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Aun antes de tomar posesión Gallegos, el 2 de febrero, el gobierno informó sobre el intento
de un grupo de venezolanos de bombardear a Caracas con aviones procedentes de los
Estados Unidos, los cuales se abastecieron en Nicaragua, con el propósito de impedir el
acceso al poder del presidente electo. Dentro del país, se registraron hechos de violencia
política como el estallido de bombas en la sede de Acción Democrática en Caracas, el 18 de
mayo de 1948 y un atropello policial contra Rafael Caldera, el 20 de mayo del mismo año,
al serle lanzadas 6 bombas lacrimógenas contra su vehículo a la salida del Congreso. Por su
lado, los estudiantes también contribuyeron a la agitación con varios conflictos que
culminaron con la decisión de la Federación de Centros Universitarios de ir a una huelga
general y a la toma de la Universidad Central, en protesta por la decisión del Consejo
Universitario, del 17 de mayo de 1948, de declarar cesantes a las unidades estudiantiles que
apelaban a la violencia. El conflicto originó el cierre temporal de la Universidad, una
manifestación estudiantil y la renuncia de las autoridades universitarias.
También se dirige Gallegos a los Estados Unidos, en julio de 1948, para una visita de 11
días en donde invoca la política del “Buen Vecino” que había antes proclamado el
Presidente de aquel país, Franklin Delano Roosevelt, y solicita colaboración al gobierno de
Harry Truman para incentivar obras de interés público que coadyuven al desarrollo
económico de Venezuela. En esta oportunidad, Gallegos deja encargado de la Presidencia
de la República a su ministro de la Defensa, Carlos Delgado Chalbaud, en lugar del
ministro de Relaciones Interiores, Eligio Anzola, como generalmente se esperaba.
Ante una política caracterizada por una falta de amplitud, que se pone de manifiesto, por
ejemplo, con la designación de un gabinete en el cual los únicos ministros que no son
dirigentes de Acción Democrática son destacados simpatizantes del partido de gobierno, se
abren numerosos campos de oposición que no dan tregua al gobierno y que nutren el
creciente rumor acerca de la inminencia de un golpe de Estado. Los nuevos partidos, Copei,
Unión Republicana Democrática y el Partido Comunista de Venezuela no escatiman
ataques al gobierno. A estas críticas, se unen Arturo Uslar Pietri, desde las páginas de El
Nacional, los amigos de los ex presidentes López Contreras y Medina Angarita y los
afectados por los juicios del Jurado de Responsabilidad Civil y Administrativa. Igualmente
contribuyen al clima de tensa oposición los grupos económicos y las fuerzas conservadoras
del país, atemorizadas por leyes tales como la Reforma Agraria, la creciente
sindicalización, y la politización estudiantil, quienes protestan por la que consideran una
falta de eficacia administrativa por parte del gobierno:
En noviembre de 1948, sobre todo después de haber puesto Gallegos, el día 12, el Ejecútese
a la ley denominada fifty-fifty, la cual afectaba a las empresas petroleras transnacionales, se
multiplican los rumores de un golpe de Estado y se implica a Delgado Chalbaud en la
conspiración. El día 19, Delgado Chalbaud pide ser recibido por Gallegos, junto con
Marcos Pérez Jiménez y Luis Felipe Llovera Páez, presentando un pliego de peticiones en
el cual, entre otras demandas, condicionan la lealtad de las Fuerzas Armadas al gobierno a
la salida del país de Rómulo Betancourt. No obstante, Gallegos desvirtúa los insistentes
rumores. Sin embargo, el 20 de noviembre, procede a suspender las garantías
constitucionales; el 24 renuncia el gabinete para facilitarle su reorganización; pero ya era
tarde, pues la conspiración estaba en marcha y, desde el Ministerio de la Defensa, cuyo
titular era Delgado Chalbaud, se había dado la orden a las Fuerzas Armadas para que
actuaran. Gallegos es detenido al igual que sus ministros, el mismo 24 de noviembre en la
mañana y, en la tarde, se anuncia la constitución de una Junta Militar de Gobierno formada
por el teniente coronel Carlos Delgado Chalbaud, quien la presidía y era acompañado por
los tenientes coroneles Marcos Pérez Jiménez y Luis Felipe Llovera Páez. Mientras estaba
preso en la Academia Militar, el presidente Gallegos redactó un Manifiesto a la Nación,
cuyo manuscrito entregó el 2 de diciembre a Humberto García Arocha, y que fue luego
multigrafiado para ser distribuido clandestinamente. En él, declaraba:
Los venezolanos que nacieron a partir del 23 de enero de 1958, no conocieron la Dictadura.
Este régimen quedó en las mentes de quienes la vivieron o en los cientos de libros de textos que
se han escrito sobre ésta; en todo caso, las nuevas generaciones no podrán calificarla en toda su
intensidad. Desde ese 23 de enero se ha venido consolidando la democracia, con sus yerros e
imperfecciones, pero también, con lo más importante, el espíritu de libertad que se respira.
