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ISP1 – TECNICATURA / PROF. EN ADMIN. / ECONOMÍA – MATERIA “FILOSOFÍA” – MAURO MARTNI.

¿Qué entender por FILOSOFÍA??

LA FILOSOFÍA, “AMOR A LA SABIDURÍA”, COMO DESEO, BÚSQUEDA Y COMO “IR DE CAMINO”,


COMO “SABER RADICAL” Y COMO DENUNCIA DE LA “ESTUPIDEZ” EN TODAS SUS FORMAS.

a) El nacimiento de Eros según Platón en su obra “El banquete” (Ed. Gredos, pp. 246-248)
“[…] Cuando nació Afrodita, los dioses celebraron un banquete y entre otros, estaba también Poros, el
hijo de Metis. Después que terminaron de comer, vino a mendigar Penía como era de esperar en una
ocasión festivas y estaba cerca de la puerta. Mientras, Poros, embriagado de néctar —pues aún no
había vino—, entró en el jardín de Zeus y, entorpecido por la embriaguez, se durmió. Entonces Penía,
maquinando, impulsada por su carencia de recursos, hacerse un hijo de Poros, se acuesta a su lado y
concibió a Eros. Por esta razón, precisamente es Eros también acompañante y escudero de Afrodita al
ser engendrado en la fiesta del nacimiento de la diosa y al ser, a la vez, por naturaleza un amante de
lo bello, dado que también Afrodita es bella. Siendo hijo, pues, de Poros y Penía, Eros se ha quedado
con las siguientes características. En primer lugar, es siempre pobre, y lejos de ser delicado y bello,
como cree la mayoría, es, más bien, duro y seco, descalzo y sin casa, duerme siempre en el suelo y d
descubierto, se acuesta a la intemperie en las puertas y al borde de los caminos, compañero siempre
inseparable de la indigencia por tener la naturaleza de su madre. Pero, por otra parte, de acuerdo con
la naturaleza de su padre, está al acecho de lo bello y de lo bueno; es valiente, audaz y activo, hábil
cazador, siempre urdiendo alguna trama, ávido de sabiduría y rico en recursos, un amante del conoci-
miento a lo largo de toda su vida, un formidable mago, hechicero y sofista. No es por su naturaleza ni
inmortal ni mortal, sino que en el mismo día unas veces florece y vive, cuando está en la abundancia,
y otras muere, pero recobra e la vida de nuevo gracias a la naturaleza de su padre. Mas lo que consigue
siempre se le escapa, de suerte que Eros nunca ni está falto de recursos ni es rico, y está, además, en
el medio de la sabiduría y la ignorancia. Pues la cosa es como sigue: ninguno de los dioses ama la
sabiduría ni desea ser sabio, porque ya lo es, como tampoco ama la sabiduría cualquier otro que sea
sabio. Por otro lado, los ignorantes ni aman la sabiduría ni desean hacerse sabios, pues en esto preci-
samente es la ignorancia una cosa molesta: en que quien no es ni bello, ni bueno, ni inteligente se crea
a sí mismo que lo es suficientemente. Así, pues, el que no cree estar necesitado no desea tampoco lo
que no cree necesitar.
¿Quiénes son, entonces los que aman la sabiduría, si no son ni los sabios ni los ignorantes? Es ya evi-
dente que son los que están en medio de estos dos, entre los cuales estará también Eros. La sabiduría,
en efecto, es una de las cosas más bellas y Eros es amor de lo bello, de modo que Eros es necesaria-
mente amante de la sabiduría, y por ser amante de la sabiduría está, por tanto, en medio del sabio y
del ignorante. Y la causa de esto es también su nacimiento, ya que es hijo de un padre sabio y rico en
recursos y de una madre no sabia e indigente. […]”

b) La filosofía como “ir de camino” (K. Jaspers, La filosofía, 1949).


