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Tema 3

Células y Tejidos del Sistema Inmunitario


Las células que participan en la respuesta inmunitaria innata y adaptativa se encuentran en la sangre, la
linfa, en grupos en los órganos linfoides y en forma de células dispersas en todos los tejidos. Su
organización y capacidad de circular entre la sangre y la linfa y pasar a los tejidos es determinante para
que se produzca una respuesta protectora eficaz y eficiente. Para ello el sistema inmunitario debe superar
diferentes obstáculos; por ejemplo, el sistema inmunitario debe ser capaz de responder con rapidez a un
número reducido de microorganismos que pueden estar presentes en cualquier parte del organismo,
además al comienzo de cualquier proceso infeccioso hay pocos linfocitos vírgenes específicos con
capacidad para reconocer y responder frente a un antígeno en particular y finalmente, los linfocitos
efectores y/o los anticuerpos generados durante el desarrollo de una respuesta inmunitaria pueden tener
que localizar a los microagresores que estimularon su desarrollo en lugares distantes de la zona en donde
se indujo la respuesta inmune. La capacidad del sistema inmunitario de superar estos obstáculos depende
en gran medida de las propiedades de sus células y tejidos. A continuación se describe las células,
tejidos y órganos que constituyen el sistema inmunitario y como los linfocitos se desplazan a través del
organismo.

Células del sistema inmunitario


Diversas células desempeñan funciones especializadas en la inmunidad innata y adaptativa entre ellas
podemos mencionar: los granulocitos, los monocitos/macrófagos, las células que presentan antígenos a
los linfocitos T y los linfocitos.

Los granulocitos ayudan a combatir infecciones


Se trata de células que poseen en su citoplasma abundantes gránulos citoplasmáticos que contienen
sustancias tóxicas que destruyen microorganismos y además sintetizan sustancias que promueven las
reacciones inflamatorias. Además poseen núcleos de forma irregular con dos a cinco lóbulos por lo que
también se llaman leucocitos polimorfonucleares. Los granulocitos sanguíneos son los neutrófilos, los
eosinófilos y los basófilos

Neutrófilos Son los leucocitos más abundantes de sangre periférica, representa


entre 60 y 70% del total de los leucocitos y se forman en la médula
ósea, pueden migrar a los lugares de infección pocas horas después
del inicio del proceso infeccioso, y de hecho son las primeras células
en llegar a los focos infecciosos; son células de vida corta pues si no
son reclutados a los focos de infección mueren por apoptosis en un
lapso de  6 horas. Su principal función es la fagocitosis un proceso
en el cual estas células identifican, ingieren y destruyen
microorganimos

Eosinófilos Sus gránulos citoplasmáticos contienen enzimas y sustancias que


dañan las paredes celulares de los parásitos pero también pueden
lesionar los tejidos del anfitrión por ello son importantes en la
defensa contra los grandes parásitos (helmintos) y en los procesos
alérgicos. Se forman en la médula ósea y circulan en sangre
periférica donde representan entre 2 y 4% de los leucocitos

Elaborada por los profesores de la asignatura 1


Células, tejidos y órganos del sistema inmunitario

sanguíneos; normalmente están presentes en pequeños números a


nivel de las mucosas digestiva, respiratoria y genitourinaria pero al
igual que los neutrófilos son atraídos a los tejidos en grandes
cantidades en respuesta a estímulos inflamatorios
Basófilos
Como otros granulocitos de la sangre derivan de progenitores de la
medula ósea donde completan su maduración y circulan en sangre
periférica donde constituyen menos de 1% del total de los leucocitos
sanguíneos. Normalmente, no se encuentran en los tejidos pero
pueden ser reclutados en algunos sitios de inflamación. Aunque su
número es bajo en los tejidos, estas células pueden sintetizar muchos
de los mediadores que sintetizan los mastocitos por lo que se
considera que estas células pueden contribuir en las reacciones
alérgicas y en las respuestas protectoras frente a parásitos

Los mastocitos participan en las reacciones alérgicas y en la defensa frente a los parásitos

Mastocitos o células cebadas A pesar de que se forman en la médula ósea están ausentes en sangre
periférica, pero están presentes de forma constitutiva en los tejidos
sanos muy cerca de vasos sanguíneos y las terminaciones nerviosas.
Poseen gránulos citoplasmáticos que contienen mediadores
inflamatorios y sustancias antimicrobianas. A nivel de sus
membranas expresan receptores para anticuerpos de clase IgE e IgG
y suelen estar recubiertos por estos anticuerpos, cuando los
anticuerpos que están unidos a su membrana se unen al antígeno se
generan señales que inducen su activación y con ello la secreción del
contenido de sus gránulos que incluye citocinas e histamina; esta
última promueve cambios en los vasos sanguíneos que causan
inflamación. Estas células participan de manera importante en la
defensa frente a los helmintos y en las enfermedades alérgicas.