La última dictadura ejercida en Venezuela fue la de Marcos Pérez Jiménez, la ruta de Pérez
Jiménez hacia el Poder dictatorial comenzó el 24 de noviembre de 1948, cuando fue derrocado
el Presidente Gallegos. Entonces se instauró una Junta Militar de Gobierno, presidida por el
Coronel Carlos Delgado Chalbaud. Le acompañaban Luis F. Llovera y el Mayor Marcos Pérez
Jiménez.
El 5 de julio de 1955 fue ascendido a General de Brigada, y un año más tarde a General de
División.
Sin embargo, muchos opinan que la "mano dura" de Pérez Jiménez es lo que hace falta hoy en
día, pues si bien es cierto que abusaba de su autoridad, también lo es, que las obras más
monumentales de Venezuela, como lo son la autopista Caracas - La Guaira, el Centro Simón
Bolívar y el Puente sobre el Lago de Maracaibo, entre otras, fueron construidas durante su
gobierno.
En 1957, Pérez Jiménez mediante un plebiscito se hizo reelegir como Presidente para el período
1958-1963; pero la descomposición interna de su régimen y el trabajo laborioso y subterráneo
de los partidos políticos, especialmente Acción Democrática (AD), hicieron que las bases que
lo sustentaban en el poder se fueran tambaleando.
Finalmente, no se pudo callar la ira de un pueblo que sufría en carne propia persecuciones,
torturas, allanamientos, asesinatos, en fin, todas las manifestaciones propias de una dictadura
militar. De inmediato se instaló una Junta Cívico-Militar, y el pueblo se volcó a las calles para
celebrar la caída de una dictadura de diez años. Muchos se vengaron de sus deudos en las
personas y bienes de los miembros de la Seguridad Nacional.
Pérez Jiménez se trasladó a Madrid, donde aún vive y disfruta presuntamente del dinero
obtenido mediante el enriquecimiento ilícito.
Política militar: Se elevó el nivel de vida de los oficiales del ejército, se mejoro
la profesionalización de las fuerzas armadas y se adquirieron equipos y materiales bélicos
modernos.
Política petrolera: La guerra de Corea de 1951 y el cierre del canal de Suez en 1956,
favorecieron el aumento de los ingresos por concepto de petróleo. Se otorgaron nuevas
concesiones a las compañías petroleras extranjeras, que incorporaron más de 800mil hectáreas
adicionales de exploración. Con los ingresos petroleros se creo el Instituto Venezolano
De Petroquímica De Morón con capital del estado, y se financiaron otras obras de construcción.
Política de vivienda Se ejecutó en Caracas un plan dirigido a erradicar los ranchos en los cerros
y reubicar a sus habitantes en viviendas adecuadas. Para tal fin se construyeron los bloques de
Artigas, Simón Rodríguez, Propatria y Urdaneta y en tres años la urbanización 2 de diciembre –
hoy parroquia 23 de enero-, donde se alojaron más de 60mil personas.
Política exterior: En una reunión de jefes de estado americanos, realizada en Panamá en 1956
Venezuela propuso la creación de un fondo para atender las necesidades más apremiantes del
continente, pero la propuesta quedo pendiente por la falta de apoyo.
Respuesta 11
El 23 de enero de 1958
El 23 de enero de 1958, un movimiento cívico-militar derrocó al gobierno de Marcos Pérez
Jiménez, quien abandonaría el país con rumbo a República Dominicana a bordo del avión
presidencial la "Vaca Sagrada". El antecedente más cercano de dicho acontecimiento se
produjo el primero de enero del mismo año, cuando aviones de guerra surcaron los cielos
despertando a toda Caracas. El asombro fue mayúsculo, incluso para los propios partidarios del
gobierno, ya que hacía exactamente un mes, se había efectuado un plebiscito para prolongar el
mandato de Pérez Jiménez, darle cierta solidez a su régimen y legitimidad ante las Fuerzas
Armadas.
Sin embargo, a pesar de que el alzamiento fue develado, a medida que se fueron revelando los
nombres de los implicados se pudo apreciar cuán extendido y profundo era el malestar entre los
oficiales de las tres fuerzas. Por tal motivo, aunque el golpe fracasó no fortaleció al gobierno,
sino que aceleró el proceso de deterioro que terminaría 23 días más tarde con su caída. Esto
último fue producto de una acumulación de oposiciones que, al final convirtieron el
derrocamiento de la dictadura en una causa nacional.
Asimismo, destruyeron la sede y los equipos del periódico oficialista El Heraldo. Por otra parte,
en pocas horas el Palacio de Miraflores se convirtió en el sitio de reunión de los sublevados y
de innumerables dirigentes políticos y personalidades, quienes procedieron a nombrar una Junta
de Gobierno Provisional que reemplazara al régimen derrocado. La Junta la constituyeron el
contralmirante Wolfgang Larrazábal como presidente y los coroneles Carlos Luis Araque,
Pedro José Quevedo, Roberto Casanova y Abel Romero Villate. Al amanecer del día 23, los
venezolanos celebran la caída de Pérez Jiménez, a la vez que protestan por la presencia en la
Junta de Gobierno de Casanova y Romero Villate, reconocidos miembros del perejimenismo;
los cuales finalmente fueron obligados a renunciar y reemplazados el día 24 de enero por los
empresarios Eugenio Mendoza y Blas Lamberti .
