueden obtener los
polígonos de cada intervalo del grado de inclinación y de esta forma establecer cuánta área ocupa cada clase, con
lo que se podría saber qué clase de grado de pendiente es la que cubre más área con respecto a la superficie total
del PN Izta-Popo y su zona de influencia.

Datos de Salida
Finalmente, el producto del procesamiento de la información se podrá expresar a partir de gráficas, tablas y
cartografía que en conjunto serán útiles para hacer planeaciones a escala local, regional, nacional o mundial, y
con ello generar políticas públicas y de ordenamiento territorial para beneficio de los ecosistemas y de la población
humana.

145
Ecosistemas ribereños de montaña

BIBLIOGRAFÍA
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146
Anexos

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO


FACULTAD DE ESTUDIOS SUPERIORES ZARAGOZA

CARRERA DE BIOLOGÍA

GUÍA PRÁCTICA PARA LA DESCRIPCIÓN ECOLÓGICA


DE LOS AMBIENTES RIBEREÑOS

Dr. Gerardo Cruz Flores


M. en C. Eloisa A. Guerra Hernández
Introducción

L
os ambientes ribereños (AR) son zonas de filtración y amortiguamiento que mitigan hasta 44% la influencia
de contaminantes y elementos químicos que de los ecosistemas terrestres fluyen o se mueven hacia las
corrientes de agua superficiales (Mander et al., 1997). Son ecotonos entre ecosistemas terrestres y acuáticos
(Anbumozhi et al., 2005), donde funcionan como corredores biológicos entre regiones con biomas distintos, siendo
así, eco-regiones florísticas estructuralmente más diversas que los ambientes acuáticos o terrestres, vistos o
estudiados en forma separada. Los AR son sistemas ecológicos muy complejos en la biosfera al presentarse en
ellos procesos biológicos, geológicos, químicos e hidrológicos en un flujo continuo y multidireccional entre agua,
suelo y vegetación riparia (Nainam et al., 2005). Históricamente, las regiones ribereñas han sido la cuna y base
de todas las grandes civilizaciones al proporcionar en cantidad y calidad suficientes el vital líquido junto a otros
recursos bióticos de flora y fauna en civilizaciones primitivas y después, suelos aluviales de alta fertilidad en los
márgenes de los ríos.

En la mayoría de los AR existe una problemática ambiental manifestada en deterioro de vegetación, suelos y agua
de sus ríos donde se incrementa hasta 85% el volumen de sedimentos provenientes de bancos ribereños (Simon
y Collison 2002) por erosión y deslizamientos de suelo en cuenca alta e inundaciones y falta de agua en las partes
bajas de una cuenca. En una cuenca hidrográfica los ríos son unidades vitales de funcionamiento en la dinámica
de los ecosistemas de ribera pues su movilidad se asocia al transporte y circulación cíclica del agua, permitiendo
la existencia de los seres vivos. El suelo por su parte es un cuerpo complejo en constante actividad que mantiene
la calidad del ambiente, la vegetación y la fauna, y es pilar fundamental de la sostenibilidad de la productividad
biológica gracias a sus relaciones dinámicas con el agua, el aire y la biota edáfica.

Actualmente, la sobreutilización y falta de cultura ambiental ha degradado casi todos los ecosistemas del mundo
y particularmente a los ecosistemas ribereños ante la gran demanda de agua que se requiere para los procesos
productivos, lo que ha sido causa de contaminación de agua, degradación de suelos y pérdida de la vegetación y
flora acompañante limitando sus funciones ecológicas, servicios ambientales y belleza escénica.
Ecosistemas ribereños de montaña

Finalmente, puede plantearse que junto al agua y al suelo, el clima, en sus diferentes escalas (macroclima,
mesoclima y microclima), condiciona la morfología, distribución y estructura de la vegetación riparia bajo la cual,
las interacciones suelo-agua-vegetación deben ser más estrechas y sensibles que en ambientes no riparios.

Justificación
Siendo la geomorfología, la limnología, la edafología y la ecología vegetal, disciplinas que se encuentran íntimamente
ligadas en el estudio de la dinámica de los AR y por los antecedentes descritos en la introducción y, a falta de un
documento que ayude en su estudio, se presenta esta guía que integra, en un documento los principales atributos
que se deben describir, estudiar e integrar en los sitios ribereños cuya dinámica hidrológica es función de la
geomorfología del lugar y microclimas que se generan de la topografía y cuyos tipos de suelos dependen también,
del tipo de material geológico, alóctono a autóctono, del que han formado y que junto con las interacciones entre
las propiedades físicas y químicas del agua de los caudales y de los tipos de suelo del banco ribereño, determinan
la estructura y composición de la vegetación riparia y la riqueza de los bienes y servicios ambientales que derivan
de los ambientes ribereños.

Objetivo
Determinar las principales características ecológicas (geomorfológicas, topográficas, físicas, químicas y biológicas)
de los subsistemas agua y suelo que permitan un diagnóstico de su estado de conservación y sean la base de
planes y programas de conservación, restauración y manejo de los sistemas ribereños.

