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MENTE SA, CORPO SAO. Autor: Francisco Varatojo. Editorial Esfera dos livros.

Francisco Varatojo

Fundador y Director del Instituto Macrobiótico de Portugal, es desde hace muchos años
reconocido como uno de los consultores macrobióticos más cualificados, siendo requerido
regularmente por los principales centros europeos para seminarios y consultas.

Comenzó a estudiar Macrobiótica con 1.977 y fue el fundador del Instituto Kushi después
de haber estudiado en el Instituto Kushi de Boston, donde fue asistente personal de Michio
Kushi.

Su principal interés reside en la aplicación de los principios macrobióticos en el terreno de


la cura natural y resolución de problemas sociales.

Ha sido colaborador de diario “A Capital”, de las revistas “País e Filhos”, y “Xis” y de los
programas de TV “Sic 10 horas” y “As Manhás de Sofia”.

Ha impartido conferencias y cursos en numerosas instituciones públicas y privadas de


Portugal y del mundo.

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Las páginas que puedes leer a continuación son la traducción al castellano de los
capítulos 8 y 10, del libro de Francisco Varatojo, “Mente Sana, Cuerpo Sano”, 2010,
Editorial Esfera dos Livros.

Así mismo, he incorporado, como anexo, un texto del monje budista vietnamita Thich Nhat
Hanh, contenido en su libro “Aplacar el miedo”, publicado en la Editorial Oniro, que, a mi
entender, confirma y enriquece el capítulo 10 antes mencionado.

Que disfrutes y te sea útil…

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MENTE SA, CORPO SAO. Autor: Francisco Varatojo. Editorial Esfera dos livros.

- CAPITULO 8 -

LA IMPORTANCIA DE SER, EN VEZ DE TENER.

Hasta ahora, he enfocado en este libro aspectos de salud y bienestar que están más ligados a
consideraciones de orden físico y material, cambio de alimentación, actividad física, entre muchos
otros.

A pesar de haber tocado algunas cuestiones de orden mental, emocional o espiritual, no he


tratado ninguna de ellas con el pormenor que merecen. En este capítulo me gustaría profundizar
en estas áreas que son cruciales, no solo para la creación de salud, sino, sobre todo para un
mejor desarrollo y crecimiento personal, así como para una mejor integración social y comunitaria.

Una práctica de vida saludable y holística, en su vertiente más comprensiva y espiritual, tiene
mucho más que ver con el desarrollo de seres humanos íntegros y capaces que los referidos a la
erradicación de síntomas físicos, la obtención de mayor vitalidad o la pérdida de peso. El “ser”
debe estar por delante del “tener”, es decir, nuestros valores más profundos son infinitamente
más importantes que la marca de coche que conducimos o de la camisa que vestimos.

“Ser”, en mi opinión, significa dar relevancia a los aspectos más centrales de nuestra vida, dar
importancia a lo que verdaderamente es importante y dejar en segundo plano las cuestiones más
accesorias. No significa que no tengamos que batallar con ellas o no destinarles ninguna
energía, más es importante saber relativizar y discernir de forma clara lo que es o no es vital para
la realización de nuestro potencial en cuanto a seres humanos.

Tenemos también que considerar que nuestro potencial y felicidad están intrínseca e
inexorablemente ligados a la felicidad de los otros seres humanos que participan con nosotros en
este maravilloso viaje que es el regalo de la vida.

8.1. Crecimiento de nuestra conciencia.


Una vida exclusivamente centrada en nuestros placeres y caprichos nunca nos podrá traer
total satisfacción si las personas a nuestro lado sufren y son afectadas por nuestro modo
de ser o comportamiento egoísta e insensible.

El crecimiento de nuestra conciencia como seres humanos implica necesariamente


ultrapasar estadios de discernimiento meramente auto-gratificantes y enfocados casi
exclusivamente para nosotros mismos. Debemos movernos naturalmente fuera de las
fronteras de nuestro ego mezquino, caprichoso y separador, en dirección a la unión y
comunicación con los otros y con el mundo que nos rodea.
George Ohsawa llamó a este proceso la progresión de los niveles de discernimiento, que
definió como siete:

1.- Nivel mecánico.


Exclusivamente virado hacia la sobrevivencia, este es nuestro piloto automático
que nos adapta instintivamente al mundo a nuestro alrededor. A este nivel
queremos mantenernos vivos y somos mecánicamente regidos por las funciones
del sistema neurovegetativo.

2.- Nivel sensorial.


Los sentidos comienzan a desempeñar un aspecto importante en nuestras
decisiones, el placer sensorial se vuelve determinante en la vida. Todo lo que
deseamos tiene como objetivo primario la satisfacción de la ilusión de los sentidos.
La definición de amor a este nivel es esencialmente la obtención de placer
sensorial.

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3.- Nivel emocional.


Un niño pequeño comienza rápidamente a desarrollar los niveles de conciencia
más sensoriales, comenzando a pedir cariño y confort emocional. En este estadio
de conciencia, se priorizan aspectos emocionales más que cualquier otro.
Queremos sentirnos queridos, amados y estar en situaciones donde la sensación
de bienestar emocional es prioritaria sobre cualquier otra.

4.- Nivel conceptual


A medida que crecemos y nuestra capacidad de expresión y vocabulario aumentan,
comenzamos a conceptualizar y a analizar los fenómenos, a desenvolver ideas,
sistemas, a querer saber cómo funciona el mundo que nos rodea. Somos
orientados por una visión más lógica, racional (y casi siempre más fragmentada) de
la vida y buscamos la verdad basada en la confirmación y las pruebas.

5.- Nivel social.


En general, ya en la edad adulta, a pesar de que la consciencia social comienza a
manifestarse ya en la infancia, empezamos a tener noción de que existe una
realidad que trasciende a nuestra vida diaria en familia y comenzamos a indagar
sobre el mundo, en particular sobre las relaciones sociales: hambre,
contaminación, desigualdad, fraternidad, paz, economía comienzan a ser
cuestiones centrales en nuestra vivencia. Es en esta etapa que, pienso,
comenzamos realmente a vivir la vida como seres adultos y maduros y pasamos a
tener capacidad de renunciar libremente a algo en pro de una causa mayor. La
sociedad y la comunidad toman una importancia mayor que nosotros, no por
obligación o espíritu de sacrificio sino porque así lo sentimos.

6.- Nivel ideológico o espiritual.