Los monocitos o también llamados macrófagos son células que cumplen funciones en la inmunidad
innata y en la inmunidad adaptativa
Son agranulocitos que se forman en la médula ósea, circulan en sangre periférica donde representan
entre 5 y10% de los leucocitos y maduran y se activan en los tejidos. La célula que sale de la médula
ósea y circula en sangre periférica no está completamente diferenciada y se denomina monocitos. Una
vez que migran a los tejidos se diferencian y se describen como macrófagos. Los macrófagos se
encuentran en todos los órganos y tejidos conjuntivos y reciben nombres especiales para designar
localizaciones específicas; entre ellos se señalan las células microgliales del sistema nervioso central, las
células de Kupffer que se localizan en los sinusoides vasculares del hígado, en las vías respiratorias se
denominan macrófagos alveolares y a nivel de los huesos los macrófagos se conocen con el nombre de
osteoclastos, etc. En otros casos los monocitos migran a los tejidos atraídos por estímulos inflamatorios,
allí se diferencian dando lugar a los macrófagos y estos últimos ingieren y mata microbios mediante

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fagocitosis; además de llevar a cabo el proceso de la fagocitosis, los macrófagos activados sintetizan
citocinas, proteínas que reclutan y activan otras células inflamatorias. Una vez que la infección ha sido
superada los macrófagos pueden ingerir células muertas como parte del proceso de reparación de los
tejidos.

También actúan como células presentadoras de antígeno en la fase efectora de las respuestas
inmunitarias adaptativas mediadas por linfocitos T; los macrófagos que han ingerido microorganismos
exhiben antígenos microbianos (derivados de los microorganismos ingeridos) que luego son presentados
a los linfocitos T efectores y a continuación los linfocitos T efectores mejoran la capacidad de los
macrófagos para destruir a los microorganismos. En la inmunidad humoral, los fagocitos mononucleares
ingieren más fácilmente microorganismos que se encuentran recubiertos por opsoninas.

Una vez activados los macrófagos pueden asumir diferentes formas morfológicas; en algunos casos
desarrollan abundante citoplasma y son señalados como células epitelioides o pueden fusionarse y
formar células gigantes multinucleadas. Finalmente, los macrófagos participan en el proceso de
formación de nuevos vasos sanguíneos (angiogénesis) y en la síntesis de colágeno (fibrosis). Los
macrófagos responden de manera diferente en función a las citocinas producidas por los linfocitos T,
algunas citocinas producidas por los linfocitos T mejoran la capacidad microbicida de los macrófagos,
otras citocinas producidas por los linfocitos T promueven la re-estructuración y reparación de los
tejidos.

Células Dendríticas: muestran antígenos a los linfocitos


Las células dendríticas se originan en la médula ósea y se localizan debajo de los epitelios. Estas células
son secretoras de citocinas y además capturan antígenos, migran a los órganos linfoides como el ganglio,
procesan los antígenos capturados para posteriormente mostrar fragmentos derivados del patógeno a los
linfocitos T. Dependiendo de las citocinas que producen las células dendríticas, pueden inducir la
diferenciación de las células T en un subtipo en particular. Por otra parte, desempeñan funciones
importantes en la inmunidad innata, ya que algunas de las citocinas producidas por estas células inducen
inflamación. Las células dendríticas producen interferones, un tipo de citocinas con potentes actividades
antivirales.

A diferencia de las células dendríticas, las células dendríticas foliculares no se originan en la médula
ósea y se localizan en los centros germinales de los folículos linfoides secundarios. Estas células atrapan
antígenos que se encuentran formando complejo con anticuerpos o componentes derivados de la
activación del sistema de complemento y se lo muestran a los linfocitos B. Participan en la selección de
linfocitos B productores de anticuerpos de alta afinidad durante la maduración de la afinidad de los

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anticuerpos en la fase tardía de la respuesta inmune humoral dependiente de células T, proceso que
estudiaremos más adelante.