Procedimiento

1. Considere, antes que nada, colocar la fecha en su libreta de registro y si está en sus posibilidades obtenga
fotografías del paisaje al que pertenece su sitio de estudio y enliste las fotos anotando su número y el lugar
dónde se tomó. (Algunos modelos de aparatos de GPS lo hacen por usted).
2. Elija sitios representativos que en apariencia general, expresen una uniformidad ambiental en cuanto a
relieve, topografía y tipo de vegetación.
3. En un estudio o proyecto de mediano o largo plazo, numere progresivamente el sitio que se estudia.
4. Registre si existen condiciones anómalas extrañas al ambiente natural. (Incendios o tala, erosión o
compactación de suelo derrames de sustancias, etc.
5. Ubique su sitio de trabajo con la mayor precisión posible en un mapa topográfico de la zona
6. Dele a ese sitio el nombre de la población más cercana o considere una denominación particular que le
permita asociar ideas o atributos del lugar en relación al sitio (puede hacer un croquis del lugar).
7. Registre la temperatura ambiental y la del agua. Determine también cuando sea posible la humedad
atmosférica.
8. Determine la tipología en función de la altitud (ambientes altos, mayores a 2500 m; altura media, 1000
a 2500 m; tierras bajas, menores a 1000 m) y la tipología según el tamaño de la superficie de la cuenca
de alimentación: pequeño: 10 a 100 km2; mediano: >100 a 1000 km2; grande: >1000 a 10000 km2 y muy
grande: >10 000 km2.
9. La estructura y los tipos de vegetación, son atributos que hacen particular a cada sistema. Registre el tipo
presente y las formas de vida dominantes (Arbórea, plantas leñosas un tallo; Arbustivas, plantas leñosas
adultas con varios tallos; Herbáceas plantas no leñosas), para los tipos de vegetación recurrir al Cuadro 1
(CNA, 1989; Siebe et al., 2006).

148
Anexos

10. Un sitio ribereño puede, por sus características especiales de mayor contenido de humedad, ser un
bosque de galería o un sitio con mayor abundancia y densidad de especies. En este caso particular,
tome en cuenta que la amplitud del sistema ribereño es toda la franja de vegetación adyacente a los ríos
a arroyos.
11. Al describir las características del río considere que en realidad, existen mayores diferencias entre las
diversas zonas de un río que entre zonas homólogas de ríos distintos, sin embargo determine, con base en
las variaciones del caudal, si el río tiene régimen hidrológico permanente o estacional. Para otros caracteres
de los ríos utilice la información del Cuadro 3 y figura 2.
12. Determine el área de estudio en transectos de 25 o 30 m a lo largo y el ancho o amplitud lo determinará
la posición de la orilla del arroyo o río y llegará hasta la zona de mayor inundación y máxima amplitud del
caudal en los periodos de lluvias (puede delimitar otra amplitud en función del objetivo del estudio).
13. Con ayuda de equipo especial (Altímetro, barómetro o aparato de geo-posicionamiento global satelital)
determine la altitud y registre el dato en su libreta de campo o en el formato que se maneje.
14. Determine también las coordenadas geográficas o UTM. Utilice las que mejor convengan a la cartografía
digital que posteriormente pueda utilizar.
15. Revise cuidadosamente si existen afloramientos rocosos y regístrelos, describa edad estratigráfica y origen
del material parental: residual, coluvial, aluvial, marino, lacustre, glacial, eólico.
16. Registre otros indicadores como costras salinas en el suelo, evidencias de alta concentración de óxidos de
hierro.
17. Con instrumental adecuado (clisímetro, distanciómetro con clinómetro, brújula con clisímetro, etc.), registre
la pendiente del terreno. Clasifíquelo de acuerdo a las clases señaladas en el Cuadro 2 las unidades
pueden ser angulares o porcentuales.
18. Considere que la pendiente del terreno puede ser sencilla (Inclinación del terreno en un solo sentido)
o compleja (Inclinación del terreno con varios sentidos). Considere la Figura 1 en la clasificación de la
pendiente sobre el relieve.
19. Registre la exposición predominante del terreno del sitio, partiendo de que la radiación solar, es factor
que influye en microclimas. Esta se relaciona con el punto cardinal al que se dirige la mirada hacia donde
descienden las curvas de nivel.
20. Explore con barrenaciones del suelo, su profundidad, haciendo varias observaciones en diferentes sitios
dentro de la amplitud del sistema ribereño y a lo largo del transecto del río cubriendo toda el área de estudio.
21. Considere la toma de muestras de suelo necesarias para la cuantificación de propiedades físicas, químicas
y bioquímicas del suelo. (La profundidad de muestreo y el número de muestras es función del tipo de
investigación a realizar).
22. Puede determinar “in situ” pH, textura al tacto, color y estructura del suelo, como elementos de diagnóstico
rápido.
23. Para conocer las características del agua en los afluentes se deben evaluar parámetros hidrológicos como
tipo de escurrimiento, velocidad y aforo de corriente (Q).
24. Considere los escurrimientos superficiales como de gran interés en AR porque el agua que fluye de ellos
adquiere características hidrológicas, químicas y biológicas que reflejan el clima, la geología y la cubierta
vegetal del territorio que éstos drenan.
25. Determine del río, la distancia desde el nacimiento del río.
26. Evalúe la energía de flujo (función del caudal y de la pendiente),
27. Establezca el perfil batimétrico, velocidad de corriente, caudal y orden de corriente.
28. Debe determinar “in situ” temperatura, oxígeno disuelto (OD); conductividad; pH; sólidos totales disueltos
y suspendidos
29. Colectar muestras para determinar alcalinidad; dureza total y de calcio; sulfatos; DBO5, DQO, nitratos, nitritos,
amonio, ortofosfatos, fósforo total, carbono orgánico particulado, materia orgánica en sedimento, etc.