Este nivel de conciencia en una progresión natural del nivel de conciencia anterior
y aquí se manifiesta el verdadero espíritu religioso, una espiritualidad profunda
centrada en la vida del día a día. No se trata de religiosidad supersticiosa,
opresora o mercantilista que premia victorias en los partidos de futbol, o velas y
oración, o que renuncia al mundo material por miedo a las relaciones y al
sufrimiento.
Ni tampoco la espiritualidad de supermercado en que cada día escogemos una
ideología diferente conforme a la moda “new age” del momento, en que vivimos
nuestra vida de forma totalmente irresponsable y frecuentemente con sentimientos
de superioridad respecto a aquellos que no comparten nuestras creencias. En el
nivel ideológico, la justicia universal y el propósito de la vida son las cuestiones
fundamentales de la existencia.

7.- Nivel supremo.


Es imposible describir la consciencia suprema utilizando palabras porque esta
ultrapasa el mundo relativo de la dualidad en que la vida engañosamente parece
desenvolverse. Satori o nirvana son las expresiones utilizadas en el budismo para
describir este estado de éxtasis, en cuanto al cristianismo, lo define como “estado
de gracia”. La consciencia suprema permite una sensación de total integración y
comunión con el mundo y una completa ausencia de frontera entre el individuo y el
resto del Universo. Los dos son uno, el uno son dos, la dualidad desaparece, se
trasciende el mundo relativo de los contrarios y de las diferencias para abarcarlo
todo en una sensación de Unidad Infinita.

Pequeños vislumbres de este “satori” surgen en un grado más pequeño cuando


alguien se enamora, se deja llevar completamente por una música o un poema,
cuando se funde con un paisaje que admira, cuando nos olvidamos de todo en las
décimas de segundo que dura un orgasmo. En estas situaciones, dejamos de
identificarnos con aquello que creemos ser, la ilusión que es el yo, para comenzar a
formar parte de algo mucho más extenso, trascendente y armonioso.

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MENTE SA, CORPO SAO. Autor: Francisco Varatojo. Editorial Esfera dos livros.

La psicología moderna describe esta capacidad de sentirnos unificados como


“estado de flujo”. No recurrimos al pasado o al futuro, sino que fluimos con lo que
estamos haciendo en un estado de integración y de total interacción con lo que nos
rodea.

El modelo de los niveles de discernimiento, a pesar de su simplicidad, ofrece la posibilidad


de evolucionar gradualmente a medida que alcanzamos cada uno de los niveles de
conciencia. No niega el placer sensorial, o deleite emocional o el desafío intelectual, pero
postula que estos no sirven para apercibirnos de la realidad última. Ellos son, en general,
trampas del ego que enturbian nuestra visión de la unidad.

Nuestro crecimiento como seres espirituales pasa por la capacidad de salir de nosotros
mismos y realizarnos en la unidad, no en las diferencias, con todo lo que existe a nuestro
alrededor.

8.2. Cualidades a desenvolver.


La verdadera educación (del latín, educare – hacer salir) debe permitir que nuestra
verdadera esencia emerja a la superficie y se manifieste a través del crecimiento de
nuestra conciencia como ser divino.

Esto contrasta con la educación moderna, que no educa sino forma, no hace vivir al
máximo sino que reprime, creando individuos que, siendo muchas veces brillantes en
áreas específicas del conocimiento, están completamente alejados de lo que es la vida y
son incapaces de fluir plenamente o de ser verdaderamente genuinos y originales en su
forma de ser y de vivir.

Desde un punto de vista filosófico, la macrobiótica pretende ser una herramienta de


verdadera educación que nos permita desenvolvernos adecuadamente, desplegando el
máximo de nuestro potencial y creatividad. No es, evidentemente, la única, más sus
principios encierran una simiente común a la mayoría de las grandes escuelas filosóficas
que inspiran a la humanidad desde tiempos inmemoriales.

La mejor forma de apreciar la vida es contribuir a nuestro auto desarrollo, podemos


intentar desenvolver y reflexionar sobre las siguientes cualidades:

Gratitud: Si está leyendo este libro es porque le fue ofrecido el regalo de la vida, una
prenda infinitamente preciosa que no tiene precio. Independientemente de las
circunstancias en que se encuentre, o su espíritu pueda manifestarse, deambular,
imaginar, crear. Amanece todos los días, el sol brilla, los pájaros vuelan y la línea del
horizonte continúa teniendo una belleza imposible de describir con simples palabras.

Entre tanto, todos los días las personas se quejan porque el autobús se retrasó 5 minutos,
el vecino de al lado habla demasiado alto o el precio del café subió 20 céntimos. En medio
de las quejas, recuerde cuan maravilloso es vivir aquí y ahora en vez de hacer de la queja
y de la filosofía de la escasez una forma de vida.

Porqué no expresar gratitud? Las razones y las personas a quienes mostrarnos amables
son casi un número infinito. Estamos vivos, tenemos qué comer, donde dormir, amigos,
personas que gustan de nosotros. Nuestros padres nos dieron vida y amor, nuestros
profesores nos educaron, los amigos y amantes nos acarician, los enemigos nos han
hecho más fuertes, las dificultades nos transformarán en personas más sabías y maduras.

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MENTE SA, CORPO SAO. Autor: Francisco Varatojo. Editorial Esfera dos livros.

Cuando vivimos con un constante espíritu de gratitud, creamos abertura para que la vida
venga hasta nosotros con toda su belleza y plenitud. Cuando, por el contrario, estamos
siempre en la queja, bloqueamos el flujo de vida y languidecemos espiritualmente, nos
volvemos cínicos e incrédulos.

Ser agradecidos significa tener capacidad de amar. Y es amar, no el ser amado, la


cuestión principal. Paradójicamente, (o no), es porque amamos que recibimos amor, es
por ser agradecidos que los otros nos agradecen, es por dar que recibimos.

Positivismo: La mayoría de nosotros tiene una vida que funciona relativamente bien, a
pesar de existir unos cuantos aspectos de esta que no nos gustan o que nos atormentan y
sobre los cuales tenemos que, decididamente, hacer alguna cosa.

No deje, sin embargo, que los aspectos que no funcionan tan bien nublen de tal forma su
comprensión y discernimiento que ya no sea capaz de percibir que, de una forma general,
todo fluye más o menos de una forma armoniosa.

Aprenda a relativizar, no se sumerja totalmente en los problemas. Salga de la esfera de su


día a día y analice desde el exterior, como si fuera un observador imparcial.

Céntrese en los positivo más que en lo negativo y eso le dará más fuerza para seguir
adelante y sublimar las dificultades.

Todo cambia y se transforma en su opuesto, en este momento está en una fase más
difícil, tenga coraje, la situación cambiará. Si, por el contrario, está en una época poderosa
y fuerte, manténgase humilde, esta situación también se transformará.

En el libro “El arte de la guerra”, el estratega Sun Tzu, dice:


“Cuando el enemigo avanza, yo retrocedo, cuando el enemigo recula, yo avanzo, cuando
el enemigo para yo me mantengo parado. Y así nunca perdí una batalla”.

