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Caros amigos :

Recientemente, durante la sesión de trabajo de la Comisión de la Cuenca de los


Grandes Lagos, un grupo de consultores internacionales presentó a los asistentes la
iniciativa del Proyecto hidroeléctrico Brito. Esta propuesta busca entusiasmar a
autoridades del Gobierno con la ilusión de generar 250MW con el caudal del Río San
Juan. Este proyecto, es uno de los muchos concebidos en los años 70 que implica un
costo ambiental y social muy alto, no considerado en los cálculos. Comparto aquí
algunas reflexiones, en el interés de despertar la consciencia del público y de nuestras
autoridades de los riesgos de fondo que esta iniciativa involucra para nuestro país.

Con saludos cordiales,

Prof. Salvador Montenegro Guillén

Director Fundador,

Centro para la Investigación en Recursos Acuáticos de Nicaragua

Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, Managua.

Apartado 4598, Managua Nicaragua

Telefonos ++(505) 2278 6981, 2278 6982, 2278 6767, 2267 8211, ext No 113

Facsímil ++(505) 2267 8169

www.cira-unan.edu.ni

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¿Un dique sería el fin de nuestras esperanzas en el Río San Juan? Se encuentra en
proceso de preparación la iniciativa de desarrollar el “proyecto hidroeléctrico Brito” que
contempla la construcción de una presa sobre el río San Juan, en un sitio ubicado aguas
arriba del Castillo, llamada Presa San Isidro, y otra sobre el río Brito llamada Miramar,
que usaría como embalse de regulación el Gran Lago Cocibolca, para generar una
potencia estimada de 250 MW. Descrito de esta forma, es posible que la perspectiva de
incorporar esa nueva generación eléctrica a la red nacional entusiasme mucho a quienes
conocemos la enorme necesidad de energía eléctrica que tiene Nicaragua, especialmente
si para generarla no depende de petróleo. Este proyecto, concebido en las postrimerías
del Gobierno de Somoza, ha nuevamente despertado el interés de empresarios que
buscan motivar al Gobierno y lograr un buen negocio para sus constructoras. Otra vez,
este fantasma nos espanta y amenaza con resucitar. La idea es la de aprovechar el caudal
del Río San Juan, calculado por el Consorcio IECO – LAHMEYER en 1977 en 480 –
500 m3s (metros cúbicos por segundo), con el Lago Cocibolca a la altura de 32 msnm
(metros sobre el nivel del mar), en el Plan Maestro de Desarrollo Eléctrico de entonces.
Se cortaría el flujo sobre el RSJ con una presa de concreto de 10 metros de altura y 400
m. de ancho, localizada aguas abajo de la desembocadura del río Sábalos, con un
vertedero de cresta libre de 256 m. de largo a la elevación 33 msnm, en San Isidro cerca
de la desembocadura del río Sábalos, para impedir su flujo natural hacia el Caribe,
devolviendo estas aguas al Gran Lago, y descargarlas hacia el Pacífico, en el istmo de
Rivas, en el área Rivas-Brito, afectando para ello una franja de tierra entre la
desembocadura del Río Las Lajas y la del río Brito. Aquí se construiría un canal de
aducción a lo largo de una distancia de 17.2 km con una capacidad de 600 m3s y
dimensiones que varían de 40 a 100 m. de plantilla y profundidades del agua de 7 a 10
m., para conducir las aguas almacenadas del Lago de Nicaragua al embalse Miramar,
construido sobre otra presa con longitud de 735 m. y a la cota 37 msnm, este embalse
sería un regulador de 16 km2 y con un volumen de 160 Hm3 , para enviar el flujo a la
planta eléctrica que tendría una capacidad instalada de 250 MW aprovechar el ansiado
caudal de 500 m3s y finalmente por un canal se verterían las aguas turbinadas al Océano
Pacífico, en sitio cercano a Punta Brito. Estas cuentas, como en el cuento de “la
lechera”, desafortunadamente se hacen sin contabilizar los severos impactos que tendría
que asumir y pagar nuestro país, y que nuestra población y las autoridades nacionales al
más alto nivel deben considerar: Para comenzar, el caudal actual del RSJ es muy
diferente al calculado en 1977. La cuenca hídrica 69 o de los Grandes Lagos, que
incluye a los lagos Apanás, el Xolotlán, Cocibolca y el RSJ, entonces se encontraba en
un estado de deforestación mucho menor, con mucha mejor infiltración y producción
hídrica, y los efectos de la pérdida de cobertura forestal acumulada a lo largo de estos
33 años, a la tasa nacional promedio de 77 000 Hectáreas de bosques destruidos cada