149
Ecosistemas ribereños de montaña

30. En referencia a la vegetación ribereña, habrá de evaluarse la diversidad y abundancia del estrato arbóreo,
arbustivo y herbáceo. Debe registrar su estado sanitario, mediante observación visual de daños en fuste,
corteza, ramas, hojas.
31. Determinar en el estrato arbóreo, la estructura horizontal, vertical y diamétrica, cobertura, DAP. y densidad,
necesarios para obtener el valor de importancia (VI).

Para estimar algunos parámetros de vegetación pueden establecerse áreas de superficie de 50 m × 50 m = 2500 m2
para el estudio del estrato arbóreo.

Cuadrantes de 50 m × 20 m = 1000 m2; de 20 m × 10 m = 200 m2 y para el estrato herbáceo áreas de 1 m × 1 = 1 m2.

En el análisis ecológico de vegetación se utilizan los siguientes indicadores (parámetros de vegetación).

Di = Densidad de la especie i por unidad de superficie Di = ni/A


ni = Número de individuos encontrados en total de la especie i
A = Superficie total de muestreo
RDi = Densidad relativa de la especie i RDi = Di/Σ D
Σ D =La sumatoria de las densidades
Ji = Número de veces en que aparece la especie
Fi = Frecuencia de la especie i en (k)
Fi = Ji/k
K = Número total de muestreos
RFi = Fi/Σ F
Σ F = La sumatoria de frecuencias

Las instrucciones enlistadas en el procedimiento señalado en los treinta puntos anteriores, pueden
presentarse en formatos de un cuadro general.

ANEXO DE CUADROS Y FIGURAS

Cuadro 1. Clave de tipos de vegetación presentes en México.

Clave Vegetación Clave Vegetación


M Manglar SAS Selva alta subperennifolia
Po Popal SMS Selva mediana subperennifolia
T Tular SMC Selva mediana caducifolia
Pa Pastizal SBS Selva baja subperennifolia
Z Zacatonal SBC Selva baja caducifolia
MDM Matorral desértico micrófilo BC Bosque caducifolio
MDR Matorral desértico rosetófilo BCE Bosque de cedro y táscate
MC Material cracicaule BE Bosque de encino
MS Matorral submontano BPE Bosque de pino-encino
C Chaparral BPE Bosque de pino
MZ Mezquital BO Bosque de oyamel
SAP Selva alta perennifolia Otra Especificar
Tomado de Siebe et al., 2006.

150
Anexos

Figura 1. Formas terrestres donde se encuentra el sitio; exposición fisiográfica y


pendiente (Cuanalo, 1981).

Cuadro 2. Gradación y clases de pendiente, según el tipo de relieve.


Pendiente ______________Relieve_________________ Clave
Pendiente Pendiente
% Grados sencilla (S)* compleja (C)*
0-2 0-0,5 Casi plano Casi plano 0
2-4 0,5-2 Ligeramente inclinado Ligeramente ondulado 1
4-9 2-5 Moderadamente inclinado Moderadamente ondulado 2
9-18 5-10 Fuertemente inclinado Fuertemente ondulado 3
18-27 10-15 Escarpado moderado Escarpado moderado 4
27-36 15-20 Escarpado Escarpado 5
> 36 > 20 Muy escarpado Muy escarpado 6
(USDA-S.S.D.S., 1993).

Cuadro 3. Equivalencia entre escalas de pendiente del terreno.


Porcentaje Ángulo Ángulo Porcentaje
0 0°00´ 0° 0
5 2°52´ 2° 3.5
10 5°43´ 4° 7.0
15 8°32´ 6° 10.5
20 11°19´ 8° 14.0
25 14°02´ 10° 17.6
30 16°42´ 12° 21.2
35 19°17´ 15° 26.8
40 21°48´ 20° 36.4
50 26°34´ 25° 46.6

151
Ecosistemas ribereños de montaña

Cuadro 3. Equivalencia entre escalas de pendiente del terreno (continuación).

Porcentaje Ángulo Ángulo Porcentaje


60 30°58´ 30° 57.7
70 34°59´ 35° 70.0
80 38°39´ 40° 83.9
90 41°59´ 45° 100.0
100 45°00´ 50° 119.2
(USDA-S.S.D.S., 1993).

Cuadro 4. Clasificación para los ríos con base en su geomorfología.


Tipos de Ríos Características
Rectilíneos Baja sinuosidad en un solo canal. Suelen ser inestables y transformarse en otro tipo de
río.
Anastomosados Corrientes de agua con varios canales. Por su ramificación sus corrientes no suelen ser
fuertes.
Meándricos Presentan sinuosidad alta en un solo canal. Las curvaturas sobre el canal, generan dos
velocidades del agua distintas en ambas orillas.

Figura 2. Vista de sección de un corte geomórfico y longitudinal de los tipos


de ríos asociados a la pendiente del terreno Tomada de Rosgen, 1994.

