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Referencia

Karl Barth, Introducción a la teología


evangélica (Salamanca: Ediciones
Informe de Lectura Sígueme, 2006), págs. 60-80

NOMBRE: Pablo González Castillo___________________

Argumento central del autor


(Resumen breve que explique el contenido y el propósito del texto leído)
En el presente capítulo, Karl Barth expone el lugar del Espíritu Santo en la teología. El autor
comienza el capítulo al hacer un breve resumen de los puntos vistos en los capítulos anteriores. En
primer lugar, destaca la Palabra tanto en la historia de Israel, como en la historia de Jesucristo. En
segundo lugar, presenta los testigos; estos son: los profetas bíblicos y los apóstoles. Por último, en
tercer lugar, Barth presenta la comunidad; esto es, la iglesia destinada para proclamar la Palabra de
Dios al mundo perdido.
Posteriormente, en una breve definición, Barth define la teología como “la ciencia que busca el
conocimiento de la Palabra de Dios hablada en la obra de Dios; una ciencia que aprende en la
Sagrada Escritura (…) y que trabaja en la búsqueda de la verdad” [pág. 70-71]. A esto añade que la
teología no puede elevarse a sí misma hasta llegar al nivel de Dios; esto es, la teología no tiene el
poder de sustentarse a sí misma, sino que su poder se sustenta en el evangelio de Jesucristo y la
Palabra revelada. E incluye, el poder oculto existente en los enunciados de la teología se origina en
el Espíritu Santo.
Barth realiza un pequeño paralelismo con la frase “estar suspendido en el aire” y el Espíritu.
Dice Barth que, para los extraños, los enunciados de la teología parecen estar suspendidos en el
aire. La alegoría que hace Barth se refiere al fluir fresco y saludable del aire en movimiento. Y, al
indicar que estos enunciados se encuentran “suspendidos”, se refiere a que cuentan con la
disposición de ser movidos por el fluir del mismo aire. Por ende, el Espíritu –al significar aire en
movimiento en sus palabra griega y hebrea– es quien refresca y mueve a la teología.
En un pequeño paréntesis, Barth expone al Espíritu Santo en la historia. Destaca que Dios sopló
en el ser humano el “hálito de vida”, esto es, el Espíritu del Dios Altísimo. Este mismo Espíritu, es
quien “habló por los profetas” y es quien descendió sobre Jesucristo. El mismo Espíritu es quien
descendió sobre los seguidores de Jesús e inspiro a los escritores neo-testamentarios. Y el mismo es
quien habita en la iglesia. De la misma manera, el Espíritu Santo está presenta en la teología
evangélica. “El Espíritu Santo es el poder vital que concede libremente misericordia a la teología y
a los teólogos, así como a la comunidad y a cada cristiano en particular”.
Puntos de valor de la lectura (evaluación positiva basada en argumentos)
El capítulo leído se destaca por presentar el lugar del Espíritu Santo en la teología. A
decir verdad, nunca había leído un libro de teología (ya sean introducciones o teología
sistemática en sí) que presentara el lugar del Espíritu Santo. Si bien presentan a la persona
del Espíritu Santo, no exponen el lugar que este tiene en la teología sistemática. El texto es
clave porque presenta una verdad comúnmente pasada por alto en nuestras cabezas.

Deficiencias u objeciones (crítica basada en argumentos)


El texto en reiteradas ocasiones es confuso. Pareciera que Barth tenía muchas ideas en
su cabeza al momento de escribir el capítulo y que no pudo expresarlas con claridad.
Probablemente sea porque el documento fue escrito en 1963. La cuestión es que, con tantas
ideas dispersas, el texto confunde al lector.

Para reflexionar
(sugiera al menos 2 preguntas para profundizar la temática o proponer nuevos temas
a estudiar)
¿Están los teólogos del siglo XI conscientes de la necesidad del Espíritu Santo en la
teología sistemática?
¿Qué sucedería realmente si los teólogos ignoraran la obra del Espíritu Santo al
momento de hacer teología?

Observaciones: (exponga su apreciación personal acerca del texto)


El texto al parecer es bastante simple y sintético. Si bien el autor da demasiadas vueltas
en sus pensamientos, al final, el texto cumple su propósito. Además, presenta un tema poco
hablado en los libros teológicos.

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