año, obliga a repensar cuál es realmente el caudal sostenible del RSJ a la salida del
Cocibolca en San Carlos. No hablamos de años excepcionalmente lluviosos como el
actual, sino de caudales sostenibles, especialmente en situación de sequía y eventos
extremos que causan fluctuaciones asociadas al cambio climático global. Como esos
250MW dependen de los 500m3s calculados tres décadas atrás, quizá no se logre hoy
sostener ni la mitad ni del agua, mucho menos generar ese volumen de electricidad. El
ejemplo de lo que ha sido en realidad la generación hidroeléctrica de Apanás,
comparado con las alegres promesas de su diseño, ilustra este mismo caso. ¡Vamos mal
desde la entrada! ¿Cuáles serían los efectos posibles del dique o presa sobre el Río San
Juan? Aguas abajo de la muralla de 10 metros de altura, que sería construida en algún
sitio cercano a la desembocadura del Río Sábalos antes de El Castillo para cortar el
caudal del RSJ, el hilo de agua que quede solamente volverá a recuperar caudal
navegable muchos kilómetros adelante (quizá 30km) hasta recibir las aguas de los
grandes ríos costarricenses Sarapiquí y San Carlos. Con algo de humor negro, la ventaja
será que a la altura de Las Crucitas no tendremos que preocuparnos por la
contaminación de nuestro RSJ por la mina canadiense en territorio tico, porque no
tendremos ya río en ese sector, solamente otro cauce intermitente. Se habla de conservar
un “caudal ecológico”, pero esto resulta contradictorio , ya que la mejor definición
conocida para ese término es el caudal mínimo que se conserva en un río intervenido,
que continúa haciendo posible TODAS las funciones (ecológica, transporte, etc) de
dicho río previa modificación, especialmente la capacidad de conservar su diversidad
biológica. Con la cortina, dique o presa prevista, la navegación no resultará posible para
los lugareños o el turismo, aún con esclusas, innecesarias como veremos. Los esfuerzos
del Gobierno de Nicaragua de resolver el problema de navegación mediante la limpieza
o dragado del Delta del RSJ, quedan convertidos en inútiles, ya que inevitablemente
disminuirá al mínimo el flujo del río, porque el proyecto excluye entre otras opciones, el
uso múltiple del RSJ. Uno de los estandartes del desarrollo turístico, la Ruta del Agua,
llegará hasta el sitio de presa. Igualmente grave, el Gobierno que ha levantado
dignamente nuestra bandera de Soberanía en el RSJ, no podrá impedir que esta
soberanía quede fraccionada aguas abajo del sitio de la presa, relegando a la población
nacional local a todavía un mayor aislamiento, y empujada cada vez más a buscar
soluciones en la nación del sur. En cuanto a la diversidad biológica, el tránsito de los
peces más conspicuos e importantes se verá sumamente dañado. Hablamos de peces que
migran desde el Caribe hasta el Cocibolca, como el Sábalo Real, el roncador, entre
otros. Algunos tienen valor comercial turístico, muchos con valor alimentario, y otros
con valor ecológico trascendente. Si este proyecto prospera, perderemos la esperanza
que significa para la rehabilitación ecológica del Gran Lago Cocibolca (al restablecer
con el dragado en el Delta del RSJ el libre tránsito de los depredadores principales), el
regreso de nuestros dos peces sierra y el emblemático tiburón Carcharhinus leucas,
impedidos desde hace cincuenta años de transitar libremente en el RSJ por la delictiva
pesca selectiva en El Colorado, territorio tico y única actual salida del RSJ. Con la
limpieza del canal obstruido –más de treinta kilómetros- del RSJ, ya nuestros tiburones
podrían regresar al Gran Lago, a encargarse de odiosas tilapias, Hypostomus y otros
animales indeseables que han prosperado en ausencia del depredador principal. Con el
dique en Sábalos, esto ya no será posible, aunque mencionen una “escalera para peces”,
que se construye para que truchas y salmones salven los obstáculos, lo que no funciona
con la biología de estos peces, ¡ los tiburones no son salmones!. Además, un
considerable trecho del río quedará con un hilo de agua, que aunque le llamen caudal
ecológico, no lo será. Estos serían solamente algunos de los impactos sobre nuestro
RSJ, sin mencionar reubicación de poblaciones, posible inundación de territorio
costarricense, cambios de uso de suelos, alteración de la dinámica comunitaria y otros
costos humanos, destacando que no serían los únicos, porque también en el sitio de