152
Anexos

Clasificación geomórfica de Ríos (Rosgen, 1994):

1. Ríos tipo Aa+ muy inclinados >10% pendiente y tipo A con pendiente entre 4 y 10%. Con cascadas y
desniveles espaciados. Alto transporte de escombros, materia orgánica, etc. en sus corrientes.
2. Ríos tipo B con pendiente entre 2 y 4%. Son dominadas con “rápidos” y socavamiento, y poca frecuencia en
el espaciamiento de curvas o zonas de estrechamiento.
3. Los tipos de Ríos C, < 2%; DA, <0.5 %; E<2% y F < 2%, son suaves en gradiente de desnivel.
4. Los tipos de ríos G están “quebradas” que por lo general son los canales de paso / piscina.
5. Las corrientes de tipo D son canales trenzados con procesos de convergencia/divergencia conducente a
formas de fondo socavamiento.

Material y equipo básico para la descripción ecológica

Equipo de geoposicionamiento global GPS

Altímetro

Brújula y clisímetro

Flexómetro

Potenciómetro, conductivímetro y termómetro


portátil

Oxímetro

Figura 3. Algunos materiales básicos para la caracterización ecológica del sitio.

153
Ecosistemas ribereños de montaña

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stream bank stability. Earth Surf. Process. 27: 527-546.

Agradecimientos
Al proyecto PAPIME.
A la Carrera de Biología por los apoyos en el trabajo de Campo.
A la Unidad Multidisciplinaria de Investigación Experimental Zaragoza.
A la M. en C. Alma Bella López López.

154
Anexos

GLOSARIO
A bioma
actividades antrópicas Conjunto de ecosistemas caracterizados por un conjunto
De origen humano. · 6, 51, 54, 125, 127, 133, 134, 174 de especies de plantas en relación con el clima y suelo
afluente característicos. · 227
Curso de agua tributario que da origen a otro río de mayor biomasa
orden. · 100 Toda materia orgánica proveniente de los organismos y
altitud desechos orgánicos susceptible de ser aprovechada
Es la distancia vertical de un punto en la superficie terrestre energéticamente por el ecosistema. · 20, 23, 90, 148,
tomando como base cero el nivel del mar. · 6, 19, 20, 173
23, 27, 41, 42, 81, 98, 125, 133, 145, 149, 153, 154, biosfera
179, 191, 213, 217, 230, 231 Capa del planeta Tierra donde se desarrolla la vida. · 18,
aluviales 100, 126, 137, 227
Formación de materiales arrastrados y depositados por biota
corientes de agua. · 19, 39, 81, 104, 110, 148, 228 Conjunto de organismos que ocupan una zona determinada.
ambientes ribereños · 8, 21, 37, 38, 40, 42, 134, 139, 171, 228
Ecosistemas dependientes de cursos o cuerpos de agua bióticos
con una matriz variable de vegetación, inmersos en Véase biota. · 12, 21, 23, 38, 46, 54, 178, 228
cuencas hidrográficas. Entre sus funciones están la braided
preservación del ecosistema en relación con el paisaje Corriente que circula en canales que se dividen y reúnen
en términos de riqueza y belleza natural, además de sucesivamente. Algunos autores lo toman como
suministrar bienes y servicios para la biota · 8, 13, 22, sinónimo de anastosomado. · 25, 56, 109, 110, 111, 121
23, 24, 33, 36, 40, 44, 46, 47, 48, 62, 63, 85, 88, 129,
133, 134, 144, 145, 149, 150, 151, 152, 154, 155, 156, C
157, 221, 227, 229 cadena trófica
anastomosados Proceso de transferencia de materia y energía entre diversos
Sistema de ríos meándricos desarrollado en un sistema de niveles de organismos, en la que cada uno se alimenta
canales de muy alta sinuosidad estable y permanente. · del precedente y éste es alimento del siguiente. · 136
109, 110, 114, 139 capa freática
angiospermas Primer capa de agua subterránea encontrada el realizar una
Grupo de plantas reconocido como el más extenso (Con perforación. · 34, 35, 79
excepción en regiones polares) del Reino. Tienen flores capital natural
que producen frutos con semilla y pueden ser árboles, Concepto formalizado en la decáda de 1990 que se define
arbustos o hierbas. · 150 como toda reserva natural · 6, 9, 21, 51, 52
arroyo catena
Corriente de agua dependiente de la temporada de lluvia y Paisaje o asociación de suelos a lo largo de una ladera
con escaso caudal comparado con el de un río · 33, 38, cuando los factores formadores no varían, excepto la
48, 82, 98, 101, 113, 126, 132, 231 fisiografía. · 31, 54, 65, 67, 68, 91, 94
atmósfera cauce
Capa constituida de gases que cubre un cuerpo celeste. · Concavidad del terreno, natural o artificial, por donde corre
20, 33, 42, 71, 99, 100, 126, 129, 130, 137 un río o cualquier corriente de agua. · 8, 12, 18, 29, 31,
43, 47, 48, 80, 98, 99, 102, 104, 105, 108, 109, 110, 112,
B 113, 115, 116, 129, 154, 221
base de datos caudal
Información alfanumérica almacenada en campos y Véase caudal hídrico · 9, 38, 39, 61, 99, 100, 101, 103, 104,
registros para su posterior procesamiento, análisis e 118, 126, 134, 135, 136, 137, 181, 183, 230, 231, 232
interpretación. · 190, 191, 192, 193, 194, 196, 197, 198, caudal hídrico
199, 203, 204, 208, 209, 210, 211, 220, 222 Volumen de agua que fluye a través del cauce de un río. 9
batimetría coladas de lava
Técnicas utilizadas para medir la profundidad media del Manto de lava en estado líquido emitida por un volcán
relieve o fondo marino. · 97 durante sus erupciones. · 83
biodiversidad coluvión
Véase diversidad biológica · 21, 26, 37, 39, 44, 47, 49, 51, Coluvial. Material de origen diverso arrastrado por
58, 134, 136, 144, 149, 166, 170, 174, 176, 179 gravedad, hielo o agua al fondo de un valle · 68