En la madrugada del 23 de enero, pese a contar con el apoyo de un importante sector de las
Fuerzas Armadas, Pérez Jiménez decide abandonar el Palacio de Miraflores y trasladarse al
aeropuerto de La Carlota (situado en plena ciudad de Caracas), para tomar el avión que lo
conduciría a la República Dominicana. Al conocerse la noticia del derrocamiento, el pueblo se
lanzó a la calle, saqueando las casas de los adeptos al régimen; atacando la sede de la Seguridad
Nacional y linchando a algunos funcionarios.
12) el quinquenio de Romulo Betancourt, como nueva experiencia democrática desde
1959- al 1963 aspectos fundamentales
Venezuela en sus primeros momentos de democracia, vivió una tensa y precaria estabilidad
política. Inestabilidad producto de un agobiante trajinar de diez años de gobiernos militares. La
nueva situación política atraía actores que hasta ese momento estaban relegados del quehacer
político, bien en la clandestinidad, en cárceles o en desiertos.
Los años de 1959-1963 sirvieron como puente entre dos maneras de hacer política: dictadura y
democracia. En realidad fueron días que conmovieron los cimientos políticos, militares e
ideológicos de la agraviada Venezuela que se reponía de diez años del trauma militar. En este
discurrir transitaron dos tendencias, una civil y otra militar, de marcada inclinación de derecha,
que buscaba el retorno, sino de Marcos Perez Jiménez, si de un gobierno fuerte con exclusión
de los civiles seguidores de doctrinas democráticas, y la otra, de los partidos, que venían
haciendo vida política en el país desde la muerte del General Juan Vicente Gómez: acción
democrática (AD), Unión Republicana Democrática (URD) Partido socialcristiano comité de
organización política independiente (COPEI) y el partido comunista de Venezuela.
Se puede plantear que el quinquenio democrático marca el inicio de un nuevo modelo político
para el país: la democracia de partidos.
13) El traspaso democrático del poder y gobierno a Raul Leoni Desde 1963
También conocido como el gobierno de Amplia Base ya que después de ganar las elecciones de
1963, Leoni invitó a participar en el gabinete a militantes de AD, URD y FND así como a
algunos independientes, aunque COPEI prefirió continuar en la oposición.
Algunos de los hechos más resaltantes de este periodo fueron:
Aspectos políticos
Leoni ejerció un gobierno abierto a todas las fuerzas democráticas partidistas, que se
denominó de amplia base, su mandato obtuvo prontamente el apoyo de URD, del FND
liderado por Uslar Pietri y otros independientes. Mientras que COPEI rompió
definitivamente con el Pacto de Punto Fijo y pasó a formar parte de la oposición a
Leoni. Su período presidencial es considerado como una etapa de concordia y
entendimiento nacional.
El presidente Raúl Leoni también tuvo que enfrentar el retiro de buena parte de los
grandes dirigentes de su partido, como el Dr. Luis Beltrán Pietro Figueroa y otros
importantes intelectuales de AD, debido a la pugna que existía dentro de las filas
socialdemócratas para disputarse la candidatura presidencial de 1968.
Aspecto económico
En cuanto a los aspectos económicos del gobierno de Raúl Leoni, se siguió la misma política de
la presidencia de Betancourt. Se puede decir que el mayor éxito de la presidencia de Leoni fue
el que tuvo en la reconstrucción de la economía del país.
El gobierno de Leoni empleó el proyecto de Pentágono de Acción sugerido por Juan Pablo
Pérez Alfonzo para impulsar los cambios propicios dentro de la industria petrolera.
La producción petrolera del país alcanzó los 3,6 millones de barriles de exportación diaria,
teniendo un precio mundial del barril petrolero que no pasaba de los 1,35 dólares por unidad de
crudo. Se aumentó la producción del hierro, que se convirtió en el segundo producto de
exportación de Venezuela.
En 1967 se aprobó una nueva Ley de Impuesto Sobre la Renta, que aumentó los beneficios del
Estado venezolano hasta un 70% por parte de los ingresos de empresas petroleras.
Se construyeron 929 edificios con 6.512 aulas para alojar 293 mil alumnos de primaria y media
y en los comedores escolares se atendió un promedio de 241 mil niños diarios. La matrícula
escolar pasó de 1.603.700 alumnos en 1963 a 2.082.900 en 1968.
Le tocó a Raúl Leoni presenciar, desde el gobierno, la tercera división de su partido, la que dio
origen al Movimiento Electoral del Pueblo (MEP) y hacer transferencia del mando, el 11 de
marzo de 1969, a Rafael Caldera, Presidente electo de la oposición.