descarga de las aguas en el Pacífico hay otras consideraciones que hacer: Sin duda,
construir en el istmo de Rivas un canal de 17.2 km de largo desde orillas del Gran Lago
Cocibolca hacia un lago artificial (Miramar) de 16 km2 , presas y canales del ancho del
Río San Juan, otras obras que conduzcan el agua a la casa de máquinas y luego el agua
turbinada hacia el mar, causará interferencias con la actividad principal del sector, el
desarrollo turístico. Habrá muchos intereses públicos y privados que conciliar, sin duda
tendremos muchos inversionistas y propietarios infelices por resultar afectados. En su
momento, ellos externarán preocupaciones por sus intereses económicos; mi
preocupación es el impacto que el gigantesco flujo de agua dulce desde el Gran Lago
Cocibolca una vez descargada por las turbinas va causar sobre las condiciones naturales
de las delicadas playas de Rivas, especialmente sobre el arrecife coralino más
importante del Pacífico de Nicaragua, el Área Marino Costero “La Anciana” que se
extiende desde Pie de Gigante hasta precisamente Punta Brito. El alto valor ecológico
de esta zona está determinado por la presencia de una formación de arrecifes que
mantienen conexión con los corredores de formaciones rocosas coralinas del litoral y
con las áreas de conservación marinas establecidas en los refugios de vida silvestre La
Flor y Chacocente, en los que al momento no tenemos idea de las consecuencias de
cómo se afectará la reproducción de nuestras tortugas marinas. Estos ecosistemas son de
alto valor ecológico debido a que actúan como sitios de refugio y alimentación para
muchas especies situadas en diferentes niveles de la red trófica. A pesar que la
formaciones coralinas son extensas y se encuentran a lo largo de todo el litoral del
Pacífico sur, estas carecen de grandes concentración en comparación con las
formaciones del Caribe nicaragüense, con excepción notable de este sitio. La existencia
de un sitio con características especiales en diversidad y abundancia llamado La
Anciana, el cual es un conjunto de pequeños islotes a escasas 3 millas naúticas al sur de
playa Gigante y unas 12 millas al norte de la bahía de San Juan del Sur, precisamente en
el área de influencia de la descarga del enorme caudal turbinado del proyecto. La
biodiversidad asociada a estos ecosistemas marinos se ha visto afectada en los últimos
años reflejando una disminución drástica de las poblaciones de especies con valor
económico, asociada a varios factores, tales como el aumento en la intensidad de pesca,
el uso de artes de pesca insostenibles, el deterioro de áreas marinas con potencial de
refugio para las especies y el deterioro de ecosistemas costeros como manglares que es
donde pasan los primeros estadíos de su ciclo de vida la gran mayoría de las especies
marinas. Resulta evidente que la disminución drástica de la salinidad por la mezcla con
masiva cantidad de agua del Gran Lago descargada por las turbinas hidroeléctricas,
afectará este Área Marino Costero “La Anciana” , el cual está en vías de ser declarada
como área protegida, y así ayudar a corregir los problemas mencionados. Epílogo: Si los
elementos que he enunciado son razón suficiente para descalificar esta alternativa
energética, o si resultan discutibles, entonces conviene recordar que la Ley General del
Ambiente y Recursos Naturales se basa en el Principio Precautorio, con el cual no se
necesita demostrar fehacientemente el riesgo que esta intervención produzca daños. Por
otra parte, Nicaragua tiene un potencial eólico de 800 megavatios, de los cuales 150
megavatios se encuentran en Chontales y 650 megavatios en Rivas, de los que hasta
ahora solamente ha logrado instalar solamente un 10% en Amayo. Esta forma de
energía ha probado ser en el mundo entero y recientemente en nuestro país, una opción
viable y compatible con otras opciones de desarrollo, sin la larga lista de impactos ya
descrita. ¿Perderíamos nuestro Río San Juan, la rehabilitación ecológica del Gran Lago
Cocibolca, y el Área Marino Costero “La Anciana” por unos dudosos megavatios que se
pueden obtener sin esos costos de otra forma? Las bondades del proyecto -250MW aún
por constatarse – son ampliamente desbordadas por los costos ambientales, sociales y
económicos que causa, un precio demasiado alto para Nicaragua. Salvador Montenegro
Guillén salmon@cira-unan.edu.ni
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