Linfocitos: responsables de la memoria y la especificidad de respuesta inmunitaria adaptativa


Los linfocitos son también leucocitos que circulan en sangre periférica, representan entre 15 y 20% del
total de células blancas de un adulto sano. Son las únicas células capaces de reconocer diversos
antígenos y distinguirlos en forma específica, por ello son las células responsables de dos de las
características más importantes de la respuesta inmunitaria adaptativa: la especificidad y la memoria.
Aunque desde el punto de vista morfológico los linfocitos son indistinguibles, éstos pueden diferenciarse
en varias subpoblaciones con base a los productos que elaboran y a las moléculas que expresan en su
membrana (Cuadro 3.1). Los linfocitos B productores de anticuerpos, se desarrollan parcialmente en la
médula ósea, los linfocitos T mediadores de la inmunidad celular se desarrollan en el timo a partir de un
precursor procedente de la médula ósea; a su vez los linfocitos T y B pueden diferenciarse en varios
subgrupos caracterizados por varios marcadores de membrana y sus funciones.

Cuadro 3.1. Subpoblaciones de linfocitos

Clase Función Receptor antigénico Marcadores


LT cooperador Producir citocinas Heterodímero/ CD2, CD3, CD4
Causar la muerte de células
LT citotóxico Heterodímero/ CD2, CD3, CD8
infectadas
Suprimir la activación de las
LT regulador Heterodímero/ CD2, CD3, CD4, CD25
células mediante citocinas
Suprimir y activar la RII y
Linfocito NK-T Heterodímero/ CD16
en algunos casos RIA
Cumplen funciones de
Linfocito T / Heterodímero/ CD2, CD3
cooperación y citotóxicidad
Linfocito Causar la muerte de células Activadores e
CD16
citolítico natural infectadas (RII) Inhibidores
Linfocitos B Anticuerpo de Receptores Fc, CPH de
Producir anticuerpos
foliculares membrana clase II
RII= respuesta inmunitaria innata, RIA= respuesta inmunitaria adaptativa, CPH= complejo principal de
histocompatibilidad

Los dos subgrupos fundamentales de linfocitos T son los linfocitos T cooperadores y los linfocitos T
citotóxicos ambos expresan un receptor antigénico llamado heterodímero / pero pueden distinguirse
por la expresión de las moléculas CD4 y CD8, respectivamente (Cuadro 3.1). Un tercer grupo de
linfocitos T con receptores antigénicos / son los linfocitos T reguladores los cuales secretan citocinas
que controlan la respuesta inmunitaria, estos últimos pueden ser diferenciados del resto de los linfocitos
gracias a la expresión de las moléculas CD4 y CD25. Los linfocitos T / son otro grupo de linfocitos T
que se caracterizan, entre otras cosas, por expresar un tipo diferente de receptor antigénico, el
heterodímero / y pese a que cumplen funciones similares a los linfocitos T /, la mayoría no

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expresan ni CD4 ni CD8. Los linfocitos B se caracterizan por la secreción de anticuerpos, su receptor
antigénico está representado por un anticuerpo de membrana; se han descrito diferentes subgrupos de
linfocitos B entre ellos los linfocitos B foliculares, los linfocitos B-1 y los linfocitos B de la zona
marginal.

Los receptores de las células B foliculares y las células T / siguen una distribución clonal, esto
significa que hay muchos clones de linfocitos B y T cada uno posee un receptor antigénico diferente,
razón por la cual cada uno tiene una especificidad distinta y en consecuencia cada clon es capaz de
reconocer un determinante antigénico en particular. Todos los miembros de un determinado clon de
linfocitos expresan receptores de antígeno que reconocen el mismo epitope (hipótesis de selección
clonal). Los genes que codifican los receptores se forman por recombinación de segmentos de ADN
durante su maduración, proceso que se estudiará más adelante.

Además de los linfocitos T y B, existen otras subpoblaciones de linfocitos que son designados como
linfocitos pero no encajan en la designación de linfocitos T o B. Los linfocitos citolíticos naturales o
también llamados células asesinas naturales realizan funciones similares a los linfocitos T citotóxicos
pero carecen de receptores antigénicos / o /, tampoco tienen anticuerpo de membrana y sus
receptores no son codificados por genes que sufren recombinación somática, por lo que no siguen una
distribución clonal. Los linfocitos NK-T comparten características con los linfocitos citolíticos naturales
y con los linfocitos T, poseen receptores / codificados por genes que sufren recombinación somática
pero hacen uso restringido de los segmentos de ADN que contribuyen a formar los receptores
antigénicos por lo que su diversidad es limitada. Esto último también ocurre durante la formación de los
receptores de los linfocitos T / y los linfocitos B-1. Debido a la diversidad limitada de los receptores
antigénicos expresada por los linfocitos NK-T, los linfocitos T / y los linfocitos B-1, se considera que
estos linfocitos son parte del sistema inmunitario innato.