Generosidad: George Ohsawa acuñó la expresión, “Un Grano, Diez Mil Granos” como
metáfora de la generosidad de la naturaleza. Plantamos una semilla en la tierra y esa
semilla da decenas, centenas, millares de nuevas semillas.

Una vida plena debe ser vivida con ese espíritu de generosidad, deberíamos dar
incesantemente, no solo bienes materiales, sino también nuestra buena disposición,
nuestro tiempo, nuestra simpatía, nuestra sonrisa, nuestra capacidad de contribuir al
bienestar de todos.

Cuando lo hacemos estamos claramente contribuyendo a la creación de una vida más feliz
para nosotros y para los otros. Un fantástico ejercicio de desarrollo personal es dar
anónimamente. Entrénese en dar de forma anónima, a contribuir hacia la sociedad sin
esperar reconocimiento. Es una de las prácticas más gratificantes y edificantes que
podemos tener como seres humanos.

Empatía: Empatía es la capacidad de sentir lo que los otros sienten y de colocarnos en su


piel. Juzgue menos e intente percibir más.
Esfuércese en comprender porqué las personas hacen lo que hacen y piensan como
piensan. Céntrese en las cualidades, de menos valor a los defectos. Si lo hace de forma
genuina y compasiva, será recompensado con mucha mayor comprensión por parte de los
otros y pasará a ver una parte mucho más bondadosa y humana en aquellos en quienes
veía mayoritariamente problemas.

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Coraje: Coraje no es solo la determinación de hacer una caída libre en paracaídas o subir
al Everest, (actividades que claramente necesitan de una enorme dosis de coraje).
Tener coraje supone también otros aspectos menos físicos, como tener el coraje de decir
aquello en lo que creemos, de asumir nuestras diferencias o de ser capaces de salir de
situaciones relativamente confortables pero que van en contra de nuestros valores.

El coraje viene imbuido de fe interior, de una confianza inquebrantable en nosotros


mismos y nos permite actuar de forma creativa con las dificultades inherentes a la vida.
Nos da fuerza de voluntad para ultrapasar nuestros límites y para hacer en la vida aquello
que realmente deseamos.

Como ejercicio simple, aprenda a cultivar el coraje en pequeñas cosas del día a día.
Comience a enfrentar sus pequeños miedos y fantasmas y verá que empiezan a
disolverse, como una neblina matinal en un día soleado de verano.

Tal vez en algunos casos no sea tan sencillo, más vale la pena intentarlo, porque en el
proceso comenzará a recuperar parte de la confianza perdida y eso le dará ánimo para
seguir adelante y dejar prestar tanta atención a la voz interior que le limita y engaña.

8.3. Importancia de las buenas relaciones interpersonales y de una vida social activa y
gratificante.

“Sé tú el cambio que quieres ver en el mundo” Gandhi.

A pesar de que, hoy en día, somos testigos de un número creciente de problemas de salud
físicos, (obesidad, dolencias cardiovasculares, cáncer, entre muchos otros), pienso que las
principales dificultades que asolan al Hombre moderno son de índole mental y emocional,
particularmente una desesperante sensación de aislamiento y depresión que la mayoría de
las personas modernas parece sentir, en particular en los grandes centros urbanos.

Vivimos en una época en la que podemos comunicarnos casi instantáneamente con


cualquier lugar del planeta, a través de Internet o de un teléfono móvil, y estamos
continuamente ligados a una enorme red de personas que viven o trabajan con nosotros.
Sin embargo, todos estos medios de comunicación virtual, que pueden ser tremendamente
útiles, no parecen evitar la paradoja del aislamiento y la ineptitud social hacia los cuales
estamos siendo empujados.

En realidad, soy de la opinión de que el abuso de las tecnologías de comunicación puede


ser perjudicial al desarrollo de nuestras capacidades sociales, en particular porque todos
los artefactos usados en el proceso contribuyen a un mayor aislamiento de los otros,
cuando no a un mayor egoísmo.

Actualmente, muchas personas, inclusivo dentro del mismo círculo familiar, tienen sus
propios teléfonos personales, su ordenador portátil, varias televisiones repartidas en las
diferentes estancias de la casa donde poder ver sus programas favoritos sin tener que
negociar cuotas para el mando a distancia. Tienen incluso un coche propio que
frecuentemente conducen solos.

Todo esto, que es indudablemente práctico en muchas situaciones, crea una mayor
incapacidad de compartir, provocando un creciente aislamiento social y comportamientos
cada vez más caprichosos y egoístas. Pasamos a perder la noción de que todos los seres
son totalmente interdependientes unos de los otros y es en esa interdependencia que nos
desarrollamos y aprendemos a ser más humildes, más solidarios, más humanos.

Frecuentemente, los alumnos de escuelas secundarias y universidades mantienen los


móviles encendidos y, muchas veces, están totalmente centrados en el envío de mensajes
sms, perdiendo completamente la noción de lo que está pasando en el aula.

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Lo mismo parece pasar, de forma creciente, en reuniones de trabajo, espectáculos y


proyecciones de cine, situaciones familiares y muchas otras. Las personas comienzan a
comunicar y a tener un contacto con la tecnología (muchas veces con personas con las
que nunca establecerán un conocimiento real), de forma mucho más próxima e íntima que
con sus compañeros humanos con quienes viven pared con pared.

Abordo estas cuestiones de esta forma porque considero que la creación y mantenimiento
de relaciones humanas gratificantes y armoniosas es absolutamente fundamental para una
mejor salud, bienestar y felicidad. Y para poder crear estas relaciones tenemos que estar
verdaderamente los unos con los otros, tenemos que mirarlos, escucharlos, sentirlos.

Creo que el acto de ser socialmente activos y responsables es tan importante para la salud
como lo es la alimentación equilibrada, la actividad física regular o el acto de dejar de
fumar. Y muchos estudios modernos parecen confirmar esto mismo.

Las culturas donde sus habitantes mantienen lazos sociales íntimos durante toda su vida y
donde todos se ayudan mutuamente, independientemente del estatus social, parecen
tener índices de longevidad claramente superiores.

Jon Robbins, en su excelente libro “Healthy at 100”, menciona que los habitantes de
Abkhasia (una zona del Cáucaso reconocida por la enorme longevidad de sus habitantes),
son valorizados, no por la cantidad de bienes materiales que poseen, sino por la cantidad
y calidad de relaciones que mantienen.

Esta parece ser una cuestión crucial en los tiempos modernos, en particular porque somos
cada vez más inducidos y condicionados para valorar los aspectos materiales de la vida,
en detrimento de asuntos de índole emocional o espiritual.

