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La gesta de Asdiwal

La gesta de Asdiwal, de los indios Tsimshiam, nos es conocida en cuatros versiones, recogidas hará
unos sesenta años por Franz Boas.

Como todos los pueblos de la costa noreste del Pacifico, los Tsimshiam no practicaban la agricultura.

A fines del invierno, cuando tocaban a su fin – si noes es que se habían acabado del todo- las
provisiones de pescado ahumado, de carne desecada, de grasa y de frutos en conserva, los indígenas
experimentaban duras hambres de la que se encontrará eco en el mito.

Los Tsimshian estaban repartidos e cuatros clanes matrilineales, no localizados pero estrictamente
exógamos y divididos en linajes, progeniesy casas: los Águilas, los Cuervos, los Lobos y los Orcas.

Aunque la filiación se matrilineal, la residencia e patrilocal, pues la mujer se va a vivir al pueblo de su


marido, y donde los hijos, aunque pertenecientes al clan de su madre , son educados en casa de su
padre u no donde sus pariente paternos.

En el mito se distingue cuatro niveles: geográfico, tecnoeconomico, sociológico y cosmológico. Los dos
primeros traducen exactamente la realidad; el cuarto se le escapa, en tanto que le tercero trenza
instituciones reales e imaginarias.

Los mitos Tsimshian ofrecen, por lo demás, una glosa bastante sorprendente a la teoría indígena del
matrimonio con la prima cruzada matrilateral, en la historia de la princesa que se niega a casarse con su
primo (hijo de la hermana del padre).

La relación del mito con lo dado es segura, pero no en forma de re-presentación. Es de naturaleza
dialéctica, y las instituciones descritas en los mitos pueden ser inversas de las instituciones reales.
Incluso tal será siempre el caso cuando el mito trate de expresar una verdad negativa.

Las especulaciones míticas en torno de los modos de residencia íntegramente patrilocal o matrilocal no
concierne pues a la realidad Tsimshian, sino a las posibilidades inherentes a su estructura, sus
virtualidades latentes. Intentan, en últimos análisis, no pintar lo real, sino justificar el corte de cuentas en
que consiste, ya que las posiciones extremas son nada más imaginadas para demostrar que son
insostenibles; este itinerario, propio de la reflexión mítica, implica la admisión (pero en el lenguaje
disimulado del mito) de que la práctica social, al ahondarse en ella así, esta maculada por una
insuperable contradicción. Contradicción que, tal el héroe del mito, la sociedad Tsimshian no puede
comprender y prefiere olvidar.

Alcanzamos así una propiedad fundamental del pensamiento mítico, de la que podrían buscarse por
otras partes más ejemplos: cuando un esquema mítico pasa de una población otra, tales que diferencias
de lengua, de organización o de género de la vida dificulte la comunicación de aquel, el mito comienza
por empobrecerse y embrollarse. Pero puede captarse un paso al límite donde, en lugar de abolirse por
completo perdiendo todos sus contornos, el mito se invierte y recupera parte de su presión.

COMENTARIO

Las diferencias de un mismo mito que tiende a presentar variaciones según la comunidad que la
produce, por presentarse en un contexto diferente, en el que la interpretación de la realidad se proyecta
sobre el mito, perdiendo nitidez. A pesar, de estas variantes, el mito al pasar por ser analizado presenta
series de variaciones concomitantes. Lo que mostraría que el pensamiento mítico esta firmemente
estructurado.

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