155
Ecosistemas ribereños de montaña

corredores biológicos ecosistémico


Áreas que conectan dos o más regiones, pueden ser Estrategia para el ordenamiento integrado de la tierra,
franjas estrechas de vegetación, bosques ribereños, el agua y los recursos bióticos que promueve la
túneles, plantaciones, vegetación remanente o grandes conservación y uso sostenible equitativamente. · 139,
extensiones de áreas naturales. · 19, 39, 227 176, 177, 178, 186
cuenca Estrategia para el ordenamiento integrado de la tierra,
Véase cuenca hidrográfica · 6, 9, 17, 19, 20, 22, 28, 29, 30, el agua y los recursos bióticos que promueve la
38, 39, 40, 41, 42, 43, 44, 49, 53, 54, 62, 74, 81, 82, conservación y uso sostenible equitativamente. · 126
83, 84, 85, 88, 89, 98, 99, 101, 102, 103, 104, 110, 125, ecotono
126, 127, 129, 132, 172, 175, 217, 219, 220, 221, 228, Zona de transición y de máxima interacción entre las
230 especies de dos ecosistemas diferentes. · 62
cuenca hidrográfica ecotonos
Regiones geográficas donde el agua proveniente de las Zona de transición y de máxima interacción entre las
partes altas de las montañas o del deshielo, descienda especies de dos ecosistemas distintos. · 38, 62, 63, 227
hasta las partes bajas (valles) de la misma o el mar. edáfica
Existen cuencas en donde el escurrimiento llega a Edáfico. Relativo al suelo, especialmente en lo que respecta
un valle encerrado por montañas, formándose en a la fertilidad del mismo y su relación con el desarrollo
consecuencia una laguna o lago. · 11, 12, 15, 16, 23, de la biota. · 7, 44, 47, 49, 228
24, 27, 28, 40, 43, 46, 48, 56, 118, 130, 170, 177, 180, edáfico
185, 223 Véase edáfica, edafología. · 8
cuencas hidrográficas edafogénesis
Unidad geográfica natural delimitada por una divisoria Véase pedogénesis. · 36, 45
topográfica denominada parte-agua que drena a un elipsoide
cauce común. Esta región capta la precipitación pluvial, Superficie teórica terrestre obtenida mediante cálculos
transitando su escurrimiento hasta un punto de salida en geodésicos para asemejarla más a un esferoide de
el cauce principal. · 6 revolución. · 194, 195, 196, 202
Endémica
D Véase endemismos · 150, 156
datum endemismos
Punto tangente al elipsoide y al geoide de referencia, donde Término biológico utilizado para definir la distribución
ambos son coincidentes. · 194 geográfica única y limitada de un grupo de organismos.
diversidad biológica · 7, 21
Es la variedad de la vida que incluye a las especies de epipedón
plantas, animales, hongos y microorganismos que viven Horizonte del suelo formado en o cerca de la superficie del
en un espacio determinado, a su variabilidad genética, mismo y en el cual, la mayor parte de la estructura de la
a los ecosistemas con sus paisajes y regiones. · 139, roca ha sido destruida. · 36
175, 179 escala
Es la variedad de la vida que incluye a las especies de Véase escala del mapa · 22, 29, 30, 56, 67, 74, 88, 116,
plantas, animales, hongos y microorganismos que viven 144, 181, 184, 194, 195, 196, 197, 198, 213, 220, 223
en un espacio determinado, a su variabilidad genética y escala del mapa
a los ecosistemas con sus paisajes y regiones. · 6 Relación de las dimensiones entre un objeto en tamaño
dosel real y otro de diferente tamaño que conserva
Cobertura de ramas y hojas formada por la copa de los las características del primero. En geografía son
árboles. · 71 representaciones reducidas de la superficie terrestre o
de una parte de ésta. · 116
E escarpados
ecosistema Fisiográficamente, es todo terreno que posee pendientes
Unidad integrada por factores bióticos y abióticos y las muy inclinadas y rocoso que es difícil de accesar. · 6
interacciones entre ellos en un tiempo y lugar específico. escorrentía
· 7, 20, 23, 34, 38, 46, 49, 62, 69, 70, 101, 128, 131, Flujo de agua de lluvia que circula sobre la superficie. · 65,
132, 134, 136, 139, 171, 172, 173, 174, 176, 181, 182, 68, 69, 71, 72, 84, 88, 89, 91, 180, 181, 182
183 eudicotiledóneas
ecosistemas ribereños Grupo monofilético de angiospermas anteriormente
Véase ambiente ribereño · 8, 13, 15, 16, 17, 19, 20, 22, 23, llamadas tricolpadas por su polen trilobulado. · 149, 150
24, 34, 38, 42, 47, 144, 148, 166, 171, 172, 173, 228

