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Es importante destacar que como seres humanos tenemos un cerebro que coordina nuestros
pensamientos y emociones que a su vez está dividido en dos hemisferios el Izquierdo y el
Derecho en donde hay un punto de equilibrio que pertenece a la Inteligencia Emocional, como
padres tenemos que potenciar y tener conciencia que para comprender al mundo es necesario
tener una razón empática y sobre todo poder vivir en familia, desarrollando palabras afectivas
que dinamicen el proceso emocional en donde nos desenvolvemos. En las relaciones sociales, la
oportunidad grupal nos permite conocer al otro ser con un pensamiento de corazón. La IE, como
toda conducta, es transmitida de padres a hijos, sobre todo a partir de los modelos que el niño
se crea de sus padres. Tras diversos estudios se ha comprobado que los niños son capaces de
captar los estados de ánimo de los adultos. El estudio de las emociones de los niños es difícil,
porque la obtención de información sobre los aspectos subjetivos de las emociones sólo puede
proceder de la introspección, una técnica que los niños no pueden utilizar con éxito cuando
todavía son demasiados pequeños. Aunque el simple hecho de entablar una conversación con
los pequeños y observarlos fijamente a los ojos, nos permite detectar de manera oportuna sus
sentimientos y reacciones frente a diversas situaciones de nuestro diario vivir. No es de extrañar
que el día de hoy con tanto corre corre, se pierde la calidad del tiempo compartido con nuestros
hijos, ya que se piensa que solo es importante la parte de suplencia material. El verdadero
sentido y razón de ser como padres es la calidad del tiempo, la interacción con ellos, la
explicación y razón a cualquiera de sus interrogantes, la justificación del porqué de las cosas y
las situaciones que se viven a diario.