Los linfocitos que se forman en la médula ósea o en el timo migran a los órganos linfoides como el
ganglio y el bazo, donde interaccionan con el antígeno; si ocurre el reconocimiento antigénico, la célula
recibe entonces las señales adecuadas y se activa. Producto de la activación la célula que reconoció el
antígeno sintetiza nuevas proteínas como los receptores para citocinas y las propias citocinas; a
continuación la célula prolifera y simultáneamente las células hijas se diferencian en células efectoras y
de memoria. De manera que siempre hay diferentes poblaciones de linfocitos según sus antecedentes de
exposición al antígeno (vírgenes, efectores y de memoria) que pueden diferenciarse según sus funciones
y las moléculas de membrana que expresan.

Los linfocitos vírgenes son linfocitos maduros, completamente desarrollados que provienen de la
medula ósea o del timo pero no han estado en contacto con el antígeno y que se encuentran en reposo,
circulan en sangre periférica y la linfa y permanecen la mayor parte del tiempo en los ganglios linfáticos
o el bazo, de hecho son el tipo de linfocito predominante de los órganos linfáticos periféricos. Estas
células morirán al cabo de un par de meses si no reconocen el antígeno para el cual tienen especificidad.

Los linfocitos efectores son producto del reconocimiento antigénico y de la activación y tienen la
capacidad de eliminar el antígeno; así los linfocitos B se diferencian en células plasmáticas productoras
y secretoras de anticuerpos, los linfocitos T cooperadores (CD4+) expresan en su membranas moléculas

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como el FasL y CD40L (moléculas efectoras que se estudiaran más adelante) y además sintetizan y
secretan diversas citocinas y los linfocitos T citotóxico (CD8+) poseen gránulos en su citoplasma que
contienen proteínas que destruyen células infectadas o células tumorales. Además las células efectoras, a
diferencia de los linfocitos vírgenes, no predominan en los órganos linfáticos periférico si no que
permanecen la mayor parte del tiempo en los tejidos donde pueden interactuar con el antígeno, activarse
y llevar a cabo sus funciones.

Los linfocitos de memoria pueden sobrevivir muchos años en un estado latente desde el punto de vista
funcional, son las células responsables de las respuestas inmunitarias secundaria; la mayoría de ellos
circulan en sangre o residen en los tejidos de las mucosas, desde donde pueden ser reclutados hacia
cualquier foco infeccioso y dar inicio a una respuesta rápida que permita eliminar el antígeno. Los
factores que determinan su supervivencia están fuera del alcance de este programa.

Anatomía funcional de los órganos linfoides


Con el propósito de optimizar las interacciones celulares necesarias en las fases de reconocimiento y
activación, los linfocitos y el resto de las células que participan en el desarrollo de la respuesta
inmunitaria y en especial las células que presentan antígenos a los linfocitos se localizan y concentran en
tejidos u órganos bien delimitados desde el punto de vista anatómico. Estos órganos también son los
lugares a donde es transportado y concentrado los antígenos. Adicionalmente, los linfocitos recirculan
constantemente y se intercambian constantemente entre la circulación y los tejidos u órganos linfoides y
los tejidos no linfoides periféricos.

Desde el punto de vista funcional, los tejidos u órganos linfáticos pueden clasificarse en: a) órganos
linfáticos primarios, también llamados generadores o centrales donde los linfocitos expresan por primera
vez sus receptores antigénicos y alcanzan su madurez fenotípica y funcional , como ocurre en la médula
ósea y el timo; b) órganos linfáticos secundarios o también denominados periféricos que corresponde
con aquellos tejidos u órganos donde se inicia y se desarrolla la respuesta inmunitaria a antígenos
extraños, entre éstos se mencionan a los ganglios, el bazo y el tejido linfoide asociado a la piel y las
mucosas (Figura 3.1).

