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11 MAYO, 2018 | Leo Meyer
MINISTERIO
En la Biblia hallamos ejemplos del tema. Sin embargo, uno de los que nos
muestra más fácilmente la tarea de delegar es el episodio donde Moisés fue
asesorado por su suegro Jetro.
En Éxodo 18, el pueblo de Israel estaba en el desierto y tenía como líder y
juez a Moisés. Jetro vio que Moisés enfrentaba cargas tan pesadas que no se
podían tolerar, pues trataba con problemas de la mañana a la noche.
¡Manejaba todo el gobierno de una nación! Jetro notó que Moisés no podía
mantener ese nivel de vida, iba a colapsarse y el pueblo también. Por lo que
su consejo, en resumen, fue: ¡Delega! Pero hazlo sabiamente, sobre gente
confiable y preparada para ello (v. 21-22).
Este es un principio básico: ¡el líder no cuenta con todos los dones, talentos,
aptitudes, o habilidades! En cambio, ha sido llamado a trabajar en equipo. La
metáfora que utiliza Pablo es la de un cuerpo, donde cada miembro realiza
una función particular con un propósito en común.
“Haya, pues, en ustedes esta actitud que hubo también en Cristo Jesús, el
cual, aunque existía en forma de Dios, no consideró el ser igual a Dios como
algo a qué aferrarse, sino que se despojó a sí mismo tomando forma de
siervo, haciéndose semejante a los hombres. Y hallándose en forma de
hombre, se humilló Él mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y
muerte de cruz”, Filipenses 2:5-8.
En segundo lugar, el líder necesita recordar que él vive para la gloria de Dios.
Nada de lo que podamos hacer en el liderazgo tiene que ver con nosotros. La
vida del cristiano, sin importar el contexto en el que se encuentre, tiene que
ver con Cristo, su evangelio, y su gloria. Pablo entendió esto cuando escribió:
“Con Cristo he sido crucificado, y ya no soy yo el que vive, sino que Cristo vive
en mí; y la vida que ahora vivo en la carne, la vivo por la fe en el Hijo de Dios,
el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí”, Gálatas 2:20.
Pablo sabía que la misión era más grande que las habilidades de pocos
hombres finitos. Confiaba en Dios y creía en su Palabra y obra, pero sabía que
Dios usaría voces, manos, y pies humanos para extender el evangelio. Por
esto le enfatiza a su pupilo: encarga a hombres fieles, es decir, dignos de
confianza. Hombres que estén listos para la misión.
De igual manera, cuando tengas que delegar a otro, asegúrate que este tenga
la preparación que demanda la tarea.
Veamos otra vez el ejemplo de Jesús. Él delegó una misión a la Iglesia. Pero
su instrucción no ha sido incierta, transmitida con inseguridad o de forma
dudosa. ¡No! Su mandato ha sido preciso. Además, Él ha proporcionado los
recursos necesarios para llevar a cabo la misión. Nos ha dado el Espíritu
Santo que empodera, capacita, y supervisa a sus siervos para la
implementación de su reino en la tierra en los corazones de los pecadores
salvados.
Por tanto, cuando delegues, comunica bien tus expectativas al miembro del
equipo, consulta si ha comprendido lo delegado, y pídele retroalimentación.
Aprender a delegar fortalecerá tu liderazgo, ampliará tu
efectividad, disminuirá tus debilidades, dividirá tu carga de
trabajo, y multiplicará el impacto de tu equipo.
CONCLUSIÓN
Liderar es un arte y un gran desafío. Pero una tarea encomiable. Aprender a
delegar fortalecerá tu liderazgo, ampliará tu efectividad, disminuirá tus
debilidades, dividirá tu carga de trabajo, y multiplicará el impacto de tu
equipo.
Para hacerlo de forma eficaz, debemos tener una actitud humilde y estar
conscientes de que somos hechura del Señor, creados para obras que ya Él
planificó de antemano para que andemos en ellas, y que esas obras son para
su gloria (Ef. 2:10; 1 Co. 10:31).
El trabajo en equipo no es una opción. Para lograr los objetivos que tenemos,
debemos delegar en otros que tienen los dones, la preparación, las
experiencias, y los conocimientos que aportan efectivamente a las metas.
Hagamos esto instruyendo al equipo apropiadamente, manifestando las
expectativas que se tienen, y dando el seguimiento que amerita.
IMAGEN: LIGHTSTOCK.
Leo es Gerente de Auditoría de una empresa comercial en su país. Sirve en la
Iglesia Bautista Internacional en República Dominicana y estudió en el
Instituto Integridad y Sabiduría. Está casado con Masi y tiene una hija: Mia.
Puedes encontrarlo en Twitter como @leonarmeyer.