156
Anexos

F
fanerógamas H
También denominadas espermófitos son un clado de hábitat acuático
las plantas vasculares con órganos reproductores Ecosistema en donde existe agua (mar, río, lago, pantano,
conspicuos comúnmente conocidos como flores y arroyo, y laguna). En general se tienen ecosistemas
comprenden a las gimnosperma y angiospermas. · 155 marinos y de agua dulce. · 115
FAO hidráulica
Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y Parte de la física que estudia el comportamiento y
Alimentación por sus siglas en inglés. · 34, 39, 55, 169, movimiento de los líquidos en función de sus
179, 186 propiedades como por ejemplo la densidad. · 55, 86, 90,
fluvial 98, 99, 115, 120
Concepto de la geografía que se refiere a los procesos hidrogeomórficas
relacionados con los ríos y arroyos. · 17, 25, 48, 58, 59, Hidrogeomorfología. Rama de la geomorfología que estudia
80, 81, 83, 101, 106, 111, 122, 128, 131, 133, 181 los procesos y formas del relieve relacionadas con la
fustal dinámica del agua. · 17
Fuste. Tronco de un árbol · 70, 71 humedal
Terreno generalmente plano cuya superficie se inunda
G permanentemente o por periodos. · 35, 129
geoformas humedales
Geoforma se refiere a un cuerpo tridimensional que posee Véase humedal. · 18, 19, 33, 129, 146, 147, 148, 166, 177
tamaño, volumen y topografía que en conjunto generan
el relieve. · 6, 24, 40, 41, 43 I
geoide información vectorial
Superficie teórica de la Tierra que une todos los puntos con Estructura de datos geográficos que constan de puntos,
igual gravedad. · 194, 195, 196 líneas o polígonos, cada uno definido por nodos. Dichas
geomórfico entidades quedan definidas por sus límites. · 210, 212
Véase geomorfológico, geomorfología. · 31 IPCC
geomorfología Panel Intergubernamental contra el Cambio Climático por
Véase geomorfológico. · 16, 24, 42, 43, 72, 74, 96, 113, sus siglas en inglés. · 169
126, 173, 229, 235
geomorfológica L
Véase geomorfología · 30, 42, 67, 89, 116 laderas
geomorfológico La ladera es la pendiente de una montaña o elevación por
Ciencia que estudia el origen y evolución de las diversas cualquiera de sus orientaciones con respecto al norte
formas que adquiere el relieve. · 8 geográfico y se extiende desde la cima hasta la base. ·
Geomorfología. Ciencia que estudia el origen y evolución de 6, 30, 31, 44, 45, 69, 74, 75, 76, 80, 81, 85, 89, 90, 91,
las diversas formas que adquiere el relieve. · 67, 81 92, 134, 152, 153
geomorfológicos litología
Véase goemorfológico · 12, 23, 28, 29, 64, 66, 95, 97, 115, Rama de la geología que estudia las características de las
134, 183, 184, 212 rocas · 9, 80, 111
gimnospermas litosfera
Grupo de plantas fanerógamas de tallo leñoso y hojas Capa sólida más externa de la Tierra constituida
perennes, pero carecen de fruto, por lo que presentan básicamente de silicatos. · 18, 100, 126, 137
semillas desnudas y óvulo desnudo. · 149, 150 lixiviación
GPS Proceso en el que algún disolvente líquido se pone en
Equipos electrónicos de Sistema de Posicionamiento Global contacto con un sólido pulverizado produciéndose su
por sus siglas en inglés. · 194, 197, 229 disolución. Proceso característico de climas húmedos. ·
granulometría 63, 68
Medición, graduación y clasificación de la distribución lomeríos
de delos granos de sedimentos o partículas de un Elevaciones de terreno de altura pequeña (menor de 300 m)
agregado. · 99, 107, 110, 111 y prolongada, con cima redondeada. · 6
guijarros
Fragmentos de roca redondeados, pulidos y sueltos general-
mente encontrados a las orillas de ríos y arroyos. · 39