Figura 3.1. Clasificación de los órganos linfoides. Los órganos linfoides pueden ser primarios o generadores y
secundarios o periféricos. En los primeros se forman los linfocitos y en los segundos se desarrolla la respuesta
inmunitaria adaptativa frente a antígenos extraños

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La médula ósea
Es considerada un órgano linfoide primario o central pues no solo es el lugar de origen de todas las
células sanguíneas circulantes del adulto, sino también es el lugar donde se forman los linfocitos B y los
precursores de los linfocitos T que migran al timo. En el individuo adulto, la hematopoyesis ocurre en la
médula ósea de los huesos planos como el esternón, las vértebras, huesos ilíacos y las costillas. La
médula ósea de estos huesos está formada por una estructura reticular esponjosa situada entre trabéculas
largas. Los espacios entre las trabéculas están ocupados por células grasas, fibroblastos y precursores de
células sanguíneas. Los precursores maduran y dan origen a las diferentes células sanguíneas, las cuales
abandonan la médula ósea a través de la densa red de sinusoides vasculares.

Además, la médula ósea aloja numerosas células plasmáticas de larga vida que secretan anticuerpos, las
cuales se forman en los órganos linfoides secundarios como consecuencia de la estimulación de los
linfocitos B, posteriormente estas células plasmáticas migran hacia la médula ósea donde viven y
continúan sintetizando anticuerpos durante muchos años. Así mismo, algunos linfocitos T de memoria
tienen una vida prolongada, también migran hacia la médula ósea, por esta razón la médula puede ser
considerada también como un órgano linfoide secundario o periférico.

El timo
Como el timo es el lugar de maduración de los linfocitos T, el timo al igual que la médula ósea, es
considerado un órgano linfoide primario o central. Las células que forman el parenquima del timo son
linfocitos T en distintos estadios de maduración y se denominan timocitos. La maduración de los
timocitos se inicia a partir de un precursor que procede de la médula ósea y comienza en la corteza del
timo, a medida que avanza el proceso de maduración, éstos migran hacia la médula tímica, por lo que
esta zona contiene básicamente timocitos maduros (Figura 3.2). También es en el timo donde los
linfocitos T “aprenden” a tolerar los autoantígenos y son eliminados aquellos timocitos potencialmente
autorreactivos, esto ocurre gracias a un proceso de selección, el cual concluye con la eliminación de las
células con capacidad de responder y reaccionar frente a antígenos propios. Sólo los linfocitos T que han
completado el proceso de maduración y han superado con éxito la selección abandonan el timo.

Figura 3.2. Corte histológico del timo. La corteza del timo contiene muchos timocitos inmaduros los cuales
proliferan rápidamente junto con una tasa muy alta de muerte celular. La médula contiene pocos timocitos
maduros. Durante su permanencia en el timo los timocitos interactúan con células estromales las cuales participan
en el proceso de maduración de los timocitos y contribuyen al desarrollo de los linfocitos T

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Ganglios linfáticos
Son pequeños órganos nodulares situados a lo largo de los conductos linfáticos por todo el organismo y
desde el punto de vista inmunológico son los órganos en los que se inicia las respuestas inmunitarias
adaptativas a los antígenos transportados por la linfa.

A nivel de los ganglios linfáticos las células linfoides están segregadas ya que las distintas clases de
linfocitos se localizan en diferentes regiones de los ganglios linfáticos (segregación linfocitaria); así los
folículos de los ganglios linfáticos son las zonas de linfocitos B y por ello se describen como el área
timoindependientes de los ganglios. Los folículos primarios contienen linfocitos B vírgenes maduros
mientras que los centros germinales (en los folículos linfoides secundarios) que se desarrollan en
respuesta a la estimulación antigénica son zonas de notable proliferación de células B y es el lugar
donde ocurre la selección de linfocitos B productores de anticuerpos de alta afinidad, además es el lugar
donde se generan los linfocitos B de memoria.

Por otra parte los linfocitos T se localizan en la corteza del ganglio, por debajo y alrededor de los
folículos, en el área conocida como paracorteza, como es en esta área donde preferencialmente se
localizan los linfocitos T, la paracorteza es considerada el área timodependiente de los ganglios
linfáticos (Figura 3.3). La mayoría de los linfocitos T que ocupan esta área exhiben el fenotipo típico de
los linfocitos T cooperadores pues alrededor de 70% de estas células son CD4+.