La mayoría de las ciencias funciona en una base estrictamente materialista y eso es


particularmente verdad en lo que respecta a la ciencia médica en que el amor, las
relaciones o la fe son completamente retirados de la ecuación terapéutica cuando se trata
con los pacientes.

De una forma general, la medicina considera que esos aspectos intangibles y más sutiles
de la vida tienen poco que ver con la enfermedad o con la recuperación, porque no pueden
ser medidos y cuantificados con la tecnología disponible actual. Como tal, son
generalmente ignorados o incluso ridiculizados, lo que hace que la mayoría de las
personas nunca hable de estos asuntos con la clase médica, lo que parece ser muy
perjudicial, cuando no mismo trágico.

Sin embargo, conviene no olvidar que, tal como decía Descartes, “la ausencia de pruebas
no es prueba de ausencia”.

Médicos como Bernie Siegel y Dean Ornish, entre otros, se dedicaron a investigar estas
áreas y llegaron a conclusiones muy interesantes. Ellos afirman, por ejemplo, que en los
casos estudiados, la mayoría de las personas que contrajo cáncer tuvo una pérdida
emocional profunda un tiempo antes de los sucedido. Por otro lado, concluían también
que los pacientes con dolencias graves, que son bien cuidados a nivel emocional y están
insertos en grupos de apoyo, recuperan mucho mejor, a veces totalmente,
comparativamente a los pacientes con los mismos problemas más sin un nivel semejante
de cuidados emocionales.

Estos y otros muchos médicos son también de la opinión que los profesionales de la salud
deben interactuar emocionalmente con sus pacientes y no asumir comportamientos de
estatuas frías y distantes que escriben prescripciones mirando hacia abajo, sin cruzar
nunca la mirada o sensaciones con el enfermo presente en la sala.

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Personalmente, he sido testigo de decenas de casos de personas que se recuperan


completamente de problemas graves de salud porque se enamoran de alguien o de algo,
porque comienzan a seguir sus sueños, o porque acaban con situaciones o relaciones
claramente perjudiciales para ellas.

Creo también que, si hiciéramos en la vida aquello que nos gusta y su fuéramos fieles a
nuestros valores y naturaleza profunda, enfermaríamos más difícilmente, porque de esta
forma estaríamos más ligados a la fuente creativa divina y, consecuentemente, fluiríamos
de forma más armoniosa.

Nuestra naturaleza real es claramente una naturaleza de amor y bondad, mismo cuando
no siempre esto sea evidente. Creo, con toda la convicción, que el amor, la bondad y la
compasión fueron los factores primarios que nos obligaron a desarrollarnos como especie
y aquellos que continúan determinando nuestra evolución.

Los seres humanos desprovistos de amor y cariño languidecen rápidamente y un bebé


que no sea acariciado y amado muere, o sufre trastornos psiquiátricos graves e
irreversibles.

Las noticias que vemos en la televisión o leemos en los periódicos diariamente parecer
darnos una idea diferente de la naturaleza humana, mostrando casi siempre su lado más
mezquina, perverso, agresivo, egoísta y haciéndonos creer que es esa nuestra verdadera
esencia.

Mas las noticias muestran las situaciones excepcionales y no aquello que pasa la mayoría
de las veces. Los innumerables actos de amor y de ayuda mutua que casi todas las
personas realizan diariamente son tan normales y cotidianos que acaban por pasar
desapercibidos. Son estos, sin embargo, los responsables de nuestro sentido de
pertenencia a algo más grande que nosotros y de nuestra sensación de unión al mundo
que nos rodea.

Es evidente que el ser humano tiene su lado oscuro, aquello que Carl Jung definió como
“la sombra”, y que todas las personas tienen una faceta más innoble y egoísta. De otra
forma, ¿cómo se explicarían todas las calamidades y guerra por las que pasamos a lo
largo de la historia de la humanidad?

Más es en la luz y no en la oscuridad, que nos desarrollamos como personas y esas son
las cualidades que debemos cultivar y enseñar. En la vida moderna, ser “buena persona”,
“honesto”, “de corazón abierto” es frecuentemente catalogado de idealismo o ingenuidad
tonta y quien así es puede con facilidad ser ridiculizado y tomado poco en serio.

Comenzamos a encontrar que no podemos confiar en nadie: “El mundo es una selva en
que tenemos que comer o ser comidos”, “Los más fuertes sobreviven, los más débiles
mueren”. “El amor y la compasión son para los débiles”.
Todas estas ideas reflejan una perspectiva de la vida que no comparto y con las que no
me identifico. El darwinismo social, cada vez más característico de nuestra cultura, no
contribuye a una mejor salud y desarrollo personal o planetario, en cambio, sí a la creación
de personas más aisladas, desconfiadas e incapaces de ayudar a los demás.

Es vital vivir con la noción de que todos somos interdependientes y de que todos los
fenómenos están inexorablemente unidos. Cuando, deliberadamente o no, perjudicamos a
alguien, estamos en realidad perjudicándonos a nosotros mismos, incluso aunque no
parezca obvio a medio plazo. No es posible vivir apartados de quien quiera que sea o de
lo que quiera que sea, el proceso de la vida es una tela sutil y sofisticada en que todo
afecta a todo.

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Independientemente de los sucesos materiales u otros que podamos tener en la vida, lo


que define nuestra humanidad y espiritualidad, cuando en el momento final tenemos que
hacer las cuentas con nosotros mismos, es esencialmente cuanto hemos amado y cuando
hemos ayudado a los demás.

No solo cuanto amamos a nuestros padres, a nuestra pareja o a nuestros hijos, sino
cuanto amamos realmente a todas las personas con quienes nos cruzamos, cuanto
amamos la vida que vivimos, o cuanto fuimos capaces de vivir con el corazón abierto,
independientemente de las mayores o menores dificultades que podamos haber
experimentado.

Así, a modo de resumen, y si desea gozar de una mejor salud y longevidad y tener una
vida personal y social más gratificante, me permito los siguientes consejos:

- Mantenga una vida social activa y participe en el mundo que le rodea. Únase a grupos
y asociaciones con quien comparta ideas. Conviértase en voluntario de organizaciones
sociales.

- Establezca un contacto regular y armonioso con sus amigos y familiares, incluso


aunque tenga una vida muy ocupada.

- Tenga un hobby que le dé verdadero placer y que le haga, momentáneamente, olvidar


las dificultades y responsabilidades de la vida diaria.

- Aprenda a ser un buen oyente y a desplegar empatía hacia las personas con las que
convive y se relaciona.

- Sea generoso, no solo materialmente. Sonría, ofrezca su ayuda, contribuya


constantemente con energía positiva, sea una fuerza dinamizadora que da y se da de
forma incesante.

