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La estrategia describe la forma en que se desea crear valor para los accionistas, clientes y
ciudadanos. Si los activos intangibles representan más del 75% de su valor, entonces la
formulación y ejecución de su estrategia requiere que se trate directamente ese activo intangible.
Al tener la estrategia y los objetivos fundamentales definidos podemos elaborar el CMI creando
valor de larga duración. El CMI tiene 4 perspectivas: resultados financieros, éxito con los clientes,
procesos internos y activos intangibles. Estas perspectivas deben vincularse mediante una relación
de causa y efecto para posteriormente elaborar un correcto mapa estratégico.
Sabemos que una de las 4 perspectivas para generar valor sostenido en el tiempo es el proceso
interno, el cual se divide en 4 grupos: gestión de operaciones, gestión de clientes, innovación y
procesos reguladores y sociales. Cada grupo de procesos internos aportan beneficios en
diferentes momentos.
Los activos intangibles se pueden clasificar en 3 categorías: capital humano, capital de información
y capital organizativo. El valor de estos activos intangibles sale de su capacidad para ayudar a la
empresa a poner en práctica su estrategia. Para que los activos intangibles se ajusten a la
estrategia, el libro identifica 3 enfoques: familias de trabajo estratégico, cartera estratégica de TI y
una agenda de cambios.
Para ello, debemos aplicar 4 perspectivas, siendo estas: resultados financieros, éxito con el cliente,
procesos internos y activos intangibles, las cuales deben tener una relación de causa y efecto y
conjuntamente con el CMI poder estructurar el mapa estratégico y con ello nos arroje indicadores
y metas de gestión.