Figura 3.3. Representación esquemática de un ganglio linfático. Observe las áreas timodependientes del
ganglio (zonas de linfocitos T), las áreas timoindependientes (zona de linfocitos B) y las vías de entrada de los
linfocitos y antígenos

Por otra parte, los ganglios linfáticos son lugares donde se concentra el antígeno durante un proceso
infeccioso. Al inicio de la respuesta inmunitaria, los antígenos procedentes de los focos infecciosos, que
pueden estar ubicados en cualquier parte del organismo, son transportados hacia los ganglios linfáticos

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principalmente a través de los vasos linfáticos. Durante el curso de una infección los microorganismos
que penetran a través de la piel y/o las mucosas pueden ser capturados por células dendríticas, estas
penetran a los vasos linfáticos y con ello alcanzar los ganglios linfáticos, los cuales al filtrar la linfa,
permiten que las células dendríticas que han capturado microorganismos tengan contacto con las células
T y así las células dendríticas puedan presentar antígenos derivados de los microorganismos capturados
a los linfocitos T. Adicionalmente, la linfa puede transportar antígenos libres de células (antígeno en
forma soluble) los cuales pueden ser reconocidos por los linfocitos B o también ser captados por células
dendríticas o macrófagos que residen en los ganglios linfáticos. Más tarde, durante el curso de la
respuesta inmunitaria los antígenos que se han unido a productos derivados de la activación del sistema
de complemento o a anticuerpos pueden ser atrapados por células dendríticas foliculares y ser
presentados a los linfocitos B durante la maduración de la afinidad de los anticuerpos.

El bazo
Es el lugar donde se desarrollan las respuestas inmunitarias frente a antígenos transportados en la sangre.
En este órgano se describe la pulpa blanca y la pulpa roja. El área timodependiente del bazo está
representada por la vaina linfocítica periarteriolar, esta zona corresponde al lugar donde
preferencialmente se asientan los linfocitos T mientras que los folículos de la pulpa blanca son zonas
ricas en linfocitos B y representan el área timoindependiente del bazo (Figura 3.4); cabe destacar que
algunos de estos folículos contiene centros germinales, cuyo significado es el mismo al que se describió
para los centros germinales de los folículos secundarios de los ganglios linfáticos. La llamada zona
marginal (área que rodea a los folículos del bazo) está ocupada por linfocitos B (principalmente,
linfocitos B de la zona marginal) y macrófagos.

Figura 3.4. Representación esquemática del bazo. Se ilustran las áreas timodependiente y timoindependiente
del bazo donde preferencialmente se asientan los linfocitos T y B, respectivamente

Sistema inmunitario de la piel


Además de representar una barrera importante que evita el ingreso de la mayoría de los
microorganismos, la piel forma parte activa de la defesa del organismo frente a las infecciones, gracias a
su capacidad de generar reacciones inmunitarias e inflamación local (Figura 3.5). Entre las células de la
epidermis que participan en la respuesta inmunitaria se mencionan los queratinocitos que producen y
secretan citocinas que participan en el desarrollo de las reacciones inmunitarias innatas y en la reacción

Elaborada por Agrela IF y Gutiérrez CN 9


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inflamatoria local, también secretan diversos péptidos antimicrobianos, particularmente defensinas y


catelicidinas. Las células de Langerhans de la epidermis son células dendríticas inmaduras del sistema
inmunitario de la piel; gracias a sus abundantes prolongaciones citoplasmáticas forman un entramado
casi continúo que crea las condiciones adecuadas para la captura de antígenos a nivel de la piel. Una vez
que las células de Langerhans atrapan o capturan un antígeno se desprenden de la epidermis y migran a
los órganos linfoides secundarios como los ganglios. Durante su migración desde la piel a los ganglios
maduran y se diferencian en células presentadoras de antígeno, el proceso de maduración las convierten
en células aptas para la presentación de antígenos a los linfocitos T.

Figura 3.5. Sistema inmunitario de la piel. La piel no es solo una barrera física y química que se opone al
ingreso de una gran cantidad de microorganismo sino que también cuenta con una serie de células, que participan
en el desarrollo de la respuesta inmunitaria y la reacción inflamatoria local. CPA= células presentadoras de
antígeno

Entre las células de la epidermis existen linfocitos, los linfocitos T intraepidérmicos y representan
aproximadamente el 2% del total de linfocitos de la piel. La mayoría de estos linfocitos expresan la
molécula CD8 y pueden expresar un grupo de receptores de diversidad limitada lo que indica que sus
ligandos son invariables y conservados. En ratones y en otras especies, muchos linfocitos
intraepidérmicos son linfocitos que expresan receptores  (otro tipo de receptor del linfocito T).

A nivel de la dermis se ubican alrededor del 98% de los linfocitos T de la piel, los linfocitos T dérmicos
(CD4+ y CD8+) predominan en una localización perivascular y habitualmente tienen marcadores
fenotípicos típicos de las células efectoras y de memoria, estas células están acompañadas de
macrófagos.