- Cultive la alegría y la buena disposición y no se quede en la queja.

- Evite hablar mal y criticar a los demás si no están presentes para defenderse. No pierda
el tiempo con chismes y calumnias.

- Dedique tiempo para leer y cultivarse. Lea libros que le inspiren, oiga música que le
exalte. Venza la inercia de sentarse en el sofá y quedar hipnotizado con los programas
vacíos de contenido que pasan en la televisión.

- No deje que la mediocridad se instale. Suba constantemente el nivel de su vida.

- Exprese lo que siente, no deje que sentimientos no expresados estanquen su vida y


perjudiquen su salud.

- Viva la vida con el corazón abierto y no se sienta mal por ser útil y generoso. Viva la
vida que le gustaría ver como ejemplo.

- Su familia y sus amigos son mucho más importantes que cualquier bien material que
pueda obtener en el corto pasaje por este planeta. Quiéralas, mímelos.

- Siga sus sueños y nunca renuncie a hacer valer sus valores e ideas más profundas.

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Conclusión:

- Viajar verdaderamente en dirección a la salud implica algo más que alterar


hábitos de vida, ejercicio y alimentación. Tener salud significa también crecer
emocional y espiritualmente, por lo que nuestra actitud a lo largo de la vida
resulta determinante a este nivel.

- En este capítulo intenté dar una idea al lector de los principios de la vida que me
parecen esenciales para la creación de una vida plena; le propongo que
reflexione sobre los mismos y también que comience a aplicarlos en la vida
diaria. Creo que esto le podrá traer beneficios incalculables, al mismo tiempo
que contribuye hacia una sociedad más positiva y responsable.

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- CAPITULO 10 –

NOSOTROS Y EL ENTORNO.

“Solo cuando el último árbol haya muerto,


El último río envenenado,
El último pez haya sido pescado,
Es que descubriremos que
No podemos comer el dinero” Proverbio de los Indios Cree. Siglo XIX.

A lo largo de este libro me he dedicado esencialmente a cuestiones relacionadas con la salud y el


desarrollo humano, siendo que hasta ahora he hecho pocas alusiones al medio ambiente.

En realidad, si este libro hubiese sido escrito hace 30 años, es posible que este capítulo no
existiese, dado que en esa época se tenían pocas nociones sobre cuestiones ambientales y el
mundo era aún un lugar más verde y limpio.

Sin embargo, los problemas ambientales actuales son tan graves que siento que es nuestra
responsabilidad colocar estos asuntos en nuestra agenda diaria. En mi caso, siento que este
deber es todavía mayor porque todo lo que he estudiado sobre este asunto apunta de forma
inequívoca hacia una unión de la forma en cómo comemos y el desastre ambiental que
testimoniamos.

Espero que las próximas líneas le puedan hacer reflexionar e inspirarlo a hacer cambios
concretos que contribuyan a la recuperación del magnífico planeta que nos sustenta.

Nunca deberíamos hablar de salud humana sin considerar, de forma inmediata e indisociable, la
salud del medio ambiente. A semejanza de todas las especies vegetales y animales, también el
ser humano es absolutamente dependiente de la naturaleza para sobrevivir, al punto que
podemos decir, a modo de analogía, que el medio ambiente es a la vida biológica lo que la
placenta es para un bebé en desarrollo.

A pesar de que parezca desempeñar un papel relativamente pasivo, la placenta es fundamental


para el crecimiento y evolución del feto y, si nunca imaginaríamos a un bebé intentando dañar el
medio que lo sustenta, es esto sin embargo lo que la especie humana parece estar haciendo con
el planeta Tierra.

Estamos agotando los recursos naturales y alterando nuestra convivencia con el medio al que
estamos inexorablemente unidos, sin pensar en las consecuencias a medio o largo plazo de esos
actos.

El panorama actual, en lo que respecta a problemas ambientales, es verdaderamente


preocupante e incluso las corrientes más conservadoras vaticinan un desastre de proporciones
avasalladoras en pocas décadas, si no se toman medidas radicales.

Algunos de los datos que tenemos sobre estas cuestiones apuntan a la siguiente realidad:

“En 35 años perdemos un tercio de vida salvaje. El consumo global actual excede un 30% la
capacidad que el mundo tiene de regenerarse, a este ritmo a mediados de la década del 2030
necesitaremos dos planetas para mantener nuestro estilo de vida.”
James Leape, Directo World Wildlife Fund Internacional. 2.008.

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Es evidente que debemos utilizar nuestra inteligencia y genio creativo para crear progreso y
mejorar las condiciones de vida, pero no lo podemos hacer en detrimento del planeta que nos
sustenta.

Es insostenible continuar con el mismo estilo de vida y con el mismo desprecio para con la Tierra.
Si persistimos en seguir este modelo irresponsable, consumista y totalmente obcecado con un
materialismo ciego e insensible, las generaciones venideras heredarán una situación ambiental
de tal forma calamitosa que, en último caso, puede significar la extinción de una parte significativa
de los seres vivos, incluidos los seres humanos.

Paradójicamente, (o no), los pueblos frecuentemente llamados por la civilización blanca occidental
como “primitivos”, “bárbaros” y “paganos”, tienen una ligazón mucho más real y profunda con el
entorno, así como una capacidad superior para entenderlo y adaptarse al flujo de la naturaleza.

Las comunidades primitivas, en su generalidad, no tienen el sentido de posesión de la tierra,


porque para ellos la tierra no puede ser apropiada, dominada o conquistada. El hombre sería el
fruto de la tierra y, durante un corto periodo de su existencia, se limita a usarla para su
supervivencia y desarrollo, teniendo la obligación de utilizarla de forma responsable para que sus
descendientes dispongan de agua y aire puros, alimentos y, consecuentemente, salud y
bienestar.

El hombre moderno “civilizado”, por el contrario, no solo se apropia arrogantemente de algo que,
en realidad, es una herencia y pertenencia colectiva sino que, además de eso, creé que tiene el
derecho de hacer lo que quiera, incluso si eso afecta negativamente a su vida y a la de sus
semejantes.

Se vuelve fundamental que cada uno de nosotros reflexione sobre el papel que desempeña la
enorme e intrincada red universal de la cual formamos parte, porque los cambios solo se podrán
dar si, individualmente, comenzamos a restablecer un contacto más profundo y real con la Tierra.
No será suficiente una ligazón meramente mental u emocional, sino una ligazón de tal forma
profunda y visceral que nos haga sentirnos parte inseparable del medio con el cual somos uno e
indivisibles.