"¿Qué es, pues, la filosofía, que se manifiesta tan universalmente bajo tan singulares formas? La pala-
bra griega philósophos (filósofo) se formó en oposición a sophós. Se trata del amante del conocimiento
(del saber) a diferencia de aquel que estando en posesión del conocimiento se llamaba sapiente o
sabio. Este sentido de la palabra ha persistido hasta hoy: la búsqueda de la verdad, no la posesión de
ella, es la esencia de la filosofía, por frecuentemente que se la traicione en el dogmatismo, esto es, en
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un saber enunciado en proposiciones, definitivo, perfecto y enseñable. Filosofía quiere decir ir de ca-
mino. Sus preguntas son más esenciales que sus respuestas, y toda respuesta se convierte en una
nueva pregunta.
Pero este ir de camino –el destino del hombre en el tiempo– alberga en su seno la posibilidad de una
honda satisfacción, más aún, de la plenitud en algunos elevados momentos. Esa plenitud no estriba
nunca en una certeza enunciable, ni en proposiciones ni confesiones, sino en la realización histórica
del ser del hombre, al que se le abre el ser mismo. Lograr esta realidad dentro de las situaciones en
que se halla en cada caso un hombre es el sentido del filosofar"

c) El “terreno” propio de la filosofía (J. M. Bochenski, Introducción al pensamiento filosófico, cap. II)
Parece, pues, que la Filosofía no puede ser identificada con las ciencias especiales ni limitada a un solo
terreno. Es en cierto sentido un saber universal. Su dominio no se limita, como el de las ciencias, a un
terreno estrictamente acotado. Mas si ello es así, puede suceder, y de hecho sucede, que la Filosofía
trate los mismos objetos de que se ocupan las ciencias. ¿En qué se distingue entonces la Filosofía res-
pecto de ellas? (...)

Por su punto de vista. Cuando considera un objeto, lo mira siempre y exclusivamente desde el punto
de vista del límite, de los aspectos fundamentales. En este sentido, la Filosofía es un saber de los fun-
damentos. Donde las ciencias se paran, donde ellas no preguntan y dan mil cosas por supuestas, allí
empieza a preguntar el filósofo. Las ciencias conocen; él pregunta qué es conocer. Los otros formulan
leyes, él se pregunta qué es la ley. El hombre ordinario habla de sentido y finalidad. El filósofo estudia
qué hay que entender propiamente por sentido y finalidad. Asila Filosofía es también un saber radical,
pues llega a la raíz de manera más profunda que ninguna ciencia. Donde las otras se dan por satisfe-
chas, la Filosofía sigue preguntando o investigando.

d) La filosofía nos entristece pero nos saca de la estupidez (G. Deleuze, en Nietzsche y la filosofía)

Si alguien pregunta para qué sirve la filosofía, nuestra respuesta debe ser mordaz y agresiva: “La filo-
sofía no sirve para nada porque no es sierva o esclava, sino ama y señora”. En realidad, la filosofía sirve
para detestar la estupidez, hace de la estupidez una cosa vergonzosa. Sólo tiene un uso: denunciar la
bajeza en todas sus formas. ¿Existe alguna disciplina, fuera de la de filosofía, que se proponga la crítica
de todas las mistificaciones, sea cual sea su origen y su fin? Denunciar todas las ficciones sin las que
las fuerzas reactivas no podrían prevalecer. Denunciar en la mistificación esta mezcla de bajeza y es-
tupidez que forma también la asombrosa complicidad de las víctimas y de los autores. En fin, hacer del
pensamiento algo agresivo, activo, afirmativo. Hacer hombres libres, es decir, hombres que no con-
funden los fines de la cultura con el provecho del Estado, la moral, y la religión. Combatir el resenti-
miento, la mala conciencia, que ocupan el lugar del pensamiento. Vencer lo negativo y sus falsos pres-
tigios. ¿Quién, a excepción de la filosofía, se interesa por todo esto? La filosofía como crítica nos dice
lo más positivo de sí misma: empresa de desmitificación. Y, a este respecto, que nadie se atreva a
proclamar el fracaso de la filosofía. Por muy grandes que sean la estupidez y la bajeza serían aún ma-
yores si no subsistiera un poco de filosofía que, en cada época, les impide ir todo lo lejos que quisie-
ran...pero ¿quién a excepción de la filosofía se lo prohíbe?"

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