Sistema inmunitario de las mucosas


Las superficies mucosas del tubo digestivo y del tracto respiratorio están colonizadas por linfocitos que
participan en la respuesta inmunitaria contra a antígenos ingeridos o inhalados. Los linfocitos de las
mucosas pueden ubicarse dentro de la capa epitelial, en la lámina propia y organizados en grupos, como
las placas de Peyer (Figura 3.6). En la capa epitelial se ubican los linfocitos T intraepiteliales, la mayoría
de estos linfocitos expresan la molécula CD8 y expresar receptores  y  de diversidad limitada lo que
apoya la idea de que estos linfocitos reconocen microorganismos que se encuentran con frecuencia en la

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superficie epitelial. En ratones y en muchas otras especies, 50% de los linfocitos intraepiteliales son
linfocitos que expresan receptores ; en humanos, solo alrededor de 10% de los linfocitos T
intraepiteliales tienen receptores , pero esta proporción es elevada si la comparamos con la proporción
de linfocitos  que existe en el resto de los tejidos. Los linfocitos T de la lámina propia son casi todos
CD4+ y la mayoría tiene el fenotipo de linfocitos T de memoria o efectores activados.

Figura 3.6. Sistema inmunitario de las mucosas. Diferentes células conforman el sistema inmunitario de las
mucosas entre ellas destacan los linfocitos T intraepiteliales, las células epiteliales y las células M, entre otras

La estructura más sobresaliente del tejido linfático asociado a la mucosa digestiva son las placas de
Peyer. Estas tienen la estructura de folículos linfáticos que pueden contener centros germinales; en estos
folículos linfáticos pueden encontrarse linfocitos B secretores de anticuerpos de clase IgA acompañados
de células dendríticas foliculares y macrófagos. Entre los folículos hay zonas parafoliculares ricas en
linfocitos T CD4+ quienes realizan funciones de cooperación y regulación.

Las células epiteliales del tracto gastrointestinal, además de encargarse de la absorción de los nutrientes,
también desempeñan funciones en la inmunidad pues representan una barrera que impide la entrada de
muchos gérmenes y además secretan péptidos con actividad antibiótica de amplio espectro. Ubicadas
entre las células epiteliales existe un grupo de células especializadas llamadas células M, las cuales se
localizan en regiones del epitelio intestinal llamadas epitelio asociado al folículo o de la cúpula situada
sobre las placas de Peyer, poseen un glucolix muy fino, microvellosidades irregulares y relativamente
cortas y agujeros grandes en su membrana; estas características sugieren que estas células son capaces
de captar antígenos de la luz intestinal y de hecho su función es el transporte trascelular de sustancia
desde la luz del intestino hasta el tejido linfático adyacente. No procesan antígeno y en consecuencia no
son células presentadoras de antígeno, las células M desempeñan un papel importante en la transferencia
de antígenos a las placas de Peyer.

Recirculación y asentamiento de los linfocitos


Los linfocitos están en constante movimiento, circula en sangre y en la linfa hacia y desde los órganos
linfoides secundarios y los tejidos periféricos no linfoides. Los linfocitos vírgenes pasan de la sangre a

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los ganglios linfáticos y a través de los vasos linfáticos vuelven a la circulación muchas veces hasta que
localizan el antígeno para el cual tienen especificidad. En los órganos linfoides secundarios los linfocitos
que hayan reconocido el antígeno se diferencian en células efectoras y de memoria, estas células
regresan a la circulación y migrar a los tejidos periféricos donde se localizan los focos infecciosos o
inflamatorios. El término recirculación linfocitaria se refiere al movimiento de los linfocitos entre los
distintos órganos linfoides y después hacia las zonas de infección y/o inflamación y permite que los
escasos linfocitos vírgenes específicos para un antígeno tengan oportunidad de interactuar con el
antígeno.

El proceso por el cual una determinada población de linfocitos pasa a cierto y determinado tejido se
denomina asentamiento linfocitario y asegura que ciertos subgrupos de linfocitos y no otros pasen
selectivamente a algunos tejidos donde sean necesarios para establecer la inmunidad. Por ejemplo, los
linfocitos T vírgenes deben asentarse preferencialmente en los órganos linfoides periféricos pues es allí
donde tienen mayor oportunidad de encontrarse con el antígeno para el cual son específicos mientras
que los linfocitos efectores y de memoria se asientan en los tejidos periféricos no linfoides donde pueden
llevar a cabo sus funciones.