Ya en el siglo XVII, el filósofo japonés Ekken Kaibara (1630-1714) postuló aquella que fue
probablemente la primera teoría ecológica, a la cual llamó “Sindo Fuji” (“El cuerpo y la tierra son
uno solo”). Kaibara fue considerado por muchos como el Aristóteles japonés y las implicaciones
de su teoría son extraordinariamente profundas: si el cuerpo y la tierra son uno solo, lo que ocurre
en un área va, segura e inequívocamente, a afectar en otra. Y, de hecho, así es, incluso aunque
no tengamos conciencia de ello.

En realidad, no será difícil percibir y constatar, en la práctica, esta noción de ser uno con el
entorno, noción esta que va mucho más allá de cualquier simbolismo o metáfora. El acto de
comer es una de las formas más íntimas de ligarnos al entorno, en un ritual diario a través del
cual transformamos el medio exterior en nuestro interior.

Si no, veamos:
El entorno nos provee de alimentos que, después de ingeridos, se transformarán en nuestra
sangre. Por su parte esta sangré llegará a todas las células de nuestro cuerpo, que construirán y
regenerarán los órganos y sistemas de nuestro organismo, en un proceso sin fin, que nos nutre,
reconstruye y nos da la vida. A un nivel biológico, somos literalmente el resultado de los alimentos
que escogemos ingerir (más naturales o artificiales, más biológicos o quimicalizados).

Somos, en última instancia, el reflejo del ambiente que creamos afuera (más o menos tóxico) y
que va, querámoslo o no, a formar parte de nosotros.

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MENTE SA, CORPO SAO. Autor: Francisco Varatojo. Editorial Esfera dos livros.

Nuestra ligazón visceral al mundo alrededor ocurre en el sistema digestivo, en particular en el


intestino delgado, donde absorbemos y digerimos gran parte de los nutrientes.

El ambiente del intestino delgado es muy semejante al del suelo, con trillones de microorganismos
a descomponer, a asimilar, a sintetizar nutrientes… a crear vida.

Haciendo una analogía biológica con el mundo vegetal, los intestinos son equiparables a las
raíces de las plantas (ambos absorben y asimilan), y los alimentos equivalen al suelo (ambos
nutren y sustentan). Así la salud de cualquier especie depende en gran medida de la calidad de
las raíces (intestinos) y del suelo (alimento).

Si el intestino es donde se consustancia nuestra ligazón directa con el entorno, es aquí también
donde comienza la verdadera y profunda ecología. Contaminar el medio intestinal y dañar el
sistema digestivo con alimentos y bebidas inadecuados no es muy diferente de contaminar los
cauces freáticos o desertificar los suelos con productos químicos.

Curiosamente, la alimentación, el factor que nos permite la mayor y más profunda unión con el
medio ambiente, es también la que más está contribuyendo a su destrucción, algo que comienza
a ser comprobado por muchos estudios científicos.

No pensamos mucho en el tema, pero cuando transportamos alimentos fácilmente perecederos


de un continente a otro no solo gastamos mucha más energía que la que esos alimentos nos
proporcionan (bajo la forma de adobos, productos químicos, combustibles, refrigeración y otros),
sino que también creamos desequilibrios ambientales de salud relativamente serios.

Una banana, por ejemplo, es un fruto que crece en un clima tropical, donde ayuda naturalmente a
crear armonía con el medio circundante, existe una cierta coherencia ambiental cuando comemos
la banana en su hábitat natural. Cuando la llevamos a un clima completamente diferente, a
millares de kilómetros de distancia, no solo el consumo de carbono resultante es enorme sino que
cuando la comemos va a crear un medio interno más en consonancia con un clima tropical de dos
estaciones que con el clima templado en el que vivimos.

Cuando en Europa comemos bananas originarias de Costa Rica o naranjas originarias de Florida
en los EE.UU., vamos, no solo a debilitar nuestro organismo e inmunidad con alimentos que no se
adaptan al clima templado en que vivimos, sino que contribuimos también a una mayor sensación
de alienación y consecuente destrucción ambiental.

En lo que concierne a los graves problemas ambientales modernos, la mayoría de nosotros


piensa que la mejor forma de contribuir a su resolución pasa por reciclar, andar menos en coche y
en avión, cambiar las bombillas en casa, consumir menos, etc., y todos estos cambios son,
indudablemente, beneficiosos y necesarios.

Más pocas personas consideran que sus costumbres alimenticias estén, de alguna forma,
relacionadas con el grave problema ambiental actual. Sin embargo la alimentación moderna y la
industria alimenticia (en particular la cría de ganado) son, según un número enorme de estudios,
las causas principales de muchos de los problemas modernos.

Cambiar la alimentación hacia un modelo más basado en productos de origen vegetal es


probablemente una de las mayores contribuciones que podemos hacer a la causa ecológica. La
producción y consumo de productos animales, especialmente carne, sus derivados y productos
lácteos, es responsable de una gran parte de problemas mundiales, tales como el calentamiento
global, la escasez y contaminación del agua, los problemas energéticos, la deforestación y el
agotamiento de suelos, entre otros.

A medida que países como China o la India (que siempre comieron muy poca carne y productos
animales en general), comienzan a querer adoptar las costumbres alimenticias de los pueblos
occidentales, estos problemas solo pueden empeorar y llegaremos a un punto donde no habrá
comida para todos y en que el planeta no tendrá más capacidad de sustentarnos.

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MENTE SA, CORPO SAO. Autor: Francisco Varatojo. Editorial Esfera dos livros.

La solución pasa por, rápidamente, empezar una alteración radical del uso de recursos y
comenzar a modificar los hábitos de vida y, muy en particular, el modelo de alimentación vigente.
Continuar comiendo cantidades exageradas de productos animales, químicos y alimentos muy
procesados va, no solo a aumentar los problemas de salud degenerativos modernos, sino
también a extinguir rápidamente los recursos del planeta que nos sustenta hace millones de años.

Algunos lectores pueden pensar que, si esta información es verdadera, como es que no existen
más noticias sobre ella en los medios de comunicación social y como es que estos puntos no
están en la agenda política de prácticamente ningún partido político. Y la respuesta tiene,
probablemente, muchos que ver con el hecho de que la industria alimenticia es tremendamente
poderosa en términos económicos y ejerce una fuerte presión política, como forma de poder
continuar manteniendo beneficios fabulosos incluso aunque estos, muchas veces, sean a costa
del medio ambiente y la salud.

En realidad, gran parte del dinero de nuestros impuestos subsidia métodos agrícolas y pesqueros
que no contribuyen a una mejor calidad de los suelos y que artificialmente mantiene más baratos
productos como la carne o los lácteos. Si estos alimentos, y las culturas agrícolas que los
producen, no fuesen fuertemente subsidiadas con el dinero de los contribuyentes su consumo
sería muchos más elevado y su consumo muy inferior.