157
Ecosistemas ribereños de montaña

M O
mantillo ONGs
Capa superior del suelo en diferentes estados de ONG. Figura administrativa que representa a una
descomposición proveniente de organismos muertos. · Organización no Gubernamental. · 169
7, 72, 88, 89, 90, 92 orografía
manto freático Véase orográficamente. · 21, 194
Véase nivel freático · 103, 127, 181 orográfica
mapa Véase orografía. · 7, 62
Representación métrica de la superficie terrestre, definido orográficamente
por un sistema de coordenadas, una escala y Orografía, del griego “oros” (montaña), “graphein” (grabar)
simbología que señala los diversos componentes de un e “ia” (cualidad), es una rama de la geografía física
territorio. · 56, 128, 194, 195, 211, 221, 222, 225, 230 que describe y clasifica los tipos de relieve y sus
mapas elevaciones. · 6, 125
Mapa. Representación métrica de la superficie terrestre,
definido por un sistema de coordenadas, una escala y P
simbología que señala los diversos componentes de un paisaje
territorio. · 111, 116, 215, 222 Superficie de terreno observable constituido por diversos
materia orgánica componentes ecológicos, culturales, urbanos, agrícolas,
Capa superficial que cubre el suelo proveniente de acuáticos, terrestres y marinos. · 29, 31, 33, 34, 36, 46,
los restos de organismos en diferente estado de 51, 74, 77, 80, 91, 101, 112, 116, 127, 128, 133, 154,
descomposición. · 7, 17, 31, 33, 39, 41, 46, 47, 73, 89, 166, 181, 229
90, 134, 136, 144, 148, 171, 232, 236 parteaguas
material parental Linea imaginaria que divide las vertientes de una cuenca a
Material geológico a partir del cual se desarrolla el suelo. · partir de las cumbres de sus elevaciones. · 30, 125, 126,
31, 32, 231 217
materiales pétreos pedogénesis
Materiales de distintos tamaños provenientes de las rocas. Procesos físicos, químicos, biológicos y bioquímicos que
· 43 intervienen en el origen, desarrollo y evolución del suelo.
meándricos · 32, 37, 72
Véase meandro. · 108 pedogenéticos
meandro Véase pedogénesis · 36, 64
Curva pronunciada descrita por el curso de la corriente de pedológica
un río. · 109, 114 Pedología. Ciencia que estudia los procesos físicos,
médano químicos y biológicos que intervienen en la génesis,
Colina formada por acción del viento sobre superficies evolución y distribución del suelo. · 89
arenosas y yermas. · 111 pedones de suelos
monilofitas Pedón. Unidad tridimensional básica del suelo no menor a 1
Clado de plantas que incluye a las Pterophytas y las familias metro cuadrado. · 37
Psilotaceae y Equisetaceae. Su nombre se debe a la pendiente
organización de sus vasos conductores en un corte Grado de inclinación de la superficie del terreno con
transversal del tallo que forman una estructura similar a respecto a la horizontal. · 30, 31, 41, 42, 43, 50, 63, 64,
un collar. · 150 68, 69, 80, 84, 89, 90, 91, 97, 98, 101, 104, 106, 107,
monocotiledóneas 108, 114, 115, 116, 125, 126, 133, 136, 145, 179, 191,
Grupo de plantas fanerógamas angiospermas en las que los 223, 231, 232, 234, 235, 236
embriones de las semillas presentan un cotiledón (hoja percepción remota
inicial). · 149, 150 Rama de la ciencia que estudia a los objetos sin tener
contacto directo con él mediante el análisis de su
N espectro electromagnético. · 22, 23
nivel freático Rama de la ciencia que estudia a los objetos sin tener
Nivel superior de un acuífero. Plano que forma la capa contacto directo con ellos mediante el análisis de su
superior de la zona de saturación del agua subterránea. espectro electromagnético. · 22
· 68, 78, 79, 147 perfiles de suelo
niveles tróficos Sección o corte vertical que sirve para describir y clasificar
Véase niveles tróficos · 136 el suelo con base en sus horizontes. · 31

158
Anexos

Sección o corte vertical que sirve para describir y clasificar remoción en masa
el suelo. · 239 Proceso geomorfológico en el que el suelo, sedimento o
piroclastos rocas se mueven hacia las partes bajas de las laderas.
Fragmentos de roca y ceniza volcánica expulsados a partir · 89, 90, 92
de la erupción de un volcán. · 83 resiliencia
planta acuática Capacidad de los ecosistemas, comunidades, poblaciones
Planta hidrófita. Plantas que se desarrollan en el agua o y organismos para adaptarse a diversos grados de
sobre un sustrato con períodos de anoxia por exceso de perturbación. · 134, 171, 172, 174
agua. · 145, 146 resistencia
plantas hidrófitas Habilidad de una comunidad para evitar su desplazamiento
Véase plantas acuáticas. · 146, 147 del estado inicial. · 74, 171, 173
plusvalía ecológica río
Concepto de la economía ecológica que estudia la riqueza Corriente de agua que fluye a través de la corteza terrestre.
material y su relación con la naturaleza y de los riesgos que · 19, 27, 37, 38, 39, 46, 56, 62, 85, 86, 88, 89, 91, 97,
el crecimiento económico impone a la sostenibilidad · 6, 7 98, 99, 100, 101, 102, 104, 106, 107, 108, 109, 112, 113,
procesos geológicos 114, 115, 117, 120, 125, 126, 127, 129, 130, 132, 137,
Serie de etapas que transforman la Tierra y que pueden 182, 183, 222, 230, 231, 232, 235
ser de origen interno (dinámica interna de la Tierra) y ríos alóctonos
externo que derivan en pasivos (intemperismo) y activos Flujos de agua ubicados en zonas áridas que se originan en
(erosión y sedimentación). · 101 regiones lluviosas. · 104
Serie de etapas que transforman la Tierra y que pueden ríos estacionales
ser de origen internos (dinámica interna de la Tierra) Flujos de agua localizados en regiones geográficas con
y externos que derivan en pasivos (intemperismo) y climas bien diferenciados. · 104
activos (erosión y sedimentación). · 96 ríos perennes
procesos pedogenéticos Corriente de agua que mantiene su caudal a lo largo del
Véase pedogénesis. · 33, 35, 37 año. · 103
proyección cartográfica ríos transitorios
Conjunto de ecuaciones que corrigen la curvatura y relieve Corrientes de agua con flujo muy bajo o nulo en la época de
de la tierra para representarlo en un plano (mapa) donde estiaje. · 104
cada punto es equidistante. · 194 riqueza biológica
pteridofitas Número de especies de fauna y flora diferentes presentes
Plantas criptógamas vasculares (helechos y afines), poseen en un determinado espacio y tiempo. · 16, 23, 134
células agrupadas en tejidos especializados para riqueza de especies
transportar nutrientes. Son característicos de zonas Véase riqueza biológica · 7, 40, 47
húmedas y sombrías. · 149 rodales
Rodal. Porción de un bosque definido por el conjunto de
R árboles de una o varias especies, establecido de forma
ráster natural o artificial. · 172
Matriz de celdas (pixels) organizadas en filas y columnas en
la que cada celda contiene un valor (información). · 195, S
196, 198, 204, 210, 212, 213, 214, 215, 216, 217, 218, serranías
220, 221, 222, 225 Espacio de terreno estructurado por montañas y sierras con
red hidrográfica forma aserrada, quebrada o pronunciada, generalmente
Sistema de circulación lineal jerarquizado y estructurado más larga que ancha con un eje central llamado centro
que conforma la red de escurrimientos dentro de una orográfico · 6
cuenca. · 101, 126 SIG
regiones ribereñas Sistemas de Información Geográfica. Sistemas informáticos
También conocido como zonas riparias, son regiones de que integran las coordenadas geográficas en los
transición e interacción entre los medios terrestre y campos de un banco de datos y que incluyen al
acuático. · 22, 228 hardware, software y el análisis de especialistas. · 13,
relieve 22, 192, 193, 195, 196, 197, 198, 199, 202, 204, 208,
Superficie formada por distintos niveles de diferentes puntos 209, 211, 212, 215, 221, 222, 224
geográficos que sobresalen de una zona plana. · 6, 15, silvicultura
18, 19, 20, 24, 30, 31, 32, 40, 41, 43, 62, 64, 65, 78, 80, ciencia destinada a la formación y cultivo de bosques. · 10,
81, 82, 83, 84, 90, 97, 169, 212, 217, 220, 230, 231, 234 53, 174