El asentamiento de los linfocitos es un proceso controlado por la expresión de receptores especializados


de la superficie celular que se unen a moléculas complementarias presentes en los vasos sanguíneos
tisulares; en otras palabras por la expresión de moléculas de adhesión en la membrana de los linfocitos y
sus ligandos expresados en las células de los vasos sanguíneos. Así, los linfocitos vírgenes expresan
selectina L la cual tiene como ligando una molécula que se expresa en las células endoteliales altas de
las vénulas endoteliales de los ganglios linfáticos, la expresión de selectina L es baja en las células
efectoras y de memoria; esto asegura que sean los linfocitos vírgenes los que preferencialmente se
adhieran a las vénulas endoteliales altas de los ganglios e ingresen al interior del ganglio. Por otra parte,
los linfocitos efectores y de memoria expresan cuatro veces más moléculas ligandos para la selectina E y
la selectina P e integrinas (moléculas de adhesión) y por ello se adhieren preferencialmente a los vasos
sanguíneos ubicados en los tejidos infectados y/o inflamados que expresan un número importante de
moléculas de selectina E y P y ligandos para integrinas (ligando de las moléculas de adhesión); la
interacción entre las moléculas de adherencia en los linfocitos efectores y de memoria y sus ligando en
el endotelio garantiza que sean estas células las que alcancen los tejidos infectados y/o inflamados y
participen en el proceso de eliminación del antígeno.

Otro factor que determina el asentamiento o reclutamiento de los linfocitos en ciertos y determinados
tejidos son las quimiocinas un grupo de citocinas, producidas por el endotelio y los tejidos que estimulan
el movimiento de los leucocitos, este grupo de citocinas serán estudiadas más adelante.

Glosario
Citocinas: proteínas sintetizadas y secretadas Clases (isotipos) de anticuerpos: determinado por
por diversas células que actúan como la secuencia de aminoácidos de la región
mediadores solubles e intervienen en reacciones constante de las cadenas pesadas de las
inflamatorias e inmunitarias; así como también inmunoglobulinas (o anticuerpos). En los
en el control de la respuesta inmunitaria y en la humanos se han descrito cinco isotipos de
inmunoglobulinas: IgG, IgM, IgA, IgD, IgE
hematopoyesis

Elaborada por Agrela IF y Gutiérrez CN 12


Células, tejidos y órganos del sistema inmunitario

cada una con características estructurales y moléculas tenemos a las selectinas (E, P y L) y
funcionales diferentes las integrinas. Estas moléculas son importantes
Defensinas: péptidos con actividad en los fenómenos de migración y activación de
antimicrobiana de amplio espectro, producidos las células en las respuestas inmunitarias
por las células epiteliales de la piel, intestino, Opsoninas: macromolécula que se fija a la
pulmón y otros tejidos y en los gránulos de los superficie de un microorganismo y es
neutrófilos reconocida por receptores específicos presentes
Fagocitosis: proceso mediante el cual células en la superficie de los fagocitos y aumenta la
especializadas como los macrófagos y los eficiencia de la fagocitosis del microorganismo
neutrófilo ingieren partículas grandes (>50um) Opsonización: proceso de fijación de opsoninas
como microorganismos intactos como anticuerpos de clase IgG o productos
Interferones: grupo de citocinas que ejercen derivados de la activación del sistema de
efectos antivirales ya que inhiben la replicación complemento, en la superficie del
de los virus y promueven la destrucción de microorganismo que permite su “marcaje” para
células infectadas por virus. Además tienen que sean fagocitados
otras funciones inmumoduladoras importantes Transporte trascelular: trasporte a través de la
Moléculas de adhesión: moléculas de la célula
superficie celular cuya función es favorecer la
adhesión (adherencia) con otras células y a la
matriz extracelular. Ejemplos de este tipo de

Ud puede profundizar sus conocimientos en:


Abbas A, Lichtman A & Pillai S. 2008. Inmunología celular y molecular. Sexta edición. Elsevier Saunders.
Capitulo 3 pp 47-72
Abbas A, Lichtman A & Pillai S. 2012. Inmunología celular y molecular. Séptima edición. Elsevier Saunders.
Capitulo 2 pp 15-35; Capitulo 3 pp 37-43; Capitulo 13 pp 293-305
Salinas M. 2010. La inmunología en la salud y la enfermedad. Editorial Panamericana. Capitulo 2 pp.11-21;
Capitulo 3 pp.23-31

Elaborada por Agrela IF y Gutiérrez CN 13

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