Si deseamos realmente cambiar el actual modelo de destrucción medio ambiental, urge hacer
cambios radicales en nuestros hábitos de vida y alimentación o nuestros hijos y nietos heredarán
un planeta gravemente enfermo en donde las condiciones de vida humana, tal y como las
conocemos, podrían ser muy difíciles.

Creo que este cambio tendrá que venir de cada uno de nosotros como ciudadanos conscientes y
responsables y tengo la esperanza de que eso sea posible a partir de que tomemos parte activa
en el proceso y no dejemos esa responsabilidad exclusivamente en manos de los líderes
políticos.

Os dejo ahora algunas ideas sobre la situación de nuestro planeta y algunos números que
pueden chocar, pero que son la más pura de las realidades.

Emisión de gases de invernadero y alteraciones climáticas.

Según un texto publicado por la Organización de las Naciones Unidas, el sector de la cría de
ganado produce más emisiones de gases invernadero (medidas en CO2) -18% - que todos los
medios de transporte juntos. Es también una de las causas principales de la degradación de la
tierra y del agua.
Food and Agricultura Organization of de United Nations, 29 de Novembro de 2006.

“Existe una fuerte correlación entre la dieta humana y la emisión de metano por el ganado (…).
Dependiendo de si el consumo de carne de vaca aumenta o disminuye, lo mismo pasa,
generalmente, con el número de animales criados para este fin, tal y como aumenta o disminuye
también la emisión de metano. América Latina tiene las más altas emisiones per cápita, debido
principalmente a grandes cantidades de ganado existente en países exportadores de carne de
vaca, (Brasil y Argentina)”.
Programa Ambiental de las Naciones Unidas, Unit on Climate Change.

“Una tonelada de metano, el gas principal responsable del efecto invernadero, tiene el potencial
de calentar el planeta tanto como 23 toneladas de dióxido de carbono. Una vaca lechera produce
cerca de 75kg. de metano por año, el equivalente a más de 1,5 toneladas (métricas) de dióxido de
carbono. La vaca, claro, está cumpliendo su papel en la naturaleza. Más lo que las personas
olvidan es que la crianza de ganado es, de hecho, una industria. Se prepara la tierra, la hierba
(pasto), el ganado se reproduce y así sucesivamente.

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MENTE SA, CORPO SAO. Autor: Francisco Varatojo. Editorial Esfera dos livros.

Este es un negocio del Hombre, no de la madre naturaleza. Y somos buenos en esto, tan buenos
que hemos hechos que las concentraciones atmosféricas de metano aumenten un 150% a lo
largo de los últimos 250 años, mientras que las concentraciones de dióxido de carbono
aumentaron apenas un 30%.
Pete Hodgson, ministro neo-zelandés de Energía, Ciencia y Pesca.

Escasez de Agua.

La dieta tipo de un ciudadano americano requiere cerca de 15.960 litros de agua por día (agua
que los animales beberán, agua para regar, lavar, transformar, etc..). Una alimentación “vegana”,
(sin ningún tipo de alimento de origen animal), no requiere más de 1.140 litros por día.
Richard H. Schwartz in Judaism and Vegetarianism.

La producción de 1 kilo de carne requiere 13.000 litros de agua.


World Wildlife Fund, 2008.

“(…) se ahorra más agua si no se consume 450 grs. de carne de vaca que si deja de tomar el
baño durante seis meses enteros.”
John Robbins in The Food Revolution: How Your Diet Can Help Save Your Life and the World.

Producción de desperdicios.

Las grandes “quintas” de producción de Ganado, que llegan a albergar centenas de millares de
cerdos, gallinas o vacas, producen enormes cantidades de excrementos. En los EE.UU. estas
granjas generan 130 veces más basura que los propios americanos.
De acuerdo con la Agencia de Protección Ambiental de los EE.UU., los excrementos producidos
por el ganado han contaminado ya 43.470kms. de ríos y han contaminado agua subterráneas en
muchos estados americanos.
Natural Resources Defense Council.

Consumo de Energía.

Para producir 450 grs. de carne de vaca (alimentada con cereales) son necesarios,
aproximadamente, 3,8 litros de combustible. Parte de esa energía es usada en la producción de
forraje, o en el transporte y refrigeración, sin embargo la mayor parte se gasta en la fertilización
de los cereales de que se alimentan los novillos y vacas… Así, para alimentar durante un año una
típica familia americana de cuatro personas (según la alimentación tipo de los EE.UU.), son
necesarios más de 988 litros de combustibles fósiles.
Meat Equals War, web-site da Earth Save, Humboldt, Califormia.

Son necesarias, de media, 28 calorías de energía combustible fósil para producir 1 caloría de
proteína animal para consumo humano, mientras que la producción de 1 caloría de proteína
vegetal para nuestro consumo, apenas gasta 3,3 calorías de energía combustible fósil.
Davil Pimentel, Universidade de Cornell.

Los cereales y legumbres, anteriormente cultivados para alimento del Hombre, son actualmente
utilizados para alimentar el ganado, lo que conlleva obviamente consecuencias bastante drásticas
para nosotros, en cuanto especie. Hoy en día, más del 70% de los cereales y legumbres
producidos en los EE.UU., sirven para alimentar animales (especialmente ganado).
Jeremy Rifkin, Los Angeles Times, 27 de Mayo, 2002.

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MENTE SA, CORPO SAO. Autor: Francisco Varatojo. Editorial Esfera dos livros.

Deforestación.

En América Central, 40% de las florestas tropicales fueron destruidas o quemadas en los últimos
40 años, principalmente para cría de ganado de exportación, -frecuentemente para la confección
de amburguer americanos (…). La carne es demasiado cara para los pobres de estos países
exportadores donde, en otro tiempo, imperaba una agricultura tradicional bastante eficiente y
productiva.
John Revington in World Rainforest Report.

Leí recientemente un artículo del Capitan Paul Watson (co-fundador de Greenpeace, y


actualmente presidente de “Sea Shepherd Conservation Society”) titulado “Una verdad
inconveniente”.

En este artículo Watson menciona el hecho sobradamente conocido, más


paradójicamente poco divulgado, de que la industria del ganado es una de las industrias
más destructivas de nuestro planeta, emitiendo, por ejemplo, más gases de efecto
invernadero que toda la industria del automóvil. Más el foco del artículo está sobre el
efecto que tiene el consumo de carne en la vida marina, un hecho aun menos divulgado y
de suma importancia para el equilibrio de todo nuestro ecosistema.

¿Sabía que el 50% de los peces pescados en los océanos son usados como alimento de
vacas, cerdos, gallinas, perros y otros, bajo la forma de harina de pescado? ¿O que son
necesarios 50 peces para alimentar un solo salmón de vivero?

