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LO QUE LE FALTA A COLOMBIA

Carolina Ángel Loaiza


Yeraldin Esttefani Perea Gutiérrez
Yuliet Liseth Marín Vargas

Colombia, fue un país saqueado por españoles, donde reina la violencia e injusticia,
donde hay pobreza extrema; así lo describe William Ospina. En la lectura ¨Lo que
le falta a Colombia¨, este autor nos muestra una perspectiva muy clara y abierta de
algo que muchos ignoran y es la actual realidad que vivimos en este país.

En un principio entendemos que son 50 años de violencia remontados en los


primeros partidos políticos que fueron el conservador y el liberal, su lucha por el
poder, dando pie a que se formaran los grupos al margen de la ley, grupos de
campesinos que buscaban velar por sus derechos, que al no ser escuchados ni
tomados en cuenta, se tomaron la justicia por sus propias manos, lo que llevó a que
la historia de Colombia trajera consigo millones de muertes, vandalismo,
narcotráfico, masacres y violencia; acabando con la tranquilidad.

El escrito del autor Ospina refleja mucho de los fenómenos que se ven al día de hoy
en el país. Un punto característico de este, es que Colombia ha sido incapaz de
trazarse un camino propio, ya que la política desde siempre se ha encontrado
dividida del pueblo, hay mucho amor por las tendencias del extranjero, pero no por
las mismas cosas que posee el país.

Muestra varios análisis sobre lo que se vive en Colombia, exponiendo quizás las
características más cercanas del prototipo colombiano, y de la forma en la que el
Estado actúa y el pueblo reacciona. Es importante la manera en la que Ospina
construye una imagen de Colombia, desde el hecho que el país se avergüenza de
sí mismo, se excusa para encontrar su propia identidad o edificar una institución
basado en una composición, no una copia barata y patética del modelo que se
originó a partir de las revoluciones.

De igual manera, asume de una forma concisa que las grandes problemáticas de
Colombia son resultado de una falta de carácter, y pone de ejemplo la cocaína;
siendo culpables los colombianos por producirla, pero no lo son los otros países que
la consumen. Esto demuestra así la frágil firmeza que posee el país, y concluye que
la culpa es de los otros, y sobre todo de los débiles, que no son capaces de defender
sus principios, y en este caso Colombia que no es capaz de defender su propio país.

Además, llama la atención como en un país como Colombia donde la corrupción, la


injusticia, la miseria, la crueldad, entre otras, gobiernan descaradamente, y nadie
hace nada o dice nada. Lo anterior, el autor lo describe como un pueblo mudo, un
pueblo que nada espera, un país que renunció a su dignidad y aceptó ser mendigos.
El Estado se ha encargado de que la sociedad siga funcionando de esta manera,
acostumbrando a sus ciudadanos a agradecer por limosnas, por algo que se les
debe por derecho.

Inclusive explica como la vida se vuelve un milagro gracias a la caridad de entidades


privadas, ya que el mismo gobierno no es capaz de tomar responsabilidad por su
país, lo que se concluye como los resultados de una indignante falta de carácter
que poco a poco acaba con el país.

Asimismo, se detalla en la lectura muchos tipos ejemplos que son bastantes claros
reflejos del país, y aportan la realidad de cómo todo el país se avergüenza de sí
mismo, de los notables rasgos de mestizaje, de raíces espirituales, de su propio
proceder, de sus productos, de la gran diversidad de religiones, y se engañan así
mismos asumiendo etiquetas ajenas a ellos como ropas de marcas, consumo de
productos extranjeros, imágenes en televisión, prensa, prevaleciendo el favoritismo
a las personas de tés blanca y ojos claros.

La realidad es que ellos mismos se apenan de su esencia cultural, social y


realmente manifiestan una imagen patética y poco autentica de un modelo europeo
o norteamericano. Pero el Estado, incluyendo el pueblo no se avergüenza, de la
gente pidiendo limosna, viviendo de la caridad, de niños en las calles consumiendo
drogas, de los altos índices de violencia, de la pobreza, entre tantas cosas. Pero en
donde hay identidad propia, carácter, autenticidad como es en el campo en donde
sus campesinos muestran orgullo de sus raíces, con ellos si hay discriminación, solo
son ciudadanos y modelos de portada en elecciones, se les trata con irrespeto,
desprecio e injusticia, lo que se concluye como un atropello a la esencia del país.

Por lo tanto, Ospina dice: “la tarea más urgente de la humanidad en general es la
tarea de reconocerse en el otro, la tarea de asumir la diferencia como una riqueza,
la tarea de aprender a relacionarnos con los demás sin exigirles que se plieguen a
lo que somos o que asuman nuestra verdad.” Por consiguiente, debe haber un
despertar, se debe empezar a tomar conciencia, hay algo que siempre se
caracterizan todos los colombianos y es esa chispa que debe usarse para luchar
por un bien común, por hacer valer los derechos de todos, por nunca perder la
esperanza y creer que aún se puede construir un país justo entre todos, a favor de
nuestra patria y lograr una anhelada reivindicación.

Por otro lado, se refiere también de como los países extranjeros vienen a explotar y
a apropiarse de los recursos que tiene el país, como el suelo, gas, petróleo, agua.
Haciendo que el territorio colombiano se vea cedido a grandes multinacionales que
aprovechan mejor los recursos que nosotros, mientras tanto en el país, se come o
se usa lo que le sobran de los recursos de nuestra propia tierra. Esto gracias a que
Colombia no se ha podido adaptar a un proceso económico estándar que otros
países ya han logrado; para ello Colombia pone un modelo económico que les
funciona a otros países que están con gran producción económica, y lo trata de
implementar en situaciones sociales económicas diferentes a estos países.

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