159
Ecosistemas ribereños de montaña

sinuosidad terrazas de inundación


Grado de curvatura del curso de un río. · 106, 107, 108, Terraza fluvial. Antigua llanura de inundación de un río
109, 110, 113, 114, 115, 116, 235, 236 que es abandonada a un nivel superior del actual nivel
sistema ribereño llanura de inundación. · 19
Véase ambiente rebereño · 18, 100, 230, 232 topografía
sistemas lénticos Ciencia que estudia el conjunto de características que
Sistemas acuáticos terrestres relativamente estancados presenta la superficie o el relieve de un terreno. · 37, 44,
como lagos y estanques. · 9 45, 75, 77, 91, 92, 99, 125, 126, 148, 197, 229, 230
sistemas lóticos
Ecosistema referente a un río, arroyo o manantial. · 9, 62, U
100, 114, 129, 133 umbría
sistemas resilientes Laderas o vertientes orientadas hacia el norte. · 85, 86, 88,
Sistemas socio-ecológicos capaces de resistir 92
perturbaciones. · 75 UTM
sistemas ribereños Sistema de coordenadas Universal Transversal de Mercator
Véase ambiente ribereño. · 10, 17, 19, 24, 45, 55, 135, 144, por sus siglas en inglés, se basa en una proyección
148, 229 cartográfica transversa secante a un meridiano. · 194,
solana 199, 202, 203, 207, 224, 231
Ladera o vertiente con orientación sur en el hemisferio
norte. · 85, 86, 88, 89, 91, 92 V
solifluxión vegetación ribereña
Proceso geomorfológico de zonas periglaciares consiste Véase vegetación riparia. · 17, 22, 24, 38, 40, 41, 134, 135,
en el desplazamiento de suelo sobre un basamento 136, 148, 172, 182, 232
estable. · 65, 67 vegetación riparia
suelo Hábitats vegetales y comunidades distribuidos a lo largo de
Cuerpo natural producto de la pedogénesis e interacción las márgenes y orillas de ríos. · 8, 9, 16, 22, 38, 40, 43,
del clima, biota, relieve, material parental y tiempo, 47, 48, 120, 227, 228, 229
desarrollado sobre la corteza terrestre. · 6, 7, 8, 9, 16, vertiente
19, 20, 21, 24, 31, 32, 33, 34, 35, 36, 37, 38, 39, 40, 41, Inclinación de una elevación del terreno hacia cualquiera de
43, 44, 45, 46, 47, 48, 49, 50, 51, 53, 54, 55, 61, 62, 68, sus lados. · 88
69, 70, 71, 72, 73, 74, 76, 78, 79, 80, 85, 86, 87, 88, 89,
90, 91, 92, 97, 99, 111, 125, 130, 134, 137, 147, 148, W
171, 173, 174, 175, 179, 181, 191, 192, 197, 200, 203, WGS
205, 211, 227, 228, 229, 230, 231, 232 Sistema Geodésico Mundial. Sistema de coordenadas
Cuerpo natural producto de la pedogénesis e interacción geográficas que permite localizar cualquier punto sobre
del clima, biota, relieve, material parental y tiempo, la superficie terrestre. · 194, 207
desarrollado sobre la corteza terrestre. · 89
suelos hidromorfos Z
Suelos saturados de agua y asociados a condiciones zona hiporreica
reductoras. · 35, 36 Ecotono situado debajo de los cauces de los ríos en la que
convergen aguas superficiales y subterráneas. · 137
T
Talweg
Vaguada. Línea que marca la parte más profunda de un
valle y es el camino por el que transitan las aguas de las
corrientes naturales. · 106

160

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