Según Watson, la vaca doméstica se transforma en el mayor depredador marino del


planeta. Las centenas de millones de vacas existentes consumen más pescado que todos
los tiburones, delfines y focas juntos.

Existen en este momento especies de peces que estás por desaparecer para poder
alimentar gallinas de granja, creando un enorme desequilibrio ecológico con
consecuencias serias para toda la fauna y flora marinas.

Cuestiones como las abordadas aquí nunca son muy populares porque ponen en
entredicho nuestros hábitos diarios y la mayoría de las personas no quiere pensar cómo
llega la comida al plato. Sin embargo, parece vital que comencemos a pensar en estos
asuntos.
Lo que está en juego es la sostenibilidad de la vida que vamos a dejar a nuestros
descendientes.

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MENTE SA, CORPO SAO. Autor: Francisco Varatojo. Editorial Esfera dos livros.

Conclusión:

La salud ambiental está íntimamente ligada a la salud humana; en mi opinión, los factores que
afectan a la salud de la especie son los mismos que destruyen el entorno.

Así, si quiere tener un papel más activo y diario en la ecología, aquí quedan algunas
sugerencias:

- Elimine o reduzca drásticamente el consumo de productos animales, especialmente


carne y productos lácteos. Si alguna vez los come elija aquellos que han sido
producidos de forma orgánica y no de forma industrial.

- Escoja alimentos de su área geográfica o de un clima parecido a la zona donde vive,


esto es particularmente importante en lo que respecta a alimentos fácilmente
perecederos, como vegetales y frutas.

- De preferencia a alimentos producidos de forma biológica. Evite alimentos


genéticamente modificados.

- Si puede, cultive algunos de los vegetales y hierbas aromáticas que consume.

- Minimice el uso de plásticos.

- Tanto como sea posible, utilice materiales naturales en su vida diaria.

- Y, por supuesto, seleccione la basura, recicle, use transportes públicos, evite


contaminar, ensuciar, respete el entorno en el que vive.

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MENTE SA, CORPO SAO. Autor: Francisco Varatojo. Editorial Esfera dos livros.

“Aplacar el miedo”.
Thich Nhat Hanh. Editorial ONIRO.

Capítulo 3. Alimentando la paz.

El primer alimento: La comida.

(…) Hemos de ser conscientes de lo que comemos y de si los alimentos que ingerimos nos están
destruyendo a nosotros y al planeta.

(…) Incluso la producción de alcohol provoca sufrimiento. Para fabricar alcohol se necesita un
cereal que podría usarse para alimentar a las personas del mundo que se están muriendo de
hambre. Para producir un vaso de vino de arroz se necesita una cesta de arroz, con la cual se
podría alimentar a los niños hambrientos. (4)

El 80% del maíz y el 95% de la avena de Estados Unidos se utilizan para alimentar a los animales
destinados al consumo humano. (…)

Todo el ganado del mundo consume una cantidad de comida que equivales a las necesidades
calóricas de 8.700 millones de personas, más que la población humana del planeta.

En el mundo hay muchas personas que se están muriendo de hambre. La UNICEF anuncia que
cada día mueren 40.000 niños por desnutrición. Y mientras tanto, muchos de los que vivimos en
Occidente estamos comiendo en exceso. El 55% de los estadounidenses sufren sobrepeso. La
obesidad se está convirtiendo rápidamente en un riesgo nacional para la salud. (…)

Un economista francés me dijo en una ocasión que si los países superdesarrollados de Occidente
redujeran el consumo de carne y alcohol en un cincuenta por ciento, se podrían solucionar los
problemas del hambre en el mundo.

El Emory College dice que la producción cárnica estadounidense tiene el siguiente impacto
ambiental:

- Tierras: En Estados Unidos el 87% de las tierras dedicadas a la agricultura se utilizan para
alimentar a los animales destinados al consumo humano. Lo cual supone el 45% de la masa
continental del país.

- Agua: más de la mitad del agua consumida en Estados Unidos se utiliza para criar animales
destinados al consumo humano. Se necesitan casi 100 litros de agua para producir un libra de
trigo. Y casi 9.500 para producir una libra de carne. Lo cual supone 100 litros frente a 9.500
litros de agua. Una dieta vegetariana requiere unos 1.100 litros de agua al día, en cambio, una
dieta a base de carne requiere unos 15.100 litros de agua diarios.

- Contaminación: criar animales para el consumo humano causa más contaminación acuática en
Estados Unidos que ninguna otra clase de industria. Estos animales producen 130 veces más
excremento que la población mundial, 87.000 libras por segundo. La mayor parte de los
desechos de los animales de cría intensiva y de los mataderos se vierte en riachuelos y ríos,
contaminando el agua.

- Deforestación: cada vegetariano salva un acre de árboles cada año. En Estados Unidos se han
destruido más de 260 millones de acres de bosques para cultivar cereales con los que
alimentar a los animales para el consumo humano. Cada 8 segundos desaparece un acre de
árboles. Las selvas tropicales están siendo destruidas para crear tierras de pasto para el
ganado. Para producir una hamburguesa de cien gramos se pueden llegar a destruir casi
diecisiete metros cuadrados de selva tropical.

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MENTE SA, CORPO SAO. Autor: Francisco Varatojo. Editorial Esfera dos livros.

“Aplacar el miedo”.
Thich Nhat Hanh. Editorial ONIRO.

Capítulo 3. Alimentando la paz.

El primer alimento: La comida.

Los bosques son nuestros pulmones. Nos dan oxígeno y protegen el medio ambiente. Si
comemos carne, estamos destruyendo los bosques y, por tanto, estamos comiéndonos la carne
de nuestra Madre Tierra. Todos nosotros, incluyendo los niños, tenemos la capacidad de ver el
sufrimiento de los animales para el consumo humano. Por eso debemos elegir comer de manera
consciente y proteger la felicidad y la vida de las otras especies y de la tierra. (…)

Comemos de tal modo que estamos destruyendo el planeta tierra, lo cual es una gran injusticia,
una ofensa contra la raza humana y también contra los animales, las plantas, los minerales y la
atmósfera. Esta desigualdad provoca odio e ira en el mundo. Y cuando la ira y el odio se reprimen
estalla la violencia.

Tenemos la oportunidad de dejar de sacrificar animales y de encontrar formas menos violentas de


producir comida. La comida puede ser deliciosa sin necesidad de usar carne de animales. Al
comer de manera consciente, estamos recordando la interdependencia que mantenemos con los
otros seres y esto nos ayuda a conservar un corazón compasivo.

(4). Las estadísticas de este pasaje proceden del Green Book, del Emory College, 2003.
http://students.edu.ECOSEAC/greenbook/eating.htm.

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